Respaldo de material de tanatología

EN CASO DE MUERTE DE UN DESCONOCIDO ("NN" o "no name")

NECROSALES ESPECIALES
IV. EN CASO DE MUERTE DE UN DESCONOCIDO (“NN” o “no name”)
1
A ti, desconocido entre los hombres, cuyo cuerpo yace aquí, es a ti a quien nuestras palabras se dirigen:
Has abandonado tu cuerpo y has descubierto la verdad que la muerte oculta, presencia consciente e íntegra más allá de la misma.
No temas. Tu estado de hoy es el del Ser que reconoce su esencia, su existencia libre del cuerpo físico ya muerto;
eres aquel que todos conocemos, el Ser que todos poseemos, nuestra conciencia, pensamiento y esencia.
Has muerto para nuestro mundo físico, materia sólida que escapa a tu intervención;
es tu esencia substancia de otro origen, imperceptible, pura, fina e impalpable.
No te apegues al mundo humano, tu camino debe continuar. Sigue tu verdad y descubre el porqué de tu existencia.
2
Es tan sólo un cuerpo muerto lo que yace aquí, vehículo desecho de la esencia que hoy escucha; nuestras palabras son para ti, aquel que tras la muerte es consciente de su existencia y permanencia en el mundo real, de los seres libres de sus cuerpos muertos.
ATIENDE nuestras palabras:
Es sólo un cuerpo muerto lo que hoy aprecias, vehículo de tu anterior existencia;
hoy eres lo que antes no apreciabas, lo que en tu cuerpo se escondía, lo que tu conciencia te decía.
Eres aquel al que hoy nos dirigimos, cuerpo físico muerto y sin nombre, esencia viva y consciente.
Por que la muerte es sólo eso, el despertar del Ser cuya esencia adormecida transciende lo inevitable al mundo humano y orgánico.
Ahora, en tu libre y reconocido estado, lo humano se hace lejano, opresivo, sordo e impalpable.
Transcurre por el sendero que conduce al objetivo del Ser, la inmortalidad antes ignorada, la verdad oculta, la existencia más allá de cualquier estado.
3
No conozco tu nombre, más si reconozco un cuerpo muerto; no veo a tu esencia despierta, más si reconozco mi ceguera humana; no dudo de tu existencia, más si reconozco la verdad humana tras la muerte de un cuerpo físico, persistencia que aprecia, piensa y desea.
Reconoce ahora mis limitaciones, conoce ahora la verdad de tu existencia; acude al lugar que te corresponde, aléjate del mundo del deseo humano y vive la realidad que se esconde a toda existencia física.
Eres el motivo de mis pensamientos, el objetivo de mis deseos y la verdad que a mi también pertenece.
Ya muerto para mi mundo, tu realidad se aleja de mi camino;
continúa tu sendero y reconoce que tu existencia es inmortal, consciente y tan real como la mía.
4
Me acerco a ti, desconocido hombre cuyo cuerpo muerto hoy asisto:
Mis palabras son sordas a los oídos del ser humano corriente, absurdas al intelecto del hombre orgánico e instintivo,
religiosas al corazón del hombre crédulo, verdad a la conciencia del hombre despierto y partícipe de su existencia en el Todo Uno.
A ti te hablo como Ser cuya conciencia despierta a la verdad que se oculta en la muerte de un cuerpo, como Ser que persiste íntegro, indestructible y objetivo.
Tu situación de hoy es real, escucha mis palabras: Atiendes a tu conciencia y aprecias a tu cuerpo muerto.
No hay duda, tu cuerpo ha muerto y tu existencia más allá de la muerte es evidente.
Debes abandonar todo deseo de intervención en el mundo humano y permitir que el desenvolvimiento transcurra su curso de forma que la verdad se descubra tan pronto como tu conciencia lo desee.
5
Hay muchos que en ti piensan, que sufren, lloran y lamentan; hay muchos quienes por ti oran, se culpan y piden;
hay muchos que sólo en tu cuerpo físico creen, sienten, aman y confían;
hay muchos que como tu mueren de forma violenta, de enfermedad, hambre, soledad y negligencia.
Todo ello lo sabes tu, consciente de la existencia más allá de la muerte; realidad que muchos dudan, niegan, se burlan, temen y desconocen.
Tu eres la prueba de la inmortalidad más allá de la carne, de la esencia que a todo Ser pertenece.
Eres la verdad de aquellos que en ti piensan, lloran y lamentan;
eres el objeto de sus culpas, rezos y peticiones.
Hoy te pedimos que continúes el sendero iniciado con la muerte del cuerpo físico,
que te alejes del deseo humano y que descubras la verdad que en ti reside.
Hoy reconocemos tu desenvolvimiento del mundo humano, del Ser que transcurre por una más de las etapas de su existencia.
Hoy te decimos que [aquellos que sufren, lloran y lamentan; aquellos que se culpan, rezan y piden; aquellos que sólo en tu cuerpo físico creen, sienten, aman y confían] todos ellos, nosotros, ignoramos tu existencia más allá de la muerte, la persistencia de tu conciencia y la evidencia de la realidad que hoy objetivas.
Es nuestro dolor producto de la ignorancia y de una concepción de vida basada en la relativa vitalidad orgánica. Hoy te decimos que reconocemos nuestra ignorancia.
Nada puedes hacer tu por ello: a cada Ser le llegará el momento de su verdad, y a ti te ha llegado el momento de partir.