1. Metafísica tradicional (De Aristóteles a Sto. Tomás)
Aristóteles desarrolló todo un sistema metafísico. Metafisica y filosofía primera es lo mismo. La metafísica llega a los primeros principios partiendo del conocimiento empírico de la físis. La metafisica aristotélica tenía la pretensión de conceder el ser en tanto que ser, es decir, sin ninguna determinación particular. Entonces se podía explicar todo ente determinado y concreto a partir del ser en sí mismo. Esto implica que la metafísica es la primera de las ciencias, la que da sentido a todas las demás. Es ésta una interpretación optimista de las posibilidades del conocimiento, porque entonces no conocemos sólo lo que es dado empíricamente, sino el ser mismo que explica toda la realidad empírica. El conocimiento entonces es episteme. De esta manera obtenemos certeza absoluta respecto de los primeros principios. El primer principio siempre es evidente, Entonces la metafisica es la auténtica ciencia. Su conocimiento es universal y necesario. Conocemos realmente una cosa por sus causas. Conociendo el ser empírico llegarnos a su causa última. Esta metafísica nos lleva a Dios. Dios es el ser inmóvil que es la causa final de toda realidad. Como que todo tiende a su propio fin, que es su perfección y Dios es el supremo bien, todo tiende a Dios. Ahora que es su perfección y Dios es el supremo bien, todo tiende a Dios. Ahora bien, este Dios no es religioso. No es providente, no es persona (aunque algunos dicen que sí), no tiene conocimiento del mundo, etc. Dios es noesis noeseos, sólo se puede pensar a sí mismo porque si tuviese como objeto de su pensamiento propio algo más imperfecto que Él, entonces se vería afectado Él mismo por la imperfección. Las cosas del mundo aman a Dios porque ven en Él su propia perfección. En este sentido podemos decir que Aristóteles no tiene una teología, a menos que llamemos teología a su metafísica que le lleva a explicarlo todo desde el Primum Movens.
La metafísica aristotélica supone una determinada concepción del hombre y esto tiene determinadas consecuencias éticas y políticas. Igual que podemos conocer la naturaleza de las cosas podemos también conocer la naturaleza humana. A partir de este conocimiento podemos elaborar una ética que se fundamenta en la felicidad humana. La felicidad humana consiste en realizar la esencia humana o, mejor dicho, en realizar el fin propio del hombre. La ética tiene, pues, un fundamento metafisico. Ahora bien, como que la realidad humana se caracteriza por la singularidad se hace necesaria la virtud de la prudencia que no es científica porque no trata sobre el conocimiento universal y necesario. La prudencia consiste en la deliberación correcta sobre diversas alternativas. Entonces la metafísica aristotélica fundamenta una ética sin excluir la realidad contingente. Esto trasladado a la política significa que lo que es propio de la política es realizar el bien ético. El político es el hombre prudente que sabe orientar la praxis a la realización del bien. La política es, pues, ética. De esta manera podemos ver la importancia práctica de la metafísica
Después de Aristóteles no se siguió la misma línea de pensamiento, aparte de los peripatéticos. Los epicúreos y los escépticos rechazaron la pretensión de conocimiento sistemático y global de Aristóteles. Éstos y los estoicos trasladaron la ética de la realidad social a la realidad individual.
Cuando llegó el pensamiento cristiano en principio se consideró que el pensamiento más adecuado era el platónico. Así, San Agustín adaptó el pensamiento platónico a la fe cristiana. Incluso se decía que los platónicos estaban a un paso de la fe cristiana. El platonismo consiste en la negación de la realidad de este mundo y la afirmación de que sólo son reales las Ideas. Estas tienen las características del ser: inmutabilidad, perfección, eternidad, etc. Estas subsisten en sí mismas y son el fundamento de toda realidad contingente. Dicho de esta manera sin más esto es incompatible con la fe cristiana. Lo que hace San Agustín para evitar este problema es decir que las Ideas no subsisten en sí mismas, sino sólo en la mente de DIOS. Esta metafísica platónica cristianizada implica que el fundamento ético es trascendente al hombre. El Bien Supremo está fuera de la realidad humana y, por esto, toda norma ética válida tiene su fundamento fuera de la realidad humana. Políticamente el resultado es el mismo, porque la concepción platónica coincide con la aristotélica en que la política es ética. Entonces la política tiene también un fundamento trascendente.
Más adelante fueron los árabes los que descubrieron a Aristóteles y gracias a éstos se introdujo el pensamiento aristotélico en el Occidente cristiano. Pero la interpretación que hicieron de Aristóteles no era sólo incompatible con la fe cristiana, sino también con toda religión. La inmortalidad era colectiva y no personal, el mundo se explica únicamente desde la metafísica racional sin necesidad de la fe, la verdad metafisica es superior a la de la fe, etc. Esto era el averroísmo. Esta actitud les llevó a la teoría de la doble verdad para no negar totalmente la fe religiosa. A pesar de esta interpretación de Aristóteles Santo Tomás de Aquino hizo una nueva interpretación que sí que lo hacía compatible con la fe cristiana. Santo Tomás desarrolló la metafísica aristotélica y llegó a Dios como Primum Movens, pero evidentemente sin negar que Dios sea personal. La metafísica aristotélica es ,válida, sólo le falta el referente trascendente del hombre. El Dios aristotélico, aunque coincide ontológicamente con el Dios cristiano, no puede dar la felicidad al hombre, porque no tiene ninguna relación con él. La metafísica desde la perspectiva tomista se convierte en una buena aliada de la religión.
A partir de Santo Tomás el pensamiento se acerca cada vez más a la modernidad. Se separa la metafisica y la teología. Cosas tan importantes como la inmortalidad del alma quedan exclusivamente como contenidos de fe sin posibilidad de fundamento metafísico El nominalismo constituye ya en el siglo xiv un precedente del empirismo moderno porque niega la realidad de los universales. Se tiende a un fideísmo que será muy fuerte en el protestantismo. Lutero en una de sus 95 tesis negó la validez del pensamiento aristotélico. Todo apuntaba en la dirección o bien de un fideísmo o bien de una metafísica racionalista.
2. Metafísica moderna (De Descartes a Kant)
La modernidad es la consecuencia de la Revolución Científica, de la Reforma Protestante y del Descubrimiento de América en el plano económico, social y político. La Revolución Científica rompe con la física aristotélica y también con la metafisica de Aristóteles. El mundo sublunar y supralunar se unifican; el movimiento se explica por la inercia y no por el impulso de un cuerpo sobre otro; el silogismo no sirve para explicar la naturaleza, sino los datos empíricos; la naturaleza no se entiende en términos fisicos, sino en términos matemáticos, etc. En este contexto filosófico y científico surge el pensamiento de Descartes.
Descartes pretendía partir de cero y de alguna manera lo consiguió. Establece una metafísica racionalista por la cual se pone todo en duda para llegar a la conclusión de que lo único cierto es lo que el yo piensa, no lo que se me da a los sentidos. Esto es un idealismo, porque hay que partir del yo para comprender el mundo. Esta metafisica es al revés de la tradicional. Ya no hay confianza en que lo que se me da a los sentidos sea realmente cognoscitivo, sino que son las ideas claras y distintas las que dan la certeza del conocimiento. Hay un predominio del sujeto sobre el objeto. La verdad ya no puede ser la adequatio a la cosa, porque ni siquiera es posible conocer la cosa como tal. Esta metafisica no niega a Dios. Lo que pasa es que llega a Dios por un camino diferente. Si todo se conoce desde el yo, entonces la única seguridad de que no esté engañado es que haya un Dios bueno que le permite conocer el mundo tal como es.
Esta metafísica racionalista se continua desarrollando en Spinoza. Ésta llega también a Dios, pero este Dios es ya panteísta y absolutamente inconciliable con el Dios religioso. Spinoza afirma: “Natura sive Deus”, con lo que quiere identificar Dios con la Naturaleza. Dios no es otra cosa que la sustancia única del mundo. Es la auténtica realidad, lo que es universal y necesario, es decir, no tiene ningún accidente contingente. Las características del ser en Spinoza son unívocas, con lo que destruye la analogía aristotélica y tomista. Esta es la consecuencia de que Dios no sea trascendente. No hay el Ser y el ser por participación, únicamente hay la sustancia única (Dios) y accidentes. Las consecuencias éticas y políticas de la metafísica racionalista de Spinoza son mucho más ateas que las de Descartes. En éste todavía había lugar para el Dios religioso. En la ética Descartes opta por una ética provisional, pero que esté de acuerdo con la ética establecida aunque no tenga un fundamento científico. Esto mismo vale para la política. En Spinoza la ética se deriva de su concepción de la sustancia única. No hay más derecho que el que se deriva de la propia fuerza. La sustancia única tiene la fuerza absoluta y, por tanto, le corresponde el derecho absoluto. Se ha de hacer todo lo que se puede llegar a hacer, sin negar el derecho del otro que es el que se deriva de su propia fuerza. En la política sucede lo mismo. Un Estado es legítimo mientras tiene capacidad para mantenerse como tal. Pero el rebelde que es más fuerte que el Estado si se rebela y triunfa por esto mismo se convierte en el Estado legítimo. Esto se acerca mucho a una concepción positivista, pero todavía es metafísica porque no se limita al hecho positivo y deriva la acción práctica de una metafísica.
En Kant la metafísica queda limitada a las costumbres. Propiamente no hay metafísica en la razón teórica porque no es posible el conocimiento de la cosa en sí y porque no es posible llegar al conocimiento de la realidad incondicionada. La realidad de la naturaleza fisica se rige por leyes fisicas necesarias. El conocimiento es a priori porque es el mismo sujeto el que pone las condiciones de toda experiencia posible. En todo caso ésta es una metafísica menos metafísica todavía que la de Spinoza y Descartes, porque éstos sí que llegan a la realidad incondicionada. A pesar de Esto Kant es totalmente metafísico en la razón práctica. En la razón práctica al contrario que en la razón teórica es necesario llegar al conocimiento incondicionado, al noúmeno. Esto es una necesidad ética porque si no no se podría hablar de imperativo categórico. El reino de la libertad exige saber qué es lo incondicionalmente válido, ya que si no no habría razones para seguir determinadas normas éticas. Además el hombre en tanto que libre no puede actuar por normas condicionadas externamente a él. Esto es lo que sucede con el imperativo hipotético que es válido para el mundo fisico y no tiene validez ética. Entonces podemos ver la gran diferencia de la metafísica kantiana respecto de la metafísica tradicional en que no se pueden seguir consecuencias prácticas de los enunciados teóricos. La explicación del mundo no sirve para orientarnos éticamente. En la política se trata de seguir el imperativo categórico con lo cual el político no tiene el margen que tenía el político aristotélico porque no puede aplicar la virtud de la prudencia. El pensamiento de Kant se acerca ya mucho al positivismo, al menos en la concepción científica del mundo. El conocimiento de la naturaleza física se limita en Kant a un conocimiento empírico-matemático. Más que ser lo que hay son leyes o regularidades fisicas que se nos presentan fenoménicamente y nada más.
http://www.hemerodigital.unam.mx/ANUIES/lasalle/logos/73/sec_8.htm