Respaldo de material de tanatología

Materialismo

Materialismo

    Partamos de algunas evidencias: los físicos aún no están seguros de qué es la materia, y por tanto no son capaces de ofrecer por el momento una definición segura de la misma. Los filósofos no están mejor: Según cuál sea el opuesto de materia, así será su ontología (su ser) y su fenomenología (su apariencia). Así que tampoco están seguros del terreno que pisan. Sobre esta incierta base se han ido ofreciendo explicaciones del mundo y de la historia, englobadas todas ellas bajo el epígrafe de materialismo. Según sus distintas formulaciones se ha identificado con el mecanicismo en su vertiente especulativa (en eso anduvo Descartes), y con el hedonismo, el ateísmo y la negación de la conciencia en sus aplicaciones prácticas. El lenguaje coloquial ha sintetizado a la perfección el sentido ético del materialismo: cuándo decimos de alguien que es un materialista (¡siempre con el artículo indeterminado!), Sabemos muy bien lo que nos decimos: que sólo le mueve el interés, que no está dispuesto a atender a nada ni a nadie como no sea por dinero o por sacar ventaja. El materialista prescinde en sus actuaciones de los principios y de los sentimientos. Pasando al terreno doctrinal, es evidente que el materialismo como corriente filosófica formal se venía fraguando desde Hobbes (1588-1679) en Inglaterra, y Descartes (1596-1650) en Francia; El empirismo se enfrentaba al racionalismo y a él se apuntaron con entusiasmo la ilustración y el enciclopedismo, con los que se preparó el terreno doctrinal a la revolución francesa. Pero cuando llegó a su máximo nivel doctrinal y práctico fue en la revolución rusa, ya en el siglo XX. A sus fundamentos doctrinales se les llamó el materialismo histórico y el materialismo dialéctico. Marx y Engels fueron los principales elaboradores y divulgadores de estas doctrinas. De lo que se trataba era de redefinir al hombre (no sólo su presente, sino también su pasado) prescindiendo totalmente de las fuerzas anímicas, espirituales, religiosas, éticas, etc. que formaban parte hasta entonces de toda definición o descripción del hombre. Se trataba de presentar al hombre de siempre sin Dios o sin dioses, sin espíritu, sin conciencia y sin alma, pasando por alto como si no hubiesen existido las inmensas movidas en pos de su ilusión de inmortalidad (de eso nos quedan todos los ritos y monumentos funerarios, ¡casi nada!). El materialismo histórico pretendió dar una explicación exclusivamente economicista de la antropología y de la historia (obviamente demasiados fenómenos humanos sólo encajaban a calzador). No deja de ser sintomático que al tiempo que negaba el espíritu individual afirmaba con gran entusiasmo el colectivo: Engels en forma de espíritu absoluto, gran motor de la historia; Marx afirmaba ese mismo espíritu como emanación de la naturaleza en forma de espíritu nacional (¡resultante del nacimiento!) Como única concesión al espiritualismo casi animista de su materialismo total. No deja de ser sorprendente que habiendo gozado el marxismo del monopolio de la verdad y la razón en sus enormes áreas de influencia, hayan prosperado en muchas de esas áreas, incluida la filosofía, el materialismo como algo negativo (es que efectivamente ha funcionado más como negador del espíritu que como afirmador de la materia), y haya calado en el lenguaje popular como una acusación el apelativo de materialista. Así como toda la Iglesia desea tener en cuenta la llamada del Espíritu, los comunicadores cristianos tienen “una tarea, una vocación profética: clamar contra los falsos dioses e ídolos de nuestro tiempo ? el materialismo, el hedonismo, el consumismo, el nacionalismo extremo…” (Ética en las Comunicaciones Sociales, 31). Por encima de todo, ellos tienen el deber y privilegio de proclamar la verdad ? la gloriosa verdad sobre la vida humana y el destino humano revelado en la Palabra hecha carne. Los católicos comprometidos en el mundo de las comunicaciones sociales pueden predicar desde los terrados la verdad de Jesús con mucho más valor y alegría, de forma que todos los hombres y mujeres puedan oír hablar sobre el amor que es el corazón de la auto- comunicación de Dios en Jesucristo, que es el mismo hoy que ayer y será el mismo siempre (cfr. Heb 13:8). Para el materialismo no sólo lo real es material, sino que la causa de todas las cosas de la naturaleza y del “alma” humana se explican exclusivamente a partir de la materia y los movimiento de esa materia en el espacio.

    El término materialismo designa a toda aquella doctrina que trata de explicar el mundo y la totalidad de lo real fundamentándose en la idea de materia.
    Materialista es toda aquella doctrina que afirma que la única causa de las cosas es la materia.

    El materialismo metafísico.- afirma que no existe más substancia que la materia. El materialismo metódico.- método para analizar cómo se genera algo a partir de sus componentes materiales El materialismo práctico o moral.- dice que lo que le traerá felicidad al hombre se obtiene a través de bienes materiales. Como prácticas que tienen como el placer e incluso la riqueza. El materialismo psicofísico.- afirma que cualquier actividad espiritual depende de una causa material.

   

Texto sacado de la pagina http://es.wikipedia.org/wiki/Materialismo