¿Quiénes son los que cometen un abuso sexual?
«¿Quién es capaz de hacer una cosa semejante?»
«¡Son unos locos sin remedio!»
«!Había que pegarles un tiro!»
«Se les debería meter en la cárcel para toda la vida!»
«¡Es que tienen impulsos sexuales incontrolables!»
«¡Son unos marranos perdidos!»
«Son unos frustrados porque su mujer apenas quiere acostarse con ellos.»
Todos estos son comentarios que escuchamos o que encontramos en el internet y todos ellos son equivocados. Queremos corregir algunos prejuicios sobre los autores de abuso sexual. Son prejuicios que nos complican el trabajo con las víctimas a quienes luchamos por conseguir, a la larga, …
â?¢ … que se proteja a nuestros niños de un posible abuso sexual. Mediante campañas informativas y programas de prevención podemos sensibilizarles respecto a situaciones críticas y ofrecerles estrategias para defenderse o bien buscarse ayuda.
â?¢ …que se les ofrezcan centros de consulta y asistencia a niñas y niños afectados – también casas donde puedan alojarse.
â?¢ … que se aclare que no se trata de â??monstruosâ?, tan lejos de nosotros. En muchos casos el abuso sexual no se descubre hasta que un niño acaba siendo violado o asesinado. Debemos comprender que un abuso suele empezar mucho antes: Al principio no son más que fantasías eróticas de niñas o niños, luego se compran fotografías o películas pornográficas, más tarde se llevarán a la práctica las fantasías en el extranjero (Asia o países de Europa Oriental) y por fin esto sucederá en el propio entorno social. Se trate de una foto, de una película o de la pura realidad: el abuso sexual siempre será dañino y doloroso para un niño. Cualquier foto pornográfica que alguien mire documenta el abuso de un niño.
Hablemos ahora de los autores.
(Extracto del libro de Angela May: Nein ist nicht genug.â? Editorial Ruhnmark 1997)
¿Quiénes son los autores y como llegan a serlo?
“Existe en la opinión pública una idea muy extendida, al igual que equÃvoca, del llamado â??delincuente sexualâ?. Con frecuencia son considerados o se nos presentan poco atractivos, perversos o morbosos. Muchos creen que un abusador no es capaz de controlar sus (desmesurados) instintos sexuales, que sufre un afecto sin poder defenderse o que simplemente padece de una enfermedad psÃquica.
Esta opinión es muy contraria a investigaciones que prueban que abusadores son personas muy normales, sin diagnósticos de enfermedad psÃquica – personas que saben muy bien lo que hacen. Ya que planean sus actos violentos meticulosamente para que no se les pille a los delincuentes no se les asocia con el exito, la buena reputación o las amistades; por lo tanto parecen no existir entre los familiares o los amigos. Es por eso que una y otra vez se les tacha de â??enfermizosâ?. Estos intentos sólo muestran el deseo y la tendencia a negar “lo más horrible” y poder distanciarse de todo aquello. La idea, aún muy extendida, de que son â??malos desconocidosâ? quienes amenazan a los niños es equivocada, puesto que el mayor peligro lo constituyen precisamente las personas de gran confianza.
En los últimos años se ha hecho público que también las MUJERES cometen delitos sexuales, a veces también juntas con su pareja. Sin embargo un 90% de los delincuentes son hombres y un 10% mujeres.
Ocurra el abuso dentro de la familia o bien fuera de ella â?? el autor siempre se sirve de estrategias para ocultar los hechos. La diferencia es, sobre todo, que la vida familiar ofrece continuamente situaciones oportunas, y cuando no, resulta fácil provocarlas. Ahí puede cometer su agresión sexual, ya que el niño está sometido a su voluntad. Conociendo bien los horarios y las costumbres, le resulta fácil concretizar sus planes. Aquellos delincuentes que actuan fuera de un contexto familiar se ven obligados a utilizar estrategias mucho más complicadas para poder acercarse a la victima y establecer el contacto.
Al escoger las víctimas síguen el principio del menor riesgo de ser descubiertos. Lo que significa que abusan de los propios hijos o de niños ajenos que les parezcan poco llamativos, o social y emocionalmente descuidados, quizá tímidos, ensimismados. Estos niños, a causa de su situación tienen menos posibilidades de resistirse. Aunque también llegan a ser víctimas aquellos niños, que se consideran abiertos, amables y confiados. Sobre todo los abusadores “desconocidos” buscan el primer contacto disfrazándose de cura o de policía que pretende tener un recado importante. De tal modo buscan la confianza de los niños para, más tarde, abusar de ellos. Ayudándose de alabanzas, atenciones y de regalos consiguen la amistad del niño y adoptan, de buenas ganas, el papel paternal o consejero. Poco a poco esta “amistad” se irá convirtiendo en una relación sexual que se inicia con contactos físicos socialmente tolerados, más tarde serán caricias de mayor carácter sexual. Paso a paso el abusador va introduciendo cada vez más momentos sexuales en la relación y la niña o el niño sucesivamente se verán implicados en prácticas propiamente sexuales.”