Respaldo de material de tanatología

ASUNTOS PENDIENTES-162

ASUNTOS PENDIENTES
Hablar de asuntos pendientes suele ser sinónimo de gestiones
inacabadas o deudas económicas no satisfechas. La última vez que
oí tal expresión fue en labios de una reconocida tanatóloga,
Elisabeth Kübler-Ross, que ha desarrollado su labor entre enfermos
terminales durante muchos años. Dichas investigaciones, llevadas a
cabo con profunda delicadeza hacia sus pacientes, han sido
reconocidas con el título de doctor «honoris causa» en más de veinte
ocasiones.
Según la Dra. Kübler-Ross, lo que más angustia a los enfermos
terminales son sus «asuntos pendientes», aquellas relaciones
interpersonales no resueltas satisfactoriamente; la reconciliación con
un pasado no aceptado que, ahora, a las puertas de su muerte, no
les deja en paz. La muerte ya no acepta más aplazamientos para
afrontar los problemas realmente importantes que, quizás, hace años
que esquivamos. Ante mi  propia muerte, no puedo seguir
engañándome y engañando a los demás. Sé perfectamente con qué
personas y circunstancias tengo «asuntos pendientes». O las afronto
ahora, o el expediente quedará abierto.
Qué importante es, pues, la figura de la persona que ayuda a
«bienmorir» a otros, sea médico, sea tan sólo amigo. Lo importante
es que acompañe el caminar de estos últimos pasos con confianza
para que lleguen a buen puerto.
No obstante, siempre he juzgado de gran sabiduría aquella rama de
la medicina que ha sido denominada «preventiva». Ya saben, comer
más o menos de sustancias no favorables a mi constitución, hacer
uno u otro ejercicio, por poner ejemplos simples. Ante la muerte,
debe haber también una medicina preventiva que me ayude no sólo
a «bienmorir», sino también a «bienvivir», empezando a solucionar
mis pequeños asuntos pendientes antes de que tenga que
afrontarlos irrevocablemente ante la inminencia de mi muerte. En ese
pequeño morir de cada día, cuando nuestro cuerpo fatigado clama
por poder descansar, revisemos agendas de relaciones para ver cuál
es esa cita realmente importante que no tiene que aguardar más: la
de vivir en paz y alegría conmigo y con los demás cada uno de los
días de mi existencia.
Natàlia Plá Vidal
Licenciada en Filosofía.
Octubre 1993

Que es tanatologia-155

¿Qué es Tanatología?

Es el estudio de la vida a traves de la muerte, es aprender a traves de los enfermos la mejor forma de encontrarnos con nostros mismos, asi tambien es la ciencia que ayuda a los enfermos terminales a morir en paz y con dignidad y dar ayuda tambien a sus familias.

La Tanatología ayuda tambien a superar toda clase de pérdidas emocionales, desde la vida de un ser querido, hasta el cambio de casa, de escuela, de trabajo, etc., por lo cual debemos hacer un duelo, no solo cuando una persona muere se hace duelo.

La Tanatologia tiene 4 áreas:
Bioetica: Ayuda en clonación, embarazos asistidos, trasplantes de órganos, pérdida de organos, etc.
Logoterapia: Ayuda a personas que no quieren vivir, pero que tampoco quieren morir, a encontrar un Sentido a sus Vidas, o tambien un sentido a las muertes físicas que han tenido, incluye tambien a los suicidas, ancianos, depresivos, etc.
Consejería: Ayuda a enfermos terminales y a familiares a morir en paz y con dignidad, y a sus familias a seguir viviendo con plenitud y sin culpas.
Tanatología,: Ayuda a superar cualquier tipo de pérdida.

Actualmente, en México hay una carencia casi total en la formacion de personas que se dediquen a ayuda tan especial que requieren tanto el enfermo terminal como el crónico y sus familiares. Por ello, se hace énfasis en la necesidad de aceptar la muerte como un fenómeno natural y por tanto la importancia de prepararse para morir así como de aprender a vivir mejor.

Es por eso que la Tanatología ayuda a tantos seres humanos, que al enfrentarse con una enfermedad terminal que necesariamente los va a llevar a la muerte, se sienten desesperados, desgraciados, infelices, con una enorme angustia, ya que el hombre experimenta uno de los dolores más fuertes y profundos al enfrentarse con su propia muerte y la de sus seres queridos.
Tambien se contempla la ayuda a la familia, que comunmente se siente frustrada e impotente, asustada, ante la enfermedad, o ante la muerte inesperada de un ser querido.

Así tambien la Tanatología, ayuda a toda clase de pérdidas, desde la pérdida de la pareja por un divorcio, el casamiento de los hijos, el llamado: ?nido vacio?., al Suicida, tratando de ayudarle a encontrarle un sentido a su vida, Tambien lo que es la Donación de Organos, Eutanasia, Aborto, el Status en la ancianidad, etc., son varias áreas muy amplias que comprende la Tanatologia.

Desgraciadamente en México, como en otros países, aún no se prepara a la persona para enfrentar de una manera POSITIVA su propia muerte y la de sus seres queridos, así como las pérdidas en la vida, al igual que a superar la Frustración en general, dándole un sentido positivo.

La Dra. Elizabeth Kubler-Ross, (Psiquiatra fundadora) consideró una obligacion moral el ayudar a aceptar conscientemente este suceso inevitable y natural en la vida de todo ser humano.

La finalidad de un Tanatologo es la de ayudar al enfermo a bien morir, a morir con DIGNIDAD, a aceptar la muerte como una culminación de vida, como algo trascendental y así aprovechar al máximo el poco tiempo que le queda, sin darse por vencido ante su deterioro biologico, sino considerando que psicologica, social, laboral, familiar y espiritualmente, todavia le queda mucho por hacer.

La persona morirá de una manera más tranquila, si abraza plenamente con una actitud POSITIVA (dentro de lo posible), la poca vida que le queda, y ello traerá como consecuencia, una mayor tranquilidad para sus seres queridos una vez que llegue el momento del desenlace final.

La Tanatología considera a la persona como una unidad bio-psico-social-espiritual que requiere ayuda y apoyo al enfrentar su propia muerte y la de sus seres queridos.

La muerte es una parte importante de la vida y ante una enfermedad terminal crónica podemos renunciar, solicitar ayuda, gritar, llorar y convertirnos en invalidos antes de lo necesario.
Podemos dirigir nuestra frustracion y enojo hacia otros, generalmente nuestra familia, llegando a hacer su vida completamente desgraciada.

Sin embargo, también tenemos la oportunidad de completar nuestro trabajo, actuando de tal manera que seamos capaces de buscar la plenitud personal y la felicidad y asimismo servir de ejemplo a muchas otras personas con nuestra valiente batalla y el sentido que demos a nuestro dolor y a nuestra existencia.

La labor de un Tanatologo, está centrada en la persona y su familia y busca el respeto de su libertad, autonomia y dignidad en el proceso de muerte y duelo.

Es asi nuestro objetivo, prestar un servicio personal e INTERDISCIPLINARIO, eficaz y eficiente, considerando al hombre integralmente.
– Todo hombre tiene derecho a morir con la dignidad de persona humana.
– Tiene libertad de elegir el estado de vida que quiere vivir.
Es por ello que el Tanatologo busca que la persona viva su vida de un modo integal “hasta despedirse”.

Mis escritos en este Foro serán desde el punto de vista unicamente Tanatologico, ya que la muerte, tanto la nuestra como la de quienes amamos, es un hecho ineludible, y sin embargo no hacemos conciencia de ella ni nos preparamos para su encuentro – en forma natural no negativa u obsesiva – se trata de ponernos frente a frente con esta dolorosa experiencia, que puede llegar a ser muy enriquecedora si aprendemos a asumirla como parte fundamental de la vida, para apreciar y valorar mas, precisamente eso: LA VIDA.

Trato de hacer una reflexion basada en la ciencia, sobre el valor de la vida a traves de la muerte que llevamos con nosotros desde el dia que nos concibieron, asi como, un valioso testimonio de esperanza en medios del sufrimiento y de una reafirmacion de que es posible seguir adelante a pesar del dolor y darle un sentido mucho mas enaltecedor a nuestras vidas, independientemente del tipo de creencias religiosas existentes.

Te recomiendo el libro de la Dra. Elisabeth Kubler-Ross, cuyo nombre es “LA MUERTE: UN AMANECER” es un libro facil de leer y te gustará estoy segura.

La Dra. Elisabeth Kubler-Ross, cuenta con 28 títulos “honoris causa” en su haber y mas de 20 años de experiencia acompañando en el momento de la muerte a miles de personas en todo el mundo y ha compartido con nosotros sus vivencias – experiencias que han ayudado a saber, más que a creer, que todo lo que está más allá de nuestra comprensión científica, son verdades y realidades abiertas a cada uno de nosotros -, debemos leerla atentamente y con humildad, pero además congratularnos, ya que nunca antes la humanidad había tenido ocasión de saber de la muerte y de la vida después de la muerte, de la manera en que hoy, gracias a la Dra. ELISABETH KUBLER-ROSS, nos enseña.

Hasta hace muy poco los conocimientos que la Dra. Ross pone al alcance de todos, eran un saber “oculto” accesible sólo a través de la fe de los creyentes o a los estudiosos de los textos sagrados tibetanos o la más compleja litaratura
esoterica.

El amor y la dedicación de esta mujer excepcional permite que hoy muchos médicos, enfermeras y personas que no estén relacionadas con la medicina, en el mundo estén científicamente preparadas para entender, acompañar y ayudar realmente a cualquier ser humano en los dificiles momentos que anteceden a la muerte, asi como para comprender y consolar efectivamente a las personas que sufren la perdida de seres queridos.
Evidentemente, en ese “cientificamente” está involucrado lo mejor del ser humano: su capacidad de amar.

La obra de la Dra. Kubler-Ross, se lee y se entiende muy facilmente pero probablemente, para muchos, resultara enormemente dificil de digerir, ya que cuanto mas aferrado esté nuestro pequeño ego a sus propios miedos y razonamientos, mas dificil nos será abrirnos a lo que la Dra. Ross expone y aceptarlo, al menos, como posible y además comprobado y vivído por ella misma.

La Dra. Elisabeth Kubler-Ross, es originaria de Suiza, trabaja en su especialidad y ejerce la docencia en distintos hospitales y universidades estadounidenses desde hace más de 20 años, goza de una gran reputación en el campo científico y sus libros se han convertido en obras de imprescindible consulta para médicos y enfermeras, no hay en el mundo cientifico a quién se la hayan otorgado tantos titulos de doctor ?honoris? causa.

La Dra. Ross, ha permanecido cientos de horas junto al lecho de enfermos moribundos, cuyos comportamientos,han sido anotados minuciosamente.

Durante un largo tiempo, anoto y publico sus observaciones acerca de la forma de vida y de los sufrimientos de sus pacientes hasta el momento de la muerte clinica de éstos, recibió la aprobacion de sus colegas, hizo publica la información que a traves de su práctica profesional cotidiana le aportaban a menudo los mismos enfermos moribundos sobre sus experiencias extracorporales, es decir, sus experiencias del más allá, y que ella comprandolas con sus propias experiencias, no rechazó, ni las trato como si fueran alucinaciones, sino que encontró la Tanatología.

En una entrevista comento:
” En toda investigación cientifica es honesto, en mi opinión, aquel que lleva un registro de sus hallazgos y es capaz de explicar el procedimiento por medio del cual ha llegado a las conclusiones que defiende. Se deberia desconfiar de mi conducta cientifica e inclusive degradarme, si yo publicase solo con el animo de complacer a otros. Puedo decir con toda claridad que mis propositos no son los de convencer o convertir a la gente. Considero que mi trabajo consiste por excelencia en salvaguardar los resultados logrados en la investigacion, entregandolos al conocimiento de los demas. Aquellos que esten preparados captarán lo que digo y me creerán. Y los que no lo estén, argumentarán con sutilezas el raciocinio,”

Te recomiendo leas alguno de sus muchos libros:
– Vivir hasta despedirnos.
– Carta para un niño con cancer.
– Conferencias: Morir es de vital importancia.
– Los niños y la muerte.
– Recuerda el secreto.
– La muerte un amanecer.
– La Rueda de la Vida (autobriografía)
– Sobre la muerte y los moribundos.
y muchos mas, claro.

En México existen dos Instituciones que dan clases sobre Tanatología:
– La Asociación Mexicana de Tanatologia, A.C,
fundada por el Dr. Alfonso Reyes Zubiría
http://mx.geocities.com/amtacmx

– El Instituto Mexicano de Tanatologia,
fundado por la Lic. Teresita Tinajero.
la dirección de internet es:
www.tanatologia.org.mx

Manual de tanatologia para niños

TANATOLOGÍA
¿Cómo puedo decirle que está muriendo?
Manual para adultos que están cerca de un niño que agoniza

Amar a alguien, es decirle: no morirás.
GABRIEL MARCEL

Adriana Pérez Araiza
Daniel E. Chowell Godínez
ÍNDICE
Introducción 4
Capitulo 1.
El duelo o el proceso doloroso. 5
–         El sufrimiento previo a la muerte 5
–         ¿Cuáles son las diferentes fases del sufrimiento previo a la muerte? 5
–         El proceso de duelo en la familia. 6
Capítulo 2.
El niño y la muerte. 7
–         El niño y su concepto de la muerte. 7
–         El bebe (0 ? 1 año) 7
–         El niño en edad de caminar (1 – 2 años) 7
–         El niño en edad pre-escolar (2 ? 5 años) 7
–         El niño en edad escolar (6 ? 11 años) 8
–         El adolescente (12 en adelante) 8
Capítulo 3.
Hablar sobre la muerte. 10
–         Hablar con el niño sobre la muerte. 10
–         ¿Cómo comunicarnos mejor? 10
–         ¿Cómo puedo hablar de su muerte con un niño? 11
–         ¿Es realmente importante tocar este tema con el niño? 12
–         Sentimiento de culpa y vergüenza 12
–         El miedo de que el dolor está asociado con la muerte. 12
–         El miedo a la separación               12
–         El papel de las creencias religiosas y culturales.               12
Capítulo 4.              
Las necesidades psicosociales del niño agonizante y su atención. 14
–         Infancia normal 14
–         Sensación de seguridad 14
–         Comunicación, atención y expresión de los miedos o la ira 14
–         Depresión y tratamiento 14
–         Necesidades espirituales 14
–         Concreción de un deseo 15
–         Autorización de los seres queridos para morir  15
–         Consuelo al saber que no están solos en el proceso de la agonía. 15
–     Establecimiento de límites 15
Algunas estrategias para facilitar la despedida del niño. 15

Capítulo 5.
La familia del niño que muere. 17
El sentimiento de perdida de los hermanos y los amigos. 17
Bibliografía y Referencias 19

Introducción.

Hablar de la muerte en nuestra cultura no es nada fácil. Tendemos a negar esta realidad como si fuese ajena a la vida, como si fuese una tragedia que ocurre por mala suerte, por desgracia.
Cuando por fin hablamos de la muerte, nos referimos mentalmente a conceptos como vejez, enfermedad o accidentes. Nunca pasa por nuestra mente que un niño pueda morir.
Y sin embargo, también los niños mueren. En nuestro país, tan sólo los menores de 1 año que murieron en 2001 representaron el 8 por ciento del total de muertes, sumando casi 36000 fallecimientos por diversas causas.* En edades de la 2ª y 3ª infancia, el cáncer es la principal causa de muerte en la infancia en los países desarrollados después de los accidentes.
Cuando se enfrentan a la muerte, puede ser que también los niños requieran cierto tipo de ayuda o apoyo para morir de mejor manera. Este es el objeto del presente manual. Ayudarte a ti, adulto, familiar o amigo, trabajador de la salud, maestro u orientador que estás, por alguna razón, cerca de un niño que muere, para que a tu vez puedas ayudar a ese niño a cumplir bien con la última etapa de su vida. A salir de su capullo y convertirse en mariposa.
En las siguientes páginas encontrarás algunos elementos que te ayuden a comprender esta realidad que en sí es muy difícil de aceptar; y así, comprendiendo, te puedas acercar más al pequeño, estar ahí, con él o ella, y poder así escucharle, saber lo que necesita y ayudarle en esta etapa en la que se resume su vida, en la que se está despidiendo del mundo, de sus seres queridos, de la vida misma.
En el Capítulo 1 encontrarás una descripción de lo que es el proceso de duelo, tanto para el niño agonizante como para su familia, de modo que puedas identificar en el niño que estás acompañando el momento emocional que está viviendo.
En el Capítulo 2 se revisan algunos conceptos que los niños tienen respecto a la muerte de acuerdo a su edad, de modo que puedas platicar con él desde su propia visión más fácilmente. Al respecto, en el Capítulo 3 encontrarás algunas sugerencias para hablar sobre la muerte con el niño.
En el Capítulo 4 se revisan las necesidades psicosociales del niño así como  unas sugerencias  de lo que puedes hacer con el niño para facilitarle en esta etapa tener mayor calidad de vida y también el paso a la muerte.
Por último, en el Capítulo 5 encontrarás algunas sugerencias importantes sobre la familia y amigos del niño.

CAPÍTULO 1
El Duelo o el proceso Doloroso.

Toda muerte es una separación. Es la separación definitiva, por la cual ya no estará físicamente esa persona tan importante para alguien, para nosotros mismos. Es por eso que duele, y ese dolor y pena que sentimos es más por uno mismo que por el fallecido. Nos duele lo que ya no podremos decirle, lo que ya no podremos hacer juntos, lo que ya no podremos contemplar juntos…
Y en el caso de la muerte de un niño, nos duele la vida misma. Un niño es la imagen perfecta de la vida, del futuro. Es un símbolo de una vida que crece, que apenas empieza a desarrollarse, y que sin embargo, de repente se ve arrancada y marchita, como una flor fuera de su rama. Ya no podrá convertirse en un fruto. Ya no podrá madurar y dar semillas. Ha terminado.
Por eso duele tanto que un niño muera.
Pero la vida sigue. Sigue para los que se quedan, y por eso hay que pasar a través del dolor para poder seguir adelante.
La muerte de un niño es considerada como un factor de riesgo para el duelo complicado; a pesar de la posible presencia de la aflicción anticipatoria ?el sentimiento de pérdida antes de que se produzca el fallecimiento- y de los cambios graduales en la función y estructura familiar que una enfermedad crónica provoca, lo cierto es que para el momento de la muerte y lo que esto significa, nadie está preparado.
Por eso es necesaria una atención tanto al niño que está muriendo, como a la familia que le sobrevive.
A continuación encontrarás un esquema para planear y efectuar el apoyo tanto al niño que agoniza como a los familiares.

El sufrimiento previo a la muerte.

Generalmente se utiliza el concepto de duelo en lo que respecta a la familia y a los seres queridos de la persona agonizante, mientras que para referirnos al sentimiento del niño agonizante utilizamos el de Sufrimiento previo a la muerte.
Este sufrimiento puede iniciar cuando la muerte se convierte más que en una posibilidad, en un diagnóstico.
El sufrimiento tiene algunas etapas comunes que experimentan diferentes personas en la misma situación. Sin embargo, dado que cada individuo y cada familia son diferentes, perciben el sufrimiento, la muerte y la enfermedad de una manera muy particular.

¿Cuáles son las diferentes fases del sufrimiento previo a la muerte?

El sufrimiento y el duelo no tienen magnitudes específicas ni restricciones de tiempo. Cada individuo expresa su sufrimiento y su sentimiento de pérdida a su manera y en su propio tiempo.
El sufrimiento previo a la muerte puede incluir las siguientes fases, aunque no exclusivamente en este orden. Frecuentemente, el sufrimiento es una expresión que incluye cada una de estas fases o estados en tiempos, intensidades y órdenes múltiples.
?         Fase I. En esta etapa, el individuo se da cuenta de que la muerte es inevitable y que no existe una cura posible. Generalmente, la tristeza y la depresión están relacionadas con esta primera etapa del sufrimiento.
?         Fase II. La fase siguiente del sufrimiento previo a la muerte es la preocupación por la persona agonizante. La preocupación en un niño puede aumentar por sí mismo y por su temor a la muerte, o debido a las emociones que expresan los seres queridos que lo rodean.
?         Fase III. En esta fase puede “ensayarse” la verdadera muerte. El proceso físico de la muerte y de lo que puede ocurrir después de ésta son las preocupaciones de esta etapa. Como consecuencia de algún sufrimiento previo a la muerte, el niño puede hacer la despedida de sus seres queridos y realizar una especie de testamento o expresar deseos que quiere cumplir aún o en su funeral.
?         Fase IV. En la última fase, La persona agonizante puede pensar en la vida después de la muerte, y también intentar imaginar cómo será la vida de sus seres queridos en su ausencia.

El proceso de duelo en la familia.

El sufrimiento suele dividirse en cinco etapas, que son útiles para identificar las emociones de cada miembro de la familia en particular, pero debemos recordar que cada persona reacciona a un evento doloroso de una manera única, influyendo su edad, su relación con el niño que muere, etc.
Para la atención de la familia que está perdiendo un hijo es muy probable que se requiera a un profesional, o bien, que la familia encuentre un espacio propicio para su propia atención: grupos de apoyo, etc.
Las etapas del duelo son las siguientes:
? Negación. La negación es una etapa en la cual se cree que la muerte no ocurrió, o bien, antes de ésta, que el diagnóstico terminal es erróneo. La persona puede estar aturdida o conmocionada. La negación es una reacción de protección ante un evento demasiado abrumador para enfrentarlo inmediatamente.
? Enojo. El enojo es la etapa en la cual la persona se encuentra muy alterada y enfadada porque la tragedia le ha sucedido a su familia. Las reacciones con enojo varían de persona a persona, pudiendo llegar a la agresividad.
? Acuerdo. En esta etapa es muy común encontrarse con preguntas dirigidas a Dios como por ejemplo, “¿Por qué a mi hijo?” y “¿Qué hicimos para merecer esto?”. La culpa es el principal sentimiento en esta etapa. Los padres intentan recordar eventos o decisiones propias que puedan haber contribuido a la muerte de su hijo. Es importante recordar que ni usted ni su hijo son responsables de la muerte.
? Depresión o tristeza. En esta etapa ya no se niega la muerte del niño y es probable que los padres y los hermanos sientan una profunda tristeza. Esta reacción es normal y puede ir acompañada de cambios físicos como perturbaciones del sueño o sueño excesivo, cambios en el apetito o dificultades para concentrarse en actividades diarias simples.
? Aceptación. La aceptación es la etapa en la cual el individuo acepta la muerte y la incorpora como parte de su vida. La persona ha llevado a cabo una adaptación a la pérdida. Si bien esto no significa que no vayan a existir otros sentimientos, una vez que se llega a esta etapa, las familias suelen sentirse más confiadas para manejar sus vidas.

CAPÍTULO 2.                         
El niño y la muerte.

El niño y su concepto de la muerte.

Algo que nos puede facilitar el acercarnos a un niño que está muriendo y platicar con él o ella sobre su situación y cómo la está viviendo, es tener una idea general sobre qué es lo que nos podemos encontrar sobre lo que este niño o niña piensa o se imagina sobre la muerte.
En primer lugar tenemos que estar conscientes de que el concepto de muerte es algo que se va construyendo a partir de los bloques o ladrillos que la familia y la cultura particulares de cada quien le va aportando, pero que este proceso de construcción depende también de las herramientas cognitivas que el niño va desarrollando en su proceso de crecimiento y desarrollo psicológico.
Pero lo más importante será, luego de entender lo anterior, tratar de conocer el punto de vista del niño que estamos atendiendo.
Para ello será imprescindible un acercamiento profundo, mediante la comunicación abierta, como veremos en el siguiente capitulo, pero no está de sobra el revisar los conceptos que han surgido de la investigación en este campo, acerca de qué es lo que los niños piensan respecto de la muerte, para así poder entender mejor qué es lo que nuestro niño o niña piensa y siente de su muerte.

El bebé. (0 ? 1 año)

Para un bebé, la muerte no es un concepto real. Sin embargo, los bebés reaccionan frente a la separación de uno o ambos padres, a los procedimientos dolorosos y a cualquier alteración de su rutina. Un bebé con una enfermedad terminal requiere tanto cuidado físico y emocional como cualquier otra persona para lograr un entorno cómodo. Mantener una rutina constante es importante para el niño y las personas que están a su cargo. Los bebés no pueden comunicar sus necesidades verbalmente, pero utilizan otras formas, como el llanto para mostrar su incomodidad y sus sentimientos.

El niño en edad de caminar. (1 ? 2 años)

Para el niño en edad de caminar, la muerte tiene muy poco significado, de hecho, para algunos, es algo temporal y reversible. La persona que muere puede aún comer, ir a la escuela o a trabajar, etc.
Lo que sí sucede es que pueden percibir la ansiedad de las emociones de quienes los rodean. Cuando los padres o los seres queridos de un niño en edad de caminar están tristes, deprimidos, asustados o enojados, los niños intuyen estas emociones y manifiestan preocupación o miedo. Los términos “muerte”, “para siempre” o “permanente” pueden no tener un valor real para los niños de esta edad. Aun contando con experiencias previas con la muerte, el niño puede no comprender la relación entre la vida y la muerte.

El niño en edad pre-escolar (2-5 años)

Los niños en edad pre-escolar pueden comenzar a comprender que la muerte es algo que atemoriza a los adultos. En esta edad se percibe a la muerte como temporal, justo como en las historietas o los dibujos animados y como en sus juegos. Con frecuencia, la explicación sobre la muerte que recibe este grupo es “se fue al cielo”. La mayoría de los niños de esta edad no comprende que la muerte es permanente, que cada persona y cada ser vivo finalmente muere, ni que los seres muertos no comen, no duermen ni respiran.
La experiencia con la muerte con la que cuentan está influenciada por aquellos que los rodean. Pueden preguntar “¿por qué?” y “¿cómo?” se produce la muerte. El niño en edad pre-escolar puede sentir que sus pensamientos o acciones han provocado la muerte y, o la tristeza de quienes lo rodean, y puede experimentar sentimientos de culpa o vergüenza.
Cuando un niño en edad preescolar se enferma gravemente, puede creer que es su castigo por algo que hizo o pensó. No comprende cómo sus padres no pudieron protegerlo de la enfermedad.

El niño en edad escolar. (6-11 años)

Los niños en edad escolar desarrollan un entendimiento más realista de la muerte, en el sentido de que se trata de algo irreversible y definitivo. Aunque la muerte puede ser personificada como un ángel, un esqueleto o un fantasma, el niño ya comienza a comprender la muerte como permanente, universal e inevitable. Pueden manifestar mucha curiosidad sobre el proceso físico de la muerte y qué ocurre después de que una persona muere. Es posible que debido a esta incertidumbre los niños de esta edad teman su propia muerte. El miedo a lo desconocido, la pérdida de control y la separación de su familia y amigos pueden ser las principales fuentes de ansiedad y miedo relacionadas con la muerte en un niño en edad escolar.

El adolescente. (12 y más años).

Al igual que con las personas de todas las edades, las experiencias previas y el desarrollo emocional influyen en gran medida en el concepto de la muerte de un adolescente.
Independientemente de haber o no tenido experiencias previas con la muerte de un familiar, un amigo o una mascota, la mayoría de los adolescentes comprende el concepto de que la muerte es permanente, universal e inevitable.
Es durante el período de la adolescencia cuando la mayoría de los niños comienza el proceso de establecer su identidad, su independencia y la relación con gente de su misma edad.
Un tema predominante de este período es el sentimiento de inmortalidad o de estar exento de la muerte. Cuando la muerte se vuelve una amenaza real para ellos,  todos sus objetivos de destrozan. Las actitudes negativas y desafiantes pueden cambiar de repente la personalidad de un adolescente que se enfrenta a la muerte. Puede sentir no sólo que ya no pertenece o no encaja con sus amigos, sino que tampoco puede comunicarse con sus padres.
Otro concepto importante entre los adolescentes es la imagen que ellos tienen de sí mismos. Una enfermedad terminal y, o los efectos del tratamiento pueden provocar muchos cambios físicos que enfrentar. El adolescente puede sentirse solo en su lucha, temeroso y enojado.
Con esta visión general sobre la evolución del concepto de muerte en los niños hasta los adolescentes, es importante que nos percatemos de que los niños de todas las edades responden a la muerte de una manera particular, pero todos necesitan apoyo y lo demuestran de una u otra manera, sea con llanto, con cambios de conducta bruscos o bien, acercándose y pidiéndolo.
En particular, cuando una persona de cualquier edad, sobre todo un niño, se enfrenta a su muerte, necesita de alguien que le escuche, le tranquilice y disipe sus miedos.
LA VIDA
     Elizabeth, mi sobrinita, entró sigilosamente a mi recámara, para despedirme.
Mirándome fijamente, me preguntó:
     – Tía ¿es cierto que te vas?
     – Me voy, Elizabeth.
     – Entonces me quedo a dormir aquí contigo.
     – Está bien.
Elizabeth corrió a traer su libro ?La vida de las plantas?.  Me lo abrió para que yo le leyera.
Pronto Elizabeth iba a cumplir los cinco años de edad.
Comencé a leer.
Inesperadamente Elizabeth clavó sus ojos en los míos, y me preguntó:
     – La vida de las plantas; tía ¿qué es la vida?
     – Es difícil explicártelo, Elizabeth; la vida es el tiempo que pasa entre el momento en que naciste y el momento en que mueres.
     -¿Nada más, tía?
     – Nada más, Elizabeth.
     – Y, cuando yo me muero ¿ya no soy nada?
     – Ya no serás nada.
     – ¿Cómo cuando una planta en invierno se seca?
     – Más o menos
     – Pero en primavera la planta despierta y tiene flores de nuevo.
     – Elizabeth, para nosotros no es así; cuando tú mueres, mueres para siempre.
     – ¿También tú mueres para siempre, tía?
     – Sí; y también tú, Elizabeth.
     – Pero tía, esto no es posible.
     – Si, Elizabeth, es posible.
     – Pero no es justo.
     – No es justo; pero ahora duérmete, por favor. 
     – Si, Si, me duermo, tía; pero lo que tu me dices no es cierto; cuando yo me muera, si me secaré, pero naceré de nuevo; la vida no es lo que tú me dices, tía; es otra cosa.

(O. Fallaci)
CAPÍTULO   3.
Hablar sobre la muerte

Hablar con el niño sobre la muerte.

Los niños, como cualquier persona, necesitan información honesta y clara sobre su estado de salud y su probable proceso de agonía.
El objetivo final al hablar con un niño agonizante sobre la muerte es brindarle la mayor comodidad posible e intentar disipar sus miedos. Si el niño no está preparado para hablar sobre la muerte, la mejor actitud de los padres y de las personas que lo cuidan es esperar hasta que lo esté.
La parte más importante en el proceso de ayudar a una persona a bien morir es la de la comunicación con esta persona.
Se trata no solo de ?platicar?, sino de estar, de tratar de comprender a esa persona como si uno fuera ella misma, sin dejar de ser uno.
Si repasamos nuestra historia personal, podremos encontrarnos con algún evento en el cual nos sentimos realmente escuchados, comprendidos por otra persona; alguien a quien pudimos tratar de explicarle cómo nos sentíamos o lo que estábamos pensando y sentimos que realmente nos comprendió.
Pues de eso se trata, y no es que sólo algunas personas tengan el don para entender a otras, se trata de una habilidad, y como tal, se puede desarrollar y ejercitar.

¿Cómo comunicarnos mejor?

Tomemos en cuenta que al comunicarnos, no solo intercambiamos ideas y puntos de vista a nivel lógico, sino también, sentimientos, estados de ánimo, emociones y actitudes en una escala mucho mayor que la que imaginamos.
Esto sucede básicamente en dos formas de comunicación: la Verbal y la No ? verbal.
Por comunicación Verbal entendemos propiamente el discurso que establecemos oralmente: las ideas son transmitidas así.
En Comunicación No verbal agrupamos tanto la postura del cuerpo, la mirada, la expresión facial, el tono de voz, la velocidad de las palabras, la cercanía de los cuerpos de los interlocutores, etc. Con todo esto estamos transmitiendo y recibiendo el componente afectivo de la comunicación: actitudes, emociones, sentimientos.
A este tipo de comunicación es al que hay que poner especial atención para mejorar nuestra ?Escucha? cuando interactuemos con una persona agonizante, y en general, cuando queramos de verdad entender lo que otro ser humano está tratando de comunicarnos.
Carl Rogers, un psicólogo norteamericano muy influyente, delineo además tres actitudes básicas de la persona que sabe escuchar en un ambiente terapéutico, es decir, en el cual se pretende que la persona cambie y mejore su propio funcionamiento interpersonal, pero que se puede traspolar a cualquier relación humana:
1.        Aceptación positiva incondicional. Esto significa que no importa lo que nosotros pensemos de lo que la persona nos está comunicando, igual aceptamos a la persona, somos capaces de acoger emocionalmente y de manera positiva a esa persona. Aunque lo que nos cuente sea desagradable, o bien, no compartamos su opinión, lo que nos interesa es la experiencia de la persona y la persona misma, que está por encima de la simple experiencia y de nuestros juicios.
2.        Empatía. con esta actitud, Rogers quiere decir que al escuchar, intentemos ponernos en el mismo nivel de la persona que nos platica, es decir, tratamos de escuchar y al mismo tiempo sentir como si fuese yo mismo esa persona, sin perder de vista que no lo soy. No dejo de ser yo, pero quiero ponerme en su lugar para entenderle mejor y saber porqué usa justo esas palabras, porqué dice lo que dice y calla lo que calla. ¿qué quiere decir con un suspiro? ¿qué quiere expresar con este silencio?
3.        Autenticidad.  Convertir la experiencia de relación con la persona moribunda en una profunda comunicación humana requiere que no perdamos de vista que somos nosotros mismos una persona en sí, que somos únicos, conscientes, libres. Y que lo que estamos compartiendo nos genera nuestros propios sentimientos, y en base a ellos reaccionamos de manera auténtica. En ocasiones nos sentiremos tristes o conmovidos con lo que escuchamos y compartimos. Si somos auténticos, sabremos expresar estos sentimientos para profundizar en la relación.
Respecto de la Comunicación Verbal en la que se formulan las ideas, es necesario considerar, como ya lo señalamos en el capítulo anterior, que los niños tienen su propio concepto de la muerte de acuerdo a su propia evolución psicológica. Por lo mismo, no vamos a esperar un intercambio de ideas desde nuestra propia lógica, sino desde la de cada niño en particular.
Lo que sí vamos a hacer es poner mucha atención en lo simbólico.
La muerte es uno de los misterios más grandes de la vida. Pero no es ajeno a quien está acercándose a él en su propia experiencia. Por eso, tratándose de asistir a alguien en su muerte, quien ?ayuda? es el aprendiz y quien está muriendo es el maestro. Así tenga tres o noventa años de edad.
Y como es un misterio, no puede ponerse en palabras concretas, menos si quien lo está exponiendo es un niño. Por eso se recurre tanto al lenguaje simbólico; y por eso es tan necesario poner atención a los ritos, dibujos, juegos, escritos o cualquier otro medio que el niño utilice para expresar lo que está viviendo.

¿Cómo puedo hablar de su muerte con un niño?

Es necesario, según la edad del niño, tomar en cuenta lo siguiente al hablar con él o con ella sobre la muerte.
Los bebés no poseen habilidades lingüísticas; sin embargo, reaccionan al bienestar físico. Cuando un bebé agoniza, una caricia y un abrazo reconfortantes son tan importantes para él como para aquél que lo cuida. La comunicación del amor se puede expresar mediante una caricia suave y un abrazo tierno.
Para los niños que comienzan a caminar y los niños pequeños, se debe utilizar un lenguaje concreto. Se deben evitar términos confusos para describir la muerte, como por ejemplo, “dormir” y “desaparecer”. Un niño puede tener miedo de dormirse si asocia la idea de dormir con la muerte.
Los niños pequeños pueden hacer preguntas muy directas sobre la muerte, si tienen la oportunidad; y es importante ser honesto y consecuente con las respuestas. Si hacen una pregunta para la cual se desconoce la respuesta, es preferible admitirlo, y no inventar una. Los niños pueden detectar la mentira en una respuesta desde muy temprana edad. También pueden recibir información poco consecuente si las respuestas de diferentes personas son engañosas o evitan la verdad.
Los adolescentes pueden querer hablar sobre la muerte con un amigo u otra persona que no sean sus padres. Se debe fomentar la comunicación de cualquier manera que pueda ayudar al joven a expresar sus miedos y preocupaciones.

¿Es realmente importante tocar este tema con el niño?

Para una persona adulta, la muerte de otros siempre refiere a la propia muerte. Consciente o inconscientemente, cuando nos enfrentamos a la persona moribunda nos damos cuenta de nuestra propia finitud y mortalidad. Por eso es tan difícil enfrentar esta situación y más aún, hablar de la muerte con la persona que está muriendo.
Pero es necesario. Y es importante para esa persona. Por eso, quien ayuda debe primero admitir y aceptar la muerte en sí. Y saber que le va a doler y que puede no ser agradable estar ahí mientras otro, un niño o una niña, a quien preferiríamos ver jugando y riendo, está muriendo en una cama.
En eso consiste la difícil tarea de ayudar a bien morir. Ahora bien, la ayuda al niño puede convertirse fácilmente en la ayuda a la familia, por la cercanía que seguramente habrá de ella.
Por eso es importante evaluar los conceptos y creencias del niño y de su familia acerca de la muerte y la vida después de ésta cuando se establece una comunicación con ellos. Los niños pueden experimentar miedos y preocupaciones que no expresan porque no se sienten cómodos o porque no saben cómo hacerlo.
Entre algunas de estas preocupaciones, se incluyen las siguientes:

Los sentimientos de culpa y de vergüenza.

Los niños pueden creer que sus pensamientos han provocado la enfermedad o la muerte que está causando la tristeza de todos. Es importante hablar con el niño acerca del hecho de que los médicos y las enfermeras no siempre pueden evitar la muerte y, además, asegurarle que los malos pensamientos no pueden causar la muerte y que él no ha hecho nada malo para provocar la muerte o la enfermedad.

El miedo de que el dolor esté asociado con la muerte.

Al confrontar estos temores, es importante explicarle al niño el uso de los medicamentos para controlar el dolor. Recuérdale que la muerte en sí no es dolorosa.

El miedo a la separación.

Este tema puede tratarse recurriendo a las creencias religiosas o culturales específicas relacionadas con el cuerpo, el alma o el espíritu. Tranquiliza al niño afirmándole que no estará solo en el momento de la muerte.

El papel de las creencias religiosas y culturales.

Estas creencias influyen en gran medida en la experiencia de la muerte y los niños son especialmente sensibles a las connotaciones espirituales de la muerte y a la interpretación que de ella se hace en la religión.
Precisamente por el carácter simbólico que tiene el lenguaje religioso, si la familia de un niño que está muriendo lo ha educado en alguna tradición religiosa, será mucho más fácil hablar con él o ella de su propia muerte recurriendo a este lenguaje.
Los padres, los miembros de la comunidad religiosa de la familia, los ministros y los sacerdotes pueden desempeñar un papel importante al momento de explicarle el concepto de muerte a un niño.
Es importante la congruencia en la comunicación de las creencias de la familia sobre la muerte y la vida después de ésta. El hecho de compartir estas creencias con las demás personas que cuidan del niño puede limitar su confusión.
Esto es particularmente importante para evitar reacciones discordantes, por ejemplo, entre el padre de un niño que muere, que ha aceptado este hecho y la mamá del niño, que aún está en una etapa de negación o de coraje contra este suceso; que por lo mismo reaccionarán muy diferente frente al niño, causándole mayor problema a él.
Al respecto, es necesario comentar que los niños, a diferencia de los adultos, no están tan apegados a cosas de la vida, a bienes y a las mismas personas, por lo que para ellos, desprenderse de la vida no es una tarea tan difícil como lo es para los adultos. Es por ello que los adultos que quieren ayudar a un niño deben estar conscientes de esto para que sus propios apegos al niño y a lo que le representa (el futuro, la vida misma, etc.) no obstaculicen el proceso de despedida del niño. Porque a esto sí es muy sensible un niño: a los sentimientos de quienes le rodean. Y si perciben que con su muerte están ?lastimando? a alguien, cuanto más si es a alguien que ellos quieren, experimentarán más dificultades para dejarse morir, para despedirse.
En el siguiente capítulo encontraremos algunas pistas más sobre las necesidades psicosociales del niño que agoniza, las cuales nos darán una mejor idea de qué es lo que podemos hacer al respecto

NOVENA EN SUFRAGIO DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO

NOVENA EN SUFRAGIO DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO
(Para rezar por los difuntos en cualquier época del año y en especial del 24 de Octubre al 1 de Noviembre)
PARA TODOS LOS DÍAS DE LA NOVENA
Por la señal de la santa cruz, etc.
Acto de contrición
Pésame, Dios mío, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido. Pésame por el infierno que merecí y por el cielo que perdí. Pero mucho más me pesa porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como vos. Antes querría haber muerto que haberos ofendido. Y propongo firmemente no pecar más y evitar todas las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Oración al Padre Eterno
Padre celestial, Padre amorosísimo, que para salvar las Almas quisiste que tu Hijo unigénito, tomando carne humana en las entrañas de una Virgen purísima, se sujetase a la vida más pobre y mortificada, y derramase su Sangre en la cruz por nuestro amor: Compadécete, de las benditas almas del Purgatorio y líbralas de sus horrorosas llamas. Compadécete también de la mía, y líbrala de la esclavitud del vicio. Y si tu Justicia divina pide satisfacción por las culpas cometidas, yo te ofrezco todas las obras buenas que haga en este Novenario. De ningún valor son, es verdad; pero yo las uno con los méritos infinitos de tu Hijo divino, con los dolores de su Madre santísima, y con las virtudes heroicas de cuantos justos han existido en la tierra. Míranos, vivos y difuntos, con compasión, y haz que celebremos un día tus misericordias en el eterno descanso de la gloria. Amén.
MEDITACIÓN PROPIA DEL DÍA
(Día: 1 – 2 – 3 – 4 – 5 – 6 – 7 – 8 – 9)
ORACIÓN FINAL
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito.
Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno
y brille para ellas la Luz que no tiene fin.
Que descansen en paz.
Amén.
Que las almas de todos los fieles difuntos,
por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.
San José, ruega por nosotros.

MEDITACIÓN DÍA PRIMERO
Existencia del Purgatorio
Punto Primero. – Es un artículo de fe que las almas de los que mueren con alguna culpa venial, o sin haber satisfecho plenamente a la Justicia divina por los pecados ya perdonados, están detenidas en un lugar de expiación que llamamos Purgatorio. Así lo enseña la santa Madre Iglesia, columna infalible de la verdad: así lo confirma la más antigua y constante tradición de todos los siglos; así lo aseguran unánimemente los santos Padres griegos y latinos, Tertuliano, San Cirilo, San Cipriano, San Juan Crisóstomo, San Ambrosio, San Agustín, y tantos otros; así lo han definido los sagrados Concilios de Roma, de Cartago, de Florencia, de Letrán y de Trento, dirigidos por el Espíritu Santo. Y aunque la Iglesia no lo enseñase así ¿no lo dice bastante la razón natural?
Supongamos que sale de este mundo un alma con algún pecado venial; ¿qué hará Dios de ella? ¿La arrojará al infierno, y siendo su hija y esposa amadísima la confundirá con los réprobos y espíritus infernales? Eso repugna a la Justicia y Bondad divinas. ¿La introducirá en el cielo? Eso se opone igualmente a la santidad y pureza infinita del Creador; pues sólo aquel cuyas manos son inocentes, y cuyo corazón está limpio, subirá al monte del Señor. Nada manchado puede entrar en aquel reino purísimo. ¿Qué hará, pues, Dios de aquella alma? Ya nos lo dice por Malaquías: La pondré como en un crisol, esto es, en un lugar de penas y tormentos, de donde no saldrá hasta que haya plenamente satisfecho a la Justicia divina.
¿Crees tú esto, cristiano? Creas o no creas, te burles o no te burles de ello, la cosa es, y será así. Negar el Purgatorio, sólo poner en duda deliberadamente su existencia, es ya pecado grave. ¿Crees tú esta verdad, y con esa indiferencia miras tan horribles penas? ¿Crees en el Purgatorio, y con tus culpas sigues amontonando leña para arder en el más terrible fuego?
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – Es también un artículo de fe que nosotros podemos aliviar a aquellas almas afligidísimas. Sí; en virtud de la Comunión de los Santos, hay plena comunicación de bienes espirituales entre los Bienaventurados que triunfan en el cielo, los cristianos que militamos en la tierra, y las almas que sufren en el Purgatorio. En virtud de esta comunicación de bienes, podemos con mucha facilidad, y mérito nuestro, bajar al Purgatorio con nuestros sufragios, y a imitación de Jesucristo, después de su muerte, librar a aquellas almas, y alegrar al cielo con un nuevo grado de gloria accidental, procurando nuevos príncipes y moradores a aquella patria felicísima.
!Oh admirable disposición de la Sabiduría divina! ¡Oh, que dicha y felicidad la nuestra! Viéndose Dios obligado a castigar a aquellas sus hijas muy amadas, busca medianeros que intercedan por ellas, a fin de conciliar así el rigor de la Justicia con la ternura de Misericordia infinita. Y nosotros somos estos dichosos medianeros y corredentores; de nosotros depende la suerte de aquellas pobres almas.
Haz, pues, cristiano, con fervor este santo novenario. No faltes a él ningún día; ¿quién sabe si abrirás el cielo a alguno de tus parientes y amigos ya difuntos? ¿Y serás tan duro e insensible que le niegues este pequeño sacrificio, pudiéndoles hacer ese gran favor a tan poca costa?
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA SEGUNDO
Sobre la pena de sentido en general
Punto Primero. – Ven, mortal; tú, que vives como si después de esta vida no te quedase nada que temer, ni que esperar: ven; penetra con el espíritu en aquellos horrendos calabozos donde la Justicia divina acrisola las almas de los que mueren con algún pecado venial; mira si, fuera del infierno, pueden darse penas mayores, ni aun semejantes a las que allí se padecen.
Considera todos los dolores que han sufrido los enfermos en todos los hospitales y lugares del mundo; ¿igualarían todos ellos a los dolores que padece un alma en el Purgatorio? No, dice San Agustín; pues éstos exceden a todo cuanto se puede sentir, ver o imaginar en este mundo.
Añadamos a todos estos males los suplicios y tormentos que la crueldad de los Nerones, Dioclecianos, Decios y demás perseguidores de la Iglesia inventó contra los cristianos, ¿igualarían al Purgatorio? Tampoco, dice San Anselmo, pues la menor pena de aquel lugar de expiación es más terrible que el mayor tormento que se pueda imaginar en este mundo.
Entonces, ¿qué penas serán aquéllas? Son tales, dice San Cirilo de Jerusalén, que cualquiera de aquellas almas querría más ser atormentada hasta el día del juicio con cuantos dolores y penas han padecido los hombres desde Adán hasta la hora presente, que no estar un solo día en el Purgatorio sufriendo lo que allí se padece. Pues todos los tormentos y penas que se han sufrido en este mundo, comparados con los que sufre un alma en el Purgatorio, pueden tenerse por consuelo y alivio.
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo – ¿Y quiénes son esas Almas tan horriblemente atormentadas en el Purgatorio? Este es un tema profundo para hacernos reflexionar. Son obra maestra de la mano del Omnipotente, y vivas imágenes de su divinidad; son amigas, hijas y esposas del Señor; ¡y no obstante, son severamente purificadas! Dios las amó desde toda la eternidad, las redimió con la sangre de sus venas, ahora las ama con un amor infinito, como que están en su gracia y amistad divina: ¡y no obstante sufren penas imponderables!
El Purgatorio. ¡Qué claramente nos manifiesta la justicia y santidad de Dios! ¡Cuánto horror debe inspirarnos al pecado! Porque si con tanto rigor trata Dios a sus almas amadas por faltas ligeras, ¿cómo seremos tratados nosotros, pecadores; nosotros, que vivimos tantas veces abandonados al arbitrio de las pasiones?
Si con el árbol verde hacen esto, con el seco ¿qué harán? Si el hijo y heredero del cielo es castigado por faltas que a muchos parecen virtudes, ¿cómo seremos castigado nosotros, pecadores y enemigos de Dios, por nuestros vicios y pecados tan horrendos y abominables? Pensémoslo bien, y enmendemos nuestras vidas.
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA TERCERO
Sobre el fuego del Purgatorio
Punto Primero. – Considera, amado cristiano, el tormento que causa a las almas el fuego abrasador del Purgatorio. Si el fuego de este mundo, creado para servicio del hombre, y efecto de la bondad divina, es ya el más terrible de todos los elementos; si es ya tal su virtud, que consume bosques, abrasa edificios, calcina mármoles durísimos, hace saltar piedras y murallas, derrite metales y ocasiona terribles estragos, ¿qué será el fuego del Purgatorio, encendido por un Dios santísimo y justísimo, para con él demostrar el odio infinito que tiene al pecado?
Es tal, dice San Agustín, que el fuego de este mundo, comparado con él, no es más que pintado.
Ahora bien; si tener el dedo en la llama de una vela sería para nosotros insoportable dolor, ¿qué tormento será para aquellas almas sepultadas en un fuego que es, dicen Santo Tomás y San Gregorio, igual en todo, menos en la duración, al del infierno?
Sí; escuchémoslo bien, almas tibias, y estremezcámonos: Con el mismo fuego se purifica el elegido y arde el condenado; con la única diferencia, que aquél saldrá cuando haya satisfecho por sus culpas, y éste arderá allí eternamente. ¿Y continuamos nosotros en nuestra tibieza?
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – Consideremos cuáles son las faltas por las que Dios, infinitamente bueno y misericordioso, castiga a sus amadísimas Esposas con tanto rigor, y veremos que son faltas leves, y a veces un solo pecado venial. Qué mal tan grave debe ser éste delante de Dios, cuando es tan severamente castigado en el Purgatorio!
En efecto; el pecado venial es leve, si se lo compara con el mortal, pero en sí es un mal mayor que la ruina de todos los imperios y que la destrucción del universo: es un mal tan espantoso, que excede en malicia a todas las desgracias y calamidades del mundo: es un mal tan grande, que si cometiéndolo pudiésemos convertir a todos los pecadores, sacar a todos los condenados del infierno, librar a todas las almas del Purgatorio, aun entonces no deberíamos cometerlo, pues todos estos bienes no igualarían la malicia del pecado más leve: porque aquellos son males de la criatura, y éste es un mal y una ofensa hecha al mismo Creador. ¿Podemos oír esto sin horrorizarnos y sin cambiar de conducta?
Pero ¿qué es nuestra vida, sino una serie ininterrumpida de pecados? ¡Pecados cometidos con los ojos, con los oídos, con la lengua, con las manos, con todos los sentidos! !Cuántas culpas por la ignorancia crasa y olvido voluntario de nuestras obligaciones! ¡Cuántas indiscreciones por la distracción de nuestro espíritu; por la violencia de nuestro genio; por la temeridad de nuestros juicios; por la malicia de nuestras sospechas! ¡Cuántas faltas por no querer mortificarnos, ni sujetarnos a otro, por nuestra ligereza en el hablar!
Lloremos, nuestra ceguera; y a la claridad del fuego espantoso del Purgatorio, comprendamos por último qué gran mal es cometer un pecado venial.
Si, es un mal tan grande; ¡y nosotros, lejos de llorarlo, lo cometemos sin escrúpulo a manera de juego, pasatiempo y diversión!
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria 
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MEDITACIÓN DIA CUARTO
Sobre la pena de daño
Punto Primero. – Por horrorosos que sean los tormentos que padecen las Animas en el Purgatorio, por espantosas que sean las llamas en que se abrasan, no igualarán jamás la pena vivísima que sienten al verse privadas de la vista clara de Dios.
En efecto; aquéllas constituyen la pena de sentido; ésta, la de daño; aquéllas son limitadas; ésta, infinita; aquéllas privan a las Almas de un bien accidental, cual es el deleite; por ésta, carecen de un bien esencial a la bienaventuranza, en el cual consiste la felicidad del hombre, y es la posesión beatífica de Dios.
Ahora no comprenderemos esta pena; pero ella es atroz, incomprensible, infinita.
¡Pobres Animas! Ustedes conocen a Dios, no con un conocimiento oscuro, como nosotros, sino con una luz clara y perfectísima; ven que es el centro de vuestra felicidad, que contiene todas las perfecciones posibles, y en grado infinito; saben que si cayera en el infierno una sola gota de aquel océano infinito de delicias que en sí encierra, bastaría para extinguir aquellas llamas y hacer del infierno el paraíso más delicioso.
Comprenden todo esto perfectísimamente, y así se lanzan ustedes hacia aquel Bien infinito con más fuerza que una enorme piedra separada de la montaña se precipita a lo profundo del valle; ¡y no obstante, no lo pueden abrazar ni poseer? ¡Qué pena! ¡Qué gran tormento!
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – Si tan horrible pena sienten las Animas, viéndose privadas del hermosísimo rostro de Dios, ¿cuál debería ser nuestro desconsuelo como pecadores, si vivimos privados de su gracia y amistad?
Las almas benditas del Purgatorio no poseen aún a Dios, es verdad; pero están seguras de poseerlo un día, porque son amigas, hijas y esposas suyas muy queridas. Pero hay mucho que saben que viviendo como viven, no poseerán jamás a Dios. Saben que, desde el momento que se rebelaron contra El perdieron su gracia, y con ella la rica herencia de la gloria. ¿Cómo dicen: Padre nuestro, que estás en los cielos?
¡Cuántos se engañan! Dios ya no es su padre, ni su señor ni su rey. Ojalá no nos encontremos nosotros en tal situación.
Y si así fuera, deberíamos hacer una buena confesión para recuperar la amistad divina, y poder estar en paz, sabiendo que el Señor será nuestro deleite para siempre.
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA QUINTO
Remordimiento de un Anima en el Purgatorio
Imaginemos hoy una persona que haya llevado en este mundo una vida semejante a la nuestra: que haya vivido tibia, inmortificada, distraída en los ejercicios de piedad como nosotros, sin tener horror más que al pecado mortal y al infierno, en el mejor de los casos. Supongamos, no obstante, que haya tenido la dicha de hacer una buena confesión, morir en gracia e ir al Purgatorio. ¿Qué pensará en medio de aquellas penas y tormentos? Seguramente dos pensamientos la afligirán enormemente.
Primer Pensamiento. – Pude librarme de estas penas, y no quise. ¡Yo mismo he encendido estas llamas! ¡Yo soy la causa de estas penas! Dios no hace más que ejecutar la sentencia que yo en el mundo pronuncié contra mí mismo.
¡Cuántos medios me proporcionó Dios para evitarme esto! Caricias, amenazas, beneficios, todo lo había agotado; gracias singularísimas de inspiraciones, buenos ejemplos, libros piadosos, padres vigilantes, confesores celosos, maestros y predicadores fervorosos, remordimientos continuos, todo lo había empleado.
Pero, ¡qué locura tan grande la mía! ¡Por no privarme de un frívolo pasatiempo, por ir a bailes, por divertirme o jugar con tal compañía, por no abstenerme de una mirada, de un vil gusto, de una vana complacencia, por hablar de los defectos del prójimo, me sujeté voluntariamente a tantas penas y tormentos! Me lo decían todos los años, me lo predicaban y repetían: ¡pero yo no hacía caso!…
¡Dichoso San Pablo, primer ermitaño; dichosas Gertrudis, Escolástica, y tantos otros Santos que, habiendo satisfecho a la Justicia divina en el mundo, subieron al cielo sin pasar por el Purgatorio! ¡Yo podía hacer lo que ellos hicieron, pero no quise! ¡Locuras mundanas, conversaciones frívolas, pasatiempos, vanidad, qué caro me cuestan ahora! Podría fácilmente haber evitado todo eso y no lo hice. Y sólo porque no quise.
Medita un poco sobre lo dicho.
El Segundo Pensamiento que aflige al alma tibia que vivió como nosotros vivimos, es este: Yo querría librarme ahora del Purgatorio, y no puedo. ¡Si pudiera yo ahora volver al mundo!, dirá cada una de aquellas Almas, ¡con qué gusto me sepultaría en los desiertos con los Hilariones y Arsenios! Haría penitencias más espantosas que las de un Ignacio en la cueva de Manresa, que las de un Simeón Estilita y de un San Pedro de Alcántara; pasaría noches enteras en oración, como los Antonios, Basilios y Jerónimos; me arrojaría en estanques helados y me revolcaría entre espinas, como los Benitos y los Franciscos; etc.
Pero, en realidad no era necesario nada de esto; con mucho menos podrían haber evitado esas llamas. Sin hacer más que lo que debían hacer cada día, pero haciéndolo con perfección, evitaban todo esto. Sí; los mismos Sacramentos, pero recibidos con mejores disposiciones; las mismas misas, pero oídas con más recogimiento y atención; las mismas devociones, pero practicadas con más fervor; las mismas mortificaciones, ayunos y obras de misericordia, pero hechas con menos ostentación, únicamente por agradar á Dios, no sólo les hubieran librado de todas esas penas, sino también asegurado a ellas y a muchas otras almas la posesión del reino de los cielos.
Pero ahora sus deseos son inútiles: ya no es tiempo de merecer: ha llegado para ellas aquella noche intimada por San Juan, en la que nadie puede hacer obra alguna meritoria: ahora es necesario padecer, y sufrir penas inexplicables, y sufrirlas sin mérito alguno. ¡Y yo lo he querido! ¡Pude fácilmente evitar estos tormentos, y no quise! ¡Quisiera poder evitarlos ahora, y no puedo!
¡Dichosos nosotros que oímos esto! Tenemos tiempo todavía: aún no llegó para nosotros aquella noche tenebrosa. ¿Y seguiremos perdiendo el tiempo, y los días tan preciosos? ¿No tomaremos la seria resolución de confesarnos bien y de enmendar nuestra vida?
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA SEXTO
Paciencia y resignación de las benditas Almas del purgatorio
Punto Primero. – Es Verdad que las almas del Purgatorio padecen imponderables penas, y sin mérito: pero las padecen con una paciencia y resignación admirables. Conocen a Dios con luz perfectísima, lo aman con amor purísimo, y desean ardentísimamente poseerlo: pero al ver sus faltas, bendicen y adoran la mano justa y amorosa que las castiga.
¡Y con cuánta más resignación que los hermanos de José, exclaman: Merito haec patimur! Con mucha razón padecemos, Señor; pues cuando pecamos no temimos tu poder y tu justicia, frustramos los designios de tu amor y de tu sabiduría, despreciamos tu majestad y tu grandeza, y ofendimos tus perfecciones infinitas. Justo es que padezcamos.
Hombres sin conocimiento de la verdadera religión fueron agradecidos a sus bienhechores; Faraón hizo a José virrey de Egipto porque le interpretó un sueño misterioso. Asuero elevó a Mardoqueo a los primeros empleos de Persia porque le descubrió una conspiración; hasta los osos y los leones y otras fieras salvajes agradecidas defendieron a sus bienhechores; y nosotros, creados a tu imagen, redimidas con tu Sangre, honradas y exaltadas con tantos dones de la gracia, ingratos te abandonamos en vida. Sí; purifícanos en este fuego; ¡por ásperas que sean nuestras penas, bendeciremos y ensalzaremos tu justicia y misericordia infinitas. ?Justo eres, Señor, y son rectos todos tus juicios?.
Todavía más: es tanta la fealdad del pecado, por leve que sea, que si Dios abriera a esas almas las puertas del cielo, no se atreverían a entrar en él, manchadas como están; sino que suplicarían al Señor las dejara purificarse primero en aquellas llamas. Igual que una joven escogida por esposa de un gran monarca si el día de las bodas apareciese una llaga horrible en su rostro, no se atrevería a presentarse en la Corte, y suplicaría al Rey que difiriese las bodas hasta que estuviera perfectamente curada.
¿Oh pecado, por leve que parezcas, qué tan grave mal eres que las mismas almas preferirían los horrores del Purgatorio antes que entrar en el cielo con la menor sombra de tu mancha!
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. ? Miremos ahora en nosotros si puede darse incoherencia mayor que la nuestra… Nos reconocemos merecedores de horribles penas por parte de la Justicia divina, debido a los enormes pecados que cometimos en la vida pasada, y debido a las innumerables faltas en que al presente caemos todos los días; reconocemos, además, que no basta confesarse, ya que la absolución borra sí la culpa, pero no quita toda la pena, y por esto sabemos que es preciso satisfacer a la Justicia divina o en éste, o en el otro mundo; y sin embargo, jamás nos preocupamos por hacer penitencia.
Ahora podríamos expiar nuestras culpas fácilmente, y con gran mérito nuestro: una confesión bien hecha, una misa bien oída, un trabajo sufrido con paciencia, una ligera mortificación, una limosna, una indulgencia, un Vía Crucis hecho con devoción, podría evitarnos espantosos suplicios: y nosotros todo lo descuidamos, todo lo dejamos para la otra vida.
¿Acaso Hemos olvidado lo horribles que son y cuánto tiempo duran aquellos tormentos? ¿No sabemos que, según afirman ciertos autores, fundados en revelaciones muy respetables, varias de aquellas almas han estado siglos enteros en el Purgatorio, y otras estarán allí hasta el día del juicio final?
¡Qué gran insensatez la nuestra! Las Almas, dice San Cirilo de Jerusalén, querrían mejor sufrir hasta el fin del mundo todos los tormentos de esta vida, que pasar una sola hora en el Purgatorio; y nosotros queremos más arder siglos enteros en el Purgatorio, que mortificarnos en esta vida un solo momento. ¡Qué gran absurdo!
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA SÉPTIMO
Descuido de los mortales en aliviar a las Almas del Purgatorio
Punto Primero. – ¡Pobres almas! ¡Están padeciendo tormentos y penas inexplicables: no pueden merecer, ni esperar alivio sino de los vivos; y éstos, nosotros, ingratos, no cuidamos de ellas! Tienen ellas en el mundo tantos hermanos, parientes y amigos, y no hallan, como José, un Rubén piadoso que las saque de aquella profunda cisterna. Sus tinieblas son más dolorosas que la ceguedad de Tobías, y no encuentran un Rafael que les dé la vista deseada, para contemplar el rostro hermosísimo de Dios. Se abrasan en más ardiente sed que el criado de Abraham, y no hallan una solícita Rebeca que se la alivie. Son infinitamente más desgraciadas que el caminante de Jericó y el paralítico del Evangelio. Pero no encuentran un samaritano u otra persona compasiva que las consuele.
¡Pobres almas! ¡Qué gran tormento es para ustedes este olvido de los mortales! ¡Podrían tan fácilmente aliviarlas y libertarlas del Purgatorio; bastaría una misa, una Comunión y un Vía Crucis, una indulgencia que aplicasen; y nadie se preocupa de ofrecerlas por ustedes!
¿Y quiénes son esos ingratos? ¡Son sus mismos parientes y amigos, sus mismos hijos!. Ellos se alimentan y recrean con los bienes o posibilidades que ustedes les dejaron, y ahora, como desconocidos, no se acuerdan ya de ustedes.
¡Pobres almas! Con mucha más razón que David pueden ustedes decir: si alguien que no hubiese nunca recibido ningún favor de mi parte, si un enemigo me tratara así por doloroso que me fuera, podría soportarlo con paciencia: ¡pero tú, hijo mío, hermano, pariente, amigo, que me debes tantos beneficios; tú, hijo mío, por quien pasé tantos dolores y noches tan malas; tú, esposo; tú, esposa mía, que tantas pruebas recibiste de mi amor, siendo objeto de mis desvelos y blanco de mis incesantes favores: que tú me trates así; que, descuidando los sufragios que tanto te encargué me dejes en este fuego, sin querer socorrerme! ¡Ésta sí que es una ingratitud y crueldad superior a todo lo que podemos pensar!
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – ¡Pobres almas! Pero más pobres e infelices seremos nosotros, si no las socorremos. Acuérdate, nos gritan los difuntos a nosotros, de cómo he sido yo juzgado: porque así mismo lo serás tú: A mí ayer; a ti hoy. Tú también serás del número de los difuntos, y tal vez muy pronto. Y por rico y poderoso que seas, ¿qué sacarás de este mundo? Lo que nosotros sacamos, y nada más: las obras. Si son buenas, ¡qué consuelo! Si malas, ¡qué desesperación! Como tú hayas hecho con nosotros, harán contigo.
¿Lo oyes? Si ahora eres duro e insensible con las benditas Almas del Purgatorio, duros e insensibles serán contigo los mortales, cuando tú hayas dejado de existir. Y no es éste el parecer de un sabio; es el oráculo de la Sabiduría infinita, que nos dice en San Mateo: Con la misma medida con que midiereis, seréis medidos. Sí; del mismo modo que nos hubiésemos portado con las almas de nuestros prójimos, se portarán los mortales también con nosotros. ¡Ay de aquel que no hubiese practicado misericordia, porque le espera, dice el apóstol Santiago, un juicio sin misericordia. ¿Y no tiemblas tú, insensible para con los difuntos? Si lleno de indignación, el Juez supremo arroja al infierno al que niega la limosna a un pobre, que tal vez era enemigo de Dios por el pecado, ¿con cuánta justicia y rigor condenará al que niegue a sus amadísimas esposas los sufragios de los bienes que les pertenecían?
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA OCTAVO
Cómo recompensará el Señor a los devotos de las benditas Ánimas
Punto Primero. – Supongamos que, movidos por estas meditaciones, hacemos una sincera y completa confesión, y ganando la indulgencia plenaria de este santo novenario, sacamos un alma del Purgatorio.
¡Qué grande será nuestra dicha! Si perseveramos, ¡qué gran retribución recibiremos en el cielo! Si los reyes de la tierra, siendo miserables mortales, recompensan con tanta generosidad al que libra a uno de sus súbditos de un gran peligro, o expone su vida sirviendo generosamente a los apestados, ¿cómo será el premio que dará el Señor al que libre a una o más almas de las llamas del Purgatorio?
Hagamos esta comparación: Padres y madres, si un hijo de ustedes cayese en un río o en un fuego, y alguien lo rescatara y se los devolviese vivo, ¿cómo lo agradecerían? Si ustedes fueran ricos y potentados, y esa persona fuera pobre, ¿cómo lo premiarían?
Ahora bien: ¿qué comparación puede haber entre el cariño del padre más amoroso con el amor que Dios profesa a aquellas almas, que son sus hijas amadas? ¿Qué son todos los peligros y males de este mundo, comparados con las penas del Purgatorio? ¿Y qué comparación puede haber entre el poder y la generosidad de un miserable mortal y el poder y la generosidad infinitos de Dios, que promete un inmenso premio de gloria por la visita hecha a un preso, a un enfermo, o por un vaso de agua dado a un pobre por su amor?
¡Cristianos! No dudemos decir que se ve como asegurada nuestra salvación, si logramos sacar una sola alma del Purgatorio. Sabiendo esto, ¿no haremos lo posible para lograrlo?
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – No pensemos que estas sean sólo unas reflexiones piadosas; es una promesa formal de Jesucristo, Verdad Eterna, que no puede faltar a su palabra. ¿No nos dice en el sagrado Evangelio: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia? Fundado en estas palabras infalibles, dice San Gregorio: “Yo no sé que se haya condenado ninguno que haya usado de misericordia con el prójimo”.
Dios quiere mucho a las almas; todo cuanto se hace por ellas, lo mira, agradece y premia como si a El mismo se le hiciera; En verdad os digo que todo cuanto habéis hecho con uno de esos pequeños hermanos míos, lo habéis hecho conmigo. Qué dichosos somos los cristianos; si socorremos a las pobres Ánimas del Purgatorio, un día nos dirá nuestro generosísimo Juez: ?venid, benditos de mi Padre. Aquellas pobres almas tenían hambre, y vosotros comulgando las habéis alimentado con el pan de vida de mi sacratísimo Cuerpo; morían de sed, y asistiendo o haciendo celebrar misas, les habéis dado a beber mi Sangre preciosísima; estaban desnudas, y con vuestras oraciones y sufragios las habéis vestido con una estola de inmortalidad; gemían en la más triste prisión, y con vuestros méritos e indulgencias las habéis sacado de ella?.
“Y no es precisamente a las Ánimas a quienes habéis hecho estos favores; a Mí me los habéis hecho: Conmigo lo hicisteis: pues todo cuanto hicisteis por ellas, Yo lo miro por tan propio como si lo hubieseis hecho por Mí mismo. Por tanto, venid, benditos de mi Padre, a recibir la corona de gloria que os está preparada en el cielo”.
¿No quisiéramos, cristianos, lograr semejante dicha? Está en nuestras manos.
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
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MEDITACIÓN DIA NOVENO
Agradecimiento de las benditas Ánimas para con sus devotos
Punto Primero. ? Llegamos hoy al día feliz; hoy, con las Comuniones y sufragios que los fieles han ofrecido al Señor, no sólo en ésta, sino en tantas otras iglesias, muchas de aquellas almas, ayer tan afligidas y desgraciadas, han pasado a ser dichosos habitantes y príncipes felices de la Corte celestial. Ya ven cara a cara la Hermosura y Majestad infinita; ya poseen a Dios, que contiene en sí cuanto hay de amable, de grande, delicioso y perfecto. Su entendimiento ya no puede experimentar ni más alegría, ni más suavidad, ni más dicha.
Si pudiésemos entrar hoy en aquella dichosa patria y contemplar el paso de aquellos Bienaventurados! ¡Qué alegría, qué abrazos se dan tan afectuosos! ¡Qué cánticos entonan en acción de gracias al Dios de las misericordias y a los generosos cristianos que las han sacado del Purgatorio! ¡Cómo dan por bien empleadas las penas que en este mundo padecieron!
¡Con qué alegría está diciendo cada una de ellas: Dichosas confesiones y comuniones; dichosas las misas que oía, las limosnas, oraciones, penitencias y obras buenas que yo practicaba; dichosas las burlas y escarnios que yo sufría por ser practicante! !Y con qué generosidad pagas, Señor, hasta los sacrificios más pequeños e insignificantes que hice por tu amor!
¿No quisiéramos nosotros tener nosotros la misma suerte?
Entonces luchemos contra las pasiones; que sin luchar no se alcanza la victoria; sin pena, no hay felicidad.
Medita un poco sobre lo dicho.
Punto Segundo. – !Y qué dicha, cristiano, la tuya, si has logrado librar del Purgatorio a alguna de aquellas almas! El cielo debe a tus sufragios el nuevo regocijo y la nueva gloria accidental que ahora experimenta. Y aquellas almas dichosas te deben la libertad, y con ella la posesión de una felicidad infinita. ¿Cómo no suplicarán fervorosamente a Dios por ti? ¿Cómo no van a socorrerte en cualquier necesidad que te encuentres? ¿Qué empeño pondrán en conseguirte las gracias necesarias para vencer las tentaciones, adquirir las virtudes y triunfar de los vicios?
Y si alguna vez te vieres en peligro de pecar y de caer en el infierno, ¡con cuánto celo esas almas dirán al Señor: ¿Vas a permitir, oh Dios, que se pierda eternamente un cristiano que me ha librado a mí de tan horribles penas? ¿No prometiste que alcanzarían misericordia los que la tuvieran con el prójimo? ¿Consentirías ahora que cayese en el infierno aquel que con sufragios me abrió las puertas del cielo?
¡Dichoso cristiano, cuántos envidian tu dicha! Persevera, y tienes segura la palma de la gloria.
Medita un poco lo dicho; encomienda a Dios las Animas de tu mayor obligación, y pide, por la intercesión de María Santísima, la gracia que deseas conseguir en esta novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

IDEAS PARA CRECER

Asunto: [duelo-perdida_emocional] IDEAS PARA CRECER
Fecha: Jueves, 14 de Diciembre, 2000  12:08:56 (GMT)
Autor: tdmeseguer 

Ideas para crecer
 
1- Cuida tu lenguaje. Es importante que no te dejes llevar por el poder 
que da tu palabra. Podras anunciar a las cuatro vientos tu liberacion y 
tu santidad, pero eso solo limitará tu camino. Se eficaz y humilde con 
el lenguaje, asi tambien dometicarás tu pensamiento. 
2. No te identifiques con nada. No te creas todo lo que te sucede, 
vivelo con intensidad, y con impecablidad, como lo haria el actor de 
una pelicula. No te sientas ofendido con lo que oyes y ante opiniones 
ajenas se discreto e imparcial. 
3-Pon toda tu energia en el servicio. Olvidate de ti mismo y de tu 
necesidad, si bien tenla siempre consciente para que no te venza. Se 
servicial y da toda tu energia en el servicio a los demas, sin esperar 
agradecimiento o recompensa alguna. 
4- Mantente alerta, ten siempre una intención en cuanto haces, no te 
abandones mas que al espiritu, la intencion es primordial para que los 
dias sucedan como tu deseas. Y pide, siempre afirma lo que deseas y si 
es bueno y suficientemente abstracto, lo iras realizando dia a dia. 
5- Decide por el amor. Elige el mundo en el que deseas vivir. Lo que 
percibimos lo creamos nosotros mismos. Decide por una visión positiva 
del mundo y descarta toda idea que te haga infeliz. Si algo te hace 
infeliz es porque”eso no es de Dios”. 
6- No temas sentir, intenta ver en cada momento cual es tu propia 
necesidad. Cuando te permitas sentir, aprende a fluir entre tus 
emociones. Sientelo, expresalo y dejalo partir. Intenta diferenciar 
cuales son tus propias emociones y cuales pertenecen a otros. Tendemos 
a “tragarnos” las emociones ajenas, sin darnos cuenta de que no son 
nuestras. 
7- Confia en tus propias certezas. Sigue los dictados de tu corazon, sé 
consciente de tus intuiciones, de las señales que se te presentan, de 
las sincoronicidades que la vida te muestra. Escucha lo que otros 
tienen que decir y haz justo lo que tu sientas internamente. 
8- Aprende a orar. Pon tus manos en una entidad superior y dejate 
conducir por ella. Esa entidad, mas sabia que tú mismo, dirigirá tus 
pasos sin error. Llámale Dios, Espiritu santo, Madrecita tierra, Gran 
Espiritu, naturaleza, orden cosmico o como tus mayores te hayan 
enseñado. Encomienda tu vida a eso en lo que tu crees. Ten la seguridad 
de que todo va por el buen camino y que aquello que deseamos nos sera 
concedido. Date vacaciones y relajate. 
9- Ignora las noticias, los telediarios, la prensa, las informaciones, 
los anuncios. Ese mundo que te muestran, solo es un mundo parcial e 
interesado. Decide cuales son las noticias de tu propio mundo que 
merezcan la pena. Y festeja los actos de amor, las sonrisas y los 
gestos impecables que pasan desapercibidos con las prisas de nuestro 
tiempo. 
Fernando String