Respaldo de material de tanatología

Los indios hablan de los blancos

Los indios hablan de los blancos

Documentos

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Llegas, hermano mío, pensando que nos enseñarás la Sabiduria. Pero no creas que los salvajes están locos. Poseen los conocimientos que necesitan. El Gran Espíritu no les ha dejado en la ignorancia: les ha dado grandes dones; les ha concedido la Sabiduría.

Hermano mío, el Gran Espíritu no está lejos de aquí, está aquí; nos ve a todos; nos ve reunidos en este lugar; ve por encima de nosotros mismos; oye lo que decimos. Yo hombre (salvaje), sé verle y conservo cuidadosamente las costumbres que me enseñó mi anciano (el primer salvaje) para acordarme de él y obtener sus bendiciones.

Hermano mío, el Gran Espíritu ha creado todas las cosas; ha creado el cielo que hay arriba y la tierra sobre la que vivimos; ha creado todo lo que es grande y todo lo que es pequeño.

Cuando creó la tierra para que fuese la casa de todos los hombres, hizo dos grandes países y los separó por las grandes aguas. En el lado en que se levanta el sol hay una gran isla. Y en esa gran isla que está del lado que se levanta el sol el Gran Espíritu puso al anciano tuvo, hombre de piel blanca, y aqui el Gran Espíritu puso al anciano mío, hombre de piel roja.

Hermano mío, no nos parecemos nada; nuestra sangre no es la misma y nuestras lenguas tampoco se parecen de ninguna forma. Hav también otros hombres que no se parecen ni a ti ni a mí: los hombres que tienen la piel negra. ¿Quién ha establecido esas diferencias? Las ha establecido desde el principio el Gran Espíritu, él, que ha hecho todas las cosas según su voluntad.

Así que, y a lo ves tú tamhién, por eso es preciso que cada uno de nosotros tenga su manera de pensar en el Gran Espiritu y de hablar con él: hay maneras distintas de buscar el dia (el cielo). (…)

Hermano mío, quizá hayas tenido este pensamiento: son muy brutos; no conocen más que lo que ven cúando abren los ojos; caminan sin inteligencia. Yo te digo que podrías equivocarte grandemente.

No es en los libros, hermano mío, donde he aprendido lo que yo sé. El Gran Espíritu enseñó a mi anciano y mi anciano me habló de lo que el Gran Espíritu le había dicho. Soy afortunado por haber tenido esos conocimientos. Los conservo en mi corazón y nunca renunciaré a ellos.

Hermano mio, es posible que no sea tan ignorante como tú piensas acerca de las cosas que vas enseñando por todas partes. El Gran Espíritu había establecido el orden tanto en tu isla como en la mia. Había hecho grandes dones a tu anciano. Pero tú no has sabido aprovechar esas preciosas ventajas y has rechazado las bendiciones de tu anciano. Seguramente por eso envió el Gran Espiritu a su hijo al hombre blanco; pero el hombre blanco lo echó.

Además, hermano mio, hace ya mucho tiempo que lo que se cuenta del hijo del Gran Espíritu se conoce en tu isla. ¿Crees que si su voluntad hubiera sido instruirnos nos hubiera dejado en la ignorancia v el infortunio, a nosotros que nunca le hemos visto, que nunca le hemos hecho ningún mal?

El hombre del sombrero ha salido de su isla; ha atravesado las grandes aguas v ha llegado a nuestra tierra; ha recorrido nuestros bosques y nuestros lagos y nos ha perseguido por todas partes para quitarnos lo que nos pertenecía. Y hov resulta que su raza se ha multiplicado en nuestra isla y ha establecido sus costumbres en ella. En cambio, nosotros… nos hemos convertido en fugitivos miserables y hemos sido casi aniquilados.

El salvaje no conocía antes la embriaguez. Eres tú, hombre del sombrero. quien me ha dado a beber el agua de íuego.

Asi es como el hombre que vive más allá de las grandes aguas no ha venido a nosotros para traernos bendiciones, sino desgracias. ¿Cómo podríamos entonces creer nosotros en las cosas que viene a anunciarnos?

Dime, hermano mio, ¿acaso me escucharías tú si yo fuera a tu isla hablar contra la oración y a intentar que aceptaras mis prácticas? Déjame, pues, las bendlclones de mi anciano; las quiero y no deseo abandonarlas. (?)

Ves, pues, claramente, hermano mio, que no queremos la oración y que, si te quedas entre nosotros, no podrás obtener nunca lo que quieres. Seguro que renunciaras a tu provecto.

Lorenzo Cadieux

Cartas de las nuevas misiones del Canadá, 1843-1852

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La palabra de los jefes

El poder de la palabra fascina a los indios. Su lengua se nutre de la fuerza de la naturaleza omnipresente, las palabras son moduladas por el viento, las frases se impregnan de los olores del bosque. De sus encuentros con los blancos, los jefes nos dejaron discursos inolvidables en los que se refleja la grandeza de todo un pueblo y la inquietud por su incierto futuro.

Hehaka Sapa, Alce Negro, pariente de Crazy Horse, pertenecía a los Oglalas, rama de los Dakotas Teton, una de las más poderosas familias Sioux. En su juventud hahía sido instruído en las tradiciones sagradas de su pueblo.

Habéis visto que toda cosa hecha por un indio está dentro de un círculo, y ello es así porque el poder del Universo actúa en círculos y toda cosa tiende a ser redonda. En los viejos tiempos, cuando éramos un pueblo fuerte y feliz, todo nuestro poder nos venía del círculo sagrado de la nación y, mientras no fue roto, nuestro pueblo prosperó. El árbol floreciente era el centro vivo del círculo, y el círculo lo alimentaba por sus cuatro cuartos. El Este le daba la paz y la luz, el Sur le daba el calor, el Oeste le daba la lluvia y el Norte con sus vientos frescos y poderosos, le daba fuerza y resistencia. Este conocimiento nos vino del otro mundo con nuestra religión. Todo lo que forma el poder del Universo se hace en un círculo. El cielo es redondo y he oído decir que la Tierra es redonda como una bola y que todas las estrellas también lo son. El viento, en la cumbre de su furia, se hace torbellinos. Los pájaros hacen su nido en círculo porque tienen la misma religión que nosotros. El sol se levanta y desciende formando un círculo. La luna hace lo mismo y los dos son redondos.

Hasta las estaciones forman un gran círculo con sus cambios y vuelven siempre donde estaban. La vida del hombre está en un círculo de una infancia a otra infancia. y así es para cada cosa en la que actúa el poder.

Nuestros tipis eran redondos como los nidos de los pájaros y dispuestos siempre en círculo, el círculo de la nación, el nido de muchos nidos en los que el Gran Espíritu nos destinaba a incubar a nuestros hijos.

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Khe-tha-a-hi; Ala de Aguila, rinde homenaje al recuerdo que el indio ha dejado tras de sí

Mis hermanos los indios dejaron en este país su recuerdo para siempre. Hemos dado muchos nombres de nuestra lengua a muchas cosas bellas que hablarán siempre de nosotros. El Minnehaha se reirá con nosotros, el Séneca brillará con nuestra imagen, Mississippi murmurará nuestras penas. El ancho Iowa, el rápido Dakota, el fértil Michigan susurrarán nuestros nombres al sol que les acaricia. El estruendo del Niágara, el suspiro del Illinois y el canto del Delaware harán resonar sin cesar nuestro Dta-wa-e (canto de la muerte). ¿Es posible que oigáis ese cántico eterno sin emocionaros? Sólo hemos cometido un pecado: poseíamos lo que el hombre blanco codiciaba. Nos fuimos hacia el sol poniente, abandonando nuestros hogares al hombre blanco.

Hermanos míos, las levendas de mi pueblo cuentan cómo un jefe que conducía a los supervivientes de su pueblo atravesó un gran río y plantó en la tierra el mástil de su tipi, exclamando: «¡A-Ia-ba-ma!», lo que en nuestra lengua significa: «Aquí podemos descansarl». Pero no habia previsto el futuro. El hombre blanco llegó: su pueblo y él mismo no pudieron quedarse allí, fueron expulsados, empujados al fango de un sombrío pantano y exterminados. Las palabras que tan tristemente había pronunciado dieron el nombre a uno de los Estados del hombre blanco. Ya no hav un rincón bajo las estrellas para sonreír, donde el indio pueda establecerse y suspirar «A-la-ba-ma». Puede que Wakanda nos conceda un lugar así. Pero parece que sólo será así si estamos de su lado.

Crow foot, Garra de Cuervo, portavoz de la confederación de los Piesnegros, cedió 5O.000 millas cuadradas de pradera al gobiemo canadiense en 1877. Este tratado produjo la desaparición de los bisontes y el hambre para los Piesnegros.

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¿Qué es la vida? Es el estallido de una luciérnaga en la noche. Es el resuello de un bisonte en invierno. Es una pequeña sombra que corre en la hierba y desaparece con el poniente.

Proverbio winnebago

Nuestra Santa Madre la Tierra, los árboles y toda la Naturaleza son los testigos de vuestros pensamientos y de vuestras acclones.

Un jefe indio al gobernador de Pennsylvania en 1976:

Amamos la tranquilidad. Dejamos al ratón jugar en paz; cuando los bosques se estremecen bajo el viento, no tenemos miedo.

El jefe Standing Bear fue uno de los primeros en inscribirse en la escuela india de Carltsle (Pennsylvania), abierta en 1879. Fue maestro intérprete y conferenciante. Sus relatos hablan de los Lakotas, nombre tribal de los Sioux Teton.

El Lakota estaba lleno de comprensión y de amor a la Naturaleza. Amaba la tierra y todas las cosas de la tierra, y su unión con ella crecía con la edad. Los viejos estaban enamorados del suelo y no se sentaban ni reposaban sobre él sin el sentimiento de estarse acercando a fuerzas maternales. La tierra era suave bajo la piel y les gustaba quitarse sus mocasines y caminar descalzos sobre la sagrada tierra. Sus tipis se levantaban sobre esa tierra de la que estaban hechos sus altares. El ave que volaba en los aires venía a descansar sobre ellos y la tierra traía sin desfallecer todo lo que vivía y germinaba. El suelo apaciguaba, fortificaba, lavaba y curaba.

Por eso los viejos indios preferían vivir sobre el suelo antes que separarse de las fuerzas de la vida. Sentarse o echarse de esa manera les permitía pensar más profundamente, sentir más vivamente contemplaban entonces con mavor claridad los misterios de la vida y se sentían más cerca de todas las fuerzas vivas que les rodeaban.

Estas relaciones que mantenían con todos los seres de la tierra, del cielo o del fondo de los ríos eran como los rasgos de su existencia. Tenían un sentimiento de fraternidad hacia el mundo de los pájaros y de los animales con los que tenían confianza. Era tan estrecha la familiaridad entre algunos Lakotas v sus amigos de pluma o de piel que háblaban como hermanos un mismo lenguaje.

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Mato-Kuwapi, Chased-by-Bears, un Sioux Santee de la rama Yanktonai evoca la Danza del Sol y la idea de Wakan Tanka entre los indios Durante esta ceremonta se daban cortes en el cuerpo y los miembros de los participantes y se metían en ellos tacos de madera a los que estaban fijadas unas correas unidas al poste central de la Danza del Sol:

La Danza del Sol es tan sagrada para nosotros que casi no hablamos de ella… La laceración de los cuerpos para obtener los buenos augurios de la Danza del Sol es distinta a la laceración de la carne en los duelos con la gente. El cuerpo de un hombre es un bien suyo y cuando entrega su cuerpo o su carne está entregando la única cosa que verdaderamente le pertenece… Así, si un hombre promete un caballo a Wakan Tanka, no le da más que lo que ya le pertenecía. Yo puedo dar tabaco u otros objetos durante una Danza del Sol, pero si me guardo lo mejor, ¿quién podrá creer que soy sincero? Para demostrar que todo mi ser acompaña a estos regalos, debo dar algo que sea precioso para mí. Por eso prometo entregar mi cuerpo.

El niño cree que sólo la acción de una persona malintencionada puede causar dolor, pero en la Danza del Sol primero reconocemos la bondad de Wakan Tanka y soportamos el dolor a causa de todo lo que ha hecho por nosotros. Hasta hoy nunca me he unido a una Iglesia cristiana. Mi vieja creencia, la que siempre he guardado, sigue conmigo.

Cuando un hombre realiza un trabajo que todos admiran, decimos que es maravilloso. Pero cuando vemos la alternancia del día y la noche, el sol, la luna y las estrellas en el cielo, y la continuación de las estaciones sobre la tierra, con los frutos que maduran, tenemos que reconocer todos en ello la obra de alguien más poderoso que el hombre. El más grande de todos es el Sol, sin el que no podríamos vivir.

Nos dirigimos a Wakan Tanka y estamos seguros de que nos oye, aunque es difícil explicar la extensión de nuestra creencia. El indio cree en general que, después de la muerte de un hombre, su espíritu va a alguna parte de la tierra o del cielo, no sabemos exactamente a dónde, pero estamos seguros de que su espíritu continúa viviendo. Hay personas que están de acuerdo en que, si fuera posible que los espíritus hablaran a los hombres, se darían a conocer a sus amigos después de la muerte; pero a nosotros siguen sin venir a hablarnos, excepto, quizá, en sueños. Lo mismo pasa con Wakan Tanka. Creemos que está en todas partes, pero para nosotros es como los espíritus de nuestros amigos cuyas voces no podemos oír.

Crazy Horse, jefe de los Sioux Oglalas, era un mistico. En la primavera que siguó a la antquilación de las tropas de Custer fue obligado por el general Miles a rendirse en las montanas Bighorn. Puesto en prisión en 1877, encontró la muerte intentando evadirse.

¡Hombres blancos! Nadie os ha pedido que vengáis aquí. El Gran Espíritu nos ha dado este país para vivir en él; vosotros tenéis el vuestro. Nosotros no os molestábamos en absoluto; el Gran Espíritu nos ha dado una vasta tierra para vivir en ella, v bisontes, v gamos, v antílopes v más caza. Pero habéis venido v habéis robado mi tierra; habéis matado mi caza; nos habéis hecho duro el vivir. Ahora decís que tenemos que trabajar; y, sin embargo, el Gran Espíritu no nos hizo para trabajar, sino para vivir de la caza.

Vosotros los hombres blancos podéis trabajar si queréis. Nosotros no os molestamos; pero volvéis a decirnos: cpor qué no os civilizáis? ¡No queremos vuestra civilización! Queremos vivir como vivían nuestros padres, y sus padres antes que ellos.

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Pachgantschilhilas, nacido en la primera mitad del siglo XVIII se convirtió en el jefe de guerra de todos los Delawares que residian entre los rios Miami y White, en el noreste de los Estados Unidos.

Admito que hay hombres blancos buenos, pero su numero no puede compararse con el de los malos, que deben ser los más fuertes porque son los que mandan. Hacen lo que quieren. Esclavizan a los que no son de su color, aunque hayan sido creados por el mismo Gran Espíritu que nosotros. Harían de nosotros esclavos si pudieran. ¡Como no lo consiguen, nos matan! No puede darse ningún crédito a su palabra. No son como los indios, que son sólo enemigos durante la guerra, pero son amigos en tiempos de paz. Dirán al indio: «¡Mi amigo, mi hermano!». Le darán la mano y en el mismo instante le destruirán.

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Tecumseh, Shooting Star, jek deguerra de los Shawnees, organizó la segunda gran federación india y fue brigadier general del ejército inglés durante la guerra de 1812. Según los términos de un tratado firmado en Fort Wayne en 1809, los indios cedieron vastos territorios al gobierno norteamencano sin saberlo. En 1810 se reunió con elgobernador del territorio de Indiana que habia representado a los Estados Unidos en el tratado de 1809. Tecumseh negó la validez de la administración de la tierra.

La manera, la única manera de detener y parar esta calamidad es que todos los hombres rojos se unan para reivindicar un derecho común e igual sobre esta tierra, como en el pasado y como debería seguir siendo hoy día; porque jamás estuvo en el pasado dividida, y pertenece a todos para el uso de cada uno. Nadie tiene el derecho de vender la menor parcela, ni siquiera a éste o a aquél de nosotros, y menos todavía a esos extranjeros que lo quieren todo y no transigirán jamás. Los blancos no tienen ningún derecho sobre la tierra de los indios: ellos fueron los primeros en habitarla, es su tierra… No puede haber dos ocupantes de un mismo territorio. El primero excluye a los demás. No es lo mismo cuando se caza o cuando se viaja, puesto que un mismo suelo puede servirles a muchos… Pero el campamento está fijo…, pertenece por derecho al primero que se sienta sobre la piel o sobre la manta que ha desplegado en el suelo, v esto hasta que se marcha.

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Sitting Bull se presentó en Fort Buford (Canada) con la promesa de una ammstia, y fue enviado a la agencia de Standing Rock, donde vivia casi la totalidad de su pueblo.

¿Qué tratado ha respetado el blanco que el hombre rojo haya roto? Ninguno. ¿Qué tratado ha hecho el hombre blanco con nosotros que después él haya respetado? Ninguno. Cuando yo era niño, los Sioux eran dueños del mundo; el sol se levantaba y se ponía en sus tierras. Hasta diez mil hombres iban a la guerra. ¿Dónde están hoy los guerreros? ¿Quién los ha exterminado? ¿Dónde están nuestras tierras? ¿Quién las saquea? ¿Qué hombre blanco puede decir que le he robado su tierra o un solo centavo suyo?

Y, sin embargo, dicen que soy un ladrón.

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Gerónimo y su banda se rindieron por última vez en agosto de 1877; fueron deportados en cautividad y finalmente instalados en una reserva en Fort Sill (Oklahoma). Desde alli Gerónimo pidió autorización al presidente para regresar a su tierra natal antes de morir.

Durante veinte años hemos sido prisioneros de los términos de un tratado que hicimos entre el general Miles, de parte del gobierno de los Estados Unidos, y yo mismo como representante de los Apaches. Ese tratado no se ha cumplido siempre escrupulosamente por parte del gobierno, aunque en estos momentos lo esté respetando más. En el tratado con el general Miles aceptamos irnos a un lugar fuera de Arizona y allí aprender a vivir como los hombres blancos. Pienso que mi pueblo ya es capaz de vivir de acuerdo con las leyes de los Estados Unidos, y, desde luego, nos gustaría ser libres de volver a una tierra que es la nuestra por derecho divino. Nuestro número es escaso y hemos aprendido a cultivar la tierra; ya no necesitamos tanta como antes. No reclamamos toda la que el Todopoderoso nos dlo en un pnnclplo, smo solo la suficiente para cultivarla. Estamos dispuestos a cultivar la que sobre para los hombres blancos.

Ahora vivimos en tierras de los Comanches y Kiowas que no sirven para nuestras necesidades… Aquí nuestro pueblo disminuye en número y seguirá decreciendo si no se le autoriza a regresar a su tierra natal…

Descalzos sobre la tierra sagrada, textos recogidos por T. C. Mac Luhan

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Recuerdos de un jefe Sioux

Las biografíás de los indios se multiplicaron en el siglo xx. Una de ellas es la de Standing Bear (Oso-de-Pie), jefe de los Sioux Oglalas. Vivió el crepúsculo de su pueblo y recuerda aquila época en que perseguíá al bisonte y al «caballo de hierro».

A finales del siglo pasado, cuando ya atraviesan las praderas miles de kilómetros de raíles, el tren sigue siendo para los indios objeto de desconfianza y curiosidad

Un día, seria poco después de mi nacimiento, uno de nuestros exploradores llegó al campamento con mucha excitación y contó que había visto una gran serpiente atravesando la pradera. Aquello produjo mucha agitación. Una observación atenta reveló que un penacho de humo seguia a la aparente serpiente. Era el primer convoy del ferrocarril de la Union Pacific Railroad. Para los indios se trataba de algo tan curioso que se encaramaron a las alturas para ver al tren correr y oír los extraños ruidos que hacía. Cuando vieron que la “serpiente” se arrastraba sobre un camino de hierro sin apartarse de él empezaron a envalentonarse y se acercaron para exammar mejor una cosa tan curiosa.

Al poco tiempo una banda de guerreros de nuestra tribu regresaba hacia el campamento. Muv sedientos, se detuvieron en la estación de ferrocarril para tomar agua. El blanco que estaba a cargo les obligó a marcharse sin darles de beber. Quizá tenía miedo a los indios o, si les había hecho algo malo, puede que pensara que habían venido a castigarle. Su actitud enfureció a los indios. Encontraban extraño que los blancos hicieran pasar un camino de hierro por su territorio y que, a pesar de ello, ni siquiera les dieran de beber.

Así pues, esta banda de guerreros, cuando volvió al campamento, informó de cómo les había recibido aquel blanco. Inmediatamente se reunió el consejo y se decidió actuar. Mi madre había oído lo que habían hablado los hombres, después de ponerme al cuidado de mi abuela, se hizo con un hacha pequeña y siguió a los guerreros. Cuando éstos llegaron a la vía del ferrocarril, decidieron destruir algunos raíles y las piezas de madera a las que estaban fijados. (…)

Cuando los que venían en el tren vieron a los indios a lo lejos, empezaron a dispararles. Ellos fustigaron a sus caballos y se lanzaron en su persecución. Los del tren estaban tan ocupados burlándose de los indios y divirtiéndose con los esfuerzos de éstos por alcanzarles que se olvidaron de observar la vía del tren, sin sospechar que los indios pudieran ser tan hábiles como para haberles tendido una trampa. Cuando el tren llegó al punto en que la vía había sido destruida, saltó de los raíles y quedó totalmente dañado.

Mi madre se había escondido cerca de allí y, cuando el tren descarriló, acudió. Resulto ser un tren de mercancías que transportaba al Oeste todo tipo de productos, entre los que había una gran cantidad de azúcar de arce, algodón y perlas. En aquel accidente de tren encontró mi madre las primeras perlas que los Sioux hubieran visto jamás. Antes de aquello todo el trabajo de ornamentación de mocasines o de vestidos se hacía con púas de puercoespín teñidas.

Para utilizarlas, las mujeres se las metían en la boca y las ablandaban, y luego las aplastaban con la uña antes de colocarlas.

Mi madre era muv ingeniosa y concibió la idea de utilizar las perlas en vez de las púas y ver qué efecto hacía aquello. (…) Así que yo fui el ptimer indio que tuvo una manta adornada con perlas.

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Para todo muchacho indio, la caza del bisonte era un acontecimiento de gran importancia y el primer bisonte que mataba teníá para él el valor de un simbolo.

En lo alto de la colina, todos los cazadores dieron rienda suelta a sus caballos, que se lanzaron rápidos como el viento. Yo fustigué a mi pequeña yegua negra y faltó poco para que me pusiera a la cabeza del grupo. Pronto me encontré en medio de una nube de polvo sin ver nada delante de mí. Todo lo que podía oír era el estampido y el estrépito que producían las pezuñas de los bisontes que huían con un ruido de trueno. Mi montura hacía quiebros de un lado a otro y tuve que sujetarme con todas mis fuerzas. (…)

Fue entonces cuando vi lo que mi padre me había anunciado. Estaba bastante por delante de los bisontes; cuando me vieron se pusieron a correr en dos direcciones opuestas. Al ver a aquellos grandes animales y pensar en matar yo uno, me di cuenta de lo pequeño que era. Tenía verdadero miedo. Entonces recordé que mi suegra me había pedido que le llevara unos riñones y una piel, y me volvió la idea de que, al fin de cuentas, yo era un hombre. (…)

Estaba solo, pero decidido a dar caza a aquellos animales, matara o no alguno. Durante todo aquel tiempo pude oír los disparos de cazadores que tenían fusiles y sabía que estaban matando. Yo me puse a perseguir a un grupo pequeño y, mientras me lanzaba tras él, disparé una de mis flechas en mitad de la manada. No supe dónde había ido a parar, y ya estaba por abandonar la persecución cuando observé que una novilla pequeña galopaba más despacio que el resto. (…)

Galopé hasta que me puse completamente al lado del animal como mi padre me había enseñado. Saqué una flecha de mi aljaba mientras me sujetaba a mi yegua con toda la fuerza de mis piernas. Coloqué la flecha y, tensando el arco con todas mis fuerzas, la solté. Pensaba matar al bisonte muy pronto, pero la flecha penetró en el cuello ?¡y yo que pensaba haber apuntado tan bien!?. El animal siguió corriendo mientras sacudía la cabeza. Volví a alcanzarle v le envié otra flecha que penetró en direcáón al corazón. Aunque no llevaba la fuerza necesaria para ser mortal, vi que el animal se debilitaba en seguida y que su carrera se hacía más lenta. Fue entonces cuando saqué mi tercera flecha v volví a tirarle. Ésta penetró hasta el corazón. Empezaba a creer que el bisonte tiene las siete vidas de un gato y que iba a ser tan difícil de matar como ese animal cuando vi que le salía sangre por el hocico. Comprendi entonces que iba a caer pronto. Le tiré mi cuarta flecha, vaciló, se derrumbó sobre un costado y en seguida murió. Ya había matado mi primer bisonte.

Cuando observé al animal caído v vi que le había tirado cinco flechas, tuve la impreSiOn de que era demasiado para un solo bisonte. (…)

Mientras pensaba aquello me sentía avergonzado por mi torpeza como tirador. Pensé en quitarle todas las flechas menos una De hecho, estaba haciéndolo cuando me acordé de una observación que mi padre me había hecho una vez. Era ésta: «Hijo, acuérdate siempre de que un hombre que miente no será nunca querido por nadie». Con lo que en v ez de intentar engañar, dije la verdad. Y eso me hizo más feliz.

Quité todas las flechas v empecé a descuartizar el bisonte. Todo iba muy bien hasta que intenté darle la vuelta al animal. Descubrí que aquello era demasiado para mí. Como sólo había descuartizado un costado, pensé en quitarle los riñones ~ cortar una buena pieza de carne para mi suegra. En aquel preciso momento oí que alguien me llamaba. Monté mi caballo v subí a lo alto de la colina. Allí vi a mi padre que venía a buscarme. ( )

Estaba muy contento de que hubiese procurado arreglármelas y o solo. Le dije entonces el número de flechas que había necesitado y dónde había clavado cada una de ellas. Incluso le dije que había lanzado mi primera flecha en mitad de la manada sin saber dónde había ido a parar. Se rió, pero estaba orgulloso de mí. Creo que era porque le había dicho la verdad y no había intentado engañarle ni mentir aunque fuera todavía un niño.

Mi padre llamó al anciano del campamento que hacía siempre de pregonero para anunciar que «Ota Kte» o «Mata-Mucho» había cazado su primer bisonte y que «Oso-de-Pie», su padre, le regalaba un caballo.

Aquel fue el primer y último bisonte que maté en mi vida y necesité cinco flechas para conseguirlo.

Luther Oso-de-Pie, Recuerdos de un jefe Sioux

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El gran Gerónimo

Gerónimo forma parte de los jefes cuyos nombres simbolizan la resistencia india frente al temprano lmperialismo norteamericano.

Habiá cuatro tribus Apaches principales los Chincahuas, los Mescaleros, los Lipanes y los Jicarillas. Gerónimo nació entre los Chiricahuas del Sur, pero se crió con los Chiricahuas del Norte.

Nací en el cañón Nodoyohn, en Arizona, en junio de 1829. (…)

Era el cuarto de una familia de ocho hijos ?cuatro chicos y cuatro chicas?. De la familia sólo quedamos yo mismo, mi hermano Porico (Caballo Blanco) y mi hermana Nah-da-Ste. Somos prisioneros de guerra en la reserva militar (Fort Still).

Siendo yo muy niño, gateaba por el suelo sucio del tepee de mi padre, y mi madre me colocaba sobre su espalda suspendido en mi tsoch (cuna en apache) o la colgaba de una rama de árbol. El sol me calentaba, el viento me acunaba y los árboles me abrigaban como a todos los demás niños apaches.

Cuando crecí, mi madre me enseñó las leyendas de nuestro pueblo, me habló del sol y del cielo, de la luna v las estrellas, de las nubes y las tormentas. Me enseñó también a arrodillarme para pedir a Usen que me diera la fuerza, la salud, la sabiduría y su protección. Nunca pedíamos a Usen que castigara a otra persona, y, si teníamos cualquier cosa contra alguien, nos vengábamos nosotros mismos. Nos habían enseñado que Usen no se preocupa de las querellas mezquinas de los hombres.

Mi padre me hablaba a menudo de las hazañas de nuestros guerreros, de los placeres de la caza y de las glorias del sendero de la guerra.

Solía jugar con mis hermanos y hermanas en torno a la casa de mi padre. Jugábamos al escondite entre las rocas y los pinos. O vagábamos a la sombra de los álamos o buscábamos shudocks (una especie de cerezas silvestres) mientras nuestros padres trabajaban en el campo. También jugábamos a la guerra. ~os ejercitábamos en acercarnos sin miedo a un objeto que representaba el enemigo y, a nuestra manera, llevábamos a cabo grandes hazañas guerreras. (…)

Cuando fuimos lo bastante grandes como para ser de cierta utilidad, fuimos al campo con nuestros padres. Ya no a jugar, sino a trabajar duramente. Cuando llegaba el momento de sembrar, preparábamos la tierra con azadas de madera. Plantábamos el maíz en hileras bien rectas, las judías entre las plantas de maí2 y los melones y calabazas irregularmente por todo el campo. Cultivábamos esas plantas porque las necesitábamos.

Nuestro campo no tenía generalmente más de una hectárea. Los campos nunca estaban cercados. No era raro que en u-n mismo valle cultivaran la tierra varias familias, repartiéndose la tarea de vigilar la cosecha v de impedir que los caballos de la tribu, los gamos u otros animales salvajes la destruyesen.

Recogíamos melones cuando queríamos comerlos. En otoño recolectábamos las calabazas y las judías y las metíamos en sacos o en cestos. Liábamos juntas las vainas de las mazorcas de maiz y los caballos transportaban así la cosecha hasta nuestra casa. Allí quitábamos la cáscara al maíz y guardábamos toda la cosecha en cuevas o en cualquier otro lugar para utilizarla únicamente en invierno.

Nunca dábamos maiz a los caballos, pero, si los conservábamos en invierno, les dábamos forraje. No teníamos ganado ni otros animales domésticos aparte de nuestros perros y nuestros caballos.

No cultivábamos el tabaco porque lo encontrábamos en estado salvaje. Lo cortábamos y lo dejábamos secar en otoño, pero si llegaba a faltar, lo sustituíamos por el rastrojo que habíamos dejado en el campo. Todos los indios fumábamos?hombres y mujeres?. Los niños no podían fumar mientras no cazaran solos y mataran alguna pieza mayor, como un lobo o un oso. No se prohibía fumar a las mujeres aún no casadas, pero se las encontraba impúdicas si lo hacían. Casi todas las madres de familia fumaban.

El maíz molido (a mano con morteros y mazos de piedra) no nos servía únicamente para hacer pan. También lo aplastábamos, lo remojábamos y, después de la fermentación, hacíamos con él el «tis-win» que tenía el poder de embriagar y era muy apreciado por los indios. Este trabajo lo hacían las squaws y los niños. Cuando llegaba la época de las bayas y las nueces, los niños pequeños y las squaws Iban a recogerlas y a menudo se pasaban el día en ello. Cuando se alejaban mucho del campamento, se llevaban caballos para cargar con las cestas.

Yo me unía con frecuencia a ellos y, en una de aquellas excursiones, una mujer llamada Cho-ko-le se perdió al ir con su caballo a buscar a sus amigas. Su perrito la seguía mientras ella se abría paso trabajosamente entre los pinos y el espeso sotobosque. De pronto apareció en su camino un «grizzly» que atacó al caballo. Ella saltó a tierra y el caballo huyó. El oso se lanzó entonces contra ella, que se defendió lo mejor que pudo con su cuchillo. Su perrito, que mordía los talones del oso distrayendo así su atención, le permitió permanecer un rato fuera del alcance de la fiera. Por último, el «grizzly» la golpeó sobre la cabeza, arrancándole casi completamente el «scalp». Ella cayó, pero no perdió el conocimiento y, a pesar de la caída, consiguió asestar cuatro grandes cuchilladas y el oso se retiró. Cuando se hubo ido, ella volvió a colocarse el «scalp» lo mejor que pudo. Luego se sintió mal y se echó. Aquella noche su caballo regresó al campamento con su carga de nueces y bayas, pero sin su amazona. Los indios se pusieron a buscarla, pero no la encontraron hasta dos días más tarde. La trajeron al campamento y, gracias a los cuidados de los hombres de la medicina, curó de todas sus heridas.

Los indios conocían las hierbas para curar y sabían cómo prepararlas y cómo aplicarlas. Usen se lo había enseñado al principio, y en cada generación habia hombres hábiles en el arte de curar.

Después de recoger las hierbas, de prepararlas y de administrar la medicina, poníamos tanta fe en nuestras plegarias como en el verdadero efecto de la medicina. (…)

Algunos indios eran hábiles para extraer balas, puntas de flecha u otros proyectiles que pudieran herir a nuestros guerreros. Yo mismo lo he hecho con la ayuda de un simple puñal o de un cuchillo de desollar.

Los niños pequeños se vestían con ropa muy ligera en invierno y no llevaban nada en verano. Las mujeres llevaban por lo general una falda rudimentaria que consistia en un trozo de tela de algodón anudado a la cintura y que llegaba hasta las rodillas. Los hombres llevaban pantalones y mocasines. En invierno se ponían camisas y polainas.

A menudo, cuando la tribu había instalado su campamento, unos cuantos chicos y chicas salían a escondidas y se encontraban a unos cuantos kilómetros para jugar todo el día juntos y librarse de trabajar. Nunca eran castigados por estas travesuras, pero se hacía burla de ellos si se descubría el lugar en que se ocultaban.

Durante el verano de 1858, la tribu de los Apaches Bedonkoes se dirige al Sur para comerciar. Por el camino se detienen junto a la ciudad mexicana que los indios llaman «Kas-ki-yeh». Un día que los guerreros habían ido a la ciudad, al volver por la noche al campamento, comprobaron que los mexicano habían exterminado en su ausencia a sus mujeres e hijos. El propio Gerónimo perdió allí a su madre, a su mujer y a sus tres hijos. Juró vengar a los Apaches.

En cuanto reunimos algunas armas y víveres, Mangas Colorado, nuestro jefe, convocó el consejo y vio que todos los guerreros estaban dispuestos a ir al sendero de la guerra contra México. Me nombraron para que pidiera ayuda a las demas trlbus.

Me dirigí a los Apaches Chokonen (Chiricahuas) y su jefe Cochise convocó un consejo desde el amanecer. Los guerreros se reunieron silenciosamente en un claro, en un valle pequeño junto a una montaña y se sentaron sobre el suelo formando círculo según su rango. Fumaron en silencio. A una señal del jefe, me levanté y presenté mi causa con estas palabras:

«Hermanos de raza, ya habéis oído lo que sin motivo nos han hecho los mexicanos. Sois parientes míos ?tíos, primos, hermanos?. Nosotros somos hombres, como los mexicanos; podemos hacerles lo mismo que nos han hecho. Vayamos a atacarles; yo os conduciré a su ciudad; les sorprenderemos en sus casas. Yo lucharé en la primera fila. Sólo os pido que me sigáis para vengar el daño que nos han hecho los mexicanos. ¿Querréis venir? Está bien. Vendréis todos.»

«No olvidéis la ley de la guerra. Los hombres pueden regresar, pero también puede que mueran. Si uno de estos Jóvenes muere, no quiero que sus hermanos de raza me culpen, porque ellos han decidido ir libremente. Si yo muero, que nadie me llore. Toda mi familia ha sido muerta en esta tierra y yo también moriré si es necesario.»

Volví a nuestro campamento a comunicar aquel éxito a nuestro jefe y volví a salir inmediatamente para el Sur, al territorio de los Apaches Nednis. Su jefe Whoa me escuchó sin decir palabra y dio orden de reunir en seguida al consejo, y cuando todos estuvieron presentes me indicó que hablara. Les dije lo mismo que les había dicho a los Chokonen y también prometieron ayudarnos.

Durante el verano de 1859, casi un año después de la matanza de Kas-ki-yeh, se reunieron las tres tribus junto a la frontera mexicana para marchar por el sendero de la guerra. Habían pintado sus rostros, ceñido sus bandas de guerra en sus frentes y aprestado sus largas cabelleras para el cuchillo del guerrero que les venciese. Habían puesto a sus familias a salvo en las montañas, cerca de la frontera. Un guerrero tenía la misión de velar por aquellas familias y se habían convenido varios puntos de cita para el caso de que fuera atacado el campamento.

Cuando todo estuvo a punto, los jefes dieron la señal de paríida. No habíamos llevado caballos y cada guerrero llevaba mocasines y un trozo de tela alrededor de la cintura. Esta prenda le servía de cobijo por la noche y le aseguraba una protección suficiente durante la marcha. Durante la lucha, cuando la pelea es dura, no nos gusta estar muy vestidos. Cada guerrero llevaba también víveres para tres días y, como cazábamos a menudo durante la marcha, nos nos falíaba alimento casi nunca. (…)

Cuando casi habíamos llegado a Arispe, levantamos nuestras tiendas y ocho hombres salieron de la ciudad a caballo para parlamentar con nosotros. Capturamos, matamos y cortamos la cabellera a aquellos hombres. Era seguro que después de aquello las tropas saldrían de la ciudad y, efectivamente, a la mañana siguiente nos atacaron. Las escaramuzas se multiplicaron durante todo el dia sin que eníabláramos un combate generalizado. Pero al caer la noche capturamos su convoy de avituallamiento y así tuvimos víveres en abundancia y más fusiles.

Aquella noche apostamos centinelas y permaneamos en nuestro campamento para descansar, ya que esperábamos un combate duro al dia siguiente. Por la mañana muy temprano los guerreros se reunieron para rezar?no para pedir ayuda, sino para tener fuerza v evitar las emboscadas y las añagazas deí enemigo.

Como lo habíamos previsto, hacia las diez de la mañana todas las tropas mexicanas salieron de la ciudad. Había dos compañías de caballería y dos de infantería. Reconocí a los soldados de caballería como los que habían asesinado a mi mujer y a mis hijos en Kas-ki-yeh. Se lo dije así a los jefes; ellos decidieron confiarme la dirección de la batalla.

Yo no era un jefe y no lo había sido nunca, pero me confiaron aquel honor por ser quien más había sufrido y vo decidí ser digno de tal confianza. Hice que los indios se colocaran en una depresión circular cerca del río. Los mexicanos avanzaron con la infantería en dos hileras; la caballería permanecía como reserva. Nosotros esíábamos a cubierto en el bosque y ellos avanzaron hasta llegar a unos cuatrocientos metros de nosotros, y allí se detuvieron y abrieron fuego. En seguida di la señal de ataque y al mismo tiempo envié algunos bravos a que hostigaran su retaguardia. Muchos cayeron alcanzados por mi mano v yo continué dirigiendo la carga. Muchos bravos murieron. La batalla duró cerca de dos horas.

Por último, no quedaban más que cuatro indios en medio del campo; yo mismo y otros tres guerreros. Ya no teniamos flechas y nuestras lanzas se habían roto en los cuerpos de nuestros enemlgos muertos. Ya sólo nos quedaban nuestras manos y nuestros cuchillos para luchar, pero todos los que habian luchado contra nosotros estaban muertos. Fue entonces cuando dos soldados armados corrieron hacia nosotros desde el otro extremo del campo. Mataron a dos de nuestros hombres y los dos que quedábamos corrimos a unirnos al resto de nuestros guerreros. Mi compañero fue muerto de un sablazo, pero yo conseguí llegar al lugar en que se encontraban nuestros guerreros, agarré una lanza y me di la vuelta. El que me perseguía falló su objetivo y se empaló en mi lanza. Me apoderé de su sable y me abalancé sobre el soldado que había matado a mi compañero. Lo trabé por medio del cuerpo y rodamos por el suelo. Le maté con mi cuchillo y rápidamente me volví a levantar blandiendo su sable y buscando nuevos soldados que matar. Ya no quedaban. Pero los Apaches ya habían visto. Sobre el campo ensangrentado, cubierto de cuerpos de mexicanos, se elevó el orgulloso grito de guerra de los Apaches.

Todavía cubierto por la sangre de mis enemigos, sujetando aún mi arma victoriosa, sumergido todavía en la felicidad que me había producido la batalla, fui rodeado por todos los bravos y proclamado jefe de todos los Apaches. Luego di la orden de quitar las cabelleras a los muertos.

«No llorar a los muertos nos lleva a enfermar», Marcos Gómez Sancho

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=97070&p=2

Marcos Gómez Sancho / Entrevista
«No llorar a los muertos nos lleva a enfermar»

Odra Rodríguez
Las Palmas de Gran Canaria

El jefe de cuidados paliativos del Negrin y profesor de la ULPGC ofreció ayer una conferencia en el gabinete literario sobre ‘¿Qué es la muerte? Los últimos días de vida. Morir con dignidad’.

? ¿Aceptar la muerte de un ser querido es más difícil en los tiempos que corren que en épocas anteriores?

? Sí, mucho más. Hablar de la muerte continúa siendo tabú. Y esto nos hace mucho daño, hay que hablar abiertamente sobre ello.

? Corríjame si me equivoco. Ya no se ven personas vestidas de luto, ni se vela al difunto hasta darle sepultura, se cierran los tanatorios por la noche…

? No se equivoca. Los duelos y los velatorios han desaparecido y esto hace muy difícil asimilar la pérdida. Se han roto todas las costumbres para ayudar a asumir la muerte de un ser querido. Existe una tanatofobia horrorosa tanto que se cierran por las noches. Las costumbres se mantienen en algunos pueblos donde aún se vela al fallecido en su casa y se acompaña a los familiares en el proceso. La modernidad ha traído diferentes formas de ver la muerte. El día del fallecimiento se permite cualquier tipo de actitud pero, al día siguiente, como dicen muchos, la vida prosigue y está prohibido llorar, expresar tristeza, hablar del ser querido fallecido. Hay que reponerse y ser fuerte. Esto es absurdo; el proceso del duelo hay que desarrollarlo.

? ¿Se podría decir que llorar, el luto y el duelo tiene mala prensa?

? Indiscutiblemente. Vivimos en un mundo más agresivo, en una sociedad de triunfadores en el que está prohibido llorar, tener dolor. Los valores que priman son el culto al dinero, la juventud, la belleza donde los viejos y la muerte no tienen cabida. Las personas cuando pierden a un ser querido se sienten solas, muy solas con su dolor porque no se les permite expresarse, está mal visto. Esta actitud tan moderna está creando un problema de salud pública muy grave que saldrá muy pronto a la luz. El luto y el velatorio es un derecho público a demostrar la tristeza; es una costumbre milenaria, como cantar o beber.. Como dice Manuel Machado: «Cantando la pena, la pena se olvida».

? ¿Quiere decir que no realizar el proceso del duelo puede llegar a hacer enfermar a una persona?

? Sin lugar a dudas. El 20% de las consultas psiquiátricas es de personas que atraviesan un duelo. No llorar a los muertos crea enfermedades psicológicas y físicas. Una encuesta que he realizado a 6.783 médicos de toda España, un 32% de los profesionales, concluye que ven problemas físicos y mentales en un 97% de las personas que atraviesan un duelo, frecuentemente en un 55,25%, ocasionalmente en un 41,39%, nunca en un 3,33% y no sabe o no contesta en un 0,01%. Por eso vamos a poner en marcha una investigación para analizar los problemas de salud de los dolientes con una beca Funcis.

? ¿Qué concepto tiene usted de la muerte?

? La muerte es el precio que paga todo ser unicelular desde el mismo momento que nace.El hecho de que los médicos la vean como un fracaso profesional, aunque forme parte de la vida, no la hace irreal. Soy partidario de morir en casa, con tus recuerdos, tu familia y no en una cama de hospital. El servicio tiene ahora tres unidades ayudando en los domicilios.

? ¿Por qué los médicos no aceptan la muerte como algo natural? ¿Les falta humanizarse?

? Hay un instinto de querer ayudar a los demás pero también, una soberbia y prepotencia en la medicina, un delirio de inmortalidad en el cuidado del paciente ajeno a la realidad. La inmortalidad no existe. El hecho de que la medicina haya avanzado de una manera tan importante, ha hecho que tengamos menos interés por las personas que no podemos curar. No son menos humanos pero sí deberían humanizarse un poco más.

? Llama la atención que la muerte no sea una asignatura obligatoria en la carrera de Medicina.

? Sólo hay cuatro universidades españolas, entre ellas la ULPGC, que imparte la asignatura de cuidados paliativos. Es curioso que los médicos tratemos la muerte sólo en Medicina Forense. La asignatura que imparto en la ULPGC es de las mejores evaluadas por los estudiantes. Quizás sea porque reviven su instinto vocacional.

? ¿Cómo deben ser los últimos días de vida?

? A medida que se acerca el final, los profesionales tenemos menos protagonismo y más los familiares, pero no dejamos de ayudarles. Ellos tienen necesidad de estar presentes. Por eso potenciamos que se produzca en sus casas, en un sitio hermoso, sin el estrépito de una maquina, en un acto consciente, con esperanza y tranquilidad de morir dignamente, sin dolor.

MEDALLA PARA EL MAESTRO

MEDALLA PARA EL MAESTRO
EL COLOMBIANO, MARZO 5, 2002
Jorge Montoya ayuda a entender la muerte
¿Y cuál es la especialización del doctor Jorge Montoya Carrasquilla? “No, eso es una lista súper larga que yo no la tengo aquí, pero si me espera se la traigo…”, responde Juan Álvaro Rendón, uno de los encargados de la organizar el homenaje que le rindió el Congreso de la República a este hombre, con la entrega de la medalla de honor al mérito, de la Comisión de Ética, por su trabajo en cuidados paliativos.
Brindar apoyo a los pacientes terminales, ayudar a los familiares y enfermos a entender y asumir la muerte es sólo una parte del trabajo de Montoya, quien para dedicarse a esta labor se especializó en gerontopsiquiatría, tanatología, en  cuidados cuidados paliativos y, además, es gerontólogo clínico.
El día de su homenaje, muchas cabezas blancas empezaron a llegar al auditorio, damas y caballeros de la tercera edad, que con asomos de temblor en sus manos se turnaban para felicitarlo.
El, de barba y cabello negro, estaba más feliz por la presencia de estas personas que por el mismo homenaje. Su trabajo estaba inscrito en ellas.
Los enfermos de Parkinson y Alzhaimer también hacían parte de los beneficiadas con la obra que desde hace más de 12 años realiza este especialista.
“Lo más difícil de mi labor es hacerle entender a la gente que después de perder a un ser querido se les puede ayudar. La gente ha perdido la costumbre de recibir ayuda con amor”, anotó Montoya, que también dirige la Unidad de Duelo de la Funeraria San Vicente, por medio de la cual se facilita el proceso de duelo fundamentándose en educación y atención integral de las personas, para que los implicados se incorporen de nuevo a su rutina.
Más de 50.000 personas han pasado por este programa que incluye conferencias, consultas personalizadas, talleres y literatura del tema de la muerte, como forma de ayuda.
“Es una paradoja que vivamos en la ciudad más violenta del mundo y, sin embargo, haya más fondas en las esquinas que unidades de duelo”, dijo Montoya. [ACV]
http://www.elcolombiano.terra.com.co/hoy/nvs008.htm

Hablar Sobre la Muerte con Las Niñas y Los Niños

                                  Hablar  Sobre la Muerte con Las Niñas y Los Niños

Dra.Lisbeth Quesada Tristàn
Dr. Daniel  E. Masís

Este tema es considerado por  muchos profesionales que trabajan en cuidado paliativo como  uno de los tópicos más difíciles  de tratar con los niños y los adolescentes. ¿Acaso será porque  nos remueve los  propios miedos, a la enfermedad y  a  la muerte?  Creemos  que así es. Tomar conciencia de nuestros propios sentimientos, actitudes  y conductas  no es suficiente.  Esta  toma de conciencia  puede perderse  un minuto después, simplemente porque  lo que  moviliza es tan fuerte o tan doloroso, que no sabemos como enfrentarlo.  En la medida de lo posible, los profesionales en cuidado paliativo pediátrico, debemos  darnos los espacios  para explorar con un  terapeuta  en  salud mental, estos miedos, estas actitudes.  La  rutina del trabajo nos va a enfrentar  el día menos pensado,  a una experiencia con un paciente, donde perdamos la objetividad y  los comentarios o anotaciones que hagamos,  sean  surgidas  nuestras necesidades y no las del paciente.
Sean los profesionales del ECPP, sean los padres del niño los que van a hablar sobre el tema de la muerte,    conocer las diferentes etapas de  desarrollo  cognitivo  de los niños, nos ubica  de  como proceder, el lenguaje correcto a usar y que esperar a grandes rasgos.  Sabemos que los niños no son todos iguales, y que cada respuesta dependerá de su experiencia de vida y desarrollo integral, pero sobretodo, sabemos  que  el desarrollo cognitivo y  los conceptos de muerte  van íntimamente ligados.

El Concepto De Muerte En Los Niños
A partir de los seis meses de edad, cuando el niño inicia el descubrimiento de su cuerpo, y  puede con sus manitas tocarse y sentir los limites de  cuerpo ( los pies y la cabeza), y ve  como se refleja su imagen en un espejo,  o ya puede sentarse en su sillita de comer  y los juguetes ? vienen y van? o sea desaparecen y  aparecen,  es que empiezan a manifestarse sus temores.  Ya no le resulta tan  indiferente que la madre salga o entre  de su presencia y ya  percibe que el y mamá no son una sola cosa.  Podríamos decir  que esta experiencia y comportamientos  de no estar, o de no ser, son como lo más cercano a la ? pre-idea? de la muerte.  Los expertos hablan  entonces de que  es  a partir  de esta  edad, en  que los niños  manifiestan  su  temor  a  la  separación.  El miedo  a  la separación y al abandono es  propio, inherente al ser humano. No importa la clase de padres que tuviéramos.  Lo que cambia de un ser humano a otro, es la intensidad y dirección de ese miedo.
Durante la temprana infancia, o sea antes de los dos años, los niños no tienen el concepto de muerte.  Sus mentes NO PUEDEN concebir conceptos.
Entre los 3 y 5 años de edad, la muerte no se ve como un  evento final sino como temporal. No comprende el concepto de límites finales o de tiempo lineal. Conforme crece, la muerte es un evento accidental, no inevitable, además del refuerzo que recibe en la televisión donde los muñequitos de las fábulas explotan, caen desaparecen y en la siguiente escena están allí como si nada. No sabe, no comprende, no interioriza que es mortal.
Alrededor de los 5 ò  6 años y más, interpreta señales relacionadas con la muerte, por ejemplo: accidentes, envejecer, hacerse viejito, ir al hospital, enfermarse,  pero  no  las relaciona consigo mismo. No hay, aun no existe suficiente experiencia de vida como para comprender su propia muerte y su significado.  Conforme aumenta en edad, la muerte se va personificando, adquiere color, figura, se personifica por ejemplo:  en un hombre vestido de negro que viene y me lleva, una calavera envuelta en  un trapo negro y con guadaña en la mano, un tipo vestido de rojo que huele mal, con cuernos y rabo y un tridente en las manos.  La muerte es una criatura de la noche que asusta y que puede  estar muerta en sí misma.
A partir de los 10 años de edad, ya distingue entre lo animado e inanimado, y que  es lo que  vive.  Ya sabe que la muerte es algo final e inevitable, que no se puede escapar y según Piaget ya ha desarrollado los conceptos de tiempo, espacio, cantidad, casualidad.
Después de los 12 años su pensamiento es muy parecido al de los adultos.  Ya tenemos  pensamiento abstracto. Comprenden que se nace, crece y muere.  La vida después de la muerte es tema interesante de pensar, y van desarrollando sus propias ideas al respecto
Los expertos hablan de que los niños deben participar de los rituales funerales a partir de los 4 años de edad.  Otros  sostienen  que  la mejor edad para incorporarlos es partir de los 7 años Lo que sí es importante es permitirles expresar sus sentimientos y emociones  Si el adulto lo hace, ellos comprenderán que hacerlo es lo normal.  Estar triste es normal por la muerte de un ser querido.

Primero No Hacer Daño
? No se puede llegar a donde un niño  que  conocemos y soltar malas noticias, como a quien se le cae una bolsa llena de bolitas de vidrio.  En primer lugar quien da las malas noticias debe ser él medico  o el equipo tratante, cuando de diagnóstico se trata,  hay avance de la enfermedad, recaídas.  No la enfermera, no la psicóloga,  debe  ser él medico.  Si se trata  de otro tipo de malas noticias, como por ejemplo,  dar la noticia de muerte de los padres en un accidente, el comunicador debe de ser una persona conocida para el niño, ejemplos: la abuela, la tía, la hermana mayor, la madrina  etc.,  o una persona con quien se ha establecido una relación empàtica,  o se tiene un lazo afectivo. El médico o el equipo  tratante,  no pueden eludir la responsabilidad que les toca en comunicar las malas noticias y si no saben como, que aprendan. No es infrecuente, médicos comunicando la falla terapéutica, o dando diagnósticos y  pronósticos reservados a los padres y acto seguido, les piden a  éstos  que  transmitan  ellos la información al paciente.  No es responsabilidad de los padres o encargados,  Es responsabilidad médica, ineludible, propia del acto médico, y hay que aprender a darlas.
? El niño  debe estar tranquilo, relajado.  No se aconseja la conversación sobre estos temas, después de un procedimiento traumático,  o doloroso, o con el niño enojado. Tampoco en situaciones que  sean amenazantes al menor de alguna forma.
? No mienta, no es necesario. Por el contrario, si el niño lo descubre en la mentira, recobrar su confianza será labor difícil.
? No diga  palabras, conceptos, o cosas en las que no creé. El utilizar  las creencias religiosas  propias  y que se comparten en familia  ayuda, pues son parte del acerbo familiar.  Si no se cree en Dios, o en él mas allá,  no hable en estos términos. Lo van a descubrir tarde o temprano, pues no hay relación entre lo que se dice y lo que se hace.
? Se pueden utilizar ejemplos de la naturaleza, cercanos al niño.  La muerte de una mascota, las hojas de los árboles en las distintas estaciones del año, héroes que se estudian en la escuela, que ya no están, tragedias que se ven en las noticias por la televisión.  Las imágenes de vida y muerte están por todos lados, es cuestión de observar y rescatar;  algo que los niños hacen mejor que los adultos, por cierto.

PENSAMIENTO MÁGICO
El pensamiento mágico está siempre presente en los  niños de 0 -100 de edad.  Lo que cambia en el tiempo es la  capacidad para racionalizarlo, y la frecuencia con que se usa, y  la intencionalidad de dirección,  los adornos en la expresión. El pensamiento mágico es la capacidad que tiene el niño de pararse frente a una ventana en Navidad y empezar a expresar sus deseos sin tomar en cuenta el lugar donde vive, como se viste, donde trabaja la madre  o la profesión  del padre, si hace una comida al día o tres.  El simplemente esta fascinado con todo lo que ve, desea tenerlo, y siente que con solo desearlo, se pueden obtenerlas cosas.  El pensamiento mágico es la capacidad que tienen los niños de transformar un  lápiz, mientras hacen la tarea escolar, en un avión de propulsión a chorro, sobre las montañas( los libros)  de un país lejano( el dormitorio).  Cuando mamá amenaza con venir a revisar la tarea, el avión rápidamente se convierte en el lápiz y se retoman las actividades como si nada hubiera pasado.  Esa capacidad de transformación y juego al mismo tiempo, son pensamiento mágico.
A  Felipe de 5 años, se le murió su gatito, invitó  a todos sus amigos al funeral.  Hicieron un hueco en el fondo del jardín, lo enterraron porque mamá dijo que eso era lo que  se debía hacer, dejaron flores,  y Gabriel de 7 años se las arreglo para hacer una cruz con dos  pedacitos de madera, y se la colocaron.  Al día siguiente, Felipe preguntó por su gatito:  ¿ Cómo? Dijo su madre ? Si lo enterraron ayer en fondo del jardín?  ?Sí,  pero eso fue ayer, hoy  ¿dónde está? ?  Se apresuró Felipe a contestar.  Esto es pensamiento mágico.  Para Felipe, la muerte de su mascota no  es ni permanente, ni absoluta. No ha desarrollado pensamiento abstracto, para poder comprender.  Así mismo, los niños  sienten  que  cuando  desean  que  algo  suceda, esto se produce en forma automática,  deseo  y  acción  son sinónimos.  Esta es la razón de porque los niños se culpan a sí mismos  de un divorcio, de la enfermedad o muerte de un hermano y  de cualquier  otra cantidad de hechos que se suceden en una familia. ¿ Quién en su infancia no deseó matar a golpes o desaparecer al hermano menor que siempre  te hacía una trastada? 
En los adultos el pensamiento mágico es más frecuente de lo que pensamos.  Pensamiento mágico es creer que todo va bien y que se van a arreglar las cosas – por ejemplo-  en un matrimonio, sin tomar acciones concretas para  solucionar los problemas.  Es sentir, actuar y creer que las cosas se acomodan solas, se resuelven solas, sin nuestra participación y responsabilidad,  como por arte de magia.

Como Hablar Con El Niño Que Esta Muriendo
Con los Padres:
Dice Robert Twycross en su libro ? Introducing Palliative Care, 1995 lo siguiente: ? La comunicación, como los tumores, puede ser benigna o maligna.  También puede ser invasiva y los efectos de una mala comunicación con el paciente, producir metástasis en la familia.  La verdad es uno de los agentes terapéuticos más poderosos de que disponemos, pero todavía necesitamos desarrollar una comprensión adecuada de su farmacología clínica y un  reconocimiento de la frecuencia y dosis óptimas para su uso.  Necesitamos comprender además sus metabolitos: esperanza y negación?
Una de las solicitudes más frecuentes  que recibimos los paliativistas  de los padres es:  No le  diga la verdad  a mi hijo(a).  Lo  que corresponde aquí con carácter de emergencia es sentarse con los padres del paciente, y explorar las razones de tal pedido. No lo deje para después, hacerlo podría llegar a tener implicaciones hasta de origen legal o penal.  La respuesta más frecuente de los padres ante nuestro interrogatorio es: ? no quiero que sufra?, no queremos que se deprima más?, ? se va a morir más rápido?, ? es una crueldad someterla a la verdad?, ? va a perder la inocencia y la ilusión por vivir?.  Todas estas respuestas  van en la  dirección de proteger al hijo (a) del sufrimiento al enfrentar la muerte.  Es importante recalcar la palabra ? protección?  pues debemos validárselas a los padres  como un amoroso intento de salvaguardar a sus hijos, sin embargo el camino al infierno esta empedrado de buenas intenciones.  Procuremos  que nos hablen  de sus hijos y las conversaciones que han tenido,  sobre la enfermedad, el dolor, el sufrimiento,  los miedos, las preguntas sobre  la posibilidad de cura, las muertes de otros niños  que conocieron en el hospital y los comentarios hechos.  En fin  todo lo relacionado con la lucha contra la enfermedad, que nos permita evidenciar que sus hijos, ya están manejando información sobre su presente condición aunque no se les haya hablado abiertamente.  Verán como esto surte efecto al descubrir  los padres, por sus propias palabras,  que ya sus hijos manejan mucha mas información de la que ellos creen.  Importante aquí rescatar que  ambos, ECPP y padres,  quieren proteger a los menores de más dolor o sufrimiento, pero que juntos debemos re-direccionar esa protección amorosa que se pretende para no aislar  al ser querido en su propio  sufrimiento y angustia.  Explicar las veces que sea necesario, que cuando los padres protegen a los hijos de una verdad que ellos ya conocen parcial o totalmente,  y  que nunca se llega a hablar con franqueza, los hijos se dan inmediatamente cuenta de la evasión del tema y se inicia el juego de que  ? aquí no pasa nada?.  Madre y padre se abstienen  de  hacer y decir.  Al mismo tiempo el chico  o la chica enferma hacen lo mismo, para que papá  ò mamá no sufran por mi culpa.  Ambos se ponen la máscara de que ?aquí no pasa nada?  y ambos se aíslan en su sufrimiento.  Resultado:  la incomunicación, el doloroso distanciamiento,  la soledad interna  frente al proceso de morir,  y el grandísimo costo emocional para todos de  jugar el juego de que ? aquí no-pasa nada ?, cuando en realidad esta pasando todo. ¿ Cómo despedirse, si nadie sé esta muriendo?.  ¿Por qué  abrazarse  mucho, o  decirse  muchas cosas  hermosas, si aquí  no pasa  nada?  ¿ Para que pedir perdón, o felicitarse por lo vivido y compartido si se tiene toda la vida por delante?. ¿ Quién puede acompañar a un hijo en un proceso de muerte, y nunca permitirse una mirada triste, un grito de desesperación o  de ayuda, una mirada que lo diga todo sin pronunciar palabra, o  abstenerse de llorar?  ¿ Es que  somos  supra o meta humanos o jugamos a la perfección?
Una vez superado el escollo de la negativa de los padres,  se debe proceder a garantizarles,  que la verdad no será dicha  cruelmente, ni de golpe, ni con palabras difíciles,  ni sé mentira, ni se va a leer  él diagnostico como quien lee una lista de objetos.  Quien decide que  se debe  decir, cuando y cuanto  se  debe decir, y  en  que momento, es el paciente mismo, cuando empiece a preguntar.  La información será dosificada, se responde sencillo y lo que se pregunta.  Se respetan las pausas y los silencios, el llanto y la angustia y  si es necesario, no se da más información. En  la primera entrevista con el niño, que haga el ECPP,  se  le garantiza que puede preguntar lo que quiera y nunca se le va a mentir.  En nuestra  experiencia  de 12 años,  los  niños te van  probar hasta el límite.  Aun no  conozco un niño con cáncer, en fase terminal, referido a  CPP, al que  no se le haya mentido, engañado  o defraudado en  algún momento de su tratamiento previo a la referencia.
Los objetivos de la comunicación son sencillos: 1- Reducir la angustia, la incertidumbre, el miedo que produce la impotencia y la ignorancia,  el terror a  la pérdida de control y autonomía. 2- Mejorar las relaciones interfamiliares y que la familia aprenda a renovar sus propios recursos internos y externos.  Al  empoderizarse, la familia  esta mejor preparada  para  enfrentar la pérdida. 3- Brindar al paciente y su familia una dirección hacia la cual encaminarse, sobre una plataforma de apoyo  que ofrece el  ECPP, bien delimitada, bien enmarcada, dentro de lo real y concreto.  Por estas razones es que el mensaje debe ser sencillo, positivo,  simple, de aceptación, de afirmación y esperanza. Rescatar y valorizar la importancia de la comunicación no verbal como otro medio de dar confort, y apoyo al paciente.  Cuando no se habla abiertamente o se pretende engañar  al niño, la comunicación no verbal sufre deterioro: a los padres y familia les cuesta el contacto visual, lo rehuyen, sienten que  el paciente podrá leer en los ojos  lo que pasa.  Las  expresiones faciales  se  reducen,  el tono de voz adquiere un timbre de  alegría y bienestar falso, el  número de veces que se  toca y  se acara  puede ser  menor,  pues cada vez que se hace, es  un doloroso recordatorio de que muy pronto no se  podrá hacer y  que se  arriesga  el  ser  descubiertos ?en esa  secreta  despedida?. Olvidan los padres que el tacto es una de las mejores formas de transmitir amor, seguridad,  y  amparo. Si el niño es pequeño todavía, con muchísima más razón, ya que  ha sido la comunicación  mas frecuente que se ha  construido  desde que nació.

Con el Niño
En las primeras entrevistas con el paciente, ya sea en  el hospital, o en las visitas domiciliarias, el ECPP debe observar bien al paciente. ¿ Está deprimido o es un gran hablador?, ¿ Conoce su enfermedad y presente condición o no sabe lo que tiene?, ¿ Llora mucho, tiene dolor, está enojado, resentido, es agresivo o tranquilo?,  ¿ Cómo es la comunicación con la madre, y el padre?  ¿ Le permite la madre hablar, y expresarse, o siempre esta contestando por el o ella? ¿ Qué actitud asume el paciente frente a esta conducta?.  Todas preguntas y muchas más  orientan  al  ECPP a conocer y trazar un plan de atención integral, pero más aun, lo orientan a que esperar de este paciente y como transmitir la información cuando el momento de las preguntas llegue.
Recomendaciones Con Los Niños 
? No haga preguntas cerradas,  se arriesga a una repuesta muy limitada: sí o no.  No son esclarecedoras y dificultan la comunicación.  Pregúntese si usted como profesional hace preguntas cerradas esperando ya respuesta conocida,  para reducir la ansiedad de interactuar  cercanamente  con este paciente.
? Por supuesto: NO MIENTA NUNCA, ni siquiera en una mentira piadosa.  No diga simplezas como: ? No va a  doler, cuando todos sabemos que las inyecciones duelen, o que las sondas incomodan o son a veces traumáticas,  o no vas a sentir nada, cuando hay que movilizar una cadera fractura por metástasis?
? Explique todo procedimiento  que vaya a realizar,  de acuerdo al desarrollo cognitivo del niño.  Eso le gana respeto y confianza de parte de su paciente y la familia.  Además esta abordando a su paciente desde los derechos humanos, ya  que  este  paciente, no es de su pertenencia  y porque sea pequeño no significa que no los tenga. Tiene  derecho a saber y decidir  sobre  lo  que se le va  a realizar.    Si su paciente se niega, negocie.  Si no sabe negociar, aprenda. No le recomendamos la fuerza.  Es preferible esperar, recalcar la presente condición y  explicar  los  beneficios a obtener.  Por lo general empezamos explicándole al paciente que ? yo? su médico tratante tengo un problema, cual es: debo realizar xxxx para poder quitarle  el dolor,  o reducir la presión que siente al respirar, o para que no se ahogue, y no existe otra forma  de hacerlo que no sea xxxx.  ¿ Qué hago? ¿ Podrías ayudarme?.  Muy probablemente va a llorar, gritar que no quiere, patear, pedir ayuda.  No importa, no haga nada, no hable.  Una vez que se calme, mírelo a los ojos y dígale que usted no ha hecho nada aún pues él o ella no le han dado permiso.  De esta forma le esta devolviendo el control al niño y la confianza en usted.  Los niños no son tontos, son niños, nada más  y probablemente, dirá  para sus adentros: ? No era tan malo ni tan monstruoso  al final de cuentas, este doctor. Me esta dando la autoridad para decidir.  Vamos a ver como le ayudamos pues realmente me duele, o me tensa o lo que sea?.  Comprendemos que los niños no hablan o piensan literalmente como se describe aquí, pero es la forma que utilizamos para explicarle  usted,  lector, el proceso inconsciente  que se da en el niño.  Si usted tuvo una oportunidad así,  antes de hablar con su paciente sobre la muerte,  o sea esta forma de participarlo y de  ejercer su autoridad, y al mismo tiempo respetarlo, es probable que la conversación sea más fluida, pues ya  usted se ganó su confianza.  El paciente sabe que  no miente, y además que  se  apoya en usted.  La empatìa  entre el profesional y el paciente es condición  indispensable para tocar estos temas.  Hemos visto cientos de niños hacerse los dormidos cuando llega  un  profesional  o un familiar pues simplemente no desean  interactuar, aunque la conozcan de mucho tiempo.  Además, en momentos donde toda la estructura familiar parece quebrarse,  los niños que han crecido con pocos límites, se convierten en pequeños tiranos con sus padres y hermanos.  Entre más ceden los padres, más tiranos son los niños, más desbordados están, y más angustiados se ponen,  pues no existe una estructura que los contenga. Usted como profesional del ECPP será quien provea esa estructura necesaria para elaborar el duelo anticipado, hablar de la muerte, elaborar el proceso  e irse con la paz que puedan conseguir.
 
? Haga preguntas abiertas. Refleje los sentimientos que percibe en  su paciente: ? ¿ Cómo té estas sintiendo  desde la última vez que nos vimos??  ?Recuerdo que…….. ?  ? Háblame un poquito de cómo estas durmiendo?, ? Te siento triste y  callado?  ?¿ Puedo hacer algo para que te sientas mejor??,  ? ¿ Quieres que hablemos de lo que te preocupa??, ?  Prometo contestarte con la verdad ?.
La puerta esta abierta: solo el paciente sabe si desea entrar. Es su prerrogativa. El o ella sabrán que pueden hablar cuando lo deseen.  Tal vez no sea en esta oportunidad.  Tal vez no se abra nunca. Está bien es su derecho, y se respeta.
? A pesar de lo anterior descrito, muchos niños  mayorcitos no hablan hasta que hemos  preguntado, casi en forma intuitiva por sueños o si han visto a  un  ser querido  que lo visita, ( Abuelo, abuela, primo, tío, padre o madre que murieron) o  un amigo invisible.  Por lo menos  la mitad  de nuestros pacientes,  dan una respuesta afirmativa al preguntar. Explican el sueño o la visita que reciben y el mensaje que les dan.  Nos impresiona que cuando así sucede, los niños están mucho más tranquilos, y con poco o sin  miedo al proceso.  Como reglas de abordaje a estas experiencias nosotros en el ECPP del Hospital Nacional de Niños en San José, Costa Rica,  las validamos, y estimulamos. Le creemos al paciente tanto o más como creemos en que tiene dolor.  Realmente no nos interesa saber  sobre su fisiología o autenticidad.  Si el paciente lo vive como real, entonces es real y desde ahí trabajamos.
? Los niños expresan que el temor más grande que sienten, es la separación de sus padres. Lo validamos.  Estimulamos a los padres a compartir con sus hijos, los temores de separación  que ellos sienten.  Es el mismo temor. Igualados los temores entre grandes y pequeños, se igualan las fuerzas, se desnudan los corazones y fluye la comunicación amorosa, llena de promesas, y de expresiones de afecto y solidaridad.
? A menudo los niños hablan simbólicamente de sus miedos o experiencias. Nosotros también lo hacemos usando su lenguaje y sus  categorías.  Nos metemos en su mundo mágico, lo cual consolida la relación paciente- profesional y  desde allí trabajamos sus procesos,  sus fortalezas  Cuando  los niños se expresan a través de los dibujos, y nosotros  logramos interpretarlos correctamente, es muy evidente  que  facilitamos el camino de la comunicación.  Inmediatamente armamos a los padres con esos recursos para que también ellos logren ese nivel de comunicación.
? Cuando los niños no preguntan sobre su condición, no es porque no deseen saber o porque no la comprenden o no les preocupe ( a menos que no puedan hablar) Sus preguntan dependerán de la actitud que asuman los adultos a su alrededor.  Los niños SIEMPRE saben más de su presente condición,  que de lo que  los adultos a su alrededor suponemos.
? Siempre, siempre tener claro, que los  profesionales en CPP, no somos los actores principales.  Jamás, intentar suplantar, o llenar,  o jugar el rol que le corresponde al padre o la madre. En comparación a un equipo de teatro que monta una obra escénica, nosotros los paliativitas somos los tramoyistas, los  utileros, los luminotécnicos, los que limpian y preparan el escenario para que los principales salgan a  escena.  Los aplausos son para  todos, pero solo los actores salen a saludar al público.  Algún día nosotros también, seremos actores principales y otros alistarán el escenario para  nuestro debut.

Conspiración del Silencio y Referencia Tardía del Paciente al Equipo de CPP

Conspiración del Silencio y Referencia Tardía  del Paciente  al Equipo 
                              de  Cuidados Paliativos Pediátricos

       
      Dra. Lisbeth Quesada Tristàn
      Dr. Daniel E. Masìs
                                                                         

Una de  las grandes diferencias entre el cuidado paliativo de adultos y  el  de niños y/o  adolescentes es la frecuencia con que se producen las referencias y si  estas se hacen con suficiente tiempo o resultan tardías.  Sabemos que  enviar a un paciente adulto, que enfrenta la fase terminal de su enfermedad  a cuidado paliativo, no es aun una norma  generalizada y aceptada en la mayoría de los países de América Latina. Una razón simple  para esta conducta, es la ignorancia, el miedo y el hecho de que no en todos los países se cuenta con unidades de cuidado paliativo, o con él numero y distribución adecuadas, como para cubrir a la gran mayoría de la población.  Si este es el caso de los adultos, podemos imaginarnos lo que sucede con los niños o adolescentes.  Simplemente  no existen en la  gran mayoría de los países de América Latina, Unidades de Cuidado Paliativo Pediátrico. La conspiración del silencio consiste  en esa actitud o conducta que adoptan los padres, familiares y profesionales tratantes, de: ? aquí no esta pasando nada?.  No se dice la verdad a los niños o adolescentes  a pesar de las múltiples preguntas que éstos hagan de acuerdo a su edad y desarrollo cognitivo. Conspirar  dice el diccionario Laurosse es:  ?  Unirse contra un particular para hacerle daño? Realmente se conspira para intentar tapar el sol con un dedo.  Ese sol es la enfermedad que no  hemos podido curar y todo lo que esto significa para el paciente y su familia. Es ese silencio, que es gritado a voz en cuello, que todos saben y escuchan, hasta el paciente lo escucha, y sin embargo , no se ha pronunciado una sola palabra. Es un silencio a voces.  Sinónimos que lo describen más claramente:  ? confabular, tramar, maquinar?.  Exploraremos  en este texto la  conspiración del silencio, la  importancia de una referencia temprana, y las consecuencias cuando pudiendo hacerlo, no se hace, por mitos,  miedo, ignorancia o defensa de una situación de poder.

En los países donde se cuenta  con el servicio de cuidados paliativos pediátricos es frecuente la referencia tardía, ya que en muchas ocasiones él medico tratante no quiere darse por vencido y desea probar nuevos protocolos o drogas, aunque sabe, de antemano,  que ya  no lo puede curar y no descarta la inminencia de la muerte.  La familia a su vez también genera grandes expectativas en estas circunstancias y ejerce presión sobre  el niño y los médicos tratantes para que sigan  luchando hasta el final, con un costo físico,  emocional y económico altísimo.  Si no se lucha o se decide suspender el tratamiento por evidente falla terapéutica, esto se interpreta como  negligencia, desamor, desinterés, claudicación, y es socialmente juzgado y censurado.    Cuando se producen referencias o ínter consultas tardías, es poco lo que un  ECPP ( Equipo de Cuidados Paliativos Pediátricos) puede hacer.  Por lo general se convierten en ?apaga incendios ?, con el consecuente costo emocional para el ECPP tratante, que es conciente de todo lo que se pudo ofrecer y hacer,  y  que ya no es  posible, pues la muerte esta a horas de suceder.  Queda claro que siempre se puede controlar o  intentar controlar el dolor, pero sabemos que cuidado paliativo va mucho mas allá que simplemente controlar el dolor. Que el abordaje correcto es bio-psico-social-espiritual, tanto del paciente como de la familia.  Es frecuente o rutinario, en estas circunstancias, encontrarnos con un paciente  con mucho dolor, cuya calidad de vida ha sido infrahumana desde hace mucho tiempo, muy deteriorado, enojado, angustiado, en franco terror por  lo que le esta pasando y que desconfía en los profesionales de salud de gabacha blanca. La familia por su lado,  se encuentra destrozada, sin energías para luchar, angustiada y sin ninguna disposición para trabajar el enfrentamiento a la muerte.

Consecuencias Para la Familia

La familia por lo general se niega a aceptar la posibilidad de muerte del niño(a) y esto interfiere con la elaboración del duelo anticipado que tanto ayuda en la aceptación del proceso de muerte, y que permite desarrollar una actitud positiva en el sentido de vivir el aquí y el ahora con el niño.  Por lo general como no se acepta la muerte del hijo, no se estrechan los lazos afectivos ni se tiende a mejorar la comunicación.  Hacerlo casi seria como aceptar que algo muy grave si esta pasando.  Domina esta escena el pensamiento mágico: si no hablamos de esto, talvez desaparezca.  Hablarlo equivale a desearlo, y eso es ? desear la muerte del hijo?, lo cual desde luego resulta inadmisible  en el corazón y mente de cualquier padre o madre. 
Los padres sienten que han fallado en sus roles de protectores y  proveedores.  Que los médicos les han fallado pues no se les dijo la verdad desde un inicio y que de haber conocido el poco margen de curación en algunos casos, no habrían sometido a sus hijos a estos ? tratamientos tan terribles?. Se culpan del sufrimiento y dolor  que ha pasado el paciente, y de la privación a la que han sometido en muchos casos al resto de la familia ( hermanos), al volcarse sobre el niño enfermo.

Consecuencias para el niño o adolescente enfermo

Pretender que  el paciente luche hasta el final, impone  al enfermo un gran desgaste físico y emocional. Lo aísla de sus queridos al no poder comunicar su angustia, miedo y sufrimiento, ya que por lo general se le ha ocultado su verdadera condición, frecuentemente por recomendación medica. En ocasiones en que el niño o adolescente  pregunta,  se le cambia el tema,  simplemente no se le contesta, o la reacción es de enojo.  Consecuentemente se produce una conspiración de silencio donde por lo general ambas partes saben la verdad,  pues aunque los niños no pregunten, ellos tienen su manera de  comprender  que algo sucede, y están aterrados o  en pánico,  con  esta verdad que intuyen y conocen por su experiencia en el hospital, de meses o inclusive años.  Se protegen entre si- padres e hijo-  fingiendo que no pasa nadan.  En la primera oportunidad que el paciente tiene, pregunta, sobre su condición,  ya sea a un miembro del personal de salud que lo atiende, o afirma que sabe lo que le sucede o simplemente dice que se va a morir. En ocasiones esta comunicación es simbólica, ya que los niños hablan de lo que no pueden hablar libremente, en forma simbólica.  Esta conspiración del silencioso no le permite al paciente elaborar su propio proceso de muerte en las mejores condiciones  y lo aísla de sus seres más queridos pues debe callar y protegerlos.

Consecuencias para el Equipo Tratante

Existe  gran ambivalencia entre los profesionales: ? Se sigue hablando de curación o no?,? Se dice la verdad, o una mentira piadosa?, ? Estaremos claudicando muy temprano?, ?  Se refiere a cuidado paliativo o no?.  ? Continuamos tratando hasta el final?.  Es frecuente que él medico tratante no refiera su paciente a cuidado paliativo porque hacerlo- en su  mente- equivale a abandonarlo. No logra visualizar al ECPP como colaboradores sino como sustituto suyo  y  es posible que  siente, que lo puede juzgar o cuestionar.  Aceptar una sustitución, sobre todo al final, cuando no se ha podido curar o devolver la salud, como  se prometió, o como  se dieron  expectativas que no se pudieron cumplir,  es un duro golpe para su ego.  ? Ya no hay nada que hacer? es una frase frecuente que se le da a la familia. Por el contrario, el discurso en  ECPP,  es  totalmente contrario: ? Si hay mucho que hacer y ofrecer?. Hay calidad de vida, control del dolor, control de los diferentes Síntomas,  hay apoyo a la familia y sobretodo al paciente, hay espacio para hablar de todo lo que se ? quiera hablar? hay sueños  en los que se puede ayudar para que se realicen, hay posibilidad de estar en la casa hasta el final,  de tener muy cerca de los hermanos, seres queridos, amigos, juguetes y mascotas. Esta  dicotomía  en los discursos de ambos equipos,  agudiza las contradicciones señaladas.  Hace que uno ?se vea ?como el malo y ?el otro? como el bueno. Uno prometió y no pudo cumplir, el otro no promete nada y da mucho. El equipo tratante siente que fallo, que fracaso en su intento de devolver la salud, de curar. Sienten que al ECPP le toca la parte más fácil, pues ya no hay  grandes luchas que dar, es  el final.  En general cuando se da un diagnostico inicial de cáncer, el equipo tratante  mantiene un perfil muy positivo y esperanzador. Se apoya en porcentajes de curación, estadísticas y experiencia acumulada. Cuando los pacientes se logran curar, es maravilloso, pero cuando se fracasa, la frustración es enorme y se dan medidas de protección para con ellos mismos, pues resulta muy doloroso lidiar con la verdad: no lo curamos y se va a morir. Esta verdad se le esconde al niño o adolescente y en muchas ocasiones se omite con la familia, en un mecanismo inconsciente para no enfrentar la realidad del sufrimiento.  Se protege a la familia manteniendo el secreto y no se admite la discusión ni el análisis por parte de ella,  la cual a su vez también desea protegerse a sí misma de semejante dolor.  Médicos tratantes y familia se unen en una negación, uno  refuerza al otro y viceversa, manteniendo al paciente aislado y detrás del muro de la incomunicación a un costo emocional y psicológico altísimo para todos.

Consecuencias para el ECPP

Se le cobra ser portador de las malas noticias.  Se le cobra ser el destructor ? de la esperanza? y de infringir mas dolor al paciente y su familia y de acelerar su muerte si este llega a enterarse de la verdad.  Al hacer énfasis en que el paciente este o permanezca hasta el final en su hogar, chocamos con la concepción tradicional de que el mejor lugar para un niño enfermo es el hospital y que de alguna manera queremos que  este ? muera? y ? no se cure?.  Debemos cargar con el estigma de que usamos medicamentos peligrosos como la morfina que ? matan?, o aceleran la muerte del paciente, ya que cuando llegamos al niño, este se encuentra ? bastante  bien? y después de que empezamos a usar morfina, empieza a deteriorarse rápidamente.  No hay  suficiente tiempo para la familia  de aceptar e interiorizar las bondades del tratamiento  contra el  dolor  intenso.  Algunas de ellas están convencidas de que sus hijos no tienen dolor, o de que el cáncer no duele, como en una oportunidad escuche  en una sesión de hospital,  sostener,  a una pediatra mexicana.  Las familias creen que lo que no se expresa, no sucede y no existe.  Por lo tanto ofrecer un espacio para que el niño hable, pregunte, y se aclare, significa que lo hacemos sufrir más.  Al hablar removemos el dolor y lo aumentamos.  Solo conseguimos hacerlo llorar y prolongar su agonía. 
El ECPP debe lidiar día tras día con las necesidades defensivas de los profesionales tratantes, tanto como con las de los padres y amigos.  Parece ser que el rol que los ?otros implementan?  sobre el equipo de cuidados paliativos, es el de ser ? malos de la historia ?, ya que  por mas adecuada y oportuna  que sea la información, esta no logra modificar las defensas y actitudes sociales.  En muchas ocasiones se solicita la intervención del ECPP pero  que solo  intervengan  los  profesionales en Psicología, ya que ?aun es muy temprano para hablar  de muerte?. Esta disociación  del equipo interdisciplinario o transdisciplinario en especialidades y por separado, hace que se pierda el objetivo más importante de los Cuidados Paliativos, cual es la atención integral del paciente y su familia, dentro del marco bio-psico-social-espiritual.  Esta actitud externa genera al interior del ECPP gran frustración, impotencia, sentimientos de rabia, culpa y de que no se hizo todo  lo necesario  por el niño y su familia.  El equipo llega a cuestionarse si realmente se hace un buen trabajo profesional.  Cuando esto se produce  en forma cíclica y repetida, la desmotivación, la falta de entusiasmo y la  ausencia  de energía para trabajar, hacen su entrada en el equipo. El riesgo más alto es que se produzca el síndrome de Burn-Out ( o  desgaste emocional)  y que se pierdan profesionales valiosos o que se desintegre

La Referencia Temprana Permite:

? Que la madre o el padre aprendan a cuidar al niño o adolescente en el hogar.  Se desarrollan destrezas en el manejo de sondas, cuidado de catéter, vías, medicación, y efectos secundarios de estas.  Además del uso correcto del tanque de  o concentrador del oxigeno.  Cambios de posición.  Esto le permite a la familia como unidad apropiarse de su nuevo rol, y sentir que hizo todo lo posible por cuidar a su ser querido.
? El niño o adolescente en su hogar, recobra parte del control de su vida, de su autonomía y se vuelve mas cooperador en su tratamiento. Esta rodeado de sus amigos, juguetes, mascotas. No es necesario mantener un comportamiento especifico como en el hospital.  Puede ser mas el mismo.
? Si el niño es asumido en el hogar  con anticipación suficiente, la madre o el padre no necesitan abandonar la casa y el cuido de los otros hermanitos.  Se acaban las largas y cansadas noches de hospital, en una silla, de pie, o con la luz encendida, sin poder descansar suficiente, como para iniciar la rutina al día siguiente.
? El mejor control del dolor, si este se inicia  anticipadamente.  Así mismo el control de los Síntomas, y por ende se mejora la calidad de vida para el paciente.
? Que los hermanos mayores y menores, participen del cuido y atención del hermano enfermo. Hay menos cabida para el pensamiento mágico con respecto a la muerte y el proceso de morir, y de culpabilizarse a sí mismos. Pueden ejercitar la solidaridad, y tienen el chance  aprenden  a ver el proceso de muerte como normal.
? Facilita él vinculo entre el ECPP y la familia, lo cual redunda en una atención más eficiente y profesional.
? Se propician los espacios para analizar, conversar y discutir con el ECPP, sobre temas relevantes para la familia y se pueden resolver los problemas día a día, conforme se presentan.
? Se puede complacer al paciente con comidas especiales, visitas, o sueños que desea realizar. Complacerlo en su ultimo sueño  o deseo, se convierte en una tarea más sencilla.  Aquí el ECPP puede jugar un papel relevante ya que la mayoría de los niños son de escasos recursos económicos.
? La familia se ahorra, sobretodo cuando es de muy lejos, o de zona rural, el transporte del cuerpo desde el hospital a la ciudad o al  pueblo donde se va a enterrar  el  hijo.
? La familia cuenta con el apoyo y la solidaridad de los familiares cercanos y vecinos, que no podrían estar dentro del hospital  en el momento de muerte.
? Definitivamente ?NO TOCA? igual una enfermera a un niño, como ?TOCA UNA MADRE? a su hijo.

Dra. Lisbeth Quesada Tristàn, Jefe, Clìnica de Cuidados Paliativos, Hospital Nacional de Niños, San José, Costa Rica.

Dr. Daniel Masìs Quesada.
Asistente,

           

Cuando Referir un Paciente Pediátrico con Cáncer al Equipo de Cuidados Intensivo

              Cuando Referir un Paciente Pediátrico con Cáncer al Equipo de Cuidados Paliativos

Dra. Lisbeth Quesada Tristàn
Dr. Daniel E. Masìs Quesada

Mucho se habla en los libros del momento adecuado para referir  a un paciente con cáncer que enfrenta la etapa terminal de su enfermedad, al equipo de cuidados paliativos.  En realidad las descripciones se ajustan a otras realidades que no son las nuestras en América Latina. Nuestra realidad Latinoamérica esta plagada de mitos alrededor de la morfina,  de países  donde  ni siquiera tienen acceso a la morfina en  forma regular,  situaciones donde él medico que lo prescribe es señalado por sus colegas como sospechoso, o donde  las  cuotas de poder de las diferentes jefaturas de  los  servicios  o  departamentos,  rivalizan literalmente  con las estructuras económicas  conocidas durante la colonia: el  minifundio o el latifundio. Lo mas frecuente: 1- Los médicos se comportan con los pacientes como si fueran de su pertenencia y por lo tanto los pacientes se refieren o NO SE REFIEREN a las unidades de cuidado paliativo pediátrico ( cuando las hay)  con  criterios antojadizos,  o  lo  bastante tarde, como para que el ECPP ( Equipo de Cuidados Paliativos Pediátricos)  no  pueda  hacer un buen diagnostico de la situación y elaborar un plan de acción. 2-  Se refieren pacientes pero con condiciones tales como: Si pregunta, es prohibido decirle  la verdad sobre la condición que tiene. 3- Se le refiere el paciente pero no utilicen morfina. 4-  Se  refiere el paciente al ECPP pero sigue siendo del servicio que lo refirió y por lo tanto se sienten con la autoridad para cambiar,  o suspender dosis de medicamentos recetados por el ECPP pues no están de acuerdo.  Cuando estas circunstancias se dan, el ECPP es solamente un apaga incendios.  Pierde  el  paciente y su familia, la oportunidad de una intervención bio-psico-social-espiritual, por parte de un equipo transdisciplinario, y perdemos  nosotros como profesionales en salud, pues en un intento de hacer algo valido para el paciente, agotamos energías, nos frustramos y el  paciente y su familia  no reciben  todo lo que realmente se merecen  o tendrían derecho a.  Aumenta el riesgo del Síndrome de Burn-out en los profesionales y por lo general el paciente muere con dolor o muere  en condiciones que se pudieron cambiar si hubiésemos tenido mas tiempo o mas respeto  por  el campo de acción de lo CPP  de  parte de los  profesionales que refirieron  a los  pacientes.
Existen tres momentos diferentes  en donde se podrían referir a los pacientes  al ECPP.

1-  Al inicio de la enfermedad, cuando sé  hace él diagnostico, de la misma manera que se introduce al equipo oncológico  o al equipo hematológico, se introduce al ECPP, como un equipo que trabaja apoyando a la familia y al paciente,  controlando el dolor en las diferentes etapas del tratamiento de la enfermedad, y como el equipo que hace visitas domiciliares cuando así se  necesite.  Si el paciente no se logra curar, el ECPP  será el que asuma todo el tratamiento en la fase final de la enfermedad.  La familia no sentirá que el equipo oncológico se esta ? deshaciendo del paciente porque  no existe posibilidad de cura?, el transito de una fase curativa a una fase paliativa es prácticamente  sin trauma.

2- Durante el tratamiento oncológico, en muchas ocasiones, él medico tratante conoce que la respuesta terapéutica no es la mas adecuada o que simplemente el paciente no esta respondiendo como lo esperado para así pasar a una segunda o tercera fase  de  tratamiento.  Si bien no puede hablar aun de que se tiene total  certeza,  de que  el paciente no se va a curar, las posibilidades reales y  estadísticas se han reducido  de manera muy importante.  Por lo general en este momento una buena cantidad de oncólogos pediatras  sienten que si tiran la toalla, están condenando ? ellos? al paciente a una muerte segura, y es cuando se proponen medidas terapéuticas mucho más arriesgadas, o que son discutibles  porque involucran toda una serie de aspectos bioéticos,  y  llevan ya  la connotación de medidas heroicas.  Seria conveniente  y sabio hacer un alto en el discurso curativo y esperanzador y hablar  en forma mas realista con los padres del paciente, y con el paciente mismo  de acuerdo a su edad y si su desarrollo cognitivo lo permite.  Incorporar aquí al  ECPP,  resulta  en un buen momento, ya que la familia y el paciente,  necesitaran  una cuota de  apoyo emocional extra  para continuar con  el tratamiento y las diferentes opciones que se puedan ofrecer ( cirugía radical, por ejemplo.  Es evidente que el discurso  de este ECPP no seria  de muerte inminente o de resignación, pero si de apoyo emocional, de control del dolor y Síntomas, de diagnostico  de la situación familiar y de trazarse un plan de acción  orientado  a  todas las posibilidades incluyendo la  de  no-curación. Es  en estos delicados momentos, donde se agudizan las contradicciones de las familias, y se pueden tomar decisiones  abruptas para las cuales nadie esta preparado.  También podría ser el momento de incorporar un padre ausente del tratamiento y enfermedad del hijo(a), por diversas razones.

3-  Cuando el equipo tratante de base decide que ya no hay nada mas que ofrecer en términos de curación, y decide incorporar al ECPP en esta fase final después de hablar o comunicar a la familia esta triste noticia.  Consideramos que este es el momento menos apropiado, o el peor momento  para introducir un nuevo equipo tratante.  Las familias sienten que están siendo abandonados pues ya no existe posibilidad de éxito.  Se produce una división tajante entre un equipo que cura y otro que enfrenta a la muerte, o que ?palia?  el dolor.  Desgraciadamente, esta tercera opción es la mas frecuente.  Se visualiza al  ECPP como  ? los Ángeles de muerte?,  los anunciadores de lo peor,  y en una buena mayoría  de los casos, las familias no comprenden porque son referidos a este nuevo grupo de personas, que no conocen al hijo(a), que no han pasado junto a ellos todas las vicisitudes de los tratamientos y que además son los que van a insistir en  que hay que prepararse para lo peor.  Con esta introducción tan ingrata, no es infrecuente encontrar familias que al mencionárseles que sus hijos pasaran al servicio o unidad o ECPP, reaccionen como si estuvieran en presencia del diablo mismo.

4-  Una cuarta opción que no es aceptable, y que también se constituye en  la, o en una  de las  conductas  más popular en América Latina es no decir la verdad completamente, y dejar una puerta abierta que por lo general conlleva la connotación de ?milagro?.  Existen cientos de frases que los médicos aplican aquí para dejar esa puerta entre abierta aunque ellos manejan la clara información de que el paciente ya no se va a curar y por ende morirá.  A continuación menciono algunas:  ? No sabemos, debemos esperar?, ? un milagro siempre puede ocurrir?, ? esperemos en Dios que suceda lo mejor?, ? nosotros no tenemos la ultima palabra?,  ? continuaremos con la quimioterapia hasta el final a ver si responde?, ? pida señora, pida por su hijo (a), que Dios la escuchara?, ? no vamos a darnos por vencidos nunca?.  Todas estas frases que son dichas- no lo dudamos- con la mejor intención de no quitar la esperanza, se convierten en la tabla salvavidas de las familias. Así mismo, se convierten estas frases en el empedrado del  camino al infierno, pues las familias seguirán insistiendo en tratamientos o en curas mágicas y los médicos tratantes ya no sabrán como ? quitarse? a las familias de encima.  Es cuando surgen las quejas de los colegas: ? es una vieja necia ( la madre del paciente), no entiende que ya no puedo hacer nada mas?, ? pretende que se lo trasfunda todos los días?,        ? quiere mantenerlo internado todo el tiempo y necesito la cama para alguien que si se puede curar?, ?pretende que le ponga mas quimioterapia, que vos y yo sabemos, que no lo va curar, que es carísima, y no se  quiere dar cuenta que el  niño esta agonizando? o terminan escondiéndose de los padres, o no responden las llamadas de los familiares.  ¡ Bueno un momento!  ¿Cómo se pretende que la familia acepte, cuando en  el encuadre terapéutico inicial se ofreció cura, o se inflaron las expectativas terapéuticas de un procedimiento, de una cirugía o de un transplante de medula u órgano,  o un nuevo tratamiento que aparece o que esta en estudio,  o no se dijo la verdad sobre el estado del niño a la hora del diagnostico, o no se hablo con la verdad sobre el pronostico real,  o se dejo la puerta entre abierta del posible milagro, o del ? no sabemos que va a pasar?  o se continua haciendo y haciendo, lo que llamamos ? encarnizamiento terapéutico??  ¿ Y los derechos del paciente? ¿ Y el derecho del paciente a una muerte digna y sin dolor?  Dolorosamente, esta es la historia más frecuente en nuestros hospitales.  Cuándo se tiene un ECPP, ¿ Cómo se le pide que actúe sobre esta situación, así planteada?

Recomendación General
  Que  no se pretenda manejar  siempre todo, todo el tiempo, siempre bien las 24 horas del día, por parte  el equipo inicial tratante, ya sea oncológico o hematológico.  La medicina paliativa surge como especialidad, en la medida en que va creciendo la complejidad  en la atención  de los pacientes niños y adultos, que enfrentan la fase final de la enfermedad. No tiene porque existir  competencia entre los dos equipos. Ninguno debe suplantar al otro. Por el contrario, deben visualizarse como apoyo uno del otro.  Manejar al mismo tiempo un discurso de esperanza y posteriormente un discurso paliativo, o de muerte próxima, a  donde se enfrenta la muerte con la mayor dignidad posible y NO sintiendo que se fracaso en el intento, es en mi  diario vivir,  una de las cosas más difíciles de lograr. Por lo general se produce una situación de enorme confusión,  stress. sobrecarga de trabajo, y Burn- Out  .  A esto se le suma el gravísimo recargo de trabajo de los  servicios de Oncologia y Hematologia, que lejos de desaparecer tiende a aumentar,  además  la frustración por la repetida falla terapéutica y lo tarde en que se hace él diagnostico en muchas ocasiones.  Casi como norma general,  no se cuenta con los  recursos para dar seguimiento en el hogar y muchos pacientes que pudieron curarse, se pierden. Por esta razón considero que deben ser dos equipos separados,  trabajando juntos por el bienestar del paciente, pero no revueltos. No estamos  de acuerdo  con los grupos que impulsan que  sean los  mismos profesionales desde la oncologia y hematologia, los que  lleven sobre sus espaldas el trabajo del cuidado paliativo. Si ya mantenerse al día en la propia especialidad constituye un esfuerzo ético,  económico  e  intelectual, imagínense, lo que seria  ponerse al día en una especialidad que no es la propia.  No se justifica que  el mismo medico  que un día dio esperanza, es ahora quien ayudara  en el proceso de aceptación de la muerte.  Es evidente que se pierde la credibilidad y la confianza, factores que son vitales en todo proceso terapéutico. O son curativos, o son paliativos.  Este doble discurso, que se otorga indistintamente, resulta insostenible e indefendible.  No se puede servir a dos amos al mismo tiempo.

Guias del duelo: Aceptar la pérdida

EL DUELO – ¿porqué nos vinculamos a otras personas?

Los seres humanos tenemos una tendencia innata a establecer vínculos emocionales con otras personas. Así conseguimos la satisfacción de necesidades biológicas (hambre, sed, sexo), y psicológicas (protección, seguridad, afecto).
Estos vínculos se desarrollan a una edad temprana (aunque pueden hacerlo también en otros momentos), se dirigen a unas pocas personas específicas y tienden a perdurar durante gran parte del ciclo vital.

Si se ponen en peligro se producen intensas reacciones (llorar, coaccionar mediante el enfado…) que buscan su restablecimiento. Si observamos otras especies, vemos que no es precisamente infrecuente que respondan con agresividad a la separación de sus seres queridos. Normalmente, el despliegue de este repertorio de conducta suele ser útil y las cosas volver a su cauce. Sin embargo, a veces se produce una pérdida sin marcha atrás.

A pesar de que la pérdida sea irrecuperable, la persona intentará restablecer la relación. Y aquí viene el problema, cuando ya no es posible. Tendrá que aceptar y acostumbrarse a vivir sin esa persona, y eso lleva un tiempo. A este proceso de adaptación se le ha denominado duelo y es una de los períodos de crisis más intensos que puede experimentar una persona a lo largo de su ciclo vital.

¿Cómo se manifiesta?

SENTIMIENTOS

  1. Tristeza
  2. Enfado
  3. Culpa y auto-reproche
  4. Ansiedad
  5. Soledad
  6. Fatiga, apatía, indiferencia
  7. Impotencia
  8. Anhelo
  9. Liberación
  10. Alivio
  11. Insensibilidad

SENSACIONES FÍSICAS

  1. Vacío en el estómago
  2. Opresión en pecho o garganta
  3. Hipersensibilidad al ruido
  4. Sensación de irrealidad
  5. Falta de aire
  6. Debilidad muscular
  7. Falta de energía
  8. Sequedad de boca

COGNICIONES

  1. Incredulidad
  2. Confusión
  3. Preocupación
  4. Sensación de que esa persona está aquí
  5. Alucinaciones

CONDUCTAS

  1. Trastornos del sueño
  2. Comer demasiado o demasiado poco
  3. Conducta distraída
  4. Aislamiento social
  5. Soñar con él/ella
  6. Evitar recuerdos
  7. Buscar y llamar en voz alta
  8. Suspirar
  9. Hiperactividad
  10. Llorar
  11. Visitar lugares relacionados
  12. Atesorar sus pertenencias

¿Qué pasos tenemos que dar para superar la pérdida?

Aceptar que a partir de un determinado momento tenemos que renunciar a vivir con una persona que hasta entonces había sido una parte importante de nuestra vida no es fácil y suele llevar un tiempo considerable.
Una forma útil de ver el duelo es como un proceso que pasa por una serie de fases que hay que superar para poder volver a hacer una vida lo más normal posible sin la persona que desapareció. En síntesis estas fases son:
Aceptar que la persona ha desaparecido de su vida.
Asumir las emociones negativas que se producen.
Adaptarse a un medio en el que esa persona no está, y a las nuevas tareas que han surgido al dejar de desempeñarlas.
Recolocarla emocionalmente y continuar viviendo. Lo que suele llamarse “rehacer la vida”

¿Cuándo ha finalizado?

No hay un tiempo límite, cada persona necesita uno diferente.
Pistas:
Cuando ya se es capaz de pensar en la persona fallecida sin dolor intenso, aunque con tristeza.
Cuando el punto de interés vuelve a estar en la vida y las personas vivas

Anthony de Mello: Redescubrir la vida Anthony de Mello

Redescubrir la vida

Anthony de Mello

Tabla de contenido

I 3
La capacidad de escuchar 3
La vida está donde menos se la espera 5
Esa extraña cosa: la mente humana 6
Donde empieza el camino 7
¿Enseñar a cantar a los cerdos…? 8
Estamos “sentados” sobre una mina de diamantes y no lo sabemos 9
No es demasiado tarde 9
Preferimos ser desdichados 10
La felicidad está en uno mismo 11
La fórmula de la felicidad 12
El sufrimiento y el apego. 13
El origen de todos los conflictos 13
El verdadero progreso 14
El amor y el apego 14
La fórmula de la felicidad 15
La libertad 16
II 17
Peces que tienen sed y temen ahogarse 17
Nadie nos quitó la libertad que buscamos 18
Los problemas no existen en la realidad… 19
… sólo existen en la mente humana 19
Convencido de que moriría, murió 20
Perturbación y espiritualidad 21
Perturbación y autocastigo 22
Felicidad y cambio 23
No culpar a nadie 24
¿Quién te perturba? 25
Cómo “arreglar” las cosas 25
Las relaciones humanas y la perturbación 26
III 28
La religión que nos preocupa 28
La felicidad de no depender 29
¿Son humanas las relaciones humanas? 31
¿Cambiar o amar? 32
No dejes que los demás te perturben 32
Cómo nos controlan y manejan 33
¿Amar sólo a quien te ama? 34
Cuando éramos niños nos “drogaron” 35
Hemos perdido la capacidad de amar 35
Estar solo, no solitario 36
La parábola final 36
¿Ser oveja o león? 36

I

Diez, doce años atrás, hice un descubrimiento  que trastrocó y  revolucionó mi vida,
convirtiéndome en un hombre nuevo. Descubrí una formula que permite ser feliz
por el resto de la vida, que permite disfrutar de cada minuto de la vida. Redescubrir
la vida.
Al escuchar esto, alguien podrá asombrarse y preguntarme:
-¿Como se entero solo diez o doce años atrás? ¿No ha leído usted los Evangelios?
¡Por supuesto que leí los Evangelios!
¡Pero no la había visto! La  formula estaba allí, en los Evangelios, pero yo no la había
comprendido. Mas tarde, cuando ya la había descubierto, la halle en los textos sagrados de las principales religiones y me asombre: la había leído y no la había visto, no la
había comprendido. Ojalá la hubiera descubierto cuando era mas joven. ¡Que diferente habría sido todo!
  ¿Cuanto tiempo me llevara transmitir a otros esa formula? ¿Todo un día? Voy a ser
honesto: solo un par de minutos. No creo que requiera mas de dos minutos transmitir-
la.  Captarla  o  comprenderla  llevaría…¿veinte años?, ¿quince años?, ¿diez años?,
¿diez minutos?, ¿un día?, ¿tres días? ¡Quien sabe! Eso depende de cada uno.
               
La capacidad de escuchar

  Es necesaria una cualidad para captar aquello que yo descubrí de repente diez
años atrás y que revoluciono mi vida: la cualidad de escuchar, de comprender, de
“ver”. Creo que; si mil personas me oyen y una escucha, si mil me leen y una ve, es un
promedio bastante bueno.
¿Es difícil comprender a formula? Es tan sencilla que puede comprenderla un niño de siete años; ¿no es asombroso? En realidad cuando pienso en eso hoy, me pregunto:
¿Porqué no la comprendí antes? No lo sé. No sé porqué no la comprendí antes. Pero así fue. Puede ser que cualquiera esté en condiciones de comprenderla hoy, aunque sea en parte  ¿Que se necesita para comprenderla?  Una sola cosa: la capacidad de escuchar Eso es todo. ¿Eres capaz de escuchar? Si lo eres, podrás comprenderla.
Ahora bien, escuchar no es tan fácil como podría parecer: La razón es que siempre escuchamos a partir de conceptos establecidos, de posiciones y fórmulas establecidas, de prejuicios…Escuchar no significa “tragar”; eso es credulidad:
– Él lo dice, yo lo acepto.
No quiero que nadie me tenga fe cuando me escucha o me lee, las enseñanzas de la Iglesia o la Biblia se pueden tomar con fe, Deseo que cuestionen todo lo que digo, que reflexionen sobre mis opiniones.
Escuchar no significa ser crédulo. Pero tampoco significa atacar. Lo que voy a plantear es algo tan nuevo que algunos pensarán que estoy loco, que no estoy en mi sano juicio. Por consiguiente, van a sentirse tentados de atacar. Si se le dice a un marxista que algo anda mal dentro del marxismo, lo primero que probablemente haga es atacar.  Si se le dice a un capitalista que algo no está bien en el capitalismo, se alza en armas. Si se le dice a un norteamericano que en los Estados Unidos hay algo que no está bien, se enfurece. Y lo mismo sucede con los indios, si se ataca a la India, etcétera.
Escuchar no significa creer ciegamente, ni tampoco atacar o simplemente estar de acuerdo Me contaron acerca de un superior jesuita que tenía mucho éxito. Alguien le preguntó:
-¿Cómo es que usted tiene tanto éxito como superior?
– Muy sencillo; la receta es sencilla: estoy de acuerdo con todos – respondió
¡Estaba de acuerdo con todos! Le objetaron:
-¡No hable tonterías! ¿Cómo puede usted tener éxito como superior estando de acuerdo con todos?
– Es cierto, ¿cómo puedo tener éxito como superior estando de acuerdo con todos? – fue su respuesta.
De modo que escuchar no significa estar de acuerdo conmigo; puedes discrepar conmigo y entenderlo, ¿no es asombroso?.
Escuchar significa estar alerta. Si estás alerta, estás observando, estás escuchando con una especie de mente virgen. No es fácil escuchar con una mente virgen, sin prejuicios, sin fórmulas establecidas. .
Alguien me contó la historia de una persona que llevó a la práctica el famoso refrán: “Quien por día una manzana come, al  médico a distancia pone.” Bien, esta persona tenía un affaire con la esposa de un médico, … y comía una manzana por día. Es decir, ¡había entendido todo al revés! Había partido de una fórmula establecida, de una posición mental rígida.
Me contaron también acerca de un sacerdote que estaba tratando de convencer a un feligrés alcohólico de que dejara la bebida. Para ello llenó un vaso con alcohol puro y tomó una lombriz, dejándola caer en el vaso. La pobre lombriz comenzó a retorcerse y murió. Y el sacerdote le dijo al feligrés:
– ¿Comprendiste el mensaje, Juan?
– Sí, padre, comprendí el mensaje, . . .comprendí el mensaje,… ¿Sabe?, si se tiene un bicho en el estómago, hay que tomar alcohol.
¡Ay!  ¡Vaya si comprendió el mensaje!
Juan no comprendió el mensaje porque no estaba escuchando.
Conozco otro caso en el que era el sacerdote el que no  estaba escuchando. En efecto, cuentan acerca de un alcohólico que fue a ver al cura párroco, el cual, como estaba leyendo el diario, no quería que lo molestaran.
– Disculpe, padre.
El padre, fastidiado, lo ignoraba.
– Eh, disculpe, padre.
-¿Qué pasa? – preguntó el párroco.
-¿Me podría decir qué produce artritis, padre?
El padre seguía fastidiado:
-¿Qué produce artritis? Beber produce  artritis; eso es lo que produce artritis. Salir  con mujeres fáciles produce artritis, eso es  lo que produce artritis. Dedicarse al juego  produce artritis, eso es lo que produce artritis.
¿Porqué me lo preguntas?
– Porque aquí en el diario, dice que el  Santo Padre tiene artritis.
El párroco no había estado escuchando.
Bueno, si estás preparado para oír algo  nuevo, sencillo, inesperado, opuesto a casi  todo aquello que te han contado hasta ahora, entonces quizás escuches lo que tengo  que decir, quizás lo comprendas. Cuando Jesús enseñaba la Buena Nueva, creo que fue atacado no sólo porque lo que enseñaba era bueno, sino porque era nuevo.
– No quiero oír nada nuevo, denme las cosas viejas.
No nos gusta lo nuevo; es demasiado molesto, demasiado liberador. Si rechazamos lo nuevo, no estamos dispuestos a escuchar. Pero si lo aceptamos sin discriminar, tampoco estamos escuchando. Buda lo dijo de una manera muy hermosa: “Monjes y discípulos no deben aceptar mis palabras por respeto, sino que deben analizarlas, de la misma manera que un orfebre trabaja el oro: seccionando, raspando, frotando, fundiendo.” Así debe ser también con mis palabras.

La vida está donde menos se la espera

¿Qué es eso que llamamos “nuestra vida”? Echa una mirada al mundo y luego te invitaré a echar una mirada a tu propia vida. Echa una mirada al mundo: pobreza por doquier. Leí en el New York Times que los obispos de los Estados Unidos afirman que hay 33 millones de personas en el país que viven por debajo del umbral de pobreza, trazado por el propio gobierno. Si crees que eso es pobreza, deberías ir a otros países a ver la consunción, la suciedad, la miseria. ¿A eso se puede llamar vida?
Pero hay algo asombroso. Te mostraré que la vida existe aun en esas condiciones.
Alrededor de 12 años atrás me presentaron, en Calcuta, a un hombre que arrastraba un ricksha, un vehículo de tres ruedas de tracción humana… ;Es terrible! Se trata de un ser humano; no es un caballo el que tira, sino un ser humano. Estos pobres seres no duran mucho tiempo; viven 10 a 12 años después de que comienzan a tirar del ricksha,  pues enferman de tuberculosis.
Pese a su trabajo, Ramchandra – que así se llamaba este hombre -, tenía esposa e hijos, e incluso televisión. En ese entonces había un pequeño grupo de personas dedicadas a una actividad ilegal llamada “exportación de esqueletos”, que finalmente fueron apresadas.
¿Sabes qué hacían? Si una persona era muy pobre, ellos se le acercaban y le compraban el esqueleto por el equivalente de unos 10 dólares. Así fue como le preguntaron a Ramchandra:
-¿Desde cuánto tiempo atrás trabajas en la calle?
– Desde hace diez años… – respondió Ramchandra.  Entonces  ellos  pensaron:
“No va a vivir mucho más…” Y dijeron:
– Muy bien, aquí está tu dinero.
En el momento en que la persona moría, se apoderaban del cuerpo, se lo llevaban y, luego, cuando el cuerpo estaba descompuesto, mediante un proceso que tenían, descarnaban todo el esqueleto. Ramchandra había vendido el suyo, tanta era su miseria; estaba rodeado de consunción, pobreza,  desgracia,  incertidumbre.  Nunca creerías posible encontrar la felicidad allí, ¿no es cierto?
A este hombre, al que nada parecía molestarlo que estaba perfectamente bien, al que nada parecía preocuparlo, le pregunté un día:
-¿No estás preocupado?
-¿Por qué?
-¿Sabes?, por tu futuro, por el futuro de los niños…- agregué
– Bueno,  hago  lo  mejor que  puedo, pero el resto está en manos de Dios…
– Pero – dije yo – ¿y qué hay de tu enfermedad?; te hace sufrir, ¿no es cierto?
– Un poco; tenemos que tomar la vida como viene – fue su respuesta.
Jamás lo vi de mal ánimo. Pues bien, un día, cuando estaba hablándole, me di cuenta de repente que estaba en presencia de un místico, me di cuenta que estaba en presencia de la vida. ;Él estaba allí! ¡Estaba vivo! Yo estaba muerto… Era un hombre que era plenamente él mismo, de acuerdo con aquellas bellas palabras de Jesús: “Mirad los cuervos  del  cielo,  que  no  siembran  ni cosechan…; mirad los lirios del campo, que no hilan ni tejen…” (Lc  12,  24 y 27;Mt 6, 26); ellos no se preocupan ni por un momento del futuro; no como tú. Ramchandra estaba allí mismo. No sé, hoy seguramente  estará  muerto.  Mi  encuentro con él fue muy breve, en Calcuta; y después seguí hasta donde vivo ahora, hacia el sur de la India.
¿Qué le sucedió a este hombre? No lo sé. Pero sé que conocí a un místico. Era una persona extraordinaria; descubrió la vida, la redescubrió.

Esa extraña cosa: la mente humana

Muchas veces pensé qué cosa tan extraña es la mente humana. Ha inventado la computadora, ha desintegrado el átomo, ha hecho posible enviar naves al espacio pero, no ha solucionado el problema del sufrimiento humano, de la angustia, la soledad, la depresión, el vacío, la desesperación! Honestamente no creo que tú estés libre de todos esos sentimientos. ¿Cómo puede ser que no hayamos encontrado la solución para ellos? Hemos logrado toda clase de adelantos tecnológicos. ¿Ha elevado esto nuestra calidad de vida en una sola pulgada?
¡No!, ni en una pulgada. Tenemos – eso  sí – más comodidad, más velocidad, más  placeres, más entretenimientos, más erudición mayores adelantos tecnológicos. Pero,  ¿se ha logrado superar en algo la soledad, el  vacío, la congoja, la avaricia, el odio, los conflictos? ¿Hay menos lucha, menos crueldad? Yo pienso que estamos peor…
La tragedia es, tal como lo descubrí diez  o doce años atrás, que ¡el secreto se ha encontrado! Tenemos la solución a mano.
¿Por qué no la usamos? No la queremos.
Ese es el motivo, ¿lo crees? ¡No la queremos! ¡No la queremos! Imagina que yo le diga a alguien:
– Mira, voy a darte una fórmula que te  va a hacer feliz por el resto de tu vida; disfrutarás cada minuto del resto de tu vida…
Imagina que te digo eso a ti… Te lo diré; te daré la fórmula. ¿Sabes lo que probablemente me responderás?:
– ¡No me la diga! ¡Basta! No quiero oírlo.
La mayoría de la gente no quiere escuchar la fórmula, aunque ni siquiera debe  aceptarla por fe… Voy a demostrarte que  es así.
Alrededor de seis meses atrás, el verano  pasado, estuve en Saint Louis, Missouri,  para dar una especie de seminario de fin de  semana. Había allí un sacerdote, que se me  acercó y me dijo:
– Acepto cada una de las palabras que  usted ha dicho durante estos tres días, cada  una de las palabras…, ¿y sabe por qué? No  porque haya hecho lo que usted nos alentó a hacer: seccionar, frotar, raspar y analizar.
No.
Y explicó:
– Unos tres meses atrás, asistí a una víctima del sida en su lecho de muerte. Y el hombre me contó lo siguiente: “Padre, hace seis meses, el doctor me dijo que yo tenía seis meses de vida y yo le creí.” ¡Cuánta razón había tenido!, pues el hombre se estaba muriendo. “¿Sabe algo, padre? Éstos han sido los seis meses más felices de toda mi malgastada vida… ¡los más felices!
En realidad, nunca había sido feliz hasta estos seis meses. He descubierto la felicidad.”
Y agregó: “Ni bien el doctor me lo dijo, abandoné la tensión, la presión, la ansiedad, la esperanza y, en lugar de caer en la desesperación, finalmente fui feliz.”
Y el sacerdote concluyó:
– ¿Sabe?, muchas veces he reflexionado sobre las palabras de aquel hombre.
Cuando lo escuché a usted este fin de semana, pensé: “Este hombre ha vuelto a vivir. Usted está diciendo exactamente lo que él dijo…”

Donde empieza el camino

Otro hombre también sabía esto. En la Epístola a los Filipenses  san Pablo dice:
“He aprendido a contentarme con lo que tengo…” (Flp 4, 11). ¡Está en la Biblia! La fórmula está en la Biblia. Yo te explicaré cómo ponerla en práctica, aunque la manera de hacerlo está allí también; la fórmula está completa… Esto es lo que dice san Pablo: “He aprendido a contentarme con lo que tengo… he aprendido a ser autosuficiente.”(Me achacarán quizás que la Biblia no dice “autosuficiente”; pero este no será más que el comienzo de los ataques.)
“He aprendido a ser autosuficiente” significa: “Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo: a la saciedad y al hambre, a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en Aquel que me conforta.”
Un poco antes dice san Pablo: “Regocijaos en el Señor, siempre  regocijaos. ‘ Yo lo repito:  “Regocijaos.”  Pienso en Ramchandra en Calcuta, pienso en aquella víctima del sida en Saint Louis. A eso se refiere San Pablo. ¡Lo había leído durante toda mi vida y nunca lo había entendido! Sus palabras se dirigían a mí y yo no las había comprendido. Bueno, supongamos que tú quieres comprenderlas, ¿qué debes hacer?
Primero, deberás entender un par de verdades acerca de ti mismo. Luego, te arrojaré la fórmula, para que hagas lo que quieras con ella.
¿Qué debes entender acerca de ti mismo? Ante todo, que tu vida es un enredo.
¿No te gusta oírlo? Bueno, quizás eso prueba que es cierto. Tu vida es un enredo. Quizás me dirás:
– Puede ser.
Si eres como la persona promedio con la que me tropecé siempre, tu vida es un enredo. Me dirás:
– ¿Qué significa eso de que mi vida es un enredo? Me va muy bien en mis estudios, tengo padres buenos, tengo buenas relaciones con mi familia, tengo un novio (o una novia, según sea el caso), todos me quieren, me va bien en el deporte y tengo una carrera muy brillante por delante.
– Oh, ¿sí?
– Sí.
– ¿Piensas que tu vida no es un enredo?
Respondes:
– No.
– Oh, dime – aquí está la prueba de  fuego -, ¿nunca te sientes solo?, ¿tienes alguna congoja?, ¿alguna vez te alteras por  algo?
-¿Quiere decir que no debemos alterar
-¿Quieres la respuesta limpia, clara y sencilla?
-¡Sí!
-¡No!
-¿Quiere decir: no alterarse por nada?
– Correcto, me oíste: ¡no!
-¡Cállese! No quiero escuchar más.
-¿Comprendes lo que quiero decir?
– No.
Como la mayoría de la gente, tienes una teoría: “Debes perturbarte o no eres humano.” Muy bien, adelante entonces, pertúrbate. Buena suerte: ¡Adiós!

¿Enseñar a cantar a los cerdos…?

Hay un delicioso refrán de un autor norteamericano que cito frecuentemente: “No le enseñes a cantar a un cerdo; pierdes el tiempo e irritas al cerdo”. He tenido que aprender la lección y he abandonado mis intentos de enseñar a cantar a los cerdos.
Ahora planteo:
-¿No quieres escuchar lo que digo?
¡Adiós! …
Ninguna discusión. No discuto. Estoy listo para explicar, listo para aclarar: ¿por qué tratar de discutir? No vale la pena. De modo que pregunto:
-¿Alguna vez sufriste algún conflicto interno? ¿Quieres decir que todas tus relaciones están bien?, ¿con todos?
– Bueno, no.
– Tu vida es un enredo. ¿Quieres decir que disfrutas de cada minuto de tu vida?
– Bueno, no del todo.
-¿Comprendes lo que te dije?: … es un enredo.
-¡Eh! Espere un minuto, ¡la encarnación…!
– Sí, sí, … ¡Adiós! “Después te veo, bicho feo.”
¿Por qué discutir? Mejor afirmar:
– No estoy interesado en discutir contigo. Punto. Lo sé porque lo estuve haciendo todo el tiempo. No estoy interesado en discutir. O enfrentas el hecho de que tu vida es un enredo o no lo haces. ¿No quieres enfrentarlo? No tengo nada que decirte. Y “tu vida es un enredo” significa que estás acongojado, por lo menos ocasionalmente, te sientes solo, este vacío te está mirando fijamente, estás asustado… ¿estás asustado?
– Sí.
– Tu vida es un enredo.
– ¿Quiere decir que se supone que no debemos tener miedo?
– No, señor (o señora, según sea el caso); ¡no! se supone que no debemos tener miedo.
– ¿De nada?
– De nada.
– Pero Mahoma…
– Perdón, nos ocuparemos de Mahoma   luego, ¿está bien? Hablemos de ti…¿No sabes lo que significa ser intrépido, no tener miedo? La tragedia es que no crees que  lo puedes lograr. Sin embargo, ¡es tan fácil!
Como te dijeron que no se puede lograr, nunca tratas de ser intrépido. Pero a lo largo de toda la Biblia está dicho que es posible y tú no lo comprenderás, porque te han dicho que no se puede lograr.
-¿Estás angustiado por el futuro? ¿Tienes algún resabio de angustia, de preocupación, de desconcierto?
– Sí.
-¡Estás en un enredo! ¿Qué te parece?
¿Quieres aclararlo? Yo podría aclararlo en cinco minutos, si tu grado de preparación es adecuado. No tienes que mudarte de esa silla; sentado en ella podrías resolverlo en cinco minutos. No se trata de un recurso publicitario. Lo digo en serio,  es algo tan sencillo y tan terriblemente importante que la gente no le acierta. Y tú lo puedes alcanzar.

Estamos “sentados” sobre una mina de diamantes y no lo sabemos

  ¿Sabes cómo se descubrieron las minas de diamantes en Sudáfrica? Es una historia muy interesante; la he leído hace algún tiempo. Un hombre blanco, sentado en la choza del jefe de una aldea de nativos, en Sudáfrica, vio como los chicos jugaban con cosas parecidas a bolitas. De pronto, su corazón se sobresaltó al darse cuenta de que, en realidad, eran diamantes. Recogió un par de ellos, . . . ¡diamantes! Entonces, le dijo al jefe de la aldea:
-¿Podría darme alguna de estas bolitas? ¡ Usted sabe! , tengo chicos en casa que también juegan a esta clase de juego, y las suyas son algo diferentes.. 
-¿Podría usted…?
A cambio, yo estaría dispuesto a darle una bolsa de tabaco.
El jefe rió y dijo:
– Mire, eso sería un abuso de mi parte, quiero decir, sería un verdadero robo aceptar su tabaco a cambio de estas cosas. Tenemos miles de ellas aquí.
Y le dio una canasta llena. Luego el blanco regresó a su país, volvió con mucho dinero, compró todas las tierras del lugar y en diez años fue el hombre más rico del mundo. Esta historia real es como una parábola.
Reflexiono sobre mi propia vida y pienso: “¿Por qué la desperdicié?” ¡La desperdicie en toda clase de cosas maravillosas, ¡créeme!: ministerios pastorales, emprendimientos teológicos, servicios litúrgicos, etcétera. Nosotros, los sacerdotes, cuanto más ocupados, estamos en las cosas de Dios, más probable es que olvidemos lo que significa Dios, y más probable es que nos volvamos más complacientes. (¡Esa es la historia de Jesús! ¿Quiénes hicieron a un lado a Jesús? Los sacerdotes. ¿Quién más? la gente religiosa.) Entonces, ahora pienso: “¡Desperdicié la vida! No tengo ni un minuto para arrepentirme. ¡Para qué perder siquiera un minuto en lamentar el pasado!” ¿No es así? Pero el hecho es que la desperdicié.