Respaldo de material de tanatología

CONFRONTAR A UN NIÑO CUANDO FALLECE UN SER QUERIDO

Para comprender cómo los niños perciben la muerte, se pueden considerar
los siguientes puntos:

? El niño posee una capacidad inmadura de raciocinio. Puesto que su comprensión se relaciona con su grado de desarrollo, es posible, que no entienda la muerte o sus implicaciones. Por ejemplo un preescolar identifica la muerte con sueño y separación, no con finalidad e irreversibilidad; un adolescente por otra parte, puede entender la muerte pero no ser capaz de imaginar que le suceda a él.

? Lo que debe explicarse a un niño sobre la muerte depende de su grado de desarrollo. Una forma útil de calibrar dicho grado es animarle a formular preguntas: Únicamente solicitará el volumen de información que pueda comprender. Cuando responda a sus preguntas sea directo y utilice términos inteligibles para él. Con el tiempo, a medida que alcance nuevos grados de desarrollo, puede plantear otras preguntas sobre la muerte.

? Los niños se conduelen de manera intermitente. Dado que no tienen la capacidad de tolerar un dolor intenso durante periodos prolongados, pueden pasar repentinamente del llanto al juego y la risa. Más tarde pueden mencionar la muerte como un suceso aparentemente trivial. Este es un comportamiento de autoprotección que permite al niño condolerse tanto y durante tanto tiempo como sea necesario, incluso durante años.

? Los niños asumen las cosas literalmente.  Para suavizar el impacto de la muerte, los adultos a menudo hablan de una manera figurada, pero los términos precisos pueden confundir al niño.  Por ejemplo cuando un niño oye que se ha ?perdido? a un familiar, su respuesta natural es buscar a esa persona.  Si le dicen que su abuela se ha ido al cielo, porque era muy buena, puede llegar a la conclusión de que ser bueno separa a las personas de sus seres queridos.  Incluso puede modificar su conducta para evitar el mismo destino.

? Puesto que los niños carecen de experiencia con la muerte, no tienen palabras para describir sus sentimientos.  Una experiencia y un vocabulario limitados pueden hacer que el niño exteriorice confusión, miedo o ansiedad en vez de hablar sobre ellos.  La regresión a una etapa anterior al desarrollo acostumbra indicar la existencia de un problema.  Un niño en edad escolar que ha estado afirmando  su independencia, por ejemplo, puede volverse apegado y dependiente tras la muerte de uno de sus padres.  Otro niño puede adoptar una actitud agresiva como expresión de la cólera que siente por la muerte.

? El juego es un medio natural que utiliza el niño par  comunicarse.  De la misma forma que los adultos pueden discutir un problema como válvula de escape para sus sentimientos, los niños recurren al juego.  Lo que a usted le parece una diversión  puede ser en realidad un serio esfuerzo por aprender y comprender.  Por ejemplo, una niña puede representar un ?funeral? con sus muñecas.  Hay que fomentar este tipo de técnicas de adecuación.

? Los niños pueden confundir la fantasía con la realidad.  Un preescolar puede mostrarse resentido por la llegada de un nuevo hermano.  Si el neonato muere posteriormente, es posible que el hermano mayor sienta responsable.  Así, pues aunque no parezca alterado, asegúrele que sus deseos, pensamientos y conducta no tuvieron que ver nada con la muerte del bebé.

? Los niños necesitan permiso para condolerse.  Dado que tienen muy poco control sobre su vida, un niño puede asustarse si los adultos que le rodean expresan aflicción sin motivo aparente.  Los adultos deben explicar que el llanto y la cólera son, respuestas naturales frente a la muerte.  Y condoliéndose abiertamente, dan permiso al niño para que muestre sus propios sentimientos.

? Las rutinas familiares ayudan al niño a sentirse seguro.  Centrados siempre en el aquí y ahora, los niños tienen dificultades para pensar mas allá de su situación inmediata.  Al carecer de la perspectiva de los adultos, pueden sentirse desbordados por la confusión que reina en su vida.  Mantener su rutina normal incluidos los horarios para comer y acostarse, le ayuda a comprender que muchos aspectos de su vida permanecen estables.  Dado que su capacidad para comunicarse verbalmente es limitada, tocarle, cogerle y abrazarle pueden contribuir a incrementar su sensación de seguridad.  Si un padre ha muerto o no puede proporcionar apoyo físico y emocional, deberían entrar en acción otros cuidadores que signifique algo para él.

? Participar en rituales puede ser reconfortante. Cuando se excluye  a un niño de un ritual (p. Ej. Un funeral), se le deja que imagine libremente lo que está sucediendo, lo cual tiende a acrecentar su miedo y su sensación de abandono. Así pues, los padres y otros cuidadores deberían animarle a asistir al funeral y explicarle de antemano lo que cabe esperar. También debería invitársele  a participar en otros rituales funerarios, como elegir un recordatorio o hacer un dibujo para colocarlo en el féretro. Hablar  sobre sus recuerdos, recitar poesías o revisar imágenes familiares puede hacer que se sienta una parte importante de los rituales.