Respaldo de material de tanatología

Duelo por Muerte Perinatal (RIAD, Red Iberoamericana de Intervención en Duelo)

Muerte neonatal: Popularmente se cree que la muerte de un recién nacido – al carecer de tiempo suficiente para que se establezcan fuertes lazos de unión – produce menos aflicción que en aquellos casos en que si ha habido tiempo para que estos se formasen (sería tanto como decir que duele más la pérdida de un hijo de 50 años que la de uno de 35, y no es así). Existen suficientes datos que corroboran que la respuesta de las familias en estos casos se corresponde con las reacciones aflictivas típicas. Las madres manifiestan con frecuencia culpabilidad basada en causas imaginarias de la muerte, tales como prácticas sexuales durante el embarazo, alimentación insuficiente o trabajo intenso y prolongado durante la gestación. Los padres también experimentan sentimientos de culpa relacionados con el abandono de sus esposas, falta de atención a las necesidades de éstas, causas genéticas o la sensación de “haber hecho algo mal”. Si lo desean, el tenerlo en brazos puede ayudarles en su proceso de aflicción (es recomendable hablar previamente de los cambios que el cuerpo del bebé puede presentar en cuanto al color de la piel, la temperatura, la rigidez, etc.). Además, como parte del proceso del duelo, y para lograr su conclusión, es conveniente disponer de una ceremonia formal que promueva la exteriorización del dolor y no deje a la familia con la sensación de que el nacimiento y la muerte del niño han sido sucesos sin importancia.

En caso de abortos y mortinatos: Cuando las madres se enfrentan con el nacimiento de un niño muerto, aproximadamente el 50% se reprochan a ellas mismas o echan la culpa a otros, 25% lo considera la voluntad de Dios y otro 25% evita pensar en ello. Las reacciones de aflicción son típicas y los sentimientos de vergüenza – relacionados con la vivencia de fracaso como mujeres capaces de dar vida a un niño ? son habituales. Este tipo de muerte añade un agravante al duelo: la pérdida de lo que podría haber sido, de la sensación de futuro. Como en el caso anterior, se recomienda que los padres vean y toquen a la criatura; esto permite facilitar el proceso aflictivo al existir una “persona tangible” por la cual apenarse. Cuando no lo deseen – circunstancia que por lo demás no es extraña o anormal – no hay que dejar que se sientan culpables por su actitud. De igual forma, también es importante ponerle nombre a la criatura y realizar algún tipo de ritual sencillo.

Tanto en los casos de muerte neonatal, como en abortos y mortinatos, existe cierta “desacreditación” social del duelo y, a veces, es considerado como un “duelo de poca importancia”, motivo por el cual las madres y/o padres pueden no consultan por ello.