Respaldo de material de tanatología

Texto Barry Long

De: peregrino Enviado: 01/09/2006 5:38

(…)

“Permíteme hablarte a ti, que has perdido a la persona más querida de tu vida, y todavía estás intentando sobreponertee al dolor abrumador y a la soledad.
Nadie puede saber lo que estás pasando hasta que le sucede. No hay nada tan final, tan completamente real como la muerte. Has sido dolorosamente afligida y quiero que sepas, por favor, que el amor de todos los que te aman está contigo. Pero debes salir de esto. No debes dejar que el dolor mate o adormezca una parte tuya, como ciertamente lo hará si lo superas con el tiempo del modo normal o si lo cargas dentro tuyo sin resolverlo.

Hay una razón para el sufrimiento que la muerte les causa a los vivos. Es para tratar de hacerte comprender que no hay muerte. Las personas criadas en las culturas más simples, que vivían con sus muertos y enterraban a sus muertos, lo comprendían. No sufrían como estás sufriendo tú y tenían a sus mujeres y hombres sabios que los instruían en estos asuntos. Pero ahora, todo esto prácticamente ha desaparecido junto con los cuerpos muertos.
Debes usar tu dolor. No trates de librarte ni te escapes de él. Se desvanecerá inmediatamente y sin dejar cicatrices en el momento en que te enfrentes con él, entendiéndolo. Y voy a ayudarte a hacer eso.
Notarás que el dolor viene en olas. Por un rato estás libre de pena y, de pronto, está encima tuyo y estallas en lágrimas nuevamente. Sin aviso previo, puedes encontrarte llorando incontrolablemente en público o teniendo que abandonar rápidamente una habitación donde hay gente, para ir a llorar.

Permíteme explicarte lo que está pasando. Cuando amas mucho a alguien te apegas a él. Haces esto permitiendo que literalmente crezca dentro tuyo una imagen emocional de él, una especie de réplica sensorial de todos tus sentimientos por la persona. A lo largo de los meses y los años, la imagen emocional se vuelve una parte viviente de ti. Es tan real y sensible en sentimientos como cualquier parte física lo es en sensaciones. Cualquier cosa que le pasa a la otra persona, buena o mala, es sentida allí. A través del contacto constante y el pensar en la persona mantienes la emoción activa y viva.
Cuando están separados la emoción te hace sentir cerca del otro, siempre que la separación no sea demasiado larga. Si lo es, la emoción comienza a doler por falta de contacto o noticias suyas y te sientes solo o deprimido. Cuando tienes noticias suyas la emoción en ti se reasegura y te sientes mejor, ¿no es así? Por favor, mira la verdad de esto en tu propia experiencia.

Cuando ese ser amado muere y actúas como si fuese su fin, te separas completamente de la emoción y ésta reacciona violentamente. Recuerda, la emoción es una parte viva y sintiente de ti. La creaste con tu amor, es como tu propio hijo. Y, tal como un niño, depende completamente de ti para recibir el flujo de amor e información que le has estado dando por tanto tiempo. Informarle, tal como lo estás haciendo ahora ante la evidencia de un cuerpo muerto, que tu amor está muerto, es tan brutal como decirle a un niño que ya no es amado. Estás diciendo: “Se terminó, nunca más habrá amor para ti, mi amor está muerto.”¿Ves lo que estás haciendo? Estás abandonando esa parte viviente y amorosa de ti y la parte está gritando: “¡Pero yo no estoy muerta, por favor no me dejes así, por favor ámame, vuelve!” Ese es el dolor y la pena terrible que sientes y que te hace llorar. Trata de observar la verdad de esto por ti mismo. Por favor, no lo descartes ni me creas solamente. Después de unos pocos ataques de llanto te darás cuenta por momentos que no eres tú realmente el que está llorando. Tu cuerpo está llorando y te sientes espantosamente, pero de algún modo no eres todo tú, estás extrañamente desapegado. Si todavía no has tenido esta experiencia trata de darte cuenta la próxima vez que la emoción aparezca. Permance muy quieto interiormente y mira por ti mismo. Pero no trates de detener el llanto, solamente obsérvalo.

Como nadie habla de esto, cuando notamos que nos suceden estas cosas tan extrañas, tendemos instantáneamente a descartarlas o ignorarlas. En un momento así, hasta la sugerencia de que estamos actuando o no estamos siendo sinceros es demasiado contradictoria. Pero cuando lo veas no te sientas perturbada, no eres tú la que está llorando. Tú no tienes porque llorar, tu ser amado vive. Es la emoción, el apego que alimentaste en ti mismo y que se siente abandonado y no amado el que está haciendo llorar a tu cuerpo. Llora pidiendo tu atención y tu amor porque le has dado la espalda.

Actuando del modo en que lo haces, te estás cortando por la mitad. Tienes que aprender a amarte a ti mismo. Tienes que curar esa herida abierta dentro tuyo y unificarte. Te voy a decir cómo hacerlo; de hecho ya lo estamos haciendo. Si te observas ahora muy de cerca, notarás que te estás sintiendo más liviano, más curado. Esto es así porque tu herida emocional escucha y renueva sus esperanzas por mi amor y mi comprensión de su dolor, y entonces te sientes menos dividido, más completo. Tienes que hacer por tu herida lo mismo que estoy haciendo por ella. Podemos hacerlo juntos hasta que estés más fuerte. Sigue leyendo estas letras una y otra vez hasta que captes la idea.

Ahora deberías entender la diferencia entre amor y emoción. Tu amor por aquel cuyo cuerpo se ha ido es constante, no varía, ¿no es cierto? Pero el dolor emocional que sientes no es constante, viene y se va. Viene cuando no estás amando, o sea cuando estás viviendo en el pasado, cuando piensas en tu ser amado como estando muerto, imaginándolo como solía ser. Esto hace que la emoción se sienta terriblemente infeliz y entonces llora, o más bien te hace llorar.
Notarás que esto también sucede cuando vuelves a lugares que ambos conocían, tratando de hacer algún tipo de contacto sensiblero, o cuando hojeas tristemente el álbum de fotos o te entregas a la autocompasión por lo miserable que es ahora tu vida sin el otro. En otras palabras, cada vez que te comportas como si tu amor estuviese muerto y se hubiese ido. Tales viajes sentimentales torturan a la emoción en ti.

A menudo la gente trata de consolarnos en esos momentos diciendo que por lo menos tenemos nuestras memorias, como si las memorias fuesen una compensación.
Las memorias son lo que ha pasado, lo que está muerto. Las memorias son la causa de todo tu dolor porque te hacen creer que tu amor está muerto, cuando no está muerto, sólo su cuerpo está muerto. Cada vez que piensas en tu ser amado, y naturalmente piensas en él como un cuerpo que está muerto, la emoción que está viva en ti protesta y tú sufres. Piensas y el dolor reaparece, es tan simple como esto. Obsérvalo, por favor, es terriblemente importante. Prueba la verdad de lo que estoy diciendo en tu propia experiencia. Tan pronto como piensas en la persona en tiempo pasado, te pones emocional.

Debes dejar de pensar que tu amor está muerto. En cuanto lo hagas, el dolor cesará. Veamos ahora cómo puedes hacer esto.
El punto de partida, la verdad maravillosa es que tu ser amado no está muerto, que la muerte es sólo un cuerpo muerto. El ser que amas está presente contigo ahora. Desde que murió ha estado tratando de decirte que no está muerto, pero no puede llegar hasta ti cuando la emoción está allí. Cuando no estás emocional, él está allí. Es por eso que no sientes el dolor de la separación todo el tiempo, es por eso que algunas veces sabes sin duda alguna, que está presente, y es por eso que hasta puedes reírte entre dientes y decir en voz alta alguna intimidad o algún chiste privado que compartían. El se da cuenta de todo lo que haces pero no es posesivo, sólo desea que ames y seas feliz.

Al lamentarte por tu amor y cavilar tristemente acerca de lo bueno que solía ser, al desear que estuviese de vuelta, al querer decirle cuánto lo querías y cuánto lo extrañas, al hacer todo esto estás diciendo que está muerto, en la tumba. Cuando en verdad, está contigo en este momento, una presencia viva, si puedes estar lo suficientemente quieto interiormente como para registrarlo.

Cada vez que piensas en tu ser amado como muerto, te separas de su presencia. Eliges lo que era en vez de lo que es y él no puede llegar a ti. ¿No has anhelado otra oportunidad de amarlo más? Bueno, ésta es esa oportunidad. Imagínate mirando a través de una ventana una habitación sellada y viendo a la persona que más amas llorando sobre tu fotografía y besándola. No le dirías:
“¿Por qué estás amando esa cosa? Eso no soy yo. Estoy aquí. Amame como soy: nuestro amor, el ser real, no ese sustituto del amor que te esta distrayendo y se está interponiendo entre nosotros. El amor no es besar. El amor no es mirar hacia atrás de esa manera. El amor no es una memoria. El amor es ahora.”

Tu ser amado sabe exactamente cómo te sientes, cuán solo estás y cuánto lo extrañas. Está diciendo: “Amame como si estuviese allí y gradualmente sentirás la certeza de mi presencia. Cada vez que piensas que estoy muerto, me dejas. No estés triste, no llores. Alégrate como yo. No hay muerte.”

Cuando hagas esto, la emoción que está dentro tuyo sentirá una vez más tu amor fluyendo y comenzará a curarse. Y los períodos de dolor y vacío se reducirán, no porque hayas superado tu pérdida permitendo que esa parte tuya languidezca y muera sino porque, sabiendo que tu amor vive, habrás cruzado al otro lado de la tumba y te habrás hecho completo.”

(…)


One thought on

  1. De: peregrino Enviado: 14/04/2006 14:50
    Hermano viajero:

    “De todos modos, la muerte llegará para ti. Tal vez te vayas durante
    el sueño o repentinamente, mientras estás en actividad. Pero es muy
    probable que te  parecerá perder la conciencia y permanecerás en ese
    estado hasta que tu cuerpo muera.

      Primero mira la condición de tu cuerpo y entiende que tu muerte es
    inevitable. Todo se ha terminado, enfréntate a esto. Tu cuerpo está
    gastado o irreparable, no puede seguir. De todas maneras, fue
    solamente una fina máquina que usaste para existir. Todos los que se
    han muerto antes que tú desde el comienzo de los tiempos se han ido
    de este modo. No tengas miedo, es completamente natural.

      Morir, como nacer, es un hecho para ti. Cuando comience te
    sentirás sostenido en un proceso. No puedes detenerlo del mismo modo
    en que no podías detener las olas en las que naciste, los dolores de
    parto de tu madre. Si eres una madre sabes cuán impotente estabas
    cuando las contracciones comenzaron en tu cuerpo. Es así con la
    muerte, sólo que las contracciones no son físicamente dolorosas.

      Relájate, cuando empiece no trates de mirar hacia afuera. Observa
    todos los movimientos interiores y las sensaciones, focaliza allí
    toda tu atención. Sucederán muchas cosas extraordinarias que no
    podrías describir aunque pudieses hablar. Deja que el proceso se
    haga cargo de ti completamente, tú eres el bebé esta vez, yendo
    hacia un nuevo nacimiento. Siéntate en la primera fila en tu
    interior, ante el asombroso espectáculo de la muerte de tu cuerpo y
    date cuenta del cambio aún más asombroso que está sucediendo en ti,
    el que está observando.

      Entrégate. Está todo fuera de tus manos. Ignora cualquier
    sentimiento que tengas de tener que hacer o comunicar algo, te
    causará tensión, y la tensión, al igual que el miedo, hará que te
    pierdas lo que está sucediendo adentro. Recuerda, el propósito de la
    muerte, el arte de morir, es que permanezcas consciente en tu
    interior todo el tiempo.

      El miedo y el pánico causan inconsciencia, ésta es la protección
    de la naturaleza, te desmayas. Pero entonces te pierdes mucha de la
    maravilla, de la pura energía de la experiencia. En cada vida tienes
    una sola oportunidad de morir. Es un tiempo precioso y es un don
    precioso, como vas a ver. La muerte es la experiencia culminante de
    vivir, la oportunidad última de percibir por ti mismo la verdad
    completa que subyace a la existencia.

      Cuando pareces estar inconsciente para el mundo, aún estás
    consciente de ti mismo. Puede que percibas tu cuerpo y las personas
    que están en la habitación como se describió antes, pero
    gradualmente la escena retrocederá y desaparecerá y, de todos modos
    ya no estarás más interesado en ella.

    Luego hay un período de soñar, pero ya no puedes ver la diferencia
    entre el sueño y la realidad porque la única realidad que conocías,
    tu memoria del mundo, ahora se ha desvanecido. Estás en el
    subconsciente, por debajo de la memoria, y es tan real como estar
    vivo de nuevo, sólo que es diferente. Puedes volver a vivir sucesos
    de tu vida o vivir experiencias asociadas con los conceptos de cielo
    o de infierno, o sus equivalentes.

      Finalmente, harás el viaje a través de la muerte. La muerte es
    negra. La muerte es aterradora porque en ella no hay nada más que
    tú. Parece interminable porque no hay movimiento aparente. Pero si
    estás en quietud, te darás cuenta de que eres más fuerte, más libre,
    más tú mismo, más consciente que nunca de la realidad de ti mismo.
    Sabes que eres tú mismo, mientras que cuando estabas vivo nunca lo
    supiste.

      La muerte es un largo pasaje negro hacia la vida, hacia la cual
    todo lo que alguna vez vivió regresa. Si puedes hallar suficiente
    amor o conciencia en ti mismo, permanecerás consciente y te darás
    cuenta, en la medida en que vayas más y más profundo, que ya has
    estado aquí muchas veces antes. Pero si tu amor todavía no es
    suficiente como para mantenerte despierto, estarás inconsciente. Y
    cuando el viaje a través de la muerte concluya, te despertarás en un
    mundo equivalente al amor y la conciencia que eres. Te sentirás más
    en casa que nunca antes en tu vida. De cualquier manera que vayas,
    consciente o inconsciente, llegas al fin del viaje.

      Entonces te darás cuenta que el amor es lo más importante de la
    vida y que el mundo de los vivos existe sólo para la demostración de
    más amor. Verás cuán lejos está del amor y querrás decirle a todo el
    mundo lo que has descubierto. Pero eso no será posible porque tienes
    que descubrirlo, declararlo y vivirlo mientras estás vivo. Cada uno
    debe descubrir por sí mismo el secreto del amor, si no lo hace antes
    de morir, después. A nadie le puede ser dicho.

      En la medida en que amaste verdaderamente a otros sobre la Tierra
    y ellos a ti, serás capaz de llegar a ellos y de influenciarlos.
    Pero encontrarás que el mundo de los vivos es un lugar muy muerto
    para tratar de atravesar con el mensaje del amor verdadero. Sin
    embargo, según la fuerza de tu amor, seguirás intentándolo, hasta
    que un día en el tiempo de la Tierra, volverás al mundo de los vivos
    en un nuevo cuerpo físico, otra fina máquina, y pasarás tu vida en
    él, intentando recordar la poderosa lección que aprendiste al morir:
    que el amor lo es todo.

      Alégrate mientras te estás yendo. No hay muerte. ”

    Barry Long

Comments are currently closed.