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Jubilación; ¿qué hacer con el tiempo?

Jubilación; ¿qué hacer con el tiempo?

El aumento en la esperanza de vida favorece que las personas mayores, una vez concluida su etapa laboral, tengan mucho tiempo libre con el que a veces no saben qué hacer; no hay por qué deprimirse o desesperarse, ya que existen muchas actividades gratificantes que esperan a quienes las buscan.

Cuando pensamos en qué hace la gente durante su tiempo libre, de inmediato nos remitimos mentalmente a visitas al cine, reuniones con seres queridos, prácticas deportivas ocasionales e incluso paseos por centros comerciales; en otras palabras, acciones que ayudan a romper la rutina y a descansar.

Más que esto, las actividades de ocio ocupan un lugar de baja relevancia en nuestro horario y no dudamos en sacrificarlas ante otros compromisos que catalogamos como “más importantes”, de modo que para muchas personas es poco habitual pensar en actividades deportivas, de ocio, descanso o viajes.

No es raro entonces que muchas personas se encuentren en un predicamento con la llegada de la jubilación o retiro (a los 65 años, aproximadamente), ya que dejar de trabajar es perder aquello para lo que se han preparado durante toda la vida y que les ha ayudado a realizarse como individuos. Además, se deja de contar con importante vía para establecer relaciones sociales, disminuyen los ingresos económicos y se enfrentan situaciones de soledad, pues los hijos han formado ya su propio hogar.

Por ello es importante que el tiempo de ocio reciba su adecuada valoración desde etapas anteriores al retiro laboral, y que toda persona, jubilada o no, aprenda a aprovechar el tiempo libre a través de actividades gratificantes.

Cambio de actitud
Antes de ofrecer algunos ejemplos de acciones que pueden realizarse durante el tiempo libre que se tiene con la jubilación, hay que mencionar que es importante para las personas de la tercera edad desechar algunas ideas preconcebidas que generan aversión o pánico hacia el retiro.

En primer lugar, es mentira que una persona se vuelve inútil sólo por dejar de trabajar, ya que sus capacidades son lo suficientemente amplias para otorgarle independencia de acción y pensamiento, así como para aprender habilidades, emprender proyectos individuales y establecer nuevas relaciones sociales con gente de la misma edad e inquietudes similares.

Así, aunque se suele decir que en la edad madura ya no se tiene la misma vitalidad que en años anteriores, basta con observar a un joven desesperado tratando de llevar el mismo inagotable ritmo de un niño para comprender que el envejecimiento es un hecho natural y que, por ende, cada edad tiene sus propias cualidades, virtudes, ventajas y limitaciones. En efecto, la fuerza física de los ancianos es menor, pero ésta no desaparece y, en cambio, se gana mucho en cuanto a paciencia y capacidad de observación.

Finalmente, el hecho de que ya no se realicen actividades “productivas” no significa que se tenga “menos valor”. Por desgracia, mucha gente tiene la idea de que en todo momento se debe realizar “algo”, de modo que el descanso y las actividades de ocio parecen erradicadas y hasta condenables; nada más lejano de lo ideal, ya que es sabido que la falta de tiempo para uno mismo o someterse a estresantes jornadas laborales genera o acentúa problemas como insomnio, dolor de cabeza, presión arterial alta o neurosis.

Así pues, la jubilación se debe vivir para lo que fue creada: gratificar y agradecer con tiempo libre y tranquilidad a las personas que han dedicado parte de su vida al buen funcionamiento de una sociedad, de modo que puedan brindarse las atenciones y cuidados que no han podido tener consigo mismos.

Más movimiento
Practicar un deporte para mantenerse en forma no es patrimonio exclusivo de los jóvenes, sino de todo aquel que tiene interés por su salud; ciertamente, el ejercicio constante mejora la calidad de vida en la tercera edad y actúa como terapia preventiva ante problemas de articulaciones, huesos, músculos, tendones o sistema cardiovascular (corazón, arterias y venas).

Asimismo, reduce grasa corporal al tiempo que aumenta la masa muscular, favorece el uso adecuado de azúcares y grasas, contrarresta la osteoporosis (pérdida de calcio en los huesos), y retarda el deterioro del sistema nervioso; del mismo modo, agiliza los reflejos, disminuye la percepción del dolor y ansiedad, y optimiza el aprovechamiento de oxígeno, que es vital para las actividades del corazón y cerebro.

Entre los deportes más gustados en la tercera edad se encuentran la natación, ya que tiene mínimo impacto en las articulaciones y pone en movimiento prácticamente a todos los músculos; caminar, andar en bicicleta o trotar a baja velocidad, debido a que ayudan a tener adecuada oxigenación, equilibrio y resistencia al esfuerzo, así como yoga y tai-chi, que brindan elasticidad, relajación y tranquilidad a través de movimientos suaves y coordinados.

Numerosos centros recreativos, deportivos y de convivencia social proporcionan la oportunidad de practicar estas disciplinas bajo la guía de un instructor. Asimismo, las actividades se realizan en grupo, de modo que se tiene la oportunidad de ampliar el círculo de amistades a través de la convivencia con personas de la misma edad que poseen aspiraciones similares.

Cabe hacer la recomendación de que antes de iniciarse en la práctica deportiva se consulte al médico familiar o geriatra, a fin de que realice exámenes para conocer la condición física.

Cursos y talleres
El tiempo libre es útil para aprender nuevas habilidades que ayuden al esparcimiento, contribuyan a la realización personal o que tengan aplicación práctica en la vida; por ello, diversas escuelas y centros culturales disponen de amplia gama de cursos en los que aquellas personas deseosas de ampliar sus horizontes den rienda suelta a sus anhelos.

En muchos de estos sitios se ofrecen interesantes cursos y talleres todo el año, a través de los cuales se pueden adquirir conocimientos de uso cada vez más generalizado, como idiomas y computación; oficios, como artesanía, cerámica, corte y confección, serigrafía y grabado; terapias alternativas como reiki, digitopuntura y aromaterapia, o artes como pintura, dibujo, fotografía, guitarra, canto y creación literaria.

Asimismo, museos y centros educativos realizan a menudo ciclos de cine en los que se exhiben y analizan las obras más representativas del séptimo arte; lecturas en voz alta donde se comparten los pasajes más ingeniosos o apasionados de teatro, literatura y poesía, además de interesantes concursos de ajedrez o dominó que suelen ofrecer momentos de intensa emoción.

A la vez que se aprenden destrezas, este tipo de actividades fomentan nuevas relaciones sociales y, según coinciden especialistas, ayudan a mejorar la agilidad de la memoria y a incrementar el poder de almacenar información, con lo que se evita la “jubilación mental” o estados de amnesia y confusión. Contrario a lo que se piensa, el cerebro humano tiene la oportunidad de ejercitarse toda la vida y mantener viva su capacidad, sólo necesita “ejercicio” para lograrlo.

Arte y entretenimiento
Si lo que se desea es simplemente pasear o pasar un momento solo o acompañado, existen muchas otras alternativas para divertirse y encontrar algo nuevo que aprender; no en balde las ciudades de la República Mexicana cuentan con gran cantidad de parques, museos, auditorios, casas de arte y centros históricos en los que se preparan actividades destinadas a personas de todas las edades y que favorecen la formación de nuevas amistades.

Así, mientras los museos y sitios arqueológicos ofrecen la oportunidad de viajar por distintas épocas de la cultura del país o conocer la evolución del arte y la ciencia, los auditorios y casas de arte permiten admirar obras de teatro clásico o contemporáneo, asistir a la presentación de libros y convivir directamente con los creadores de la cultura contemporánea a través de mesas de debate o pláticas informales.

Además, parques y casas de cultura son sitios en donde se ofrece la posibilidad de realizar paseos al aire libre o de participar en concursos de baile en los que se puede hacer gala de los mejores pasos para danzón, cha-cha-cha, mambo o rock and roll, y entablar amistades que perduren por mucho tiempo.

Ahora bien, si lo que se desea es una actividad más tranquila, es muy recomendable visitar la biblioteca más cercana para adentrarse en la lectura de los libros que siempre han despertado curiosidad pero nunca se tuvo tiempo para leerlos.

Cabe decir que muchos centros de esparcimiento cuentan con cafetería, en donde además de degustar rica bebida es posible sostener una conversación sobre la exposición o presentación a la que se acaba de asistir.

¿Jubilación jubilosa?
Algunas investigaciones han revelado que las personas de la tercera edad que realizan actividades de esparcimiento o se dedican a un arte u oficio, cuentan con una actitud favorable respecto a la jubilación, se sienten satisfechos y entablan mejor relación con sus familiares o conocidos, de modo que su participación social es mayor que en aquellos casos en que se detiene abruptamente el ritmo de vida y aprendizaje.

Asimismo, aunque mucha gente que se retira sufre una disminución en su ingreso económico, el deseo por aprender y disfrutar su tiempo se ve compensado con oportunidades gratuitas o poco costosas que se brindan en talleres y clubes especiales para personas de la tercera edad, los cuales pueden ser auspiciados por instancias gubernamentales, civiles o religiosas, de modo que las oportunidades de desarrollo nunca se cierran para quien las busca.

Por tanto, los adultos mayores deben pensar que cuentan con recursos personales para mantenerse activos y realizar aquellas tareas que les resulten interesantes y atractivas, a fin de sentirse autosuficientes y útiles, lo cual redunda en mayor grado de bienestar físico y mental. Adelante y ¡a disfrutar el tiempo libre!

Zarina Moderador Enviando en: martes, 02 de setiembre, 2003 – 09:15 pm