Respaldo de material de tanatología

Gregorio de Nisa. Sobre el origen del mal.

De: irichc  (Mensaje original) Enviado: 16/06/2004 8:38

Que nadie pregunte por qué Dios, si preveía la desgracia que había de sobrevenir a la humanidad por su imprudencia, decidió sin embargo crear al hombre, a pesar de que para él sería quizá más provechoso no existir que encontrarse entre males. Esto es lo que presentan, para mantener su error, los que se han dejado llevar por engaño a las doctrinas maniqueas, y con ello intentan mostrar que el Creador de la naturaleza humana es malo. Porque, si Dios no ignora nada de cuanto que existe, y el hombre se encuentra en medio de males, ya no podrá mantenerse la doctrina de la bondad de Dios, puesto que habría traído a la vida al hombre que había de vivir entre males. En efecto, si una naturaleza buena se caracteriza absolutamente porque actúa en vistas al bien, esta vida desgraciada y caduca -dicen ellos- no podría ser referida al creador del bien, sino que debemos pensar que hay otra causa de esta vida, la cual tiende al mal por su propia naturaleza.

Todos estos argumentos y otros similares, a causa de su verosimilitud superficial, parecen tener una cierta fuerza para aquellos que están profundamente imbuídos de los engaños heréticos como manchados por un tinte imborrable. Pero los que tienen más capacidad para ver la verdad perciben claramente que se trata de argumentos viciados y que es fácil mostrar su engaño. Y a mí me parece que aquí puedo aportar al Apóstol como testigo de cargo contra ellos. En efecto, en su discurso a los de Corinto distingue la condición de las almas carnales y la de las espirituales, mostrando con sus palabras, tal y como yo lo entiendo, que no conviene juntar el bien y el mal según la sensación, sino que es necesario que la mente se aparte lejos de los fenómenos corporales y que juzgue sobre la naturaleza del bien y de su contrario por ella misma. Porque, dice, “el hombre espiritual todo lo juzga” (1Co 2,15).

A mi entender, la causa que hace que los que profesan tales cosas imaginen este tipo de doctrinas es la siguiente: definen el bien en relación al placer y al deleite corporales; y, como que la naturaleza corporal está sujeta a padecimientos y enfermedades, porque es un compuesto destinado a su disolución, y como que estos afectos producen una cierta sensación de dolor, piensan que la creación del hombre es obra de un dios malo. ¡Ojalá su mente hubiera alzado la vista un poco y, alejando el espíritu de las disposiciones voluptuosas, hubiesen estado dispuestos a contemplar sin pasión la naturaleza de la realidad! Entonces habrían reconocido que no hay ningún otro mal que no sea la malicia. Ahora bien, la malicia se caracteriza siempre como una privación del bien: ni tiene existencia por ella misma ni puede ser pensada como una substancia. En efecto, no hay ningún mal que exista por sí mismo excepto la voluntad, recibe el resto este nombre por la ausencia de bien. Ello no obstante, lo que no existe no tiene realidad propia; y lo que no tiene realidad propia no es obra de un creador que es creador de las cosas con realidad propia.

Por consiguiente, Dios queda fuera de la causalidad del mal, ya que Él es autor de lo que existe, no de lo que no existe. Él ha creado la vista, no la ceguera. Él ha producido la virtud, no la privación de virtud. Él ha propuesto a los que vivan virtuosamente, como premio a su libre elección, el don de participar de sus bienes, sin someter a la naturaleza humana por la fuerza de la necesidad al yugo de su propia voluntad y sin pretender arrastrarla por la fuerza hacia el bien como si fuera un objeto inanimado. Si, cuando la luz brilla límpidamente en un día despejado, alguien se sustrae a la visión cerrando los párpados, no podrá decir que el sol sea la causa de que no vea.

Gregorio de Nisa. Discurso catequético (o Gran catequesis).