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Tratamiento de la leucemia mieloide crónica

Tratamiento de la leucemia mieloide crónica

Si se le ha diagnosticado LMC, debe tomar algunas decisiones con respecto a su tratamiento.

Cuando el paciente se encuentra en la fase crónica de la LMC, el primer objetivo del tratamiento es normalizar los recuentos sanguíneos. Esto significa tomar medicamentos ?a menudo hidroxiurea, pero generalmente imatinib? para reducir la cantidad de glóbulos blancos en el organismo y aumentar la cantidad de glóbulos rojos y plaquetas. El paciente no responde tan bien al tratamiento cuando la LMC se encuentra en la fase acelerada o crisis de blastos, por lo tanto, un objetivo clave del tratamiento en la fase crónica de la LMC es impedir o demorar la evolución de la enfermedad.

Una vez que la cantidad de glóbulos blancos se ha normalizado y estabilizado en la fase crónica de la LMC, el objetivo siguiente del tratamiento es tratar de reducir o eliminar las células que contienen el cromosoma Filadelfia. Un medicamento utilizado en el tratamiento de la LMC es el interferón alfa. Los interferones son sustancias producidas de manera natural por diversas células del cuerpo y también se pueden producir en laboratorios. El interferón alfa (IFN-?) logra remisiones hematológicas en la mayoría de los pacientes, y se ha demostrado que reduce la cantidad de células que contienen el cromosoma Filadelfia en hasta el 40 por ciento de los pacientes.

Los efectos secundarios de los interferones incluyen fiebre, escalofríos y síntomas similares a los de la gripe en la mayoría de los pacientes tratados. Si bien la fiebre y los síntomas similares a los de la gripe generalmente se resuelven al cabo de unas semanas, la fatiga crónica, que a menudo está acompañada de alteraciones cognitivas y de la memoria, es usual. Con frecuencia estos efectos secundarios son graves y pueden obligar al paciente a interrumpir el uso del medicamento.

Las investigaciones muestran que los pacientes que experimentan una eliminación completa del cromosoma Filadelfia (indicada por pruebas citogenéticas) mientras toman interferón pueden exhibir un aumento de la supervivencia.

Recientemente, un tipo de fármaco conocido como inhibidor de la tirosina kinasa ha resultado más eficaz que la hidroxiurea o el interferón alfa en el tratamiento de la mayoría de los pacientes con LMC. Este medicamento, llamado imatinib, o Gleevec (o Glivec), bloquea la acción de la enzima anormal llamada BCR-ABL. La enzima BCR-ABL, que es un tipo de enzima conocida como tirosina kinasa, es el resultado de la formación del cromosoma Filadelfia y causa el crecimiento descontrolado de los glóbulos blancos.

Un importante ensayo clínico muestra que el imatinib logra una respuesta hematológica completa en el 97 por ciento de los pacientes en la fase crónica. El medicamento logra una respuesta citogenética completa en más del 75 por ciento de los pacientes. En casi el 40 por ciento de los pacientes, el imatinib también logra una reducción significativa de la cantidad de células que contienen el cromosoma Filadelfia cuando se lo mide a través de pruebas moleculares extremadamente sensibles.

La mayoría de los pacientes encuentran que los efectos secundarios causados por el imatinib son leves y generalmente tolerables. Un efecto secundario frecuente es la acumulación de líquido, a menudo experimentada como edema alrededor de los ojos. Otros efectos secundarios pueden ser sangrado, erupción cutánea, diarrea, náuseas, dolores musculares y fatiga. Los efectos secundarios más graves pueden incluir problemas hepáticos y recuentos sanguíneos anormalmente bajos. Últimamente se han comunicado problemas cardíacos graves pero poco frecuentes.

Cumplimiento
La eficacia del imatinib puede disminuir rápidamente si no se lo utiliza según las indicaciones. Los pacientes corren el riesgo de recaídas si no cumplen fielmente con la dosis recomendada del medicamento. El imatinib quizás sea costoso, lo cual puede ser un motivo de los problemas de tomar el medicamento tal como lo recomienda el médico. Los pacientes también pueden llegar a creer falsamente que si tienen un buen control de los recuentos sanguíneos (respuesta hematológica), el uso continuado del imatinib no es fundamental. Es muy importante comunicar al médico lo antes posible si hay motivos por los que el paciente podría no estar tomando la dosis recomendada del medicamento.

Resistencia al fármaco
Algunos pacientes que toman imatinib pueden experimentar una resistencia inicial al medicamento (resistencia primaria) o pueden desarrollar resistencia con el tiempo (resistencia secundaria). A menudo, se puede restablecer la respuesta con el aumento de la dosis. Las probabilidades de padecer efectos secundarios aumentan con dosis más altas de imatinib.

Si se experimenta resistencia, los pacientes pueden pasar a la fase acelerada o crisis de blastos de la LMC. Los pacientes y los médicos pueden considerar el trasplante de células madre si el paciente cuenta con un donante adecuado, o pueden considerar el tratamiento con una de las generaciones más nuevas de medicamentos inhibidores de la tirosina kinasa. Actualmente existen dos medicamentos, disponibles con receta o a través de ensayos clínicos, según el país o la región del mundo en la que reside. Uno de estos medicamentos es el dasatinib, que también se conoce como Sprycel. El otro medicamento es el nilotinib.

A veces una persona con LMC desarrolla una resistencia que no puede ser vencida con ninguno de estos dos nuevos inhibidores de la tirosina kinasa. Estos pacientes pueden beneficiarse con la participación en ensayos clínicos de otros tipos de medicamentos que actualmente se investigan.

Trasplante de células madre
El tratamiento farmacológico puede ayudar a los pacientes con LMC a vivir muchos años, posiblemente décadas.

Sin embargo, la única cura demostrada para la LMC es la terapia de altas dosis seguida del trasplante de células madre, también conocido como trasplante de médula ósea. En este tratamiento, se destruye la médula ósea del paciente utilizando quimioterapia de alta dosis, radioterapia de alta dosis o ambas. Como la médula es el lugar donde se replican las células madre sanguíneas que albergan el cromosoma Filadelfia, el objetivo es destruir todas las células leucémicas. Luego de la terapia de altas dosis, se infunden células madre sanas de un donante en la sangre del paciente con LMC, con la esperanza de que estas células restablezcan la capacidad del paciente de fabricar nuevas células sanguíneas.

Los trasplantes de células madre implican algunos riesgos. El éxito aumenta con la compatibilidad de los tejidos. Los gemelos son excelentes donantes. Otros hermanos y hermanas también son una buena opción si son genéticamente similares. El posible donante debe someterse a pruebas exhaustivas para garantizar que sus células madre tengan las mejores probabilidades de éxito en el trasplante.

Debido a los riesgos involucrados en los trasplantes de células madre, muchos médicos comienzan a tratar al paciente que padece LMC con el tratamiento farmacológico. Al mismo tiempo, se puede incorporar al paciente a una lista de trasplantes de médula ósea para buscar un posible donante compatible. De esta manera, la búsqueda del donante compatible ya está encaminada si se recurre al trasplante debido al fracaso del tratamiento farmacológico.