Respaldo de material de tanatología

Cuando se deja de amar a la vida Por Laura Pagliaro

Cuando se deja de amar a la vida

Por Laura Pagliaro Colaboradora diario HOY

30 de abril, 2007

language=”JavaScript” src=”http://ad.doubleclick.net/adj/trb.hoyinternet/vidahoy;ptype=s;slug=hoy-03vh_ny-chi-lavidafamiliarapr30;rg=ur;ref=hoyinternetcom;sz=300×250;tile=5;ord=45846386?” type=”text/javascript”> Miami — ?Tenía solo 29 años cuando descubrí por primera vez lo que significaba en realidad este concepto. El suicidio era una palabra inalcanzable a mi entorno y se convirtió en el principal problema de preocupación?, nos cuenta Inés, quien nos pidió usar un nombre ficticio ya que prefiere permanecer en el anonimato.

?Mi esposo sufría de depresión y yo no sabía su gravedad, hasta que después de 7 años de matrimonio, comenzó a cambiar un poco. Nada le complacía, todo le parecía insuficiente, y además, el alcohol se convirtió en su refugio sin yo ni siquiera notarlo. Cualquier contratiempo lo agobiaba, hasta que un día que llegué de mi trabajo, lo encontré acostado en el sofá con la mirada divagante y un semblante de tristeza que hasta hoy no lo olvido. ‘¿Que tienes mi amor?’, le pregunté. ‘Me quiero morir. La vida no tiene sentido’, me dijo muy seguro”.

Según Inés, no tomó sus palabras con mucha seriedad, pues pensó que algún disgusto lo estaba haciendo exagerar, pero cuando vio que comenzaba a llorar con desesperación y una tristeza inmensa se preocupó. ?Me dijo: ‘quiero terminar con mi vida. Ya no quiero vivir. Todo me sale mal. Estoy cansado de esta vida. Nada tiene solución’ ?

Inés asegura que nunca había llorado tanto como en ese momento, y por más que le decía palabras dulces y de aliento, nada lo podía consolar. Finamente y después de largas horas de charla, desistió de sus pensamientos y con un sedante se durmió.”Decidí pedirle ayuda al sacerdote de mi iglesia. Cuando le dije al padre lo que ocurría, decidió tomar el teléfono en ese mismo instante y hablar con mi esposo…Le preguntó si seguía pensando en el suicidio y su respuesta fue afirmativa. Le pidió verlo en ese momento?.

Inestabilidad emocional

?El suicidio es definitivamente el no amar a la vida, que por ciertas razones no quieras vivir y prefieras acabar con tu sufrimiento y contigo mismo”, explica la psicóloga Cristina Talavera. “Las personas que son propensas al suicidio, son aquellas que no tienen una estabilidad emocional desde que son pequeños. La primera seguridad que se le da al ser humano es la que reciben de los padres y si no existe, están más propensos a carecer de ella porque no se les enseña a amarse a sí mismos?.

La Dra. Talavera aclara que también hay personas que están propensas al suicidio porque padecen de depresión ya sea por cuestiones genéticas o por el medio ambiente. Y asegura que entre las características más comunes que podrían determinar que una persona es propensa al suicidio se encuentran:

· Lo que le gustaba hacer antes, ahora deja de hacerlo.

· Cambia sus hábitos de comer y dormir.

· Altera por completo su estilo de vida.

· Se empieza a alejar de los amigos.

· Pierde interés de hablar con la gente que ama incluyendo a su pareja.

· No le gusta salir.

· Puede tener tendencia al alcohol o a las drogas.

Para la Dra. Talavera es tan importante reconocer estas características, como también reconocer que estamos en las posibilidades de ayudar:

1. Si te das cuenta que sufre un problema y te lo quiere contar, escúchalo, hazle saber que sus problemas son importantes para tí.

2. Ayúdale a buscar una solución.

3. Motívalo a confiar en ti y en los demás.

4. Motívalo a regresar a su rutina, a lo cotidiano.

5. Motívalo a salir. Aunque no lo creas, simplemente sentir el sol en el rostro cambiará su estado de ánimo.

6. Y, por supuesto, busca ayuda profesional.

?Siempre se debe tomar en serio una amenaza de suicidio. No importa si te parece un cuento o una forma de manipulación. Cualquiera que sea el motivo, una persona que denuncia su descontento y sus ganas de quitarse la vida necesita ayuda de inmediato y si tú estás cerca para darle la mano es el momento de actuar?, asegura la Dra. Talavera.

Para Inés haber actuado a tiempo le salvó la vida a su esposo. ?Desconocíamos que sufría de depresión y severa. Después de muchas sesiones con la psicóloga y de abstinencia de alcohol total, logró recuperar el amor por la vida y reconocer que estaba rodeado de amor”.

Si necesitas más información, puedes acceder a la pagina de Internet de la Dra. Talavera: www.psicologiapopular.com.

http://www.hoyinternet.com/vidahoy/hoy-03vh_ny-chi-lavidafamiliarapr30,0,5631942.story

¿Qué sienten los hijos de pacientes con cáncer?

¿Qué sienten los hijos de pacientes con cáncer?
“Se sienten solos y diferentes a sus amigos”
(Jano Online )
Casi el 30% de los adolescentes que tienen un progenitor enfermo de cáncer presenta estrés postraumático durante el año siguiente al diagnóstico de la enfermedad, según un estudio presentado en la Conferencia Europea de Cáncer (ECCO 14), celebrada en Barcelona.

La investigadora Gea Huizinga, del Centro Médico Universitario de Groningen (Países Bajos), asegura que estos adolescentes “se sienten solos y diferentes a sus amigos” y, aunque “necesitan ayuda para superar lo que sienten, se esfuerzan en parecer invisibles”. El “peor de los casos”, según explica, se da entre las chicas cuya madre sufre cáncer.

El estudio, realizado con 49 adolescentes, se basó en tres cuestionarios sobre el nivel de estrés postraumático que se realizaron durante el primer año tras el diagnóstico. El primero de ellos mostró que el 29% de los analizados presentaban niveles de este trastorno “clínicamente elevados”, lo que para Huizinga significa que necesitaban ayuda psicológica. En la segunda y tercera ronda de preguntas, la proporción de los que padecían estos síntomas redujeron hasta el 16% y el 14%.

Los niveles de estrés eran equiparables a los que mostraban estos adolescentes cinco años después del estudio -en un seguimiento de su comportamiento una vez superada la enfermedad. “El síndrome de estrés postraumático relacionado con el cáncer de uno de los padres fluctúa con el tiempo, reduciéndose durante el primer año tras el diagnóstico, pero reapareciendo en los siguientes años”, dijo.

Huizinga señala la “importancia” de que los adolescentes reciban atención psicológica tras el diagnóstico de cáncer en uno de los miembros de la familia, ya que los padres no son “conscientes de la magnitud del problema” de sus hijos. Según los cuestionarios realizados a los progenitores, la persona enferma, y aún más su pareja, “subestimaban el nivel de problemas emocionales y de comportamiento de los chicos”. La experta justificó a ambos alegando que, por un lado, la persona que padece cáncer se encuentra “débil y ya tiene suficiente con preocuparse de superar la enfermedad”, mientras que la pareja es “menos sensible al comportamiento de sus hijos porque trabaja fuera de casa, debe ocuparse de los problemas económicos, de sus propios sentimientos y de las tareas domésticas”. “No puede prestar atención a todo”, considera.

En este sentido, el estudio comprobó que los padres enfermos eran “más capaces de captar la angustia de sus hijos si el síndrome de estrés postraumático era mayor”, pero aun así, apuntaban “menos problemas que los propios adolescentes”.

La investigación afirma que los chicos que ya tienen problemas psicosociales antes del diagnóstico de uno de los progenitores, “les resultará más difícil asumir el cáncer de su progenitor que a los niños que se desenvuelven bien”. Los problemas emocionales y de comportamiento que experimentan los adolescentes en estos casos suelen traducirse en molestias físicas, ansiedad, acciones agresivas e, incluso, “delictivas”.

Si además sufren el síndrome de estrés postraumático esto les provoca recuerdos recurrentes que les producen “angustia” y también es común que intenten evitar hablar de ellos. Según señala Huizinga, los problemas de comportamiento entre los adolescentes con estrés postraumático tendían a desaparecer con el tiempo, mientras que los emocionales “parecían persistir”. “Cuando el tratamiento está completo parece que todo vuelve a la normalidad y cesan los comportamientos rebeldes, pero los adolescentes siguen sintiendo que su vida ha cambiado y nada volverá a ser igual”, concluye.
INTRAMED.

REFLEXION DEL LIBRO "no te mueras con tus muertos" DE TROSSERO

Dios,

tú no eres Dios

si no eres el Dios del Amor y de la Vida. Entonces iba a decirte que no creo en ti;

que no creo que eres el Amor, porque murió…;  que no creo que eres la Vida, porque murió…;

Pero, más bien te digo que creo como nunca, que creo en ti y te creo a ti, solamente, oscuramente, desnudamente, porque me siento impotente, sin ninguna explicación ante la muerte.. Por eso te confieso que me duele en el alma la muerte de… Siento dolor y rabia, angustia, impotencia y rebeldía. ¡Me siento una criatura acorralada! Y, finalmente, acepto la muerte de…, aunque no comprendo nada.

Creo en Ti, Dios del Amor y de la Vida, porque necesito que la muerte tenga alguna explicación y algún sentido, y quiero pensar que tú lo sabes, aunque yo lo ignore, y espero que mis muertos vivan, aunque yo no sepa cómo ni dónde…

EL TRAUMA EN EL DUELO

EL TRAUMA EN EL DUELO

¿Qué es el Trauma en el Duelo?

El trauma es un estado emocional de malestar y estrés asociado a una experiencia catastrófica extraordinaria que desata en el doliente la sensación de ser vulnerable al daño.

Cuando la muerte ocurre en circunstancias inesperadas y repentinas, sin dar preaviso (como es el caso de los accidentes, los desastres naturales, el suicidio, el homicidio), el dolor es más agudo y traumático y las reacciones son más severas, exageradas y complicadas. Este tipo de muerte por ser inesperadas usualmente causan un shock doloroso acompañado por inhabilidad para creer lo que ha sucedido y que alguien cercano ha muerto. Este estado de choque sobrecarga las capacidades de reaccionar. La persona se siente abrumada por el suceso inesperado e imprevisto y sus mecanismos para enfrentar la situación resultan insuficientes.

Factores que pueden hacer que una Muerte sea Traumática y el Duelo más Complicado:

    * Lo súbito, sorpresivo y no anticipado de la muerte.
    * La violencia, mutilación o destrucción del cuerpo.
    * Si la muerte fue determinada por factores al azar que pudieron haber sido evitados.
    * Las muertes múltiples.

Este tipo de muerte por ser inesperadas usualmente causan un shock doloroso acompañado por inhabilidad para creer lo que ha sucedido y que alguien cercano ha muerto. Este estado de choque sobrecarga las capacidades de reaccionar.

Complicaciones que Pueden Surgir al Enfrentarse a una Muerte Traumática:

    * La capacidad de adaptación del doliente disminuye como consecuencia del evento traumático; este hace que aparezcan múltiples factores estresantes.
    * Nuestra presunción del mundo seguro y predecible se estremece sin preaviso y se alteran o invalidan nuestras creencias y noción de invulnerabilidad.
    * Este tipo de muertes inesperadas no permite realizar un cierre en la relación, es decir, despedirse, resolver algún asunto pendiente, etc.
    * Los síntomas agudos del duelo y choque emocional físico perduran por más tiempo.
    * El doliente reconstruye obsesivamente los eventos y el escenario en que sucedieron, buscando entender esa muerte y obtener control sobre ella.
    * Este tipo de muertes genera grandes culpas y auto-reproches en el doliente, ya que muchas veces quedan discusiones sin resolver o peleas, y se culpan por haber estado lejos del ser querido.
    * Las reacciones emocionales suelen ser más intensos.
    * Aparece el estrés Post-traumático que se manifiesta a través de la intrusión repetida de imágenes y recuerdos trágicos y del incremento de respuestas psicológicas.

Situaciones Traumáticas que Requieren Asistencia Especial:

  1. Muerte accidental:
      Cuando la muerte ocurre en accidentes ya sean de índole natural como son huracanes, derrumbes, terremotos, o los causados por fallas humanas, como son accidentes aéreos, automovilísticos, en barco, etc. Producen en el doliente una serie de reacciones que pueden complicar el proceso de duelo por lo inesperado y traumático del suceso. En muchos casos la muerte accidental, la desfiguración o la ausencia del cuerpo lleva a los dolientes a no querer o no poder ver el cuerpo, sin embargo, se ha comprobado que ver el cuerpo o una parte del mismo ayudará a iniciar el proceso del duelo porque significa la irreversibilidad de la pérdida.

  2. Muerte por homicidio:
      La muerte de un ser querido en un homicidio o asesinato intencional produce en el doliente una serie de sentimientos encontrados. Se experimenta una mayor disonancia cognoscitiva, negación e impulsos asesinos; conflicto con el sistema de valores y de creencias y un distanciamiento del apoyo por el estigma del homicidio. Los supervivientes deben manejar sentimientos de miedo, vulnerabilidad, ira, rabia, vergüenza, culpa, remordimiento y recogimiento emocional.

      La falta de apoyo por la ley y el sistema de justicia criminal y la intromisión de los medios de comunicación también complican el duelo. Los retrasos en la sentencia del asesino, la falta de castigo adecuado para el crimen incrementa los sentimientos de pérdida de control. Cada uno de estos aspectos deben ser trabajados con el superviviente del homicidio.

  3. Suicidio:
      El tema del suicidio es visto como un tabú en nuestra sociedad y cuando éste ocurre estigmatiza no solo a la víctima sino a toda la familia. Los sobrevivientes de un suicidio experimentan una fuerte culpa, reciben menos apoyo da la sociedad y tienen una mayor necesidad de entender porqué su ser querido decidió quitarse la vida. Se experimenta una larga búsqueda de los motivos de la víctima para quitarse la vida, muchas veces se niega la causa de la muerte, se hacen preguntas religiosas sobre la vida después de la muerte de la víctima.

Reacción de Duelo en una Muerte Traumática:

  1. Negación: Se niega la muerte de la persona. La gente parece querer convencerse a sí mismos que su negación es legítima y que la muerte de su ser querido realmente no ha ocurrido.

  2. Interrogatorios: Se busca la razón de la muerte, se oyen comentarios como “Qué fue lo que pasó”, “como murió”. En este punto la causa de la muerte es importante para reconocer la pérdida y se hace muy difícil para muchas personas no encontrar las respuestas.

  3. Rabia: la rabia puede ser indirecta y emocional, las personas pueden patear objetos, golpear las paredes y dar demostraciones de otros actos violentos.

  4. Culpa: las personas empiezan a experimentar culpa por la muerte de su ser querido o la atribuyen a alguna persona o situación. Para los dolientes es necesario lograr culpar a alguien por la muerte.

  5. Desesperación: Se llega a sentir desesperanzado, desamparado y resignado a la muerte de su ser querido.

Cómo Apoyar a Quien Vive una Pérdida Traumática:

    * No le impida desahogarse. El doliente necesita hablar de su dolor, compartir la experiencia, repetir el recuerdo traumático de los hechos, de las últimas horas.
    * Déjelo que se entere, respóndale a las preguntas sobre los detalles de la tragedia, para aceptar la realidad.
    * Déjelo que exprese su dolor libremente; no le imponga estereotipos culturales o patrones familiares que limiten la expresión de su dolor.
    * La rabia, el dolor, la desesperanza, el sentir o imaginar la presencia son normales y no lo condicionan a la locura o a la depresión crónica.
    * Conocer el proceso de duelo y saber qué le espera, facilitan ese proceso.
    * La magnitud del afecto por el muerto no se mide en términos de la duración de la tristeza, intensidad de la reacción o perpetuación de la incapacidad para volver a distraerse o disfrutar.
    * El doliente debería permanecer varios días en su hogar antes de regresar a su ambiente laboral, ya que le permitirá tener tiempo para poder asumir su dolor.
    * La cura geográfica no ayuda. La persona debe regresar a su hogar y allí enfrentar la realidad de la perdida. Ir de viaje mientras no se ha superado el duelo es crear nuevos motivos de inestabilidad. El cambio de residencia debe hacerse cuando la persona se sienta preparada para ello, no como un medio para escapar al dolor.
    * Evadir recuerdos o deshacerse de las pertenencias del muerto “cuanto antes” tampoco ayuda. Es tan perjudicial como la actitud de mantener todo en el mismo lugar, como si nada hubiera sucedido. Se recomienda, si así lo desea, guardar ciertas pertenencias muy significativas de la persona fallecida, ya que nos permitirá volver a ellas para evocar el recuerdo del ser querido. Cuando se sienta capaz de enfrentar el momento, puede deshacerse de las demás pertenencias

No olvides de donde vienes

Las personas piensan con frecuencia que los cirujanos del corazón son las divas de la arrogancia del mundo de la medicina. Pero aquellos que conocen al doctor William DeVries, el cirujano pionero del corazón artificial, no pudieran estar en mayor desacuerdo. – Sus compañeros en el Hospital Humana Audubon en Louisville, Kentucky, describen al doctor DeVries como el tipo de médico que se presenta los domingos sólo para animar a sus pacientes descorazonados. En ocasiones cambia su atuendo, a lo considerado por tradición como un trabajo de enfermera, y si el paciente desea que se quede un poco de tiempo y converse, él siempre lo hace.

DeVries expresa que los amigos son unos “zapatos viejos” que encajan con lo que lleves puesto. A él le gusta ponerse botas de vaquero con su atuendo de cirugía, y a menudo repara los corazones a son de Vivaldi o jazz. Él siempre ha tenido una sonrisa acechando -dice un cardiólogo de Louisville, doctor Robert Gooding-, y siempre busca la forma de mostrarla.

No importa cuán alto subas, nunca olvides que comenzaste el nivel más bajo. Incluso si naciste entre gran fortuna y privilegios, fuiste un bebé indefenso. El verdadero éxito no viene por pensar que has llegado al lugar donde otros deban servirte, sino en reconocer que cualquiera que sea tu ubicación, has llegado a una posición donde puedes servir a los demás.

No le pidas a Dios lo que piensas que es bueno; pídele aquello que Él considera bueno para ti.

Pero el mayor de vosotros será vuestro servidor. Mateo 23:11

www.RenuevoDePlenitud.com

Intervención psicológica en violencia y guerra: ¿Trastorno de estrés postraumáti

Intervención psicológica en violencia y guerra: ¿Trastorno de estrés postraumático o proceso de duelo?

Paulo Daniel Acero Rodríguez.
Psicólogo Universidad Nacional de Colombia. Especialista en Resolución de Conflictos. Master en Integración de personas con Discapacidad. Líder Grupo Investigación Muerte y Duelo en el Contexto Colombiano Universidad Manuela Beltrán. Contacto: danielacero@hotmail.com

El presente artículo es una reflexión sobre la eficacia de la intervención ante un evento violento o de guerra, desde los modelos de ?Trauma? y ?Proceso de Duelo?.

Ponemos en discusión la atención que se hace a la población victima de actos violentos, desde el modelo médico de ?trauma? con base en la cual se acude al esquema de Salud Mental (por oposición a Enfermedad Mental) y en el que se toma a la persona afectada por el evento violento como un ?paciente?  que ha tenido que afrontar una situación externa estresante que toma la condición de traumática y sobre la cual el profesional ha de intervenir como con cualquier enfermo cuya posición es pasiva.

El modelo del trauma

La palabra ?Trauma? ha venido ganando un uso frecuente en nuestro medio, pero particularmente a raíz de las referencias al contexto de conflicto en el que estamos inmersos se la ha relacionado con las condiciones que padecen los individuos afectados por la guerra.

Pérez Sales2 trae a colación cómo el concepto de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) aparece en el DSM III (1982) como resultado de la presión de un grupo de veteranos de guerra norteamericanos que había participado en la guerra de Vietnam y se toma como un conjunto de síntomas que se estiman constituyen una forma de respuesta biológica universal del ser humano ante un hecho traumático. Recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) fue reacia a aceptarlo, haciéndolo solo 12 años después (1994) pues hasta ese momento consideraba estos síntomas como ?Reacción Aguda ante Gran Tensión?.

Sin embargo, aunque como se ve que es un término de reciente aparición, el TEPT es en la actualidad uno de los diagnósticos de preferencia para individuos afectados directa o indirectamente por un evento de guerra, lo cual termina incidiendo en el tipo de atención que se preste a quien así ha sido diagnosticado, atención que siempre tenderá a seguir los patrones del modelo médico y que, como ya se mencionó, puede significar que se trate a la persona como enferma y, en consecuencia no se le atribuya capacidad de participación activa en su recuperación llegando a que se le formulen diversos medicamentos cada vez más de moda como hemos podido constatarlo en nuestra consulta.

Estamos de acuerdo con Derek Summerfield (Director Psiquiátrico de la Fundación Médica para la atención de víctimas de Tortura de Londres) quien afirma que ?no se puede suponer que todos los acontecimientos adversos dejen heridas psicológicas en las poblaciones…? y que por lo tanto ?…no existe base empírica para esta generalización corta de miras que es capaz de distorsionar el debate sobre los costos humanos de la guerra. Es absolutamente crucial volver a afirmar que la angustia o el sufrimiento de por si no son trastornos psicológicos.

Es el tener en cuenta estas reflexiones lo que nos lleva a considerar que no podemos, aquí en Colombia, catalogar en forma general a los afectados por el conflicto armado como individuos que sufren TEPT, pues esta denominación nosológica implica un modelo según el cual lo que hemos de afrontar, los profesionales que nos acercamos a esas comunidades es un trastorno que resultaría del impacto de un estresor que por sus características adquiere esa condición de ser traumático (Fernández Liria y Rodríguez Vega, 2001).

Fernández y Rodríguez3 sostienen, en el mismo sentido, que el modelo de TEPT esta construido sobre la situación frecuente que han vivido los soldados americanos combatientes en Vietnam. Argumentan que ?la idea de que estos excombatientes sufren un trastorno, una enfermedad con sus síntomas (hiperalerta, entumecimiento afectivo, instrusiones y evitación – DSM IV), tiene la ventaja para los veteranos afectados, de conferirles el estatuto de enfermos,… gracias al cual se convierten en víctimas?.

Si observamos bien, de ninguna manera podemos afirmar rotundamente que las respuestas de nuestra población a una toma guerrillera, una incursión paramilitar, una masacre, etc. sean sintomáticas de una enfermedad o un trastorno psicológico sino que se constituyen en una respuesta normal del aparato psíquico a un evento que produce una carga emocional tal que sobrepasa el umbral que tienen para soportar una aflicción.

El modelo de proceso de duelo

Autores como Bowlby y Worden proponen que la consideración de las dificultades que una circunstancia violenta o de guerra como las que hemos referido anteriormente, implican que las personas deban realizar una serie de tareas (se da a los afectados un papel central en su recuperación) que constituyen el trabajo o proceso de duelo.

EL PROCESO DE DUELO

Cuando ocurre una situación de violencia o guerra la totalidad de las víctimas experimentan, como reacción a las pérdidas que esta ocasiona, (vidas humanas, materiales, relacionales, etc) un proceso de duelo que requerirá una intervención desde la psicología la cual permitirá iniciar el proceso de elaboración para restablecer el equilibrio emocional.

Worden4 propone que en ese proceso de elaboración del duelo, los afectados deben concentrarse en el cumplimento de 4 tareas:

1. Confrontarse y Aceptar la realidad de la pérdida.

2. Reconocer y experimentar las emociones que surgen tras la pérdida.

3. Adaptarse a la vida sin la presencia de las personas o cosas que se perdieron.

4. Reinvertir las energías emocionales en un nuevo proyecto de vida que lleve a las persona a concentrarse en la vida y en los vivos.

Si la persona enfrentada a una situación de violencia y guerra no se permite la realización de estas tareas, o no recibe la atención profesional que posibilite su cumplimiento, con certeza se encontrará inmersa en situaciones de tipo patológico como una depresión.

Razones para adoptar el modelo del duelo

Consideramos que para nuestro contexto, el seguir el Modelo del proceso de Duelo es más pertinente y útil por cuanto bajo esta orientación teórica y terapéutica estamos considerando que las reacciones de duelo son una experiencia normal que presentan los individuos ante el acontecimiento doloroso de la pérdida de alguien o algo muy significativo emocionalmente y la necesidad de realizar las tareas de duelo harían necesaria la participación de la ?víctima?, mientras que, en el modelo de ?trauma? se asimila al sujeto en duelo como un enfermo lo cual no deja de evocar la condición de paciente (pasivo).

Quizá sea esta una de las razones por las cuales el trabajo con estas poblaciones se torne lento, largo y con muy pocos resultados positivos en el tiempo. (En nuestra práctica particular no es raro encontrarnos con casos que tras 3,5,7 e inclusive 11 años de haber sufrido la pérdida, aún no han reestablecido el equilibrio psicoemocional y transitan de consultorio en consultorio -en el mejor de los casos- esperando encontrar un profesional que los ?cure?).

Adicionalmente el adoptar el modelo de trabajo de duelo nos coloca en una situación en la que el trabajo no se restringirá a una única pérdida (la última) sino que implicará un proceso en el que se afronten diversas pérdidas a las cuales no se les ha hecho frente, pues dejará, en evidencia posibles pérdidas anteriores no resueltas que se constituyen en sí mismas como obstáculos para resolver las más recientes.

Por otra parte, el modelo de proceso de duelo concebido bajo la propuesta de tareas da la posibilidad de situar y entender la función de distintos elementos (recursos psicológicos, entorno interpersonal, contexto cultural, social, etc) a lo largo de un proceso y es una herramienta preferente para estructurar intervenciones en poblaciones afectadas por eventos de violencia y guerra.

Necesidades de los supervivientes de una situación de violencia

Calderón Ocampo5, en concordancia a lo propuesto por Bowlby, señala los siguientes aspectos como los principales que requiere una persona involucrada en una catástrofe:

1- Comprender lo que pasó de modo que pueda conservar su autoestima y satisfacer su búsqueda de significado (acusarse, sentir ira, superar la negación, etc.).

2- Tener la oportunidad de expresar sus sentimientos (tristeza, ira, pena, desesperación, soledad, ansiedad, abandono).

3- Que se le aliente la expresión emocional (dar palabras al dolor).

4- Que se le escuchen sus pensamientos y planes.

5- Que se le plantee una respuesta social (se deben identificar y alentar los sistemas de apoyo).

Una experiencia tan impactante como un ataque guerrillero o una masacre se verá reflejada en la totalidad del contexto de la vida de quién la sufre en razón de las pérdidas sufridas y el significado específico que ellas tienen. Obviamente que un evento violento cobrará un significado diferente para cada una de las personas que lo vivan (o lo sobrevivan).

Las personas entrarán en una situación que implicará la intervención de múltiples factores que requieren del psiquismo un esfuerzo adicional y que, en palabras de Calderón Ocampo, presentan una compleja conjunción de circunstancias que inciden en las condiciones de salud y enfermedad.

Desde el punto de vista del humanismo, el duelo es un proceso de base emocional, razón por la que tiene que ver con la manera en que las personas dan forma a los acontecimientos que les suceden. Esa forma que se le de a los acontecimientos estaría en directa relación con respecto al conjunto de creencias y valores propios de la cultura.

Así las cosas, el duelo es el proceso con base en el cual quien lo vivencia asume la construcción de sí mismo y del mundo sin el objeto que ha perdido.

En ese sentido el proceso de duelo implicaría poder asignar un nuevo sentido a los elementos (materiales y humanos) con los que la persona ha quedado.

Worden plantea que ese proceso integra cuatro acciones a saber:

1- Construir un mundo sin el objeto perdido.

2- Poder dar un sentido a los sentimientos asociados a la pérdida e integrados a la propia biografía.

3- Reasignar las funciones que estaban asignadas al objeto-sujeto perdido.

4- Recolocar la energía emocional que antes teníamos puesta en el sujeto/objeto perdido, en otras personas u objetos que tengan para nosotros significado.

Es urgente entonces que los terapeutas revisemos algunas ideas y presupuestos profesionales y culturales que rigen nuestra práctica con el propósito de que quitemos el excesivo énfasis en la intervención individual y la tendencia (Deformación académica) a patologizar las reacciones ante las pérdidas que no parecen encajar en un marco que tenemos considerado como normal.

De igual manera, el cambiar la concepción de enfermedad permitirá la estructuración de programas de atención a la población que sean más integrales y más eficientes y eficaces, dejando a un lado el concepto asistencialista que impide que los afectados utilicen todo el potencial que tienen en sí mismos para su recuperación.

Referencias

– Boss, Pauline. La Pérdida Ambigua. Gedisa, México, 2001.

– Bowlby J. La Pérdida Afectiva. Tristeza y Depresión. Buenos Aires, Paidós, 1990.

– Calderón Ocampo, J. ?Los desastres: Reacciones Psicológicas y Psicosociales? en ?la Salud Mental en situaciones de desastre?. Editorial Universidad de Antioquia. 1993.

– Fernández L, Alberto y Rodríguez V. Beatriz. ?Un modelo para la actuación en situaciones de guerra y violencia política. Artículo presentado al Segundo Congreso Virtual de Psiquiatría. En www.psiquiatría.com.

– Macksound, Nora. ?Para ayudar a los niños a hacer frente a las tensiones de la guerra?. UNICEF, Nueva York. 1993

– Pérez, Sales Pau. ?Importancia del concepto de Trauma y sus implicaciones para el trabajo en Salud Mental en violencia Política y Catástrofes?. Artículo en www.psiquiatría.com. II Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2001.

– Worden, William. ?El tratamiento del Duelo. Asesoramiento Psicológico y Terapia. Buenos Aires, Paidós. 1997.

Citas

2 Pérez Sales Pau. ?Importancia del concepto de Trauma y sus implicaciones para el trabajo en Salud Mental en violencia Política y Catástrofes. Articulo en www.psiquiatría.com. II Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2001.

3 Fernández L. Alberto y Rodríguez V. Beatríz. ?Un modelo para la actuación en situaciones de guerra y violencia Política?. Artículo presentado al II Congreso Virtual de Psiquiatría en www.psiquiatría.com.

4 Worden, William. El tratamiento del Duelo. Asesoramiento Psicológico y Terapia. Buenos Aires, Paidós, 1997.

5 Calderón Ocampo, Jorge. ?Los desastes: reacciones psicológicas y psicosociales? en ?la Salud Mental en situaciones de desastre?. Editorial Universidad de Antioquia. 1993 pg. 56.

?CÓMO CELEBRAR FECHAS ESPECIALES SIN ELLOS?

?CÓMO CELEBRAR FECHAS ESPECIALES SIN ELLOS?
PS. PAULO DANIEL ACERO RODRIGUEZ

El Duelo, por tratarse de la respuesta emotiva a una pérdida de carácter emocional, físico o material, altera e incide en todas las áreas en que se desenvuelve el ser humano, lo que hará que cambie el rumbo normal que llevaban los acontecimientos  que  rodeaban a la persona.

El área social, por supuesto, es una de las áreas que más se ven afectadas en quien esta afrontando una pérdida, sucediéndose un fenómeno emocional en dos sentidos:

Uno, en el sentido de quien sufre hacia los demás, pues casi de manera natural y automática la persona tiende a retrotraerse, a aislarse, a encerrarse, pues considera que nadie es capaz de comprender realmente la dimensión de a tragedia que está viviendo.

Otro, en el sentido del circulo social hacia quien ha sufrido la pérdida, pues a raíz de nuestras influencias culturales no es fácil acercarse a quien esta pasando por el proceso de duelo, ya que nos sentimos incómodos al no saber que decir, ni como expresar nuestro pesar, de manera que usualmente tenemos un contacto rápido con la persona y nos alejamos. Adicionalmente, la gente tiende a evitar esos momentos pues se siente vulnerable ya que se confronta con sus propias carencias y temores.

Después de todo, ¿quién quiere estar cerca de alguien cuya conversación es monotemática y que frecuentemente llora?

¿Quién quiere estar cerca de alguien para quien la única persona valiosa era quien murió, pues así lo sienten los demás al verse desplazados emocionalmente y sentirse incluso culpables de no parecerse al difunto?.

Por otra parte, el deudo tiende a adoptar un comportamiento asocial, pues considera que su participación en un evento social que no tenga nada que ver con el ser querido fallecido, se puede constituir en una deshonra a su memoria.

Los deudos tienden a pensar que esta mal el participar de un ambiente alegre y que no deben permitirse reír pues ello equivaldría a traicionar al ser querido, pues reír o tener manifestaciones de alegría, podría implicar como que realmente no se quería tanto al fallecido, o que su partida no nos afectó.

Los deudos entonces, se encierran no solo emocionalmente, sino tambien físicamente y rompen con el circulo social del que comúnmente hacían parte, negándose a participar de cualquier celebración, con el agravante de que ellas, suelen convertirse en un motivo más para recordar al ser querido, por lo cual esos actos tienden a evitarse.   

Las  fechas como los cumpleaños, aniversarios, navidad, etc., son días en que nos enfrentamos con una pesadumbre mayor ya que estas ocasiones son un claro recordatorio de que nuestra vida ha sido alterada para siempre.

Ese día nos recuerda que somos: Viudos, Huérfanos, Padres con hijos muertos, separados.

¿Tengo 2 ó 3 hijos? ¿Soy o no casado? ¿Tengo o no padres?

Sí lo somos, pues la otra persona solo está en otro lugar.

Usualmente cada reunión familiar siempre es un recordatorio del familiar que ya no está.

Esta es una buena ocasión para enfrentar el dolor, en lugar de evitarlo, deje que fluyan los recuerdos.

Es sano pensar en épocas especiales que se compartieron y que generaron felicidad.

Traiga a la mente la celebración de otras navidades, otros cumpleaños, piense qué hizo, qué estaría haciendo en los preparativos, qué le gustaría que hiciéramos.

No tema mirar fotos, recordar sus apuntes, sus ocurrencias, su forma de participar.

En Lugar de perder el tiempo pensando en lo que hemos perdido, en lo que pudo haber sido y ya no será, en lo que hicimos o dejamos de hacer, en lo que ellos hicieron o dejaron de hacer: ¿Porqué no rendir a la persona desaparecida el mayor homenaje posible que consiste en recordar con alegría sus mejores cualidades y los buenos ratos que pasamos con ella?

¿Cuál es nuestro mayor deseo? Es recordarlos, ¿Cuál sería su deseo ahora?
Que les  recordemos.

¿En que manera sobreviven los que han abandonado su cuerpo físico?. En los recuerdos de los demás.

Si nadie se acuerda de ellos, equivaldría a ser como si nunca hubiesen vivido o como si su existencia no hubiera servido para nada.

Imagínese a usted mismo: Si muriera le gustaría que sus amigos y seres queridos lloraran, se entristecieran y cuando hablaran de usted bajaran la voz porque ya su nombre es innombrable?

O le gustaría y le haría feliz que le mencionaran a menudo pero con cariño y afecto e incluso una sonrisa al recordar los ratos buenos que les hizo pasar?

Yo si se lo que preferiría y sin duda es lo menos que podría hacer por otros.

Sin embargo, tenga en cuenta la personalidad de su ser querido. Por ejemplo: Diego y Elena. Fiesta con invitación en su nombre…

Algunos preferirán algo más íntimo y eso esta bien.

A continuación, ofrecemos algunas sugerencias sobre las diversas maneras en que podemos conmemorar y celebrar la existencia de una vida: No se niegue a conmemorar el día.

Realice una reunión familiar, saque las fotografías, que los familiares traigan, las de ellos con el ser querido.

Escríbale una carta: si hay algo que usted hubiera querido decir o preferido no decir, a veces resulta de gran ayuda escribirle al ser querido que ya no está.

Puede ser corta o larga, escrita de una vez o en varios momentos, lo esencial es la franqueza.

El ver los pensamientos propios escritos es de gran valor terapéutico es mejor derramar unas lágrimas en este momento que durar angustiado durante años.

Visualice y hable.

Traiga a mente la imagen del ser querido con el mejor detalle. No se trata de ningún tipo de invocación, solo se trata de hacer una imagen mental como si observáramos una fotografía. Háblele de manera natural y dígale lo que siempre quiso decir. Tenga un momento de silencio, tal vez no escuchará nada pero en su fuero interno sentirá que se están cerrando cosas que habían quedado pendientes, lo cual servirá para atenuar el dolor de la pérdida.

Celebre una ceremonia religiosa.

Los retos, y mucho más los de contenido espiritual siempre ayudan a hacer menos duros estos momentos, si se realizan colocando todo el sentimiento en ellos y no se basan en los recuerdos tristes sino que se centran en los ratos buenos compartidos.

No se trata de hacerle un altar a la persona, pues se debe reconocer que junto a sus aspectos buenos, con seguridad, también tenía aspectos negativos que produjeron conflicto.

En su nombre, preste un servicio a alguien, haga feliz a quien el quería ver feliz, sirva a quien lo necesita y mejor si no le pueden retribuir.

Plante un árbol o unas flores como un acto para conmemorarle, cualquiera que sean nuestras creencias sobre la vida y lo que hay después de ella, el asimilarla a una planta que tiene temporadas en que parece muerta, pero luego renace no deja de levantar el ánimo.

El árbol no muere, ofrece su fruto y luego renace para seguir ofreciendo vida.

?Las tormentas pueden marchitar las flores pero nunca acaban con las semillas?

Encienda una vela.

Independientemente de los credos religiosos o las teorías metafísicas, las velas siempre han revestido un significado especial.

Siempre es muy significativo emocional y espiritualmente el acto de encender una vela y acto seguido dedicar un tiempo a la meditación o a la oración.

Es necesario reconocer que las tradiciones son buenas, pero, en caso, hay que añadir nuevas tradiciones que nos permitan recordar.

Solo cuando comenzamos a recordar el pasado con gozo, alegría y gratitud nos damos cuenta de que nuestra sanidad emocional ha comenzado.

Ellos fueron lo mejor que nos pudo pasar, por eso nos hace falta su presencia.

«Hay que dar al enfermo la información que demanda»

Desde hace cinco años preside el Colegio de Enfermería de Vizcaya, y lo hace por defender la profesión, una profesión que ella, María José García Etxaniz, se toma con una seriedad indiscutible.

-¿Son suficientes tres años para aprender enfermería?

-No. Eso sirve para empezar a andar, pero debemos formarnos continuamente.

-¿Cuántas personas pertenecen al Colegio de Enfermería?

-Unas 6.000 y mayoritariamente trabajan en la pública. Las mujeres somos el 85%.

-Defina el oficio de enfermera.

-Tres ‘ces’: Ciencia, conciencia y compromiso. Ciencia porque debemos tener una formación; conciencia porque es una profesión en la que debemos ser conscientes de con qué estamos trabajando; y compromiso porque estamos comprometidos con la salud.

-¿Por qué hay tantas mujeres?

-La primera cuidadora es mujer, pero está cambiando porque también la sociedad está cambiando.

-¿Desde cuándo se conoce el oficio?

-Florence Nightingale, durante la guerra de Crimea (1854-56), se dio cuenta de que dando los cuidados de una forma variaban los resultados, por ejemplo, usando cataplasmas para las heridas de bala evolucionaban de otra forma.

-¿Cuándo se establecieron los estudios de enfermería?

-En el siglo XIX, aunque inicialmente era gremial. Durante un tiempo no se permitió el ejercicio de la enfermería a las mujeres casadas.

-¿Y eso?

-Era la ley. Duró hasta los años sesenta.

-Antes había muchas monjas.

-Sí, porque los hospitales estaban regidos por religiosas. Tenían muchos conocimientos prácticos pero sin base científica.

-En esta profesión no hay paro.

-No, y hay un déficit grande de matronas. No hay paro pero hay contratos no muy buenos; con mucha movilidad en el puesto.

-¿Cómo se siente una profesional cuando un paciente que ha estado hospitalizado muchos meses recibe el alta?

-Ahora la prestación de cuidados está estructurada de otra forma. Si la hospitalización va a ser larga, se organiza de otra manera.

-¿No hay hospitalizaciones largas?

-Las psiquiátricas, pero ahora se opta por pisos tutelados. Se tiende a que el enfermo esté la menor cantidad de tiempo en el hospital.

-Planteaba el lado humano de la separación de un enfermo a quien se ha tratado durante un largo periodo.

-Depende de cómo ha evolucionado. Si ha sido positivo, te sientes parte importante de ello, porque no son solo los cuidados, también es el trato humano. A veces creemos que lo único que cura es aplicar una medicación. Es incierto. También cura el que yo me dé cuenta de que un día no ha tenido visitas y debo dedicarle más tiempo a hablar que a su cura…

-¿Y cuando se va?

-Me siento reconfortada y después vuelven a visitarnos, porque se ha establecido un nexo mayor que el meramente profesional.

-Tendrán que ser prudentes con eso también.

-Indudablemente.

-¿Dónde está el límite a esa relación?

-Depende de cada cual.

-¿Y cuando esa larga relación enfermera-paciente concluye en muerte?

-También se tiene un duelo, de diferente forma a como lo sufre la familia pero es un duelo. En cierto modo, es un fracaso, porque nuestra función es curar y cuidar.

-A veces no hay fracaso.

-Pero a veces la familia decide no comunicar al enfermo la patología, aunque yo como enfermera creo que lo debe saber.

«Cometemos errores»

-¿Hay alguna circunstancia en la que los profesionales se puedan saltar ese deseo de la familia?

-Si el enfermo es consciente le debo dar la información que me demande.

-¿Si pregunta, hay que contestarle?

-Claro, pero yo no puedo decirle algo que él no quiere saber y algunos no quieren saber.

-¿Cómo lo expresan?

-Plantean que lo que les sucede es pasajero, por ejemplo.

-Pero si no lo es, le tendrán que decir que no.

-Puede serlo la circunstancia concreta o un episodio de una dolencia muy grave.

-No todos los profesionales son tan exquisitos como usted plantea.

-A mi me enseñaron que la exquisitez no se debe dejar nunca de lado, ni como enfermera ni como persona, porque trabajamos con gente que está sufriendo. Cometemos errores y no sirve de disculpa pero trabajamos estresados. La enfermera es una persona cercana y el paciente la respeta y se manifiesta contento con el trato.

-Imagine una unidad de cuidados posoperatorios y las enfermeras discutiendo el turno de vacaciones.

-No lo disculpo, pero para nosotros es una rutina, nuestro lugar de trabajo, y debemos hablar.

-¿Están subordinados a los médicos?

-No, somos complementarios.

-¿Pueden tomar una decisión contra la opinión del doctor?

-Para eso se debe tener mala relación, pero, por ejemplo, la decisión sobre cómo se cuida una herida es mía.

Sobre la depresion

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que para el año 2020, la depresión será la segunda causa de incapacidad del mundo, lo que pone a este trastorno anímico y mental en un lugar bastante preocupante, más si se considera que las consecuencias de sufrirla se hacen papables no solo en la vida personal y profesional, sino que también, en algunos casos, puede terminar en tragedias mayores si se le permite prosperar.

Una definición básica

Según el psicólogo Paulo Daniel Acero, coordinador de investigación en psicología de la Universidad Manuela Beltrán, la depresión podría definirse como un estado de ánimo bajo, en el que existe una sensación de vacío y abatimiento, que no siempre está relacionada con una pérdida (aunque puede estarlo) y en la que a veces no se identifica la razón de esa emoción que está enraizada en el interior de quien la padece.

Por esto existe una diferencia entre tristeza y depresión, que según explica el especialista, se puede ubicar en que en la tristeza esa desazón está más ligada al exterior, a que la persona puede sentir que hay cosas que no la llenan y en que para ella el mundo externo se ofrece como un mundo vacío.

Mientras que la depresión se dirige al interior, pues ya no es el mundo el que se ve vacío sino la persona misma, por lo que es más grave. De la misma manera, la depresión se puede extender en el tiempo y la tristeza, por su lado, puede ser más pasajera.

Clases de depresiones profundas

Este trastorno varía en forma e intensidad, pero se puede decir que existen dos clases de depresión propiamente dicha: reactiva y mayor.

La reactiva es disparada por un suceso definido, como una pérdida (económica, familiar o sentimental) y se presenta en ese mismo momento con una tristeza profunda causada por el hecho; mientras que la mayor, puede aparecer como un sinsabor frente a la vida, que puede surgir sin razón aparente, aunque también puede estar impulsada por una pérdida, solo que a diferencia de la depresión reactiva, la tristeza no llegó de inmediato, sino que pasaron varios meses y se hizo lo que se llama un ‘duelo congelado’, en el que una persona, por ejemplo, vivió el fallecimiento de alguien cercano, pero durante un tiempo no tuvo mayor reacción hasta que un día el ánimo se le cae al piso.

Así también, se puede hablar de depresiones que tienen sus orígenes en la misma biología y que son causadas por deficiencia de ciertas sustancias bioquímicas en el cerebro, por lo que a veces ciertas enfermedades pueden activarla o incluso la herencia puede jugar un papel importante en su aparición.

¿Cómo identificar si se sufre de depresión?

Usted puede sufrir de una depresión profunda si presenta cinco o más de los siguientes síntomas:

* No puede definir la razón por la que se siente triste.
* Lo que antes le causaba placer ya no tiene ningún efecto.
* Su desempeño laboral se ha visto afectado.
* Está irritable o agresivo.
* Ese estado de infelicidad se ha prolongado y ha sido continuo por más de nueve días seguidos.
* El apetito le cambia drásticamente y pueden existir aumentos o bajones de peso considerables.
* Tiene sentimientos de odio a sí mismo y de culpa.
* Prefiere la inactividad y se siente sin energía.
* Se siente sin esperanzas o abandonado.

El tratamiento

Es muy importante tener en cuenta que toda depresión es superable, pues los tratamientos psicoterapéuticos se han convertido en una muy eficaz herramienta para superar estas afecciones.

Además, los medicamentos también han evolucionado bastante en los últimos años, por lo que los pacientes que los requieran (siempre bajo supervisión de un especialista) se podrán apoyar en ellos y en la terapia para salir adelante, por lo que es válido usarlos siempre que un profesional se los aconseje.

Así también, usted podrá ayudarse a sí mismo buscando actividades que lo saquen de la pena, pues es muy importante que no se deje gobernar por la inactividad, de la misma forma hacer uso de terapias alternativas como las esencias florales (que ayudan pero no reemplazan a una terapia formal) pueden darle un impulso.

Pero lo vital es que, ante una tristeza profunda y prolongada, usted no debe permitir que ese estado avance ni esperar a que el tiempo lo cure, sino más bien debe buscar apoyo en los suyos y en los especialistas, pues es a través de ellos que encontrará una salida exitosa para la crisis. Así que si hoy llueve, tenga la seguridad de que mañana amanecerá despejado.

Orientaciones estrategicás para el fortalecimiento de los servicios de enfermeri

Hola a todos

Sería interesante para todos ustedes que entraran en el siguiente enlace:

http://whqlibdoc.who.int/publications/9243562177.pdf  y encontran

Orientaciones estrategicás para el fortalecimiento de los servicios de enfermería y partería 2002 – 2008

esta en formato PDF, lo pueden leer en línea o lo pueden imprimir y conservarlo, o publicarlo, compartirlo, regalarlo, estudiarlo, confrontarlo, en fin tiene un  sin numero de uso que son de gran utilidad para todos.

Se Feliz Siempre…

Lic. Ysrrael Cardozo Castillo
Cranford, NJ USA
I was born to serve, not to be served