Respaldo de material de tanatología

EL FIN DE LA VIDA

EL FIN DE LA VIDA

Cuando quiero vivir, pienso en la muerte.
Y cuando quiero ver, cierro los ojos.?
Manuel Machado.

NO HAY NADA MEJOR PARA MORIRSE EN PAZ
QUE VIVIR EN PAZ

Para algunos filósofos el sinsentido de la muerte es la muestra más contundente del absurdo de la vida. Para otros filósofos y para muchos creyentes la muerte es un trámite, más o menos importante, para el acceso a la otra vida. Y para otros, la muerte es un hecho. Ante el hecho de la muerte no hay más posibilidad, ni más remedio: no podemos dejar de morirnos, somos humanos y eso implica que somos mortales por naturaleza.

Si quisiéramos vislumbrar alguna característica positiva en el hecho de la muerte, creo que la única sería la de que morirse es algo que todo el mundo hacemos impecablemente a la primera, y este trato igualitario introduce una justicia en este mundo, aunque sólo sea al final de la estancia en él. En efecto, no hay posibilidad de trampa ni excepción para las reglas del juego que rigen: aquí nos morimos todos.

Así pues, la muerte es el fin de la vida, entendiendo este complemento ?de la vida? como genitivo objetivo, a saber, la vida se acaba con ese hecho. Mas si la muerte es un hecho, no deja intacto el sentido de la vida: al estar ésta limitada por ese final que es la muerte, adquiere unos rasgos que no tendrá la de un ser que pudiera vivir eternamente. No estoy diciendo que el sentido a la vida se lo concede el hecho de la muerte, pero lo que es innegable es que sí le cambia la perspectiva.

Desde esta posición no tenemos mucho interés en aprender a morir, sí, en cambio, y mucho por la cuenta que nos trae -no hay alternativa-, en aprender a vivir; ante esta panorámica la muerte convierte al hombre en un ser ?para la vida?. De modo que lo único que podemos hacer es lo que los hechos irrebatibles como el de la muerte permiten: aceptarlo y aprender cómo aceptarlo de manera que nos ayude a vivir mejor, que es de lo que se trata una vez que estamos aquí.

Ahora bien, eso de vivir mejor supone una vertiente física de bienestar y salud y una vertiente moral. El final de la salud es la muerte, de ahí que sean convenientes, en aras de potenciar la calidad de vida, el cuidado y la prevención. No obstante, lo terrible de la muerte no es tanto ella misma, en tanto que final, como el proceso previo, siempre lento, que es el morirse, el mal de morirse radica en el dolor físico y desasosiego espiritual. Con el primero, el dolor físico, algo puede hacer la técnica; lo segundo, el desasosiego, incumbe a la ética.

De la muerte propia podemos decir con Epicuro que ella y nosotros somos incompatibles, porque cuando nosotros somos ella todavía no está, y cuando ella está nosotros ya no somos. Respecto al temor a la muerte el mismo filósofo griego insiste en que vivimos nuestra propia muerte, de modo que el temor sólo tiene sentido cuando pensamos en la muerte como si no muriéramos del todo, como si todavía pudiéramos sentir la muerte, lo cual es simplemente estúpido: la muerte es ausencia de toda sensación y entendimiento. A decir verdad, no creo que sea cuestión de preocuparse en eso de la propia muerte pensando excesivamente en ella, mas tampoco se trata de ignorar su peculiar ?existencia? pues ello puede inducir a malgastar la vida. De ahí la llamada epicúrea al cálculo racional de los placeres para obtener la ataraxia -ausencia de dolor físico y de perturbación del alma-.

Mas si bien es cierto que no podemos vivir nuestra propia muerte, sí vivimos nuestro proceso de morir, y ante esto sólo podemos apelar a los cuidados de la medicina para aminorar en lo posible el dolor, y a nuestra conciencia moral para que nos permita morirnos en paz.

Y aquí la ética sólo permite cierta tranquilidad de conciencia cuando uno considera, en un cierto estado de contento consigo mismo, que en lo posible ha cumplido con el deber, que no es otra cosa en formulación kantiana, que tratar a la humanidad, tanto en nuestra persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin es sí mismo y nunca sólo como un mero medio. Más concretamente, uno sólo puede morirse más o menos tranquilo si se ha ocupado a autoperfeccionarse como persona y ha procurado hacer felices a los demás de la manera que los demás desean. No hay nada mejor para morirse en paz que vivir en paz consigo mismo, algo para lo que la conciencia moral no acepta sobornos. De ahí que sea prudente hacer balances, cuando todavía hay tiempo: decir lo que debemos y queremos decir, hacer lo que debemos y queremos hacer, y saber, antes del último momento, la hora de la verdad, lo que tiene importancia y lo que no es importante. Por supuesto que todo eso implica tomarse la vida muy en serio. Y como dijo el poeta: ?Si no he tenido en mi vida / en donde caerme muerto / ¿para qué voy a querer / después de muerto tenerlo??

Francisco Arias Solis
e-mail: aarias@arrakis.es
URL: http://www.arrakis.es/~aarias
WIKIPEDIA: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Arias_Sol%C3%ADs

La paz no se reduce a la ausencia de guerras

Espiritualidad al final de la vida

EN LA MUERTE, LA ESPIRITUALIDAD PUEDE HACER MÁS PROFUNDO EL SIGNIFICADO DE LA VIDA

Por Martha Rutland-Wallis y Hugh Maddry

Gina Pavone sabe que le queda poco tiempo en este mundo. Si no logran curar el cáncer de ovario que se ha extendido a su hígado, los médicos dicen que le quedan uno, dos, quizá hasta tres años de vida.
Tiene miedo, pero también está preparada debido a un sistema de creencias espirituales que le asegura que la vida no termina con la muerte.
“Es difícil enfrentar la muerte cuando uno no sabe realmente que hay al otro lado” dijo. “Y si bien creo que hay que pensarlo, uno no puede obsesionarse”.
Para llegar a este punto se apoyó en todas las lecciones de religión que aprendió y cada suceso espiritual del que ha oído hablar, del que leyó o vivió.
“Los primeros seis meses después del diagnóstico, me quedé aplastada en el sofá con mi perro”, dijo Pavone, de 54 años, de Troy, Michigan. “Cuando no dormía, leía libros espirituales. Creo que buscaba una manera de acercarme a Dios. Quería creer que ‘Dios’ me iba a cuidar”.
Pavone fue criada como católica, pero dice que se alejó de la iglesia después de la niñez, aunque sigue convencida de algunas de sus enseñanzas. También se apoya en su fortaleza espiritual.
“Realmente necesitaba saber por qué estoy aquí” dijo. “Creo que todos nos hacemos esa pregunta”.
Esa pregunta se responde de muchas maneras porque la espiritualidad tiene muchos rostros diferentes. Es un aspecto central de todas las religiones y, de un modo u otro, es en lo que se apoya la gente cuando se da cuenta que está por ir a un lugar desconocido.
“Estamos comenzado a comprender que la espiritualidad  es de la mayor importancia al final de la vida” dijo el reverendo Kevin Calloway, que trabaja en la iglesia africana metodista episcopal de St. Paul en Olathe, Kansas. “Eso es lo que nos preocupa. Cuando alguien sabe que se está muriendo, se ve la vida de otra manera”.
La espiritualidad puede encontrarse en las conexiones, relaciones y significados que dan pasión, compromiso y esperanza a la vida: un grupo que se reúne a escribir poesía, un programa de doce pasos, el amor a la naturaleza, la meditación. Puede venir a través de una relación personal con un poder superior, pero también puede alcanzarse por vía de la contemplación, el arte o la música.
John Rudd, coordinador de la atención espiritual del Hospice of Bluegrass en Lexington, Kentucky, supervisa un programa de capacitación que enseña a los capellanes a comprender mejor cómo la espiritualidad, por oposición a la religión, se relaciona con la muerte y morir. Rudd dijo que es importante para la comunidad religiosa respetar las diferencias de la gente en cuanto a espiritualidad.
“Es interesante ver que mucha gente no está asociada con ninguna iglesia o grupo pero tiene una profunda conexión y conciencia espiritual y se esfuerza por relacionarse con los aspectos más elevados de su existencia” dijo.
Algunos encuentran profundas reservas de fe que nunca sospecharon que estuvieran allí. Karen Boland, pastora asociada de la Unity Church of Today de Warren, Michigan, lo ha visto suceder frecuentemente. Dice que un diagnóstico de enfermedad terminal puede hacer que la gente se lance a una búsqueda, que la lleva a comprender que hay verdades más profundas. Y esa comprensión, aunque es repentina, es profunda.
“A veces esa gente puede profundizar más en un instante que los que han estado buscando muchos años” dijo Boland.
Pueden aterrizar en cualquier dirección, incluyendo el retorno a una fe que creyeron que habían abandonado hacía tiempo.
“La fe religiosa profunda y participar de una comunidad de fe es muy importante para la gente con enfermedades graves o terminales” dijo el doctor Harold G. Koenig, autor de “The Healing Power of Faith” (El poder curativo de la fe) y profesor de la Duke University. “Los estudios muestran que involucrarse en esas cuestiones se relaciona con menos depresión y ansiedad, mayor bienestar y una mejor calidad de vida. También puede vincularse con un mejor funcionamiento del sistema inmune, presión sanguínea más baja y una supervivencia más prolongada”.
Pese a ello en Estados Unidos no se alienta a confrontar la muerte y no se hable ya de analizar su significado.
“Vivimos en una cultura que niega la muerte” dijo Rudd. “Sabemos en el fondo de nuestras mentes que va a suceder pero no lo pensamos demasiado a menudo. Es un evento de una vez en la vida y nuestra cultura nos enseña que está lejos, al final del camino”
A decir verdad, dijo Boland, “todos estamos en la línea de salida. Y no sabemos en qué punto de la fila estamos. Hay hijos que mueren antes que sus padres, padres antes que abuelos. Es ese azar lo que aumenta el temor”.
Para algunos es el momento de enseñarle el puño a Dios, un temor abrumador al dolor físico y la preocupación por los seres queridos. Cuando se acaba ese choque inicial, la gente realmente desea hablar de lo que logró en la vida y todo lo que queda por hacer.
Pavone dijo que durante el “período de llanto” tuvo muchos interrogantes, preguntas tales como: “¿Por qué yo?”
En el caso de Rich Lech fue: “¿Por qué no yo?” según su esposa Kathy Lech.
  Para Cathy de 41 años, sus fuertes creencias religiosas le han dado la fuerza para soportar la larga enfermedad de su marido, diagnosticada como cáncer del cerebro. Pero su marido es ateo.
“Cuando la gente le decía que debía agradecer a Dios que los médicos descubrieron su cáncer en fase temprana dijo: ‘No agradezco a Dios. Le agradezco a Aristóteles, porque es el que inventó el método científico que ayudará a salvar mi vida”.
Pero Kathy Lech dijo: “Yo sé que el Espíritu Santo nos ha ayudado a ambos. Rich tiene una ayuda especial lo sepa o no”.
Lech dijo que tenía esperanzas de que su marido, que ahora recibe atención domiciliaria (“hospice”) cambiaría su modo de pensar.
No importa, dijo “algún día estaré con él (en el Cielo) y le diré: ‘Te lo dije'”.
Mientras algunos se sienten seguros de su fe única, otros creen que la respuesta es la búsqueda y la mezcla de ideas.
Ese fue el caso de Rose Thomason, una escritora de Palm Coast, Florida, que siguió un camino espiritual diverso y todo lo que vivió le resultó reconfortante cuando a los 60 años se le diagnosticó un cáncer de pecho avanzado.
Se nutrió de una variedad de tradiciones espirituales, incluyendo la cristiandad con la que se había criado. La atraían las tradiciones contemplativas del este y el oeste por igual. Practicaba kum nye, una forma budista de plegaria corporal, similar al yoga. Meditaba regularmente.
Por sobre todo reflexionaba sobre su alma en lo que escribió. Cuando le diagnosticaron el cáncer, inició un diario que fue publicado luego en forma de libro. “Resumiendo Mi Alma: Un Año con el Cáncer “. El libro describió la relación entre la espiritualidad y morir: “Enfrentarse a la muerte hace que uno se concentre -escribió- clarificando el alma y haciendo delgadas las membranas que separan el espíritu y la materia”.
Mark , su hijo, recuerda a la familia sentada tranquila junto a la cama de Rose hacia el final de su vida. Cada uno rezaba en silencio. Una mujer jamaiquina del círculo de la iglesia de Rose se acerco con toda su familia. Le pidió permiso a Mark para rezar una plegaria de sanación. Mark estuvo de acuerdo y se sorprendió cuando la familia jamaiquina rodeó la  cama, tocando a Rose y rezando en voz muy alta. Rápidamente sintió el poder de esta ceremonia, una cura de manos tradicional. “No la entendí -explicó- pero me hizo sentir bien”.
Si bien los líderes espirituales concuerdan en que morir podría muy bien ser una experiencia profundamente positiva, comprenden los temores humanos al respecto. La noción de la muerte hace perder el control y a menudo genera una batalla con la desesperanza y la impotencia.
“Nos empezamos a preguntar ‘¿De qué sirve todo?'” dijo Boland. “Y ése es comúnmente el momento en el que comienza la búsqueda de un sentido en la vida”.
Si bien Pavone está convencida que “hay algo más después de la vida en la tierra” aún no está lista para dejar su cuerpo.
Ahora con su tercer tratamiento con drogas de quimioterapia, sus tumores se están reduciendo, ofreciendo esperanzas de una prolongación de su vida. Pero por fin dijo “uno tiene que olvidarse de los números y comenzar a concentrarse en vivir”.
Pavone se está mudando a New York para estar más cerca de su familia. Ella y su compañero acaban de comprar una casa en el lago Champlain en Vermont, donde piensan pasar un tiempo.
“No sé qué es lo que Dios ha resuelto para mí”, dijo. “Simplemente sigo la rutina, hago mi quimioterapia y todos los exámenes de sangre”.
Cuando su mente va hacia lugares que le provocan temor “pienso, me siento y hablo con Dios. No hay nada que nos separe”.
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(Martha Rutland-Wallis es directora de educación pastoral de clínicas en el centro de cuidados de salud VITAS de Miami. Hugh Maddry es vicedirector del Servicio Nacional de Capellanes de la Administración de Salud para Veteranos, en Hampton, Virginia)
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Para más recursos y contactos sobre cuestiones del fin de la vida vaya a www.findingourway.net
XXX (c)2001, Partnership for Caring, Inc.  Distribuido por Knight Ridder/Tribune Information Services

<<EL JOVEN ETERNO>>

Myrna671 20/11/2007 9:21

SUPLEMENTO XL SEMANAL DEL GRUPO VOCENTO

Camino hacia los 92 años y ya noto el aliento de la muerte en mi nuca. Mientras tanto, vivo y recuerdo, que es una forma de vivir dos veces. A la edad de uno de mis nietos perdí a mi padre y me hice adulto de golpe. A la edad de otro de mis nietos, estudiante universitario, yo tenía que tomar decisiones en un estado mayor del ejército de la República. Ahora me hablan de memoria histórica que para mí es realidad vivida, mi propia historia. En mi corazón apenas hay a estas alturas espacio y tiempo pafa la reivindicación, la revancha: sigo viviéndome y reviviéndome más allá de leyes, conmemoraciones, titulares o debates políticos. Con Neruda, confieso que he vivido. O mejor, confieso que he sobrevivido. He vivido una vida que no elegí: me vino impuesta, pero siempre le fui leal y fiel. Como un ciprés, todavía estoy aquí, dando sombre y cobijo a los pájaros que anidan en mis ramas. 92 años dan para mucho, peor parece que el tiempo se ha detenido en mis 21 años. Soy un imperativo categórico: ¡Sobrevive! ¡Vive! ¡Recuerda! Mientras llega el cumplimiento de mi vida, pienso, escribo, leo, recuerdo, rezo y vivo, como corresponde al joven que nunca he dejado de ser, al joven eterno que ya soy.

IGNACIO MUÑIZ. ALICANTE (PUBLICADA EN EL Nº 1001. DEL 1 AL 6 DE ENERO DE 2007)

ACTITUD ANTE LA ENFERMEDAD

De: Alias de MSNALEGRÍAYHUMOR  (Mensaje original) Enviado: 09/10/2008 16:34

ESTIMAD@S AMIG@S DEL GRUPO DE LA ÉTICA ANTE LA VIDA Y ANTE LA MUERTE:

¡BUENAS NOCHES/TARDES Y FELIZ JORNADA! Espero que sigamos caminando por la vida, superando las dificultades y ayudándonos un@s a otr@s. Hace poco se celebraba el cumpleaños (creo que tercero) de este sitio. Me uno a las felicitaciones por ser un sitio de VIDA, dónde aprendemos unos de otros y sobre todo donde conseguimos ser mejores personas. Hoy quiero compartir con vosotr@s/Ustedes un artículo muy sencillo que comunica una gran verdad. Se llama la Actitud logoterapéutica ante la enfermedad crónica y viene a afirmar lo que podemos contemplar en la realidad, por lo menos yo lo hago en mi trabajo, con personas que padecen enfermedades crónicas y mentales. Hay personas que se hunden, amargan y lo trasmiten a los demás y otr@s que aprenden de la experiencia y dan mucha vida a su alrededor. Completo este envío con una genialidad de Forges, un humorista gráfico español que tiene mensajes monumentales. Hace tiempo alguien me pidio su referencia y es: forges.com. Un fuerte abrazo y a seguir apostando por la VIDA:
IÑAKI


LA ACTITUD LOGOTERAPÉUTICA ANTE LA ENFERMEDAD CRÓNICA

DOCTORA MARÍA LUISA MONROY, LUNES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2008

?EL HOMBRE SE AUTOREALIZA EN LA MISMA MEDIDA EN QUE SE COMPROMETE AL CUMPLIMIENTO DEL SENTIDO DE SU VIDA? VÍCTOR FRANKL-FUNDADOR DE LA LOGOTERAPIA

La pregunta de ¿por qué se enferma?, debe integrarse con la de ¿por qué no se enferma frente a iguales circunstancias?

A partir de la visión antropológica de Víctor Frankl, que reconoce al hombre como un ser bio-psico-espiritual, abordamos el ?modo humano de enfermar?, en él intervienen tanto factores externos como la respuesta interna, lo que muestra su multidimensionalidad.

Se podría decir que lo de fuera son los factores condicionantes (familia, trabajo, sociedad, genes, medio ambiente, etc.) y lo de dentro, lo personal, la libertad del ser no sujeta totalmente a los condicionantes. (Gerónimo Acevedo).

Mientras una enfermedad puede destrozar a una persona, para otra puede significar un reto. Lo importante no es lo difícil de la situación, sino la actitud que se asume ante ella.

Una actitud negativa está ligada siempre con la frustración, la resignación pasiva, la desesperación, el estancamiento, la indiferencia y los vaticinios desfavorables.

Una actitud positiva nos conduce a no considerarnos como víctimas desamparadas y permite que nos veamos asumiendo el control de la situación en la medida de lo posible. La atención se dirige hacia las metas, los propósitos, las tareas, los valores, la libertad de elección y la responsabilidad. El centro de atención está lejos de las puertas que permanecen cerradas y se dirige intencionalmente hacia las que están abiertas o pueden abrirse.

Víctor Frankl nos dice que los valores de actitud proporcionan un importante camino hacia el Sentido; que se puede encontrar sentido en la forma en que se afronte un sufrimiento inevitable, pues hay la posibilidad de hacer una elección importante: cuestionarnos por qué tal tragedia nos sucedió ?una pregunta que no tiene respuesta y por lo tanto conduce a la desesperación- o después de un periodo de aflicción, aceptar lo inevitable y preguntarnos para qué nos está sucediendo tal experiencia, qué podemos aprender de ella, qué podemos hacer ahora en la dolorosa situación en que nos encontramos, para la que sí pueden encontrarse respuestas que conduzcan a la esperanza.

He aquí algunas preguntas que cada uno puede formularse para lograr el cambio de la desesperación a la esperanza:

? ¿Qué necesito aprender de esta circunstancia?
? ¿Cómo podría este evento convertirme en una mejor persona?
? ¿Quién en esta situación necesita mi ayuda?
? ¿Hay alguien cuyo dolor yo pueda mitigar?
? ¿Cuál es el asunto más importante en el que puedo emplear mi tiempo?
? ¿Qué puedo hacer aún que beneficie a alguien?
? ¿A quien amo y deseo y proteger en esta situación?
? ¿A quien puedo dar mi apoyo?
? ¿Hay asuntos inconclusos con alguna persona que debo resolver?
? ¿Qué tipo de saber o conocimiento poseo que pueda beneficiar a otros?
? ¿Hay algo de mi dolor o experiencia que pueda compartir en beneficio de otros?
? ¿Qué mi queda todavía que pueda yo amar más profundamente?
? ¿Cuál es el primer paso que debo dar para asumir mi nueva actitud?

Asumir una actitud positiva no significa que no debe desahogar ni tristeza, enojo, miedo… el desahogo es necesario, sanador. Las lágrimas lavan el dolor, desintoxican el cuerpo. Es más fácil entonces tener fuerza para seguir luchando, para encontrar nuevas alternativas a un nuevo estilo de vida.

Muchas personas han expresado a lo largo de la historia, haberse convertido en mejores personas después de una experiencia de enfermedad, pérdida o tragedia. Sus vidas adquirieron mayor calidad, sentido y trascendencia.

La vida nos presenta muchas oportunidades de autorrealización y trascendencia, está en nosotros quedarnos en el lamento y la involución o aprovecharlas para nuestro crecimiento y el bien de los demás.

Bibliografía:
Acevedo, Gerónimo. El Modo Humano de Enfermar.
Acevedo, Jerónimo. La Búsqueda de Sentido y su efecto terapéutico.
Lukas Elisabeth. También el sufrimiento tiene sentido.
Fabry Joseph. Señales del Camino hacia el Sentido.
Unikel, Alejandro. Logoterapia dentro y fuera del campo de concentración.

ES TU VIDA, TU SALUD

De: Alias de MSNAxesa1  (Mensaje original) Enviado: 01/09/2007 7:22

Culpando a los demás por tus problemas, renuncias a tu capacidad de resolverlos.

¿De veras quieres eso?

No importa quién haya hecho qué, tu mejor estrategia sería hacerte cargo de ello. Aunque pueda haber sido su culpa, es tu vida.

No esperes que aquellos que te han lastimado en el pasado vayan a ayudarte en el futuro. Olvídate de a quién puedes culpar.

Concéntrate en lo que hay que hacer. Si no estás satisfecho con tus circunstancias, cambiarlas para mejor depende de ti.

Claro que son muchísimas las cosas que quedan fuera de tu control. Acéptalas, adáptate a ellas

Y concentra tus esfuerzos en avanzar a partir de tus propias ideas, de tus propias acciones.

La energía que demandaría culpar a alguien y guardarle rencor puede ser aplicada, en cambio,

A marcar una diferencia.

En lugar de perpetuar algo desagradable de tu pasado, opta por dejarlo atrás.

Moldea tu futuro tal como querrías que fuese.

Desde hace años, se sabe que el estado emocional de un individuo está asociado con la enfermedad coronaria y viceversa. Pero ¿cómo se encara el tratamiento de los aspectos emocionales de estos pacientes? ¿Es posible prevenir un infarto curando, por ejemplo, la depresión?

http://www.lanacion.com.ar/cienciasalud/nota.asp?nota_id=939743&origen=premium

Educación para el Envejecimiento

Trabajo monográfico para el
Curso Virtual Educación para el Envejecimiento

por: Adriana Gómez Jiménez

INTRODUCCIÓN

La muerte significa el final de la conciencia. Como sueño sin ensueños, como antes de nacer, sin recuerdos. El cuerpo se descompone, sus elementos vuelven a formar parte de la tierra, de modo que cuando uno se muere retorna a la tierra

Pareciera que hablar de la muerte fuese como convocarla y efectivamente es así, ya que imágenes de seres queridos que han fallecido, se superponen con nuestras fantasías más temidas. La fascinación por lo desconocido se superpone con el miedo al deterioro al dolor y al desapego

La partida del compañero, el amigo, amante, protector, familiar, padre, madre y hasta de un estilo de vida (roles, jubilación, etc.) nos obliga a reaprender muchas cosas y nos enfrenta al dolor y al miedo a lo desconocido

ANTECEDENTES

Hablar de la muerte y sus circunstancias se ha convertido en un tema tabú y para muchos de nosotros admitir que la vida es limitada, nos produce una horrible sensación de vacío; nos cuesta reconocer que parte del proceso de crecer, es aprender a convivir con ella: “nacimos para morir”

Sobre la muerte y los procesos que se viven han escrito algunos autores:

Elizabeth Kubler-Ross, en su libro “Sobre la Muerte y los Moribundos” dice: “Hay muchas razones por las que no se afronta la muerte con tranquilidad, ya que morir se ha convertido en algo solitario e impersonal, porque a menudo las personas enfermas son arrebatados de su ambiente familiar y llevado a un hospital donde se les trata como a seres sin derecho de opinar, tomando otros las decisiones por ellos, olvidándonos que estas tienen sentimiento, deseos, opiniones y sobre todo el derecho a ser escuchadas y a tomar la decisión de si quieren o no estar en ese lugar.

Alberth Schweitzer, escribió:

“Si queremos llegar a ser buenas personas de verdad, debemos familiarizarnos con la idea de la muerte. No necesitamos pensar en ella todos los días ni a cada hora. Pero cuando la senda de la vida nos conduzca a una posición ventajosa donde el paisaje alrededor desaparezca, y contemplemos la vista distante hasta el mismo final, no cerremos los ojos. Hagamos una pausa por un momento, observemos el paisaje lejano, y luego prosigamos. Pensar en la muerte de este modo produce amor por la vida. Cuando estamos familiarizados con la muerte, aceptamos cada semana, cada día como un don. Solo cuando somos capaces de aceptar así la vida, poco a poco ésta se torna preciosa”

Freud dice: “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte” ¿Qué sucede con esta suerte de viscosidad de la libido, que se niega, cuando ha perdido algo, a pasar a otra cosa?. Al describir el proceso por el que la libido se dirige a los objetos, dice que estos pasan en cierto modo a estar incluidos en nuestro yo, de modo que se trata de un pedazo del yo, en definitiva de lo que hay que desprenderse. Cada uno de aquellos seres amados era, en efecto un trozo de su propio y amado yo. El hombre aprende por el otro, la experiencia dolorosa de la propia muerte. La propia muerte es imaginable, siempre que intentamos aproximarnos a ella lo hacemos con respecto a la muerte del otro, adoptamos una actitud convencional que se derrumba cuando se trata de lo pérdida de una persona amada. Enterramos con ella nuestra esperanza, nuestras aspiraciones y nuestros goces, no queremos consolarnos y nos negamos a toda sustitución del ser perdido.

Christine Longaker en su libro Afrontar la muerte y vivir con esperanza dice:

“Para la mayoría de nosotros morir significa tener que experimentar un cierto sufrimiento inevitable”

“La comprensión vivida de la naturaleza de nuestra mente, de lo que podemos llamar nuestra esencia más intima, esa verdad que todos buscamos, es la clave pare entender la vida y la muerte.

CONCLUSION

El amor es el sentimiento que mayores recompensas y satisfacciones puede brindarnos. Es por medio del amor que logramos “vivir en nosotros”, por eso, perder a la esposa o esposo de toda una vida causa un vacío que las demás personas no pueden llenar.

El viejo se enfrenta tarde o temprano a la inexorabilidad de la muerte. Las múltiples perdidas que acompañan al proceso del envejecimiento conducen paulatinamente a la toma de conciencia de la propia muerte como acontecimiento próximo e inevitable.

Cuando llegamos a viejos esperamos la perdida de seres queridos, de funciones sociales, laborales, se pasa a ser jubilado, se pierde la pareja y se pasa a ser pensionado, se adquieren nuevos roles y se pierden capacidades corporales.

Cuando la compañera o el compañero nos abandona para siempre, se inicia el proceso de duelo más doloroso que existe, según los estudios pues deja una herida emocional inevitable, ya que esto implica, además de la partida del compañero, la partida del amigo, el amante, protector y hasta un estilo de vida; lo cual obliga a reaprender muchas cosas.

La vida es un continuo movimiento en el cambio y la incertidumbre, estamos experimentando muertes y renacimientos constantemente: cuando dejamos por primera vez nuestro hogar, cuando terminamos el colegio, cuando perdemos el trabajo, cuando vivimos una separación, cuando nos diagnostican una enfermedad desconocida, todo esta cambiando constantemente, nuestros pensamientos y emociones están apareciendo para luego desaparecer.

Pero es importante reconocer que el dolor pasará a pesar de que se necesitara algún tiempo para elaborar ese duelo y llegar a la etapa de la aceptación. El consuelo llegará cuando se acepte que el ser amado se le lleva en el corazón, internamente, y que es posible dejarlo partir y seguir con la propia vida, y, aun más, cuando nosotros hayamos logrado aceptar nuestra propia muerte.

La aceptación lleva a la sanación del sufrimiento y a la posibilidad de seguir creciendo como ser humano.

Es en este proceso don de la familia es muy importante, porque puede ayudar al viudo en la transición que esta experimentando, convirtiéndose en su fuente de apoyo, de intimidad, compañía y consuelo, apoyándolo para que este no quede solo.

Estos beneficios es ideal que los reconozcan todos los integrantes que comparten el hogar, de ese modo tanto niños, adultos, adolescentes, como los mismos viejos, se podrán sentir orgullosos de estar en un hogar enriquecido por el amor y la presencia de varias generaciones, además que ayudará a las generaciones mas jóvenes a ser mas conscientes de la realidad de la vida y la muerte.

Después de esto creo que nos queda por preguntarnos:

Que es lo que tanto nos preocupa?
Porque le tenemos tanto miedo?
Hablar de la muerte nos ayuda?
De que recursos dispongo que me ayuden si me enfrento a ella?
A que es lo que más le temo?
Enfrentarla y aceptarla cambiara tu percepción de la vida?
Hemos pensado alguna vez en nuestra propia muerte?
“Aprende a morir y aprenderás a vivir” Porque, aunque solo aprendamos a afrontar la muerte, habremos aprendido una de las lecciones de la vida: cómo vernos a nosotros mismos para aceptarnos, en el sentido más profundo posible, como seres humanos.

Extraído de la pag  www.psicogerontologia.com

TESTAMENTOS VITALES Y PODERES NOTARIALES

TESTAMENTOS VITALES Y PODERES NOTARIALES

INFORMACIÓN,  DOCUMENTOS  Y  ENLACES

INFORMACIÓN:

El Código de Nüremberg (1947) constituye la primera declaración internacional sobre investigación en seres humanos, y establece con claridad y precisión la finalidad, el diseño, los riesgos, las precauciones, la necesidad de evitar sufrimiento o daño cuando se realiza un experimento.  También sostiene el consentimiento del ser humano con el que se experimentará (consentimiento informado), la calificación científica del que conduce el experimento, su responsabilidad, la conveniencia de suspender la prueba cuando el científico estime que exista peligro, y la libertad del sujeto de experimentación para decidir en cualquier momento de la investigación que ésta ha llegado a su fin. 

El TESTAMENTO VITAL tiene los siguientes objetivos:

    *
      Respetar el principio de autonomía: finalidad ética propia de las sociedades democráticas, pluralistas y secularizadas.
    *
      Dar un respaldo seguro para el paciente de que se respetarán sus deseos para el final de su vida: finalidad jurídica para la que es necesaria una ley que le otorgue fuerza legal.
    *
      Defender al profesional de la medicina: objetivo secundario, cuya importancia va en aumento. 

El testamento vital debe realizarse por escrito, ante notario o dos testigos sin relación familiar. Cada persona puede redactar su propio documento de forma personalizada, aunque existen modelos como el que la Asociación DMD envía a sus socios, ofreciéndoles además la posibilidad de registrarlo en la propia asociación. En un Testamento Vital se pueden rechazar determinados tratamientos de mantenimiento de vida y también solicitar la adopción de medidas para aliviar el sufrimiento, medidas que, finalmente, acortan el proceso de la muerte y que son una práctica habitual en cuidados paliativos. En todo caso se trata siempre de una aplicación o no aplicación de ciertos tratamientos.

No hay que esperar a padecer una enfermedad grave para firmar un Testamento Vital, sino que todas las personas deberían tener un documento que expresara su voluntad en los supuestos de sufrir una enfermedad grave o severamente invalidante. Ello facilitaría en numerosas ocasiones la toma de decisiones de familiares y médicos. 

Un testamento vital es un documento con directrices anticipadas que realiza una persona en situación de lucidez mental para que sea tenido en cuenta cuando, a causa de una enfermedad, ya no le sea posible expresar su voluntad. Lo que se sostiene como derecho en este tipo de documentos es la “muerte digna”, en lo que concierne e involucra a la asistencia y tratamiento médico a practicarse sobre un paciente que se encuentra bajo una condición física o mental incurable o irreversible y sin expectativas de curación.

En general, las instrucciones de estos testamentos se aplican sobre una condición terminal, bajo un estado permanente de inconsciencia o sobre un daño cerebral irreversible que, más allá de la conciencia, no posibilite que la persona recupere la capacidad para tomar decisiones y expresar sus deseos en el futuro. Es allí donde un testamento vital insta a que el tratamiento a practicarse se limite a las medidas necesarias para mantener confortable, lúcido, aliviando del dolor (incluyendo los que puedan ocurrir como consecuencia de la suspensión o interrupción del tratamiento).

DOCUMENTOS:

    * Deberes y Derechos
    * Concentimiento Informado
    * Modelos de Testamento Vital
    * DNR
    * LEYES POR PAÍS

ENLACES:

TESTAMENTO VITAL – LIVING WILL:

http://www.bioetica-debat.org/contenidos/PDF/2008/VoluntadesAnticipadas.pdf

DIRECTRICES ANTICIPADAS Y ÓRDENES DE NO RESUCITAR: http://familydoctor.org/x7773.xml

DIRECTIVA DE SALUD: SU DERECHO A DECIDIR: http://lutheranhealthnetwork.com/AdvanceDir/RightDecideSpanish05.pdf

GUÍA PARA LA FAMILIA Y UN MODELO DE TESTAMENTO VITAL: http://tanatologia.org/guias.html

OPCIONES PARA EL FINAL DE LA VIDA: DNR-CPR): http://www.caregiver.org/caregiver/jsp/content_node.jsp?nodeid=540

ORDEN DE NO RESUCITAR (DNR) – http://www.mdanderson.org/SP/patients_public/current_patients/display.cfm?id=FA66206E-7556-11D4-AEC300508BDCCE3A&method=displayFull

DECLARACIÓN CATÓLICA SOBRE LA VIDA Y LA MUERTE: http://www.flacathconf.org/Health/060525%20UCDLD%20Wraparound%20Spanish.pdf

VOLUNTADES ANTICIPADAS Y LA GESTIÓN DEL PROCESO DE MORIR:  http://remi.uninet.edu/2006/11/REMIA059.htm

TESINAS Y ENSAYOS ? BIOÉTICA Y DERECHO:

    * http://www.bioetica.org/bioetica/mono.htm Entorno tanatológico
    * La muerte, una visión desde la biología Mila P. Gutiérrez Vladislavic
    *  Agonía, muerte y cuidados paliativos. Laura Plotquin
    * “La opción por la eutanasia voluntaria es una elección que se corresponde con la autonomía individual del paciente. Esta autonomía debe respetada por el Estado y por los particulares” Daniela Laura Argiz
    * “La legislación debería prever la posibilidad de practicar la eutanasia, mediante la desconexión de las técnicas de soporte vital, dejando a salvo la responsabilidad profesional del médico interviniente” Romina Ocampo
    *  ?La legislación debe respaldar la decisión de los enfermos que hayan previsto su suicidio asistido para casos terminales e irreversible. La efectiva asistencia -en los casos de paciente con competencia bioética reducida- será el médico el que deba resolver la conducta a seguir frente a un enfermo grave, cansado, abatido? Alejandra Adriana Cavalieri
    * “Existe un derecho a morir dignamente amparado en la constitución nacional, cuyo limite se encuentra en el juego armónico de los derechos a la vida, libertad e intimidad, los cuales no incluyen a la eutanasia, ni a la distanasia” Lucas Estevez
    * Eutanasia: ?Frente a frente con la muerte? Clara  Elena Reijtman
    * “Cuidados Paliativos: derecho a una mejor calidad de vida” Karina Andrea Redensky
    * ?Cuidados Paliativos? María Eugenia Sosa

LEYES

Ley de declaración previa de voluntad sobre tratamiento médico en caso de sufrir una condición de salud terminal o de estado vegetativo persistente PUERTO RICO LEY 160: http://www.lexjuris.com/LEXLEX/Leyes2001/lex2001160.htm

¿Padeces de viejísimo?

¿Padeces de viejísimo?

No es un chiste. Es un grave problema social, y tú puedes ser parte de él

Butler acuñó el término ?ageism? o ?viejísimo?, él dice: ?El viejísimo es un conjunto de estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos en función de su edad.  Butler compara el ?viejísimo? con el racismo, el sexismo y la discriminación religiosa, aumentando cada vez, porque ya se les transmite a los niños; tiene una raíz muy fina, difícil de objetivar, que nosotros mismos creamos y que algún día nos afectará.

Butler dice que esto se debe a que nosotros no podemos concebirnos como viejos, y que esto nos lleva a no abordar a los adultos mayores con respeto, porque no reconocemos en ellos nuestro futuro.

Un adulto mayor se enfrenta a una disminución de su energía, tanto biológica como física, con un aumento de las exigencias; con las respuestas psicológicas pasa igual, ya que enfrenta muchos cambios que, a su vez, aumentan la exigencia; sin embargo, la energía psíquica dada por el ?yo? ha declinado, ya no es capaz de neutralizar la angustia y la frustración.

Por eso, el adulto mayor, da prioridad a algunas respuestas con carácter de urgente, en detrimento de otras, porque su capacidad da la respuesta fragmentada. En el adulto mayor existe una angustia constante, producto de un aumento de las exigencias del entorno bio-psico-social y una disminución de la energía vital.

Al adulto mayor todo le parece amenazador, porque se enfrenta a una época donde aparecen:

Pérdidas: comienza por quedarse con el ?nido vacío? al irse los hijos; por otro lado, pierde el trabajo al jubilarse; se van muriendo los amigos, la pareja, etc.

Ataque: para el adulto mayor, todo es una amenaza, porque ha perdido su capacidad de adaptación, cualquier cosa es una odisea.

Restricción: el adulto mayor tiene más pérdidas, lo que ya no puede hacer, lo que ya no puede comer, etc. En todo caso, el adulto mayor, no necesita pasar por pérdidas, ataques o restricciones para sufrir angustia, basta la sola perspectiva, para sentirse amenazado; todo es porque los mecanismos de defensa psicológicos, como la negación, la proyección y otros, ya no le funcionan bien.

A la edad promedio para la jubilación, el problema es que la persona puede seguir trabajando perfectamente; aunque un grupo minoritario planeó el qué hacer durante esa etapa, la mayoría ven a esa cantidad de tiempo libre como una amenaza.

Además, a la mujer jubilada se le crea la idea de que es más débil que el hombre, lo que la hace más frágil aún. Antes, los ancianos eran venerados, porque representaban la memoria colectiva; tenían un lugar en la sociedad, ahora, la tecnología ha quitado ese privilegio, por lo que ya los adultos mayores no cumplen esa función; la adquisición de información es rápida y fácil.

Por otra parte, los abuelos tenían la función de cuidar a los nietos, de la que los han desplazado otros medios satisfactorios de las actuales generaciones. Así y todo, se pueden llevar muy bien todos los cambios. Durante la historia se han dado fenómenos que rompen mitos: durante la Segunda Guerra Mundial, los hombres en edad productiva, se fueron a la guerra, y la industria quedó en manos de los supuestos estratos más débiles de la sociedad, las mujeres y los ancianos; y funcionó perfectamente, e incluso, demostraron ser más eficientes y dedicados que los hombres adultos jóvenes.

Los países que cuidan bien a sus adultos mayores son aquellos que cuentan con economía excedente y estructura social pertinente para brindar ese cuidado. El adulto mayor podrá plantearse los siguientes objetivos, según sus posibilidades, intereses y conveniencias:

Informarse acerca del envejecimiento normal como proceso del curso de vida, sus características.

Saber que aportan elementos que ayudan a todos los profesionales de la salud dedicados a los adultos mayores.

Ayudar a otros adultos mayores que no tengan las mismas posibilidades de conocimiento para informarlos adecuadamente.

Propiciar la formación de redes que ayuden a un buen envejecer.

Continuar aprendiendo y ejercitando la atención, la memoria, la reflexión, el lenguaje, etc. ya que así se facilitan un proceso activo y saludable.

Apuntar a que se desaprendan prejuicios y que la sociedad cambie su actitud marginalizadora del adulto mayor, al que todavía nomina como pasivo, enfermo, incompetente, etc. e ir delineando y desarrollando así un nuevo modelo de envejecer.

A medida que se vive más, suelen presentarse más pérdidas o desvinculaciones en la vida: hijos independientes, jubilación, muertes cercanas, etc.

El problema no consiste en los sucesos inevitables en la vida de toda persona, sino en no habernos acordado de enriquecer el mundo interior, ?para cuando el exterior resulte esquivo?, y eso de enriquecer el mundo interior siempre se puede hacer, porque la posibilidad de decidir, de hacerse cargo de la propia vida y de disfrutarla, es algo que no tiene fecha de vencimiento.

Autor: Adriana Saldaña Lozano, Gloria Molina Pérez

El Síndrome del Nido Vacío

El nido vacío: cuando el hogar vuelve a ser casa:  Los padres suelen sufrir una crisis luego de que los hijos abandonan el hogar, en lo que se conoce como ?síndrome del nido vacío?. Pero se puede aprender de esta experiencia y capitalizarla para realizar importantes cambios.

El ?síndrome del nido vacío? es una etapa evolutiva que atraviesan las parejas, que se da cuando los hijos dejan el hogar para independizarse, irse a vivir solos o casarse y empiezan a realizar su propia vida. Esta situación generalmente es vivida por los padres con angustia. Se dan cuenta de que ya no son tan necesarios como antes y esto genera sentimientos de inutilidad, de falta de sentido. Sobre todo en la madre, ya que por lo general su proyecto de vida giraba en torno a sus hijos, sus necesidades, sus problemas. Por lo general (aunque con las nuevas realidades que impone el mercado de trabajo esta afirmación es cada vez menos cierta) el padre ha podido realizarse profesionalmente, por lo que no lo siente tanto como la madre. Ella ha renunciado a sus proyectos profesionales en pos de construir una familia y ser el sostén en este aspecto. Por un lado la pareja ve su sueño realizado: han logrado cumplir la meta que se habían propuesto. Por el otro, este logro tan anhelado conlleva un cambio y por lo tanto el tener que adaptarse a una nueva situación. Los sentimientos de tristeza y de pérdida son normales, y deben entenderse como un proceso de duelo, por lo que es difícil aventurar cuánto pueden durar sus efectos. Lo que sí se puede hacer es buscar salidas y nuevas iniciativas a partir de este momento de cambios cruciales. En estas condiciones lo mejor es no quedarse apegado a los chicos y poder construir nuevos proyectos personales. Es fundamental saber ver la oportunidad en una situación de estas características. Quizás sea hora de redescubrir o redefinir la pareja. Hay quienes afirman que el síndrome de nido vacío sólo es vivido con tristeza cuando el matrimonio tiene poco que compartir. Si se toma la satisfacción marital como una variable, vemos que crece al principio de la unión, baja fuertemente con el nacimiento de los niños, aumenta cuando ellos crecen, vuelve a sumergirse cuando atraviesan la adolescencia y en los matrimonios felices se estabiliza cuando los hijos dejan el hogar. Puede haber pasado que el matrimonio haya sufrido un lógico deterioro, con el paso de los años y las dificultades atravesadas. He aquí una oportunidad para enmendar viejos errores. Si las relaciones no se cuidan, dejan de desarrollarse como es debido, y finalmente, mueren. Seguramente el apasionado romance juvenil haya pasado. Pero ahora hay algo más sólido: la capacidad de dialogar juntos, de tolerar mejor las diferencias, de reírse de los mutuos errores, de iniciar juntos alguna actividad. Es la ocasión para ser creativos y encontrar nuevos desafíos a la vida matrimonial. También esta ?liberación? de estar siempre pendiente de los hijos puede transformarse en un tiempo para crecer. La mediana edad es un tiempo especialmente propicio para el desarrollo de actividades que antes no podían realizarse. Disponer de más tiempo y de más experiencia facilita que cada uno puede encontrar la manera de involucrarse en otras actividades. Retomar viejos hobbies o adoptar nuevos, empezar a practicar un deporte o ir al gimnasio, participar de grupos de interés común o en actividades de ayuda social puede ser una manera de darle un nuevo sentido a nuestras vidas. Por supuesto que hay personas a las que todo esto les resulta más difícil y precisan de ayuda. Esto no es algo vergonzante ni terrible: es algo propio de la condición humana. No tenga miedo de pedir ayuda, ya sea de su propia pareja, familiares, amigos, grupos de apoyo o terapeutas profesionales. No es fácil redefinir los objetivos de vida cuando se atraviesa la madurez y siempre es bueno tener alguien que nos sepa escuchar y a la vez que pueda darnos un consejo. En caso de personas viudas o separadas, adoptar una mascota puede ser una manera de canalizar angustias en algo positivo. Si usted es una de esas personas que siempre quiso tener un perro o un gato pero no tenía tiempo para cuidarlas o espacio para que estén cómodas (o simplemente nunca se animó a tenerlas), ésta es su oportunidad. Por último, tenga en cuenta que la relación con sus hijos no se terminó, sino que se modificó, mudó de ropas. También es una oportunidad para enriquecerla. Busque nuevas maneras de estar permanentemente en contacto con ellos, ya sea por teléfono, carta, o aprovechando las nuevas tecnologías de Internet (correo electrónico, programas de mensajería instantánea, etc.). Recuerde que nunca dejará de ser el padre o la madre de su hijo. Simplemente su rol ya no será el mismo porque su hijo tampoco es el mismo, fue creciendo y ya no es más ese adolescente que necesitaba un reto. Ser padre y consejero de un hijo adulto es también una tarea vital, y debe aprender a tomarla con una renovada responsabilidad cada día.

SER VIEJO EN EL SIGLO XXI

Ser viejo en el siglo XXI – Reunión de Gobiernos y Expertos sobre envejecimiento en países de América del Sur, Por Leopoldo Salvarezza LA NACIÓN

A raíz de la Reunión de Gobiernos y Expertos sobre Envejecimiento en países de América del Sur, que con el auspicio de la CEPAL se lleva a cabo en la ciudad de Buenos Aires, considero oportuno hacer algunas apreciaciones sobre el ser viejo en el siglo XXI. El siglo XX nos ha enfrentado con una paradoja inquietante con respecto a la vejez. Desde los comienzos de la humanidad, los hombres han intentado por todos los medios prolongar la vida, aunque con la secreta esperanza de que no se alargara un tiempo lleno de achaques, sino que fuera una juventud eterna. La búsqueda de la Piedra Filosofal y de la Fuente de Juvencia son dos de los ejemplos típicos de la construcción social de mitos sobre temas angustiantes, tratando de restarles dramaticidad. Claro que ninguna de estas búsquedas ha dado resultado desde la perspectiva mítica, pero el siglo XX es el que más cerca llegó en la realidad: la expectativa de vida al nacer aumentó, en promedio, del 41% a principios de siglo, al 71% a fines del mismo. Pero este formidable aumento de la vida no prolongó la juventud como se buscaba, aunque sí ha producido, en vastos sectores de la sociedad, una vejez más saludable, más comprometida con su vida y sus circunstancias y más dispuesta a disfrutar de las posibilidades de las que disponga.

Mientras esto ocurría, la sociedad, los Estados, los políticos y hasta los científicos, en lugar de celebrar este avance como un hecho consumado, irreversible y jubiloso lo han transformado en un problema: el “problema” de las sociedades envejecidas y el “problema” de tener que dar solución a la demanda de un sector de la población que se expande con más rapidez que los otros y, en cierto sentido ?y ésta es la paradoja? se ha culpabilizado a los mismos viejos de este malestar, lo que se traduce en una conducta social denominada “viejísimo”.

A partir de esta mirada social, volverse viejo en el mundo moderno está caracterizado por una mayor cantidad (incremento en la expectativa de vida) y una menor calidad (devaluación social y discriminación) lo cual configura una pérdida del status de los viejos dentro de la familia, se reduce su lugar dentro de ella y sus deseos y necesidades son tomadas en cuenta cada vez menos. Un complejo dispositivo psicológico lleva a que se invierta la relación entre los integrantes de la familia, y la queja pasará entonces a manifestarse en el cuerpo en forma de enfermedad. Esto es favorecido a partir de la aceptación y de la identificación de todos los integrantes con el prejuicio de que viejo es igual a enfermo.

Este prejuicio hace que muchas veces se confundan los signos propios del envejecimiento con trastornos patológicos físicos o mentales, lo que puede llevar a que se confunda normalidad con enfermedad. Quiero insistir, esto no sólo le ocurre a la familia sino también a los propios viejos, que utilizan su cuerpo como vocero de la demanda. Este juego complejo encierra una trama peligrosa, que está dada por la puesta en juego de intereses inescrupulosos por parte de otros actores sociales y que es preciso poder identificar para poder actuar sobre ellos. La sociedad occidental actual está poseída por una especie de fiebre consumista que tiene aspectos positivos y negativos. Entre estos últimos está la utilización desaprensiva de la creación de la demanda para satisfacer la colocación de los productos. Esto es especialmente peligroso y preocupante en lo que se refiere a las industrias relacionadas con la salud como son la industria farmacéutica, las medicinas prepagas y los intereses de poderosas corporaciones de médicos, abogados y aseguradores. Todos estos se sustentan en la necesidad de tener una sociedad enferma que demande atención y servicios.

Si la sociedad estuviera sana, ninguno de estos grupos prosperaría como lo hace actualmente. Todo esto se consigue utilizando la profesión más respetada a lo largo de la historia: la medicina, la cual avanza implacablemente sobre todos los aspectos de la cotidianidad, llevando a lo que se llama la biomedicalización de la vida, es decir, a la conceptualización de los aspectos de la vida diaria a través del paradigma médico. Una vez que se consigue despejar lo que es salud de enfermedad se estará en condiciones de dedicarse a la protección y/o al cuidado de aquellos viejos dentro de la familia que sí los necesitan, y en estos casos hay que saber que estos cuidados no son inocuos para los cuidadores. Hacerse cargo de los problemas, a veces graves, que presentan los progenitores o los cónyuges suele acarrear serios trastornos entre los que tienen que ejercerlos. Para poder hacerlo se necesita, por parte de los cuidadores, fuerza, entereza y mucha salud mental, cosas que no siempre se consiguen fácilmente pero, sobre todo, se precisa información, aprendizaje y apoyo externo. Esto último es fundamental para prevenir que se agreguen complicaciones a las que de por sí ya existirán.