Vol. I, Nro. 1 , Junio 2000
Junio 1, 2000 en 12:00 am (Uncategorized)
Publicación Electrónica bimestral y gratuita destinada a la difusión e intercambio de novedades, comentarios, reflexiones y opiniones vinculadas al ámbito de los grupos de los diferentes países y regiones.
En este Número:
* Breve Editorial
* Humor
* Para leer
* Breve Editorial Contenido
Estamos dando un primer paso, con este Boletín Electrónico, para mejorar la comunicación entre todos y promover la difusión de material bibliográfico, de terceros o propio de los grupos, que pueda servir de ayuda en la tarea que nos convoca.
Las posibilidades son casi ilimitadas, y en gran medida dependen de la participación activa de todos, para lo que se requiere difusión y organización. Sabemos que por ahora no son muchos los que tienen acceso a Internet, pero con el tiempo serán cada vez más, por eso creemos que puede generarse una red solidaria cada vez más amplia, con comunicaciones rápidas y baratas. Si cada boletín, una vez impreso por aquél que lo recibe, ocupa 4 ó 5 páginas formato A4, sacarle tres fotocopias tiene un costo que no supera $ 1,50. Con esas fotocopias, repartidas en los grupos, para cada interesado tendrá un costo de $ 0,50, realmente al alcance de todos.
Por otra parte la ausencia de la Revista Renacer ha dejado un hueco que por ahora no se ha podido cubrir, este Boletín pretende cumplir con esa función a un costo mucho menor y con una organización simple.
La organización del contenido del boletín y su extensión, es importante que sean el fruto del trabajo de muchos, porque de esta manera, sin duda, el material será variado y más rico que si todo queda en manos de dos o tres papás o mamás que pueden tener la mejor de las intenciones pero siempre ocupan el mismo lugar para observar el universo que los rodea. Esperamos sugerencias sobre la forma de implementar la cooperación y el método para establecer el contenido de cada boletín ¡pongan a funcionar las neuronas!
Es intención recopilar las direcciones electrónicas de todos los interesados y periódicamente repartirlas entre todos los lectores a fin de mejorar la comunicación entre los grupos y sus integrantes, para eso cada grupo debe hacer llegar las direcciones de las que disponga y reduciremos las fotocopias necesarias.
Como los organismos vivos, este Boletín estará sujeto a cambios permanentes, nada es para siempre, todo puede mejorarse y contamos con la tolerante comprensión de cada uno. Cuando le parezca que algo está mal, sea parte de la solución y sugiera cómo mejorarlo.
Este primer número, llegará a grupos de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y España, y también a personas de Colombia y Costa Rica con las que tenemos contacto epistolar.
Aquí paramos, porque sino de lo Breve Editorial ? ¡sería mentira!
* Humor Contenido
1)Watson Deduce:
Sherlock Holmes y Watson se fueron de camping.
Luego de una buena comida y una botella de vino, se saludaron
y se acostaron a dormir.
Algunas horas mas tarde, Holmes se despertó y codeó a su fiel
amigo:
– Watson, mira el cielo y dime que deduces.
– Veo millones y millones de estrellas?
– Y eso que te dice?
Watson pensó por un minuto en el enigma y respondió
– Astronómicamente, me dice que hay millones de galaxias y
potencialmente billones de planetas, astrológicamente, veo
que Saturno está en Leo? Horológicamente, deduzco que
son aproximadamente las tres y diez, teológicamente, puedo
ver que Dios es todopoderoso y que somos pequeños e
insignificantes?Meteorológicamente, sospecho que
tendremos un hermoso dia mañana? y a ti que te dice?
Holmes calló por un minuto y luego dijo?
– Watson, imbécil, nos robaron la carpa!!!!!
2) ?LA PIEDRA DE SOPA?
En un pequeño pueblo una mujer se llevo una gran sorpresa
al ver que habia llamado a su puerta un extraño correctamente
vestido que le pedia algo de comer.
Lo siento -dijo ella, pero ahora mismo no tengo nada en casa.
No se preocupe dijo amablemente el extraño, tengo una piedra
de sopa en mi cartera. Si usted me permitiera echarla en una
olla de agua hirviendo yo haria la mas exquisita sopa del
mundo. Consiga una olla muy grande por favor.
A la mujer le pico la curiosidad, puso la olla al fuego y
fue a contar el secreto de la piedra a sus vecinas. Cuando el
agua rompió a hervir, todo el vecindario se habia reunido
alli para ver a aquel extraño y su piedra de sopa.
El extraño dejo caer la piedra en el agua, luego probó una
cuchara con verdadera delectación y exclamó: ¡Deliciosa!
Lo unico que necesita es unas cuantas papas.
– Yo tengo unas papas en mi cocina !!, gritó una mujer.
Y en pocos minutos estaba de regreso con una gran fuente de
papas peladas que fueron derecho a la sopa. El extraño volvió
a probar el brebaje: ¡Excelente! dijo y añadió pensativamente:
– Si tuvieramos un poco de carne, hariamos un cocido mas
apetitoso.
Otra ama de casa salio zumbando y regreso con un pedazo de
carne que el extraño tras aceptarlo cortesmente introdujo
en el puchero.
Cuando volvió a probar el caldo, puso los ojos en blanco
y dijo:
– ¡Ah , que sabroso! Si tuvieramos unas cuantas verduras, seria
perfecto, absolutamente perfecto?
Una de las vecinas fue corriendo hasta su casa y volvió con
una cesta llena de cebollas y zanahorias; despues de
introducir las verduras en el puchero, el extraño probó
nuevamente la sopa y con tono autoritario dijo: – la sal.
Aqui la tiene, le dijo la dueña de casa. A continuación dio
otra órden: Platos para todo el mundo !!.
La gente se apresuró a ir a sus casas en busca de platos.
Algunos regresaron trayendo incluso pan y frutas.
Luego se sentaron todos a disfrutar de la explendida comida,
mientras el extraño repartia abundantes raciones de su
increible sopa.
Todos se sentian extrañamente felices mientras reian,
charlaban y compartian por primera vez su comida. En medio
del alborozo, el extraño se escabullo silenciosamente,
dejando tras de si la milagrosa piedra de sopa, que ellos
podrian usar siempre que quisieran hacer la mas deliciosa
sopa del mundo?
Nota aclaratoria: de esto se trata este Boletín, de animarnos entre todos a cocinar.
* Para leer Contenido
El círculo
?Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente, que como todo sirviente de rey triste, era muy feliz.
Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones .
Una sonrisa se dibujaba en su distendida cara y su actitud para con la vida era siempre serena y alegre.
Un día el rey lo mandó a llamar.
* Paje- le dijo- ¿cuál es el secreto?
* ¿Qué secreto, Majestad?
* ¿Cuál es el secreto de tu alegría?
* No hay ningún secreto, Alteza.
* No me mientas, paje. He mandado a cortar cabezas por ofensas menores que una mentira.
* No le miento, Alteza, no guardo ningún secreto.
* ¿Por qué está siempre alegre y feliz? ¿eh? ¿por qué?
* Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo. Tengo mi esposa y mis hijos viviendo en la casa que la Corte nos ha asignado, somos vestidos y alimentados y además su Alteza me premia de vez en cuando con algunas monedas para darnos algunos gustos, ¿cómo no estar feliz?
* Si no me dices ya mismo el secreto, te haré decapitar -dijo el rey
* Nadie puede ser feliz por esas razones que has dado.
* Pero, Majestad, no hay secreto. Nada me gustaría más que complacerlo, pero no hay nada que yo esté ocultando?
* Vete, ¡vete antes de que llame al verdugo!
El sirviente sonrió, hizo una reverencia y salió de la habitación.
El rey estaba como loco. No consiguió explicarse cómo el paje estaba feliz viviendo de prestado, usando ropa usada y alimentándose de las sobras de los cortesanos.
Cuando se calmó, llamó al más sabio de sus asesores y le contó su conversación de la mañana.
* ¿Por qué él es feliz?
* Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo.
* ¿Fuera del círculo?
* Así es.
* ¿Y eso es lo que lo hace feliz?
* No Majestad, eso es lo que no lo hace infeliz.
* A ver si entiendo, estar en el círculo te hace infeliz.
* Así es.
* ¿Y cómo salió?
* ¡Nunca entró!
* ¿Qué círculo es ese?
* El círculo del 99.
* Verdaderamente, no te entiendo nada – dijo el Rey-.
* La única manera para que entendieras, sería mostrártelo en los hechos.
* ¿Cómo?
* Haciendo entrar a tu paje en el círculo.
* Eso, obliguémoslo a entrar!!
* No, Alteza, nadie puede obligar a nadie a entrar en el círculo.
* Entonces habrá que engañarlo.
* No hace falta, Su Majestad. Si le damos la oportunidad, él entrará solo en el círculo.
* ¿Pero él no se dará cuenta de que eso es su infelicidad?
* Si, se dará cuenta.
* Entonces no entrará.
* No lo podrá evitar.
* ¿Dices que él se dará cuenta de la infelicidad que le causará entrar en ese ridículo círculo, y de todos modos entrará en él y no podrá salir?
* Tal cual. Majestad, ¿estás dispuesto a perder un excelente sirviente para poder entender la estructura del círculo?
* Sí
* Bien, esta noche te pasaré a buscar. Debes tener preparada una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. ¡99!
* ¿Qué más? ¿Llevo los guardias por si acaso?
* Nada más que la bolsa de cuero. Majestad, hasta la noche.
* Hasta la noche.
Así fue. Esa noche, el sabio pasó a buscar al rey.
Juntos se escurrieron hasta los patios del palacio y se ocultaron junto a la casa del paje. Allí esperaron el alba.
Cuando dentro de la casa se encendió la primera vela, el hombre sabio agarró la bolsa y le pinchó un papel que decía:
* Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre.
Disfrútalo y no cuentes a nadie cómo lo encontraste.
Luego ató la bolsa con el papel en la puerta del sirviente, golpeó y volvió a esconderse.
Cuando el paje salió, el sabio y el rey espiaban desde atrás de unas matas lo que sucedía.
El sirviente vio la bolsa, leyó el papel, agitó la bolsa y al escuchar el sonido metálico se estremeció, apretó la bolsa
contra el pecho, miró hacia todos lados de la puerta y entró a su hogar.
El rey y el sabio se arrimaron a la ventana para ver la escena.
El sirviente ingresó presuroso a su hogar y con su brazo arrojó al piso todo lo que había sobre la mesa dejado sólo la vela.
Se sentó y vació el contenido de la bolsa?
Sus ojos no podían creer lo que veían.
¡Era una montaña de monedas de oro! El, que nunca había tocado una de estas monedas, tenia hoy una montaña de ellas !!
El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y hacía brillar a la luz de la vela. Las juntaba y desparramaba, hacía pilas de monedas.
Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de 10 monedas.
Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis?. y mientras sumaba 10, 20,30, 40, 50, 60?. hasta que formó la última pila: 9 monedas !!!
Su mirada recorrió la mesa primero, buscando una moneda más.
Luego el piso y finalmente la bolsa.
* ?No puede ser?, pensó. Puso la última pila al lado de las otras y confirmó que era más baja.
* Me robaron -gritó- me robaron, malditos!!
Una vez más buscó en la mesa, en el piso, en la bolsa, en sus ropas, vació sus bolsillos, corrió los muebles, pero no
encontró lo que buscaba.
Sobre la mesa, como burlándose de él, una montañita resplandeciente le recordaba que había 99 monedas de oro
?sólo 99?.
* ?99 monedas. Es mucho dinero?, pensó.
Pero me falta una moneda.
Noventa y nueve no es un número completo -pensaba- Cien es un número completo pero noventa y nueve, no.
El rey y su asesor miraban por la ventana. La cara del paje ya no era la misma, estaba con el ceño fruncido y los rasgos tiesos, los ojos se habían vuelto pequeños y arrugados y la boca mostraba un horrible rictus, por el que se asomaban los dientes.
El sirviente guardó las monedas en la bolsa y mirando para todos lados para ver si alguien de la casa lo veía, escondió la bolsa entre la leña.
Luego tomó papel y pluma y se sentó a hacer cálculos.
¿Cuánto tiempo tendría que ahorrar el sirviente para comprar su moneda número cien?
Todo el tiempo hablaba solo, en voz alta. Estaba dispuesto a trabajar duro hasta conseguirla.
Después quizás no necesitara trabajar más. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar.
Con cien monedas de oro un hombre es rico.
Con cien monedas se puede vivir tranquilo.
Sacó el cálculo. Si trabajaba y ahorraba su salario y algún dinero extra que recibía, en once o doce años juntaría lo
necesario. ?Doce años es mucho tiempo?, pensó.
Quizás pudiera pedirle a su esposa que buscara trabajo en el pueblo por un tiempo.
Y él mismo, después de todo, él terminaba su tarea en palacio a las cinco de la tarde, podría trabajar hasta la noche y recibir alguna paga extra por ello.
Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo y el de su esposa, en siete años reuniría el dinero.
Era demasiado tiempo!!! Quizás pudiera llevar al pueblo lo que quedaba de comidas todas las noches y venderlo por unas monedas. De hecho, cuanto menos comieran, más comida habría para vender?
Vender? Vender?
Estaba haciendo calor. ¿Para qué tanta ropa de invierno? ¿Para qué más de un par de zapatos? Era un sacrificio, pero en cuatro años de sacrificios llegaría a su moneda cien.
El rey y el sabio, volvieron al palacio. El paje había entrado en el círculo del 99?
Durante los siguientes meses, el sirviente siguió sus planes tal como se le ocurrieron aquella noche. Una mañana, el paje entró a la alcoba real golpeando las puertas, refunfuñando de pocas pulgas.
* ¿Qué te pasa?- preguntó el rey de buen modo.
* Nada me pasa, nada me pasa.
* Antes, no hace mucho, reías y cantabas todo el tiempo.
* Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué querría su Alteza, que fuera su bufón y su juglar también?
No pasó mucho tiempo antes de que el rey despidiera al sirviente.
No era agradable tener un paje que estuviera siempre de mal humor.
Comentario del autor del Cuento:
?Vos y yo y todos nosotros hemos sido educados en esta estúpida ideología:
Siempre nos falta algo para estar completos, y sólo completos se puede gozar de lo que se tiene.
Por lo tanto, nos enseñaron, la felicidad deberá esperar a completar lo que falta? Y como siempre nos falta algo, la
idea retoma el comienzo y nunca se puede gozar de la vida.
Pero qué pasaría si la iluminación llegara a nuestras vidas y nos diéramos cuenta, así, de golpe, que nuestras 99 monedas son el cien por ciento del tesoro, que no nos falta nada, que nadie se quedó con lo nuestro, que nada tiene de más redondo cien que noventa y nueve, que todo es sólo una trampa, una zanahoria puesta frente a nosotros para que jalemos del carro, cansados, malhumorados, infelices o resignados.
Una trampa para que nunca dejemos de empujar y que todo siga igual?
? Cuántas cosas cambiarían si pudiéramos disfrutar de nuestros tesoros tal como están??
?Recuentos para
Demian? de Jorge Bucay (Nuevo Extremo)
Hasta el Próximo Número !!!