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¿Qué es la leucemia mielógena crónica?

¿Qué es la leucemia mielógena crónica?

Luego de recibir el diagnóstico de leucemia mielógena crónica (también conocida como LMC, leucemia mielocítica crónica o leucemia mieloide crónica), es importante entender la enfermedad y las opciones de tratamiento para poder tomar las mejores decisiones tendientes a su atención.

El cáncer aparece cuando las células normales del cuerpo cambian y comienzan a crecer excesivamente. La LMC es un cáncer que afecta a la sangre. Se le llama mielógeno porque afecta a un tipo particular de glóbulo blanco llamado mieloblasto, y se le considera una forma crónica de la leucemia porque el cáncer tiende a crecer lentamente durante un período prolongado.

La LMC es relativamente poco frecuente. Se estima que, en el ámbito mundial, se produce un caso de LMC cada 100,000 personas. La LMC generalmente se diagnostica en adultos de más de 40 años. Esta forma de leucemia rara vez ocurre en la población infantil y es algo más frecuente en los hombres que en las mujeres.

Fases de la LMC
La LMC se produce como resultado de una mutación genética durante la producción de glóbulos blancos.

Las células sanguíneas se inician como células madre en la médula ósea y maduran para convertirse en glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. En las personas que padecen LMC, partes de los cromosomas 9 y 22 se intercambian en un proceso llamado translocación. Uno de los cromosomas anormales resultantes se llama ?cromosoma Filadelfia? y es la característica definitoria de la LMC.

El cromosoma Filadelfia contiene un gen único denominado BCR-ABL que produce una enzima anormal. La enzima BCR-ABL anormal interfiere en la regulación de la producción de glóbulos blancos, lo cual deriva en la producción excesiva de estos glóbulos.

La LMC presenta tres fases distintivas: crónica, acelerada y crisis de blastos.

    * Fase crónica: Durante la fase crónica de la LMC, una cantidad excesiva de glóbulos blancos penetra en el torrente sanguíneo. Estos todavía son glóbulos blancos normales y, en esta etapa de la enfermedad, las personas que padecen LMC generalmente sólo presentan síntomas leves. Aproximadamente el 85 por ciento de los pacientes se encuentran en la fase crónica de la LMC al momento del diagnóstico. En esta fase, la enfermedad generalmente se trata con tratamiento farmacológico administrado por vía oral.
    * Fase acelerada: Durante la fase acelerada de la LMC, la cantidad de glóbulos blancos y células inmaduras, llamadas ?blastos?, aumenta rápidamente en el torrente sanguíneo. Esto ocurre porque la producción de glóbulos blancos en la médula ósea es tan rápida que la salida forzada de los glóbulos hacia el torrente sanguíneo sucede antes de que maduren. Durante esta fase pueden desarrollarse síntomas más evidentes, que incluyen fatiga, dolor abdominal, sangrado, sudoración excesiva, pérdida de peso e infecciones. Durante esta fase, las células anormales son más difíciles de controlar con medicamentos.
    * Crisis de blastos: Durante esta fase, continúa aumentando la cantidad de blastos en el torrente sanguíneo, mientras que disminuye la cantidad de glóbulos blancos maduros y plaquetas. Esto provoca un alto riesgo de sangrado e infecciones. Durante la crisis de blastos, la LMC es muy difícil de tratar.

Diagnóstico de la LMC
Muchos pacientes con LMC no presentarán síntomas evidentes al momento del diagnóstico. La mayoría de las personas recibe el diagnóstico de la enfermedad cuando se someten a análisis de sangre de rutina. El paciente puede presentar un aumento de tamaño del bazo debido a la mayor producción de glóbulos blancos, y posiblemente experimente hipersensibilidad abdominal.

Si los análisis de sangre de rutina hacen sospechar al médico la presencia de LMC, es probable que ordene nuevos análisis. Tener más glóbulos blancos de lo normal y muy poco de los otros tipos de células sanguíneas es señal de LMC. En este momento también se puede realizar una prueba de la médula ósea. Un técnico de laboratorio observará con el microscopio la división de los glóbulos blancos en un proceso llamado prueba citogenética. Si se detecta la presencia del cromosoma Filadelfia, se confirma el diagnóstico de LMC.

Según la fase en que se encuentre la LMC al momento del diagnóstico, usted y su médico pueden analizar las opciones de tratamiento. Una vez que haya comenzado el tratamiento, es importante que usted y su médico controlen el porcentaje de glóbulos blancos que contiene el cromosoma Filadelfia.

Objetivos del tratamiento de la LMC
El objetivo más importante del tratamiento de la LMC es eliminar la mayoría de las células que contienen el cromosoma Filadelfia anormal. El tratamiento exitoso de la LMC permitirá reducir los síntomas de la enfermedad y puede impedir que la enfermedad evolucione.

En la amplia mayoría de casos, el objetivo del tratamiento farmacológico no es la ?cura?. Dicho de otra manera, la enfermedad puede estar bajo control y la cantidad de células con el cromosoma Filadelfia puede disminuir de manera significativa, posiblemente por debajo de niveles detectables. Aun así, no se considera que el paciente se haya ?curado?. Es probable que todavía haya células de leucemia en el organismo. Si se interrumpe el tratamiento farmacológico, es probable que la LMC evolucione.

El tratamiento que tiene más posibilidades de cura es el trasplante de células madre. Sin embargo, debido a los riesgos involucrados en este procedimiento, generalmente se recomienda el trasplante a pacientes más jóvenes que posean un hermano o hermana donante compatible. Debido al hecho de que los tratamientos farmacológicos pueden ser muy exitosos, muchos médicos consideran al trasplante de células madre como tratamiento de segunda línea al cual se debe recurrir si falla el tratamiento con medicamentos.