Respaldo de material de tanatología

NAVIDAD, REACCIONES DE ANIVERSARIO Y OTRAS FECHAS CONMEMORATIVAS

Nuestra vida está llena de días especiales, tanto en relación con otros como con las circunstancias que nos rodean, y que nos recuerdan o actualizan la pérdida de un ser querido de una forma aguda; estos días, colectivamente conocidos como “días festivos”, incluyen el día del padre o de la madre, día de los novios o del amor, las fiestas nacionales, la pascua y la semana santa, las reuniones familiares anuales, los aniversarios, el día de las brujas, los cumpleaños, el día del trabajo, el cambio de estación, el día de los difuntos, día de la semana en que falleció, hora del fallecimiento, otros días conmemorativos y, muy particularmente, la navidad.

Nuestras tradiciones, rituales y aún la comida especial de ese día son un recuerdo constante de nuestra pérdida. Son épocas del año en donde los sentimientos de pérdida se ven siempre magnificados, si bien más en unos días que en otros según las propias tradiciones familiares. Algunas veces no somos conscientes de ello y del cómo nos afectan, incluida la aflicción anticipatoria: ante los días especiales, no es extraño que se anticipe el malestar unos días antes y se sienta uno mal antes de que ellos sucedan, durante y unos días después. Estamos más irritables, deprimidos y ansiosos y los niveles de energía disminuyen.

Cualquiera que sea nuestra edad o el tipo de pérdida, los días festivos sin la persona amada serán ciertamente muy difíciles. Las antiguas costumbres se han terminado y nunca se repetirán de la misma manera. La risa, antes tan fácil, fluida y natural, puede llegar a ser solo una mueca o perderse totalmente; dar regalos, alguna vez tan divertido, puede parecer vacío y triste, carente de sentido; las canciones familiares, a veces tan reconfortantes, pueden atragantarse y acompañarse de lágrimas y un intenso anhelo. En verdad, hay algo de dolor que cuelga de la alegría que otros sienten: es difícil estar sin la persona amada y tener que ajustarse a esa nueva tradición por obligación y sin quererlo. Todo esto suele acompañarse de una gran cantidad de angustiantes preguntas: ¿Qué es lo que me está pasando? ¿Si seré capaz de aguantar esto? ¿Realmente deseo sobrevivir a esto? ¿Lo que siento es normal? ¿Me estoy enloqueciendo? Además, los festivos añaden su propia carga de preguntas. Es importante reconocer que hay muy pocas respuestas que sean universalmente buenas o malas a estas preguntas; en realidad, pueden haber muchas, dependiendo en parte de factores únicos a la situación existencial particular de cada uno: quiénes somos como personas, qué es lo que a nuestra familia le gusta, quién era, cómo y dónde murió nuestro ser querido, cómo y cuál era nuestra relación con esa persona, papel que ella desempeñaba en la realización del ritual de la fiesta, etc. De hecho, no todas las preguntas tienen que ser contestadas de forma inmediata o tienen una respuesta rápida y clara.

En la primera celebración de uno de estos días sin el ser querido nos duele todo con cada pensamiento de celebración: duele el cuerpo, el alma, el espíritu, el pasado, el presente, el futuro, etc.; en verdad, suele ser muy difícil encontrar una forma de celebración reconfortante. Aunque se hallan ensayado todo tipo de cosas que se supone sirven para enfrentarse a la perspectiva de un día especial sin el ser querido, nada parece servir ni adaptarse a nuestra nueva circunstancia. Todo lo que se quiere es “pasar de una vez” toda esa época que ahora es diferente y molesta y “despertar varios días después”. No encontramos paz y tranquilidad en ningún tipo de celebración; se llora con cada adorno que se pone en el árbol de navidad, con cada pastel cocinado, con cada vela encendida, con cada rosa recibida. Se siente rabia contra el destino o contra dios por permitir que una vida tan feliz y tranquila tomara ese rumbo; hay pesadumbre y deseos de que todo el mundo sienta el dolor que nos embarga. Estos días, días de reunión familiar, son días donde realmente caemos en cuenta del vacío existente: el ver continuamente el regalo perfecto para nuestro familiar ausente repentina y repetidamente nos recuerda que ellos ya no estarán más.

Aunque cada experiencia de pérdida es diferente (nivel de apego, impacto de la pérdida en la realidad personal, en el sentido de la vida, etc.), las fiestas provocan en nosotros dos tipos de sentimientos encontrados: por un lado, son un tiempo del año en que cada uno espera que todos los miembros de la familia estén juntos; por el otro, con su celebración llega a ser claramente doloroso que alguien falta. Somos conscientes de que enfrentar las fiestas es una parte necesaria para la curación del dolor, por ello puede ser frustrante el pretender que todo siga siendo como antes era: que duda cabe que mucho o todo será diferente: “… ya las luces de navidad no brillarán como lo hacían antes”. Sabemos que no podemos escapar del dolor ni esconder la verdad de lo inevitable de los cambios que se avecinan; todo lo que podemos hacer es ajustar nuestra actitud y cambiar nuestro estado mental. Y esto no es lo más fácil.

La pérdida de un ser querido nos deja con la sensación de perdida de control de nuestro mundo, nuestra realidad, nuestro sentido de la vida y aún de nuestra personalidad. Es importante que tenga presente que existen otras formas para que asuma el control de su propia vida. Comer y beber saludablemente es un buen comienzo. Mantenga un programa de ejercicios o empiece uno si no tenía costumbre. Trate de dormir adecuadamente y practique aquellas disciplinas que le proporcionan energía y le satisfacen.

¿Qué es lo que hoy necesita?
¿Cuáles son sus necesidades para esta época del año?
¿Necesita más noches de silencio y días tranquilos?
¿Necesita espacio vacío, espiritual y mental, con nada en el horizonte, tiempo para reflexionar y re-orientar mi vida?
¿Tiempo para que el cuerpo repose, tiempo para hibernar?

En general, este no será el momento más apropiado para hacer cambios drásticos, como empezar una nueva vida en otro vecindario o ciudad, celebrar el día festivo en un lugar lejano entre gente que no aprecia o no valora lo que le ha pasado. No obstante, algunos cambios pueden ser saludables e importantes de hacer. Cuando vayan pasando los días, deje saber como se va sintiendo con lo que está haciendo; pregúntese qué tanto quiere hacer, cuánto es capaz de tolerar y qué tanto rechaza y no desea hacer.

Si las tradiciones de las fiestas le producen un dolor intolerable, recuerde que usted tiene el poder de modificar y confeccionar sus propias fiestas de forma que se vean cumplidas sus expectativas actuales. Coja lo que le guste y deje lo que no. Al hacerlo así, se sentirá menos abrumado y estresado, menos deprimido y más capaz de tener unas fiestas tranquilas. Cada uno de nosotros debe encontrar su propia zona de confort, zona que puede ser radicalmente diferente de año en año. Nuestra preocupación somos nosotros mismos y nuestra familia inmediata. Se trata de encontrar conjuntamente la mejor forma de pasar las fiestas con el menor dolor posible. Sin duda apreciamos al resto de la familia, a nuestros amigos y compañeros de trabajo, pero no necesitamos hacer nuestros planes alrededor de sus necesidades sino de las nuestras: esperamos que ellos entiendan esto.

Ciertamente nada puede remplazar al ser querido perdido, pero hay cosas que pueden hacer menos pesados y terribles estos días. Recuerde que muchas otras personas se han enfrentado con lo que usted está encarando ahora mismo, y ellos han aprendido que es posible pasar a través de estas fechas y sobrevivir, incluso crecer a través de esta experiencia. Lo que ellos han aprendido es algo que usted puede aprender ahora; la forma en que ellos lo han hecho son formas que usted también puede adoptar.

Las siguientes serán sugerencias más que prescripciones. Úselas como ideas que puede utilizar. Compártalas para llenar distintas circunstancias y que le sirvan a sus necesidades personales para diseñar su propio sistema de apoyo y soporte para las navidades, reacciones de aniversario y otras fechas conmemorativas.

1. Organice una reunión familiar
Debido a que la celebración de las fiestas será muy traumática para unos y reconfortante para otros, será bueno que organice una reunión familiar para discutir la mejor forma de proceder. Deje que todos expresen sus sentimientos, pensamientos, necesidades y deseos sobre la mejor forma de celebrar las fiestas. La decisión sobre qué hacer deberá ser una decisión familiar por consenso, presencial, por teléfono o mediante delegación del voto; será entre todos los integrantes de la familia que decidirán cuáles tradiciones familiares continuarán y cuáles serán las nuevas que incorporarán. Una vez hallan decidido qué harán usted y su familia inmediata, comuníqueselo al resto de la familia y amigos; así se evitarán mal entendidos y los asistentes podrán obrar con propiedad. Durante la reunión preste especial atención a los deseos de los más afligidos por la pérdida: sus deseos deberán tener el mayor peso. A través del compromiso y la negociación todos pueden tener un poco de lo que necesitan. Tenga en cuenta que no hay forma buena o mala de celebrar ese día: cada familia deberá establecer su propio derrotero y hacer lo más correcto para ella. Finalmente, reconozca que no será fácil pasar estos días, no se ponga expectativas muy altas para usted y no se obligue a pensar que estará muy bien; además, no sea muy estricto en lo que se “debe hacer” estos días; es mejor que haga solo aquellas cosas que sean importantes o significativas para usted y su familia, así sea poco habitual o extraño. Si el hacer una determinada actividad le sienta mal, es mejor que no la siga haciendo y establezca sus propios límites.

Una forma efectiva de definir y planear los festivos consiste en fragmentar cada uno de ellos para aclarar, con la participación de todos los familiares, en qué consiste exactamente ese festivo en particular (qué le compone) y entonces analizar cada uno de sus componentes según la siguiente tabla (poner una “X” en la casilla correspondiente). Siempre será bueno que cada miembro de la familia realice su propia tabla y luego, por consenso, decidan los más propio según decisión de la mayoría.
Actividades que le componen
Conducta a seguir
Modificar
Aplazar
Evitar
Adoptar
Otra
Conservar
Empacar regalos
Cocinar
Cenar
Bridar
Bailar
Etc.
Este ejercicio es un ejemplo. En la columna “actividades que le componen” deberá escribir lo que para ustedes compone un día festivo en particular y hacer el ejercicio completo.

2. Acepte la legitimidad de su dolor
Cuando uno se enfrenta al primer día festivo sin el ser querido, debe empezar por reconocer que será muy doloroso. Así, reconozca su duelo, aún en medio de las fiestas, hablando abiertamente acerca de sus sentimientos y pensamientos; busque familiares o amigos que le escuchen sin juzgarle. Expresar sus sentimientos le ayudará a sentirse comprendido, con lo que podrá sentirse un poco mejor. Recuerde que su dolor es real y muy profundo, quizá lo más doloroso que usted halla vivido. Uno puede preguntarse cómo es que será capaz de hacerlo; un sentimiento normal es desear “saltarse” todo el festivo y no participar para nada en éste (“despertar al día siguiente”). La energía y el esfuerzo que usted gasta en encontrar algo para evitar ese día más bien podría invertirlo en cómo adaptarse y enfrentarse mejor a ese día. Este año será todo muy diferente y puede que no sea tan terrible como esperaba (para muchos la anticipación es más dolorosa que el enfrentamiento real).

3. Exprese todo lo que sienta
Uno de los factores más importantes para poder pasar unos festivos menos dolorosos es poner mucha atención a sus necesidades y sentimientos, aceptándolos y declarándolos a otros. Aunque nadie sentirá lo que usted siente, en la misma forma, al mismo tiempo o con la misma intensidad, confiese que algo terrible le ha pasado y que es natural que esto cause una reacción dentro de usted. Llore si quiere o necesita hacerlo, pero lo más importante es que reconozca la tristeza, el dolor o cualquiera de sus sentimientos como propios, permitiéndose sentirlos sin sentirse culpable o tener que dar explicaciones a otros. Recuerde que sus sentimientos rara vez le sacarán del buen camino; ellos usualmente le conducen a usted mismo. Algunos de los síntomas más frecuentes son:

A. Tristeza: Es triste pensar en lo que se ha perdido, en que nunca sucederá de nuevo, en que habrá que aprender a vivir sin; es doblemente triste hacerlo en una de las épocas más felices del año.
B. Ánimo depresivo: Desolación, desesperación, falta de energía, indiferencia, soledad, dudar respecto a sí algún día se sentirá mejor.
C. Ansiedad, temor y preocupación por lo que ha pasado, por cómo se luchará y si se sobrevivirá o no.
D. Rabia porque la gente no entiende sus necesidades, rabia por la forma en que ha ocurrido la muerte y quienes han estado involucrados, rabia consigo mismo, con dios, con todo el mundo.
E. Culpa: Rumiar sobre lo que hizo y no hizo mientras la persona estaba aún viva, por estar vivo y el otro no o porque usted tenga momentos de alegría en medio del duelo.
F. Apatía, entumecimiento, confusión, desorientación.
G. Otros: alivio, orgullo, respeto, alegría, compasión.

¿Qué cosas le ayudarán a sentirse mejor estos próximos días? Los festivos generalmente animan a las personas a hacer otras cosas como ofrecer su ayuda a otros; si esto le satisface, hágalo. Si siente que esa labor es una carga, considere usar esta fecha para darse usted mismo apoyo y ayuda, por ejemplo, cómprese algo que siempre había deseado. Recuerde que dar es dar, no importa quien sea el recipiente. Algunas personas tratarán de apresurarle a través de su duelo; otros pueden insistir en animarle o decirle qué hay que hacer o no hacer y cómo debería o no debería sentirse. Tenga paciencia y exprese lo que siente.

4. Acuda a otro/s cuando esté adolorido
Sentimientos compartidos son sentimientos disminuidos. Si la tristeza amenaza ser excesivamente opresiva, comparta sus temores, preocupaciones, sentimientos, aprensiones y ansiedades con alguien de su confianza, especialmente cuando las fiestas se aproximen. Confiar en otros eventualmente le ayudará a sentirse mejor y a ventilar y clarificar sus preocupaciones, además le hará sentirse cuidado y valorado a pesar de sus defectos. Dígales que serán momentos muy difíciles para ustedes y acepte su ayuda; usted apreciará el afecto y el apoyo extra durante estos días. Considere disminuir la velocidad y el ritmo de las cosas y disfrute más de las personas. Siempre será importante contar con un buen sistema de apoyo alternativo fuera del de su familia con el que pueda usted discutir sus sentimientos. Si otros familiares no están abiertos a reconocer su pérdida, lo mejor es que no los fuerce. Más tarde o más temprano explotarán y probablemente usted sea el blanco. Si necesita descargar un poco su dolor, establezca una red de apoyo y llame a sus amigos. También puede buscar apoyo en grupos de padres disponibles y dispuestos a ayudarle; investigue en hospitales, iglesias, centros comunitarios, funerarias, guarderías, etc.

5. Pronuncie el nombre de la persona fallecida
Algunos familiares y amigos se dedicarán a una conspiración del silencio debido a que ellos creen que mencionar el nombre de la persona fallecida hará el duelo, y el propio día festivo, más triste. Para romper esta conspiración, simplemente mencione su nombre en las conversaciones que tenga con ellos; cuando hable acerca de su ser querido, los otros sabrán que quiere hablar de ella y recordar a aquella persona que era tan importante en su vida. Al citar el nombre de la persona fallecida, usted también le dará permiso a otras personas para hablar de ella.

6. Deje conocer sus límites
No permita que otros le presionen en actividades que usted sabe que son muy molestas para usted. Deje que sus límites sean conocidos por otros que pueden estar decididos a no dejarlo estar triste o solo. Si prefiere estar solo un rato más bien que estar en un evento social, exprese sus sentimientos y deseos. Si le gustaría que lo incluyeran en una actividad determinada, dígalo. Los demás serán más capaces de ayudarle si ellos saben qué es lo que usted necesita. Recuerde que con el anuncio de muerte y la creación del “estatus de deudo”, se goza del derecho temporal de suspender nuestro interés por los requerimientos normalmente forzosos de la conducta, la atención, la amabilidad, la deferencia y el respeto por el entorno. Muchas personas en duelo tienden a aislarse para no incomodar a otros con su dolor y tristeza. El amor y el apoyo de la familia y los amigos en cartas, llamadas por teléfono, visitas o invitaciones son gratificantes y enriquecedores. Es una luz en el oscuro escenario del duelo. El martirio no es necesariamente una parte del proceso del duelo. Recuerde que sus familiares y amigos no leen su mente (aunque no le disgustaría que así fuera), déjeles saber sus deseos y lo que usted necesita para “pasar” ese día de fiesta. Tiéndales la mano y ellos responderán con amor y gestos curativos. Use el apoyo que otros desean darle.

7. Exprese su fe
La pérdida de un ser querido generalmente nos deja con profundos cuestionamientos filosóficos y teológicos, situación que se magnifica con las fiestas. Busque una iglesia o templo, un consejero o guía espiritual, una oración, una reflexión o únase a otros en un acto común de oración (p.ej., grupo de oración); continuar orando, meditando, reflexionando y uniéndose a otros ayuda a muchas persona a aliviar el dolor. Recuerde que su lugar de oración no tiene porque seguir siendo el mismo. Si usted es partícipe o miembro activo de una comunidad religiosa o espiritual, solicite que se tenga en cuenta el nombre de su ser querido o se dedique una oración especial durante el servicio; ambas cosas pueden ser gratificantes. Esto también permite que otros conozcan su duelo y obtenga apoyo extra. Algunas personas temen llorar en público, especialmente durante la ceremonia religiosa; lo más apropiado será no detener las lagrimas. Sea generoso consigo mismo y no espere mucho de sí, es decir, de su fortaleza. La preocupación por si llorar o no solo añade una carga adicional. Recuerde que si llora, descargará angustia y se sentirá mejor. Esto no tiene porqué arruinar el día de sus familiares, además, les proporcionará la libertad para hacerlo también si así lo desean o sienten.

8. Ocúpese en cuanto pueda
Hay mucho de su vida que ahora se escapa de sus manos: la pérdida que usted ha experimentado y los inevitables cambios resultantes le robarán parte de su poder sobre las cosas, no obstante, todavía habrá algunas cosas, acciones y decisiones, que estarán bajo su autoridad. Empiece a tomar control de su vida en algunas cosas, aunque éstas sean pequeñas. Una posibilidad para el primer año puede ser visitar a los familiares o amigos, o irse de vacaciones; organice y planee tales eventos. Esto le permite mantener su mente ocupada en algo fuera de la fecha importante y compartir el tiempo de una forma diferente y en un marco menos doloroso. Si cocinar y arreglar la casa le distraen o le son agradables, hágalas; en caso contrario, encargue la comida, contrate a alguien para que le arregle la casa o no haga nada este año. Si era usted quien solía preparar los arreglos festivos, permita que este año lo hagan sus hijos, nietos, amigos, vecinos o miembros de su comunidad o grupo religioso; si no desea árbol de navidad este año, puede conseguir uno de cerámica y/o un cuadro/poster de un árbol de navidad. Si ir de compras es muy angustiante, pídale a familiares o amigos que lo hagan por usted, o bien, hágalo por catálogo, televisión o internet. Visite una librería o biblioteca local y pregunte por libros de auto-ayuda. Ellos le informarán e inspirarán. Lea todos los días un poco.

9. Ayude a otros
Una forma efectiva de elevar su estado de ánimo es ayudar a otras personas: experimentamos curación al ayudar a otros pues hay algo de terapéutico en el hacer a otras personas un favor; esto se debe en parte a que ayudar a otros es una forma efectiva de desviar el foco de atención del propio dolor y establecer una perspectiva en nuestra vida. Las fiestas son una oportunidad única para utilizar nuestro tiempo como voluntarios debido a que las organizaciones de beneficencia experimentan mayores necesidades en estas épocas y por tanto requieren más manos útiles: hospitales, comedores populares, asilos, albergues, refugios, hogares, hospicios u otra organización cívica son lugares donde acudir. También se puede “adoptar” una familia pobre e invitarla a comer/cenar y/o darle regalos de navidad, reunirse con alguien diferente este año, amigos, otros familiares o buscar la forma de hacer por otros cosas que le hubiera gustado hacer por el ser que perdió y que ahora no puede hacer.

10. Encuentre o diseñe su propia forma de recordar a su ser querido
Es verdad que nada puede hacer “regresar” a la persona que perdimos, no obstante, usted si puede mantener su recuerdo y su espíritu vivo cuando hace algo especial o creativo en su memoria (p.ej., plantar un árbol, adoptar una familia pobre, hacer una donación con los regalos que ya no comprará, crear una beca en nombre de la persona perdida, encender una vela con o sin fotografía, ponerse algo de ropa que pertenecía a la persona perdida, echarse su perfume, etc.). Estos actos le ayudarán a recordar a su ser querido cada vez que celebre un festivo.

11. Cuídese
Debido a que los aniversarios y otras fechas conmemorativas son muy agotadores física, emocional y psicológicamente, es importante que se alimente bien, descanse lo suficiente, evite usar el alcohol para olvidar las penas y tenga en cuenta los siguientes conceptos:

A. Aunque se supone que las personas deben estar felices y contentas en las fiestas, usted no se sentirá de esa forma ni mucho menos. Si usted no se siente feliz, acepte sus sentimientos y no luche contra ellos. Sea tolerante con su humor y sus emociones y permítase experimentarlos. Si trata de negar o bloquear sentimientos negativos, simplemente los forzará a profundizarse más en el interior de su mente. Eventualmente ellos encontrarán la forma de expresarse, quizá de una forma no muy saludable para usted. Si les siente sin juzgarles o suprimirles, se disiparán, reduciendo considerablemente el estrés que producen.
B. Dígase usted mismo: en el duelo nada está escrito en las piedras (“nada es definitivo, excepto la ausencia”). Cuando se acerquen los días festivos, tenga cuidado: su vida ha cambiado tremendamente, y eso puede significar cambiar la comida, el lugar y/o establecer nuevas costumbres.
C. Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella, por ello, piense, hable y actúe positivamente. Empezar la época festiva diciéndose “esta es la peor época del año” establece una cruel y negativa visión que deprimirá su humor, sus actitudes y acciones.
D. Detenga todos los pensamientos negativos; así, tan pronto como ellos empiecen, reemplácelos por pensamientos edificantes y positivos: “en lugar de pensamientos de pérdida trataré de disfrutar de esta época”, “estas fiestas me van a dar la oportunidad de profundizar mis relaciones con otros y formar otras nuevas”, etc. Al usar sentencias afirmativas usted abre la puerta a unas fiestas de esperanza y placer en lugar de desesperación y dolor.
E. Examine sus expectativas. Nunca espere que las cosas sean igual que antes: nada es ni será igual. Evite afanarse por la perfección. Recuerde que sentirse mal en esta época es normal. No se juzgue duramente debido a que sus emociones pueden ser más volátiles durante esos días; reconozca su estrés y ansiedad como normales. Trate de estar en sintonía con sus sentimientos y responda acorde: si quiere llorar, llore; si siente la necesidad de estar solo unos minutos u horas, hágalo. Si en el pasado usted era el principal responsable de hacer del día de fiesta una rica experiencia familiar, no se sienta presionado de continuar con ese patrón; no trate de hacerlo todo usted mismo: pídale a otro familiar o amigos que le ayuden con las compras, la cocina, el cocinar, decorar y envolver regalos.
F. La pérdida de un ser querido afecta el patrón de sueño normal y los hábitos alimentarios. Así, sus niveles de energía disminuirán. Sea paciente consigo mismo y respete sus limitaciones naturales. Respete lo que su cuerpo y mente le están  diciendo, y disminuya sus propias expectativas acerca de estar al máximo durante las fiestas.
G. Llore todo lo que pueda pero siga adelante con las fiestas. Las lagrimas y la tristeza son parte natural del duelo, así, no tienen porqué arruinar toda la fiesta para usted y/o para los otros. Si llora cuando lo desea, descargará tensión y estará en mejores condiciones para la fiesta. Concédase tiempo para recordar a su ser querido y tiempo para distraerse de los recuerdos (para hacer otras cosas). Durante el duelo hay tiempo para cada cosa, y esto es especialmente importante recordarlo durante las fiestas.
H. También puede elevar su estado de ánimo mediante la música: ella es la luz en la tenebrosa noche de la vida. La musicoterapia actúa en el dolor emocional y físico, reduce la tensión y transforma el humor.
I. Concéntrese en lo verdaderamente significativo de la fiesta. Las fiestas son un tiempo para estar juntos, dar gracias y compartir con la familia y los amigos, por los beneficios materiales y espirituales disfrutados durante todo el año. Enfóquese en profundizar sus lazos de amistad. Recuerde que las fiestas son mucho más que compras, decoración y comida. Dígale a otros lo que necesita. Si no tiene ánimos de ver a nadie, puede enviar postales.
J. Piense creativamente cuando vaya a planificar los festivos y considere diseñar nuevos rituales, uno que incluya, por ejemplo, recordar el pasado mientras reconoce que el presente ha cambiado. En lugar de hacer lo que siempre ha hecho, usted puede, por ejemplo, realizar el proyecto que siempre quería hacer pero que no había podido, o bien, puede adoptar una mascota; aún pequeños cambios pueden ayudarle mucho. Sea creativo y encuentre la mezcla y el balance justo para usted. Concédase libertad para planear el festivo a su antojo. ¿No quiere ir a la fiesta de la oficina? Pues no vaya. Permítase un espacio y no se sienta obligado o culpable debido a que usted no está tan bien como hace años o como el año anterior. Lo más importante es que se de cuenta que los festivos no producen sentimientos mágicos o dan soluciones a sus problemas.
K. Permítase la opción de cambiar de punto de vista, incluso en el último momento. Recuerde que el duelo es un proceso y su estado de ánimo cambiará de día a día, incluso de hora a hora. No se preocupe por cancelar planes que ya había organizado antes, sea flexible y no rígido. Así, sea amable con usted mismo y no espere que los planes para el festivo sean perfectos.
L. Deje saber a otros qué le sienta bien y qué no. No importa que sea reiterativo. Si no se siente bien respecto a como va el día, dígaselo a alguien. La mayoría de las personas reconocen que los festivos son duros para aquellos en duelo. Encontrar una persona que comparta con usted sus sentimientos será de gran valor durante este tiempo tan estresante. A menudo, después del primer año, la gente espera que usted ya esté bien;  aunque esto puede llegar a ser muy difícil, ciertamente podrán disfrutarse de nuevo los días de fiesta, si bien de diferente manera.
M. Diseñe y prepare un “botiquín” para utilizar en las reacciones de aniversario; este botiquín deberá contener abrazos, caricias, hombros para apoyar la cabeza, compañía, etc.

12. Permanezca en contacto
Debido a que el duelo es una experiencia tremendamente aislante, mantener los contactos con sus amigos y familiares, ya sea por carta, teléfono, internet o reuniones personales siempre será de utilidad, especialmente si esto parte desde los otros, es decir, si son los otros (familiares y amigos) quienes son los que perseveran en mantener el contacto a pesar de su resistencia a ello. Participe en los rituales y costumbres locales y comunitarios; los grupos de las iglesias, organizaciones cívicas y los grupos de ayuda mutua pueden darle apoyo adicional y unirle a otros que comparten valores e intereses.

13. Disfrute de las fiestas si puede
No tiene porqué sentirse mal al disfrutar las fiestas; está bien y es normal disfrutar ratos durante el duelo; recuerde que usted no firmó un contrato para ser un desgraciado el resto de su vida por el fallecimiento de su ser querido. Disfrutar de las fiestas no significa que es infiel con su ser querido o que le está traicionando: de la misma forma que usted se da permiso para afligirse durante estas fiestas, permítase disfrutarlas; además, lo que usted escoja hacer para el primer año no tiene porqué servir necesariamente para el siguiente.

14. No se deje involucrar en los mitos festivos
Si le molesta la decoración festiva y la música que acompaña esas fiestas a la hora de ir a comprar a un centro comercial, hágalo antes de que empiecen las fiestas (p.ej., haga las compras de navidad en noviembre) o compre por teléfono o catálogo. Recuérdese que los días festivos están llenos de expectativas no realistas por la intimidad, cercanía, relajación y disfrute de muchas personas, actitudes no ajustadas para el duelo. Trate de disfrutar lo que usted pueda. Acepte los momentos duros sabiendo que ellos pasarán. Cuando le hagan el comentario de “felices fiestas”, responda lo que para usted es más apropiado en ese justo momento (recuerde la “montaña rusa” del duelo); comentaros como “lo estoy intentando”, “mis mejores deseos para usted y su familia” son apropiados. Si usted está acostumbrado a tener cena de navidad en su casa, siempre puede cambiar de hora y lugar para esa fecha. Sirva la comida estilo buffet y en otra habitación diferente a la acostumbrada. En general, la anticipación añade más angustia que la que realmente acontece.

DÍAS FESTIVOS Y RESPUESTA FAMILIAR
Con la celebración familiar del día festivo pueden presentarse dos situaciones opuestas en cuanto a la respuesta de los miembros de la familia; esta respuesta obedece tanto a las estructuras internas establecidas y mantenidas por las familias desde su existencia (conjunción de familias tanto propias como de origen) como al nivel global de estrés que cada uno esté soportando:

1. Si usted viene de una familia amorosa, abierta y expresiva (familia saludable), tratarán con la pérdida de la misma manera, amorosa, abierta y expresivamente. Su expresión práctica suele ser como sigue: Todos muestran sus mejores caras, algunas mejor que otras, pero lo que es más importante es que ellos han escogido utilizar su tiempo juntos. En lugar de pretender que nada ha pasado, ellos, en algún momento, son conscientes de la persona perdida. Hablan de ella y de lo que decía no hace mucho tiempo, sonríen y lloran juntos. Para ellos no se trata de olvidar la persona perdida, pues no pueden hacerlo. Liberándose ellos mismos de las emociones más dolorosas, harán lugar para los recuerdos más queridos que están dentro de ellos. Y empezando a hacerlo en estas fiestas, harán que su siguiente fiesta sea menos dolorosa, y así.
2. Si, por el contrario, usted viene de una familia que no le gusta expresar sus sentimientos (familia negadora), lo que puede esperar es que se adhieran a esta estrategia para afrontar esta circunstancia de la pérdida actual, bastante más estresante. Debido a que el duelo lleva consigo emociones extremadamente intensas, sus reacciones probablemente serán más extremas de lo usual. Por tanto, puede ser más duro pasar estos días de fiesta sintiéndose mal con las personas que le rodean así como tener que pasar, de ahí en adelante, otro día de fiesta en su compañía. Su expresión práctica suele ser como sigue: Todos están en la fiesta mostrando su mejor cara; pretenden que nada ha pasado ni cambiado. Para ellos es muy importante hacer esto debido a que no hacerlo sería muy doloroso. Están tensos, discuten entre sí, se aíslan porque no aguantan esta situación de “mantener” todo en su interior, otros “ahogan” su dolor en el alcohol. Finalmente, algunos se ocultan para poder llorar libremente. Así, se mezclan sentimientos de rabia contenida y tristeza y las personas terminan dolidas unas con otras, rabiosas, molestas y posiblemente no vuelvan a asistir a una fiesta familiar.

Estos son, de hecho, los dos extremos del especto. Las familias estarán entre ambos extremos. Aquí es donde la elección individual acerca de cómo enfrentar los días de fiesta es importante.

CUANDO LA MASCOTA HA MUERTO
Un tiempo tradicionalmente para la familia, como suelen ser los festivos, nos recuerda quién o qué es lo que hemos perdido. Cuando la pérdida se refiere a nuestra mascota:

1. Reconozca que tiene un duelo con todas sus características y que puede tener algunas dificultades emocionales durante los festivos. Aunque parezca obvio, no lo olvide.
2. Permítase afligirse sin temor o vergüenza de otros.
3. Comparta sus sentimientos con otras personas de su confianza. Si no encuentra ayuda en su círculo de amistades o familiares, asista o forme grupos de ayuda-mutua o apoyo en línea.
4. Aprecie y valore sus recuerdos, tanto fotográficos como de video, y utilícelos en momentos de nostalgia.
5. Haga algo simbólico, por ejemplo, un regalo a un refugio de animales u organización de defensa de éstos, encienda una vela, ponga una media con el nombre de la mascota, escriba una nota o diseñe una página en internet para ese propósito.
6. Hágase un regalo: duerma, coma bien y haga ejercicio. Recuerde que el duelo exige de mucha energía.
7. Ayude a alguien.
8. Confíe en su sistema de creencias individuales.
9. Resista la tentación de conseguir una nueva mascota prematuramente para llenar el vacío dejado por la previa. Recuerde que ninguna relación puede ser duplicada. El tiempo para conseguir una nueva mascota depende de muchas variables, si bien será cada persona quien así lo considerará.
10. Recuerde que los festivos son temporales.

COSAS PARA HACER LOS DÍAS ESPECIALES
1. Celebre la navidad en noviembre, por ejemplo, y pase el mes de diciembre tranquilo.
2. No comunique su cumpleaños.
3. En fechas especiales (fecha del diagnóstico, de la cirugía, el accidente, etc.) quédese solo o con alguien que no conozca nada de usted.
4. Retire adornos alusivos a fiestas.
5. Prepare una comida especial, no usual.
6. Invite a la familia del fallecido.
7. Envíe postales y tarjetas aunque no espere ninguna respuesta.
8. Cante villancicos.
9. Adorne diferente su casa o vaya a otra casa esta vez.
10. Vaya a la iglesia/templo/sinagoga con alguien y no solo.
11. Permanezca activo y haga deporte de grupo.
12. Encuentre a alguien con quien pasar las fiestas.
13. Haga algo por usted mismo.
14. Recuerde a la persona fallecida y hable de él; también puede preparar un discurso.
15. Escriba una carta o léala.
16. Salga de la ciudad o haga un viaje.
17. Plante algo.
18. Cocine un pastel de cumpleaños.
19. Haga un albun de recuerdos.
20. Libere un globo.
21. Visite el cementerio y ponga flores.
22. Regálese algo el día de los difuntos.
23. Encuentre a alguien con una necesidad específica y llénela.
24. Haga algo agradable por usted mismo.
25. Haga conmemoraciones.
26. Encienda una veladora.
27. Cante canciones o escuche música.
28. Disperse cenizas sobre los lugares sagrados.