Respaldo de material de tanatología

¿Qué es ser Viejo?

Zarina  Enviando en: jueves, 22 de mayo, 2003 – 06:57 pm           

El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años.
Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban.
La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas
Y la vista enferma del anciano hacía el alimentarse un asunto difícil.

Los guisantes caían de su cuchara al suelo
Y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel.
El hijo y su esposa se cansaron de la situación.
Tenemos que hacer algo con el abuelo, -dijo el
Hijo.
Ya he tenido suficiente. Derrama la leche,
Hace ruido al comer y tira la comida al suelo.

Así fue como el matrimonio decidió poner una
Pequeña mesa en una esquina del comedor.
Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia
Disfrutaba la hora de comer.
Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida
Se la servían en un tazón de madera.
De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver
Una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado sólo.

Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía,
Eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.
El niño de cuatro años observaba todo en silencio.

Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo
Estaba jugando con trozos de madera en el suelo.
Le preguntó dulcemente: ¿Qué estás haciendo?
Con la misma dulzura el niño le contestó:
¡Ah!, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá
Para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos.
Sonrió y siguió con su tarea.

Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma
Que quedaron sin habla.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto,
Ambos sabían lo que tenían que hacer.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo
Y lo guió de vuelta a la mesa de la familia.

Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos.
Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían
Molestarse más cada vez que el tenedor se tiraba,
La leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.

¿Qué es ser Viejo?

Los médicos dicen que el envejecimiento humano es un proceso de cambios irreversibles, psicofisiologicos, ocurridos a lo largo de toda la vida, no solo en los últimos años del individuo. Pero hay que dejar claro que los años cumplidos, o sea, el envejecimiento cronológico, no concuerda necesariamente con el envejecimiento biológico, psicológico y social. Siempre hay un deterioro en la vejez.

La medida real de este menoscabo lo da la capacidad creadora del sujeto y la capacidad de adaptación que tenga dentro del grupo social al que pertenece. Dicho de otra manera, la edad es un concepto sumamente relativo y personal. Todos conocemos a personas mayores de setenta años que llevan una vida plena de actividades, así como también conocemos a personas relativamente jóvenes que parecen estar abrumados por el peso y el paso de sus años, de sus responsabilidades, de sus experiencias y que viven enclaustrados en una terrible improductividad.

En Brasil se es viejo oficialmente a los sesenta y cinco años, mientras que en México a los sesenta quienes tienen esta edad puede ir al Instituto Nacional de la Senectud (INSEN) y recibirán una credencial con la que pueden gozar de muchos privilegios, sobre todo de orden económico.

El viejo no tiene futuro, solo pasado, un largo y rico pasado, envejecer significa vivir una continua disminución de la capacidad de hacer cosas, con un constante aumento del sentido de lo pasado, de lo ya realizado. Hay una realidad que debemos tomar en cuenta; toda perdida trae consigo una ganancia mayor. Por lo mismo llegar a Viejo es enfrentase a una larga cadena de perdidas tanto fisiológicas como psicológicas y sociales, pero es también llenarse de experiencias, lo cual es sinónimo de sabiduría. Todo anciano es sabio porque es viejo y todo viejo es espiritual porque es sabio. Los viejos no son adultos mutilados, son personas completas que viven una experiencia original.

Sin embargo una de las características mas constantes en el plano mental del hombre que envejece, es la perdida de la alegría, el viejo es un ser triste.
La tristeza del viejo es una tristeza muy profunda, al menos en la mayoría de los casos y muchas veces dicho sentimiento no es provocado por un acontecimiento particular, por un hecho que aparezcan como el detonante, sino por otros sentimientos existentes, difíciles de quitar o de tratar; por ejemplo un tedio que puede llegar a dominar todos los momentos de su existencia, o un amargo sentimiento de inutilidad, o esa abrumadora y desesperante soledad, motivada quizás por una sociedad que solo siente y muestra indiferencia hacia el anciano; pero también por la pobre y corta esperanza de vida que tiene.