Respaldo de material de tanatología

Esperanza de Vida para el Anciano.

Esperanza de Vida para el Anciano.

Zarina Moderador  Enviando en: jueves, 22 de mayo, 2003 – 07:03 pm

La esperanza de vida de los Ancianos depende, en gran parte, del afecto, del cariño, del amor con que se les rodee. Repito: El Viejo confronta dos alternativas en ésta su última etapa de existencia: ya no tiene futuro, solo tiene pasado.

Basándonos en tal idea, muchas veces tratamos de quitarles sus pertenencias, sus cosas, sus querencias, pensando que ya para nada les sirven. Les damos injusticia e incomprensión en vez del amor que necesitan. Cuando un Anciano ve obstaculizadas sus tendencias a permanecer junto a lo que quiere, entonces se volverá suspicaz e irritable, caerá en estados depresivos, asegurará que sus seres queridos están esperando deseosos que ya pronto llegue su Muerte. Y así le quitamos toda esperanza y todo deseo de una vida que valga la pena vivirse.

La Vejez implica cambios psicológicos que, desgraciadamente, no son fáciles de tomar en cuenta; en la senectud hay una dolorosa soledad, sentimientos de inutilidad, falta de afecto, aislamiento social, inactividad, temor a la muerte, y depresión, entre otros.

Estos estados psicológicos provocan daños profundos en la salud mental y emocional del Anciano y exacerban también repercusiones negativas dentro del ambiente familiar o institucional en donde él vive. De esta manera, no hay mas remedio, el Anciano pierde la esperanza de vivir y el deseo de vivir. Esto es lo doloroso.

Frecuentemente se nos olvida que tanto la infancia como la vejez no son sino etapas de un mismo proceso y que, en ambas, el afecto y la protección son indispensables para una adecuada realización como seres humanos.

El Viejo, para vivir, requiere dar y recibir afecto. Y debemos entender que el amor no es un privilegio exclusivo de la juventud, como tampoco lo son la inteligencia y la sociabilidad, En la practica, esto es difícil de ser comprendido.
En un estudio de tesis la autora aseguraba que los Ancianos en los asilos todos padecía depresión, pero que los que seguían viviendo en sus casas eran todos alegres; y la razón para tal afirmación era que, según sus investigaciones y visitas domiciliarias, los Viejos no dudaban de hacer el ridículo, jugando y bailando, provocando las risas de los suyos, con tal de sentirse admitidos en su ámbito social.

Si, en ocasiones nos es difícil entender la terrible soledad y depresión en la que viven, como le sucedió a la estudiosa y que los obliga a tales extremos para poder sentirse aceptados y un poco amados. Este estudio se hizo en colonias pobres.

Debemos recordar otro punto: Es ley de vida que si uno no tiene una muerte prematura, debida a cualquier cirunstancia, indefectiblemente llega a Viejo. Esto, o no lo entendemos o no lo aceptamos. En cierto sentido la Vejez es un tabú. Es mala. Por ello la tendencia a quitarse los años o a restirarse la piel. Tomamos a la niñez y a la juventud, incluso a la edad adulta, como etapas naturales de la vida humana; en cambio, pensamos en la vejez como si fuera una indeseable enfermedad. Con frecuencia, al ver el deterioro físico de una persona mayor, decimos: ojalá y yo no llegue a Viejo.

Ciertamente existe esa decadencia biológica y psicológica que trae consigo una propensión a ciertas enfermedades, pero no es lo mismo aceptar esta realidad que creer o asegurar, que la vejez es, en si una enfermedad.

El envejecimiento del organismo va incapacitando a la persona para la vida activa. Esto es cierto y es importante tenerlo presente. Se debe principalmente a tres causas:
a) una invalidez progresiva,
b) una lógica acentuación de las enfermedades pre-existentes y
c) a la cantidad de problemas psicológicos, emocionales y sociales debidos tambien a situaciones familiares y económicas.

Es necesario repetir una y otra vez que las relaciones familiares juega un papel muy importante en la salud del Anciano. Por lo mismo, juegan un papel sumamente importante en la Muerte del Viejo.

Un envejecimiento sano, al igual que una muerte adecuada, requieren de un ambiente afectivo claro y positivo y de un status social conveniente a la persona. El tanatologo trabaja conscientemente en lograrlo.

Hay muchos factores que influyen en el deterioro psicológico del Viejo. Normalmente a todos ellos se les puede encontrar una verdadera solución. Así lo asegura la Dra. Kubler. Ross. Los factores mas frecuentes son: aislamiento y soledad, jubilación, perdida de su rol de padres, pobreza real, o miedo a estar pobre.

Además haya que añadir las deficiencias físicas, las complicaciones que surgen por las enfermedades que pueda tener, la facilidad para sufrir accidentes, y en resumen, los cambios propios de la edad. Lo difícil del acompañamiento es comprobar que las personas ancianas tienen ya muy poca energía y si no reciben una firme esperanza de vida, real y adecuada, se irán tornando en sujetos cada ves más introvertidos, mas indiferentes, mas egocéntricos, con una mayor exageración de los rasgos de su personalidad, mas dependientes y con mayores temores a sufrir accidentes, al dolor físico y a la muerte cercana. Cuando fallan los mecanismos de ajuste de la personalidad, sobrevienen los padecimientos psicosomáticos y hasta muy serias enfermedades mentales.

Debemos estar muy conscientes de las consecuencias que necesariamente aparecerán en el Viejo. Pero también debemos estarlo de esto: el Anciano, con frecuencia, ya no puede realizar lo que desea, no hacer lo que siempre hizo, seguirá concibiendo planes y proyectando acciones, pero ya no podrá actuar. No siempre. Su organismo, sus fuerzas físicas, no le responderán muchas veces. Entonces buscara en sus recuerdos algo para afirmarse, y los magnificara y los platicara una y otra vez, hasta lograr el aburrimiento de quienes lo tienen que escuchar, logrando por lo mismo el abandono de los suyos.

Al quedarse solo, su pensamiento lo llevara a descubrir todas las perdidas que ha sufrido, incluso aquellas que siempre negó. Sentirá su vejez como una enfermedad mental que lo llenara de angustia; la angustia de querer escaparse hasta de el mismo. Por lo que caerá en depresión, esa emoción, o sentimiento o enfermedad, o aflicción existencial que lo hará pensar en la muerte, en su muerte, no con alegría, sino con un temor expectante o en algunos casos, como una escapatoria posible de un intolerable existir. Por ello, es relativamente frecuente el suicidio en los ancianos.

Para poder vivir y no solamente subsistir, el hombre requiere de una virtud determinante, que más que virtud es condición indispensable: LA ESPERANZA.

Esta es una prerrogativa típicamente humana, vinculada estrechamente a la vida y que por su carácter de tensión, se concibe como una vía o un camino. Cuanto mas experimenta el hombre lo breve de su tiempo, mas se plantea el problema del futuro, y lo afronta como una dimensión personal La perspectiva del futuro exalta y asusta porque es un espacio de liberad y por lo mismo, de responsabilidad. En el humano, el futuro no es solamente tiempo, es también dimensión personal. Estas ideas están ya anotadas, lo se, pero me pareció conveniente repetirlas.

Cuando se toma conciencia de tender hacia el futuro, se hace como esperanza la esperanza es espera, es confianza, es certeza de la realización de lo que uno quiere, es compromiso de superar los obstáculos, es pregustar la paz que será plena cuando la posesión de lo que se anhela es total. Pero incluye y esto es lo importante, una relación de confianza en la persona y no meramente en las cosas. Si muere la esperanza ya no se vive como hombre. Si lo dicho en este párrafo es verdad en todo humano, lo es mas tratándose de un anciano.

Todos los cambios psicológicos producidos por el envejecimiento tienen un carácter depresivo. Los Ancianos, unos mas que otros deciden luego que van a experimentar, por lo mismo, un sentimiento de perdida de autoestima, una creciente y demoledora impresión de frustración, una incapacidad, cada vez mas intensa para evitar los sentimientos de culpa y una fuerte perdida de alegría. Vivirá más tristeza y soledad. Poco a poco, con el paso de los años, el tono depresivo va invadiendo la estructura de los viejos y el egocentrismo, la indecisión y la rigidez los llevan a esa perdida de alegría en la que tanto he insistido.

Al Anciano hay que dale todo el afecto, preocupación, cariño y compañía que necesite. Habrá que tratarlo con todo cuidado tanto en su tratamiento medico como en el manejo del dolor; habrá que darle toda la fuerza que su espiritualidad le proporciones, mas que nada, una esperanza real que es, al fin de cuentas, un encuentro de dos libertades que se aman. En esto consiste por otro lado, el trabajo de un Tanatólogo. 🙂