Respaldo de material de tanatología

Muerte en la Vejez.

Muerte en la Vejez.

Zarina Moderador  Enviando en: lunes, 26 de mayo, 2003 – 02:46 pm

Debemos comprender la actitud hacia la Muerte que tienen los Ancianos. Para todo hombre la Muerte representa un problema, no es fácil enfrentarse a ella, tampoco lo es para el Viejo.

Parece que los ancianos usan su intelecto como mecanismo de defensa, muchos hablan de su Muerte con una naturalidad aparente: ?Yo ya viví mi Vida, ya no tengo motivos para seguir aquí, sé que pronto moriré? o frase por el estilo, pero todos hemos sido testigos que cuando sienten que están mas enfermos, buscan curarse para seguir viviendo o toman actitudes para evitar o retardar su muerte. Si el intelecto trata de ver normal la Muerte, el sentimiento la rechaza. Por otra parte sabemos que, casi es un axioma: ?La gente muere como ha vivido?: temerosa o valiente, realista o neurótica, etc., y así concluye la vejez, con la muerte, el viejo se enfrenta a su muerte como ha vivido.

Todo moribundo necesita manifestaciones de afecto y de apoyo, pero muchas veces por nuestro miedo personal a la muerte, tratamos de escapar y de no estar con el enfermo en fase terminal, sin embargo, éste necesita del contacto humano y lo valora. También los ancianos, muchas veces los viejos expresan su miedo de morir solos.

El Anciano que muere por enfermedad o que muere por viejo se enfrenta, como todos, con el último suceso importante de su existencia: la agonía y la muerte. Tiene todo el derecho de ser ayudado para que este ultimo y trascendental acto de su vida, lo pueda vivir con plena aceptación con toda dignidad y lleno de paz interior.

Lo primero será decirle la verdad sobre su estado. Tiene derecho a ello. Debe conocer todo lo relacionado con la gravedad de su situación, porque él debe tener tiempo para arreglar sus negocios no terminados, legales y bancarios por ejemplo, tener la posibilidad de realizar sus deseos ponerse bien con su Dios, planear correctamente el futuro de los suyos, etc., igualmente deben ser informados los familiares, servirá incluso para que el Anciano pueda hablar con ellos de su muerte, sus miedos, sus frustraciones, sus rabias, sus culpas, sus perdones, así ambas partes quedaran tranquilas porque podrán despedirse y tendrán la oportunidad de darse mutuamente sus ultimas manifestaciones de amor.

Ante esto surge una pregunta: ¿El que muere por viejo y no por enfermedad, pasara por todas las etapas o todas las emociones del proceso del morir, de un enfermo terminal?
La respuesta es afirmativa, solo que el Anciano comenzara a sufrir el dolor de la angustia mucho antes de morir, mucho antes de ser realmente un viejo; desde el momento mismo en que fue consciente de haber comenzado un lento proceso de perdidas y de futuros, durante largo tiempo, años y años, sufrirá y hará sufrir por sus frustraciones, sus rabias y sus tristezas, buscando ansiosamente una esperanza que sea real y le de sentido a su vida. Será victima de sus culpas absurdas, las que aparecieron con intensidad profunda una vez que alcazo la madurez.

Y en muchos momento, que a lo mejor le parecieron eternos, sufrió depresiones por perdidas reales o simbólicas, sintió desesperantes deseos de morir y de vivir, o de que muriera un ser querido al mismo tiempo que anhelaba que viviera, es decir, padeció depresiones reactivas y ansiosas, y hasta en su camino hacia la vejez, seguramente se encerró en su propio Yo despidiéndose de lo que quería y de los que amaba, sobre todo cuando el porvenir le pintaba negro. Es un hecho que el anciano, por serlo, es paciente Tanatológico, mucho antes de que el medico geriatra lo acepte.

¿Es bueno hablarle de Religion y de Dios?
Esto dependerá sobre todo del modo de sentir del viejo, y de encontrar el momento oportuno, si por ejemplo el anciano se siente lleno de rabia hacia Dios, lo mas seguro es que hablarle de él será del todo inoportuno, dos cosas se deben tomar en cuenta:
La primera es que no vayamos a caer en el fácil remedio de dar consuelos religiosos que solo sirvan para ocultar o aliviar nuestra propia angustia personal, que la presencia de la muerte hace que siempre aparezcan.
La segunda es descubrir cual es la espiritualidad propia del Anciano, esa es la espiritualidad importante, no la nuestra.

🙂