Año.VIII, Nro.90, octubre de 2007
Octubre 7, 2007 en 12:00 am (Uncategorized)
En este Número:· Contenido1)Tiempo venturoso – Miquel Martí i Pol
2)Sobre el saber escuchar ? Carl Rogers
3)Convirtiendo en Génesis el Apocalipsis – Virginia Gawel
4)Búscalo y lo encontrarás
5)Gracias ? María Lobo
6)La ausencia, una apertura a la trascendencia ? Un sacerdote
7)Fragmentos de la obra de Elizabeth Kubler Ross, que invitan a la reflexión – Daniel y Gabriela Vítolo
8 ) El sentido oculto de la vida – Jorge Ángel Livraga Rizzi
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Tiempo venturoso – Miquel Martí i Pol
No se si llueve donde estás,Pero la lluvia ara que te recordemos.Habíamos compartidoMuchas lluvias,Muchas esperanzas,Muchas mañanas,Muchas tardesMuchas noches?Desfilaban bajo la pausa delExordio de la lluvia,Y cada uno de nosotros,Hacia proyectos,Que incluso algunos se cumplieron.Tiempo venturoso.Ahora tú no estásY la lluvia sigue.Me gustaría saber si lluevePara ti también, y que la lluviaNos seguirá uniendo como antesUna vez más. Sacado del Libro de las Ausencias.Traducido y dirigido hacia nuestra querida Felicidad, ? Feli de Puertollano?, mamá de Emilio José, muerto en accidente de coche el 22.3.98, cuyo viaje ella ya ha emprendido el 29 de Agosto de 2007. Descanse en Paz.
Contxi Caballe Martinez
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Sobre el saber escuchar ? Carl Rogers
A mí me disgusta no oír a alguien, no comprenderle. Si se trata de un simple fallo de comprensión, o de no prestarle suficiente atención a lo que dice, o dificultad en entender las palabras, me siento sólo ligeramente insatisfecho conmigo mismo. Pero lo que realmente me disgusta de mí mismo, es no ser capaz de oír a otra persona por creer estar seguro con antelación de lo que se propone decir y no escucharle. Sólo después me doy cuenta de que he oído lo que ya había decidido que diría; no he logrado escucharle. O todavía peor: las ocasiones en que me doy cuenta de que estoy intentado tergiversar el mensaje para que diga lo que yo quiero y que es lo único que finalmente oigo. Esto puede ser algo muy sutil y lo logro con sorprendente pericia. Sólo con tergiversar ligeramente sus palabras, modificando apenas su significado, puedo lograr no sólo que parezca decir lo que deseo oír, sino que sea la persona que yo quiero que sea. Solamente cuando me doy cuenta, a través de sus protestas o porque yo gradualmente reconozco que sutilmente le he estado manipulando, siento asco de mí mismo. También sé, por haber sido receptor en semejante situación, lo frustrante de que a uno se le reciba por lo que no es, de que se oiga lo que no ha dicho. Esto crea ira, confusión y desilusión. Esta última manifestación nos conduce directamente al próximo aprendizaje que deseo compartir con ustedes. Me siento terriblemente frustrado y me encierro en mí mismo, cuando intento expresar algo que es profundamente mío, que forma parte de mi mundo íntimo y privado, y mi interlocutor no me comprende. Cuando tiento la suerte arriesgándome a compartir algo muy personal con otro individuo y el mensaje no se recibe ni se comprende, la experiencia es sumamente deprimente y melancólica. He llegado a creer que dichas experiencias convierten a ciertos individuos en psicóticos. Les inducen a abandonar toda esperanza de que alguien les comprenda. Cuando llegan a este punto, su propio mundo interno, cada vez más grotesco, se convierte en el único lugar donde pueden vivir. Ya no pueden participar en experiencias humanas compartidas. Simpatizo con ellos porque sé que cuando intento compartir algún aspecto emocional de mí mismo ?que es privado, preciado y tentativo? y la comunicación es recibida con evaluaciones, palabras tranquilizadoras y distorsión de su significado, siento un fuerte deseo de exclamar: «¡Es inútil!». Entonces, uno sabe lo que es estar solo.Con lo que les he dicho hasta estos momentos, habrán comprendido perfectamente que para mí es terriblemente importante que en una relación se escuche de una forma creativa, activa, sensible, precisa, con observación de las proyecciones de la personalidad y sin juzgar interlocutor. Considero importante ofrecerlo y, especialmente en ciertas ocasiones de mi vida, ha sido de vital importancia recibirlo. Siento que he crecido dentro de mí mismo cuando lo he ofrecido y estoy seguro de haber crecido, haberme liberado, cuando he sido escuchado de ese modo.
Carl Rogers
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Convirtiendo en Génesis el Apocalipsis – Virginia Gawel
Toda crisis profunda puede ser definida como un Apocalipsis personal: las estructuras que nos sostenían se derrumban, lo que parecía ordenado entra en caos, y se trastoca todo el universo conocido. Confusión, ansiedad, pesadumbre, desesperanza? Cuando estamos sumergidos en un período crítico nos parece que siempre será así. Sin embargo, las crisis están llamadas a ser una situación de tránsito, por largo que éste nos parezca. Son como un túnel oscuro que nuestra ruta atraviesa: cuando estamos en el inicio o en la mitad, aún no vemos el orificio de salida, y nos parece que durará para siempre. Nos vemos obligados a avanzar en la oscuridad, para no quedarnos varados en ella. Éste es el Apocalipsis personal. Sin embargo, es un Apocalipsis peculiar, pues tiene en su propia naturaleza la posibilidad de convertirse en un Génesis. ?Génesis? como el origen de un nuevo orden, de una manera diferente de organizar nuestra identidad, con la posibilidad de que esta vez lo hagamos en base a los elementos más esenciales de nuestra naturaleza. Ya sea que las crisis advengan por una ruptura de nuestro entorno (pérdida de seres queridos, quiebre económico, cesantía laboral?) o bien por el emerger de un proceso interno que finalmente se manifiesta en toda su virulencia, las crisis implican una rasgadura en nuestros mecanismos internos más consolidados. Y por esas hendijas generalmente se cuelan desde nuestro Inconsciente elementos psicológicos que no teníamos elaborados, vinculados con nuestras más antiguas heridas. Esto va a requerir de un hondo trabajo personal: discernir el pasado respecto del presente, y poner a jugar la crisis a favor, para poder extraer de ella un aprendizaje evolutivo. El psiquiatra transpersonal italiano Roberto Assagioli lo dijo de un modo muy claro: ?Aprender a colaborar con lo inevitable?. O, en el decir de la Psicología del Yoga, estar atento al impulso de dvesa (rechazo), pues en la medida en que nos resistimos a lo que es, rechazándolo, lo que hacemos es generar más caos, más sufrimiento. Sin embargo, la aceptación generalmente adviene cuando ya nos hemos cansado de forcejear con la vida; a partir de allí tenemos dos opciones: o nos damos por vencidos, entregándonos a la derrota, o bien nos ubicamos con mayor inteligencia ante los hechos consumados, disponiéndonos a ver lo que no veíamos, a asumir lo que nos duele, a hacer un inventario de los recursos verdaderos con que contamos, para, a partir de ellos, dar fuerza al Génesis. Lo curioso es que, en el ser humano, el Génesis no siempre es después del Apocalipsis, sino que puede darse mientras tanto éste sucede: algo muere, y algo se está preparando para nacer. Estar atentos a aquello que está queriendo ser puede implicar el encuentro con otro Sentido para nuestra vida, aún después de las situaciones más adversas. Quizás sea verdad que, como lo dicen distintas Tradiciones, hemos elegido las distintas circunstancias difíciles que luego nos toca atravesar. Sea así o no, como lo dijera Víctor Frankl, cuando nada externo puede ser cambiado, siempre hay algo que se puede cambiar: nuestra actitud. Sólo así podemos convertir en Génesis el Apocalipsis, y volvernos un poco menos necios? o un poco más sabios.
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Búscalo y lo encontrarás
Si un ser amado ha partido, búscalo y lo encontrarás. Si extrañarlo te provoca llanto, hazlo si lo necesitas, pero no lo busques desde tus sollozos. Si crees ser el único que sufre su ausencia, sufrirás, pero no lo busques desde el sufrimiento. Si te angustia la soledad por no tenerlo a tu lado, por no verlo, ni sentirlo, enciérrate en ella, pero no lo busques desde ese lugar. Piensa sólo en el amor que aún sientes por él, siéntelo cerca de ti y él se acercará cuando tu menos lo esperes, porque el no ha partido. Piensa en el amor que se siente?? divúlgalo?? hazlo partícipe de cada acto de tu vida. Protégelo cuando sientas que debas hacerlo, y recibe su protección cuando la necesites. El sabrá el momento y acudirá en tu ayuda, pero debes saber que ya no estará a tu lado de la misma manera. Aprenderás que ha iniciado el feliz tránsito hacia le evolución infinita y felicidad eterna. Cuando tu llanto cese y tu angustia se desvanezca, podrás percibir su maravilloso mundo de Amor y Paz. Comprenderás que está a tu lado como tú estás a su lado. Sentirás sus aromas, sus caricias y su presencia permanente. Los seres que abandonan la vida terrenal, no eligen solos su destino??El Dios Creador no destruye jamás lo que ha creado?.pero nos conduce hacia la vida eterna cuando llegue el momento y nos haya preparado para ello. Cuando tu manifestación de Amor sea tan intensa, cuando recobres la Fe y la Esperanza, lograrás lo que tanto has ansiado, lograrás comunicarte con tu ser amado. Entonces, tal vez la tristeza y el dolor vuelvan a tu mente en algún momento, pero ya no estarán en tu corazón ni serán parte permanente de tu vida. Reconocerás que la muerte no existe y que sólo hay Vida Después de la Vida. Cuando acudas por ayuda al sentir la necesidad, y cuando sientas placer al ayudar al necesitado, cuando te transformes en un ser compasivo, entonces comprenderás que la vida que estás viviendo tiene sentido, y que tu Ser de Luz que creías haber perdido para siempre, no ha partido, sólo se ha hecho momentáneamente imperceptible a tus sentidos
Envía Nora Cristina
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Gracias ? María Lobo
A mi hijo Germán que pintaba la ciudad con aerosoles, y ahora que lo pienso daba luz y color a viejos paredones, decía que su vida era pintar, y así fue hasta que el destino lo arrancó de nuestro lado antes de su cumpleaños número 18. Partiste de gira, con tu mochila al hombro, cargada de emociones yaerosoles con colores de ilusiones.Te fuiste a pintar entre las nubes, lejos, muy lejos donde se pierde elhorizonte, con un bagaje de diseños, estrellas y ángeles azules. Te llevaste tus mejores bosquejos, estallido sublime de tu mente, con tu sueño latente de nunca parar. Gracias hijo por darle fuerza a tu mamá, donde quiera que estés, Te quiero.
Gracias amigos de Renacer.
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La ausencia, una apertura a la trascendencia ? Un sacerdote
(emitido en un programa de Radio María, Córdoba) Bloque 1: A menudo sentimos un vacío interior, un silencio como de nada, nos experimentamos como abandonados por Dios o por los demás, incluso a los que más nos aman los percibimos lejanos, a veces hasta se van, desaparecen. Se vuelven ausentes?Hoy vamos a reflexionar sobre la ?ausencia? -la de Dios y la de los seres queridos- no como un ?espacio vacío? sino como un ámbito en el que pueden darse nuevos modos de comunión rompiendo la soledad.El filósofo alemán Nietzsche decía que ?cada cual es para sí mismo el más lejano?. Los otros son siempre los ?más cercanos?, los más ?próximos?, los ?prójimos?- son los que nos aproximan, nos hermanan con nosotros mismos. El más cercano de tus próximos, ése es tu hermano, el que te acerca tu propia lejanía. El que con su cercanía te aproxima más a vos mismo.En la soledad de quien no tiene compañía no todo está perdido ya que, por lo menos, está la posibilidad de guardar aún la esperanza de un probable encuentro. Existe, sin embargo, otra soledad, aún más terrible: La de aquél que se siente solo en medio de la compañía. Ésa soledad está cerca de la desesperanza y a veces hasta de la desesperación. La más cruel de las distancias puede ser la más cercana.En cambio, hay otra misteriosa soledad personal que se vuelve fecunda en la comunión compartida. Este «espacio» interpersonal en la relación, que nos retorna a nuestros mismos, es el ámbito propicio para los mejores vínculos. Las grandes soledades valen grandes compañías. Cada soledad tiene la promesa de una compañía: Habita tu soledad; sólo así podrás compartirla. Frecuentemente peregrinamos por muchas soledades hasta llegar, por fin, a abrazar las soledades de quienes amamos y de quienes nos acompañan en este viaje. Naufragamos entre muchas ausencias que nos lastiman hasta llegar a aquellas que nos consuelan. Las verdaderas presencias y ausencias; las auténticas cercanías y distancias, son las que habitan en el corazón. Bloque 2: Sólo puede estar ausente, de una manera elocuente, lo que amamos. La ausencia es el reverso de una presencia significativa que ahora se encuentra velada y que resulta más interpelante que todo lo demás. Hay una distinción entre la ausencia y el simple ?no estar?. La ausencia viene de la presencia y va hacia ella: Nos revela hasta qué punto el otro ocupa su ?lugar? en nuestro universo. El ?no estar? no es propiamente ausencia. Es sólo un vacío.La ausencia es ?un modo de estar?. Ha sido presencia y se dirige a ella. El ?no estar? nace -en cambio- de la carencia; la ausencia surge de la plenitud de la comunión. Las ausencias que duelen o que extrañamos son las presencias que amamos. El poeta Ulises Naranjo dice que ?renace el amor filtrándose por los huecos que urdió la ausencia?. La verdadera ausencia siempre deja algún resquicio para permitirle al amor que siga respirando.San Agustín afirma que hay una ?presencia por ausencia?. La ausencia a menudo es como un rasgadura en el corazón, el quiebre de un frágil cristal que se rompe. El escritor francés Marcel Proust señala que ?solo renunciando a lo que se ama se puede recrear. El momento en que nuestro mundo interior está destrozado, cuando está muerto y nuestros seres queridos están en pedazos y nosotros mismos en irremediable desesperación es entonces cuando debemos recrear nuestro mundo otra vez. Juntar los pedazos, infundir vida a los fragmentos, recrear la vida?. El amor está presente siempre, aún en las misteriosas ausencias. La ausencia total y definitiva no existe, mientras viva quien ame. Bloque 3. Recordar el tema que se está tratando. El tiempo es un don precioso y escaso en la vida de los hombres. Hay que hacer entrar el tiempo en la gratuidad y crear ?tiempos de encuentros?: Dar, recibir y compartir tiempos con quienes amamos. En el tiempo ?cantidad? y ?cualidad? deben equilibrarse. No hay que priorizar una en desmedro de la otra. Cuando tenemos ?cantidad? sin ?cualidad?, solamente pasamos las horas. Cuando hay ?cualidad? sin ?cantidad?, el encuentro es fugaz y medido. Hay que lograr una dinámica armonía entre la extensión y la intensidad en el tiempo que compartimos. Los tiempos de la ausencia pueden otorgar más intensidad y calidad a los tiempos de la presencia.El tiempo de las relaciones no es necesariamente la medida cronológica del sucesivo transcurso de las horas sino la ?medida? de la intensidad del amor. El tiempo de las relaciones es aquél que se mide por las cercanías y las lejanías, por las presencias y las ausencias. Jorge Luís Borges lo expresó magníficamente: ?? Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo??. El tiempo de las relaciones es el verdadero tiempo humano.En la presencia o ausencia no importa el tiempo cronológico sino la intensidad de la comunión. Quizás sea muy breve el tiempo de la presencia y -sin embargo- puede bastar. Tal vez sea prolongado el tiempo de la ausencia -no obstante- resultar muy fecundo. La presencia y la ausencia son ?matices? de intensidad en el modo de ser y de estar de las personas en sus relaciones con los demás. Bloque 4: Cada vez que debemos despedirnos es con la esperanza de volver a vernos. Lo más relevante de cada despedida es la esperanza de un nuevo encuentro. Es fundamental que en cada adiós se haga esencial la palabra y el gesto. Cada despedida nos aproxima más a la última. La ausencia, como la muerte, nos revela cuánto significan las personas amadas cuando no las tenemos. La muerte no llega a rozar lo que de eterno hay en el amor. Todas las ausencias están redimidas. Son un modo de comunión en el vínculo más allá del espacio y del tiempo. Mientras tanto en cada despedida el hombre toma conciencia de que es tiempo. Las despedidas nos enseñan que todos los tiempos son cortos. La vida misma es breve. La vida toda es un encuentro, aún en las despedidas. Cada despedida tiene el sentido de todos los encuentros. Ninguna despedida puede derribar la posible esperanza de un re-encuentro. Un solo encuentro vence todas las despedidas. Lo esencial es el encuentro. La ausencia de quien amamos nos remite siempre a la esperanza de la presencia recíproca. Toda ausencia es una cierta esperanza, un deseo próximo de la presencia que vendrá. La promesa de un nuevo regreso es un consuelo, al menos para el corazón que espera. En la ausencia nos quedamos con lo esencial y vivimos de eso. La distancia sirve para recordarnos que toda ausencia tiene sentido. La cercanía nos es dada para que descubramos la gracia de la presenciaMe duele que te vayas pero más me dolería que te alejes. La dicha de tenerte ha sido infinitamente mayor a la tristeza de dejarte partir. Sé que algo de mí se queda. Sé que algo de vos me llevo. No te olvides de quien no te olvida. Cada día te esperaré. Cuando no estás a mis pensamientos le nacen alas, vuelan hasta donde te encuentras e invisiblemente te rozan y te acompañan. Mi corazón se vuelve alado y mi espíritu no conoce fronteras. No lo detiene el espacio, ni el tiempo. No tiene puertas cerradas. Llega hasta donde estás, descansa y vuelve con sus mismas alas hasta mí. Mi corazón ?ha abierto ante ti una puerta que ya nadie podrá cerrar? (Ap 3,8). Cada regreso me devuelve la esperanza de saber que no te has ido del todo. Llegará un Día sin ausencias, un Día eterno. La ausencia prepara la eternidad. Te guardo no sólo en mi corazón sino en la Memoria de Dios. ¡El tiempo es tan fugaz, la vida es tan breve, el corazón tan inconstante! Un Día más allá de los días de este mundo, el paisaje de la ausencia se detendrá para siempre y se abrirá el horizonte de la presencia sin fin. Ahí nos reconoceremos en el que es eternamente Presencia. Toda la ausencia la consagro a la presencia de Dios. Dios muestra su misericordia tanto en la presencia como la ausencia. Siempre es la misma bendición de distinto modo. ¿Qué importa la distancia, si cierro los ojos y ya no hay fronteras?; ¿Qué importa la ausencia, si abro mi corazón y florecen vivos los recuerdos? La ausencia se vuelve un envolvente abrazo porque sólo el amor remedia las distancias y la ausencia se hace una elocuencia. En la ausencia de los seres queridos me sumerjo en la presencia de Dios y allí, también ellos, destellan en su presencia. En corazón resplandece -amorosa y fecunda- la presencia del Dios que nos une a todos. Cuando te recuerdo, la memoria se vuelve corazón. Aunque no esté contigo, nunca te dejaré solo. Aunque no te encuentres, mi corazón sabe donde estás. ¿En qué punto del universo me encuentro si no te encuentro? Cuando no estás Dios te guarda en mí con todas tus presencias intactas. Bloque 5. La ausencia no es muerte si nace del amor. La verdadera muerte es la indiferencia y el olvido. La ausencia nos hace ejercer un continuo acto de fe en la relación: El creer que el otro está y nos acompaña. De nosotros depende que la ausencia sea un don elocuente. La fe -la cual es un poseer verdaderamente a Dios sin verlo- nos ilumina el misterio de la ausencia, por la cual, también ya tenemos a quienes verdaderamente amamos aunque, de momento, no estemos juntos. Cuando permanecen los que uno ama surge como una nueva presencia de Dios para nosotros. La relación de amor emerge de Dios y Dios emerge de la relación. Tu ausencia me ha revelado lo importante que sos para mí. Desde que te conocí mi mundo se ha enriquecido infinitamente. Tu ausencia me ha revelado lo empobrecido que, desde ahora, se quedaría mi universo si no estuvieras. Deseo vivir una vez más la fiesta de tu presencia. Cada vez que te nombro apareces, siempre presente y vivo. Allí estás y allí te cuido. Tu sola presencia me cura, tu silencio me sana, alivia el alma, acaricia, descansa y consuela. Hay un sin fin de cosas que lo único que hacen es recordarme que te recuerde. Tu presencia está siempre amaneciendo. No me hace falta tu ausencia para descubrir cuánto estás presente. La ausencia en su dolor me trae el ofrecimiento de este regalo. Hay momentos en que te recuerdo en un abrazo de corazones. El solo pensamiento de saber que estás vivo me hace feliz. Has poblado tanto mis ausencias que ya no queda desierto alguno. Cuando peregrines en tus propios exilios me nombraras y allí estaré. El tiempo y la distancia no podrán. Te pido que sepas leer el lenguaje de la ausencia que me pronuncia. Yo no tengo promesas, sólo un corazón para dar. Dios nos mostrará el modo que tendremos para acompañarnos.Envía Pipina Tavarone
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Fragmentos de la obra de Elizabeth Kubler Ross, que invitan a la reflexión – Daniel y Gabriela Vítolo
Elizabeth Kubler Ross es una mujer que ha dedicado su vida profesional a acompañar a las personas a esperar su muerte. Trabaja con enfermos terminales y los prepara, a ellos y a sus familias para enfrentar ese momento. Desde hace algunos años se dedica a trabajar exclusivamente con niños que van a morir.. Por iniciativa de Stella Gatti, traemos estos fragmentos de una de sus obras al Grupo, para promover su análisis y discusión. CÓMO Y CUANTO SUFREN LOS PADRES Es imposible describir con palabras lo que un padre sufre cuando un hijo muere. Pareciera que pasa a existir en otra dimensión, desde la cual se puede ver y establecer comunicación con otras personas, pero sin estar en contacto real con ellas. Este estado puede durar días semanas o meses.Luego se continúa viviendo como un autómata. Se llevan a cabo todas las actividades necesarias, pero sin estar plenamente consciente de lo que se hace. QUÉ PUEDO HACER CUANDO ESTOY SOLO Cuando los vecinos ya no hacen la comida, y los amigos y parientes han partido, sea bueno consigo mismo. No espere que su aflicción vaya a durar siempre o determinado tiempo. En realidad no piense en ello en absoluto. Enfrente sus días lo mejor que pueda. Llore cada vez que lo necesite, golpee con la almohada si precisa expresar ira; haga la comida o cuide el jardín, a sus otros hijos y atienda su trabajo como lo hacía antes.Al principio hará todo esto mecánicamente, pero es bueno. Tiene Ud. derecho a estar triste. La tristeza hace que todas las cosas parezcan más sombrías?
LAS DECISIONES
No convierta en santuario el cuarto de su hijo. Tampoco esconda las fotografías y los recuerdos. Si no puede decidir que hacer con los juguetes, la bicicleta o las ropas, no hagan nada No se apresure en cosa alguna.Concéntrese en la vida , en su mujer o en su marido, en sus padres, quienes no sólo se afligen por su pena, sino también por la muerte de su nieto. Haga cosas con sus otros hijos, y así podrá poner su atención en cosas vivas .Permanecer en el mismo hogar es también una bendición para los hermanos, ya que sus vidas se han visto bastante sacudidas. ENFRENTAR EL DOLOR Aprenda a aceptar poco a poco las cosas que no puede cambiar y concéntrese en sus hijos que viven y en quienes son parte de su vida.Para superar el dolor , uno debe encararlo, reconocerlo, sufrirlo, más que evitarlo. A quienes proceden así les va mucho mejor a largo plazo, y están más capacitados para afrontar las futuras tormentas de la vida , sin intentar huir de ellas. FORMAS DEL PROCESO DE AFLICCIÓN El proceso de aflicción de los padres puede adoptar muchas formas. Es importante nunca decirle a un padre:?Debe Ud. superarlo; ya ha durado más de un año.Los miembros de la familia que puedan hablar juntos, que han podido compartir sus experiencias con otros padres, después de la muerte de un hijo, usualmente actúan mejor que aquellos que contienen sus sentimientos y regresan al trabajo, pretendiendo que la vida sigue como siempre. EL AMOR INCONDICIONAL La muerte de un hijo es una gran lección de amor incondicional; y el amor incondicional no tiene exigencias ni expectativas; ni siquiera necesita de una presencia física.
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El sentido oculto de la vida – Jorge Ángel Livraga Rizzi
¿Por qué creer que esta Inteligencia Cósmica se ha preocupado por las plantas, los animales, los minerales y no se ha preocupado por los hombres, si nosotros también somos seres vivos? La Vida existe y está pensada por Alguien, por Algo, está perfectamente calculada. ¿Por qué? ¿Para qué se ha utilizado tanto y con tanta intensidad el Pensamiento en dar a todas las cosas esta armonía maravillosa? Tiene que ser para algo. Nadie hace un puente si nadie va a caminar encima. Nadie hace un barco si nadie va a navegar en él. Nadie hace una silla si nadie se va a sentar en ella. Es evidente que nuestra construcción orgánica y la construcción orgánica de la Naturaleza, están hechas para algo, para ser aprovechadas por algo que va a durar más que el objeto en sí, algo que va a poder utilizarlas. Y a ?aquello? que va a utilizarlas, nosotros los filósofos, le llamamos Alma, el Espíritu que pasa a través de las cosas.
El texto completo en nuestra página Renacer en Internet.
Pide que le escriban:
Monica Cauzillo – Rosario Santa Fe
mailto:monicauzillo@hotmail.com
Hasta la próxima!!