Respaldo de material de tanatología

Ayuda a un amigo o familiar que está al borde del suicidio

Ayuda a un amigo o familiar que esté al borde del suicidio
Calla y escucha!

Si alguien se encuentra en estado deprimido o al borde del suicidio, nuestra respuesta inmediata es la de ayudar. Ofrecemos consejos, intercambiamos nuestra propia experiencia, intentamos buscar soluciones.

Mejor sería callar y escuchar; las personas que están pensando en suicidarse no quieren oír respuestas o soluciones. Buscan un refugio donde poder expresar sus temores y preocupaciones, para ser ellos mismos.

El escuchar – el escuchar de verdad – no es fácil. Tenemos que controlar el deseo de decir algo, hacer un comentario, ampliar un relato u ofrecer consejos. Necesitamos escuchar no solo los hechos que nos está contando dicha persona, sino también entender los sentimientos que han dado lugar a los mismos. Necesitamos comprender los acontecimientos desde su punto de vista, no del nuestro. A continuación se detallan algunos puntos que se deben tener en cuenta si se está ayudando a una persona que está a punto de quitarse la vida.
Qué es lo que quieren las personas al borde del suicidio?

    * Que alguien les escuche. Alguien que sinceramente dedique su tiempo para escucharles. Alguien que no juzgue, ni aconseje, ni dé opiniones, sino que ponga toda su atención en escuchar.
    * Alguien en quién confiar. Alguien que les respete y no intente tomar la iniciativa. Alguien que trate todo con una discreción absoluta.
    * Alguien que se preocupe. Alguien que se ponga a su disposición, tranquilizándoles y hablando con calma. Alguien que asegure, acepte y crea. Alguien que diga “te entiendo”.

Que es lo que no quieren las personas al borde del suicidio?

    * Quedarse solos. El ser rechazados parece aumentar diez veces más el problema. El tener a alguien en quien confiar hace toda la diferencia.

      Escuchar
    * Recibir consejos. Los sermones no ayudan. Tampoco ayuda la sugerencia de “anímate” o asegurarles que “todo saldrá bien”. No analices, compares, califiques o critiques.

      Escuchar
    * Ser interrogados. No cambies de tema, no compadezcas o condesciendas. El hablar de los sentimientos es difícil. Las personas al borde del suicidio no quieren ser apuradas o tener necesidad de defenderse.

Informacion basica y complementaria sobre el suicidio

1. Antecedentes Históricos 

â??El que se mata por sus propios deseos comete suicidioâ?.

Abate Francois Desfontaines, 1735 (creador del término)

â??La persona que se suicida deposita todos sus secretos en el corazón del sobreviviente, le sentencia a afrontar muchos sentimientos negativos y, es más, a obsesionarse con pensamientos relacionados con su papel, real o posible, a la hora de haber precipitado el acto suicida o de haber fracasado en evitarlo. Puede ser una carga muy pesadaâ?

(Caín, 1972, página X, citado por Worden, J.W., 1997)

A lo largo de la historia, las culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de distinta manera. Aunque algunas de ellas son muy parecidas, las mismas culturas han incluso modificado su propio acercamiento al mismo con el paso de los años, retomando o abandonando posturas anteriores. El impacto de tales consideraciones aún persiste de forma más o menos importante hoy día. Algunos de sus antecedentes son:

La Antigüedad

Los Galios consideraron razonable el suicidio por vejez, por muerte de los esposos, por muerte del jefe o por enfermedad grave o dolorosa. De igual forma, para Celtas Hispanos, Vikingos y Nórdicos, la vejez y la enfermedad eran causas razonables. En los pueblos germánicos (Visigodos), el suicidio buscaba evitar la muerte vergonzosa (â??kerlingedaleâ?), lo cual era loable y bien visto. En la China (1.800 ac) se llevaba a cabo por lealtad, en Japón se trataba de un acto ceremonial, por expiación o por derrota, y en la India por motivos litúrgicos o religiosos, así como por muerte de los esposos (éste último considerado hoy día un delito criminal).

Las Tribus Africanas consideraban maligno y terrible el contacto físico con el cuerpo del suicida, incluso se quemaba la casa y el árbol donde se hubiese ahorcado éste; el suicidio reflejaba la ira de los antepasados y se consideraba asociado a brujería; por otra parte, el cuerpo se enterraba sin los ritos habituales.

En los Antiguos Cristianos el suicidio era muy raro pues atentaba contra el V mandamiento. En La Biblia aparecen 8 referencias a suicidios: 3 de guerreros para no entregarse al enemigo, 2 en defensa de la patria, 1 al ser herido por una mujer, y 2 por decepción (Ajitófel y Judas). Existe también la referencia a dos suicidios colectivos, uno de 40 personas en un subterráneo de Jerusalén y el suicido de la fortaleza sitiada de Massada.

En Grecia y Roma las referencias a los suicidios son innumerables y por diversos motivos: por conducta heroica y patriótica, por vínculos societarios y solidarios, por fanatismo, por locura, por decreto (Sócrates), suicidio asistido por el senado. Durante la antigüedad clásica el suici­dio del enfermo de “enfermedad incurable por necesidad” fuese una alternati­va razonable; en Roma sólo se penaba el suicidio irracio­nal. Prevale­cía la idea de que quién no era capaz de cuidar de sí mismo, tampoco cuida­ría de los demás, por lo que se despreciaba el suicidio sin causa aparente. Se consideraba que el enfermo “termi­nal” que se suicidaba tenía motivos suficien­tes. Se aceptaba pues el suici­dio provocado por “la impaciencia del dolor o la enfermedad”, ya que según decían se debía al “cansan­cio de la vida (…), la locura o el miedo al desho­nor”. La idea de “bien morir” (Eu?thanatos) era un Summun bonum: “(…) porque es mejor morir de una vez que tener que padecer desdichas un día tras el otro” (Esquilo, Prometeo encadena­do). Es más, “no es de buen médico entonar conjuros a una herida que reclama amputa­ción (Sófocles, Áyax).

Las filosofías de los estoicos, pitagóricos, platónicos, aristotélicos y epicúreos tuvieron una gran influencia sobre el concep­to romano del suicidio como liberación de un sufri­miento insoporta­ble. Para los romanos y los griegos, morir decentemente, racional­mente y al mismo tiempo con dignidad, era muy importante. En cierto modo, la forma de morir era la medida del valor final de la vida, en especial para aque­llas vidas consumidas por la enfermedad, el sufrimiento y el desho­nor: “¿Seguimos o no aceptando el principio de que lo importante no es vivir sino vivir bien? (…) ¿Y que vivir bien, vivir honradamente y de acuerdo con la justicia, constituyen la misma cosa? (Platón: Critón)”. Aristóteles lo consideraba una injusticia sino era autorizado por el Estado: â??Entonces eran rehusados los honores de la sepultura normal y la mano derecha era cortada y apartada del cuerpoâ?.

En los primeros tiempos republicanos, Tarquino el Soberbio ordenó poner en cruz los cadáveres de los suicidas y abandonarlos como presas de los pájaros y animales salvajes para combatir una epidemia de suicidios. No dar sepultura a los suicidas era habitual. Para Séneca, â??el suicidio era un acto enérgico, por el que tomamos posesión de nosotros mismos y nos libramos de inevitables servidumbresâ?. Celebró el suicidio de Catón como â??el triunfo de la voluntad humana sobre las cosasâ?.

El Neoplatonismo, la filosofía de la felicidad más influyente en la antigüedad clásica, consideraba que el hombre no debía abandonar voluntariamente el lugar asignado por Dios. El suici­dio, por lo tanto, afectaba al alma negati­vamente después de la muerte. San Agustín (354?430 d.c.) describió el suicidio como “detesta­ble y abominable perversidad”. Agustín afirma­ba que dios otorgaba la vida y los sufrimientos, y que por lo tanto se tenían que soportar. De igual forma, el Islamismo lo condena de tal forma que lo considera un hecho más grave que el homicidio.

Edad Media

Durante esta época el suicidio es penado rígidamente por las leyes religiosas. El Concilio de Arlés (452) declaró que el suicidio era un crimen. El Concilio de Braga (563) lo sancionó penalmente al dictaminar que el suicida no fuera honrado con ninguna conmemoración en la liturgia, excluido del camposanto. Lo mismo sucedió en el Concilio de Auxerre (578). El cuerpo de los suicidas era trasladado con escarnio, enterrado en la encrucijada de los caminos, su memoria difamada y sus bienes confiscados.

Renacimiento

Es variable, aumenta y disminuye según el período, siendo muy notable durante el romanticismo (llamado â??mal del sigloâ?). Persisten las sanciones religiosas.

Hoy día

Varios hechos se esgrimen hoy día como elementos importantes que favorecen la actitud suicida: una salud psicológica quebrantada, la superioridad de lo material sobre lo espiritual, la ambición desmesurada del hombre por el poder, la frialdad del cientificismo tecnológico, el estrés de la vida, la vejez desprotegida e institucionalizada, la disolución familiar, la pérdida de vínculos, la falta de valores morales, la masificación, la soledad del hombre, la pérdida de roles y valores.

Por otra parte y de enorme trascendencia en las culturas cristianas, el Catecismo de la Iglesia Católica, edición 1992, señala que â??La iglesia ora por las personas que han intentado contra su vidaâ?, asumiendo así una actitud más pastoral que antaño y teniendo en cuenta la actitud mental y psicológica del suicida y las consecuencias sobre la familia.

2. Factores Desencadenantes

Varios factores se consideran implicados en el suicidio:

1. Sociales: El estilo de vida moderno, cultura â??lightâ?, consumismo exagerado, falta de autoridad, manipulación fácil, falta de valores y referencias, desarraigos graves, disolución familiar, tecnicismo avasallador, ausencia de significatividad religiosa, sexualidad deshumanizada, alto grado de agresividad. Algunos autores hablan del suicidio anómico (el que tiene lugar después de una ruptura social importante), el altruista (para salvar el honor familiar o personal o para que otros no se hagan cargo de su persona) y el egoísta (los que nunca estuvieron integrados en la sociedad y que no pertenecen a ella).

2. Factores psicológicos: personalidad impulsiva y con baja tolerancia al fracaso, dependientes y con expectativas excesivamente ambiciosas o irreales.

3. Factores patológicos: trastornos del ánimo (depresión, enfermedad bipolar, distimia), trastornos psicóticos, obsesivo-compulsivos, trastorno limítrofe.

4. Factores biológicos: trastorno neuroquímico.

5. Factores clínicos: Enfermedad terminal, cirugía reciente sin éxito, dolor no controlado, tumores (especialmente craneales), deformaciones (especialmente faciales), amputaciones graves e invalidantes.

6. Factores demográficos: Edad (aumenta con la edad: mayor riesgo en los mayores de 65 años; 70% de los intentos en menores de 40 años), sexo (más frecuente en mujeres pero más efectivo en hombres), estado civil (variable, puede ser más frecuente en solteros, viudos o separados), ocupación (variable, en desempleados y trabajos de mucha responsabilidad y estrés), razas (más frecuente en raza blanca, presencia de fenómenos de contaminación cultural; para 1996 â??UNICEF-, el mayor índice de suicidio fue en países como Finlandia, Lituania, Nueva Zelanda, Federación Rusa y Eslovenia), grupos sociales (variable según el país; los países más desarrollados tienen los índices más altos de suicido: Suecia, Japón, Suiza, USA), religión (una vida espiritual sana y consecuente parece ser un factor protector), zona geográfica (variable), período del año (variable, parecen existir ciclos, más frecuentes en primavera y otoño y los días lunes).

7. Antecedentes familiares: Mayor riesgo cuando hay antecedentes por posible contaminación psicológica y/o historia de enfermedad psiquiátrica (enfermedad bipolar). Se destacan mala comunicación, alcoholismo, lazos familiares rotos.

8. Factores etiológicos agudos: depresión grave, desesperación, pérdida significativa (muerte, separación, pérdida económica, etc.), interrupción de medicación, intoxicación por alcohol o drogas.

9. Triángulo letal de Schneidman: Síntomas característicos que acompañan a la persona cuando está a punto de cometer suicidio: a) Baja auto-estima, b) Agitación extrema en la cual la persona se encuentra muy presionada y no discierne claramente; las decisiones intelectuales se transforman en decisiones impulsivas de orden afectivo. c) â??Visión en túnelâ? (â??no se ve otra cosa que la muerte como salidaâ?) o limitación en las posibilidades intelectuales que determinan que el sujeto no puede discernir serenamente más allá de la situación inmediata.

Primer Estado

Fase sintomática disfórica (malestar), surge la primera idea de suicidio, si bien la reacción inicial es de oposición.

Segundo Estado

La idea va tomando cuerpo. No ve otra salida. El 40% lo comunica al médico, psicólogo o sacerdote y el 80% a familiares y conocidos.

Tercer Estado

Tranquilidad y calma antes de la tormenta. Ya está decidido el cómo, el cuándo y el dónde.

4. Factores Etiológicos por Edades

1. Niños

Problemas severos de incomunicación, huida de la agresión física o sexual, fracaso o humillación en el colegio, antecedentes de suicidio en la familia o en un amigo, muerte reciente de un familiar, padres separados con relaciones conflictivas (70% mayor de incidencia), traslados de domicilio, pérdidas de amigos, incapacidad de adaptación a nuevos estilos de vida, experiencias tempranas traumáticas.

2. Adolescentes

Padres divorciados, alcohólicos o depresivos, embarazos no deseados, pérdida de autoestima (por discusión familiar, humillación, fracaso escolar, homosexualidad, inadaptación y rechazos sociales, etc.), abuso de alcohol o drogas, trastorno de la conducta, fracaso del noviazgo, contacto con familiares o sobrevivientes de suicidio (alto grado de contaminación), traslados de domicilio, pérdidas de amigos, incapacidad de adaptación a nuevos estilos de vida, carencia de estructura o límites familiares, amputación del futuro (â??ya nada me ilusionaâ?), deseo fantasiosos de castigar o manipular a los seres queridos.

3. Estudiantes universitarios

Presión para el éxito, fracaso académico.

4. Adultos

Depresión o trastorno de la personalidad, desempleo o inestabilidad laboral, duelo (reunificación mágica, urgencia de sustraerse al dolor), infidelidad y problemas sexuales, divorcio, violencia familiar, abortos, prisión.

5. Ancianos

Depresión, soledad, aislamiento social, problemas económicos, pérdida de autonomía e independencia, problemas de salud, nido vacío, insomnio, maltrato.

5. El Suicidio y los niños

Como factor de riesgo conocido, es difícil decidir el momento adecuado para hablarle a un niño sobre el suicidio. El mejor momento para hacerlo parece ser el de la muerte misma, antes de que los conflictos e inquietudes hayan adoptado la forma de síntomas o problemas de comportamiento y antes de que otros niños lo comenten. Los niños comprenden mejor el asesinato que el suicidio, porque conocen y están familiarizados con sus sentimientos agresivos. Si el padre superviviente opta por mantener el secreto o deformar la realidad de los hechos (comunicación distorsionada), el niño se dará cuenta de que hay algo que se le oculta o es incongruente con la realidad que aprecia, lo cual levantará una barrera en la comunicación entre padre e hijo, precisamente en un momento en que el niño necesita expresar sus ambivalentes y conflictivas emociones.

Cuatro aspectos de carácter general, y relacionados con el suicidio, permiten estudiar las consideraciones comunes y genera­les de las reacciones de los niños al suicidio paterno:

(1) Cada suicidio posee características únicas;

(2) Las circunstancias familiares en el marco del suicidio son únicas;

(3) La estructura de la personalidad del niño y su nivel de desarrollo en el momento del suicidio hacen que la reacción sea absolutamente individualizada en cada caso;

(4) En muchos casos, antes del suicidio, ya existían problemas de desarrollo en los niños.

Además de ello, los niños están frecuentemente involucrados en algunos aspectos del acto mismo del suicidio. El sentimiento dominante originado por el suicidio de uno de sus padres es el de culpabilidad; su origen es diverso:

a. Dado que la forma de pensar de los niños es eminentemente concreta y caracterizada por un concepto deformado de causali­dad, egocentrismo y pensamiento mágico al interpretar las realidades psíquicas, muchos niños creen que determinados incidentes inmediatamente anteriores al suicidio -sobre todo quejas de sus padres por su mala conducta- son la causa directa de aquel.

b. En muchos casos el padre deprimido ha hecho sentirse culpa­bles y parcialmente responsables de su desesperación a los miembros de la familia, por lo que éstos se sienten aún más culpables al producirse el suicidio.

c. Dadas las características de los trastornos que habitualmen­te se asocian a conductas autolíticas, se advierte reiterada­mente al niño de que tenga cuidado de no indisponer o preocupar a uno de ellos, con lo cual se deposita la responsabilidad de su bienestar psicológico sobre el crío.

El sentimiento de culpabilidad del niño se suele concen­trar también en el propio acto de suicidio y es matizado por cues­tionamientos del tipo â??¿Cómo pudo, cómo debió evitarloâ?? Este senti­miento de culpa es intenso y agobiante, y sus efectos son claramente visibles en el niño: declaraciones insistentes y directas de culpa­bilidad y auto-reproche, depresión, comportamiento provocativo, auto-castigo, conducta obsesiva, pensamientos cargados de culpabili­dad y esfuerzos desesperados para defenderse demostrando que es absolutamente bueno, que no hace daño a nadie y que no es malo ni peligroso.

Las implicaciones del suicidio paterno, y sus graves consecuencias a largo plazo sobre la estructura psíquica del niño, exigen una cuidadosa y continuada vigilancia a todo lo largo del duelo desde una perspectiva multidimensional y multidisciplinaria.

6. Suicidio y Enfermo Terminal

La desesperanza es la variable clave que une la depresión al suicidio, y es significativa­mente mejor predictor de suicidio consumado que la depresión sola. La soledad, el abando­no, la pérdida de control interno y externo, así como la sensación de desamparo o impotencia ante la enfermedad -habituales compañeros del paciente con enferme­dad terminal- son facto­res muy desta­ca­bles asociados a una mayor vulnerabilidad al suicidio. ­Por otra parte, el dolor es la primera causa de morbilidad en el enfermo moribundo; la gran mayoría de los suicidios en el marco oncoló­gico se presentan en pacientes con dolor grave mal controlado y pobre­mente tolerado.

Los trastornos confusionales son también una causa importan­te de suicidio, especialmente en pacientes hospi­talizados; su presencia ?asociada a una pérdida en la capacidad de control de impulsos? puede conducir a un “acting out” (impulso) de pensa­mientos autolí­ticos en un paciente, por lo demás, deprimido, gravemente enfermo y confuso. La fatiga psicoemocional y el agotamiento físico, financie­ro, espiri­tual, familiar, comunitario y de los recursos de salud son otros de los elementos trascendentes en la motivación del suicidio en el enfermo terminal o moribundo. Para algunas personas, particularmente desde una perspectiva filosó­fica, el suicidio en los enfermos que afrontan una enferme­dad fatal es visto como “razonable” y provisto de un signi­ficado positivo: retomar el control de la propia vida y mante­ner la seguridad de una “muerte digna”. Las posturas habitualmente defen­didas comportan elementos más emocionales que científicos.

En cualquier caso, no es raro que el enfermo moribundo pida algo que acabe con sus sufrimientos; a menudo reconsideran la idea cuando el médico com­prende la legitimidad de su opción y la necesidad de mantener un sentido de control sobre aspectos de su muerte. El objetivo no es prevenir el suicidio a toda costa, sino prevenir aquel que se debe a la desesperación, a la soledad y aisla­miento, y a un inapropiado control de los síntomas.

7. Mitos

1. La persona que amenaza con suicidarse en realidad no lo va a hacer y quien desea seriamente hacerlo no avisa.
2. La familia siempre es contenedora.
3. La persona histérica no se suicida.
4. El suicidio es un problema solo de viejos.
5. Hablar de suicidio con la persona que ha pensado o intentado hacerlo induce al acto.
6. Solo los locos o raros se suicidan.
7. Cuando alguien planea suicidarse, nada ni nadie puede detenerlo.
8. La pobreza es el mayor desencadenante del suicidio.
9. La gente que intenta suicidarse realmente quiere morirse, antes o después.
10. Solo se suicidan los cobardes.
11. Todos escriben cartas antes de suicidarse (solo uno de cada 6 suicidas deja una carta a los seres queridos).

8. Relación de Acompañamiento

El suicidio de un ser querido es una tragedia devastadora que deja despedazada la vida de los sobrevivientes y produce un duelo muy traumatizante. Algunos elementos propios del suicidio, incluyen:

1. Sentimiento de traición y abandono: â??¿Qué le hice para que me hiciera tanto daño?â?, â??¿Cómo pudo hacerme esto?â?, â??¿Acaso no pensó en mi, en los niños, en su mamá?â?, â??¿Porqué no pudimos llenar su vida?â?, â??¿Porqué lo hizo?â?, â??¿Estaba enojado conmigo?â?. El suicidio despierta un angustiante y molesto sentido de traición por tantos años de paciencia y cariño que se brindó.

2. Sentimiento de culpa: La muerte por suicidio no implica solo su ausencia sino que, además, la muerte se vivencia como una acusación por lo que se hizo o no se hizo, se dijo o no se dijo. Es común a toda pérdida pero más acusada en suicidio.

3. Fracaso de rol: Muy unido al sentimiento de culpa, el suicidio produce un angustiante sentimiento de fracaso de rol, muy notable entre las madres.

4. Preguntas sin respuesta: Hay mucha confusión y no hay respuestas. Existe una urgente necesidad de encontrar una justificación racional al mismo, una causa medianamente aceptable.

5. Muerte sin adiós: Queda la sensación angustiante de haber sido abandonados de forma unilateral e injusta.

6. Rabia: El suicidio produce un intenso sentimiento de rechazo hacia aquel ser querido que terminó con su vida (amor-odio contra el objeto amado), resentimiento por haberse dado por vencido, contra nosotros por no habernos dado cuenta, hacia Dios por no haber evitado la tragedia. La rabia, como sentimiento, es un intento de sacar el dolor de sí mismos.

7. El estigma: Aun cuando las condenas históricas han desaparecido en gran parte, el suicidio estigmatiza gravemente a la familia: â??Ahí va la madre el suicidaâ?, â??Qué sería lo que le hicieronâ?, etc. La condena es tanto hacia la familia como hacia el mismo suicida. Los supervivientes suelen experimentar menos apoyo social que sus contrapartes y sienten más necesidad de comprensión que en otras muertes. La vergüenza asociada al estigma es uno de los sentimientos más difíciles de sobrellevar.

8. Miedo: Es muy frecuente, tanto por lo anterior como por el reconocimiento de los propios sentimientos autodestructivos, incluso pueden arrastrar con ellos una sensación de destino o predestinación. Además, existe el constante miedo sobre el futuro â??más allá de la muerteâ? de su ser querido (condenación, infierno, etc.).

9. Pensamiento distorsionado: Se presenta por la necesidad de ver la conducta de la víctima, no como un suicidio sino como una muerte accidental, creándose un patrón de comunicación distorsionada en las familias. La familia crea así un mito respecto a lo que realmente le ocurrió a la víctima, y si alguien cuestiona la muerte llamándola por su nombre real, produce un gran enojo y rechazo de los demás, aquellos que necesitan verla como una muerte accidental o natural. Así, es frecuente que los miembros de familia oculten la causa de la muerte y sepan quién sabe y quién no la verdad.

9. Elementos del Asesoramiento

1. Educación en duelo y en suicidio (libros, artículos, películas).

2. Intervenciones precoces antes de que se establezcan patrones disfuncionales como los pensamientos distorsionados.

3. Intervención sintomática

A. Confrontar con la realidad la culpabilidad hacia uno mismo y hacia los otros (diferenciar entre culpa racional e irracional);

B. Ayudar a corregir las negaciones y distorsiones (afrontar la realidad del suicidio, utilizar las palabras difíciles como â??se suicidóâ?, â?se ahorcóâ?, etc., corregir distorsiones);

C. Trabajar el enfado y la rabia (extraerlo de sí mismo y dirigirlo constructivamente hacia afuera);

D. Confrontar la sensación de traición y abandono con la realidad;

E. Explorar fantasías de futuro (efecto de la muerte sobre su futuro);

F. Manejo grupal del estigma y la vergüenza.

4. Intervención relacional

A. Explorar las funciones de rol y la vivencia de fracaso del mismo.

B. Confrontar la necesidad de encontrar una justificación racional al mismo (una causa medianamente aceptable).

5. Establecer un ritual de despedida.

6. Terapia individual y terapia grupal.

7. Encuentros mixtos de personas que intentaron suicidarse y supervivientes de suicidios.

Criterio A (estrés por la separación afectiva que conlleva la muerte).

Presentar, cada día o en grado acusado, 3 de los 4 síntomas siguientes: 1. Pensamientos intrusos -que entran en la mente sin control- acerca del fallecido. 2.  Añoranza -recordar su ausencia con enorme y profunda tristeza- del fallecido. 3.  Búsqueda -aún sabiendo que está muerto- del fallecido. 4. Sentimientos de soledad como resultado del fallecimiento.

Criterio B (estrés por el trauma psíquico que supone la muerte).

Presentar, cada día o en grado acusado, y como consecuencia del fallecimiento, 4 de los 8 síntomas siguientes: 1. Falta de metas y/o tener la sensación de que todo es inútil respecto al futuro. 2. Sensación subjetiva de frialdad, indiferencia y/o ausencia de respuesta emocional. 3. Dificultad para aceptar la realidad de la muerte (p.ej., no terminar de creérselo). 4. Sentir que la vida está vacía y/o que no tiene sentido. 5. Sentir que se ha muerto una parte de si mismo. 6. Asumir síntomas y/o conductas perjudiciales del fallecido, o relacionadas con él. 7. Excesiva irritabilidad, amargura, y/o enfado en relación con el fallecimiento. 8. Tener alterada la manera de ver e interpretar el mundo (p.ej: haber perdido la sensación de seguridad, la sensación de control, la confianza en los demás).

Criterio C (cronología).

La duración del trastorno -los síntomas arriba indicados- es de al menos 6 meses.

Criterio D (deterioro).

El trastorno causa un importante deterioro de la vida social, laboral u otras actividades significativas de la persona en duelo.

11. El Trabajo de Libia

1. Sentimiento de Traición y Abandono

No le hice nada para que él tomara esa determinación. Ahora entiendo simplemente murió de una manera diferente. Sí hubiera muerto de repente, me hubiera sentido igual. No me hizo tanto daño, eso creí yo, el daño se lo hizo él al cortar su tiempo en la tierra y privarse de nuestra compañía y dejar de hacer las cosas que le correspondía hacer. Ã?l no me hizo nada a mi, ni a nadie, yo quería creer eso, además me convenía creerlo para ser victima, pues tenía mi auto estima muy bajita y creía que me hacían daño, con el tiempo y capacitándome en reuniones como ésta entendí que nadie me hace nada a mi a menos que yo lo permita. Precisamente porque pensó tanto en todo, es que no podemos ser tan egoístas en creer que él no tenía más en que pensar que en su familia; él tenía su propio mundo, su propia vida, sus conflictos emocionales, que su familia y yo no conocíamos , nadie le llena la vida a nadie, no puedo pretender que fuera mi alma gemela, sí en realidad ni siquiera nuestras huellas dactilares eran iguales. Lo hizo porque se le cerraron todos los caminos, y lo único que pudo ver al final de su vida fue un túnel liberador de tanto dolor, de tanto sufrimiento, un túnel por el cual encontraría la libertad, total no creo que se pueda vivir preso de su propia muerte.

2. Sentimiento de culpa

Estoy convencida de que son nuestros pensamientos distorsionados, incoherentes, insanos, motivos perturbadores del sistema nervioso central, que hacen que un suicida vaya llegando a esa hora crucial y definitiva en su vida, no creo que lo que yo dije, lo que hice o no hice haya sido causal, si fuera los suicidas serían por millones, porque el que no haya hecho y dicho cosas agresivas, dolorosas, humillantes castrantes, que tire la primera piedra, claro que por decir o hacer cosas hay personas que abandonan hogares, pero de otra manera.

3. El fracaso de rol

en ningún momento de mi vida me comprometí con nadie, no con Dios, porque él conoce mi condición humana, a ser la mejor esposa, la mejor madre o la mejor mujer, no jamás lo haría. Pero como no voy a ser tan pretenciosa de creer que fue porque yo le fallé en mis roles, no eso no tiene nada que ver en una determinación que el suicida hace porque su razón desapareció y lo que le empezó a complicar su vida fueron las emociones, porque una persona se suicida no por la razón sino por la emoción.

4. Preguntas sin respuestas

Me pasé 19 años buscando una justificación racional y no la encontré, que no les pase a ustedes lo mismo! Simplemente no hay una justificación que venga de la razón, porque sencillamente no viene de la razón sino de la emoción y frente a las emociones del otro si no hay nada que hacer, es absurdo pretender meterme en las emociones del otro para atajarle sus actos equivocados o no y después pretender encontrar claridad en un suicidio, que ya es un acto de emociones dementes, la locura total. No podré justificarlo, ni entenderlo nunca, ni suicidándome yo, porque no me daré cuenta de lo que hago sencillamente porque la razón desapareció en mi mente.

5. Muerte sin adiós

Sentimentalmente me quedé ahí añorando un emocional adiós. Porque yo le permití a ,mi muerto que se llevara mi razón y me quedé con todas las emociones a flor de piel y lo que es peor actuando emocionalmente equivocada. Afortunadamente con la razón pude trabajar, conseguir la precaria manutención para mis 6 hijos, gracias a Dios me quedó el sentimiento de responsabilidad para con ellos en todos los sentidos materiales, pero emocionalmente los obligué a pensar que si esa había sido la determinación del papá, estaba bien, que ahora nos teníamos que dividir la vida en dos tiempos antes y después del papá. Antes buena vida y ahora una vida llena de dificultades y esta no fue la información más sana para niños de 4 a 15 años. Fue una información dada desde la emoción. Todo esto sucedió por la falta de ayuda en la elaboración del duelo, no se si falta la despedida, al adiós; total si nos va abandonar, para que despedidas para que el adiós no tiene sentido que nos compliquemos la vida antes de partir.

6. Rabia

Eso fue lo que sentí 19 años hasta que llegué al grupo de duelo, disfracé la ira de mucho amor al trabajo, de mucha lucha por sobrevivir, para que todo el mundo dijera como soy de berraca, que hubiera sido de estos muchachos sin vos, mentira uno no sabe la ira que lleva por dentro, por estar haciendo lo que le corresponde hacer al otro; por estar afrontando la infancia, la adolescencia, la juventud de los hijos sola, cuando las cosas con nuestros hijos, porque siguen siendo nuestros así ya no este, una siempre esta creyendo que si él estuviera, las cosas con nuestros hijos hubieran sido diferentes. Sigue una pensando y actuando emocionalmente como por ejemplo: buscando el lugar de él en la mesa al tiempo de comer, así cambiemos de casa y de mesa, oyendo como introduce las llaves en la chapa de la puerta así ahora la puerta tenga dos chapas y cuando él murió tuviera una, siempre buscándolo y encontrándolo en las personas que van delante de uno, ósea dándole la espalda, porque si nos adelantamos nos damos cuenta que su rostro jamás estará en otro cuerpo.

En todo acontecimiento familiar siempre pensando en que faltó en las fotos o cuando me ponía a pensar en todos los proyectos que tenía él y que ininterrumpió absurdamente y entonces a llorar se dijo por lo que pudo ser y no fue o será que lloré y sufrí porque me dejó metida y no estuvo ahí para que me ayudara a vivir bien bueno, o porque no para que sufriera parejo conmigo. Nunca había analizado mi vida tan seriamente como ahora lo que hace que estoy en el grupo de duelo. No pensé jamás que fuera el reflejo de la rabia el que me hacía sentir emocionalmente tantas cosas. Sino hubiera tenido tanta ira mi pobre muerto hubiera descansado en paz y se hubiera podido ir a donde Dios en su infinita bondad considerase.

Libia, 2005

â??El que se mata por sus propios deseos comete suicidio”

Abate Francois Desfontaines, 1735 (creador del término)

La persona que se suicida deposita todos sus secretos en el corazón del sobreviviente, le sentencia a afrontar muchos sentimientos negativos y, es más, a obsesionarse con pensamientos relacionados con su papel, real o posible, a la hora de haber precipitado el acto suicida o de haber fracasado en evitarlo. Puede ser una carga muy pesada

Caín, 1972, página X, citado por Worden, J.W., 1997

“El suicida no va al infierno, viene del infierno”

Autor desconocido

Auto Diagnóstico para la Codependencia

http://www.adicciones.org/diagnostico/formularios/dx-codependencia.html

1. Usted cree y siente que es responsable por otras personas; por sus sentimientos, pensamientos, accoines, decisiones, deseos, necesidades, bienestar o malestar, incluso por lo que les ocurra en el futuro?

    0 = No se aplica o rara vez
    1 = Ocasionalmente
    2 = Frecuentemente

2. Se siente usted instintivamente impulsado a ayudar a otras personas a resolver sus problemas, aún cuando ellos no le hayan pedido ayuda?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

3. Se encuentra a usted mismo diciendo sí, cuando en realidad querias decir no, haciendo cosas que realmente no desea hacer, haciendo mas que lo que se consideraria una repartición justa del trabajo, o haciendo cosas para otras personas que ellos pueden hacer por ellos mismos y entonces sitiendote resentido y victimizado?

    0 = No se aplica o rara vez
    1 = Ocasionalmente
    2 = Frecuentemente

4. Se siente aburrido, vacío y sin valor, si no existe una crisis en su vida, un problema que resolver, o alguien a quien ayudar?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

5.  Usted cree que alguien es responsable de cuidarlo y de hacerlo feliz?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

6. Usted cree y siente que alguien, o el problema de alguien está controlando su vida?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

7. Es el sentimiento de culpa quien determina sus prioridades?  (Por ejemplo, hace usted lo que quiere hacer y piensa que es bueno para usted, o usted hace lo que piensa que debe hacer para minimizar la culpa y crear autoestima?)

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  =Frecuentemente

8. Se siente usted culpable por lo que piensa y siente y lo niega?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

9. Se preocupa usted por una persona hasta el punto donde pierde sueño y no puede relajarse y disfrutar de la vida?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

10. Piensa usted acerca de otra persona y acerca de sus problemas más de tres veces por día?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

11. Está usted tan preocupado por alguien que se ha deprimido y enfermado físicamente?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

12. Está usted muy tan preocupado por alguien que esta tomando sedantes, o esta ingiriendo alcohol para poder manejar la ansiedad resultante?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

13. Cree usted que no puede ser feliz hasta que otra persona – padre, hijo, amigo, amante o pareja – cambie su conducta?  Esta usted esperando que otra persona cambien para poder ser usted feliz?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

14. Usted abandona su rutina abruptamente y dejas de vivir su vida, poque está muy molesto con alguien?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

15. Usted trata de controlar los eventos y a las personas,  a traves de retirar el afecto, producir sentimientos de culpa, coercionar, amenazar, dar consejos no solicitados, ejercer manipulación, o dominación?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

16. Se siente confundido, desamparado, algunas veces piensa que se volverá loco, a causa de la forma que se ha involucrado en la vida de otra persona?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

17. Le permite usted a alguien que lo abuse fisica o emocionalmente?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

18. Está usted abusando emcional y fisicamente a alguien?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

19. Se siente atacado y defensivo cuando otras personas hablan de usted?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

20. Se siente que tiene que ponerse furioso y gritar para que lo oigan?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

21. Busca usted la aprobación de otras personas por su conducta o decisiones?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

22. Trata de probar que usted es suficientemente bueno para oras personas, pero se olvida de preguntarse si esas personas son suficientemente buenas para usted?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

23. Se siente usted atrapado en las relaciones?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

24. Culpa a otras personas de las circunstancias de su vida?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

25. Usualmente usted no dice lo que siente?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

26. Usted pide lo que necesita de manera indirecta o muchas veces no habla de eso?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

27. Miente para proteger y cubrir a las personas que quiere?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

28. Esta tolerando conductas que usted ha dicho que nunca toleraria?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

29. Lo ha herido alguien tan profundamente que usted ha perdido su fe espiritual?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

30. Alguien lo ha herido tan profundamente que ha estado usted pensando en hacer, y haciendo cosas para castigar y vengarse de esa persona?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

31. Esta la ira de alguien controlando sus acciones? Por ejemplo, que inviertes mucho tiempo y energía pensando y escogiendo la conducta que será la que menos provocará la ira de esa persona?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

32. Tienes sexo con alguien aunque no lo quieras tener?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

33. Tiene usted dificultades para relajarse y divertirse?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

34. Se siente estancado, atrapado y desesperanzado, pero te dices a ti mismo que tu problema no es tan serio como para necesitar ayuda?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

35. Ha hecho el problema de otra persona que usted se separe y se aisle de las cosas y las personas que usted disfruta?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

36. A pensado en el suicidio o ha deseado la muerte como un escape a una relación intolerable?

    0 = No se aplica o rara vez
    1  = Ocasionalmente
    2  = Frecuentemente

Si querés hacerlo visitá: http://www.adicciones.org/diagnostico/formularios/dx-codependencia.html

Otros tests: http://www.adicciones.org/diagnostico/formularios/index.html

Libérate de la Codependencia – Melody Beattie Reseña por Fernando Plaza

Libérate de la Codependencia por Melody Beattie
por Fernando Plaza
Publicado: 11/12/2004 

Resumen:
La codependencia es un modo de satisfacer las necesidades que no satisface las necesidades. La vida del codependiente es una continua obsesión y preocupación por los problemas de otra persona.
La codependencia es un trastorno producto del entorno en el que hemos crecido y en el que nos han educado. La persona que es codependiente sufre por cosas por las que realmente no le corresponde sufrir, monopoliza el sufrimiento ajeno y lo hace suyo, al mismo tiempo que se olvida de sus verdaderos problemas, los propios.                                                                             Para la redacción de este artículo me he apoyado en el magnífico libro de Melody Beattie â??Libérate de la Codependenciaâ?, editado por Sirio (Titulo Original: Codependent No More. Hazelden Foundation) que desde aquí recomiendo. Yo lo he leído varias veces y he trabajado mucho con él, aun así sigo recurriendo a su lectura en momentos difíciles cuando necesito reafirmarme y conseguir esa paz interior que sólo te da el saber que no estas sólo.                                Creo que la idea más importante que es conveniente que nos quede clara es que con algo de esfuerzo por nuestra parte podremos dejarnos de comportar de manera codependiente con lo que conseguiremos que nuestra calidad de vida mejore enormemente (lean bien mis palabras, porque no digo que podamos dejar de serlo).                                                                           La conducta codependiente está enquistada en la sociedad a la que pertenecemos y en nuestro entorno familiar, porque es de ahí de donde nosotros la hemos aprendido y terminado aceptando como un comportamiento correcto. Muchas veces queda enmascarada dentro del â??ser buenas personasâ?, â??un buen hijoâ?, â??una buena madreâ?â?¦ lo cual hace que sigamos estancados en una forma de pensar, sentir y comportarnos que nos hace sufrir inútilmente y que no nos hace ser mejores personas.                                                                                                       Es también importante señalar que la codependencia puede afectar sólo a una parcela de nuestra vida, podemos tener un comportamiento correcto en el trabajo, socialmente o con los amigos, y que sin embargo nuestra faceta codependiente sólo se desate en la vida familiar o en las relaciones de pareja.                                                                                                                         Como dice Melody Beattie â??La codependencia es un modo de satisfacer las necesidades que no satisface las necesidadesâ?. Vivimos dentro de una fantasía, normalmente no reconocida, basada en ideas erróneas como la de que â??podemos cambiar a las personas que nos rodeanâ? y aunque todo nuestro esfuerzo no nos conduzca a nada, nosotros creemos que sí lo hace, que está dando sus frutos y que si no son los suficientes es porque aun nos debemos esforzar más.

La codependencia y el triángulo dramático de Karpman
â??Somos rescatadores, los que lo logramos todo. Somos madrinas o padrinos del mundo entero, como dice Earnie Larsen. No sólo satisfacemos las necesidades de la gente, sino que nos anticipamos a ellas. Arreglamos los asuntos de los demás, les enseñamos, nos afligimos por ellosâ?. Melody Beattie
Por alguna razón en algún momento de nuestra vida asumimos que nuestra obligación o deber era cuidar de los demás, que esa manera de actuar nos ennoblecía y nos confería nuestro valor más intrínseco como personas. Es por eso que podemos malgastar nuestra vida rescatando a las personas que nos rodean.
Rescatar, consiste en hacer cosas por los demás que son perfectamente capaces de hacer por si mismos y que probablemente deberían estar haciendo. En las palabras de Scott Egleston, a quien Melody Beattie cita en su libro:
â??(â?¦) rescatamos cada vez que nos hacemos cargo de las responsabilidades de otro ser humano, de los pensamientos, los sentimientos, las decisiones, la conducta, el crecimiento, el bienestar, los problemas o el destino de otra personaâ?.
Lo paradójico es que una persona equilibrada y emocionalmente estable no aceptará que nadie le rescate, entre otras razones, porque ella misma es perfectamente capaz de identificar y resolver sus problemas. Es por eso que como bien entendió Stephen B. Karpman, terminamos rescatando víctimas, que no sólo aceptan ser rescatadas, sino que refuerzan todos nuestras conductas y comportamientos rescatadores, al menos al principio.

                                     
                               Triángulo Dramático de Stephen B. Kapman

                                     Perseguidor                      Rescatador

       
                                                          Víctima

â??Las víctimas en realidad son capaces de cuidar de sí mismas, aunque ni nosotros ni ellas lo admitimos. Generalmente nuestras víctimas están en una esquina del triángulo, simplemente esperando a que nosotros hagamos el primer movimiento y saltemos dentro del triángulo con ellas.â? Melody Beattie
La codependencia se puede entender como una cierta adicción a las personas, nuestra â??drogaâ? por así decirlo, son las personas que dejan que desempeñemos nuestro role favorito, tanto es así que nosotros pasamos a ser controlados por esa necesidad de reafirmarnos con ese comportamiento. Frecuentemente el codependiente termina enamorándose o quedando estrechamente ligado a una persona alcohólica o con algún otro trastorno compulsivo, lo cual termina por abocarle sin remedio a su destrucción emocional si es que no toma medidas antes.

No se puede cambiar a las personas
Cuidar y rescatar de los demás es una manera de escapar de nuestros problemas. Es una conducta basada en una premisa falsa, ya que no se puede cambiar a las personas. Desde luego que las personas cambian, pero lo hacen cuando ellas quieren, cuando les llega su momento y cuando están preparadas para hacerlo.
El intento de controlar y dirigir el cambio de las personas, nos hace que quedemos a merced de éstas. El controlador pasa a ser controlado. Y si ya de por si es malo ser controlado por alguien aun es peor ser controlado por la enfermedad de una persona, ya sea el alcoholismo, la ludopatía o un desorden de alimentación.Uno de los párrafos que más me impacto del libro de Melody Beattie es el siguiente:
â??A fin de cuentas, los demás hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir (o como se están sintiendo), piensan lo que quieren pensar, hacen las cosas que creen que necesitan hacer y cambiarán sólo cuando estén listos para cambiar. El hecho de que ellos no tengan razón y nosotros si, no importa. Tampoco importa que se estén lastimando a si mismos. No importa el hecho de que nosotros podríamos ayudarles si nos escucharan y si colaboraran con nosotros. NO IMPORTA. NO IMPORTA. NO IMPORTA, NO IMPORTA (â?¦) La única persona a la que puedes o podrás cambiar es a ti mismo. La única persona a quien te corresponde controlar eres tú.â?

Esperanza para el codependiente
Llegado un momento, la vida del codependiente se convierte en una pesadilla, en algo inmanejable, en una obsesión y preocupación continúa por los problemas de otra persona, se llega a pensar que estás al borde de la locura. Llegado un momento lo mejor que te puede pasar es que la situación se descontrole, ya que sólo así llegas a ser consciente de tu necesidad de cambiar, de evolucionar… de buscar el camino correcto hacia una vida mucho más plena y feliz que antes.Libros como el de Melody Beattie donde es fácil ver muchos rasgos de tu personalidad y de tu forma codependiente de comportarte son el principio del camino. Posteriormente vendrá lo más duro, dejar de comportarnos como un codependiente, para ellos es necesario que en lugar de echarle la culpa a los demás de lo que nos pasa, llevemos a cabo una autocritica cariñosa a nuestro comportamiento cotidiano, asumír nuestra parte de responsabilidad y tomar la determinación de ayudarnos a nosotros mismos.                                                            Es un proceso lento, con muchas recaidas, porque no hay que olvidar que el comportamiento codependiente en un principio nos hace feliz, nos crea la ilusión de que conseguimos algo. Poco a poco uno se va sintiendo mucho mejor, más equilibrado y más fuerte. Con esfuerzo y empeño se consiguen adquirir los nuevos recursos que nos ayudaran a lidiar con el día a día de una manera más racional, entendiendo el ritmo de la vida, el momento en el que estamos y en el que están los que nos rodean… y lo más importante progresivamente nos conseguimos liberar de la pesada carga que supone intentar cambiar y controlar a las personas que nos rodean o amamos.El libro de Melody Beattie contiene tantas cosas interesantes que es muy difícil encontrar el párrafo con el que cerrar este artículo, en cualquier caso me he decidido por este:
â??Si logro convencer de algo de en este libro, espero que sea que la manera mas segura de volvernos locos es involucrarnos en los asuntos de los demás y que la manera más rápida de volver a estar sanos y felices es atender nuestros propios asuntosâ?. Melody Beattie

De la codependencia a la coparticipación positiva

Quiero ser Libre
De la codependencia a la coparticipación positiva
María Esther B: de Castillo
Elía María B: de Maqueo
Tesha P. de Martínez Baez

Estamos llamados a la libertad.
Esta es nuestra vocación.
Sólo existe una ineludible obligación:
No podemos renunciar a la felicidad,
porque sólo el libre es feliz
y sólo el feliz es libre.
José H. Prado Flores

El concepto de codependencia ha surgido en los últimos años y las teorías acerca de ella proceden, en su mayor parte, de personas que admiten tener esa enfermedad y están en proceso de recuperación.
Para las autoras de Quiero ser Libre, la codependencia es una enfermedad que se mani-fiesta en la incapacidad para lograr participar en forma positiva en una relación. El codependiente es una persona que depende emocional, psicológica, espiritual, física o financieramente de otra persona obviamente enferma, incapacitada o necesitada.
Es demasiado responsable y está demasiado involucrada con las necesidades, deseos, pensamientos y actos de otra persona, y esto afecta todas sus otras relaciones.
La palabra codependiente o coadicto proviene, según el diccionario, de las partículas co: con o necesario, y adicción: esclavitud. Es la persona necesaria para que la esclavitud funcione.
Además, la codependencia no respeta edades, estrato social o sexo. Toca a toda la so-ciedad en una forma o en otra.
Entre los grupos con mayor propensión a volverse codependientes están los cónyuges de los alcohólicos o adictos; los adictos en recuperación, los familiares de personas que trabajan demasiado, familias con algún trauma o en donde se sobreprotege y no se pro-picia la autonomía de los miembros, familiares de alguna persona incapacitada crónica-mente o las familias de un neurótico.
La codependencia proviene en gran parte de la manera como la persona se ve en su rela-ción con el mundo. No tiene referencia externa, se considera sin valor en sí misma, ne-cesita recibir ese valor del exterior y vive tratando que los demás la vean como ella quiere ser vista.
Entre otras características, el texto nos habla de que el codependiente siempre quiere aparecer como “bueno” y llega a creer que controla las percepciones de todos. Su vida se rige por lo que cree que los demás piensan de él y hará cualquier cosa por permane-cer en una relación, por temible que ésta sea, ya que sin esa relación siente que no “tie-ne” nada, que no “es” nada. Consume una gran cantidad de energía en conservar esas relaciones, aunque el costo sea muy alto. Quien sufre esta enfermedad tiene un gran miedo al abandono. Por eso muchas veces busca alguien más necesitado que él a quien cuidar y que no lo abandonará. Tiene una necesidad imperiosa de controlar las situacio-nes, a sí mismo y a los demás. En el fondo, se encuentra el “demonio” de la baja autoes-tima.
Como necesita de la aceptación de los demás, desarrolla un “sí mismo falso”, el cual se siente a disgusto, perturbado y sin autenticidad.
Ese “sí mismo falso” o codependiente es como una máscara: es envidioso, crítico y cul-pa a todos. Es perfeccionista y egoísta. Se obliga a ser lo que piensa que los demás quie-ren que sea. Es conformista. Da el amor con condiciones. Cubre, esconde y niega los sentimientos. No sabe lo que siente, es a veces pasivo y a veces agresivo; parece pode-roso y fuerte, pero en realidad no lo es. Tiende a aislarse y siempre quiere tener el con-trol. No se rinde. Bloquea la información que le llega del inconsciente. La mayoría del tiempo, cuando actúa ese “sí mismo falso”, se siente vacío, a disgusto, como aletargado. No se siente real, completo, integrado, sano. Siente que algo está mal. Pero cree que así debe ser, que eso es lo normal. Ese “sí mismo falso” puede ser destructivo para el propio ser, para otros y para las relaciones íntimas. Es como una espada de dos filos que sirve a diferentes propósitos, entre ellos el de protegerse de las heridas y del rechazo.
CODEPENDENCIA Y RELACIONES DE GÃ?NERO
En Quiero ser libre se explica: “Una de las aseveraciones más aceptadas en la sociedad y que destruye tanto la verdadera libertad del hombre y de la mujer, es que las mujeres han nacido y deben ser enseñadas a complacer en todo a su esposo, no importa que sean tratadas injustamente por él y cuánta enfermedad y sufrimiento traiga a la mujer y a los hijos esa sumisión equivocada. “Madonna Kolbenschlag, una autoridad en la filosofía social, en su libro Kiss Sleeping Beauty Good-Bye, explica cómo en la mayoría de las culturas se va equipando a la niña con dos tipos de “persona o máscara”: la de “ser obje-to deseable” y la de “vivir para el otro”.
La primera la condiciona a tener una necesidad de aceptación y de adulación excesiva, y la hace vivir pendiente de ser ese objeto deseable, sin preocuparse ni darse tiempo para desarrollar su personalidad propia y sostener relaciones firmes y auténticas con amigos y compañeros.
“La segunda le enseñará a olvidarse tanto de sí misma e el servicio y el sacrificio al otro, que ella misma no existe. Además, centra su vida en la espera de ese “otro”, que le va a dar sentido a su existencia. Es decir, su vida no vale la pena vivirse sino en razón del “otro”. Cuando ese “otro” no llega, la joven quedará frustrada de por vida y ni si-quiera pensará en la posibilidad de darle otro sentido a su vida. Muchas mujeres hoy en día estudian una carrera solamente para entretenerse mientras llega ese “otro” esperado.
“Por otro lado, a los hombres se les enseña que no deben expresar lo que sienten, ya que su papel de hombre se asocia con un nivel superior al de las mujeres, y por lo tanto, no pueden permitirse debilidades de ninguna índole, como mostrar sufrimiento, dolor o cualquier otro sentimiento.
“El hombre, por otra parte, debe ser educado para controlar el mundo, su familia y, por supuesto, sus sentimientos; y cuando no lo hace, se siente un completo fracaso. Siempre se espera de él que sea un triunfador, y vive su vida tratando de realizar las expectativas de los demás.
“Podríamos pensar que hoy en día todo esto pertenece al pasado, sin embargo, nos en-contramos con muchos matrimonios modernos que se inician sobre estas bases, parecen compartir la idea de compañerismo y de igualdad y aparentemente enfrentan la vida de diferente manera. Con el tiempo hemos visto que, en el fondo, prevalecen las mismas ideas y muchas veces, en lo más profundo de las dificultades matrimoniales, yacen ocul-tos los sentimientos de que la mujer no ha complacido suficientemente a su marido y de que él no ha llenado las expectativas de triunfo y de que no ha sabido controlar las si-tuaciones.”
El texto también detalla las cinco formas en que se puede manifestar la codependencia: rescate, reacción, atadura, dependencia y control. Analiza diversas historias que tienen que ver con situaciones codependientes y expresa posibles soluciones para estos casos, además de concluir con los pasos para la recuperación de esta enfermedad en general, que incluye: darse cuenta, aceptar la realidad y desear cambiar.
Barnetche de Castillo, María Esther y otras, Quiero ser libre. De la codependencia…, pp. 56-58.
Ficha bibliográfica: Barnetche de Castillo, María Esther y otras, Quiero ser Libre, de la Codepen-dencia a la Coparticipación Positiva, México, Vigésimo Primera reimpresión, 1999, editorial Pro-mexa, 211 pp.
Reseña: María de Lourdes Ruiz Pavón

“Si estás en una relación enfermiza y tienes miedo de dejarla, o has perdido a la persona que amas y no eres capaz de aceptarlo, es probable que utilice alguno de los dieciocho pensamientos perturbadores” que se señalan a continuación. Son engaños que emplea la mente para intentar salvar un amor perdido, “no importa qué tan inconveniente o dañino sea, la adicción afectiva no mide consecuencias. Es ciega por naturaleza.”

Excusar o justificar el poco o nulo amor recibido:
01.- “Me quiere pero no se da cuenta”
02.- “Los problemas psicológicos que tiene le impiden amarme”
03.- “Ã?sa es su manera de amar”
04.- “Me quiere, pero tiene impedimentos externos”
05.- “Se va a separar”

Minimizar los defectos de la pareja o de la relación:
06.- “Nadie es perfecto” o “Hay parejas peores”
07.- “No es tan grave”
08.- “No recuerdo que haya habido nada malo”

No resignarse a la pérdida (1). Creer que todavía hay amor donde no lo hay:
09.- “Todavía me llama”, “Todavía me mira”, “Todavía pregunta por mí”
10.- “Todavía hacemos el amor”
11.- “Todavía no tiene otra persona” o “Todavía está disponible”
12.- “Se va a dar cuenta de lo que valgo”

No resignarse a la pérdida (2). Persistir tozudamente en recuperar un amor perdi-do:
13.- “Dios me va a ayudar”, “Me hice echar las cartas” o “Me hice la carta astral”
14.- “Intentaré nuevas estrategias de seducción”
15.- “Mi amor y comprensión lo curarán”

No resignarse a la pérdida (3). Alejarse, pero no del todo:
16.- “Voy a dejarlo poco a poco”
17.- “Sólo seremos amigos”
18.- “Sólo seremos amantes”

“Todos obedecen a la misma necesidad: retener la fuente de apego mediante el au-toengaño”.

“Si logras observar las cosas como realmente son, dejando las parcialidades y las mentiras a un lado, tus esquemas irracionales comenzarán a tambalear. Aunque te duela el alma y tu organismo entre en crisis de abstinencia, no hay otro camino. Además, tal como decía Jalil Gibrán: “Si no se rompe, ¿cómo logrará abrirse tu corazón?”.

Enamorarse con los ojos abiertos | Pareja

Quizás la expectativa de felicidad instantánea que solemos endilgarle al vínculo de pare-ja, este deseo de exultancia, se deba a un estiramiento ilusorio del instante de enamora-miento. Cuando uno se enamora en realidad no ve al otro en su totalidad, sino que el otro funciona como una pantalla donde el enamorado proyecta sus aspectos idealizados. Los sentimientos, a diferencia de las pasiones, son más duraderos y están anclados a la percepción de la realidad externa. La construcción del amor empieza cuando puedo ver al que tengo enfrente, cuando descubro al otro.

Es allí cuando el amor reemplaza al enamoramiento. Pasado ese momento inicial co-mienzan a salir a la luz las peores partes mías que también proyecto en él.

Amar a alguien es el desafío de deshacer aquellas proyecciones para relacionarse verda-deramente con el otro. Este proceso no es fácil, pero es una de las cosas más hermosas que ocurren o que ayudamos a que ocurran. Hablamos del amor en el sentido de “que nos importa el bienestar del otro”. Nada más y nada menos. El amor como el bienestar que invade cuerpo y alma y que se afianza cuando puedo ver al otro sin querer cambiar-lo. Más importante que la manera de ser del otro, importa el bienestar que siento a su lado y su bienestar al lado mío. El placer de estar con alguien que se ocupa de que uno esté bien, que percibe lo que necesitamos y disfruta al dárnoslo, eso hace al amor. Una pareja es más que una decisión, es algo que ocurre cuando nos sentimos unidos a otro de una manera diferente. Podría decir que desde el placer de estar con otro tomamos la decisión de compartir gran parte de nuestra vida con esa persona y descubrimos el gusto de estar juntos. Aunque es necesario saber que encontrar un compañero de ruta no es suficiente; también hace falta que esa persona sea capaz de nutrirnos, como ya dijimos, que de hecho sea una eficaz ayuda en nuestro crecimiento personal. Welwood dice que el verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser, no solo por lo que es. “El enamoramiento es más bien una relación en la cual la otra persona no es en realidad reconocida como verdaderamente otra, sino más bien sentida e interpretada como si fuera un doble de uno mismo, quizás en la versión masculina y eventualmente dotada de rasgos que corresponden a la imagen idealizada de lo que uno quisiera ser. En el enamoramiento hay un yo me amo al verme reflejado en vos.” Mauricio Abadi. Enamorarse es amar las coincidencias, y amar es enamorarse de las diferencias.

Enamorarse es amar las coincidencias, y amar es enamorarse de las diferencias

(Mauricio Abadi)

EVITAR LA RUTINA: COSA DE DOS

A veces, con el paso del tiempo, la relación se convierte en rutina. Como consecuencia el desencan-to, y en ocasiones el distanciamiento, se abren paso en la pareja. Para superarlo, es importante reconocer los primeros indicios, cuando aparecen y cómo hacerles frente.

Casi todas las parejas empiezan su relación con amor y grandes esperanzas. Pero el tiempo hace mella en ellas. El encanto de los primeros tiempos se diluye en la rutina del día a día. Piensan que esa persona que prometía ser su mejor amigo para toda la vida, un alma gemela, se ha convertido en alguien con el que se aburren y tienen pocas cosas en común. Se sienten decepcionados con su cónyuge y el matrimonio, y dudan de sus sentimientos.

Algunas de las preocupaciones más habituales de estos hombres y mujeres es pensar que ya no quieren a su pareja. Afirman que se aburren, sienten que han evolucionado mientras el otro se ha quedado atrapado en la monotonía. Su pareja ya no es interesante, excitante, ni sexualmente atractiva.

Cuando la rutina se hace presente
Los primeros indicios surgen cuando, después de haber acostado a los niños, sólo se quiere tener tiempo para sí mismo. Cuando les agrada que su pareja esté de viaje o fuera de la ciudad, cuando a su regreso no se emocionan como antes.

Para otros, existen pruebas de que se han desenamorado ya que se sienten solos y poco valorados. Se preguntan “¿No sería más agradable estar con alguien que no diera mi existencia por sentado, que me encontrara especial o que pensara que soy atractivo?

El peso de los sentimientos
También hay quienes se inquietan porque les atrae otra persona. Este sentimiento, independientemente de que se responda a él o no, en algunas personas suscita serias dudas acerca del amor que sienten por su pareja.

Para muchas, también es problemático cómo se sienten consigo mismas en la relación. Muchas personas afirman: “No me gusto. Me estoy convirtiendo en un refunfuñón. Sé que a menudo hablo con un tono muy desagradable. No me gusta ser así. Me siento vacío. No puedo de mostrar afecto. ¡No siento afecto!”

Momentos críticos
Las parejas pasan por ciclos y en algunos existen más posibilidades que la rutina se apodere de ellos. El inicio de la convivencia, a pesar de ser un periodo de entusiasmo, puede desembocar en monotonía. La pareja descubre los contrastes entre las expectativas y la realidad; este hecho puede llevar al desencuentro y al distanciamiento de la relación.

El nacimiento del primer hijo es otro momento al que se debe prestar especial atención. El ser padres conlleva una pequeña negociación dentro de la pareja donde queden claros las funciones parentales de las conyugales. Si este acuerdo, no se alcanza, sus efectos en la relación no se harán esperar.

Los cambios que implican en la vida familiar la escolarización de los hijos y su marcha del hogar familiar pueden desestabilizar la relación. La dedicación a la pareja debería cobrar mayor protagonismo en estas situaciones.

Adiós a la rutina
Muchos estudios sobre la monotonía de pareja, narran como pueden renacer relaciones moribundas y la facilidad con que las parejas invierten todo el desencanto y problemas que solía envolverles, dando un nuevo sentido a su relación de pareja.

Existen medios al alcance de todos, como la lectura de un buen libro especializado en el tema puede aler-tar a tiempo y descubrir la felicidad deseada. Se puede acudir a un terapeuta, siempre y cuando los miem-bros de la pareja, tengan ganas y crean firmemente en un profesional que puede ayudarles a salir del ba-che en el que se encuentran.

ADICCION AL AMOR
Raúl E. Martínez M.
Doctor en Psicología

Stanton Peele publicó un libro titulado Amor y Adicción (1975), marcando un hito en el estudio y comprensión de cier-tas relaciones de pareja, apasionadas e irracionales. El adicto al amor sufre la absorción por su pareja de la mayor parte de su vida; se distancia de sus amigos y familiares y hasta puede des-cuidar sus responsabilidades laborales por intentar permanecer junto al otro, a quien idealiza, disculpándole y comprendiéndole cuando atenta reiteradamente contra su dignidad. Manifiesta intensos celos inmotivados, pues a cada momento teme perder a quien es fuente de toda su seguridad, tranquilidad y bienes-tar. Esta condición psicológica se diferencia del enamoramiento más o menos normal, pues el adicto soporta estoicamente el abuso físico o emocional del otro, y su tolerancia de estas agre-siones la siente como una demostración más de su inmenso amor. Lo característico de esta distorsión extrema del amor pa-sional, es la total incontrolabilidad de las intensas emociones ligadas a una persona que objetivamente no tiene mérito alguno o no el suficiente para justificar la entrega incondicional. Las personas adictas al amor insisten además en caer una y otra vez en este tipo de relación destructiva con distintas parejas, y más aún, pareciera ser que las buscan expresamente.
Se ha señalado que ciertas creencias culturales originarían o facilitarían en personas predispuestas, esta anormalidad del afecto. Por una parte, se supone erróneamente que una vida re-lativamente distante de nuestros congéneres es siempre una señal de problemas psicológicos como la timidez, la depresión, etc., o en el mejor de los casos una decisión de ascetas que re-chazan los placeres de la sociabilidad, y que por lo tanto sin duda lo más sano sería cultivar estrechas relaciones afectivas con las personas y establecer al fin una relación de pareja para largo tiempo y mejor aún para toda la vida. Por otro lado, la pa-reja matrimonial que antiguamente se constituía a partir de acuerdos familiares, en algún momento de la historia comenzó a formarse sobre la base de la atracción y el afecto mutuo, im-poniéndose como característica importante de la relación un fuerte tono sentimental. La sociedad fue pregonando que ena-morarse era una experiencia trascendente de la que nadie debía privarse y que el romance intenso (con sus altibajos emociona-les a veces catastróficos) era lo más propio del auténtico afecto en pareja. De esta forma, el amor romántico y pasional se exal-tó, aceptándose como muestras de su fuerza la exclusividad, la dependencia emocional y la intimidad compartida sin límites. Son estos elementos los que, obviamente caricaturizados, con-forman precisamente el núcleo de la adicción al amor, que se potencia en una persona con baja autoestima, quien necesita imperiosamente que, los demás en general y su pareja en espe-cial, le sostenga y le conceda valor.
En realidad, el amor sano y constructivo no acepta ni exige una absorción por el otro, sino que espera compartir experien-cias que amplíen las posibilidades de desarrollo personal; no sobreidealiza ni acepta incondicionalmente sino que pretende una relación de mutua ayuda y ajuste; no provoca dolor ni in-certidumbre sino una intensificación de la alegría de vivir; no es accidental ni incontrolable sino construíble y mejorable. Cuan-do realmente se ama, el otro no es imprescindible aunque sí muy importante; se puede existir sin él pero se prefiere hacerlo junto a él. En verdad, sólo se puede vivir en pareja cuando se es capaz de vivir solo.

Amor pleno | Pareja (Ã?xito en la pareja)

La flor más bella no es la que arrancamos ,sino la que llega a nuestras manos elevada por el viento

Aunque parezca un contrasentido, cuando mejor se está en pareja es cuando no se tiene necesidad de ella. Para que una relación sea saludable, cada uno de los miembros debe bas-tarse a si mismo. De este modo, la unión con otra persona añade valor a la vida sin ir en detrimento de la propia identi-dad.
Muchas parejas se forman básicamente por la incapacidad de los individuos para estar solos. Estas personas tienden a pre-cipitarse en la elección del compañero y una vez establecida la relación adoptan posiciones rígidas que se traducen en celos, posesión e inseguridad. Esto se debe a que no buscan a alguien con quien compartir la existencia, sino un parche emocional.
Aquel que esté lleno de heridas, debería sanarlas antes de ponerse en camino. Lo que uno n o resuelva por si mismo no lo hará a través de una relación sentimental.
Si temes la soledad, pregúntate que es lo que te hace sentir incomodo contigo mismo.
El amor es efectivamente un hecho extraordinario. Por eso es esencial que sirva para elevar nuestra vida y no para suplir una carencia.

Pareja | Pareja

01.- De sus estudios se concluye que el amor es… a) ¿una necesidad fisiológica?, b) ¿un instinto animal?, o c) ¿el resultado de un flujo químico en el cerebro?
Amamos porque, hace millones de años, nuestros antepasados necesitaban este flujo cerebral, estos impulsos y sentimientos para dirigir su cortejo, apareamiento, reproduc-ción y paternidad. El impulso del amor está profundamente imbricado en el cerebro humano. Por lo tanto, el amor es una necesidad fisiológica, un instinto animal y también el resultado de un flujo químico en el cerebro.

02.- â??El amor romántico es una droga adictivaâ?. ¿Cómo puede controlarse esta adicción?
Efectivamente, tiene todos los síntomas: a medida que el tiempo pasa, uno quiere más y más de la persona deseada. Además, es una adicción muy difícil de controlar. Creo que la mejor forma de hacerlo es afrontarlo como una sustancia adictiva. Cuando alguien ha sido rechazado, lo mejor es deshacerse de todo lo que le recuerde a esta persona, no llamarla ni contactarla nunca más, salir y hacer cosas que le distraigan. Eventualmente, la química cerebral del amor romántico irá amainando, tal y como sucede con el sín-drome de cualquier adicción.

03.- ¿Qué tienen en común el amor y el chocolate?
El chocolate contiene una sustancia que opera químicamente de manera similar a la do-pamina, que viene asociada siempre al amor romántico. El chocolate es excitante. Ade-más, tiene muchísimo significado cultural, cuando alguien te ofrece chocolate suele ser un mensaje de que le gustas. Pero no creo que por sí mismo sea capaz de encender el amor romántico.

04.- ¿Uno sufre más cuanta más capacidad de amor tiene?
Es cierto. Cuanto más capacidad de amor tiene una persona, más sufre. El amor román-tico es extremadamente poderoso, y cuando a uno le rechazan puede caer fácilmente en una depresión clínica e incluso contemplar el suicidio.

05.- ¿Amamos inconscientemente al otro por lo que tiene de nosotros mismos o por lo que nos diferencia?
Amamos por tantos cientos de razones diferentes… Pero la mayoría de las personas an-sían una unión emocional con su amado; normalmente, esa separación emocional, física o espiritual con la persona que aman no es deseable.

06.- ¿Cómo se configura en una persona el mapa inconsciente del amor, ese patrón que marcará nuestras relaciones amorosas de por vida?
Cuando crecemos, inconscientemente empiezan a gustarnos y disgustarnos determina-das cosas, incorporamos valores específicos, ideas y principios. Configuramos nuestro gusto. De la misma manera, construimos inconscientemente un mapa del amor que fun-ciona como un conjunto de rasgos que buscaremos en nuestra pareja.

07.- ¿Es posible amar a dos personas a la vez?
Creo que es muy posible sentir un profundo apego por una pareja con la que uno lleva mucho tiempo, y a la vez estar locamente apasionado por un amor romántico hacia otra persona distinta, y además sentirse atraído sexualmente por otros individuos. Estos tres sistemas cerebrales (lujuria, amor romántico y apego) no están bien conectados a nivel cerebral. Pero lo que sí creo que es imposible es sentirse locamente apasionado por un amor romántico hacia más de una persona al mismo tiempo. El amor romántico está asociado con la obsesión hacia una persona, y es imposible obsesionarse con dos perso-nas a la vez.

08.- ¿Existen individuos incapaces de desarrollar químicamente el sentimiento de apego? ¿De ahí la abundancia de paternidades mal entendidas y, en menor medi-da, malas maternidades?
Probablemente. Nuestra química cerebral y nuestras experiencias infantiles nos hacen diferentes. Ambos factores contribuyen a que el sentimiento de apego sea diferente en cada uno.

09.- ¿Cuánto dura por término medio la pasión amorosa?
Puede durar la vida entera si existe una barrera real en su relación, tal como que uno de los dos esté casado con otra persona diferente, o que los dos vivan en continentes distin-tos, por ejemplo. Pero los estudios de amantes que comparten la vida diaria demuestra que el amor romántico no dura más que entre 18 meses y tres años.

10.- Sostiene que es posible mantener viva la llama del éxtasis romántico en pareja de larga duración. ¿Podría apuntar alguna receta?
Sí, creo que sí puede mantenerse vivo el romance. Lo más importante es hacer juntos cosas novedosas, que sean excitantes, llamativas, nuevas e incluso ligeramente peligro-sas. Estas novedades excitantes elevan los niveles de dopamina en el cerebro y son ca-paces de estimular los sentimientos de romance. Por esto se explica que las vacaciones puedan resultar tan románticas.

11.- Los hombres, dice, se estimulan fundamentalmente por la vista, y las mujeres, por la palabra. ¿Esto continúa siendo así hoy en día?
Sí, creo que sí. Los hombres se guían fundamentalmente por la vista, porque durante millones de años medían a sus parejas en términos de juventud, salud y fertilidad: nece-sitaba elegir una compañera que pudiera darle hijos sanos. Y lo hacían, mirando y con-templando el físico de las mujeres, que a su vez pasaban la vida intentando tener buen aspecto porque eran conscientes de esta susceptibilidad masculina. Al mismo tiempo, las mujeres necesitaban calibrar la habilidad de su pareja para proveer y proteger a sus vástagos. Y lo hacían, escuchando lo que el hombre les decía: no se puede saber si un hombre es amable, generoso y sincero con mirarle, hay que conversar. De hecho, la habilidad verbal de las mujeres está en relación con la hormona femenina, el estrógeno, que aumenta en el meridiano del ciclo menstrual, mejorando dicha facultad. Para las mujeres, las palabras son la intimidad.

12.- ¿Los hombres, por lo general, prefieren mujeres bellas que inteligentes?
No lo sé, existen muchos tipos de hombres, pero creo que tienden cada vez más a elegir a las mujeres por su cerebro. Hoy en día, tanto hombres como mujeres desean una pare-ja suficientemente lista para traer un salario a casa y mantener una conversación. Nos movemos hacia matrimonios compañeros, entre iguales, donde ambos trabajan, proveen a la familia y son educados e intelectualmente estimulantes. En este medio, lo que se espera de las mujeres es que sean competentes e inteligentes.

13.- â??Los hombres buscan objetos sexuales y las mujeres objetos con éxitoâ?, según los científicos. ¿Usted cree que también esto continúa siendo así?
Creo que de algún modo es una tendencia en declive. Pero incluso en sociedades donde las mujeres son bastante prósperas económicamente, habitualmente tienden a elegir hombres que sean más ricos que ellas.

14.- ¿Por qué las mujeres se enamoran más lentamente que los hombres?
Creo que los hombres se enamoran antes precisamente porque se basan en un factor visual. Y las mujeres tienen más que perder cuando eligen a un compañero: no olvides que son las mujeres quienes gestan al bebé, atraviesan el peligroso proceso del parto y después lo crían durante su infancia. Por tanto, las mujeres tienen que ser, en cierto mo-do, más cuidadosas a la hora de escoger.

15.- ¿En qué se basa la afirmación de que â??para las mujeres el sexo pasajero no existeâ??
Esa afirmación no es mía, pero las mujeres se benefician menos del sexo casual. Tienen más que perder, este tipo de relación sexual encierra para las mujeres más riesgos, fun-damentalmente el de quedarse embarazadas, y menos resultados.

16.- ¿Somos las mujeres menos celosas que los hombres? ¿Por qué?
Creo que ambos pueden volverse muy celosos cuando les provocan. La diferencia es simplemente que las mujeres manejan sus celos de forma diferente. Ellas tienden más a hablar sobre la situación y a tratar de entenderla, mientras que los hombres son más da-dos a desaparecer, porque tienen buenas razones: el hombre cornudo se arriesga a pasar su vida criando a un niño que no es suyo. El adulterio femenino es para ellos una gran amenaza.

17.- ¿El amor a primera vista es una conducta eminentemente animal o qué extra-ño mecanismo nos lleva a amar a otro al primer impulso?
Sí, procede de un instinto natural. Los animales no disponen de meses o años para pro-curarse una pareja; cuando comienza la temporada de apareamiento deben iniciar el proceso, por tanto suelen expresar una atracción instantánea hacia individuos concretos. Nosotros hemos heredado este impulso de atracción inmediata.

18.- ¿El amor a primera vista es más posesivo?
Los hombres y mujeres enamorados son siempre posesivos, forma parte del amor, no importa de qué forma o cómo se haya iniciado.

19.- ¿Los celos amenazan o encienden la pasión?
Pueden operar en ambos sentidos. Pueden provocar el fin de una relación o, por el con-trario, elevar su intensidad y su fuerza; pero depende de muchos, muchos factores.

20.- ¿Es posible amar y no sentir celos?
Sí, hay personas menos celosas que otras. Sin embargo, yo diría que cualquiera que esté realmente enamorado puede volverse muy celoso si siente amenazada su relación.

21.- ¿Los celos son siempre el origen de los malos tratos?
Suele ser la causa más común, pero no necesariamente la única. La mente criminal pue-de tener otros motivos para maltratar a su pareja, tales como el alcoholismo, el consumo de drogas, etcétera.

22.- Concluye usted que la relación cerebral entre el amor y el odio/furia explica sucesos pasionales como el acoso, el homicidio o el suicidio. ¿Son estos sucesos más frecuentes en la actualidad o sólo se habla más de ellos?
Sospecho que la condición humana ha expresado siempre el odio y la venganza, y que los crímenes pasionales en siglos pasados se cometían en igual medida que ahora.

23.- El rechazo del ser amado, dice, es uno de los sufrimientos emocionales más profundos y perturbadores que puede experimentar un ser humano. ¿Más doloro-so que la muerte de un hijo?
Hummmmm. Creo que la muerte de un hijo es el sufrimiento más terrible que un ser humano puede soportar. Tus hijos llevan tu ADN, son tu futuro, tu mañana. Debiéramos morir antes que nuestros hijos, siempre lo he pensado así. Pero el sentimiento de recha-zo en un amor romántico puede ser realmente devastador, sí.

24.- ¿Funciona la voluntad de enamorarse como forma de curar un rechazo amo-roso anterior?
Sí, la mayoría de la gente se recupera gradualmente de un rechazo amoroso y continúa adelante con su vida. Pero, sea como fuere, nunca olvidamos a quien se deshizo de no-sotros.

Etapas del amor | Pareja (Ã?xito en la pareja)

1.- ENAMORAMIENTO: Para algunos psicólogos esta etapa sería de â??imbecilidad transitoriaâ? produce cambios fisiológicos: energía excesiva, euforia, pérdida de apetito, insomnio, deseo sexual, pensamientos repetitivos sobre el ser amado. Es pasajero porque nuestro cuerpo no podría soportarlo a la larga.
2.- ADAPTACIÓN: Se empieza a conocer al otro con sus virtudes pero también con sus defectos, y así debe ser, es una etapa más realista. En esta etapa se definirán los proyectos comunes y aparecerán las discrepancias, el acuerdo lograra la evolución de la pareja y en los desacuerdos estarán las parejas que no superen esta fase.
3.- SEGURIDAD: Es una fase de seguridad donde los proyectos comunes se desarrollan, el amor esta sustentado por otros sentimientos muy importantes, la lealtad, la amistad, el compañerismo sin dejar de lado lo anterior. No debemos olvidar que las relaciones son cambiantes y no podemos creer que al llegar aquí todo esta ganado, es un proceso que nunca para, todos los días tenemos que luchar por disfrutar del amor.

El enamoramiento
¿Una situación pasajera o una situación deseable?

¿Es enamorarse el estado emocional perfecto o un espejismo pasajero que, mientras dura, aliena a la “víctima” hasta el punto de incapacitarle para percibir cualquier cosa distinta de la atracción hacia la persona objeto de sus desvelos? Estas son las dos posturas extremas ante esa coyuntura que constituye el enamorarse de alguien.

El romántico la defenderá como la situación ideal, porque entiende que nada en el mundo merece compararse con esa felicidad que genera la pasión amorosa. El escéptico o desengañado, sin embargo, aducirá que el amor es una enfermedad pasajera que deja secuelas pero que puede superarse a nada que uno se dedique a lo esencial en la vida: la familia, las aficiones, el trabajo, los amigos… Sin duda, ante el fenómeno del amor cada uno tiene su propia percepción y sensibilidad. Se puede caracterizar el enamoramiento como una “locura” transitoria que no tiene edad y que repercute en gran medida en la vida cotidiana del afectado. Es, normalmente, una emoción que irrumpe sin avisar, intensa y bruscamente y que normalmente se atenuará con el paso del tiempo. El enamoramiento es una experiencia que nos conmueve y conmociona, un estado pasajero en que el mundo tiende a convertirse en un paraíso y la vida en una fiesta: el diálogo, por arte de magia, deviene inagotable; el sentido del tiempo desaparece y el “ser con” y el “ser para” ese alguien se convierte en uno de los ejes de nuestra existencia. El amor, en su primera e impulsiva fase, es una nueva, luminosa y diferente forma de estar en la vida, que sacude nuestros cimientos racionales y nos lleva a vivir desde otra perspectiva.
Los síntomas
Aunque suene irónico, el amor puede contemplarse como una patología, como un trastorno ocasional con sus síntomas característicos. Veamos tres de ellos: la idealización de la otra persona, la admiración que sentimos hacia ella y la atribución de un conjunto de característi-cas positivas y nobles, omitiéndose los planteamientos críticos. Otro síntoma es la desapari-ción de la agresividad: para la persona amada, sólo tenemos palabras dulces y amables. Se produce también un cierto trastorno de la atención: todo se nos antoja óptimo, casi mágico. Así, la vida es un regalo e invita a la ensoñación. La comunicación con el enamorado es más comunión que otra cosa y el sentirse adivinado por el otro provee a la relación de sobreen-tendidos y certidumbre. “Te querré siempre”, decimos, insuflados de un optimismo ciego y renunciando a mirar a un pasado poco complaciente. Asimismo, aparece el “secuestro men-tal”: la vida del enamorado gira en torno a cuándo se producirá el próximo encuentro con el destinatario de ese amor. El tiempo adquiere un ritmo distinto, en función de si estamos o no con la persona amada. Sacrificio y esfuerzo no tienen el sentido habitual si se trata de hacer algo por el otro o si permite estar con él o ella. Nos descubrimos más generosos y volcados que nunca: satisfacer, sorprender y agradar al otro se convierte en la mayor ilusión. Ese es uno de los problemas: en esta fase impulsiva y optimista a ultranza: comprender al otro, entenderle, deviene cuestión secundaria.
En los más afectados por el amor, el nerviosismo, las taquicardias, la sudoración, la sensa-ción de no saber cómo comportarse, al igual que las de una extraña placidez y la propensión al lagrimeo y a la risa forman parte de esos momentos irrepetibles del recién enamorado. Visto lo anterior, habrá quien piense que esto de enamorarse (en cuanto que entraña de ingenuidad e ilusión desmedidas y de confianza ciega en el otro) es cosa de juventud o, más bien, de la adolescencia. No todos vivimos de igual modo la experiencia amorosa y puede variar la intensidad de estos síntomas o que no concurran todos ellos, pero la idealización, la peculiar comunicación, la percepción del tiempo, la placidez y las manifestaciones corporales definen el enamoramiento pasional.

Amar es comunicarse y compartir
Amar es darse al otro, comunicarse, desearse y compartirse desde la realidad de quiénes somos. Supone esfuerzo y mimo, confianza y una cierta incondicionalidad ante el proyecto de esa relación. Es un continuo, y casi siempre se manifiesta con vocación eterna, no coyun-tural. Pero el enamoramiento profundo y apasionado, sin embargo, es un pico de explosión que no parte de quiénes somos en realidad sino de unos seres mutuamente idealizados por una relación muy intensa. Esta situación idílica lleva incorporada su fecha de caducidad, por-que el estado de tensión que genera y la suma dedicación que exige no pueden perpetuarse a lo largo de los años. Cuando hablamos de enamoramiento siempre lo asociamos a otra persona y sin embargo ésa es sólo una forma más de amor. Tal vez ese enfoque sea el que nos responda por qué hay personas que nunca o sólo en su juventud recuerdan haberse sentido enamoradas. Y es que para enamorarse de alguien, hay que tener los poros de la piel abiertos a los paisajes, a las personas que nos rodean, a los sentimientos…. Quien sabe reaccionar ante la frustración y el sufrimiento, está mejor preparado para la flexibilidad y apertura mental y emocional que el amor necesita para brotar. En resumen, para poder enamorarse de alguien hay que amar la vida, mostrar interés por lo que acontece a nuestro alrededor, tener ganas de saber, de crear, y aferrarse a la vida apurándola como hacemos con la última gota de agua cuando nos morimos de sed. Puede ser un planteamiento radical, porque a veces es el amor lo que nos permite acceder a todo un mundo de percepciones ya olvidadas pero también es cierto que muchos lamentan no haber estado “preparados” cuan-do el amor llamó a su puerta. Porque la respuesta al amor exige una disposición emocional, un atrevimiento, la asunción del riesgo de fracaso de la relación.
En cualquier momento, independientemente de nuestra edad y situación emocional, enamo-rarse entra dentro de lo posible. Entrar en amores está muy relacionado con la estructura afectiva de las personas, que se ha ido tejiendo en función del tipo de afectos vividos con personas de gran significación emocional, preferentemente del medio familiar. En cada ena-moramiento están presentes, si bien de forma oculta, los modelos y expectativas que arras-tramos desde nuestras experiencias afectivas más tempranas. Muchas relaciones fracasan porque se repiten inconscientemente modelos de relación que no funcionaron o porque se esperaba que la persona amada llenara vacíos heredados de una experiencia insatisfactoria de otras relaciones familiares o amorosas. Cuántas veces hemos oído lo de “si lo sé, no me caso”. Pero, ¿qué es lo que había que saber? Un tanto toscamente expresado: que la otra persona no es el príncipe azul ni la mujer-madre perfecta que nos imaginamos cuando surgió el amor. Aunque haya excepciones, casi nadie responde del todo a las expectativas que sus-citó en el otro mientras duró la fase de enamoramiento, porque somos seres humanos, y por tanto, imperfectos y bien distintos de la persona idealizada que el otro creó en su mente cuando se enamoró.
¿Gestionar el amor?
Hay quien se enamora con frecuencia y de distintas personas por poco tiempo, mientras que otros y otras confiesan no haberse enamorado nunca o haberlo hecho sólo una vez y para toda la vida. El amor pertenece al campo de los sentimientos, a las emociones difícilmente explicables con los argumentos de la razón. El amor hace inexplicable al ser humano y ahí reside su grandeza: continúa siendo un misterio a pesar de los intentos de comprenderlo que el ser humano ha emprendido a lo largo de los siglos. Cuando una persona dice a su enamo-rado “vida mía” siente que el otro es su vida, el compendio de sus aspiraciones emocionales. Pero ahí reside el riesgo: hay que soñar, pero esperarlo todo de la otra persona equivale a arriesgarse a la decepción. Ahí está la clave del fracaso de muchas parejas. Antes de adquirir un compromiso formal, conviene enfriar un poco los ánimos, bajar al terreno de lo real y estudiar a la otra persona, ensayar una relación que nos permita conocer a fondo a nuestro amante, delimitar su manera de pensar, de comportarse en la cotidianeidad, su modo de percibirnos como personas, lo que espera de nosotros y lo que podemos darle para hacerle feliz y consolidar nuestra relación de pareja.
Durante la fase de enamoramiento disculpamos “defectillos” que casi nos parecen un decha-do de originalidad pero quizá el paso del tiempo convierta esas peculiaridades y costumbres en una losa para la relación. Conviene reflexionar un poco. Quizá lo adecuado sea habilitar una convivencia en la que se puedan comprobar lo que dan de sí las expectativas que hemos depositado en el otro. Después podremos adoptar decisiones, siempre dejando la puerta abierta a cambios e imprevistos porque todos somos una caja de sorpresas. En esa cautela pactada puede estar la clave del éxito: vamos a abrir juntos nuestros respectivos cofres para ver qué hay dentro del de cada uno y a asumir conjuntamente la situación real sin perder cada uno su libertad de acción y decisión.
El conocimiento de uno mismo, de las vivencias que han influido en nuestra vida, nos ayuda a saber por qué reaccionamos de determinada manera ante una situación o qué debemos modificar para que las relación amorosa resulte satisfactoria. Pero tampoco nuestra historia personal debe erigirse en condicionante fatal que nos impide abrirnos a opciones con expec-tativas de éxito. Como seres inteligentes y emocionales que evolucionan, somos un proyecto por hacer.

Las obsesiones
El amargo pan de cada día

¿Quién no ha tenido alguna vez ideas o preocupaciones que de forma repetitiva le asaltan sin que sepa alejarlas para vivir sin su pernicioso influjo?

No son pocos quienes dudan sistemáticamente si han cerrado bien la puerta, desconectado el gas, apagado la luz… y vuelven una y otra vez a confirmar que, efectivamente, sí lo habían hecho. Otras personas ritualizan su vida cotidiana con manías como contar las baldosas de las cocinas o los peldaños de las escaleras, no pisar las rayas del suelo, retener las matrículas de los coches, ocupar siempre el mismo asiento en las reuniones o comidas, portar un objeto inútil en el bolsillo… Pero esto no son sino manifestaciones casi anecdóticas de unas costumbres que pueden convertirse en un verdadero problema psicológico. Todos tenemos hábitos que, a pesar de que merezcan el calificactivo de manías, consideramos normales. Pero cuando estos pensamientos o manías hacen sufrir nos encontramos con los trastornos obsesivo compulsivos. Las obsesiones son pensamientos que se repiten de forma insistente a pesar de la voluntad del individuo, y que escapan a su control.
Si los pensamientos obsesivos se convierten en gestos de conducta casi automática, devie-nen en compulsiones, acciones o manías que la persona se ve forzada a ejecutar para sentir-se bien o, al menos, tranquila. Es consciente de lo absurdas e irracionales que son, pero se siente incapaz de eludirlas. Cuando las compulsiones se asocian entre sí, formando una ca-dena, se convierten en rituales patológicos.
Catálogo de rituales obsesivos
Casi siempre están relacionados con:
â?¢ La limpieza. Quienes los padecen tiene pavor a quedar contaminados con lo que to-can o rozan y se lavan repetidamente las manos. Incluso llegan a evitar dar la mano o cualquier contacto físico en los saludos. Una motita de polvo en un mueble les pa-rece algo horrible.
â?¢ El orden No soportan que alguna cosa se halle, siquiera temporalmente, fuera de su sitio. Incluso si ocupan su lugar debe ser en simetría o en conformidad con los ángu-los de la mesa. Tampoco soportan que los demás no cumplan con esos cánones del orden compulsivo y las personas que conviven en la casa, sean adultos o no, habrán de cumplir estrictamente con las normas de orden y limpieza impuestas por el afec-tado por esta manía.
â?¢ Comportamientos indecisos. Por ejemplo, comprueban una y otra vez cómo está la casa antes de cerrar la puerta. Y aun así, vuelven a entrar después de haber ce-rrado. Ante cualquier decisión, por nimia que sea, lo pensarán durante meses. Y, una vez adoptada, dudarán si fue acertada. Y reflexionarán incasablemente sobre si han hecho bien, o consultarán con otras fuentes.
Distinguir los pensamientos obsesivos
Todos tenemos manías, preocupaciones o pensamientos repetidos. Pero si la obsesión llega a dificultar o impedir las relaciones sociales, si la persona pierde libertad… nos hallamos ante un trastorno obsesivo compulsivo que puede requerir de la intervención de un especialista. Resultaría interminable enumerar las consecuencias que pueden acarrear los pensamientos irracionales en quienes los padecen y en quienes conviven con estas personas. El catálogo es muy amplio, desde los inconvenientes más triviales hasta los desenlaces más dramáticos. Y todo ello sólo por haber interpretado distorsionadamente la realidad. Ya en el siglo I, Epicte-to, un filósofo estoico, afirmaba que «los hombres no se perturban por causa de las cosas, sino por la interpretación que hacen de ellas». En cualquier caso, lo interesante es saber cómo librarse de las obsesiones y hacer frente a estos pensamientos irracionales y distorsio-nados. Y, consecuentemente, cómo conseguir vencer a las conductas compulsivas.
La psicología científica, de la mano de autores como Ellis, Beck, Mahoney o Golfried, ha alumbrado la Reestructuración Cognitiva, una técnica psicológica cuyo objetivo es identificar, analizar y modificar las interpretaciones o pensamientos erróneos que las personas experi-mentan en determinadas situaciones o tienen acerca de otras personas.
Los pensamientos negativos
El pensamiento, en general, es un diálogo con nosotros mismos en el que terminamos haciendo afirmaciones sobre determinadas situaciones. Pueden ser positivos si nos hacen sentir bien y nos ayudan; o negativos, si nos originan emociones negativas o nos hacen su-frir. Serán racionales si se corresponden con lo que sucede objetivamente en la realidad, e irracionales si se alejan de lo que sucede.
Los pensamientos que causan más sufrimiento son los irracionales negativos. Describamos algunos :
â?¢ Pensamiento filtrante. Se toman los detalles negativos y se magnifican, sin filtrar los aspectos positivos de la situación.
â?¢ Pensamiento polarizado. El maniqueismo: las cosas son blancas o negras. La per-sona ha de ser perfecta; si no, es un fracasado. No hay término medio.
â?¢ Sobregeneralización del pensamiento. Se extrae una conclusión general de un simple incidente. Si ocurre algo malo en una ocasión, se esperará que ocurra una y otra vez.
â?¢ Interpretación del pensamiento. Creemos saber qué sienten los demás y por qué se comportan como lo hacen. Nos vemos capaces de adivinar lo que sienten los de-más acerca de nosotros.
â?¢ Visión catastrofista. Se vaticina, se espera y se teme irracionalmente, el desastre. El individuo se entera de un problema y empieza a decirse «¿y si ocurre que…?», «¿y si me sucede a mí?»
â?¢ Personalización. Creemos que todo lo que la gente hace o dice es una forma de re-acción hacia nosotros. Y nos comparamos con los demás, intentando determinar quién es más elegante, quién es más brillante, quién tiene aspecto más saludable¿
â?¢ Culpabilidad. Mantiene que los demás son responsables de su sufrimiento o adopta el punto de vista opuesto y se culpa a sí mismo de los problemas ajenos.
Cómo actuar ante los pensamientos irracionales negativos
â?¢ Seamos conscientes de la influencia que tienen sobre nuestra conducta y emocio-nes. Los pensamientos son esos monólogos que mantenemos con nosotros mismos interpretando la realidad que nos rodea y a nosotros mismos. Pero son sólo hipótesis a demostrar.
â?¢ Identificar los pensamientos, determinar en qué medida son objetivas esas inter-pretaciones de la realidad, hasta qué punto son racionales. Y hasta qué punto son polizones que se han colado sin nuestro permiso y nos hacen sufrir sin razón. La alarma salta cuando nos producen emociones negativas como miedo, angustia o tris-teza. Desenmascaremos entonces al polizón y examinémoslo sobre la racionalidad y la adecuación con la realidad.
â?¢ Analizarlos, partiendo de que son sólo hipótesis a demostrar y que pensar algo no significa que sea cierto.
Cómo analizar si los pensamientos se ajustan a la realidad
â?¢ Qué datos objetivos de la realidad apoyan e invalidan ese pensamiento.
â?¢ Con qué argumentos se defendería ese pensamiento ante otra persona
â?¢ Qué probabilidad existe de que suceda lo que se piensa.
â?¢ Si lo tuviera otra persona, qué le diría yo para demostrarle que está en un error.
â?¢ Es esa la única forma de interpretar la situación o existen otras .
Cómo analizar si influyen en los estados emocionales y en las conductas
â?¢ ¿Me ayuda a conseguir mis objetivos?
â?¢ ¿Me hace bien o me hace daño?
â?¢ ¿Cómo influye en mi estado de ánimo?
â?¢ ¿Cómo influye en mi conducta?
Cómo analizar qué ocurriría si lo que se piensa fuera cierto.
â?¢ Incluso si lo que pienso es correcto ¿es realmente una catástrofe?
â?¢ ¿Qué consecuencias reales tendría para mí si ocurriera?
â?¢ Si es así, ¿está justificado que me descomponga tanto?
â?¢ Si lo malo ocurre, ¿será para siempre? ¿O algo temporal?

Asedio Sexual en el trabajo – El tabú del empleo precario

1 – El tabú del empleo precario
El tema del asedio sexual en el trabajo ha permanecido a menudo oculto en el ámbito de las conversaciones y discusión laboral, principalmente por su carácter de ambigüedad para ser evaluado y considerado, y las consecuencias psíquicas, emocionales y morales la persona en cuanto a víctima y victimario.

Inserto en el marco de la empresa moderna y sus normativas de flexibilización, el tema puede ser abordado desde diversas perspectivas : laboral, en cuanto a su aspecto de precariedad y desregulación propia de la falta de definición completa del concepto; psicológica, en cuanto al daño psíquico, emocional y moral de la persona; judicial, en cuanto a la precaria legislación sobre el tema, al no existir mecanismos reales a implementar de sanción al acosador y protección a la víctima.

En este sentido, el tema se vuelve ambiguo y difícil de aprehender pues se comienza a ver la perspectiva de todos los casos. Sin pretensiones de justificar el hecho de que aun no exista una medida real de aplicación, debido a la dificultad de asir el tema por un eje central, el presente trabajo intenta reflejar al menos cuatro aspectos:

Primero, un marco de comprensión y ubicación del problema en el contexto del mundo empresarial moderno. Segundo, se intenta revisar una panorámica de la situación en cuanto a la formulación del problema en sus términos reales, o al menos en consideración del máximo de sus implicancias. Tercero, se presentan algunos datos de la realidad del problema en Chile y del modo en que se aborda el tema en el país. Por último, se realizan algunas consideraciones que parecen relevantes para el tema en cuestión.

2 – Marco de Flexibilidad laboral vs desregulación
El término de flexibilidad laboral a menudo presenta dos planos de comprensión válidos: primero, como mecanismo de adaptación de la empresa, pues la empresa que no se adecua al cambiante medio externo, desaparece. Por otra parte, presenta una serie de aspectos de desregulación, en desmedro del trabajador, que plantean temas éticos, de justicia y explotación importantes de considerar.
Como estrategia de adaptación de la empresa moderna, se manifiesta en diversos planos de la gestión general y específicamente la gestión de recursos humanos, involucrando todo el quehacer de la empresa. En este sentido, se pueden distinguir las siguientes dimensiones (Avendaño, 2001):
– Flexibilidad numérica interna: Se pierden las barreras de tamaño de la planta laboral, es decir, el número de trabajadores deja de ser estable adaptándose a las demandas del mercado de producción. Los mecanismos de contratación cambian siendo estos a su vez flexibles en términos salariales, de horario de trabajo, duración del contrato, etc.
– Flexibilidad numérica externa: Se hace más eficiente el proceso de producción al subcontratar servicios de manera externa a otras empresas especializadas en ellos. Existiría un intermediario entre empleador y empleado y se concentrarían los recursos a la real producción o servicio de la empresa.
– Flexibilidad funcional: El recurso humano se vuelve polifuncional, es decir, se flexibiliza el potencial de aprendizaje y adaptación, y se logran adquirir nuevas habilidades y conocimientos según las nuevas situaciones lo requieran.
– Flexibilidad salarial: El salario se liga al desempeño y productividad real de la persona y se traduce en bienes tangibles.

En el otro ámbito, el advenimiento de la flexibilización, con todas sus ventajas para el desarrollo empresarial, ha desarrollado una realidad paralela a menudo adversa para el trabajador, en cuanto su seguridad social, la legislación que lo protege y su propio trabajo se vuelven incierto e inseguro. Los horarios, el salario y el ámbito de relaciones laborales comienzan a presentar una pérdida de límites en cuanto este se adapta a los requerimientos de la situación del momento, y las relaciones humanas pasan a ser el eje decidor de la negociación en cuanto a lo que se debe y no se debe hacer, existiendo una desregularización de las normas y pautas contempladas para el que hacer laboral. En este caso, se habla de desregulación “cuando algunos empresarios entienden que la modernización productiva pasa por hacer más flexible el código de normas sobre el trabajo” y se procede a omitir o ignorar las normas en cuanto entorpecen el “espíritu innovador del empresario” (Guerra 1995).

El conjunto de normas sociales que se establecen en la interacción entre empleado y empleador y que regulan su relación funcional se pueden entender como “reglas del juego”, e incluyen: la regulación de los contratos y relaciones de trabajo, aguinaldos, horas extras, jornada, aspectos de seguridad social, derechos y sindicalizaciones. Estas reglas se enmarcan en la regulación mayor que serían los mecanismos del Estado para regular la situación en el caso de que alguna de las partes viole las reglas (Guerra 1995). Sin embargo, y como se revisará más adelante, la legislación a menudo va un paso atrás en cuanto a regular las situaciones ilícitas que van directamente en desmedro del empleado que se encuentra indefenso ante la posibilidad de daño psíquico, moral y de pérdida de su empleo.

El empleo precario o atípico, entonces, es aquél que rompe con los esquemas tradicionales de la relación laboral clásica. “Este tipo de empleo se caracteriza por la desprotección del trabajador por parte de la legislación laboral y la seguridad social” (Guerra 1995) …resultando “imposible no señalar que la idea de precarización comprende la diferenciación y erosión progresiva y pérdida de garantías generales ligadas a la relación laboral normal y el deterioro en las condiciones de trabajo” (Rodgers 1992, en Gonzalez 1997).

Un tema tocado al margen por sus implicancias en la desregulación si bien resulta lícito en el quehacer empresarial es el de la subcontratación laboral. Se discute en estos casos que la subcontratación presenta un alto grado de indefinición en cuanto a la relación empleado – empleador y al modo en que se regula la relación laboral (González, 1997).
Por último, una variable que agrava el problema y muy contingente a nuestro país son los altos índices de desempleo (catedra de clases de Gestión de RRHH, 2001). En este sentido, la posibilidad de perder el trabajo conlleva a una aceptación por parte del trabajador quien en otra condición hubiese reclamado por justicia y dignidad, y hoy prefiere resignarse con perjuicio de su salud física, mental o moral.

3 – El tabú del asedio sexual
Según la definición expuesta en el artículo sobre asedio sexual en el trabajo (Henríquez 1999), se trataría de una conducta de carácter sexual o con connotaciones de esta naturaleza, no deseada por las personas a quien va dirigida que tiene efecto o amenaza la situación laboral de esta última. Dentro de esta definición hay varios conceptos distintivos e importantes, como son la diferenciación entre la aceptación o no aceptación de la víctima y la atracción heterosexual legítima, o los efectos según sea su rechazo o aceptación en lo correspondiente a su contratación, promoción, ascenso, salud o bienestar en el trabajo (Henríquez 1999).

Al mencionar anteriormente los ámbitos laborales involucrados en la precarización del trabajo, se hizo una revisión bibliográfica y referencial sobre los aspectos en que son afectados los trabajadores. Al revisar dichos textos, la relevancia del tema a tratar a continuación, saltó a la luz por el mismo hecho de no ser explícito en la mayoría de los textos tratados. El tema del asedio sexual en el trabajo, así como el de la Discriminación Laboral, son según Ricardo Reyes, jefe de personal de la obra KOLPING CHILE (2000), dejados al margen de lo que son las Relaciones Laborales principalmente por un problema cultural. Los parlamentarios se encuentran reacios a asumir el problema como un tema de contingencia política al interior de las empresas y de interés para la legislación gubernamental, y prefieren considerarlo sólo delicado y sujeto a ser elaborado en el futuro.

En este sentido, se perpetúa la concepción del asedio sexual como un tema particular de la intimidad de las personas involucradas, bajándole en amplios grados el perfil de gravedad de las consecuencias mentales y morales para las personas implicadas (Reyes, 2000).

Por otra parte, el asedio sexual en sí constituye una forma de discriminación por cuanto, aunque en teoría puede afectar indistintamente a hombres y mujeres, en la práctica la mayoría de las afectadas son mujeres. Es discriminación además, porque tales conductas denotan una visión de inferioridad de un sexo con respecto de otro (Silva 1999).

Las razones que explican esta realidad, serían de índole cultural, pues la mujer continua siendo desvalorizada en lo relativo a su real capacidad profesional y de trabajo. Existe, además, una práctica generalizada que hace legítimas tales conductas, al no haber canales adecuados de denuncia y protección legal y de una posibilidad efectiva de sanción, repitiéndose y permaneciendo en la impunidad (Silva, 1999).

Por otra parte, hay una fuerte carga de carácter subjetivo que dificulta determinar el acto de hostigamiento sexual. Puede haber ciertos actos, palabras, insinuaciones o gestos que pueden parecer ofensivos para cierta persona pero no para otra. Se plantea una gran dificultad para delimitar una definición objetiva que abarque la mayoría de los casos y que sea lo suficientemente concreta como para no legislar sólo sobre los casos de extrema gravedad. Se trata de conductas que puedan ser evaluadas según un juicio real de gravedad y ofensa para la víctima, causándole un real perjuicio a la dignidad de su persona(Silva, 1999).

Por último, el tema se diluye aun más cuando se plantea una diferencia sutil entre lo mencionado anteriormente en cuanto a negociar horarios, jornadas, salarios o tipo de relación laboral un nivel formal e informal. En este sentido, el asedio sexual según todos sus matices puede resultar difícil de definir o evaluar al estar sujeto a la percepción de ambos actores en cuanto a lo correcto o incorrecto en una relación de trabajo. En términos quizás más claros, no resulta extraño suponer que en un ambiente de trabajo donde se maneja la comunicación altamente informal, producto de la empresa moderna y del buen clima laboral, aparezcan situaciones ambiguas de informalidad donde el límite entre lo adecuado y lo no adecuado sea difuso y mal definido.

Realidad chilena

Lazo (1995) citado en Henríquez (1999) alude a un estudio de la Organización Internacional del Trabajo en 23 países industrializados, en el cual la proporción de trabajadoras afectadas oscila entre el 15 y el 40 % en distintos países . En países como EEUU o España, la cifras son aún más altas. En Chile, los datos existentes de 1991 señalan que el 20% de las encuestadas ha sido víctima de asedio sexual en el trabajo y el 84% lo reconoce como un fenómeno existente. En cuanto a la denuncia de los casos, La Inspección del Trabajo ha recibido tan sólo 49 denuncias desde 1997 a la fecha, y se ha señalado que de las renuncias recibidas, en la mayoría de los casos el acosador es una persona conocida en situación de poder sobre la víctima. Se estima que un 25% de los casos son denunciados, y de este porcentaje un 26% no logra resolverse en la intervención de la Dirección del trabajo por carecer de un respaldo legal (Reyes, 2000).

La realidad chilena y el marco legal
Las acciones que es posible desplegar para obtener la sanción de tales conductas son  en opinión de Lazo (1995) citado en Henríquez (1999) : el recurso de protección ante la Corte de Apelaciones, la recurrencia a los tribunales del trabajo y la fiscalización por parte de la Dirección del Trabajo.

La recurrencia a los tribunales es aún una vía poco utilizada. Si bien podrían intentarse demandas y ponerse en práctica mecanismos judiciales y administrativos, en Chile ha predominado la costumbre que exige leyes específicas para resolver cada tema. De allí que no se registran sentencias judiciales de sanción a estos hechos.
La vía administrativa, es decir, la recurrencia a la Dirección del Trabajo, suele ser vista por los trabajadores como una instancia cercana y accesible cuando se busca protección. Sin embargo, la función fiscalizadora de la Dirección no es tan clara en materia de asedio sexual según dice que “lo que no está legalmente prohibido, está permitido”.
En otras fuentes (Silva 1999), Hernán Silva, abogado del colegio de Abogados de Concepción, señala que “la mayor parte de las situaciones de asedio sexual caben perfectamente en las previsiones del código penal chileno que rige desde hace ciento veinte años, y pueden ser sancionada con él. Lo que ocurre es que, como en muchas otras cuestiones, es que se ignora o se olvida su contenido y todas sus posibilidades y no se acierta a sacar provecho de las innúmeras virtualidades que laten en su seno”… “En efecto, el artículo 296 castiga al que amenace seriamente a otro con causarle o causar a su familia un mal que constituya delito, siempre que por los antecedentes aparezca verosímil la consecución del hecho (…) según haya sido conseguido o no el próposito (…).
Se encuentra en proceso en Chile, un proyecto de ley que define el acoso sexual como : “Comportamiento de carácter sexual no deseado por la persona afectada, que incide negativamente en su situación laboral causándole un perjuicio”. De acuerdo al Servicio Nacional de la Mujer, (SERNAM 2001), “el Estado tiene la obligación de garantizar a todos los trabajadores, mujeres y hombres, oportunidades en el acceso, permanencia y progreso en el empleo, procurando el máximo de bienestar en el lugar donde se desempeñan”. El SERNAM se atribuye el deber de propiciar políticas públicas que mejoren las condiciones de trabajo y la calidad del empleo de las mujeres. En este contexto, el SERNAM redactó una indicación sustitutiva al Proyecto de Ley sobre el Acoso Sexual donde, además de la definición expuesta anteriormente, se complementa : … tal comportamiento puede consistir en una o varias acciones reiteradas en el tiempo, lo que decidirá el juez tomando en consideración la gravedad del comportamiento. La indicación sustitutiva también modifica el Código del Trabajo, estableciendo, por una parte que el acoso sexual constituye una forma especial de discriminación contraria a los principios de leyes laborales y, por otra, estableciendo dicha conducta como causal del término del contrato de trabajo, elevando la indemnización a que pueda dar lugar en un 100%. Conjuntamente, se modifica el Estatuto Administrativo y el que rige para todos los trabajadores municipales en lo relacionado con la responsabilidad administrativa de los funcionarios, prohibiéndose expresamente el acoso sexual, y estableciendo una medida disciplinaria para quienes incurran en él. Actualmente, se encuentra en Primer Trámite Constitucional en la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados.

4 – Conclusiones
En este apartado, son dos los temas considerados importantes a tratar. Uno es el tema de la subjetividad involucrada en el conflicto del acoso sexual a nivel de las partes implicadas y del tipo de medidas reguladoras a implementar.

En el primer tema, confluyen diversos aspectos. Primero, como se planteó en el subtema del asedio sexual visto como un tabú, aparece la atribución y juicio de valor que realiza la víctima ante una situación de acoso. Desde un punto de vista estrictamente psicológico, se puede observar como la realidad es personal y única según las propias características de personalidad, y por lo tanto, una misma situación puede verse de modo distinto según el observador. Según esto, lo que para una persona puede ser una clara situación de acoso sexual, para otra puede no serlo (Rapaport, 1999). Refiriendo al tema a la psicopatología de la personalidad, por ejemplo, si una persona presenta un estilo de personalidad paranoideo, es muy probable que vea a su alrededor permanentes amenazas a su integridad y capacidad, con lo consecuentes riesgos de pérdida del empleo.

A menudo los acusados de asedio sexual expresan que la culpa del acoso la tiene la víctima, según su forma de vestir o manera de actuar explica y justifica que sean asediadas (Dirección del Trabajo, citado en Henríquez 1999). En este sentido, si se sigue con la terminología de los estilos de personalidad, una personalidad histriónica calza con las características expuestas por los acusados: vestimenta en extremo provocativa, ajustada al cuerpo, gestos insinuantes, sensuales e invitadores, y que, al momento de que el aludido acepta la insinuación, la persona se escabulle, reclama abuso de poder y luego acusa a la “víctima”(que sería el acosador) de acoso sexual.
Según lo expuesto anteriormente, el tema reclama una evaluación precisa y psicológica de cada caso en particular para determinar las circunstancias reales y/o fantaseadas respecto al acoso. Como se puede concluir, es muy probable que en muchos de los casos se trate más bien de una historia de atribuciones más que una realidad factual.
Sin embargo, este argumento no puede servir para justificar el no tomar medidas al respecto. Como se expresó también en el subtema del asedio sexual como tabú, muchas veces se pierde el límite entre lo que son las relaciones informales de compañerismo y lo que es asedio propiamente tal. Si se legisla sobre el tema, puede que se produzcan abusos sobre la ley por transformar en asedio sexual una situación que vulgarmente no lo es por sacar ventajas personales. Puede que incluso muchas formas de venganza personal hacia el empleador por diversos motivos, se traduzcan en innumerables denuncias por acoso , yendo la ley en directo desmedro del empleador.

Por último, se hace alusión en materia de legislación laboral (Reyes, 2000) al sindicalismo en Chile, y la negociación colectiva. “Gracias a la semilla plantada por el sindicalismo, las empresas han logrado entender paulatinamente que si sus objetivos corporativos se identifican con los objetivos particulares de sus trabajadores, se experimentará una mayor rendimiento y productividad, logrando así un desarrollo equitativo de ambas partes”. Se plantea en estos términos, que la mejor forma de dar solución al problema del acoso sexual y la discriminación laboral y su consecuente daño moral, es a través de un organismo de trabajadores que planteen mecanismos de detección y manejo de situaciones anormales en el trabajo, en un marco de negociación con el empleador, donde se determinen en conjunto una definición consensual sobre el asunto, parámetros de acción, modalidad de protección al denunciante y términos en que se recurrirá a la ley en caso de que sea necesario.

Violencia de genero

1 – Correcto o incorrecto
Llevamos ya un cierto tiempo intrigados, llenos de dudas y cautelas ante la presencia creciente de este sintagma nominal, violencia de género, preguntándonos si es correcto o simplemente adecuado su uso, o bien si se trata, una vez más, de un caso también de violencia o agresión, por ignorancia o descuido, contra nuestra propia lengua.
Para muchos resulta bastante cierto que, como viene sucediendo con cierta frecuencia, el español se somete aquí a la omnipresente influencia del inglés contemporáneo; pero conviene no olvidar que, a su vez, la lengua inglesa se nutre constantemente, y a lo largo de su propia historia, durante siglos, de términos de origen latino que han entrado directamente o bien a través del francés y otras lenguas romances: en este caso, gender entró en el inglés a través del antiguo francés gendre (genre en francés moderno), que procede del neutro latino genus, generis, derivado de gignere ‘engendrar’ según Corominas, o del gr. génos; el inglés violence es igualmente procedente del latín violentia; y el inglés sex procede del latín sexus, -us, palabra de género masculino.

2 – Opiniones en contra
En la lengua española, los diccionarios parecen no haber recogido todavía la identificación entre los términos género y sexo, identificación que permitiría sin estas dudas que nos acometen aún el uso de ‘violencia de género’ con el sentido de ‘violencia de varones contra mujeres’, o también de ‘violencia de mujeres contra varones’. Ni el último de los diccionarios académicos (Ac92), ni el de María Moliner en su segunda edición (DUE98), ni el indispensable Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos (DEA99) han recogido tal tendencia, que no encuentro tampoco en otros diccionarios recientes, y acaso por ello el rechazo de este uso del citado sintagma, violencia de género, es frecuente y, para aquellos que lo practican, justificado; aun cuando todos sabemos muy bien que los diccionarios van detrás de los usos, y no al revés.

Veamos ejemplos recientes de tal repulsa, y en primer lugar a través de dos voces autorizadas: las de Fernando Lázaro Carreter y Álex Grijelmo.

1º La primera de estas autoridades, Fernando Lázaro Carreter, autoridad académica del máximo prestigio en estas cuestiones, en El dardo en la palabra, bajo el título Vísperas navideñas, en El País, el domingo 3 de diciembre del 2000 (OPINIÓN / 15), afirma lo siguiente:

A fines de noviembre, varias jornadas fueron justamente consagradas en Valencia al problema de las mujeres agredidas, tan frecuente y bochornoso. […].

Pero el idioma sufre también agresiones casi cruentas, sin demasiadas protestas del pueblo agredido en su idioma. Esa misma reunión valenciana suscitó un editorial en otro periódico no menos importante, que atacaba desde el título. Rezaba así: “Violencia de género”, y rompía a razonar de este modo: “Mujeres procedentes de cien países (…) han vuelto a dar la voz de alarma sobre la violencia de género…”. Decía más adelante: “La violencia de género afecta a todos los países, a todas las clases sociales y a todas las razas”. La tal violencia es la ejercida contra las mujeres con vejaciones, palizas, mutilaciones y asesinatos. También he procurado enterarme sobre qué hace ahí ese género, y de las averiguaciones resultan probados los siguientes hechos: a), en inglés, el vocablo gender significa, a la vez, ‘género’ y ‘sexo’; sabemos todos que, en las lenguas románicas, estos términos tienen significados muy distintos, gramatical el uno, y biológico el otro […]; b) en el Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín en 1995, los traductores de la ONU dieron a gender el significado de ‘sexo’; así incluían también a los transexuales, que, siendo hombres de cuerpo, se sienten mujeres, o a la inversa: también se ceba la violencia contra sus personas.

La solución, inmediatamente aceptada por algunos siervos de la lengua inglesa, satisfará, tal vez, a quienes tienen que vivir en tal contrariedad, y sería aceptable si no hiriera el sentimiento lingüístico castellano (y catalán, portugués, italiano, francés, etcétera), donde se diferencian muy bien cosas tan distintas como son el género y el sexo. Por otra parte, ¿no será violencia de sexo también la que se encarniza con tales personas por su incoherencia sexual? Hablar de violencia de género parece demasiada sumisión a los dictados de la ONU, autora de tantos desmanes lingüísticos.

2º La otra voz de autoridad a la que hemos recurrido es la del periodista Álex Grijelmo, que en su último libro, La seducción de las palabras (Taurus, Madrid, 2000) dedica el documentado capítulo VIII, LA DESAPARICIÓN DE LA MUJER, a analizar algunos aspectos perversos y vicios sexistas en el español actual. Grijelmo opina también en contra del uso de este sintagma, en las pp. 252-253 del citado libro:

Muchas feministas han llevado su justa lucha al terreno del lenguaje, pero despreciando la historia de las palabras y las estructuras de la lengua común. Podemos ver un ejemplo claro de este desdén lingüístico en su empeño por emplear la expresión “violencia de género”3. Sólo el complejo de inferioridad de los hispanohablantes frente a los términos que llegan desde el inglés puede explicar que las feministas españolas prefieran la expresión “violencia de género” (pésima traducción del inglés: meliflua y blandurria además) a fórmulas más descriptivas y contundentes en español, y menos candorosas, como “violencia machista” o “violencia sexista”, o “violencia de los hombres”. El complejo de inferioridad y tal vez cierta incompetencia en su propio idioma.

Además, en la extensa nota 3, en esas mismas páginas, 252-253, defiende Álex Grijelmo la opinión de que

el concepto de género es gramatical. Escribir “violencia de género” equivaldría a decir “violencia de subjuntivo”. Una mesa es del género femenino, pero carece de sexo. La banca tiene género femenino, pero en ella mandan los hombres. Con arreglo a la proclama literal sobre la “violencia de género”, las torturas que cometiese la policía de un país serían violencia de género femenino (las torturas, la policía). Convendría a quienes defienden la expresión “violencia de género” leer a los expertos que han apoyado las tesis feministas sin desconocer por ello las leyes democráticas de la gramática ni la historia de la lengua.

Repite en esta nota Grijelmo casi exactamente los mismos argumentos que proporcionó al defensor del lector de El País, Camilo Valdecantos, y que se publicaron en dicho diario el domingo 7 de marzo de 1999 (p. 16 / OPINIÓN), en el trabajo titulado Sexo, sólo sexo, y al que aludiremos más adelante, en el punto 3.

3º En la SER (el 26 de diciembre del 2000, a las 13.08) evitaron violencia de género, al dar la noticia de que un militar jubilado de 70 años había matado el día anterior a su ex mujer de dos disparos, y después se había suicidado, definiendo tal hecho como violencia doméstica y violencia conyugal. La misma noticia, en el ABC, utiliza la expresión violencia doméstica, y omite curiosamente el dato de que el supuesto asesino era militar, omisión nada inocente. En El País, la noticia ocupa una notable extensión, pero se evitan el sintagma violencia de género y sus posibles alternativas; tan solo al final, en un párrafo que recuerda las terribles cifras (17 mujeres muertas en la región durante el año a manos de sus parejas; según los grupos feministas, más de 60 en toda España) se dice textualmente: «víctimas de la violencia doméstica».

4º El 8 de marzo del 2001 los diarios ABC, El Mundo y El País, para referirse al II Plan de Violencia Doméstica â??mejor sería denominarlo II Plan contra la Violencia Domésticaâ?? que ha presentado el gobierno, han evitado la expresión violencia de género, sustituyéndola por violencia doméstica y violencia conyugal.

5º En el diario El Mundo, el domingo 15 de abril del 2001 (CRÓNICA Cool, en una entrevista de María Eugenia Yagüe a la presidenta de Amnistía Internacional, Eva Díaz-Llanos, evitando el empleo de la expresión violencia de género, se decía lo siguiente:

                Y la violencia doméstica a veces es tan grave que puede equipararse a la tortura.

6º En El País, el martes 20 de marzo del 2001, bajo el titular «20.000 alumnos regalan a sus padres un manifiesto contra el maltrato conyugal», se decía:

Los progenitores de 20.000 alumnos de colegios e institutos de Fuenlabrada […] recibieron ayer […] la copia de un manifiesto contra el maltrato a las mujeres. Los chavales ejercieron de emisarios de la “primera y única” plataforma constituida por hombres para condenar la violencia contra las féminas: la Plataforma de Hombres contra los Malos Tratos, integrada por una treintena de políticos, deportistas, empresarios y gente anónima de la localidad, que quieren mostrar así su repulsa al terrorismo doméstico.

7º Igualmente se ha evitado cuidadosamente la presencia de este sintagma en las noticias sobre un delicado asunto que atañe a la Iglesia católica. En marzo del presente año 2001 ha aparecido en los medios un especialísimo caso de violencia de género; exactamente el miércoles 21 de marzo, en El Mundo (SOCIEDAD 33), Rubén Amón, desde Roma, recoge la noticia de un escandaloso informe que describe “el modo en que algunas religiosas padecen acosos, abusos deshonestos e, incluso, violaciones”. El mismo día, en El País (SOCIEDAD / 28), Lola Galán, igualmente desde Roma, se refiere extensamente a la misma noticia sobre “cientos de violaciones de sacerdotes a monjas”; nos dice que “el informe, recogido ayer por el diario italiano La Repubblica, recoge denuncias de abusos en 23 países”, y que este informe se basa en otro que se remonta al 18 de febrero de 1995. Y puntualiza: “los datos figuran en varios informes de la religiosa Maura O’Donohue y en otro de Marie McDonald, publicados por la revista norteamericana National Catholic Reporter.” A pesar de la notable extensión concedida por ambos diarios a este asunto, en ningún momento utilizan la expresión violencia de género, que evitan ambos, utilizando en cambio: abusos sexuales, acosos, violaciones, estupros colectivos, relaciones sexuales, favores sexuales. También se evita el citado sintagma el viernes 20 de abril de 2001, cuando en El País (SOCIEDAD / 34) se recoge desde Madrid la noticia de que “la oposición pide que los curas violadores de monjas sean juzgados”:

Todos los grupos parlamentarios, menos PP y CiU, suscribieron ayer una declaración que pide que los curas violadores de monjas en 23 países sean detenidos y juzgados. […] condenan la violencia sexual contra religiosas católicas y manifiestan su solidaridad con las víctimas. […] La declaración se basa en los informes presentados al Vaticano por las hermanas Maura O’Donohue y Marie McDonald, que denuncian “todo tipo de abusos y acoso sexual, casos extremos de abortos impuestos, exigencias cotidianas a las novicias para proveerles de documentos, sumisión de feligresas y sus familias a los caprichos del párroco, y excesiva indulgencia de los obispos con los sacerdotes que han cometido agresiones contra monjas y novicias”.

Tampoco el teólogo E. Miret Magdalena, en El País (26 marzo 2001), utiliza la expresión violencia de género en un documentado trabajo, que titula La azarosa historia del celibato sacerdotal, que comienza y termina con las siguientes palabras:

Lo que acaba de desvelarse: que una parte del clero no cumple ni respeta el celibato, y que incluso se lanzan a violar a monjas y novicias, no es sino consecuencia de esa férrea ley que impide al clero latino casarse. […] ¿No es entonces natural y humano que la Iglesia de Roma suprima la hipocresía del celibato, que tantos males sexuales trae como consecuencia, y Roma haga caso de las sensatas peticiones, en ese sentido, de algunos obispos y moralistas y de muchos seglares católicos?

8º En El País, el lunes 28 de mayo del 2001, en CARTAS AL DIRECTOR, se utiliza también el titulillo Violencia doméstica, evitando violencia de género, en una carta firmada por Ana María Bibiloni, de Palma de Mallorca, quien afirma:

El hombre español está muy bien situado en el ranking mundial de violencia. […] Salimos a la calle en contra del terrorismo, pero ya son más este año las mujeres muertas a manos de sus propios compañeros. Y nadie hace nada para evitarlo.

Cuando la autora de los malos tratos es la mujer, y la víctima el varón, igualmente se evita el uso del sintagma violencia de género. He seleccionado tres ejemplos recientes:

1º En El País, el viernes 20 de abril del 2001 (SOCIEDAD / 38):

Los Mossos d’Esquadra han detenido al novio de una hija de una mujer acusada de parricidio como presunto cómplice del crimen cometido el 27 de febrero en la localidad leridana de Almenar. Magdalena Martín Pardo, de 35 años, confesó al día siguiente a los hechos que mató a golpes a su compañero sentimental […], harta de soportar los malos tratos que le infligía aquél.

2º En El País, el domingo 22 de abril del 2001:

La violencia doméstica contra varones también ha llegado al servicio especializado de la Policía Municipal. […] Casos de mujeres que peguen a sus compañeros o maridos son, según Matilde González, sargento responsable del Servicio de Atención a Víctimas de la Violencia Doméstica, “muy raros”.

3º En El País, el martes 1 de mayo del 2001:

Eva María Torres Muños, de 25 años, fue detenida ayer como presunta autora de la muerte de su compañero sentimental, el ciudadano finlandés, Teuto Kalervo Stranden, de 65 años.

Todos estos ejemplos que hemos seleccionado entre muchos más, en los que se ha evitado el uso del sintagma violencia de género, se podrían acaso justificar por la ausencia de la identificación entre género y sexo en el español actual que detectamos en los diccionarios que cité antes (Ac92, DUE98 y DEA99), identificación que sí se ha producido, ya, en el inglés contemporáneo de manera generalizada; lo que en modo alguno podemos admitir es la afirmación de que ‘género’ posee un valor semántico únicamente gramatical. De ningún modo: no hay por qué ignorar, desconocer u ocultar los otros sentidos que no son gramaticales; están en el uso y en los diccionarios, todos los conocemos y todos los usamos. En primer lugar, en la vigésima primera edición del diccionario académico (Ac92), última por ahora:

género.

m. Conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes.
2.

Modo o manera de hacer una cosa.
3. clase o tipo a que pertenecen personas o cosas.

4. En el comercio, cualquier mercancía.

5. Cualquier clase de tela.

6. En las artes, cada una de las distintas categorías o clases en que se pueden ordenar las obras, según rasgos comunes de forma y de contenido.

7. Gram. Clase a la que pertenece un nombre sustantivo o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma y, generalmente solo una, de la flexión del adjetivo y del pronombre. En las lenguas indoeuropeas estas formas son tres en determinados adjetivos y pronombres: masculina, femenina y neutra.

8. Gram. Cada una de estas formas.

9. Gram. Forma por la que se distinguen algunas veces los nombres sustantivos según pertenezcan a una u otra de las tres clases.

10. Biol. Conjunto de especies que tienen cierto número de caracteres comunes.

A continuación, tras las 10 acepciones reseñadas, el diccionario académico define, en orden alfabético, los siguientes sintagmas: género chico, género femenino, género literario, género masculino, género neutro, [obras] de género. Está claro que tan solo tres (género femenino, género masculino y género neutro) de estos seis sintagmas presentan referencia gramatical. Echamos en falta en esta entrada, género, la expresión el género humano, cuando precisamente este mismo diccionario define la acepción 2 de humanidad como ‘género humano’. Un olvido, sin duda. Humanum genus fue ya de uso normal en el latín, en el sentido ‘la especie humana, el género humano’.

Resulta evidente que de las 10 acepciones que ofrece la Academia, tan solo tres (7, 8 y 9) corresponden a la categoría gramatical; y que las acepciones 1, 3 y 10 se refieren a personas, tanto varones como mujeres. Esta entrada ocupa en total algo más de 41 líneas; de ellas, tan solo 19 líneas, menos de la mitad, se ocupan de la categoría gramatical.

En la segunda edición del diccionario de María Moliner (DUE98), la entrada género ocupa 51 líneas, de las cuales solo 14 se refieren a lo gramatical; de las cinco acepciones definidas, tan solo la última, quinta, se dedica a GÃ?NERO gramatical.

En el DEA99, de las ocho acepciones incluidas, tan solo una, la 6, es de carácter gramatical.

Si los diccionarios y quienes los utilizamos admitimos sin la menor duda que género humano es la humanidad (DUE98 y DEA99; incluso Ac92, pero s. v. humanidad), ¿por qué extraña razón no podemos admitir que la parte del género humano, de la humanidad que son los varones ejerce la violencia de género sobre la otra parte que son las mujeres; a veces a la inversa, también las mujeres sobre los varones?, ¿por qué tanta resistencia a admitir semejante expresión? ¿Por qué toleramos la expresión género humano, que se refiere a todos, hombres y mujeres, y nos rebelamos contra la fórmula violencia de género para expresar la que ejercen hombres contra mujeres, o bien mujeres contra hombres? ¿Por qué se toleran unánimemente las expresiones en inglés y se rechazan en español, cuando todas ellas son de origen latino?

Si los diccionarios admiten que género es ‘conjunto [de personas o cosas] establecido por sus caracteres comunes’ (DEA99) y en biología ‘conjunto de especies que tienen cierto número de caracteres comunes’ (DEA99), ¿de dónde viene tanta oposición a este uso de la expresión violencia de género?

3 – Opiniones a favor
Son también muchas las voces que opinan justamente lo contrario que Lázaro Carreter y Grijelmo; y que manifiestan con seguridad que ha llegado ya la hora de recoger en el español actual la matización entre género, concepto sociocultural, ligado a las costumbres, y sexo, concepto fisiológico o biológico; del mismo modo que ya lo ha hecho la lengua inglesa. Y que ha llegado el momento de difundir el uso de la palabra ‘género’ en este sentido.

A partir de 1999, declarado “Año europeo contra la violencia hacia las mujeres”, las campañas desarrolladas en los quince países miembros de la Unión Europea promueven la supresión absoluta de la tolerancia respecto a lo que se ha dado en llamar la violencia de género. Es evidente que lo que también se pretende es la difusión de los términos adecuados en lo que se refiere al uso del lenguaje. Pero, sin duda, el rechazo es aún notable.

Son muchos los testimonios de uso de la palabra ‘género’ en este sentido, o bien de expresiones como ‘violencia de género’, ‘temas de género’, ‘perspectiva de género’, etc. que he recogido a lo largo de los últimos años. Seleccionemos algunos (además de aquellos que ya han aparecido en el punto 1, y que han llamado la atención de Lázaro Carreter, provocando su protesta):

1º La revista trimestral Archipiélago. CUADERNOS DE CRÍTICA DE LA CULTURA dedica el número 30 (OTOÃ?O / 1997) a los PROBLEMAS DE GÃ?NERO. Se refiere, sin duda, a los problemas que afectan a las mujeres.

2º En la GACETA COMPLUTENSE, el 7 de marzo del 2000, se publicaba en la p. 8 una reseña, firmada por Jaime Fernández, bajo el título El género entre el norte y el sur, sobre la VI edición del seminario «Las relaciones norte-sur desde una perspectiva de género», que iba a celebrarse en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, desde el 24 de febrero hasta el 6 de abril [del citado año 2000], seminario organizado por la Facultad y el Instituto de Investigaciones Feministas. Selecciono un párrafo de la citada reseña:

El miércoles 8 de marzo, coincidiendo con el día de la mujer trabajadora, el salón de grados de la Facultad reunirá a una serie de expertas en temas de género, entre las que se contará la propia decana, Rosario Otegui, quien disertará sobre el trabajo remunerado y no remunerado desde la antropología, o Teresa López, Susana Brunel, Laura de Pablos y Paloma de Villota que discutirán sobre la desigualdad económica en España desde la perspectiva de género.

Y, junto a esta reseña, en la misma p. 8, se incluye la referencia sobre el II MAGÍSTER EN GÃ?NERO Y DESARROLLO: Ã?NICO EN EUROPA. Se refieren a un curso «cuyo objetivo es formar y capacitar a veinticinco mujeres para investigar y trabajar, desde una perspectiva de género, en el campo del desarrollo y de la cooperación internacional», bajo la dirección del catedrático de Economía Aplicada de la Complutense, José Antonio Alonso.

Igualmente en la GACETA COMPLUTENSE, el 20 de febrero del 2001, se anuncian en la p. 10:

CURSOS DE FORMACIÓN: FILOLOGÁ Y SENSIBILIZACIÓN DE GÃ?NERO. […] el área de formación de la Fundación mantiene abierta la convocatoria de los cursos gratuitos sobre sensibilización de género, organizados en colaboración con el Instituto de la Mujer del Ministerio de Asuntos Sociales.

3º Margarita Rivière, en uno de sus últimos libros, El mundo según las mujeres (Aguilar, Madrid, 2000), utiliza también la palabra género en el sentido a que venimos aludiendo en diferentes pasajes: «No se trata, pues, tanto de un “pulso” entre géneros (hombres-mujeres) como de un verdadero desafío entre dos lógicas opuestas» (p. 261), «comenzando por unas relaciones de mutuo respeto entre los géneros» (p. 263).

4º Lucía Artazcoz Lazcano (Grupo de Trabajo Género y Salud Pública â??SESPAS), publica precisamente con el título Género y salud pública un trabajo en El País, el martes 28 de diciembre de 1999, de donde tomamos los siguientes párrafos:

El abordaje de género se reduce a programas de salud reproductiva. Pero probablemente éstos no son los problemas más importantes para las propias mujeres. […] Estas situaciones, y otras desigualdades sociales relacionadas con el género, son factores de riesgo para la salud pero no son abordadas en las políticas de salud pública.
Por esta razón, se ha creado recientemente en el seno de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) el grupo de trabajo Género y Salud Pública. Sus objetivos son la reducción de las desigualdades de género en salud desde nuestra actividad profesional, pero también el abordaje de las desigualdades de género en la propia SESPAS y en nuestra actividad profesional.

5º Rosa Montero, en una espléndida novela (Bella y oscura, Seix Barral, Barcelona, 1993, pp. 178-179) con notables huellas de lo mejor de García Márquez, utiliza género y sexo como sinónimos:

Nuestros antepasados, las criaturas que habitaban aquel mundo feliz, eran seres dobles compuestos por un enorme y robustísimo gigante que siempre llevaba, cabalgando sobre sus hombros, a un delicado y bello enano. […] Eran inmortales y carecían de sexo; quiero decir que el género no existía, y que eran al mismo tiempo gigantes y gigantas, enanos y enanas. No sé si hoy somos capaces de imaginar a esos seres angélicos.

6º José Saramago, en La caverna (Alfaguara, 2000, pp.260-261), utiliza también indistintamente género y sexo:

No había nadie allí que preguntara al alfarero los motivos de la diferencia de trato, determinados, a primera vista, por la diferencia de sexo […]. Cómo está ése, preguntó Marta, ajena al debate sobre géneros que ha venido trabándose aquí.

7º En el diario El País, el domingo 29 de abril del 2001 (OPINIÓN /13) publica Máximo su viñeta con un diálogo entre Dios padre y un ángel:

â??EL PADRE ES MASCULINO. PORQUE SI NO, SERÁ LA MADRE. EL HIJO ES HOMBRE, SEGUN LOS EVANGELIOS. Ã?NICAMENTE EL ESPÍRITU SANTO PODRÁ SOBREVOLAR LOS DOS GÃ?NEROS.

â??¿Y BIEN?

â??NO, LO DIGO PORQUE HAY TEÃ?LOGAS FEMINISTAS QUE SE SIENTEN MELANCÃ?LICAS.

â??QUE ACUDAN EN CONSUELO A LA SANTÍSIMA VIRGEN.

â??YA, PERO LA VIRGEN, ¿NO ES, DICHO CON TODOS LOS RESPETOS, UNA ADJUNTA?

En el mismo diario ((Domingo 3) encontramos en un reportaje sobre violencia escolar, precisamente destacado en negrita:

HAY VIOLENCIA
DE GÃ?NERO:
LOS CHICOS
INSULTAN Y
PEGAN;
LAS CHICAS
HABLAN MAL
DE LOS
COMPAÃ?EROS

8º Todo un manual para técnicos en cooperación internacional, editado por el Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense, con el patrocinio de la Agencia Española de Cooperación Internacional (Irene López Méndez y Beatriz Sierra Leguina, Integrando el análisis de género en el desarrollo. Manual para técnicos de cooperación, IUDC / UCM, Madrid, 2001) se dedica a exponer con detenimiento el concepto de género y las estrategias para la igualdad. En la p. 2 exponen el concepto de género:

Género hace referencia a los roles, responsabilidades y oportunidades asignados al hecho de ser hombre y ser mujer y a las relaciones socioculturales entre mujeres y hombres y niñas y niños.

9º Victoria Sau dedica cinco documentadas páginas de su Diccionario ideológico feminista, I (Icaria, Barcelona, 3ª edición, 2000, 133-138) a la palabra género. Incluye además bibliografía en la p. 138. Según Sau, el género es:

aquella parte del comportamiento humano que tiene que ver con el sexo a fin de que no queden dudas sociales acerca de cuál es el uno y cuál es el otro (p.134).

El párrafo final de este artículo (p. 137) dice así:

El estudio e investigación del género nos parece que debe realizarse, tanto en sentido longitudinal â??historiaâ?? como horizontal â??sociedades actualesâ?? desde las cuatro características antes mencionadas, y con el ánimo y la esperanza de que el mismo carácter contingente que llevó a la sociedad patriarcal, y la ha mantenido hasta hoy por medio de las relaciones de género, permita que pueda ser trascendida y superada, para bien de todas y de todos, en un futuro no lejano.

Mobbing: cuando eres víctima en tu diario vivir

Mobbing: cuando eres víctima en tu diario vivir
Posiblemente hayamos escuchado en muchas ocasiones expresiones, tales como:  Cállate!!! Tu no sirves para nada. Eres una inútil!!! , Tu no haces nada bien!!!, Eres un maldito desastre!!! O Tal vez en forma indirecta recibas criticas continuas, seguidas y constantes de tu comportamiento,  tu manera de ser, actuar, hablar, vestir y proyectarte social y laboral por parte de personas, que son amigos, familiares y hasta tu propia pareja. Este tipo de  comportamiento se ha convertido en una norma, en muchas relaciones humanas diarias. La verdad, parecería que la conducta agresiva- activa o pasiva es un mal habito, que trae serias y fatales para la persona que la sufre, vive y padece intensamente. Dentro de los postulados mas significativos y predominantes del acoso moral o psicológico se encuentran los siguientes: Insultar con palabras soeces relacionadas con el aspecto físico,  con la capacidad intelectual o laboral,  con el único propósito de mellar el honor.

Perseguir,  vigilar ,  acosar, prohibirle a una persona trabajar afuera, superarse mediante el estudio o tener control de su propia sexualidad.  Intentar que no se tengan nuevas amistades o contactos con familiares,  Prohibir la participación activa en organizaciones de ayuda, de apoyo. Entablar nuevos contactos de superación personal.  Obstaculizar horas de descanso ,  sueno y diversión. Limitar el control del dinero, administrar los bienes propios y común restándola inteligencia al hacerlo. 

Según Leyman (1993) define el acoso moral como stress social,  pero también es conocido como los constantes, consecuentes y seguidos actos dereganar,  atacar, maltratar,  asesdiar Hirigoyen (2000) dijo que es un atentado a la integridad psicológica y emocional de una persona,  es un ataque contra su identidad.

Dentro del seno del hogar pueden darse las peores injurias , sin darnos cuenta ,  que así se menoscaba con ello nuestra salud mental y física, sin menospreciar el dañó permanentemente espiritual, que se le produce a una persona porque se esta vulnerando lo mas elementales derechos humanos.  Hirigoyen (2000)  expreso que la violencia perversa,  una vez instalada en el hogar,  constituye un engranaje infernal  difícil de frenar,  pues tiende a traspasarse de generación en generación. 

Miller, A. (1984) quien estudio pedagogía la pedagogía perversa ha denunciado los prejuicios de esa educación tradicionalmente que tiene el objetivo de quebrantar la voluntad del niño (a) a fin de convertirlo en un ser dócil y obediente.  Los niños se vuelven incapaces  de reaccionar porque ” La fuerza y la autoridad aplastante de los adultos los silencia y pueden incluso hacerles perder conciencia”.  Es considerado por la Asociación de los derechos de los niños  MALTRATO PSICOLÃ?GICO lo siguiente:  violencia verbal,  comportamientos sádicos o despreciativos,

Repulsión afectiva,  exigencias excesivas sin correlación con la edad del niño (a),  toda consigna o inyecciones educativas contradictorias o imposibles.

No cabe duda que esta violencia que nunca es anodina,  puede ser indirecta y afectar a los niños solo de rebate o salpicadura.  O muchas veces puede trastocar a un niño(a) a quien se quiera eliminar.  Evidentemente el acoso moral o psicológico puede sufrirlo un hombre o una mujer, inclusive desde su niñez y etapas temprana de desarrollo.  Sin embargo los estudios según Leyman (1993) , Hirigoyen (2000),

Pinuel (1999) , y Martínez (2002) indican que por la educación recibida son las MUJERES las que presentan mayor tendencia a recibirlo y a sufrirlo toda su vida.  Son precisamente las mujeres las que siempre encuentran la justificación para ser culpables, su inseguridad las lleva a demostrar mas rapidamente ,  que los hombres sus problemas de autoestima, autoconfianza, automerito y viven con la agonia de sus propios internos contraataques de ansiedad,  pánico y autodestruccion.  Obviamente, esta conducta muy mal aprendida las lleva a ser mas débiles emocionalmente que los hombres. La perversión desgasta considerablemente a las familias y cuando viene de la propia pareja contra la esposa se destruyen totalmente los lazos de unidad y se echa a perder toda individualidad sin que la mujer se de cuenta del daño que esto le ocasiona día a día. Posiblemente, se eche la culpa y diga que no merece  el amor de su esposo por ser una pusilánime, que es lo que el necesita hacerle creer para tener el absoluto y total control de la relación.  Los perversos falsifican MUY BIEN su  violencia perversa,  que no puede extrañar que sea muy frecuente , que ellos hagan el papel de victimas,  por la buena imagen que proyectan de si mismo.

En la Convención sobre la eliminación de toda forma de discriminación contra la mujer se aprobo en LA CARTA DE DERECHOS DE LAS NACIONES UNIDAS (2003) los siguientes postulados:

1- Reafirmación de la fe de los derechos humanos fundamentales en la dignidad, y el valor de la persona como un ser humano con igualdad entre los derechos de los hombres y de las mujeres.

2- Se prohíbe la discriminación contra la mujer porque viola los principios de la igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana. Dificulta la participación de la mujer en las mismas condiciones que el hombre ,  en la vida política,  social ,  económica y cultural de su país.

3-Establece el gran aporte de la mujer al bienestar de la familia y al desarrollo de la sociedad.

4- Reconoce la importancia de la mujer en la maternidad y la función tanto del padre como de la madre en el seno de la familia y en la crianza y educación de los hijos.

2 – Indicadores de Maltrato Psicológico en las Parejas

Es muy  importante identificar y reconocer que hay diferencias entre la violencia domestica y la violencia psicológica.  Para este articulo no se han incorporado los artículos de la Ley 54 en Puerto Rico, que penalizan este tipo de conducta en ambos cónyuges. Aquí se  discute la violencia privada , o silenciosa y la vamos a clasificar dentro del acoso moral o psicológico en tres tipos: el dominio, la violencia indirecta y la separación. 

Dominio.- Según Hirigoyen (2000)  se inicia cuando el movimiento afectivo empieza a faltar. Un individuo narcisista impone su dominio para retener al otro ,  pero también teme que el otro se aproxime  Demasiado y le invada su terreno. Aquí la mujer se hunde en la duda y en la culpabilidad y no tiene capacidad de reacción.  El placer del narcisista es paralizar a su pareja colocándola en una posición de confusión  y de incertidumbre. Por medio de este proceso mantiene a su pareja a distancia y dentro de los limites que no le parecen peligrosos. En esta fase se puede matar el cuerpo de una persona, por el maltrato psicológico recibido. La mujer empieza a tomar tranquilizantes, depresivos y hasta deja de comer. Con esta acción ella quiere hacerle saber a su pareja, que es cierto que ella es nadie y se anula psíquicamente.  Aun cuando se tenga una buena imagen de si mismo, la persona pierde conciencia de su propio valor.  Cuando la Tirania es domestica y la desesperación es individual la muerte alcanza un objetivo primordial y se apodera el sentimiento de no Ser.  En estos casos se ha hecho un asesinato psicológico bien pensado, premeditado y con la intención de destruir.  Se siente placer en saber que la mujer, en este caso es NADIE. Aparece en esta situación una constante particular no hay rastro,  no hay sangre,  y no hay cadáver. El muerto esta vivo y no hay nada que lo pueda incriminar. El muerto esta vivo y todo es NORMAL.

Violencia Indirecta- Es también conocida como perversa. Siempre aparece en los momentos de crisis,  y se da cuando un individuo que tiene defensas perversas ,  no puede asumir la responsabilidad  de su elección difícil. Se demuestra a través de una falta de respeto. La negatividad del opresor de asumir responsabilidad de su fracaso lo lleva a descargar su ira en su pareja.  Generalmente, esto ocurre en  individuos que tienen un fuerte ideal de pareja,  mantienen unas relaciones, aparentemente normales hasta el día que tienen que elegir entre su antigua relación y otra nueva. Cuanto mas fuerte sea su ideal de pareja mas fuerte será su conducta perversa. No puede aceptar esa responsabilidad y le echa toda la culpa de su ruptura a su pareja, incluyendo el desamor y su falta de respeto.  Esto coloca a su pareja en una angustia terrible porque es quien tiene que hacer la toma de conciencia y manejar toda la gama de manipulación. Cuando sucede esto la mujer siente ira, vergüenza por no haber sido amada y vergüenza por aceptar humillaciones y padecido el trato cruel y sin sentimientos de su pareja.  El odio acumulado aparece abiertamente y se ve a plena luz y es muy similar al delirio de persecución .  De este modo los papeles se invierten  el agresor es agredido y la culpabilidad sigue en el mismo lado. Para hacer esto creible, el agresor busca la manera, que la victima se comporte de manera reprensible y pueda demostrar que su visión es creíble.

El entendimiento de este tipo de violencia lo podríamos sintetizar de la siguiente manera;  El hombre no puede asumir responsabilidad de sus actos,  La culpa no pude ser un “issue ” de difusión porque no hay espacio para la  nacionalización, lógica , dialogo o mediación. Aquí la mujer no importa lo que haga  siempre será un objeto de odio por haber expresado y desafiado la imagen ideal que su pareja tenia de ella. Además, el necesitara desesperadamente formar otra relación “ideal” basada en el odio de su anterior pareja.  La mujer necesita fortalecer su autoimagen  y su identidad,  no le puede temer a su agresor, al enfrentarse a sus propios demonios saldrá del juego y del chantaje de su anterior pareja.  Es importante establecer, que en este tipo de relación la ingenuidad natural de creer que por estar enamorada es suficiente para hacerla feliz generosa y mejor es totalmente falsa.  La conclusión que se desprende de todo esto es que en los perversos el amor tiene que estar separado del odio y a la vez es vital, para tener fuerzas estar rodeado de este malsano y espantoso sentimiento. 

La Separación- ocurre durante los momentos de ruptura o de divorcio, en este caso su  anterior pareja.  Se trata de procedimientos defensivos de entrada, que no se pueden considerar como patológicos. El aspecto repetitivo y unilateral del proceso es que trae consigo un efecto destructor.

Al ocurrir la separación y el rompimiento el movimiento perverso se acentua, donde la violencia solapada se desencadena pues el perverso narcisista percive como su presa se le escapa.  Según Lemaire (1979)  algunas de las conductas vengativas tras una separación o divorcio pueden expresarse de la siguiente manera, para no odiarme a mi mismo necesito volcar  todo mi odio contra otro,  en este caso su anterior pareja, porque considero que en otro tiempo formo parte de si mismo. 

Muchas veces esto se llama “Stalking” o acoso . Esto ocurre con antiguos amantes o parejas que no quieren soltar a su pareja. Lo expresan con amenazas, llamadas telefónicas, prometen cambios y transformaciones que no pueden cumplir. Cuando mayor es la pulson del dominio, mayores  son el resentimiento y la ira.

Generalmente, las victimas se defienden mal  sobre todo si creen que por haber tomado la decisión de la separación , lo cual es a menudo el caso y mantienen una actitud generosa esperando escapar de su perseguidor.  La conducta perversa lo que pretende es desestabilizar al otro y le hace dudar de si mismo y de los demás.

Para ello todo vale, las insinuaciones, las mentiras y los absurdos. Para tener éxito el agredido no debe dejarse impresionar  , no debe demostrar ninguna duda de si mismo , ni sobre las decisiones que haya tomado. Un hallazgo significativo en todo esto es aceptar que el que tiene un comportamiento perverso se negara a tener comunicación  directa. Esta será su arma absoluta para demostrar la nulidad de su victima.  Los seres que tienen conductas perversas  no hacen otra cosa mas que reproducir  lo que padecieron en su infancia, lo que vieron en acción en su propia familia . Nadie  puede asumir completamente bien el papel de controlador, rescatador o perseguidor a costa de su propia integridad, dignidad y orgullo. No puedes cargar con la desgracia del otro y hacerla una penitencia de tu propia vida  personal, emocional, afectiva, intelectual y espiritual. No naciste para destruirte, sino para construir y aprender de errores y lecciones que son parte vida.

3 – La curación

 

A continuación aparecerán del libro ‘” Superar el dolor Emocional” de John Preston  los pasos para empezar el proceso de curación.

1- No te hagas mas daño- El primer paso es no empeorar las cosas. Hipócrates estableció que la primera norma de un medico es ” No agravar la enfermedad” .

Las  personas disponen de una capacidad natural de sanción emocional. Por eso sin duda la primera regla debería ser “No empeores las cosas”. Es necesario diferenciar entre el sufrimiento necesario y constructivo. Según Johson (2000) el sufrimiento necesario es aquel que se produce naturalmente a consecuencia de una circunstancia vital. Estas son las perdidas por la muerte de un ser querido, la traición de un amigo o una situación grave… 

Evitemos entonces lo siguiente: Bloque psicológico , echar mas leña al fuego,  hacer malos augurios o excesivo pesimismo entre otras conductas que sin duda no ayudan a la curación.

2- Descubre como se cura la gente- Responde al Síndrome de respuestas del “Streess”. Evalúa lo que sientes, lo que te duele, enfréntate a tus emociones de ira, dolor, coraje, tristeza, rabia y busca una dosificación para el dolor. Tal parece que en la mente humana hay una especie de mecanismo que nos permite comprobar y dosificar el dolor y su conciencia . Es algo similar a una acción y reacción  psicológica. El proceso no es conciente es mas o menos automático. Debemos estar alerta cuando el proceso de curación se detiene.  Se debe evitar la enajenación y la negación.  Recordar que no es el tiempo el que cura sino los efectos de una exposición repetitiva  de la realidad y de las fuentes que produjeron fuertes sentimientos internos..

3- Contribuye a tu propia curación-  ” El tiempo cura todas las heridas” y esto es verdad hasta cierto punto . El tiempo amortigua ciertos sufrimientos pero la curación profunda no se produce a menos que las elijas concientemente (Preston, 1998).

Dentro de los procesos que se podrían dar están: Expresa tus emociones,

Habla de lo que sucedió, Asume responsabilidad por las emociones fuertes,  acepta la realidad,  comparte tu sufrimiento,  ten una comunicación positiva contigo mismo, Decídete a empezar con manos a la obra. Entra en tu propia curación profunda.

4- Pisa Tierra, – Aceptar que el dolor emocional, sanara como las quemaduras y heridas físicas es un  principio. Puede que como quiérale tiempo lo haga, pero si decides meter el dedo en la llaga, hurgar y sacarte sangre diariamente, ni curaras, ni mejoraras el proceso de sanacion sera mas doloroso.  Dile No a tu

continuos pensamientos de culpa, odio y coraje, Continua adelante Cierra capítulos que ya releíste mil veces. Perdonar o no perdonar es tu decisión. Ya estarás preparado (a) . Recuerda que el perdón puede ser compartido dentro de ti mismo y no ser compartido con tu opresor. Toma decisiones que te cambien la vida, Evita los problemas recurrentes permanentes.

5- Se asertivo- Dentro de los conflictos interpersonales  mas frecuentes están:  Conflictos de promesas rotas, tratamiento injusto , olvido de tus necesidades emocionales y las de los demás, intentos de controlar o dominar al otro, falta de voluntad para comprometerse, discriminación racial o sexual , engaños y mentiras culpas de todo incluyendo chantaje emocional, etc,..Ser asertivo es eliminar la agresión física o verbal porque hieres a los demás y a ti mismo, la no asertividad es la auto negación

6- Ve controlando tus emociones-  Aprende a controlarte. Recuerda posible no es lo mismo que probable, por lo tanto confía en ti.  Supera los deberías y aplica los podrías.

7- Mantente en buena condición de salud física y elimina el exceso de “Stress”

Ejercicios, buena alimentación, cambio de hábitos, dormir, comer, fumar , relajación, meditación, oración, etc..

8- Terapia de Apoyo- Grupos de personas con intereses, gustos, hobbies y hasta interés personales y profesionales servirán de mucha ayuda..

9- Considera la Psicoterapia- Los profesionales de la Salud te ayudan a buscar tus fortalezas, tus debilidades y a encontrar una mejor interpretación de por que repites conductas y patrones de dolor y sufrimiento en tu vida.

En fin, al final de un túnel largo, frió, osbcuro y posiblemente lleno de pesares, y tormentos hay SERES DE LUZ que te guiaran SIEMPRE por los caminos del AMOR, LA VERDAD Y LA VIDA PROSPERA EN ABUNDANCIA QUE TE MERECES. Solo es cuestión de DECIDIRTE A RENUNCIA A LO NEGATIVO Y RECOMENZAR DE NUEVO.  Tu SER SUPERIOR ESTA AHÍ Y JAMAS SE ALEJRA DE TI. NO LO OLVIDES.

bullying

Hola. quisiera compartir algunos documentos sobre bullyng. Realice un trabajillo y busque info al respecto. Personalmente me parece muy importante conocer el contexto del maltrato en las escuelas, por sus consecuencias y por la falta de estrategias en las escuelas para detenerlo y sobretodo para atenderlo.
Hace poco salió un texto que publicó a Secretaria de educación (Mex, df) que no esta nada mal, y un video documental (debo decirlo, nos costo trabajo pero salió Smiley ). ambos pueden servir de referencia para crear espacios informativos, si es que se trabaja con grupos.
link del video “maltrato e intimidación en las escuelas”
http://www.educacion.df.gob.mx/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=42&Itemid=97

un documento chileno interesante, aunque en el marco jurídico de ese país:
http://bligoo.com/media/users/1/63194/files/INFORME%20BULLYING%20GQMC.pdf

haber que te parece, si lo crees conveniente, te paso el video, el documento esta en pdf, igual pasame un correo y te lo envio.
sale, un saludo

otras cositas para checar:

El bullying y sus tipos

Parece que no pero realmente es muy frecuente los casos de acoso entre los niños, en carne propia muchos padres de familia hemos vivido esa experiencia entre nuestros hijos, sin saber que decir y como actuar.

?Que es el Bullying?

Es una palabra proviente del vocablo holandes que significa acoso.

El primero que empleó el término “bulliing” en el sentido de acoso escolar en sus investigaciones fue Dan Olweus, quien implantó en la década de los ’70 en Suecia un estudio a largo plazo que culminaría con un completo programa antiacoso para las escuelas de Noruega.

Anteriormente esta palabra no era tan comentada, pero debido al incremento alarmante en casos de persecución y agresiones que se están detectando en las escuelas, lo que lleva a muchos escolares a vivir situaciones verdaderamente aterradoras, es que ahora se esta hablando más del tema.

El bullying esta presente en casi cualquier lugar, no es exclusivo de algún sector de la sociedad o respecto al sexo, aunque en el perfil del agresor sí se aprecia predominancia en los varones. Tampoco existen diferencias en lo que respecta a las víctimas.

El agresor acosa a la víctima cuando esta solo, en los baños, en los pasillos, en el comedor, en el patio. Por esta razón los maestros muchas veces ni por enterados estan.

Sin embargo no se trata de un simple empujón o comentario, se trata de una situación que si no se detiene a tiempo puede provocar severos daños emocionales a la victima.

Esta práctica que se vuelve frecuente en los niveles de secundarias y preparatorias públicas o privadas de México, en otras partes del mundo se esta adaptando a la tecnología dando como resultado el cyber bullying, es decir, el acoso a través de Internet específicamente en páginas web, blogs o correos electrónicos.

Tipo de Bullyng

Sexual: Es cuando se presenta un asedio, inducción o abuso sexual.

Exclusión social: Cuando se ignora, se aísla y se excluye al otro.

Verbal: Insultos y menosprecios en público para poner en evidencia al débil.

Psicológico: En este caso existe una persecución, intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenazas al otro.

Físico: Hay agresion de tipo  fisico.

Causas y consecuencias del bullying

Personales: Un niño que actua de manera agresiva sufre intimidaciones o algún tipo de abuso en la escuela o en la familia.
Adquiere esta conducta cuando es frecuentemente humillado por los adultos.
Se siente superior, ya sea porque cuenta con el apoyo de otros atacantes o porque el acosado es un niño con muy poca capacidad de responder a las agresiones.

Familiares: El niño puede tener actitudes agresivas como una forma de expresar su sentir ante un entorno familiar poco afectivo, donde existen situaciones de ausencia de algún padre, divorcio, violencia, abuso o humillación ejercida por los padres y hermanos mayores; tal vez porque es un niño que posiblemente vive bajo constante presión para que tenga éxito en sus actividades o por el contrario es un niño sumamente mimado.

Todas estas situaciones pueden generar un comportamiento agresivo en los niños y llevarles a la violencia cuando sean adolescentes.

En la escuela: Cuanto más grande es la escuela hay mayor riesgo de que haya acoso escolar, sobre todo si a este factor se le suma la falta de control físico, vigilancia y respeto; humillación, amenazas o la exclusión entre personal docente y alumnos.

Por otro lado los nuevos modelos educativos a que son expuestos los niños como la ligereza con que se tratan y ponen en practica los valores , la ausencia de límites y reglas de convivencia, han influenciado para que este tipo de comportamiento se presenten con mayor frecuencia.

Consecuencias para el o los agresores

Pueden convertirse posteriormente en delicuentes, la persona se siente frustrada porque se le dificulta la convivencia con los demás niños, cree que ningún esfuerzo que realice vale la pena para crear relaciones positivas con sus compañeros.

Consecuencias para la víctima

Evidente baja autoestima, actitudes pasivas, pérdida de interés por los estudios lo que puede llevar a una situación de fracaso escolar, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, lamentablemente algunos chicos, para no tener que soportar más esa situación se quitan la vida.

Depresión: Los 12 pasos para seguir adelante-1451

Los doce pasos

1. Admitimos que éramos impotentes ante la depresion, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.

3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.

4. Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros defectos.

7. Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.

9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.

10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.

11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.

12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar el mensaje a los que sufren a causa de la depresion y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.

Primer paso

Admitimos que éramos impotentes ante la depresion, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

¿A quién le agrada admitir la derrota definitiva? Prácticamente a nadie por supuesto. Todos nuestros instintos naturales se rebelan ante la idea de que somos impotentes para manejar solos sin ayuda de nadie, la depresion. Es algo verdaderamente doloroso admitir que nosotros con la depresion, hemos torcido nuestras mentes hacia una forma destructiva de pensar, debido a nuestras depresiones, y que esto es algo que solamente un acto de la Providencia puede mejorar.

Ningún fracaso es tan doloroso como éste. La depresion se han convertido en un verdugo que nos despoja de las facultades de la voluntad para resistir a sus ataques. Cuando aceptamos el simple hecho de que solos no podemos defendernos, nuestra derrota es completa; una derrota que puede convertirse en victoria, si seguimos las sugerencias de nuestro programa de recuperación de D.A.

Así es que al ingresar a D.A., cambia muy pronto nuestro punto de vista respecto a esta derrota. Nos damos cuenta de que únicamente admitiéndola, seremos capaces de dar los primeros pasos hacia nuestra liberación y fortalecimiento. La aceptación de nuestra impotencia se convierte finalmente en firme cimiento sobre el cual podemos edificar una vida feliz y útil.

Es muy poco el provecho que puede obtener la persona que ingresa en D.A., si no se da cuenta de su devastadora debilidad y de las consecuencias. Hasta que no lo reconozca humildemente, su recuperación si acaso logra alguna, será muy limitada y no encontrará una felicidad verdadera. Una larga experiencia comprueba, sin lugar a duda, que ésta es una de las verdades de D.A., el principio de que no encontraremos firmeza duradera para vivir tranquilos hasta que no admitamos la completa derrota, es uno de los fundamentos personales sobre los que ha crecido y florecido nuestra agrupación.

Muchos nos rebelamos cuando nos desafiaron a admitir la derrota. Nos acercamos a D.A., esperando que se nos enseñara a tener confianza en nosotros mismos para dominar por nuestro propio esfuerzo la depresion. Pero en lo que a ladepresion respecta, la confianza en sí misma sin ayuda de otros que sufren de igual manera no sirve para nada; de hecho es un verdadero riesgo.

Nuestros padrinos nos dijeron que éramos víctimas de una enfermedad mental sutilmente intensa, producida por las emociones mal encausadas, que nos estaban llevando al fondo emocional y que ningún poder humano podría salvarnos. Nos dijeron que con la sola voluntad, sin la ayuda de otros seres humanos, era imposible vencer
este mal. Profundizando implacablemente en nuestro dilema nos indicaron nuestra creciente susceptibilidad hacia la depresion.

Así la estabilidad emocional desaparece y surgen lla depresion, que convertida en tirana, nos hacen sus víctimas enfermándonos cada vez más, si no llegamos a encontrar la ayuda de otros seres que como nosotros se están recuperando de sus propios disturbios mentales. Poco son los que en estos combates, mano a mano y solos, han logrado algún triunfo relativo. Es un hecho demostrado por la experiencia que casi nunca puede depresivo  o una persona con otra clase de deficiencias espirituales salvarse por sus propios recursos. Y esto ha sido cierto aparentemente, desde que el hombre empezó a sufrir estos males del espíritu.

En los primeros tiempos de D.A., pocos pudieron tragar y digerir esta amarga verdad, y aún esos desesperados tuvieron frecuentemente dificultades para darse cuenta cabal de que estaban desahuciados. Pero como un ejemplo de esperanza, los pocos que al principio se dieron cuenta de que en nuestra agrupación estaba la salvación, se aferraron a las sugerencias de D.A., con el fervor de un náufrago asido al salvavidas y casi invariablemente obtuvieron una mejoría. Por esto, es que en los primeros días tuvimos que empezar sólo los que habíamos llegado al fondo de nuestros disturbios emocionales. Muchos depresivos menos desesperados intentaron seguir el programa sin ayuda de otros seres enfermos del mismo mal, reunidos en grupos pero sin éxito, porque no podían admitir su total incapacidad para manejar solos su depresion.

Es muy satisfactorio hacer constar que en los años que han seguido, la situación ha cambiado. Depresivos que todavía conservan parte de su salud emocional, sus familias, su posición directiva en negocios, y económicamente están bien, comienzan a darse cuenta de su incapacidad si están solos, sin un programa de recuperación y tratan de acercarse a nuestra agrupación. Al crecer esta aceptación se sumaron otros más jóvenes que no han tenido que pasar el infierno que nosotros atravesamos. Ya que el Primer Paso requiere la admisión de que nuestras vidas se han vuelto ingobernables, debido a nuestros disturbios emocionales, ¿cómo pudieron estas personas dar este paso? Obviamente ha sido necesario â??levantarâ? el fondo que muchos de nosotros habíamos tocado, para que ellos lo vieran de cerca. Repasando nuestros historiales dentro de la depresion que sufríamos, podríamos demostrar que años antes de que nos diéramos cuenta ya habíamos perdido el control de la depresion en nosotros, que desde hacía mucho tiempo ya veníamos pendiente abajo hacia el fondo y que era en realidad el comienzo de una progresión tremendamente fatal.

A los que dudan podríamos decirles: â??quizá usted no es depresivo, después de todo, ¿Por qué no hace la prueba de seguir controlándose sin nuestra ayuda, teniendo en cuenta lo que ya se ha dicho y comprobado con relación a la depresion?â? Esta actitud produce resultados prácticos e inmediatos pues se ha descubierto que cuando un depresivo ha sembrado en la mente de otro la verdadera naturaleza de esta enfermedad del espíritu, esa persona se dirá  â??puede ser que estos D.A., tengan razón…â?

Muchos de ellos, después de algunas deserciones y de algunas pruebas manteniéndose solos, algunas veces, antes de que se les presentaran dificultades y gravedades extremas dentro de sus depresiones regresaban convencidos a nosotros. Al haber tocado fondo tan ciertamente como cualquiera de nosotros se habían convertido en nuestros defensores.

¿Por qué tanta insistencia respecto a que cada D.A., necesita primero tocar su fondo? La respuesta es que muy pocas personas tratarán sinceramente de llevar a la práctica el programa de D.A., si no han tocado un fondo. Esto porque la práctica de los once pasos restantes significa la adopción de actitudes y actividades que casi ninguna persona que tenga DEPRESION, pero que no la considere enteramente grave, pueda si quiera soñar en querer adoptar. ¿Quién desea ser rigurosamente honrado y tolerante hacia sus semejantes? ¿ Quién quiere confesarle sus errores a otra persona y reparar los daños que ha causado? ¿A quién le interesa en un momento de desesperación saber algo de un Poder Superior o de la meditación o la oración? ¿ Quién es capaz de sacrificar su tiempo y sus energías llevándoles a los que sufren el mensaje de D.A.? El enfermo típico depresivo, egocéntrico en extremo, siempre tiene él y solamente él, toda la razón y no se siente atraído por esas perspectivas… a menos que para salvar su vida y cuando ya esté tocando el fondo tenga que practicarlas.

El látigo de la depresion nos ha llevado a D.A., y ahí descubrimos la naturaleza fatal de nuestra precaria situación. Entonces y sólo entonces se han abierto nuestras mentes enfermas a la convicción porque hemos sentido lo que es agonía. Entonces estamos dispuestos a hacer cualquier cosa que pueda liberarnos de esa despiadada enfermedad emocional.

Segundo paso

Llegamos al convencimiento de que solo un Poder Superior a nosotros a mismos podría devolvernos el sano juicio.

Muchos de los recién llegados al leer el Segundo Paso, se enfrentan con un dilema a veces muy serio. Con frecuencia les oímos lamentarse en esta forma: â??Vean lo que han hecho con nosotros. Nos han convencido de que somos depresivos y de que no podemos gobernar nuestras vidas. Después de reducirnos a un estado de impotencia absoluta, nos dicen ahora que solamente un Poder Superior puede devolvernos el equilibrio emocional. Ustedes nos han sacado del atolladero, muy bien, pero ahora ¿de aquí a dónde vamos?â?. Algunos no quieren creer en Dios, otros no pueden, y aún los que creen en Ã?l, no tienen fe en que les haga este milagro.

Veamos primero el caso del que dice no creer en Dios, el beligerante. Se encuentra en un estado de ánimo que puede describirse como salvaje. Toda su filosofía de la vida, de la que está satisfecho, está amenazada. Piensa que ya bastante dura es la admisión de que no puede gobernar sus emociones; pero ahora, todavía dolido de tal admisión, se enfrenta con el hombre, surgido majestuosamente de una simple célula del cieno primordial, la punta de flecha de la evolución y por consiguiente el único Dios del universo, el único Dios de su universo. ¿Tendrá que renunciar a todo esto para salvarse?

Lo más probable es que su padrino se ría de su situación y al recién llegado le parecerá el colmo. Esto es el principio del fin. Y es principio del fin de su vieja vida y el principio de una vida nueva. Probablemente su padrino le diga: â?? Hay que tomar las cosas con calma. El paso que hay que dar es más difícil de lo que uno cree. Cuando menos así lo fue para mí, y lo mismo le sucedió a un amigo mío que fue vicepresidente de la Sociedad Ateísta Americanaâ?. â??Bueno -dice el recién llegado- sé que ustedes me están diciendo la verdad. Es un hecho indiscutible que muchas personas que están en DEPRESIVOS ANONIMOS, antes pensaban como yo. Pero ahora, en estas circunstancias, ¿cómo puedo tomar las cosas con calma? Esto es lo que quisiera saberâ?.

â??Esta es indudablemente una pregunta muy oportunaâ?, le dice su padrino. â??Creo que puedo contestarla. No tiene que esforzarse demasiado. Tenga en cuenta estas tres cosas: En primer lugar, D.A., no le exige que crea en algo o en alguien. Todos sus Doce Pasos no son más que sugerencias. En segundo lugar, para obtener y conservar la serenidad no hay necesidad de asimilar los Doce Pasos de un golpe. Recuerdo que yo los fui asimilando gradualmente. En tercer lugar, todo lo que realmente se necesita es mantener la mente alerta, abstenerse de discusiones inútiles y no preocuparse de si la gallina fue primero que el huevo. Le repito, todo lo que necesita hacer es mantener su mente alertaâ?.

El padrino prosigue: â??Poniendo mi propio caso como ejemplo, debido al tipo de educación que tuve no aceptaba nada sin comprobación científica. Naturalmente respetaba, veneraba y hasta adoraba a la ciencia. Todavía sigo respetándola, pero ya no adorándola. Se me inculcó el principio básico de todo progreso científico: investigar y comprobar una y otra vez, siempre con la mente alerta. Cuando vine aquí por primera vez mi reacción fue como la de usted. Pensé que este asunto de D.A., no tenía nada de científico, que no podía tragarme nada de esto. Concluí que sencillamente, no lo tomaría en cuentaâ?.

â??Por entonces me despabilé. Tuve que admitir que D.A., había logrado resultados prodigiosos. Noté que mi actitud para con éstos, no había sido nada científica. No era N.A., quien era intolerante sino yo. Desde el momento en que dejé de discutir, pude empezar a ver y sentir. Desde ese momento el Segundo Paso empezó a infiltrarse suave y gradualmente en mi vida. No puedo precisar la ocasión o el día en que empecé a creer en la existencia de un Poder más grande que yo, pero ahora estoy seguro que tengo esa creencia. Para ello me fue necesario dejar de oponer argumentos y dedicarme a practicar el resto del Programa de D.A., con todo el entusiasmo de que soy capazâ?.

â??Ã?sta es solamente una opinión individual basada en mi propia experiencia, por supuesto. Debo asegurarle que los D.A., recorren innumerables caminos en busca de fe. Si no le interesa el que yo le sugiero, tenga la seguridad de que encontrará el suyo si observa y escucha. Más de uno como usted ha empezado a resolver su problema con el método de la sustitución. También puede, si quiere, hacer de D.A., su poder superior. Este es un grupo muy grande de Gentes que han resuelto su problema emocional. A ese respecto, el grupo de D.A., es indiscutiblemente un poder más grande que usted, que ni siquiera se ha aproximado a la solución del suyo. Seguramente que puede tener fe en él. Aún ese mínimo de fe le puede bastar. Encontrará a muchos miembros que han cruzado el umbral en esta forma. Todos le dirán que una vez que lo hicieron su fe ha crecido y se ha profundizado. Relevados de sus DEPRESIONES, sus vidas transformadas de una manera inexplicable, llegaron a creer en un Poder Superior y la mayoría empezó a hablar de Diosâ?.

Consideremos a continuación la situación de los que han caído en la indiferencia, los llenos de autosuficiencia que se han alejado, los que han adquirido prejuicios contra la religión y los completamente desafiantes porque Dios no les ha concedido sus exigencias. ¿Puede la experiencia de D.A., decirles que todavía pueden encontrar una fe que obra?.

Algunas veces les es más difícil captar el programa de D.A., a los que han perdido la fe o que la han rechazado, que a los que nunca la tuvieron, porque piensan que han hecho la prueba y no les ha dado resultado, han recorrido el camino de la fe, y el camino sin fe. Como en ambos casos se han decepcionado han llegado a la conclusión de que para ellos no hay a dónde ir. La indiferencia, las fantasías de la autosuficiencia, los prejuicios y la oposición obstinada son a veces obstáculos más grandes que los que tienen los agnósticos, y aún los ateos militantes. La religión asegura que se puede comprobar la existencia de Dios; el agnóstico dice que no puede comprobarse; y que el ateo pretende que se puede comprobar que Dios no existe. Evidentemente, el dilema del que se aparta de la fe es una confusión. Piensa que para él no hay consuelo en ninguna convicción. No puede lograr ni siquiera en un pequeño grado la seguridad del creyente. El agnóstico o el ateo, es un individuo desorientado.

Muchos D.A. pueden decirle al descarriado: â?? También nosotros cuando niños nos apartamos de nuestra fe. La presunción de la juventud nos perjudicó.
Desde luego que nos alegrábamos de que el hogar y la enseñanza religiosa nos hubieran proporcionado ciertos valores. Todavía teníamos la seguridad de que deberíamos ser honrados, tolerantes, justos y, hasta cierto punto ambiciosos y trabajadores. Creíamos que nos bastarían esas simples normas de conducta y decoroâ?.

â??A medida que el éxito material basado en estos atributos comunes comenzó a favorecernos, creíamos que estábamos ganando el juego de la vida. Esto nos estimulaba y nos sentíamos felices. ¿Para qué molestarnos con abstracciones teológicas y deberes religiosos o preocuparnos por la condición de nuestras almas aquí o más allá? El aquí y el ahora nos bastaban. El deseo de triunfar nos guiaría. Pero los desequilibrios emocionales nos ganaron la partida. Finalmente vino la caída y nos dimos cuenta de que un golpe más nos dejaría fuera de combate para siempre. Entonces tuvimos que buscar nuestra fe perdida. La encontramos en D.A., como lo pueden hacer otrosâ?.

Ahora llegamos a otra clase de problemas: el hombre o la mujer intelectualmente autosuficientes. También a ellos muchos D.A., pueden decirles: â??Sí, nosotros éramos así, demasiados listos para nuestro propio bien. Nos encantaba que nos llamaran precoces. Nuestra educación nos sirvió para inflarnos de orgullo como globos, aunque procuramos ocultarlo. Secretamente sentíamos que éramos capaces de flotar por encima de los demás con el poder de nuestros cerebros. Los progresos científicos nos hacían creer que no hay nada imposible para el hombre. La sabiduría era todopoderosa. El intelecto podía conquistar a la naturaleza. Ya que éramos más brillantes que la mayoría (así lo creíamos), con sólo pensarlo ganaríamos la batalla. El Dios del intelecto desplazó al Dios de nuestros padres. Pero el diablillo del la depresion tenía otros planes. Después de creer que habíamos sido los triunfadores resultaba que estábamos perdiendo en todo. Nos dimos cuenta de que teníamos que recapacitar o moriríamos. En D.A., encontramos a muchos  que alguna vez pensaron como nosotros. Estos nos ayudaron a darnos cuenta de nuestras dimensiones reales. Con su ejemplo nos demostraron que la humildad y el intelecto pueden ser compatibles siempre que se ponga la humildad en primer lugar. Cuando empezamos a hacerlo recibimos el don de la fe, una fe que obraâ?.

Otro grupo en N.A., dice: â?? Estábamos hartos de religión y lo que se relaciona con ella. Decíamos que la Biblia estaba llena de disparates. Podíamos citar capítulos y versículos, pero tergiversábamos su significado, En unas partes su moral nos parecía exageradamente buena y en otras exageradamente mala. Pero lo que nos apabullaba era la moralidad de algunas gentes religiosas. Gozábamos con la hipocresía e intolerancia inseparables de tantos que se dicen muy creyentes. Nos encantaba proclamar el hecho de que millones de personas que se consideran fieles a Dios se estuvieran matando en su nombre. Esto significaba que habíamos substituido una manera de pensar positiva por una negativa. Después de ingresar a D.A., reconocimos que esta manera de pensar estaba propiciando nuestro egocentrismo. Nos sentíamos superiores al observar los pecados de las personas religiosas. No podíamos ver nuestros propios defectos. Habíamos juzgado con desdén aquellos que estaban muy pagados de su rectitud, sin darnos cuenta de que lo que censurábamos en otros era el defecto que más nos agobiaba a nosotros mismos. Nos creamos una situación falsa de la que solamente empezamos a darnos cuenta desde que ingresamos a D.A.â?.

â??Los psiquiatras han advertido a menudo que el desafío es una actitud característica de más de un depresivo. De tal manera, que no es extraño que muchos de nosotros hubiésemos desafiado a Dios mismo. Algunas veces porque no nos concedió los bienes materiales que le especificamos, tal como lo hace un niño que envía a Santa Claus una lista de pedidos imposibles de satisfacer. Las más de las veces, cuando no salimos bien de un trance difícil pensamos que Dios nos había abandonado. La muchacha con la que queríamos casarnos tenía otras ideas, le pedimos a Dios que la hiciera cambiar de manera de pensar, pero no cambió. Pedimos hijos sanos y los tuvimos enfermos o no nos los concedieron. Pedimos éxito en los negocios y no lo obtuvimos. Seres queridos de los que dependíamos nos fueron arrebatados por â??actos de Diosâ?. Entonces nos volvimos neuróticos y luego le pedimos a Dios que nos hiciera cambiar. Pero no nos hizo cambiar. Esta fue la más cruel injusticia. Maldijimos la feâ?.

â??Cuando encontramos a D.A. se esclareció lo engañoso de nuestra actitud desafiante. Nunca le habíamos pedido a Dios que se hiciera su Voluntad; por el contrario, siempre le dijimos lo que debería hacer. Nos dimos cuenta de que no se puede creer en Dios y desafiarlo a la vez. La fe es confianza y no desafío. En D.A., hemos visto los resultados de esta creencia: hombres y mujeres salvados de la catástrofe final de la neurosis. Los hemos visto enfrentarse con serenidad a situaciones difíciles, sin eludirlas y sin recriminaciones. Esto no es simplemente fe, sino fe que obra en cualquier circunstancia. Pronto llegamos a la conclusión de que estábamos dispuestos a pagar lo que fuera por conseguir la humildadâ?.

Ahora veamos al individuo lleno de fe pero que vive deprimido. Cree que es devoto. Observa escrupulosamente las fórmulas religiosas. Está seguro de que cree en Dios, pero sospecha que Dios no cree en él. Hace promesas y más promesas. Después de cada promesa no sólo vuelve a sentirse mal sino que su situación empeora progresivamente. Valientemente trata de luchar con sus depresion con la ayuda de Dios, pero esa ayuda no llega. ¿Qué es lo que pasa entonces?.

Para los eclesiásticos, los doctores y para las familias, el depresivo con buenas intenciones es un enigma desconsolador. Para D.A. no lo es. Muchos de nosotros hemos estado en las mismas circunstancias y hemos encontrado la solución al enigma. La solución depende de la calidad más que de la cantidad de la fe. Esto no lo veíamos. Creíamos ser humildes cuando en realidad no lo éramos. Creíamos que tomábamos con seriedad la práctica de nuestra religión cuando en realidad sólo éramos superficiales. O pasando al otro extremo, nos estábamos revolcando en un sentimentalismo al que confundíamos con un sentimiento religioso verdadero. En ambos casos pedíamos algo a cambio de nada. El hecho es que no habíamos allanado el camino para que la gracia de Dios llegase a nosotros y nos librase de nuestra enfermedad. No habíamos profundizado en la raíz de nuestros defectos, ni habíamos reparado los daños que les causamos a otros, ni habíamos dado sin esperar una recompensa. Ni siquiera habíamos orado como es debido. Siempre habíamos dicho: â??Concédeme mis deseosâ? en vez de â??Hágase tu voluntadâ?. No entendíamos lo que es el amor a Dios y el amor al prójimo. Por consiguiente, nos engañábamos a nosotros mismos y no teníamos la capacidad para recibir la gracia que nos devolviera nuestro juicio.

Son muy poco los depresivos que tienen siquiera una idea de lo irracionales que son o que, si se dan cuenta de ello, puedan enfrentarse al hecho. Algunos aceptan que se les clasifique como depresivos pero no soportan la idea de que son enfermos espirituales. Los apoya en su creencia, un mundo que no sabe la diferencia entre un enfermo mental y un enfermo espiritual. Cordura quiere decir juicio sano. Sin embargo, si un depresivo analiza juiciosamente su conducta destructiva, ya sea que haya destrozado los muebles de su casa o sus fibras morales, tendrá que reconocer que no obró con juicio sano.

En consecuencia, el Segundo Paso es el punto de reunión para todos nosotros. Agnóstico, ateo o antes creyente, todos podemos estar unidos en este paso. La verdadera humildad y la mente libre de prejuicios pueden conducirnos a la fe, y cada reunión de DEPRESIVOS ANONIMOS es una seguridad de que Dios nos devolverá el juicio si confiamos en Ã?l.