Respaldo de material de tanatología

RIESGO PARA CÁNCER DE PRÓSTATA

RIESGO PARA CÁNCER DE PRÓSTATA

Con el simple hecho de ser hombre, usted corre el riesgo de padecer cáncer de próstata, sin embargo existen otros factores que pueden aumentar el riesgo como:

Edad: Se ha observado que este tipo de cáncer se presenta con mayor frecuencia en hombres mayores de 55 años.

Estatura: Este factor de riesgo aún se encuentra en investigación, sin embargo se ha observado mayor incidencia de cáncer prostático en personas con mayor estatura, una de las razones es que puede deberse a un rápido crecimiento celular durante la infancia, lo que se relaciona con cambios en la estructura genética de las células del cuerpo, las que pueden transformarse en cancerosas.

Dietas abundantes en grasas animales y pobres en alimentos de origen vegetal: Existe un incremento en la incidencia de cáncer en personas que basan su dieta en grasas animales, esto se ha relacionado con alteración de niveles hormonales debido al metabolismo de las grasas.

Referente a la pobre ingesta de alimentos vegetales, se ha observado que la deficiencia de antioxidantes en el organismo obtenidos a través de estos alimentos, puede predisponer al desarrollo de células cancerígenas.

Antecedentes familiares: Debido a aspectos genéticos, se ha observado que las personas que han tenido familiares directos (padres, hermanos) con cáncer, presentan mayor predisposición a desarrollar esta patología.

Raza: Se ha observado que este tipo de cáncer es más común en la raza afro americana y que la raza con menos incidencia es la asiática; esta tendencia se ha relacionado con los hábitos de alimentación y sus niveles hormonales.

USTED DEBE ACUDIR INMEDIATAMENTE A SU MÉDICO SI:

Presenta disminución del chorro miccional, orinando a gotas, o con debilidad del flujo urinario.

Tiene necesidad frecuente o urgente de orinar.

No haber orinado en un lapso de 1 ó 2 días.

Si tiene fiebre, vómito o escalofríos.

“Tiene dolor en los costados o en la espalda”.

Si la orina es de color turbio.

Si hay sangre en la orina (hematuria)

CUÍDATE.

Investigadores descubren posible vínculo virus y cáncer próstata

Investigadores descubren posible vínculo virus y cáncer próstata
Sábado 25 de Febrero de 2006
13:13
EFE

SAN FRANCISCO.- Un equipo de investigadores norteamericanos ha informado sobre la posibilidad de que una infección viral esté vinculada con el cáncer de la próstata, en lo que se considera un importante hallazgo para la comunidad científica.

Eric Klein, un especialista en cáncer de la próstata, presentó ayer los resultados de la investigación durante un simposio de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica en San Francisco (California).

Al parecer, los investigadores de la Universidad de California en San Francisco (UCSF) encontraron un nuevo virus dentro de los tumores de pacientes con cáncer de próstata, utilizando el mismo tipo de tecnología que contribuyó al descubrimiento del virus del Síndrome Respiratorio Agudo y Grave en 2003.

Aunque el descubrimiento marca un hito importante en las investigaciones del cáncer de próstata, los investigadores reconocieron que este nuevo virus sólo ha sido detectado en un pequeño porcentaje de tumores en ese órgano.

“Hace diez años, las investigaciones indicaban que ciertos genes predisponen a algunos hombres al cáncer de próstata”, dijo Klein.

La investigación

Hace año y medio, Klein comenzó a colaborar en la búsqueda e investigación del nuevo virus junto con los doctores Joseph DeRisi y Don Ganem, dos investigadores de UCSF.

El nuevo virus, denominado “XMRV”, fue encontrado en hombres que carecían de un gen que produce un químico especial para combatir ciertos tipos de virus.

Eso hizo pensar a Klein y al resto de los investigadores en la posibilidad de que el virus en cuestión -relacionado con un microbio que causa cáncer en ratones- posiblemente aproveche la ausencia del gen para atacar a la próstata.

Los investigadores advirtieron de que se requerirán más estudios para determinar si el nuevo virus juega un papel clave en el desarrollo del cáncer de próstata o si sólo es un microbio común en ese tipo de tumores malignos.

Fuente: http://www.emol.com/noticias/internacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=212040

PRIMER TRATAMIENTO COMPLETO POR VÍA ORAL PARA CÁNCER DE MAMA Y PULMÓN.

PRIMER TRATAMIENTO COMPLETO POR VÍA ORAL PARA CÁNCER DE MAMA Y PULMÓN.

Con la introducción en el mercado local de Navelbine Oral (vinorelbine), los enfermos de cáncer de mama y pulmón pueden acceder por primera vez a tratamientos totalmente orales en lugar de intravenosos. Esta novedad, aportada por el laboratorio farmacéutico francés Pierre Fabre, abre una nueva perspectiva para todos aquellos pacientes que pasan a veces horas recibiendo baterías de drogas de administración endovenosa, y también para aquellos que por razones de edad, morfología o deterioro ya no las podían recibir por esa vía. El lanzamiento reafirma la estrategia innovadora de Pierre Fabre en su afán por acercar alternativas que mejoran la calidad de vida.

Obviamente, la administración por boca simplifica considerablemente la difícil situación, no sólo para el paciente, sino también en términos de administración y gestión hospitalaria. Asimismo, se destaca la buena absorción gástrica y la baja toxicidad de esta formulación que produce, además, escasa caída de cabello. En rigor, los pacientes oncológicos son tratados con baterías o combinaciones de diferentes drogas. Pocos años atrás, comenzó a comercializarse en Argentina el Capecitabine oral para el cáncer de mama que se continuaba complementando con prescripciones endovenosas. A partir del lanzamiento de Navelbine Oral, se genera la alternativa de que todo el tratamiento se administre por boca. En tanto, para el cáncer de pulmón puede ser usado como monodroga con resultados probados.

La droga en cuestión, Vinorelbine, se obtiene de la planta Vinca Rosea. De 1.250 kilos de hojas de esa planta se consiguen sólo 100 gramos de principio activo. El Laboratorio Pierre Fabre produce alrededor de 60 kilos anuales en su planta de Gaillac (Francia). Sólo en Argentina, se detectan por año, alrededor de 104 mil nuevos casos de cáncer. De ellos, 12 mil son de mama y 7 mil de pulmón. En cuanto a la mortalidad, es del 18 % en cáncer de pulmón y del 8% en cáncer de mama. En paralelo, el laboratorio realiza actualmente estudios clínicos a nivel internacional, ya en fase 2 con una nueva droga, “Vinflunina?, para cánceres de mama, pulmón y vejiga. Cabe destacar que en el mismo participan investigadores de Argentina colaborando con otros de Europa y Estados Unidos.

http://www.portalesmedicos.com/noticias/enfermedades_pulmonares_intersticiales_0605008.htm

EL ONCÓLOGO NO DEBE OLVIDAR EL FACTOR PSICOLÓGICO DEL ENFERMO

EL ONCÓLOGO NO DEBE OLVIDAR EL FACTOR PSICOLÓGICO DEL ENFERMO

El enfermo con cáncer no padece sólo dolor físico. También sufre temor frente a lo que le va a pasar, lo que puede llevarle a un peor pronóstico.

El médico que ignore esta faceta no estará tratando adecuadamente al paciente, que requiere un cuidado integral. “Es fundamental que el médico no olvide el aspecto integral de la persona, que no sólo supone el dolor físico sino los aspectos psicológicos, emocionales y espirituales. Con el cáncer el sufrimiento no es sólo físico”, ha dicho José Luis Guinot, jefe clínico de Oncología Radioterápica del Instituto Valenciano de Oncología.

El cáncer es una enfermedad paradigmática por el miedo que genera y el sufrimiento que supone. Uno de los factores que influyen tanto en la aparición del cáncer como en la recuperación son las defensas. Pero esta inmunidad viene marcada no sólo por aspectos físicos sino también por los emocionales. “Diversos estudios han demostrado que el estrés crónico agota las defensas y hace más fácil que el paciente pueda desarrollar una enfermedad grave e incluso cáncer, mientras que el estrés agudo estimula las defensas porque va acompañado de momentos de descanso y de recuperación. Además, se ha comprobado que pacientes con baja inmunidad y situaciones depresivas tienen menor capacidad de defensa y más problemas para responder a los tratamientos”, ha señalado Guinot.

Temor profesional: El cáncer provoca temor incluso entre algunos profesionales: “Nos enfrentamos a la posibilidad de la muerte, a veces en personas jóvenes y de manera imprevisible”. Hay médicos “que no tienen la capacidad de responder a las preguntas fundamentales que uno se cuestiona ante la vida y la muerte, y entonces necesitan poner una barrera. La primera es la mesa y usar términos médicos complicados para describir lo que le ocurre al enfermo. Si alguien se atreve a preguntar, se usan palabras enrevesadas para conseguir que el paciente se calle y no se atreva a opinar más. Es como un distanciamiento que nos permite que no nos afecte tanto cuando las cosas vayan mal”. “El tratamiento integral del cáncer ha de contemplar el aspecto psicológico. No obstante, aunque el enfermo empeore, no se puede considerar como un fracaso completo. No podemos curar a todos los pacientes. Si ese fuera nuestro objetivo nos veríamos frustrados en nuestra vocación”. Guinot ha señalado que “hemos de curar a todos los que podamos y, en caso de enfermedad avanzada, tratar de paliar los síntomas”. Además, se debe tener presente “el acto médico de consolar, una cuestión que muchas veces se olvida”. En su opinión, los facultativos están convirtiéndose en muchos casos en médicos científico-técnicos, lo cual hace que olviden aspectos humanos o psicológicos.

Esperanza: “Todos los profesionales sanitarios deberían transmitir al paciente que siempre hay algún motivo para mantener la esperanza. Además, el médico debe cuidar de forma especial su relación con los enfermos explicando el caso en particular y tranquilizando a cada persona dándole, ánimos”. Aunque esta humanidad está presente en muchos de los servicios de los centros sanitarios, el oncólogo ha reconocido que “a veces queda apagada por problemas de exceso de trabajo”.

Cuidado virtual: Las nuevas tecnologías pueden llevar al facultativo a alejarse del trato con el enfermo. Las pruebas clínicas que se realizan para verificar un diagnóstico no deben olvidar que lo que está al otro lado es una persona que siente y que sufre. Ignacio Petschen, jefe de servicio de Oncología Radioterápica del Hospital La Fe, de Valencia, y fundador de la Asociación Española de Radioterapia y Oncología, ha señalado que “en la actualidad se realiza tratamiento por el método virtual, sin el paciente. Se usan pruebas clínicas -placas, resonancias…- y el enfermo está más distante. Predominan los aspectos tecnológicos y el cuidado se fundamenta en la racionalidad. Se persigue el rigor científico de resultados clínicos para ofrecer los mejores resultados y esa dedicación a los aspectos racionales hace que se olviden los aspectos psicológicos, que también tienen importancia”.

Centrado en el paciente: José Luis Guinot es uno de los fundadores de la Asociación Víctor E. Frankl, que rinde homenaje al médico psiquiatra vienés que ejerció su profesión en la vertiente psicoterapéutica y desarrolló el análisis existencial situando su aportación fundamental sobre el sentido último del sufrimiento. La organización está compuesta de profesionales de distintas ramas (psicólogos, médicos, diplomados en enfermería, maestros, pedagogos, psicopedagogos…). Guinot ha escrito el libro Entre el miedo y la esperanza, una obra que analiza los pasos que tiene que superar el paciente oncológico -diagnóstico y tratamiento- con una visión centrada en el enfermo.

Enrique Mezquita. Valencia DIARIO MÉDICO.COM

APRENDER A VIVIR CON MI MUERTE…

PUBLICADO: Claudia Altamirando -El Universal Martes 27 de junio de 2006

Para una mujer como Alicia, inquieta, independiente, vanidosa y siempre muy alegre, el tumor en su garganta significó el fin de la vida que conocía hasta entonces, para dar paso a la dependencia, el encierro, el silencio, la depresión Un diagnóstico de cáncer que no va acompañado de muchas esperanzas de vida es algo tan trágico, que quien lo recibe empieza a morir anímicamente desde ese momento. Para una mujer como Alicia, inquieta, independiente, vanidosa y siempre muy alegre, el tumor en su garganta significó el fin de la vida que conocía hasta entonces, para dar paso a la dependencia, el encierro, el silencio, la depresión. Maestra de biología en todos los niveles educativos, Alicia trabajó hasta el 25 de enero pasado, pues el tumor, descubierto apenas en octubre de 2005, sería extirpado en febrero. A partir de entonces, la obvia protección de su familia la cercó: no puede decidir sobre su ropa, su comida ni sus horarios. Su aspecto también cambió, ha reducido dos tallas y su voz, que fue siempre su instrumento de trabajo y su pasión, sale con mucha dificultad. ?Entre las muchas cosas que se piensan, a veces pensaba que podía ser un reclamo de la vida por algo… en mi caso yo pensé que mi exceso de vanidad y el ser tan libre y no detenerme ante nada?, confiesa la maestra, quien, a petición de su hermana, inició un tratamiento tanatológico que le ayudara a asumir su enfermedad. ?Junto con el doctor he llegado a la conclusión de que la vida es un ciclo que se puede terminar en cualquiera de sus etapas. Que no necesariamente tener esta enfermedad es un castigo, que tampoco hay que padecerla como un estigma sino tomarla como la oportunidad que nos dan para concluir lo que podíamos tener por ahí?, señala Alicia.

Y es que aceptar la muerte ?propia y ajena? como algo normal es imposible, pero aprender a vivir con ello puede requerir de ayuda profesional. De acuerdo con Mario Guerra, presidente de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología de México, el 62% de las personas que sufren una pérdida podrán superarlo con tiempo y apoyo familiar, pero el otro 38% requerirá de la ayuda de una terapia tanatológica. Del griego tanathos, la tanatología es la ciencia que estudia la muerte y el objetivo de su terapia es ?que el evento doloroso de la muerte sea amortiguado por un proceso de aceptación de un ciclo natural de la vida?; evitar que el duelo se convierta en una sicopatología y permitir, en un tiempo razonablemente corto, la reintegración a una nueva vida. Son candidatos a este tratamiento quienes desarrollan relaciones codependientes o apegos excesivos, así como relaciones ambivalentes (donde en un momento se llevan muy bien y en otro muy mal), pues se desarrollan culpas por los malos momentos, que no dejan llevar a cabo el proceso de forma sana. También pueden requerir ayuda quienes sientan culpas excesivas alrededor de la persona fallecida o en los casos de muerte repentina y trágica. Sin embargo, esta terapia no sólo es aplicable en casos de muerte, sino a cualquiera que haya sufrido una pérdida, ya sea de un familiar, una mascota, una casa o un miembro del cuerpo, ?cualquier pérdida que genera alguna angustia o estrés, puede recibir tratamiento tanatológico?, señala el presidente de la SEIT en México. Duelo complicados A decir del doctor Guerra ?quien actualmente atiende a Alicia?, un proceso de duelo normal puede llevar de uno a dos años, pero es variable: si fue muerte natural, un año; si fue muerte repentina, dos años, y si se conjuntan varias agravantes, hasta tres años. Después de ese periodo, se habla de un duelo que podría derivar en patologías, por lo que requiere de este tratamiento. ?Un duelo no sano es cuando, después de un año de la muerte, el deudo sigue recordando al muerto como el primer día. Sigue hablando, de él y el llanto sigue descontrolado o no puede ni mencionar su nombre. La terapia es para que el deudo aprenda a vivir en un mundo donde el otro está ausente. Es para recolocar emocionalmente al fallecido, es decir, que ya no lo percibas como algo externo, sino algo que ya vive dentro de ti?. Guerra advierte que un tratamiento tanatológico debe ser voluntario, nunca forzado y lo mejor es iniciarlo a un mes del fallecimiento, pues intervenir en el duelo de las personas antes puede ser contraproducente. El tanatólogo puede detectar, seis meses después de la muerte, si ese proceso de duelo es normal o no, basándose en los predictores de duelo complicado: que muera el sostén o la pareja de un adulto mayor; muerte de la madre para un menor (de 11 años si es niña, 18 años si es niño); ausencia de cadáver; muerte accidental y/o repentina y cruenta; que los deudos sean mujeres solas con niños pequeños. En esos casos, se debe aplicar una terapia que consiste, básicamente, en cuatro etapas: aceptar la pérdida, expresar las emociones por cualquier vía (llanto, rabia, aislamiento, silencio), recolocar emocionalmente al fallecido (interiorizarlo, no verlo más como algo externo) y finalmente, aprender a vivir en un mundo donde el fallecido está ausente. ?No se trata de simplemente hacer llorar, porque no todas las personas reaccionan igual (…), puede ser contraproducente?, precisa el psicólogo. ?Cuando un miembro de la familia que sufrió una pérdida no llora, no es recomendable obligarlo a llorar, nunca funciona. Lo recomendable es apoyarlo, que todos hablen de su dolor y el otro, de forma natural, empezará a expresar sus emociones. Educar para la vida y para la muerte Para lograr una mejor superación de una pérdida, señala la SEIT, se debe educar en la vida y en la muerte; abordar este tema con los niños sin mentir ni crear fantasías. Para tener un concepto sano de muerte debemos comprender el concepto de universalidad (todos morimos), que la muerte no es lineal (pueden morir niños o ancianos) y que es definitiva e inevitable. ¿Es posible ver la muerte de una forma natural? ?No. El ser humano ve a la muerte como algo ajeno, externo y agresivo. Todos tenemos miedo naturalmente a morir. La emoción se instala. Cómo reaccionas ante ello, esa es la diferencia. El duelo es un proceso, no un estado; no ?estás? en duelo, estás llevando un proceso de duelo?. Así como la tanatología enseña a llevar una nueva vida sin la persona que falleció, a quienes han sido desahuciados o tienen pocas esperanzas de sanación, se les ayuda a vivir una nueva vida con su enfermedad, donde son personas distintas que no deben obsesionarse con volver a ser como fueron antes. ?Aspirar a volver a la vida de antes es algo utópico, porque ya perdiste una parte, tienes que volver a reestructurar, replantearte, pero para eso tienes que replegarte, quedarte un poco atrás y ver como está el panorama, reposar un poco la pérdida y entonces replantear las cosas; porque la muerte te tumba todo, te tira tu mundo de constructos, de certezas, la muerte lo cambia todo?.

La nueva Alicia A pesar del corto tiempo que ha llevado su terapia, Alicia ha asumido su nueva vida y se muestra dispuesta a vivirla: ?Quiero aprender a ser ?esta Alicia?, con esta cara, con este cuerpo debilitado. Tengo todos mis recuerdos pero no me lastiman, yo veo mi vida pasada como un regalo. Ahora soy la segunda Alicia?, sentencia. La maestra, de 60 años, reconoce que fue hasta que enfermó, cuando se dio cuenta de lo feliz que ha sido durante toda su vida; con una familia que la apoya, alumnos que la reconocen y aprecian y un esposo que, pese a haber llegado a su vida hace apenas 5 años, ha sido ?su ángel?. Ahora, ha aprendido a esperar y aceptar; desea tener tiempo suficiente para agradecer a todos los que la han cuidado, ?pues hay gente que muere sola?. Alicia no sabe si su enfermedad avanzará o si podrá superarla, pero ?si la libra?, dice, escribirá un libro. En tanto, se siente tranquila ?y quiero que ese momento llegue así, tranquila?.

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ELEMENTOS ATADOS AL CÁNCER

ADEMÁS DE LA EDAD, SE HA COMPROBADO QUE EXISTE UNA SERIE DE FACTORES GENÉTICOS, AMBIENTALES E INFECCIOSOS QUE INCIDEN EN LA APARICIÓN DE ESTE MAL

Después de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer representa la cau sa principal de mortalidad y morbilidad. Además de la edad, se ha comprobado que existen una serie de factores genéticos, ambientales e infecciosos que incrementan el riesgo de desarrollar cáncer. La historia familiar es un factor importante. Algunas familias tienen un riesgo más alto de desarrollar ciertos tipos de cáncer que otras. Por ejemplo, el riesgo de desarrollar el cáncer de mama en la mujer aumenta de 1.5 a 3 veces si la madre o la hermana tuvieron ese tipo de cáncer. Algunos tipos de cáncer de mama están ligados a una mutación genética específica más frecuente en algunos grupos étnicos y en algunas familias. Muchos otros, incluyendo de piel y de colon tienden a afectar también a familias enteras.

Las personas con anomalías cromosómicas tienen un riesgo mayor de padecer cáncer. Por ejemplo, aquellos pacientes con el síndrome de Down tienen de 12 a 20 veces más riesgo de desarrollar leucemia aguda. Personas con historial familiar de cáncer o desórdenes cromosómicos tienen que estar más pendientes a sus evaluaciones médicas periódicas y a cambios repentinos en sus cuerpos.

Los factores ambientales pueden también incrementar el riesgo de contraer cáncer. Uno de los más importantes es el tabaco, ya que incrementa de forma sustancial el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, boca, laringe y vejiga, entre otros. La exposición prolongada a la radiación ultravioleta, sobre todo la que proviene del sol, predispone al cáncer de piel. La exposición de los mineros a ciertos elementos, tales como el uranio está vinculado al desarrollo del cáncer de pulmón. La exposición al asbesto puede causar cáncer de pulmón y mesotelioma (cáncer de la pleura). El cáncer es aún más frecuente en los fumadores que han sido expuestos al asbesto.

El riesgo de cáncer también varía de acuerdo con el lugar donde se vive. El riesgo de cáncer de colon y mama es bajo en Japón, pero aumenta en los japoneses que han emigrado a Estados Unidos y llega hasta a igualar al del resto de la población americana. Los japoneses tienen porcentajes muy elevados de cáncer de estómago. Sin embargo, la incidencia es más baja en los japoneses nacidos en Estados Unidos. Esta variación geográfica en el riesgo del cáncer depende probablemente de muchos factores: una combinación de genética, dieta y medio ambiente.

La dieta es otro importante factor de riesgo de cáncer, particularmente del sistema gastrointestinal. Una dieta con alto contenido en fibras reduce la probabilidad de desarrollar cáncer de colon. Una dieta con alto contenido en alimentos ahumados y picantes incrementa la probabilidad de desarrollar cáncer de estómago. Las evidencias actuales sugieren que con una dieta en la cual menos del 30% de las calorías proviene de las grasas, se reduce el riesgo de cáncer de colon, de mama y posiblemente también de próstata.

Personas con alto consumo de alcohol tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de esófago. Se conocen varios virus que provocan cáncer en los seres humanos y se sospecha de varios otros. Por ejemplo, el papilomavirus que causa verrugas genitales es probablemente una causa del cáncer cervical en las mujeres. El citomegalovirus causa el sarcoma de Kaposi. El virus de la hepatitis B puede causar cáncer de hígado. En África, el virus Epstein-Barr causa el linfoma de Burkitt y en China, causa cáncer de nariz y faringe.

Algunos retrovirus humanos, como el virus de la inmunodeficiencia humana, causa linfomas y otros tipos de cáncer de la sangre. Algunos parásitos como es el caso del Esquistosoma (Bilharzia), que puede causar cáncer de vejiga por la irritación crónica de ésta. EDAD La edad es un factor importante en el desarrollo del cáncer. Algunos tipos de cáncer, como el tumor de Wilms, la leucemia linfática aguda y el linfoma de Burkitt afectan casi exclusivamente a la gente joven. La razón por la cual aparecen en los jóvenes no se conoce bien, pero la predisposición genética es uno de los factores. Sin embargo, la mayoría de los tipos de cáncer son más comunes en la gente mayor.

Muchos de ellos, como los de próstata, estómago y colon, tienen más probabilidad de aparecer después de los 60 años. En los países desarrollados, más del 60% de los tipos de cáncer se presenta en personas de más de 65 años. El riesgo de desarrollar cáncer se duplica cada 5 años después de los 25 años. El aumento del porcentaje de cáncer en la población es probablemente debido a la combinación de una creciente y prolongada exposición a carcinógenos, asociado a un sistema inmunológico debilitado.

CARLOS JIMÉNEZ – El autor es director del Presby Wellness & Fitness Center, de los laboratorios de medicina nuclear del Ashford Presbyterian Community Hospital y del Centro Cardiovascular y de PET-CT de San Patricio MRI & CT Center; Especialista en medicina interna, deportiva y nuclear.

La amistad tiene un sorprendente poder curativo

La amistad tiene un sorprendente poder curativo
Lo dice el autor del best seller La inteligencia emocional

NUEVA YORK.? Un querido amigo estuvo luchando contra el cáncer durante la última década o más. Incluso, con una demoledora mezcla de quimioterapia, radiación y todo el resto de las necesarias indignidades oncológicas ha seguido viviendo, a pesar de los graves pronósticos que sostenían lo contrario.

Mi amigo era ese tipo de profesor que sus estudiantes recuerdan con cariño: no sólo los inspiraba durante la clase, sino que además se preocupaba genuinamente por ellos, por sus estudios, su progreso en la vida, sus miedos y esperanzas. Un amplio círculo de ex estudiantes se contaba entre sus mejores amigos. El y su mujer siempre le daban la bienvenida en su hogar a una corriente constante de visitantes.

A pesar de que nadie pudo probarlo nunca, sospecho que uno de los muchos ingredientes que contribuyeron a su longevidad fue ese flujo de gente que lo quería.

Investigaciones en el campo de las conexiones entre las relaciones afectivas y la salud física establecieron que la gente con una rica red de amistades personales ?gente que está casada, que posee una buena relación con su familia y amigos, que tiene participación activa en grupos sociales y religiosos- se recupera más rápidamente de las enfermedades y vive más. Pero ahora el emergente campo de las neurociencias sociales, que estudian cómo actúa el cerebro de las personas cuando éste interactúa con otros, agrega a esta información una pieza que estaba faltando.

El descubrimiento más importante fue el hallazgo de “neuronas espejo”, una clase de células cerebrales ampliamente dispersas que operan como “redes neuronales inalámbricas”. Las neuronas espejo rastrean el flujo emocional, el movimiento e incluso las intenciones de la persona con la que estamos, y reeditan en nuestro propio cerebro el estado detectado, al alborotar en él las mismas áreas que están activas en el de la otra persona.

Contagio emocional

Las neuronas espejo ofrecen un mecanismo neuronal que explica el contagio emocional, esto es, la tendencia de una persona a adoptar los sentimientos de otra, particularmente cuando éstos se expresan de manera vehemente. Esta conexión de cerebro a cerebro también puede funcionar respecto de los sentimientos de compenetración que, según los descubrimientos de investigaciones, dependen en parte de sincronizaciones extremadamente veloces de la postura, el ritmo vocal y los movimientos de las personas mientras éstas interactúan.

En resumen, estas células cerebrales parecen permitir la orquestación interpersonal de cambios fisiológicos.

Semejante coordinación de emociones, reacciones cardiovasculares o estados cerebrales entre dos personas ha sido estudiado en madres con niños, en matrimonios e incluso entre gente que se reúne.

Al revisar décadas de este tipo de información, Lisa M. Diamond y Lisa G. Aspinwall, psicólogas de la Universidad de Utah, ofrecen el término “unidad de regulación psicobiológica mutua” para describir la fusión de dos psicologías discretas en un circuito conectado. Hasta el momento en que esto ocurre, afirman Diamond y Aspinwall, la cercanía emocional permite a la biología de una persona influir en la de otra.

John T. Cacioppo, director del Centro de Neurociencia Cognitiva y Social de la Universidad de Chicago, hace una propuesta paralela: el estado emocional de nuestras relaciones afectivas principales posee un impacto significativo en nuestro diseño general de la actividad cardiovascular y neuroendócrina. Esto expande radicalmente la perspectiva de la biología y la neurociencia, que de enfocarse en un solo cuerpo o cerebro pasan a observar la interrelación entre dos al mismo tiempo. Vale decir, mi hostilidad hace subir tu presión sanguínea, tu amor hace bajar la mía. Potencialmente, somos los aliados o enemigos biológicos de los otros.

El sugerir, aunque sea de manera remota, que estas interconexiones tienen beneficios para la salud generará, sin duda, revuelo en los círculos médicos. Nadie puede jactarse de contar con información sólida que demuestre un efecto médico significativo de la interrelación de las psicologías.

Al mismo tiempo, ya no hay dudas de que esta misma conectividad puede ofrecer un consuelo emocional con bases biológicas. Más allá del sufrimiento físico, una presencia curadora puede mitigar el sufrimiento.

Un caso significativo es el estudio por imágenes de una resonancia magnética funcional de una mujer que esperaba un electroshock. Cuando soportaba su aprehensión sola, subía la actividad en las regiones neuronales que incitan las hormonas del estrés y también la ansiedad. Como reportó James Coan el año pasado en un artículo en Psicofisiología, cuando un extraño le sostenía la mano mientras esperaba, la mujer encontraba poco alivio. Cuando su esposo le sostenía la mano, no sólo ella se sentía calma, sino que sus circuitos cerebrales se tranquilizaban, revelando la biología del rescate emocional.

Pero tal como bien saben las personas con enfermedades crónicas severas, los seres queridos pueden desaparecer, dejándolos que enfrenten las dificultades en una soledad aislada. El rechazo social activa las mismas zonas del cerebro que generan, entre otras cosas, el dolor físico. Matthew D. Lieberman y Naomi Eisenberg, de la Universidad de California en Los Angeles (en un capítulo de Neurociencia Social: gente pensando en gente , MIT Press, 2005) propusieron que los centros cerebrales del dolor pueden ser particularmente sensibles al destierro social porque la exclusión fue una sentencia de muerte en la prehistoria humana. Afirman que en muchas lenguas las palabras que describen un “corazón roto” a causa del rechazo toman prestado el léxico del dolor físico.

De manera que cuando la gente que se preocupa por un paciente no aparece, puede ser una decepción doble: al dolor del rechazo se le suma la privación de los beneficios del contacto cariñoso. Sheldon Cohen, psicólogo en la Universidad de Carnegie-Mellon que estudia los efectos de las conexiones personales en la salud, enfatiza el hecho de que la familia y los amigos de un paciente hospitalizado ayudan con sólo visitarlo, sepan o no qué decirle.

Mi amigo llegó a un punto en que los doctores ya no saben qué más probar. En mi última visita, él y su mujer me dijeron que entraría en una residencia para enfermos terminales.

Uno de los desafíos, me comentó, sería canalizar el río de personas que quieren visitarlo en el pequeño espacio horario de una semana en el que él todavía tiene energía para verlos.

Cuando dijo esto, sentí que me desgarraba por dentro, y le respondí: “Sabes, al menos es mejor tener ese problema. Hay tanta gente que atraviesa esto sola”.

El guardó silencio durante un momento, pensativo. Luego me contestó suavemente: “Tienes razón”.

Por Daniel Goleman, de The New York Times

Daniel Goleman es el autor del libro La inteligencia emocional

http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=849547&origen=premium

¿Qué es la leucemia mielógena crónica?

¿Qué es la leucemia mielógena crónica?

Luego de recibir el diagnóstico de leucemia mielógena crónica (también conocida como LMC, leucemia mielocítica crónica o leucemia mieloide crónica), es importante entender la enfermedad y las opciones de tratamiento para poder tomar las mejores decisiones tendientes a su atención.

El cáncer aparece cuando las células normales del cuerpo cambian y comienzan a crecer excesivamente. La LMC es un cáncer que afecta a la sangre. Se le llama mielógeno porque afecta a un tipo particular de glóbulo blanco llamado mieloblasto, y se le considera una forma crónica de la leucemia porque el cáncer tiende a crecer lentamente durante un período prolongado.

La LMC es relativamente poco frecuente. Se estima que, en el ámbito mundial, se produce un caso de LMC cada 100,000 personas. La LMC generalmente se diagnostica en adultos de más de 40 años. Esta forma de leucemia rara vez ocurre en la población infantil y es algo más frecuente en los hombres que en las mujeres.

Fases de la LMC
La LMC se produce como resultado de una mutación genética durante la producción de glóbulos blancos.

Las células sanguíneas se inician como células madre en la médula ósea y maduran para convertirse en glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. En las personas que padecen LMC, partes de los cromosomas 9 y 22 se intercambian en un proceso llamado translocación. Uno de los cromosomas anormales resultantes se llama ?cromosoma Filadelfia? y es la característica definitoria de la LMC.

El cromosoma Filadelfia contiene un gen único denominado BCR-ABL que produce una enzima anormal. La enzima BCR-ABL anormal interfiere en la regulación de la producción de glóbulos blancos, lo cual deriva en la producción excesiva de estos glóbulos.

La LMC presenta tres fases distintivas: crónica, acelerada y crisis de blastos.

    * Fase crónica: Durante la fase crónica de la LMC, una cantidad excesiva de glóbulos blancos penetra en el torrente sanguíneo. Estos todavía son glóbulos blancos normales y, en esta etapa de la enfermedad, las personas que padecen LMC generalmente sólo presentan síntomas leves. Aproximadamente el 85 por ciento de los pacientes se encuentran en la fase crónica de la LMC al momento del diagnóstico. En esta fase, la enfermedad generalmente se trata con tratamiento farmacológico administrado por vía oral.
    * Fase acelerada: Durante la fase acelerada de la LMC, la cantidad de glóbulos blancos y células inmaduras, llamadas ?blastos?, aumenta rápidamente en el torrente sanguíneo. Esto ocurre porque la producción de glóbulos blancos en la médula ósea es tan rápida que la salida forzada de los glóbulos hacia el torrente sanguíneo sucede antes de que maduren. Durante esta fase pueden desarrollarse síntomas más evidentes, que incluyen fatiga, dolor abdominal, sangrado, sudoración excesiva, pérdida de peso e infecciones. Durante esta fase, las células anormales son más difíciles de controlar con medicamentos.
    * Crisis de blastos: Durante esta fase, continúa aumentando la cantidad de blastos en el torrente sanguíneo, mientras que disminuye la cantidad de glóbulos blancos maduros y plaquetas. Esto provoca un alto riesgo de sangrado e infecciones. Durante la crisis de blastos, la LMC es muy difícil de tratar.

Diagnóstico de la LMC
Muchos pacientes con LMC no presentarán síntomas evidentes al momento del diagnóstico. La mayoría de las personas recibe el diagnóstico de la enfermedad cuando se someten a análisis de sangre de rutina. El paciente puede presentar un aumento de tamaño del bazo debido a la mayor producción de glóbulos blancos, y posiblemente experimente hipersensibilidad abdominal.

Si los análisis de sangre de rutina hacen sospechar al médico la presencia de LMC, es probable que ordene nuevos análisis. Tener más glóbulos blancos de lo normal y muy poco de los otros tipos de células sanguíneas es señal de LMC. En este momento también se puede realizar una prueba de la médula ósea. Un técnico de laboratorio observará con el microscopio la división de los glóbulos blancos en un proceso llamado prueba citogenética. Si se detecta la presencia del cromosoma Filadelfia, se confirma el diagnóstico de LMC.

Según la fase en que se encuentre la LMC al momento del diagnóstico, usted y su médico pueden analizar las opciones de tratamiento. Una vez que haya comenzado el tratamiento, es importante que usted y su médico controlen el porcentaje de glóbulos blancos que contiene el cromosoma Filadelfia.

Objetivos del tratamiento de la LMC
El objetivo más importante del tratamiento de la LMC es eliminar la mayoría de las células que contienen el cromosoma Filadelfia anormal. El tratamiento exitoso de la LMC permitirá reducir los síntomas de la enfermedad y puede impedir que la enfermedad evolucione.

En la amplia mayoría de casos, el objetivo del tratamiento farmacológico no es la ?cura?. Dicho de otra manera, la enfermedad puede estar bajo control y la cantidad de células con el cromosoma Filadelfia puede disminuir de manera significativa, posiblemente por debajo de niveles detectables. Aun así, no se considera que el paciente se haya ?curado?. Es probable que todavía haya células de leucemia en el organismo. Si se interrumpe el tratamiento farmacológico, es probable que la LMC evolucione.

El tratamiento que tiene más posibilidades de cura es el trasplante de células madre. Sin embargo, debido a los riesgos involucrados en este procedimiento, generalmente se recomienda el trasplante a pacientes más jóvenes que posean un hermano o hermana donante compatible. Debido al hecho de que los tratamientos farmacológicos pueden ser muy exitosos, muchos médicos consideran al trasplante de células madre como tratamiento de segunda línea al cual se debe recurrir si falla el tratamiento con medicamentos.