Respaldo de material de tanatología

¿ Qué es el Budismo ?

¿ Qué es el Budismo ?

    Budismo es el nombre dado en Occidente a un movimiento de liberación espiritual creado cinco siglos antes del comienzo de la era cristiana por Shakyamuni Buda. “Buddha”  es un término sánscrito que significa “el que ha despertado”.

    Shakyamuni Buda alcanzó esta experiencia de despertar llamada “iluminación” mediante la práctica de una meditación exacta y poderosa, basada en el aquietamiento del cuerpo y de la mente y en una profunda introspección.

    Después de su iluminación, Buda Shakyamuni enseñó las Cuatro Nobles Verdades:

  1. La Verdad del Sufrimiento. La existencia es sufrimiento.
  2. La Verdad de la Causa del Sufrimiento.El deseo, el apego y la ignorancia son sus causas.
  3. La Verdad de la Cesación del Sufrimiento.Los seres humanos podemos experimentar un estado de conciencia exento de sufrimiento.
      La Verdad del Camino hacia la Cesación del Sufrimiento. A este Camino se le llama el Noble Sendero Óctuple, porque está formado por ocho aspectos:

    * Visión correcta
    * Pensamiento correcto
    * Palabra correcta
    * Acción correcta
    * Medio de existencia correcto
    * Esfuerzo correcto
    * Atención correcta
      Meditación correcta

    Todas las formas de Budismo tienen su fuente original en esta primera enseñanza dada por Shakyamuni Buda en el Parque de las Gacelas de Benarés, poco tiempo después de su iluminación.

    La enseñanza del Buda ha aparecido en este mundo para indicar a los seres humanos el camino que conduce desde el sufrimiento, a la liberación del sufrimiento.

    La doctrina Buddhista es un elaborado sistema filosófico para llegar a la verdad última. Pero a pesar de que los textos son importantes en cierta etapa de la vida del practicante Buddhista, la práctica en si misma es insustituible.

    La cadena de doce eslabones de la Causalidad explica la totalidad de los procesos de la vida, y el origen del sufrimiento.  El Agama Sutra contiene la siguiente descripcion: “Esto es, con la Ignorancia como condición las acciones surgen; con las acciones como condición, la conciencia; con la conciencia como condición, el nombre y la forma; con nombre y forma como condición, las seis entradas; con las seis entradas como condición, el contacto; con el contacto como condición, la sensación; con la sensación como condición, el deseo (apego); con el apego como condición, la adquisición; con la adquisición como condición, la existencia; con la existencia como condición, el nacimiento; con el nacimiento como condición, el envejecimiento, muerte, pena, lamentación, tristeza, desesperación surgen.  Tal es el origen de toda esta masa de sufrimiento.”

    En el mismo Sutra, se describe el orden inverso para llegar a Nirvana, a la extinción de todas las causas del sufrimiento.  La práctica es el camino a Nirvana.  Cada momento de práctica estamos cortando alguno de estos eslabones, y la cadena en su totalidad es cortada.  La práctica se renueva momento a momento.  Cada momento podemos dar surgimiento a la rueda del Samsara o cortar con la ignorancia.  Por eso es necesario practicar bajo la guía de un maestro, que puede ver cual es la práctica adecuada para cada estudiante.  Desde los tiempos de Shakyamuni Buddha, la transmisión es realizada de Maestro a discípulo.

    Texto sacado de la pagina: http://personales.com/espana/albacete/BUDISMOTIBETANO/

    ACTITUDES FUNDAMENTALES
    para el ÉXITO de la PRÁCTICA de la MEDITACIÓN

    CONCIENTIACIÓN

    en un lenguaje simple y claro

    Venerable  H.GUNARATANA MAHATHERA

    1. NO ESPERE NADA  Sólo siéntese y observe lo que sucede. Trate todo como una experiencia e interésese en ella pero no se distraiga por las expectativas acerca de los resultados.  Deje que la meditación se desarrolle en una velocidad y dirección propia. Deje que la meditación le enseñe aquello que usted desea aprender. La atención proveniente de la meditación hace que veamos la realidad tal cual es. Si eso corresponde o no a nuestras expectativas, requiere una suspensión temporaria de todas nuestras ideas y prejuicios. Debemos retirar nuestras imágenes, opiniones e interpretaciones a algún lugar de nuestra mente durante esta práctica, de lo contrario se tropezará con ellas.

    2. NO EXAGERE EN SU ESFUERZO  La meditación no es agresiva. Solo deje que su esfuerzo sea relajado, sin tensión y estable.

    3. NO SE ABALANCE SOBRE LA PRÁCTICA No hay apuro, tómese su tiempo. Siéntese en su almohadón como si fuera a meditar todo el día. Cualquier cosa valiosa toma su tiempo para aparecer. Paciencia, paciencia, paciencia.

    4. NO SE APEGUE A NADA Y NO RECHACE NADA  Deje venir lo que venga y acomódese a esto, sea lo que sea. Si surgen buenas imágenes, muy bien. Si surgen malas imágenes, también. Mire a todo esto de la misma manera y siéntase cómodo con cualquier cosa que suceda. No pelee con su experiencia, sólo obsérvela conscientemente.

    5. NO SE PREOCUPE    Aprenda a fluir en los cambios que surgen. Suéltese y relájese.

    6. ACEPTE TODO LO QUE SURJA    Trate de ejercitar una aceptación desinteresada en todo momento con respecto a todo lo que siente. Acepte sus sentimientos aún los que a usted no le gustaría sentir. Acepte sus experiencias, aún las que usted odia. No se condene por tener apegos humanos y fracasos. Aprenda a ver todos los fenómenos en su mente como siendo naturales y comprensibles.

    7. SEA GENTIL CONSIGO MISMO    Sea cariñoso. Usted puede no ser perfecto, pero es con lo que cuenta para trabajar. El proceso de llegar a ser lo que usted quiere se comienza con la tal aceptación de quien usted es.

    8. INVESTÍGUESE A USTED MISMO  Cuestiónese todo.  No tome nada como seguro. No crea en nada porque parezca inteligente o piadoso o porque lo dijo algún ser religioso. Examínelo usted mismo. Esto no significa que deba ser cínico, impúdico o irreverente. Esto significa que debe ser empírico. Someta los conceptos a la prueba de su propia experiencia y deje los resultados ser la guía a la verdad. La meditación perceptiva se desarrolla de un deseo interior de despertar a lo que es real y de obtener una percepción liberadora de la verdadera estructura de la existencia. La práctica se basa totalmente en el deseo de despertar a la verdad. Sin esto, la práctica es superficial.

    9. VEA LOS PROBLEMAS COMO DESAFIOS Observe lo negativo surgiendo como oportunidades para aprender y crecer. No escape a ellas, lleve su peso o entiérrelo dentro de usted en un silencio santo. ¿Tiene algún problema? Mejor. Servirá de experiencia. Rejubílese, sumérjase en él e investíguelo.

    10. NO PIENSE DEMASIADO    No necesita evaluar todo. El pensamiento dialéctico lo va a desviar del camino.  En meditación, la mente es purificada naturalmente por la concentración; por la atención sin palabras.  La conversación sobre los problemas que lo afligen no es necesaria. Todo lo que es necesario es una percepción clara, no conceptual de sus problemas, cuales son y como ellos trabajan sobre usted.  Esto solamente es necesario para disolverlos. Los conceptos y el razonamiento solo mantienen el problema. No piense. Observe.

    11. NO PERMANEZCA EN LOS CONTRASTES Las personas son diferentes, pero es peligroso hacer hincapié en ello. Si son usados descuidadamente llevan directo a la super valorización del ego. El hombre ordinario piensa guiado por la codicia, los celos y el orgullo. Cuando un hombre ve a otro en la calle piensa inmediatamente: ?Él es mejor que yo? El resultado inmediato es la envidia o la vergüenza. Una mujer cuando ve a otra puede pensar: ?soy más linda que ella?. El resultado inmediato es el orgullo. Este tipo de comparación es un hábito mental, y lleva directamente a un sentimiento enfermizo de un tipo u otro: codicia, envidia, orgullo, celos y odio. Es un estado mental perjudicial, pero lo hacemos todo el tiempo. Comparamos nuestra apariencia con la de otros, nuestro éxito, nuestros logros, nuestra riqueza, posesiones o nivel de inteligencia; y todo esto nos lleva al mismo lugar: barrera entre las personas y malos sentimientos. El trabajo del que medita es cancelar este hábito perjudicial examinarlo todo profundamente y reemplazarlo por otro. Más que fijarnos en las diferencias con los otros, el que medita debe entrenarse para notar las semejanzas. Centrar su atención en aquellos factores que son universales para todas las vidas, cosas que nos van a acercar a los otros. Estas comparaciones llevan a sentimientos de afinidad más que a sentimientos de aversión. El respirar es un proceso universal. Todos los vertebrados respiran casi de la misma manera. Todos los seres vivientes intercambian gases con su medio ambiente en alguna forma u otra. Esta es una de las razones por la cual la respiración es elegida como foco de la meditación. El que medita debe utilizar el procesos de su propia respiración como vehículo para realizar su propia conexión con el resto de los seres vivientes. Esto no significa que debemos cerrar nuestros ojos a todas las diferencias alrededor de nosotros. Las diferencias existen. Esto significa que no debemos enfatizar los contrastes y sí los factores universales similares.

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ANÁLISIS LOGOTERAPÉUTICO DE OBRAS LITERARIAS

Se autoriza el uso de este material citando su procedencia:
Prats, J.I. (1998). Análisis logoterapéutico de obras literarias. NOUS: Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial.  (2), 47-58.

ANÁLISIS LOGOTERAPÉUTICO DE OBRAS LITERARIAS

José Ignacio PRATS

“Una de las tareas de la literatura es dejar ver una posibilidad más allá de la realidad, la posibilidad de cambiarla, de transformarla (…) Si el escritor no es capaz de inmunizar al lector contra la desesperación, entonces tiene que abstenerse al menos de ‘infectarlo’ de ella” (Frankl, 1992, p. 185).

Así se expresaba V. Frankl en la Conferencia inaugural de la Semana del Libro 1975 en el Hofburg de Viena. El libro puede desempeñar un importante papel frente a la “enfermedad del espíritu” de nuestro tiempo, el sentimiento de falta de sentido, la frustración existencial.

Refiere, en particular, una novelita de L. Tolstoi, ‘La muerte de Iván Ilich’, que utilizó hablando a los reclusos de la prisión de San Quintín, en las proximidades de S. Francisco. Quiero comenzar mi intervención presentándola.

El autor ruso enfrenta al protagonista  Iván Ilich  a su última experiencia, la muerte, uno de los aspectos de la “triada trágica”, según la denomina V. Frankl, formada también por el dolor y la culpa. De este enfrentamiento saldrá habiéndose superado interiormente a sí mismo y habiendo llenado la vida de sentido.

Iván Ilich es un juez, miembro del Tribunal de apelación, de 45 años, cuya vida hasta el momento ha consistido en escalar puestos y su habitual actitud ante ella ha sido “liviana y de buen tono”. Se concentra progresivamente en el mundo de sus funciones y ante la imposibilidad de establecer una relación auténtica con su esposa, desplaza hacia su trabajo el centro de gravedad de su vida.

Pero el hecho irreversible de la muerte que se le acerca  todo comenzó con un insignificante dolorcillo en el costado  hará que no pueda permanecer más tiempo enmascarado ni en los razonamientos en los que antes encontraba sostén, ni en sus funciones.

“El problema no está en el intestino ciego ni en el riñón, sino en la vida y… la muerte. (…) Pienso en cómo reparar el intestino y se trata de la muerte. (…) El ejemplo de silogismo que aprendió en la lógica de Kiseveter: ‘Cayo es hombre, los hombres son mortales, luego Cayo es mortal’, en el transcurso de toda su vida le pareció justo sólo en lo tocante a Cayo, pero de ningún modo respecto a sí mismo. Aquél era Cayo hombre, el hombre en general, y lo de la muerte era completamente justo; pero el no era Cayo ni un hombre en general, sino un ente distinto, completamente distinto a todos los demás” (Tolstoi, 1980, p. 58 61).

Requiere también de los demás veracidad…

“La mentira en la que se le quería sumir en vísperas de su muerte (…) era un gran martirio para Iván Ilich (…) estuvo en un tris de gritarles: ‘Basta de mentir, sabéis que me muero y yo lo sé también, por lo menos no mintáis'” (Tolstoi, 1980, p. 69 70).

Así llega a un momento crucial que marca un punto de inflexión…

“Luego se sosegó. No sólo dejó de llorar; dejó de respirar y se quedó muy atento, como si prestara oído no a la voz que habla por medio de sonidos, sino a la voz del alma, al curso de los pensamientos que se levantan en su interior” (Tolstoi, 1980, p. 82 83).

Ahora su principal sufrimiento ya no es físico, sino moral…

“Y si fuera verdad que toda mi vida, mi vida consciente, no ha sido lo que debía?” (Tolstoi, 1980, p. 90).

Finalmente llegará a su descubrimiento fundamental…

“descubrió que su vida no había sido lo que debía, pero aún estaba a tiempo de remediarlo (…) ‘Para qué hablar, es necesario obrar’, pensó” (Tolstoi, 1980, p. 94).

Recordemos la convicción sin condiciones en el sentido incondicional de la existencia que V. Frankl postula. Iván Ilich arranca este sentido, que tiene también valor retrospectivo, en sus últimos momentos.

* * *

¿En qué consiste el análisis de una obra literaria según las claves de interpretación que nos ofrece la Logoterapia?. En mi opinión, se trata de estudiarla partiendo de sus presupuestos antropológicos:

El hombre como una unidad en la que se cruzan tres dimensiones, lo físico, lo psíquico, y lo espiritual; lo espiritual del hombre, en cuanto que le permite enfrentarse a lo físico y lo psíquico, le da la capacidad de autotrascendencia, autodistanciamiento, libertad y responsabilidad1.

Veámoslo de un modo práctico  aunque necesariamente breve  con dos obras, cuyos protagonistas resultará interesante comparar: ‘La Vida es Sueño’ de Calderón de la Barca y ‘Hamlet’ de Shakespeare.

El drama calderoniano está construido a partir de dos ejes temáticos (representados en sus dos grandes monólogos), uno la concepción propia del Barroco de la vida como un sueño  metáfora que da título a la obra , y otro el problema de la libertad. En esta época en España prolifera la astrología adivinatoria y, por otro lado, la Reforma protestante ha afirmado que la naturaleza humana está corrompida. Frente a ambas se alza la magnífica figura de Segismundo.

Abre prácticamente el drama la visión de Segismundo encadenado  símbolo de la naturaleza humana  en el interior de una torre abandonada, y Calderón afirmará la tesis a lo largo de su desarrollo argumental de la libertad humana frente a sus condicionamientos2.

Segismundo (ver Esquema I) maldice su existencia que ‘carece de sentido’, privado de libertad.

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera arrancar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan suave,
exención tan principal
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
(Esc. 2ª, Jorn. lª)

La libertad aparece como constitutivo esencial de la existencia.

En la segunda Jornada el Rey Basilio, su padre, lo pone a prueba en un intento de aplacar su conciencia por haber creído los vaticinios que le auguraban el nacimiento de un hijo sanguinario, reforzados porque al nacer muere su madre en el parto. Lo lleva narcotizado a palacio y Segismundo, en su nueva condición, reacciona como un “ser impulsado” por sus instintos.

Devuelto a su prisión, nuevamente dormido, duda de su experiencia anterior, lo que da pie a Calderón de la Barca a introducir el tema de la vida como un sueño…

¿Qué es la vida?. Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(Esc. 19ª, Jorn. 2ª)

en el bello soliloquio que cierra la Jornada.

Le asegura su identidad, por un lado, su amor por Rosaura, al que finalmente también renunciará, y, por otro, la decisión de su conciencia de “obrar bien”. Valores de experiencia y valores de actitud en términos logoterapéuticos.

Cuando Segismundo, apoyado por el pueblo, vence a su padre y parece que se van a cumplir los temidos vaticinios, le perdona. Ha alcanzado la libertad, es un “ser responsable”.

Estudiemos ahora un personaje, Hamlet de W. Shakespeare, que no consigue “autotrascenderse”, hecho desencadenante de la tragedia. Su actuar es origen de desorden (ver Esquema II).

Los cinco actos (1º, 3º y 5º fundamentales en lo episódico, 2º y 4º de enlace) en que se desarrolla el argumento, mostrarán el progresivo hundimiento de Hamlet y con él de los personajes circundantes.

El príncipe Hamlet no logra resolver el problema de su conciencia que clama venganza por el vil asesinato de su padre a manos de su hermano y el matrimonio de su madre con el cuñado asesino. No logra distanciarse del impacto de esta situación. Shakespeare dramatiza el conflicto a través de un personaje simbólico, la Sombra del difunto Rey, que anula la capacidad de decisión de Hamlet y le impulsa a la venganza.

He aquí el tema, ser o no ser. Ser uno mismo o ser una sombra de su padre, un mero resultado de las circunstancias.

Hamlet intentará resolver el conflicto por dos vías equivocadas, una “su fingida locura” de la cual Ofelia será la víctima inocente (muerte de su padre Polonio / traición de Hamlet), y, otra, “un exceso de reflexión” que le hace dar vueltas sobre sí mismo y complacerse estérilmente en su propia desgracia. Ambas vías concluyen curiosamente en la repetición de los hechos de los que pretende escapar: el homicidio y la traición amorosa. Esta es la tragedia.

V. Frankl cuenta en ‘El hombre en busca de sentido’ cómo algunos prisioneros huyendo de la muerte la encontraron, mientras que él, aceptando su propia historia, logra salvarse. A menudo provocamos aquello que tememos.

* * *

Otros dos campos me parecen susceptibles de ser estudiados según el Análisis Existencial de V. Frankl: la relación amorosa y el sentido de la historia.

El don Juan, arquetipo del libertino y seductor, mito de la literatura universal  aparte de los españoles, se inspirarán en él Moliere, Goldoni, Mozart, Byron, etc. , constituye una clara expresión de “vacío existencial”. Hablamos del verdadero don Juan, el del Burlador de Tirso, aquél que responde a Isabela una vez consumado el deshonor:

  “¿Quién soy?. Un hombre sin nombre”

y que encuentra su goce no tanto en el placer como en el hecho de “burlar una mujer y dejarla sin honor”, aquél que siempre posterga el momento de su cambio personal (“cuán largo me lo fiáis”).

No nos referimos a aquél otro que Zorrilla redime por el amor de doña Inés

“El amor salvó a don Juan
al pie de la sepultura”.
(Parte 2ª, Acto 3º, esc. 3ª)

y que se siente a sus pies

“capaz aún de la virtud”
(Acto 4º, esc. 3ª)

Justamente es éste uno de los efectos del amor auténtico, del que es incapaz don Juan.

“… amar significa poder decirle ‘tú’ a alguien; pero no sólo esto, sino poder decirle también ‘sí’, esto es, no sólo aprehenderlo en toda su esencia, en su individualidad y unicidad, sino aceptarlo en lo que vale (…) ver no sólo lo que realmente es, sino también lo que puede ser o lo que deberá ser” (Frankl, 1992, p. 92-97).

El hombre intenta llenar el vacío existencial con la satisfacción de sus pulsiones.

En cuanto al sentido de la historia, fijémonos en don Alvaro del duque de Rivas. El personaje romántico que no puede escapar de su “sino”. (Resultaría interesante relacionarlo con ‘Los novios’ de Manzonni). Se lanza al precipicio proclamando:

  “Soy el demonio…”

El demonio es una figura fundamental en la literatura romántica, cuyos personajes son la imagen del hombre que no acepta su “creatureidad” y sucumben en la exaltación de su yo (el suicidio será su máxima expresión). De ella los librará un sano realismo. V. Frankl gusta citar a Dostoiewsky. El escritor ruso afirma que nada hay más apasionante que la realidad. Su propia biografía es una buena muestra de la “obstinación del espíritu” frente a la facticidad psicofísica. De su magna obra, a pesar de la cual dijo no haber podido expresar ni siquiera la vigésima parte de lo que quería decir, destaquemos sólo ahora el encuentro de Raskolnikov con Sonia en ‘Crimen y Castigo’, que le rescatará de su nihilismo y le permitirá emprender el camino de su ascensión.

Un ejemplo, para terminar de análisis de textos. Tomemos tres sonetos de Quevedo (ver Esquema III).

En los dos primeros observamos temas centrales de su pensamiento: el tiempo y la muerte.

El texto I presenta la vivencia angustiosa del instante (“presentes sucesiones de difunto” v. 14). Escribe en un soneto paralelo:

“Cada instante desta vida mía
es un nuevo argumento que me advierte
cuán frágil es, cuán mísera y cuán vana”

Es el tiempo sin sentido, el tiempo que anuncia la muerte. En relación a la obra de V. Frankl, destacaría el verso siete “… asiste lo vivido”. El sentido realizado no se pierde.

En el texto II, nos enfrentamos al hecho contundente y pre sentido (“ya suena”  v. 1) de la muerte, momento que se califica como formidable y espantoso. Tras una reflexión (2º cuarteto) hay un esfuerzo racional (1er terceto) por sobreponerse, que concluye en una decisión voluntarista (verbos con valor imperativo) de cambiar de actitud (2º terceto).

Pero, donde se eleva sobre su propio pensamiento es en el texto III. El último día se ha tornado blanco (v. 2). La muerte no será la palabra definitiva (lo que determina la estructura adversativa del soneto) y en los seis trabados versos finales muestra cómo el amor dotará de sentido a la propia muerte:

“serán ceniza mas tendrán sentido;
polvo serán mas polvo enamorado.”
(v. 13 14)

“… la respuesta al problema del sentido final del sufrimiento humano, de la vida humana, no puede ser intelectual, sino sólo existencial: no contestamos con palabras, sino que toda nuestra existencia es nuestra respuesta” (Frankl, 1991; p. 32).

* * *

Quizá se me objetará que todo lo dicho tiene más interés desde un punto de vista psicológico o filosófico que literario. Quizá. Pero me pregunto: ¿es lícito deslindar del Cantar del Cid, del Lazarillo o del Quijote su contenido más humano en virtud de un análisis fundamentalmente formal o estructural? ¿Estudiar una obra literaria es pura tarea de ‘disección’? Y sobre todo, ¿será útil a los intereses de mis alumnos y a su vida?.

José Ignacio PRATS, es pedagogo.

NOTAS

1 “Ex-sistir significa salirse de si mismo y enfrentarse consigo mismo”. Frankl, 1991, p. 106-115.
Autotrascendencia: “Entiendo por tal el hecho antropológico fundamental de que el ser humano remite siempre, más allá de sí mismo, hacia algo que no es él: hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido que el hombre colma o hacia un semejante con el que se encuentra. Y el hombre se realiza a sí mismo en la medida en que se transciende (…) Y es plenamente él mismo cuando se pasa por alto y se olvida de sí mismo”. Frankl. 1990. p. 29.
Autodistanciamiento: Constituye un aspecto de la libertad humana que consiste en la capacidad de tomar posición frente a sí mismo. “En cualquier momento de su existencia, el hombre toma posición tanto respecto al medio ambiente natural y social, al entorno externo, como respecto al mundo interior psicofísico vital, al entorno interno. (…) De la capacidad del hombre de estar por encima de las cosas, forma parte también la posibilidad de estar por encima de sí mismo”. Frankl. l990. p. 100.
Libertad: La Logoterapia considera que el hombre existe sólo en relación con las necesidades, pero en una relación libre respecto a ellas y esto también en el caso de una existencia psicótica. Frankl. 1990. p. 93 103.
Responsabilidad: Forma parte de los fenómenos irreducibles del hombre: es un ser que decide, tiene que responder a la vida, asumirla.

2 En el mismo sentido cabe interpretar el drama teológico ‘El condenado por desconfiado’ de Tirso de Molina contra la predestinación. Paulo, ermitaño, y Enrico, ladrón, con sus actos irán hilvanando sus vidas, hecho simbolizado en el ángel que teje a su compás la guirnalda de la existencia.

BIBLIOGRAFÍA

– Frankl, V. (1992). La psicoterapia al alcance de todos. Barcelona: Herder.
– Frankl, V. (1991). La voluntad de sentido. Barcelona: Herder.
– Frankl, V. (1990). Logoterapia y Análisis Existencial. Barcelona: Herder.
– Frankl, V. (1990b). El hombre doliente. Barcelona: Herder.
– Olmedo, F.G. (1928). Las fuentes de la Vida es Sueño. Madrid: Ed.
Voluntad.
– Porto Bompiani. (1967). Diccionario Literario. Barcelona: Montaner y Simón.
– Rene-Fueloep-Miller. (1951). Feodor Dostoyevsky. Visión del alma, fe y profecía. Buenos Aires: Espasa-Calpe.
– Tolstoi, L. (1980). La muerte de Iván Ilich. Barcelona: Bruguera.
– Valbuena Prat, A. (1965). Literatura española en sus relaciones con la universal. Madrid: S.A.E.T.A.

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CUENTOS QUE CURAN. HACIA UNA LOGOTERAPIA NARRATIVA PSICO-EDUCATIVA

CUENTOS QUE CURAN. HACIA UNA LOGOTERAPIA NARRATIVA PSICO-EDUCATIVA

Wednesday, July 02, 2008
Alejandro de Barbieri y Marcela Arocena
Ps. Alejandro De Barbieri ? Lic. Marcela Arocena
Centro de Logoterapia y Análisis Existencial
Montevideo – URUGUAY

“Una de las tareas de la literatura es dejar ver una posibilidad más allá de la realidad, la posibilidad de cambiarla, de transformarla (…).  Si el escritor no es capaz de inmunizar al lector contra la desesperación, entonces tiene que abstenerse al menos de ‘infectarlo’ de ella? (Frankl, 1992, p. 185). Conferencia inaugural de la Semana del Libro,1975 en el Hofburg de Viena.

1. Introducción:

Uno de los ?sentidos? que ha guiado mi vida ha sido el de intentar unir psicología y literatura. La literatura me acompaña desde siempre; como lector me siento afortunado por los libros que llegaron a mis manos y que me marcaron en distintas etapas de mi vida.
Luego, como psicoterapeuta y como logoterapeuta he descubierto que muchos de mis pacientes recurren a la literatura para ayudarme a ayudarlos. Algunos suelen describir una situación vivida o un sentimiento que han experimentado haciendo alusión a un libro o una película, afirmando que a ellos les suceden cosas similares a los personajes. Toda literatura (en forma de cuentos, poesía, cine, mitos, etc.) nos habla de vivencias profundamente humanas; vivencias que necesitamos conocer para comprendernos mas y mejor a nosotros mismos y a nuestros pacientes y poder así acompañarlos mejor.
El Centro de Logoterapia y Análisis Existencial (CELAE) viene realizando desde hace un año, un encuentro mensual titulado ?Cuentos que curan?. Estos encuentros están enmarcados en el contexto de diversas actividades del centro, pero surgen con el objetivo de crear un espacio diferente a los demás. Surge por la necesidad de transmitir la Logoterapia como psicología preventiva.
Esta propuesta no solo se diferencia de las actividades tradicionales de formación y atención del centro, sino también de otras propuestas aparentemente similares por su contenido narrativo o literario.
Los cuentos que hemos utilizado, son de la literatura clásica en su mayoría, escritos por autores ajenos al mundo ?psicológico?. Es decir que no son cuentos hechos por psicoterapeutas con una intención pedagógica o terapéutica (excepto la obra de Yalom que tiene específicamente estos objetivos).
Son luego utilizados como disparadores emocionales y los personajes como ?co-terapeutas? para ayudarnos a entrar en nuestro mundo interior y ver alternativas allí donde solo veíamos un túnel cerrado y oscuro.
La literatura universal es amplia y rica en todo tipo de historias, cada relato toca distintos aspectos de la vida. Es por eso que consideramos que no hay mejor recurso que un cuento para ?disparar? nuestros afectos, para abrir ese mundo interno.
La literatura que por lo general aparece en un espacio íntimo entre el libro, el autor y el lector, se vuelve de esta manera, vehículo de interacción social.

2. Objetivos generales:

1. Acercar la literatura clásica al público general y ubicar a la persona en el lugar de ?oyente? de un cuento, con todos los beneficios que esto incluye.

2. Generar un espacio de encuentro e intercambio afectivo emocional, combatiendo el aislamiento y la soledad a través de una tarea psicohigiénica de prevención y orientación.

3. Prevenir las llamadas ?neurosis colectivas?, presentando estrategias para abordar cada problemática.

4. Alcanzar objetivos comparables a los de un proceso terapéutico.

5. Ubicar al psicólogo en el rol de promotor de salud y ?compañero de camino? más que de técnico diagnosticador o reparador de un ?aparato descompuesto?. 
6. Contactar con nuestro inconsciente espiritual, a través de vivencias que nos llegan indirectamente al inconsciente y nos conectan con nuestras potencialidades dormidas.

1. La propuesta tiene como primer objetivo acercar los grandes autores de la literatura al público y colocar a la persona en el lugar de oyente, de escucha de un cuento, incluso en el lugar de niño, recordando aquellos momentos en que le leían un cuento para dormir. Este momento tan ansiado por el niño y tan olvidado por el adulto tiene muchas virtudes.
La lectura de un cuento es un tipo de actividad que no suele ser aprovechada en toda su potencialidad. El cuento no solo entretiene sino que seduce al que escucha, lo compromete con sus personajes y lo hace ?vivir? otras vidas.
El cuento relaja, permite viajar, imaginar y entrena en el ejercicio de las posibles respuestas que se buscan a veces sin saberlo. Habilita una identificación con ciertos roles que la persona no se permite desempañar en su vida real; destapa emociones que se reprimen en el diario vivir. Permite odiar, envidiar, amar y sentir al igual que el personaje, permite también rechazar ciertas actitudes de algunos personajes. Mientras tanto, muchas veces sin darnos cuenta, el cuento nos va ?curando?, nos va desprejuiciando, dando ideas para actuar, mostrando miedos que enfrentar y la oportunidad de imaginar otro mundo posible para salir del real, cuando éste se vuelve insoportable o insostenible.

2. El segundo objetivo es generar un espacio de encuentro, de intercambio afectivo emocional, combatiendo asimismo el aislamiento y la soledad que muchas personas viven hoy en día. Se trata en este sentido de una tarea psicohigiénica de prevención y orientación, dirigida hacia un público heterogéneo pero con sufrimientos similares. Más que de prevención es una tarea de promoción de la salud, ayudando a la persona a tomar contacto con los aspectos sanos de si misma y encontrar así herramientas para hacer frente a sus sufrimientos.
Recordamos aquí el testimonio de una psicóloga que asistió a uno de los encuentros y comentó que un paciente suyo le decía que no encontraba espacios sociales para relacionarse con gente ya que los grupos estaban reservados para alcohólicos, adictos, obesos anónimos u otras patologías. No encontraba grupos para gente ?normal? o sana que busca promocionar redes sociales.

3. Desde el punto de vista psicopatológico, se propone combatir las llamadas ?neurosis colectivas?: actitud provisional ante la existencia, postura fatalista ante la vida, pensamiento colectivista y fanatismo. Muchos de los dolores que sufrimos individualmente, se relacionan con estas actitudes, que son una manifestación del vacío existencial que crece ?a nivel social- en la gente que no encuentra sentido a su vida. Se trabaja entonces sobre determinada temática, con el objetivo de presentar estrategias para abordar esa problemática. Los personajes de los cuentos nos señalan el modo en que salieron adelante o no. De esta manera, también se logra implementar junto con el público y sugerir si es necesario, estrategias y alternativas para el manejo de situaciones conflictivas.

4. A lo largo de un proceso psicoterapéutico y logoterapéutico, se pueden detectar 4 etapas o pasos:

1. Catarsis
2. Interpretación
3. Psico-educación
4. Transformación (cambio y descubrimiento del sentido)

En diferentes instancias de la vida social, las personas tienen la posibilidad de hacer ?catarsis?, con sus amigos o familia contando lo sucedido durante su día de trabajo, en la calle, etc. cumpliendo así con la primera etapa del proceso antes mencionado. Pocos son los espacios, más allá del proceso psicoterapéutico en sí mismo, en los que la persona puede profundizar y elaborar su problemática.
El cuarto objetivo sería abordar (con sus limitaciones, claro está) el segundo y tercer paso con claridad. Es decir que las personas no sólo hablan de lo que sienten (catarsis) sino que también reciben una orientación o señalamiento y luego un seguimiento cuando es necesario o la situación lo requiere.
Asimismo, hemos observado en numerosas ocasiones elementos que revelan un insight por parte del participante, llegando posiblemente a cumplir con la cuarta fase del proceso, la de transformación.
En este punto, recordamos una señora quien luego de trabajar sobre el cuento ?Mama y el sentido de la vida? del libro homónimo de Irvin Yalom, comentó: ?Este cuento me hizo tomar consciencia de algo que en muchos años de terapia no había logrado.? Esta señora había perdido a su madre hace años y era un tema recurrente en su terapia, la no elaboración de ese duelo. El relato de Yalom, le abrió una nueva visión.

5.Finalmente, la coordinación por parte de un psicólogo, tiene como objetivo acercarle al público general la mirada psicológica, la palabra del psicoterapeuta como promotor de salud y compañero de camino y no como un técnico a quien consultar frente a dificultades. El coordinador realiza un cierre abordando la problemática psicológica que se desprenda del cuento y de los aportes del público. Se posibilita de esta manera, el análisis de las problemáticas actuales más importantes, presentadas con la ayuda de la literatura, como ser: el vacío existencial, la depresión, el suicidio, las adicciones, los miedos, las ansiedades, relaciones afectivas familiares, el sentido de la vida, las crisis vitales, el sentido del trabajo, el sentido del sufrimiento, las pérdidas, el crecimiento de nuestros hijos, situaciones traumáticas, los diagnósticos médicos, la búsqueda de la identidad, la afectividad, etc.

6. Todo logoterapeuta se esfuerza por llegar al inconsciente espiritual. En esta dimensión radican todas las posibilidades que esta persona en particular tiene para desarrollar y que por distintas razones, no ha podido o no ha sabido cómo actualizarlas. El desafío y el arte de nuestra vocación es llegar a este espacio para ayudar a que la persona pueda ?pescar luz caída? como dice Neruda. Porque nuestro trabajo, se podría resumir en ?acompañar para despertar? o para pescar, siguiendo aquellos versos del poeta chileno:

Si cada día cae dentro de cada noche
Hay un lugar en donde la claridad esta encerrada
Hay que sentarse a la orilla del pozo de la sombra
Y pescar luz caída, Con paciencia

Aquí el poema resume todo. Pescar luz caída, esa es la esencia de nuestro trabajo logo terapéutico. Sentarnos, con paciencia, en el pozo de la sombra a pescar luz caída, a ayudar a pescar.

3.  Descripción de la técnica:

A. El público y los participantes: la actividad está dirigida a todo público. La franja etárea de los participantes es bastante amplia. El único requisito para participar es estar interesado en la propuesta. La convocatoria se realiza mensualmente y asisten un número promedio de 25 participantes.

B. Objetivos específicos de la actividad:
Expresión de las emociones.
Expresión de las posibles identificaciones con los personajes del cuento.
Comenzar un proceso de toma de conciencia y de elaboración personal.
Iluminar los posibles campos de sentido que el cuento ofrece.
Tomar contacto con el inconsciente espiritual reprimido, y hacer surgir así una opción de respuesta distinta y nueva para la persona.
Promocionar la continuidad de este proceso una vez que la persona se retira del grupo; para este fin se proponen algunas alternativas:
a. Reescribir una o varias partes del cuento con el objetivo de lograr una mayor identificación y buscar un cambio de actitud (asumiendo nuestra libertad y responsabilidad).
b. Escribir libremente a partir de lo que nos quedó resonando: sensaciones, asociaciones con nuestra propia situación de vida, el significado que tiene para nosotros el cuento, las ideas y opiniones que se nos ocurren al respecto.
c. Escribir un cuento.
d. Generar vínculos entre los participantes del grupo, ya sea con la intermediación de la institución o sin ella, ya sea en el siguiente encuentro o fuera de este ámbito.

C. Metodología:
La propuesta: consiste en un encuentro semanal de una hora y media coordinado por dos psicólogos logoterapeutas.

El procedimiento:
1. Se lee un cuento que tiene una duración variable entre 10 a 20 minutos.
2. Se plantean algunas preguntas, en primer lugar, orientadas a que se expresen emociones, sensaciones, sentimientos: ¿Cómo se sintieron? ¿Que sensaciones tienen? ¿Qué generó el cuento en ustedes?
3. Se realiza una discusión entorno al cuento, fomentando la participación del público presente y apuntando al logro de los objetivos.
4. Se plantean consignas para trabajar a nivel grupal, cumpliendo con los objetivos de la actividad (expresión de identificaciones, toma de conciencia, iluminación de campos de sentido, etc.), definiendo a su vez objetivos específicos para cada cuento. Por ejemplo, ponernos en lugar del personaje principal del cuento y vernos en la situación (autodistanciamiento). ?Si yo estuviese ahora en esa situación: ¿cómo me sentiría??
5. Luego de haber ?vivenciado? la catarsis, la identificación con los personajes y las alternativas, se sugiere que la persona intente pensar en su vida actual y piense en un posible cambio de actitud o una toma de decisiones que el cuento haya iluminado o revelado.
6. El coordinador retoma algunas de las ideas planteadas y realiza el cierre de la sesión, abordando la problemática psicológica que surge a partir del debate.

D. Las sesiones y el grupo:
Cada encuentro tiene su comienzo, desarrollo y cierre en si mismo, es decir que no hay una continuidad entre uno y otro. Es único, independiente de los otros. La propuesta es siempre la misma, pero con un cuento distinto a cada sesión.
No podemos definir al grupo como abierto ya que lo que lo caracteriza es, no solo ser abierto sino más aún, volverse a conformar en cada encuentro.

E. Los cuentos:
En el ciclo 2007-2008, los cuentos leídos (narrados logopsicoeducativamente) hasta el momento son los siguientes:

1. Mamá y el sentido de la vida. Irvin Yalom (libro homónimo)
2. Verde y sin Paula, Mario Benedetti (Geografías)
3. Nunca creí que me pasara a mi, Irvin Yalom (El verdugo del amor)
4. Casa tomada, Julio Cortázar (Bestiario)
5. Dos sonrisas, Irvin Yalom (El verdugo del amor)
6. Háblame de ti, Inés Fernández (Inédito)
7. Joyas en el basurero, Juan Antonio Vallejo-Nágera (Concierto para instrumentos                      desafinados).
8. Sólo vine a hablar por teléfono, García Márquez (Doce cuentos peregrinos).
9. Una flor amarilla, Julio Cortázar. (Final del juego)

4. Algunos de los factores terapéuticos de ?Cuentos que Curan?: (Seguimos aquí las premisas del libro ?Guía breve de psicoterapia de grupo? de Yalom y Vinogradov, Ed. Paidós)
?Las experiencia grupales en sí son omnipresentes, pero las experiencias grupales de cohesión, de apoyo o de autorreflexión parecen ser cada vez más difíciles de alcanzar en nuestra moderna e industrializada vida. Los grupos constituyen una parte esencial de nuestra experiencia de desarrollo, desde nuestra primera unidad familiar, pasando por la clase, hasta las personas que nos rodean en el trabajo, en el ocio y en el hogar. Al mismo tiempo, llegan a nuestros oídos quejas sobre una creciente alineación interpersonal en la vida moderna, una sensación de aislamiento, anonimato y fragmentación social?. (p23).
De esta manera, Yalom destaca no solo la importancia que tienen las interacciones interpersonales en nuestro desarrollo psicológico, sino también la excepcional herramienta terapéutica que brinda el escenario grupal.
Este autor ha desarrollado un inventario de base empírica, construido por once factores, de los mecanismos terapéuticos que operan en la psicoterapia de grupo. Presentaremos a continuación alguno de estos factores en forma sintética con el fin de extrapolarlos a la actividad en cuestión, ya que consideramos que muchos de ellos son elementos que están presentes en los encuentros de ?Cuentos que curan?.

1. Infundir esperanza:
La fe en un tipo de actividad es en sí terapéuticamente eficaz, afirma Yalom, tanto cuando el participante tiene altas expectativas de ayuda como cuando el coordinador cree en la eficacia de la misma.
Hemos observado en estos encuentros, personas infundiendo esperanza a otras, hemos escuchado comentarios de algunos participantes admirados e inspirados por la actitud de otros. 
El hecho de reunirse para escuchar un cuento, hablar y compartir lo que hemos vivenciado con dicha lectura, infunde esperanza respecto a la posibilidad de enfrentar las propias problemáticas.
El escenario grupal desempeña un papel fundamental en mantener la confianza de que se pueden superar las dificultades.

2. Universalidad
Muchas personas sienten una abrumadora sensación de aislamiento. Están convencidos de que su soledad es única, de que sólo ellos tienen ciertos problemas o impulsos inaceptables. Estas personas están a menudo socialmente aisladas y tienen pocas oportunidades de intercambio social franco y sincero. En un grupo de estas características, las personas experimentan, por lo general, un gran alivio cuando descubren que no están solos, que sus problemas son universales y los comparten otros miembros del grupo.

3. Transmisión de información-Instrucción didáctica
La transmisión de información tiene lugar en el seno de un grupo siempre que un terapeuta instruye didácticamente a los participantes sobre el funcionamiento mental o físico o siempre que el líder u otros miembros del grupo dan consejos u orientación directa sobre problemas vitales.

4. Altruismo
En estos grupos, los participantes se ayudan mucho entre sí. Comparten problemas similares, se ofrecen mutuamente ayuda, sugerencias e insights, y se tranquilizan unos a otros. Para una persona que se siente desmoralizada y cree que no puede ofrecer nada de valor a nadie, la experiencia de ser útil a otros miembros del grupo puede resultar sorprendentemente gratificante y es una de las razones por las cuales los grupos incrementan con tanta frecuencia la autoestima.
El acto altruista no sólo potencia la autoestima, sino que también distrae a las personas que malgastan gran parte de su energía psíquica inmersos en una obsesiva concentración en si mismos. Muchas veces la persona que se encuentra atrapada en cavilaciones sobre sus propias tribulaciones psicológicas se ve repentinamente obligada a ser útil a otra persona.

5. Comportamiento imitativo
Resulta difícil calcular la importancia que tiene el comportamiento imitativo como factor terapéutico, pero la investigación psicológica y social indica que los psicoterapeutas subestiman su importancia. Los miembros se benefician de la observación de otra persona que tiene problemas similares, un fenómeno que se denomina aprendizaje vicario.

6. Catarsis
La catarsis, o dar rienda suelta a las emociones, es un factor terapéutico complejo que está asociado con otros procesos grupales, especialmente con la universalidad y la cohesión. El puro acto de dar rienda suelta a las sensaciones, en sí mismo, raramente promueve un cambio duradero, aunque va acompañado de una sensación de alivio emocional. Lo que es de primordial importancia es compartir con los demás el propio mundo interior con el fin de ser aceptado en el grupo. Ser capaz de expresar emociones fuertes y profundas, y aun así ser aceptado por los demás, es algo que pone en entredicho que seamos repugnantes e inaceptables o que nadie pueda sentirse capaz de querernos.
Para lograr que se produzca el cambio, la persona, primero tiene que experimentar algo con intensidad en el escenario grupal, y sufrir la sensación de catarsis que acompaña a dicha intensa experiencia emocional; después debe proceder a integrar el suceso catártico a través de la comprensión de su significado, primero en el contexto del grupo, y segundo en el contexto de su vida exterior.

7. Factores existenciales
Uno de los enfoques existenciales para comprender los problemas de los pacientes postula que la lucha primordial del ser humano es aquella que tiene lugar contra los hechos dados de la existencia: la muerte, el aislamiento, la libertad y la carencia de sentido vital.
En los encuentros de ?Cuentos que curan?, tales hechos existenciales desempeñan un papel central en el desarrollo de la actividad, considerando las temáticas elegidas a través de la selección de cuentos, temas esenciales a la antropología de la Logoterapia.

8. ?Verde y sin Paula? de Mario Benedetti
Relataremos aquí a modo de ejemplo, el trabajo que se puede realizar en torno al cuento de Benedetti.

Síntesis del cuento:
Este cuento se enmarca en una época histórica particular de nuestro país, la dictadura vivida dese el año 1971 al 1984 y el exilio al que muchos uruguayos se vieron obligados. El personaje principal del cuento (sin nombre) se encuentra en Europa exiliado. Había huido de su país por temas políticos, con una ?muerte a cuestas?.
A partir de este hecho determinante ?la muerte de un hombre-, el personaje cae en una profunda depresión y no ve otra alternativa a su vida que el suicidio.
Aparece en todo el relato la figura de Paula, quien conoce su dolor pero no puede hacer nada para impedir su decisión.
El desenlace nos sorprende, cuando al límite del ahogo, el hombre grita y grita a su vez una niña que también se está ahogando; el la salva salvándose a si mismo.

Análisis del cuento:
Luego de la lectura (de gran impacto emocional) guardamos minutos de silencio y poco a poco vamos recogiendo los sentimientos de las personas.
El coordinador, va trasladando las características de los personajes y la dinámica del relato, a los conceptos logo terapéuticos. Se analizan algunas de las ideas centrales del cuento y sus significados: la culpa, el azar, Paula, el rápido recorrido a través de los años vividos, el mar, la niña, etc. 
Nos ubicamos en el personaje, en el ?cuerpo? del personaje, ?somos el personaje? por unos minutos, para vivenciar el cuento. Vamos caminando junto al, hacia la nada, hacia la muerte, vamos repasando nuestra vida, nuestros afectos, qué fue de ellos, cuales fueron aquellas frases decisivas, aquellos goces y sufrimientos que me marcaron. A medida que el agua sigue subiendo por mis piernas, por mi estómago, también yo me voy ahogando, no encuentro otra salida, me justifico, me exonero de culpa, cargo con una muerte a la cual no le encontré sentido. Soy un ?pobre hombre? como dice Benedetti, con una muerte a cuestas. Después ocurre la sorpresa, la salida, el nadar sin pensar, para salvar a la niña que se ahoga y volver a la orilla y darme cuenta que hay otros, que la niña pregunta por mi y que debo subir rápido al hotel, antes que la mucama recoja el sobre (que incluye la carta de despedida a Paula).
Todo este proceso lo voy viviendo en mi mismo y pienso:
? ¿Quién está a mi lado?
? ¿Quién es mi ?niña salvadora??
? ¿A quién debo rescatar, para rescatarme a mí?
? ¿A quien le he escrito mi carta de despedida?
? ¿Estoy abierto al misterio? ¿A la posibilidad de esperanza mas allá de toda desesperanza?
? ¿Cuántas veces caigo en la actitud fatalista y depresiva del protagonista ?sin nombre? que no ve otra salida que ahogarse en el mar?
? ¿Confío en el Inconsciente espiritual?

En este resumen podemos recorrer nuestra vida, nuestra búsqueda de sentido, nuestras vivencias de ?sin sentido? y nuestras ?niñas rubias? que emergen a nuestro lado para rescatarnos.

9. Conclusión: No nos dejemos convencer
Al inicio de este articulo, Frankl, nos dejaba una maravillosa cita donde nos plantea que el escritor debe ser capaz de inmunizar al lector contra la desesperación.  Este es quizá el objetivo mas importante de la propuesta de CUENTOS QUE CURAN, generar un espacio comunitario, una comunidad de vida, donde al leer cuentos y vivenciarlos, podamos continuar viviendo y buscando un sentido autotrascendente a la vida.
Un sentido que nos mantenga siempre alertas y ?despiertos? frente al mundo que nos quiere dormir, para que sigamos consumiendo, para que sigamos siendo victimas y terminemos al final desesperados y apáticos.
No nos dejemos convencer por los inventores de enfermedades, no se dejen seducir por los ?nuevos fármacos? que todo lo curan y nos prometen quitarnos todo sufrimiento en la vida. La vida no tiene cura, tiene que ser vivida. Para nosotros no solo el ser espiritual no enferma, para nosotros, la persona no enferma, porque nuestro concepto de persona es diferente.
Intentamos generar una experiencia a su vez de PSICOEDUCACION PREVENTIVA, contra el vacío existencial, la apatía y las neurosis colectivas. Intentamos que cada integrante de los grupos de CUENTOS QUE CURAN, se lleve un contacto con sus posibilidades dormidas, de manera tal que al despertarse, las pueda realizar y pueda hacer algo para cambiar lo que somos. Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos dice el autor uruguayo Eduardo Galeano.
En realidad, vamos siendo, vamos caminando, vamos a construir frente al tedio y a la desesperación, una comunidad de sentido, de vida, que transforme las ?oficinas? (al decir de Sabina) que son los hogares y matrimonios actuales, en vida y ganas de vivir.

No se dejen seducir por la apatía, porque en el fondo, cuando uno menos lo espera, la niña rubia, emerge y se hunde y emerge y se hunde? tenemos que estar despiertos, no sea cosa que se emerja y no nos de tiempo para salvarla, para salvarnos, para retirar la carta que le escribí a Paula y pedirle que venga de nuevo, que ya no está la muralla, que ahora si, ahora si la vida ha derrotado a la muerte.
La logoterapia es terapia de las vidas futuras, no de las vidas pasadas, es ayuda para que lo que está por-venir, venga y se haga realidad.

Bibliografía:
? Benedetti, Mario. Geografías. Ed. Planeta Bs As
? Cortázar, J. (1951): Bestiario. Ed. Sudamericana, Bs. As.
? De Barbieri, A. (2005): Lo que cura es el vínculo. Miscelánea Comillas. Revista de Ciencias Humanas y Sociales. Julio..Diciembre 2005, No. 123 Vol. 63, Madrid. 
? Frankl, V. (1988): La presencia ignorada de Dios. Ed. Herder, Barcelona.
? Frankl,V.(1991):El hombre en busca de sentido. Herder, Barcelona.
? Galeano, E. (1989): El libro de los abrazos. Ed del chanchito, Mdeo.
? Paz, O. (1995): Los signos en rotación y otros ensayos. Altaza, Barcelona.
? Yalom, I. (2002): El don de la terapia. Ed. Emecé. Bs As.
? Yalom y Vinogradov. Guía breve de psicoterapia de grupo?  de Ed. Paidós

Curriculum abreviado de los autores:
Alejandro De Barbieri
? Psicólogo Clínico, egresado de Universidad Católica del Uruguay en 1994
? Profesor ayudante de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de las Materias: Análisis Existencial, y Fundamentos de Terapia Existencial.
? Egresado de la Fundación Argentina de Logoterapia ?Viktor E. Frankl? en 1996
? Doctorando, Universidad de Flores, Buenos Aires.
? Ha dictado cursos y conferencias sobre Logoterapia en Uruguay, Argentina, Paraguay, México, España e Italia.
? Ejerce como Psicólogo y Logoterapeuta en el plano educacional y clínico.
? Egresado del Postgrado en Psicología Clínica, Universidad Católica del Uruguay.
? Director del CELAE, Centro de Logoterapia y Análisis Existencial.

Marcela Arocena Ponce de León
Licenciada en Psicología, Universidad Católica del Uruguay,1996.
Logoterapeuta, 1996-1999.
Docente de los Cursos Introductorio, de Especialización y de Logoterapia Grupal en el CELAE, 2000- presente.
Psicóloga educacional del Colegio San José en Nivel Inicial y Primaria
Psicóloga en el CAIF Nstra. Sra. de Luxemburgo, 1997-2000.
Psicóloga clínica en el ámbito comunitario y privado, 1997-presente.
Egresada del postgrado en Psicología Educacional de la Universidad Católica, 1999-2000.
Diplomado en psiconeuroinmunoendócrinología en curso.
Curso de Formación Terapéutica. Centro de Psicología Humanista. Psic. Alondra Mendizábal, 1995.
Miembro fundador y docente de la Sociedad de Logoterapia del Uruguay, 1995-2000.
Miembro fundador y Directora del CELAE, 2000 ? presente.

MSN/ Email: alejandro@logoterapia.com.uy
Sitio Web: www.logoterapia.com.uy
Montevideo –  URUGUAY

ANEXO:

CUENTO: VERDE Y SIN PAULA
AUTOR: Mario Benedetti (Tacuarembó, Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
LIBRO: GEOGRAFIAS  Reúne catorce relatos y otros tantos poemas escritos por Benedetti durante su exilio en España.  (1984)

Cuando se incorpora en la arena, dobla cuidadosamente la toalla, respira con fruición, camina hasta la orilla y se introduce lentamente en el mar, siente que no ha dejado nada a la improvisación. Allá arriba, sobre la almohada, en la habitación 512 del Hotel Cóndor, está el sobre con las cinco palabras en rojo: Para entregar a Paula Acosta. Lo recogerá la mucama cuando llegue, como siempre, a las doce. Le ha costado tres meses la decisión, pero a esta altura es irreversible. Francamente, ya no se soporta, hay que concluir. No tiene por qué apurarse, sin embargo. Cuando el agua le enfría los tobillos, sabe que ha comenzado el último capítulo. Uno de los primeros se remonta a otra playa, Atlántico por medio, con su madre y el padrastro, Víctor, caminando enlazados por la dura arena de Portezuelo, Joaquín tocando en la armónica una milonga cualquiera, y Mastín, minúsculo y húmedo, ladrando como siempre el bochorno de su nombre. Tiempos de candidez o de sordera, de inocencia o de soberbia, no lo sabe bien. Tiempos de acomodar sus diez o doce años saludables en el compacto bienestar, en las lenguas de sol, en la bocanada salitrosa, en las rocas limpísimas. Su madre y Víctor, tan jóvenes entonces y sin embargo (para él) tan antiguos. Y el padre que nadie menciona y a quien nunca conoció, aunque sí logró juntar pedacitos de su confusa historia a través de las revelaciones del primo José Carlos. La inesperada fuga, poco menos que delictiva, a algún lugar del extranjero, sin explicaciones ni carta, sólo noticias indirectas, desprendiéndose sin pudor de la mujer y el hijo. Imágenes de la madre llorando por horas y semanas, y también recuerdos de su recuperación seis años después, gracias a Víctor, que es atlético y bueno pero antiguo. En realidad, todos eran antiguos menos José Carlos y Paula, sus pares. Después de todo, se trata de un repaso consciente. No va a esperar la tradicional y vertiginosa película del ahogado promedio. Para qué. Tiene todo el tiempo disponible para ver la historia con calma. De modo que cuando el Mediterráneo roza sus rodillas, puede elegir el tramo adolescente, con sus notas brillantes y los veranos plácidos y la sincera alegría de Víctor, casi un padre, cuando él triunfa en los 800 metros llanos a nivel liceal, corriendo rezagado hasta los 600 para mostrar entonces toda su garra y pasar a los otros como a postes en el sprint final. Tiempo de lecturas, de primeros libros importantes y formativos. Y Paula. Regresos del liceo, tardecitas en el parque, descubrimiento de la Vía Láctea. Puede elegir las imágenes y hasta organizar el montaje. Es él, con los pies descalzos sobre las piedras del fondo, tan pulidas, y el agua ya en los muslos, es él quien traza inexorable el esquema. Por ejemplo el distanciamiento con Joaquín, que ya no toca milongas en la armónica y justifica frenéticamente la todavía apocada represión, se enrola en los grupúsculos de la ultraderecha, señala con el dedo a compañeros de clase. Y Paula. Química Orgánica con besos. Química Inorgánica con caricias. Física con todo. La madre en cambio tiene arrugas, pese a la cremoteca, y Víctor, a contrapelo de su paz interior, consigue una úlcera duodenal. El tiempo pasa. Unos abren los ojos, otros los cierran. La olita suave y traicionera le encoge los testículos. Aquí lleva tiempo adentrarse hasta lo hondo, hasta no hacer pie. La olita palpa el sexo. Paula también y ahí se quedó. Él creyó que para siempre y ella también. Se ha mantenido, en fin. Es él quien se va. La abandona por el mar infinito, por la paz enigmática. Paula es un cuerpo que él vio crecer, formarse, florecer, madurar, alojar un carácter. Y algo más. Paula, o la tentación de vida. Es arduo sobreponerse. Pero ya está. Todavía un ramalazo con la muerte de Víctor, en aquel desgraciado accidente del kilómetro 97, y el profundo desgarro de la madre, otra vez sola, más antigua que nunca. Sólo cuando el agua transparente le llega al estómago, la memoria estalla. No piensa en balaceras, porque detesta el léxico de las seriales norteamericanas, pero en realidad son eso: balaceras o ráfagas o fuego graneado. ¿Cuándo había arrancado la pesadilla? Tal vez cuando empezaron a caer los estudiantes. ¿Cómo quedarse quieto, arrinconado, a buen seguro? Y Paula. Otra forma de amor, casi un orgasmo comunitario. ¿Cómo no hacer algo, no participar? Y Paula. Qué riqueza, qué conmoción estrechar aquella vida fresca, igual y tan distinta. Qué riesgoso paraíso entrar en ella, fumar juntos, hacer proyectos, y volver a entrar en ella. Y salir después a las reuniones escondidas, donde hasta los gritos se murmuraban. Qué ciudad increíble, desacostumbrada, solidaria, discreta, osadísima, cordial, entrañable. Dos timbrazos en clave y puertas que se abren, mate, café, cerveza, planos de un trazo casi escolar, quién tiene fósforos, quémalo, chau. Y Paula. Por suerte ella no estaba cuando los pescaron en el chalecito de Atlántida. Fue a mediodía, entre turistas, bicicletas y vendedores ambulantes. Nadie pudo hacer nada. Lo habían previsto todo menos esa hora facilonga, ritual: el podrido mediodía. Los brazos horizontales, acariciando el agua, para que la olita lambetee por fin sus sobacos erizados. Es claro que había previsto la tortura y las obvias defensas mentales y los principios. Pero la realidad. Siete días y siete noches buscando y rebuscando algo para decirles que fuera verosímil y hasta medianamente cierto y que a la vez fuera inútil. Algo para que lo dejaran simplemente respirar. Y soltó aquella dirección, aquel apartamento donde ya no había nadie, porque una semana atrás ya todos se habían ido, dispersados. Y sin embargo le siguieron dando, larga, duramente, cuatro días y cuatro noches más, ya que, a partir de aquel dato, le exigían confirmaciones, continuaciones, epílogos. La vieja dirección donde ya no había nadie. Pero había. Carajo había. Mierda había. Y gracias a él, gracias a su desliz imperdonable, habían sorprendido a Omar, sólo a Omar, y se había defendido y lo habían acribillado. Ocho años desde aquello. Y nunca. El agua cada vez más fría es una soga alrededor de su pescuezo. Nunca pudo aceptarlo ante sí mismo. Aunque nadie lo supiera. Porque nadie lo supo, salvo Paula. Él mismo se lo dijo, aquí en Europa, ya aparentemente libre, porque un pasado así era demasiado para una sola memoria. Y él agradeció que ella no lo disculpara ni lo perdonara ni lo justificara ni le dijera qué vas a hacer ya pasó, él agradeció que sólo se abrazara a él y le dijera pobrecito mío. Porque eso era más o menos. Un pobre tipo con Omar a cuestas. Con Omar a quien nunca había visto, pero a quien sin quererlo había ayudado a liquidar. Y Paula. Desde ahí la relación fue otra. Porque ella comprende, comprende que él se sienta así. Sabe que él se apoya noche a noche en la altísima, infranqueable muralla de aquella muerte absurda que es como su propiedad privada y que lo separa de los otros, del mundo. Y ella se arrima y se recuesta con él en la lúgubre muralla, pero de ningún modo niega que ésta exista. Lo ayuda a encontrar soluciones, pero nunca falsas coartadas sino salidas reales. Pero no hay. Salvo ésta de entrar lentamente en el mar. Después de todo, no se va a asombrar cuando su cabeza, y con ella su pasado, su presente y su futuro, queden para siempre bajo el agua. Tiene experiencia de ese ahogo. Y el agua del Mediterráneo, pese a las denuncias sobre contaminación, es muchísimo más limpia que la del tanque con mierda de los cuarteles. O sea que es una compensación, algo como un premio que se otorga a sí mismo: ahogarse en un agua limpia, purificada y purificadora. Y Paula. La dejó bastante tranquila, en Barcelona, porque inventó que tenía que hablar sobre el Comité con Tito y Beatriz, que pasaban aquí sus vacaciones. Pero en rigor vino a hablar con el mar, con el Mediterráneo tan verde y sin Paula. Ese mismo Mediterráneo que ahora está en su mentón y sube hasta sus labios la salmuera de siempre. Y el sabor llega contemporáneamente con el grito, agudísimo en su desesperación. Sólo el ruido del agua y enseguida retorna, desgarrándose, más lejos en el aire, más adentro en el mar. No puede ni tiene derecho a hacer cálculos o a reflexionar. Dispone apenas de uno, dos segundos. El grito, que puede ser auxilio, o socorro, o simplemente ay, vuelve a quebrar la paz, esa paz enigmática ya a punto de acogerlo. Y no tiene otra opción que alzarse, sacudirse, flotar, detectar de dónde viene, y nadar, nadar, nadar con todo el vigor y la práctica de que dispone. La niña, aterrada y rubia, emerge y se hunde y emerge y se hunde y emerge y él aprovecha para asirla del pelo y sostenerla y acomodar su cuello bajo su brazo e impulsarse hacia la orilla con el otro, racionalmente, sin perder la calma, y nadar, nadar, nadar, con una nueva, acumulada, dinámica obsesión. Todo sucede como en un largo instante. Por fin la muchachita está tendida sobre la arena, y él contempla, con ojos acuosos y lejanos, cómo dos o tres robustos le aplican todos sus conocimientos sobre respiración artificial y boca a boca. Por lo menos cincuenta personas rodean el cuerpo tendido, y a cada rato alguno o alguna salen del ruedo y se le acercan y le tocan un hombro o le sonríen o le dicen bravo hombre o gracias a usted o si no es por su coraje o amigo te ganaste el día. Porque de pronto advierte que lo empiezan a tutear y la muchachita ha podido incorporarse y le han vuelto los colores y pregunta dónde está el que la trajo. Todo se va normalizando, pues. Y, sin que nadie se lo haya preguntado, alguien informa que son las once y media. Entonces él, sin el menor estupor y sin ninguna duda, es consciente de que debe subir corriendo hasta el hotel, a ver si consigue llegar a la habitación 512 antes de que la mucama recoja el sobre.

ACERCA DEL CURSO INTENSIVO DE LOGOTERAPIA

Se autoriza el uso de este material citando su procedencia:
Jimenez Sierra, B. Y Reina Cantalejo, C. (2001). Acerca del curso intensivo de logoterapia. NOUS: Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial.  (5), 73-75.

ACERCA DEL CURSO INTENSIVO DE LOGOTERAPIA

Belén JIMÉNEZ SIERRA y Carmen REINA CANTALEJO

En este año se ha hecho posible iniciar en Madrid el primer Curso de Formación Intensiva de Logoterapia, cuya duración es de tres años. Se ha desarrollado la primera fase del 12 al 16 de noviembre. Esta semana intensiva de fomación se complementa con tareas propuestas a los participantes, que consisten en lecturas y trabajos de las obras de Viktor Frankl, así como varios fines de semana en los que tendrán lugar encuentros a lo largo del año.

El curso ha contado con ponentes de la talla del Dr. Oscar Oro y Dr. Gerónimo Acevedo, Presidente y Vicepresidente de la Fundación Argentina de Logoterapia; Ana Mª Oscariz y Mª Ángeles Noblejas, Presidenta y Vicepresidenta de la Asociación Española de Logoterapia; y, como invitado especial, el Dr. Carlos Díaz, fundador del Instituto Enmanuel Mounier.

En este encuentro hemos participado personas de los diferentes puntos de España, que al haber tomado contacto, de una manera u otra, con la Asociación Española de logoterapia, estábamos interesadas en profundizar en la logoterapia, bien por motivos personales o profesionales.

Nos hemos adentrado en las bases de la logoterapia, comenzando por abordar sus fundamentos filosóficos y una visión antropológica y del mundo, ya que sin este conocimiento no es posible entender la logoterapia. Hemos tomado contacto con grandes pensadores como antecedentes o adyacentes de la logoterapia como son Jaspers, Adler, Moren, Nietzche, Kierkegaard, Heidegger, Husserl, Scheler…

La logoterapia aporta a la psicología una concepción diferente del hombre, contempla la dimensión humana ignorada por la psicología dominante que apoya un modelo de persona bio-psico-social. La logoterapia propone un cambio de paradigma al considerar al ser humano desde una perspectiva bio-psico-socio-espiritual.

Esto supone una comprensión diferente del modo humano de enfermar, adquiriendo el concepto de salud una nueva resignificación, muy importante al concebir modelos de prevención, educación y asistencia. Y en general, es una nueva forma de comprender nuestra realidad.

La logoterapia responde a la realidad hedonista que vivimos actualmente, que se plasma con unos principios tales como ?hay que ser feliz?, ?buscar el placer y evitar el displacer?, ?el sufrimiento es vergonzoso y está carente de sentido?; la responsabilidad se ignora, ?hay que pasarlo bien?; se fomentan los derechos pero no los deberes; la muerte se concibe como algo temeroso; el hombre está determinado por los condicionamientos bio-psico-sociales. Un estilo de vida así nos lleva a la frustración existencial, a una vida carente de sentido.

La logoterapia propone la autotranscendencia, que sólo puede ser tenida en cuenta desde una dimensión espiritual del ser, donde la muerte y el sufrimiento inevitable son existenciales en los que la vida también puede encontrar un sentido. El hombre no está libre de condicionamientos, no obstante, posee la libertad de decidir qué actitud tomar ante las limitaciones con que la vida nos enfrenta. Lo importante no es tanto ser feliz o infeliz, sino que nuestra vida sea una vida llena de sentido.

Este abordaje integrador de la realidad que pone a la luz la logoterapia supone un planteamiento de vida y de acción enriquecedor, necesario como complemento en disciplinas de intervención como son la medicina, la psicología y psiquiatría, la sociología, la pedagogía…

La formación del logoterapeuta  exige un amplio conocimiento de las ciencias humanas y de una profundización en la antropología y filosofía. El logoterapeuta debe mostrar congruencia entre vida y obra  y ser coherente con el mundo de los valores (logos). Ejemplo de ello es la figura de V.Frankl.

Por último, decir que esta semana de formación intensiva, además de suponer un enriquecimiento personal, ha causado ilusión y sorpresa en los participantes, porque la enseñanza de contenidos del programa ha sido dada no sólo a nivel académico, como es lo habitual, sino también a nivel de vivencias y experiencias de vida de los ponentes, todo ello mezclado con una gran dosis de humanidad que han hecho que este curso se haya vivenciado de forma intensa y emotiva. Los ponentes han sido fieles indicadores de una teoría puesta en práctica, encarnada y vivida. Además, hemos admirado su bagaje cultural, sus conocimientos y su ilusión en la búsqueda de la verdad. También destacar el respeto que han mostrado por  otras posturas antropológicas y psicológicas, que no han estado reñidas con una visión crítica argumentada de sus limitaciones.

La figura de V. Frankl ha sido expuesta con el colorido y enriquecimiento que supone el hecho de que los ponentes argentinos conozcan no sólo su obra y pensamiento, sino que hayan compartido parte de su vida con Frankl.

Terminamos con una frase de V. Frankl, a quien conocemos más después de esta semana de formación y sobre cuya vida y obra deseamos seguir profundizando especialmente a lo largo de estos tres años de formación:

?Nada hay concebible que pueda condicionar al hombre de tal forma que le prive de la más mínima libertad?.

Belén JIMÉNEZ SIERRA es psicóloga y miembro de AESLO.
Carmen REINA CANTALEJO es pedagoga y miembro de AESLO..

El sentido de la vida

El sentido de la vida

Victor Frankl, psiquiatra judío y encerrado en un campo de concentración, aprendió la diferencia entre querer vivir y dejarse morir. Analizamos el pensamiento de Frankl y su visión sobre el sentido de la vida.

Por Lluís Pifarré

1.- La realidad Primaria del Sentido

Es fácilmente observable que amplios sectores de la sociedad moderna, de manera más o menos intensa, están afectados por diversos trastornos psíquicos, que se traducen en diversas anomalías mentales, como pueden ser determinados tipos de ansiedades, complejos, depresiones, angustias, desesperanzas, aburrimiento, tedio?etc. y que les lleva a recorrer largos y costosos peregrinajes por el intrincado mundo de psiquiatras y psicólogos, como señala Victor Fraknl:

?Los pacientes acuden al psiquiatra porque dudan del
sentido de su vida o desesperan de poder encontrarlo? [1]

Frankl, afamado psiquiatra y filósofo vienés, antiguo discípulo de Freud, y fundador de la ?Logoterapia?, es uno de los pensadores del S. XX que con más amplitud y profundidad han tratado de estos conflictos psíquicos, y que ha logrado despertar el interés por ellos. Especialmente en dos de sus obras: ?La Voluntad de Sentido? y ?La Idea Psicológica del Hombre?, considera que lo primario y fundamental para vivir de acuerdo con nuestra dignidad humana es el encontrar un sentido a la vida:

?El preocuparse por hallar un sentido a la existencia
es una realidad primaria, es la característica más
original del ser humano? [2]

Por ello sostiene, que un importante porcentaje de estos trastornos mentales, proceden del ?sinsentido? de la vida en el que se desenvuelve el itinerario existencial de numerosos individuos, producto de su vaciedad interior: Diversos filósofos de la antigüedad, como Sócrates, Platón, Aristóteles, los estoicos, los epicúreos, San Agustín, y un largo etcétera, ya se habían planteado desde sus propias ópticas especulativas, el concepto del sentido de la vida. Por ello se lamenta Frankl, que este concepto que justifica y da razón de ser a la existencia humana, no se haya planteado en los gabinetes psicológicos, hasta fechas recientes:

?Durante demasiado tiempo el clamor que busca el sentido
ha sido desoído? ?Este concepto tiene una historia larga,
pero la psicología moderna, hasta hace poco apenas
lo había utilizado sobre todo porque parecía inaccesible
a la ciencia? [3]

2.- Una peculiaridad propia del ser humano

Frankl considera que la búsqueda del sentido de la vida, es una peculiaridad propia del ser humano, que lo distingue radicalmente de los animales irracionales. Y es que el hombre, como nos recuerda Heidegger, habita el mundo, que es su morada, y lo organiza de acuerdo con sus intencionales proyectos y decisiones, en cambio el animal, se limita a corretear por el mundo. Por tal circunstancia, cuando algún psicólogo con anteojeras reductivamente biologistas, concibe que la frustración por la ausencia de un sentido de la vida responde a una enfermiza falta de inseguridad, a un complejo de debilidad, o a otras instancias semejantes, expresa un notable desconocimiento de la naturaleza humana, y se arriesga a tener una visión deforme y unilateral de su realidad óntica:

?El cuidarse de averiguar el sentido de su existencia es lo
que caracteriza justamente al ser humano en cuanto
tal -no se puede ni aun imaginar un animal sometido
a tal preocupación, y no es lícito degradar esta realidad
que vemos en el hombre a una especie de debilidad,
una enfermedad, un síntoma o un complejo. Más bien es
al revés [4]. ?La frustración de la voluntad de sentido,
no es de suyo algo patológico, y está también lejos
de ser enfermizo?[5]

Frankl reconoce y autovalora la importancia de su trabajo de investigación sobre la voluntad de sentido, y la positiva aplicación de su método de la ?logoterapia?, tanto por los excelentes resultados prácticos que ha producido en sus pacientes, como por su identificación con la sensibilidad y las necesidades del hombre actual:

?Es un hecho que la logoterapia al interpretar al hombre
como un ser en la búsqueda del sentido, hace vibrar una
cuerda en el ser humano de hoy que conecta con
necesidades de nuestra época [6]

3.- El placer como categoría suprema

Una de las conductas que revelan la ausencia del sentido de la vida, es la que le atribuye al placer sensible el rango de principio y categoría suprema, y se traduce en la búsqueda desaforada de aquellos objetos que lo producen, como las drogas, el sexo, el alcohol, los juegos de azar, etc. o también en el afán desmesurado de poseer imperativamente los múltiples productos y artefactos que se ofrecen en el mercado. Alejandro Llano, dirá al respecto que ?la tendencia del disfrute inmediato de gratificaciones sensibles es culturalmente letal. Adormece la capacidad de proyecto, fomenta el conformismo y domestica la disidencia. Se mueve en una espiral descendente, que sume a las personas en el vértice del hedonismo? [7]

?La búsqueda del placer, (el principio del placer),
comenta Frankl, aparece cuando se frustra la voluntad
de sentido? [8].

Este principio hedonista del placer, que Frankl critica con su habitual agudeza, es precisamente el principio en el que Freud, fundado en las subjetivas instancias desiderativas del individuo, sustentará su tambaleante estatuto cognoscitivo. Un principio del placer, que se ha acelerado en la equívoca denominación de la ?sociedad del consumismo?, y que actuando como anestesiador del espíritu, fomenta diversas formas de inmadurez psíquica que incapacitan para descubrir el auténtico sentido de la existencia humana:

?La pregunta por el sentido de la vida es expresión
de madurez mental. En la sociedad de
consumo y abundancia sólo hay una necesidad
que no encuentra satisfacción y esa es la necesidad
de sentido, su voluntad de sentido? [9]

Y es que la abundancia de ofertas y el innumerable elenco de instrumentos técnicos cada vez más sofisticados que nos brinda el supuesto ?estado del bienestar?, aunque es evidente que satisface necesidades básicas en distintos órdenes de la vida, hay que afirmar al margen de lo políticamente correcto, que no responde a las exigencias más hondas e íntimas de la persona si se toman y se absolutizan como fines en sí mismos. Pues el simple tener y acumular bienes materiales, no perfecciona de por sí a los sujetos si no contribuyen a la perfección y enriquecimiento de su ser. Es lo que ya en los años treinta, Gabriel Marcel expresó en su conocida formulación de que el sentido y el valor de la persona ?no está en lo que tiene, sino en lo que es?, es decir, no se trata solamente de ?tener más? sino de ?ser más?, proposición que de algún modo se podría identificar con la frase de Frankl:

?Las personas tienen los medios para vivir, pero carecen
de sentido por el qué vivir?[10]

Como palpablemente se puede comprobar, este cumulo de prestaciones que hacen más fácil y cómoda la existencia y mejoran la salud colectiva, no son de por sí una fuente de alegría y de acicate intelectual, si no que más bien desembocan, como Frankl sabe poner de relieve, en la insatisfacción afectiva, y en la pérdida de sensibilidad para el agradecimiento (especialmente en los jóvenes), si no se les confiere un sentido de orden superior:

?Los pacientes en su mayoría están sanos, pero no están
satisfechos de serlo, poseen abundantes bienes sin estar
agradecidos? [11]

Poner como exclusivo objetivo la mera satisfacción de las necesidades biológicas (como pretende el psicoanálisis) simplemente para restablecer el reequilibrio homeostático o psicológico, conlleva mutilar la integridad de nuestro ser y cegar la mirada ante el horizonte de los valores:

?El ser humano no agota su realidad en la satisfacción
de los instintos o las necesidades con miras a
mantener o restablecer su equilibrio psíquico, sino
que busca originariamente, cumplimiento de un sentido
y la realización de unos valores?[12]. ?La persona no está
determinada por sus instintos sino orientada
hacia el sentido? [13]

4.- La reducción biologista

Un reduccionismo psico-biológico, chato y romo, que se sustenta a costa de marginar otras dimensiones de la estructura humana, y que para Frankl supone una errónea interpretación que alimenta la ignorancia por el sentido de la vida:

?El reduccionismo tiene razón dentro de sus límites. Su
peligro es el pensamiento unidimensional que priva la
posibilidad de encontrar un sentido? [14]

Una de las consecuencias que se asienta en el ánimo de los individuos que se dejan impregnar por la ausencia del sentido, es para Frankl el aburrimiento. Un negativo sentimiento que desembocando en la abulia y la tristeza, se distribuye en un amplio repertorio de actitudes y comportamientos que se detectan por la falta de ilusiones y proyectos, o en la rutinaria frivolidad e insulsez de las conversaciones nutridas con los tópicos y cliches al uso, en un ir ?matando? y perdiendo tediosamente el tiempo, también en la reiterativa monotonía y falta de imaginación que se aprecia frecuentemente en los medios de comunicación, y cuyos obtusos autores tienen que suplantar su falta de talento recurriendo al mal gusto, las expresiones soeces, la fácil chabacanería o el papanatismo de moda, ante una masificada audiencia tan mediocre y aburrida como ellos, etc. Situaciones todas ellas, que ponen de manifiesto un vacío existencial que Frankl lo juzgará como el cáncer de nuestra época

?La gente vive en un vacío existencial que se manifiesta
sobre todo en el aburrimiento?[15] ?La gran enfermedad
de nuestro tiempo es la carencia de objetivos, el
aburrimiento, la falta de sentido y de propósito? [16]

5.- La asequibilidad del sentido de la vida

Pero encontrar el sentido de la vida, no es algo que se pueda lograr mediante disposiciones en el boletín oficial, o por imperativos sociales de autoridad, sino que es una posibilidad asequible para cualquier persona que encuentre la razón u ?objeto?, con la suficiente dignidad para justificar un verdadero sentido y arrastrar a la voluntad hacia su realización:

?La Voluntad de Sentido no puede ordenarse, es más bien
un acto intencional que no permite una autoimposición.
Para que surja debe ofrecerse un objeto. La búsqueda
de un sentido no es un asunto de una minoría intelectual.
sino de cada individuo [17]

Por ello, no hay que poseer una especial capacidad intelectual o ser un individuo con cualidades eminentes, para plantearse la necesidad de encontrar un sentido a la vida, y esto es así de natural, por la simple razón de que hallar un sentido es algo esencial a nuestra naturaleza:

?El sentido está a la alcance de la mano de todas y cada
una de las personas? [18]

Frankl comenta de que en la medida que aumenta el peso y gravitación de nuestros deberes y compromisos personales, y asumimos nuestras propias responsabilidades, sin atribuir a los demás las deficiencias de nuestros actos, también en esa medida, se incrementa la conciencia y el sentido de nuestra vida:

?Las dificultades cuanto más grandes sean, acentúan
el carácter de deber que tiene nuestra existencia y con
ello se da más sentido a la vida? [19].
?El interrogante de la vida puede ser contestado
si asumimos nuestra vida con responsabilidad que es
el sentido de nuestra existencia? [20].

El panorama existencial que Frankl nos traza, nos abre a una fundada y alentadora esperanza, al formular la posibilidad de que vivir de acuerdo con un sentido supone un impulso de la creatividad imaginativa y una motivación de la voluntad para ser capaz de plasmar nuevas e insospechadas realizaciones. El despertar de las facultades, establece las condiciones óptimas para descubrir un significado trascendente, hasta en los quehaceres más prosaicos y corrientes que realizamos en todos los tramos de nuestra vida, y que supone una concepción vital que se opone frontalmente al absurdo sartriano de la existencia

?El ser humano llega a ser creativo cuando logra
extraerle sentido a una vida que parecía absurda.
La vida es potencialmente significativa hasta el
último momento, hasta el último aliento? [21]

Para Frankl, el ácido corrosivo que disuelve el sentido de la vida, es la psicología de inspiración nihilista, cínicamente desenmascadora, que rechaza la dimensión espiritual y libre del ser humano y se niega a aceptar que la vida tenga un sentido de significación trascendente. Pero el precio a pagar por la materialista herencia recibida, es la obtención de un ser humano domesticado y biológicamente satisfecho, que por influencia de Nietzsche era, en última instancia, el objetivo que pretendía Freud de sus pacientes. Detrás de ese objetivo sólo queda una enigmática irracionalidad, sumergida en la insustancial vaciedad de su existencia, y cuando el individuo sensiblemente autosatisfecho, se atreve a arrimarse a su propia indigencia, siente el vértigo del abismo eternamente frío de la nada

?Esa psicología que a sí misma se llama deslarvante
y que no acepta la voluntad de sentido, ni aun en lo
espiritual en el ser humano, tilda como máscara lo
que es algo primario, original e irreductible. Lo que
se esconde detrás de esa psicología deslarvante, es la
tendencia a desenmascarar, a desvalorizar, una
tendencia que repudia lo espiritual del hombre y que de
este modo se declara a sí misma esencialmente nihilista? [22].

6.- El ser humano remite más allá de sí mismo

¿Pero en que realidad concreta y determinada debe fundarse la actividad humana, para encontrar un auténtico sentido en su vida? ¿No puede ocurrir, que sin darnos cuenta, estemos suscitando la necesidad de un sentido abstracto y vacío de contenido? Es lo que apunta Alejandro Llano cuando escribe: ?La cuestión del sentido no se dilucida ya en el ámbito del pensamiento abstracto, sino en el inmediatismo del contacto vital, en los encuentros personales, en el movimiento corporal, en la música y en el canto? [23].

Es indudable que el ser humano encuentra el sentido de la vida, en una diversidad de positivas y enriquecedoras actividades culturales, científicas, artísticas, deportivas etc, como Frankl señala en diversas ocasiones. Es cierto, por tanto, que existe todo un campo de posibilidades dadoras de sentido, pero también es cierto, que el auténtico y verdadero sentido, el que responde a las exigencias más hondas e íntimas del ser humano, es el sentido que se inspira en la dimensión trascendente de la persona, que no es otro, que el sentido que se funda en Dios como el acto de ser perfecto que posee la plenitud de sentido. Frankl reproduce la frase de Einstein en la que dice: ?preguntar por el sentido de la vida significa ser religioso? [24], e interpretar el verdadero sentido, dirá el psiquiatra vienés, supone ser espiritual:

?La interpretación del sentido supone que el ser humano
es espiritual? ?El hecho antropológico fundamental es
que el ser humano remite siempre más allá de si mismo,
hacia algo que no es él, hacia algo o hacia alguien, hacia
un sentido. El ser humano se realiza a si mismo
en la medida que se trasciende? [25]

Frankl afirmará a lo largo de sus escritos, su atrevido silogismo, que el paso del tiempo se cuida de corroborar cada vez más, de que un elevado porcentaje de grados diversos de neurosis que sufre el hombre actual, tienen su origen en el bloqueo represivo de las virtudes y valores espirituales de la persona que se aprecia en la sociedad contemporánea, que le hacen desembocar en la pérdida de la voluntad de sentido y el vacío existencial.

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[1] Victor Frankl, , ?El Hombre Doliente?, Ed. Herder, Barcelona, 1984, p 36
[2] Idem?La Idea Psicológica del Hombre?, Ed. Rialp, Madrid, 1965, p93
[3] Idem, La Voluntad de Sentido?, Ed. Herder, Barcelona, 1983, p 250-255
[4] Idem, p 58
[5] Víctor Frankl, ?La Idea Psicológica del Hombre?, p 59
[6] Idem, p 187
[7] Alejandro Llano, ?La Nueva Sensibilidad?, Espasa Calpe, Madrid, 1988, p 166
[8] V. Frankl, ?La Voluntad de Sentido?, p 12
[9] Idem, p 226
[10] Idem, p 245
[11] Idem, p 229
[12] Víctor Frankl, ?El Hombre Doliente?, p 38
[13] Víctor Frankl, ?La Voluntad de Sentido?, p 111
[14] Víctor Frankl, ?El Hombre Doliente?, p 17
[15] Idem, p 14
[16] Idem, p 22
[17] Víctor Frankl, ?La Voluntad de Sentido?, p 178
[18] Idem, p 250
[19] Idem, p 15
[20] Idem, p 16
[21] Idem, 246
[22] Víctor Frankl, ?La Idea Psicológica del Hombre?, p 116
[23] Alejandro Llano, ?La Nueva Sensibilidad, p 116
[24] Víctor Frankl, ?La Voluntad de Sentido?, p 115
[25] Víctor Frankl, ?El Hombre Doliente?, p 45 y 59

LA INTENCIONALIDAD: TÚ-Y-YO

Se autoriza el uso de este material citando su procedencia:
Díaz, C. (2001). La intencionalidad: tú-y-yo. NOUS: Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial.  (5), 77-99.

LA INTENCIONALIDAD: TÚ-Y-YO

Carlos DÍAZ

La intencionalidad, centro de la fenomenología husserliana

Heredada de la escolástica primero1, y después de Brentano2, la intencionalidad es liberada por Husserl de la oscura caverna de la subjetividad en que la tenía encerrada su maestro, cuyo sicologismo se caracteriza por establecer un hiato entre el mundo de las vivencias y el mundo de la realidad objetiva (no-yo). Por decirlo brevemente, el sicologismo brentaniano sería la antítesis del conductismo sin sujeto. Husserl simplifica la situación afirmando que la intencionalidad es Bewusstsein-von, conciencia-de, no conciencia más de, no conciencia sin de, no conciencia antecedente sino conciencia que es más que conciencia, conciencia-de, a la vez que autoconciencia3.

No existe por un lado una noesis (sujeto) cerrada y por otro un noema (objeto) igualmente cerrado. La esencia de la intencionalidad radica en que noesis y noema consisten en su mútua apertura, en su bipolaridad. Sujeto y objeto sólo tienen sentido en su mútua referencia. Es frecuentemente engañoso decir que los objetos entren en la conciencia, o que inversamente la conciencia o el yo entren en relación con ellos de tal o cual manera, y paralelamente es engañoso decir que las vivencias intencionales contienen en ellas los objetos. Lo auténtico es que sólo hay una realidad a la vez sujeto-objeto. Si por un imposible entráseis en la conciencia, seríais arrastrados por un torbellino, lanzados hacia fuera de ella misma. Pues la conciencia no tiene dentro, ella no es más que el hacia afuera de sí misma, y esta huida absoluta, esta renuncia a ser una sustancia, es lo que la constituye como esencia4.

Ser conciencia-de no es tan solo limitarse a decir: aquí está ya el mundo terminado y yo lo fotografío tal como es. No. Tal sería la visión ingenua de la realidad. Ser conciencia-de es construir, dotar de sentido a los datos fenoménicos caóticos que me envía lo noemático. Sólo cuando el noema es constituido por la noesis nos encontramos con una realidad dotada de sentido.

Entre personas, cuando una es noesis la otra es noema; si te trata de autorreflexión, la persona se desdobla en una que es cogitante y la otra que es «cogitada». Este es un privilegio, el de poder objetivarse, que sólo corresponde al ser humano. Pero no siempre es fácil la dialéctica yo/no-yo.

Heidegger: contra el subjetivismo del sujeto

Heidegger se pregunta por la intencionalidad como «sentido del ser» (pregunta ontológica), pues el fundamento último de lo real se ha pensado y dicho en la tradición filosófica con la palabra «ser»; mas la dilucidación de lo que significa «ser» en la relación «ser y pensar» es imposible sin una previa «analítica» de la realidad humana (Dasein, ser-ahí). Por eso mismo la analítica existencial de dicho Dasein es una «ontología fundamental» y no una ontología regional, ya que hace posible la pregunta por el ser en general. Sólo desde el ser podría entenderse al hombre, y no a la inversa, por eso Heidegger no hace antropología, sino ontología: el hombre es el ahí-del-ser. De este modo la comprensión y revelación del sentido del ser tiene lugar a través del hombre (Dasein), pero eso no significa en modo alguno que éste sea el fundamento del ser, y ello por dos motivos:

a. Porque eso significaría caer en el «subjetivismo» y en el «humanismo» de la modernidad que Heidegger rechaza.
b. Porque eso sería hacer del humano (ente privilegiado) el lugar de manifestación del ser, cuando es precisamente a la inversa: es el ser el que fundamenta la comprensión del ente, incluso de ese ente privilegiado que es el ente humano. Lo cual propiciaría una visión del mundo en el que el hombre se entiende: a’. Como sujeto, y el mundo como objeto manipulable con razón instrumental, tecnológica, objeto de explotación. b’. Como ser que se apropia la verdad en forma de certeza y como utilidad, es decir, como principio de determinación absoluta, como voluntad de poderío. c’. Como ser que piensa y habla con un mero conocer representativo y como un significar empírico-reproductivo o figurativo.  

Contra el mero objetivismo sin sujeto

De todos modos, tampoco podría pensarse al ser sin ponerle en relación con el pensar humano que le piensa: «Decimos demasiado poco del ‘ser mismo’ cuando diciendo ‘ser’ excluímos al hombre, ignorando con tal proceder que él mismo constituye ‘el ser’; asimismo decimos demasiado poco del hombre cuando diciendo ‘el ser’ (no el ser del hombre) afirmamos al hombre y sólo en un segundo momento le hacemos entrar en relación con ‘el ser’. Pero también decimos demasiado si entendemos al ser como lo omniabarcante y al hombre como un ente particular entre otros (plantas, animales, poniéndole luego en relación con el ser, pues ya en la esencia del hombre está contenida la relación».

La analítica existencial

Aunque Heidegger es discípulo aventajado de Edmund Husserl, su «analítica existencial» (es decir, su análisis de la realidad humana, o sea, del Dasein o ser-ahí, o mejor aún, del ahí-del-ser) no se deja adscribir a ninguna escuela. En efecto, Heidegger llama «ontológico-existencial» (existenzial) a lo que expresa o manifiesta el ser del Dasein -la existencia-, a diferencia de lo «óntico-existencial» (existenziell), que afecta a las particularidades de cada concreto existente humano, al modo en que cada uno conduce o interpreta su propia existencia. Por su parte, a la esencia del Dasein Heidegger la denomina Existenz (existencia) o forma de ser (Seinsart), por eso «la esencia del ser-ahí radica en su existencia», como dice en su obra «Ser y Tiempo». Esa esencia está compuesta por una multiplicidad de rasgos sin principio unificante, cuya unidad no necesita ser otra cosa que la de formar parte del hecho de la existencia, del hecho de ser así (y no al modo del «yo pienso» kantiano, o de una sustancia, o de cualquier otro principio supremo). Tal esencia no es mero «pensamiento», sino libertad: la existencia precede a la esencia, y por eso el humano no tiene una naturaleza o esencia, sino que es invención de su propia libertad; el resto de las cosas cobra sentido ante la existencia humana.

El Dasein, ser-en-el-mundo

Pero el ser humano es un ser-en-el-mundo. ‘Mundo’ «no significa en modo alguno el ente terrenal a diferencia del celestial, ni tampoco lo secular a diferencia de lo espiritual, sino un estar abierto a la comprensión del ser desde una situación, o un encontrarse determinado y proyectado a un número indefinido de posibilidades» («Carta sobre el Humanismo»). Antes de todo captarme a mí mismo como sujeto estoy ya en el mundo, horizonte a priori de todo conocer y de todo autoconocer: no hay ninguna captación de mí mismo que no sea a la vez e inevitablemente de mí en el mundo, de mí que soy un quién irrepetible (Jemeiningkeit), y no un qué. La idea de ser-en-el-mundo pone de manifiesto que la humana intencionalidad primera no está referida a objetos o series sucesivas de objetos, sino a una totalidad de significado abierta, a la existencia en cuanto que ella pone de manifiesto el ser al que ella está abierta.

El Dasein, ser-en-el-mundo-con-los-otros

Ahora bien, ser-en-el-mundo es también ser-con-los-otros. El mundo del ser-ahí es el mundo del «ser con» (Mitsein). Si la disponibilidad o manejabilidad (Zuhandenheit), y el «estar dado» de los útiles (Vorhandenhait) son los tipos o formas básicas de los entes intramundanos, el ser-con-los-otros es un existencial humano, un carácter estructural de la existencia y no un modo de ser de las cosas, por eso no es un mero «ocuparse de» (Be-sorgen), sino un «preocuparse por» (Fürsorge), un tener «cuidado» (Sorge) de los demás y de sí mismo para desarrollar su libertad anticipándose (mediante su «preserse»), proyectándose y autotrascendiéndose: en esta apertura al tiempo sin reducirse al presente inmediato es en la cual el ser y el tiempo (entendido como temporalidad, es decir, como unidad de pasado, presente y futuro) entran en relación de vecindad y de cercanía5.

El riesgo de la caída

Tal actitud será la que evite su reducción a la mera «facticidad», al mero vivir en la condición ingenua, y en consecuencia será la que evite la «caida» (Verfallen), a la que sin embargo se expone continuamente el mundo de la técnica actual6.

El momento deconstructivo o destructivo

Desde esos existenciales o componentes básicos de la identidad del Dasein, y no habiendo algo así como un «grado cero» de la comprensión del mundo y del ser, es decir, un encuentro directo con la realidad, para entender en profundidad la identidad del ser hemos de movernos en un determinado círculo de posibilidades; algunas de ellas nos han sido transmitidas erróneamente, de ahí que por fidelidad a la realidad misma hayamos de ejercer la crítica de la historia y de la tradición.

El ser, la nada y la angustia

Sólo a quien intenta hacer por sí mismo la experiencia de comprender el ser desde el propio Dasein le es dado entender algo de lo que está buscando. Ahora bien, la experiencia del ser es a la vez vecina a la experiencia de la nada, y ésta se capta por otra parte desde situaciones límites como la angustia, una angustia que no es sicológica sino existencial. «La ciencia admite la nada, es decir, la abandona con indiferencia desde su altura como aquello que no hay. El pensamiento, que siempre es por esencia pensamiento de algo, para pensar la nada tendría que actuar contra su propia esencia. Porque la nada es la negación de la omnitud del ente, es sencillamente el no ente. Con ello subsumimos la nada bajo la determinación superior del no y, por tanto, de lo negado.

¿Hay nada solamente porque hay no, esto es, porque hay negación? ¿O no ocurre, acaso, lo contrario, que hay no y negación solamente porque hay nada? Nosotros afirmamos: la nada es más originaria que el no y que la negación. Si esta tesis resulta justa, la posibilidad de la negación como acto del entendimiento y, con ello, el entendimiento mismo, dependen de alguna manera de la nada. Si vamos a interrogar a la nada, es preciso que previamente la nada se nos dé. Es menester que podamos encontrarla. ¿Dónde buscar la nada, cómo encontrarla? Para poder encontrar algo, ¿no es preciso saber que está ahí? Efectivamente. Casi siempre ocurre que el hombre no puede buscar algo si no sabe por anticipado que está ahí lo que busca. Pero en nuestro caso lo buscado es la nada.

La nada es la negación pura y simple de la omnitud del ente. Es preciso que, previamente, la omnitud del ente nos sea dada para que como tal sucumba sencillamente a la negación, en la cual la nada misma habrá de hacerse patente. Pero ¿cómo vamos a hacer nosotros -seres finitos- que el todo del ente sea accesible en sí mismo, en su omnitud, y especialmente que sea accesible para nosotros? Podemos, en todo caso, pensar en ‘idea’ el todo del ente, negar en el pensamiento este todo así formado y luego ‘pensarlo’ como negado. Pero por este camino obtendríamos el concepto formal de una nada figurada, mas no la nada misma»7.

La nada, la angustia y la trascendencia

Ahora bien, «¿hay en la existencia del hombre un temple de ánimo tal que le sitúe inmediatamente ante la nada misma? Se trata de un acontecimiento posible y, si bien raramente, real por algunos momentos, en ese temple de ánimo radical que es la angustia. Angustia es radicalmente distinto de miedo. El miedo de algo es siempre miedo a algo determinado. La angustia no permite que haya semejante confusión. Lejos de ello hállase penetrada por una especial tranquilidad. Es verdad que la angustia es siempre angustia de, pero no de tal o cual cosa. La angustia de es siempre angustia por, pero no por esto o lo otro. Sin embargo, esta indeterminación de aquello de que y por que nos angustiamos no es una mera ausencia de determinación, sino la imposibilidad esencial de ser determinado.

La angustia hace patente la nada. Estamos ‘suspensos’ en angustia. La angustia nos deja suspensos porque hace que se nos escape el ente en total. Si muchas veces en la desazón de la angustia tratamos de quebrar la oquedad del silencio con palabras incoherentes, ello prueba la presencia de la nada. Pero ¿qué quiere decir que esa angustia radical solo acontece en raros momentos? Que la nada, con su originariedad, permanece casi siempre disimulada para nosotros. ¿Y qué es lo que la disimula? La disimula el que nosotros, de uno u otro modo, nos perdemos completamente en el ente. Cuanto más nos volvemos hacia el ente en nuestros afanes, tanto menos le dejamos escaparse como tal ente, y tanto más nos desviamos de la nada, y con tanta mayor seguridad nos precipitamos en la pública superficie de la existencia. La nada misma anonada. El anonadar no es un suceso como otro cualquiera, sino que, por ser un rechazador remitirnos al ente en total que se nos escapa, nos hace patente este ente en su plena, hasta ahora oculta extrañeza, como lo absolutamente otro frente a la nada»8.

Después de todo, ¿qué hemos podido decir del ser? Bien poco. Pero ¿acaso no es ese «bien poco» lo suficiente para evitar decir demsiado? Según Heidegger, «existir (ex-sistir) significa estar sosteniéndose dentro de la nada. Sosteniéndose dentro de la nada, la existencia está siempre más allá del ente en su totalidad. A este estar allende el ente en su totalidad es a lo que nosotros llamamos trascendencia. Si la existencia no fuese en la última raíz de su esencia un trascender, es decir, si de antemano no estuviera sostenida dentro de la nada, jamás podría entrar en relación con el ente ni, por tanto, consigo misma.

Con esto hemos obtenido ya la respuesta a la pregunta acerca de la nada. La nada no es objeto ni ente alguno. La nada no se presenta por sí sola, ni junta con el ente, al cual, por así decirlo, adheriría. La nada es la posibilidad de la patencia del ente como tal ente para la existencia humana. La nada no nos proporciona el concepto contrario al ente, sino que pertenece originariamente a la esencia del ser mismo. En el ser del ente acontece el anonadar de la nada. La nada es el origen de la negación y no al revés. Al quebrantar así el poder del entendimiento  en esta cuestión acerca de la nada y el ser, hemos decidido al mismo tiempo la suerte de la soberanía de la ‘lógica’ dentro de la filosofía. La idea misma de la ‘lógica’ se disuelve en el torbellino de un interrogante más radical.

La metafísica es una transinterrogación allende el ente para reconquistarlo después conceptualmente en cuanto tal y en total. En la pregunta acerca de la nada se lleva a cabo esta marcha allende el ente en cuanto ente, en total. Se nos ha mostrado, pues, como una cuestión ‘metafísica’. El ser es, por esencia, finito, y solamente se patentiza en la trascendencia de la existencia que sobrenada en la nada. El ir más allá del ente es algo que acaece en la esencia misma de la existencia. Este trascender es, precisamente, la metafísica: lo que hace que la metafísica pertenezca a la ‘naturaleza del hombre’. No es una disciplina filosófica especial ni un campo de divagaciones: es el acontecimiento radical en la existencia misma y como tal existencia»9.

Pero la intencionalidad humana, que es intelectiva, es también afectiva, tanto que unas veces se hipertrofia y otras se atrofia. No Heidegger, sino otros discípulos de Husserl como von Hildebrand así lo estudiaron. Veamos.

Desviaciones hipertróficas de la intencionalidad en von Hildebrand

Sentimentalismo
En lugar de centrarse en el objeto intencional (noema) que origina nuestra respuesta afectiva, la persona se centra en su propio sentimiento noético; el contenido de la experiencia se desplaza de su objeto al sentimiento ocasionado por el objeto, y así la conmoción hasta las lágrimas sirve más que nada de instrumento para procurarse un gozo, una sensación placentera, degradando el sentimiento a un puro estado emocional, el sentimentalismo. Resultado: carente de refrendo objetivo y de criterio verificable de contrastación, este egotista queda embrollado en la dinámica de su propio corazón sin saber distinguir entre lo grande y lo pequeño, y de este modo termina enredado en disputas pequeñas y triviales, como es usual entre personas de pocas luces y de mente estrecha: un exceso de ego empequeñece la afectividad del yo, por paradoja.

Autocomplacencia
Se da esta situación cuando el sujeto toma su propio entusiasmo como señal de hallarse en posesión de la virtud, lo cual no debe tomarse por intensidad afectiva, sino por estado narcisista y desordenado del alma. Variante de lo mismo: quien, no sabiendo frenar su sentimiento de compasión ante el borracho que le suplica una copa más, se la sirve aunque ello resulte desastroso para el borracho mismo. Esta persona ignora que el verdadero amor obliga a pensar en el bien objetivo de nuestro prójimo (alguna vez en la vida «quien bien te quiera te hará llorar»), y que en ocasiones un «no» puede ser una manifestación mucho más verdadera de afecto que un «sí». Ciertos corazones «demasiado buenos», más que benevolentes o delicados, son débiles y desordenados.

Histeria
Esta perversión intencional puede darse incluso cuando uno se acerca a Dios simplemente para saborearse a sí mismo, degustar los propios sentimientos, instrumentalizando la oración como medio para satisfacerlos. Aquí se desconoce el pesar contrito, así como la voluntad de no volver a pecar, toda vez que se hace de la contricción un mero estado emocional. Verdad es que el amor no puede existir sin una constante agitación, pero bajo el signo de una orgía de contricciones, según se vive en determinadas sectas, el agente puede llegar a entregarse a un frenesí de remordimiento público revolcándose por el suelo y lanzando gritos salvajes, aunque volviendo después a la «normalidad» sin que se haya operado ningún cambio fundamental en su vida, pero sintiéndose mejor tras la liberación emocional de la mala conciencia. Se trata de una autoindulgencia emocional, de una «confesión barata».

Exhibicionismo
Ante una gran audiencia el sujeto se recrea hinchando retóricamente su indignación o/y su entusiasmo. Y, luego, nada de nada. Los espejos harían bien reflexionando un poco antes de devolver las imágenes.

Desviaciones atróficas de la intencionalidad

A veces ocurre lo contrario: no mostramos nuestro lado afectivo a quienes nos rodean: si son alumnos, los tratamos como a máquinas de archivar, decimos que valen para ciencias o para letras, sin preguntarnos si son buenos, etc. La estadística, el resultado sin la intención, todo eso nos hace vivir vidas burocráticas, que no dan de sí todo lo que llevan dentro, y que secan la riqueza de humanidad que podrían gozar.

Esteticismo
El esteticista, en lugar de interesarse por el herido grave en un accidente, se preocupa sobre todo de observar sus reacciones, su expresión, etc, pues sólo le interesa la clasificación estadística, la ocasión para aumentar el conocimiento, la curiosidad, etc. Difícilmente podría decirse de este afectivamente mutilado que su conocimiento llegará a profundo, pues le falta la empatía necesaria para entrar en lo vivo, en lo irrepetible, que forma parte inextirpable de lo real. Una variante de lo mismo puede darse en el esteta refinado, con un corazón, si no endurecido, sí helado. Nerón se deja conmover por la llama que incendia la ciudad, permaneciendo indiferente al achicharramiento de los ciudadanos. Mucho esteticismo desmayado se esconde en general en todas las manifestaciones del arte por el arte, o del arte-espectáculo. Sin embargo, esta falta de corazón dista de ser desapasionada como presume, pudiendo llegar a generar fanáticos del esteticismo, para quienes no importa el sufrimiento ajeno, ya que la compasión les parece una abominable debilidad.

Pragmatismo
Para el utilitarista, para el pragmático, toda experiencia afectiva resulta superflua y constituye una pérdida de tiempo, por eso -carente hasta de la menor educación sentimental, incapaz de entender los dolores fecundos- se mofa de cualquier gesto de compasión por el sufriente, de ahí que diga: «la compasión no ayuda, haz algo y no pierdas el tiempo con sentimentalismos». También para el burócrata metafísico sólo cuentan las cosas que tienen realidad jurídica, de ahí que su afectividad se reduzca a la satisfacción que siente al cumplir al pie de la letra las prescripciones legales10.

Amargura
El corazón del amargado ha sido cerrado y endurecido por algún trauma o por alguna herida inflingida por alguien a quien amaba ardientemente, o por el mal trato de la vida. Ese empequeñecimiento o supresión completa de la afectividad, que cierra su corazón -lo sella- por temor, malentiende los ideales religiosos, considera equivocadamente toda afectividad como una pasión, teme el riesgo que implica todo sentimiento o todo ‘querer cautivado’, y luchando por silenciar su corazón recela de cualquier respuesta afectiva como si perjudicara a la integridad de la moral o, por lo menos, como algo innecesario: la voluntad reduce a propósito toda la afectividad y silencia el corazón. Lo encontramos también en quien lucha por conseguir la apatía y coloca la meta del sabio en la indiferencia.

Endurecimiento
Hay afectivamente impotentes; ni saben lo que es una emoción, ni se interesan en aprenderlo, de tal modo que su corazón parece tan bruñido como el acero. Puede consumirles todo tipo de sentimientos negativos (odio, rabia, ira, envidia, avaricia, orgullo, codicia, pánico, etc), comportándose entonces como animales salvajes, pero son incapaces de dejar afectar su corazón, porque los afectos y dolores que verdaderamente llegan al alma han debido despejarse previamente de todos los sentimientos destructivos. Tales gentes no podrán dejar hablar a su corazón: sabido es que el toro manso cuando se ve acorralado se vuelve violento, mas no por ello bravo. No debe tomarse, sin embargo, por tales a quienes padecen una afectividad débil, oscura, salvaje. Un borracho víctima de su propio vicio puede poseer un corazón sensible; un irascible, a pesar de que su irascibilidad le lleve a violentas explosiones de iracundia, puede asimismo tener buen corazón.

Un mismo resentimiento como fondo
En el fondo de las anteexaminadas posiciones late el resentimiento que no acepta que otro lo haya hecho mejor y merezca por su excelencia un homenaje. El resentido destruye los valores por no poderlos sustanciar él mismo, se cierra al reconocimiento del superior cuya superioridad siente como una aminoración de la propia valía. Si el alma noble se alegra incluso por aquellos valores que ella misma no es capaz de realizar, felicitando cordialmente al vencedor por haber sido capaz de lo sublime, por el contrario el resentido envidia o incluso llega a odiar aquello que es mejor que él, de ahí su crítica a los mejores, negándoles, discutiéndoles o rebajando sus cualidades; en los casos más agudos se llega incluso a falsificar la tabla de valores mismos, es decir, al resentimiento contra el valor en cuanto tal11. Falta aquí lo que llama Martin Buber la Auslese: hacer posible la densidad selectiva del preguntar bien orientado desde la capacidad de seleccionar y de elegir que ha de poseer la persona, es decir, desde su inventividad, desde su intención creativa (Absicht)12. Quien no sea capaz de anticipar la pregunta del maestro no sabrá responderla.

La intencionalidad en el personalismo comunitario

La persona es relación

Considerada en su realidad intencional, la persona es un subsistente: un subsistente relacional. Junto a la tradición quietista que acentúa el carácter de autoposesión de la persona, una nueva tradición, la de Ricardo de San Víctor y otros en el siglo XII, sin negar esa dimensión personal, acentúa la dimensión relacional distinguiendo entre el sistere (estar quieto), y el existere (venir de u originarse de) personal: la persona subsistente es relacional, relación subsistente con Dios, y con las demás personas. Vivir es con-vivir, mirar es mirar y ser mirado:

«El ojo que ves no es
ojo porque tú le veas,
es ojo porque te ve»13

No somos la suma de un yo más un tú separados; entre tú y yo y entre yo y tú vamos caminando14, entre «nosotros existe o surge de tiempo en tiempo una relación esencial; es decir, que en el ‘nosotros’ rige la inmediatez óntica que constituye el supuesto decisivo de la relación yo-tú. El nosotros encierra el ‘tú’ potencial. Sólo hombres capaces de hablarse realmente de tú pueden decir verdaderamente de sí ‘nosotros’»15. Alteridad y yoidad conviven en el nosotros que somos16, en su recíproca inter-relación: «yo llego a ser yo en el tú; al llegar a ser yo, digo tú»17. Yo-y-tú podemos personificarnos, o cosificarnos y embrutecernos; cuando la personificación vence sobre la cosificación, se produce el roce con la eternidad18, la comunificación perfecta, el nosotros verdadero19. Autonomía abierta, cuyo sí mismo no se ensimisma, la persona ejercita la libre afirmación de su ser con las demás personas; socialidad dialogante, su diálogo es duálogo20, y su existencia (o ek-sistencia: su procedencia de otros) no es ego-céntrica, sino inter-comunicada, ex-céntrica, en la medida en que com-parte su centro con otros centros, está intercomunicada:

«Poned atención:
un corazón solitario
no es un corazón»
(Antonio Machado)

Siendo-en-el-mundo, la persona no es un «yo» cerrado o clausurado que en un segundo momento hubiera de abrirse al tú, ni un yo antecedente separado al que luego se le añadirían desde el exterior unos tús consecuentes, sino un yo-contigo-y-con-nosotros desde el inicio21. En la relación personal se da el perderse-encontrarse, el desposeerse-poseerse: únicamente posee quien da, pues (antítesis de las garras y de la mano prensil) las manos humanas se llenan tanto más cuanto más vacías se quedan por amor. No busque nadie la humanidad en el egocentrismo aislacionista, sino la identidad a través de la alteridad, en la alterificación, es decir, en el hacerse otro (alter) sin dejar de ser uno. En esta dialéctica, donde el ipse es idem a través del alter, el uni-verso se hace multi-verso. Persona es antítesis de solipsismo egocéntrico, o sea, encuentro, ad-venimiento, acontecimiento, y por tanto rechazo del absurdo, que consiste en permanecer sordo-de (ab-surdus) ante el otro. La relación humana capaz de generar encuentro siempre nos inter-esa con interés des-inter-esado, ya que en ella vivimos nuestro ser (nuestro es) como un des-vivirnos por el tú, cuya suerte me interesa. Desvivirse interrelacionándose es lo verdaderamente inter-esante: interés óntico, que es desinterés ético22.

La persona como «persona tú-y-yo»: la relación interpersonal

En la lengua aymara hay cuatro personas, y la primera es tú. La prioridad dada al tú está en relación con la diferenciación entre el humano y lo no-humano. Los pronombres juma (tú y los tuyos, pero no yo ni los míos), jiwasa (tú y yo con o sin los demás), naya (yo y los míos, pero no tú y los tuyos), jupa (ni tú ni yo, él o ella y los suyos) se utilizan exclusivamente para las personas, no para los animales ni para las cosas, para los cuales se reservan aka (esto), uka (eso), khaya (aquello), por lo que su empleo para personas sería un insulto; es importante para un aymara reconocer la humanidad del otro, para no tratarlo como a un perro23.

Por su parte los guaraníes, sociedad sin Estado, mantienen una economía de la reciprocidad24, y su sistema simbólico se encuentra vehiculado por una lengua donde el «nosotros» es esencial y el «yo» se ve sustituido por un nosotros con múltiples acepciones: nosotros masculino, femenino, exclusivo o incluyente. El guaraní responde a un tipo de cultura centrada en el «nosotros», y no en el «yo».

Frente al impersonalismo que plantea la vida como un quid pro quo (tratando a las cosas como si fuesen personas), el personalismo quiere descubrir el camino de vuelta, el rescate de los pronombres yendo del ello al él; del él al tú; del tú al yo; del yo al yo-y-tú; del yo-y-tú al nosotros personalista y comunitario. Para nosotros, «la experiencia primitiva de la persona es la experiencia de la segunda persona. El tú, y en él el nosotros, preceden al yo, o al menos lo acompañan»25. En resumen, el personalismo afirma que «el ser humano es por definición altruista, puesto que está vuelto hacia el otro»26, y que «el yo, para realizarse, llama oscuramente a un tú todavía no conocido. Pero, cuando la reciprocidad comienza a ser explícita, desplaza los campos de acción y de conocimiento aislados. El yo ya no vive en sí mismo, ni siquiera en el tú, sino en el nosotros»27.
                                                                     
Tú-y-yo, fragilidad relacional compartida

Según el Talmud, «nunca hay que hablar bien del prójimo, pues por ese camino se puede llegar a hablar mal de él. La prudencia aconseja, pues, callar el elogio a fin de no sucumbir enseguida a la tentación de denigrar a la persona alabada»; hablar de alguien sería darle tratamiento de tercera persona. Sin duda, «si seguimos al pie de la letra la prescripción talmúdica, nos veríamos condenados al silencio o al lenguaje de la pura invocación; en efecto, decir ‘él’ ya sería hablar mal de alguien. Pero esta moral no ha de aplicarse puntualmente. Nos recuerda solamente que las demás personas no pueden ser nunca un tema como cualquier otro y que ese ‘él’, pronombre de la persona, es ciertamente ‘la palabra más perversa de la lengua’. Se habla del prójimo por toda clase de buenas razones, pero también para no tener que responderle; uno cubre de predicados la desnudez de su rostro para no oír su llamada; uno le asigna cualidades para esquivar su emplazamiento: ésa es la esencia de la calumnia, y la mentira no es más que una agravación de esta fundamental escapatoria»28.

Tanto el yo como el tú son realidades delicadas, «esa realidad sobre la cual yo no tengo ningún dominio es una piel que no está protegida por nada, desnudez que rechaza todo atributo y que no viste ningún ropaje. Es la parte más inaccesible del cuerpo y la más vulnerable. Trascendencia y pobreza. Siendo muy débil, me inhibe cuando miro sus ojos desarmados. Sin defensa queda expuesto y me infunde vergüenza por mi frialdad o mi serenidad. Me resiste y me requiere, no soy en primer término su espectador sino alguien que le está obligado. La responsabilidad respecto del otro precede a la contemplación. El encuentro inicial es ético, el aspecto estético viene después.

A merced mía, ofreciéndoseme, infinitamente frágil, desagarrado como un llanto suspendido, el rostro me llama en su ayuda, y hay algo imperioso en esta imploración: su miseria no me da lástima, al ordenarme que acuda en su ayuda esa miseria me hace violencia. La humilde desnudez del rostro reclama como algo que le es debido mi solicitud. En efecto, mi compañía no le basta a la otra persona cuando se me revela por el rostro: ella exige que yo esté para ella y no solamente con ella. No soy yo quien en primer término es egoísta o desinteresado, sino que es el rostro en su desnudez lo que me hace desinteresarme de mí mismo. El bien me viene de afuera, lo ético me cae de arriba y, a pesar de mí mismo, mi ser se encamina hacia otro. El rostro del otro me insta al amor o por lo menos me prohibe la indiferencia respecto de él. Por supuesto, puedo volverle las espaldas, puedo desobedecer o rebelarme contra su conminación, pero nunca estará dentro de mi poder no oírlo. El rostro me acosa, me pone en sociedad con él, me subordina a su debilidad, en suma, me manda amarlo.

LA FILOSOFÍA EXISTENCIAL- HUMANISTA

LA FILOSOFÍA EXISTENCIAL- HUMANISTA.

La filosofía existencialista representa un parte aguas para la filosofía tradicional.
Sören Kierkegaard (1813-1855) es considerado el padre de dicha filosofía. Pero hasta casi un siglo después fue retomada y continuada en Alemania por Martin Heidegger.

Kierkegaard hablaba de la existencia concreta de la persona con su singularidad, autonomía, con su sentido de libertad y responsabilidad. Fue el primer autor en señalar que cuando surge la angustia, la impotencia, la desesperación, el quebranto y la culpa, es cuando el ser humano puede concientizarse de su humanidad.

La reaparición de sus ideas en Alemania y después Francia, reflejaban la situación de inseguridad, inestabilidad y angustia que se vivía en Europa tras la primera guerra mundial. Y se vio reforzada ?asentándose como fuerza independiente- después de la vivencia de la segunda guerra mundial.

Sus temas resonaban en lo más profundo de las personas de esa época: la preocupación por la ?existencia?, lo humano concreto. La explicación de la existencia humana desde el plano de lo inmediato de la experiencia personal. No se trata de entender ni analizar racionalmente la existencia humana, su fragilidad, su angustia, su finitud?

Rollo May define el movimiento existencialista como ?tomar como centro a la persona existente?, donde el énfasis se pone en el ser humano como surge y deviene.

Cuando el ser humano se enfrenta a los supuestos básicos de la existencia: la libertad, el aislamiento, la carencia de sentido vital y la muerte, entra en conflicto y angustia existencial. Sin embargo, no enfrentarse a ellos significa vivir dormido.

Siguiendo la línea de Kierkegaard, Martín Heidegger desarrolla una ?ontología fundamental?.

Heidegger fue alumno de Husserl, el creador de la fenomenología.
Plantea que el ser humano -por ser consciente de sí mismo- está en situación de preguntarse acerca de su ser, de su existencia y con ello ser simultáneamente en relación con otros seres humanos y objetos del mundo.
Este ser-en-el-mundo es ?arrojado? a su existencia.

Otros existencialistas empiezan a surgir y a hacer sus propios aportes. Por un lado, el existencialista francés Jean Paul Sartre, quien desde una postura atea enfatiza el sinsentido de la existencia y por otro lado el alemán Karl Jaspers quien se ubica dentro del existencialismo teísta junto con Gabriel Marcel.

Jaspers considera las ?situaciones límite? que nos presenta la vida como la ocasión para el hombre de trascenderse.  Tanto para Jaspers como para Kierkegaard abrirse a la trascendencia implica ?devenir lo que se es?, asumir la angustia de la propia condición del ser.

Por su lado, Martin Buber, destaca la filosofía del diálogo y plantea que la existencia auténtica sólo se logra en el ?encuentro? con el otro, en el diálogo yo-tú.

Los analistas existenciales como Ludwig Binswanger, Medard Boss, E. Minkowsky, Roland Kuhn, Igor Caruso y el propio Frankl, investigaban y publicaban sin ser conocidos. Estos autores permanecieron ocultos para América hasta que el libro de Rollo May ?Existencia? fue publicado en 1958.
Las corrientes filosóficas existencialistas y la fenomenología de Brentano y Husserl, se desarrollaron paralelas en el tiempo pero en forma independiente una de otra hasta que se cruzan en la figura de Heidegger.

Todos los autores existencialistas concuerdan en usar el método fenomenológico al abordar un tratamiento con un paciente. ?Esto significa entrar en el mundo de su experiencia y escuchar los fenómenos que relata sin ningún presupuesto previo que distorsione la comprensión?. (Yalom,1984)

Es la tradición existencialista europea junto con algunas circunstancias históricas, sociales y económicas como la depresión económica que vivía Estados Unidos, la migración de los intelectuales europeos perseguidos por el nazismo, entre otras, lo que da lugar al surgimiento de la Psicología Humanista en ese país.

Dicha migración significó una renovación cultural y humanista. Hubo un gran interés por la filosofía existencialista que los inmigrantes llevaban consigo.

Los escritos de Kierkegaard, Husserl, Heidegger, Buber, Jaspers y Sartre que planteaban una nueva visión del ser humano y de la vida fueron tan bien acogidas como las ideas de la filosofía oriental (Zen y Tao).

Muchos de los inmigrantes pertenecían también al mundo de la psiquiatría y de la psicología. Por un lado los representantes de la Escuela de Berlín de la psicología de la Gestalt: Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kart Koffka y Kurt Lewin quienes emigraron juntos a los Estados Unidos.  Del campo del psicoanálisis los que se oponían al dogmatismo de Freud: Alfred Adler, Erich Fromm, Wilhelm Reich, Otto Rank, Fritz Perls, Ruth Cohn, Karen Horney, Frieda Fromm-Reichmann y Helene Deutsch. Y del área de la psiquiatría: Ludwig Binswanger y Medard Boss con su ?análisis de la existencia? y la orientación organísmica de Kurt Goldstein que fueron menos comprendidos en América.
Tras esta revolución ideológica, se establece en 1950 una nueva escuela ideológica encabezada por Abraham Maslow a la que llamaron ?psicología humanista?, pero no fue hasta 1961 que aparece públicamente con la aparición del Journal of Humanistic Psychology, y un año más tarde se funda la Asociación Americana de Psicología Humanista presidida por A. Maslow.

En 1963 James Bugental formula
CINCO PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA PSICOLOGÍA HUMANISTA:

1. ?El hombre, sobrepasa la suma de sus partes (o sea, que el hombre no puede explicarse simplemente a partir del estudio científico de sus funciones parciales)
2. El hombre es un ser dentro de un contexto humano (es decir, que el hombre no puede entenderse estudiando simplemente sus funciones parciales y dejando de lado su experiencia interpersonal)
3. El hombre tiene una conciencia (y solo puede explicarse psicológicamente desde teorías que reconozcan el curso continuo de la autoconciencia humana, tomada por sus distintas capas).
4. El hombre tiene una capacidad de elección (no es un espectador de su propia existencia, sino que crea sus propias experiencias).
5. El hombre tiene una intencionalidad (tiende hacia el futuro, tiene un propósito, unos valores y un significado)? (Yalom,1984)

Similitudes y diferencias entre la psicoterapia existencial y la psicología humanista:

A pesar de que la psicoterapia existencial (a la que pertenece la Logoterapia) mantiene relaciones un tanto confusas con la psicología humanista, comparten muchos supuestos básicos y no son pocos los psicólogos humanistas que tienen una orientación existencial. Entre ellos Maslow, Perls, Bugental, Bühler y Rollo May. (Yalom,1984)

H. Quitman nos dice que la filosofía existencial y la fenomenología europeas constituyen el fundamento más importante para los conceptos de la psicología humanista.

Oscar Oro coincide al decir que los humanistas comparten con los existencialistas europeos varios supuestos básicos y tienen una orientación existencial. Comparten también el valorar lo que el ser humano posee de superior: la razón, la libertad, la autonomía, la creatividad, lo indeterminado.

Otro aspecto que tienen en común tiene que ver con el planteamiento de Kierkegaard: ?la verdad existe para el individuo sólo en cuanto ésta se traduce en acción?.
?En América, la psicología existencialista ?se ha unido con la nueva psicología de la tercera fuerza?, así la mayor parte de los expertos en este campo hablan de la psicología existencial-humanista.? Nos dice Giordani. Oscar Oro por su lado afirma que más que un auténtico vínculo filial entre la psicología humanista y la existencial, existe no más que un parentesco.
A pesar de tener un transfondo común, varios autores marcan una línea divisoria. Rollo May subraya particularmente la falta de un sentido de lo trágico en la existencia humana por parte de los americanos, ?su represión del sentido ontológico, su huida de la conciencia de su propio ser?. (R.May,1978)

Otro aspecto  que omite la psicología humanista son los conceptos clave del existencialismo: la situación límite y la dimensión del sufrimiento.

Oro destaca una radical distinción entre la expansión del ser ?concepto central en la psicología humanista- y el ser-en-el-mundo y la trascendencia de la filosofía existencial. Igualmente marca la diferencia entre el concepto de espiritualidad según unos y otros.

Afirma también que los psicólogos humanistas han ido ?americanizando? el pensamiento existencial, adaptándolo a una visión empirista e individualista y no han integrado el pasado cultural europeo en su totalidad sino en forma muy parcializada, desligándolo de sus raíces filosóficas.

La teoría que Víktor Frankl desarrolla, al estar fundamentada sobre la tradición existencialista, toma en cuenta las limitaciones humanas y la dimensión trágica de la existencia. Es un gran optimista pero no basa ese optimismo en la negación u omisión de las limitaciones sino en la posibilidad de trascenderlas y de encontrar sentido, incluso en la tragedia. Intuye que el sufrimiento puede no ser en vano, puede abrir nuevas y profundas perspectivas en la persona y transformarse en un logro personal.

Frankl menciona el concepto central de su teoría ?el sentido de la vida- desde muy temprano (1925), pero es en los campos de concentración donde lleva a la práctica su teoría. ?Las auténticas facultades humanas de la autotrascendencia y el autodistanciamiento fueron verificados y convalidados en forma existencial en los campo de concentración. Este empirismo en su más amplio sentido de la palabra confirmó ?la voluntad de sentido? y la autotrascendencia y sus efectos terapéuticos.

Parte de su persona, más aún, responde a través de su vivencia a la pregunta que, como psiquiatra, intenta responder: ?¿Cómo puede uno despertar en un paciente el sentimiento de que tiene la responsabilidad de vivir por muy adversas que se presenten las circunstancias?? (Frankl,1989)

Gordon Allport ?en el prefacio de ?El hombre en busca de sentido?- pregunta: ?¿Cómo pudo él ?que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del exterminio-, cómo pudo aceptar la vida como digna de vivirla??

Se podría afirmar que la psicología humanista va de más (el potencial humano) a más (la autorrealización) mientras que la logoterapia va de menos (limitación y sufrimiento) a más (logro personal, sentido).

Referencias Bibliográficas:
Frankl, V.E. El hombre en busca de sentido. Ed. Herder, Barcelona, 1989.
May,R. El dilema existencial del hombre moderno. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1978
Yalom, I. Psicoterapia Existencial. Ed. Herder, Barcelona, 1984

LO QUE CURA ES EL VÍNCULO

LO QUE CURA ES EL VÍNCULO
Thursday, October 11, 2007
Alejandro de Barbieri

En la memoria del Prof. Viktor Frankl en el año de su 100º nacimiento.
Gracias por su obra y por su constante búsqueda de sentido, su trabajo y su vida han inspirado y sostenido mi búsqueda y vivencia del sentido.

RESUMEN
Lo que cura es el vínculo. Esta máxima planteada por Yalom2 es una consigna que no ha perdido su vigencia. El vínculo, la relación… después vendrán las técnicas. Si priorizamos las técnicas dejamos de lado a la persona, si nos encontramos realmente con el hombre necesitado de ayuda, la técnica vendrá en el momento adecuado, no como la protagonista del encuentro.

Los psicólogos utilizamos todos nuestros argumentos para ?desmitificar” la importancia de los tests; pero creemos que dicha ?desmitificación? se produce sólo ocasionalmente. En el común de los casos, la persona espera el resultado del test con una ansiedad tal que nos recuerda a aquel que espera a que la vidente le lea su destino en las manos.

En nuestro trabajo debemos evitar que los tests se asemejen a las cartas del destino. El Prof. Frankl nos dice: ?La vida no es un test de Rorschach sino un enigma. Y lo que yo llamo deseo de sentido va más allá de la simple aprehensión de una figura3?.

El encuentro libera, el amor libera, el valor muestra un campo de posibilidades imprevistas para la persona. No curó el psicólogo, no curó la técnica. Lo que cura es la relación. El encuentro entre dos personas, una dispuesta a ayudar y la otra dispuesta a ser ayudada.

1 Psicólogo Clínico, Psicoterapeuta, especialista en Logoterapia, Montevideo, Uruguay. Egresado de la Fundación Argentina de Logoterapia, ha impartido muchos cursos sobre Viktor Frankl y la Logoterapia en la Universidad Católica de Buenos Aires, Universidad de Asunción, Paraguay; y en la Sociedad Mexicana de Logoterapia.
2Yalom, Irvin. Psicoterapia Existencial, Ed. Herder, pág. 481, Barcelona,1984.
3 Frankl, Viktor. El hombre doliente, pág. 18 Ed. Herder.

Introducción
Lo que cura es el vínculo. Esta máxima planteada por Yalom4 es una consigna que no ha perdido su vigencia. El vínculo, la relación… después vendrán las técnicas. Si priorizamos las técnicas dejamos de lado a la persona, si nos encontramos realmente con el hombre necesitado de ayuda, la técnica vendrá en el momento adecuado, no como la protagonista del encuentro.
Los psicólogos utilizamos todos nuestros argumentos para ?desmitificar” la importancia de los tests; pero creemos que dicha ?desmitificación? se produce sólo ocasionalmente. En el común de los casos, la persona espera el resultado del test con una ansiedad tal que nos recuerda a aquel que espera a que la vidente le lea su destino en las manos.

En nuestro trabajo debemos evitar que los tests se asemejen a las cartas del destino. El Prof. Frankl nos dice: ?La vida no es un test de Rorschach sino un enigma. Y lo que yo llamo deseo de sentido va más allá de la simple aprehensión de una figura 5?.

El encuentro libera, el amor libera, el valor muestra un campo de posibilidades imprevistas para la persona. No curó el psicólogo, no curó la técnica. Lo que cura es la relación. El encuentro entre dos personas, una dispuesta a ayudar y la otra dispuesta a ser ayudada.

En este libro que he citado de Yalom, este autor relata la siguiente experiencia. Hizo un contrato con una paciente en el cual se estipuló que cada uno escribiría sus impresiones sobre las sesiones de terapia y luego se las entregarían a la secretaria en sobres cerrados. Después de varios meses, cada uno leía las notas del otro (se editó un libro con estas cartas).

Lo curioso e interesante es la discrepancia que existía entre las percepciones del terapeuta y las de la paciente. Habían comentado y valorado aspectos diversos. La paciente había pasado por alto las interpretaciones de Yalom y se había detenido en pequeños detalles personales, una mirada, un elogio, cuando le pidió su opinión sobre una película, etc.

De esta anécdota podemos concluir que la relación personal paciente terapeuta, el encuentro existencial, es crucial para el proceso de cambio y de transformación del paciente. Es a través de este vínculo que el paciente tiene la oportunidad de vivenciar un ?vínculo sano?, un modelo de relacionamiento que quizá no ha vivido en toda su vida.

Afirma Yalom: ?La relación es la mercancía curativa, y como ya sabemos, la búsqueda del conocimiento profundo y las excavaciones del pasado son tareas interesantes, aventuras aparentemente provechosas en las que se mantiene distraída la atención del paciente y del terapeuta mientras, por otro lado, está germinando el verdadero agente del cambio, la relación? (1984, 485).

Según Kaiser, el terapeuta cura simplemente por estar con el paciente. Este terapeuta debe tener cuatro características de personalidad:

1) un interés por la gente;
2) un enfoque teórico que ayude al paciente a comunicarse libremente;
3) la ausencia de patrones neuróticos que obstaculicen el encuentro con el paciente y
4) receptividad.

Aunque la relación paciente-terapeuta, sea temporal, el encuentro genuino, la experiencia de la intimidad es permanente. Nunca podrá eliminarse. Quedará guardada para siempre, como diría Frankl.

Si se produce un encuentro verdadero, la persona ?paciente? se lleva esta experiencia y la podrá extender para sus otros vínculos. Construir un vínculo sano le ayudará a reconocer su red de vínculos y poder actuar con sentido.
Este encuentro tiene la característica de la proximidad y la distancia: debemos comunicar y reservar. La relación con el paciente es asimétrica, pues uno no debe decir todo mientras el otro sí. Según Büber el terapeuta tiene una ?presencia distanciada?: puede estar en dos sitios al mismo tiempo. ?Tiene la capacidad para estar donde él está y dónde está el paciente; en cambio, el paciente sólo puede estar donde él está?.  El terapeuta está interesado en el ?tú? del paciente. No solo en el ?tú?presente, sino en el ?tú? dormido y potencial. El tú que puede ser y que todavía no es. Aquí conectamos con el amor desde la antropología frankliana. Al amar al otro, intuimos su ?deber ser?, sus posibilidades.  Carlos Sequin en Amor y psicoterapia, define la relación paciente-terapeuta como una forma especial de amor que él llama ?eros psicoterapéutico?. Al comienzo de los encuentros con el paciente, éste permanece centrado en sí mismo, poco a poco se va a abriendo y comienza a considerar la figura del terapeuta como otra persona. A menudo, estas impresiones nos dicen que quizá el camino hacia la curación ha comenzado. Junto con Espinosa, descubrimos en el encuentro con el otro, como psicoterapeutas, una serie de elementos interesantes:
a) no buscamos el valor seguridad, sino el valor verdad, des-cubrir, de-velar;
b) el psicoterapeuta no se arroga la pretensión de ser el patrón de la verdad;
c) el encuentro con el otro en pocas palabras se resumiría en: ayuda, asistencia al hombre que sufre. Es el servicio que un hombre experimentado en las cosas de la vida, presta a otro semejante a otro hombre que no quiere o no puede o no sabe enfrentar la difícil empresa de vivir? 6.
6 Espinosa, Nolberto. La concepción de la conciencia en la logoterapia? Ed San Pablo, Bs As

1. Primer paso para el encuentro: entrar en crisis
La persona que llega a terapia o a logoterapia, lo hace porque ha entrado en crisis: crisis de sentido, crisis de la mitad de la vida, etc. Este es el primer paso para que sea posible la terapia. Muchas personas pasan meses en sesiones terapéuticas sin haber entrado realmente en ?proceso terapéutico?.

Repasemos una serie de palabras relacionadas con la crisis.

Crítica: nos lleva a la idea de cierto comentario con juicio sobre algo, podrá ser positivo o no, pero nos permite dar opinión y supone en nosotros cierta distancia para poder criticar.
Criterio: la capacidad de separarnos de las cosas para enjuiciarlas.
Crisálida: la fase de la que saldrá el insecto adulto.
Todas estas palabras emparentadas en la misma raíz, nos hablan de dualidad, separación, transformación. Ninguna de ellas nos impulsa a dejar las cosas como están. Hay cambio en un sentido u otro. Y a esto apunta la crisis, y esto es lo que nosotros aprovechamos en la terapia, esa situación donde las cosas no pueden quedar como están, es el momento de cambiar.
Desde la medicina, recordemos que Hipócrates hablaba de los días críticos, aquellos en los que se resolvía la enfermedad en un sentido u otro. Desde esta perspectiva no se puede entrar en terapia sin entrar en crisis, sin contactar con las propias posibilidades.

2. Capacidad de encuentro
Recordemos dos capítulos de El Principito que ejemplifican la
?capacidad de encuentro?. El primero es aquel famoso diálogo entre el
Principito y el zorro. El zorro insiste en ser su amigo y en que lo domestique
y el Principito le pregunta: ¿Qué es domesticar? El zorro le responde: Crear
lazos.
Esto es lo primero en la relación paciente-terapeuta, crear un lazo,
una ligazón desde el ser espiritual que ?habilite? y haga posible el
desarrollo de la persona.

El otro pasaje es aquel en donde el Principito se encuentra con el
vendedor de píldoras para calmar la sed.
?- ¿Por qué vendes eso? Preguntó el Principito.
– Es una gran economía de tiempo. -Contestó el vendedor.- Los expertos
han hecho cálculos. Uno ahorra cincuenta y tres minutos por semana.
– ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?
– Se hace lo que uno quiera…
– Yo, se dijo el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar,
iría muy dulcemente hacia una fuente.?
Esta noodinámica es la tensión entre el hombre y el sentido, entre el
hombre y la fuente. En este punto de la libertad como proyecto es en donde
reside gran parte de las frustraciones de hoy. Contrario a lo que descubrió
Freud en su época, la importancia de la represión de un hecho que había
ocurrido en el pasado, hoy en día se experimenta la represión del futuro. No
se sabe a donde ir, no distinguimos nuestra fuente. Tenemos esos minutos
libres y los experimentamos como el vacío del domingo (neurosis
dominical), no hay nada para hacer. Entonces corremos rápidamente hacia
el fútbol, el asado, cualquier actividad para ?matar el tiempo?.
Esta es nuestra tarea, ayudar al otro en el acompañamiento hacia esa
fuente, hacia ese sentido que está ahí esperando ser realizado por
nosotros. Nadie nos puede reemplazar en esta tarea, y no tendremos una
segunda oportunidad sobre la tierra.
La serenidad proviene de aquel que sabe para qué vive.
Cuando nuestro sentido, nuestro proyecto aparece con claridad, no
tenemos necesidad de correr, porque sabemos hacia donde vamos.
Entonces recorremos el camino, tranquilos, observando el paisaje,
disfrutando.
Esto es lo que comprendemos cuando hablamos de la vida como
misión. Si buscamos ?misión? en el diccionario etimológico: descubrimos lo
siguiente: cometido, encargo, tarea encomendada.
La persona suele decirnos: ?¿No me va a aplicar nada doctor??. Mi
respuesta es no. La creencia de que alguna técnica debe ser administrada
es lo que tergiversa muchas veces la relación. Por supuesto que no
estamos haciendo un descrédito de la importancia de las técnicas.
Consideramos simplemente que deben ser usadas en el contexto adecuado
y cuando el vínculo está solidificado. Cuando esto no ocurre, hasta los
mismos psicólogos se sienten inútiles si no ?aplica algo? en la sesión
siguiente.
3. Encuentro vs. miedo a la libertad
Esta es nuestra tarea como logoterapeutas: contactar al ser con la
base de todos los valores, la libertad. ¡Pero cuidado! Cuando logramos
realizar esto en el encuentro con el otro, este hombre doliente, puede huir
horrorizado como diría Erich Fromm por el miedo a la libertad. Cuenta un
poeta uruguayo que una noche le regalaron un conejo de Indias. ?Llegó a la
casa enjaulado. Al mediodía, le abrí la puerta de la jaula. Volví a casa al
anochecer y lo encontré tal como lo había dejado: jaula adentro, pegado a
los barrotes, temblando del susto de la libertad.?
Esto es lo que nos puede pasar a nosotros cuando confrontamos al
otro con la libertad. Es por esto que terapia es hacer al otro libre pero
también responsable.
Sucede algo similar cuando los adolescentes presionan a los padres y
les preguntan: ?Pero ¿qué hago?? Y la madre le responde: ?Hacé lo que
quieras?. El chico se queda angustiado porque no sabe lo que quiere. En el
fondo prefiere que le diga si o no aunque luego se lo reproche. Ese es el
problema: ahora que soy libre, ¿Qué hago con mi libertad? Es decir, ¿hacia
donde voy? ¿Cuál es mi camino, mi sentido? ¿Cuál es mi fuente?
4. Frankl y el encuentro
?Hasta ahora les he dicho que tienen que improvisar, pero también en la
terapia deben individualizar. No solamente tienen que individualizar en lo
que respecta al paciente sino también en lo que se refiere a las terapias.
No todas las terapias tienen el mismo éxito en cada uno de los casos, ni
tampoco tienen el mismo éxito en manos de distintos terapeutas. Un
famoso terapeuta de fines del siglo pasado dijo una vez que si se tratan
dos casos de la misma forma, por lo menos uno habrá recibido el

tratamiento equivocado… Por supuesto no podemos dejar de lado las
técnicas, no podemos estar más allá de otras técnicas, porque son
necesarias.?7
5. Ludwig Binswanger
El primer autor que debemos conocer para acercarnos al concepto del
encuentro es Binswanger. Veremos además la ligazón existente entre su planteo y la logoterapia.
Ludwig Binswanger es un autor fundamental para la logoterapia.
Frankl ?bautiza? su teoría como tal para diferenciarse del Análisis del
Dasein de Binswanger. Veremos entonces que son muchos los puntos en común. Al leer a Frankl notamos como utiliza en varios libros la
expresión ?análisis existencial y logoterapia?. Yo creo que éste énfasis que quiero hacer hoy sobre el encuentro, es de alguna manera también el acento que la logoterapia no puede olvidar nunca de poner en el análisis existencial.
Me preocupa que nuestra única carta de presentación frente al mundo
científico sea exclusivamente el área de las técnicas. Sabemos que no es así, pero no debemos descuidar la antropología con la cual nos manejamos y que subyace a toda investigación empírica.
Mi intención es que las citas que he elegido hablen por sí solas. Por lo
tanto al pie de las mismas haré reflexiones mías, particulares,
pensamientos que estos autores han generado en mi.
7 Frankl, Viktor. La psicoterapia y la dignidad de la existencia. Ed Almagesto, pág.43 BsAs, 1991)

5.1 Encuentro entre Binswanger8 y Freud ( I )
Cuenta Rollo May citando el libro de Binswanger ?Sigmund Freud:
Reminiscenes of a friendship? que
?fue invitado por la Asociación de Psicología Médica de Viena a dar
una conferencia en el 80º aniversario del nacimiento de Freud.
Pronunció un ensayo en el que sostenía que Freud se ocupó del homo
natura, es decir, del hombre natural, el hombre ubicado en lo que los
alemanes denominan el Umwelt, el ambiente, el mundo natural de los
impulsos y de los instintos. Freud se ocupó sólo superficialmente del
hombre en el Mitwelt, o sea, el hombre como semejante, en la relación
interpersonal; tampoco se ocupó adecuadamente del Eigenwelt, el
mundo del sí mismo. Por lo tanto, continúa Binswanger, el arte, la
religión, el amor, la creatividad y otras actividades humanas en las
que el hombre trasciende el simple medio ambiente del mundo natural,
no están tratados adecuadamente en el psicoanálisis de Freud?.
A causa de su edad y debilidad, Freud no asistió a la reunión. Pero al
leer el ensayo escrito por su amigo, le escribió una carta diciendo:
?Naturalmente, todo eso fracasó en convencerme. Probablemente nuestras
diferencias se allanarán sólo después de siglos?. Binswanger aclara: ?Como puede verse por la frase de Freud, él considera nuestras diferencias como algo que puede superarse mediante la investigación empírica, no como algo que domina las concepciones trascendentales que subyacen en toda investigación empírica?.
Este encuentro es muy interesante porque en primer lugar nos pone
en contacto con la realidad humana y personal de estos dos hombres de
ciencia. La calidez de Binswanger y la altura intelectual con que se acerca a
su maestro para discrepar con él. Pero sin embargo, nos queda como al
propio autor, el sabor de estar hablando de dimensiones diferentes.
8 Todas las citas de Binswanger pertenecen al libro Artículos y conferencias escogidas.Ed- Gredos

5.2 El ser-del-médico y el ser-del-prójimo
?En toda forma de psicoterapia médica hay dos hombres frente a
frente, de algún modo ?dirigidos el uno hacia el otro?; se colocan dos
hombres en cierto modo ?uno con el otro y separados uno del otro?. ?
Estas dos esferas el ?ser del prójimo? y, la nueva, el ?ser del médico?,
no están en la relación de estar uno tras de otro, al lado del otro o
separado del otro, sino en la relación dialéctica de ?uno para el otro?.

Binswanger tiene la virtud de presentarnos al otro, al paciente, como
?el prójimo?. Cuánta falta nos hace ver al otro como prójimo (aquel que
estará próximo a mi en el afecto). Cuánta falta nos hace amar a ese ser
doliente, y ponernos en esa situación de estar-para-el-otro. Cuántas veces creemos que estamos cubriendo o protegiendo o cuidando a esta persona, cuando el encuentro genuino se juega en la actitud de autotrascendencia: estar para él.
5.3 Acerca de la acción psicoterapéutica
? Una intervención psicoterapéutica sólo puede tener eficacia, y
ustedes sólo pueden atreverse a ella, si están con el enfermo en
manifiesta, o mejor, tácita relación existencial de comunicación y
confianza, en la que el enfermo les dispensa su confianza, cuando
ustedes, en su ser y en su acción, se sienten ?llevados? por la
confianza del enfermo. Esta confianza es el regalo que el enfermo
hace al médico como condición indispensable de cada acto
psicoterapéutico, y que ustedes la lograrán tanto menos, cuanto más
la busquen, pues está, como el regalo de toda comunicación
verdadera, más allá de la intención del medio y del fin, de la causa y
el efecto?
Esta cita de Binswanger está íntimamente ligada a la antropología de
la logoterapia. En primer lugar, la relación existencial, la confianza. Y como bien dice el autor, ?solo puede tener eficacia? o sea lo primero es la confianza. Confiar, con fe…con fe en el otro. En segundo lugar me
sorprende la idea de que la lograremos menos cuanto más la busquemos.
Aquí notamos las huellas también de la hiperintención que tanto
combatimos los logoterapeutas. Hay algo que está más allá de la intención.
No podemos controlarlo todo. Debemos entregarnos a la ?sabiduría del
inconsciente?.
5.4 Sobre la relación paciente-enfermo
?No siempre corresponde a la ?realidad? cuando se culpa
exclusivamente al enfermo por el fracaso de un tratamiento; antes
bien, los médicos debemos siempre preguntarnos si la culpa de
cuando en cuando no es también nuestra. Naturalmente no se trata
aquí de una culpa debida a fallos técnicos, sino de una culpa mucho
más grave, debida a la incapacidad de despertar o encender en el
enfermo la ?chispa divina?, que sólo se puede despertar o encender en
la verdadera comunicación entre existencia y existencia…?(ibidem)
Muchas veces nos preguntamos: ¿cómo apelar al ser espiritual?
¿Cómo hacer para encender la chispa divina? La respuesta: la comunión de las existencias. La creación del co-mundo, ni el mundo del terapeuta, ni el mundo del enfermo. El co-mundo. El diálogo del logos.
?Sólo cuando se produce esa condición (la ley individual de ?ser uno
con otro? de ese médico con ese paciente) puede la psicoterapia
actuar ?curativamente? en el sentido profundo de la palabra. A ello se
une otra cosa más: el médico debe poder retribuir la confianza del
enfermo y ofrecerle, a su vez, el regalo de la confianza humana…; el
enfermo tiene que saber que él, el médico, en todo caso y en todo
respecto, ?desea su bien?, que no quiere repararlo como un objeto por
medio de su saber y sus facultades, sino que quiere ayudarle como
?persona? con su confiada atención? (idem) .

5.5 Encuentro entre Binswanger y Freud ( II )
?Era una mañana de septiembre del año 1927. Abandonado el
Congreso de Neurólogos y Psiquiatras alemanes que se celebraba en
Viena, me apresuré a llegar lleno de impaciencia a Semmering, donde se encontraba Freud, para pagar al fin la inolvidable visita que me hizo en una época muy crítica. El diálogo pronto vino a parar, a lo que hacía veinte años nos había reunido y, pese a claras diferencias de opinión, nos había mantenido personalmente unidos: a la obra de su vida, a sus ?grandes pensamientos?. Enlazando un caso clínico concreto del que ambos nos habíamos ocupado mucho, le lancé la pregunta de cómo hay que entender que este enfermo no pudiese dar ya precisamente este paso decisivo, último de la comprensión psicoanalítica que el médico tiene que exigir de él, sino que permanece en su miseria pese a todos los esfuerzos anteriores y progresos técnicos. Como aportación para resolver esta pregunta creí tener que hacer referencia al hecho de que este fracaso de nuestro paciente había que entenderlo sólo a partir de algo que, de un modo general, no podíamos designar de otro modo que como una ?falta de espiritualidad?, es decir, como una incapacidad para elevarse a un plano de ?comunicación espiritual? con el médico, a partir de la cual tuviera que abrírsele la mirada… y hacer posible la autosuperación. Apenas daba crédito a mis oídos cuando escuché la respuesta: ?Sí, todo es espíritu.?, cuando yo estaba también inclinado a suponer que por espíritu entendíamos en este caso algo así como inteligencia; Freud prosiguió: ?La humanidad ha sabido
que tiene espíritu; yo tenía que mostrarle que también hay instintos. Pero los hombres siempre están descontentos, no pueden esperar, quieren siempre algo total y acabado; pero empezamos en cualquier sitio y avanzamos sólo lentamente?.
… Animado por la concesión di un paso más, diciendo que yo tenía que
reconocer en el hombre algo así como una teoría religiosa básica… Pero había tensado demasiado el arco de la concordancia. ?La religión se origina, replicó Freud, de la necesidad de ayuda y de la angustia del niño y de la humanidad joven, aquí no hay nada que agitar?…Sus últimas palabras fueron: ?Desgraciadamente, no puedo satisfacer sus necesidades religiosas?

Creo que esta cita, tantas veces mencionada por el propio Frankl, es
poco conocida. Sin embargo nos revela a dos hombres científicos y la
grandeza de una amistad que se supo conservar pese a las diferencias
teóricas. Este pasaje de la vida de Freud y Binswanger revela en forma
magnifica el campo de acción de cada científico. Freud por un lado,
intentando hacerle ver el resultado de ?sus grandes pensamientos?; y
Binswanger por otro, con cierta humildad, tensando demasiado la
posibilidad de estar de acuerdo. Pero qué entusiasmante es esa voluntad de querer hacerle ver al Prof. Freud otra dimensión diferente a la cual él no pudo llegar.

En otro orden de cosas, y culminando estas citas, dejamos para el final un esbozo de los 5 puntos acerca del Análisis Existencial y la Psicoterapia, que Binswanger plantea en un capítulo del libro Artículos y Conferencias Escogidas, dedicado a la psicoterapia:
1. Investigar la historia vital del individuo.
2. Indicar al enfermo y hacerle experimentar la sacudida existencial. El psicoterapeuta deberá ser como un guía de montaña conocedor del terreno en que se halla, que trata de llegar al valle acompañado del turista que no se atreve ni a ir hacia delante ni hacia atrás.
3. Estará con el paciente siempre en el mismo plano, el plano de la comunidad de la existencia. No hará del enfermo un objeto sino que verá en el enfermo una pareja existencial. Encuentro es un estar uno con otro en el presente propio, es decir, en un presente tal que se sazona totalmente a partir del pasado y que también lleva en sí, la posibilidad de futuro.
4. Se entienden los sueños como un modo especial de ser-en-el-mundo, como un modo especial de existir.
5. El Análisis Existencial no puede prescindir en modo alguno de los métodos psicoterapéuticos garantizados; pero que él en cuanto tal sólo puede ser eficaz terapéuticamente en cuanto logra abrir al prójimo enfermo la comprensión de la estructura de la existencia humana y le permite volver a encontrar el camino que, sacándolo de su modo de  existencia y mundo neurótico y psicóticamente exagerados, lo lleve a la libertad de poder disponer de sus posibilidades de existencia más propias. El analista existencial en cuanto psicoterapeuta, en la lucha por la libertad del interlocutor existencial, tiene que arriesgar la seguridad de su propia existencia (458).
6. Rollo May
Luego de conocer a Binswanger, abordaremos los aportes que Rollo
May plantea respecto al tema, introduciéndonos brevemente en su obra a través de algunos pasajes del libro El dilema existencial del hombre
moderno (Se recomienda leer del mismo autor Existencia, libro
imprescindible en toda bibliografía existencial).
6.1 Sobre la relación entre la transferencia y el encuentro
? La transferencia puede ser una defensa cómoda y siempre útil para
el terapeuta, este puede refugiarse tras ella para protegerse de la
ansiedad del encuentro directo?. ?La transferencia debe entenderse
como la distorsión del encuentro? (1978, 162).
Rollo May es claro y preciso. Una cosa es analizar la transferencia y
otra cosa es abrirse al encuentro. Son dos actitudes diferentes y
antagónicas puesto que nos llevaran a objetivos diferentes.
Asimismo, plantea cuatro niveles del encuentro:
1. Personas: me alegro de ver al otro
2. Amistad: confiamos en escucharnos y comprendernos
3. Estima o ágape: mitwelt, encuentro en el ser-con, trascendencia de uno mismo
4. Erótico: sentimientos eróticos, atracción por el otro.
?Un encuentro genuino con la otra persona conmueve siempre la
relación con nuestro propio mundo, nuestra confortable seguridad
temporaria de un momento antes es puesta en cuestión, estamos
abiertos, lo intentamos por un instante ¿nos arriesgamos, nos
aventuraremos a enriquecernos mediante esta nueva relación?
¿o nos aseguraremos, parapetándonos detrás de una valla, nos
resistiremos a la otra persona y perderemos los matices de sus
percepciones, de sus sentimientos, de sus intenciones??
Otra vez el tema de las actitudes: ¿Me defiendo del otro? ¿De ese
otro que viene a mi ayuda a mi encuentro? O ¿me abro a su dolor, a su
mundo, a su búsqueda de sentido?
6.2 Sobre la técnica
?Uno de los mayores peligros en América es la tendencia a creer que
la técnica en sí cambia a la gente, que cualquiera puede cambiar con
sólo encontrar el método adecuado. A menudo esta fe sirve como
sustituto del coraje interno para enfrentar la propia existencia, tanto
en sus posibilidades trágicas como en las placenteras. Hacer es a
menudo más fácil, y puede aminorar la ansiedad más rápidamente que
ser? (1978, 180).
Creemos que este peligro del cual Rollo May intenta advertirnos ya ha
hecho mella en nuestra sociedad, en nuestros psicólogos y nuestros
pacientes. La creencia de que la técnica cambia a la gente continúa
creciendo a pasos agigantados conjuntamente con el progreso, la
globalización y el avance del mundo científico. Sin embargo, pese a estos
avances los grandes temas del ser humano, la muerte, la soledad, la
libertad, la responsabilidad y la falta de sentido siguen cuestionando y
motivando al ser humano.
6.3 Sobre los fines de la terapia
?El énfasis existencial cambia los fines de la terapia. No estamos ya
más seducidos por la idea ubicua de la adaptación, que en nuestra
sociedad puede ser a menudo sólo un nombre para el conformismo y
la pérdida real de la propia existencia. El objetivo es más bien el
enfrentamiento total de la propia existencia aunque luego se esté
menos adaptado a la sociedad, y aunque implique mayor ansiedad

consciente, es decir, ansiedad existencial normal, que antes? (1978,
184).
El encuentro implica confrontación. O como dicen algunos autores,
hay veces que el encuentro conlleva varios ?encontronazos?. Esto quiere
decir que no estamos dispuestos a dejarnos llevar por la ?comodidad? o la
?pereza? de la persona. Cambiar muchas veces implica crisis de identidad,
crisis de sentido. Estas crisis llevan a que la persona se aferre a su
?neurosis? con tal de no correr el riesgo de cambiar.
?Nuestra tarea no es la de ?curar? a la gente…Nuestra tarea es hacer
de amigo, guía e intérprete de la persona, en su viaje a través de los
infiernos y purgatorios privados… El terapeuta debe ser un amigo
humilde, una figura que inspire confianza? (May, 1992).

El parto
Tres dias de parto y el hijo no salía:
–Ta trancado. El negrito ta trancado- dijo el hombre.
El venía de un rancho perdido en los campos.
Y el médico fue.
Maletín en mano, bajo el sol del mediodía, el médico anduvo hacia la lejanía, hacia la soledad, donde todo parece cosa del jodido destino, y llegó y vio.
Después se lo contó a Gloria Galvan:
–?La mujer estaba en las últimas, pero todavía jadeaba y sudaba y tenía los ojos muy abiertos. A mi me faltaba experiencia en cosas así. Yo temblaba, estaba sin un criterio. Y en eso, cuando corrí la cobija, vi un brazo chiquito asomando entre las piernas abiertas de la mujer.?  El médico se dio cuenta de que el hombre había estado tirando. El bracito estaba despellejado y sin vida, un colgajo sucio de carne seca, y el médico pensó: No hay nada que hacer.
Y sin embargo, quién sabe por qué, lo acarició. Rozó con el dedo índice aquella cosa inerte y al llegar a la manito, súbitamente la manito se cerró y le apretó el dedo con alma y vida.  Entonces el médico pidió que le hirvieran agua y se arremangó la camisa.
Eduardo Galeano
(El libro de los abrazos)

BIBLIOGRAFÍA
Binswanger, Ludwig. Artículos y conferencias escogidas. Ed. Gredos,
Barcelona.
Espinosa, Nolberto. La concepción de la conciencia en la logoterapia
de V. Frankl. Ed San Pablo, Bs As, 1994.
Frankl, Viktor. La psicoterapia y la dignidad de la existencia. Ed.
Almagesto, Bs As, 1991.
Frankl, Viktor: El hombre doliente. Ed Herder, Barcelona, 1994.
Frankl, Viktor: La voluntad de sentido. Ed Herder, Barcelona, 1994.
Frankl, Viktor: Psicoanalisis y Existencialismo. FCE, México, 1997.
Galeano, Eduardo. El libro de los Abrazos. Ed. del Chanchito,
Montevideo, 1989.
May, Rollo. Amor y Voluntad. Ed. Gedisa, Barcelona, 1984.
May, Rollo. El dilema existencial del hombre moderno. Ed Paidós,
Barcelona, 1978.
May, Rollo. La necesidad del mito. Ed Paidós, Barcelona, 1992.
Yalom, Irvin. El verdugo del amor. Ed Emecé, Bs As, 1998.
Yalom, Irvin. Psicoterapia existencial. Ed Herder, Barcelona, 1984.
Yalom, Irvin. El don de la terapia. Ed. Emecé, Bs As, 2002-

Curriculum abreviado del autor:
Psicólogo Clínico, egresado de Universidad Católica, Montevideo, Uruguay
Ex.Docente investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de
las Materias: Análisis Existencial, Psicopatología Existencial y Fundamentos de
Terapia Existencial.
Egresado de la Fundación Argentina de Logoterapia ?Víktor E. Frankl?
Miembro fundador de la Sociedad de Logoterapia del Uruguay
Director del CELAE, Centro de Logoterapia y Análisis Existencial
Ha dictado cursos y conferencias sobre Logoterapia en Uruguay, Argentina,
Paraguay y México.
Ejerce como Psicólogo y Logoterapeuta en el plano educacional, clínico y
organizacional en el ámbito privado y universitario.
Egresado del Posgrado en Psicología Clínica, Universidad Católica.
Casado, dos hijas.

E-Mail: alejandro@logoterapia.com.uy
Av.Ramon Anador 3809
Montevideo / URUGUAY

LOGOTERAPIA Y ADOLESCENCIA: UN ESTUDIO EMPÍRICO

Se autoriza el uso de este material citando su procedencia:
Prats Mora, J.I. (2001). Logoterapia y adolescencia. NOUS: Boletín de Logoterapia y Análisis Existencial.  (5), 35-49.

LOGOTERAPIA Y ADOLESCENCIA:
UN ESTUDIO EMPÍRICO

José Ignacio PRATS MORA

Este trabajo está basado en la tesis doctoral realizada por el autor en la Facultad de Psicología de la Universitad de Valencia.

Marco teórico

Presupuestos filosóficos

La llamada Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia la constituye el grupo al que Adler obligó a separarse de su Escuela en 1927, formado por Allers, Schwarz, Frankl y otros.

Según R. May1, V. Frankl a quien corresponde el título de fundador de dicha escuela ?si bien Frankl refiere tal honor a Allers- forma parte de la segunda fase, que es la propiamente existencialista, del movimiento existencial en psicología. La primera es una fase más fenomenológica.

En efecto Frankl, se nutre del solapamiento de estas dos corrientes, la fenomenológica y la existencial, que estaba encriptada en la primera.

La Filosofía de la Existencia es una corriente surgida en Europa -principalmente en Alemania- durante las décadas de 1920 y 1930. Tras la 1ª Guerra Mundial se redescubre la obra del pensador danés Kierkegaard que reaccionó contra el racionalismo del sistema filosófico de Hegel. Después de la 2ª Guerra Mundial, renovado el interés por el leimotiv del existencialismo se empieza a conocer en detalle la obra temprana de M. Heidegger y K. Jaspers. Supuso tal filosofía una reacción contraria frente al empirismo y al racionalismo, (otra fue la romántica, y, en este sentido, resulta significativo que Frankl conozca y cite tanto a Goethe como a Dostoiewski) ?que representaban a los seres humanos como máquinas complejas, productos de la experiencia o entes extremadamente racionales que se desarrollaban según unos presuntuosos y abstractos principios?2. La Filosofía de la Existencia destacaba por el contrario: a) el sentido de la existencia humana, b) la libertad de elección y c) la singularidad de cada individuo3. Los conceptos racionales ?estáticos? son incapaces de reflejar esta dinamicidad propia de la existencia (?ex-sistere?: aflorar, salir, emerger).

De modo que el Análisis Existencial (o Logoterapia) de V. Frankl constituye una elucidación o esclarecimiento (o como dice E. Lukas una ?confrontación del paciente con valores?) porque no existe un análisis o una síntesis de la existencia. Frankl lo ha explicado mediante la metáfora de la alfombra: del mismo modo que al desenrollarla, desvela ésta su motivo inconfundible, así en el transcurso de la propia biografía se hace patente la esencia de la persona.

El Existencialismo ?afirma R. May- ?es el esfuerzo por comprender al hombre eliminando la escisión sujeto-objeto que torturó el pensamiento y las ciencias occidentales desde poco después del Renacimiento?4.

En efecto, constituye una característica primordial de la psicoterapia existencial la consideración de M. Heidegger del hombre como ser-en-el-mundo (in-der-Welt-Sein)5. Y tal consideración tiene una clara implicación psicoterapéutica: el restablecimiento de la relación del hombre con el mundo que, en su existencia neurótica, ?ya no busca, como el hombre normal, a personas y a semejantes, cosas y objetos del mundo?6, sino que se interesa por sí mismo, por sus vivencias psíquicas.

En el mismo sentido se orienta el presupuesto epistemológico de la Fenomenología: no hay hiato insalvable entre sujeto-objeto porque la conciencia del sujeto está vertida (intencionalidad) al mundo de los objetos (la conciencia siempre es ?conciencia-de? algo que no es ella misma) que, por su parte, no son ajenos al sujeto sino que se presentan a su conciencia (fenómenos).

Así pues, tanto el existencialismo como la fenomenología se oponen a la escisión sujeto-objeto.

V. Frankl suscribe la fenomenología que habla, más que con patrones preconcebidos, con el lenguaje de la autocomprensión pre-reflexiva del hombre, así como su recurso a la intuición.

Fue Rudolf Allers quien le puso en contacto con la obra de Max Scheler y esto fue decisivo para su emancipación de la 1ª y 2ª Escuelas Vienesas de Psicoterapia. Particularmente le interesa su fenomenología de los valores, su antirrelativismo y su antisubjetivismo. Son dos motivos fundamentales que Frankl toma de Scheler: 1) la inclusión en el proceso terapéutico de la discusión sobre la ?concepción del mundo? del paciente (o crítica inmanente de la concepción que el enfermo tiene de la vida, ya que el neurótico entiende mal su propia esencia) y 2) el concepto (primitivo o básico) de persona: la persona no queda absorbida en la naturaleza (aquella ?es psicofísicamente indiferente?). De aquí derivará Frankl su concepto de ?antagonismo psioconoético? (que significa con palabras de Scheler que ?el hombre es el eterno protestante contra toda mera realidad?7).

Presupuestos antropológicos

El compromiso antropológico, bien patente en el pensamiento frankleano, es el de una ontología tridimensional, cada una de cuyas dimensiones o dinamismos ?físicos, psíquicos y espirituales- es irreductible a los otros dos. (Mediante su conocida analogía geométrica, Frankl explica el reduccionismo como un proyeccionismo, por el que los fenómenos humanos se proyectan sobre un plano subhumano).

En virtud de tal imago hominis el ser humano no ?reacciona? sino que ?responde?, puesto que es un ser abierto al mundo, intencional y receptivo, es un ser facultativo y no fáctico (rasgo suyo esencial es ?permanecer perennemente abierto y problemático para sí mismo… no se agota nunca en su facticidad?8).

La orientación fundamental del hombre hacia el Sentido y los Valores, que Frankl ha definido como motivación básica, constituye el aspecto teórico-motivacional de esta radical autotrascendencia.

La tesis básica de la Logoterapia la constituye la afirmación de que es propio de la vida un carácter incondicional de sentido. Frankl acuña el término Voluntad de sentido en 1949 para referirse a esta motivación cuyas notas ?que resultan de un análisis fenomenológico- son: el sentido es transubjetivo (por tanto se descubre), es ad personam y ad situacionem (cada uno debe descubrir el sentido de su vida; en este aspecto, generalizar sería tan inadecuado como preguntar por la mejor jugada de ajedrez, ésta siempre dependerá del rival en cuestión y de la situación del juego), este sentido hic et nunc (lo que una situación concreta significa para una persona concreta) está en relación dialéctica con un sentido primordial (p.e. descubrirá mejor las situaciones que reclaman un acto caritativo, aquella persona cuya vida esta orientada de manera fundamental a la cáritas) y, por último, una nota característica de esta motivación -que Frankl ha calificado como giro copernicano-, la constituye el hecho de que es la vida la que plantea cuestiones al hombre ?y no al revés- y éste tiene que responder en su devenir existencial.

La pérdida de esta tensión existencial necesaria entre el hombre y el sentido que ha de ser realizado por él constituye una dis-tensión, el vacío existencial, que supone una vuelta o reflexión excesiva sobre sí mismo como consecuencia de la frustración de la motivación básica de sentido (Figura 1).

En el vacío existencial proliferan fenómenos como la depresión, la adicción y la agresión. Este hecho, así como la afirmación de Frankl de que el problema del sentido planteado de un modo radical puede llegar a avasallar al individuo, sobre todo en el período de la pubertad 9, y ello unido a la evidencia de que el logro de sentido es un factor de primer orden en la construcción de la propia identidad que corresponde de modo relevante a la adolescencia10, ha motivado la investigación empírica que a continuación presentamos.

Según la imago hominis citada por un lado y, por otro, movido por el afán de integración-y-superación de Freud y Adler, llega Frankl a definir como fórmula antropológica la co-pertenencia de conciencia y responsabilidad, fórmula que aúna las aportaciones de Freud y Adler y a la que le añade como clave para la intervención psicoterapéutica la categoría del deber: El tratamiento de la neurosis no será sólo volver consciente lo inconsciente o hacer reingresar en la esfera del yo aquellas acciones de las que el síntoma le exculpaba, sino re-componer la estructura axiológica del paciente confrontándolo al sentido objetivo y los valores que está llamado a realizar. La antropología asumida por Frankl así como su teoría motivacional articulan su Teoría y Terapia de la Neurosis. La aportación del Análisis Existencial a la conceptualización de la neurosis la constituye el hecho de concebirla no sólo como una afección psíquica sino como un modo de existencia que supone ?renuncia a la personalidad y existencialidad a favor de la facticidad?11 por lo que el sujeto queda orientado cognitiva y emocionalmente hacia sí mismo.

Importa resaltar que en la intervención psicoterapéutica desde la perspectiva de la Logoterapia, juega un papel significativo la asunción de ?cargas? o tareas por parte del paciente, pues entre realidad y representaciones neuróticas la relación es antinómica: cuando se impone la realidad el temor neurótico se retira, lo que explica que el individuo con afección neurótica parece mejor capacitado para vivir sucesos extraordinarios que la vida cotidiana.

Investigación empírica

Introducción

A partir del marco teórico que nos proporciona la teoría motivacional de V. Frankl, la investigación empírica desarrollada en el marco de una tesis doctoral (Prats Mora, 2001) se dirige a estudiar las variables relacionadas con el logro de sentido; consecuentemente, su comprensión nos permitirá prevenir el vacío existencial.

Para ello se ha analizado el grado de relación existente entre las variables sexo, edad, logro de sentido, autodistanciamiento (AD), autotrascendencia (AT), libertad (L) y responsabilidad (R) (capacidades éstas cuatro últimas que son una pre-condición personal del logro de sentido: autodistanciamiento y autotrascendencia más referidas al yo, y libertad y responsabilidad más referidas al interés y receptividad respecto al medio), ansiedad y empatía, con el objeto de comprender el vínculo que se produce entre dichos constructos en la etapa evolutiva correspondiente a la adolescencia. Interesa el estudio de la relación que establece el logro de sentido con respecto a la ansiedad y la empatía, porque estos constructos psicológicos nos informan del comportamiento más o menos ?autocentrado? o ?abierto a los demás? del sujeto.

La ansiedad, en cuanto sentimiento subjetivo de amenaza, es la responsable de la fijación del patrón patógeno de reacción descrito en la literatura logoterapéutica como angustia de expectativa. El establecimiento de dicho patrón, al que puede coadyudar la inestabilidad e inseguridad propia de la etapa adolescente de la vida, supone que el sujeto queda desenfocado del mundo real de las cosas y de las personas.

Diseño de la investigación

La presente investigación12 empírica, no experimental, se ha llevado a cabo con una muestra de 787 sujetos seleccionados de cinco Colegios de la Comunidad Valenciana, tanto públicos (48.7%) como privados (51.3%). El número de varones es de 412 (52.4%) y el de mujeres es de 375 (47.6%), con una franja de edad que comprende de los 14 a los 19 años (edad media: 15 años y 10 meses). Los alumnos estaban escolarizados en los siguientes grados: 1º BUP/3º ESO (n=203), 2º BUP/4º ESO (n=221), 3º BUP (n=197) y COU (n=166).

Respecto a las variables descriptivas familiares, aproximadamente tres cuartas partes de los sujetos de la muestra pertenecen a núcleos familiares que tienen dos hijos (55.8%) o tres hijos (22.7%), siendo el primogénito el alumno evaluado en el 48.4% de las ocasiones. En la mayor parte de las familias están presentes ambos padres (91.0%).

El nivel económico de los padres de los alumnos seleccionados se caracteriza principalmente por ser medio (75.3%), seguido a distancia de medio-alto (19.7%), mientras que los dos extremos de medio-bajo y alto están escasamente representados.

La evaluación se ha realizado mediante cuatro pruebas psicométricas estandarizadas referidas como:

– The Purpose in Life Test (PIL) (Crumbaugh y Maholick, 1969 y 1981) que distingue tres niveles en cuanto al logro de sentido13.

– Escala Existencial de A. Längle y C. Orgler (1991) que distingue las cuatro capacidades descritas por Frankl de autodistanciamiento, autotrascendencia, libertad y responsabilidad.

– Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI, Spielberger, 1986) que distingue dos dimensiones de la ansiedad, a saber, Ansiedad-Estado (A/E) como estado ansioso transitorio y Ansiedad-Rasgo (A/R) o disposición ansiógena como rasgo permanente de la personalidad.

– Interpersonal Reactivity Index (IRI, Davis, 1980) que distingue cuatro dimensiones de la empatía, que son las siguientes: Toma de Perspectiva (PT) (o tendencia a adoptar la perspectiva del otro) y Fantasía (FS) (o tendencia a identificarse con personajes del cine o la literatura) que recogen el aspecto más cognitivo de la empatía y, por otro lado, Preocupación Empática (EC) (o capacidad de movilización de sentimientos de compasión y cariño por los otros) y Distrés o malestar personal (DP) (o sentimientos de ansiedad y malestar manifestados por el sujeto ante las experiencias negativas de los demás).

Los análisis estadísticos se han centrado en:
a) El estudio del patrón correlacional entre las variables.
b) Análisis univariado de la varianza (con el objeto de apoyar los resultados correlacionales).
c) Técnica multivariada del análisis discriminante que nos permite construir un perfil que establece el patrón de correlaciones entre las variables incluidas en la investigación con los distintos niveles de logro de sentido.

Resultados

En la Figura 2 se observan las frecuencias y porcentajes de las puntuaciones obtenidas por los sujetos de nuestra muestra en el PIL categorizado.

La clasificación indica que un 23.8 % de los adolescentes evaluados muestran ausencia en sus vidas de un sentido claro y un 36.7 % logran un sentido definido, encontrándose en una zona intermedia el 39.5 %.

En cuanto a las variables personales de sexo y edad, nuestros resultados señalan que el logro de sentido medido por el PIL no mantiene ningún tipo de relación estadísticamente significativo con las mismas. En el caso de la edad hay que tener en cuenta que la muestra corresponde a un rango de edad concreto. Tampoco las subescalas correspondientes a autodistanciamiento (AD), autotrascendencia (AT), libertad (L) y responsabilidad (R), que mide la Escala de Längle, mantienen relación estadísticamente significativa ni con la variable sexo ni con la variable edad.

Análisis de las preguntas libres del test PIL

Con la información que aportan la segunda y tercera partes del test PIL, hemos procedido a una investigación cualitativa con el objeto de determinar diferencias en cuanto a estimación de valores y metas en la vida entre el grupo que obtiene un nivel más alto de logro de sentido y el que obtiene un nivel más bajo, es decir, ofrece indicios de vacío existencial. Esta investigación cualitativa se relaciona con la perspectiva fenomenológica, en cuanto a que reduce lo observable con el propósito de encontrar la quididad, lo que el hecho es o las palabras significan realmente. En la segunda y tercera partes del test PIL los encuestados se expresan libremente, de modo que el evaluador no impone una estructura de valoración previa. Hemos categorizado los valores según los adolescentes los han nombrado. Concretamente nos hemos centrado en los tres items siguientes: 1. Más que nada quiero…, 2. Mi aspiración más alta… y 3. El sentido completo de mi vida es… Los diez restantes, así como el texto libre de la tercera parte, nos han servido para interpretar mejor las respuestas a cada uno de estos tres.

La respuesta más frecuente en los tres items es ?ser feliz?. Sin embargo, este ser feliz en el grupo que alcanza menor nivel en logro de sentido presenta los siguientes matices: en primer lugar porque no lo soy ahora, y también para cambiar mi estado de ánimo, porque mi vida es triste y sin sentido, para sentirme bien, porque mi vida es nada, etc., en segundo lugar, dándole a la expresión contenido de divertimento, pasármelo bien, divertirme, darme una buena vida, etc. y sólo en tercer lugar se refiere la expresión ser feliz a realización de valores como hacer algo bueno, tener vida interior, servir para algo, luchar por un mundo justo, etc.

Por el contrario en el grupo formado por el 36.5% que consiguen la más alta puntuación en cuanto a logro de sentido, no se observan estos matices sino que sus respuestas se aglutinan en la categoría que hemos identificado como vida buena (que implica cumplimiento de metas importantes) y ser feliz tiene el contenido de poseer altas aspiraciones, ser una persona buena, ser útil a los demás y a la sociedad, etc.

En cuanto a la valoración de la propia vida se definen dos grupos claramente. Los sujetos que pertenecen al grupo con puntuaciones más bajas de sentido, podemos afirmar que globalmente presentan una autoestima baja o muy baja, siendo las respuestas más frecuentes a la autovaloración de su vida: mi vida es un asco, aburrida, una mierda, una pesadilla, triste y sin sentido, un desastre, es mía, dolorosa, monótona, agobiante, rutinaria, confusa, algo sin salida, desesperante, etc. Sólo un 5% de los sujetos que se incluyen en este grupo dan respuestas positivas a la pregunta sobre su vida.

Los sujetos que presentan mayores puntuaciones en cuanto a logro de sentido, globalmente presentan una autoestima alta, siendo las respuestas más frecuentes todas positivas: mi vida es genial, interesante, perfecta, gratificante, muy importante, una lucha diaria, emocionante, un camino, muy feliz, llena de sentido, una constante pregunta: ¿qué he de hacer?, etc. Sólo un 2% de los sujetos que se incluyen en este grupo da respuestas negativas a la hora de valorar su vida.

Resulta también muy significativa la diferencia que establece el análisis del item 13. El pensamiento del suicidio… siendo dicho pensamiento excepcional entre aquellos sujetos que alcanzan mayor logro de sentido y por el contrario siendo frecuente entre aquellos que logran menos sentido, éstos dan respuestas como: lo he pensado, algo lógico, me persigue, una vía fácil, me acecha, es la mejor solución, está bien, está ahí, lo tengo, recorre mi cabeza, no lo descarto, etc.

Correlaciones entre las variables

Los resultados del análisis de correlaciones entre las puntuaciones obtenidas en el PIL y las cuatro capacidades medidas por la Escala Existencial de A. Längle, (ver Tabla 1) llevado a cabo con el objeto de comprobar la vinculación entre logro de sentido y autodistanciamiento, autotrascendencia, libertad y responsabilidad, nos muestran que existe entre ellas una correlación estadísticamente significativa y positiva: logro de sentido y autodistanciamiento (r = 0.389), logro de sentido y autotrascendencia (r = 0.674), logro de sentido y libertad ((r = 0.538), y logro de sentido y responsabilidad (r = 0.525), que en términos de Cohen (1977) representan tamaños del efecto grande con varianzas explicadas del 15.13%, 45.43%, 29% y del 27.56% respectivamente.

Este resultado indica que aquellos adolescentes que alcanzan un alto nivel en cuanto a logro de sentido y presencia de metas en su vida, a su vez manifiestan capacidad de captar valores y de compartir intereses con los otros, capacidad firme de juicio y toma de decisiones, conciencia del deber y capacidad de crear una distancia respecto de sus vivencias psíquicas que les permite captar la realidad con imparcialidad.

Esta relación entre el sentido y las subescalas de Längle se pueden observar en la Figura 3, donde se presentan las puntuaciones de las subescalas para distintos grupos de sentido. El análisis de las diferencias entre estos grupos de sentido son estadísticamente significativas (p<0,01) para todas las subescalas de la Escala Existencial. Cuando el análisis correlacional se realiza por curso/edad, podemos comprobar que el perfil es semejante al planteamiento global de la muestra, destacando en todos los cursos el mayor tamaño del efecto de la correlación entre logro de sentido y autotrascendencia. El vínculo entre los constructos es, pues, muy estrecho (ver Figura 4). En cuanto a la relación del logro de sentido con las distintas dimensiones de la empatía que mide el IRI, la Figura 5, en la que se representan las puntuaciones medias de las cuatro subescalas, muestra cómo la dimensión fantasía (FS) de la empatía es indiferente con respecto a los tres niveles de logro de sentido que establece el PIL, mientras que se puede observar la tendencia ascendente de las dimensiones toma de perspectiva (PT) y preocupación empática (EC) y la tendencia descendente de la dimensión malestar personal (PD) a medida en que es mayor el nivel alcanzado en cuanto a logro de sentido. Es decir, que los adolescentes con un logro de sentido alto en sus vidas, muestran mayor capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender su problema o necesidad desde su perspectiva y situación, y manifiestan asimismo menos sentimientos egoístas y centrados en su malestar personal. La Figura 6 nos muestra un perfil de puntuaciones medias en ansiedad (tal y como es medida por el STAI, es decir, bien como estado transitorio -A/E- o como rasgo permanente -A/R-) que está relacionado con el logro de sentido; alcanzando los niveles más bajos de ansiedad cuando la puntuación obtenida en el PIL es superior a 105 y los valores más altos de ansiedad cuando la puntuación del PIL es inferior a 90. Esta relación manifiesta, inversa y estadísticamente significativa, de la ansiedad respecto del logro de sentido (con varianzas explicadas del 23.04% para la ansiedad-estado -A/E- y del 30.70% para la ansiedad-rasgo ?A/R-) nos permite concluir que la disposición ansiógena puede constituir un obstáculo en la consecución de sentido, lo cual resulta coherente con lo informado por Spielberger, autor del instrumento, en el sentido de que los sujetos con una predisposición ansiosa como rasgo permanente de su personalidad tienden a ver muchas más situaciones amenazadoras que aquellos que no la tienen, y es también consecuente con la teoría logoterapéutica según la cual los sujetos afectados de ansiedad neurótica quedan interesados en su propio estado intrapsíquico y este giro subjetivista les bloquea la consecución de sentido. Por último, cabe señalar que la técnica multivariada del análisis discriminante, señala la capacidad de autotrascendencia como la variable más potente en la función discriminante vinculada al diferente nivel de logro de sentido, siendo también variables con fuerte poder predictor respecto al mismo las siguientes, según el orden en que son mencionadas: libertad, responsabilidad y ansiedad (A/R y A/E). Conclusión Los resultados de la investigación apuntan de forma consistente a la importancia decisiva que en una existencia lograda desempeña la capacidad que Frankl ha definido como hecho antropológico fundamental, y que consiste en que el ser humano se orienta siempre a una tarea, una causa o una persona, más que hacia sus circunstancias y sentimientos ad intra. Por consiguiente, la promoción de dicha capacidad constituye una cuestión principal en orden a prevenir la angustia neurótica y a encauzar adecuadamente la hiperreflexión propia del adolescente, así como para dotarle de la necesaria tensión existencial que le capacite para la consumación del sentido y la realización de los valores que debe afrontar en este momento de su desarrollo y de cuya consecución dependerán en gran medida las siguientes etapas de su vida. José Ignacio PRATS MORA es Doctor y pedagogo. REFERENCIAS - Cohen, J. (1977). Statistical power analysis for the behavioral sciences (ed. rev.). New York: Academic Press. - Frankl, V. (1990a). El hombre doliente. Fundamentos antropológicos de la psicoterapia (2ª Ed.). Barcelona: Editorial Herder. - Frankl, V. (1990b). Logoterapia y Análisis Existencial. Barcelona: Editorial Herder. - Frankl, V. (1992). Psicoanálisis y Existencialismo. De la psicoterapia a la Logoterapia (5ª reimpresión). México: Fondo de Cultura Económica. - Gambini, P. y Ronco, A. (1999). Che senso ha una vita senza amore? Prima applicazione di un test sull'adolescenza. Attualitá in Logoterapia, 22, 33-44. - Hergenhahn. (2001). Introducción a la Historia de la Psicología. Editorial Paraninfo. - Längle, A. y Orgler, C. y Kundi, M. (2000). Existenz-Skala. Manual. Göttingen: Beltz Test, GmbH. - May, R. , Angel, E. y Ellenberger, H. F. (eds.). (1967). Existencia. Una nueva dimensión en psiquiatría y psicología. Madrid: Editorial Gredos. La 1ª ed. de 1958. - Noblejas de la Flor, M.A. (1994). Logoterapia. Fundamentos, principios y aplicación. Una experiencia de evaluación del logro interior de sentido. Tesis doctoral. Facultad de Educación. Universidad Complutense de Madrid. - Prats Mora, I. (2001). Fundamentación teórica de la hipótesis motivacional del logro de sentido de V. Frankl. Un estudio empírico en la adolescencia. Tesis doctoral. Facultat de Psicologia. Universitat de València. - Scheler, M. (1978). El puesto del hombre en el cosmos. Buenos Aires: Editorial Losada. NOTAS 1  R. May, E. Angel & H. Ellenberger (1967), pp. 20-21 2  Hergenhahn (2001), p. 228 3  id. P.225 4  R. May, E. Angel & H. Ellenberger (eds.) (1967), p.29. Cf. también I.D. Yalom (1984), p.37 5  En su obra Ser y Tiempo de 1927. (?mundo?: estructura de relaciones significativas en que existe una persona y en cuya configuración toma parte. Comprende tres aspectos: Umwelt (mundo biológico) ? Mitwelt (mundo de nuestros semejantes) ? Eigenwelt (mundo propio) ). 6  Frankl, V. (1990), p.28 7  M. Scheler (1978), p.72 8  Frankl, V. (1992 ), p.129 9  Frankl, V. ( 1992 ), p.60 10  P. Gambini & A. Ronco (1999) 11  Frankl, V. ( 1990 b ), p.104 12  La planificación del diseño de investigación incluye la utilización de un valor de alfa de 0.01 con el objeto de controlar la probabilidad de rechazar erróneamente la hipótesis de ausencia de relación entre las variables o diferencias entre medias en el 1% de las ocasiones, utilizando pruebas estadísticas a dos colas o bilaterales. 13  Se utiliza en la investigación la baremación corregida para España de Noblejas (1994); elegimos el tipo de baremación propuesto por Crumbaugh, que no tiene en cuenta las diferencias por edad.