Desde hace cinco años preside el Colegio de Enfermería de Vizcaya, y lo hace por defender la profesión, una profesión que ella, María José García Etxaniz, se toma con una seriedad indiscutible.
-¿Son suficientes tres años para aprender enfermería?
-No. Eso sirve para empezar a andar, pero debemos formarnos continuamente.
-¿Cuántas personas pertenecen al Colegio de Enfermería?
-Unas 6.000 y mayoritariamente trabajan en la pública. Las mujeres somos el 85%.
-Defina el oficio de enfermera.
-Tres ‘ces’: Ciencia, conciencia y compromiso. Ciencia porque debemos tener una formación; conciencia porque es una profesión en la que debemos ser conscientes de con qué estamos trabajando; y compromiso porque estamos comprometidos con la salud.
-¿Por qué hay tantas mujeres?
-La primera cuidadora es mujer, pero está cambiando porque también la sociedad está cambiando.
-¿Desde cuándo se conoce el oficio?
-Florence Nightingale, durante la guerra de Crimea (1854-56), se dio cuenta de que dando los cuidados de una forma variaban los resultados, por ejemplo, usando cataplasmas para las heridas de bala evolucionaban de otra forma.
-¿Cuándo se establecieron los estudios de enfermería?
-En el siglo XIX, aunque inicialmente era gremial. Durante un tiempo no se permitió el ejercicio de la enfermería a las mujeres casadas.
-¿Y eso?
-Era la ley. Duró hasta los años sesenta.
-Antes había muchas monjas.
-Sí, porque los hospitales estaban regidos por religiosas. Tenían muchos conocimientos prácticos pero sin base científica.
-En esta profesión no hay paro.
-No, y hay un déficit grande de matronas. No hay paro pero hay contratos no muy buenos; con mucha movilidad en el puesto.
-¿Cómo se siente una profesional cuando un paciente que ha estado hospitalizado muchos meses recibe el alta?
-Ahora la prestación de cuidados está estructurada de otra forma. Si la hospitalización va a ser larga, se organiza de otra manera.
-¿No hay hospitalizaciones largas?
-Las psiquiátricas, pero ahora se opta por pisos tutelados. Se tiende a que el enfermo esté la menor cantidad de tiempo en el hospital.
-Planteaba el lado humano de la separación de un enfermo a quien se ha tratado durante un largo periodo.
-Depende de cómo ha evolucionado. Si ha sido positivo, te sientes parte importante de ello, porque no son solo los cuidados, también es el trato humano. A veces creemos que lo único que cura es aplicar una medicación. Es incierto. También cura el que yo me dé cuenta de que un día no ha tenido visitas y debo dedicarle más tiempo a hablar que a su cura…
-¿Y cuando se va?
-Me siento reconfortada y después vuelven a visitarnos, porque se ha establecido un nexo mayor que el meramente profesional.
-Tendrán que ser prudentes con eso también.
-Indudablemente.
-¿Dónde está el límite a esa relación?
-Depende de cada cual.
-¿Y cuando esa larga relación enfermera-paciente concluye en muerte?
-También se tiene un duelo, de diferente forma a como lo sufre la familia pero es un duelo. En cierto modo, es un fracaso, porque nuestra función es curar y cuidar.
-A veces no hay fracaso.
-Pero a veces la familia decide no comunicar al enfermo la patología, aunque yo como enfermera creo que lo debe saber.
«Cometemos errores»
-¿Hay alguna circunstancia en la que los profesionales se puedan saltar ese deseo de la familia?
-Si el enfermo es consciente le debo dar la información que me demande.
-¿Si pregunta, hay que contestarle?
-Claro, pero yo no puedo decirle algo que él no quiere saber y algunos no quieren saber.
-¿Cómo lo expresan?
-Plantean que lo que les sucede es pasajero, por ejemplo.
-Pero si no lo es, le tendrán que decir que no.
-Puede serlo la circunstancia concreta o un episodio de una dolencia muy grave.
-No todos los profesionales son tan exquisitos como usted plantea.
-A mi me enseñaron que la exquisitez no se debe dejar nunca de lado, ni como enfermera ni como persona, porque trabajamos con gente que está sufriendo. Cometemos errores y no sirve de disculpa pero trabajamos estresados. La enfermera es una persona cercana y el paciente la respeta y se manifiesta contento con el trato.
-Imagine una unidad de cuidados posoperatorios y las enfermeras discutiendo el turno de vacaciones.
-No lo disculpo, pero para nosotros es una rutina, nuestro lugar de trabajo, y debemos hablar.
-¿Están subordinados a los médicos?
-No, somos complementarios.
-¿Pueden tomar una decisión contra la opinión del doctor?
-Para eso se debe tener mala relación, pero, por ejemplo, la decisión sobre cómo se cuida una herida es mía.