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El cine en la docencia de la tanatologia y la medicina

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2 thoughts on El cine en la docencia de la tanatologia y la medicina

  1. Wilson Astudillo Alarcón, Carmen Mendinueta Aguirre Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    RMC

    El cine en la docencia de la medicina: cuidados paliativos y bioética

    Wilson Astudillo Alarcón1 y Carmen Mendinueta Aguirre2

    1Centro de Salud de Bidebieta-La Paz. San Sebastián y 2Centro de Salud de Astigarraga. Gipuzkoa (España).
    Correspondencia: Wilson Astudillo Alarcón. Bera Bera 31, 1º Izda. 29009, San Sebastián (España).
    e-mail: wastu@euskalnet.net

    Recibido el 10 de diciembre de 2006; aceptado el 20 diciembre de 2006

    Resumen

    El cine, como escaparate de la vida humana y de sus avatares, es una herramienta muy valiosa para el estudio de aquellas situaciones
    más trascendentales para el ser humano: el dolor, la enfermedad y la muerte. Su idiosincrasia y características (carácter lúdico, impacto sensorial
    y emocional, etc.) lo dotan de ?habilidades formativas? en muchas situaciones insuperables siempre y cuando esté respaldado por una
    definición de objetivos rigurosa y un diseño docente lógico, coherente y estructurado.

    En este sentido, el abanico de películas útiles en educación médica es amplísimo, tanto que es difícil no sólo realizar una compilación
    de títulos y tramas, sino fundamentalmente realizar una selección de aquellas que abordan a la enfermedad desde perspectivas interesantes
    para la docencia. En el presente artículo se hace hincapié en dos aspectos fundamentales de la medicina actual, con múltiples zonas de contacto
    e intersecciones: las enfermedades ?y pacientes- terminales y la bioética. En el primer caso se analizan películas repletas de elementos
    humanos y científicos que las convierten en instrumentos docentes sumamente atractivos tanto para el estudio amplio y profundo de diferentes
    enfermedades terminales como para el análisis de su impacto individual y colectivo: El Doctor/ The Doctor, Amar la vida/ Wit, Vivir/ Ikiru,
    Volver a empezar, Las invasiones bárbaras/ Les invasions barbares, La habitación de Marvin/ Marvin?s Room, Patch Adams o Planta 4ª.

    El segundo tema abordado, la bioética, es imprescindible en la práctica médica y posiblemente ostenta un mayor peso específico en
    el campo de los cuidados paliativos. Como elemento facilitador de la toma de decisiones subyace en temas tan candentes como la eutanasia, el
    suicidio asistido, la responsabilidad del médico, etc., magníficamente plasmados en películas como El experimento Tuskgee/ Miss Evers´Boys,
    Philadelphia, El fugitivo/ The fugitive, El jardinero fiel/ The constant gardener, Million dollar Baby o Mar adentro.

    Palabras clave: enseñanza de la medicina, final de la vida, bioética, cuidados paliativos.

    En esta vida todo el tiempo que no se consagra al amor,
    es tiempo perdido
    Así es la aurora/ Cela s?appelle l?aurore (1956)

    Luis Buñuel

    El cine se nutre de historias humanas, donde
    el enfermo y su padecimiento juegan un papel muy
    importante porque la enfermedad tiende a irrumpir
    de forma imprevista y es capaz de cambiar el curso de
    su vida y su percepción de la realidad1. Para el ser
    humano, ésta es una experiencia biográfica en el contexto
    de su propia vida, con su propia estructura
    narrativa. Donde la enfermedad deja en cierto sentido
    al descubierto sus raíces, sus debilidades y su fortaleza.
    El médico para comprender mejor al paciente en
    estas circunstancias, además de una base intelectual,
    requiere desarrollar otra emocional y sensible que le
    permita apreciar los diversos elementos que reflejan

    cómo se siente el hombre cuando se enferma y cómo
    se viven los problemas vitales, la influencia de la espiritualidad,
    del ambiente y de las redes sociales en las
    que la persona participa.

    La potencialidad docente del cine reside en
    que es un procedimiento visual, vinculado al ocio y
    entretenimiento, muy cercano a la cultura de las generaciones
    jóvenes y menos jóvenes por lo que es de
    ayuda no sólo para el conocimiento de los valores que
    fomentan las historias contenidas en las películas sino
    también el respeto a otras formas culturales de entender
    la enfermedad y la realidad. Su carácter lúdico contribuye
    a resaltar los aspectos más entretenidos del
    mundo del conocimiento. Es un vehículo muy importante
    para la educación sanitaria porque puede facilitar
    la discusión y el aprendizaje de actitudes en el cuidado

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    de los enfermos, revisar enfermedades clásicas, las
    enfermedades mentales, carencias y minusvalías.
    Permite sacar partido a las experiencias del pasado,
    transmitir un conocimiento en construcción, hablar
    de la relación médico- paciente, conocer y fomentar
    habilidades para el trabajo en equipo, aprender a
    ?empatizar? y combinar la formación técnica-científica
    con la humanística a la cabecera del enfermo2, 3.El
    cine y la televisión, son, sin duda, dos medios de gran
    impacto con enormes posibilidades para informar,
    divulgar mensajes y educar a la población que pueden
    servir enormemente en la formación profesional con
    una metodología adecuada.

    El pensar en histórico guarda relación con la
    forma con la que se investiga en medicina, cuáles son
    las causas de un acontecimiento (clínico) o a qué se
    parece este suceso (caso) o cuáles son los agentes (factores)
    implicados2. La propia argumentación que induce
    a pensar en una situación y no en otra, forma parte
    tanto de la práctica histórica como de la científico-
    médica. Algunas películas proporcionan herramientas
    analíticas muy importantes para estimular el interés crítico
    por el pasado y el presente de la actividad científica.
    Dos películas de interés en este aspecto son: Casas
    de Fuego (1995) de Juan Bautista Stagnaro, sobre la vida
    de Salvador Mazza, médico argentino que hizo importantes
    aportaciones sobre el mecanismo de acción del
    Tripanosoma cruzi en la enfermedad de Chagas4 y El
    Doctor Akagi/ Kanzo sensei (1998) de Shohei Imamura
    1998, sobre un médico de un pueblo de la costa japonesa
    que se esfuerza para comprender la razón de la
    hepatitis que afectaba a sus enfermos.

    Con relación a la enfermedad y el enfermar se
    pueden distinguir diferentes tipos de películas1: ?las
    saludables?, en las que no hay rastro de dolencia en

    Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    sus tramas, las de ?presencias puntuales de la enfermedad?,
    donde éstas juegan un papel importante en el
    guión, como Mejor?imposible/ As Good as It Gets
    (1997) de James L. Brooks y películas donde la enfermedad
    es ?argumental? como Pánico en las calles/ Panic
    in the Streets (1950) de Elia Kazan sobre el control de
    un brote de peste neumónica. Algunas patologías han
    dado origen a películas como Psicosis/ Psycho (1960) de
    Alfred Hitchcock o El silencio de los corderos/ The Silence
    of the Lambs (1991) de Jonathan Demme que han dejado
    huella en la historia cinematográfica. Otras películas
    interesantes son: El paciente inglés/ The English Patient
    (1996) de A. Minghella, sobre el gran quemado, la
    identidad y el cuidado, El experimento Tuskegee/ Miss
    Evers´Boys (1977) de Joseph Sargent sobre la sífilis y la
    investigación con seres humanos, Philadelphia (1993)
    de Jonathan Demme, sobre el SIDA, El hijo de la novia
    (2001) de Juan José Capanella sobre la demencia de
    Alzheimer, This Girl?s Life (2003) de Ash, sobre la
    enfermedad de Parkinson, Mi pie izquierdo/ My left foot
    (1989) de Jim Sheridan sobre la parálisis cerebral,
    Diarios de motocicleta (2004) de Walter Salles sobre la
    lepra, Mi vida como un perro/ Mitt liv som hund (1985) de
    Lasse Hallstrom sobre la tuberculosis, Duelo silencioso/
    Shizukanaru ketto (1949) de Akura Kurosawa sobre la
    sífilis, Una mente maravillosa/ A Beautiful Mind (2001)
    sobre la esquizofrenia, Buenas noches, madre/ Good Night
    Mother (1986) de Tom Moore sobre la epilepsia y El
    hombre elefante/ The Elephant Man (1980) de David
    Lynch sobre la neurofibromatosis. En la tabla 1 se
    recogen películas que se han considerado imprescindibles
    en la docencia médica5.

    Los médicos somos receptores y coleccionistas
    de historias que comparamos con la que nos refiere
    el paciente, que pueden contribuir como modelo de
    acercamiento a otros ?encuentros?, y en especial, al

    Tabla 1: películas útiles en la educación médica5

    1.-El Doctor/ The Doctor (1991) de Randa Haines
    2.-El Dr. Arrowsmith/ Arrowsmith (1931) de John Ford
    3.-La ciudadela/ The Citadel (1938) de Rey Vidor
    4.-No serás un extraño/ Not as a stranger (1955) de Stanley Kramer
    5.-La clave de la cuestión / Pressure Point (1962) de Hubert Cornfield
    6.-Mi vida es mía/ Whose Life Is It Anyway? (1981) de John Badham
    7.-El experimento Tuskegee/ Miss Evers´Boys (1977) de Joseph Sargent
    8.-Hombres que dejan huella/ The Interns (1962) de David Swift
    9.-En estado crítico/ Critical care (1997) de Sidney Lumet
    10.-En el filo de la duda/ And the Band Played on (1993) Roger Spottiswoode

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    que supone la relación paciente-médico. El cine refleja
    muy bien la concreción, las circunstancias y el contexto
    individual y social en que ocurren las cosas y
    demuestra ser un medio idóneo para describir la enfermedad
    como experiencia individual y como fenómeno
    social, no sólo como un hecho biológico o una entidad
    nosológica abstracta6. En cuanto al cine como elemento
    docente, muchas experiencias optan por utilizar
    escenas seleccionadas de películas muy pedagógicas y
    alentar a los participantes a que vean en su tiempo
    libre toda la película y otras relacionadas. Emplear una
    escena de una película que representa de manera vívida
    un trastorno psiquiátrico, permite por ejemplo, evitar
    los problemas éticos (confidencialidad, conseguir
    permisos para las salidas de los enfermos, etc.), que se
    asocian a la utilización de casos y pacientes reales

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    como ilustraciones en el aula1,3,7-9. El objetivo de este
    abordaje es mejorar las conferencias y clases con discusiones
    relevantes al reducir al mínimo el tiempo de
    visión de las películas. Para sacar más partido del cine,
    debe complementarse con una buena formación en
    torno al mundo de la imagen, porque enseñar/ aprender
    a mirar una imagen, descodificarla, es tan importante
    como saber leer y entender un texto escrito.

    La afición por el cine, desarrolla la sensibilidad
    (capacidad de observación y de percepción), la
    capacidad creativa (asociación de ideas, reflexiones,
    nuevas formas de pensamiento) y la dimensión expresiva
    (exteriorización de sentimientos y emociones),
    que puede ser muy significativas para el ejercicio del
    médico, en particular de Atención Primaria y permitir

    Tabla 2: películas de interés en cuidados paliativos

    Amar la vida/ Wit (2001) de Mike Nichols
    Amarga victoria/ Dark Victory (1939) de Edmund Goulding
    Bailo por dentro/Inside I´m Dancing (2004) de Damien O´Donnell
    Cosas que importan/ One True Thing (1998) de Carl Franklin
    Despertares/ Awakenings (1990) de Penny Marshall
    El amor ha muerto/ L? amour à mort (1984) de Alain Resnais
    El Doctor/ The Doctor (1991) de Randa Haines
    El hijo de la novia (2001) de Juan José Campanella
    Elegir un amor/ Dying Young (1991) de Joel Shumacher
    En América/ In America (2002) de Jim Sheridan
    En el filo de la duda/ And the Band Played on (1993) Roger Spottiswoode
    En estado crítico/ Critical Care (1997) de Sydney Lumet
    Hable con ella (2002) de Pedro Almodóvar
    Iris (2001) de Richard Eyre
    Johnny cogió su fusil/ Johnny Got His Gun (1971) de Dalton Trumbo
    La habitación de Marvin/ Marvin?s Room (1996) de Jerry Zaks
    La noche de las chicas/ Girls? Night (1998) de Nick Hurran
    La vida/ C?est la vie (2001) de Jean Pierre Améris
    Las invasiones bárbaras/ Les invasions barbares (2003) de Denys Arcand
    Magnolias de acero/ Steel Magnolias (1989) Herbert Ross
    Mar adentro (2004) de Alejandro Amenábar
    Mi vida/ My Life (1993) de Bruce Joel Rubin
    Mi vida es mía/ Whose Life Is It Anyway? (1981) de John Badham
    Mi vida sin mí/ My Life Without Me (2003) de Isabel Coixet
    Muerte de un viajante/ Death of a Salesman (1985) de Volker Schlöndorff
    Otoño en Nueva York/ Autumn in New York (2000) de Joan Chen
    Patch Adams (1998) de Tom Shadyac
    Planta 4ª (2003) de Antonio Mercero
    Quédate a mi lado/ Stepmom (1998) de Chris Columbus
    Tierras de penumbra/ Shadowlands (1993) de Richard Attenborough
    Vivir/ Ikiru (1952) de Akira Kurosawa
    Volver a empezar (1982) de José Luis Garci

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    así mejorar la relación médico-enfermo, a través de
    los detalles que observa. El cine ayuda a encontrar
    formas de interacción con los pacientes que permiten
    aprender a respetar la autonomía (capacitarlos para
    adoptar decisiones informadas acerca de acontecimientos),
    el descubrimiento del pasado como génesis
    del presente y la utilidad de pensar críticamente para
    romper con esquemas predeterminados. Contribuye a
    hacer más significativo el conocimiento aprendido en
    el sentido de que ayuda a incorporar conceptos aprendidos
    a nuestras propias experiencias vitales.
    El cine ha construido muchas ficciones que
    se desenvuelven en torno a la vida médica en toda su
    dimensión y es de agradecer su interés en mostrar la
    discapacidad, los problemas de los enfermos terminales,
    lo cotidiano en centros hospitalarios, los problemas
    jurídicos, etc., que han facilitado introducir al
    espectador en dramas y melodramas que le servirán de
    ejemplos moralizantes y confortarán su existencia.
    Hay que tomar en cuenta que el cine, sin embargo no
    es un tratado científico y que sus guiones no se adaptan
    siempre a la verdad histórica y científica y comete
    excesos, incluso en películas que no pertenecen a la
    ciencia ficción pura1. Los elementos científicos que
    aparecen en las películas lo son con relación al guión,
    por lo que no es de extrañar que existan exageraciones
    y falsedades. Si se utiliza como herramienta educativa
    es imprescindible hacer un análisis profundo del tratamiento
    que hace la película de la enfermedad en cuestión,
    valorando lo real y haciendo hincapié en cuáles
    son sólo recursos cinematográficos.

    El cine y los cuidados paliativos

    El final de la vida ha sido objeto de atención
    por el cine a través de muchas películas (tabla 2) que
    permiten explorar la influencia de la enfermedad avanzada,
    crónica y progresiva sobre quien la padece, la
    comunicación y cómo reaccionan ante ella los afectados,
    sus allegados y la sociedad en general, el fenómeno
    de la muerte, el suicidio, el duelo individual/ social, las
    consecuencias a nivel simbólico y biológico de las pérdidas
    y los dilemas éticos10. En esta etapa deben tomarse
    muchas veces decisiones que implican una necesaria
    deliberación moral de gran importancia sobre el protagonismo
    del enfermo, sujeto de especial protección sea
    cual sea su condición, la prolongación o no de tratamientos
    y de la vida, protección de sus deseos, presencia
    o no de sufrimiento y dolor, soledad, etc.

    El Doctor/ The Doctor (1991) de Randa Haines
    permite valorar el tema de la relación médico paciente,

    Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    la experiencia del acercamiento al ?otro?, cuando un
    cirujano, el Dr. Jack MacKee (William Hurt) (foto 1),
    jefe de servicio de un hospital de San Francisco, es
    diagnosticado de un cáncer de laringe y atendido en su
    propio hospital. Aquí aprende en carne propia, lo que
    es empatía y la compasión que necesita el enfermo por
    parte de su médico, además de que sea un experto.
    Reconoce que el paciente debe ser protagonista en
    esta situación para lo cual tiene derecho a conocer la
    verdad. Es significativo su cambio de actitud cuando
    antes pregonaba que las funciones de un cirujano eran
    ?diagnosticar, operar y salir?, para cuando les pide a
    sus pupilos después de su tratamiento: Doctores habéis
    dedicado mucho tiempo a aprender los nombres latinos de las
    enfermedades de vuestros pacientes, ahora vais a aprender algo
    más sencillo, que los pacientes tienen su nombre. Les aconseja
    igualmente que tengan en cuenta los puntos de vista
    y las opiniones del paciente, lo que facilita llegar a
    comprenderle, tranquilizarle y dejarle satisfecho. La
    falta de información produce la conspiración de silencio
    que puede resultar perjudicial aunque se presente
    como un acto de amor11. La conspiración de silencio
    es tratada en clave de humor en la película Good Bye,

    Foto 1: el Dr. Jack MacKee (William Hurt) el protagonista de El
    doctor
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    Lenin! (2003) de Wolfgang Becker donde un hijo que
    vive en Berlín Este después de la caída del muro,
    monta una farsa para hacer creer a su madre, una
    comunista muy comprometida, con una enfermedad
    grave, que nada había cambiado para que no se deteriore
    más su salud.

    Es posible apreciar la compleja situación que
    atraviesan los enfermos en películas como Amar la
    vida/ Wit (2001) de Mike Nichols donde la protagonista
    Vivian Bearing, (Emma Thompson) (foto 2) se
    enfrenta a un cáncer de ovario avanzado con metástasis
    generalizadas. Es una profesora de literatura inglesa,
    muy inteligente, especializada en John Donne, poeta
    metafísico con un especial interés sobre la muerte. Su
    carácter perfeccionista, de gran rigor intelectual y de
    búsqueda de la verdad, la lleva a pasar durante sus últimos
    ocho meses situaciones comunes a muchos enfermos
    como la revelación brusca de su diagnóstico o el
    tener que decidir sobre su tratamiento experimental
    sin estar capacitada para ello12. La película transcurre
    en un hospital americano donde se trata su problema
    de forma muy recargada desde el punto de vista científico,
    con un tratamiento agresivo, con escasa implicación
    de los sanitarios en temas más allá de su enferme-

    Foto 2: Vivian Bearing (Emma Thompson) la protagonista deAmar la vida
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    dad, salvo una enfermera. La protagonista demuestra
    cómo afronta su enfermedad, que sigue un proceso
    cambiante en el que necesita tener ciertas estrategias
    defensivas como el humor para salir adelante. Durante
    este tiempo medita sobre su vida, la dependencia, el
    significado de no poder decidir ni controlar lo que le
    sucede y la similitud entre el comportamiento frío y
    distante que ella ha tenido con sus alumnos y el de los
    sanitarios que le atienden, sobre el cual se arrepiente.
    Llama la atención sobre la falta de empatía de los sanitarios
    tanto al informarla, al solicitarle el consentimiento
    informado para hacerle pruebas y someterla al
    tratamiento experimental así como el sufrimiento que
    se produce en los pacientes por el largo tiempo de
    espera para conocer los resultados de sus estudios13.
    Se da cuenta de lo distinto que es hablar de la muerte
    en abstracto en la poesía, a hablar de su vida y de su
    muerte. Los métodos que le servían en la Universidad
    para extraer la verdad en lo que ella enseñaba, le son
    ahora inútiles para conseguir una buena muerte. Es
    consciente de su fracaso. Reconoce que es la hora de
    la sencillez, es la hora de la bondad, su gran ignorancia
    ante la muerte y que tiene miedo12, 13. Se resalta la
    actitud de la enfermera que le dedica tiempo para
    conocer sus preocupaciones y le ofrece una escucha
    atenta, comprensión y ayuda para que pueda evolucionar
    positivamente en la adaptación a su enfermedad.
    Con ella habla de su voluntad y de sus deseos y
    es ella quien logra que sean respetados y que no se le
    someta a un encarnizamiento terapéutico.

    El enfrentamiento con la verdad sobre su
    diagnóstico y pronóstico pueden producir profundos
    cambios en los enfermos. En la soledad del hombre
    se produce una lucha y una búsqueda que pueden conducir
    tanto a la desesperación como a una forma de
    vida productiva y eficiente, y a una existencia feliz
    dentro de las limitaciones de cada día. Este hecho existe
    también en otras películas como Vivir/ Ikiru (1952)
    de Akira Kurosawa, donde Kanji Watanabe (Takashi
    Shimura) (foto 3), el protagonista, afectado de un cáncer
    gástrico, una vez que conoce su padecimiento,
    dice: ?la desgracia tiene otro lado bueno, la desgracia
    enseña al hombre la verdad… el cáncer le abrió los ojos
    hacia la vida… los hombres son frívolos, ellos se dan
    cuenta de qué bella es la vida sólo cuando se enfrentan
    a la muerte y que tienen una oportunidad para
    recuperar el tiempo perdido?, de ?vivir?, casi de nacer
    de nuevo para transcurrir sus últimos seis meses en las
    sensaciones y compromisos que había ignorado en los
    60 años que había vivido. En Volver a empezar (1982)
    de José Luis Garci Antonio Albajara (Antonio
    Ferrandis), un profesor universitario afectado por una

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    © Ediciones Universidad de Salamanca

    Foto 3: Kanji Watanabe (Takashi Shimura) el protagonista deVivir/ Ikiru
    enfermedad terminal, que regresa a su país, demuestra
    su entereza frente a la muerte, la resignación y aceptación
    y el miedo al dolor que ésta le produce. Estas tres
    películas permiten una reflexión sobre la influencia de
    acontecimientos, por críticos que sean, que no adquieren
    sentido más que en el interior de la narrativa completa
    de la vida de una persona.

    La ?terminalidad? no tiene por qué ser un
    periodo de aflicción y de espera angustiosa ante la
    muerte porque da cabida afortunadamente también a
    momentos en los que se pueden aprovechar las potencialidades
    terapéuticas del buen humor como se
    demuestra en películas como Patch Adams (1998) de
    Tom Shadyac y Planta 4ª (2003) de Antonio Mercero,
    y se ha utilizado en el cuidado de pacientes con cáncer
    (foto 4), en unidades de cuidados intensivos, en psicoterapia,
    en el preoperatorio e incluso en acciones para
    mejorar el autocuidado del personal sanitario. El
    humor y la risa son útiles a la hora de establecer la relación
    entre cuidadores, pacientes y familiares y ayuda a
    romper el hielo en situaciones tensas, a la vez que sirve
    para fomentar la confianza y reducir el temor. Para algunos
    individuos actúa como ?equilibrador? de la inquietud
    ante la muerte, ayuda a engendrar la esperanza, crea

    Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    un sentido de perspectiva y de control de la situación
    y favorece una mejor comprensión de la persona consigo
    misma y con los demás. Un efecto ?positivo para
    los enfermos? es que el humor les ayuda a sentirse
    ?conectados? con otras personas, y el soporte que les
    proporciona sirve para desviar la percepción de su
    situación que de otra manera les resultaba abrumadora
    y obtener así una mejor relajación.

    Las invasiones bárbaras/ Les invasions barbares
    (2003) de Denys Arcand nos presentan a un profesor
    universitario, Rémy (Rémy Girard) (foto 5), afectado por
    un cáncer avanzado que al final de sus días intenta dar
    sentido a su muerte, cuando se da cuenta de que todas las
    ideas e ?ismos? a los que se había entregado durante su
    vida no le han dado la felicidad que buscaba. Muestra un
    conjunto de personajes ocupados por vivir o sobrevivir
    en un sistema que conduce a la frustración o al engaño
    de sí mismos, pero que en el curso de interesantes
    encuentros recuperan los valores básicos del ser humano
    como el misterio del amor y afecto para encontrar que
    sólo permanecemos en la memoria de quienes nos quisieron,
    de los que aprendimos y en los que algo enseñamos,
    lo que permitirá al protagonista encontrar el consuelo
    y la muerte que ha deseado tener.

    Foto 4: los pacientes con osteosarcoma de Planta 4ª
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    © Ediciones Universidad de Salamanca

    Foto 5: caricatura de los protagonistas de Las invasiones bárbaras

    La habitación de Marvin/ Marvin?s Room (1996)
    de Jerry Zaks y La vida/ C?est la vie (2001) de Jean
    Pierre Améris permiten comprender cómo podemos
    intervenir para favorecer una muerte con dignidad
    cuando los enfermos llegan a la situación terminal, a
    través del alivio de los síntomas molestos, la compañía
    de sus seres queridos y el respeto a la voluntad del
    paciente. Viene a bien recordar las palabras del filósofo
    López Aranguren sobre que la muerte digna es aquella
    que sea un espectáculo decoroso; que no desdiga lo que fue
    nuestra vida; que lo sea en compañía y que lo sea en el propio
    entorno14.

    El cine, como arte centrado en el hombre, proporciona
    su propio análisis incluso de la muerte. En este
    aspecto Muerte de un viajante/ Death of a Salesman (1985) de
    Volker Schlöndorff, basada en la obra homónima de
    Arthur Miller, y El amor ha muerto/ L? amour à mort (1984)
    de Alain Resnais tratan diversos temas tanatológicos como
    el sufrimiento, el dolor físico, el dolor total, las conductas
    suicidas, la muerte y el duelo que deben ser conocidos
    por los sanitarios. Las dos películas recalcan que uno de
    los objetivos de la medicina actual no sólo es curar sino
    que cuando esto no sea posible, es buscar la forma para
    que los pacientes mueran en paz, lo que supone una gran
    responsabilidad moral para los médicos. El suicida

    Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    potencial, por ejemplo, tiende a recurrir a los sanitarios
    en busca de una ayuda para morir, lo que incide en la
    necesidad de éstos de no descuidar de proporcionarles
    un apoyo integral a tiempo para evitar que el suicidio se
    produzca por desesperación15.

    El cine también puede ayudar a cerrar muchas
    heridas graves de la sociedad, el duelo grupal de un
    pueblo, tras un sufrimiento infligido por el terrorismo,
    guerras, atentados, a partir de la historia o gracias a
    protagonistas de estas historias que se han convertido
    en guionistas y logrado expresarse y compartir su experiencia
    con todos, en un acto profundamente curativo16.
    Esto se produce con películas que traen al espectador

  2. conflictos del pasado, recientes o actuales, que no
    han sido suficientemente digeridos porque en su
    momento, se consideró que estorbaba clarificarlos por
    razones de seguridad nacional, por ?procesos de paz?,
    patriotismo, etc. En este sentido están películas como
    La noche de los lápices/ Night of the pencils (1986), de
    Héctor Oliveira, sobre la tortura en la dictadura argentina;
    Iluminados por el fuego (2005), de Tristán Bauer,

    Foto 6: Ron Kovic (Tom Cruise) el protagonista de Nacido el cuatro
    de Julio
    38
    © Ediciones Universidad de Salamanca

    sobre el suicidio de un excombatiente argentino en la
    guerra de las Malvinas; Nacido el cuatro de Julio/ Born on
    the Fourth of July (1989) de Oliver Stone, sobre las consecuencias
    de la guerra del Vietnam (foto 6). Las revisiones
    sobre los sufrimientos de los excombatientes o
    víctimas de cualquier guerra, atentado o régimen injusto
    y de la sociedad civil siempre serán actuales, porque
    la sociedad no deja rápidamente de sufrir por estas
    agresiones a las que les siguen duelo, discapacidades,
    miedos y locuras, y un valor profundo y una sensación
    de sin sentido, de desprotección y de abandono en el
    que quedan las víctimas. La visión de esas películas
    puede permitir reconocernos, consolarnos y percibir
    mejor lo que se debe valorar, luchar y si es posible,
    madurar. Esa acción curativa se la debemos al cine,
    que permite a la población realizar sus duelos, evitando
    con ello daños postraumáticos mayores y más persistentes16.
    Algo normal, ya que el fin de la tragedia es
    alcanzar la catarsis, la purificación, por medio de la
    compasión ante un sufrimiento inmerecido, y el temor
    ante la desgracia de los que están expuestos a peligros
    semejantes7.

    El cine y la bioética

    La actuación sanitaria tiene que regirse en principios
    éticos. La bioética facilita que se tomen las mejores
    decisiones para el enfermo de la forma más prudente
    a través de la reflexión filosófica y la deliberación. La

    Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    decisión correcta implica tomar en consideración una
    compleja red de valores sociales y del enfermo, los criterios
    de bondad o prudencia y otras dimensiones fundamentales
    en el mejor interés para el paciente y su
    familia. En ética las razones son sólo argumentos persuasivos
    que no anulan completamente las otras perspectivas
    y razones de los demás, por lo que otros detalles
    sobre el mismo asunto o problema deben incluirse
    como un verdadero imperativo moral6.

    El cine es un medio de narrativa audiovisual
    que se sirve de historias humanas y que refleja muy
    bien la concreción, sus circunstancias y el contexto en
    que ocurren. Es un lenguaje adecuado para narrar
    experiencias de enfermos y las situaciones de la práctica
    clínica en las que aparecen conflictos éticos sobre
    los que se deben tomar decisiones. Como los seres
    humanos somos estructuralmente morales y la ética es
    la columna vertebral de nuestros actos, una buena
    película se convierte en paradigma de moralidad. El
    cine o la vida como un todo se funde con la ética
    como razón práctica de la vida y de los hábitos humanos.
    De esta manera, ofrece situaciones concretas a
    tratar sobre pacientes particulares por lo que puede
    convertirse en un saber práctico, prudencial, que,
    junto a los principios, sitúa a los deseos del enfermo
    en su debida importancia. Muchos temas bioéticos en
    la ?terminalidad? se pueden estudiar a través de películas
    clásicas que inciden sobre la enfermedad, siendo

    Tabla 3: películas de interés en Bioética6, 7, 12, 13, 15-20

    Amarga victoria / Dark Victory (1939) de Edmund Goulding
    Así es la aurora/ Cela s?appelle l?aurore (1956) de Luis Buñuel
    Barbarroja/ Akahige (1965) de Akira Kurosawa
    Decálogo II/ Dekalog II (1989) de Krzysztof Kieslowski
    Doctor Akagi/ Kanzo sensei (1998) de Shohei Imamura
    Duelo silencioso/ Shizukanaru ketto (1949) de Akira Kurosawa
    El ángel ebrio/ Yoidore tenshi (1948) de Akira Kurosawa
    El experimento Tuskegee/ Miss Evers´Boys (1977) de Joseph Sargent
    El fugitivo/ The fugitive (1993) de Andrew Davis
    El jardinero fiel/ The constant gardener (2005) de Fernando Meirelles
    Johnny cogió su fusil/ Johnny Got His Gun (1971) de Dalton Trumbo
    Los ojos sin rostro/Les yeux sans visage (1959) de Georges Franju
    Los orgullosos/ Les orgueilleux (1953) de Yves Allegret
    Mar Adentro (2004) de Alejandro Amenábar
    Million dollar baby, (2004) de Clint Eastwood
    Muerte en Venecia/ Morte a Venezia (1971) de Luchino Visconti
    Philadelphia (1993) de Jonathan Demme
    Relámpago sobre el agua/ Lightning Over Water (1980) de Nicholas Ray y Wim Wenders
    Vivir/ Ikiru (1952) de Akira Kurosawa

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    © Ediciones Universidad de Salamanca

    posible tratar así el paternalismo, las responsabilidades
    del médico, la eutanasia, el suicidio asistido, el sentido
    del sufrimiento, etc. Ésta es la época de la ética de la
    responsabilidad con todo y con todos, con la razón
    pero también con las emociones, los deseos, los valores,
    las creencias, etc. Responsabilidad con los otros
    seres humanos y con las tradiciones, con la naturaleza
    y con el futuro7. Las peticiones de ayuda para morir
    suponen una gran responsabilidad moral para los
    médicos que entra de lleno en la bioética y cada vez
    preocupan más a la opinión pública.

    Son numerosas las películas de interés para la
    bioética que ayudan a reflexionar sobre diversos temas.
    Entre ellas se encuentran: Decálogo II/ Dekalog II (1989)
    de Krzysztof Kieslowski -la vida moral y la toma de
    decisiones prudentes-, Duelo silencioso/ Shizukanaru ketto
    (1949) de Akira Kurosawa -el secreto médico, paternalismo
    y justicia, -Así es la aurora/ Cela s?appelle l?aurore
    (1956) de Luis Buñuel, canto de amor, amistad y libertad-,
    Barbarroja/ Akahige (1965) de Akira Kurosawa, -el
    médico virtuoso- Doctor Akagi/ Kanzo sensei (1998) de
    Shohei Imamura – la soledad científica de un médico
    paternalista-, El experimento Tuskgee/ Miss Evers´Boys
    (1977) de Joseph Sargent, – la sífilis y la investigación con

    seres humanos-, Philadelphia (1993) de Jonathan Demme
    -el SIDA- 17, 18, El fugitivo/ The fugitive (1993) de Andrew
    Davis, – la ética en la investigación-19; El jardinero fiel/
    The constant gardener (2005) de Fernando Meirelles, -crítica
    sobre la ética en el desarrollo de nuevos medicamentos
    por la industria farmacéutica20 En el filo de la duda/
    And the Band Played on (1993) Roger Spottiswoode, – El
    SIDA-, Hable con ella (2002) de Pedro Almodóvar, – el
    estado vegetativo- y Million dollar Baby (2004) de Clint
    Eastwood y Mar adentro (2004) de Alejandro Amenábar
    -ambas galardonadas en con el Oscar de la Academia de
    Hollywood a la mejor película y mejor película en habla
    no inglesa- comparten el problema de la tetraplejia y tratan
    de forma diferente el mismo tema, la eutanasia y la
    petición de ayuda para morir21 (tabla 3).

    Estas películas relatan historias donde diversos
    valores, deberes, razones y sentimientos entran en
    conflicto y donde algunos médicos toman como referencia
    los principios de ética biomédica (Principles of
    Biomedical Ethics) de Beauchamp y Childress
    (1979)22, que establecen el respeto a la autonomía de
    las personas, la beneficencia, la no maleficencia y la
    justicia. Son numerosos los directores que han permitido
    mostrar problemas y dilemas bioéticos de distintas
    culturas y diferentes momentos históricos. Entre
    ellos, se mencionan Akira Kurosawa y Shohei
    Imamura, por el cine japonés; Yves Allegret y Georges

    Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

    Franju, por el cine francés; Wim Wenders por el cine
    alemán; Manuel de Oliveira, por el portugués, Luis
    Buñuel y Julio Diamante, por el cine español, Ingmar
    Bergman, por el cine sueco, Roberto Rossellini y
    Luchino Visconti , por el cine italiano. Nicholas Ray,
    John Ford, King Vidor, Stanley Kramer, Robert Wise
    y Edmundo Goulding, por el cine nortemericano7.

    El respeto por las personas incorpora al
    menos dos convicciones éticas: primera, que los individuos
    deberían ser tratados como entes autónomos
    y segunda, que las personas cuya autonomía, está disminuida
    más aún si se trata de enfermos en fase terminal,
    deben ser objeto de especial protección. Ente
    autónomo es el individuo capaz de deliberar sobre sus objetivos
    personales y actuar bajo la dirección de esta deliberación por lo
    que es necesario facilitar la participación del paciente
    en la toma de sus decisiones con un conocimiento
    apropiado sobre su enfermedad, perspectivas, etc.,
    siempre con la mayor delicadeza posible. La beneficencia
    se refiere a procurar el bien del enfermo y
    extremar los posibles beneficios y minimizar los posibles
    riesgos. La maleficencia, intenta evitar daño al
    enfermo y no someter al paciente a riesgos o pruebas
    innecesarias en la investigación biomédica6, 7, 10. La justicia
    es la imparcialidad en la distribución de los riesgos
    y los beneficios. Los procedimientos prácticos de
    estos principios, es decir, el consentimiento informado,
    la evaluación de riesgos y beneficios, la selección
    equitativa de los sujetos de experimentación y, por
    encima de todo, no olvidar que la obligación de no
    hacer el mal es mayor que la de hacer el bien, serán las
    acciones que protagonistas e intérpretes nos brinden
    en contextos más o menos poéticos y en marcos referenciales
    también más o menos estéticos7.

    Conclusiones

    El cine con su poderosa influencia sobre el intelecto,
    los sentidos y la empatía, es un instrumento
    docente muy importante para ayudar a los estudiantes y
    sanitarios a comprender mejor al ser humano enfermo.
    Mediante la utilización apropiada de películas seleccionadas,
    es posible enseñar y crear un marco de diálogos muy
    provechosos para generar actitudes positivas sobre la
    situación y cuidado de los enfermos y de sus familias, a
    la vez que facilitar la adquisición de destrezas que permitan
    a los profesionales ofrecer respuestas éticas a las
    diversas inquietudes y dilemas propios de esta etapa de la
    vida. El cine puede además ayudar a conseguir una mayor
    sensibilización social ante la enfermedad, la soledad, los
    cuidados paliativos, la tanatología, el suicidio y el duelo y
    la educación bioética de los sanitarios.

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    © Ediciones Universidad de Salamanca

    Wilson Astudillo Alarcón, Carmen Mendinueta Aguirre Rev Med Cine 1 (2007): 32-41

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