Respaldo de material de tanatología

Platón. Sofista.

De: irichc  (Mensaje original) Enviado: 16/06/2004 8:28

EXTR.- En realidad, bienaventurado joven, estamos ante un examen extremadamente difícil, pues semejarse y parecer, sin llegar a ser, y decir algo, aunque no la verdad, son conceptos, todos ellos, que están siempre llenos de dificultades, tanto antiguamente como ahora. Pues afirmar que realmente se pueden decir y pensar falsedades, y pronunciar esto sin incurrir necesariamente en una contradicción, es, Teeteto, enormemente difícil.

TEET.- ¿Por qué?

EXTR.- Un argumento semejante se atreve a sostener que existe lo que no es, pues, de otro modo, lo falso no podría llegar a ser. Pero el gran Parménides, hijo mío, cuando nosotros éramos jóvenes, desde el principio hasta el fin testimoniaba lo siguiente, tanto en prosa como en verso:

“Que esto nunca se imponga -dice- que haya cosas que no son.
Tú, al investigar, aparta el pensamiento de este camino”.

Esto queda testimoniado por él, y el argumento mismo, una vez puesto a prueba como corresponde, lo mostrará mejor que nada. En consecuencia, esto es lo primero que debemos analizar, si no opinas lo contrario.

TEET.- En lo que a mí respecta, procede como quieras; en lo que se refiere al argumento, observa cómo avanzará mejor, ve adelante, y condúceme también a mí por el mismo camino.

EXTR.- Es necesario proceder así. Y dime: ¿nos atrevemos a pronunciar lo que no es en modo alguno?.

TEET.- ¿Cómo no?

EXTR.- Si alguno de los oyentes, sin espíritu de discusión y bromas aparte y con la debida seriedad, después de haber reflexionado, mostrara a qué debe aplicarse este nombre de “lo que no es”, ¿a qué pensaríamos que lo aplicaría, y qué presentaría a quien lo interrogara?.

TEET.- Lo que preguntas es difícil y casi completamente imposible de responder por parte de alguien como yo.

EXTR.- Pero esto, por lo menos, es evidente: lo que no es, no se aplica a las cosas que son.

TEET.- ¿Cómo sería posible?

EXTR.- Pero si no se aplica a lo que es, tampoco sería correcto que alguien propusiera aplicarlo a algo.

TEET.- ¿Cómo?

EXTR.- Para nosotros es evidente que la palabra “algo” la decimos siempre respecto de algo que es. Decirla sola, como desnuda y aislada de todo lo que es, es imposible, ¿no es así?

TEET.- Es imposible.

EXTR.- Si concuerdas con mi punto de vista, ¿no es necesario que quien dice alguna cosa, diga algo que es una cosa?

TEET.- Así es.

EXTR.- Se podría decir, pues, que “algo” es el signo correspondiente a “una cosa”, que “ambos” lo es de “dos cosas”, y que “algunos” lo es de “muchas cosas”.

TEET.- ¿Y cómo no?

EXTR.- Es totalmente necesario, entonces, según parece, que quien dice “no-algo”, no diga absolutamente nada.

TEET.- Es totalmente necesario.

EXTR.- ¿No debe acaso admitirse, entonces, lo siguiente: que, ya que quien dice algo de este modo, en realidad no dice nada, ha de afirmarse, por el contrario, que ni siquiera dice quien intenta pronunciar lo que no es?

TEET.- En esta afirmación consistiría el fin de la dificultad.

EXTR.- No alces todavía la voz, bienaventurado, pues aún quedan dificultades, y, entre ellas, la mayor y la primera, pues ella afecta al principio mismo de la cuestión.

TEET.- ¿Cómo dices? Habla y no temas.

EXTR.- Cualquier otra cosa que sea, se agrega a lo que es.

TEET.- ¿Cómo no?

EXTR.- Pero, ¿diremos que es posible agregar cualquier cosa que sea a lo que no es?

TEET.- ¿Y cómo?

EXTR.- Colocamos al número, en su conjunto, entre las cosas que son.

TEET.- Sí, si hay algo que debe colocarse como lo que es.

EXTR.- No intentemos, entonces, aplicar el número -ni la pluralidad, ni la unidad- a lo que no es.

TEET.- Según parece, y como afirma el argumento, no sería correcto intentarlo.

EXTR.- Pero, ¿de qué modo podría alguien pronunciar por medio de su boca o captar en forma absoluta con el pensamiento las cosas que no son, o lo que no es, prescindiendo del número?

TEET.- ¿Cómo? Dilo.

EXTR.- Aun cuando hablemos de cosas que no son, ¿no intentamos aplicarles la pluralidad numérica?

TEET.- ¿Qué?

EXTR.- Algo que no es, ¿no implica acaso la unidad?

TEET.- Evidentísimamente.

EXTR.- Y, no obstante, decimos que no es justo ni correcto intentar agregar lo que es, a lo que no es.

TEET.- Es la máxima verdad.

EXTR.- ¿Comprendes, entonces, que no es posible, correctamente, ni pronunciar, ni afirmar, ni pensar lo que no es -en sí y de por sí-, puesto que ello es impensable, indecible, impronunciable e informulable?.

TEET.- Así es, completamente.

EXTR.- ¿Acaso ha poco mentí cuando dije que iba a enunciar la mayor dificultad respecto del mismo?

TEET.- ¿Qué? ¿Queda aún por enunciar alguna mayor?

EXTR.- ¿Y qué, admirable amigo? ¿No piensas, sobre la base de lo que ya hemos dicho, que el no-ser coloca en dificultad a quien lo refuta, pues, apenas alguien intenta refutarlo, se ve obligado a afirmar, acerca de él, lo contrario de él mismo?

TEET.- ¿Cómo dices? Habla con mayor claridad.

EXTR.- No es en mí en quien debe buscarse mayor claridad. Pues yo, que supuse que lo que no es no debe participar de la unidad, ni de la multiplicidad, acabo de enunciarlo, no obstante, como uno, pues dije “lo” que no es. Entiendes, sin duda.

TEET.- Sí.

EXTR.- Y del mismo modo había dicho, un poco antes, que él “es” impronunciable, indecible e informulable. ¿Me sigues?

TEET.- Te sigo. ¿Cómo no habría de hacerlo?

EXTR.- Cuando intenté aplicarle el “es”, ¿no dije lo contrario de lo anterior?

TEET.- Parece.

EXTR.- ¿Y qué? Al aplicárselo, ¿no razoné como si él fuese uno?

TEET.- Sí.

EXTR.- Y también cuando dije que era informulable, indecible e impronunciable, construí el argumento alrededor de algo unitario.

TEET.- ¿Cómo no?

EXTR.- Pero decíamos que, si se quiere hablar con corrección, es necesario no definirlo ni como uno, ni como múltiple, e incluso no llamarlo en absoluto, pues esta expresión lo denotaría con la forma de la unidad.

TEET.- Completamente.

(…)

TEET.- ¿Qué podríamos decir que es una imagen, Extranjero, sino algo que ha sido elaborado como semejante a lo verdadero, y que es otra cosa por el estilo?

EXTR.- ¿Dices que esa otra cosa por el estilo es verdadera, o cómo llamas a esa otra cosa?

TEET.- No es en absoluto verdadera, sino parecida.

EXTR.- ¿Dices acaso que lo verdadero es lo que existe realmente?

TEET.- Así es.

EXTR.- ¿Y qué? Lo que no es verdadero, ¿no es acaso lo contrario de lo verdadero?

TEET.- ¿Y cómo no?

EXTR.- Dices entonces que lo que se parece es algo que no es, si afirmas que no es verdadero. Pero existe.

TEET.- ¿Cómo?

EXTR.- No de un modo verdadero, según dices.

TEET.- No, por cierto, si bien es realmente una imagen.

EXTR.- Lo que decimos que es realmente una imagen, ¿acaso no es realmente lo que no es?

TEET.- Es de temer que el no-ser esté entrelazado con el ser mediante una combinación de este tipo, lo cual es muy insólito.

EXTR.- ¿Cómo no ha de ser insólito? Al menos ves que también ahora, y gracias a este entrecruzamiento, el sofista de muchas cabezas nos obligó a admitir, a pesar nuestro, que lo que no es, en cierto modo es.

TEET.- Lo veo, y muy bien.

EXTR.- ¿Y qué? ¿Seremos capaces de determinar cuál es su técnica, poniéndonos de acuerdo nosotros mismos?

TEET.- ¿Qué es lo que temes, que hablas así?

(…)

EXTR.- ¿Me perdonarás, entonces, y, como acabas de decir, te contentarás con que nos libremos apenas débilmente de un argumento tan poderoso?

TEET.- ¿Cómo podría no hacerlo?

EXTR.- Entonces te pediré un favor aún mayor.

TEET.- ¿Cuál?

EXTR.- Que no supongas que soy capaz de cometer una especie de parricidio.

TEET.- ¿Qué?

EXTR.- En efecto; para defendernos, debemos poner a prueba el argumento del padre Parménides y obligar, a lo que no es, a que sea en cierto modo, y, recíprocamente, a lo que es, a que de cierto modo no sea.

TEET.- Es evidente que en la argumentación habrá que sostener con energía algo de esa índole.

EXTR.- ¿Cómo no será evidente, que hasta un ciego, como suele decirse, lo vería?. Pues hasta que no se refute o no se admita lo dicho, será en vano pretender hablar de discursos o de pensamientos falsos, y de imágenes, figuras, imitaciones y simulacros, así como de las técnicas que se ocupan de ellos, sin caer en el ridículo al verse uno obligado a contradecirse a sí mismo.

TEET.- Es la pura verdad.

(…)

EXTR.- Quizá sea necesario afirmar, según una argumentación correcta, que lo que es verdaderamente uno, es completamente indivisible.

TEET.- Es necesario, en efecto.

EXTR.- Pero lo que es así en virtud de la unión de muchas partes, no estará de acuerdo con este razonamiento.

TEET.- Comprendo.

EXTR.- Entonces, el todo que posee la característica de la unidad, ¿será así uno y total, o diremos que el ser no es completamente total?

TEET.- La elección que propones es difícil.

EXTR.- Dices la pura verdad. Pues aunque el ser esté afectado en cierto modo por la unidad, no parecerá ser lo mismo que lo uno, y la totalidad será mayor que la unidad.

TEET.- Sí.

EXTR.- Admitamos que el ser no sea total por el hecho de experimentar aquella característica, y que la totalidad exista; ocurrirá que el ser carecerá de sí mismo.

TEET.- Absolutamente.

EXTR.- Y según esta argumentación, al estar privado de sí mismo, el ser no será el ser.

TEET.- Así es.

(…)

EXTR.- Parecería que hay entre ellos un combate de gigantes a causa de sus disputas mutuas sobre la realidad.

TEET.- ¿Cómo?

EXTR.- Unos arrastran todo desde el cielo y lo invisible hacia la tierra, abrazando toscamente con las manos piedras y árboles. Aferrándose a estas cosas, sostienen que sólo existe lo que ofrece resistencia y cierto contacto; definen como idénticos la realidad y el cuerpo, y si alguien afirma que algo que no tiene cuerpo, existe, ellos lo desprecian por completo y no quieren escuchar ninguna otra cosa.

TEET.- Has hablado de gente terrible; también yo, en efecto, los he podido encontrar.

EXTR.- Es por ello por los que quienes se les oponen se defienden muy discretamente desde cierto lugar elevado e invisible, sosteniendo vehementemente que la verdadera realidad consiste en ciertas formas inteligibles e incorpóreas. Desmenuzando en pequeños fragmentos sus razonamientos tanto los cuerpos de aquéllos como la verdad de que ellos hablan, sostienen que eso no es la realidad, sino apenas un cierto devenir fluctuante. Entre unos y otros se lleva a cabo un combate interminable sobre estas cosas, Teeteto.

Platón. Sofista.