Respaldo de material de tanatología

Jurgen Habermas

Habermas

    Introducción

    Habermas forma parte de la Escuela de Frankfurt, importante movimiento que surge a partir de los años 20 con la fundación del Instituto de investigación social con sede en la ciudad alemana de Frankfurt, y alrededor de la cual se reúnen importantes sectores de la intelectualidad alemana y europea. Tiene carácter interdisciplinar, estando integrado por filósofos, sociólogos, economistas, lingüistas y en general pensadores de procedentes de las distintas ciencias sociales. En la Escuela de Frankfurt se distinguen dos etapas diferenciadas o generaciones.

    La primera generación comienza su deambular en torno  a 1922 y desarrolla sus trabajas hasta 1933 en que se produce la diáspora como consecuencia de la llegado del nazismo alemán, lo que obliga al exilio a la mayoría de sus miembros, cuyos destinos principales son París y Estados Unidos. En la posguerra retornan algunos miembros y se incorporan otros, lo que hace que reinicien sus trabajos. A esa primera generación pertenecen Horkheimer, Adorno, Benjamin y Marcuse, entre otros. Entre los objetivos de este grupo se encuentran el desarrollo de una teoría crítica, cuyas características son las siguientes:

    Crítica a la ciencia, mediante una oposición al empirismo y a la razón científico-técnica e instrumental, manifestada a través una negación de la supuesta objetividad y neutralidad científicas. Denuncia, pues, de la falsa objetividad científica.

    Crítica a la filosofía teórica tradicional por su abstracción y pura especulación, es decir por hallarse al margen del cualquier contexto histórico-social y de las condiciones materiales que la sustenta.

    Filosofía del compromiso social de la mano del marxismo como teoría, lo que supone un tipo pensamiento basado en la relación teoría-praxis con vistas a la finalidad última, cual la transformación de la sociedad. Para ello se deberá partir de las condiciones materiales (socioeconómicas) e histórico-sociales que enmarcan tanto el pensamiento como la acción de los individuos (comportamiento). 

    Los de Frankfurt tomaron partido por el compromiso social y político y la solidaridad con el movimiento obrero. Pero en Europa se empezaron a producir cambios decisivos que afectaran a los cimientos teóricos del grupo, como la absorción del movimiento obrero por el sistema capitalista tecnoindustrial, la deriva hacia el estalinismo del marxismo soviético y la aparición del fascismo en Europa, sobre todo en Alemania. El pesimismo se apoderó del grupo y de poco valieron sus lamentos contra los importantes que se estaban produciendo en el mundo occidental. La teoría crítica perderá sus ideales coincidiendo con estos fenómenos, sobre todo con la pérdida de los actores sociales del cambio y la transformación social, los trabajadores. El resultado de todo ello es el triunfo de la razón instrumental (Horkheimer), del hombre unidimensional (Marcuse) y de la identificación con el orden establecido (Adorno). Triunfo de los medios y olvido de los fines (la emancipación social) y los propios seres humanos tratados como medios, como objetos. Pese a todo, la crítica negativa contra la sociedad burguesa y sus instituciones inspirarán los movimientos juveniles y contraculturales de los años 60, especialmente las teorías de Marcuse (mayo del 68, entre ellos).

    La segunda generación incorpora nombre nuevos (Habermas, Apel, Schmidt, entre ellos) con renovados planteamientos. Entre los que se encuentran el reconocimiento del poscapitalismo como fase dominante en el mundo occidental, la crisis del Estado del Bienestar y el surgimiento de la sociedad de la información. Habermas es uno de los que reconoce la incapacidad de la teoría crítica clásica para adaptarse a las nuevas condiciones y una de los primeros cometidos de los miembros de esta segunda generación es la de buscar un nuevo actor social, el ciudadano ilustrado, y otro el de incorporar nuevas teorías que integren una perspectiva interdisciplinar en sus bases teóricas.

    Razón y comunicación

    La razón comunicativa es el núcleo de la obra de Habermas, su propuesta teórica en un mundo donde la razón ha quedado reducida, y escindida, en razón contemplativa y especulativa, por un lado, y razón instrumental, dominada por lo útil y lo eficaz, por otro. El  concepto de razón comunicativa hunde sus raíces en el pensamiento de Weber y su concepto de acción social. En las ciencias sociales hay una distin­ción clásica entre hecho social, de Durkheim, y acción social, de Weber. Para el primero la sociología debe ser una ciencia neu­tral, objeti­va y científi­ca, de resulta­dos generali­za­bles y, por tanto, cuan­titativa; para Weber, en cambio, debe ser una ciencia inter­pre­tativa, don­de el signifi­ca­do, el contex­to y lo singular, serán los rasgos más destaca­bles. Es más una cien­cia cualitati­va que cuan­titati­va, y explicar significa com­prender e interpretar. Idénticas diferencias se desarrollaron en el cam­po de la psico­lo­gía entre las corrien­tes behavioristas, como el con­duc­tismo, donde lo psíquico es concebido en términos de com­portamiento objetivo y medible, es decir reducible a datos físicos cuantitativos (la con­ducta) y otras co­rrien­tes más huma­nis­tas, entre ellas el psi­co­análi­sis, donde el indi­viduo no se puede reducir a un simple dato objetivo y cuan­ti­fi­cable sino que es concebido como un ser más com­plejo, dota­do de subje­tivi­dad e inten­ciona­li­dad.

    Concepto de acción. Habermas está de acuerdo con Weber y su concepto de acción social. Para ello parte de la distinción entre com­por­ta­mien­to y acción. El comportamiento es obser­vable y descriptible, pero la acción es com­prensible. Observamos cómo una mosca se golpea contra el cristal, pero interpretamos la salida de un trabajador en base a normas sociales y de contexto. Las acciones se pueden observar: pero sólo son interpretables a la luz del con­texto social. Si observamos que un trabajador vuelve a casa podemos interpretar que lo hace porque quiere, porque ha termina­do su trabajo o porque tiene que cosas que hacer en su casa. Pero necesitamos conocer el contexto social cuyas normas permiten expli­carlo. Las accio­nes no son susceptibles de medición física. En resumen, puede decirse que mientras el hecho social o comportamiento es observable y medible, la acción es interpretable y comprensible. Esta diferencia remite a la ya conocida entre explicación  y comprensión. La acción es intencional, producto del sujeto agente (que actúa a voluntad). Ello es así porque las cosas y el mundo tienen significado para nosotros. El significado es algo subjetivo, es el sentido que el sujeto otorga al mundo que le rodea. Mientras que las teorías objetivistas, las cientifistas y positivistas, prescinden del significado, las subjetivistas parte de que el mundo tiene sentido para nosotros, depende de nosotros como sujetos. No se puede hablar del mundo de la vida humana como se hace de los objetos. Habermas concibe la sociedad como una red estructurada en términos de sentido.

    Clases de acción. Habermas distingue entre aquellas acciones orientadas al éxito y las que se orientan hacia el entendimiento. Sobre esta base distingue entre tres tipos de acciones:

    Acción instrumental: acción orientada al éxito basada en el seguimiento de reglas técnicas con vistas a la eficacia y la utilidad en la intervención física de la realidad.

    Acción estratégica: orientada al éxito pero basada en el seguimiento de reglas de elección racional con vistas a la eficacia en el intento de influir sobre las decisiones de un oponente racional. Son acciones sociales.

    Acción comunicativa: se orientan al entendimiento con otros, por lo que los actores sociales no se mueven por intereses personales o el propio éxito sino por la interacción y la comunicación.

    Pragmática u niversal. El entendimiento se realiza a través del lenguaje, de ahí que sea tan relevante el mismo. El lenguaje ?media? entre los sujetos, vincula a los individuos de manera intersubjetiva. La interacción simbólica (lingüística) mediada y la intersubjetividad son dos dimensiones básicas de la acción comunicativa con vistas al entendimiento y el intercambio. Habermas plantea la necesidad de una Pragmática universal, una ciencia del lenguaje basada en estructuras universales y válidas en cualquier situación y contexto comunicativo. La Pragmática universal pone de manifiesto las condiciones lingüísticas que hacen posible la razón comunicativa.  Es a través de ella que, la razón deviene en razón comunicativa.

    Pretensiones de validez. En todo agente (persona) que actúa lingüísticamente (habla con otros), con vistas a entenderse con otros, se pueden encontrar las siguientes pretensiones de validez: inteligibilidad, verdad, veracidad y rectitud. Inteligibilidad porque el hablante ha de elegir una expresión inteligible para que hablante y oyente pueden entenderse entre sí; verdad porque el hablante ha de tener la intención de comunicar algo, un contenido verdadero para que el oyente puede compartir el saber con el hablante; veracidad porque el hablante tiene que querer expresar sus intenciones de forma veraz para que el oyente pueda creer en lo que el hablante dice; y rectitud porque el hablante ha de elegir una manifestación correcta en cuanto a normas y valores vigentes, de suerte que ambos, hablante oyente pueden concordar intersubjetivamente. En definitiva el entendimiento busca un acuerdo que termine en termine en la comprensión mutua (inteligibilidad) del saber compartido (verdad), de la confianza recíproca (veracidad) y de la concordancia de unos con otros (rectitud). Una persona ha de hacer entender, decir algo, hacerlo con credibilidad y respetando normas comunicativas vigentes.

    Actos de habla y modos de comunicación. De las tres dimensiones del lenguaje, sintaxis, semántica y pragmática, la acción comunicativa se refiere sobre todo a la pragmática. Acto de habla es la unidad elemental de la comunicación lingüística. Habermas señala tres tipos de actos de habla a los que hace corresponder otros tantos modos de comunicación:

    1)    Actos de habla constatativos que se refieren a la relación de la oración o el enunciado con la realidad externa, donde se expresa una pretensión de verdad y que corresponde a un modo comunicación cognitivo.

    2)    Actos de habla regulativos donde se establece una relación con la realidad normativa de la sociedad, expresando una relación interpersonal y una pretensión de rectitud, y que produce un modo de comunicación interactivo o comunicativo.

    3)    Actos de habla representativos donde se establece una relación con la realidad interna o mundo interior del hablante, expresando una pretensión de veracidad por parte del hablante y que se refiere al modo de comunicación expresivo.

    Hay una estrecha relación entre el empleo del lenguaje, las pretensiones de validez y, por tanto, el modo de comunicarnos entre nosotros. Por ejemplo, si alguien describe algo, constata, pretender decir una verdad (?afirmo que…?, ?hoy es martes?, por ejemplo) y hace un uso cognitivo (de conocer) del lenguaje. Además se refiere a una realidad objetiva o externa. Si alguien se dirige a otro para exigirle, rogarle o similar (?te aviso que…?, ?no vayas a este sitio?) trata de que el otro se comporte de una determinada forma o tome una actitud adecuada, o buscar influir en él, tratando de ajustarse a alguna norma o regla de comportamiento. En suma, se refiere a la relación del sujeto con normas o reglas de conducta morales o sociales que trata de que el otro cumpla. Y por último, si al hablar expresamos un sentimiento o afección (?deseo que…?, ?me gustaría…?, ?temo  suspender la filosofía?) pretendemos ser veraces o hacernos creer ante otros en torno a algo que puede preocuparnos a sentimos, con lo que hacemos un uso expresivo del lenguaje. En este último caso, nos movemos en una relación con nuestro mundo interior. De este modo se ve que cada acto de habla se refiere también a ámbitos de realidad distintos, la realidad externa o mundo objetivo (constatativos), las reglas de comportamiento o normatividad (regulativos) y el mundo interno o subjetividad (expresivos). Mientras que el conocimiento se refiere a la realidad objetiva o naturaleza, la sociedad es el origen de las reglas y normas de comportamiento, y la experiencia interna o vivencias del sujeto lo es del uso expresivo del lenguaje.

    Acto de habla: Validez – Modo de com. – Ámbito de realidad
   
    Constatativo: Verdad – Cognitivo – Naturaleza externa/Objetividad
   
    Regulativo: Rectitud – Comunicativo – Sociedad/Normatividad(reglas)
   
    Expresivo: Veracidad – Expresivo – Naturaleza interna/Sebjetividad
   

    La pretensión de validez inteligibilidad no aparece porque ella es condición previa de toda comunicación y acto de habla. El lenguaje es la condición de comunicación, interacción e intersubjetividad. Habermas plantea una teoría de la comunicación en términos de sentido y una teoría de la sociedad en términos de racionalidad comunicativa.

    Acción comunicativa y mundo de la vida. La racionalidad comunicativa es la condición de toda sociedad levantada sobre bases racionales y apoyada en la intersubjetividad (comunicación intersubjetiva), pero es además básica en la socialización, proceso de inserción del individuo en la sociedad, por el que adquiere pautas culturales y sociales como miembro de la sociedad. La socialización es condición de la identidad. La acción comunicativa (como parte de la acción social) colabora en los tres procesos que conforman la socialización: recepción y reproducción cultural (integración del individuo en su cultura), integración social (inserción en los correspondientes grupos sociales y adquisición de normas de comportamiento) y desarrollo de la personalidad y de la identidad personal.

    Por otra parte el individuo habita en los tres mundos, objetivo, social y subjetivo, los cuales constituyen los presupuestos ontológicos de la acción comunicativa. Pero los tres mundos se hallan recortados y sobre pasados por un ámbito superior más general y básico que abarca el conjunto de situaciones de la realidad de cada uno: el mundo de la vida. Él constituye el horizonte cognitivo y marco fundamental desde el que el individuo accede a los distintos ámbitos de la realidad; es el marco y lugar donde se realiza la acción comunicativa: el subsuelo vital de la realidad personal en el que habitamos. El resto de mundos, objetivo, social y subjetivo son parte de él, que los cubre y abarca todos, como horizonte último de la vida.