Respaldo de material de tanatología

Cómo hablar de la muerte con los niños

Cómo hablar de la muerte con los niños
Zarina  Enviando en: viernes, 20 de junio, 2003 – 04:54 pm

Aunque muchos niños, por su corta edad, no comprenden lo que es la muerte, son sumamente sensibles a las reacciones que ésta ocasiona en los adultos, así como a la ausencia de la persona fallecida. Por este motivo es de suma importancia que se les diga la verdad, pues de lo contrario se confunden y manifiestan rencor debido al “abandono”.

Es cierto, resulta doloroso y difícil hablar de la muerte con los niños, ya que por una parte la depresión se apodera de nosotros y, por otra, queremos proteger a los pequeños del sufrimiento; sin embargo, es necesario armarse de valor y, pasadas las horas de mayor dramatismo y confusión, buscar momento y lugar apropiados para explicarles lo ocurrido con lenguaje adecuado a su edad.

Lo anterior puede efectuarse diciéndoles lo siguiente: “Los médicos y enfermeras hicieron todo lo posible por arreglar el cuerpo del abuelo, pero estaba tan estropeado que las medicinas no lo pudieron reparar”.

Evite recurrir a las siguientes afirmaciones:
Información:
-Se ha ido a un viaje largo.

Interpretación infantil:
-Sensación de abandono

Información:
-Dios así lo quiso

Interpretación infantil:
-Dios es malo

Información:
-Se fue a dormir

Interpretación infantil:
-Temor a dormir

Considere que es inútil ocultar la verdad al niño porque como todos a su alrededor lo saben, tarde o temprano se enterará, asimismo, tome en cuenta que en la actualidad los pequeños comprenden de mejor manera este tipo de acontecimientos y los aceptan con sorprendente entereza.

Acercamiento
En muchas ocasiones los niños tienen su primera experiencia con la muerte cuando fallece su mascota, lo cual tampoco debe ocultárseles diciéndoles que el animal escapó de la casa, porque ello puede generarles gran preocupación, ansiedad y angustia debido a que piensan que la criatura está expuesta a muchos peligros y que tiene hambre y frío.

Lo más recomendable es informarle al pequeño lo ocurrido y hacer los rituales propios de la muerte, por ejemplo, despedirse del animalito, enterrarlo en el jardín o mandarlo a incinerar y, en caso que sean creyentes, rezar por él; en este momento se le puede explicar que de manera natural todos los seres vivos cumplimos con un ciclo, el cual culmina con la muerte.

También es necesario enseñarles que hay que recordar a la mascota fallecida con alegría, pues junto a ella se tuvieron gratas experiencias y se compartieron infinidad de cosas y, para que toda la familia pase unida este duelo, se podría hacer un álbum con las fotos favoritas al lado del animal y hablar de él con cariño; considere que esto proporcionará a su hijo base sólida que lo ayudará a enfrentarse con mayor madurez a la pérdida de otro ser querido.

Por otra parte, cabe destacar que la explicación sobre la muerte debe ser acorde con la edad del pequeño, a continuación le presentamos algunos consejos:

3 a 5 años.
Los niños de esta edad no comprenden inmediatamente que la persona que muere nunca volverá, por lo que psicólogos y psiquiatras aconsejan que se les ejemplifique la situación con lo que ocurre a las flores que se marchitan en el rosal, igualmente, es de gran ayuda visitar a los parientes ancianos y explicar a los pequeños que envejecer es un proceso natural.

6 a 8 años.
En esta etapa es sumamente importante dejarles en claro las causas del fallecimiento, ya que suelen pensar que la persona ha muerto por algo que ellos han hecho, por ejemplo: “Papá murió porque me portaba mal y lo cansé” o “cuando discutimos el otro día desee que muriera”.

9 a 12 años.
Debido a su mayor comprensión, pueden sentirse abrumados por los sentimientos de pérdida, y a la vez verse incapaces de expresar estas emociones, asimismo, su búsqueda de información hace que se enfaden cuando se les mantiene al margen de conversaciones; quieren saber el máximo sobre la muerte como forma de tener algún control sobre la situación.

Para tranquilizarlos puede ser de gran ayuda encontrar rituales para recordar a la persona fallecida, como dibujarla, escuchar su música preferida y lanzar globos al aire.

Ritos funerarios
Animar al niño (a partir de los cinco años) a asistir y participar en el funeral puede ayudarle a comprender qué es la muerte y a iniciar mejor el proceso de duelo; es aconsejable explicarle con anticipación qué verá y escuchará, y por qué se realizan estos actos.

También es conveniente que el pequeño vea al cadáver y comentarle que el cuerpo deja de moverse, respirar, comer, hablar, ir al baño y no siente dolor.

Si uno o los dos padres están demasiado afectados para ocuparse del niño, puede ser necesario que otra persona se responsabilice de acompañarle durante los ritos, preferentemente alguien cercano al pequeño que le permita expresar sus emociones y se sienta cómodo contestando sus preguntas.

Ahora bien, aunque el infante sepa que su ser querido ha muerto, siente necesidad de seguir manteniendo una relación afectiva, y así, la persona fallecida puede convertirse en padre, madre, abuelo o abuela imaginaria, en estos casos se les puede ayudar al proporcionarles algún objeto personal para que lo conserven como recuerdo y forma de unión íntima con él o ella.

No es fácil permitir que los niños nos acompañen en estos momentos, pero ocultarles la verdad o mandarlos a casa del tío no sólo les hará sentir desplazados, sino se les transmitirá el mensaje de que no es bueno llorar o estar triste cuando alguien muere.

Saludos. 🙂