Respaldo de material de tanatología

Reportaje: En silla mas caro (respaldo pagina amputados)

Reportaje – En silla, más caro

? Los minusválidos de BCN afrontan costes extras de más de 27.000 euros anuales
? Las ayudas públicas son escasas
JORDI SUBIRANA
BARCELONA

La vida de Francesc Pérez cambió hace una década, cuando nació su hijo Nil. El niño, de 10 años, sufre una discapacidad intelectual del 76%. Al coste emocional, Pérez debe sumar un elevado gasto económico. Cada mes desembolsa unos 300 euros más que otra familia con un hijo sin discapacidad. Según el Ayuntamiento de Barcelona, los discapacitados físicos, visuales, intelectuales, mentales y auditivos que viven en Barcelona sufren un agravio económico de más de 27.000 euros anuales.

Manel Martí sufre desde hace unos 14 años ceguera total. Martí es economista y, antes de quedarse sin visión, trabajaba en una caja de ahorros. Tras ser declarado incapaz, se dedica a dar clases en el Aula de Estudios Sociales y es presidente de la Associació Catalana de Cecs. Cuenta que entre este colectivo el analfabetismo es muy alto y cuesta mucho encontrar un trabajo. “Hay pocas opciones”. Muchos ciegos solo se dedican a vender el cupón o hacer de telefonistas. Los sueldos son bajos: el de los vendedores, entre 900 y 1.200 euros, y el de los telefonistas, unos 700 euros.
Tecnología

Si cualquier persona tiene las manos atadas con esos sueldos, un ciego puede hacer mucho menos. Para llevar una vida de cierta calidad, cuenta Martí, depende mucho de la tecnología, de aparatos como el braille speak, una especie de agenda electrónica con voz. Algunos aparatos oscilan entre los 800 y 3.000 euros. Los tendría que tener todo el mundo, pero al ser tan caros muy pocos pueden acceder a ellos.
Los ciegos, además, deben invertir bastante dinero en adaptar la casa. Los muebles, por ejemplo, no pueden tener ángulos rectos, las ventanas deben ser correderas y algunos electrodomésticos funcionan a través de un móvil con braille o voz, lo que puede doblar el precio.

La falta de trabajos cualificados y los sueldos bajos afectan a todos los colectivos de discapacitados. Craig Grimes es un inglés con una lesión medular D6. Vive en Barcelona desde el 2002, donde ha montado una empresa de turismo accesible. Antes, Grimes daba clases de inglés en una empresa. Cobraba 7,5 euros a la hora, poco para afrontar los gastos que acarrea la lesión, y eso que la suya no es de las más graves.

Desde 1997, cuando sufrió un accidente que le dejó parapléjico, Grimes lleva gastados unos 43.000 gastos extras. Adaptar el coche le ha costado 1.300 euros, una silla de ruedas no baja de los 1.000 euros y en un piso en el que vivió, un dúplex, tuvo que descartar poner un ascensor interior. Costaba 15.000 euros.
Como es extranjero y no lleva cinco años en España, Grimes no recibe ninguna prestación, y como reside fuera de Inglaterra, el Gobierno de Blair tampoco le ayuda. Otros discapacitados sí reciben ayuda, pero las cantidades son irrisorias.
150 euros en medicinas

Un discapacitado físico grave de Barcelona, por ejemplo, recibe de media unos 5.121 euros al año, la prestación media más alta, pero debe hacer frente a gastos extras anuales superiores a los 50.000 euros. Pérez explica que la ayuda estándar para personas con discapacidades intelectuales es de unos 54 euros al mes -las ayudas medias máximas son de 3.575 euros al año-, y Pérez, solo en medicamentos, gasta 150 euros al mes.

Los costes dependen en gran parte de la discapacidad y la gravedad, aunque el apoyo familiar los puede reducir. Pérez explica la importancia de los abuelos en el cuidado de Nil, “lo que evita que se disparen los gastos en canguros”. Aunque a veces poco se puede hacer. Martí cita el caso de un matrimonio ciego que han tenido tres hijos sin visión, “lo que les obliga a tener asistencia permanente”.

La vida de un ciego, como la de otros discapacitados, es una carrera de obstáculos. Martí lo llama “el precio emocional”. Lo mismo topan con un andamio y con la incomprensión de la gente que con teatros, cines y transportes que no están adaptados.

“Muchos ciegos pasan el fin de semana en casa y así es fácil entrar en una depresión”. Grimes intenta llevar una vida “lo más normal posible”. Va en bici -pedalea con las manos-. Pero ni con voluntad evita los problemas. El joven vive en una finca nueva. La entrada es una rampa, pero no quitaron el bordillo.

Noticia publicada en la página 31 de la edición de 3/7/2006 de El Periódico – edición impresa.

Fuente: http://web.chi.es/isidro/docs/en_silla.pdf