Respaldo de material de tanatología

Donación de órganos en México

Donación de órganos en México

Sólo 20 mil de los 100 mil mexicanos que requieren de un órgano o tejido para mejorar su salud podrán disponer de él, el resto está supeditado a que verdaderamente un milagro mejore su condición; ¿cómo ayudar?

La falta de información y los mitos generados en torno a la transferencia de órganos ha hecho que 80 mil potenciales receptores mexicanos vean alejada la posibilidad de mejorar su calidad de vida, ya que por estas razones no están inscritos en el Programa Nacional de Donación, el cual les abriría el abanico de esperanza.

En México, el número anual de muertes por problemas que pueden resolverse con trasplante de algún órgano o tejido es considerable: enfermedades renales (del riñón), 8 mil; cardiovasculares (del corazón), 90 mil; hepáticas (del hígado) 45 mil.

Lo anterior ha impulsado a las autoridades en la materia a emprender programas de difusión que han empezado a mostrar resultados alentadores. Al respecto habla para saludymedicinas.com.mx la licenciada Silvia Olivares, jefa de Comunicación Social del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra): “Desde hace dos años nos hemos dado a la tarea de concientizar a la población del país sobre una cultura de donación de órganos, en la que incluimos a pacientes, familiares y personal médico de las instituciones de salud que forman parte del programa. La labor no ha sido fácil, pues existen mitos que generan desconfianza y miedo a los familiares y a los propios receptores, pero paulatinamente hemos ganado terreno”.

El programa de difusión ha arrojado los primeros resultados: de 1963 -año en que se realiza el primer trasplante en México- a 1999 se llevaron a cabo 27 mil trasplantes en total en el territorio nacional, de los cuales 51% fueron de córnea, 48% de riñón y el resto de otros órganos. Ahora bien, hasta 1999 se efectuaron 70 trasplantes de corazón, pero sólo en el año 2000 fueron 7 y en 2001, 35, lo que indica que la población poco a poco responde favorablemente. Lo anterior se corrobora al contemplar las cifras en la sustitución de hígados, los cuales se habían efectuado hasta 1999, 117, en 2000 fueron 27 y en 2001, 57.

Zarina  Enviando en: sábado, 08 de octubre, 2005 – 04:28 pm


One thought on

  1. Base legislativa
    No obstante que desde la década de los 40 se llevan a cabo trasplantes de cornea en instituciones mexicanas (y de piel desde varios años atrás), la primera intervención empleando un donador vivo se efectuó en 1963, de riñón, pese a no haber una legislación al respecto. Es hasta 1973 que se agrega al Código Sanitario mexicano un capítulo especializado acerca de la regulación y manejo de órganos y tejidos con fines terapéuticos, con lo que inicia la apertura a mayor número de hospitales e instituciones.

    En 1984 el Código Sanitario se transforma en Ley General de Salud, que contempla un capítulo completo acerca de la donación de órganos, e inicia la somera participación del Registro Nacional de Trasplantes (perteneciente a la Secretaría de Salubridad y Asistencia). En 1999 se crea el Cenatra, que retoma los programas de registro y difusión que se llevaban a cabo en el país e integra un plan único, en el que participan aproximadamente 181 hospitales autorizados para la realización de trasplantes, 300 médicos especializados y más de mil 500 personas involucradas, desde trabajadores sociales, psicólogos, anestesiólogos, médicos internistas y muchos más.

    En cada uno de los 31 estados y el Distrito Federal de la República Mexicana rige un Consejo Estatal de Trasplantes, en el cual se tiene una lista rigurosa de posibles receptores y se encarga de coordinar todas las acciones para que la intervención se realice en el marco de la ley, y bajo absoluto control sanitario. La doctora Inez Díaz Muñoz, subdirectora de Planeación del Cenatra, explica el proceso a seguir. “En cuanto se tiene un donador potencial, se busca un posible receptor dentro del mismo hospital. Si no lo hubiera, se informa a los centros hospitalarios en la misma ciudad y luego a los de las poblaciones cercanas, y si no se localizara todavía a quien pudiera trasplantarse se da aviso al Cenatra para que la información se difunda a nivel nacional”.

    La misma especialista explica que para llegar al programa integrador actual, se contemplaron las legislaciones y las manera de proceder de otros países, como España, que inició en 1987 y en 10 años llegó a la vanguardia a nivel mundial en cuanto a cultura de donación. “Tratamos de seguir ese modelo -acota-, haciéndole adaptaciones a nuestra población, cultura, idiosincrasia y sistema de salud y política. Tomamos como base una verdadera cultura de convencimiento que depende de nuestros programas de información y esperamos no llegar a imponerlo como sucede en Colombia, donde por ley todos tienen la obligación de donar órganos útiles, sin tomar en cuenta el consentimiento del familiar. Lo anterior responde al alto índice de muertes violentas por la situación que vive el país, desde donde se brinda apoyo al resto de países de Latinoamérica, pues sus necesidades de donación están cubiertas de esta manera”.

    Somos virtuales donadores
    Como donadores se reconocen dos tipos, vivos y cadavéricos, ubicando en esta última categoría a quienes sufren de paro cardiorrespiratorio o muerte cerebral, entendiendo esto como el proceso irreversible en que dejan de funcionar talle y tronco cerebral, es decir, el cerebro está muerto, pero el corazón sigue latiendo, y tardará entre 48 y 72 horas en que este último y los demás órganos dejen de tener actividad.

    La muerte cerebral puede deberse a traumatismo craneoencefálico (golpe severo en la cabeza), herida por arma de fuego, tumores, hemorragias o infarto cerebrales.

    La licenciada Silvia Olivares indica que en cuanto se dictamina que el paciente sufre de muerte cerebral, es obligación de la institución hospitalaria informar a los familiares de la posibilidad de donar órganos y tejidos útiles de quien está en dicho estado, de forma que ellos cuenten con aproximadamente 12 horas para tomar una decisión. “Es importante no dejar pasar mucho tiempo -señala la también responsable de Enseñanza y Difusión del Cenatra-, ya que órganos como riñón tienen una ‘vida’ de 36 horas, y corazón e hígado sólo tiene cuatro horas, por lo que este tipo de trasplantes se realizan teniendo al receptor prácticamente listo en el mismo hospital, sólo esperando el dictamen de muerte cerebral”.

    Corazón, hígado y riñón se pueden donar desde los dos meses de vida, pero existe un limite: hasta los 55 años de edad en los dos primeros y en el tercero hasta 75. Ahora bien, el receptor no debe cumplir necesariamente con la misma edad que el donante, pues hay casos en que una persona de 30 años de edad puede ceder un riñón a un niño, sin problemas; pero, es claro que a mayor edad la condición del órgano cedido estará más afectada.

    Para que la donación cumpla con el objetivo de mejorar la calidad de vida del receptor, debe haber compatibilidad del órgano por parte de quien lo recibe, así como del tipo de sangre. Prácticamente la única restricción para donar órganos es padecer de una enfermedad infecciosa de alto contagio, como VIH (productor del sida).

    Mitos
    A decir de ambas funcionarias del Cenatra, uno de los principales problemas que enfrenta la institución para difundir la cultura de donación de órganos es el prejuicio que se ha creado entre la población a partir de información no verídica que se difunde a manera de rumor, como lo explica la licenciada Olivares: “La población considera posible el tráfico de órganos, pero para ello hay gran número de factores que intervienen y que lo hacen muy complicado. Por ejemplo, las condiciones para realizar la extracción de un órgano son de extrema higiene y debe ser efectuado por algún especialista médico, además de un equipo de colaboradores igualmente especializado. Una vez retirado órgano o tejido debe conservarse en una solución preservadora, que en México sólo se consigue en instituciones gubernamentales -se importa de Alemania o Estados Unidos, no se fabrica en México- y no está al alcance de la población en general; el litro de este líquido tiene un precio de $4,000.00, y en el caso de proteger un hígado se requieren de 4 a 8 litros. El tiempo de vida del órgano es limitado, además de que debe tenerse preparado al posible receptor y tomar en cuenta la posible incompatibilidad, así que es prácticamente la comercialización de órganos”.

    Por su parte, la doctora Díaz Muñoz refiere que Cenatra lleva riguroso registro y control de todos los donadores y receptores del país, y que fuera de las instituciones que están bajo su supervisión, no puede realizarse en otro sitio hospitalario. “Hoy, la gente es mucho más abierta a conocer las condiciones para ser donador, e incluso para hablar de la muerte, cosa que en otro tiempo era más difícil. Los médicos no siempre están preparados para informar al familiar de un enfermo que ha perdido la vida, y menos para solicitar los órganos útiles de alguien que pasa por muerte cerebral. Nuestro programa de difusión incluye capacitación al personal hospitalario, y ahora es obligación que se asigne a un coordinador hospitalario en cada institución para que sea el responsable de hablar con los familiares del posible donante y que se encargue de todos los tramites pertinentes para que se resuelva lo más rápido posible”.

    Finalmente, la licenciada Olivares comenta que la cultura de donación de órganos que difunde Cenatra contempla además aspectos jurídicos, sociales, éticos y religiosos, los que muchas veces dificultan el entendimiento y la ayuda a una vida que lo necesita.

    Es importante que todos consideremos la posibilidad de brindar órganos o tejidos en buen estado a quien pueda requerir de ellos. Si usted precisa más información, puede comunicarse al Cenatra a los teléfonos 56 44 87 13 o 56 44 81 48, así como al 01 800 20 17 861 / 862, fuera de la capital del país.

    Zarina  Enviando en: sábado, 08 de octubre, 2005 – 04:28 pm

Comments are currently closed.