Respaldo de material de tanatología

La salud mental del médico

La salud mental del médico

Links de interés

http://www.dinarte.es/salud-mental/pdf12_3/arti04.pdf

            En este artículo de Rosa Gómez Esteban se relatan las ansiedades que puede sufrir un médico frente a las muertes de sus pacientes y a  comunicar diagnósticos difíciles, como por ejemplo el cáncer.

http://www.udec.cl/postgrado/verano2003/curso13.htm

            Curso dirigido a profesionales de la salud, cuyo objetivo es entregar estrategias de prevención, diagnóstico e intervención en el síndrome de Burnout. El único problema es el lugar: Brasil.

http://www.smu.org.uy/emc/novedades/burnout.pdf

            Notas breves y concisas del Dr. Antonio L. Turnes sobre el síndrome de desgaste profesional o de Burnout. Describen las características psicosomáticas, conductuales y emocionales del mismo.

http://www3.smu.org.uy/publicaciones/eldiariomedico/n42/pag-2.pdf

Si te pareció interesante las anotaciones del link del Dr. Antonio L. Turnes, en esta página  se encuentra el artículo a texto completo sobre el síndrome de desgaste profesional.

http://www.psicologia.cl/cgi-bin/motorjump/jump.cgi/www.chasque.apc.org/pfizer/geda/libro.htm

Artículo sobre la depresión en el escenario médico, en el que además se explican las características de la depresión, su clasificación, medicamentos que pueden inducirla, etc.

http://www.psicologosclinicos.com/SOBRE%20LA%20SALUD%20Y%20LA%20ENFERMEDAD%20MENTAL.htm

            Como futuros médicos no está de más conocer algunos consejos para evitar tener problemas y conservar un buen estado de salud mental. En esta dirección se pueden encontrar.

http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.fulltext?pident=4767

            Artículo sobre el síndrome de Burnout o de desgaste profesional escrito por el Dr. JC. Mingote Adán del Hospital 12 de Octubre. En él se describe la historia, desarrollo y diagnóstico del síndrome.

http://www.psicologiacientifica.com/articulos/ar-pgil.htm

            Artículo de Pedro Gil Monte de la Facultad de Psicología, Universidad de Valencia, en que se puede encontrar los desencadenantes del síndrome de estar quemado en el trabajo.

http://www.ucm.es/info/dosis/Preventiva/jor_8/s1/s8_04.htm

            Además de un artículo sobre el síndrome de Burnout, adjunta un test de auto evaluación para conocer el grado de salud mental de los médicos durante el MIR. (Se encuentra en el anexo 1).

http://www.bdntraining.com/web/noticias/repo26.asp

            En este artículo Nicolás Fernández Losa explica la prevención del Síndrome de Burnout en las organizaciones.

http://www.urofoam.co.uk/uk/stress%20medial.html

            Nota de humor en este tema que nos puede afectar a todos. ¿Cómo hacer más llevadero el estrés en medicina? Aquí tienes algunas ideas.

www.smu.org.uy/emc/novedades/burnout.

Fantásico y completo documento en pdf  que trata el tema del burnout de los médicos

http://web.mit.edu/afs/athena.mit.edu/user/w/c/wchuang/News/college/MIT-views.htm

Paradójica y curiosa guía de reglas para evitar el burnout.

http://www.washington.edu/newsroom/news/2002archive/03-02archive/k030402.html

Estudio realizado en la universidad de Washington sobre el burnout entre médicos residentes

http://www.acep.org/1,5368,0.html

Artículo de la revista American college of emergency physicians donde se publica un artículo sobre la repercusión de largas jornadas laborales y su relación con el burnout en médicos residentes.

http://www.aafp.org/fpm/970400fm/lead.html

¿se encuentra usted a borde del burnout? Un artículo de Janines Latus Musnick publicado en La american society of  Family Physicians sobre como controlar el estrés antes de  que éste nos controle a nosotros.

http://www.aafp.org/fpm/970300fm/balance.html

¿Estás estresado? Test que en 20 sencillas preguntas permite hacernos una idea sobre si el estrés nos está afectando más de lo deseado.

http://www.albertadoctors.org/benefits/support/Executive_summary_burnout_study_2002.pdf

Trabajo de la universidad de Alberta sobre el estrés en los doctores. Es un documento pdf

http://psy.st-andrews.ac.uk/handbooks/modules/bs1000/ps1506L10.pdf

Presentación en pdf sobre las repercusiones del estrés en la profesión médica en el ámbito familiar. Así mismo plantea la posibilidad de practicar yaga para reducir el estrés de los estudiantes.

http://news.theolympian.com/health/memorial/64259.shtml

Articulo del diario americano The olympian sobre el estrés de los médicos en las unidades de urgencia de los hospitales

http://www.worklifedesign.org/resources/burnout.htmlas

El burnout en el personal sanitario: una epidemia silenciosa. Artículo de Kernan Manion que versa sobre los principales aspectos que constituyen este preocupante fenómeno.

http://www.netfunny.com/rhf/jokes/93q3/msview.htm

Prevención del burnout:  una divertida página para que el burnout nos deje vivir.

Espero que sean de utilidad para todos aquellos profesionales que estén interesados en el tema, y los no profesionales también.

Burnout en enfermería de atención hospitalaria.

Burnout en enfermería de atención hospitalaria.

FUENTE: ENFERMERÍA CLÍNICA. 2005 SEP;15(5)

Juan Máximo Molina Linde Francisco Avalos Martínez Inmaculada Giménez Cervantes
Psicólogo. Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Facultad de Psicología. Universidad de Granada.
Granada. España. bDUE. Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Granada. España.

[artículo original] [19/12/2005]

Resumen  [texto completo]

Analizar el nivel de desgaste profesional o burnout que presenta el personal de enfermería de la Ciudad Sanitaria Virgen de las Nieves y la influencia de diversos factores. Método. Se realizó un estudio transversal y descriptivo, dirigido al personal de enfermería de la Ciudad Sanitaria Virgen de las Nieves de Granada. Mediante un cuestionario autoadministrado y anónimo, compuesto por el cuestionario Maslach Burnout Inventory (que mide el desgaste profesional) y otras variables sociodemográficas y laborales, se relacionó cada dimensión del síndrome de burnout con las variables independientes. Resultados. De 160 cuestionarios iniciales, se respondió a 115 cuestionarios de respuesta fue del 71,87%). La edad media (desviación estándar [DE]) fue de 42,91 (8,24) años; el 75,2% fueron mujeres, el 69,6% fueron casados, el 70,8% tenía plaza en propiedad y el 53,9% pertenecía al bloque de hospitalización. Los valores medios (DE) obtenidos fueron de 22,53 (12,74) para el agotamiento emocional, de 6,86 (5,73) para la despersonalización y de 37,31 (6,93) para la realización personal. Entre un 27% y un 39% presentó puntuaciones indicativas de burnout en alguna de las 3 subescalas. El 6,09% (7) presentó puntuaciones indicativas de burnout en las 3 subescalas conjuntamente. Las 3 dimensiones se correlacionaron entre sí. Conclusiones. Coincidiendo con otras investigaciones, se encontró un nivel medio de desgaste profesional en el personal de enfermería encuestado. Hay un mayor desgaste en el bloque de hospitalización y servicios generales, y menor en el de especialidades y quirúrgico. La dirección de enfermería debería adoptar medidas correctoras en las áreas más afectadas.

Para acceder al texto completo es necesario suscribirse en db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista_info.sobre?pident_revista=35
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Fuente: Psiquiatría.com

DEMANDAS ANTE UN PROCESO DE MUERTE

Campos Aranda**,M.; Rojas Alcántara*, P.; Armero Barranco*, D.; González Quijano*, A.; Muñoz Pérez*, G.; Hernández Rojas***, V.M.

Profesores del Departamento de Enfermería* y Bioestadística** de la Universidad de Murcia. ***Enfermero de Atención Domiciliaria.

INTRODUCCIÓN
Los futuros profesionales de enfermería deben estar científica y humanamente preparados para escuchar, acompañar y ayudar realmente a cualquier persona en los
difíciles momentos que preceden a su muerte, así como comprender y acompañar a los que sufren la pérdida de sus seres queridos1.

Virginia Henderson dice que el rol esencial de la enfermera consiste en ayudar al individuo sano o enfermo al mantenimiento o recuperación de la salud, o bien asistirlo
en sus últimos momentos para que tenga una muerte feliz.2

Es muy importante formar profesionales que den respuesta a la demanda de la sociedad en materia de salud y que sean capaces de satisfacer las necesidades de las
personas en el proceso de la muerte3, proporcionando una atención multidisciplinar, que va desde la asistencia cotidiana hasta los grupos de apoyo 4.

Los profesionales de enfermería tienen, entre otras, la función de cuidar, tanto en la salud como en la enfermedad, desde la concepción hasta la muerte, lo que requiere
conocimientos, actitudes y destrezas que deben adquirir durante su formación. Es por tanto muy útil conocer la actitud de los jóvenes ante estos aspectos, para poder
optimizar los resultados en su proceso de aprendizaje. En último termino y fundamentalmente, la calidad de los cuidados de enfermería depende de la calidad de
aquellos que los proporcionan 5.

El objetivo del presente trabajo ha sido conocer la actitud de estos jóvenes ante la muerte a través de la valoración de los distintos aspectos que rodean su propio proceso de muerte.

MATERIAL Y MÉTODO

A 666 jóvenes, estudiantes de Enfermería, Medicina, Fisioterapia y Odontología, durante el curso 2001-02, se les pasó un cuestionario en el que se contemplan: en primer lugar datos que podrían influir sobre las respuestas que están relacionadas con el objetivo del trabajo como son: sexo, si han presenciado la muerte de alguna persona, creencias religiosas y cómo ven la muerte en cuanto a su proximidad, mediante una escala visual analógica, que va del 1 al 10, (considerando el uno como muy lejana y el diez como algo inmediato), en la que debían indicar en qué punto ven su muerte.

En segundo lugar se les pidió que valoraran en qué medida determinados aspectos unos de orden físico y otros de orden espiritual, les ayudarían a morir en paz, entre los que hay cuestiones relacionadas con el sentido a la vida, el dolor, el sufrimiento, pérdida de las facultades físicas y psíquicas, creencias, relaciones personales.

En tercer lugar se les pregunto sobre algunos aspectos que les inquietan en su proceso de muerte.

Las preguntas se realizaron con cinco posibles opciones de respuesta LICKERT, que van desde mucho a nada, con lo cual los items son ordenables, lo que nos permite dar un peso a cada una de las respuestas.

Con los datos recogidos se ha realizado un estudio descriptivo de las distintas variables, junto con análisis de varianza simples, para comparación de grupos utilizando las variables ordenables como cuantitativas, completados con contrastes de medias de dos a dos mediante la t de Studend y se ha realizado también contrastes de igualdad de proporciones y análisis de regresión simple y múltiple.

RESULTADOS

El 75% son mujeres y el 25% hombres con una media de edad de 20 años. Comprobamos como alrededor del 75 % puntúan la muerte en la escala visual analógica en < 3, es decir lejana o muy lejana, y sólo un 2% como algo cercano > 7 dato que está asociado con los alumnos de > de 30 años.

En cuanto a la creencia en otra vida después de la muerte el 22’2 % creen rotundamente que hay otra vida, un 24’1% probablemente sí, 29% dudan, el 10’9% creen que probablemente no la hay y el 13’8% dicen que no creen en otra vida.

El 35% han estado presentes en el momento de la muerte de alguien. Respecto de la valoración de los aspectos que les ayudarían a morir en paz destacamos los porcentajes correspondientes a los que les han dado la puntuación máxima de mucho o muchísimo.

El tanto por ciento más alto es el 89’1 % que corresponde a pensar que mi vida ha tenido algún sentido.

En segundo lugar con un 81’5% el poder sentirse cerca, comunicarse y estrechar vínculos afectivos con las personas queridas.

En el tercero tenemos con un 62’6% no sentirse culpable por conflictos personales del pasado. En cuarto lugar con un 59’4% el no poder controlar hasta el final mis pensamientos.

El quinto con un 58’3% poder disponer de ayuda para morir con rapidez.

En sexto lugar tenemos con un 51’4% pensar que si no tengo una esperanza real de recuperación, no se prolongará artificialmente mi vida en una unidad de cuidados ntensivos. El séptimo con un 43’8% el controlar el dolor y otros síntomas generadores de malestar.

En octavo lugar con un 42’9% que el proceso de morir sea corto si se produce sufrimiento.

Y en noveno con un 32’6% pensar que podré morir en casa.

En cuanto a lo que más les inquieta, en su muerte, dándole una valoración de mucho o muchísimo tenemos en primer lugar que a un 89’7% sería el deterioro de sus capacidades físicas.

En segundo con un 86’7%, la posibilidad de morir solo, sin la presencia de los seres queridos.

En tercer lugar, un dolor continuo con un 83’6%.

En cuarto la pérdida de control sobre sus funciones fisiológicas con un 75’9%. En quinto lugar, la incertidumbre que acompaña al proceso de morir con un 57%. A las
mujeres les importa más que a los hombres sentirse perdonadas por conflictos personales del pasado, el dolor continuo e insoportable y el sentirse sola a la hora de su muerte P< 0'0005. A los que han presenciado la muerte les ayudaría más a morir en paz el creer que hay otra vida después de la muerte y el sentirse perdonados por conflictos personales P< 0'01. A los que no creen rotundamente que haya otra vida después de la muerte, les importa menos a la hora de producirle paz en su muerte, el que su vida haya tenido un sentido y el sentirse perdonados por conflictos personales P<0'02. Y los que creen en otra vida les inquieta menos la perdida del control sobre sus funciones fisiológicas P<0'02. Los que no creen en la otra vida les inquieta menos el morir solos sin la presencia de los seres queridos y les inquieta menos la incertidumbre que acompaña el proceso de morir P<0'01. A los no practicantes son a los que más les ayudaría a morir en paz el hecho de que no se prolongara artificialmente su vida P<0'005. Sin embargo les inquieta menos el morir solo sin la presencia de seres queridos, a aquellos que no creen en otra vida. DISCUSIÓN La edad de estos jóvenes y el hecho de que se suele pensar en la muerte como algo que les ocurre a otros, justifica que vean la muerte como muy lejana, así como que les preocupe más la muerte de un ser querido que la suya propia. Y a pesar de ver la muerte en general muy lejana, manifiestan una gran preocupación e inquietud ante un proceso de muerte que puede ser a veces insoportable. Preocupación e inquietude que se ve acentuada si han tenido la experiencia de presenciar la muerte, hecho que se da en menos de la mitad de los encuestados. Vemos como a la mayoría de estos futuros profesionales les preocupa sobre todo la parte espiritual, dando la máxima puntuación al sentido a su vida como lo que más les ayudaría a morir en paz, es curioso que en una sociedad materialista y consumista, donde impera el valor del poder y no la moral, a la hora de la muerte no se valoren, la pérdida de posesiones ni poderes sino todo lo contrario, se valora muchísimo el que su vida haya tenido un sentido. Esto puede ser un punto de reflexión para las personas que estamos en la docencia, debemos tratar de intentar inculcar estos valores, de los cada día están más alejados los jóvenes, pero que sin embargo si los tienen presentes si se les plantea la muerte. En cuanto a lo que más les inquieta vemos que también tiene relación con la espiritualidad y la afectividad ya que valoran muchísimo el deseo de no morir solos, sin la presencia de los seres queridos. Vemos como el sexo, el haber presenciado la muerte y el creer en otra vida influye en algunas de las valoraciones que se hacen sobre los distintos aspectos, fundamentalmente aquellos espirituales y afectivos. De nuevo viene a confirmarnos la importancia de la espiritualidad en el hombre ante su muerte. CONCLUSIONES Como conclusiones de este trabajo tenemos que lo que más les preocupa a los jóvenes es lo relacionado con la espiritualidad y la afectividad del individuo. Y que esta actitud se ve influenciada por el sexo y el haber presenciado la muerte. Por lo tanto entendemos que los futuros profesionales de Enfermería necesitan una formación específica en cuidados a pacientes en situaciones terminales que les ayude a enfrentarse a la muerte y a aportar una ayuda no sólo física si no también psíquica y espiritual que es lo que demandan en este momento. BIBLIOGRAFÍA 1. KLÜBER-ROSS, E.: La muerte: un amanecer. Barcelona:Luciernaga; 1997. 2. HENDERSON, V.: La Naturaleza de la Enfermería. Reflexiones 25 años después. Madrid. INTERAMERICANA ? McGRAW- HILL. 1994. 3. LUIS RODRIGO, M.T.: Los diagnósticos enfermeros. Revisión crítica y guía práctica. Barcelona: Masson; 2000, 269-272. 4. BLEDA, M.: Competencias de la atención de duelo en una Unidad de Cuidados Paliativos. Medicina Paliativa 2002; vol. 9, supl.1: 38. 5. SHERWIN, B.; NULAND.: Cómo morimos. Reflexiones sobre el último capitulo de la vida. Madrid: Alianza Editorial; 1995. 6. CLAVÉ, E.: Ante el dolor. Reflexiones para afrontar la enfermedad y la muerte. Madrid: Temas de hoy; 2000. 7. BAYES, R.: Psicología del sufrimiento y de la muerte. Barcelona: Martinez Roca; 2001. 8. KLÜBER-ROSS, E.: Morir es de vital importancia. Barcelona: Luciernaga;1995. 9. QUITANA, O.: Por una muerte sin lágrimas. Problemas éticos al final de la vida. Barcelona: Flor del viento ediciones. ISSN 1695-6141 © COPYRIGHT Servicio de Publicaciones - Universidad de Murcia

EL MALESTAR EN LA ENFERMERÍA

EL MALESTAR EN LA ENFERMERÍA
THE DISCOMFORT IN THE INFIRMARY
*Martínez, Marco Antonio
*Lcdo. en Enfermería y Psicología. Profesor Asociado de la Nueva Escuela Lacaniana Caracas-

Pronunciamiento. Venezuela.

Ponencia presentada en las VI Jornadas en Cuidados de Salud Mental de la Universidad Central de Venezuela, Facultad de Medicina, Escuela de Enfermería, en Caracas, Junio de 2006.

En 1930 Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, publicó un texto llamado El malestar en la cultura, en donde aborda lo trágico de la condición humana. Es un ensayo sombrío, en el que aborda sin rodeos, con el tono más grave, la cuestión de la miseria humana. Freud advierte que como está ordenado el mundo no es posible alcanzar eso llamado ?felicidad?, y en contra parte, se vale afirmando el hecho de que toda actividad humana pretende lograr establecer de forma prevaleciente o exclusivamente un sentimiento de felicidad.

El hombre emprende una búsqueda de la felicidad que, inevitablemente, en algún momento, se someterá a una realidad. Esto implica que los deseos o aspiraciones se verán confrontados con el mundo exterior y el hombre frente a los obstáculos impuestos por el medio, muchas veces renuncia a esa búsqueda de la felicidad y escudriña los medios para atenuar o suprimir su sufrimiento.

Una de las causas de sufrimiento humano trabajadas por Freud es el carácter insatisfactorio de las relaciones entre los hombres y coloca como función de la cultura remediar esta causa de sufrimiento. Los intentos de solucionar este malestar se promueven a través de las instituciones que conforman la cultura (por ejemplo: el estado o la familia). Sin embargo, en la medida en que los remedios propuestos para buscar la felicidad son coactivos y aparecen como otros tantos límites en la búsqueda de felicidad o de placer, la cultura aparece muy pronto como una nueva causa de sufrimiento.

Es decir, aquello que debería curar, nos enferma. Una cultura provista de malestar. La organización social se sostiene en un estatuto de compromiso precario: en ella el hombre no puede ser plenamente feliz, pero sin ella no puede sobrevivir.

El título del presente trabajo es un símil del título del trabajo de Freud. Lo que busco es plantear bajo una suerte de metáfora, una comparación, entre aquello que él llamó Cultura y lo que se conoce como Enfermería. Es claro que las complicaciones ulteriores de esta comparación arriban rápidamente y en eso versan las siguientes reflexiones.

En un primer sentido, es innegable que dentro de enfermería existe malestar; estoy seguro que al menos una vez todos los que estamos en este medio lo hemos comentado o sufrido en nuestra piel viva. Es natural que exista malestar, es imposible retirarlo de forma completa, el problema parece persistir porque enfermería recae continuamente enferma del malestar, existiendo una insistencia social y profesional que pretende hacer decaer la enfermería como disciplina del conocimiento. En segundo lugar, parecería que la carrera de enfermería
debería ayudar a sus profesionales a lograr alcanzar una noción de felicidad, pero al igual que la cultura, entiendo, desde este punto, que la enfermería aparece como una causa de sufrimiento e instala un malestar inherente a ella en sus profesionales. Este malestar lleva tiempo incubándose, se arrastra desde hace tiempo y es algo de lo cual hoy en día a las nuevas generaciones les cuesta deslastrarse.

El malestar en enfermería puede verse desde distintas posiciones desvelándose numerosas opiniones, mi intención no es hacer una lista larga, negra, ni compleja. Deseo puntualizar tres vertientes en la línea que vengo desarrollando, cada una de éstas significa una confrontación de elementos que se contraponen y desvinculan al enfermero con la enfermería, estas son:

1. Situación laboral vs. labor de saber.
2. Enfermería es una ciencia vs. enfermería no es una ciencia.
3. Investigación adecuada vs. el deseo de saber.

Sobre el primer punto: Situación laboral vs. labor de saber. Cuánto mal le ha hecho a la enfermería, el sobre trabajo de sus profesionales, se triplican en los turnos, guardias por aquí, guardias por allá y sólo se trabaja. Pareciera que la condición de ser enfermero implica el vivir y morir trabajando en busca de la condición económica favorable, en Venezuela ésta es la realidad más palpable.

La ecuación que domina a la mayoría de las masas en enfermería es: [a mayor (>) trabajo mayor (>) beneficio], esto sin duda alguna es una locura.

Aquí vemos como la profesión pareciese buscar más la disminución de sufrimiento que la búsqueda de felicidad. El problema radica en el descuido de la misión de la elaboración de saber que debe imperar en toda carrera del conocimiento. Elaboración de saber debe significar el producir conocimientos, realizar investigaciones, generar técnicas prácticas.

¿Cómo hacerlo? Si el profesional sólo trabaja, muchos de los enfermeros en la profesión cavan su propia tumba en las condiciones precarias y en decadencia producidas por el medio burocrático en enfermería.

El segundo punto, nos lleva a interrogarnos: ¿qué somos como disciplina de conocimiento? Siempre surge la interrogante en Enfermería sobre la disciplina: ¿es una ciencia o no es una ciencia? El estatuto social del enfermero ha afectado mucho a la concepción del profesional de enfermería. Están las enfermeras de otrora, auxiliares de enfermería, y parecería que lo que hace al licenciado es un parche en el brazo o un título pegado a la pared. Si el profesional realmente se hace es por una práctica congruente con un sistema de
conocimientos aplicados en distintas áreas como la clínica, comunitaria o administración.

Sin embargo deviene un efecto paradójico cuando el enfermero es introducido en el trabajo, éste comienza un automatismo del accionar: 6 a.m. comienza el turno, 6:30 tomo café, 7 a.m. medición de signos vitales, 8:00 administración de fármacos; instalándose una repetición de un día y otro día, hasta ser jubilados. Cuando las historias se dan con estos matices, simplemente son tristes historias. Se instaura un automatismo del cual a veces no se es ni consciente de que se cae en él. Esto hace que el profesional se haga un técnico en
cuidados, perdiendo el sentido profesional de una disciplina de conocimiento. Hay que producir saberes, llámense ciencia o no, para restituir el verdadero estatuto de profesional del enfermero en cualquier área en donde se desempeñe.
El tercer punto, Investigación adecuada vs. deseo de saber. Es realmente penoso que los Trabajos especiales de grado sean vistos por los estudiantes de pregrado como requisitos académicos y las tesis terminen siendo reproducciones. Mismos temas, mismas formas de abordarlos; la tesis, lo que viene a ser es un requisito académico. Son investigaciones adecuadas para conseguir un fin académico. No se puede proceder en este sentido, se deben realizar investigaciones basadas en el deseo de saber, no de aquello repetido, sino debe generarse preguntas en el estudiante, es la búsqueda de hacer algo con aquello que intrigue resultando enigmático. Hasta que no se produzca ese salto, no habrá mejora en los fundamentos. Los enfermeros serán cuidadores técnicos asalariados.

Enfermería pide a gritos ser investigada y trabajada. Las posibilidades son ilimitadas y por eso es aún más triste ver que las tesis caigan en lo adecuado, cosa bien aburrida por cierto.

Muchas veces he escuchado en los pasillos que hay que cambiar a enfermería, y no es allí donde está el problema. No se debe cambiar a enfermería sino trabajar en los elementos que producen malestar.

Freud decía que quien retrocede o abandona a su deseo siente culpa y malestar. Los profesionales de enfermería con la mística del cambio no deben retroceder a sus deseos y aspiraciones por efectos del medio en que está envuelta enfermería. Cada uno debe construirse un camino, en enfermería hay muchos y variados, sólo es cuestión de tomar las decisiones adecuadas.

ISSN 1695-6141
© COPYRIGHT Servicio de Publicaciones – Universidad de Murcia

Los páarrafosa han sido reslatados por Lic. Ysrrael Cardozo Castillo

http://www.um.es/ojs/index.php/eglobal/article/viewFile/424/395

Se Feliz Siempre…

Lic. Ysrrael Cardozo Castillo
Cranford, NJ USA
I was born to serve, not to be served
(Nací para servir, no para ser servido)

ESTRÉS DE LOS CUIDADORES

ESTRÉS DE LOS CUIDADORES
El tratamiento de la EA necesariamente incluye el tratamiento de la familia, especialmente del o los cuidadores primarios. El estrés emocional, físico y a menudo financiero asociado con el cuidado de un familiar con EA es enorme; así, no es sorprendente que más del 50% de los cuidadores se quemen; este puede presentarse en forma de depresión, ansiedad, aislamiento, abuso de sustancias o enfermedad física. El consejo individual y familiar, así como el apoyo y/o el ingreso en grupos de apoyo (Asociación de Alzheimer local) puede evitar o retrasar en 1 año el ingreso en instituciones especializadas del familiar paciente de EA. Las estrategias para la intervención con las familias son más efectivas en los estados precoces e intermedios de la enfermedad que en las fases terminales, reforzando de nuevo la necesidad de un reconocimiento precoz de la enfermedad. Los servicios de respiro también pueden ser una fuente de alivio para las familias puesto que les permite estar en sus casas algún tiempo cuidando de ellos mismos y renovando sus relaciones sociales. En este sentido, las Asociaciones de Alzheimer son una excelente fuente de información y apoyo.

LOS CUIDADORES
La mayoría de los pacientes con EA reciben sus cuidados en marcos no-institucionales (es decir, en sus propias casas) por los propios familiares. No obstante, solo hasta hace poco se ha llegado a saber quiénes son los cuidadores, cuánto tiempo gastan en dar los cuidados y cómo estos cuidados les afecta a ellos mismos.

El siguiente es el retrato típico del cuidador y de cómo el cuidado le afecta:

1. Las mujeres son las cuidadoras primarias en el 70-80% de los casos.
2. El rango de edad varía desde adolescentes a mayores de 90 años, pero el cuidador típico tiene entre 50 y 60 años.
3. Una tercera parte de los cuidadores proporciona los cuidados sin ningún tipo de ayuda.
4. Los cuidadores gastan un promedio de 70 horas semanales en los cuidados suministrados a los pacientes. Si el cuidador trabaja, invierte cerca de 40 horas en los cuidados; si no trabaja, 100 horas o más semanales.
5. El 50% de los cuidadores viven con el paciente.
6. Más del 60% de los cuidadores han suministrado los cuidados por más de 2 años consecutivos.
7. Cerca del 60% de los cuidadores refiere que su ser querido no puede bañarse o vestirse solo, e ir al baño sin ayuda; 7 de cada 10 cuidadores rechaza dejar solo a su ser querido aún por poco tiempo.
8 La mayoría de los cuidadores (cerca del 96%) realizan la función de cuidados por amor a su ser querido: el 50% cuidan al padre, el 30% al esposo y el 20% a otros familiares (abuelos, abuelas, tíos, amigos).
9. El 90% de los cuidadores considera los cuidados como frustrantes, desgastadores y dolorosos.
10. El 75% refiere sentimientos depresivos ocasionales; de estos, el 60% presenta síntomas significativos de depresión y un 30% está deprimido frecuentemente o casi todo el tiempo.
11. El 50% refiere que los cuidados causan considerable estrés dentro de sus familias.
12. El 50% se quejan de que no tienen suficiente tiempo para ellos.
13. Casi el 50% no duerme bien.
14. El 50% dice que su salud se ha deteriorado desde que iniciaron los cuidados.
15. Una tercera parte refiere estar casi ?quemado? (burn out).
16. Casi 6 de 10 cuidadores contribuyen financieramente con los cuidados de su ser querido EA.
17. Casi el 50% de los cuidadores refiere que el cuidado de su ser querido con EA les ha obligado ha hacer sacrificios económicos.
18. Cerca del 33% de los cuidadores se ven forzados a reducir sus horas de trabajo, con la consiguiente pérdida de productividad y reducción de sus ingresos.
19. Cerca del 20% tiene que dejar de trabajar por las demandas impuestas por los cuidados.
20. 1 de cada 10 cuidadores se queja de que los cuidados obstaculizan ascensos laborales.
21. Un promedio de 17 días laborales/año son perdidos por los cuidados y las demandas impuestos por estos.
22. La mayor demanda de los cuidadores es la de ayuda, cualquier tipo de ayuda, con la pesada carga de los cuidados del paciente con EA.
23. La gran mayoría de los cuidadores son conscientes de los recursos y ayudas comunitarias para los pacientes y familiares de pacientes con EA (Asociaciones de Alzheimer, Centros de Día, Servicios de Salud, programas de Comida Sobre Ruedas, Servicios de Transporte Para Adultos Mayores, Hogares o Residencias, Servicios Seculares o Religiosos de apoyo), si bien, sólo el 60% de los cuidadores los utilizan.
24. Los aspectos más difíciles del cuidado son, en orden decreciente: encontrar tiempo para uno mismo, para los amigos y otros miembros de la familia; encontrar ayuda disponible; encontrar la energía necesaria para ser cuidador.
25. Los consejos más importantes de los cuidadores experimentados para aquellos que consideran ser cuidadores son: conozca bien en lo que se va a meter; aprenda tanto como sea posible acerca de la EA; consiga ayuda, tanta como pueda alcanzar; busque siempre un cuidado de respiro (atención prestada por otras personas, generalmente centros especializados) al menos una noche a la semana; no esconda a su ser querido con EA de otros familiares o amigos.

Si bien este perfil es de países donde los cuidados organizados a los pacientes con EA están plenamente desarrollados, la situación para países dónde no se contemplan servicios, donde casi nadie sabe nada sobre los cuidados al paciente con EA y a su familia, donde el estado no se preocupa por ello, donde no existen recursos y ayudas comunitarias(Asociaciones de Alzheimer, Centros de Día, Servicios de Salud, programas de Comida Sobre Ruedas, Servicios de Transporte Para Adultos Mayores, Hogares o Residencias, Servicios Seculares o Religiosos de apoyo), la situación de los cuidadores y de los mismos pacientes no puede ser menos que dramática y desastrosa.

El comprender sus propias emociones le ayudará a manejar satisfactoriamente los problemas de su familiar y los suyos; algunas de las emociones que puede experimentar son: pena, culpa, enojo, vergüenza, soledad, deseos de acabar pronto y posiblemente otras y muy variadas.

Pena: Se trata de una respuesta normal y natural para alguien que haya experimentado una pérdida. Por causa de la EA puede sentir que ha perdido un compañero, un amigo o a uno de sus padres y lamentar lo que esa persona fue y lo que ahora es. Justo cuando usted se está adaptando a los cambios, la persona vuelve a cambiar de nuevo, llegando a ser devastador cuando su familiar ya no le reconoce. En esto caso, los grupos de auto-ayuda pueden ser muy útiles para algunos cuidadores.
Culpa: Es frecuente sentirse culpable por tener sentimientos de incomodidad por el comportamiento de la persona, por enojarse y desesperarse por su comportamiento irracional o por sentir que ya no puede continuar más y pensar en su internamiento en una institución. No se culpe ni haga lo mismo con el paciente por los problemas que atraviesa. Recuerde que la causa es la enfermedad. Si su relación con otros familiares o amigos se está deteriorando, no se culpe ni los culpe; trate de buscar las causas de la ruptura y discútalas con ellos. No deje que las cosas se queden como están pues su relación con otros es una fuente importante de apoyo para usted. En estos casos puede serle muy útil hablar con otros cuidadores y amigos sobre estos sentimientos y darse cuenta que lo que usted siente y piensa es una verdad de todos los cuidadores.
Enojo: Se trata de un sentimiento que tiene múltiples direcciones: puede estar dirigido al paciente, a usted, a sus otros familiares por dejarlo solo con la pesada carga, a la vida y a Dios por el trabajo impuesto, al médico o a la situación misma. Siempre será importante que establezca las diferencias entre su enojo por el comportamiento del paciente-producto de la enfermedad y su enojo con el propio paciente. Trate de descargar constructivamente su enojo: haga ejercicio, golpee con fuerza una almohada o saco de boxeador, grite con fuerza en un lugar cerrado que usted previamente rotulará como ?cuarto o habitación de desahogos?, rompa algo que no sea muy costoso. Si aún así persiste su enojo, busque ayuda profesional o de su grupo de auto-ayuda.

Vergüenza: Es normal que usted sienta vergüenza en todos los casos en que su familiar tiene un comportamiento inapropiado en público. Su incomodidad puede desaparecer si comparte sus sentimientos con otros cuidadores y si sus amigos y vecinos conocen la situación.
Soledad: Es tal la absorción que imponen a veces los cuidados en EA que muchos cuidadores se aíslan  y apartan de la sociedad. Esta soledad, por otra parte, dificulta el sobrellevar los problemas. Así, siempre es importante que mantenga sus contactos sociales; los grupos de auto-ayuda son una excelente fuente de apoyo en este sentido.
PREPARÁNDOSE PARA SER CUIDADOR
Nunca será fácil tener a un ser querido con EA en la propia casa; por ello, no sea impulsivo. Aquellos que han alcanzado mejores resultados planean cuidadosamente la transición y se toman un buen tiempo (varios meses) para pensarlo y hacerse a la idea, permitiéndole a cada miembro de la familia hacerse también a la idea.

Para lograr los mejores resultados, todo posible cuidador debe considerar:

1. División de responsabilidades: El saber aceptar ayuda puede resultarle nuevo. A menudo, miembros de su familia, amigos o vecinos quieren hacer algo auténtico por usted y su familiar con EA, pero pueden no saber cómo ayudarle; algunas sugerencias por su parte o cualquier idea les dará una oportunidad para ayudar. Esto puede ayudar a alguien a sentirse útil, ayudar al paciente con EA y proporcionarle a usted algún alivio. Para algunos cuidadores la familia es la mayor fuente de ayuda, para otros es la mayor fuente de angustia. Dentro de lo posible, obtenga el mayor número de ayuda posible de sus familiares, pregúntele a cada miembro si desea colaborar en los cuidados, reparta tareas de forma que cada miembro participe, se sienta cómodo con su función y tenga la opción de rotar por diferentes labores para evitar su agotamiento. Recuerde que usted solo no podrá hacerlo por mucho tiempo. Considere siempre los cuidados de respiro suministrados por los servicios comunitarios, Centros de Día u otras instituciones.
2. Su matrimonio: ¿Qué piensa su cónyuge de tener en casa a un paciente con EA por muy familiar que sea? Aunque su cónyuge sea muy comprensivo, las responsabilidades añadidas por tener que cuidar a un paciente con EA crearán tensiones sobre su relación. ¿Podrá usted manejar esto? Una buena comunicación siempre será útil: hablen acerca de cómo se sienten y permitan que lo implícito se haga explícito. Pregunten a otros cómo el cuidado del paciente con EA afecta la relación de matrimonio y/o que han hecho para afrontar las tensiones.
3. Sus hijos: Mucha de la actividad y conducta diaria de los niños puede ser muy molesta para el paciente con EA; al contrario, poco de lo que el paciente con EA hace suele molestar a los niños. ¿Cómo se sienten los niños al tener que compartir su casa y el cariño de sus padres con una persona con EA? ¿Qué dirán sus amigos? ¿Afectará el cuidado del paciente la relación con sus hijos?
3. Los hermanos y otros familiares: Cuando usted cuida de su ser querido con EA, el resto de la familia, particularmente los hermanos, reaccionarán de forma muy variada: algunos colaborarán y otros no, a veces usted se sorprenderá y otras se decepcionara, pero siempre encontrará que usted será quien lleve el mayor peso y que los demás no piensan o sienten como usted. Habrá enfrentamientos, dudas y cuestionamientos muy molestos sobre su capacidad de dar cuidados. ¿Cómo se sentirá respecto a esto?
4. Su trabajo: ¿Puede usted proporcionar cuidados de calidad y trabajar al mismo tiempo? Aunque usted pueda -y poca gente puede- tener a su familiar en casa mientras usted trabaja puede mantenerle muy distraído y disminuir su rendimiento. ¿Tiene usted una relación con su jefe y compañeros de trabajo lo suficientemente flexible y comprensiva como para que entiendan su distracción? Recuerde que esta situación no es por poco tiempo, sino, quizás, por varios años. ¿Cómo manejará esto? Considere trabajar medio tiempo y tener ayuda en casa medio tiempo. Apóyese en su familia y/o en los servicios sociales comunitarios.
5. Su casa: Al tener en su casa a su familiar con EA, deberá estar dispuesto a hacer adaptaciones y modificaciones que faciliten la vida de su ser querido y que alterarán el funcionamiento normal de la vida diaria . ¿Está dispuesto a ello? ¿Cuenta con habitación individual para el paciente? ¿Tiene el mobiliario adecuado, tanto en el baño como en el resto de la casa? ¿Ha sacrificado un rincón de la casa, una biblioteca, un salón de estudio, una habitación de huéspedes para poder alojar a su ser querido? Si es así, ¿cómo funcionará con menos espacio? Organícese y anticipe dificultades para una mejor y más sana adaptación. Pregunte y aprenda de otros.

6. Su economía: Es muy costoso tener en casa a un paciente con EA y, a medida que la enfermedad progresa, más costoso se hará. ¿Tiene suficientes recursos financieros como para soportar el cuidado? ¿Colaboran económicamente otros familiares? ¿Tiene la persona afectada por la EA recursos financieros que usted pueda utilizar? ¿El resto de la familia conoce esas fuentes y está dispuesta a que usted las utilice sin limitaciones? Si usted tiene que disminuir sus horas de trabajo, o dejar de trabajar, por cuidar a su ser querido, ¿tendrá los recursos suficientes?
7. Su tiempo de ocio: Una de las cargas más duras que conlleva el cuidar a un paciente con EA es que el tiempo libre disponible para las actividades de ocio y recreación se verá profundamente afectado, y a medida que la enfermedad progresa, el efecto será mayor. ¿Cómo podrá luchar con esto? Recuerde la función de otros cuidadores, los centros con servicios de respiro, una ayuda domiciliaria, etc.
8. Su sueño: De igual forma que lo hacían sus hijos cuando eran pequeños, el paciente con EA podrá despertarse con frecuencia en la noche. Esto significa que su sueño se verá afectado; puede que una noche no sea muy importante, pero la alteración continuada del sueño se asocia a irritabilidad, humor depresivo, disminución de energía, falta de concentración, disminución del sentido del humor (tan necesario en esta enfermedad), sensación de incapacidad y muchas otras cosas que disminuirán su capacidad de dar cuidados efectivos. ¿Qué estrategias ha desarrollado para enfrentarse a esto?
9. Sus cosas personales: Tener un familiar con EA en casa no significa que todo se vaya a desordenar; puede que rompa algo y no le moleste, pero ¿que pasaría si encuentra sus joyas esparcidas por el jardín, su porcelana antigua rota, el trabajo de su hijo estudiante de arquitectura desecho, el computador de su marido humedecido completamente con agua o el armario de su hija lleno de hormigas por comida depositada allí por su familiar con EA?
10. Su vida social: El tener a una persona con EA en casa puede alterar notablemente su vida social; sus amistades pueden dejar de visitarle por temor, vergüenza o por simple incomodidad de ver a una persona ?demente? desnuda, deambulando por la casa y defecando en cualquier lugar, aunque este no sea el caso de su ser querido. Hay muchos mitos y un gran desconocimiento respecto a la EA; en cualquier caso, usted tampoco tendrá mucho tiempo para visitarles, ¿cómo se sentirá?
11. Sus vecinos: La presencia de un paciente con EA en casa también puede afectar la vida diaria de los vecinos, tanto en un sentido positivo como negativo. El paciente puede vagabundear dentro de sus casas, pararse enfrente de sus coches y evitar que salgan,  intimidar a sus hijos o pasear desnudo a la vista de ellos; por otra parte, también puede darles la opción de cuidar y ser una ayuda muy útil. No obstante, prepárese para cualquier imprevisto e infórmeles de su situación y lo que puede pasar.
12. Su propia salud física y mental: La responsabilidad de cuidar a un paciente con EA puede ser apabullante y sobrepasar sus estrategias de afrontamiento. Mientras usted organiza todos los cuidados y maneja todos los cambios necesarios en su casa, economía y familia, también deberá cuidar de sí mismo.

SIGNOS DE ESTRÉS EN EL CUIDADOR
Un cierto grado de estrés o excitación es esencial para nuestra salud y rendimiento (“euestrés” o niveles óptimos de estrés que se asocian a una eleva¬ción de la salud y el rendimiento). Es más, el aburrimiento y la falta de estímulo -producto de un grado insufi-ciente de estrés-, pueden perjudi¬car nuestra salud y nuestro rendimiento.

En situaciones de estrés, el deterioro de los proce¬sos automá¬ticos de mantenimiento del organismo es mínimo, pero si el estrés rebasa un punto críti¬co, las conductas de adaptación -estrategias de afrontamien¬to- pueden desor¬ganizar¬se. Así, hablamos de estrés positivo o “activación” cuando nos referimos a la preparación biológica del organismo (activación) para afrontar situa¬ciones a través de conductas adaptativas; se trata pues de una activación saludable. Cuando el estrés sigue aumen¬tando y nuestra salud y rendimiento comienzan a disminuir, hablamos de estrés negativo o “acti¬vación patoló¬gica”.

El funcionamiento en la fase positiva del estrés tiene como resultado vitalidad, entusiasmo, optimismo, perspectivas positivas, resisten¬cia a la enfermedad, vigor físico, lucidez mental, relacio¬nes humanas óptimas, alta productividad y creatividad. Por el contrario, en la fase negativa del estrés estamos propensos a padecer ¬fatiga, irritabilidad, falta de concentración, depresión, pesimis¬mo, enfermedades, accidentes, dificultades de comunicación y baja productividad y creatividad.

Nuestra posición en esta ?curva del estrés? es dinámica y varía en función de numerosos factores, que incluyen la hora del día, la naturaleza de los estresores y la eficacia de nuestras estrategias de afrontamiento. Cada uno de nosotros posee distintos umbrales de euestrés y las características cinéticas de la curva difieren de un individuo a otro. No obstante, todos tenemos un punto traspasado el cual el estrés deja de ser un recurso para convertirse en un inconveniente para la salud y el rendimiento.

Un cúmulo de estresores encontrados a lo largo del día pueden hacer que nuestro ascenso por la curva del estrés se acerque a niveles peligrosos. Si no somos conscientes de ello y no reconoce-mos los signos del aumento del estrés, podemos situarnos gradualmen¬te en la parte negativa de la curva. El objetivo no consiste en eliminar el estrés, lo que además de imposible no sería deseable, sino en permanecer en la fase positiva, determinada por el grado idóneo de estrés.

Todos los cuidadores experimentados coinciden en que cuidar a un paciente con EA es muy estresante y que cada cuidador reaccionará de forma individual. La siguiente es una lista de preguntas con posibles reacciones que usted puede tener; si su respuesta es afirmativa, estará sufriendo del estrés del cuidador. A mayor número de respuestas afirmativas, más cerca estará usted de estar ?quemado? (Burn Out).

1. La responsabilidad de cuidar a un paciente con EA generalmente significa una disminución de sus contactos sociales, pero si se ha aislado de sus amigos más íntimos, está estresado: ¿Se ha aislado de sus amigos más cercanos? ¿Tiene pocas visitas? ¿Sus conversaciones por teléfono son cada vez más cortas? ¿Rechaza invitaciones de forma rutinaria?
2. Como hemos visto, las demandas impuestas por el cuidado siempre significan menor tiempo de ocio, pero si las ha suspendido total o casi totalmente, está estresado: ¿Ha renunciado a sus pasatiempos favoritos?
3.  Cuidar a un paciente con EA, ver como su personalidad se destruye poco a poco y darse cuenta que el ser que usted amaba ha desaparecido es tremendamente doloroso y se asocia a sentimientos depresivos. Si tiene algún síntoma depresivo, aunque sea en menor grado, significa que está estresado.¿Se siente constantemente triste, desvalido o desesperado? Si la respuesta es afirmativa, está deprimido.
4. ¿Pequeñas cosas o problemas le hacen llorar con facilidad? Este es otro síntoma de depresión. Es normal sentirse molesto y hasta llorar cuando su ser querido olvida habilidades muy apreciadas por usted, pero si llora por pequeñas cosas o problemas, lo más probable es que esté estresado.
5.  Cuidar a un paciente con EA puede significar que su temperamento se mantenga en el filo de la navaja y que su nivel de tolerancia caiga por los suelos; no obstante, si se irrita porque un amigo llega 15 minutos tarde a una cita, porque unos de sus hijos deja un plato sin lavar, porque alguien se tarda más de lo habitual en realizar una tarea determinada que para usted no debe de tardar más de 10 minutos, está estresado.¿Se enoja con facilidad por problemas menores? ¿Últimamente le grita con más facilidad a su ser querido? ¿Está más irritable de lo habitual con otras personas?
6. ¿Su peso ha cambiado de forma apreciable por otros en los últimos meses? El cambio apreciable en su peso es un signo de estrés.
7. Cuidar a un paciente con EA se asocia a despertares nocturnos, disminución de la calidad del sueño y pesadillas ocasionales; no obstante, si sus problemas de sueño son permanentes, está estresado.¿Tiene problemas con su sueño?
8. Las demandas del cuidado del paciente con EA son agotadoras, pero si se levanta todos los días (a pesar de haber dormido bien) con la sensación de no poderse levantar y con el deseo de permanecer muchas horas en la cama, está estresado.¿Se siente cansado todo el tiempo?

9. El estrés, la fatiga y la depresión se encuentran entre los factores más importantes que deprimen el sistema inmune, por lo que será frecuente que usted se resfríe con más facilidad. No obstante, si los cuadros infecciosos son muy repetitivos o aparecen otras enfermedad, está estresado. Si el cuidador primario es una persona mayor de 65 años, mayor vigilancia tendrá que tenerse, especialmente por la descompensación de enfermedades previas, ya sea por olvido, descuido o por el mismo estrés. ¿Se está enfermando con más frecuencia de lo habitual?
10.¿Está sufriendo recientemente de dolor de cabeza, pecho o cintura, malestar en el estómago, diarrea, estreñimiento, palpitaciones u otros síntomas similares que persisten casi todos los días hasta hacerse crónicos? Es normal sentir alguna de estas cosas por un corto período de tiempo, pero si son persistentes y rebeldes a las medidas caseras y/o médicas utilizadas para controlarlos, está estresado
11. ¿Últimamente piensa que ya no puede más, que está agotado y apunto de explotar? Es normal pensar esto en algunos momentos, pero si llega a ser persistente no dude que está usted estresado.

Síndrome “Burn Out”: Un enfoque hacia los cuidados en EA
Este síndrome se define como el deterioro o agotamiento produ¬cido por la demanda excesiva de recursos físicos y emocionales que lleva consigo la realización de una determinada actividad (el cuidado del paciente con EA) y que en castellano lleva implícito el significado de “quemarse”. Es un síndrome de agotamiento emocional, de despersonalización y de reducción de la capacidad personal que se presenta en las personas que, por su profesión u oficio, se ocupan de la gente. Por ello, siempre se refiere a los oficios que tienen por misión ayudar a los demás (es “el precio de ayudar a los demás”): médicos, enfermeras, profesores, policías, asistentes sociales, funcionarios de prisiones, cuidadores primarios en EA, etc. Los síntomas de estrés crónico más frecuentes son cefalea tensio¬nal (dolor de cabeza predominantemente en cuello o en forma de banda tipo sobrero), agotamiento, fatigabili¬dad, insomnio y trastornos gas¬troin-testi¬nales, síntomas que habi¬tualmente no tienen una causa orgánica explica¬ble, que frecuente¬mente se asocian a quejas físicas y dolo¬res, y que a menudo son cuestionados como signos de algo malo (cáncer, leucemia o linfoma).

SÍNDROME BURN OUT

NI¬VEL
GRADO DE ESTRÉS
SINTOMATOLOGÍA

1
Leve
Dificultad para le¬vantarse, cansan¬cio, que¬jas di¬ver¬sas, fati¬ga, ago¬ta¬miento

2
Moderado
Actitud negativa, cinismo, suspica¬cia, ali¬ena¬ción

3
Grave
Absentismo, enlente¬cimiento del tra-ba¬jo, aver¬sión, abuso de alcohol o dro¬gas

4
Extremo
Aislamiento, colap¬so, riesgo suici¬da

Dentro del grupo de síntomas psicológicos de estrés que confor¬man este síndrome (absentismo laboral, abuso de drogas, aumento de conducta violenta, comportamientos de alto riesgo, distanciamiento afectivo, irritabilidad, recelos, incapacidad para concentrarse, baja autoestima, deseos de abandonar el trabajo, ideación suicida, negación de las emociones, atención selectiva sobre los clientes, ironía, racionalización, desplazamiento de afectos), y en relación a los cuidados en EA, puede extrapolarse:

a) “Síndrome del odio a los cuidados”, caracterizado por falta de entusiasmo por los cuidados; dificul¬tad para levantarse e iniciar los cuidados; depresión, tensión, irritabili-dad, frustración; cinismo y negativis¬mo asociado a falta de “sinto¬nía” con el medio, reducción de las horas de trabajo efectivo, relajación de las obligacio¬nes y el tópico caracte¬rístico “¿por qué moles¬tarme si esto no tiene cura?”.

b) “Síndrome del debo hacerlo todo”, caracterizado por un excesivo compromiso y dedicación, aumento de las horas diarias de trabajo aunque con menor productividad, disminu¬ción de la sensibilidad a las necesida¬des emocionales del paciente y de otros, adelanto de trabajo que puede ser aplazado para otro momento y tópicos caracterís¬ticos como “sólo yo lo hago bien”, “sólo yo trabajo”.

Sus signos de alarma son:

Cambios de comportamiento no habituales, cambio de actitud hacia los pacientes que pueden ser vistos, por primera vez, como difíciles, pesados, no cooperativos, proble-máticos, etc.; cambio de actitud en relación a otros cuidadores; rechazo a iniciar los cuidados; intensifi¬ca¬ción de los mecanismos de defensa; disminución de la autoestima; rigidez de conducta; cambios físicos (fatiga emocional y física, aumento de la tensión arterial, jaquecas, tensión muscu¬lar, niveles bajos de energía, pérdida de interés); cambios emocio¬nales (depresión, fatiga, tristeza, insatisfacción, sensación de estar emocionalmente “vaciado”, falta de energía para afrontar un nuevo día, sensación de incapacidad o de dar más de sí); tras¬tornos en los hábitos de vida (trastornos del sueño, del apetito y sexuales).

ALGUNOS CONSEJOS GENERALES

1. Vivir con un familiar afectado por EA es una prueba para la que usted no está preparado: conserve la calma y busque información. Recuerde que la persona que usted cuida es todavía un individuo con sentimientos, por ello, evite discutir su condición delante de ella.
2. Frecuentemente usted se sentirá irritado, nervioso, desasosegado y con ganas de que ?todo acabe pronto? por la conducta de su familiar: no se encolerice. Esto no le sirve de nada pues su familiar no se comporta según las reglas habituales de convivencia (familiares y sociales) por que las olvida. Su conducta no responde ya a una lógica reconocida. El paciente no tiene la intención de ponerle en una situación desagradable o disgustarle. Reacciona simplemente en función de un estado mental que no es como el suyo.
3. Si usted adopta una actitud agresiva, corre el riesgo de desencadenar una reacción desmesurada. El paciente reaccionará a su enfado encolerizándose, gritando, agitándose sin proporción a la causa que ha desarrollado esta reacción. Es su manera de reaccionar ante una situación que ya no domina. Estas reacciones desmesuradas (que pueden parecerle a usted incomprensibles o verdaderos despropósitos) incrementarán el estrés y le harán la vida imposible. Trate, al máximo, de no desencadenarlas. En fin, usted necesitará de toda su calma para hacer frente a las situaciones inesperadas que, a veces, pueden poner en peligro la vida de su familiar.
4. No intervenga sistemáticamente en su manera de vivir: dejele realizar actividades caseras aunque las lleva a cabo mal o de una manera que a usted no le gusta. Ya llegará el momento en que no será capaz de hacerlas. Evite llamarle la atención por algún fracaso y mantenga la calma. El enojo empeora la situación. Recuerde que es la enfermedad y no la culpa del enfermo. Muchas veces, por nuestro afán de protegerles, los enfermos permanecen postrados, inactivos y olvidan mucho más rápidamente las costumbres de la vida cotidiana. NO GENERE MÁS INCAPACIDAD. En su lugar, intente mantener su independencia el mayor tiempo posible y estimule la salud física y de los órganos de los sentidos (que oiga y vea bien); esto le ayudará a mantener su auto-estima y disminuye la carga que deberá soportar sobre usted mismo.
5. Mientras la actividad del paciente no sea peligrosa para él o para los demás miembros de la familia, déjele libertad para continuarla, incluso si su actitud es extraña o inhabitual. Si quiere acostarse con su sombrero, déjele. Si ella juega con una muñeca creyendo que se trata de su hija, permítaselo.
6. Manténgase firme impidiéndole actividades que pueden llegar a ser peligrosas.
7. Déjele tiempo para realizar lo que ha pedido hacer. La gente suele creer que la pérdida progresiva de la memoria y de los hábitos se disminuye si se somete al enfermo a estímulos permanentes. Es un error. Si usted le pide a su familiar demasiado (muchas preguntas, actividades muy difíciles o muy continuadas) se encolerizará, gritará y romperá objetos. Esta es la manera de reaccionar ante una situación que no puede, ya, controlar.

8. Déjele respirar: déjele tiempo para colocar sus útiles de aseo aunque tarde más de media hora. No encadene las actividades unas tras otras. Si le pregunta, dele tiempo para comprender la pregunta y para formular la respuesta. Conserve una comunicación adecuada: hable claro, despacio, cara a cara y mirando los ojos; demuestre cariño a través de abrazos si esto le es cómodo a la persona; preste atención al lenguaje corporal del enfermo (las personas que tienen el habla deteriorada se pueden comunicar a través de formas no verbales) y sea consciente de su propio lenguaje corporal; investigue qué combinación de palabras, señales y gestos se necesitan para comunicarse efectivamente con la persona; asegúrese de tener su atención antes de hablarle.
9. Siempre será bueno que se sienta integrado en las actividades de la casa, que tenga la noción de sentirse útil. Si bien, no le sobrecargue.
10. Ingénieselas para encontrarle actividades sustitutorias a comportamientos no efectivos o que pueden crearle complicaciones al paciente, a usted o a los vecinos.
11. Organice su vida de forma rutinaria: debido a que pierde poco a poco la memoria y que progresivamente es menos capaz de aprender nuevos comportamientos, la única solución es echar mano a una rutina precisa para el desarrollo de sus actividades (comer, lavarse, vestirse, etc…). Así, establezca rutinas pero mantenga las cosas normales. Una rutina puede disminuir la toma constante de decisiones y traer orden y estructura a la vida diaria, que de otra forma resultaría un tanto confusa. Una rutina puede, además, representar seguridad para la persona con EA. En la medida en que lo permita la situación cambiante, trate a la persona de la misma manera que lo hacía antes de la enfermedad.
12. Cuando se vista, preséntele la ropa siempre de la misma manera, en el orden en que debe ponérsela.
13. Cuando se le vaya a bañar, hágalo de manera que los acontecimientos se desarrollen siempre a la misma hora, que se desnude siempre siguiendo un orden, que tenga siempre su cepillo de dientes, su jabón y su toalla en el mismo sitio.
14. Evítele el tener que elegir. Trate de simplificar al máximo las cosas presentadas al paciente. ¿Qué chaqueta hay que ponerse con un determinado pantalón?, ¿qué corbata?, etc…No le ofrezca demasiadas posibilidad para elegir o bien elija por él.
15. Evítele que tenga que acordarse de los sitios donde están las cosas: Estas ?ayudas-memoria? pueden serle útil para recordar y ayudarlo a prevenir la confusión (serán menos útiles en las fases avanzadas de la enfermedad). Tendrá que ingénieselas para lograrlo: exhiba fotos grandes, claras y con los nombres de la familia para que la persona los reconozca; ponga etiquetas en las puertas de las habitaciones con palabras y/o dibujos brillantes). De esta forma le será a usted más fácil llevar a cabo las actividades cotidianas con tranquilidad y sin nerviosismo.
16. Las decisiones que tendrá que tomar serán múltiples y diferentes: algunas relacionadas con la economía de la familiar, otras relativas a la vida en común y a los hijos e, incluso, decisiones ?médicas? (p.ej., poner una sonda para alimentar al enfermo). Busque apoyo en otros miembros de la familia, en el equipo asistencial o en la Asociación de Alzheimer local.
17. Ante decisiones graves lo más angustioso es encontrarse solo, no poder intercambiar opiniones o escuchar consejos. Si usted no es el único familiar que tiene el enfermo, prevenga esta eventualidad. Constituya con sus hijos, sus hermanos y hermanas y, eventualmente, con otros familiares y amigos, un grupo que pueda apoyarle a usted en las decisiones. Así, al menos, éstas habrán sido discutidas, sopesadas y, finalmente, compartidas.
18. Simule situaciones (tan angustiosas como usted se pueda imaginar) y desarrolle planes de acción: siempre es difícil reaccionar con eficacia ante una situación imprevista. La improvisación, sobre todo en un contexto angustioso, es mala compañera. La pérdida de coordinación física y de la memoria aumentan las posibilidades de lesionarse; por eso debe mantener su casa lo más segura posible.
19. Cuídese: la persona que cuida a un enfermo de EA trabaja ciento sesenta y ocho horas semanales, ¿cuánto tiempo resistiría usted si no se concediera plazos par a descansar, para dormir o, simplemente para tener un respiro? En este caso, pensar en uno mismo no es egoísmo: los cuidados y la atención que usted presta al enfermo serán de mejor calidad si está en forma para realizarlos. Recuerde que usted es importante para usted mismo y para la vida de su ser querido: sin usted la persona se sentiría perdida; esta es la razón más importante para que usted se cuide. Organícese en función de sus posibilidades y de las que ofrecen las Asociaciones de familiares de Enfermos de Alzheimer y Otras Demencias Relacionadas.
20. Comparta sus problemas: Es necesario que comparta con otros sus sentimientos y experiencias como cuidador. Si se los guarda para sí mismo, puede ser más difícil cuidar a su familiar con EA. Si puede ver que lo que usted está viviendo es una respuesta normal y natural a su situación, le será más fácil el manejo. Trate de aceptar ayuda cuando otros se la ofrezcan, aunque tenga la sensación de que esto lo pueda molestar. Trate de pensar con anticipación y tener a alguien a quien recurrir en caso de urgencia.
21. Doce pasos para los cuidadores primarios (usted):

1.Aunque usted no pueda controlar el proceso de la enfermedad, necesita recordar que sí puede controlar muchos aspectos de cómo le afecta a su familiar. No obstante, necesitará saber hasta dónde llegan sus límites: ¿Cuánto más puede aguantar antes de que sea demasiado? Antes de que suceda una catástrofe, que el cuidado lo derrumbe, se enferme o su vida se vuelva insoportable, pida ayuda para evitar la crisis.
2.Necesita tener tiempo para usted y para atenderse a sí mismo(a), de esta forma podrá seguir haciendo las cosas que son sumamente importantes de hacer, y usted es una de ellas.
3.Necesita simplificar su modo de vida para que su tiempo y energía estén disponibles para las cosas que son realmente importantes en este momento.
4.Necesita cultivar el don de dejar a otros que le ayuden, porque el cuidar a su familiar es un trabajo muy grande para ser hecho por una persona. Además, le ayudará buscar asesoramiento sobre su situación cambiante y los cambios que le ocurren a su ser querido.
5.Necesita tomar un día a la vez en lugar de preocuparse acerca de lo que puede o no suceder en el futuro.
6.Necesita estructurar su día porque un horario regular hace la vida más fácil para usted y su familiar.
7.Necesita tener sentido del humor: la risa ayuda a poner las cosas en una perspectiva más positiva. Ríase con la persona con EA y no de ella. El humor puede aliviar el estrés.
8.Necesita recordar que su familiar no está siendo difícil a propósito: recuerde que su comportamiento y las emociones están distorsionados por la enfermedad.
9.Necesita centrarse en y gozar lo que su familiar todavía puede hacer en lugar de constantemente lamentar sobre lo que está agotado.
10.Necesita cada vez más depender de otras relaciones para el amor y el apoyo.
11.Necesita recordarse con frecuencia que está haciendo lo mejor que puede en este mismo momento.
12.Necesita obtener inspiración de la Potencia Más Alta que crea está a su alcance.

REGLA N°1
Conserve la calma y busque información. No se encolerice
REGLA N°2
Dejele realizar actividades caseras. No genere más incapacidad
REGLA N°3
Manténgase firme impidiéndole actividades que pueden llegar a ser peligrosas
REGLA N°4
No le pida demasiado
REGLA N°5
Intente mantener el mayor tiempo posible aquella función que el paciente todavía es capaz de hacer
REGLA N°6
Busque actividades sustitutorias
REGLA N°7
Organice rutinas
REGLA N°8
No le haga elegir
REGLA N°9
Simule situaciones y desarrolle planes de acción
REGLA N°10
Cuídese usted mismo

SÍNDROME DE BURNOUT EN MÉDICOS

SÍNDROME DE BURNOUT EN MÉDICOS:
El Dr. Ernesto Gil Deza es oncólogo, Director del Dpto. de Docencia e investigación del Instituto Henry Moore, Buenos Aires, Argentina.

Vamos a analizar el problema del burnout y la responsabilidad de que yo esté aquí es exclusivamente de los organizadores y el libro de quejas está a su disposición.

El problema del burnout es un tema en el cual hemos logrado comprender que los médicos somos humanos. Como los médicos somos humanos, tenemos problemas con nuestro conocimiento: nuestro conocimiento es frágil. Antes éramos omniscientes, hoy sabemos que lamentablemente nuestros conocimientos son frágiles, escasos e inciertos.

Tenemos problemas éticos: los conflictos de intereses versus la sacralidad médica.
Aun cuando el juramento hipocrático obligara a que educáramos a los hijos de nuestros maestros y obligara a que respetáramos la sexualidad de aquellas casas de las personas que visitábamos, siempre nos consideramos mucho más cerca de los santos que de los hombres, hoy sabemos que somos hombres. El conocimiento no está desprovisto de intereses espurios.

Un problema práctico: antes éramos omnipotentes, hoy lamentablemente sabemos que tenemos dificultades con nuestra práctica. Esto no sólo nos afecta a nosotros, sino afecta a todo aquel que trabaje en el área de salud, o puede afectarlo.

Claramente el burnout es la etapa final del estrés profesional y se caracteriza por tres cosas: estar emocionalmente exhausto, estar despersonalizado, tener baja estima e insatisfacción, y puede afectar hasta al 66% de los oncólogos clínicos.

¿Cuál es el máximo estrés que vivimos en nuestra práctica profesional?
El máximo estrés que vivimos en nuestra práctica profesional se da en dos situaciones diferentes. Aquella situación donde el curso es infausto, es decir, lamentablemente prevemos lo que va a suceder indefectiblemente y además, somos incapaces de actuar. Por eso la mayor presión, el mayor estrés, la vive una enfermera de neonatología: sabe lo que va a suceder y, lamentablemente, no está en condiciones de actuar para modificar ese curso.

El otro problema son las expectativas desmedidas, la insatisfacción: es la relación entre la desmesura de lo que esperamos y la realidad de lo que obtenemos. Aunque eso puede definir desde un matrimonio, hasta casi cualquier otra cosa digamos, lo cierto es que esta frustración entre lo que esperamos y la realidad nos genera una enorme limitación y tensión.

La incidencia de burnout varía en toda la profesión médica, entre el 10% y el 70%, es decir, no hay área médica libre de estrés, no hay área médica libre de burnout, no hay persona que trabaje en salud que no pueda exponerse a ello.

Hace apenas 15 días, The New England Journal of Medicine publica una perspectiva sobre el problema del suicidio médico, tema del que no se habla pero que todos conocemos y del que todos tenemos alguna experiencia próxima. 25 estudios distintos muestran un 40% más de suicidio entre los médicos y un 130% más de suicidio en las médicas con respecto a los profesionales de la misma edad y sexo de la población general. Esta diferencia se debe fundamentalmente a dos cosas: el acoso sexual de las médicas en el trabajo, hay una correlación directa entre acoso sexual e intento de suicidio; la insatisfacción laboral por no poder acceder a puestos de dirección y la eficacia en que los intentos de suicidio se transforman en suicidios reales.

¿Cuál es la causa esencial de esta diferencia que nosotros tenemos en nuestra profesión con respecto a las demás profesiones?  Fíjense, (puede sonar viejo esto), pero la verdad es que nuestra profesión es una verdadera vocación en la cual los miembros no pueden separar su profesión de su vida.  ¿Esta es la primera frase de qué libro?  Esta es la primera frase del primer capítulo del ?Cecil?. Así empieza el Cecil, es decir, lo primero que nos dice el libro más estudiado en medicina clínica es: señores, ustedes acaban de abrazar un estilo de vivir, lo cual implica no sólo una manera de hacer sino una manera de ser.

¿Cuáles son los desafíos en nuestra vida profesional que nos colocan antes estas situaciones de estrés que a veces nos ?queman??
.. El manejo de la verdad
.. El problema de la enfermedad.
.. El cuidado de la familia.
.. El enfrentamiento de la muerte.

? El manejo de la verdad es una arte que lamentablemente aprendemos después de recibirnos, y no antes. El órgano más importante para manejar la verdad no es la lengua, es la ?oreja?. Entrenarse en escuchar, en ser capaz de percibir lo que el otro necesita.

? El problema de la enfermedad es claro: hay enfermedades que son prevenibles, hay enfermedades que son curables, hay enfermedades que son paliables, pero todas son temibles y todas son mortales, sino no son enfermedades.  La enfermedad nos enfrenta a nuestra debilidad radical: a la muerte. Sino, no la consideramos enfermedad. Y esa fragilidad está presente desde nuestros tiempos de estudiantes (yo creo que fuera de embarazarme padecí todo lo que estudiaba).

? El cuidado de la familia es un desafío muy claro. Cuando ingresa alguien al consultorio o cuando vemos a alguien en el hospital estamos viendo junto, detrás y siempre, a la familia. Porque cualquier grupo humano que cuida a un paciente mugiente es familia. No estamos hablando de familias bien constituidas, mal constituidas, relativamente constituidas, desconstituidas, contracturada o lo que fuere. Estamos diciendo, cuando hay un grupo humano que cuida a un paciente, eso es una familia. Y tenemos que saber cuáles son sus enfermedades, cómo fueron sus duelos previos, qué estructura familiar, qué roles se han roto y, en el caso particular de la atención de pacientes murientes, tenemos que ver a los chicos, porque la mayoría de las veces, los niños, en esas condiciones, son alejados y no son vistos y sufren enormemente.

? El dilema de la muerte, al cual la mayoría de la población tiende a no mirar, es existencial, es instantáneo, es irreversible, es indefectible, es incierto, es insoluble, es impactante y es inexplicable y si alguien quiere agregarle algo más puede. Lo cierto es que decía Marañón: ?nadie que se enfrenta a un ser que acaba de morir y tiene corazón pude dejar de sentir?. Y nadie que tiene cerebro puede dejar de pensar.

Entonces, esta realidad que nosotros vivimos, del manejo de la verdad, del control de la enfermedad, del cuidado de la familia y del enfrentamiento de la muerte está en cada uno de los pacientes que vemos todos los días de nuestra vida, todas las horas de nuestro día.

Observen ustedes que, teóricamente, de esto no se habla y entonces la mayoría de los conflictos que surgen en los matrimonios médicos son muy claros: ?estoy casada/o con un mudo?.

Hay desafíos que son clásicos en la Medicina: ¿Qué es una buena medicina? o ¿Qué es un buen médico? o ¿Qué es buena calidad médica? Aquél que tiene buena comunicación, disponibilidad, calidad y experiencia: junte Ud. estas cuatro cosas y tiene un buen médico.

La esencia de una buena comunicación es entender que el paciente es una persona y no un problema médico a resolver. Claro que la primera vez que lo sabemos es después que nos recibimos, porque hasta ahí lo que hemos estudiado son sólo enfermedades. De hecho, aún hoy, la bioética nos enseña mucho más a cómo analizar, resolver y poder lidiar con problemas que probablemente nunca vamos a ver, como la terapia génica, y nos somos capaces de resolver el problema de cómo tratar mejor a nuestros pacientes cotidianamente, que también es un problema ético.

De hecho, en una medicina moderna nanotecnológica, una corte suprema autoriza un aborto porque no podemos cuidar un embarazo.

El paradigma actual es gravísimo porque no tenemos tiempo, no sabemos para qué, pero no tenemos tiempo. Eso es seguro. Y si no tenemos tiempo, yo te puedo decir con qué te puedo dar tiempo. Entonces hay una enorme medicalización de la cultura. Todo el mundo cree que nosotros tenemos que tener una solución, solución que tiene que ser un medicamento. Y una enorme cantidad de medicamentos se consumen fundamentalmente para poder resolver problemas existenciales que no solucionan los medicamentos.

¿Quiénes son los más importantes consumidores de medicamentos?: Los médicos. Los más importantes consumidores de medicamentos son los médicos. Solamente somos superados en la ingesta alcohólica por los escritores.

Pero hay desafíos de la modernidad además de los desafíos clásicos. Para todos o para algunos ¿ahí hay personas?, y tenemos que tomar decisiones nosotros y muchas veces, apenas sabemos quienes somos, mucho menos podremos saber quiénes son.

Diagnóstico del Síndrome de Burnout:

El diagnóstico del síndrome de burnout es relativamente fácil y nos vamos a basar en una de las pocas normas que hay para su diagnóstico, prevención y tratamiento que hizo la Sociedad Internacional de Oncopediatría.

1. La primera evidencia de burnout es el cansancio. Cansancio, depresión, trastornos del sueño y cambios del apetito. Esta es la primera etapa.

Cuando uno tiene evidencias de que eso está sucediendo debe empezar a prender las alarmas, ¿por qué? Por que eso significa que nosotros como instrumento empezamos a tener dificultades y nuestros pacientes pueden sufrir las consecuencias.

Empezamos con cosas que parecen banales pero no lo son. Ahí es donde tenemos que empezar a prestar atención.

2. La segunda es insatisfacción: perdemos felicidad y perdemos grado de placer en lo que estamos haciendo. Aparece entonces la indiferencia, el resultado no me importa, el cinismo que una enorme cantidad de veces lo empleamos en el entrenamiento de los residentes cuando jugamos al célebre “no, usted no tiene razón”. Si la tiene: su conocimiento es absolutamente azaroso no fruto del razonamiento. Acertó. Si acertó y es viejo es tan clásico que es obvio. Si es nuevo: no está probado. Si está probado: no está en un estudio randomizado. Si es randomizado: no se publicó en el New England, olvídese…

Pero muchas veces lo empleamos en nuestra relación con todo el grupo que está trabajando en nuestro entorno. Eso genera irritabilidad y falta de participación. La persona deja de estar presente en las actividades grupales. Esto lleva a la sensación de fracaso profesional, y a la sensación de fracaso personal por esa condición que decíamos al principio: se ha abrazado una manera de vivir, una manera de ser.

3. Por lo tanto se incorporan los hábitos tóxicos y el abandono laboral. Esto es la tercera etapa de algo que empezó con el cansancio, siguió con la insatisfacción y llegó a este nivel. Por supuesto, esto se traduce rápidamente en el trastorno de relación social más próxima que es el marital y el familiar, la tasa de divorcios médicos es notablemente más alta que la de la población general y en la muerte permanente ya sea por el abandono profesional donde dejamos una manera de ser o directamente por quitarnos la vida.

Todo esto, como ustedes ven, no se produce de un día para otro. No se produce sin señales de alarma, no se produce sin tener evidencias de que algo está ocurriendo. Este evento final es algo que no se quiso ver. Es una negación activa a entender lo que nos está pasando. Hay instrumentos, muchos, que uno puede intentar poner en evidencia. Algunos muy complejos y otros muy simples. Pero lo cierto es que, independientemente del instrumento que ustedes elijan, lo más importante es tomar conciencia de lo que a uno le está pasando.

La prevención y el tratamiento del síndrome de burnout se basan en comprender que el cuidado de uno mismo debería ser parte esencial de nuestra actividad profesional.  En tomar conciencia que el cuidado que uno debe hacer con uno mismo no es solamente para que uno esté mejor, sino para que todos estemos mejor, incluyendo la salud de nuestros enfermos. Porque en la medida de que nosotros estamos mejor, nuestros diagnósticos son más certeros, nuestros tratamientos son mejores y nuestros enfermos están mejor. Es decir, debería formar parte de la obligación del médico cuidarse a sí mismo porque él es el factor pronóstico más adverso para una enfermedad. No se olviden ustedes, que la única oportunidad que tiene un paciente de salvarse si un médico equivoca el diagnóstico es que también equivoque la terapéutica. Si un médico equivoca el diagnóstico, la única oportunidad que le queda al paciente de zafar es que se equivoque en la terapéutica también. Sino, lamentablemente el enfermo padecerá las consecuencias.

También es claro que el burnout resulta de un desequilibrio entre las demandas del trabajo y las características individuales. Y esto pone una enorme responsabilidad en los encargados de seleccionar a las personas para los trabajos. ¿Por qué? Por que es posible que la demanda no pueda ser satisfecha por todos de la misma manera. Y es totalmente lícito decirle a alguien: “me parece que usted no es el capacitado para llevar a cabo esta tarea”.  Pero es una responsabilidad de los jefes, que tienen que prevenir la destrucción de una persona evitando que inicie un camino que lo llevará al fracaso.

El primer paso para poder resolver el problema del burnout es entender nuestras limitaciones. Y eso supone descubrir nuestros límites y respetarlos. Y esto exige una cosa que no nos damos: tiempo y autoconocimiento.

¿Para qué sirvo y hasta dónde puedo? Y uno tiende a creer que sirve para todo y que lo puede todo. Ahí se destruye.

El segundo paso es entender los conflictos. Y esto significa descubrir las barreras y tratar de sortearlas. Y esto también exige tiempo y reflexión.

Solamente para ver los problemas de las Medicinas. Nosotros vivimos en un mundo en el que se ejerce la medicina. Si ustedes se disiparan un segundito de lo que ustedes hacen y miran alrededor van a ver que la Medicina tiene conocimientos mágicos, históricos. Si, si, del conocimiento mágico ya hay evidencias en la prehistoria. Pero también hay tribus salvajes y urbanas actuales donde claramente el conocimiento no tiene absolutamente nada de científico: el diagnóstico es impuesto, la terapia es conjurada, el conocimiento es esotérico y la transmisión es clonada. Pero está en la televisión y en Internet. Si, si, y los pacientes lo leen, sí, claro, y lo creen, por supuesto.

Está el conocimiento clínico, que en principio es empírico, racional, experimental, el diagnóstico es expuesto, el conocimiento es universal y la transmisión es escolar y teóricamente se da en una relación diádica, íntima, secreta, plena: la relación médico-paciente. Pero pocas veces podemos ejercitarlo con precisión.  Cuando eso se hace, raramente es adecuadamente remunerado.

A fines del siglo XIX se incorpora otro conocimiento que es patológico, donde además del conocimiento clínico viene la certificación del conocimiento de alguien que habitualmente no ve al enfermo pero sí tiene razón. Es un conocimiento que funda una dicotomía muy importante y falsa que es la que hay un cuerpo y un alma. Pero básicamente es un conocimiento certificado, por lo tanto, lo que el médico piensa será certificado o no por lo que el patólogo muestre.

A mediados de la década del 50 nace el conocimiento asistido, donde ya participa otro más que tampoco ve el enfermo. Hay un conocimiento clínico, hay una certificación y hay un estudio complementario donde el laboratorio e imágenes dicen cosas del enfermo. Al enfermo no lo ven, pero la imagen está.

Desde 1953, pero sobre todo desde el 2000, nace un conocimiento predictivo esto significa: con la genómica la transgenómica o la proteomica: ?yo te voy a decir lo que te va a pasar?. Es decir hay un nuevo oráculo que escribe con 4 letras “ACTG”, si, y que además en capas a descifrar nuestro código: 6000.000.000 de letras.

A ver si esta claro, ¿alguien sabe lo que son 6000.000.000 de letras?  No es tan habitual, dado que estamos en la informática es muy fácil: abran el Word tomen por default Times New Roman 12, una hoja A4 escriban dejando 2 cm. de margen a la derecha y a la izquierda, 2cm abajo y 3 cm. arriba y escriban 6.000.000.000 de letras, serán 60 metros de altura de hojas. Si cuando ustedes van por la calle ven un edificio de 23 pisos piensen que de la vereda hasta el techo esta escrito el ADN y así se escribe ?hombre?.

Te falta una letra: la anemia falciforme, 2 letras: deficiencia mental severa, te faltan 3 letras: sos mono, es así de fácil.  Ahora a pesar de eso yo te voy a decir como vas a envejecer, desde cuando te vas a olvidar como se llamaba tu primera novia, en que momento vas a tener un cáncer, el infarto, o la insuficiencia tiroidea, si antes no te atropella el 60 o no te agarran los piquetes. Hay detalles contextuales que pueden relativizar esto, pero el conocimiento está.  Hay conocimientos desiderativos, si yo quisiera ser Nikole Kidman seria difícil, pero alguien podría decir bueno, con táctica paciencia y mucha ?guita? podemos lograrlo.

Y hay un conocimiento coactivo, descubre un remedio y te diré que enfermedad tienes. British Medical Journal, 2 artículos brillantes. Una serie de enfermedades que eventualmente son trastornos funcionales o banalidades se pueden transformar en trastornos gravísimos si yo tengo el medicamento adecuado.

La mentalidad mágica persiste en el menor de nuestros gestos, no se olviden que cada vez que yo escribo r/p, “recipe”, todo lo que estoy haciendo es trasladar al latín el signo de Orus con el que se iniciaban los papiros de aquellas prescripciones médicas. Es decir cada vez que yo pongo “recipe” lo que estoy pidiéndole a Orus es que ilumine y logre que esa receta sea eficaz aunque no lo sepa.

La relación medico/médico, es decir la relación entre colegas, es la más difícil de todas, ¿porque es la más difícil de todas? Porque no hay nada peor que un colega, así de fácil tanto es así que hay dos relatos de la creación: el primer relato es aquel en el cual se dice: Dios tomó tierra y agua e hizo muñecos de barro y así creo el hombre, pero en las cuevas de Cunram hace poquito se encontró otro parrafito que dice: y después tuvo un cólico y creo un colega, entonces digamos este es un problema grave porque habitualmente el colega no tiene razón. Entonces tenemos que tener mucho cuidado en las segundas opiniones porque generalmente los oncólogos opinamos de cardiología, los endocrinólogos de psiquiatría, todos opinamos fundamentalmente de lo que no sabemos y le decimos con la autoridad que nos da el ser médico y que nos crean, mucho peor si son colegas de la misma especialidad. Es importante entender que esto genera aun más ansiedad.

El tercer paso para combatir el burnout es construir equipos de trabajo.

Pero los equipos de trabajo no se declaman, los equipos de trabajos se construyen. Como dice Vincent; cuando viene alguien y me dice yo trabajo en equipo yo le digo, mostradme la cicatriz.  Fíjense ustedes no hay nada mas claro para conformar equipos que un equipo de fútbol o una orquesta, ellos entrenan 40 horas por semana para trabajar a lo sumo 2, y nosotros con suerte entrenamos 2 horas para trabajar 40 horas.

Los equipos se construyen con roces con fricciones con dificultades con fracasos con éxitos con historia y no crean ustedes que sólo los malos médicos pueden tener burnout.  Sir. William Osler uno de los mas grandes médicos del siglo XIX y principios del siglo XX dejó la John Hopkins y se fue a Oxford porque sufría lo que en esos momentos se llamaba surmenage, que no es mas que burnout.

El trabajo en equipo exige normas y entrenamiento diario porque las normas facilitan la tarea, ayudan a que la toma de decisiones. Pero es cierto que uno tiene que tener un número limitado de normas eficaces, porque cuantas menos sean mejor se cumplen.

Las vocaciones personales, no todos estamos llamados a lo mismo, yo he asistido mas de 1000 enfermos hasta su muerte. Entre otras muchas cosas porque vocacionalmente no me generan conflicto, bueno, no todos queríamos ser cura cuando éramos chicos y decidimos casarnos después, entonces es comprensible que alguien diga, que a mi vocacionalmente no me interesa eso.

Las vacaciones periódicas, la vacación no es solamente un momento de distensión, es también un tiempo de reconstrucción.

Las postas críticas, cuando alguien ha perdido a un familiar recientemente es importante que no se enfrente a enfermos que tienen la misma patología o la misma edad del familiar que murió.

Nietszche decía: ?Todo aquel que tiene un porque vivir, siempre encuentra un como?.  Empezamos a estudiar Medicina porque queríamos aliviar y ayudar a la gente, no debemos olvidar eso porque el médico es siempre aquel que busca ayudar al sujeto.

La contención del paciente, los cuidados paliativos, la investigación clínica, la docencia institucional, la educación junto con los talleres recreativos, todo puede incorporarse a la tarea de un médico y darle un mejor significado a su acción y generar una Medicina integrativa y participativa.

Esto supone incorporar al paciente, a la familia y a la sociedad en la Medicina, y es nuestra función hacerlo, porque ellos son, o por lo menos deben ser parte del equipo y claramente hay una utilidad grande en hacer participar a los pacientes en la toma de decisiones, se alivia enormemente la tarea.

Si este es nuestro núcleo causante del problema: el manejo de la verdad, el alivio de la enfermedad, el cuidado de la familia y el problema de la muerte.

Si estos son los desafíos: el tiempo y los dilemas éticos y prácticos cotidianos.

Si esta es la solución: entender que somos limitados, descubrir cuales son las barreras y formar equipos, la decisión de hacerlo o no hacerlo, descubrir cuales son las barreras y formar equipos, la decisión de hacerlo o no es absolutamente individual.

Recuerden ustedes que la mas vieja, la mas clara la mas útil definición de médico la dio un filósofo romano en el siglo IV y definió al médico con cuatro palabras: ?hombre bueno experto en el arte de curar?.

No se puede lograr un médico sólo con expertitud, no se puede lograr un médico sólo con humanidad; humanidad y expertitud es lo que logran un médico y nosotros debemos cuidarlo.

Muchas gracias.  ? La conferencia del Dr. Ernesto Gil Deza tuvo lugar el día 1º de Julio de 2005 en la sede de la AMA como parte del programa de las Jornadas IntraMed 2005