Respaldo de material de tanatología

El Gen Egoista

De: Alias de MSNaleust  (Mensaje original) Enviado: 10/01/2008 20:37

El gen egoísta, Las bases biológicas de nuestra conducta

Richard Dawkins

CONTENIDO

PREFACIO A LA EDICIÓN DE 1976 …………………………………………………………….4

PREFACIO A LA EDICIÓN DE 1989 …………………………………………………………….7

I. ¿POR QUÉ EXISTE LA GENTE?…………………………………………………………..10

II. LOS REPLICADORES………………………………………………………………………21

III. LAS ESPIRALES INMORTALES………………………………………………………30

IV. LA MÁQUINA DE GENES………………………………………………………………..55

V. AGRESIÓN: LA ESTABILIDAD Y LA MÁQUINA EGOÍSTA ……………78

VI. GEN Y PARENTESCO…………………………………………………………………….101

VII. PLANIFICACIÓN FAMILIAR …………………………………………………………127

VIII. LA BATALLA DE LAS GENERACIONES……………………………………140

IX. LA BATALLA DE LOS SEXOS……………………………………………………….156

X. TÚ RASCAS MI ESPALDA, YO CABALGO SOBRE LA TUYA……….189

XI. MEMES: LOS NUEVOS REPLICADORES ………………………………………215

XII. LOS BUENOS CHICOS ACABAN PRIMERO ………………………………….234

XIII. EL LARGO BRAZO DEL GEN…………………………………………………….259

BIBLIOGRAFÍA…285

PREFACIO A LA EDICIÓN DE 1976

El presente libro debiera ser leído casi como si se tratase de ciencia-ficción. Su objetivo es apelar a la imaginación. Pero esta vez es ciencia. «Más extraño que la ficción» podrá ser o no una frase gastada; sirve, no obstante, para expresar exactamente cómo me siento respecto a la verdad. Somos máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de preservar las egoístas moléculas conocidas con el nombre de genes. Ésta es una realidad que aún me llena de asombro. A pesar de
que lo sé desde hace años, me parece que nunca me podré acostumbrar totalmente a la iidea. Una de mis esperanzas es lograr cierto éxito en provocar el mismo asombro en los demás.

Tres lectores imaginarios miraron sobre mi hombro mientras escribía y ahora les dedico el libro a ellos. El primero fue el lector general, el profano en la materia. En consideración a él he evitado, casi en su totalidad, el vocabulario especializado y cuando me he visto en la necesidad de emplear términos de este tipo, los he definido. Me pregunto por qué no censuramos, asimismo, la mayor parte de nuestro vocabulario especializado en nuestras revistas científicas. He supuesto que el lector profano carece de conocimientos especiales, pero no he dado por sentado que sea estúpido. Cualquiera puede difundir los conocimientos científicos si simplifica al máximo. Me he esforzado por tratar de divulgar algunas nociones sutiles y complicadas en lenguaje no matemático, sin por ello perder su esencia. No sé hasta qué punto lo he logrado, ni tampoco el éxito
obtenido en otra de mis ambiciones: tratar de que el presente libro sea tan entretenido y absorbente como merece su tema. Durante mucho tiempo he sentido que la biología debiera ser tan emocionante como una novela de misterio, ya que la biología es, exactamente, una novela de misterio. No me atrevo a albergar la esperanza de haber llogrado comunicar más que una pequeña fracción de la excitación que esta materia
ofrece.

El experto fue mi segundo lector imaginario. Ha sido un crítico severo que contenía vivamente el aliento ante algunas de mis analogías y formas de expresión. Las frases favoritas de este lector son: «con excepción de», «pero, por otra parte», y «¡uf!». Lo escuché con atención, y hasta rehice completamente un capítulo en consideración a él, pero al fin he tenido que contar la historia a mi manera. El experto aún no quedará del
todo satisfecho con mis soluciones. Sin embargo, mi mayor esperanza radica en que aun él encontrará algo nuevo; una manera distinta de considerar conceptos familiares, quizás, o hasta el estímulo para concebir nuevas ideas propias. Si ésta es una aspiración demasiado elevada, ¿puedo, al menos, esperar que el libro lo entretendrá durante un viaje en tren?

El tercer lector en quien pensé fue el estudiante, aquel que está recorriendo la etapa de transición entre el profano y el experto. Si aún no ha decidido en qué campo desea ser un experto, espero estimularlo a que considere, una vez más, mi propio campo, el de la zoología. Existe una razón mejor para estudiar zoología que el hecho de considerar su posible «utilidad» o la de sentir una simpatía general hacia los animales. Esta razón es
que nosotros, los animales, somos el mecanismo más complicado y más perfecto en cuanto a su diseño en el universo conocido. Al plantearlo de esta manera es difícil comprender el motivo por el cual alguien estudia otra materia. Respecto al estudiante que ya se ha comprometido con la zoología, espero que mi libro pueda tener algún valor educativo. Se verá obligado a recorrer con esfuerzo los documentos originales y los libros técnicos en los cuales se ha basado mi planteamiento. Si encuentra que las fuentes originales son difíciles de asimilar, quizá mi interpretación, que no emplea métodos matemáticos, le sea de ayuda, aceptándola como una introducción, o bien como un texto auxiliar.

Son obvios los peligros que entraña el intento de llamar la atención a tres tipos distintos de lector. Sólo puedo expresar que he sido muy consciente de estos peligros, pero también me pareció que los superaban las ventajas que ofrecía el intento.

Soy un etólogo, y este libro trata del comportamiento de los animales. Es evidente mi deuda a la tradición etológica en la cual fui educado. Debo mencionar, en especial, a Niko Tinbergen, quien desconoce hasta qué punto fue grande su influencia sobre mí durante los doce años en que trabajé bajo sus órdenes en Oxford. El término «máquina de supervivencia», aun cuando en realidad no le pertenece, bien podría ser suyo. La etología se ha visto recientemente fortalecida por una invasión de ideas nuevas provenientes de fuentes no consideradas, tradicionalmente, como etológicas. El presente libro se basa, en gran medida, en estas nuevas ideas. Sus creadores son reconocidos en los pasajes adecuados del texto; las figuras sobresalientes son G. G. Williams, J. Maynard Smith, W.D. Hamilton y R. L. Trivers.

Varias personas sugirieron para el libro títulos que yo he utilizado, con gratitud, como títulos de diversos capítulos: «Espirales inmortales», John Krebs; «La máquina de genes», Desmond Morris; ?Gen y parentesco? («Genesmanship», palabra compuesta de genes = genes; man = hombre y la partícula ship que podríamos traducir como afinidad), Tim Clutton-Brock y Jean Dawkins, independientemente, y ofreciendo mis disculpas a
Stephen Potter.

Los lectores imaginarios pueden servir como objetivos de meritorias esperanzas y aspiraciones, pero su utilidad práctica es menor que la ofrecida por verdaderos lectores y críticos. Soy muy aficionado a las revisiones y he sometido a Marian Dawkins a la lectura de incontables proyectos y borradores de cada página. Sus considerables conocimientos de la literatura sobre temas biológicos y su comprensión de los problemas
teóricos, junto con su ininterrumpido estímulo y apoyo moral, han sido esenciales para mí. John Krebs también leyó la totalidad del libro en borrador. Conoce el tema mejor que yo, y ha sido magnánimo y generoso en cuanto a sus consejos y sugerencias. Glenys Thomson y Walter Bodmer criticaron, de manera bondadosa pero enérgica, el tratamiento que yo hago de los tópicos genéticos. Temo que la revisión que he efectuado aún pueda no satisfacerles, pero tengo la esperanza de que lo encontrarán algo mejor. Les estoy muy
agradecido por el tiempo que me han dedicado y por su paciencia. John Dawkins empleó su certera visión para detectar frases ambiguas que podían inducir a error y ofreció excelentes y constructivas sugerencias para expresar con palabras más adecuadas los mismos conceptos. No hubiese podido aspirar a un «profano inteligente» más adecuado que Maxwell Stamp. Su perceptivo descubrimiento de una importante falla general en el estilo del primer borrador ayudó mucho en la redacción de la versión final. Otros que efectuaron críticas constructivas a determinados capítulos, o en otros aspectos otorgaron su consejo de expertos, fueron John Maynard Smith, Desmond Morris, Tom Maschler,Nick Blurton Jones, Sarah Kettlewell, Nick Humphrey, Tim Glutton-Brock, Louise Johnson, Christopher Graham, Geoff Parker y Robert Trivers. Pat Searle y Stephanie
Verhoeven no sólo mecanografiaron con habilidad sino que también me estimularon, al parecer que lo hacían con agrado. Por último, deseo expresar mi gratitud a Michael Rodgers de la Oxford University Press, quien, además de criticar, muy útilmente, el manuscrito, trabajó mucho más de lo que era su deber al atender a todos los aspectos de la producción de este libro.

RICHARD DAWKINS

Buddhismo y la Existencia de Dios

De: Alias de MSNThyServantofThyDark  (Mensaje original) Enviado: 17/07/2007 13:21

EL BUDDHISMO Y LA IDEA DE DIOS*

NYANAPONIKA THERA
Traducción por Dr. Alejandro Córdova C.

En la literatura occidental se encuentran expresados puntos de vista contradictorios respecto a la actitud del buddhismo en relación al concepto de Dios y dioses. A partir del estudio de los discursos del Buddha preservados en el Canon Pali, se puede observar que la idea de una deidad personal, un dios creador concebido como eterno y omnipotente es incompatible en las enseñanzas de Buddha. Por otro lado, las concepciones de una divinidad impersonal, como por ejemplo la de una alma universal o cósmica, se excluyen de acuerdo con la enseñanza de Buddha de anatta, no self o ego o la insubstancialidad.

En la literatura buddhista, la creencia en un dios creador (issaranimàna-vàda) se menciona con frecuencia y es rechazada junto con otras causas que erróneamente se aducen para explicar el origen del mundo; como por ejemplo un alma universal, el tiempo, la naturaleza, etc. Sin embargo, la creencia en Dios no es colocada en la misma categoría de aquellos puntos de vista moralmente destructivos que rechazan los resultados kammicos de la acción, asumen un origen fortuito del hombre y la naturaleza o enseñan un determinismo absoluto. Todos estos puntos de vista son considerados totalmente perniciosos y tienen malos resultados seguros debido a su efecto sobre la conducta.

Sin embargo, el teísmo se considera como una forma de enseñanza sobre el kamma en cuanto el sostiene la eficacia moral de la acción. Debido a esto, un sujeto teísta que lleva o practica una vida moral como cualquiera que hace esto en nombre de lo que sea, podría esperar un renacimiento favorable. Incluso es posible que el renazca en un mundo celestial que se asemeje a la concepción que tenga de dicho lugar, aunque éste no durará eternamente como él espera. Pero si el fanatismo lo induce a perseguir a aquellos que no comparten sus creencias1, ello tendrá graves consecuencias para su destino futuro, ya que, las actitudes fanáticas, la intolerancia y la violencia contra otros, crean kamma insano que conduce al deterioro moral y a un renacimiento infeliz.

Aunque la creencia en Dios no excluye un renacimiento favorable, es una variedad de eternalismo, una falsa afirmación de permanencia enraizada en la avidez de existencia y como tal constituye un obstáculo para la liberación final. El teísmo se encuentra clasificado como una de las cadenas (saçyojana) que atan a la existencia tales como la creencia en una personalidad o entidad permanente en los fenómenos o cosas, el apego a ritos o rituales y el deseo por una existencia material sutil o por un “cielo de la esfera de los sentidos.”

Los primeros buddhistas consideraron que la idea de Dios para explicar el origen del universo y la situación del hombre en este mundo resultaba no convincente. A través de los siglos, los filósofos buddhistas han formulado detallados argumentos refutando la doctrina de un dios creador. Sería interesante comparar dichos argumentos con los que los filósofos occidentales han refutado las pruebas teológicas de la existencia de Dios.

Sin embargo, para un entusiasta creyente, la idea de Dios es mucho más que un mero recurso para explicar los hechos externos como el origen del mundo. Para él, Dios es un objeto de fe que puede otorgar un fuerte sentimiento de certeza, no sólo como la existencia de Dios en algún lugar del universo, sino también como una presencia cercana y consoladora. Este sentimiento de certeza requiere un detallado escrutinio. Este escrutinio revelará que en la mayoría de las cosas la idea de Dios es la proyección de los ideales del devoto o creyente -generalmente nobles- y su ferviente deseo y profunda necesidad de creer. Esta proyección se encuentra principalmente condicionada por las influencias externas tales como las impresiones de la infancia, la educación, la tradición y el medio ambiente social.

Los devotos, cargados con una gran fuerza emocional, producto de la poderosa capacidad humana para la formación de imágenes, visualización y creación de mitos, se identifican con las imágenes y conceptos de cualquier religión que ellos sigan. En el caso de la mayoría de los más sinceros creyentes, un penetrante análisis mostrará que su experiencia en Dios no tiene otro contenido que el anteriormente expuesto.

Sin embargo el alcance y el significado de la creencia en Dios y la experiencia en Él no se agota en lo anteriormente expuesto. Las vidas y escritos de los místicos de todas las grandes religiones son testigos de experiencias religiosas de gran intensidad en las que se presentan considerables cambios cualitativos de la conciencia. Una profunda absorción en la plegaria o la meditación puede producir una profundización y ampliación, una clarificación e intensificación de la conciencia, que se acompaña de sentimientos de éxtasis y felicidad. El contraste entre este estado de conciencia y el normal es tan grande que el místico cree que su experiencia es una manifestación de la divinidad; y dado tal contraste es compresible que así se crea.

La experiencia mística también se caracteriza por una marcada reducción o exclusión temporal de la multiplicidad de las percepciones sensoriales y la inquietud de pensamiento; y así la relativa unificación de la mente es interpretada como una unión y comunión con Dios. Todas estas impresiones y sus primeras interpretaciones espontáneas las identifica el místico dentro de su teología particular. Sin embargo es interesante señalar que el intento de los más grandes místicos occidentales por relacionar sus experiencias místicas con el dogma oficial de sus respectivas iglesias a menudo fueron vistos con recelo por la ortodoxia, y en muchos casos fueron considerados francamente heréticos.

Los aspectos psicológicos que subyacen a esas experiencias religiosas son aceptadas y bien conocidas por el buddhista, pero él distingue acuciosamente las experiencias en sí mismas de la interpretación teológica que se hace de ellas. Después de emerger de una absorción (jhàna) meditativa profunda, el meditador buddhista es aconsejado para que los factores físicos y mentales que forman parte de su experiencia sean analizadas a la luz de las tres características de toda existencia condicionada: impermanencia, ligada al sufrimiento, y la ausencia de un ego permanente o una sustancia eterna. Esto se hace principalmente con el objeto de utilizar la pureza meditativa y la fuerza de la conciencia para los propósitos más elevados: la introspección liberadora. Pero este procedimiento también tiene un efecto colateral muy importante: el meditador no será arrollado por cualquiera de las incontrolables emociones y pensamientos evocados por su singular experiencia, y de esta manera será capaz de evitar interpretaciones de dicha experiencia que no estén garantizadas por los hechos.

Así un meditador buddhista, al mismo tiempo que se beneficia de los refinamientos de la conciencia que ha obtenido, será capaz de observar estas experiencias meditativas por lo que ellas son, y posteriormente él comprenderá que ellas no tienen ninguna sustancia permanente la cual pudiera ser atribuida a una deidad que se manifiesta en su mente. Por lo tanto, la conclusión buddhista es que el estado místico más elevado no es una evidencia de la existencia de un Dios personal o divinidad impersonal.

El buddhismo algunas veces ha sido llamado una enseñanza atea, ya sea en un sentido aprobatorio por libre pensadores y racionalistas o en un sentido derogatorio por personas de orientación teísta. Sólo en un sentido puede el buddhismo ser descrito como ateísta, a saber, en tanto que el rechaza la idea de un Dios o divinidad eterna y omnipotente, que es el creador y ordenador del mundo. Sin embargo la palabra “ateísmo”, así como la palabra “sin Dios (godless)” con frecuencia están cargados de un sentido despreciativo o implicaciones que nada tienen que ver con la enseñanza del Buddha.

Aquellos que usan la palabra “ateísmo” a menudo la asocian con una doctrina materialista que no conoce nada más elevado que este mundo de los sentidos y la poca felicidad que él puede otorgar. El buddhismo no tiene nada que ver con dicha concepción. En este sentido está de acuerdo con las enseñanzas de otras religiones de que una verdadera y permanente felicidad no se puede encontrar en este mundo; y el Buddha agrega que en ningún plano de existencia más elevado, concebido como un mundo celestial o divino, ya que todos los planos de existencia son impermanentes y por lo tanto incapaces de ofrecer una felicidad eterna.

Los valores espirituales por los que el buddhismo aboga están dirigidos no hacia una nueva vida en un mundo superior, sino hacia un estado que trasciende completamente el mundo, a saber, el Nibbàna. Sin embargo al hacer esta afirmación hay que señalar que los valores espirituales del buddhismo no establecen una separación absoluta entre el aquí y ahora y el más allá. Ellos tienen raíces firmes en el mundo mismo pues se dirigen hacia la más alta realización en la existencia presente; junto con tal aspiración espiritual el buddhismo alienta para que se haga un entusiasta esfuerzo para hacer este mundo un mejor lugar para vivir.

La filosofía materialista de aniquilación (uccheda-vàda) es rechazada enfáticamente por el Buddha como falsa doctrina. La doctrina del kamma es suficiente para probar que el buddhismo no enseña la aniquilación después de la muerte. Ésta acepta la sobrevivencia, no de un alma eterna, sino de un proceso mental sujeto a renovada existencia; de esta forma enseña renacimiento sin transmigración. La enseñanza del Buddha no es un nihilismo que ofrece a la humanidad sufriente al final de su vida, una fría nada. Por el contrario es una enseñanza de salvación (niyyànika-dhamma) y de liberación (vimutti) que atribuye al ser humano la facultad de realizar por su propio esfuerzo la meta más elevada, Nibbàna, la cesación final del sufrimiento y la erradicación final de la avidez, el odio y la ignorancia. Nibbàna esta lejos ser el agujero negro de la aniquilación; sin embargo tampoco puede ser identificado con cualquier forma de idea de Dios, ni tampoco puede considerarse el fundamento inmanente o esencia del mundo.

El buddhismo no es un enemigo de la religión como el teísmo cree. El buddhismo no es enemigo de nada ni nadie. El buddhismo reconoce y aprecia cualquiera de los valores éticos, espirituales y culturales que la creencia en Dios ha creado a lo largo de su accidentada historia. Sin embargo no podemos cerrar los ojos al hecho de que el concepto de Dios también ha servido con frecuencia como un manto para ocultar la voluntad de poder del hombre y el uso imprudente, peligroso y cruel de ese poder, agregando con ello mayor miseria e infelicidad a este mundo, que se supone una creación amorosa de Dios.

Durante siglos el pensamiento libre, la libre investigación y la expresión de puntos de vista disidentes fueron obstaculizados y sofocados en nombre de Dios. Y desgraciadamente estas y otras consecuencias negativas no son enteramente asuntos del pasado. La palabra “ateísmo” también se encuentra cargada indirectamente de una actitud relacionada con la aprobación de una moral laxa y con la creencia de que una ética hecha por el hombre, sin tener la sanción de la divinidad, descansa sobre bases inestables y débiles. Sin embargo para el buddhismo la ley moral fundamental o básica es inherente a la vida misma. Es un caso especial de la ley de causa y efecto que no necesita ni una divinidad otorgadora de la ley ni depende de las fluctuaciones de las concepciones humanas socialmente condicionadas por minucias morales y convenciones.

Para una gran porción de la humanidad la creencia en Dios se está derrumbando rápidamente y también la motivación para una conducta moral. Esto muestra el peligro de basar los postulados morales en mandamientos divinos, cuando su supuesta fuente o sostén está rápidamente perdiendo autoridad. Existe la necesidad de una fundamentación autónoma para la ética que tenga raíces más profundas que sólo un contrato social y que sea capaz de proteger la seguridad del individuo y de las instituciones humanas. El buddhismo ofrece esta fundamentación para la ética. El buddhismo no rechaza la idea de que existan en el universo planos de existencia y niveles de conciencia que en alguna forma sean superiores a nuestro mundo terrenal y al promedio de la conciencia humana. Rechazar esto sería ingenuo en esta era de los viajes espaciales. Bertrand Russell ha dicho correctamente: “Es improbable que el universo no contenga algo mejor que nosotros”. Sin embargo, de acuerdo con las enseñanzas del Buddha tales planos de existencia más elevados también están sujetos a la ley de la impermanencia y el cambio. Los habitantes de tales mundos puede que sean en grados diferentes, más poderosos y felices que los seres humanos y que gocen de una existencia más larga. Que llamemos a estos seres superiores dioses, deidades, devas o ángeles, importa muy poco, pues es poco probable que ellos se llamen a sí mismos con estos nombres. Ellos son habitantes de este universo, compañeros errantes en esta rueda de existencias y aunque más poderosos que el hombre, no por ello son más sabios que él. Más aún, es posible que tales mundos y seres tengan su propio señor y gobernante. Pero como cualquier gobernante humano, un gobernante divino también podría inclinarse a juzgar erróneamente su propio estatus y poder, hasta que uno con más poder llegue y le señale su error, tal y como nuestros textos lo informan del Buddha.

Sin embargo, éstos son asuntos que están más allá de la esfera y del interés de la experiencia humana promedio. Aquí se han mencionado principalmente con el propósito de definir la posición del buddhismo y no como un tópico de especulación y de argumentación. Este tipo de actitud sólo desvía la atención y esfuerzo de aquello que debe ser nuestro objetivo principal; superar la avidez, el odio y la ignorancia donde quiera que ellas se presenten, aquí y ahora.

Un antiguo verso atribuido al Buddha en el texto “Las Preguntas del Rey Milinda” dice: “No necesitas buscar lejos de aquí la más elevada existencia, ¿de qué sirve? Aquí en este agregado presente, en tu propio cuerpo se puede superar el mundo.”

* * * * *
1 NT. Quizá no sólo persecución que es lo más grave sino también desprecio, benevolencia sádica, etc.
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Código: FDD 014

Título: El Buddhismo y la Idea de Dios
Autor: Nyanaponika Thera
Fecha de publicación: 1986
Editor: Buddhist Publication Society, Sri Lanka
Dirección del Editor: P.O. Box 61, 54, Sangharaja Mawatha, Kandy Sri Lanka
Original: Buddhism and the Idea of God
Tradución: Dr. Alejandro Córdova C.
Fecha: 1997
Fuentes: TimesPali
Páginas: 5

Reproducción de la traducción española con permiso de la Buddhist Publication Society (1997)

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* Nyanaponika Thera. Traducción al español por Alejandro Córdova. Este material puede ser reproducido para uso personal, puede ser distribuido sólo en forma gratuita. Última revisión lunes, 13 de marzo de 2000. Fondo Dhamma Dana. Este documento requiere la fuente Times Pali.
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sacado de:
http://www.cmbt.org/fdd/fdd014.htm

Bakunin

De: Alias de MSNInsumisoCritico  (Mensaje original) Enviado: 08/08/2005 7:06

LA IDEOLOGÍA DE BAKUNIN

He aquí un resumen del primer libro de escritos Políticos recolectados después de su muerte El fue el padre del Anarquismo que ha sido vilipendiado. Y yo lo defino como aquél ser humano que ha transcendido su animalidad y . Se autogobierna para no necesitar un pastor de ovejas animales, un capataz apara portarse bien. Estoy conciente que es una filosofía utópica. Pero la considero mejor que el budismo. el shintoismo y el confucionismo que son reglas de vida y no religiones.
LO cierto es que la ideología de los seguidores del anarquismo. su actuación desmerece pues la mayoría de los seguidores son seguidores pues no piensan . son causi máquinas

CONCEPCIÓN DEL MUNDO

la naturaleza es la suma de todas las cosas que tienen existencia real.

¿qué es la suma de todas las cosas? [si] las cosas que existen hoy no existiran mañana, desaparecerán; pero estarán completamente transformadas. en consecuencia mas cerca de la verdad [es] si digo: la naturaleza es la suma de las transformaciones efectivas de las cosas que existen y que se producirán incesantemente dentro de su seno.

todas las cosas existentes en el mundo efectúan unas sobre otras una acción y reacción perpetuas. toda esa multitud ilimitada de reacciones y acciones constituye lo que denominamos naturaleza. llámesele dios o absoluto no importa, siempre que sea la combinación universal, natural, necesaria y real, pero en modo alguno predeterminada, preconcebida o conocida de antemano, de la infinidad de acciones y reacciones particulares ejercidas reciproca e incesantemente por todas las cosas que poseen una existencia real.
consideraciones filosóficas.

en la infinita totalidad de incesantes transformaciones cada punto actúa sobre el todo, aquí el universo es el producto resultante; y el todo actúa sobre cada punto, aquí el universo es el creador.

la naturaleza crea los mundos y sigue aun creando.
consideraciones filosóficas.

cuando el hombre comienza a observar con atención la naturaleza descubre que todas las cosas están gobernadas por leyes; que cada cosa posee su propia forma de transformación y acción.

una sucesión de hechos y fenómenos que se repiten y que bajo la influencia de condiciones nuevas, cambia de un modo igualmente regular. esta constante repetición constituye el método legislativo de la naturaleza.
consideraciones filosóficas.

en el universo así concebido no tienen cabida ideas a priori. las ideas, incluyendo la de dios, solo existen sobre la tierra en cuanto producidas por la mente. las ideas emergieron mucho después de los hechos naturales.

el termino naturaleza excluye cualquier idea mística o metafísica de una creación providencial.
consideraciones filosóficas.

con la palabra creación no queremos indicar creación teológica. con este termino indicamos simplemente el proyecto infinitamente complejo que habiéndose combinado sin premeditación produjeron ese hecho.

se nos dice: ?de ser así las cosas la sociedad humana serian un puro caos?. ¡al contrario¡ cuando la historia humana se emancipa de la arbitrariedad divina y humana se presenta un desarrollo necesario, como la naturaleza orgánica y física. a pesar de la variedad de seres, la naturaleza no presenta en modo alguno un caos.

se nos dice: ?debe haber un regulador? ¡en absoluto¡ un regulador aunque fuese dios frustraría con su intervención el orden natural y el desarrollo lógico.

en todas las religiones el atributo principal de la divinidad consiste en ser superior y en poseer una lógica propia: la lógica de lo absurdo.
federalismo, socialismo y antiteleogismo.

la existencia de dios solo tiene sentido en cuanto implica la negación de leyes naturales.

[si] dios existe… en consecuencia no pueden existir leyes naturales.

todo lo natural es lógico y todo cuanto es lógico se realiza en el mundo natural: en la naturaleza y en su desarrollo ulterior que es la sociedad humana.
federalismo, socialismo y antiteleogismo.

¿por qué existen las leyes del mundo natural y social si nadie los creo y nadie los gobierna? no esta en mi mano resolver este problema y nadie ha encontrado jamás una respuesta, nadie la encontrara jamás.
consideraciones filosóficas.

el teólogo y el metafísico se aprovechan de esa ignorancia para imponer sus falacias y fantasías a la humanidad. pero la ciencia se burla de ese consuelo trivial como ilusión ridícula y peligrosa.

[la ciencia] cuando se siente incapaz de proseguir sus investigaciones preferirá decir <> que presentar verdades absolutas.

cuando alcanza el limite de su conocimiento dirá <>

la ciencia ha conseguido probar el absurdo de todas las concepciones teológicas y metafísicas.
consideraciones filosóficas.

si en el universo reina la armonía, no es porque este gobernado por la voluntad suprema. la hipótesis teológica de una legislación divina conduce a la negación de la propia naturaleza. las leyes son reales cuando resultan de las propias cosas, cuando no están ordenadas por un poder extraño.

la naturaleza…trabaja inconscientemente y presenta una infinita variedad de fenómenos que se repiten a si mismos inevitablemente. debido a esta inevitabilidad puede existir un orden en el universo.
la comuna de París y el estado.

la mente humana y la ciencia estudian esas características y combinaciones de cosas, sistematizándolas y clasificándolas. a tales clasificaciones y sistematizaciones se les aplica el nombre de leyes naturales.

éstas entran en dos categorías: las leyes universales y las leyes especiales.

las leyes universales son inmanentes a todas las cosas que existen. no están fuera de estas leyes las manifestaciones de la voluntad, el sentimiento y la inteligencia que son funciones materiales de la materia organizada y viviente en los animales y en especial en el animal humano.

las leyes especiales solo son relevantes para ordenes específicos de fenómenos, por ejemplo las leyes geológicas, las leyes que pertenecen a los organismos vegetales y las leyes que gobiernan el desarrollo ideal y social del hombre.
consideraciones filosóficas.

sabemos que nuestra tierra nació y suponemos que perecerá lo mismo que cualquier ser que existe durante algún tiempo y luego perece.
federalismo, socialismo y antiteleogismo.

¿cómo nuestra esfera terrestre se enfrió? ¿cuál fue la serie de evoluciones geológicas que pudo producir la vida orgánica comenzando por la primera célula y acabando por el hombre? [y otras preguntas mas]

estas son las cuestiones que deben ser resueltas por el hombre. como una partícula imperceptible en la pregunta ilimitada e indefinible del universo…un mundo que es infinito en el sentido real y no divino. no es infinito en el sentido de un ser supremo creado por la abstracción religiosa, infinito por la tremenda riqueza de sus detalles que ninguna ciencia podrá agotar nunca.

el hombre ha de saber penetrar todo el mundo visible, hundirse en un estudio cada vez mas profundo de sus leyes: porque nuestra humanidad solo se adquiere a ese precio.

el hombre debe conseguir el conocimiento de todos los niveles inferiores, de los que le preceden y de los contemporáneos, de todas las evoluciones, para ser capaz de comprender su propia naturaleza y su misión sobre esta tierra y convenir que en este mundo de ciega fatalidad puede inaugurarse el reino de la libertad.
federalismo, socialismo y antiteleogismo.

la abstracción y el análisis son los medios para comprender el universo. a fin de comprenderlo no es suficiente la abstracción aislada, es necesario que nuestra inteligencia se sumerja con amor y respeto en el estudio de los detalles y de las minucias infinitesimales. unificando la abstracción y el análisis podemos elevarnos a un verdadero concepto del nuestro mundo y formarnos una idea adecuada de nuestro universo. evidentemente que nuestras sensaciones y nuestra imaginación solo pueden proporcionarnos una imagen falsa, solo la ciencia puede proporcionarnos una visión clara.
federalismo, socialismo y antiteleogismo.

tal es la tarea del hombre…un ser pasajero e imperceptible perdido en medio de un océano sin riberas, teniendo una eternidad desconocida tras él y una eternidad delante de él.

el hombre pensante permanece orgulloso y sereno en la conciencia de su libertad ganada, liberándose mediante el trabajo y la ciencia. este es su único paraíso. [y] si le preguntáis cual es su pensamiento sobre la unidad del universo os dirá que la eterna transformación, que se autorregula, que carece de comienzo y fin. y que es lo contrario a cualquier doctrina de la providencia.
federalismo, socialismo y antiteleogismo

idealismo y materialismo

el desarrollo gradual del mundo material es perfectamente concebible. constituye un movimiento natural desde lo simple a lo complejo, desde lo inferior a lo superior.

el sistema de los idealistas es lo opuesto. constituye la inversión de toda experiencia humana.
el imperio látigo ? germánico y la revolución social.

el camino seguido pro los metafísicos es enteramente diferente. los metafísicos (seguidores de la doctrina hegeliana, los positivistas y a los partidarios de la diosa ciencia) que no consideran el pensamiento y la ciencia como manifestaciones de la vida natural y social, sino como manifestaciones de su propio pensamiento y de su ciencia.
estatismo y anarquismo.

en vez de seguir el orden natural, en vez de seguir el movimiento de la materia, los idealistas empujados por el divino fantasma toman el camino opuesto.

comienzan con dios, presentado como una persona y el primer paso es una caída desde las sublimes alturas hasta la charca del mundo material, desde el ser supremo a la pura nulidad.

cuando el ser divino decidió dar este paso salto mortal es algo que ninguna idealista ha sido capaz de explicar…todas las religiones giran alrededor de este misterio.
el imperio látigo ? germánico y la revolución social.

el misterio los devoro porque eran incapaces de explicarlo. grandes filósofos han escrito y han construido sistemas ingeniosos, pero dejan este mistriortan insondable como antes.

si los esfuerzos de los mas prodigiosos genios, solo han conducido a hacer todavía mas incomprensible este misterio ¿cómo esperar que sea develado por un discípulo pedante?
el imperio látigo ? germánico y la revolución social.

este terrible misterio no puede explicarse, lo cual significa que es absurdo. solo lo absurdo rechaza la explicación. quien lo considere esencial para su vida y felicidad debe renunciar a su razón repitiendo con tertuliano creo porque es absurdo (redo quia absurdum) entonces cesa la discusión y permanece la triunfante estupidez de la fe.
imperio látigo ? germánico y la revolución social.

los idealistas no tienen su fuente en la lógica…la desprecian. la vida se hace estéril cuando se ve paralizada por una contradicción lógica.

esta contradicción consiste en que quieren a dios y quieren a la humanidad, persisten en conectar ambos términos. afirman ?dios y la libertad del hombre? sin pagar tributo a la lógica. si dios existe, todas esas cosas están condenadas a la inexistencia. porque si dios es el señor supremo, y si existe una amo semejante, el hombre es un esclavo.

si el hombre es un esclavo, ni la justicia, ni la igualdad, ni la fraternidad son posibles para él.

los idealistas pueden presentar a su dios como un ser animado por el mas tierno amor hacia la libertad humana; pero un señor por muy liberal que quiera parecer, seguirá siendo un señor y su existencia implicara la esclavitud de todos cuantos están por debajo de él.

siendo un amante de la libertad humana, condición necesaria para cuanto admiro y respeto en la humanidad, invierto el aforismo de Voltaire y digo: <>.
imperio látigo ? germánico y la revolución social.

¿quiénes son los mas tercos defensores del idealismo? las casas reinantes y sus cortesanos, napoleón III, los dumas, toda la nobleza; todos ellos ásperos defensores de la explotación burguesa.

por todas partes el idealismo religiosos o filosófico sirve hoy con bandera de la explotación.

por el contrario la bandera del materialismo teórico, de la igualdad económica y la justicia social, es desplegada por el idealismo practico de las masas oprimidas que intentan realizar la fraternidad de todos los hombres sobre la tierra.
imperio látigo ? germánico y la revolución social.

¿quiénes son los verdaderos idealistas y quienes los materialistas? la condición esencial del idealismo teórico es el sacrificio de la lógica y la razón humana y la renuncia de la ciencia. el idealismo arrastra al campo de los opresores y explotadores de las masas ¿como comprender que nuestros ilustres idealistas persistan en estar en una doctrina ya condenada y deshonrada?

deben estar impulsados por motivos muy fuertes que no pueden corresponder a la lógica. debe existir un poderoso motivo de orden moral? ¿cuál? estas gentes piensan que las teorías idealistas son esenciales para la dignidad del hombre y que la teorías materialistas lo reducen al nivel de la bestia.
imperio látigo ? germánico y la revolución social.

¿y si fuera cierto lo contrario? todo desarrollo implica la negación de su punto de partida. y puesto que el punto de partida es material según la idea materialista la negación debe ser necesariamente ideal.

comenzando por el materialismo el materialismo llega lógicamente a la idealización, es decir, la humanización, a la plena emancipación de la sociedad.

por otra parte, el punto de partida de la escuela idealista es ideal y llega necesariamente a la materialización de la sociedad, a la organización de un despotismo brutal, a una explotación vil en las formas de la iglesia y el estado.
imperio látigo ? germánico y la revolución social.

el materialismo empieza por la animalidad para llegar a establecer la humanidad; el idealismo comienza por la divinidad para llegar a una animalidad perpetua.

el materialismo niega el libre albedrío y termina en el establecimiento de la libertad.

el idealismo proclama el libre albedrío y descubre la autoridad sobre las ruinas de toda libertad.

en una palabra encontrareis al idealista sumido en el materialismo practico, … [y] veréis al materialista persiguiendo pensamientos ideales.
imperio látigo ? germánico y la revolución social.

la escuela de los socialistas representa una escuela respetable, que no la exime de caer en errores. una de sus falacias es tener como base teórica un principio, (formulado por Karl Marx) cierto cuando se concibe de una manera apropiada, pero se vuelve falso cuando se le considera aislado y se le mantiene como el único fundamento, que los fenómenos economicos constituyen la base esencial de los demás fenómenos (intelectuales, morales, políticos y sociales) que aparecen como derivados de los primeros.

este principio se encuentra en contradicción con el principio admitido por los idealistas, quienes deducen todos los hechos históricos del desarrollo de las ideas. considerando a las ideas como fuente productora de los hechos.

y los comunistas ven en toda la historia, en todos los desarrollos intelectuales, morales, religiosos, metafísicos científicos políticos y sociales el reflejo de los fenómenos economicos. plenamente de acuerdo con el materialismo científico mantienen que los hechos producen las ideas y que las ideas son el reflejo de los acontecimientos.

¿quiénes están en lo cierto, los idealistas o los materialistas?
los idealistas están equivocados y los materialistas están en lo cierto.

los hechos viene antes que las ideas, el ideal no es sino la flor cuyas raíces están enterradas en las condiciones materiales de existencia.

&

todas las ramas de la ciencia moderna están de acuerdo en proclamar esta grande verdad. la humanidad no es sino el ultimo y supremo desarrollo y la mas alta manifestación de la animalidad.

pero así como desarrollo implica la negación de su base, la humanidad es al mismo tiempo la negación del principio animal en el hombre.

los materialistas somos ateos y nos enorgullecemos de ello en la medida en que puede permitirse el orgullo a desdichados individuos que como olas se elevan por un momento y luego desaparecen en el casto océano de la sociedad humana.

nos enorgullecemos porque el ateismo y el materialismo son la verdad y deseamos la verdad por encima de todo lo demás y por encima de las consecuencias practicas… a pesar de las cobardes insinuaciones solo la verdad traerá un bienestar practico para el pueblo.

Mazzini no se conforma con señalar nuestro ateismo y el materialismo, deduce de el que no podemos amar a las personas, que las grandes cosas que ha hecho vibrar los mas nobles corazones deben ser todas ajenas a nosotros y que no tenemos preocupación alguna salvo gratificar nuestros apetitos.

y nosotros le decimos, venerable pero injusto maestro Mazzini, que esta en un lamentable error. entienda que nuestro amor por las cosas bellas y grandes es tan fuerte que ya no nos contentamos con la ficción de esas bellas cosas suspendidas en el cielo, las queremos en su realidad.

creemos en la posibilidad y en la necesidad de dicha realidad sobre la tierra de que todas esas cosas perderán su carácter místico y divino cuando se conviertan en realidades humanas y terrestres.

¿sabe usted de donde proviene ese error suyo ? lo que usted y nosotros llamamos materia son dos cosas totalmente distintas. su materia es una identidad ficticia como su dios, como su estan. los dos existen solo como invenciones de los teólogos creadores de ambos inventos.

la filosofía nos ha revelado el proceso de la creación inconsciente de esta ficción que durante muchos siglos han pendido como una pesadilla sobre las mentes oprimidas de generaciones humanas.

la mente humana esta constituida de tal manera que siempre debe comenzar con un gran margen de falsedad y errores para conseguir una porción de verdad, lo cual nos habla en favor de las tradiciones sagradas del pasado.

los primeros pensadores tomaron la suna de todo cuanto les parecía representar la fuerza, el movimiento, la vida y la inteligencia, y lo llamaron espíritu. a todo lo demás lo llamaron materia.

admitimos que no conocemos a su dios pero tampoco conocemos a su materia…sabemos que ninguno de los dos conceptos existe, ..fueron creados a priori por la fantasía especulativa de pensadores ingenuos.

con las palabras materia y material queremos indicar la totalidad, …de los entes reales …los cuerpos orgánicos y el funcionamientos del cerebro, los sentimientos, los actos heroicos,…la electricidad..todo constituye un conjunto muy diferenciado pero relacionado que denominamos materia.

no consideramos a esta totalidad como una sustancia absoluta sino el perpetuo resultado producido y reproducido de nuevo por la concurrencia de una infinita serie de acciones y reacciones, por las incensantes transformaciones de los seres reales que nacen y mueren en el seno de esta infinitud.

indicamos con la palabra material todo cuanto acontece en el mundo real, dentro y fuera del hombre y aplicamos la palabra ideal a los productos de la actividad cerebral del hombre, pero nuestro cerebro es por entero una organización de orden material y su funcion es también material, se deduce de ello que lo que llamamos materia no excluye al mundo ideal.

¿ a que se debe que los teóricos del materialismo acostumbren mostrarse en la practica mas idealistas que los propios idealistas?

a que todo desarrollo implica una negación del punto de partida. los teóricos del materialismo comienzan con el concepto de materia y desembocan en la idea.

mientras los idealistas adoptan como punto de partida la idea pura y caen en dominio de la materia, ¡y que materia! una materia brutal, innoble y entupida

los materialistas conciben el estadio animal, el canibalismo y la esclavitud como los primeros puntos de partida, pero ¿ a que apuntan? quieren la emancipación, la plena humanización de la sociedad.

mientras que los idealistas adoptando como premisa básica el alma inmortal y la autonomía de la voluntad terminan en el culto de la autoridad y la canonización de una esclavitud perpetua.

los materialista quieren avanzar imbuidos de fe y despreciando el sufrimiento, el peligro y la muerte porque ven el triunfo de la humanidad; pero los idealistas faltos de empuje quieren llevar a la humanidad de nuevo hacia el lodazal.

ciencia: un esbozo general

el mundo es una unidad a pesar de la infinita variedad.

la razón humana es la misma a pesar del infinito numero de diversos seres humanos. en consecuencia la ciencia debe ser algo unificado.

la ciencia tiene como único objeto la conceptualización de las leyes inmanentes a la vida material.

el hombre no tiene mas instrumento que la observación de los hechos y fenómenos…en el curso de esta observación el hombre distingue lo accidental, contingente y mutable.

¿cuál es el método científico? es el método realista par excellence. procede de lo particular a lo general, del estudio de los hechos y desde ellos las ideas. su lógica no mas que la lógica de los hechos.

el hombre carece de medio alguno para determinar la realidad de una cosa, que no sea encontrarlo, reconocerlo y establecerlo de un modo efectivo sin mezcla alguna de fantasía.

la experiencia se convierte en el fundamento de la ciencia..y no la experiencia de un individuo…la experiencia colectiva en la que tiene su base la ciencia..no admite ningún dato sin una critica preliminar.

¿en que consiste la critica? en comparar cosas afirmadas por la ciencia con las conclusiones de la experiencia personal…en los datos de sus sentidos gobernados por su razón.

este el único medio que tengo para convencerme de la realidad de un objeto.

la ciencia se basa ante todo en la una masa de experiencias personales sometidas a la prueba de la critica..y todo conocimiento humano que no haya sido verificado por esa critica, debe excluirse.

nada tan desagradable para la ciencia como la creencia. la critica jamás dice la ultima palabra.

la ciencia comienza con la comprensión de las cosas, los hechos y los fenómenos.

la idea es una abstracción y en alguna medida una negación de la vida real..

el pensamiento y la ciencia pueden captar aquello que es permanente en la continua transmutación de las cosas.

la ciencia comprende el pensamiento de la realidad, pero no la realidad misma.

la misión de la ciencia es establecer las relaciones generales de las cosas pasajeras y reales, discerniendo las leyes generales inherentes al desarrollo de los fenómenos de los mundos físico y social.

la ciencia es impersonal e insensible que reproduce leyes deducidas a través del pensamiento, es decir, cerebrales.

la palabra cerebral la utilizo para recordar que la propia ciencia es solo un producto material de un órgano material humano: el cerebro.

la ciencia no crea nada, se limita a reconocer y establecer las creaciones de la vida. y cada vez que los científicos interfieren el trabajo de la creación todo cuanto producen es pobre, como el homúnculo creado por Wagner, ese pedante discípulo del Dr. fausto.

la misión de la ciencia es iluminar la vida y no gonbernarla.

en el desarrollo del intelecto humano la ciencia viene después de la teología y la metafísica. el hombre llega a este estadio científico ya corrompido por un tipo de pensamiento abstracto. arrastra muchas ideas construidas por la teología, objeto de una fe ciega.

el hombre que al principio es teólogo y metafísico arrastra ideas a la ciencia no en calidad de principios sino como cuestiones que deben ser resueltas por la ciencia.

llego a la ciencia porque empezó a dudar de esas ideas y su larga experiencia en la teología y la metafísica le demostró que ninguna le proporcionaba certeza.

y lo que pone en duda no son esas ideas sino los métodos creados por la teología. rechaza el sistema de revelaciones y la fe en el absurdo.

rechaza la metafísica porque adopto sin critica las ideas sobre el universo, sobre dios y sobre el alma.

emergiendo de la teología y la metafísica busca ante todo un método científico que le proporcione certeza sobre la realidad de las cosas.

la ciencia supera las capacidades del hombre individual, pues nadie es capaz de abarcar la ciencia en todos sus detalles.

la ventaja de la ciencia consiste en que elabora abstracciones verdaderas que expresan la naturaleza general y la lógica de las cosas.

la filosofía o ciencia universal no procede autoritariamente…esta organizada de modo libre, de abajo arriba y considera a la experiencia como el único fundamento. no puede aceptar lo que no haya sido analizado por la experiencia o por la critica mas severa.

por consiguiente, dios el infinito están ausentes de la ciencia racional, considerándolos como fantasmas y espejismos.

los fantasmas y espejismo juegan un papel en el desarrollo de la mente humana; el hombre ha alcanzado la comprensión de las verdades solo tras concebir y agotar todo tipo de ilusiones.

la filosofía natural asigna a esa ilusiones sus verdaderos lugares e intenta mostrarnos las causas fisiológicas e históricas del nacimiento, desarrollo y decadencia de las ideas religiosas.

el tema de las ciencias es el mundo real y conocido. a los ojos del filosofo racional solo hay una exigencia, por eso intenta unificar todas las ciencias particulares. la coordinación de todas las ciencias dentro de un solo sistema del conocimiento humano constituye la filosofía positiva.

esta filosofía positiva fue concebida por primera vez por Augusto Comte.

la coordinación de la ciencias establecida por la filosofía positiva no es una simple yuxtaposición es una concatenación, que comienza con la matemática y asciende a ciencias mas concretas como la física, la química, la geología y la biología y en ultimo lugar esta la sociología, que comprende toda la historia humana.

el orden de las ciencias establecido por augusto Comte es casi el mismo de la enciclopedia de la ciencias de Hegel.

pero entre augusto Comte y Hegel había una enorme diferencia, este ultimo espiritualizo la materia y augusto Comte materializo el espíritu fundamentándolo exclusivamente en la materia.

la psicología en el sistema de augusto Comte se basa exclusivamente en la fisiología.

desde el punto de vista moral, el socialismo es la propia estima del hombre que sustituye al culto divino.

desde ese punto de vista, el mundo humano se nos presentara bajo una nueva luz.

antes se consideraba al mundo humano como una idea teológica, actualmente debemos renovar su estudio tomando la naturaleza como punto de partida y la particular fisiología del hombre como hilo conductor.

la sociología, la nueva ciencia de las leyes que gobiernan los desarrollos de la sociedad que en unión con la historia y la estadística prueban que la sociedad obedece en sus evoluciones y transformaciones a leyes generales.

la sociología constituye una promesa de cara al futuro. pues así como podemos dominar la naturaleza y transformarla, así también seremos capaces de realizar la prosperidad en el medio social.

la sociología es una ciencia surgida recientemente. si enjuiciamos esta ciencia como a las otras habremos de admitir que serán necesarios siglos para que pueda adquirir forma definitiva y convertirse en una ciencia seria.

la historia no es una ciencia real estamos empezando a atisbar las tareas. supongamos que ya se ha constituido en su forma definitiva, nos ofrecería un cuadro fiel del desarrollo de las sociedades que han tenido una historia.

ese cuadro universal de la civilización humana presentaría una evaluación general de los miles de millones de individuos sufrientes , victimas humanas aplastadas por <> , sin los cuáles no se habrían obtenido los resultados abstractos de la historia; que vivieron y fueron sacrificados, aplastados por el bien de la humanidad abstracta.
la ciencia social seguirá ignorando a los individuos que son demasiados esquivos para ser captados por el pensamiento, por eso a lo que tenemos derecho a exigir de la ciencia social es que nos indique las causas del sufrimiento individual y mostrarnos las condiciones para la emancipación real de los individuos que viven en la sociedad.

es tiempo de prescindir de todos los papas y sacerdotes: no los queremos ya.

la misión de la ciencia es iluminar el camino.

ciencia y autoridad

un cuerpo científico encargado del gobierno terminaría dedicándose , no a la ciencia, sino a otros intereses…su interés sería perpetuar su poder.

la única misión de la ciencia es iluminar la vida, pero no gobernarla.

por ello la revuelta no se dirige a la destrucción de la ciencia, sino a situar a la ciencia en su lugar..

nos sigue quedando el miedo de que a los científicos se les permitiera someter a los hombres a experimentos científicos…estarían ansiosos de realizarlos sobre el cuerpo colectivo.

los monopolizadores de la ciencia…forman una casta que tiene cosas en común con la casta sacerdotal.

la ciencia es muy inferior al arte que se enfrenta a tipos y situaciones generales…el arte es una especie de retorno de la abstracción hacia la vida.

la ciencia carece de corazón…los seres de carne y hueso los considera como material ¿qué le importan el efímero destino de pedro o Jaime?

¿dejarse gobernar por hombres de ciencia? ¡que Dios no lo permita!

seria una monstruosidad, por dos razones:
primero, porque la ciencia es imperfecta…esta todavía en la cuna
segundo, una academia científica investida de poder soberano absoluto terminaría por corromperse.

la metafísica era estudiada por una pocas personas…la ciencia solo esta al alcance de una pequeña minoría. por ejemplo en Rusia, con su población de 80 millones de habitantes, ¿cuantos científicos serios hay? solo unos cuantos centenares de personas poseen verdaderos conocimientos.

la sociología, la ciencia de ciencias, presupone un conocimientos profundo de todas las demás ciencias. ¿cuántos científicos tenemos de ese tipo no solo en Rusia, sino en toda Europa? 20 ó 30 sabios …¡que destino para la humanidad!

ni a ellos ni a ninguna persona se le debe otorgar el poder de gobierno….porque los investidos con poder se convierten en opresores…..¿cómo podría resolverse esta contradicción?

puede resolverse de un modo: la ciencia debe ser difundida ampliamente entre las masas, que la ciencia se convierta en propiedad de todos.

un movimiento análogo al que hizo a los protestantes en el comienzo de la reforma que no había necesidad de sacerdotes…que todo hombre seria su propio sacerdote

la ciencia moderna se ocupa de falsedades

en la actualidad la ciencia y los científicos de escuelas y universidades se encuentran en un estado de falsificación sistemática y premeditada.

dichas universidades se establecieron para envenenar intelectual y moralmente a la juventud burguesa.

no me refiero a la teología, la ciencia de la divina falsedad; a la jurisprudencia, la ciencia de la falsedad humana; que son ciencias de todo tipo de medias verdades; …nos referimos a ciencias como: la historia, la filosofía, la política y la economía, que están falsificadas por carecer de una verdadera base.

podemos decir, sin miedo a la exageración que cualquier joven licenciado por esas universidades imbuido de esas ciencias, o mas bien dicho imbuido de las mentiras y medias verdades esta perdido.

los profesores envenenan con tanta eficacia a la juventud universitaria, que cuando un joven se licencia se ha convertido en un doctrinario, lleno de desprecio ante la plebe, dispuesto a oprimir, a explotar en nombre de la superioridad intelectual.

cuanto mas joven esa persona mas perniciosa se vuelve.

la situación en las ciencias exactas es distinta. esas ciencias son verdaderamente científicas.

las ciencias idealistas son aristocráticas y autoritarias, las ciencias naturales son democráticas y liberales.

en todos los estados…solo la burguesía recibe una educación mas o menos concienzuda.

una minoría especial dedicada exclusivamente al estudio constituye la aristocracia de los intelectuales que es la quintaesencia y la expresión de los intereses de la burguesía.

la universidad, esta iglesia de la ciencia burguesa, explica y legitima la explotación del pueblo por el capital burgués.

la ciencia de las escuelas es el producto del espíritu burgués…nacieron, crecieron y fueron educados en un medio burgués…por consiguiente, es lógico que esta ciencia sea enemiga del proletariado y que sus teorías tengan como meta demostrar la incapacidad de las clases trabajadoras.

¿cómo pueden los trabajadores romper ese circulo vicioso? deben adquirir conocimiento y tomar posesión de la ciencia, poderosa arma.

el hombre: naturaleza animal y naturaleza humana

el hombre forma con la naturaleza una sola entidad y es el producto material de un numero indefinido de causas materiales.

para las personas que piensan con lógica y cuyas mentes funcionan al nivel de la ciencia moderna esta unidad se ha convertido en hecho demostrado.

sin embargo este hecho evidente por si mismo se encuentra en contradicción con la conciencia de la humanidad. esta ha reconocido siempre la existencia de dos mundos distintos: el mundo espiritual y el material.

el mundo divino y el mundo real.

a partir de los toscos fetiches, todos los pueblos han creído en algún tipo de divinidad.

esta imponente unanimidad tiene mas peso que las pruebas de la ciencia.

la lógica contradice este asentimiento universal.

la antigüedad y la universalidad de la creencia en dioses han convertido en pruebas irrefutables de su existencia, contrariando toda ciencia y toda lógica.

hasta la época de Copernico y Galileo todo el mundo creía que el sol giraba alrededor de la tierra.- ¿la universalidad de dicha creencia demostraba la validez de sus suposiciones?

he ahí un ejemplo de que los argumentos de los deístas carecen por completo de valor.

nada hay mas universal y mas antiguo que el absurdo; la verdad es mas joven, representa el resultado del desarrollo histórico y nunca su punto de partida.

porque el hombre es primo del gorila. Implica que partió del instinto animal para llegar al amplio mediodía de la razón. esta realidad explica sus absurdos y errores presentes.

el desarrollo del hombre es un proceso de progresivo distanciamiento de la pura animalidad por el camino de crear su humanidad.

la antigüedad de una idea no solo no prueba nada, sino que debe suscitar sospechas.

la universalidad de la falacia solo demuestra una cosa: la identidad de la naturaleza humana.

nuestros primeros ancestros si no eran gorilas, estaban muy cerca de ellos pero con dos facultades preciosas: la facultad pensante y el impulso de la rebelión. estas dos facultades representan todo lo que constituye la humanidad del hombre.

idealistas de todas las escuelas, aristócratas, políticos, sacerdotes, filósofos y poetas se sienten muy ofendidos cuando se les dice que el hombre es solo un producto de la vil materia.

el hombre es un ser enteramente material. la mente, la facultad de pensar, en una palabra la inteligencia es una propiedad del cuerpo animal y en especial del mecanismo totalmente material del cerebro.

la ciencia ha establecido que todos los actos intelectuales que distinguen al hombre tienen como único fundamento la organización puramente material del hombre, sin sombra de intervención de ningún agente espiritual. en resumen son el producto de las funciones fisiológicas del cerebro.

los puntos cardinales de la existencia humana mas refinada lo mismo que de la existencia meramente animal serán siempre los mismos:
-nacer
-desarrollarse
-crecer
-trabajar para comer y beber, para …y luego
-morir

en el caso del hombre solo tenemos que añadir la inteligencia y la comprensión.

como bien observo Ludwig Feuerbach, el hombre hace todo cuanto los animales hacen, pero de un modo mas humano. en esto reside toda la diferencia pero se trata de una diferencia enorme

el hombre ha descubierto su pleno parentesco con todas las demás especies animales y su inmediata y directa descendencia de la tierra porque ha renunciado a la absurda y vana jactancia de la espiritualidad.

toda la misión del hombre , toda su dignidad y libertad, consisten en alejarse del estado animal del que proviene.

todos los animales deben trabajar para vivir, pero este trabajo se hace propiamente humano cuando comienza a satisfacer no solo las necesidades de la vida animal, si no también, las necesidades del ser social.

el hombre se convierte realmente en hombre si consigue romper las cadenas que la naturaleza ha atado en torno a sus criaturas. estas cadenas son el hambre, la privación de todo tipo, el dolor físico, las influencias del clima y las estaciones, etc…

el perpetuo miedo que siente forma la primera base de toda religión. este miedo es el que obliga al animal a luchar contra los peligros.

el hombre conquistador de la naturaleza

muchos siglos pasaron antes de que el hombre aprendiese el arte de hacer el fuego y utilizarlo para sus propias necesidades…

esto explica la desesperante lentitud del desarrollo humano; sin embargo el hombre transformo y sigue trasformando la naturaleza externa, pero no rebelándose contra la naturaleza sino a través del conocimiento y la observación.

siendo el hombre el producto ultimo de la naturaleza …sus pensamientos y acciones mas inteligentes y abstractos son en realidad las nuevas creaciones y manifestaciones de la naturaleza.

Existo, luego pienso

De: Alias de MSNaleust  (Mensaje original) Enviado: 09/02/2006 11:22

XIV. EXISTO, LUEGO G = 6.67 X 10- 8 CM3 S- 2 G- 1

PIENSO, luego existo. Esta famosa frase del filósofo francés René Descartes es conocida de todos y es uno de los fundamentos de la filosofía moderna. Algunos científicos contemporáneos piensan que uno podría ir más allá y que el hecho de que existimos nos permite explicar el valor de las constantes físicas fundamentales.

¿Qué es una constante física fundamental? Aun cuando la naturaleza es exuberantemente compleja, sabemos que puede ser descrita en términos de unas cuantas leyes relativamente simples. Tomemos uno de los ejemplos más importantes: la ley de la gravitación universal, descubierta por Isaac Newton en el siglo XVII. Esta ley nos dice que si tenemos dos cuerpos con masas M y m, respectivamente, separados por una distancia d, ellos se atraerán con una fuerza F dada por

donde G es la constante gravitacional. La ley puede enunciarse también como la aprendimos en la escuela; “dos cuerpos se atraen mutuamente con fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa”. Mientras más masivos son los cuerpos, más grande es la fuerza de atracción que entre ellos existe. Por otro lado, mientras mayor es la distancia entre los dos cuerpos, menor es la fuerza de atracción entre ellos (ver Figura 35).

Figura 35. De acuerdo a la ley de la gravitación universal, dos cuerpos se atraen con fuerza proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa.

La ley de la gravitación universal explica, entre otras muchas cosas, el movimiento de los planetas, asteroides y cometas alrededor del Sol. La ecuación anterior tiene una constante de proporcionalidad, G, la llamada constante gravitacional. Experimentos muy precisos han permitido determinar que su valor es 6.67 X 10- 8 cm3 s-2 g-1. ¿Por qué tiene este valor? ¿Por qué no la mitad, o el doble o mil veces mayor? Claro, a muchos científicos no les preocupa esto y se lo explican simplemente diciendo que la naturaleza es así y ya.

G es una constante física fundamental. Existen otras constantes físicas fundamentales. Por ejemplo, c es la velocidad de la luz (3 X 1010 cm s-1 o sea 300 000 kilómetros por segundo), a la cual se mueve la luz en el vacío. La luz es una de las formas que toma la radiación electromagnética y de hecho desde el siglo pasado se sabe que c es la velocidad a la que se mueven en el vacío todas las radiaciones electromagnéticas, como la luz, las ondas de radio, los rayos X, etc. Otra constante física fundamental es h, la constante de Planck, en honor a Max Planck, quien fue uno de los científicos que desarrollaron a principios de siglo la teoría de la mecánica cuántica. La constante de Planck tiene que ver con el tamaño de los átomos y moléculas y con el comportamiento de la materia en escalas muy pequeñas.

Pero regresemos a la ley de la gravitación universal. Esta ley regula la atracción que tienen los cuerpos entre sí. Se cuenta (no se sabe con certeza si en realidad así ocurrió) que Newton vio un día caer una manzana de un árbol. Se preguntó si la fuerza que había hecho caer a la manzana alcanzaría a llegar a objetos más lejanos en particular a la Luna. De algún modo, Newton intuyó que este era el caso y que nuestro satélite natural también era, como la manzana, atraído por la Tierra. ¿Por qué entonces la Luna no había ya chocado con la Tierra, sino que permanecía dando vueltas alrededor de ella? Newton concluyó que la fuerza de atracción gravitacional sí estaba jalando a la Luna, pero como la Luna estaba en movimiento, actuaba sobre ella otra fuerza, la fuerza centrífuga, que balanceaba a la fuerza de atracción gravitacional y permitía a la Luna permanecer en su órbita aproximadamente circular (ver Figura 36). La fuerza centrífuga aparece cuando un cuerpo está en movimiento curvo. Podemos experimentar fácilmente una fuerza centrífuga de la siguiente manera. Tomamos un hilo y en uno de sus extremos atamos una piedra. Si ahora giramos sobre nuestra cabeza dicho hilo, como si se tratara de una honda, sentiremos que la piedra tira de nosotros. Esta es la fuerza centrífuga. Mientras mayor es la velocidad de giro, mayor es esta fuerza.

Figura 36. La luna describe una órbita aproximadamente circular alrededor de la tierra. La fuerza de atracción gravitacional queda balanceada por la fuerza centrífuga.

Habiéndose explicado satisfactoriamente Newton por qué la Luna no caía sobre la Tierra pudo entonces proponer que la misma fuerza que actuaba sobre la manzana que había visto caer, estaba actuando también sobre la Luna y de hecho sobre todos los cuerpos del Universo. A su vez, estos cuerpos atraían a la Tierra y se atraían entre sí. Posteriormente pudo demostrar que la magnitud de la fuerza gravitacional era directamente proporcional al producto de las masas de los dos cuerpos considerados e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellos.

Habíamos discutido que nuestro Universo se encuentra en expansión. Sin embargo, las galaxias se atraen entre sí por la fuerza gravitacional y esta atracción colectiva tiende a disminuir, con el paso del tiempo, la expansión. ¿Qué sucedería si G, la constante gravitacional, tuviese un valor distinto? Si G fuese mucho mayor de lo que es, el Universo hubiese detenido su expansión poco después de la Gran Explosión y se hubiera vuelto a contraer volviendo a hacerse sumamente denso y caliente. Esto no hubiera dado oportunidad a que se formasen las galaxias y, como parte de las galaxias, las estrellas, en particular una que llamamos Sol. Por lo tanto, no existirían ni la Tierra ni nosotros. O sea que nuestra existencia depende del valor de G.

Por otra parte, también podemos considerar qué hubiera pasado si G fuese mucho más pequeña de lo que es. Entonces la expansión del Universo hubiese ocurrido sin freno alguno y la materia se hubiera extendido tanto y tan rápidamente que no habrían ocurrido, dentro de la expansión, las contracciones de “grumos” que llevaron a la formación de las galaxias. De nuevo, el modificar G, en este caso para abajo, tiene consecuencias definitivas sobre nuestra existencia en el Universo.

Sabemos que los posibles efectos de una variación en G serían cruciales no tanto en la actualidad sino en los momentos que siguieran a la Gran Explosión. Se puede demostrar que la Gran Explosión ocurrió con energía que está exquisitamente balanceada con el valor de G. Un pequeño cambio en G, ya sea para arriba o para abajo hubiera hecho evolucionar al Universo de una manera muy distinta, de modo que muy probablemente nosotros no existiríamos.

Hay otras coincidencias de este tipo en la naturaleza y en general existe la idea de que si las constantes físicas fundamentales tuviesen valores diferentes no existiría el género humano. Si la masa del electrón fuese un poco menor de lo que es, se sabe que todas las estrellas serían demasiado frías para sostener a la vida en un planeta alrededor de ellas que estuviera a una distancia como la que hay entre el Sol y la Tierra. Si, por otro lado, la masa del electrón fuese algo mayor de lo que es, todas las estrellas serían demasiado calientes.

La única proposición (fuera, por supuesto, de las religiosas) de explicar estas coincidencias es el llamado principio antrópico. Brandon Carter, uno de los científicos que más ha tratado de impulsar este principio, hace notar que la existencia de un observador (o sea nosotros) es sólo posible bajo ciertas combinaciones restringidas de las constantes físicas fundamentales. ¿Por qué de la infinidad de valores posibles, las constantes físicas tienen una tan afortunada selección? El principio antrópico trata de poner las bases filosóficas para estas coincidencias. El mismo Carter lo define de la siguiente manera: “El Universo debe ser como es para permitir la aparición de observadores dentro de él en algún momento.” Este principio representa una desviación del pensamiento científico clásico. De hecho, en esencia propone que nuestro Universo está hecho a la medida para nosotros. La cercanía del principio antrópico a la explicación religiosa del origen del Universo (o sea creado por un dios para que lo habite la humanidad) es, para ponerlo moderadamente, irritante para la mayoría de los científicos.

Se ha buscado por lo tanto una explicación que esté más dentro del marco científico para entender las características de nuestro Universo. Por ejemplo, se ha propuesto que el Universo en el pasado se ha expandido y contraído infinitas veces. En cada “rebote” las constantes físicas fundamentales podrían cambiar. En la inmensa mayoría de las veces, estas constantes no permitirían la aparición de la vida y por lo tanto no había observadores que pudiesen sacar conclusiones sobre el Universo. Sin embargo, en algunas ocasiones, las constantes físicas se combinarían afortunadamente, aparecería la vida inteligente y por lo tanto observadores. Desde luego, estos observadores se maravillarían de las extrañas coincidencias de “su” universo, que permitieron la aparición de ellos.

Alternativamente, hay quien piensa que pueden existir simultáneamente una infinidad de universos que no se comunican entre sí. En la mayoría de estos universos no se darían las combinaciones correctas de las constantes físicas y no habría impertinentes observadores que estudiaran las características de esos universos. De nuevo, en aquellos en que hubiera observadores, éstos concluirían que su universo fue hecho a la medida para ellos.

De cualquier manera, es muy notable que la ciencia haya permitido determinar que la física de nuestro Universo es tal que resulta propicia para la vida, al menos como la conocemos y aceptamos nosotros. Sin embargo, las razones (si es que las hay) de estas coincidencias aún no se comprenden.

¿Seguimos evolucionando los humanos?

De: Alias de MSNoleMEW  (Mensaje original) Enviado: 21/11/2004 13:42

¿Seguimos evolucionando los humanos?

Por Ardea Skybreak

Para contestar esta pregunta es importante tener presente la diferencia entre los mecanismos de evolución biológica y los mecanismos de evolución cultural.

La especie humana, como todas las especies de plantas y animales, está compuesta por poblaciones de individuos variables. Parte de esa variación es genética y, por lo tanto, se puede heredar y la puede afectar la selección natural. Por ejemplo, si el ADN de una persona tiene el gen de fibrosis cística hay probabilidades de que lo transmita a sus hijos.

Sin embargo, gran parte de la variación individual humana es cultural (viene del aprendizaje y la experiencia social) y eso no se puede transmitir a los descendientes por la reproducción biológica. Así sucede con la personalidad y el nivel social: los ricos pueden “heredar” riquezas y privilegios a sus hijos (dinero, educación, ventajas sociales, etc.), pero eso no tiene nada que ver con los genes que transmiten sus células sexuales (óvulos y espermatozoides). O si alguien dice que su hija “heredó” su sentido del humor o el mal genio de su tío, en realidad quiere decir que ella ha aprendido esas cosas por ejemplo o imitación, pero eso no tiene nada que ver con la herencia biológica ni con los genes que recibió de sus padres.

Los genes elaboran proteínas importantes para el funcionamiento de los órganos del cuerpo; pero la personalidad, la inteligencia, el nivel social, etc., se deben a complejas experiencias sociales e interacciones de los individuos con el mundo externo, y no están codificados en los genes. Comparados con todas las demás especies del planeta (y con los otros primates y las muchas especies homínidas que fueron nuestros antepasados más recientes), lo que más nos diferencia es nuestra capacidad mucho mayor de aprender, enseñar, construir cosas que no existían, inventar nuevas formas de relacionarnos entre nosotros y con el entorno, organizar y comunicar, transformarnos nosotros y el mundo natural y social… sin necesidad de modificaciones biológicas.

Nuestros parientes cercanos, como los chimpancés, pueden hacer muchas de esas cosas en cierto grado (tienen formas complejas de cooperación y comunicación social, usan herramientas sencillas, enseñan a sus hijos destrezas complejas y forman “amistades”; inclusive en distintas partes tienen distintas “tradiciones culturales” sobre el uso de herramientas y la conducta social), pero eso no se compara con lo que podemos hacer los seres humanos. Nuestra especie humana moderna es la primera en la historia de la evolución biológica de este planeta que se zafado de las limitaciones de la evolución biológica y ha “evolucionado” principalmente por medios sociales y culturales no genéticos. En gran medida, esto es lo que nos hace humanos.

De hecho, la supervivencia de los individuos y la cantidad de descendientes que dejen en general tiene poco que ver con los rasgos favorables o desfavorables que generen la variación genética y los mecanismos genéticos, porque el efecto de la evolución cultural en los seres humanos es mucho más importante que el de la evolución biológica. El hecho de que una enfermedad mate a una persona depende más de si recibe una vacuna, antibióticos o tratamiento médico (o agua potable y suficiente comida) que de la variación genética que tenga con respecto a otros individuos. La cantidad de descendientes de una persona en generaciones futuras depende más de factores sociales (pobreza o riqueza y recursos; costumbres, tradiciones, concepciones y prácticas de control de la natalidad y posición social de la mujer; estructura económica y organización de la sociedad a favor de familias grandes o pequeñas; influencia de la religión y otros factores ideológicos, etc.) que de los rasgos que pueda transmitir por medio de material genético y procesos genéticos.

En los últimos 100,000 años nuestro cuerpo (y nuestro cerebro) casi no ha cambiado; pasamos de la cultura de herramientas de piedra a ser capaces de curar muchas enfermedades y explorar por medio de tecnología partes remotas del cosmos con el mismo cuerpo biológico. Repitiendo, todo esto se ha logrado principalmente por medio de la evolución cultural, no biológica, aunque nuestra biología es lo que lo hizo posible.

Bueno, ¿entonces la evolución biológica ha parado por completo en la especie humana? No del todo, pero casi. Las poblaciones humanas constan de individuos con variación genética (no somos clones unos de otros) y la frecuencia relativa de ciertos alelos (formas de genes) en una localidad puede ser afectada de una generación a la siguiente por las continuas recombinaciones genéticas que causa la reproducción sexual, o inclusive por mutaciones genéticas ocasionales o cambios de las frecuencias génicas debidos a factores aleatorios como la muerte o la migración de individuos[1].

Como en todas las demás especies, si los seres humanos heredan cierta variación genética que les da rasgos que producen una ventaja reproductora (les permiten tener más hijos, que a su vez se reproducen, que los individuos que no tienen esos nuevos rasgos heredables) y si este proceso se repite a lo largo de muchas generaciones sucesivas, es posible que se manifieste un cambio evolutivo en pequeña escala (por ejemplo, de resistencia a enfermedades).

Pero esto es muy raro en la práctica porque la mayoría de los cambios que todavía ocurren por recombinación genética en los seres humanos no afectan significativamente cuántos descendientes un individuo contribuirá a futuras generaciones. Como vimos, en tiempos modernos, la cantidad de descendientes que un individuo contribuya a las generaciones siguientes tiene muy poco que ver con su “aptitud reproductora” biológica, pero tiene mucho que ver con las relaciones y costumbres sociales y culturales, y con las oportunidades: suficiente alimentación, las ideas sobre quién, cuándo y con quién se debe uno reproducir, nuestra capacidad de prevenir y curar muchas enfermedades que antes impedían la reproducción, etc. Todas estas cosas tienen más efecto en la reproducción humana hoy que cualquier rasgo nuevo que pueda surgir por recombinación genética al azar de nuestro ADN. De hecho, remontándonos al pasado de la existencia humana, la capacidad de los seres humanos de transformarse a sí mismos y su mundo por medios culturales ha rebasado desde hace tanto tiempo los efectos de la evolución biológica, que no hay evidencia de que nuestro cuerpo haya tenido una reorganización biológica significativa por selección en una dirección definida ¡en los últimos 100,000 años!

En pequeña escala, es posible encontrar evidencia reciente de evolución de resistencia a enfermedades, por ejemplo. Muchas enfermedades humanas actuales (como el cáncer) no son objeto de selección natural porque no afectan la reproducción, o porque se presentan a una edad avanzada, cuando ha terminado la reproducción. Por otra parte, hace apenas unos pocos siglos los colonos europeos diezmaron las poblaciones de las Américas exponiéndolas a la viruela (¡a veces adrede!). Los europeos, expuestos a la viruela por siglos, adquirieron una inmunidad parcial a lo largo de muchas generaciones, y por eso la enfermedad no les daba muy fuerte y por lo general no los mataba. Por contraste, los amerindios nunca se habían expuesto a la viruela y por lo tanto no habían tenido tiempo de adquirir ninguna inmunidad, así que la enfermedad los atacó con fuerza y casi los aniquiló. (Esto contribuyó mucho a su derrota militar por los europeos).

Es posible imaginar que hoy una mutación al azar que ofrezca resistencia al VIH (que mata mucha a gente antes de tener hijos) se pueda establecer y extender a lo largo de generaciones en África y otras partes del mundo especialmente devastadas por esta enfermedad. Parece que ya existe una de tales mutaciones en un pequeñísimo porcentaje de europeos caucásicos, y se cree que se estableció por medio de la selección natural hace unos siglos, durante las epidemias de peste bubónica de la Edad Media, y que protegía de esa enfermedad. Tales casos son interesantes y dejan la incógnita de si nuestra especie todavía está evolucionando con relación a cosas como enfermedades letales que matan antes de la reproducción.

Pero inclusive con enfermedades tan devastadoras, es evidente que lo que podemos hacer hoy por medios sociales y transformaciones culturales es mucho mayor, y más rápido, que lo que pueda hacer la selección natural hoy en día. Millones de personas mueren en poco tiempo de SIDA a una edad joven en muchas naciones africanas (pero en las naciones industrializadas mucha gente vive con VIH más tiempo) debido a la pobreza, las relaciones desiguales y la explotación del sistema imperialista mundial (con la falta de educación y la inescrupulosa negación de medicinas y tratamientos modernos por compañías farmacéuticas multinacionales regidas por la ganancia). Eso no tiene que ver con la evolución biológica. ¡Y la solución a tales problemas tampoco tiene nada que ver con la evolución biológica!

Nuestra especie evolucionó de otras especies homínidas; ¿surgirá de nosotros otra especie?

No es probable por dos razones. Primero, debido a lo que acabamos de ver sobre el hecho de que los medios culturales y sociales de modificación de nosotros mismos y de nuestro mundo externo han rebasado lo que se pueda lograr por medio de la evolución biológica (aunque queda por verse lo que hagamos a la biología de nuestra especie con ingeniería genética y demás técnicas).

Además, es importante recordar que una nueva especie por lo general evoluciona de una población pequeña y aislada a nivel reproductor de la especie madre. Sin un período de aislamiento reproductor absoluto por muchas generaciones, no es posible que una modificación genética se establezca y distinga a una población nueva de la población ancestral al punto de que no puedan cruzarse y reunirse en una sola especie. Pero ese aislamiento reproductor no ocurre con los seres humanos en este planeta; somos una sola especie, muy móvil y distribuida por todo el globo. Habitamos todos los rincones del planeta y toda clase de hábitat, y hay una corriente continua de genes entre las poblaciones humanas. No es posible hoy en día que una población humana del planeta se aísle completamente del resto de la humanidad el largo lapso de tiempo necesario para que empezara a divergir como una nueva especie (si todos los factores culturales no trastornaran el proceso).

Supongo que si una pequeña población humana colonizara una parte distante del cosmos y pudiera permanecer aislada del resto de la humanidad por muchas generaciones (¿qué tan probable es?), entonces se podría dar cierta divergencia biológica evolutiva. Pero inclusive en ese caso, es altamente improbable que las particularidades de la herencia genética individual desempeñaran el papel principal en la constitución de las generaciones sucesivas. Otros factores, principalmente culturales y sociales, entrarían en juego para que los colonos espaciales y la población terrestre se pudieran o no se pudieran cruzar (la definición de especiación completa), como por ejemplo, la orientación de las sociedades futuras hacia la ingeniería genética y si todavía nos reproducimos biológicamente o no de la forma que conocemos.

Los mecanismos de evolución biológica produjeron todas las especies de la Tierra a lo largo de unos 3.5 mil millones de años, y no hay la menor duda de que nuestra especie surgió por este proceso natural. Como todas las demás especies, la nuestra se extinguirá, sea como sea; pero entre ahora y ese momento sin duda nos transformaremos conscientemente a nosotros y al mundo que nos rodea de modos que apenas podemos imaginar.

Notas
[1] Aunque esa clase de factores aleatorios, que pueden tener grandes efectos especialmente en la constitución genética de poblaciones pequeñas y aisladas en otras especies, suelen tener mínimo efecto en los seres humanos porque las poblaciones humanas nunca están completamente aisladas de otras a nivel de reproducción y hay una continua corriente de genes entre ellas.

Este artículo apareció por primera vez en la Revista “El Obrero Revolucionario” Nº 1183, 19 de enero de 2003.

http://www.sindioses.org/cienciaorigenes/seguimos.html

Debate [Russell y Copleston]

De: Alias de MSNoleMEW  (Mensaje original) Enviado: 11/10/2003 9:40

La existencia de Dios, un debate entre Bertrand Russell y el padre F. C. Copleston, SJ.

Este debate fue radiado originalmente en 1948 en el Tercer Programa de la BBC. Fue publicado en Humanitas en el otoño de 1948

COPLESTON: Como vamos a discutir aquí la existencia de Dios, quizás sería conveniente llegar a un acuerdo provisional en cuanto a lo que entendemos por el término «Dios». Presumo que entendemos un ser personal supremo, distinto del mundo y creador del mundo. ¿Está de acuerdo, al menos provisionalmente, en aceptar esta declaración como significado de la palabra «Dios»?

RUSSELL: Sí, acepto esa definición.

COPLESTON: Bien, mi posición es la posición afirmativa de que tal ser existe realmente y que Su existencia puede ser probada filosóficamente. Quizás podría decirme si su posición es la del agnosticismo o el ateísmo. Quiero decir, ¿cree que puede probarse la no existencia de Dios?

RUSSELL: No, yo no digo eso: mi posición es agnóstica.

COPLESTON: ¿Está de acuerdo conmigo en que el problema de Dios es un problema de gran importancia? Por ejemplo, ¿está de acuerdo en que si Dios no existe, los seres humanos y la historia humana pueden no tener otra finalidad que la finalidad que ellos decidan elegir, lo cual, en la práctica, significaría la finalidad que impusieran los que tienen poder para imponerla?

RUSSELL: Hablando en términos generales, si, aunque tendría que poner alguna limitación a su última cláusula.

COPLESTON: ¿Cree que si no hay Dios, si no hay un Ser absoluto, puede haber valores absolutos? Quiero decir, ¿cree que, si no hay un bien absoluto, el resultado es la relatividad de los valores?

RUSSELL: No, creo que esas cuestiones son lógicamente distintas. Tome, por ejemplo, la obra de G. E. Moore, Principia Ethica, donde él sostiene que hay una diferencia entre bien y mal, que ambas cosas son conceptos definidos. Pero no saca a relucir la idea de Dios en apoyo de su afirmación.

COPLESTON: Bueno, dejemos para más tarde la cuestión del bien, hasta que lleguemos al argumento moral, y antes daré un argumento metafísico. Querría destacar principalmente el argumento metafísico basado en el argumento de Leibniz de la «contingencia», y luego discutiremos el argumento moral. ¿Quiere que haga una breve exposición sobre el argumento metafísico, y luego pasemos a discutirlo?

RUSSELL: Ése me parece un buen plan.

EL ARGUMENTO DE LA CONTINGENCIA

COPLESTON: Bien, para aclarar, dividiré el argumento en distintas fases. En primer lugar, diría, sabemos que hay, al menos, ciertos seres en el mundo que no contienen en sí mismos la razón de su existencia. Por ejemplo, yo dependo de mis padres, y ahora del aire, del alimento, etc.

Segundo, el mundo es simplemente la totalidad o el conjunto real o imaginado de objetos individuales, ninguno de los cuales contiene sólo en sí mismo la razón de su existencia. No hay ningún mundo distinto de los objetos que lo forman, así como la raza humana no es algo aparte de sus miembros. Por lo tanto, diría pues que existen objetos y acontecimientos, y como ningún objeto de experiencia contiene dentro de sí mismo la razón de su existencia, esta razón, la totalidad de los objetos, tiene que tener una razón fuera de sí misma. Esa razón tiene que ser un ser existente. Bien, ese ser es la razón de su propia existencia o no lo es. Si lo es, enhorabuena. Si no lo es, tenemos que seguir adelante. Pero si procedemos en este sentido hasta el infinito, entonces no hay explicación de la existencia. Así, diría, con el fin de explicar la existencia, tenemos que llegar a un ser que contiene en sí mismo la razón de su existencia, es decir que no puede no existir.

RUSSELL: Eso plantea muchas cuestiones y no es del todo fácil saber por dónde empezar, pero creo que, quizás, respondiendo a su argumento, el mejor modo de empezar es la cuestión del ser necesario. La palabra «necesario», a mi entender, sólo puede aplicarse significativamente a las proposiciones. Y, en realidad, sólo a las analíticas, es decir, a las proposiciones cuya negación supone una contradicción manifiesta. Yo sólo podría admitir un ser necesario si hubiera un ser cuya existencia sólo pudiere negarse mediante una contradicción manifiesta. Querría saber si usted acepta la división de Leibniz de las proposiciones en verdades de razón y verdades de hecho. Si acepta las primeras, las verdades de razón, como necesarias.

COPLESTON: Bien, yo, desde luego, no suscribo lo que parece ser la idea de Leibniz sobre las verdades de razón y las verdades de hecho, ya que al parecer, para él, a la larga, sólo hay proposiciones analíticas. Al parecer, para Leibniz, las verdades de hecho se pueden reducir en último término a verdades de razón. Es decir, a proposiciones analíticas, al menos para la mente omnisciente. Yo no estoy de acuerdo con eso. Por un lado, no se corresponde con los requisitos de la experiencia de la libertad. Yo no deseo apoyar toda la filosofía de Leibniz. Me he valido de su argumento de la contingencia para el ser necesario, basando el argumento en el principio de la razón suficiente, simplemente porque me parece una formulación breve y clara de lo que es, en mi opinión, el argumento metafísico fundamental de la existencia de Dios.

RUSSELL: Pero, a mi entender, «una proposición necesaria» tiene que ser analítica. No veo qué otra cosa puede significar. Y las proposiciones analíticas son siempre complejas y lógicamente algo lentas. «Los animales irracionales son animales» es una proposición analítica; pero una proposición como «Esto es un animal» no puede ser nunca analítica. En realidad, todas las proposiciones que pueden ser analíticas son un poco lentas en la construcción de proposiciones.

COPLESTON: Tomemos la proposición «Si hay un ser contingente, entonces hay un ser necesario». Considero que esa proposición, hipotéticamente expresada, es una proposición necesaria. Si va a llamar proposición analítica a toda proposición necesaria, entonces, para evitar una discusión sobre terminología, convendré en llamarla analítica, aunque no la considero una proposición tautológica. Pero la proposición es sólo una proposición necesaria en el supuesto de que exista un ser contingente. El que exista realmente un ser contingente tiene que ser descubierto por experiencia, y la proposición de que existe un ser contingente no es ciertamente una proposición analítica, aunque, como usted sabe, yo una vez sostuve que, si hay un ser contingente, necesariamente hay un ser necesario.

RUSSELL: La dificultad de esta discusión estriba en que yo no admito la idea de un ser necesario, y no admito que tenga ningún significado particular el llamar «contingentes» a otros seres. Estas frases no tienen para mí significado más que dentro de una lógica que yo rechazo.

COPLESTON: ¿Quiere decir que rechaza usted estos términos porque no encajan en lo que se denomina «lógica moderna»?

RUSSELL: Bien, no les encuentro significación. La palabra «necesario» me parece una palabra inútil, excepto cuando se aplica a proposiciones analíticas, no a cosas.

COPLESTON: En primer lugar, ¿qué entiende por «lógica moderna»? Que yo sepa, hay sistemas un poco diferentes. En segundo lugar, no todos los lógicos modernos reconocen seguramente la falta de sentido de la metafísica. De todos modos, ambos sabemos que había un pensador moderno muy eminente, cuyos conocimientos de lógica moderna eran bien profundos, que no pensaba ciertamente que la metafísica carece de sentido o, en particular, que el problema de Dios carece de sentido. De nuevo, aunque todos los lógicos modernos sostuvieran que los términos metafísicos carecen de sentido, eso no significaría que tuviesen razón. La proposición de que los términos metafísicos carecen de sentido me parece una proposición basada en una supuesta filosofía. La proposición dogmática que hay detrás de ella parece ser ésta: lo que no cabe dentro de mi máquina no existe, o carece de sentido; es la expresión de la emoción. Sencillamente, estoy tratando de destacar que cualquiera que afirma que un sistema particular de lógica moderna es el único criterio sensato, afirma algo superdogmático; insiste dogmáticamente en que una parte de la filosofía es toda la filosofía. Después de todo, un ser «contingente» es un ser que no tiene en sí mismo la completa razón de su existencia, que es lo que yo entiendo por ser contingente. Usted sabe, tan bien corno yo, que no puede ser explicada la existencia de ninguno de nosotros sin referencia a algo o alguien fuera de nosotros, nuestros padres, por ejemplo. Por el contrario, un ser «necesario» significa un ser que tiene que existir y no puede dejar de existir. Puede decir que no existe tal ser, pero le va a ser difícil convencerme de que no entiende los términos que uso. Si no los entiende, ¿qué motivos tiene entonces para decir que no existe ese ser, si es eso lo que dice?

RUSSELL: Bien, aquí hay puntos en los que no quiero profundizar. No sostengo en absoluto que la metafísica carezca de sentido en general. Sostengo la falta de sentido de ciertos términos particulares, no basándome en alguna razón general, sino simplemente porque no he sido capaz de ver una interpretación de esos términos particulares. No es un dogma general; es una cosa particular. Pero, por el momento, dejo esos puntos. Y diré que lo que ha dicho nos lleva, a mi entender, al argumento ontológico de que hay un ser cuya esencia implica existencia, de forma que Su existencia es analítica. A mí eso me parece imposible, y plantea, claro está, la cuestión de lo que uno entiende por existencia, y, en cuanto a esto, pienso que no puede decirse nunca que un sujeto nombrado existe significativamente, sino sólo un sujeto descrito. Y que la existencia, en realidad, no es, definitivamente, un predicado.

COPLESTON: Bien, usted dice, me parece, que es mala gramática o, mejor dicho, mala sintaxis el decir, por ejemplo, «T. S. Eliot existe»; debería decirse, por ejemplo, «El autor de Asesinato en la Catedral existe». ¿Va usted a decirme que la proposición «La causa del mundo existe» carece de significado? Puede decir que el mundo no tiene causa; pero yo no veo cómo puede decir que la proposición «La causa del mundo existe» no tiene sentido. Póngalo en forma de pregunta: «¿Tiene el mundo una causa?» «¿Existe la causa del mundo?» La mayoría de la gente entendería seguramente la pregunta, aun cuando no estén de acuerdo sobre la respuesta.

RUSSELL: Bien; realmente la pregunta «¿Existe la causa del mundo?» es una pregunta con significado. Pero si dice «Sí, Dios es la causa del mundo», emplea a Dios como nombre propio; luego «Dios existe» no será una afirmación con significado; ésa es la postura que yo defiendo. Porque, por lo tanto, se deduce que no puede nunca ser una proposición analítica decir que esto o aquello existe. Por ejemplo, supongamos que toma como tema «el círculo cuadrado existente»; parecería una proposición analítica decir «el círculo cuadrado existente existe», pero no existe.

COPLESTON: No, no existe, pero no se puede decir que no existe hasta que se tenga un concepto de lo que es la existencia. En cuanto a la frase «círculo cuadrado existente» yo diría que carece absolutamente de significado.

RUSSELL: Completamente dé acuerdo. Entonces yo diría lo mismo en otro contexto en lo que respecta a un «ser necesario».

COPLESTON: Bien, parece que hemos llegado a un callejón sin salida. El decir que un ser necesario es un ser que tiene que existir y no puede dejar de existir tiene para mí un significado definido. Para usted carece de significado.

RUSSELL: Bien, podemos llevar el asunto un poco más lejos, me parece. Un ser que tiene que existir y que no puede dejar de existir sería, según usted, un ser cuya esencia supone existencia.

COPLESTON: Sí, un ser que es la esencia de lo que ha de existir. Pero yo no querría discutir la existencia de Dios simplemente partiendo de la idea de Su esencia, porque no creo que hasta ahora tengamos una clara intuición de la esencia de Dios. Creo que tenemos que discutir partiendo de la experiencia del mundo hasta llegar Dios.

RUSSELL: Sí, veo claramente la diferencia. Pero, al mismo tiempo, un ser con el conocimiento suficiente podría decir: «¡Aquí está este ser cuya esencia supone existencia!»

COPLESTON: Sí, ciertamente, si alguien viera a Dios, vería que Dios tiene que existir.

RUSSELL: Por eso digo que hay un ser cuya esencia supone existencia aunque no conozcamos esa esencia. Sólo sabemos que ese ser existe.

COPLESTON: Sí, yo añadiría que no conocemos la esencia a priori. Sólo a posteriori, a través de nuestra experiencia del mundo, llegamos a un conocimiento de la existencia de ese ser. Y entonces, uno se dice, la esencia y la existencia tienen que ser idénticas. Porque si la esencia de Dios y la existencia de Dios no son idénticas, entonces habría que buscar más allá de Dios alguna razón suficiente de esta existencia.

RUSSELL: Luego, todo gira en torno a la cuestión de la razón suficiente y tengo que declarar que no me ha definido aún la «razón suficiente» de un modo que yo pueda comprenderla. ¿Qué entiende por razón suficiente? ¿No quiere decir causal?

COPLESTON: No necesariamente. La causa es una especie de razón suficiente. Sólo un ser contingente puede tener una causa. Dios es Su propia razón suficiente; y Él no es la causa de Sí. Por razón suficiente, en sentido absoluto, entiendo una explicación adecuada de la existencia de algún ser particular.

RUSSELL: Pero ¿cuándo es adecuada una explicación? Supongamos que yo me dispongo a encender una cerilla. Usted puede decir que una explicación suficiente es que la frote contra la caja.

COPLESTON: Bien, en lo que respecta a la práctica, sí, pero teóricamente esa es sólo una explicación parcial. Una explicación adecuada tiene que ser en último término una explicación total, a la cual no se puede añadir nada más.

RUSSELL: Entonces sólo puedo decir que usted busca algo que no se puede conseguir, y que no debemos esperar conseguir.

COPLESTON: El decir que no se ha encontrado es una cosa; el decir que no debe buscarse me parece demasiado dogmático.

RUSSELL: Bien, no lo sé. Quiero decir que la explicación de una cosa es otra cosa que hace la otra cosa dependiente de otra cosa aún, y que hay que captar todo este lamentable sistema de cosas para hacer lo que usted quiere, y eso no lo podemos hacer.

COPLESTON: ¿Pero me va a decir que no podemos o que no deberíamos siquiera plantear la cuestión de la existencia de esta lamentable serie de cosas… de todo el universo?

RUSSELL: Sí. No creo que tenga ningún sentido. Creo que la palabra «universo» es una palabra útil con relación a algo, pero no creo que represente algo que tenga un significado.

COPLESTON: Si la palabra carece de significado, no puede ser tan útil. De todas maneras, no digo que el universo sea algo distinto de los objetos que lo componen (ya lo indiqué en mi breve resumen de la prueba); lo que hago es buscar la razón, en este caso la causa, de los objetos, cuya totalidad real o imaginada constituye lo que llamamos universo. ¿Usted dice: yo creo que el universo -o mi existencia si lo prefiere, o cualquier otra existencia- es ininteligible?

RUSSELL: Primero voy a rebatir el punto de que si una palabra carece de sentido no puede ser útil. Eso suena bien, pero no es verdad. Tomemos, por ejemplo, la palabra «el» o «que». Usted no puede indicarme ningún objeto con esos significados, pero son muy útiles; yo diría lo mismo de «universo». Pero dejando eso aparte, usted pregunta si creo que el universo es ininteligible. Yo no diría ininteligible; creo que no tiene explicación. Inteligible para mí es una cosa diferente. Se refiere a la cosa en sí, intrínsecamente, y no a sus relaciones.

COPLESTON: Bien, mi criterio es que lo que denominamos mundo es intrínsecamente ininteligible, aparte de la existencia de Dios. Verá, yo no creo que el carácter infinito de una serie de acontecimientos -me refiero a una serie horizontal, por así decirlo-, si ese carácter infinito pudiera ser probado, tenga alguna relevancia. Si usted suma chocolates, obtendrá chocolates y no una oveja. Si suma chocolates hasta el infinito, es presumible que obtendrá un número infinito de chocolates. Así, si suma seres contingentes hasta el infinito, seguirá obteniendo seres contingentes, no un ser necesario. Una serie infinita de seres contingentes será, de acuerdo con mi modo de pensar, igualmente incapaz de ser su causa, como un solo ser contingente. Sin embargo, usted dice, según creo, que no se puede plantear la cuestión de lo que explicaría la existencia de cualquier objeto particular, ¿no es así?

RUSSELL: Sí, si entiende que explicarla es simplemente hallar su causa.

COPLESTON: Bien, ¿por qué detenernos en un objeto particular? ¿Por qué no presentar la cuestión de la causa de la existencia de todos los objetos particulares?

RUSSELL: Porque no encuentro la razón para pensar que la hay. Todo concepto de causa está derivado de nuestra observación de cosas particulares; no encuentro ninguna razón para suponer que el total tenga una causa, cualquiera que sea.

COPLESTON: Bien, el decir que no hay causa no es lo mismo que decir que no debemos buscar una causa. La afirmación de que no hay causa debería venir, si viene, al final de la indagación, no al principio. En cualquier caso, si el total carece de causa, entonces, a mi manera de ver, tiene que ser su propia causa, lo que me parece imposible. Además, la afirmación de que el mundo existe, aunque sólo sea como respuesta a una pregunta, presupone que la pregunta tiene sentido.

RUSSELL: No, no necesita ser su propia causa; lo que digo es que el concepto de causa no es aplicable al total.

COPLESTON: Entonces, ¿está de acuerdo con Sartre en que el universo es lo que él llama «gratuito»?

RUSSEU: Bien, la palabra «gratuito» sugiere que podría haber algo más; yo digo que el universo simplemente existe, eso es todo.

COPLESTON: Bien, no comprendo cómo suprime la legitimidad de preguntar cómo el total, o cualquiera de las partes, ha adquirido existencia. ¿Por qué algo, mejor que nada? El hecho de que sostengamos nuestra noción de casualidad empíricamente de causas particulares no excluye la posibilidad de preguntar cuál es la causa de la serie. Si la palabra «causa» careciera de sentido, o si pudiera demostrarse que el criterio de Kant sobre la materia era el verdadero, la pregunta sería ilegítima; pero usted no parece sostener que la palabra «causa» carezca de sentido, ni creo que sea kantiano.

RUSSELL: Puedo ilustrar lo que me parece su falacia por excelencia. Todo hombre existente tiene una madre y me parece que su argumento es que, por lo tanto, la raza humana tiene una madre, pero evidentemente la raza humana no tiene una madre: ésa es una esfera lógica diferente.

COPLESTON: Bien, realmente no veo ninguna similitud. Si dijera «todo objeto tiene una causa fenoménica; por lo tanto, toda la serie tiene una causa fenoménica», habría una similitud; pero no digo eso; digo: todo objeto tiene una causa fenoménica si insiste en la infinidad de la serie, pero la serie de causas fenoménicas es una explicación insuficiente de la serie. Por lo tanto, la serie tiene, no una causa fenoménica, sino una causa trascendente.

RUSSELL: Eso, presuponiendo siempre que no sólo cada cosa particular del mundo sino el mundo globalmente tiene que tener una causa. No encuentro la razón para esa suposición. Si usted me la da, le escucharé.

COPLESTON: Bien, la serie de acontecimientos tiene causa o no tiene causa. Si la tiene, debe haber, evidentemente, una causa fuera de la serie. Si no tiene causa, entonces es suficiente por sí misma, y si lo es, es lo que yo llamo necesaria. Pero no puede ser necesaria ya que cada miembro es contingente, y hemos convenido en que el total no tiene realidad aparte de sus miembros, y por lo tanto no puede ser necesario. Por lo tanto, no puede carecer de causa, y tiene que tener una causa. Y me gustaría anotar, de pasada, que la afirmación «el mundo existe sencillamente y es inexplicable» no puede ser producto del análisis lógico.

RUSSELL: No quiero parecer arrogante, pero me parece que puedo concebir cosas que usted dice que la mente humana no puede concebir. En cuanto a que las cosas no tengan causa, los físicos nos aseguran que la transición del cuántum individual de los átomos carece de causa.

COPLESTON: Bien, yo me pregunto si eso no es simplemente una inferencia transitoria.

RUSSELL: Puede ser, pero demuestra que las mentes de los físicos pueden concebirlo.

COPLESTON: Sí, convengo en que algunos científicos -los físicos- están dispuestos a permitir la indeterminación dentro de un campo restringido. Pero hay muchos científicos que no están tan dispuestos. Creo que el profesor Dingle, de la Universidad de Londres, sostiene que el principio de la incertidumbre de Heisenberg nos dice algo sobre el éxito (o la falta de él) de la presente teoría atómica basada en observaciones correlativas, pero no sobre la naturaleza en sí, y muchos físicos comparten este criterio. Sea como sea, no comprendo cómo los físicos pueden no aceptar la teoría en la práctica, aunque no la acepten en teoría. No comprendo cómo puede hacerse ciencia, si no es basándose en la suposición del orden y la inteligibilidad de la naturaleza. El físico presupone, al menos tácitamente, que tiene cierto sentido investigar la naturaleza y buscar las causas de los acontecimientos, como el detective presupone que tiene un sentido el buscar la causa de un asesinato. El metafísico supone que tiene sentido buscar la razón o la causa de los fenómenos y, como no soy kantiano, considero que el metafísico está tan justificado en su suposición como el físico. Cuando Sartre, por ejemplo, dice que el mundo es gratuito, creo que no ha considerado suficientemente lo que implica «gratuito».

RUSSELL: Creo… me parece que de eso no podemos hablar por extensión; un físico busca causas; eso no significa necesariamente que haya causas por todas partes. Un hombre puede buscar oro sin suponer que haya oro en todas partes; si encuentra oro, enhorabuena; si no lo encuentra mala suerte. Lo mismo ocurre cuando los físicos buscan causas. En cuanto a Sartre, no sé exactamente lo que quiere decir, y no querría que pensasen que lo interpreto, pero, por mi parte, creo que la noción de que el mundo tiene una explicación es un error. No veo por qué uno debe esperar que la tenga, y creo que lo que dice sobre la justificación de la suposición del científico es una afirmación excesiva.

COPLESTON: Bien, me parece que el científico hace ciertas suposiciones. Cuando experimenta para averiguar alguna verdad particular, detrás del experimento se esconde la suposición de que el universo no es simplemente discontinuo. Existe la posibilidad de averiguar una verdad mediante el experimento. El experimento puede ser malo, puede no tener resultado, o no el resultado deseado, pero, de todas maneras existe la posibilidad de hallar la verdad que supone mediante el experimento. Y esto me parece que presupone un universo ordenado e inteligible.

RUSSELL: Creo que está generalizando más de lo necesario. Sin duda el científico supone que probablemente la hallará y con frecuencia es así. No da por supuesto que la hallará seguro y ése es un asunto muy importante en la física moderna,

COPLESTON: Bien, creo que lo da por supuesto, o está obligado a darlo tácitamente, en la práctica. Puede ocurrir, citando al profesor Haldane que «cuando encienda un gas bajo la marmita, parte de las moléculas de agua se evaporarán, y no habrá modo de averiguar cuáles serán», pero no hay que pensar necesariamente que la idea de la casualidad tenga que ser introducida excepto en relación con nuestros propios conocimientos.

RUSSELL: No, no es así, al menos si puedo creer en lo que él mismo dice. Descubre muchas cosas el científico; descubre muchas cosas que están sucediendo en el mundo, que son, al principio, comienzos de cadenas causales, primeras causas que no tienen causa en sí mismas. No supone que todo tiene una causa.

COPLESTON: Seguramente hay una primera causa dentro de un cierto campo elegido. Es una primera causa relativa.

RUSSELL: No creo que diga eso. Si existe un mundo en el cual la mayoría de los acontecimientos, pero no todos, tienen causas, el científico podrá describir las probabilidades e incertidumbres suponiendo que este acontecimiento particular en que uno está interesado, probablemente tiene una causa. Y como, en cualquier caso, no se tiene más que la probabilidad, con eso basta.

COPLESTON: Puede ocurrir que el científico no espere obtener más que la probabilidad, pero, al plantear la cuestión, supone que la cuestión de la explicación tiene un significado. Pero su criterio general es, entonces, Lord Russell, que no es siquiera legítimo plantear la cuestión de la causa del mundo, ¿no es así?

RuSSELL: Sí, ésa es mi postura.

COPLESTON: Si esa cuestión carece para usted de significado, es, claro está, muy difícil discutirla, ¿no es cierto?

RUSSELL: Sí, es muy difícil. ¿Qué le parece si pasamos a otros problemas?

El espagueti volador

De: Alias de MSNoleMEW  (Mensaje original) Enviado: 07/09/2005 17:38

SHEILA GRANDÍO
29 de agosto de 2005

Lo que comenzó siendo una broma entre amigos se ha convertido, gracias a Internet, en un pequeño movimiento popular. Un grupo de universitarios estadounidenses ha elaborado una tesis que basa el inicio de la vida en la existencia de un ser superior con cuerpo de fideos ?como los de la sopa. Suena absurdo, evidentemente. Pero sus autores creen que si la comunidad científica termina dando validez a las teorías religiosas, los libros de texto podrían llenarse de explicaciones sobre el universo tan disparatadas como la suya. Fieles, al menos en Internet, no les faltan.

Todo empezó en junio. Un estudiante de Física estadounidense envió una carta abierta al consejo escolar de la Universidad de Kansas en la que aseguraba que el universo había sido creado por un ser llamado el ?monstruo del espagueti volador?. En la irónica misiva se instaba al rectorado de este centro a que los planes de estudios incluyeran la enseñanza de esta nueva teoría ?científica?.

Monstruo del Espagueti VoladorPodía haberse quedado en una simple (y cómica) anécdota. Pero las redes de Internet y el tirón de un divertido merchandising ayudaron a que el fenómeno se extendiera rápidamente por las universidades de EEUU. En pocas semanas, cientos de seguidores de este nuevo culto, el pastafarismo, hicieron lo mismo en sus respectivos centros.

Con la camiseta del monstruo como bandera, exigen que su teoría sobre el origen del universo obtenga el mismo rango que las teorías religiosas que dicen que Dios creó el mundo. A fin de cuentas ?explican- ambas premisas están basadas en la fe.

Los pastafaris entran en el debate nacional

Es, en realidad, parte del debate que más voces está levantando en el sector educativo de EEUU. ¿Se debe enseñar en las escuelas la teoría del ?diseño inteligente?, que niega el darwinismo y basa la vida humana en la existencia de Dios? Los conservadores quieren que se incluya en el currículum de las ciencias, pero la mayoría de los científicos opinan que eso sería impartir la religión como una ciencia, algo que no es.

Los orígenes de esta discusión se remontan a los años 80. Hasta entonces, muchas escuelas habían impartido en sus aulas únicamente la visión teocéntrica del origen del universo. Pero los tribunales federales empezaron a obligar a los colegios a que al menos dedicaran el mismo tiempo a las teorías evolucionistas. Algunos grupos religiosos se revelaron, pero lo cierto es que las tesis darwinistas terminaron por imponerse completamente.

Escuela EEUU
En los años 80 los tribunales obligaron a impartir en las escuelas el evolucionismo de Darwin.

Ahora, al menos 20 estados federales discuten sobre la conveniencia de incluir el ?diseño inteligente? en el temario de los colegios. Muchos grupos y asociaciones se han unido a la discusión, aunque ninguno lo ha hecho con tanto sarcasmo y buen humor como el grupo de los pastafaris.

Tal vez de ahí venga su tirón.

?Hay pruebas escritas?

?Permítanme que les recuerde que hay varias teorías alrededor del Diseño Inteligente. Entre ellas, la del Monstruo del Espagueti Volador (?) Fue él quien creó el universo. Ninguno de nosotros estuvo ahí para verlo, pero hay pruebas escritas sobre Su poder?.

Iglesia del Monstruo del Espagueti VoladorAsí arranca la carta que han enviado cientos de miembros de la ?Iglesia del Monstruo Volador del Espagueti? a las instituciones educativas de varios estados federales. Sus firmantes exigen que se conceda igual rango que a las teorías creacionistas.

Dicen que los conservadores hablan de un ?Creador? y ellos de un ser compuesto de fideos. Que cambian los protagonistas, pero que los fundamentos son los mismos.

¿Y si el Creador estuviera compuesto por espaguetis?

Es, según han explicado, el Diseño Inteligente llevado al absurdo. ?No tengo problemas con la religión. Lo que me molesta es que se venda la religión como una ciencia?, explica Bobby Henderson, el iniciador de este movimiento. ?Está bien que enseñen el creacionismo en los colegios, pero no como parte de la asignatura de ciencias. La ciencia es el estudio de fenómenos naturales y observables?.

El debate sobre el Diseño Inteligente lleva tiempo sobre la mesa, pero en las últimas semanas ha cobrado especial fuerza, sobre todo desde que George Bush se mostrara partidario de que esta teoría ?apoyada por los conservadores- llegue a las aulas estadounidenses.

La publicación de la ?Teoría del Monstruo del Espagueti Volador? también ha contribuido a animar la discusión. En los foros, partidarios y detractores defienden sus tesis e incluso hacen apuestas:

?Doy 25.000 dólares a la persona que pueda probar empíricamente la teoría de la evolución?, reta una internauta a los autores del blog Boing Boing. La respuesta no se ha hecho esperar: ?Nosotros daremos un millón de dólares a la persona que pueda probar empíricamente que Jesús no es el hijo del Monstruo del Espagueti Volador?.

Un ?culto? que crece en Internet

Monstruo del Espagueti VoladorEnseñar divirtiendo. La ?Teoría del Monstruo del Espagueti Volador? ha seguido esta premisa, y lo cierto es que le ha funcionado. La imagen de ese bicho enmarañado se ha convertido en el icono de los opositores del Diseño Inteligente, un hecho al que notablemente han contribuido los productos de la colección de merchandising (el dibujo no era el fuerte del autor, pero con todo el diseño final ha calado).

Ahora, y con estas simpáticas anécdotas de fondo, habrá que esperar a la justicia de los Estados implicados, sobre la que recae la decisión de juzgar si la enseñanza del creacionismo en las escuelas estadounidenses es constitucional o no.

Y si al final el Diseño Inteligente recibe la denominación científica, quedará entonces por ver si la ironía del espagueti emprende su propia batalla legal para abrirse hueco entre las páginas de los libros de texto.

http://www.informativos.telecinco.es/monstruo-espagueti/diseno-inteligente/EEUU/dn_11243.htm

Principio de Incertidumbre

De: Alias de MSNoleMEW  (Mensaje original) Enviado: 31/07/2005 17:54

PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

Heisenberg había presentado su propio modelo de átomo renunciando a todo intento de describir el átomo como un compuesto de partículas y ondas. Pensó que estaba condenado al fracaso cualquier intento de establecer analogías entre la estructura atómica y la estructura del mundo. Prefirió describir los niveles de energía u órbitas de electrones en términos numéricos puros, sin la menor traza de esquemas. Como quiera que usó un artificio matemático denominado ?matriz? para manipular sus números, el sistema se denominó ?mecánica de matriz?.

Heisenberg recibió el premio Nobel de Física en 1932 por sus aportaciones a la mecánica ondulatoria de Schrödinger, pues esta última pareció tan útil como las abstracciones de Heisenberg, y siempre es difícil, incluso para un físico, desistir de representar gráficamente las propias ideas.

Una vez presentada la mecánica matriz (para dar otro salto atrás en el tiempo) Heisenberg pasó a considerar un segundo problema: cómo describir la posición de la partícula. ¿Cuál es el procedimiento indicado para determinar dónde está una partícula? La respuesta obvia es ésta: observarla. Pues bien, imaginemos un microscopio que pueda hacer visible un electrón. Si lo queremos ver debemos proyectar una luz o alguna especie de radiación apropiada sobre él. Pero un electrón es tan pequeño, que bastaría un solo fotón de luz para hacerle cambiar de posición apenas lo tocara. Y en el preciso instante de medir su posición, alteraríamos ésta.

Aquí nuestro artificio medidor es por lo menos tan grande como el objeto que medimos; y no existe ningún agente medidor más pequeño que el electrón. En consecuencia, nuestra medición debe surtir, sin duda, un efecto nada desdeñable, un efecto más bien decisivo en el objeto medido. Podríamos detener el electrón y determinar así su posición en un momento dado. Pero si lo hiciéramos, no sabríamos cuál es su movimiento ni su velocidad. Por otra parte, podríamos gobernar su velocidad, pero entonces no podríamos fijar su posición en un momento dado.

Heisenberg demostró que no nos será posible idear un método para localizar la posición de la partícula subatómica mientras no estemos dispuestos a aceptar la incertidumbre absoluta respecto a su posición exacta. Es un imposible calcular ambos datos con exactitud al mismo tiempo.

Siendo así, no podrá haber una ausencia completa de energía ni en el cero absoluto siquiera. Si la energía alcanzara el punto cero y las partículas quedaran totalmente inmóviles, sólo sería necesario determinar su posición, puesto que la velocidad equivaldría a cero. Por tanto, sería de esperar que subsistiera alguna ?energía residual del punto cero?, incluso en el cero absoluto, para mantener las partículas en movimiento y también, por así decirlo, nuestra incertidumbre. Esa energía ?punto cero? es lo que no se puede eliminar, lo que basta para mantener liquido el helio incluso en el cero absoluto.

En 1930, Einstein demostró que el principio de incertidumbre (donde se afirma la imposibilidad de reducir el error en la posición sin incrementar el error en el momento) implicaba también la imposibilidad de reducir el error en la medición de energía sin acrecentar la incertidumbre del tiempo durante el cual se toma la medida. Él creyó poder utilizar esta tesis como trampolín para refutar el principio de incertidumbre, pero Bohr procedió a demostrar que la refutación tentativa de Einstein era errónea.

A decir verdad, la versión de la incertidumbre, según Einstein, resultó ser muy útil, pues significó que en un proceso subatómico se podía violar durante breves lapsos la ley sobre conservación de energía siempre y cuando se hiciese volver todo al estado de conservación cuando concluyesen esos períodos: cuanto mayor sea la desviación de la conservación, tanto más breves serán los intervalos de tiempo tolerables. Yukawa aprovechó esta noción para elaborar su teoría de los piones. Incluso posibilitó la elucidación de ciertos fenómenos subatómicos presuponiendo que las partículas nacían de la nada como un reto a la energía de conservación, pero se extinguían antes del tiempo asignado a su detección, por lo cual eran sólo ?partículas virtuales?. Hacia fines de la década 1940-1950, tres hombres elaboraron la teoría sobre esas partículas virtuales: fueron los físicos norteamericanos Julian Schwinger y Richard Phillips Feynman y el físico japonés Sin-itiro Tomonaga. Para recompensar ese trabajo, se les concedió a los tres el premio Nobel de Física en 1965.

A partir de 1976 se han producido especulaciones acerca de que el Universo comenzó con una pequeña pero muy masiva partícula virtual que se expandió con extrema rapidez y que aún sigue existiendo. Según este punto de vista, el Universo se formó de la Nada y podemos preguntarnos acerca de la posibilidad de que haya un número infinito de Universos que se formen (y llegado el momento acaben) en un volumen infinito de Nada.

El ?principio de incertidumbre? afectó profundamente al pensamiento de los físicos y los filósofos. Ejerció una influencia directa sobre la cuestión filosófica de ?casualidad? (es decir, la relación de causa y efecto). Pero sus implicaciones para la ciencia no son las que se suponen por lo común. Se lee a menudo que el principio de incertidumbre anula toda certeza acerca de la naturaleza y muestra que, al fin y al cabo, la ciencia no sabe ni sabrá nunca hacia dónde se dirige, que el conocimiento científico está a merced de los caprichos imprevisibles de un Universo donde el efecto no sigue necesariamente a la causa. Tanto si esta interpretación es válida desde el ángulo visual filosófico como si no, el principio de incertidumbre no ha conmovido la actitud del científico ante la investigación. Si, por ejemplo, no se puede predecir con certeza el comportamiento de las moléculas individuales en un gas, también es cierto que las moléculas suelen acatar ciertas leyes, y su conducta es previsible sobre una base estadística, tal como las compañías aseguradoras calculan con índices de mortalidad fiables, aunque sea imposible predecir cuándo morirá un individuo determinado.

Ciertamente, en muchas observaciones científicas, la incertidumbre es tan insignificante comparada con la escala correspondiente de medidas, que se la puede descartar para todos los propósitos prácticos. Uno puede determinar simultáneamente la posición y el movimiento de una estrella, o un planeta, o una bola de billar, e incluso un grano de arena con exactitud absolutamente satisfactoria.

Respecto a la incertidumbre entre las propias partículas subatómicas, cabe decir que no representa un obstáculo, sino una verdadera ayuda para los físicos. Se la ha empleado para esclarecer hechos sobre la radiactividad, sobre la absorción de partículas subatómicas por los núcleos, así como otros muchos acontecimientos subatómicos, con mucha más racionabilidad de lo que hubiera sido posible sin el principio de incertidumbre.

El principio de incertidumbre significa que el Universo es más complejo de lo que se suponía, pero no irracional.

http://www.mipagina.cantv.net/aquilesr/principio_incertidumbre.htm

Tres Debates sobre Biblia y Arqueología

De: Alias de MSNInsumisoCritico  (Mensaje original) Enviado: 11/05/2005 18:33

por Ziony Zevit, University of Judaism, Los Angeles, California (EEUU)

Publicado originalmente en Biblica, volumen 83 (2002), páginas 1-27
Traducción de Felipe Elgueta Frontier

Introducción

I. El Debate de la Arqueología Biblica.

Durante casi veinticinco años, las universidades y seminarios denominacionales han sido escenario de tres debates importantes, enmarañados y confusamente largos en torno a la exactitud y veracidad de las narrativas históricas de la Biblia hebrea. Aparte de los estudiosos religiosamente más conservadores, que pueden estar desinformados o bien han escogido ignorar estos tejemanejes del estudio académico del antiguo Israel, pocos de quienes estudian, enseñan o predican sobre estos temas carecen de una opinión. El debate de la Arqueología Bíblica, el debate Minimalistas-Maximalistas y el debate del Siglo Décimo han tenido ocupados a los estudiosos, que han debido abocarse a corregir el contenido de sus clases de historia, escribir artículos e intentar mantener su teología en armonía con su comprensión de la historia.

En los círculos académicos y luego a través de la prensa y de muchos escritos publicados en la popular y ampliamente difundida Biblical Archaeology Review, se llegó a asociar cada uno de estos debates con un individuo en particular: primero, el debate de la Arqueología Bíblica con W.G. Dever de la Universidad de Arizona en Estados Unidos; en segundo lugar, el debate Minimalistas-Maximalistas con P.R. Davies de la Universidad de Sheffield en Inglaterra; y, finalmente, el debate del Siglo Décimo con I. Finkelstein de la Universidad de Tel-Aviv en Israel. Cada uno de estos individuos es reconocido como un estudioso competente, escritor enérgico y voluminoso, simpático orador y hábil retórico.

La descripción desapasionada de Liverani de los problemas surgidos en los debates, ilustra bien el manto que han puesto sobre el estudio de lo que él llama ?la historia del Israel Bíblico?. Cuestionando los problemas teóricos y prácticos de la empresa historiográfica, algunos estudiosos han minado con éxito la confianza en la validez de la mayoría de las interpretaciones históricas, así como en la habilidad de los historiadores para determinar incluso qué puede constituirse en un dato o un evento pertinente para ese pasado que los historiadores deben explicar (1). El artículo de Liverani me sugiere que su efectividad se ha debido, mayormente o en parte, a la confluencia de los tres debates en un solo debate de Biblia y Arqueología. Mis objetivos en este artículo son sacar a la luz problemas oscurecidos por una terminología difusa, considerando cada uno de los tres debates en su propio contexto intelectual, e indicar cómo este enfoque promueve un clima intelectualmente saludable
dentro del cual es posible el avance de la investigación histórica.

I. El Debate de la Arqueología Biblica.

Este debate, desencadenado por Dever en los años setenta, era acerca de si la ?Arqueología Bíblica? podría llamarse mejor “Arqueología Siropalestina? (2). Se invocaron buenas razones en favor del cambio y obtuvo mucha aceptación entre los arqueólogos profesionales y otros seguidores de la arqueología.

(1) Para describir el objeto de su estudio, los arqueólogos generalmente usan adjetivos que se refieren a un período (ej., calcolítico, Bronce Medio) y/o región geográfica (ej., babilónica, egipcia) y/o cultura (ej., hitita, romana); nunca el título de un libro adjetivizado. No existe una ?Arqueología del Beowulf? ni una ?Arqueología Iliádica?. En lenguaje arqueológico, el adjetivo ?Bíblico? era una palabra vacía.

(2) Los individuos que empleaban la expresión ?Bíblico? la usaban para referirse principalmente a los períodos históricos durante los cuales los personajes mencionados en la Biblia vivían en el ?mundo bíblico?. Este último término se hizo muy usual en los estudios norteamericanos bajo la influencia de W.F. Albright, reconocido ampliamente como el estudioso fundador de la arqueología bíblica científica en la tierra de Israel. Cuando Albright hablaba de ?Arqueología Bíblica?, abarcaba todos los países y culturas del Medio Oriente mencionados en la Biblia o que fueran relevantes para los eventos allí descritos. Excavaciones en España y Siria, Túnez y Arabia, podrían ser clasificadas bajo esta misma rúbrica. Usado esta manera, el término ?bíblico? abarcaba demasiado territorio y, como resultado, no era informativo.

(3) ?Bíblico? no se refiere a nada de lo que los arqueólogos hacen como tales, es decir, como expertos que excavan, catalogan hallazgos y rastrean el desarrollo y evolución de la cultura material.

En vista de estas legítimas razones, parece desconcertante que el caso de Dever no saliera victorioso. Ante él se presentaron tres tipos principales de objeciones: primero las institucionales, que reflejan el egoísmo ilustrado; en segundo lugar las semánticas, y en tercero las teológicas (lejos, las más complejas).

Objeciones institucionales:
La mayoría de los arqueólogos de tiempo completo de los Estados Unidos y virtualmente todos los de Europa e Israel estuvieron inclinados a favor de la sugerencia de Dever; los biblistas y teólogos, sin embargo, estaban divididos. Además, la aplastante mayoría de los excavadores interesados en los períodos bíblicos y que trabajan en Israel y Jordania no son arqueólogos de tiempo completo. En su mayoría, son empleados de seminarios o instituciones denominacionales en las que enseñan Biblia o imparten cursos con nombres como ?Civilización Israelita Antigua? y otros semejantes. Ellos fueron renuentes a adoptar y promover una terminología que sugiriera que la arqueología no era relevante para su trabajo como biblistas. Además, la terminología propuesta por Dever puede haber fomentado percepciones de la arqueología que resultaban hostiles a sus tareas de búsqueda de apoyo financiero entre sus generosos patrocinadores e instituciones auspiciadoras y de contratación de voluntarios para las excavaciones.

Objeciones (o justificaciones) semánticas:
Entre aquellos que reconocieron la validez esencial de las inquietudes de Dever, muchos deseaban mantener el término ?Arqueología Bíblica?. Ellos plantearon, en un terreno ?Albrightiano?, que la expresión era útil y significativa para referirse a la arqueología de la Edad de Hierro en Israel y Jordania. El término ?Arqueología Bíblica? era apropiado porque, aunque aludía a la escritura canónica, normalmente se entendía que la expresión estaba referida a un pueblo en particular en un lugar y tiempo particulares: los israelitas en la Tierra de Israel desde la Edad del Hierro hasta los días de Esdras y Nehemías en el periodo Pérsico que siguió a la Edad del Hierro, es decir, aproximadamente entre el 1200 y el 332 aEC (cuando el referente de ?Bíblico? es la Biblia hebrea). También podría abarcar a Jesús, Pablo y la iglesia primitiva (cuando el referente es el Nuevo Testamento). Al darle este sentido, se asemejaba a términos como ?Romano? o ?Griego? aplicados como adjetivos de las ramas
de la arqueología clásica. Por consiguiente, el debate era simplemente en torno a detalles semánticos. Finalmente, no había ninguna razón válida para eliminar el adjetivo ?bíblico?. Así como los arqueólogos clásicos recurren a antiguas fuentes escritas cuando interpretan sus hallazgos, la Biblia se usa en la interpretación de los hallazgos del Israel de la Edad de Hierro.

Objeciones teológicas I:

Complicando aún más esta delicada situación, estaba el hecho de que ?Arqueología Bíblica? era un término viejo, bien establecido en los estudios bíblicos desde comienzos del siglo XIX y cuyo sentido general era transparente a todos, un hecho generalmente desconocido para las personas que alcanzaron la mayoría de edad después de la década de los ?50. Así, por ejemplo, en 1839 la Jahn?s Biblical Archaeology empezó a entregar a generaciones de seminaristas y clérigos estadounidenses la siguiente definición:

La arqueología… considerada subjetivamente… es el conocimiento de cualquier cosa de la antigüedad que sea digna de recuerdo, pero objetivamente es ese conocimiento reducido a un sistema… en un sentido limitado hace especial referencia a las instituciones religiosas y civiles, a las opiniones, modales y costumbres y aspectos similares (3).

El libro de Jahn, publicado primero en alemán en 1802, asumió esta agenda arqueológica e ilustró lo que podría lograr usando la propia Biblia como su fuente y recurso primario; pero también los monumentos y monedas antiguos, las escrituras de Filón, Josefo, los escritos rabínicos y alguna literatura patrística y diarios de viajeros. Para Jahn, la arqueología podría hacerse en el escritorio del estudioso. Simplemente era cuestión de estudiar las palabras y hacer un análisis filológico.

Keil, un exégeta conservador, observó que Jahn simplemente había pedido prestada su comprensión de la ?arqueología? del uso griego del término, testimoniado en fuentes tan diversas como Platón, Dionisio de Halicarnaso y Josefo, y la aplicó a la Biblia (4). Para su propio Handbuch der biblischen Archäologie publicado en 1858, Keil adoptó una definición algo distinta:

Entendemos por arqueología bíblica o conocimiento de la antigüedad bíblica, la representación científica del estilo de vida del pueblo israelita como la única nación de la antigüedad que Dios había seleccionado como portadora de las revelaciones registradas en la Biblia.

Este conocimiento, según Keil, excluía la historia per se, pero incluía la geografía física, las instituciones religiosas tales como los lugares de culto, el personal, los rituales y el calendario; instituciones sociales, como las casas, la comida y la vestimenta; instituciones, organizaciones y empresas familiares, y organizaciones civiles tales como leyes, cortes, ejército, etc. La importancia de esta arqueología fue la de destacar la cualidad distintiva y objetiva de Israel como testigo de la revelación, pero ?el método de descripción debe ser histórico, siguiendo el carácter histórico de la revelación bíblica? (5).

En 1896, Lansing publicó un libro delgado, Outlines of the Archaeology of the Old Testament, en el que ubicaba la arqueología como una rama de la teología exegética. Él escribió: ?La Arqueología Bíblica es la ciencia de las cosas sagradas confrontadas con las palabras sagradas? (énfasis del original). Las ?cosas? incluían los mismos asuntos tratados por Keil, junto con las antigüedades de otras naciones ?en tanto que éstas tengan alguna relación directa con algún pasaje de la Escritura? (6). En este volumen se enfatiza la conexión directa entre ?cosa? y exégesis, y la historia, en general, se deja un poco de lado.

Mientras se publicaba el primer volumen de la primera edición alemana de Jahn, otros estudiosos europeos estaban comprometidos en actividades para extender el significado del término ?arqueología?. En 1801, E. Clark partió hacia Tierra Santa para descubrir ciudades antiguas y sitios santos. Fue seguido por U.J. Seetzen en 1802, J.L. Burckhardt en 1809, y una hueste de otros más. El más famoso de ellos, E. Robinson, Profesor de Biblia en el Union Theological Seminary de Nueva York, viajó por primera vez en 1839.

Basándose en las listas geográficas y las referencias casuales a lugares que se encuentran en la Biblia, bendecido con un oído dotado para discernir antiguos nombres de lugares hebreos y griegos en versiones árabes locales, y poseedor de un fino sentido de la topografía, Robinson, viajando junto a su ex alumno Eli Smith, un misionero de habla árabe, descubrió, registró y cartografió centenares de sitios, muchos de ellos deshabitados durante más de 2000 años. Su erudito y cautivante libro de tres volúmenes publicado en 1841, Biblical Researches in Palestine, the Sinai, Petrae and Adjacent Regions se convirtió en uno de los best-selleres más leídos (7). Robinson demostró la posibilidad de identificar muchos de los sitios mencionados en la Biblia y, por consiguiente, la exactitud y fidelidad de la Biblia. Su trabajo fue tomado como una señal de que la investigación científica, la misma investigación que podía descubrir animales extintos, cavernícolas y planetas distantes, también podría
verificar hechos bíblicos.

En 1890, Petrie, un estudioso inglés con más de 20 años de experiencia excavando en Egipto, dio inicio a la primera excavación científica en Tierra Santa en Tell el-Hesi. Poco después, se emprendieron excavaciones en Gezer, Jericó y Shechem. En 1906, se emprendieron excavaciones alemanas en Megido, el sitio del Armagedón.

Entre 1870 y los años ’30, después de que Schliemann excavara Troya y afirmara, con la misma seguridad y efectividad de un publicista, haber autentificado las historias de Homero, un público popular entusiasmado exigía hambriento nuevas conclusiones históricas a partir de las excavaciones en Egipto, Mesopotamia y Palestina.

Al examinar los libros y folletos con títulos que se aproximaban a ?Arqueología Bíblica?, escritos a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, noté cómo sus volúmenes diferían de Jahn, reflejando un desplazamiento semántico en el término ?arqueología? a lo largo de más de 50 años (8). En éstos, la diferencia entre ?arqueología? e ?historia? parece haber sido que ?historia? se refería al conocimiento de los eventos políticos pasados, de acuerdo con el paradigma rankiano de la historiografía que evolucionó en Alemania entre 1825 y 1850. ?Arqueología? se refería más a los realia (objetos naturales) y procesos de la vida diaria (9). El conocimiento obtenido de la ?arqueología sucia? era incluido entre los realia. Producía información que aclaraba la arqueología filológica y se aplicaba igualmente para ilustrar y contextualizar narrativas bíblicas históricas, todas las cuales eran consideradas descripciones exactas. Hasta donde puedo discernir, los veinticinco libros examinados eran
todos escritos por biblistas, individuos involucrados en el estudio, exégesis y explicación teológica de la escritura.

Lo que cambió a lo largo de más de 170 años, desde la época en que Jahn publicó su primer volumen hasta el surgimiento del debate, fue el contenido del término ?arqueología?. El nuevo significado reemplazó al viejo en el habla popular, pero siguió coexistiendo con él en entornos denominacionales en el congelado término ?Arqueología Bíblica?, junto con las ideas acerca de cómo debía usarse dicha ?Arqueología Bíblica? en el estudio de la Biblia.

Aunque esto pase inadvertido en la literatura erudita y en las discusiones públicas, algunos de los críticos de Dever simplemente estaban reacios a ignorar parte del campo semántico del término ?arqueología?. Considerando que ?Arqueología Bíblica? es un término perfectamente bueno con una larga tradición en los estudios bíblicos, la preparación ministerial y la educación cristiana, ellos no se sintieron particularmente incómodos con los problemas planteados por Dever, y pueden haber considerado su llamado como una reacción exagerada ante algo demasiado pequeño.

Objeciones teológicas II:
En la década de los ’50, bajo la influencia de Albright, la ?Arqueología Bíblica? había llegado a incluir bajo su rúbrica estudios de los textos literarios ugaríticos, así como los recientemente descubiertos Rollos del Mar Muerto, entre los que se encontraban los manuscritos bíblicos más antiguos que se hayan conocido. Estos dos descubrimientos acerca de los límites cronológicos del periodo bíblico vertieron una crucial luz sobre el trasfondo cultural y la historia literaria del antiguo Israel y sobre la historia textual de la Biblia; por consiguiente, se pensaba que ilustraban la exactitud histórica de la Biblia de alguna manera vaga, indefinida. Del mismo modo, la presencia física de objetos excavados, como altares pequeños similares al altar del tabernáculo descrito en la Biblia, estatuillas consideradas como ejemplos de imágenes prohibidas en la legislación bíblica y evidencia material de secuencias de eventos como la destrucción de una ciudad canaanita al principio de la Edad de
Hierro, fueron consideradas como mudo testimonio de la exactitud de lo que la Biblia ?decía? sobre ellos en Deuteronomio, Josué y Jueces.

Los estudiosos conservadores en particular, pero también los liberales, suponían que si los arqueólogos podían demostrar que algo podría haber ocurrido, ésa era prueba suficiente de que había ocurrido si así lo indicaba la Biblia (10). El efecto de halo de este pensamiento de ?la Biblia es verdadera?, combinado con la concepción de la ?Arqueología Bíblica? como una sirvienta de la exégesis, continuó extendiendo las implicaciones de la arqueología sucia en la autenticación, tanto de detalles particulares sobre los realia como de rasgos de la cultura no material, como la historia, la historiografía y la teología (11).

Este testimonio se convirtió en grano para los molinos del movimiento de la ?Teología Bíblica?, liberal y positivista, que logró gran popularidad a partir de los años ’50 y ha tenido una influencia profunda en lo que se ha enseñado desde entonces en entornos cristianos y judíos no-ortodoxos. Lo que distinguía a este movimiento de los enfoques más conservadores, era su capacidad para discernir una diferencia entre la fiabilidad y exactitud de las descripciones históricas de la Biblia, comprobadas según las investigaciones arqueológicas, y los discursos teológicos de los textos (12). Se le dio preeminencia a estos discursos como ?proclamación?, mientras que los eventos hallados no deficientes en su comprobación arqueológica eran valorados como testimonio de la proclamación. Los eventos considerados deficientes, como la esclavitud de los israelitas en Egipto, fueron clasificados como ?mito?, ignorándose su falta de historicidad, y reservándolos exclusivamente para ser usados en los
discursos kerigmáticos.

Al proponer el término ?Arqueología Siropalestina?, Dever declaró explícitamente que había perdido el interés en el término “bíblico”, junto con sus nexos asociativos con la exégesis y la explicación teológica. Su postura puede haberse percibido como un ataque a la religión. Por cierto, su postura fue percibida correctamente como un ataque contra aquellos que argumentaban acerca de la interpretación arqueológica partiendo de la teología normativa (o Bíblica). Pero, hasta donde sé, él no planteó esto como un problema general en sus presentaciones públicas.

Dever perdió el debate. Era casi inevitable. Hay muchos más profesores de Biblia en el mundo que arqueólogos trabajando en el período de la Edad de Hierro, y la aplastante mayoría de estos profesores trabaja en contextos denominacionales con programas teológicos explícitos e implícitos que son a priori a cualquier posible hallazgo de los arqueólogos. Se pensaba que el llamado a un cambio en la terminología iba a cortar la conexión entre lo arqueológico y lo teológico, imposibilitar cualquier pretensión acerca de las implicaciones de la arqueología de lo físico para lo metafísico, y deslegitimar cualquier autoridad interpretativa que los biblistas teológicamente orientados pudieran exigir acerca de los datos arqueológicos.

A fines de la década de los ?80, después del decaimiento de la ?Teología Bíblica? como movimiento dinámico y agresivo, la situación quedó ordenada de la siguiente manera. La ?Arqueología Siropalestina? se convirtió en un término ampliamente aceptado que se refería a una disciplina que normalmente requiere de una combinación de estudios de postgrado y unos pocos períodos de experiencia en terreno y en laboratorio, o muchos períodos de experiencia en terreno y en laboratorio y publicaciones relevantes. Queda restringida a círculos profesionales y se ha convertido en el término preferido de los departamentos de arqueología, antropología e historia. La ?Arqueología Bíblica? evolucionó como un término usado principalmente en la cultura popular, en títulos de conferencias públicas, artículos en revistas, libros y cursos de pregrado o seminario. El término vino a señalar que se tratarían materias textuales y arqueológicas en presentaciones con este título; pero no señalaba cuál sería la
proporción entre arqueología y texto ni la orientación profesional del autor o conferencista. Considerando que todos los arqueólogos siropalestinos que trabajan en ciertos períodos históricos deben por necesidad explotar la información contenida en la Biblia al interpretar algunos de sus hallazgos, ellos son ipso facto arqueólogos bíblicos; pero no todos los biblistas que usan información arqueológica y que puedan llamarse ?arqueólogos bíblicos? pueden pretender ser ?arqueólogos siropalestinos?. Incluso Dever dejó clara esta situación (13).

Tan imperceptible como lo fue en los años ochenta, el debate había precipitado cambios que iban más allá de la terminología profesional. Había diseminado la noción de que la síntesis Albrightiana de los estudios y la arqueología bíblica ya no mantenía su integridad: los biblistas podrían seguir caminando solos, al igual que los arqueólogos. En los estudios bíblicos hubo un desplazamiento desde los análisis históricos hacia los literarios; en la arqueología de la Edad del Hierro, un desplazamiento desde las explicaciones históricas de la historiografía bíblica basada en datos de excavaciones hacia las interpretaciones político-económicas basadas en teorías socio-antropológicas. Algunos biblistas que aceptaron la distinción de Dever emprendieron la elaboración de historias sociales de Israel basados en una mezcla de datos arqueológicos y teoría socio-antropológica.

Notas

(1) M. LIVERANI, “Nuovi sviluppi nello studio della storia dell?Israele biblico”, Bib 80 (1999) 490-492, 497-500, 502-505.

(2) W.G. DEVER, Archaeology and Biblical Studies. Retrospects and Prospects (Archeologia 4.1; Evanston 1974) 17-25, 34-43; ID., “Retrospects and Prospects in Biblical and Syro-Palestinian Archaeology?, BA 45 (1982) 103-107; H. SHANKS, “Should the Term ?Biblical Archaeology? Be Abandoned?” BARe 7/3 (1981) 54-57; E.F. CAMPBELL, “Letter to Readers”, BA 45 (1982) 68; H.D. LANCE, “American Biblical Archaeology in Perspective”, BA 45 (1982) 97-101. Dever introdujo por primera vez el término para referirse a una ?disciplina y secular … realizada por los historiadores culturales por su propio interés? en la “Introducción” a Biblical Archaeology (ed. S.M. PAUL ? W.G. DEVER) (Library of Jewish knowledge; Jerusalem 1973) ix. (agradezco al Prof. Paul por esta referencia).

(3) J. Jahn (1750-1816) publicó una Biblische Archäologie original de cinco volúmenes en 1802. Abrevió esta publicación en un solo volumen, J. JAHN, Archaeologia biblica in Epitomen redacta (Viena 1814), traducido posteriormente como Archæologia Biblica. A manual of biblical antiquities (Andover 1823) por el poeta y traductor norteamericano T.C. Upham del latín. Su traducción fue reimpresa con adiciones y correcciones bajo el título más breve de Jahn?s Biblical Archaeology hasta 1853. La cita es de una edición de 1839 publicada en Nueva York.

(4) K.F. KEIL, Handbuch der biblischen Archäologie (Frankfort a. M. ? Erlangen 1858-1859) 2. Este libro apareció en una segunda edición alemana en 1875 que fue traducida con adiciones y correcciones de Keil y se publicó como Manual of Biblical Archaeology (Edinburgh 1887-1888) I-II.

(5) KEIL, Handbuch, 1-5.

(6) J.G. LANSING, Outlines of the Archaeology of the Old Testament (New Brunswick 1896) 4-5.

(7) P.J. KING, American Archaeology in the Mideast. A History of the American Schools of Oriental Research (Filadelfia 1983) 3-4; C.C. LAMBERG-KARLOVSKY, Beyond the Tigris and Euphrates (Beerseba 1996) 26-29. De hecho, la mayoría de los viajeros publicó relatos científicos o populares de sus viajes, de modo que había mucha información sobre Tierra Santa y la Biblia que circulaba ampliamente en inglés, francés y alemán.

(8) Observé lo que estaba disponible en los estantes de la biblioteca en el Seminario Teológico de Princeton en agosto y noviembre de 2000. Debido a la escasez de libros con las dos palabras requeridas, incluí libros cuyos títulos indicaran que trataban de tipos similares de datos.

(9) Cf. E. KALT, Biblische Archäologie (Friburgo 1924), un pequeño volumen que se centra en las instituciones políticas, religiosas y sociales en su escenario geográfico. Aunque fue escrito más de 60 años despues del libro de Kiel ?podría considerarse como una versión abreviada y actualizada del libro anterior?, Kalt no incorporó los hallazgos de la arqueología sucia en sus discusiones.

(10) Cf. KING, American Archaeology in the Mideast, 83, con respecto al enfoque de M. Kyle, un biblista conservador asociado durante largo tiempo con F. Albright y la arqueología norteamericana en Tierra Santa.

(11) Véase J.C. MEYER ? V.H. MATTHEWS, “The Use and Abuse of Archaeology in Current Bible Handbooks”, BA 48 (1985) 149-159; “The Use and Abuse of Archaeology in Current One-volume Bible Dictionaries”, BA 48 (1985) 222-237. Muchos de los abusos vistos y citados por estos autores abordan el uso más antiguo y tradicional del material arqueológico en contextos denominacionales.

(12) Esta descripción está tomada de Weaver, quien la usó para sugerir cómo puede enfrentarse teológicamente en los años 1990 el atolladero histórico causado por la arqueología; cf. W.P. WEAVER, “The Archaeology of Palestine and the Archaeology of Faith: Between a Rock and a Hard Place”, What has Archaeology to do with Faith? (eds. J.H. CHARLESWORTH ? W P. WEAVER) (Faith and Scholarship Colloquies; Filadelfia 1992) 89-105 (“The Failure of Archaeology as an Apologetic Strategy”).

(13) W.G. DEVER, “What Archaeology Can Contribute to an Understanding of the Bible”, BARe 7/5 (1981) 40-41; “Archaeology and the Bible. Understanding Their Special Relationship”, BARe 16/3 (1990) 52-58, 62.

Relación de algunos científicos y Dios

De: Alias de MSNoleMEW  (Mensaje original) Enviado: 26/03/2005 11:20

Agradecimiento a:  vdanis

Fe y científicos del Siglo XX [SOLO ALGUNOS DE LOS MUCHOS]

WERNHER VON BRAUM(n. 1912)

Ingeniero e inventor. Dedicado desde temprana edad a la Astronáutica. Alemán, en 1955 toma la ciudadanía americana. Autor del emplazamiento en órbita del primer satélite estadounidense Explorer I. Es llamado “rocket genius”, el genio de los cohetes. Trabaja como directivo en la NASA, en los proyectos del cohete Saturno y en el proyecto Apolo (cohete tripulado a la Luna). Posee un profundo sentido religioso:

«Los materialistas del siglo XIX y sus herederos los marxistas del siglo XX nos dicen que el creciente conocimiento científico de la creación permite rebajar la fe en un Creador. Pero toda nueva respuesta ha suscitado nuevas preguntas. Cuanto más comprendemos la complejidad de la estructura atómica, la naturaleza de la vida o el camino de las galaxias, tanto más encontramos nuevas razones para asombrarnos ante los esplendores de la creación divina… El hombre tiene necesidad de fe como tiene necesidad de paz, de agua y de aire… Tenemos necesidad de creer en Dios!»

ALEXIS CARREL (1873 – 1944)

«Yo quiero creer, yo creo todo aquello que la Iglesia Católica quiere que crea mas y, para hacer esto, no encuentro ninguna dificultad, porque no encuentro en la verdad de la Iglesia ninguna oposición real con los datos seguros de la ciencia.»

«Yo no soy filósofo ni teólogo; hablo y escribo solamente como hombre de ciencia».

«Los leyes de la Naturaleza son inducidas de la observación sistemática de los hechos. Y para someterse a ellas deben observarse reglas que son análogas a las de la moral cristiana. Está, por lo tanto, bien claro que las leyes observadas de este modo son idénticas a la voluntad de Dios, puesto que el Creador del mundo es Él».

Ver sección FE Y CIENCIA

LECOMTE DU NOUY

Físico Químico (1883-1947)

«Que aquellos que, sinceros y honestos. no admiten la necesidad de una fuerza organizadora trascendente, se limiten a decir: no sé. Pero que se abstengan de influir en los demás. Aquellos que, sin prueba alguna se esfuerzan sistemáticamente en destruir la idea de Dios, obran de un modo vil y anticientífico. Lejos de ser apoyado y ayudado por una creencia indestructible en Dios, como otros hombres de ciencia a quienes envidio, me dispuse para la vida con el escepticismo destructor que entonces estaba de moda. Me han sido precisos treinta años de laboratorio para llegar a convencerme de que aquellos que tenían el deber de iluminarme, aun sólo reconociendo su ignorancia, no habían mentido deliberadamente. Mi convicción actual es racional. He llegado a ella por los caminos de la biología y de la física y estoy convencido de que resulta imposible a todo hombre de ciencia que reflexione, no llegar a la misma conclusión. a menos que sea ciego u obre de mala fe. Pero el camino que yo he seguido es tortuoso; no es bueno. Y para evitar a los otros la inmensa pérdida de tiempo en los esfuerzos que yo he realizado, me levanto violentamente contra el espiritu maléfico de los malos pastores.»

JORDAN, Pascual (n. 1902)

Físico y naturalista, conocido por sus trabajos en mecánica cuántica.

«No sin razón he titulado este libro El hombre de ciencia ante el problema religioso. Su intención era explicar cómo todos los impedimentos, todos los mitos que la ciencia antigua había levantado para obstruir el camino de acceso a la religión hoy han desaparecido.

«Ese muro levantado por la filosofía materialista ayudada por la antigua ciencia, excluye al pensador científico del dominio espiritual de la fe religiosa. Pero la moderna ciencia al debilitar los presupuestos cientiticos de la filosofía materialista, ha dejado de lado ese muro.

«…La afirmación de la concepción determirtista de que Dios se había quedado sin trabajo en una naturaleza que seguía su curso regularmente, ha perdido ahora su fundamento. (…) En la innumerable cantidad de resultados siempre nuevos e indeterminados se puede ver la acción, la voluntad, el señorio de Dios.

«No afirmamos que la accion de Dios en la naturaleza se haya hecho científicamente visible o denostrable (…) sino que, en lo que concierne a la fe religiosa, la nueva física ha negado aquella negación: ha probado que son erróneas aquellas concepciones de la vieja ciencia que habían sido aducidas antes como pruebas en contra de la existencia de Dios.

«Pero ahí encuentra sus límites la pretensión de este libro; de ningún modo era tarea suya exponer lo que nos espera, si de hecho nos adentrantramos por ese camino que vuelve a estar libre. Nos conformamos con haber mostrado que el camino está expedito. La competencia del autor termina ahí. Nos quedamos ante la religión sin hablar de ella más de lo necesario, para reconocer ese camino cuya viabilidad intentábamos examinar».

MARAÑON, Gregorio (1887-1960)

«Es evidente que la ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable; pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven, tendrán siempre delante un infinito mundo misterioso a cuya puerta llamará angustioso nuestro ¿por qué?, sin que nos den otra respuesta que una palabra: Dios. El hombre dotado de auténtica sabiduría, está siempre enfrentado quiéralo o no, con la divinidad: huirla sólo conduce a la superstición de la ciencia misma y, por tanto, a dejar de avanzar para dar vueltas sin fin.»

ROBERT JASTROW

Astrónomo, director del Goddard Institute of Space Studies de la NASA.
La causa del Universo no puede ser investigada estudiando sólo causas y efectos dentro del Universo. Citando a mi amigo Steven Katz, profesor del Dartmouth College, «el extremismo de la ciencia moderna consiste en rechazar la teleología, la causa final; pero, con todo, hemos de reconocer que la teleología es un concepto metafísico, cuya última realidad no puede ser afirmada ni negada a base de evidencias empíricas.

Para el científico que ha vivido de la creencia en el poder de la razón, la historia de la ciencia concluye como una pesadilla. Ha escalado la montaña de la ignorancia y está a punto de conquistar el pico más alto; y cuando está trepando el último peñasco salen a darle la bienvenida un montón de teólogos que habían estado sentados allí arriba durante bastantes siglos».

JOHN ECCLES

Neurobiólogo, director del departamento de Bioquímicade la Univ. De Cambridge

LA SUPERSTICION MATERIALISTA

Tengo grandes esperanzas de que pronto remontemos el largo y profundo bache de monismo materialista que se había extendido sobre el mundo intelectual como una oscura niebla que apagaba toda la brillantez y luminosidad de los ideales y de la capacidad creadora de los seres humanos. Confío en que podremos recuperarnos, mantener relaciones más sanas con el misterio de la existencia y liberarnos cada vez más de esta tiranía de las afirmaciones dogmáticas de los materialistas, que sólo pueden conducir a la desesperanza y al nihilismo. Me agradaría contemplar una vuelta a la esperanza y a los valores y a un sentido más alto de la vida, e incluso a una concepción de la vida humana donde Dios esté presente.

Creo que el materialismo hipotético es aún la creencia más extendida entre los científicos. Pero no contiene más que una promesa: que todo quedara explicado, incluso las formas más íntimas de la experiencia humana, en términos de células nerviosas… Esto no es más que un tipo de fe religiosa; o mejor, es una superstición que no está fundada en evidencias dignas de consideración. Cuanto más progresamos a la hora de comprender la conformación del cerebro humano, más clara resulta la singularidad del ser humano respecto a cualquier otra cosa del mundo materiales

NORMAN GEISLERr

El ateísmo siempre ha tenido dificultades en el campo de la ética. Por una parte desean mantener algún fundamento ético objetivo para atacar a Dios desde el problema del mal; pero a la vez quieren proclamar la subjetividad de las normas éticas en términos de sociedad o de individuo. Por una parte, el ateo no querría separarse de los teístas cuando condenan las atrocidades nazis o el holocausto nuclear; pero a la vez, quieren mantener que todo depende de las circunstancias. ¿Cabe estar en ambas partes a la vez?

El primer Manifiesto humanista (1930) fue firmado entre otros filósofos ateos por Dewey, declaraba que era inaceptable para la ciencia moderna cualquier garantía sobrenatural o cósmica de los valores humanos. El segundo Manifiesto (1973), firmado por Asimov, Skinner, Julian Huxley y Monod, decía también que los valores morales se originan en la experiencia humana. La ética es autónoma y de situación…, procede de la necesidad y el interés. La vida humana tiene sentido porque nosotros creamos y desarrollamos nuestro futuro.

Pero la conducta y hasta el mismo lenguaje de estos ateos traiciona su rechazo de una moral absoluta. Esta incoherencia aparece en los citados Manifiestos. Allí se leen fuertes imperativos como: «Este mundo debe renunciar a los resortes de la violencia» o «es un imperativo planetario reducir el nivel de gastos bélicos y destinar esas riquezas a usos pacíficos y populares». El segundo Manifiesto invoca un cometido «que trasciende iglesias, estados, partidos, clases o razas».

¿Qué es esto sino un modo de formular su creencia en valores morales absolutos a través de un lenguaje humanista? Este es un síntoma más del colapso del ateísmo moderno.

DAVID MARTINA

«Algunos de los sociólogos más distinguidos de la presente generación no son en absoluto antirreligiosos: Daniel Bell, por ejemplo, escribe sobre el retorno de lo sagrado. Talcott Parsons de Harvard, que ha sido quizás el más influyente sociólogo, era un creyente y no sólo simpatizante. De hecho, una vez que hablé con él me dijo que si uno quiere llegar a conocer todo lo que invoca la sociología, puede escuchar la Pasión según San Mateo de Bach: allí están todos los temas de poder y sacrificio, y de cohesión social, y del enfrentamiento del individuo con la autoridad… y de cómo puede emerger la fe en medio de toda esta contradicción. Todo esto ha modificado gradualmente el ambiente de la sociología, desde las posturas radicales de Durkheim y Weberio.

ROBERT JASTROW

EL PRINCIPIO ANTROPICO

Según la imagen del Universo que están proponiendo los astrónomos y otros científicos, una pequeña variación en alguna de las circunstancias del mundo natural -por ejemplo, en las relaciones entre las energías de las fuerzas naturales o en las propiedades de las partículas elementales- habría determinado un Universo donde no podría darse la vida ni el hombre. Este análisis puede hacerse a partir de la energía nuclear y también desde la energía del campo electromagnético, la fuerza de gravedad o cualquier otra constante del Universo material; y se llega a la conclusión de que en un Universo ligeramente distinto no podría haber vida ni personas humanas. Por tanto, según los físicos y astrónomos, aparece el Universo como construido dentro de unos limites muy estrechos, de modo que el hombre pueda habitar en él. Esta conclusión se denomina principio antrópico y, en mi opinión, es la conclusión más teísta que puede proporcionar la ciencia.

BORIS CROYS (n. 1947)

Autor de modelos matemáticos de administración económica para el Instituto Politécnico de Leningrado.

“Como he tratado de mostrar, la dimensión universal ha estado siempre presente en la tradición cristiana de Rusia, incluso en aquellas ocasiones en que estaba siendo pervertida. Por esto, es de esperar que esta misma dimensión esté cada vez más presente en el futuro una vez que los rusos lleguen a conocer mejor su filosofía y su teología” (texto de 1990)

NATHANSON, BERNARD (N. 1927)

Ha sido llamado el “Rey del aborto”. Ha dirigido personalmente 75.000 abortos. Ha realizado el aborto de su propio hijo. En su libro “La mano de Dios” (Ed. Palabra 1997), cuenta su conversión al catolicismo todo lo que hoy sucede en el mundo del aborto, en un “testimonio brutalmente honesto por un médico relevante.

MARGENAU, Henry

ALGO MAS QUE MERA EVOLUCION

Casi todo el mundo admite claramente que el Universo ha tenido un comienzo y aunque hay algunos, como Carl Sagan, que en astronomía son vivamente antirreligiosos, otros, como Robert Jastrow, que trabajan en el mismo campo, no lo son. Y Jastrow es más prestigioso que Sagan como científico y como físico. Sagan es un publicista, Jas trow es un físico que-ha investigado la materia de la que habla. Y Jas trow es un hombre religioso. Le puedo relatar una anécdota: mi última entrevista con un químico famoso, Laars Onsager, el premio Nobel. Era vecino mío porque tenía una granja en New Hampshire y nos veíamos bastante. Es más, yo estuve en el hospital por una enfermedad muy grave y necesitaba una trasfu sión. A la media hora, él se había presentado allí y ofreció su sangre y lo que hiciese falta. Era una bellísi ma persona. Un día de otoño fuimos a verle a su granja y me dejó leer un escrito suyo sobre algunos procesos químicos relacionados con la evolu ción. Lo leí aquella misma noche y a la mañana siguiente salimos a dar un paseo por el bosque. En septiembre los bosques de plátanos de Indias están espléndidos. Me pidió mi opi nión sobre el trabajo que me había dejado y, en medio de aquella con versación, le pregunté qué le pare cía la evolución y si era darwinista.

-Bueno, contestó. Si, yo pienso que sí.

-Y piensas que la evolución tiene lugar por casualidad?

-Nunca lo he pensado desde el punto de vista filosófico -dijo-; pero supongo que si.

Entonces cogí del suelo una hoja de árbol; era roja y dorada en los bordes, perfectamente simétrica. Se la mostré y añadí: ¿Piensas que esto es sólo el resultado de la supervivencia del más fuerte? ¿Por qué ha caído al suelo lo que debía sobrevivir? ¿No eres capaz de apreciar la belleza de esta cosa? ¿Y no significa eso que elementos como belleza, y quizá designio, están involucrados en el proceso evolutivo? ¿Por qué razón iba a sobrevivir una hoja de árbol que va a pudrirse en el suelo?

El respondió: Sí, pienso que en la evolución hay algo más que la mera supervivencia del mejor adaptado, algo más que mutaciones y azar.

Fue la última vez que lo vi, porque falleció dos días más tarde.

Es absolutamente irracional rechazar la noción de un Creador apelando a la ciencia. La ciencia ha demostrado de modo definitivo que no es contradictoria la creación de la nada.

HENRY MARGENAU

Colaborador de Einstein, Heisenberg y Scheoedinger. Físico de la Universidad de Yale,fundador de tres importantes revistas científicas, ocho doctorados honoris causa, presidente de la American Association of the Philosophie et Science.

JOHN VON NEUMANN, 1903-1957

John von Neumann es un matemático húngaro considerado por muchos como la mente más genial del siglo XX, comparable solo a la de Albert Einstein. A pesar de ser completamente desconocido para el “hombre de la calle”, la trascendencia práctica de su actividad científica puede vislumbrarse al considerar que participó activamente en el Proyecto Manhattan, el grupo de científicos que creó la primera bomba atómica, que participó y dirigió la producción y puesta a punto de los primeros ordenadores o que, como científico asesor del Consejo de Seguridad de los Estados Unidos en los años cincuenta, tuvo un papel muy destacado (aunque secreto y no muy bien conocido) en el diseño de la estrategia de la guerra fría. Nicholas Kaldor dijo de él “Es sin duda alguna lo más parecido a un genio que me haya encontrado jamás”.

Nació en Budapest, Hungría, hijo de un rico banquero judío. Tuvo una educación esmerada. Se doctoró en matemáticas por la Universidad de Budapest y en químicas por la Universidad de Zurich. En 1927 empezó a trabajar en la Universidad de Berlín. En 1932 se traslada a los Estados Unidos donde trabajará en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.

Sus aportaciones a la ciencia económica se centran en dos campos:

Es el creador del campo de la Teoría de Juegos. En 1928 publica el primer artículo sobre este tema. En 1944, en colaboración con Oskar Morgenstern, publica la Theory of Games and Economic Behavior. La teoría de juegos es un campo en el que trabajan actualmente miles de economistas y se publican a diario cientos de páginas. Pero además, las formulaciones matemáticas descritas en este libro han influido en muchos otros campos de la economía. Por ejemplo, Kenneth Arrow y Gerard Debreu se basaron en su axiomatización de la teoría de la utilidad para resolver problemas del Equilibrio General. En 1937 publica A Model of General Economic Equilibrium”, del que E. Roy Weintraub dijo en 1983 ser “el más importante artículo sobre economía matemática que haya sido escrito jamás”. En él relaciona el tipo de interés con el crecimiento económico dando base a los desarrollos sobre el “crecimiento óptimo” llevado a cabo por Maurice Allais, Tjalling C. Koopmans y otros

Hacia el final de su vida se convirtió al catolicismo