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DESAPEGO: EL CRITERIO ES LA ALEGRIA

Asunto: [duelo-perdida_emocional] DESAPEGO: EL CRITERIO ES LA ALEGRIA
Fecha: Sabado, 16 de Diciembre, 2000  09:57:37 (GMT)
Autor: tdmeseguer

Aquí tenéis un texto del maestro de meditación zen Osho Rajneesh 
respecto al apego, el amor y la dirección interna que, alomejor, os 
gusta.

                        El criterio es la alegría
                            Osho Rajneesh

¿Cómo puedo saber si lo que está creciendo dentro es desapego o 
indiferencia?

No es difícil saberlo. ¿Cómo sabes cuándo tienes un dolor de cabeza y 
cómo sabes cuándo no tienes un dolor de cabeza?  Es muy sencillo. 
Cuando creces en el desapego, te volverás más sano, más feliz, tu vida 
se volverá una vida de alegría. Éste es el criterio de todo cuanto es 
bueno.  La alegría es el criterio.  Si estás creciendo en la alegría, 
estás creciendo y vas hacia tu hogar.
Con indiferencia no hay posibilidad de que crezca la alegría.  De 
hecho, si tienes alguna alegría, hasta ésta desaparecerá.
La felicidad es salud y para mí la religión es básicamente hedonista. 
El hedonismo es la esencia misma de la religión.  Ser feliz lo es todo.
Por lo que, recuerda: si las cosas van bien y vas bien encaminado, cada 
momento traerá más alegría, como si estuvieras acercándote a un bello 
jardín.  Cuanto más cerca esté, el aire será más fresco, más fragante. 
Ésta será la señal de que estás yendo en la buena dirección.  Si el 
aire se vuelve menos fresco, menos fragante, en este caso estás yendo 
en la dirección contraria.  La existencia está hecha de alegría.  Es su 
materia prima.  La alegría es la materia con la que se ha hecho la 
existencia.  De modo que cuando estés yendo hacia una mayor 
existencialidad, te irás volviendo más y más lleno de alegría, gozo, 
sin razón alguna.  Si vas hacia el desapego, crecerá el amor, crecerá 
la alegría, sólo los apegos serán descartados, porque los apegos traen 
tristeza, porque los apegos traen ataduras, porque los apegos destruyen 
tu libertad.  Pero si estás volviéndote indiferente… La indiferencia 
es una moneda falsa, se parece al desapego, pero sólo se parece al 
desapego.  Nada crecerá en ella.  Sólo te encogerás y morirás.
Por lo que ve y observa: hay muchos monjes en el mundo -católicos, 
hindúes, jainistas, budistas-, fíjate en ellos.  No producen una 
sensación radiante, no tienen un aura de fragancia, no parecen más 
vivos que tú: de hecho, parecen menos vivos, lisiados, paralíticos. 
Controlados, naturalmente, pero no en una disciplina profunda, 
interior; controlados, pero no conscientes; siguiendo una cierta 
conciencia que la sociedad les ha dado, pero todavía no conscientes de 
sí mismos, no individuos todavía, no libres todavía.  Viven como si ya 
estuvieran en su tumba, a la espera de la muerte.  Su vida se vuelve 
morosa, monótona, triste; es una especie de desespero.
Cuidado.  Siempre que algo no va bien, hay señales en tu ser.  La 
tristeza es una señal, la depresión es una señal, la alegría, la 
celebración también es una señal.  Más canciones te sucederán si vas 
hacia el desapego.  Bailarás más y te volverás más amoroso.  Recuerda, 
el amor no es apego, el amor no sabe de apegos y lo que sabe de apegos 
no es amor.  Es posesividad, dominio, cuelgue, miedo, codicia; puede 
ser mil y una cosas, pero no es amor.  En el nombre del amor se exhiben 
otras cosas, en el nombre del amor otras cosas se ocultan detrás, pero 
la etiqueta “amor” está pegada en el recipiente.  Dentro encontrarás 
muchas clases de cosas, pero nada de amor en absoluto.  Observa.  Si 
estás apegado a una persona, ¿amas? ¿O estás asustado de tu soledad y 
por eso te agarras?  Como no puedes estar solo, utilizas a esta persona 
para no estar solo.  Entonces tienes miedo.  Si la persona se muere, o 
se va a otro lugar, o se enamora de algún otro, entonces matarás a esta 
persona y dirás: «estaba tan apegado … ». O te matarás a ti mismo y 
dirás: «estaba tan apegado que no podía vivir sin ella, o sin él».  Es 
pura estupidez.  No es amor, es otra cosa.  Te da miedo tu soledad, no 
eres capaz de estar contigo mismo, necesitas que alguien te distraiga. 
Y quieres poseer a la otra persona, quieres utilizar a la otra persona 
como medio para tus propios fines.  Utilizar a otra persona como medio 
es violencia.
Enmanuel Kant hizo de esto una de sus ideas fundamentales de la vida 
moral.  Solía decir que tratar a otra persona como un medio es el acto 
más inmoral que existe.  Lo es.  Porque cuando tratas a otra persona 
como un medio -para tu satisfacción, para tu deseo sexual, para tu 
miedo o para otra cosa- cuando utilizas a otra persona como un medio, 
estás reduciendo la otra persona a una cosa, estás destruyendo su 
libertad, estás matando su alma.
El alma sólo puede crecer en libertad.  El amor da libertad.  Y cuando 
tú das libertad, eres libre, esto es, lo que es el desapego.  Si 
impones ataduras al otro, te harás prisionero por voluntad propia.  Si 
atas al otro, el otro te atará a ti; si confinas al otro, el otro te 
confinará; si intentas poseer al otro, el otro te poseerá.  Así es como 
las parejas se pasan toda la vida luchando por el dominio: el hombre a 
su manera, la mujer a su manera.  Ambos luchan.  Es una queja y una 
pelea continuas.  Y el hombre piensa que de alguna manera controla a la 
mujer y la mujer piensa que de alguna manera controla al hombre.  El 
control no es amor.
Nunca trates a una persona como medio.  Trata a todo el mundo como un 
fin en sí mismo, en sí misma; entonces eres una persona religiosa. 
Entonces no te agarras, entonces no estás apegado. Amas, pero tu amor 
da libertad, y cuando tú das libertad al otro, eres libre.  Tu alma 
sólo crece en libertad.  Te sentirás muy, muy feliz.
El mundo se ha convertido en algo muy infeliz.  No porque sea algo 
infeliz, sino porque lo hemos convertido en algo malo.  El mismo mundo 
puede convertirse en una celebración.
Preguntas, ¿cómo puedo saber si están creciendo el desapego o la 
indiferencia dentro?. Si te sientes feliz, si te sientes feliz con lo 
que esté creciendo, más centrado, con más aplomo, más vital que antes, 
entonces adelante con ello.  Entonces no hay que tener miedo.  Que la 
felicidad sea la piedra de toque, el criterio (ninguna otra cosa puede 
ser el criterio).  Nada de lo que las escrituras digan puede ser el 
criterio si tu corazón no late de felicidad; nada de lo que yo diga 
puede ser el criterio si tu corazón no late de felicidad.  En el 
momento de tu nacimiento pusieron un mecanismo sutil en tu interior. 
Va con la vida misma que siempre puedas saber lo que está sucediendo, 
puedas siempre sentir si eres feliz o infeliz.  Nadie pregunta cómo 
saber si es feliz o infeliz.  Nadie lo ha preguntado nunca.  Cuando 
eres infeliz, lo sabes; cuando eres feliz, lo sabes. O sea, que es un 
valor intrínseco.  Lo sabes, has nacido sabiéndolo, así que permite que 
se utilice este valor intrínseco y esto nunca falsificará tu vida. 
Pero si te fijas en las escrituras, hay peligro, porque para la persona 
que escribió un libro determinado puede haber sido un crecimiento, pero 
puede no serlo para ti.  El se sintió feliz.  Mahavir se sintió muy 
feliz ayunando; el Buda nunca se sintió tan feliz ayunando.  Así que, 
¿qué hacer?  Ambos son seres perfectos.  Si escuchas al Buda existe la 
posibilidad de que empieces distorsionando tus propios sentimientos; si 
escuchas a Mahavira existe la misma posibilidad.  Krishna vivió en el 
mundo, amó a muchas mujeres, se lo pasó muy bien.  Era un hombre 
totalmente diferente, perfectamente feliz.  Estaba siempre cantando y 
bailando.  Tenía su propio sentimiento; quizá su sentimiento te 
conviene, quizá no.
Por lo que nunca pruebes ningún criterio exterior; nunca pruebes un 
criterio exterior para tu interior, pues existe el peligro de que 
falsifiques tu mecanismo interno, tu mecanismo intrínseco.  Escucha tu 
corazón.
Yo estoy aquí, no para darte ningún criterio, sino para hacer que 
reconozcas tu propio criterio, para hacerte consciente de tu propia 
conciencia intrínseca.  Siente, y es tan claro que no se necesita 
ninguna otra ayuda.

(Osho Rajneesh)