Respaldo de material de tanatología

Mi mascota ha muerto -¿Qué puedo hacer para encontrarme mejor?

Mi mascota ha muerto -¿Qué puedo hacer para encontrarme mejor?

(My Pet Died – How Can I Feel Better?)

Cada día, cuando Elena volvía del colegio, su gato Tomaso salía a recibirla. Entonces ella lo cogía en brazos y lo estrujaba entre sus brazos. Pero un día, Elena llegó a casa y su gato no estaba allí. Su madre le dijo que Tomaso había muerto.
¿Quién tiene mascotas en casa?

Millones de personas de todo el mundo tienen mascotas en casa. Tal vez tengas una mascota y tal vez también la tengan algunos amigos tuyos. Una mascota puede ser un amigo muy especial, y quizás pienses en ella como en un miembro más de la familia. Una mascota puede jugar contigo o simplemente estar a tu lado cuando no te apetece hablar.
¿Qué ocurre cuando muere una mascota?

Lamentablemente, las mascotas no pueden acompañarnos siempre. Como cualquier otro ser vivo, a todas les llega la muerte en algún momento. Algunas se mueren de viejas porque su cuerpo ya no puede resistir más. Otras se mueren a consecuencia de un accidente. Algunas mascotas se ponen demasiado enfermas para que les merezca la pena seguir viviendo. Incluso cuando un médico de animales (un veterinario) hace todo lo posible, hay algunos problemas de salud que no tienen solución.

Si tu mascota está sufriendo mucho y nunca va a mejorar, es posible que tus padres y el veterinario decidan dejarla morir. Para que el proceso sea más rápido e indoloro, probablemente el veterinario le administrará un medicamento que le ayudará morir. Para ello, le pondrá un tipo especial de inyección que le ayudará a morir en paz. No obstante, tomar la decisión de ayudar a morir a un animal es muy duro.
¿Por qué me encuentro así?

Es triste que muera un animal querido. De todos modos, es posible que al principio no sientas nada. En tal caso, estará bien. O tal vez tengas muchas ganas de llorar y eso también estará bien. Tal vez te sientas solo porque considerabas a tu mascota un amigo muy especial. Hasta es posible que estés furioso con el veterinario por no ser capaz de salvarle la vida. Tal vez te sientas culpable al recordar alguna vez en que no te portaste bien con tu mascota.

Algunos niños, cuando se les muere una mascota, sienten que nadie puede entender cómo se sienten. Alguien le dijo a Elena: “Puedes tener otro gato”. Pero Elena sabía que nunca tendría otro gato como Tomaso. Aunque Elena también se empezó a preguntar si era normal llorar por un gato.
Habla sobre ello

Elena decidió hablar con sus padres sobre lo mal que lo estaba pasando. Quería preguntarles sobre algunas cosas que no acababa de entender, como adónde había ido Tomaso después de morir. Los padres de Elena contestaron a sus preguntas lo mejor que supieron. La muerte es un misterio, y la gente tiene creencias diferentes sobre lo que les ocurre a los animales o a las personas cuando mueren.

Los padres de Elena le hablaron sobre las mascotas que tuvieron de niños y lo mucho que les costó tener que despedirse de ellas. Le dijeron que es normal estar triste cuando muere un animal querido y que no es ninguna estupidez. Al principio, te puede resultar difícil hablar sobre un animal al que tanto echas de menos. Tal vez te apetezca más olvidarlo todo. Pero hablar sobre ello con una persona a quien quieres te ayudará a empezar a reponerte.
¿Y luego?

Si se te muere una mascota, tal vez os apetezca encontrar, a ti y a tu familia, formas especiales de recordarla. Compartir la tristeza con otras personas a quienes quieres puede serte de gran ayuda. Podéis celebrar una ceremonia para enterrarla y/o compartir recuerdos de tiempos felices que pasasteis juntos. Tal vez te apetezca escribir un relato o dedicarle un poema. También puedes hacer un trabajo manual sobre tu mascota, como un álbum de recuerdos o recortes. Eso es lo que hizo Elena.

Hay muchas formas diferentes de conservar vivos los recuerdos de los buenos momentos que compartiste con tu mascota. Y no tienes por qué dejar de quererla. Aunque tengas una nueva mascota, esta nunca podrá sustituir a la antigua. Pero llegará un día en que tanto tú como los demás miembros de tu familia sentiréis que estáis preparados para adoptar a otro animal para quererlo y cuidarlo.

Revisado por: D’Arcy Lyness, PhD
Fecha de la revisión: marzo de 2007

Cuando alguien muere

Cuando alguien muere

(When Somebody Dies)

Todos los seres vivos ?incluyendo los bichos, los peces y las personas? mueren. Entender por qué tiene que ser así es difícil, incluso para los adultos. Tal vez sea la cosa más difícil de entender. Lo mejor que podemos hacer es aceptar la muerte como algo connatural a la vida. Es algo que ocurre, y no podemos hacer nada para cambiarlo.
¿Cuándo ?y cómo? ocurre?

La mayoría de las veces, la gente tiene vidas muy muy largas. Mucha gente supera los 80 y los 90 años, y hay algunas personas que incluso viven más. De todos modos, el cuerpo, lentamente, con el paso de los años, se va gastando, exactamente igual que las ruedas de una vieja bicicleta o las pilas de tu juguete favorito. Cuando partes importantes del cuerpo ?como el corazón, los pulmones o el cerebro? se desgastan y dejan de funcionar, lo más probable es que la persona muera. Cuando ocurre esto, decimos que la persona se ha muerto ?de vieja”.

A veces muere gente mucho más joven. Algunas personas se ponen muy enfermas y, a pesar del esfuerzo de los médicos y del uso de medicamentos, no hay manera de mantener funcionando al cuerpo de esa persona. Si una persona que estaba muy enferma muere, tal vez oigas decir a los adultos que ahora esa persona descansa en paz, puesto que ha dejado de sufrir. De todos modos, los médicos cada día descubren nuevas formas de prevenir y tratar enfermedades, de modo que las probabilidades de que una persona se recupere de una enfermedad aumentan día tras día.

Algunas personas mueren de repente, como en los accidentes. Este es probablemente el tipo de muerte más dura y difícil de asumir por los familiares y amigos del fallecido porque ocurre sin previo aviso y no hay tiempo para hacerse a la idea de que se va a perder a un ser querido. ¿Algo importante a recordar sobre este tipo de muertes? Suelen ser tan repentinas que las personas que mueren sienten poco dolor o nada de dolor en absoluto. Eso puede ser un consuelo para sus allegados.
¿A dónde va la gente cuando muere?

Mucha gente cree que, cuando alguien muere, lo único que muere es su cuerpo. Es como cuando una botella llena de agua se rompe y pierde toda utilidad. El recipiente se ha hecho trizas, pero lo que había dentro -el agua? perdura. La parte de la persona que perdura tras la muerte del cuerpo a menudo se denomina “alma” o “espíritu”. Algunas personas creen que el alma es la parte del ser humano que ama, siente y crea; es la parte que nos convierte en quienes somos.

Nadie sabe a ciencia cierta lo que le ocurre a una persona después de morir. Hay muchas creencias diferentes sobre esta cuestión, y lo mejor es que hables con tu familia para saber qué creen ellos que ocurre tras la muerte del cuerpo. Así podrás decidir en qué creer.
¿Qué es el duelo?

Cuando perdemos a un ser querido, lo pasamos mal. Nos entristece pensar que esa persona dejará de estar a nuestro alrededor, que no podremos hablar con ella ni pasárnoslo bien juntos. Esa ausencia deja un profundo hueco en nuestras vidas. Tal vez tenías una mascota en casa que murió. ¿Te acuerdas de las primeras veces que entraste en casa tras la muerte de tu gato o de tu perro? Te extrañó no encontrarlo allí y lo echaste de menos. Si lloraste, está bien. Necesitamos expresar la tristeza y lamentar la pérdida de los animales u otros seres queridos cuando les llega la muerte.

Pero, como cuando te pelas la rodilla, el intenso dolor inicial desparecerá con el tiempo. La herida tardará un tiempo en curarse, pero te irá doliendo un poco menos cada día. Cuando alguien muere, ocurre lo mismo. Eso no significa que olvidemos o dejemos de echar en falta a la gente que ha muerto. Al cabo de un tiempo, podemos proseguir con nuestra vida, sin dejar por ello de querer al fallecido y recordándolo siempre.

Recordar a las personas fallecidas que queremos es una forma de mantenerlas vivas en nuestro recuerdo. Las fotos nos ayudan a hacerlo. Mirar un álbum de fotos puede ayudarnos a recordar los momentos felices que compartimos con esas personas. Muchas familias entierran los cuerpos de sus seres queridos en un cementerio. Luego pueden ir a visitar sus tumbas. No es que crean que las personas muertas están allí; solo se trata de un lugar especial para ir a pensar en lo mucho que significaron esas personas para ellos.
¿Qué pasará conmigo?

Cuando muera algún allegado tuyo, tal vez te preguntes si la demás gente importante en tu vida también morirá pronto. Tal vez te preguntes: “¿Morirá mi madre o mi padre?”. Lo mejor que puedes hacer es compartir esos pensamientos con tu familia. Puede ser difícil ?e incluso un poco doloroso? hablar sobre esas cosas, pero probablemente te irá bien expresar lo que sientes. Es importante que hables sobre los miedos que puedas tener en vez de ocultarlos o simular que no estás asustado. A la gente que te quiere le interesa saber lo que sientes para poderte ayudar.

¿Sabías que tú también puedes ayudar a los adultos con quienes convives si están tristes por la muerte de un ser querido? ¿Recuerdas algo divertido sobre la persona fallecida? ¿O un detalle que esa persona tuvo contigo? Comparte los buenos recuerdos que tengas sobre esa persona. Contribuirás a que todo el mundo se encuentre un poco mejor.
Yo también moriré algún día. ¿Qué debería hacer ahora?

¡¡VIVIR!!

Hay muchas cosas sobre la muerte que no sabemos ni sabremos nunca. Sabemos que nos llegará a todos, algún día. Pero no es algo en lo que deberías pensar ni por lo que te deberías preocupar. Te aguardan demasiadas cosas estupendas por experimentar en los muchos años que tienes por delante.

Revisado por: D’Arcy Lyness, PhD
Fecha de la revisión: septiembre de 2006

Un familiar de mi amigo murió. ¿Qué debo hacer?

Un familiar de mi amigo murió. ¿Qué debo hacer?

(Somebody in My Friend’s Family Died. What Should I Do?)

?Hoy va a ser un gran día?, pensó Kate. Su mejor amiga, Sarah, había faltado a clase la semana anterior. Sin ella, había sido aburrido colgarse al revés de las barras trepadoras del patio. El camino de la escuela a casa había sido solitario. También había extrañado a Sarah durante el almuerzo.

Pero hoy Sarah regresaría al colegio y las cosas volverían a la normalidad. Sarah había faltado tanto tiempo a la escuela porque su abuela había muerto. Kate creía que eso era muy triste. Esperaba que Sarah se sintiera mejor ahora.

Pero cuando Sarah subió al autobús, parecía diferente. Intentó sonreír, pero no se la veía contenta. Kate tenía mucho que contarle pero no parecía que su amiga la escuchara de verdad. Sarah apenas hablaba. ¿Qué le ocurrirá?
Cómo lloramos la muerte de alguien

Cuando alguien muere, puede que las personas que amaban a esa persona parezcan diferentes por un tiempo. Puede que lloren mucho o que estén enojadas o confusas. O quizá, como Sarah, estén más calladas de lo habitual.

Son maneras diferentes de enfrentarse a la situación, de expresar su duelo. Ambas frases describen cómo la gente se adapta o afronta un cambio difícil en sus vidas. La muerte de un ser querido es un cambio importante, y la gente lo afronta y demuestra su duelo de diversas maneras. Está bien. No hay una forma correcta de llorar la muerte de alguien.

Es difícil saber cómo vas a sobrellevar una situación o expresar tu duelo hasta que te enfrentas a un cambio difícil. Puede que quieras estar solo y en tu cuarto. O quizás quieras hablar con tu mamá, papá, u otro adulto sobre la persona que echas de menos. Pueda que también quieras gritar con toda la fuerza de tus pulmones, aunque normalmente seas una niña tranquila.

Y puede que algunos niños solo quieran volver a la normalidad: ir a la escuela, jugar, hacer las cosas que suelen hacer. Todas estas emociones son normales y una persona podría sentir muchas cosas mientras pasa por este difícil momento.
Cómo puedes ayudar

Cuando es un amigo quien se enfrenta a la muerte de un ser querido, talvez puedas ayudarle. El solo hecho de ser su amigo ya es importante. ¡Qué bonito es ver a un buen amigo cuando se está desanimado! Puede que te dé vergüenza, pero sería buena idea sacar el tema a colación. Por ejemplo, Kate podría decir: “Sarah, lamento mucho lo de tu abuela”.

Es una manera de que Kate le haga saber a Sarah que se siente triste por ella. Puede servir para que Sarah comience a hablar sobre sus emociones. Pero tampoco pasa nada si Sarah no quiere hablar mucho de ello. Kate también podría decir simplemente: “Si quieres hablar, te escucharé.” Eso es algo realmente bonito para decir.

No te sorprendas si tu amiga no desea hablar. Pero si quiere hacerlo, puede ayudarle recordar y hablar de los buenos tiempos, cuando la persona estaba viva. Tampoco pasa nada si a veces lloras con tu amiga cuando se siente tan triste.

Kate quería que Sarah fuera la misma de antes, pero eso no siempre sucede enseguida. A veces las personas siguen tristes por mucho tiempo. Al principio, puede que no le apetezca jugar o divertirse como antes. Después de un tiempo, la mayoría de la gente se vuelve a sentir feliz aunque sigan extrañando a la persona que murió. Quizás quieras hablar con algún adulto sobre cómo se sintió él cuando murió un ser querido y cuando comenzó a sentirse mejor.

Si, después de un tiempo, sigues preocupada porque parece que tu amiga no vuelve a ser la antes, díselo a algún padre, orientador escolar o maestro. Así podrán ayudar a tu amiga a superar su tristeza u otras emociones.

Actualizado y revisado por: Dale Perkel, LCSW
Fecha de revisión: noviembre de 2007

El cuidado de los hijos supervivientes

El cuidado de los hijos supervivientes ©
 

Text Box:                              La muerte de un hijo es un golpe muy duro para una familia. Los padres acongojados, a menudo están tan desamparados que no son capaces de guiar o consolar a los hijos supervivientes, pero aún así, es importante que éstos puedan seguir con las responsabilidades que conlleva el ser padre cuando los recursos emocionales y físicos están estresados al máximo. En varias ocasiones a los hijos que sobreviven se les llama los ?acongojados olvidados? porque la atención de los otros miembros de la familia y de los amigos está dirigida a los padres.

Los hijos sobrevivientes, a menudo sienten pesar de manera similar a la de un adulto, pero en la mayoría de casos expresan tales sentimientos de modo diverso pues son jóvenes y no tienen la misma capacidad de enfrentar estas emociones como los adultos. Éstos se muestran confusos, se ponen a la defensa y no desean compartir la congoja con sus padres. Prefieren depender y recibir apoyo de otras personas con quienes se entienden más, tal como otros jóvenes

Un hijo sobreviviente tiene sus propias reacciones a la muerte de un hermano y al comportamiento e interacción de sus padres u otras personas en sus vidas. Asegure a sus hijos que el profundo dolor de congoja que siente usted no disminuye el amor que siente por ellos.

Las sugerencias a continuación son de padres acongojados, hijos supervivientes, y expertos que asisten a los abatidos padres  en poder entender y ayudar con las necesidades de los hijos sobreviviente .

La edad de los hijos supervivientes

Sea consciente del nivel de comprensión de su hijo en relación con la muerte de un hermano: 0-6 meses de edad–no tiene una concepción de muerte, pero puede presentir las reacciones de los padres a la pérdida; 6-18 meses de edad–ya tiene un concepto de congoja y muerte pero la percibe como temporal; de 18 meses a 5 años de edad: continúa viendo la congoja como temporal con dificultades en entender que la muerte es permanente?necesita explicaciones claras de lo que la muerte significa; 6-8 años?entiende que su hermano no va a volver y que la muerte es universal (me podría pasar a mí); 9-12 años?entiende la certeza de la muerte y siente curiosidad sobre los aspectos biológicos de ésta y los detalles del funeral; 13 años o más?entiende por completo el concepto de la muerte.

Explique con honestidad y a un nivel que sus hijos puedan entender lo que causó la muerte del hermano. Responda a preguntas concisamente y con sencillez dando respuestas donde pueda ir añadiendo detalles a medida que el niño crece y entiende más.

La explicación del concepto de la muerte

Para evitar que un hermano menor sienta miedo a que éste pueda morir también, explique que hay tres razones por las cuales una persona muere: que la persona está muy, muy enferma, que la persona está muy, muy lesionada y que esa persona está muy, muy vieja.

Evite indirectas que puedan ser malentendidas por los niños. El hermano que ha muerto no está dormido; Dios no ha venido ha llevarse al hermano al cielo; el hijo no fue ?llamado a casa?. A menudo se usan las creencias religiosas con la intención de consolar a los niños, pero éstas pueden ser malinterpretadas haciendo así que éstos se sientan aún más confusos.

La relación entre hermanos

Sus hijos sobreviviente tenían una relación muy unida con su hermano difunto, pero hubo momentos de mucho amor y momentos de mucho enojo. Los niños a menudo se sienten culpables en recordar esos momentos de enojo y hasta pueden pensar que ellos de cualquier manera causaron la muerte de su hermano. Asegúreles de que eran muy amados por su hermano difunto y que no causaron su muerte.

El modelo de conducta de los padres

Los niños aprenden a expresar la congoja al ver el proceso de congoja de sus padres. Por lo tanto es importante que los padres acepten la muerte de su hijo, demuestren las emociones apropiadas, y que den a los hijos supervivientes aprobación a hacer lo mismo. Aunque no debería avergonzarse de mostrar las emociones apropiadas delante de sus hijos sobrevivientes, debe asegurarles, por otra parte,  que aunque esté sintiendo congoja, aún será capaz de cuidar de ellos.  Los niños van a poder confirmar sus propias emociones si son capaces de ver la profundidad de la congoja de los padres.  Es bueno que lloren, que estén tristes, muestren enojo y hasta que se rían.

Los padres, a menudo idealizan al hijo muerto, causando que los hijos supervivientes nunca se vean capaces de alcanzar el amor que ha sido propagado por la memoria de su hermano difunto. Los padres tienen que ser prudentes de no hacer comparaciones con los niños supervivientes que puedan llevar a que éstos se sientan indignos, hasta el punto que piensen que sus padres quisieran que ellos hubieran muerto en vez del hermano. Debe reforzar las cosas positivas que sus hijos sobrevivientes hacen.  Dedíqueles su tiempo.

Los padres tienen que tener cuidado de no ser demasiado protectivos o permisivos.  Las rutinas de antes de la tragedia deben continuar en cuanto sea posible.

Muchos niños encuentran dificultad en hablar abiertamente sobre sus sentimientos con sus padres.  Esto no significa, por eso, que no quieran oír lo que usted tenga que decirles. Cuando sus hijos se decidan a hablar con usted, aunque sea por poco tiempo, escuche atentamente sus preocupaciones y lo que tengan que decir.  No les grite, critique o juzgue si dicen groserías. Esta podría ser la única oportunidad de ganar su confianza.

Los niños creen que ?sentir congoja estando lejos? es más fácil — mostrando alguna emoción a la muerte del hermano fallecido, sólo que haciéndolo en privado.  Las lágrimas aparecerán cuando menos lo esperen. Aproveche estos momentos para apoyarles en su congoja y reconozca lo difícil que es para ellos el perder un hermano.

Planee una celebración en memoria al difunto donde los hijos supervivientes también pueden participar, dejando de esta manera que éstos se sientan parte del proceso de pesar de la familia.

Algunas reacciones típicas

En un principio, los niños más jóvenes podrían hacer chistes o continuar una vida normal como parte de una distracción, pero no es una reacción anormal o razón para preocuparse.  No les riña por eso.

Para los que son más mayores está bien:

? Llorar y sentirse deprimidos. Han sufrido una gran pérdida.

? Imitar las costumbres e intereses del hermano o hermana, mientras aún sigan siendo ellos mismos.
? Vivir ?en el pasado? por un tiempo para mantener vivos los recuerdos.

? Perdonarse a ellos mismos por peleas, discusiones y cosas que hayan dicho o hecho contra el hermano o hermana.
? Seguir viviendo

Al mismo tiempo, por eso es importante observar reacciones destructivas:

? Usar drogas o alcohol.

? Portarse mal por frustración a través de imprudencia al manejar o faltar a clase.
? Hacer cosas por pura irritación para herir a otros por el dolor que están sintiendo.

? Experimentar con el sexo simplemente para sentirse cerca de alguien.

? Dejar de hacer actividades que son importantes para uno.

? Referencias al suicidio.

Niños de todas las edades a veces experimentan una regresión emocional y desarrollativa temporal.  Pueden tener disgustos, problemas de concentración, desarrollar una dependencia repentina o hasta mostrar un comportamiento agresivo.  ¡SEA PACIENTE, CARIÑOSO Y NO CASTIGUE!

Sugerencias para ayudar a sus hijos

Los niños necesitan el apoyo de los padres y tener oportunidades a ser escuchados, reconocidos y entendidos si van a superar con éxito el proceso de congoja.

Comparta las cosas del hijo difunto con los hijos supervivientes, dando a éstos  algo ?para ese momento? y algo para cuando sean más mayores como una fotografía, un libro favorito, un disco compacto o una prenda.

Ayude a sus hijos a dirigir su congoja haciendo actividades positivas como dibujar, mantener un diario y leer. Pídales consejos de manera que puedan recordar a su hermano a través de la creación de un fondo a la memoria del difunto y ayúdeles a alcanzar estas metas.

Si ve que con el tiempo sus hijos no se están adaptando a sus nuevas vidas, no vacile en animarles a hablar con un consejero experto de la escuela, o un psicólogo o psiquiatra especializado en traumas por la pérdida de seres queridos.

LA PÉRDIDA EN EL NIÑO —

LA PÉRDIDA EN EL NIÑO —
MUERTE, LUTO Y DUELO

CÓMO PUEDEN LOS CUIDADORES AYUDAR A NIÑOS QUE HAN ESTADO EXPUESTOS A MUERTES TRAUMÁTICAS

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Bruce D. Perry, M.D., Ph. D.
Jana Rubenstein, M.Ed., LPC

The ChildTrauma Programs
www.ChildTrauma.org

* This is an Academy version Adaptado de:LA PÉRDIDA EN EL NIÑO, MUERTE, LUTO Y DUELO
BD Perry, 1995

Traducido con permiso del autor por : Alma Collazo y Edgar Rivera,
Instituto de Programación Neurolingüística de Puerto Rico, Inc.
San Juan, Puerto Rico

Tabla de Contenido
# Introducción

    * Preguntas Frecuentes

    * ¿Qué Puedo Hacer?

    * Acerca de los Autores

    *

INTRODUCCIÓN

PRINCIPIOS BÁSICOS PARA AYUDAR A NIÑOS EN LUTO

Para la mayoría de los niños, el luto es una experiencia nueva. Y como pasa con toda nueva experiencia, lo desconocido puede resultar confuso y amedrentador. La mayor parte de los niños no saben qué esperar luego de la pérdida de un miembro de la familia o algún amigo. Es posible que los niños pequeños no comprendan qué realmente significa morir y puedan sentirse confundidos por las reacciones de los miembros de su familia.

Ya para cuando la mayoría de las personas llegan a la adultez, entienden mejor la muerte y el proceso de luto es más predecible. Los adultos ya han experimentado de primera mano sentimientos de coraje, confusión y tristeza, y han aprendido formas de manejarlas y sanar una pérdida. Los niños buscan respuestas y consuelo de los mayores que les rodean, sin embargo, a menudo nos sentimos impotentes para esta función. Si bien los adultos no tienen todas las respuestas, pueden ayudar a los niños a comprender mejor ese proceso del luto.

Esta guía trata algunos temas claves relacionados al complejo conjunto de reacciones en el niño como resultado de una muerte traumática. Aún cuando focaliza en la muerte traumática, esta información puede ser de ayuda a familias, trabajadores de casos, maestros y otros adultos que trabajen y vivan con algún niño que está experimentando el luto.

Esta sencilla guía intenta informar y ofrecer principios generales — su intención no es ser totalmente abarcadora o excluir otras observaciones o enfoques en la ayuda a niños en luto.

PREGUNTAS FRECUENTES

1. ¿Debería hablar del evento traumático?

No temas hablar del evento traumático. Los niños no se benefician de “no pensar en ello”o “sacarlo de sus mentes”. Si el niño percibe que sus cuidadores están alterados por la situación, no lo traerá a colación. A la larga, ésto hace que el proceso de recuperación del niño sea aún más difícil. No traigas tú el tema, pero si el niño lo trae, no evites discutirlo.

Escucha al niño, contesta sus preguntas, ofrécele consuelo y apoyo. A menudo no tenemos explicaciones adecuadas para una muerte sin sentido o traumática. Está bien decirle que no sabes por qué paso una cosa así, y que tú también te sientes confundido y alterado por ello. A la larga, el escuchar y consolar al niño sin evadir o sobre reaccionar, tendrá unos efectos positivos críticos y de larga duración en la habilidad que éste desarrolle el niño para manejar la pérdida traumática.

2. ¿Cómo debería hablar del suceso?

Utiliza un lenguaje y explicaciones apropiadas para la edad. El momento en que se hace y el lenguaje utilizado son importantes. En los momentos inmediatos después de la muerte, el niño no estará muy capacitado para procesar información compleja o abstracta. Según se aleja del incidente, podrá focalizar por más tiempo, digerir más y buscarle más sentido a lo que ha ocurrido. No te sorprendas si el niño actúa como si la persona amada no hubiese muerto o que habrá de regresar. A veces los niños pequeños se comportan como si no hubiesen “escuchado”nada de lo que dijiste. Se requieren muchos momentos de triste claridad para que la realidad de la pérdida penetre en los niños pequeños. Entre medio de esos momentos de dura realidad, los niños emplean una serie de técnicas para manejarse – algunas de las cuales podrían confundir o turbar a los adultos.

En este largo proceso el niño continúa “reexperimentando” la pérdida. En sus juegos, dibujos y palabras, el niño podría repetir,

reactuar y revivir algunos de los elementos de la pérdida traumática. Los adultos sobrevivientes escucharán al pequeño hacer las mismas preguntas una y otra vez. Puede que les pidan que describan una y otra vez “lo que pasó”. El niño puede desarrollar una preocupación empática profunda por otros que estén también experimentando una pérdida, incluyendo los personajes de los caricaturas animadas y los animales. “¿Dónde está la mamá de Mickey Mouse?”. O al ver un pájaro muerto podría preguntar – “¿Quién cuidará a sus pajaritos bebés ahora?”.

El niño experimentará y procesará el mismo material en formas diferentes en distintos momentos luego de que ocurriera la muerte. A la larga, la oportunidad de procesar y reprocesar muchas veces le facilitará un manejo saludable del suceso. Un niño específico podría estar reprocesándolo a través de todo su desarrollo. Aún años después de la muerte de la madre o un hermano, el niño podría revivir la pérdida y luchar por comprenderla desde su perspectiva de desarrollo actual.

Uno de los elementos más importantes de este proceso, es que los niños a diferentes edades tienen distintos estilos de adaptación y distintas habilidades para comprender conceptos abstractos como la muerte. Niños de distintas edades tienen muy diversas ideas sobre ésta. Los muy pequeñitos pueden no darse cuenta de cuán terminante es. Trata de no asociar el sueño con la muerte. Si ambas llegan a asociarse, no sería sorprendente que el niño tuviera miedo de dormir; o le diera miedo que sus seres amados se duerman. Trata de obtener algún entendimiento de lo que el niño piensa que es la muerte – tiene una visión de la otra vida, existen algunos miedos específicos de la muerte, y así por el estilo. Mientras más entiendas el concepto que tiene el niño de la muerte, más fácil se te hará comunicarte con él en una forma significativa.

3. ¿Debería hablar a otros del suceso traumático?

Sí. Informa a los adultos y niños en la vida del pequeño, de lo que ha ocurrido. Permite que los maestros, los padres de los amigos del niño y, de ser apropiado, sus compañeros, conozcan algo del dolor que éste está viviendo. A veces ésto hace que las personas en su vida le ofrezcan un poco de tolerancia, comprensión o nutrimento que le suavice el camino. Muchas veces la gente puede ser intolerante o insensible al tratar con el dolor de un niño en luto “¿No es ya tiempo de que lo sobrepase?”Cuando observes algo así, no seas tímido en llamar a la persona aparte y educarlo al respecto.

4. ¿Cuál es la diferencia entre luto y duelo?

Luto es la etiqueta que se le ha puesto al conjunto de reacciones emocionales, cognoscitivas, conductuales y físicas que se observan luego de la muerte de un ser querido. Las respuestas normales al luto incluyen negación, adormecimiento emocional, coraje, rabia, ataques de ansiedad (punzadas), tristeza, miedo, confusión, dificultad para dormir, regresión en los niños, malestar de estómago, pérdida del apetito, materializaciones histéricas (percepciones visuales o auditivas pasajeras de haber visto o escuchado a la persona querida) y otros muchos síntomas potenciales. Estos síntomas son similares a los que a menudo se observan en los periodos post-traumáticos agudos.

El duelo es el proceso formal de responder a la muerte. Ésto incluye los servicios fúnebres, funeral, velorio, vestirse de luto, y cosas por el estilo. Estos actos semi-ritualistas son muy útiles para organizar y focalizar la reacción de luto en el periodo inmediato después de la muerte. Es importante permitir que los niños participen de los elementos de este proceso. Uno de los elementos sanadores más importantes del duelo es que resulta ser un modo en que la persona puede “tener control” sobre la forma en que experimenta el trauma. En lugar de sentarse solo, con una serie de recuerdos intrusivos relacionados a la muerte, uno puede, en forma controlada, recordar a la persona perdida sin enfocar el suceso de muerte. El grado de control que se tenga al manejar un evento traumático es muy importante al determinar cuán destructivo éste llegará a ser con el tiempo.

5. ¿Cuánto tiempo debería durar el luto?

El luto es normal — las reacciones persistentes de luto no lo son. Así como una reacción persistente al trauma puede significar grandes problemas, lo mismo ocurre con las reacciones de luto persistentes. Si los síntomas que describimos arriba duran por más de seis meses, o si éstos interfieren con cualquier aspecto del funcionamiento, es necesario hacerles frente. Si el niño está en terapia, comunícaselo al terapista. Averigua si su desempeño escolar se ha afectado. Obseva cualquier cambio que ocurra en sus patrones de juego o pérdida de interés en otras actividades. Observa. Sé paciente. Sé tolerante. Simpatiza con él. Éstos niños han sido heridos y viven en continuo dolor.

6. ¿Debería yo preocuparme cuando un niño me dice que escucha la voz de su padre muerto?

Espera que ocurran experiencias “sensoriales” fuera de lo común. Los niños (y adultos) a menudo experimentan sensaciones visuales, auditivas y sensoriales fuera de lo común, aún más de seis meses después de ocurrida la pérdida. El niño puede pensar que escuchó la voz de la persona– o que la vio entre la multitud– o que de reojo le pareció ver su imagen reflejada en la ventana. Estas percepciones son más comunes a la hora de levantarse o acostarse. Las mismas pueden resultar perturbadoras tanto para los padres, cuidadores como para el niño. Tranquiliza al niño. A menudo estas “visiones”se interpretan dentro del contexto de unas creencias religiosas — “vuelven a decirme que todo está bien — todavía están conmigo”. Ésto puede ser muy importante para el niño y no hay razón alguna para socavar estos sentimientos. Estas “materializaciones histéricas” son comunes y a menudo mal llamadas “halucinaciones”visuales o auditivas. Si tienes alguna pregunta sobre estos síntomas, contacta a algún profesional de la salud mental de experiencia o a un médico.

7. ¿Entienden los niños estos sucesos con exactitud?

Con frecuencia, los niños pequeños hacen unas presunciones equivocadas respecto a la causa de eventos importantes. Desgraciadamente estas presunciones pueden incluir algún sentido de que el suceso–la muerte de un ser querido inclusive– fue su culpa. Los adultos a menudo asumen que la causalidad está clara — murió en un accidente de carro, recibió un disparo de un carro que pasaba, murió en un fuego– El niño fácilmente puede distorsionar el suceso y llegar a conclusiones equivocadas de su causa. Mi mamá murió en un accidente de carro porque venía a recogerme a la escuela. La persona que le disparó a mi hermano me estaba apuntando a mi y le pegó a mi hermano pues él estaba en mi cuarto. El fuego fue la forma en que Dios castigó (o hizo martirizó) a mi familia. En muchas de sus explicaciones distorsionadas, los niños asumen cierto grado de responsabilidad por la muerte. Ésto puede llevarlos a tener sentimientos de culpa sumamente destructivos e inapropiados.

Sé claro. Explora lo que el niño siente sobre la causa del suceso. Corrige y aclara si notas que está llevando algún razonamiento equivocado. Con el tiempo, la habilidad del niño para hacerle frente a estas situaciones se asocia a su habilidad para entender. Aún cuando hay ciertos elementos de la muerte y la tragedia que parecieran estar fuera de toda comprensión, así mismo se le puede explicar al niño– hay algunas cosas que no entendemos. No dejes que el niño desarrolle el sentido de que hay algo secreto en este asunto– ésto podría resultar muy destructivo. Permíte al niño saber que hay cosas que los adultos tampoco saben ni pueden entender.

¿CÓMO PUEDO AYUDAR?

1. Sé sincero, abierto y claro

Ofrece a los niños los hechos relacionados a la muerte. Aún cuando no hay necesidad de describirlos con lujo de detalle, es importante que se le ofrezcan algunos detalles. A veces éstos serán horribles, pero es necesario que el niño reciba infomación correcta de los hechos. De no ofrecércelos, su imaginación los suplirá. Muy a menudo estos detalles imaginarios son distorsionados, poco precisos, aún más horribles que los detalles de la realidad misma y pueden interferir con el proceso de sanación a largo plazo.

2. No evites hablar del tema cuando el niño lo traiga.

Al igual que con otros traumas, los mayores que rodean al niño tienen que estar disponibles cuando éste desee hablar, pero a la vez deberán abstenerse de escudriñarle si el niño no desea hacerlo. Ésto puede querer decir contestar alguna pregunta — puede querer decir luchar con una pregunta muy difícil. “¿Duele cuando uno muere quemado?” No te sorprendas si en medio de tu lucha por encontrar la respuesta correcta, el niño se va a jugar y se muestra desinteresado. En ese momento no ha podido tolerar el nivel de intensidad emocional y está tratando de manejarlo evadiéndolo.

Los niños pueden percibir si el tema es emocionalmente difícil para los adultos que le rodean. Es posible que entonces trate de agradarlos–ya bien evitando los tópicos emocionales o insistiendo en otros que sientan son más agradables para los adultos. Trata de medir tu propio sentido de incomodidad y háblalo directamente con el niño. Para él resultará reconfortante saber que no está solo en su malestar emocional.

Los niños miran hacia los adultos para comprender e interpretar sus propios estados internos. Los más pequeñitos aún pueden reflejar la naturaleza e intensidad de las emociones de los mayores. Así que si sientes que no estás capacitado para controlar tus emociones cuando está tratando de ayudar a un niño, necesitarás utilizar contigo mismo algunas técnicas para manejarlo. Toma unos momentos para ti, serénate y luego trata de ayudar al niño. Es simplemente humano perder el control y tornarse sumamente emocional en momentos como éstos. No es malo si, cuando te sientas más sereno, puedas ayudar al niño a comprender cómo fuiste abrumado por la emción (tal como le pasa a ellos algunas veces) y cómo tú también estás tratando de comprender. “Tenemos que ayudarnos unos a otros cuando estamos tristes”.

3. Prepárate a discutir los mismos detalles una y otra vez.

Espera oir al niño decir cosas que tal parecería no te “escuchó” cuando se lo dijiste la primera vez. Las poderosas y pervasivas implicaciones de la muerte para un niño pueden ser abrumadoras — un evento traumático. Las respuestas del niño a la muerte de uno de sus padres, de un hermano u otro ser querido, podrán ser similares a sus respuestas en cualquier otro evento traumático. Ésto puede incluir adormecimiento emocional, evasión, tristeza, regresión, episodios de manifestación de coraje, frustración, miedo de lo desconocido (el futuro), impotencia y confusión.

El niño tendrá recuerdos recurrentes, intrusivos y que despierten sus emociones, de la persona amada o de su muerte,. Si no tiene una imagen clara de cómo ocurrió la muerte, imaginará una diversidad de escenarios. Estas imágenes se repetirán una y otra vez. Cuando lo hagan, el niño ( si él o ella se siente a salvo y apoyado por los mayores que le rodean) volverá a preguntar sobre la muerte, cosas específicas de ésta y de su ser querido. Con paciencia, repítele los datos claros y verdaderos. Si hay algo que no sabes — si también tú te has preguntado sobre la naturaleza de la muerte o algún detalle de esta pérdida en específico– compártelo con el niño. Ayúdale a explorar posibles explicaciones, permítele entender que tanto tú como otros adultos pueden y muy a menudo tienen, que vivir con muchas incógnitas. Sin embargo, déjale saber que en este proceso que hay cosas que sí sabemos– cosas que sí entendemos. Trae a la conversación memorias, recuerdos e imágenes positivas de la persona amada.

4. Está disponible para el niño, se nutriente, reconfortante y predecible.

Haz lo mejor que puedas para estar disponible, ser cariñoso, brindar apoyo y ser predecible. Todo ésto le facilitará el trabajo al niño. Se sentirán más seguros y cuidados. La pérdida de uno de sus padres, algún hermano u otro ser querido es un suceso extremadamente traumático que cambiará para siempre la vida del niño. El niño tiene ante si, en cierto sentido, la tarea para su vida entera de trabajar y volver a trabajar– experimentar y volver a experimentar la pérdida de estos seres amados. Cada festividad– cada ocasión “familiar”– revivirá en el niño la pérdida, la muerte y el fantasma de su ser amado. La presencia de cuidadores, maestros, terapistas y trabajadores de casos, que estén disponibles, sean nutrientes y cariñosos, ayudará a que esta travesía sea más fácil.

5. Entiende que los niños sobrevivientes, a menudo se sienten culpables.

Un niño que sobrevive cuando miembros de su familia han muerto, puede a menudo sentirse culpable. Ésta es una creencia que podría resultarle sumamente destructiva y pervasiva. El grado de culpa que el niño pueda sentir, frecuentemente está asociado con el nivel en que desarrollan y mantienen unas presunciones equivocadas del suceso. Uno de los pricipios más importantes en este proceso es que los niños no saben cómo verbalizar o expresar su sentido de culpa del mismo modo que lo hace los adultos. El sentido de culpa, como lo expresan los niños, puede más bien observarse en conductas y emociones relacionadas al odio de si mismos y la auto-destrucción. Es muy posible que el niño no pueda poner en palabras que su sentido de culpa por haber sobrevivido esté íntimamente relacionado a su sentido de minusvalía, o sus conductas destructivas o de auto-maltrato.

Niños que sobreviven la muerte súbita de alguno de sus padres sufrirán un profundo sentido de culpa por el hecho de haber sobrevivido. Hubo algo malo en mi. Yo pude haber estado allí– Yo debí haber estado allí. Estos pensamientos recurrirán en un sinnumero de formas; y la mayor parte de las veces el resultado de estos serán pensamintos de culpa. Si los cuidadores, terapistas y maestros de estos niños pueden minimizar estas ideas potencialmente destructivas y en aumento, se facilitará su recuperación.

6. Aprovecha otros recursos

Existen muchos otros profesionales bien adiestrados que están dispuestos a ayudar, a ti y al niño, en tu trabajo con estos problemas. Aprovéchalos. Si el niño está recibiendo terapia, habla con su terapista. Llama a nuestras oficinas–estamos siempre inetresados en ayudar a los niños. Siempre recuerda que ésto no desaparece– la forma en que el niño lo experimenta cambia, evoluciona y madura. La pérdida de uno de sus padres, un hermano o par, siempre estará con ellos. Ayúdalos, con el tiempo con tu amor y comprensión, a desarrollar un sentido maduro de esta pérdida.

ACERCA DE LOS AUTORES

Bruce Duncan Perry, M.D., Ph. D.

Dr. Perry es el Director Médico, los Programas Provinciales en la Salud Mental de Niños para el Alberta la Tabla Mental de la Salud. Además él continúa dirigir la Academia de ChildTrauma, una instrucción y founded de instituto de investigación en 1990. De 1992 a 2001, Dr. Perry sirvió como el Thomas S. El Profesor de Investigación de Trammell de la Psiquiatría de Niño en el Colegio de Baylor de la Medicina y el Jefe de la Psiquiatría en el Hospital de Niños de Tejas en Houston, Tejas. Para mas informacion favor de leer su bibliografia.

Jana Rubensein, M.Ed., LPC

Jana Rubenstein es el Director de la Academia de ChildTrauma. En este papel ella proporciona el descuido y el liderazgo para los varios proyectos de Academia. La Sra. Rubenstein tiene trabajar clínico extenso de experiencia con niños y familias tratando con el trauma y la pérdida.

Cómo ayudar a los nietos a sobrellevar el duelo

Cómo ayudar a los nietos a sobrellevar el duelo

Todos queremos lo mejor para nuestros nietos. Queremos mantenerlos sanos y salvos, protegerlos del dolor y la tristeza. Quisiéramos que pudiesen seguir siendo siempre tan inocentes como el día en que nacieron.

Desgraciadamente, no podemos evitar que ocurran algunos hechos, desafortunados, a aquéllos que amamos. Antes de alcanzar la adultez, muchos niños habrán experimentado alguna pérdida significativa que les causará un intenso dolor. Sus padres pueden divorciarse; un padre, un hermano u otro ser querido pueden morir tras una larga enfermedad o en un accidente. Estos hechos pueden trastocar completamente el mundo de un niño. Algunos sufren porque un padre está en la cárcel, es drogadicto o abusivo. Estos niños, a menudo, se sienten abandonados y pasan por un proceso de duelo similar al que experimentan los niños cuyos padres han muerto.
Reacciones normales y motivos de preocupación

A los niños, generalmente les cuesta aceptar que ha ocurrido una muerte o que un padre los ha abandonado. No saben qué hacer con el dolor que sienten. Extrañan a la persona que se fue, les preocupa saber quién los cuidará, y sienten todo esto con las emociones inmaduras propias de su edad. Los niños que atraviesan un duelo necesitan mucha ayuda de todos los adultos que los rodean, incluyendo sus abuelos.

Durante cierto tiempo, es normal que un niño en proceso de duelo:

    * Esté deprimido o ansioso.
    * Esté enojado o actúe con enojo.
    * Se comporte como si fuera más pequeño, orinándose en la cama o chupándose el dedo (si no lo hacía antes).
    * Se culpe a sí mismo por una muerte o por el hecho de que uno de sus padres no pueda cuidarlo.
    * Juegue imaginariamente con la muerte o con morirse.

No hay un tiempo determinado para el duelo. El comportamiento debería mejorar una vez que el niño ha atravesado el proceso. Si después de un tiempo razonable no hay cambios, considere la posibilidad de buscar ayuda externa. Esta ayuda es especialmente importante si el niño:

    * Habla sobre “reunirse” con la persona que ha muerto.
    * Tiene una marcada disminución en su rendimiento escolar.
    * Se involucra con las drogas o el alcohol.
    * No quiere o no puede conectarse con los demás.
    * Tiene pesadillas o problemas para dormir durante un período de tiempo prolongado.

Cómo realizan el duelo los niños

Los niños realizan su duelo de manera distinta de los adultos. En primer lugar, no se muestran acongojados todo el tiempo. Muchos niños parecen estar tristes sólo ocasionalmente, y sólo por cortos períodos de tiempo. No se deje engañar por esta actitud, ya que no significa que el niño haya “superado” su dolor. Sólo significa que no puede enfocarse en estas emociones intensas durante mucho tiempo. Ésta es la forma en que su mente lo protege para que las emociones fuertes no lo abrumen.

No se sorprenda si a un niño le lleva más tiempo superar el dolor de una pérdida que a usted. A veces, los niños necesitan volver sobre su duelo una y otra vez; incluso, podrían revivirlo cada vez que ingresan a una nueva etapa de su vida.

La manera en que los niños responden a una pérdida depende de su edad. Hasta los dos o tres años, el niño no comprende el concepto de muerte, pero sentirá y le afectará la tensión emocional que experimenta la familia. Un niño en edad preescolar puede entender algo sobre la muerte, pero la vivirá más bien como una especie de sueño y, posiblemente, crea que la persona fallecida volverá.

A medida que crecen, los niños comienzan a comprender la posibilidad de su propia muerte. A partir de los seis años, empiezan a tener miedo de morirse. A medida que crecen, se van dando cuenta de que la muerte es algo definitivo y que le sucede a todo el mundo.

A los adolescentes, generalmente les cuesta mucho hacer un duelo. Pueden parecer adultos, pero emocionalmente todavía son niños. No espere que sean fuertes o que apoyen a los demás miembros de la familia durante este proceso. Más bien, trate de brindarles todo el apoyo que pueda. Si esto no es posible, vea si puede hacer que el adolescente hable con un consejero escolar, un terapeuta u otro adulto capaz de ayudarlo.
¿Qué puede hacer para ayudar?

Los abuelos están en una buena posición para “contener” a los nietos que han perdido a un ser querido. Si los demás miembros de la familia están ensimismados en su dolor, quizá no puedan ver lo que les está pasando a los niños. Como abuelo, usted puede centrarse en ellos y asegurarse de que reciban el apoyo necesario.

Éstos son algunos consejos para ayudar a un niño en su duelo:

    * Converse sobre lo sucedido. Manténgase calmo y sereno. Dígale la verdad en forma simple. Responda a sus preguntas con honestidad y asegúrese de que el niño entienda sus respuestas.
    * Sea paciente. Los niños a menudo necesitan que les repitan las cosas. Quizá deba responder las mismas preguntas más de una vez.
    * Comparta sus sentimientos acerca de la pérdida. Pídale al niño que también comparta sus sentimientos. Quizá deba ayudarlo a verbalizar lo que siente. El hacer dibujos y jugar con muñecos puede ayudar.
    * Ayude al niño a recordar a la persona que se ha ido. Si ha muerto un ser querido y el niño quiere participar en el funeral, permítaselo. Pero asegúrese de prepararlo para lo que sucederá durante la ceremonia. Si un padre está en la cárcel, ayude al niño a escribirle cartas o llévelo de visita a la prisión. Si un padre ha abandonado al niño, asegúrese de que éste sepa que no es por su culpa.

No puede proteger a sus nietos de la tristeza, pero puede ayudarlos a superar el dolor y seguir adelante. Su apoyo hará que sus nietos sientan que no están solos. Su comprensión los ayudará a entender y sobrellevar el hecho terrible que les ha sucedido. Y su amor les dará la seguridad de que siempre habrá alguien que se preocupe por ellos y desee cuidarlos.
Recursos en AARP (en inglés)

    * Material de AARP sobre el duelo y la pérdida
      Lea el material de AARP sobre el duelo y la pérdida, incluyendo varios folletos impresos que puede ordenar.
    * Foro sobre el duelo y la pérdida
      Aquí encontrará mensajes sumamente afectuosos y comprensivos de personas que se apoyan mutuamente.
    * Boletines de AARP sobre la familia y el cuidado de las personas
      Suscríbase a los boletines de AARP, dedicado a la familia y a temas sobre el cuidado de las personas.

Otros recursos (en inglés)

    * Los niños y el duelo
      Hospice Net es una fuente de información en internet para los pacientes que enfrentan enfermedades con riesgo de muerte y sus familiares. En el sitio, se explica cómo sobrellevan el dolor los niños y cómo hablarles sobre la muerte.
    * ” Instituto Nacional del Cáncer – Pérdida y duelo
      Aprenda cómo ayudar a los niños que sufren la pérdida de un ser querido.
    * Rainbows, Inc.
      RAINBOWS es una organización internacional sin fines de lucro que promueve la sanación emocional en los niños que realizan su duelo por la pérdida de un ser querido, tras una crisis que les cambió la vida. Vea aquí cuál es el programa de Rainbows más cercano a usted.

Libros (en inglés)

Encuentre estos libros en línea en Barnes & Noble.com:

    * “Children and Grief: Helping Your Child Understand Death” (Los niños y el duelo: Cómo ayudar a su niño a entender la muerte), Joey O?Connor, Baker Publishing Group, noviembre de 2004
    * “Goodbye Mousie”, (Adiós ratoncito) Robie H. Harris, Jan Ormerod (Illustrator), Simon & Schuster Children’s, noviembre de 2004
    * “Someone Very Important Has Just Died: Immediate Help for People Caring for Children of All Ages at the Time of a Close Bereavement” (Alguien muy importante acaba de morir: Ayuda inmediata para quienes cuidan a niños de todas las edades que se enfrentan al duelo), Mary Turner, Elaine Bailey (Illustrator), Jessica Kingsley, Publishers, octubre de 2004
    * “Healing Your Grieving Heart for Teens: 100 Practical Ideas” (Cómo sanar el corazón dolido de un adolescente: 100 ideas prácticas), Alan D. Wolfelt, Companion Press Co., abril de 2001

UNIDAD DE DUELO PARA NIÑOS

UNIDAD DE DUELO PARA NIÑOS
Historia Clínica
Modificado de Goldman, L.: Life and Loss: A guide to help grieving children. 2nd Edition, Accelerated Development, A member of a Taylor and Francis Group, 2000
1. Identificación
Nombre:
Edad:
Curso Escolar:
Lugar de Residencia y Dirección:
Cuidador primario:
Edad:
Teléfono:
Colegio:
Teléfono:
Profesor:

2. Ingreso
Motivo de Consulta:
Persona/entidad que remite:

3. Antecedentes de la Pérdida Actual
Relación del fallecido con el niño:
Circunstancias de la pérdida (Quién, cuándo, dónde y cómo):
Persona que comunicó la noticia al niño:
Forma en que se le dio la noticia:
Fecha de nacimiento y muerte del familiar:

4. Participación en los rituales (Si – No)
Velación (N° horas de duración del ritual:      )
Elogio o sermón fúnebre
Cortejo
Visita de pésame o condolencia
Novena
Otros (especificar):
Comentarios:

5. Antecedentes de Pérdida y Duelo
Seleccione la que procede y anote la fecha de su ocurrencia:
Divorcio o separación
Mudanza
Amigos que se mudaron
Pérdida de trabajo parental
Mascotas muertas
Robo
Incendio
Perdida de seres queridos (incluya evolución de las mismas)
Pérdidas escolares
Otras (especifique)

6. Acompañamiento familiar al duelo del niño (señale las implementadas)
-Leer sobre el duelo en los niños
-Legitimizar sus sentimientos
-Animarle a expresar sus emociones y sentimientos en compañía de un familiar
-Leerle cuentos o historietas
-Llevarle al médico o al psicólogo
-Hablarle sobre la muerte utilizando elementos de la naturaleza
-Abrazar continuamente al niño
-Animarle a realizar alguna actividad física
-Animarle a que no se esconda para llorar
-Caminar con el niño
-Hablar con el niño del ser querido que falleció
-Hacer juntos un álbum, una cartelera o una caja de recuerdos
-Visitar el cementerio con el niño si él lo desea
-Hablar con el niño de sus temores y angustias
-Animarle a dibujar o pintar siempre y libremente lo que él siente
-Estimularle a elaborar un homenaje personalizado
-Animarle a escribir una carta, un poema, una caricatura o un cuento
-Animarle a escribir un diario
-Terapia del Rasgado de Papel
-Terapia del Rayado de Papel
-Jugar y estar siempre ahí, con el niño
-Terapia del Inflado y Estallido de Bombas
-Músicoterapia
-Comprarle un cuento sobre la muerte
-Salir de compras
-Salir de paseo al campo o a un parque
-Terapia de Gritos
-Matricularle en un curso de lúdica
-Matricularle en un curso/escuela deportiva
-Trabajar con arcilla, plastilina o masa
-Montar una Sesión de Títeres
-Darle un masaje
-Ir a la piscina
-Sembrar un árbol
-Escribir una biografía
-Otras (especifique):

7. Unidad/Entorno Familiar
Seleccione la que procede:
Un solo padre
Unión libre
Huérfano
Divorcio
Adopción
Familia mezclada (propia y de origen, extendida)
Drogadicción
Violencia Intrafamiliar
Violencia externa
Desempleo
Abuso sexual
Enfermedad física (*)
Enfermedad mental (*)
Alcoholismo
Miseria
Desplazado
Mutilado
(*) El niño convive con familiar que presenta enfermedad física o mental

8. Historia Escolar (Bueno/a, regular, mal/a)
Curso actual (año escolar):
¿Se corresponde con su edad?:
Interés previo por estudiar:
Interés actual por estudiar:
Rendimiento previo:
Rendimiento actual:
Socialización previa:
Socialización actual:
Interés previo por las tareas en casa:
Interés actual por las tareas en casa:

9. Antecedentes de Evaluación Sistemática
Test Estándar (especificar tipo de test y fecha de realización):
Evaluación del Dominio del Lenguaje y el Idioma:
Evaluación Educacional (nivel educativo):
Evaluación Psicológica:

10. Actitudes del Niño/a Hacia Otros Significativos
Hacia él mismo:
Hermanos:
Padres:
Abuelos:
Amigos:
Mascotas:
Otros:

11. Intereses
Lo que le gusta
Lo que no le gusta

12. Conducta Escolar Actual (*)
Seleccione la/s que procede/n:
Alborotador
Incapacidad para concentrarse
Peleador
Grosero
Dice palabrotas
Nervioso
Se ausenta de clase
Pierde el año
Pierde asignaciones
Muy aislado
Muy cansado
Quejas físicas (especificar)
Otras (especificar)
(*) Si esta conducta estaba presente previamente, se anotará la observación, tanto si está peor como, muy especialmente, si está inhibida.
Observaciones:

13. Conducta Actual en Casa (*)
Seleccione la/s que procede/n:
Más aislado
Pérdida del apetito
Aumento del apetito
Apegado a los padres
Incrementado perfeccionismo
Habla excesivamente acerca de la pérdida
Juega menos
Peleador con padre/s y hermano/s
Miedos exagerados (**)
Trastorno del sueño
Nicturia
Pesadillas
Llanto muy constante
Otros (especificar)
(*) Si esta conducta estaba presente previamente, se anotará la observación, tanto si está peor como, muy especialmente, si está inhibida. (**) A la oscuridad, ruidos, robo, secuestro, salir a la calle solo, quedarse solo en centro comercial, etc., especificar en cada caso.
Observaciones:

14. Conducta Actual con los compañeros/amigos (*)
Seleccione la/s que procede/n:
Más peleador
Menos interés en jugar
No quiere que los amigos vayan a su casa
Muy irritable
Menos comunicativo
No quiere salir de casa
Otros (especificar)
(*) Si esta conducta estaba presente previamente, se anotará la observación, tanto si está peor como, muy especialmente, si está inhibida.
Observaciones:

RECOMENDACIONES GENERALES

Derechos Escolares del Niño en Duelo

Derechos Escolares del Niño en Duelo
1. Tengo derecho a que se respete mi forma peculiar de afligirme.
2. Tengo derecho a dejar el salón de clase si así lo necesito, y sin dar explicaciones, para darle salida a mis sentimientos de dolor (llorar, gritar, etc.).
3. Tengo derecho a un adulto cuidador que esté capacitado en consejería/atención de niños en duelo, tanto de duelo normal como de duelo complicado.
4. Tengo derecho a escoger a un adulto de mi confianza para que me acompañe y escuche.
5. Tengo derecho a escoger un lugar de la escuela donde pueda ir y me sienta seguro para expresar mis sentimientos.
6. Tengo derecho a llamar casa cuantas veces sean necesario y en cualquier momento.
7. Tengo derecho a solicitar, si así lo deseo, una revisión médica o de enfermería.
8. Tengo derecho a que se me asigne un tutor de clase durante el tiempo que así lo necesite.
9. Tengo derecho a recibir clases particulares extras si es necesario.
10. Tengo derecho a recibir informes/notas de mi progreso/evolución del profesor/a con más frecuencia durante el tiempo de mi duelo.
11. Tengo derecho a adaptar las tareas para casa según mis necesidades particulares en un momento determinado.
12.  Tengo derecho a celebrar conmemoraciones en mi escuela por la muerte de mi ser querido.
13.  Tengo derecho a que se me faciliten todos los medios necesarios para estimular la expresión de mis sentimientos generados durante el duelo.
14. Tengo derecho a que se reconozca la particularidad y especialidad de mi situación de duelo, y a que sea considerada como un período especial de crisis en mi vida, y que sea asistida como tal, así no sea el deudo principal.

Duelo, muerte y desaparición

Duelo, muerte y desaparición

El Psicoanálisis se ha planteado desde sus inicios la cuestión de la muerte como un problema vivencial y de conocimiento. Considerando que resulta esencial para comprender la vida humana. Pensar en términos psicológicos la cuestión de la muerte, su inevitabilidad, ha sido sin lugar a dudas una de las fuentes de interrogantes esenciales del ser humano. Nos ha permitido especialmente trabajar sin reducir la problemática a una cuestión filosófica. Además de constituir un posible paradigma del límite en tanto inevitable, es también, una de las formas posibles de pensar una articulación que nos interesa particularmente. Comprendemos el Mito Originario de la Muerte del Padre como estructurante a la vez del sujeto y de la cultura; muerte simbólica, cuya inscripción como culpabilidad inconsciente es el fondo sobre el que la Ley opera. Este padre muerto se vuelve más poderoso, que en vida, por efecto de la obediencia retroactiva. Por la culpa y la deuda (el don). Esto además porque era un padre también amado.

Relacionaríamos el pensamiento freudiano como universalista y el relativismo cultural, en las significaciones de la muerte para los diferentes pueblos y culturas. Consideraríamos además lo singular, no solamente en que cada uno es mortal sino que también cada uno tiene su propia forma de morir. Participamos, de manera más o menos inconsciente, en el camino que nos conduce a nuestra propia muerte.

La tendencia a sufrir accidentes, muchas veces relacionados con diversos tipos de actos fallidos, seria una forma bastante expresiva, aunque sencilla, de decir lo mismo.

Articular duelo, muerte y desaparición es algo problemático. Podemos tomar diversos ejes ordenadores, pero trataremos de articular algunas relaciones con el proceso o los momentos lógicos fundantes de la constitución subjetiva.

La idea de límite al pensamiento mágico o místico (omnipotente), nos sostiene en el aserto psicoanalítico: nunca nada es para siempre. Esto quiere decir que trabajamos en el campo en donde lo más significativo no es ciertamente la estabilidad y la certidumbre. Cualquiera de las adquisiciones que hacemos en nuestro desarrollo pueden trastocarse, perderse, variar, etcétera.

Los castigos míticos de exilio, locura y muerte; la potencialidad humana a la locura como potencialidad del ser, la locura de amor, de odio, de ignorancia, de dolor y soledad, son los ámbitos que nutren nuestra vida como preparación para la muerte. Cada uno debería poder elegir su muerte. Elegir es psicoanalíticamente hablando, lo inconsciente que conduce, creando una cierta aceptación para la muerte se transforma en algo “natural”; la vida que deja lugar a la nueva vida. Pero lo traumático acecha, con la muerte de los hijos, las desapariciones, las catástrofes sociales que exacerban, a diferencia de las catástrofes naturales, el narcisismo de las pequeñas diferencias. Lo pequeño ocupa la dimensión de lo trágico y los fundamentalismos religiosos, étnicos e ideológicos cobran sus víctimas sometiéndolas al poder, la fuerza y el terror.

Retomando la cuestión de la muerte, si bien no existe la representación inconsciente de la propia muerte, esto no quiere decir que no existan deseos y fantasías de muerte. ¿Quién no quisiera, por ejemplo, un lugar ideal, paradisiaco, con una tranquilidad absoluta como la del nirvana?. Esta idea del “descansa en paz” (R.I.P.), es incluso útil para los supérstites. Lo que se nos aparece como conflictivo, paradójicamente, es la vida. Es la fuente de disturbios y conflictos.

El lugar de la muerte es el que soporta la estructuración del sujeto en el orden simbólico. Freud decía que la carta era la palabra del ausente. Cuando nombramos una cosa, la palabra es ya la muerte de la cosa. Al nombrar la cosa, valga la redundancia, la cosa es otra cosa. Es algo con un nombre. Nunca hay una relación unívoca entre la cosa y lo representado, entre la cosa y la palabra. Lo que no podemos nombrar en las cosas es lo que llamamos traumático. Es el silencio, el secreto, el “saber no sabido” que se reconoce como propio solamente por la interpretación o la construcción. Por eso trabajamos con palabras. Lo que no se puede nombrar es el trauma. Siempre estamos a una cierta distancia de las cosas, hay siempre un cierto sentimiento de exilio. El momento en que nombramos, nominamos, no es nunca el momento en que percibimos. Nuestras palabras llegan siempre, con posterioridad, a nuestras sensaciones. El principio del Estadio del Espejo, en relación con el narcisismo en su especularidad, consiste justamente en que nuestra percepción es antropomórfica, pero a diferencia con la Psicología, para nosotros, no existe una forma afuera, preexistente, es siempre nuestra propia forma la que se busca afuera. La percepción trabaja también bajo el retorno de lo reprimido. Nos involucramos en nuestras percepciones, transferimos. Por esto consideramos fundamental señalar el lugar de la verdad, que no es la supuesta “percepción objetiva”, sino un atravesamiento de la subjetividad y una construcción / ficción teórica que produce realidades que implican siempre una interpretación. No nos referimos a la hermenéutica, en donde se sacaría algo supuestamente profundo de algún lugar. Se trata de una antihermenéutica en donde interpretación es producción de sentido, de un sentido que es nuevo y solamente verdadero para alguien en un determinado momento.

Es siempre nuestra propia forma lo que buscamos afuera. Por esto es imprescindible introducir aquí la cuestión del narcisismo (amarse a uno mismo, a la propia imagen) y diferenciarla del lugar de la verdad como a producir. Si hablamos de lugares y agentes nos colocamos en una concepción esencialmente diferente a la de la comunicación. Lugares y agentes que los ocupan configuran modalidades discursivas. Además del lugar de la verdad está el lugar del otro, la relación al otro. Es a través de las identificaciones narcisísticas como se constituye el sujeto en la alienación y comienza la separación. El Yo como siendo otro. Con otro cuya imagen me constituye. El deseo es “el deseo del otro” (Otro-otro-otros), omnipotente primigenio, todopoderoso. La cuestión de la imagen es esencial puesto que no es un reflejo. Por ejemplo: madres con relaciones muy violentas y hostiles con sus hijos generan en los niños lazos muy intensos amorosos. Cuanto más violenta sea la madre, más fuerte el lazo amoroso con ella y por consiguiente mayor dificultad para la posibilidad de desvincularse de ese lazo. Lo mismo ocurre en el ámbito de las parejas. Este tipo de relaciones suele romperse de manera violenta, sumamente impulsiva. La fantasía de quién se separa es que dando un portazo los problemas quedan detrás de la puerta. No es así. Los problemas los llevan también con ellos. Insistiendo, imagen no es reflejo.

Es de interés considerar como proceso de construcción la constitución de la subjetividad humana. Si se dan ciertas condiciones puede instaurarse una regulación de la vida pulsional que nos brinde la posibilidad de desear y fantasear. Esto implica inevitablemente el atravesamiento de los tabúes (prohibiciones) básicos universales: canibalísticos, parricidas e incestuosos.

Si hay un otro adulto deseante que se constituye en primer lugar como función materna será posible la construcción de un narcisismo o amor a sí mismo. Esto es imprescindible para la constitución de ese “nuevo acto psíquico”, del cual surge un Yo humano definido como lugar de conocimiento y de desconocimiento. Ese nuevo acto psíquico es el Estadio del Espejo.

Este otro materno, como dice Wilfred Bion, debe tener capacidad de “rèverie”, que consiste en volver asimilables algunas de las experiencias displacenteras del infante. Esto quiere decir que estas experiencias, al retornar de una madre “un poco buena” como la llama Winnicot, posibilitará las inscripciones-representaciones psíquicas. Es importante este concepto porque no transforma a la madre en una figura idealizada, sino que considera que además del amor también el odio tiene existencia. Ex – iste.

En la cotidianeidad podemos observar cuando las madres, especialmente si se trata de niños muy pequeños, no pueden arrullar, calmar al niño.

Esto es frecuente en el trabajo con la violencia familiar. Es notable la dificultad de “calmar”, “tranquilizar” a los niños de parte de los miembros de una familia violenta. La diferencia esencial pasa por la compulsión de repetición, ya no solo la ex- xistencia sino también la in-sistencia: el ciclo de la Violencia.

La Psicopatología de la Vida Cotidiana, como la violencia familiar, nos revela, como nos lo enseña Freud, de una manera muy clara lo que ocurre también en la psicología de todos los seres humanos. Todos podemos pasar por momentos de descontrol sin considerarlo un problema de violencia familiar. En la violencia el otro es un semejante, fundamentalmente especularizado, con imagen sin sostén en los ideales. Las cosas son como dice el Otro, omnisciente, todopoderoso. No hay posibilidad de bascular del otro al otro y poder preguntarse qué quiere, que es aquello por lo que somos reclamados por nuestro ser. El núcleo verdadero de nuestro ser: lo Inconsciente. El deseo. Se desea alienadamente el deseo del otro, sin poder registrar para quién se es. Para qué y quién hacemos lo que hacemos. Por esto la atención a las demandas de amor de las víctimas, con la actitud de dama de caridad o de inmiscuirse morbosamente en la intimidad de las personas, sin que quede planteada la pregunta ¿Quién me quiere?, ¿Para qué me quiere?, es una burla alienante que reduplica la dependencia y conducirá a repeticiones compulsivas del : “él dice” “él quiere”, “él no quiere”, etc. Poder preguntarse sobre lo que la persona quiere para sí misma y los demás es el camino que debemos transitar. Del mismo modo el asitencialismo demagógico es una falta de respeto a la Víctimas, puesto que la cantidad excluye inexorablemente la calidad, estableciéndose un programa pedagógico de sustitución de dependencias que resulta perverso, con resultados a corto plazo y sin investigaciones que las avalen. Si a esto agregamos la enorme dificultad del trabajo interdisciplinario se establecen hegemonías judicializantes, priquiatrizantes, socializantes o psicologizantes. Todo esto lleva a la necesidad imprescindible de replantear el montaje de los Dispositivos Institucionales para atender problemáticas, no de Víctimas de delitos, sino de diferentes formas de padecer o sobrevivir a la violencia. La pérdida de la singularidad del caso, según el método freudiano es una forma de masificación, de imaginarización que obstaculiza los cambios que la persona esté preparada, requiera y considere necesarios. En este sentido el tratamiento de los problemas de violencia se impregnan de violencia, aún actuada o de “buena fe” o de buena voluntad”, como militancia de fundamentalismos religiosos, al mismo tiempo que autoritarios. Por otro lado la curiosidad morbosa de personas no preparadas para este tipo e trabajo, valoran el sufrimiento por el centimetraje cúbico de lágrimas sin poder evaluar los verdaderos riesgos. Estos siempre aparecen en relación con el trauma, es decir al silencio. Aquí se juega esencialmente una concepción de lazos sociales, los modos de establecimiento. Las concepciones judicativas se hacen desde una chismografía caritativa, con ánimo de hacer el bien.

Retomando la problemática de las experiencias del niño, hay siempre experiencias que no se inscriben, que no se registran. Esto es lo que le vuelve al niño cuando no puede ser calmado.

A esto lo llamamos la “cosa en sí”, lo que siempre queda como “resto”, como “inasimilable”, lo “no representable”. El silencio del trauma.

Nos humanizamos entonces como seres escindidos, divididos, es decir nuestra conducta estará siempre sobredeterminada, al mismo tiempo que producto de loo aleatorio y de azar. Los productos psíquicos serán una formación de compromiso entre instancias o sistemas psíquicos.

El amor parental, modo de encarnación del Mito de Narciso, es una de las facetas en las que los juegos imaginarios del amor pueden llevarnos al ocultamiento de la dimensión de muerte del narcisismo. Ninguna obra clásica literaria sobre el amor ha perdurado si no termina en la muerte. Las otras son de Hollywood. El Psicologismo Norteamericano, tan frecuente en las películas en que se resuelven las situaciones con algún tipo de interpretación, estereotipada, da un giro a la situación planteada, a partir de lo cual se configuran los modos de conclusión de las historias.

Pensamos entonces que es posible un amor a muerte por la fascinación que puede producir la imagen en su omnipotencia que puede ser feroz. Veremos esto en relación con el autoritarismo.

Nos constituimos como Yo a partir de la imagen que nos devuelven los otros. Este alias o alienación a la que llamamos Yo tiene sin embargo un soporte simbólico. Es el pasaje a través de esta primera alienación en la constitución del yo humano, que puede surgir la posibilidad de ruptura de este lazo narcisista con la madre. Este Yo que a su vez es otro posibilita esa doble vertiente de desconocimiento/no saber y la posibilidad también de un Yo de conocimiento/saber.

En las relaciones de violencia, consideramos entonces, el lugar de la muerte, la relación al otro y agregamos la adhesión que el poder solicita y obtiene. Esta adhesión tiene su fuente en la misma estructuración del sujeto, del deseo humano. Corresponderá a una identificación al superyó como ideal, feroz, obsceno, omnipotente. Este es uno de los aparentes beneficios de la adhesión, del consenso. Pero es al mismo tiempo lo que posibilidades de puesta en cuestión del discurso, con citas, enigmas, posibilidad de plantearse interrogantes: Sin estas condiciones no hay tratamiento victimológico que no sea una psicología espuria adaptativa, ejercida esencialmente con gente sin entrenamiento psicoterapeutico. Es comprensible que haya gente que se interese por la Psicología, pero esto no es Interdisciplina. No es abocarse a un problema concreto y plantear la diversidad de alternativas que surjan de cada caso, que es “Uno”, único e irrepetible.

Esto que llamamos otro o alias es el constituirnos sobre la base de la imagen que recibimos de nosotros por parte de los otros. Como somos “vistos”. La cuestión simbólica aquí es para ser vistos por quienes hacemos lo que hacemos. esto es ,sin duda una vuelta de tuerca. El poder toma su soporte, su eficacia de la aceptación de que es objeto. No se trata de un problema cognitivo, sino constructivo, de actos inconscientes, de los fundamentos de los cuales depende su eficacia.

Este otro, la madre toma o no en cuenta al padre. Si el padre es alguien significativo para la madre, el niño vivirá la experiencia de no ser todo para esa mamá. Si la madre desea al padre este puede constituirse en función y darle su nombre al niño. El niño llevará, entonces, el Nombre del Padre. Vemos que lo que se juega en la función materna, en este primer momento. Función materna es una concepción que se toma en cuenta si consideramos los aportes de la Escuela inglesa de Psicoanálisis. En una línea freudiana hablaríamos de lo pre-edípico, pero esencialmente del complejo paterno. Con Lacan, mas allá del Edipo, hablaríamos del deseo de la mujer y del Nombre del Padre. Esto otorga una significación, un significado al niño. Hay una producción de sentido, se trata por lo tanto de una metáfora. Estamos ya en el nivel de la identificación simbólica, al ideal parental. Al producirse la sustitución del deseo de la madre por el Nombre del padre se funda la posibilidad sustitutiva que posibilita el desplazamiento de las cadenas asociativas, produce como posibilidad el lenguaje.

Esta metáfora es fundante, fundadora en tanto posibilita la desligazón posible del niño con su madre. Hemos visto que es mucho más dificultosa de llevar a cabo en las relaciones violentas.

Habiéndose constituido el primer momento de narcisisación-alienación será posible que sobre él se produzca un corte en el camino hacia la individuación, es decir, lo que el Psicoanálisis tradicionalmente conceptualiza como castración, que desde una reformulación lógica podríamos definir en términos de límite, de “no todo”. Un límite a la omnipotencia de lo de vida y muerte del narcisismo. A la desmesura del todo o nada. Esta es la posibilidad de límite al poder y especialmente al poder absoluto. Para esto es necesario que el niño sea “no todo” para la madre y le dé lugar al padre. Luego el padre será “no todo” para el niño y dará lugar a la cultura. ¡Irás a la escuela porque los niños de tu edad van a la escuela!. El Otro padre dirá: ¡Vas a la Escuela porque Yo lo digo!

Para la subjetivación de este límite hay una condición previa, que está relacionada con los ideales parentales. En esto quisiera ser muy preciso puesto que aquí Freud se refiere a lo “parental” y no solamente al padre o a la madre. Este ideal del que el infans se apropia, constituye el modelo o soporte sobre la base de la cual se constituirán las series de las llamadas identificaciones secundarias.

Si le llamamos a la captura por la imagen identificación primaria narcisista, la apropiación de un ideal se constituirá en la identificación primaria simbólica. Dará significación y posibilitará la filiación del niño como parte de una familia. Esta identificación es simbólica en tanto da una filiación, un lugar en una familia humana. Sostiene, además, la imagen y permite su modulación en las oscilaciones pasionales narcisísticas. Aquí primero no quiere decir secuencia cronológica sino importancia como momento fundante, momento de resignificaciones, siempre “a-posteriori” en la constitución del psiquismo del niño. Se trata de lógicas cronológicas y de otros modos lógicos de pensamiento.

Recapitulando podríamos decir que para que se establezca un corte o límite tiene que haberse consolidado suficientemente, una previa relación narcisista. De este modo este segundo momento al que llamamos separación puede ser vivido como una pérdida, como un duelo y no como una catástrofe. La catástrofe psíquica que se produce en las víctimas de violación, por ejemplo. Allí se juega la sexualidad y también el deseo, el poder y la muerte. Por esto la tortura va tan estrechamente relacionada a la muerte y la desaparición.

Para que haya un corte tiene que haber algo que presente la suficiente consistencia, un rechazo o resistencia a ser cortado. Tiene que haber un narcisismo constituido. Solo duele, es decir hay duelo, cuando perdemos algo que es valorado, valioso para cada uno de nosotros. Aquí también como en el caso de la muerte, el duelo es un concepto generalizable que forma parte del pensamiento universalista freudiano así como del máximo relativismo cultural o singularidad en la que cada uno de nosotros vive algo como pérdida según el valor personal que le otorguemos a lo perdido. Como vemos lo universal se articula con el relativismo cultural y da relevancia a la singularidad de la experiencia.

Podemos considerar entonces el duelo como un modo de nombrar la pérdida, que siempre tendrá que ver con el miedo a la pérdida del amor, de anhelos, de deseos; la pérdida de lo que llamamos en general “objetos”. Objetos en el lugar de la causa de la constitución de un psiquismo humano sexuado. El Trabajo de duelo consiste en desanudar “una a una ” las expectativas que había, que se tenía con respecto al objeto. La otra parte del trabajo es la intensificación de los recuerdos. Esto hace imposible la elaboración del duelo en la desaparición, puesto que las expectativas quedan abiertas. Esto ocurre también en los desaparecidos a causa de desastres “naturales”. La diferencia radica en que a partir de los fenómenos naturales se desencadenan acciones de solidaridad, que posibilita, a modo de rèverie, el trabajo del duelo. Las catástrofes terroríficas socio-polícas obstaculizan las dos vertientes de elaboración. Del lado de las expectativas acrecienta las expectativas en el derivar de un a búsqueda y anula la posibilidad de la intensificación de los recuerdos por la descalificación de la valoración social que aceptan la desaparición. Esta aceptación, o “por algo será” nos impide valorar lo realmente ocurrido. Por otra parte la desaparición produce un trauma, que en sentido estricto se corresponde a una ruptura de las cadenas o conexiones asociativas, se expresa, se pone en acto por lo tanto, en el silencio. Por esto es que los actos rituales “en memoria” de los desaparecidos cumplen un papel fundamental en la respuesta social a esta pérdida. El caminar en círculos, en demarcar tiempos y espacios. Esta es una diferencia esencial con el trabajo del duelo.

El tercer tiempo sería entonces el del paso de la separación a la diferencia de los sexos. En este momento se hace posible el cuidar del otro. Se han atravesado los “modos previos de la elección de objeto”, en donde predomina el odio del amor a muerte del apoderamiento y otras formas destructivas del amor. Los celos y las reacciones violentas frente al establecimiento de la pareja, la paternidad y maternidad y el trabajo. Desencadenantes que en nuestro medio debemos agregar el alcoholismo como problema de salud y social completamente descuidado puesto que no rinde el beneficio económico de dedicarse al problema de las drogas, en las que se hacen significativas inversiones. Negocio este como el de las armas imprescindiblemente protegido por las más altas esferas de poder para que sea posible su multiplicación.

Veremos que siguiendo el esquema que planteamos podemos considerar que las situaciones violentas se ponen en juego cuando se dan separaciones (de las familias de origen), convivencia que pone en juego la identidad sexual de cada uno y embarazo que pone en juego la cuestión de la paternidad y la maternidad. El trabajo, como el desempleo o sub-empleo cuestiona muy fuertemente el narcisismo y los roles establecidos socialmente para el hombre y la mujer. Recordemos que la etimología de la palabra Crisis deriva de términos latinos que se refieren a separación y diferencia.

Constituido entonces el narcisismo se genera la posibilidad de valoraciones de lo bueno, lo valioso, lo malo y lo feo. Ética y estética articuladas en los orígenes.

Es, entonces, la pérdida de algo valioso, que puede registrarse como perdido y no como catástrofe, a partir de la constitución del objeto del narcisismo, como otro, ya no-solo semejante sino también diferente. Otro al que llamamos prójimo.

La pérdida del objeto de la experiencia de satisfacción que pone en movimiento al deseo, alucinación, sueño y fantasía. Se fundará de este modo la posibilidad de “encuentros” con el objeto. Todo encuentro será para Freud un reencuentro con el objeto perdido. Pérdida del objeto de la pulsión, pérdida del objeto del deseo y en tercer lugar, aunque siempre a posteriori, la pérdida del amor materno que resignificará las pérdidas fundando un espacio diferenciado, al que llamaremos con Lacan éxtimo. Esto es un interior-exterior, es decir el Es, el Eso, el Ello o como lo llamaba Freud “el núcleo verdadero de nuestro ser”.

Se ha abundado excesivamente, en la importancia de la pérdida. Se ha reflexionado menos acerca de lo qué se ha perdido. Esto ha producido una tendencia melancolizante en el Psicoanálisis contemporáneo. En términos de Octave Mannoni se ha resaltado solamente la especularidad de ese Yo que se funda en el Estadio del Espejo, reduciendo el imaginario a lo especular. El juego de las pasiones humanas, el amor, el odio, la ignorancia, tienen consistencia. Estos producen efectos y son como todo producto psíquico formaciones de compromiso entre instancias o sistemas. La ignorancia, que todos compartimos, nos remite a un “no querer saber nada”, que no por ello resulta menos significativo.

El término pasiones es muy interesante, lo suficiente como para preguntarnos que se juegan en ellas y como gobiernan nuestras vidas. Pienso que él término pasión no puede reducirse a ser definido solamente como un afecto.

Recordemos que a partir de la experiencia de satisfacción, a partir de sus huellas, de sus marcas, en sus inscripciones, transitará un movimiento al que llamamos deseo. El deseo va a actuar por una sumatoria de estímulos. Huella es en Freud representación también y por lo tanto puede ser reprimida. Los afectos no se reprimen. Están relacionados con la experiencia de dolor. Esto tiene que ver en su posibilidad de expresión en el elogio de la locura, que hacemos como posibilidad humana de enloquecer de dolor, de amor, de soledad. Esto quiere decir que nuestro psiquismo tiende inevitablemente a deshacerse de los afectos. En relación al amor surge entonces una articulación con la atracción, con el deseo, con lo buscado en tanto que perdido. El afecto no puede reprimirse, derivará de diversas maneras siendo una fuente inevitable de producción de equívocos. Si hay leyes a las que llamamos proceso primario, estas regirán para las representaciones inconscientes, no así para los afectos. Por esto se pone tanto énfasis en el trabajo con la palabra, la importancia de la literalidad y de su valor fónico en el tratamiento. Esto se ha traducido también en un escepticismo desvalorizativo de lo afectivo, olvidando que la representación palabra del sistema preconsciente-consciente brinda la posibilidad de la ligadura de las palabras a los afectos que les corresponden.

Pero hay situaciones en las que no se habla, cosas, hechos, que se prefieren ignorar. Ideas, posiciones que se defienden apasionadamente o se rechazan profundamente. Uno de estos temas, de vigencia actual en nuestro país, es el de la tortura y desaparición sistemática de personas.

Hemos perdido casi una generación de nuestros ciudadanos más valiosos por la tortura y el exterminio sistemático llevado a cabo por el terrorismo de estado.

¿Cómo relacionamos lo que aparentemente serían dos cuestiones de ámbitos muy diferentes?.

Comparto con Robert Castel que una de las deudas más importantes del Psicoanálisis es el estudio de las relaciones entre la constitución de la subjetividad y el poder. Esto se expresa en la práctica en la ineficiencia gubernamental de caminar en la proposición tanto de políticas como de Dispositivos Institucionales diferenciados para los problemas, que no se agoten en una caracterización jurídica. Esto afecta la eficacia y la eficiencia en la aplicación de los escasos recursos disponibles.

Retomando el contexto y objetivo general de la exposición decimos que se ha vivido en una situación de terror, puesto que esto va mas allá del miedo. El terror o pánico es a lo que no podemos ponerle nombre. Lo que denominábamos trauma o traumático. Es un miedo sin nombre, primordial. Es la situación en las que trabajamos con frecuencia en los sobrevivientes de la violencia.

Pero en este caso, el terror impuesto frente a la posibilidad de ser “desaparecido”, de la desaparición, de estar más allá de la vida y la muerte involucra lo social de un modo diferente. Se trata de una catástrofe social. Existen puntos de relación entre ambas problemáticas, puesto que cada una puede arrojar algo de luz sobre la otra. Ambas deben ser pensadas desde Dispositivos y marcos Institucionales diferenciados. Estos marcos no han sido definidos y mucho menos puesto en acción. Las tácticas y estrategias relacionadas con lo asistencial no son las mismas, aunque tengan, también, puntos en común con otras modalidades de sobrevivencia.

Es comprensible que, la dictadura de terror, en nuestro país esto haya producido efectos notables. Aún persistentes.

Mencionamos al pasar, la destrucción sistemática de la Universidad Argentina que se inició en 1966 y que continua hasta nuestros días.

Algunos efectos han consistido en la proliferación de grupos con posiciones teoricistas que comparten códigos herméticos. Al no plantearse el problema de las contrastaciones empíricas, es decir, no partir de los problemas sino de imposiciones teóricas, resultan inevitablemente dogmáticos. Esto quiere decir que se imponen como verdades absolutas e indiscutibles. Debemos también considerar la exclusión de los ámbitos institucionales en los que se desempeñaban a quienes en esos años llamábamos Trabajadores de la Salud Mental. Era sin lugar a dudas una época de aperturas al trabajo interdisciplinario, que se correspondía a importantes movimientos intelectuales y sociales en otros países.

En relación con el tema que nos ocupa se planteó un interrogante y se llevó a cabo una puesta en cuestión de los efectos del poder, desde distintas perspectivas con relación a la subjetividad, tal vez en el aspecto menos estudiado, el de la adhesión.

En este breve esquema de desarrollo que tratamos de sistematizar, debemos considerar que existe una situación de desamparo inicial en donde el otro se constituye como alguien de quien depende la vida o la muerte del cachorro humano, me refiero al otro (Otro), es decir a una socialidad que es primordial, esencial en la constitución del psiquismo humano. Esta dependencia tan particular constituye para Freud la condición del surgimiento, de la fuente de los motivos morales.

Ese otro puede ser un otro omnipotente, constituyendo una extimidad que al no poder limitarse, reprimirse, censurarse, no puede poner límites. Aquí es, paradójicamente, donde surge la exigencia de que alguien ponga orden. Donde se expresa la necesidad de una mano dura.

Si hablábamos de un narcisismo de vida y un narcisismo de muerte esto tiene articulaciones con deseos de vida y de muerte del otro.

La desaparición de personas, sea como hecho aislado o sistemático como en nuestro país, tiene que ver con un deseo de muerte omnipotente que se expresa en “matar la muerte”. Esta es, a nuestro entender, una acertada hipótesis de trabajo propuesta en el texto con ese título por la Dra. Gilou García Reynoso. Se expresaría así la omnipotencia de un poder, sobre la vida y la muerte. Este poder que mata y que pretende además estar más allá de la muerte. Nos encontraríamos aquí con un saber y un no saber, que coexisten. La gente sabía y no sabía lo que estaba ocurriendo. A esto Freud lo llamó escisión del Yo, tema que trabajó en sus textos sobre el Fetichismo y en la 31º Conferencia sobre la descomposición de la personalidad psíquica así como en El Yo y el Ello. Existe una fetichización del poder, un valor absoluto en sí del mismo.

En estos textos queda claramente expuesto que la idea del Ich freudiano no es la traducción inglesa de la psicología adaptativa del yo (Ego), que tiene gran peso en Estados Unidos e Inglaterra.

Preguntarnos ¿Qué decimos? cuando decimos Yo no resulta para nada obvio. Esto constituye una delimitación esencial en la diferenciación de los diversos modos de las lecturas de Freud y por lo tanto de los desarrollos posfreudianos. Modos esencialmente diferentes de pensar y trabajar en la clínica.

Hemos hablado de la constitución del yo a partir de una imagen especular de otro adulto sexuado deseante, que resultará inevitablemente enigmática para el infante. Que se constituye como alienado en la imagen y el deseo del otro.

Hemos visto que era necesario poner en cuestión la concepción del tiempo como cronológico rescatando el “a-posteriori”. Es conveniente complejizar e interrogarse sobre los diversos modos lógicos, no solamente del tiempo sino también del espacio. Por eso hablábamos de extimidad, un exterior que es a la vez un interior, el Ello freudiano. Cuando nos referimos a la socialidad como primordial pensábamos que el considerar la cuestión del otro en la constitución de la subjetividad nos llevaría no solamente a plantearnos acerca de quien ejerce el abuso de poder, sino también los diversos modos de respuesta sociales. Le llamábamos los modos de adhesión. Esta cuestión hace que este problema nos concierna a todos. Los lazos con el poder del terror pueden establecerse desde el silencio, parálisis por terror hasta el consenso más abierto. No se trata del absurdo de que todos somos culpables, puesto que la responsabilidad es proporcional al poder y esto incluye la fuerza bruta de las armas. Debemos considerar que es extremadamente difícil de reconocer, en uno mismo, estas situaciones en las que tenemos vergüenza, aún horror. Decíamos que la percepción es narcisista y antropomórfica. ¿Las alternativas son terror o adhesión ciega?. Pero por otra parte surge el término, valioso: alternativas.

No podemos ser tan ingenuos en pensar que solamente fueron víctimas los afectados de manera directa. Es importante también preguntarnos por el conjunto de la población. Pienso que aún no está claro el precio que todos hemos tenido que pagar por el terrorismo de estado.

La tesis que trabaja García Reynoso se refiere a que el procedimiento de la desaparición de personas es una amenaza de “des-estructuración” subjetiva. El que “adhiere” al poder, quién de alguna manera acepta el procedimiento de la desaparición, es víctima él también del poder absoluto. Es alcanzado en el núcleo mismo de su constitución, forjándose de esta manera la ilusión de un yo autónomo: Yo todo lo puedo. El precio que pagamos es el empobrecimiento en nuestro ser y en nuestra creatividad.

En relación con este poder abusivo no solamente hay terror y miedo. Hay exilios internos y externos y también se producen muchos fenómenos sobre los cuales nos hemos interrogado muy poco. Una pregunta delicada es si puede haber una dictadura de esa modalidad sin consenso social. Pienso que esto no es posible y que se abre aquí uno de los aspectos a investigar más interesantes e ignorados de este proceso.

A los profesionales que trabajamos con la violencia familiar nos resulta “familiar”, “siniestro”, reconocer el poder de fascinación identificatoria que ejercen las personas autoritarias, brutales, crueles, violentas.

Este otro que no tiene límites tampoco puede poner límites. La persona puede pensar entonces soy como él, soy todopoderoso, para mí tampoco hay límites. Esta es una hipótesis posible siguiendo la línea de la identificación con el agresor abierta por Ferenczi.

La “plata dulce” conduce a una línea interesante de interrogantes acerca de una contabilidad psíquica, de un mercantilismo en donde los objetos de consumo sustituyen hedonísticamente los enigmas que nos plantean los objetos en su relación con el deseo humano. ¡¡Deme dos!!. Consumo como un modo de no saber, con pasión, acerca de nuestros deseos. Aquí la demanda toma el lugar del deseo. Demanda que es siempre de amor. Esto funda la creencia de cada uno en el absolutismo del poder. Es en esta creencia que este tipo de poder se sostiene. Siempre además demandando amor. Aquí radica la eficacia mayor del poder. Poder imaginario, sostenido como poder real y absoluto por el consenso explícito o implícito que se le otorgue. Esto abriría alguna líneas de cuestionamiento interesantes en nuestra relación con este tipo de poder. La creencia en él lo crea también.

“Matar la muerte”, hacer desaparecer la existencia humana. Esta es una tentativa siniestra de suprimir los límites, que son condición de la propia vida. Es a partir del reconocimiento mutuo que se instituye la culpabilidad inconsciente y la deuda (simbólica, imposible de saldar).

Los derechos del hombre, como imperativos de una ética, no pueden ser una moral de ocultamiento. Implican el derecho a la vida y su correlato el derecho a la muerte en tanto propia, intrínseca a la vida misma.

Freud, en Temas de Actualidad de Guerra y Muerte nos dice: “si tu quieres soportar la vida prepárate para la muerte”. E. Erikson nos describe los diversos modos de relación con nuestra propia muerte en los distintos momentos por el que transcurre nuestra vida. La aceptación de la muerte es necesaria para que haya vida. Cada ves que nace un hijo muere un hijo y nace un padre (Pierre Legendre). Aquí uno de los desencadenantes de violencia mencionados. Esto es estar del lado de la vida.

Estamos comentando brevemente lo que podríamos denominar una línea de trabajo centrada en cuestiones de tiempo y espacio que actualmente denominamos lazo social que toman diferentes modalidades discursivas. Esto es fundamental, como comentábamos anteriormente en tanto permite la circulación de agentes y lugares en los juegos de las disparidades intersubjetivas. Lugares de madres, de padres e hijos, que se van correspondiendo con distintas “personas” en distintos momentos. Ruptura esencial con la concepción biologista de la sexuación y la filiación. En la ingenuidad comercial de D.S.M.IV, de un conductismo farmacológico. Lo que se centra en la “tipicidad”, no en la singularidad.

No podemos pensar estos problemas en términos simplistas y confundir personas con lugares y funciones, ni en un dualismo ingenuo bueno/malo. Es en este sentido el concepto de discurso en los que se interrelacionan lugares y agentes sin confundir uno con el otro.

El trabajo de duelo implica la pérdida de algo valorado sin que esto excluya la ambivalencia. Este trabajo supone una presencia que Freud destacó en sus dimensiones experiencial y mítica del hombre frente al muerto y a la muerte. Vicisitud singular, la muerte resulta paradigma de todo límite posible. Es lo único a lo que sin dudas todos nos vamos a enfrentar.

Todas las culturas que conocemos han elaborado rituales que se expresan en prácticas socialmente reguladas de los mitos predominantes en esa Culturas. Esos rituales con sus correlatos míticos son esenciales para el trabajo de la elaboración del duelo. Esta elaboración consistiría en poder deshacer cada uno de los lazos libidinales que nos unían a “nuestros muertos”, como una complicada red o madeja a partir de la cual la libido puede ligarse posteriormente a otros objetos. La desaparición implica la incertidumbre entre la vida y la muerte. Esto es utilizado con frecuencia ficcionalmente en las obras de terror. Es un obstáculo irreparable en la elaboración del duelo. Debe recurrir a otros mecanismos. Las circunstancias históricas e ideológicas, que limitan la solidaridad tuvieron el efecto de potenciar el agrupamiento, de una manera defensiva y elaborativa. El riesgo es el encerramiento. Como Dispositivo Institucional ha sido importante el apoyo del grupo de pares, la denuncia de la verdad, la organización, la lucha ideológica y aún política. Esto ha sido lo única que se ha revelado eficaz en este problema, como modalidad particular elaborativa del duelo.

Por este motivo el trabajo de duelo con relación a los desaparecidos debe transcurrir con un modo de elaboración como el que iniciaron las Madres de Plaza de Mayo. Presencia, cortes en el tiempo, los jueves. . Frente a la incertidumbre y el dolor, el caminar en círculos con un pañuelo blanco en la cabeza fue generando un espacio simbólico. Implicó cortes y significaciones sociales profundos. Se trataba del deseo, no pura demanda. Las llamaban “las locas”, eran las únicas que podían mostrar algo que tenia que ver con la verdad. La verdad de la tortura, el terror y la desaparición. No es la única verdad, pero es lo esencial de la verdad. Es la posibilidad de no olvidar, de recuperar la historia, asumiendo el dolor, el horror y la responsabilidad. Este es el único modo posible de enfrentarse a un duelo caracterizado por la pérdida de la realidad de la muerte. Un duelo frente a la locura que se produjo intencionalmente con el método de la desaparición sistemática de personas y con el robo de niños que rompe la filiación de nuestra civilización occidental. Un ataque a la esencia de la Ley de la paternidad y la maternidad. Los Derechos “son humanos” o no los son Entonces, primero, hay un trabajo de simbolización. La violencia siempre se origina, se causa y determina desde el poder y la fuerza.

Madres. . abuelas. . hijos. , la Historia no ha muerto, la historia continua. .

Dedicado al sacerdote y entrañable amigo Jose Nasser (r.i.p.), que pese a las armas y al mitrado cordobés participó en la defensa de los derechos humanos. perdió la catedra universitaria, su docencia en el seminario y su parroquia por sus creencias.

Trabajo realizado por:
Ruben Musicante
musicantecba[arroba]arnet.com.ar

Cómo Protegerse Contra el SIDA

Cómo Protegerse Contra el SIDA
Acerca VIH y el SIDA

El SIDA es una enfermedad que puede ser mortal. Es causada por un virus conocido como VIH (virus de imunodeficiencia humana).

Las maneras más comunes de contraer el SIDA son:

    * teniendo relaciones sexuales con una persona que tiene VIH o SIDA
    * compartiendo agujas hipodérmicas con alguien que tiene VIH o SIDA

Usted también puede adquirir el VIH a través de una transfusión de sangre, si está infectada con VIH. Sin embargo, esto es poco común. Existen reglas muy estrictas sobre quién puede donar sangre y los exámenes de la sangre donada, hacen que las transfusiones sean muy seguras.

Usted no puede contraer VIH donando su sangre, ni estrechando la mano o abrazando a una persona infectada.

En los últimos años, el SIDA ha aumentado más entre las mujeres Hispanas y Afro Americanas.
Sexo, Condones y el SIDA

Si usted y su pareja han tenido relaciones sexuales con alguien más, ambos podrían adquirir el SIDA.

En los Estados Unidos, la mujer es más propensa a adquirir el VIH de un hombre, que él de ella. Los condones hechos de látex ofrecen la mejor protección contra el VIH durante el coito. Si usted o su pareja es alérgica al látex, hay otros condones hechos de poliuretano que también pueden proteger contra el VIH.

Condones hechos de membranas naturales, también conocidos como condones de piel de cordero no protegen contra el VIH, porque el virus puede pasar a través de ellos.

Si el hombre no puede o no quiere usar un condón, la mujer puede usar el condón femenino ?Reality?. Este quizá pueda proteger contra el VIH, pero no es tan efectivo como el condón de látex que usa el hombre. No use el condón femenino al mismo tiempo con el masculino. Ninguno de los dos permanece en su puesto cuando se usan juntos.

Los condones de látex y poliuretano son los únicos productos anticonceptivos que protegen contra el VIH. Por lo tanto, aún si usted usa otra clase de control de natalidad como la Píldora, un Dispositivo Intra Uterino (DIU), cubierta cervical, Norplant, Depo-Provera o un diafragma, el hombre todavía debe usar un condón, si usted busca protección contra el VIH.
Averigüe si Usted Tiene VIH

Usted puede averiguar si tiene VIH, comprando un botiquín en la farmacia sin receta médica. Para hacer la prueba, pinchese su dedo para obtener una muestra de sangre. Luego envíe la muestra a la dirección escrita en las instrucciones. Usted no tiene que dar a conocer su nombre si así lo desea. Tenga cuidado, aun cuando, hay otros botiquines algunas veces conocidos como botiquines de prueba rápida de VIH, han sido anunciados o vendidos por el Internet y otros sitios. Estos no requieren enviar las pruebas a un laboratorio. La FDA no ha aprobados estos y estos no son precisos.

La oficina de su médico o una clínica son buenos lugares para hacerse una prueba de VIH.

Si el resultado del examen dice que usted tiene VIH, pregunte en la clínica o a su médico lo siguiente:

    * ¿Necesito más exámenes?
    * ¿Necesito comenzar un tratamiento?
    * ¿Necesito hacer algunos cambios en mi estilo de vida?

Si usted piensa que esta embarazadas, trate de encontrar inmediatamente si tiene VIH.

Un tratamiento lo más pronto posible durante el embarazo, puede reducir significativamente la posibilidad de que su bebé nazca con VIH.

La Administración de Drogas y Alimentos ha aprobado varias drogas para tratar el VIH y el SIDA. Estas pueden ayudar a muchas personas con VIH y SIDA a sentirse mejor durante más tiempo. Pero hasta ahora no hay nada que cure el SIDA.
Cuídese Contra Otras Enfermedades

Si usted está infectado con VIH, hable con su médico o vaya a la clínica si sus síntomas son peores, o si tiene nuevos. Ellos pueden usar otro tratamiento. Para evitar gérmenes que puedan hacerlo sentirse peor, siga éstas reglas de seguridad con sus alimentos:

    * Cuando vaya preparar alimentos, lavese sus manos y los utensilios de cocina con agua y jabón.
    * Cocine los alimentos completamente.
    * Asegúrese que la leche, los productos lácteos y los jugos han sido pasteurizados.
    * Cocine los huevos y los productos de la pesca completamente. Nunca los coma crudos.

Cómo Usar un Condón

    * Asegúrese que la etiqueta del empaque del condón dice que éste puede ser usado para prevenir el VIH.
    * Verifique la fecha de vencimiento en el empaque del condón. No use el producto con la fecha vencida.
    * Lea las instrucciones y asegúrese que conoce la manera apropiada de usarlo.
    * Use un condón cada vez que usted tenga cualquier clase de relación sexual?vaginal, anal, u oral.
    * Póngase el condón en el pene erecto, y remuévalo después de la eyaculación.
    * No use un condón que tiene una envoltura rota o abierta.
    * No use un condón pegajoso, descolorido, o tiene un hueco muy pequeño.
    * No use lubricantes a base de aceite como Vaselina, crema para el cutis, o aceite para bebés en un condón. Si necesita un lubricante, asegúrese que sea a base de agua como el K-Y Jelly.

Cuídese de las ?Curas Milagrosas?

Algunos tratamientos para el SIDA son anunciados como ?curas milagrosas? o que poseen ?ingredientes milagrosos.?

Estos no han sido aprobados por la FDA ni comprobados científicamente. No exite prueba de que son efectivos. Estos pueden ser perjudiciales para usted. No use nada para tratar VIH o SIDA a menos que su médico o clínica le indique que esta bien.
Estudios de Medicinas Contra el SIDA no Comprobadas

Muchas medicinas están siendo comprobadas en estudios científicos para ver si son efectivas y seguras, o si trabajan contra el VIH y el SIDA. A veces personas con VIH o SIDA pueden obtener estas medicinas experimentales afiliándose a estos estudios. Para enterarse acerca de ellos, usted o su médico puede llamar al (800) TRIALS-A (874-2572).
Recuerde:

La mejor manera de evitar el SIDA es:

    * Tener relaciones sexuales únicamente con una persona que nunca ha tenido con nadie más que usted. Si es un adolescente y soltero, evite tener relaciones sexuales.
    * No use drogas ilegales.

¿Necesita Más Información?

Hable con su médico o con la FDA. Probablemente hay una oficina de la FDA en su localidad. Busque el número del teléfono en las páginas azules de su directorio.

Si tiene más preguntas acerca del SIDA, llame a los siguientes teléfonos: (800) 342-2437 o (800) 344-7432 (Español).

Use la línea gratis de información de la FDA: (888) INFO-FDA (463-6332).

O, consulte la Internet: www.fda.gov

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La Administración de Drogas y Alimentos es una agencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos que se asegura que las transfusiones de sangre y las medicinas para el VIH y SIDA y otras enfermedades sean seguras y trabajen eficazmente.

Department of Health and Human Services
Food and Drug Administration
5600 Fishers Lane (HFI-40)
Rockville, MD 20857

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