Respaldo de material de tanatología

EL SINDROME DEL NIDO VACIO.

EL SINDROME DEL NIDO VACIO.

Zarina Moderador  Enviando en: jueves, 19 de junio, 2003 – 07:35 pm

Se denomina ?el síndrome del nido vacío?, la sensación de nostálgica añoranza que sienten los padres cuando los hijos, al hacerse mayores, se independizan y llevan un estilo de vida más autónomo o abandonan el hogar familiar.

En ambos casos parte de la actividad, ocupaciones y preocupaciones que implica la educación de los hijos desaparece y los padres sienten un vacío emocional, ya que les parece que su vida no tiene ni los mismos alicientes ni el mismo sentido.

El nido y los poyuelos
Mientras los hijos son pequeños, los cuidados inherentes a su educación mantienen a la pareja unida y ocupada en la trascendental labor de preparar a los hijos para que puedan afrontar con éxito su vida adulta.

Muchas de ellas están tan dedicadas a ese cometido que ni siquiera se dan cuenta que han dejado de ser pareja para convertirse en familia.

Es en esas circunstancias cuando el síndrome del nido vacío se manifiesta con toda su virulencia.

Cuando una de las partes, o ambas a la vez, toma conciencia de que el problema no es que se eche de menos a los hijos, porque al hacerse mayores ya no requieren de los mismos cuidados ni dedican a la familia el mismo tiempo que antes, sino que nota que el nido está vacío. No sólo porque han volado los poyuelos, sino porque al hacerlo descubren que sin los hijos el nido no tiene calor.

El calor del hogar
La variante más grave y el verdadero problema del síndrome no es que se vayan los hijos, sino que los padres descubran que ellos tampoco desean permanecer en el hogar, porque la calidad de la relación de pareja no es un aliciente suficiente para mantener la convivencia.

Lo que determina, por tanto, la importancia del síndrome no es la ausencia de los hijos, sino la falta de calidad previa del vínculo, que se hace más presente y evidente a raíz de la menor presencia de quienes hasta entonces habían hecho más llevadera la situación.

Por eso no debemos confundir las causas con las consecuencias, atribuyendo al alejamiento de los hijos lo que es consecuencia del alejamiento previo de los componentes de la pareja.

El calor de la pareja
Cuando una pareja se siente vinculada un hogar nunca se queda sin calor.

Cuando los hijos crecen la familia puede perder parte de su actividad, vida y alegría. Pero si el matrimonio se siente implicado en un proyecto de convivencia válido por sí mismo, el síndrome del nido vacío no sólo puede superarse sino que incluso en ocasiones ni siquiera llega a manifestarse.

Las parejas que siguen llenas de amor no se sienten vacías porque marchen los hijos, aunque naturalmente sienten esa mezcla de orgullo y nostalgia que se produce cuando alguien es consecuente de que ha contribuido a preparar a sus hijos para que sepan desenvolverse en la vida como adultos autónomos y responsables.

Reflexión
Por eso las parejas sólidas y armónicamente vinculadas no suelen sufrir este síndrome, porque al saber disfrutar tanto de su propia habilidad para volar como de su capacidad para permanecer en el nido, saben asimilar que sus hijos se instalen, a su vez, en otro árbol para construir su propio nido.

🙂