Respaldo de material de tanatología

ASUNTOS PENDIENTES-162

ASUNTOS PENDIENTES
Hablar de asuntos pendientes suele ser sinónimo de gestiones
inacabadas o deudas económicas no satisfechas. La última vez que
oí tal expresión fue en labios de una reconocida tanatóloga,
Elisabeth Kübler-Ross, que ha desarrollado su labor entre enfermos
terminales durante muchos años. Dichas investigaciones, llevadas a
cabo con profunda delicadeza hacia sus pacientes, han sido
reconocidas con el título de doctor «honoris causa» en más de veinte
ocasiones.
Según la Dra. Kübler-Ross, lo que más angustia a los enfermos
terminales son sus «asuntos pendientes», aquellas relaciones
interpersonales no resueltas satisfactoriamente; la reconciliación con
un pasado no aceptado que, ahora, a las puertas de su muerte, no
les deja en paz. La muerte ya no acepta más aplazamientos para
afrontar los problemas realmente importantes que, quizás, hace años
que esquivamos. Ante mi  propia muerte, no puedo seguir
engañándome y engañando a los demás. Sé perfectamente con qué
personas y circunstancias tengo «asuntos pendientes». O las afronto
ahora, o el expediente quedará abierto.
Qué importante es, pues, la figura de la persona que ayuda a
«bienmorir» a otros, sea médico, sea tan sólo amigo. Lo importante
es que acompañe el caminar de estos últimos pasos con confianza
para que lleguen a buen puerto.
No obstante, siempre he juzgado de gran sabiduría aquella rama de
la medicina que ha sido denominada «preventiva». Ya saben, comer
más o menos de sustancias no favorables a mi constitución, hacer
uno u otro ejercicio, por poner ejemplos simples. Ante la muerte,
debe haber también una medicina preventiva que me ayude no sólo
a «bienmorir», sino también a «bienvivir», empezando a solucionar
mis pequeños asuntos pendientes antes de que tenga que
afrontarlos irrevocablemente ante la inminencia de mi muerte. En ese
pequeño morir de cada día, cuando nuestro cuerpo fatigado clama
por poder descansar, revisemos agendas de relaciones para ver cuál
es esa cita realmente importante que no tiene que aguardar más: la
de vivir en paz y alegría conmigo y con los demás cada uno de los
días de mi existencia.
Natàlia Plá Vidal
Licenciada en Filosofía.
Octubre 1993