(ENTREVISTA SACADA DEL PERIÓDICO “EL CORREO ESPAÑOL-EL PUEBLO VASCO DEL DOMINGO 18 DE NOVIEMBRE DE 2007)
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Desde que en Navidades le detectaron un cáncer de pecho, la cantante ha tenido tiempo de recuperarse y de sacar nuevo disco, “vida tóxica”
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ISABEL IBÁÑEZ MADRID
Por vez primera en su vida, lleva el pelo corto. Luz brilla igual que antes porque la fuerza la tiene en los ojos, pero ha tenido que pasar algo como un cáncer en su pecho para que se dejara ver sin su melena. <>.
Nunca le ha gustado andarse con tonterias, pero ahora, como a todos los que de golpe -una mala noticia, un mal día, un aml…- se les para el reloj, sabe mejor lo que vale el tiempo. Y no está dispuesta a perderlo. Mucho menos con quejas. Tanto lo ha aprovechado en los nueve meses que ha durado la quimioterapia que esta semana saca nuevo CD. <>. Y sí, claro que hay que hablar del disco, pero ha sido tal el fenómeno de apoyo generado en la web de la cantante, tantos cientos de mensajes de cariña, que ella sabe que muchas mujeres -y hombres- estaban deseando oirla hablar de ello. Así que toca preguntar por el cáncer. El domingo pasado fue su cumpleaños: que nació en los 60 es todo lo que se puede decir.
-Felicidades. ¿Cómo lo ha celebrado?
-Bueno, no ha sido un año que deseara celebrarlo de manera especial. Todavía colea cierto cansancio después del disco y lo que me apetecía era quedarme en casa y no hacer nada, ni soplar velas. Pero afortunadamente otras personas pensaron lo contrario y me hicieron una pequeña fiesta.
-Con la que festejar también la salida de “Vida tóxica”. ¿El título se refiere al tratamiento?
-Creo que no hay un reflejo de mi estado físico, a lo mejor pinceladas. En “Sueños raros”, la canción final, hablo de los sueños extraños producidos por algunos fármacos, sobre todo al principio, porque no soy nada pastillera y todo me funcionaba amplificado. Hay algunos otros detalles, pero no es reflejo de que he estado enferma.
-En las fotos ríe.
-Es la parte irónica que le suelo sacar a las cosas, me río de mi misma y de mi situación.
-Y los músicos con los que grabó en Londres dicen que no se quejó ni una vez.
-Es que no me quejo casi nunca. No me gusta el lamento. La queja es una pérdida de tiempo y si algo he aprendido, es que el tiempo es importantísimo, finito, y si tienes un rato y lo pierdes haciendo tonterias, pensando cosas que te hacen daño… Además, no me podía quejar, porque tuve muchos mimos.
-Fuera pesimismo.
-De “qué palo, qué miedo” no hay nada. Es normal que el título dé pie a penar que es consecuencia de esta experiencia, pero me lo he tomado como un episodio más. No he dramatizado la situación, y comparativamente sigo siendo una mujer con muchísima suerte. Todos estos meses he recibido mensajes de chicas muy jóvenes, con metástasis, sin una mama, sin las dos… En fin, cosas mucho más graves y situaciones mucho más dolorosas que las mías. Y como yo no he estado tan mal como se presupone… Hombre, te quitan cosas y ya no tengo el brazo como lo tenía, pero lo levanto estupendamente. ¡Mira! (hace una demostración). Puse el título porque la vida es tóxica en general, los productos químicos y la cantidad de cosas que tenemos alrededor, como una noticia en el periódico o la tele; tú no te das cuenta, pero tu cuerpo sí. Y ya te pasará factura.
Incapaz de leer
-¿Cuál ha sido la noticia más tóxica que ha leído durante su recuperación?
-He leído muy poco porque tenía muy poca concentración. Sí he escrito mucho, no sólo lo que está en el disco, sino cosas; acordarme de repente de un encuentro con un colega y echarme a escribir páginas sobre ello. Peor he pasado semanas sin leer un periódico y sin ver la tele, no porque no lo deseara, sino porque no podía. Me ha producido ansiedad la cantidad de libros que me han regalado y he sido incapaz de leer. Sería la quimioterapia.
-Pero si habrá visto el tóxico episodio del Rey con Chávez. Por cierto, ¿es usted monárquica?
-Para mí la figura del Rey es importantísima, no entro en otro análisis. Ha sido una situación esperpéntica y compleja, pero, cuando yo me siento atacada o estoy enfrente de una persona que dice estupideces, paso de todo y digo: <<¡Qué te zurzan!>>. Así que entiendo muy bien lo que pasó.
-El bulto que se descubrió en septiembre de 2006 resultó inofensivo, pero el otro, el que se palpó en Navidades, no. ¿Cómo le cayó la noticia?
-Fíjate lo que es la ingenuidad que produce la ignorancia. Pensaba que me quitarían el bulto y que podría seguir actuando. Me imaginé calva, me imagine sin mama, me imagine en todos los posibles estados, pero estaba dispuesta a lo que fuera. Algunas veces he dicho que no le tengo miedo ni siquiera a la muerte, con lo cual te puedes hacer un poco a la idea que no dije: <>. Y lo digo pensando con la misma entereza y fortaleza.
-¿Reaccionó usted como pensaba?
-La verdad es que hay ciertas cosas que hasta que no las vives… Yo tengo mucha capacidad de invención y un don natural de imaginar cómo se siente el otro, pero cuando te pasa es cuando percibes en esencia lo que es la cosa. Es un palo y piensas en los demás, en que van a estar peor que tú. Yo temía decirselo a mi madre, pero me demostró que en eso nos parecemos porque me dijo: <>. Eso me dijo, ja, ja, ja.
-¿Qué edad tiene ella?
-Pues… exactamente no lo sé,ja ja. Debe andar por los 70. Cualquiera sabe.
-Le operaron de urgencia. ¿Qué pensó justo antes de la anestesia y al despertar?
-Pues que todas la personas que más quiero se estaban despidiendo con besos yo decía: <<¡Cómo mola!>>. Ja, ja, ja. Si acaso, lo peor de todo este periodo fue sentirme frágil y dependiente. Para una persona independiente como yo, que te tengan que ayudar a vestirte, a lavarte, y ver que vas a coger algo y no puedes.
-¿Ha necesitado marihuana para paliar los efectos de la quimio?
-No, he sido escrupulosa seguidora de lo que me dijo el oncólogo, pero todo lo que sea favorecer el estado de uno, como creo que hace la marihuana, me parece perfecto.
-¿Pidió algo a alguien antes de quedarse dormida? Me refiero a Dios.
-Hombre, yo soy una persona creyente y tengo mis formas que son privadas y no son para contar, pero no. Sólo que saliera todo como tuviera que salir; estaba en manos de profesionales.
Desbordada
-¿Cómo se siente hablando de su enfermedad en una entrevista? ¿Temía este momento?
-No, yo no suelo tener miedo. Desde que supe que estaba enferma, asumí que pertenezco a un grupo de personas afectadas. No es que desee hablar todo el tiempo del tema, pero me siento obligada a hacerlo con la naturalidad que me caracteriza por todas esas personas que me han eviado sus mensajes y están deseando que yo hable de ello.
-Es curioso cómo se ha creado una corriente de ida y vuelta, com mujeres que le escribían para enviarle fuerza y que a la vez sentían recibirla de usted.
-Sí esta circunstancia por la que he pasado puede servir de ejemplo a alguien me alegro. Pero el ejemplo mejor más que cualquier tonteria que pueda salir de mi boca, es que tengo un disco. Todo ese periodo que se presupone que estás debil y deprimida, porque hay gente a la que perder el pelo le resulta muy traumático, en vez de dejar que te afecte, le das la vuelta y lo que haces es disciplinarte y exigirte, trabajar aunque sea mermada. Yo salía de la “quimio” y no me metía a la cama, me iba por ahí y cuando veía que se me acababa la pila, decía: <> y ya me quedaba así hasta que volvía a recuperar la fuerza.
-¿Esperaba toda esta reacción de la gente, algo que le llevó a hacer público un emotivo comunicado de agradecimiento?
-Me he sentido un poco desbordada. Soy consciente de que hay mucha gente que me aprecia de manera muy amplia, con mucho cariño, pero había otros que decían: <>. En la enfermedad ha habido cosas que me han servido de medicina: los propios farmacos y la música, y dentro de esta, el testimonio de la gente, los mensajes diarios. Los he leido todos, aunque no he podido constestar porque es imposible. Pero algunos me hicieron llegar hasta las lágrimas de los fuertes, de lo francos, de lo emotivos que eran.
-Como el de Rosa, de 41 años, que estaba pasando por lo mismo y le recomendó que estampase contra el suelo la vajilla de Lladró. ¿Lo necesitó?
-Ja, ja. No porque me siento una persona afortunada. En muchos momentos de la vida te tienes que comparar con el prójimo y lo mío, en comparación con otros, es casi como un regalo.
En la web de Luz Casal, hay una ventanita en la que aparece su cara. Pinchando en su boca roja, ésta se abre y comienza un extraño viaje por el interior de la cantante. Bajando por su garganta, su esófago… De repente, surgen, como flotando, cinco expresiones: malas noticias, hipocresia, mentiras, soledad, falsedades.
-¿Por qué ésas y sólo esas?
-Tengo poca capacidad para analizar las cosas que hago, supongo que cuando lo hice, hace unos días, eran las palabras más presentes, más numerosas, aunque luego mi disco sea positivo cien por cien. Tendría un día raro. Hay malas noticias, viene alguién te lo cuenta y ¡qué bofetón! Y las mentiras salen diariamente porque mentir es lo que hace el 99% de las personas. Quizás exagero un poco, el 98%.
-¿Dónde estaría Luz si no se hubiera enfrentado a su madre para irse a Madrid?
-Pues en ningún sitio, porque siempre he tenido pocos objetivos, pero muy seguros.
-¿Sigue cantando esa gran canción (sin ironías) qie es “Rufino”?
-“Rufino” no deja de ser una canción estúpida con un personaje interesante, que la haces al final del concierto y que sirve para reirte y que la gente se descojone un poco. Seguimos haciéndola y me sorprende mucho queme la piden incluso antes que llegue el momento de cantarla.
-¿Dónde ha quedado esa imagen de rockeras macarrillas que cantanes como usted, Aurora Beltrán y Mercedes Ferrer cultivaron en los 80? Han ganado las muñecas.
-Cuando yo saqué el primer “single” en 1980 ni siquiera había otros nombres. Muchas de las mujeres de haora, no todas, me producen rechazo porque tienen que ponerse en braga y sujetador y eso me parece extraño y me cuesta aceptarlo. Yo siempre he pecado de ponerme más ropa de la que incluso me apetecía, porque no quería anteponer mi físico a mi faceta de cantante y compositora. Me siento en las antípodas de todo eso. La sensualidad debe ser sutil, no hay que andar mostrando las partes más íntimas.
-¿Qué imagen cree que la gente tiene de usted?
-Ése es un análisis que hace tiempo deje de hacerme. Quizás haya quien está acostumbrado a que un cantante le diga en una frase que la música es lo mejor de su vida y si de repente ve que yo necesito 15 minutos para explicarme y decir eso mismo, pues puede que diga: <<¡Qué tía más lenta, qué pesada!>>. Pero yo soy como soy y no le permito a nadie que venga a molestarme. Pueden decir qu Luz es más en esto o que hace peor lo otro, cuando estás en el escaparate hay gente que saca conclusiones que no tienen nada que ver con la realidad.
-Suele recordar muchas veces a los amigos que van quedando por el camino. El último en irse ha sido Hilario Camacho. ¿Tan cruel puede ser el mundo de la música?
-Tan cruel… No sé. Bueno, es duro, pero no me puedo poner en el pello de alguien que llegue a quitarse la vida, porque es algo muy personal.
-En 2006 sacó un libro autobiográfico, “Memoria de agua” (Ediciones B). Con todo lo que ha pasado este año va a tener que sacar una segunda parte.
Pues sí… sí. Ja, ja, ja, pero dentro de otros treinta.