El hombre se autorealiza en la misma medida en que se compromete al cumplimiento del sentido de su vida.
“Viktor Frankl – Fundador de la Logoterapia”
El sitio dedicado a la Logoterapia y Análisis Existencial de Viktor Frankl y a la Psicología Existencial Humanista
Ma. Teresa Lemus de Vanek
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Depresión e Instituciones Educativas
Tuesday, March 07, 2006 – Lic. Marcela Arocena y otros
DEPRESIÓN E INSTITUCIÓNES EDUCATIVAS:
ALGUNOS APORTES PARA EL TRABAJO CON DOCENTES
Por: Lic. Marcela Arocena / Ps. Inés Marzaroli / Lic. Mariana Tarragó
INTRODUCCION
La temática que vamos a desarrollar en este trabajo está centrada en la depresión en adolescentes.
La elección del tema surge a partir del importante aumento de suicidios y depresiones que, cada vez más, aparece en la población uruguaya. De cada cinco personas, una sufrirá por lo menos un episodio depresivo en su vida (Publicación de la Universidad de la República, 1997). Según las estadísticas actuales, Uruguay estaría situado en cuarto lugar entre los países subdesarrollados por incidencia de las autoeliminaciones y entre los primeros diez a escala mundial.
De acuerdo con esta última cifra, habría en el país alrededor de 780 suicidios cada año, es decir más de dos por día.
Más allá de ciertas diferencias de números entre las fuentes, hay dos fenómenos incuestionables: el aumento sustancial de los suicidios década tras década, con la característica de que en su mayoría son protagonizados por menores de 30 años.
Es importante aclarar que la depresión es la enfermedad psiquiátrica con más riesgo de suicidio (entre un 10 y un 15%). Existen varias opiniones sobre la significación de los síntomas psiquiátricos en el paciente suicida, aunque la mayoría de las revisiones nos indican que en una proporción del 70%, los intentos de suicidio presentan una condición depresiva que es fácil de reconocer.
Por otro lado, según un informe de la OMS, ?la depresión va en aumento sobre todo entre los trabajadores jóvenes? . Asimismo, sostiene que ?la depresión, la ansiedad y los cambios de humor serán la causa principal de la baja productividad en el mundo en desarrollo a partir del año 2020? (CNNenespañol.com, mayo 1998). Esto indicaría
que la población infantil y joven se ve particularmente afectada por esta patología.
A pesar de la alta prevalencia de la depresión, del total de esta población, sólo un 1,5% consultan a un servicio de salud. Esto podría interpretarse entre otras causas, por la actitud popular de concebirla como una respuesta normal o expresión de ?flojedad de carácter? o ?falta de voluntad? (Publicación de la Universidad de la República,1997).
Por lo expuesto anteriormente nos parece fundamental la formación de los docentes y educadores en esta área. Es a partir de aquí de donde surge nuestra inquietud por aportar algunos conceptos básicos a través de una metodología de taller, para sensibilizar y capacitar a quienes están en contacto directo con adolescentes. Es nuestro interés brindarles algunas herramientas básicas para la detección y prevención del avance de esta patología.
Para la aplicación de este proyecto, hemos elegido una institución privada y católica, de enseñanza primaria y secundaria.
La institución funciona en dos turnos. En el matutino se trabaja a nivel de Secundaria (primer y segundo ciclo); en el vespertino hay preescolar (3, 4 y 5 años) y primaria completa. El total de alumnos que actualmente concurren es de 363. De éstos, 40 son de preescolar, 150 de primaria y 173 de secundaria.
El alumnado del colegio está integrado por hijos de familias de nivel socio-económico medio; muchos son hijos de profesionales o destacados comerciantes y empresarios de la ciudad.
En su proyecto educativo el colegio refiere a tres dimensiones fundamentales en la formación del alumno: la dimensión personal, la comunitaria y la espiritual.
Estas dimensiones se traducen en la formación de ?personas libres, responsables, que tienden hacia la madurez, abiertas a los demás en el amor, el servicio y el perdón, integrándose responsablemente en la comunidad … que acoge el mensaje del Evangelio como respuesta a sus aspiraciones más profundas?.
La propuesta del Colegio define ?a la comunidad educativa como el conjunto de personas que, aunque desde perspectivas diferentes, tienen una misión común: la educación integral de los alumnos?.
II. OBJETIVOS GENERALES
??Generar un espacio de sensibilización, desmitificación e información sobre el fenómeno de la depresión, dirigido a educadores que trabajan con jóvenes en secundaria.
??Promover en ellos una actitud de alerta sobre el tema de la depresión.
??Brindar herramientas básicas para la prevención y el seguimiento del alumno con esta sintomatología dentro de la institución educativa.
III. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
1. Reseña histórica
Teniendo en cuenta que uno de los objetivos que nos planteamos es la desmitificación del tema depresión, nos parece importante realizar una breve reseña exponiendo muy sintéticamente las diferentes concepciones que a lo largo de la historia fue objeto esta patología. Esto facilita la visualización por parte de los docentes del aporte de los diferentes momentos históricos y la influencia actual en los prejuicios y conceptos que se manejan a nivel popular.
?La depresión constituye una de las más viejas y persistentes formas de sufrimiento humano? (Ayuso y Saíz, 1981, 11). Estos autores afirman que la historia de la depresión es la historia de la melancolía. Ya en los siglos V y IV A.C. se hablaba de la melancolía. Citan en primer lugar a Hipócrates, quien en esa época planteaba ?si el miedo y la tristeza perseveran mucho tiempo, hay melancolía? (1981,17). Un mérito destacado de Hipócrates radica en la adscripción de la melancolía a un origen natural.
En el siglo I D.C., Areteo de Capadocia describió la melancolía. Según Ayuso y Sáiz, este autor planteó que ?la melancolía es una alteración apurética del ánimo que está siempre fijo y adherido a un mismo pensamiento. A mi me parece que la melancolía es el principio y una parte de la manía. Mientras que el ánimo de los maníacos tiende al furor y al placer, el de los melancólicos está inclinado a la tristeza y pesadumbre? (1981,18).
En el siglo II D.C., Galeno continuó con el estudio de la melancolía. Este autor descubre, bajo la designación de melancolía, cuadros de morfología ezquizofrénica y junto con Hipócrates, señala una íntima relación con la epilepsia.
En la Edad Media, caracterizada por el pensamiento mágico y la tendencia a la interpretación demonológica de la enfermedad mental, el estado depresivo se nos muestra como consecuencia y casi como castigo de una existencia culpable. En el siglo VII, San Isidro de Sevilla describe los síntomas de la melancolía ?como angustia del alma, alteraciones del ritmo cardíaco, acumulación de espíritus demoníacos en el entorno, ideas de persecución y desesperanza del futuro? (Ayuso y Sáiz, 1981, 19).
En el Renacimiento, momento de transición entre la medicina tradicional y moderna, se generan discusiones y críticas con respecto a las concepciones planteadas en el medioevo. Se vuelve a considerar que las melancolías son producidas por causas naturales. Esta crítica se convierte en sistemática en el período Barroco. Robert Burton
(1577-1640) realiza un aporte muy importante para la historia de la depresión. Plantea una etiología multifactorial, ?reconociendo la existencia de un continuo entre factores psicológicos y no psicológicos, destacando la herencia, la falta de afecto en la infancia y las frustraciones sexuales? (Ayuso y Sáiz, 1981, 20).
Los autores continúan citando a Pinel (1745-1826), quien en la época de la Ilustración define a la melancolía como ?un juicio falso que el enfermo se forma acerca del estado de su cuerpo que él cree en peligro por causas nimias, temiendo que sus intereses le salgan mal? (1981, 20).
En 1819, Esquirol ?es el primero en dar carta de ciudadanía al descenso de humor con pérdida del gusto por vivir como fenómeno patológico en sí mismo; antes de él, la tristeza no acompañada de manifestaciones delirantes patentes podía aparecer como excesiva o inexplicable, pero no salía del campo de la psicología banal y de la moral común? (Ayuso y Sáiz, 1981, 20). En 1896, Kraepelin, en la línea de los psiquiatras franceses, enunció el concepto de locura maníaco-depresiva como una entidad nosológica independiente.
Según estos autores, en la literatura actual, hay cierta insatisfacción por el empleo del término depresión dado que presenta múltiples acepciones: ?un estado de ánimo, un síndrome, un perfil caracterológico y una enfermedad? (1981,22). Se plantea también una discusión sobre la distinción entre tristeza normal y depresión.
Así, la síntesis de Kraepelin sobre los trastornos afectivos bajo el nombre de maníaco-depresivos, dio lugar a una gran variedad de diagnósticos. ?La proliferación de categorías clínicas tiene como base las distinciones entre lo endógeno y lo reactivo, lo psicótico y lo neurótico, lo fisiológico y lo psicológico, y lo vital y lo personal? (Ayuso y Sáiz, 1981, 23). Según Ajuriaguerra, el ?término depresión no posee el mismo sentido para el niño que para el adulto. La depresión infantil no tiene el mismo contenido y representa una experiencia diferente según la edad. Considerada por unos como una fase normal de la evolución, y por otros un fenómeno patológico. Si patológico significa fuera de la norma, no creemos que existan individuos que no hayan presentado períodos depresivos, por lo que algunos autores han intentado, con razón, separar el afecto depresivo de la enfermedad depresiva, el momento depresivo de la forma de ser depresiva, las fases depresivas de los procesos depresivos? (1973, 659).
Según Ayuso y Sáiz, ?En la adolescencia…si bien existe una mayor semejanza clínica con las depresiones del adulto que en las etapas anteriores, no se pueden aplicar para su análisis e interpretación las referencias de los trastornos del humor de la edad madura. Sólo en una minoría de los síndromes depresivos de la pubertad la sintomatología ofrece netamente el perfil depresivo típico? (1981, 221).
2. Adolescencia y depresión
2.1. La adolescencia
La adolescencia es una etapa de crisis que supone el pasaje de la infancia a la adultez. El adolescente pasa por tres duelos fundamentales:
a. Duelo por el cuerpo infantil perdido: el adolescente se ve obligado a asistir pasivamente a toda una serie de modificaciones biológicas. Vive la pérdida de su cuerpo infantil con una mente aún en la infancia y con un cuerpo que se va haciendo adulto.
b. Duelo por el rol y la identidad infantiles: hay una confusión de roles ya que no puede mantener la dependencia infantil ni asumir la independencia adulta.
c. Duelo por los padres de la infancia: figuras idealizadas los sustituyen y el adolescente proyecta en profesores, ídolos, amigos, etc, la imagen paterna. Los cambios psicológicos que se generan, son el correlato de los cambios corporales que se producen en él y que lo llevan a establecer una nueva relación con el mundo.
Por su parte, el mundo de los adultos no acepta fácilmente estos cambios que se van produciendo en el adolescente, ya que los mismos reeditan en los padres ansiedades básicas que habían sido controladas hasta cierto punto. Además, los adultos temen ser cuestionados y criticados por sus hijos.
El adolescente que se caracteriza por ser muy vulnerable, asimila los impactos proyectivos del medio que lo rodea, haciéndose cargo de los conflictos que en él se depositan (se lo responsabiliza de adicciones, delincuencia, etc.). Ante este mundo externo, se siente inseguro y por ello se refugia en su propio mundo seguro y conocido.
Las exigencias que le impone la sociedad, hacen que muchas veces se sienta indigno y carente de valores, lo que lleva frecuentemente a la falta de autoestima.
Otro aspecto que caracteriza al adolescente, es su vivencia de que todas las experiencias son irrevocables y eternas. Siente que todo se ha perdido y que nada puede redimirse, y por consecuencia se deprime. Vive en un mundo en el que le otorga una gran trascendencia a hechos triviales, reaccionando de un modo dramático.
2.2. La depresión en la adolescencia
Este tema resulta de gran controversia entre los diferentes autores, destacándose al mismo tiempo la escasez de información y de profundización en los tratados de depresión y adolescencia.
En esta etapa, período de gran inestabilidad emocional, la incidencia de estados depresivos es muy alta.
En la adolescencia, se configura un sentimiento depresivo, un sentimiento anticipatorio de ansiedad y depresión referida al yo, que lo obliga a aferrarse a precarios estados de identidad. Son microcrisis, microduelos que previenen y preparan al yo ante el peligro de depresiones más severas. Todo esto ocurre con una intensidad muy marcada, que obliga al adolescente a reestructuraciones permanentes externas e internas que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio logrado en la infancia.
La reacción depresiva en estas edades supone que existe una gran inmadurez en relación a la capacidad de duelo y que la hostilidad dirigida hacia los padres, se desvía hacia sí mismo. Las tendencias de autodesprecio se relacionan con el deseo de destruir la imagen idealizada de los padres por quienes se siente traicionado. El adolescente que siente debido a su sentimiento depresivo que es malo, reacciona frecuentemente mediante una conducta antisocial que refuerza su creencia de que no es bueno.
Realiza un verdadero proceso de duelo por el cual al principio niega la pérdida de sus condiciones infantiles y tiene dificultades en aceptar las realidades más adultas que se le van imponiendo, entre las que se encuentran las modificaciones biológicas y morfológicas de su propio cuerpo.
Adopta identidades transitorias que están íntimamente relacionadas con el proceso de separación de las figuras parentales y con la aceptación de una identidad independiente. Sólo perdiendo los aspectos que resultan ya inútiles se pueden integrar otros nuevos dentro de la personalidad.
2.3. Caracterización de la enfermedad
La depresión es una enfermedad que afecta la totalidad del individuo, es invasora y permanente, impregnando toda la realidad del sujeto.
Es importante diferenciarla de la tristeza. La tristeza es un sentimiento normal que se experimenta frente a situaciones adversas, es de corta duración y como responde a situaciones penosas, no constituye una patología. En la depresión podemos reconocer al mismo tiempo síntomas de depresión a nivel somáticos y a nivel psicológico.
Los síntomas aparecen generalmente en forma lenta e insidiosa, como una apatía inespecífica o como un descenso en el rendimiento habitual del individuo. La sintomatología es poco espectacular, pero incapacitante.
Es muy frecuente que la depresión comience con síntomas somáticos, como dolores difusos, de poca precisión topográfica, insidiosos, o como una fatiga que se prolonga en el tiempo y que no está de acuerdo a la actividad que desarrolla la persona. Otras veces, la depresión comienza con síntomas psicológicos poco precisos, como sentimientos de inseguridad, inutilidad, falta de ganas de vivir, pesimismo, evolucionando, a veces en meses, hasta el cuadro completo que motiva la consulta.
Para explicar cómo se expresa la depresión en las diferentes esferas psicobiológicas del individuo, nos basaremos en el planteo realizado por el Dr. Lista Varela (trabajo publicado en : www.smu.org.uy), quién realiza una separación artificial de las mismas en cinco grandes áreas: afectividad, motivación e interés, pensamiento, comportamiento y funcionamiento físico.
Afectividad:
La depresión se caracteriza por presentar un estado emocional triste, lo que se denomina humor triste. Este se manifiesta a través de una tristeza profunda, desgano, desinterés por las tareas habituales, embotamiento afectivo y desesperanza. Hay que tener en cuenta que ?la tristeza del adolescente tiene mucho de decepción por tener que enfrentar con una realidad que se aparta mucho de lo imaginado? (Monedero, 1982, 314).