Respaldo de material de tanatología

Creacionismo Cientifico

De: Alias de MSNoleMEW  (Mensaje original) Enviado: 20/02/2004 12:04

¿IGUALDAD DE TIEMPO PARA EL CREACIONISMO?

Por Al Seckel y John Edwards.

Atheists United.

En 1925 John Scopes fue condenado en Dayton, Tennessee, por enseñar la teoría de la evolución en su clase de biología. -“Cuando la ciencia estaba en la infancia, la religión trató de estrangularla en la cuna” ? Robert G. Ingersoll, Freethought Magazine, septiembre de 1986.

Un movimiento cristiano fundamentalista que crece rápidamente está tratando de derrocar tanto a la ciencia moderna como a la Constitución de los Estados Unidos. Este movimiento está tratando de obligar a las escuelas públicas a enseñar el “creacionismo científico” (la historia bíblica de la Creación) como una hipótesis igualmente válida que las bien establecidas ciencias de la evolución, la biología, la geología, la astronomía y la antropología.

Los creacionistas, mediante fuerte presión política a nivel local y nacional, han obtenido el apoyo de muchos funcionarios del gobierno (incluyendo al expresidente Reagan) a favor de leyes creacionistas. Sus tácticas de presión han causado también que muchos editores de libros de texto de ciencias avanzadas reduzcan en gran manera, o alteren severamente, sus secciones de biología moderna y evolución. Sin mandato legal, algunos distritos escolares están ya utilizando filmes, cassettes y textos creacionistas en sus cursos de ciencias.

En su libro “Los Científicos Confrontan al Creacionismo” la profesora Laurie Godfrey declara: “La enseñanza del ?creacionismo científico? como ciencia en las escuelas públicas de América representa una flagrante violación del principio de separación entre iglesia y estado. Lejos de abrir los horizontes educativos a explicaciones alternativas en competencia, los creacionistas científicos construyen dicotomías artificiales que distorsionan y confunden los métodos y las funciones de la ciencia y de la religión. Moldean los ?hechos? científicos conforme a sus necesidades. Distorsionan los significados de ?hechos? y ?teoría?. Disfrazada de jerga científica, pero no informada de los desarrollos científicos de los últimos ciento cincuenta años, la argumentación de los creacionistas científicos exige una respuesta” (2, p.14).

¿Qué es el Creacionismo?

La Sociedad para la Investigación de la Creación, la organización dirigente del movimiento creacionista, requiere a sus miembros firmar un documento que especifique que ahora creen y continuarán creyendo en lo siguiente:

  1. “La Biblia es la Palabra escrita de Dios, y porque creemos que toda ella es inspirada, todas sus afirmaciones son histórica y científicamente verdaderas en todos los autógrafos originales. Para el estudioso de la naturaleza, esto significa que el relato de los orígenes en el Génesis es una presentación factual de simples verdades históricas.

  2. Todos los tipos básicos de criaturas vivientes, incluyendo al hombre, fueron hechas directamente por actos creadores de Dios durante la Semana de la Creación tal como se describe en el Génesis. Cualesquiera cambios biológicos que hayan ocurrido desde la Creación han constituido solamente cambios dentro de los tipos originales creados.

  3. El gran Diluvio descrito en el Génesis, comúnmente llamado el Diluvio de Noé, fue un acontecimiento histórico, y mundial en su extensión y en sus efectos.

  4. Finalmente, somos una organización de hombres de ciencia cristianos, que aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. El relato de la creación especial de Adán y Eva como un hombre y una mujer y su subsiguiente caída en el pecado, es la base de nuestra creencia en la necesidad de un Salvador para toda la humanidad. Por lo tanto, la salvación únicamente proviene de aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador” (4, p.86).

Adicionalmente, los creacionistas creen que la tierra y el universo observable son muy jóvenes, dentro del rango de sólo seis mil a diez mil años de edad.

¿Es Ciencia el Creacionismo Científico?

El creacionismo es una pseudociencia, un sistema de creencias que afirma tener calidad científica cuando no la tiene. Difiere de la ciencia en varias formas.

La ciencia es un sistema abierto basado en la investigación escéptica, y su recurso definitivo es la evidencia experimental. El creacionismo es un sistema cerrado basado en la fe, y su recurso definitivo es la Biblia. Esto se pone en evidencia por la exigencia de que sus miembros firmen una declaración que afirma que aceptan la Biblia como literalmente verdadera. Es difícil imaginar a los evolucionistas firmando una declaración semejante de que nunca se desviarán de los textos literales de “El Origen de las Especies” de Charles Darwin. El dogmatismo fanático simplemente no es admisible en ciencia.

Los científicos usan el razonamiento inductivo para formular leyes generales a partir de observaciones específicas. Los creacionistas basan sus creencias en la Escritura y utilizan la lógica deductiva para tratar de explicar cómo el universo debe actuar para estar conforme a la Escritura. Cuando los hallazgos científicos entran en conflicto con la interpretación creacionista de la Biblia, los creacionistas ignoran los hechos y distorsionan las teorías. En otras palabras, los creacionistas se han entrenado a sí mismos para evitar la investigación sin trabas y el escepticismo duro que son las marcas distintivas de la ciencia.

El creacionismo también difiere de la ciencia porque no es explicable en referencia a las leyes naturales. Cuando la “evidencia” a favor del creacionismo se ha sujetado a las pruebas del método científico, se la ha encontrado inválida. Los creacionistas responden que las pruebas científicas mismas son erróneas, lo cual es absurdo, considerando el éxito que la ciencia ha logrado en dominar la naturaleza. Los creacionistas, además, no han hecho nunca descubrimientos ni avances científicos radicales. Sus “trabajos” no son publicados en revistas científicas reconocidas donde serían sujetos a revisión y pruebas imparciales. La prestigiosa Academia Nacional de Ciencias estudió el creacionismo y concluyó: “Es, por lo tanto, nuestra inequívoca conclusión que el creacionismo, con sus relatos del origen de la vida por medios sobrenaturales, no es ciencia” (5, p.91).

La raíz de la controversia entre creación y evolución es el hecho de que la evolución contradice a la lectura literal del Génesis. Los creacionistas, sin embargo, no presentan el problema de esta manera. Afirman que la evolución ofende sus “sensibilidades científicas”. Esta afirmación es descabellada, si se consideran los absurdos científicos que abrazan en sus creencias creacionistas.

El tema de si el creacionismo es ciencia surgió porque los creacionistas afirman que sus ideas constituyen ciencia genuina en lugar de religión fundamentalista. Al llamar “ciencia” al creacionismo esperan evadir la ley basada en la Primera Enmienda que prohíbe la enseñanza de la religión en las escuelas públicas.

¿Qué Hay Sobre la Igualdad de Tiempos?

Una educación científica que imparte conocimientos de hechos no es una campaña política, es una experiencia de aprendizaje. La ciencia no se determina por el voto de la mayoría en las urnas, sino por los méritos de cada caso. Si permitimos que el creacionismo entre al salón de ciencias sobre la base de igualdad de tiempo, tendremos que permitir que también se enseñe cualquier otra teoría chiflada que tenga los suficientes adherentes como para iniciar un grupo de presión.

El método de los dos modelos también implica que la opinión científica informada está igualmente dividida en la cuestión de los orígenes. Enseñar que ése es el caso cuando en realidad no es así, y cuando la evidencia a favor de la evolución es claramente abrumadora, equivale a confundir deshonestamente a los estudiantes. Semejante acción es inmoral y traiciona la confianza pública. Es el colmo de la ironía que los creacionistas profesen hacer esto en interés de aumentar la moralidad en la sociedad (la evolución, en su opinión, promueve la amoralidad).

Cualquiera que defienda la “doctrina de lo justo” en la educación científica revela falta de comprensión de lo que es la ciencia. La ciencia no trabaja en base a lo “justo” sino en base al mérito. Con la rápida expansión del conocimiento científico, es sencillamente ineficiente malgastar tiempo y recursos en teorías erróneas que los científicos no toman en serio. La Academia Nacional de Ciencias advirtió: “Incorporar la enseñanza de tales doctrinas (del creacionismo) al programa de ciencias sofoca el desarrollo de patrones de pensamiento crítico en la mente en desarrollo, y pone en serio peligro los intereses de la educación pública. Esto podría eventualmente entorpecer el avance de la ciencia y de la tecnología cuando los estudiantes ocupen sus lugares como dirigentes de las generaciones futuras” (5, p.26).

¿Es legal?

Enseñar el creacionismo en nuestras escuelas públicas implicaría un enredo excesivo del gobierno con la religión. ¿Cómo evitarían los maestros las referencias religiosas? ¿Cómo va a responder el maestro a las preguntas sobre la creación sobrenatural o explicar la ocurrencia de un diluvio mundial, etc.? La respuesta creacionista es obvia porque su única fuente de información se halla en textos bíblicos, no científicos.

Sin un Dios y un marco religioso, el creacionismo es simplemente una variedad de afirmaciones contradichas por todas las evidencias disponibles. Con Dios y referencias a la Biblia, es religioso y por lo tanto constitucionalmente impedido de enseñarse en las escuelas públicas.

La religión, incluyendo varias historias creacionistas, debería enseñarse solamente en un adecuado contexto propio y no ser mal clasificada como “ciencia” ni ser introducida a la fuerza en el programa de ciencias de las escuelas públicas.

¿Qué Debemos Hacer?

Ya es hora de tomar en serio a los creacionistas como una fuerza política peligrosa. Esto significa que ya es tiempo de educarnos en cómo combatirlos, sin disculpas. Debemos informar a nuestros hombres y mujeres del Congreso y a los educadores con influencia que la enseñanza del creacionismo simplemente no es aceptable en los programas científicos de nuestras escuelas públicas.

Referencias y Lecturas Selectas:

  1. Futuyama, Douglas. “La Ciencia a Juicio. El Caso a favor de la Evolución”. Nueva York, Pantheon Books, 1983.

  2. Godfrey, Laurie (editora). “Los Científicos Confrontan al Creacionismo”. Nueva York, W.W. Norton & Co., 1983.

  3. Kitcher, Phillip. “Abusando de la Ciencia: el Caso Contra el Creacionismo”. Boston, M.I.T. Press, 1983.

  4. La Follette, Marcel (editor). “Creacionismo, Ciencia y la Ley. El Caso de Arkansas”. Boston, M.I.T. Press, 1983.

  5. Academia Nacional de Ciencias, “Ciencia y Creacionismo”. National Academy Press, Washington D.C., 1984.

  6. Ruse, Michael, “Defensa del Darwinismo. Una Guía a las Controversias Evolucionistas”. Londres, Addison-Wesley, 1982.

Este documento puede ser reproducido y copiado libremente siempre que no sea alterado de ninguna forma. Derechos Reservados 1983, John Edwards y Al Seckel.


One thought on

  1. De: Alias de MSNrocaza20  (Mensaje original) Enviado: 05/10/2008 16:37

    Es muy útil conocer las estrategias de los creacionistas cuando se presentan como pseudocientíficos. Hoy día, no es necesario asistir a sus lugares de reunión (iglesias fundamentalistas) para recibir una dosis de pseudociencia pues ellos gustosamente van casa por casa ofreciendo su tontería y sus libros, tales como En busca de los Orígenes de Ariel A. Roth o ¿Surgió la vida por creación o evolución? de los Testigos de Jehová. En verdad hay gran cantidad de argumentos falaces pero se pueden agrupar fácilmente en seis categorías. Por motivo de espacio sólo se presentará un ejemplo para cada caso:

    1. Apelar a las emociones humanas

    Apelar a sentimientos chauvinistas y antropocéntricos para que la gente no reconozca que estamos emparentados con los grandes simios.
    En esta categoría caen las típicas exclamaciones creacionistas: “¿Cómo podría yo estar emparentado con un chimpancé?” Tales exclamaciones dejan ver que para él las cosas son cuestiones más de fe que de evidencias. La respuesta más objetiva que pudiésemos darle a un creacionista es que los humanos y los chimpancés compartimos un 99.6% de nuestro material genético, lo que atestigua la existencia de un antepasado común. Si tenemos dos personas A y B las cuales son hermanos, y estos a su vez tienen un primo en segundo grado, C. Podríamos esperar que A y B presenten un parecido genético mayor, pues comparten un antepasado común más próximo que el que comparten a su vez A, B y C. De la misma manera ocurre con todas las especies: Los humanos tenemos más genes en común con los chimpancés que con los lémures, porque el antepasado común de chimpancés y humanos vivió más recientemente que el antepasado común de humanos, chimpancés y lémures. Mientras más reciente sea la separación de dos especies desde un antepasado común, mayor será su parecido genético así como el parecido anatómico y fisiológico. Comparando las secuencias de ADN podemos afirmar el origen común de todos los organismos de la Tierra. El ADN no miente; cuando existe una relación filogenética, la evidencia se encuentra en el material genético. Por este motivo no es exagerado afirmar que los creacionistas llevan en sus genes la evidencia de lo que sus dogmas no les deja aceptar.

    2. Apelar a la incredulidad personal

    Por “puro azar” no pudo formarse una molécula biológicamente reconocible.
    Los creacionistas arrojan dudas sobre la Teoría evolutiva y sobre las explicaciones científicas acerca del origen de la vida. Para esto se valen de argumentos falsos y verdades a medias o mal comprendidas. Un ejemplo de esto lo constituye la afirmación de Pierre Lecompte dü Noüy, dada en 1947, sobre la improbabilidad matemática de la aparición de la vida a partir de materia no orgánica. El señor Lecompte dü Noüy afirmó que inicialmente, la vida no pudo originarse de materia no viva porque esto violaba las leyes de la probabilidad y que del “puro azar” no pudo haberse formado ninguna “molécula reconocible”. Al escuchar esto, los creacionistas “echaron la casa por la ventana” sin detenerse a examinar este argumento de manera más cuidadosa. Lo importante era que les servia. Punto. El error de Lecompte dü Noüy consistió en olvidar que existen reglas que determinan la forma en que los elementos se combinan, de esta manera las posibilidades dejan de ser infinitamente enormes para ceñirse a un número más probable. Por ejemplo, una de las leyes que Lecompte dü Noüy olvidó a la hora de hacer sus cálculos, fue la ley del octeto, que dice que los elementos representativos (subgrupos A de la tabla periódica) tienen tendencia perder, ganar o compartir electrones, de modo que su nivel más externo quede con 8 electrones (con excepción del helio) y alcanzar así una configuración electrónica más estable. Así se podrían seguir mencionando otros más (no lo hago por motivos de espacio). Los bioquímicos Stanley Miller, Harold Urey y Ciril Ponnamperuma demostraron que a partir de metano, agua, ácido sulfhídrico e hidrógeno se podían formar compuestos orgánicos similares a los necesarios para la vida (aminoácidos, cadenas cortas de proteínas y sustancias relacionadas con los ácidos nucleicos) usando descargas eléctricas y radiación ultravioleta como fuente externa de energía.

    3. Distorsionar principios científicos

    La teoría evolutiva viola la segunda ley de la termodinámica.
    A muchos creacionistas se les llena la boca mencionando frente a sus auditorios principios científicos que no comprenden y que según ellos demuestran la imposibilidad de la evolución. El más conocido es el de afirmar que “la evolución viola la segunda ley de la termodinámica” ¿Pero en que consiste esta ley? En todo proceso termodinámico, una parte de la energía se transforma en energía térmica no utilizable. Otra forma de establecer esto consiste en afirmar que en todo intercambio energético en sistemas cerrados, la Entropía del sistema nunca disminuye. Se puede entender de forma muy burda el concepto de entropía como una especie de medida del “desorden” del sistema.
    Los creacionistas afirman que puesto que la evolución implica con el tiempo un aumento en la complejidad de los vivientes, la evolución viola la segunda ley de la termodinámica porque los seres vivos aumentan su complejidad a medida que pasan las eras geológicas, lo que en la mente de los creacionistas pareciera violar la tendencia al aumento de la entropía. El gran problema es la forma en que los pastores abuzan de la ignorancia ocultan a su borregos. El sistema tiene que estar aislado. La ley claramente dice: “cuando en el sistema no entra ni sale energía”; es decir si se trata de un sistema abierto, se puede disminuir la entropía local aumentándola en otra parte. En nuestro caso, la Tierra con sus especies vivas y sus nichos ecológicos no es un sistema aislado. Constantemente está llegando a la Tierra energía utilizable desde nuestra estrella, el Sol.
    La emisión de energía por parte del sol hace que aumente su entropía (su desorden), tal como lo predice la segunda ley. De esta forma, aunque en la tierra los sistemas biológicos puedan estar disminuyendo localmente su entropía, el sistema total Tierra+Sol, la entropía aumenta. Llegará un momento en el futuro en el cual el sistema llegue a su máximo de entropía cuando el Sol se apague y todos los seres vivos en la tierra mueran.

    4. Citar científicos fuera de contexto y tergiversarlos

    El paleontólogo Stephen Jay Gould dijo que nuevas especies pueden formarse “rápidamente”; por lo tanto, los científicos ya no están de acuerdo con la evolución en largos períodos de años”.
    Esta táctica es quizás la más frecuente en las publicaciones creacionistas. Cuando los científicos Stephen Jay Gould y Niles Eldredge propusieron en 1972 el modelo de los equilibrios puntados, muchas publicaciones creacionistas tergiversaron lo expuesto.
    El modelo de los equilibrios puntuados dice que “las estirpes cambian poco durante la mayor parte de su historia, pero ocasionalmente esta tranquilidad se ve puntuada por rápidos procesos de especiación”. Los creacionistas tergiversaron la expresión “rápidos procesos de especiación” para decir que dentro de la comunidad científica existían personas como Gould, que favorecían una interpretación más acorde al relato del génesis. Realmente esta interpretación estaba por fuera de contexto. La expresión “rápidamente” está dada en el tiempo geológico, por lo que se refiere de unos miles a unos pocos millones de años, en ningún momento el paleontólogo gringo dijo que las especies actuales han surgido todas de 6 mil años en adelante.
    Se pueden encontrar muchísimas ejemplos de manipulación mal intencionada de la información científica debido a la “Deshonestidad de los pastores creacionista para manipular a su borregos ”

    5. Inventar argumentos falsos

    La secuencia de aminoácidos de las proteínas de los humanos es iguales tanto a las de los chimpancés como a la de los sapos, por lo que no se deben invocar relaciones de parentesco del hombre con los grandes simios.
    El Instituto para la Investigación de la Creación (Institute for Creation Research), organización financiada por la Iglesia Bautista, es presidido por el bioquímico Duane Gish, el cual es protagonista de la siguiente historia.
    En julio de 1983 se presentó en los Estados Unidos un programa televisivo sobre la controversia Evolución/Creación, al cual asistió el bioquímico Russell Doolittle como su contrincante. Doolittle argumentó que una evidencia que apoya la existencia de una antepasado común entre humanos y chimpancés era la gran similitud entre las secuencias de proteínas de estas especies; en muchos casos las secuencias son idénticas, en otros casos hay una diferencia de uno o dos aminoácidos de los miles que conforman una sola proteína. Frente a esta declaración, el creacionista Gish respondió, que en realidad eso de las secuencias de proteínas no probaba nada, pues las secuencias de aminoácidos de las proteínas humanas pueden ser iguales a las de un pollo o un sapo y por lo tanto podría ser pariente cercano de estos animales. Esta declaración la hizo delante de las cámaras y muchas personas sin instrucción le creyeron, los creacionistas celebraron con júbilo la respuesta, pero ¿a cuáles proteínas en particular se estaba refiriendo Gish? y lo más importante ¿en qué evidencias se basó para decir eso? Después de terminado el programa, varios científicos escribieron a Gish pidiéndole que les dejara ver las secuencias de proteínas de pollo y sapo que eran idénticas a las humanas, pero el señor Gish nunca respondió. Como el lector se podrá imaginar, el argumento de las proteínas de sapo similares a las humanas fue una mentira inventada para salir del paso a la “encerrona” que le proporcionó Doolittle al creacionista.

    6. Desacreditar los fósiles transicionales importantes

    Archaeopterix lithographica, el famoso fósil “icono” de la evolución, es tan solo una ave más.
    Esta es una táctica corriente en todos los círculos creacionistas. Como no pueden aceptar ninguna evidencia fósil de evolución entre especies o entre linajes de organismos, rechazan los fósiles transicionales colocándolos en una de las dos categorías involucradas; para respaldar su elección, resaltan en el fósil las características que lo unen con la clasificación que eligieron y ocultan las que lo unen al otro grupo y que demuestran la transición. Por ejemplo, el Archaeopteryx lithographica es un fósil transicional cuya estructura ósea es prácticamente igual a la de un dinosaurio pequeño, sólo que poseía plumas en sus brazos y podía volar. Como tenía plumas, los creacionistas dicen que era sólo un ave y ocultan las características de dinosaurio que incluyen dientes, cola reptiliana, dedos en las alas, costillas gástricas (gastralia), etc.
    Los creacionistas siguen utilizando sofismas y argumentos falsos para sostener y propagar su creencia religiosa en una inerrancia literal de la biblia. Los creyentes siguen apoyando económicamente sus causas y el adoctrinamiento resultante les seguirá impidiendo analizar críticamente las mentiras que apoyan. Hace falta un esfuerzo concertado para educar científicamente y así eliminar los errores que propagan y desenmascarar su asolapada mentira.

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