Respaldo de material de tanatología

DERECHOS DEL NIÑO CON ENFERMEDAD TERMINAL

Dra. Lisbeth Quesada
Tengo derecho a ser visualizado y concebido como sujeto de derecho, y no propiedad de mis padres, médicos o de la sociedad.
Tengo derecho a que se tome mi opinión en cuenta a la hora de tomar decisiones, ya que soy yo quién está enfermo.
Tengo derecho a llorar.
Tengo derecho a no estar solo (a).
Tengo derecho a fabricar fantasías.
Tengo derecho a jugar, porque aún muriéndome sigo siendo niño (a) o a comportarme como un adolescente.
Tengo derecho a que se me controle el dolor desde mi primer día de vida.
Tengo derecho a la verdad de mi condición. Que se me responda con honradez y veracidad a mis preguntas.
Tengo derecho a que se me contemplen mis necesidades en forma integral.
Tengo derecho a una muerte digna, rodeado (a) de mis seres queridos y de mis objetos más amados.
Tengo derecho a morirme en mi casa y no en un hospital, si así lo deseo.
Tengo derecho a sentir y expresar mis miedos.
Tengo derecho a que se me ayude a mí y a mis padres, a elaborar mi muerte.
Tengo derecho a sentir cólera, ira y frustración por mi enfermedad.
Tengo derecho a negarme a seguir recibiendo tratamiento cuando no exista cura para mi enfermedad, pero sí calidad de vida.
Tengo derecho a los cuidados paliativos si así lo deseo.
Tengo derecho a ser sedado a la hora de enfrentar mi muerte si así lo deseo.
Tengo derecho a no tener dolor a la hora en que se efectúen procedimientos de diagnóstico y de tratamiento de mi enfermedad.
Tengo derecho a que mis padres comprendan que aunque los amo mucho, voy a nacer a una nueva vida.

DIEZ PRINCIPIOS PARA AYUDAR A UNA PERSONA QUE ESTÁ DE DUELO

Dra. Lisbeth Quesada
1. Aléjese de las frases triviales que son tan insulsas: “Todos tenemos que morirnos algún día”, “Las cosas van a mejorar. Ya verás”, “Todavía sos muy joven y podés tener otro hijo”.
Simplemente no se comparan tragedias nunca.
2. No apresure el duelo; el proceso de duelo requiere tiempo.
3. Permanezca en forma accesible para soporte y ayuda, sobre todo: a las seis semanas, a los tres meses. Los días feriados y los aniversarios.
4. Esté presto a revelar sus propios sentimientos: el mismo Jesús sollozó; de esta forma el doliente podrá ver que:
No nos da vergüenza expresar nuestros sentimientos.
No hemos quedado incapacitados permanentemente después de perder a un ser querido.
5. Aprenda a reconocer el comportamiento normal de una persona en duelo: alucinaciones, pesadillas, silencio y quietud en medio de una multitud. Amanece uno despierto, o le dan las tres de la mañana y no puede conciliar el sueño, y otros síntomas de la depresión.
6. Ayude a actualizar “la pérdida” permitiendo que le cuenten la historia, una y otra vez, y otra vez, las que sean necesarias; dónde, cómo, por qué, quién. Es normal que nos cansemos de oír el mismo cuento todo el tiempo pero ayudamos al doliente a realizar, interiorizar la pérdida del ser querido a través de esta expresión, siempre y cuando el doliente desee hablar de esta experiencia.
7. Ayude a identificar sentimientos escondidos de ira, cólera, culpa, que por lo general la persona no se permite sentir en forma consciente, pero que están allí y perturban. Deben exteriorizarse, salir a la luz si se desea perturban. Deben exteriorizarse, salir a la luz si se desea restaurar la salud espiritual y emocional de la persona.
8. Todos los seres humanos reaccionamos en forma diferente frente a una misma experiencia. No espere reacciones idénticas en las personas. Cada persona tiene su forma particular de expresar el dolor, la tristeza, el duelo por la muerte de un ser querido.
9. Ayude a restaurar la confianza en sí mismo: al hacer decisiones, aprendiendo cosas nuevas, a manejar los problemas de todos los días.
10. Ayude a la persona doliente a establecer nuevas relaciones con otras personas. Muchas veces se ha estado tan alejado de las relaciones sociales que se tiende a ser muy introvertido. Como que se le olvida a uno hasta de qué hablar. Ayude a explorar el lado positivo de crear nuevas amistades.

CONFRONTAR A UN NIÑO CUANDO FALLECE UN SER QUERIDO

Para comprender cómo los niños perciben la muerte, se pueden considerar
los siguientes puntos:

? El niño posee una capacidad inmadura de raciocinio. Puesto que su comprensión se relaciona con su grado de desarrollo, es posible, que no entienda la muerte o sus implicaciones. Por ejemplo un preescolar identifica la muerte con sueño y separación, no con finalidad e irreversibilidad; un adolescente por otra parte, puede entender la muerte pero no ser capaz de imaginar que le suceda a él.

? Lo que debe explicarse a un niño sobre la muerte depende de su grado de desarrollo. Una forma útil de calibrar dicho grado es animarle a formular preguntas: Únicamente solicitará el volumen de información que pueda comprender. Cuando responda a sus preguntas sea directo y utilice términos inteligibles para él. Con el tiempo, a medida que alcance nuevos grados de desarrollo, puede plantear otras preguntas sobre la muerte.

? Los niños se conduelen de manera intermitente. Dado que no tienen la capacidad de tolerar un dolor intenso durante periodos prolongados, pueden pasar repentinamente del llanto al juego y la risa. Más tarde pueden mencionar la muerte como un suceso aparentemente trivial. Este es un comportamiento de autoprotección que permite al niño condolerse tanto y durante tanto tiempo como sea necesario, incluso durante años.

? Los niños asumen las cosas literalmente.  Para suavizar el impacto de la muerte, los adultos a menudo hablan de una manera figurada, pero los términos precisos pueden confundir al niño.  Por ejemplo cuando un niño oye que se ha ?perdido? a un familiar, su respuesta natural es buscar a esa persona.  Si le dicen que su abuela se ha ido al cielo, porque era muy buena, puede llegar a la conclusión de que ser bueno separa a las personas de sus seres queridos.  Incluso puede modificar su conducta para evitar el mismo destino.

? Puesto que los niños carecen de experiencia con la muerte, no tienen palabras para describir sus sentimientos.  Una experiencia y un vocabulario limitados pueden hacer que el niño exteriorice confusión, miedo o ansiedad en vez de hablar sobre ellos.  La regresión a una etapa anterior al desarrollo acostumbra indicar la existencia de un problema.  Un niño en edad escolar que ha estado afirmando  su independencia, por ejemplo, puede volverse apegado y dependiente tras la muerte de uno de sus padres.  Otro niño puede adoptar una actitud agresiva como expresión de la cólera que siente por la muerte.

? El juego es un medio natural que utiliza el niño par  comunicarse.  De la misma forma que los adultos pueden discutir un problema como válvula de escape para sus sentimientos, los niños recurren al juego.  Lo que a usted le parece una diversión  puede ser en realidad un serio esfuerzo por aprender y comprender.  Por ejemplo, una niña puede representar un ?funeral? con sus muñecas.  Hay que fomentar este tipo de técnicas de adecuación.

? Los niños pueden confundir la fantasía con la realidad.  Un preescolar puede mostrarse resentido por la llegada de un nuevo hermano.  Si el neonato muere posteriormente, es posible que el hermano mayor sienta responsable.  Así, pues aunque no parezca alterado, asegúrele que sus deseos, pensamientos y conducta no tuvieron que ver nada con la muerte del bebé.

? Los niños necesitan permiso para condolerse.  Dado que tienen muy poco control sobre su vida, un niño puede asustarse si los adultos que le rodean expresan aflicción sin motivo aparente.  Los adultos deben explicar que el llanto y la cólera son, respuestas naturales frente a la muerte.  Y condoliéndose abiertamente, dan permiso al niño para que muestre sus propios sentimientos.

? Las rutinas familiares ayudan al niño a sentirse seguro.  Centrados siempre en el aquí y ahora, los niños tienen dificultades para pensar mas allá de su situación inmediata.  Al carecer de la perspectiva de los adultos, pueden sentirse desbordados por la confusión que reina en su vida.  Mantener su rutina normal incluidos los horarios para comer y acostarse, le ayuda a comprender que muchos aspectos de su vida permanecen estables.  Dado que su capacidad para comunicarse verbalmente es limitada, tocarle, cogerle y abrazarle pueden contribuir a incrementar su sensación de seguridad.  Si un padre ha muerto o no puede proporcionar apoyo físico y emocional, deberían entrar en acción otros cuidadores que signifique algo para él.

? Participar en rituales puede ser reconfortante. Cuando se excluye  a un niño de un ritual (p. Ej. Un funeral), se le deja que imagine libremente lo que está sucediendo, lo cual tiende a acrecentar su miedo y su sensación de abandono. Así pues, los padres y otros cuidadores deberían animarle a asistir al funeral y explicarle de antemano lo que cabe esperar. También debería invitársele  a participar en otros rituales funerarios, como elegir un recordatorio o hacer un dibujo para colocarlo en el féretro. Hablar  sobre sus recuerdos, recitar poesías o revisar imágenes familiares puede hacer que se sienta una parte importante de los rituales.

Sobre El Cómo Ayudarnos y Ayudar a Otros a Recuperarse de la Pérdida

Guía de Rápida de Urgencias
Los cambios. Cambiar de casa, ciudad o en general de lugar de vivienda no hará que el dolor desaparezca; además, esto añade la pérdida de un ambiente familiar y de apoyo. No debe olvidar que el dolor lo llevamos dentro e irá con nosotros para donde vayamos. En su lugar, compártalo con sus otros familiares que también estarán sintiendo lo mismo. Recuerde que cuando las penas se comparten parecen menos pesadas.

Los objetos. Ver las fotos de la persona que  ha  muerto, tener sus objetos personales, su ropa, escuchar su música y realizar otras actividades relacionadas con la persona perdida son cosas que a muchos ayudan y a otros angustian. Antes de tomar cualquier decisión, compártalo con los otros miembros de la familia y tomen una decisión entre todos que sea satisfactoria para cada uno.

Las fechas especiales.        Las fechas importantes relacionadas con la persona perdida o con el resto de la familia (por ejemplo, cumpleaños, día de la madre o el padre, navidad, semana santa, etc) serán siempre muy dolorosas y estaremos mal; lo sabemos y deberemos anticiparlo: serán unos malos momentos. No obstante, recuerde que en momentos de crisis la familia debe permanecer más unida aún y llorar conjuntamente. Aislarse sólo empeorará nuestro dolor pues le añadiremos soledad.

Qué hacer. Algunas personas encontrarán consuelo por la pérdida de un ser querido acudiendo a un sacerdote ya conocido, a sus amigos, al ejercicio físico o aumentando sus horas de trabajo diario; para otros podrá ser útil estar en un grupo de auto-ayuda o acudir a los psicólogos. El alcohol o las drogas no son la forma más sana o apropiada de encontrar consuelo; esto solo le añadirá más problemas.

Los niños. Para ayudar a un niño a enfrentar saludablemente la muerte de un ser querido es absolutamente imprescindible conocer adecuadamente su proceso normal de aflicción, sus atributos especiales, la concepción de muerte que se corresponde con su edad y desarrollo psicológico, los factores de riesgo y el proceso general para facilitar su enfrentamiento. Solicite información especializada al respecto.

El cuidador sustituto.        La calidad de la relación con el cuidador sustituto del niño (es decir, aquel que queda encargado de su cuidado) es el factor más significativo en determinar el resultado del duelo, incluso más que la misma pérdida.

Su proceso. El proceso de ayudar a un niño a recuperarse de la pérdida de un ser querido debe estar siempre acompañado de un lenguaje sencillo y apropiado a la edad del niño, evitando explicaciones complicadas o que estimulen sus fantasías y concepciones equivocadas de la muerte, facilitando en la medida de lo posible su participación, siempre y cuando éste quiera, en la pena familiar y en los ritos asociados (entierro, velorio, novena, etc).

Ayuda práctica en duelo. Entre las cosas prácticas que me pueden ayudar los primeros días del duelo están: Lavado de la ropa y planchado, arreglo y mantenimiento de la casa, mercado y preparación de los alimentos, pago de impuestos, servicios públicos, trámites funerarios y otros trámites, compras diversas, animarme a escribir un diario o bitácora, regalarme un libro, acompañarme, cuidado de los niños.

Botiquín de primeros auxilios espirituales. De la misma forma que en situaciones de urgencia física  (por ejemplo, ante una herida o quemadura) vamos al botiquín personal, igualmente debemos implementar nuestro propio “botiquín de primeros auxilios espirituales”. Por aquí algunas ideas: Pañuelos desechables, un devocionario religioso o la Biblia, un libro preferido, teléfonos de amigos que nos pueden ayudar y que saben escuchar, fotos que nos traen gratos recuerdos, frases célebres o reflexiones escritas o grabadas, objetos personales del fallecido, cartas personales, música preferida por el fallecido o por uno mismo, radio-grabadora para escuchar o reproducir, grabación de audio o imagen (VHS), libreta y bolígrafo para tomar apuntes, vela o veladora.
De la misma forma que en situaciones de urgencia física  (por ejemplo, ante una herida o quemadura) acudimos a nuestro botiquín personal, familiar o empresarial de primeros auxilios, igualmente debemos implementar nuestro “botiquín de primeros auxilios espirituales” en caso de dolor TOTAL.
LISTA DE BOTIQUIN DE DUELO

1. Pañuelos desechables
2. Biblia o  libro sagrado personal
3. Libro preferido
4. Teléfonos de amigos que nos pueden ayudar y que saben escuchar
5. Fotos de recuerdos
6. Frases célebres o reflexiones escritas o grabadas
7. Objetos personales del fallecido
8. Cartas personales
9. Música preferida por el fallecido o por uno mismo
10. Radio-grabadora para escuchar o reproducir
11. Grabación de audio o imagen (VHS)
12. Libreta y bolígrafo para tomar apuntes
13. Vela o veladora

Las “Rs” de la rehabilitación para las reacciones de aniversario y otras fechas significativas.
Reunirse: Reunirnos con la familia, amigos y otros seres queridos, recordando que el duelo es un asunto de familia, un momento de unión y comunión.
Repasar (rumiar): Repasar, preferentemente en familia, lo vivido, lo sucedido desde el fallecimiento y todos los hechos que condujeron a la pérdida, así como los logros alcanzados hasta este momento.
Reflexionar: Reflexionar sobre lo sucedido, lo perdido, lo alcanzado, lo que nos espera, lo que pensamos, las decepciones y las sorpresas y sobre lo conseguido.
Reconciliarse: Reconciliarnos con el pasado y el presente, con lo hecho y no hecho, con nosotros mismos y con los demás.
Reposar: Descansar nuestra afligida existencia, mimarnos y cuidarnos física y psíquicamente es una parte esencial del proceso de recuperación.
Ritualizar: Establecer un ritual u homenaje familiar de recuerdo para con el ser querido fallecido es una estrategia muy útil para nuestra recuperación. Rezar: Rezar alguna oración, frase, poema u otra oración significativa con el culto que se profesa.
Reirse: El buen sentido del humor es una excelente medicina para el espíritu (aunque conocemos los efectos de la risa, debemos ser sensibles al humor de los demás y tener las debidas consideraciones de respeto).

La familia. Recuerde siempre que el duelo es un “asunto de familia” y es allí donde debe intentar resolverse.

No piense, sienta. Puesto que el duelo no se resuelve con la razón ni con la inteligencia, sino con el corazón, no trate de pensar o razonar cómo tiene que recuperarse: lo que debe hacer es sentir y expresar su dolor.

Economice. El duelo absorbe la mayor parte de nuestra energía y cualquier cosa que nos quite energía será molesta e irritante. Así pues, nuestro nivel de tolerancia disminuye. Esto hace parte de la “economía del duelo” a que nos vemos sujetos tras la pérdida de un ser querido.

El ritual. Cuanto más corto es el ritual más complicado suele ser el duelo.

Recuperación. Para recuperarnos es preciso curar el dolor (los distintos tipos de dolor) y recuperar nuestro mundo (es sus tres grandes esferas). Estas son las 2 grandes tareas del duelo.

Compense. La pérdida de sentido de la vida, de la realidad y la fractura de nuestra personalidad  nos obligan a “compensar”,  magnificando, inflando o maximizando lo que queda de cada una de ellas. Muchas veces no es más que darles o devolverles su valor real.

Exprese. No reprima los sentimientos, más bien articúlelos en palabras (hablar), en papel (escribir), en sonidos (gritar o cantar) o con el ejercicio.

Consulte. De la misma forma que es apropiado consultar a un médico cuando nos duele algo, llevar el carro al taller o el equipo de música a arreglar, cuando perdemos un ser querido es igualmente apropiado consultar a los especialistas en duelo; no tiene porqué sentirse extraño o débil o sentir vergüenza por ello. Para ello estamos, para ayudarle.

Las dudas. Recuerde que para nosotros no hay dudas, preguntas o problemas que no tengan importancia. Si se relacionan con usted y su dolor, estaremos siempre para ayudarle. No dude en pedirnos ayuda.

Introducción de EL DESARROLLO DE LA LUZ, Rodney Collin, Incompleta.

El mundo todo de seis dimensiones está lleno con Su bondad: dondequiera que mires, estás conociéndolo a El.
Jallaludin Rumí: El Mcztnavi,
Libro Tercero, verso 3108

Ve como el suelo del cielo está espesamente taraceado con patina de brillante oro: no existe el más pequeño orbe que tu admiras más en su movimiento canta como los ángeles, que desenvuelven su coro anté las miradas de los querubines. Armonía igual existe en las almas. inmortales.
Shakespeare: El Mercader de Venecia
Acto V. escena 1

Todo el progreso obtenido por nuestro esfuerzo cerebral consiste en la afirmación de hechos materiales por medio de instrumentos ridículamente imperfectos ?que, sin embargo, suplen en cierto grado la ineficiencia de nuestros órganos. Cada veinte años, algún infeliz investigador, que por lo general muere en el intento, descubre que la atmósfera contiene un gas hasta ahora desconocido, que una fuerza imponderable, inexplicable, no calificada, puede obtenerse restregando un pedazo de cera en un tejido; que entre las innúmeras estrellas desconocidas, hay una que no había sido notada en la vecindad inmediata de otra que había…
Bueno, ¿y qué?
¿Que nuestras enfermedades se deben a microbios? Muy bien. Pero, ¿de dónde proceden esos microbios? Y ¿qué hay de sus enfermedades? Y los soles, ¿de dónde vienen? Nada sabemos, no entendemos nada, nada podemos hacer, nada adivinamos; estamos enclaustrados, prisioneros en nosotros mismos…
Guy de Maupassant: Apuntes
abril 7, 1888

INTRODUCCION
EN TODAS las edades los hombres han procurado congregar la suma del conocimiento y la experiencia de su época, en un solo todo que pudiera explicar sus relaciones con el universo y sus posibilidades en él. En la forma ordinaria nunca pudieron lograrlo. Porque la unidad de las cosas no se reconoce por la mente ordinaria, en el estado ordinario de conciencia. La mente ordinaria, refractada por las innúmeras y contradictorias insinuaciones de los diferentes aspectos de la naturaleza humana, debe reflejar el mundo tan vario y confuso como el hombre mismo. Una unidad, un modelo, un significado que todo lo abarca ?si es que existe? sólo podría discernirse o experimentarse en un estado de conciencia diferente. Unicamente sería esto realizable por una mente que se hubiera unificado a sí misma.
¿Qué unidad, por ejemplo, podría percibir aún el más brillante de los físicos, filósofos, teólogos, que mientras cabalga distraído sobre un banquillo, se enoja de quedar chasqueado, no se da cuenta cuando irrita a su mujer y, en general, está sometido a la trivial ceguera cotidiana de la mente ordinaria y cuyo trabajo hace con habitual falta de atención? Cualquier unidad que alcance en tal estado puede existir sólo en su imaginación.

Por esto, la tentativa para reunir en un solo haz el conocimiento se ha conectado siempre con la búsqueda de un nuevo estado de con ciencia. Aquélla carece de significado y es fútil, apartada de esta búsqueda.

Quizá aún podría decirse que los pocos intentos que han tenido exito y que han llegado hasta nosotros, presentan los signos de ser única mente productos secundarios de dicha búsqueda, cuando ésta resultó exitoso. Los únicos convincentes ?modelos del universo? en existencia son aquéllos dejados por hombres que, con toda evidencia, lograron una relación completamente diferente con el mundo y la conciencia de él, de aquélla que atañe a la experiencia ordinaria.
Porque estos verdaderos ?modelos del universo? no solamente deben presentar la forma interna y la estructura de este universo sino que, también deben revelar la relación del hombre, con aquél y sus destinos presente y posible en el mismo. En este sentido, algunas de las catedrales góticas son modelos completos del universo, en tanto que un planetario moderno, no obstante toda su belleza, todo el conocimiento y toda su exactitud, no lo es. Porque este último omite por completo al hombre.
La diferencia, naturalmente , reside en el hecho de que las catedrales fueron diseñadas ?directa o indirectamente- por hombres que pertenecían a escuelas para el logro de estados de conciencia más elevados y tenían la ventaja de la experiencia adquirida en estas escuelas, mientras que los diseñadores de los planetarios son científicos y técnicos que, aunque inteligentes y calificados suficientemente en su especialidad, no pueden pretender un conocimiento particular de las potencialidades de la máquina humana con que tienen que trabajar.

Concretamente, si poseemos determinadas claves para su interpretación, el hecho más sorprendente respecto a estos antiguos modelos del universo, que surgen en edades, continentes y culturas muy separadas entre sí, es precisamente su semejanza, tan profunda ésta que se podría hacer una muy buena defensa de la idea de que una conciencia superior revela siempre la misma verdad, basándose únicamente en el estudio comparativo de ciertos modelos del universo existentes y que parecen derivarse de aquélla ?por ejemplo, la catedral del Chartres, la Gran Esfinge, el Nuevo Testamento, la Divina Comedia o, por otro lado, determinados diagramas cósmicos legados por los alquimistas del siglo XVII, los diseñadores de las barajas del Tarot y los pintores de algunos íconos rusos y de estandartes tibetanos.
Por supuestos, una de las dificultades principales en el camino de este estudio comparativo radica en el hecho de que todos esos modelos se expresan en lenguajes diferentes y en que, para la mente ordinaria impreparada, un lenguaje diferente implica una verdad diferente. De hecho, esta es una ilusión característica del estado ordinario del hombre.
Por el contrario, hasta un pequeño mejoramiento de su percepción revela que el mismo lenguaje, la misma formulación, puede encerrar conceptos diametralmente opuestos, en tanto que lenguajes y formulaciones que a primera vista nada tienen en común pueden, de hecho referir la misma cosa. Por ejemplo, mientras que las palabras honor, amor, democracia se usan universalmente, es casi imposible encontrar dos personas que les atribuyan el mismo significado. Es decir, pues los usos diferentes de la misma palabra pueden ser no comparables. Por otro lado ?parecerá éste un pensamiento extraño- la catedral de Chartres, un mazo de barajas del Tarot y ciertas deidades tibetanas profusamente armadas y multicéfalas son, de h formulaciones de exactamente las mismas ideas; esto es, son exactamente comparables.

Se hace, así, necesario considerar en este punto la cuestión del len guaje en relación con la construcción de un modelo del universo, el delineamiento de un esquema de unidad. Fundamentalmente, el lenguaje o forma de expresión se divide según que interese a una u otra de las funciones del hombre, familiares o potenciales. Por ejemplo, una idea determinada puede expresarse en lenguaje filosófico o científico, apelando a la función intelectual del hombre: puede expresársela en lenguaje religioso o poético, que apela a su función emocional; expresen ritos o en danzas que interesan a su función motriz; y, toda vía, puede expresársela en olores o en actitudes físicas que apelan a su fisiología instintiva.
Naturalmente, los mejores ?modelos del universo? creados por las escuelas en el pasado, aspiraban a combinar las formulaciones de lo que deseaban expresar, en muchos lenguajes, de modo de afectar a muchas o a todas las funciones al mismo tiempo y, así, contrarrestar en parte la contradicción entre los diferentes aspectos de la naturaleza del hombre, a que ya nos referimos. En la catedral, por ejemplo, se combinaron con todo éxito los lenguajes de la poesía, de las actitudes, del ritual, de la música, del olor, el arte y la arquitectura; y algo semejante parece que se había hecho en las representaciones teatrales de los misterios de Eleusis. En otros casos más, en la Gran Pirámide por ejemplo, parece que el lenguaje de la arquitectura se ha usado no sólo en el simbolismo de su forma, sino con el objeto de crear en la persona que atraviesa la construcción en un determinado sentido, series bastante de- finadas de choques e impresiones emocionales, las cuales tenían significaciones diferentes por sí mismas y que estaban calculadas para revelar la naturaleza real de la persona que los soportaba.

Todo esto se refiere al uso objetivo del lenguaje ?esto es, el uso de un lenguaje definido para evocar una idea definida con conocimiento previo del efecto que se creará, de la función que será afectada y del tipo de persona que responderá a aquél. Tenemos nuevamente que admitir que tal empleo objetivo del lenguaje no se conoce de ordinario ?excepto, tal vez, en la forma elemental de la publicidad comercial?. y que su uso más alto i puede derivarse, directa o indirecta mente, del conocimiento adquirido en estados de conciencia más elevados.

Además de estos lenguajes reconocibles por los hombres, mediante sus funciones ordinarias, hay otras formas de lenguaje que proceden y que apelan a funciones supra-normales, esto es, funciones que pueden desarrollarse en el hombre, pero de las que ordinariamente no disfruta. Por ejemplo, hay el lenguaje de una función emocional más alta, en el que la formulación tiene el poder de evocar un enorme número de significados sean ya simultáneos o ya sucesivos. Algunas de las más exquisitas poesías, inolvidables en verdad y que ?aunque cada vez revelan algo nuevo- nunca pueden comprenderse por completo, pueden pertenecer a esta categoría. Con más evidencia aún, los Evangelios se han suscrito en este lenguaje y, por esta razón, cada uno de sus versículos evoca a un centenar de hombres, un centenar diferente y jamás contradictorio de significados,

En el lenguaje de una función emocional más alta y, en particular, en la función intelectual superior, los símbolos desempeñan papel muy importante. Se basan éstos en la comprensión de verdaderas analogías entre uno y otro cosmos, en las que una forma, función o ley de un cosmos utilizan para sugerir formas, funciones y leyes correspondientes en otros cosmos.

Esta comprensión pertenece exclusivamente a una función superior o potencial del hombre y debe producir siempre una sensación de confusión y hasta de frustramiento cuando se la quiere alcanzar con las funciones ordinarias, tal como es el pensamiento lógico.

Empero, grados más elevados de lenguaje emocional no requieren de expresión externa alguna y, por lo mismo no pueden ser mal interpretadas
Esta digresión acerca del lenguaje es necesaria al final de explicar en parte la forma del presente libro. Porque éste, también debemos admitirlo, pretende ser un modelo del universo ?esto es, un conjunto o un diseño del conocimiento de que disponemos, dispuesto en forma de demostrar un todo o una unidad cósmica
Está, ciertamente, envuelto en el ropaje del lenguaje científico y, por ello, se dirige primordialmente a la función intelectual y a la gente en quien predomina dicha función. En verdad, el autor reconoce bien que este lenguaje es el más lento, el más fatigoso y, en algunos sentidos, el más difícil de seguir de todos los lenguajes. El de la poesía, los mitos y los cuentos de hadas, por ejemplo, penetraría más hondamente y puede llevar las ideas con mucha más fuerza y fluidez al entendimiento emocional del lector.

Quizás, después, sea posible un intento en esta dirección

Al mismo tiempo, el lector acostumbrado al lenguaje y el pensamiento científicos encontrará dificultades. El uso libre que se hace de la analogía en todo el libro, podrá parecerle una incongruencia. Y, para su provecho, es mejor hacer aquí una explicación lo más completa posible y un franco reconocimiento por adelantado de los defectos de este método.

Dos caminos tiene el hombre para estudiar el universo. El primero es por inducción: examina el fenómeno, lo clasifica y, luego, intenta inferir leyes y principios de aquéllos. Es éste el método generalmente empleado por la ciencia, El segundo es por deducción: habiéndose percibido o revelado o descubierto determinadas leyes generales y principios, intenta deducir la aplicación de esas leyes a varios estudios especiales y a la vida. Este es el método generalmente utilizado por la religión. El primero comienza con ?hechos? y procura elevarse a las ?leyes?. El segundo comienza con ?leyes? y procura descender a los ?hechos?.
Estos dos métodos, de hecho, corresponden al trabajo de dos funciones humanas diferentes. El primero es el método de la mente lógica ordinaria, que permanentemente está a nuestro alcance. El segundo se deriva de una función potencial del hombre, la que de ordinario está inactiva por falta de energía nerviosa de intensidad suficiente y que podemos llamar una función mental superior. Esta función, en las raras ocasiones que actúa, revela al hombre leyes en acción, ve todo el mundo fenoménico como producto de las leyes.
Todas las formulaciones verídicas de las leyes universales proceden, reciente o remotamente, del trabajo de esta función superior en algún lugar y en algún hombre. Al mismo tiempo, en la aplicación y comprensión de las leyes reveladas en grandes trechos de tiempo y de cultura, cuando tal revelación no está a su alcance, el hombre tiene que apoyarse en la mente lógica ordinaria.
Esto, de hecho, se reconoce hoy día aún en el pensamiento científico. En su ?Nature of the Universe? (Naturaleza del Universo) (1950), Fred Hoyle escribe: ?El procedimiento en todas las ramas de la ciencia física, sea la teoría de la gravedad de Newton, la teoría electromagnética de Maxwell, la teoría de la relatividad de Einstein o la teoría del quan tum, es el mismo en su raíz. Se compone d dos pasos. El primero es suponer, por alguna suerte de inspiración, un conjunto de ecuaciones matemáticas. El segundo es asociar los símbolos empleados en las ecuaciones con cantidades físicas mensurables?.
La diferencia entre el trabajo de estas dos mentes no podría haberse expresado mejor.

Pero es aquí donde surge la gran incertidumbre de la humana comprensión. Porque estas dos mentes nunca pueden entenderse de ordinario entre si. Hay entre ellas una diferencia de velocidad demasiado considerable. Del modo como es imposible que se comuniquen un peón que se afana al lado del camino con una carga de leña y una automóvil que cruza velozmente a ochenta millas por hora, debido a la diferencia de velocidad, así es de ordinario imposible la comunicación entre la mente lógica y una mente superior, por la misma razón. A la mente lógica las huellas dejadas por la mente superior parecerán arbitrarias, supersticiosas, ilógicas, no probadas. Para la mente superior, el trabajo de la mente lógica parecerá pesado, innecesario y olvidado del asunto fundamental
De modo ordinario esta dificultad se subsana manteniendo separados estos dos métodos, a los que se les da diferentes nombres y campos de acción diferentes. Los libros de religión o los de matemáticas superiores, que tratan de leyes y principios, abstienen de emplear el método inductivo. Los de ciencia, que tratan de acumulaciones de hechos observados, se abstienen de presumir leyes por adelantado. Y como son gentes diferentes quienes escriben y leen los libros de una u otra clase, o las mismas gentes leen de ambas clases pero con partes bastantes separadas de su mente, se arreglan estos dos métodos para existir juntos sin demasiadas fricciones entre si.

Empero, en el presente libro se emplean simultáneamente ambos métodos. Determinados grandes principios y leyes del universo, que se encontraron su expresión en diferentes países y en todas las edades, y que de tiempo en tiempo, son redescubiertos por hombres individuales a través del trabajo momentáneo de una función superior, reciben franco crédito. De éstos se hacen deducciones que descienden al mundo fenoménico ordinariamente accesible a nosotros, principalmente por medio del método analógico. Al mismo tiempo, se hace un intento para estudiar y clasificar los hechos y fenómenos que nos rodean y, por inferencia, ordenarlos de modo que las clasificaciones conduzcan en ascenso hacia las leyes abstractas que descienden, a su vez, desde arriba.
De hecho ?por la razón precedente, que deriva de las diferentes funciones con velocidades ampliamente diferentes? nunca se encuentran los dos métodos. Entre las deducciones admisibles de las leyes generales y las inferencia admisibles de los hechos, queda siempre una zona invisible, donde ambas debieran y deben unirse, pero en la que tal unión Continúa siempre improbada y sin verse.
Por estas razones, el autor estará preparado a admitir que el plan del presente libro ?que procura reconciliar los dos métodos? es irrealizable. Se da cuenta cabalmente que una tentativa de esta clase en vuelve inevitablemente una especie de juego de manos, casi una trampa. Y, también, se da cuenta de que este malabarismo no engaña en forma alguna al científico profesional, exclusivamente ligado al método lógico.
Al mismo tiempo está convencido, por una parte, de que la ciencia de la actualidad, sin principios, se encamina hacia una especulación y un materialismo cada vez más obtusos; y, por otra, que los principios religiosos o filosóficos, sin coordinarse con el conocimiento científico que caracteriza a nuestra edad, pueden por hoy sólo concitar el interés de una minoría. Esta convicción le persuade a asumir el riesgo. Quienes utilizan el método lógico exclusivamente, jamás estarán satisfechos con los argumentos brindados; los cuales ?admitámoslo? adolecen de vacíos y tachas lógicos. Por otro lado, para quienes están dispuestos a aceptar ambos métodos, esperamos presentar pruebas suficientes que hagan posible que cada lector intente salvar la brecha entre el mundo de los hechos cuotidianos y- el de las grandes leyes ? por sí mismo.
Tarea no es ésta que pueda jamás realizarse en un libro cualquiera, ni sería el mayor número de hechos o mayor suma de c tos, de ordinario disponibles a la ciencia sea en el presente o en el futuro, los que pudieran hacerla posible. Más, con ayuda y esfuerzo, pueden realizarse por cada individuo a su propia satisfacción.
Entretanto, respecto al hombre ordinario interesado en su propio destino pero no especialmente en la ciencia, puede decirse solamente, con examen más cuidadoso, que tal vez encontrará que este libro no es tan ?científico? como a primera vista parece. El lenguaje científico es el de moda, es la lengua obligatoria hoy en día, así como el lenguaje de la psicología era el de moda hace unos treinta años, el lenguaje pasional el de moda en los tiempos isabelinos y el lenguaje de la religión era el de moda en la Edad Media. Cuando la gente es inducida a comprar pasta dental o cigarrillos mediante argumentos y explicaciones pseudocientificas, evidentemente corresponde esto en alguna forma a la mentalidad de la época. Luego las verdades deben, también expresarse científicamente.
Al mismo tiempo, no se sugiere con esto que el lenguaje científico empleado es una desfiguración, una simulación o una falsificación. Las explicaciones que se dan, hasta donde ha sido posible verificarlas, son correctas y corresponden a la realidad de los hechos. Lo que se afirma es que los principios utilizados con igual corrección podrían aplicarse a cualesquiera otras formas de la experiencia humana, con resultados de igual o mayor interés. Y que son estos principios los importantes, más bien que las ciencias a las que se los aplica.