Extraído de : FRANZ, Marie-Lousie von: ?La muerte como el ?otro? siniestro o benéfico?, en Sobre los sueños y la muerte, Kairós, 2ª ed., 1995, págs. 97-107.
portadafranz.gif (51452 bytes)
La aproximación de la muerte a menudo está representada con la imagen de un ladrón, es decir como algo extraño que irrumpe en nuestra vida. Un hombre de negocios, de unos cincuenta y cinco años, me pidió que lo tomase en análisis. Se sentía frustrado en su actividad profesional y buscaba un sentido más profundo para su vida. Su primer sueño fue el siguiente:
(En el sueño) se despierta a medianoche en la cama, en una habitación oscura semi-subterránea. A través de la ventana entra un rayo claro de luz. De repente se encuentra a un desconocido en la habitación que le provoca un miedo tan terrible e inhumano que despierta baiñado de sudor.
El primer sueño del análisis es la mayoría de las veces profético, en cierto modo anticipa simbólicamente la futura evolución que se gesta en lo inconsciente. En ese momento no entendí el sueño y me limité a señalar al soñador que seguramente se le acercaría algo extraño, que le provocaría miedo; pero que en ello también habría luz, es decir iluminación, inteligencia. Después de algunas horas de análisis el soñador no volvió a presentarse; de vez en cuando me avisaba por teléfono sus intenciones de continuar pero que la sobrecarga de trabajo no se lo permitía. Un año más tarde me llegó la noticia de que estaba a punto de morir de un cáncer de médula. El siniestro ?ladrón? del sueño inicial no era otro que la muerte!
Un sueño semejante de un hombre moribundo nos es relatado por R. Lindner:
Llego a casa y abro la puerta con la llave. Al entrar tengo la sensación de una presencia… Miro en mi habitación y allí hay un señor mayor (de más de 60 años, al cual ya había visto algunas veces en el tranvía) con el aspecto de la muerte. Había entrado como un ladrón. Totalmente espantado salgo corriendo de casa pero desde fuera no puedo cerrar la puerta con llave; toco el timbre de un vecino y grito auxilio. Nadie aparece ni tampoco nadie me abre. Estoy totalmente solo y vuelvo a mi casa donde se encuentra el hombre siniestro: a mi habitación.
También el paciente ya mencionado de Edingers vivió la premonición de la muerte de manera similar. Seis meses antes de su muerte soñó lo siguiente:
Estoy en casa pero es un lugar en donde no había estado nunca antes. Voy a la despensa para buscar algo de comer. Los estantes están llenos de salsas y condimentos, todos de la misma marca, pero no hay nada para comer. Tengo la sensación de no estar solo en casa. ¿Cae la tarde o hay una luz clara de luna? Abro el interruptor de la luz, pero la luz viene de otra habitación. Algo cruje. No estoy solo. Me pregunto dónde está mi perro. Necesito más luz y mas valor. Tengo miedo.
También esta presencia invisible de un ?otro? siniestro alude a la muerte. Otro sueño de este tipo, el de una mujer de 78 años, nos lo relata Kurt Lückel:
Llaman la puerta de fuera, luego a la de dentro. Después entra alguien a mi habitación, permanece de pie en el umbral y espera. No puedo reconocer si es hombre o mujer. Él (!) sigue en el umbral, no se acerca, está de pie y espera. Me asusto, enciendo la luz y gnto: iFuera! Él se queda un momento y después desaparece. Estoy muy asustada. Me siento inquieta. Incluso le grito: ¿Qué quieres de mí? iNo aparezcas más por aquí!… Pero después ya no me puedo dormir.
Más tarde, conversando, ella misma se da cuenta de que podría haber sido un ?enviado de Dios?, es decir la Muerte.
En la mitología de muchos pueblos, la Muerte está descrita como una figura masculina o femenina. Edgar Herzog ha reunido una imagen muy sugerente de la figura de la muerte mítica personificada (femenina o masculina), y ha mostrado que los nombres de la diosa Hel y la ninfa Calipso derivan de una misma raiz, kel(n), que significa esconder (en la tierra). Los pueblos paleoasiáticos conocen un demonio, o demonios, Kalan, Kala (éste último con cara de perro), que personifican la muerte y la enfermedad.
La muerte está representada más frecuentemente como lobo o perro que como un ?otro? siniestro con forma humana. La Hel germánica es la hermana del lobo Fenrir, al que corresponde el Cerbero griego, hijo de la serpiente Equidna. En las creencias populares alemanas y suizas se conservaron hasta el día de hoy dichos, en los cuales la aparición de un perro negro anuncia la muerte al hombre. En la noche en que murió su madre, sin que de ello supiese nada, C.G. Jung soñó lo siguiente:
Me hallaba en un bosque espeso, tenebroso;… era un paisaje heroico, primitivo. De repente oi un silbido estridente… las rodillas me temblaban de espanto. Entonces se oyó un ruido en un matorral y saltó un enorme lobo con terribles fauces… Pasó ante mí como una flecha y yo supe que el cazador le había ordenado que capturase a un hombre…a la mañana siguiente recibí la noticia de la muerte de mi madre.
Jung explica que el cazador salvaje era Wotan, el Mercurio de los alquimistas. Así el sueño expresa que el alma de su madre ?había sido acogida en aquella adhesión al Sí mismo… en la totalidad de la naturaleza y el espíritu que supera el conflicto antagónico?. El perro se explica muy a menudo también como un acompañante al más allá, curandero y protector. Así, en Egipto, el dios Anubis con cabeza de chacal es en realidad el portador de la resurrección, y en la creencia azteca un perro amarillo o rojo, Xolotl, trae de nuevo a la vida a los muertos que están en el más allá. También en India, Shiva, el destructor y dios de la muerte, se Ilama ?Señor de los perros?. La diosa de la muerte Nehalenni se representaba con un cesto de manzanas (=¡los frutos!) junto con un perro lobo, y Virgilio dice en la Eneida, que el perro de los infiernos Cerbero es en realidad la tierra que absorbe a los muertos. También la serpiente y el pájaro pueden representar a veces la muerte.
En su significativo artículo Sterbeerfahrungen psychologisch gedeutet , Liliane Frey informa sobre un caso interesante en el cual el ?otro? aparece en forma de diablo. Es el sueño de un joven, sano y con éxito, durante un viaje al Próximo Oriente:
Huía con un muchacho por la falda de una pradera empinada. Antes de que llegase a la parte alta,…apareció por detrás el diablo. Se dio cuenta de mi presencia, se acercó y me dijo que pronto tendría trabajo conmigo. Yo estaba allí un poco asustado pero también desafiante y le comenté. ?Esto ya lo sé, cuando llega el momento de ver si se sale de esto con vida?. El diablo rió y dijo que para entonces habría algunas alegrías. Llevaba puesta una camisa árabe, larga y oscura, su cara era negra amarronada, pero cuando estiró el traje, aparecieron en las arrugas todo tipo de colores. En una mejilla tenía una mancha bermellón; la percibí como un estigma, como la araña negra.
Unos días después de este sueño, el soñador encontró la muerte víctima de un accidente aéreo en el desierto árabe. La ?araña negra” aludía a la ?gran madre?, tal como él había tenido oportunidad de escribir. Asi sucumbió, como interpreta Liliane Frey, al poder superior de lo inconsciente, es decir a su unión con la gran madre.