Respaldo de material de tanatología

Modelos teóricos de la ansiedad (causas, consecuencias, diagnóstico)

Modelos teóricos de la ansiedad (causas, consecuencias, diagnóstico)
Origen de la palabra ansiedad

El término ansiedad, proviene del latín “anxietas”, que significa congoja o aflicción. Consiste en un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y de causa indefinida. La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica, es que esta última se basa en una valoración irreal o distorsionada de la amenaza. Cuando la ansiedad es muy severa y aguda, puede llegar a paralizar al individuo, transformándose en pánico (Virues, 2005).

El término angustia, así como “angor”, “angina”, provienen de una misma raíz griega o latina, y significan constricción, sofocación, estrechez u opresión, y se refieren indudablemente a la sensación de opresión precordial y epigástrica con desasosiego que la caracteriza. La angustia es una manifestación emocional caracterizada por un temor a lo desconocido o a lo amenazante. Este temor se contrapone al miedo, que es un temor a algo concreto y definido (objeto o situación). Según su origen, la angustia puede presentarse de diferentes maneras. Existe una angustia que puede ser considerada normal, pues aparece frente a diversos estímulos estresantes, que implican una amenaza real e imponen un desafío. Si, por el contrario, la valoración de una amenaza es errónea o distorsionada o el estímulo es imaginario, se genera una angustia que tiende a persistir, transformándose en anormal o patológica. Es decir que, la angustia normal se basa en preocupaciones presentes o del futuro inmediato y desaparece al resolver los problemas la angustia patológica, antes llamada neurótica, es de medida y persistente, planeando un futuro incierto o amenazante y va restringiendo la autonomía y desarrollo personal de quien la sufre (Virues, 2005).

¿Es la ansiedad un fenómeno normal o patológico?

La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno. Habría que diferenciar entre miedo (el sujeto conoce el objeto externo y delimitado que le amenaza y se prepara para responder) y ansiedad (el sujeto desconoce el objeto, siendo la amenaza interna y existiendo una dificultad en la elaboración de la respuesta). La ansiedad es anormal cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo desencadenante (Virues, 2005).

Panorama estadístico de la ansiedad en México y América latina.

Datos de la Organización Mundial de la Salud del año 2001 situaban en aproximadamente 450 millones el número de personas aquejadas de algún tipo de trastorno mental en todo el mundo (Virues, 2005).

Los Trastornos de Ansiedad son considerados en la actualidad como el trastorno mental más común en los Estados Unidos y México. En algún momento de sus vidas se prevé que cerca del 25% de la población experimentará algún tipo de Trastorno de Ansiedad.- Uno de cada ocho Norteamericanos entre los 18-54 años padece algún tipo de Trastorno de Ansiedad. Este porcentaje de la población representa a más de 19 millones de personas (Virues, 2005).

El impacto real de los trastornos de ansiedad

Algunos datos básicos y una selección de estadísticas extraídas de diversas investigaciones recientes nos permitirán entender con mayor precisión y en su verdadera dimensión, el impacto real que sobre la población ejerce este tipo de trastornos, así como constatar la aparente contradicción que se puede observar al comparar la prevalencia e impacto de este tipo de trastornos y los recursos que desde las administraciones públicas se ponen a disposición de los profesionales especializados para combatir eficazmente este tipo de enfermedades mentales, lo que ha llevado a numerosos expertos a considerar a los Trastornos de Ansiedad como la verdadera epidemia silenciosa del siglo XXI (Puchol, 2003).

Datos de la Organización Mundial de la Salud del año 2001 situaban en aproximadamente 450 millones el número de personas aquejadas de algún tipo de trastorno mental en todo el mundo (Puchol, 2003).

Los Trastornos de Ansiedad son considerados en la actualidad como el trastorno mental más común en los Estados Unidos. En algún momento de sus vidas se prevé que cerca del 25% de la población experimentará algún tipo de Trastorno de Ansiedad (Puchol, 2003).

Uno de cada ocho Norteamericanos entre los 18-54 años padece algún tipo de Trastorno de Ansiedad. Este porcentaje de la población representa a más de 19 millones de personas (Puchol, 2003).

Se calcula que cerca de 2.4 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, aproximadamente el 1.7% de la población, padecen Trastorno de Pánico. Este tipo de Trastorno de Ansiedad, por lo general, se desarrolla al final de la adolescencia o principio de la edad adulta (Puchol, 2003).

Aproximadamente 3.3 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, el 2.3% de la población, sufren el Trastorno Obsesivo-Compulsivo cada año. Los primeros síntomas de la enfermedad se manifiestan durante la niñez o el inicio de la adolescencia (Puchol, 2003).

Cerca de 5.2 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, el 3.6% de la población, padecen cada año el Trastorno por Estrés Postraumático. Este trastorno puede originarse a cualquier edad, incluso en la infancia, como respuesta a cualquier evento traumático (Puchol, 2003).

La Agorafobia es sufrida por 3.2 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, lo que representa un 2.2% de la población dentro de ese grupo de edad. Por lo general, la Agorafobia tiende a aparecer al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta (Puchol, 2003).

Aproximadamente 4 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, cerca del 2.8% de la población, sufren cada año el Trastorno por Ansiedad Generalizada. Si bien puede aparecer en cualquier momento del ciclo vital, las mayores probabilidades se concentran entre el final de la infancia y mediados de la edad adulta (Puchol, 2003).

Cerca de 5.3 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, sobre el 3.7% de la población sufren Fobia Social. La edad de comienzo habitual se sitúa en el final de la niñez y el principio de la adolescencia (Puchol, 2003).

La Fobia Específica es experimentada por 6.3 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, cerca del 4.4% de la población. La aparición es especialmente común durante la infancia (Puchol, 2003).

Las personas afectadas por los diferentes Trastornos de Ansiedad experimentan, entre otros síntomas, ataques de pánico y crisis de angustia recurrentes, dificultades de concentración, pensamientos y creencias irracionales, miedos desproporcionados y paralizantes, adhesión involuntaria a rituales y comportamientos compulsivos, flashbacks patológicos e incontrolables, pesadillas frecuentes, distorsiones cognitivas, dificultades para conciliar el sueño o innumerables procesos psicosomáticos de intensidad y gravedad variables (Puchol, 2003).

Es relativamente frecuente que los Trastornos de Ansiedad se presenten junto a otro tipo de trastornos psicológicos, como los trastornos del estado de ánimo, el abuso de sustancias o los trastornos del comportamiento alimentario (Puchol, 2003).

Las mujeres presentan un riesgo dos veces superior al de los hombres de padecer este tipo de trastornos psicológicos (Puchol, 2003).

Se calcula que el costo económico, tanto directo como indirecto, asociado a los Trastornos de Ansiedad, sólo en Estados Unidos, alcanzan los 46.6 billones de dólares anuales (Puchol, 2003).

Debido a la falta de información generalizada, tanto entre la población general como entre los propios profesionales médicos, así como a la supervivencia del estigma asociado a los trastornos mentales, menos del 30% del total de los pacientes afectados buscan tratamiento por parte de profesionales calificados y especializados. Las personas que sufren Trastornos de Ansiedad deben recorrer una media de cinco especialistas médicos antes de lograr que su trastorno real sea diagnosticado de forma precisa (Puchol, 2003).
¿Qué entendemos por ansiedad?

Lang: es una respuesta emocional que da el sujeto ante situaciones que percibe o interpreta como amenazas o peligros (Virues, 2005).

Beck: es la percepción del individuo a nivel incorrecto, estando basada en falsas premisas (Virues, 2005).

Kiriacou y Sutcliffe: “una respuesta del individuo con efectos negativos (tales como cólera, ansiedad, depresión) acompañada de cambios fisiológicos potencialmente patógenos (descargas hormonales, incremento de la tasa cardiaca, etc.) (Virues, 2005).

Lazarus: La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente (Virues, 2005).
Enfoques teóricos sobre la etiología de la ansiedad. ¿Por qué se produce?

Existen distintos cuadros clínicos en los que la ansiedad es el síntoma fundamental. Entre ellos estaría el trastorno por crisis de angustia, en el que la ansiedad se presenta de forma episódica como palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad, temblores o miedo a morirse; el trastorno de ansiedad generalizada, existiendo un estado permanente de angustia; el trastorno fóbico, con miedos específicos o inespecíficos; el trastorno obsesivo-compulsivo, con ideas “intrusivas” y desagradables que pueden acompañarse de actos rituales que disminuyen la angustia de la obsesión (lavarse muchas veces por miedo a contagiarse, comprobar las puertas o los enchufes, dudas continuas); las reacciones de estrés agudo o postraumático; y los trastornos de adaptación a situaciones vitales adversas. A continuación se mencionaran algunos enfoques sobre la ansiedad (Virues, 2005):

1. Perspectiva Psicofisiológica: La ansiedad es la activación del sistema nervioso, consecuente con estímulos externos o como resultado de un trastorno endógeno de las estructuras o de la función cerebral. La activación se traduce como síntomas periféricos derivados del sistema nervioso vegetativo (aumento del tono simpático) y del sistema endocrino (hormonas suprarrenales), que dan los síntomas de la ansiedad. Por otro lado, una excesiva estimulación del sistema límbico y de la corteza cerebral se traducirá en síntomas psicológicos de ansiedad (Virues, 2005).

2. Teoría Psicodinámica. El creador es Freud. Dijo que la angustia es más un proceso biológico (fisiológico) insatisfecho (respuesta del organismo ante la sobreexcitación derivada del impulso sexual [libido] para posteriormente llegar a otra interpretación en donde la angustia sería la señal de peligro en situaciones de alarma. Según esta teoría, la angustia procede de la lucha del individuo entre el rigor del súper yo y de los instintos prohibidos (ello) donde los estímulos instintivos inaceptables para el sujeto desencadenarían un estado de ansiedad (Virues, 2005).

3. Teorías Conductistas. El conductismo se basa en que todas las conductas son aprendidas y en algún momento de la vida se asocian a estímulos favorables o desfavorables adoptando así una connotación que va a mantenerse posteriormente. Según esta teoría, la ansiedad es el resultado de un proceso condicionado de modo que los sujetos que la padecen han aprendido erróneamente a asociar estímulos en un principio neutros, con acontecimientos vividos como traumáticos y por tanto amenazantes, de manera que cada vez que se produce contacto con dichos estímulos se desencadena la angustia asociada a la amenaza. La teoría del aprendizaje social dice que se puede desarrollar ansiedad no solo a través de la experiencia o información directa de acontecimientos traumáticos, sino a través del aprendizaje observacional de las personas significativas al entorno (Virues, 2005).

4. Teorías Cognoscitivistas. Consideran a la ansiedad como resultado de “cogniciones” patológicas. Se puede decir que el individuo “etiqueta” mentalmente la situación y la afronta con un estilo y conducta determinados. Por ejemplo, cualquiera de nosotros podemos tener una sensación física molesta en un momento determinado, si bien la mayoría de nosotros no concedemos ningún significado a esta experiencia. No obstante existen personas que interpretan ello como una señal de alarma y una amenaza para su salud física o psíquica lo cual provoca una respuesta neurofisiológica desencadenando así la ansiedad (Virues, 2005).

Clasificación de los tipos de trastornos de ansiedad

Tomando como referencia el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, así como la Clasificación Internacional de las Enfermedades, podemos agrupar los Trastornos de Ansiedad en diez grandes categorías (Puchol, 2003):

El trastorno de ansiedad generalizada

El individuo afectado por este trastorno presenta, como norma general, un patrón característico de ansiedad, aprensión y preocupación excesiva y no justificada sobre una amplia gama de acontecimientos, hechos, actividades o situaciones, prolongándose su duración durante más de seis meses. Este estado de constante preocupación y desasosiego es incontrolable para el individuo y se manifiesta con síntomas característicos y visibles como la inquietud, la sensación de fatiga no justificable, la impaciencia, tensión/rigidez muscular generalizada, estado de ánimo irritable, dificultades de concentración o alteraciones en los patrones habituales de sueño. Estos síntomas interfieren negativamente en la actividad habitual del sujeto de forma significativa (Puchol, 2003).

La crisis de angustia

Los ataques de pánico o crisis de angustia se caracterizan por la aparición súbita, temporal y aislada de miedo o malestar muy intensos, acompañados de una serie de síntomas muy característicos e inquietantes, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos desde el inicio de la crisis (Puchol, 2003).

Entre estos síntomas habituales y característicos de los ataques de pánico o crisis de angustia se encuentran las palpitaciones, las sacudidas del corazón, la elevación del ritmo cardíaco, la presencia de sudoración intensa, los temblores involuntarios, la sensación de ahogo o falta de oxígeno, la sensación de atragantarse, una intensa opresión o malestar en la región del pecho, una súbita aparición de molestias gastrointestinales, inestabilidad, mareo, sensación de desmayo, desrealización (sensación de aparente irrealidad), despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo), miedo a perder el control, temor a volverse loco, miedo a la muerte, presencia de parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y escalofríos o sofocaciones intensas (Puchol, 2003).

La agorafobia

El individuo agorafóbico comienza a experimentar la ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones dónde “escapar” puede resultar difícil, complicado y embarazoso o dónde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos relacionada con una situación (o bien síntomas similares a la angustia) puede no disponer de la ayuda o apoyo que considera imprescindible. Los temores clásicos de la agorafobia suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones y escenarios muy típicos, entre los que se incluyen estar sólo fuera de casa, las multitudes o la posibilidad de tener que viajar en algún medio de transporte específico (Puchol, 2003).

La persona agorafóbica tenderá a evitar (intensamente) este tipo de situaciones por temor a que aparezca una crisis de angustia (o síntomas similares a la angustia) o necesitará (para poder afrontarlas con éxito) la ayuda indispensable de una persona de confianza que esté presente en esas situaciones concretas (Puchol, 2003).

La fobia específica

La manifestación de la respuesta de ansiedad patológica (respuesta fóbica) aparece exclusivamente en presencia (o como anticipación) de un objeto o situación muy específicos (p. ej. terror a volar en avión, presencia de ciertos animales o miedo a las alturas). La persona, a pesar de ser capaz de reconocer que se trata de un miedo irracional, desproporcionado o injustificado, se muestra incapaz de controlarlo o llegar a dominarlo. Las situaciones u objetos fóbicos tienden a evitarse o a soportarse a costa de experimentar un intenso malestar, tanto físico como emocional (Puchol, 2003).

Los comportamientos de evitación, anticipación ansiosa o el malestar experimentado cuando se ven obligados e exponerse al objeto o situación fóbica interfieren negativamente con las actividades habituales de la persona, tanto a nivel personal como laboral, o le generan un malestar clínicamente significativo (Puchol, 2003).

La fobia social

La Fobia Social se caracteriza por un miedo y temor acusado, intenso, persistente y desproporcionado por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve “expuesto” a personas (no pertenecientes al ámbito familiar o su círculo social más cercano) o a la posible evaluación por parte de terceros. La exposición a este tipo de situaciones sociales genera, casi de forma invariable, una respuesta de ansiedad fóbica considerada como patológica y que puede, en ocasiones, tomar la forma de una crisis de angustia (Puchol, 2003).

La persona reconoce que se trata de un miedo excesivo, irracional o desproporcionado pero se muestra incapaz de dominarlo y tiende a evitar este tipo de situaciones sociales, lo que interfiere de una forma muy significativa en su vida personal, familiar, social y laboral además de producir un intenso malestar (clínicamente significativo) en aquellas ocasiones en que, inevitablemente, debe exponerse a este tipo de situaciones (Puchol, 2003).

El trastorno obsesivo-compulsivo

El rasgo distintivo fundamental del Trastorno Obsesivo-Compulsivo es la presencia frecuente, intensa y recurrente de ideas intrusivas e indeseadas (obsesiones) y de conductas repetitivas (compulsiones) generalmente realizadas con la intención de aliviar la ansiedad producida en el sujeto por las propias ideas obsesivas (Puchol, 2003).

Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y provocan en la persona ansiedad o malestar clínicamente significativos. Estas ideas van más allá de las simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real. A pesar de que la persona se muestra capaz de reconocer su irracionalidad (conservación del insight) e intenta suprimirlos, ignorarlos, neutralizarlos o reducir su intensidad se muestra incapaz de controlar el malestar y la ansiedad que le generan (Puchol, 2003).

Las compulsiones pueden ser definidas como aquellos comportamientos (p. ej. ordenar objetos, realizar incontables comprobaciones o lavarse las manos incansablemente) o actos mentales (p. ej. contar, rezar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas o pautas de actuación que “debe” seguir estrictamente (Puchol, 2003).

El objetivo original de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos. Sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos y desproporcionados con lo que interfieren negativamente en las actividades habituales del sujeto (Puchol, 2003).

El trastorno por estrés postraumático

La persona con Estrés Postraumático se caracteriza por sufrir, con intensidad y persistencia, una serie de síntomas muy característicos e incapacitantes tras haber experimentado en primera persona o haber sido testigo de una experiencia considerada como traumática, como por ejemplo tras ser víctima de abusos físicos o sexuales, sufrir desastres naturales o tras accidentes graves (Puchol, 2003).

Entre los síntomas característicos se encuentran las dificultades para conciliar y mantener el sueño, la hipervigilancia constante, el aumento general y desproporcionado del nivel de activación emocional, sensación permanente de irritabilidad, dificultades de concentración o desajustes emocionales de intensidad variable (Puchol, 2003).

El acontecimiento o suceso traumático es “reexperimentado” de forma persistente a través de recuerdos, sueños o pensamientos recurrentes que interfieren de forma significativa en su vida personal, familiar, social o laboral produciendo un intenso malestar (Puchol, 2003).

El trastorno por estrés agudo

La persona ha sido expuesta a un acontecimiento traumático y durante el transcurso del mismo o después de él experimenta síntomas disociativos como la sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad emocional, sensaciones de desrealización, despersonalización o amnesia disociativa (p. ej. incapacidad para recordar algún aspecto importante del suceso traumático) (Puchol, 2003).

Además el acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente (por ejemplo a través de imágenes, sueños, pensamientos, ilusiones, episodios de flashback recurrentes o sensación de estar reviviendo el suceso traumático) y experimenta malestar intenso al exponerse a objetos, estímulos o situaciones que recuerdan o se asemejan al acontecimiento traumático (Puchol, 2003).

Producto de este proceso es la presencia de toda una serie de síntomas relacionados con la ansiedad o el aumento de la activación como las dificultades para conciliar el sueño, irritabilidad, dificultades de concentración, hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto y sobreexcitación e inquietud motora (Puchol, 2003).

Este conjunto de alteraciones en respuesta a la situación estresante duran un mínimo de dos días y un máximo de cuatro semanas, y aparecen en el primer mes que sigue al acontecimiento traumático (Puchol, 2003).

El trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica

Se constata a través de la historia clínica, de la exploración física o de las pruebas de laboratorio que la respuesta de Ansiedad Patológica, es la consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica y no es atribuible a la presencia de otro tipo de trastornos psicológicos (Puchol, 2003).

El trastorno de ansiedad inducido por sustancias

Los síntomas de la Ansiedad Patológica aparecen durante los períodos de intoxicación o abstinencia tras la administración de determinadas sustancias y se considera que la ingestión de dicha sustancia está etiológicamente relacionada con la respuesta de ansiedad desadaptativa (Puchol, 2003).

Principales síntomas de la ansiedad patológica

Si bien cada uno de los Trastornos de Ansiedad anteriormente enumerados y definidos se caracterizan por presentar un cuadro de síntomas bien definido y diferenciado que sirven de base para la elaboración de los criterios diagnósticos específicos utilizados en la actualidad, es posible extraer aquellas pautas o síntomas característicos comunes en la mayor parte de ellos y que caracterizaría lo que se denomina “La Respuesta de Ansiedad Patológica” (Puchol, 2003).

Tomando como referencia la distinción clásica de los tres sistemas de respuesta humana podemos agrupar los síntomas típicos de la Ansiedad Patológica en tres grandes apartados (Puchol, 2003):

Síntomas cognitivos

Preocupación injustificada, intensa y constante.

Inseguridad y pérdida de la confianza en uno mismo.

Sentimientos de inadecuación, inferioridad o incapacidad.

Anticipación excesiva y desadaptativa de potenciales peligros o amenazas.

Miedo o temor desproporcionado, injustificado e irracional.

Entorpecimiento y dificultades en los procesos de toma de decisiones.

Aprensión generalizada.

Pensamientos distorsionados y creencias negativas e irracionales.

Problemas de concentración.

Sensación general de desorganización y desestructuración.

Indefensión o sensación de pérdida de control sobre el ambiente y los sucesos.
Síntomas motores

Movimientos torpes y desorganizados.

Tartamudeo y dificultades en la comunicación verbal.

Hiperactividad.

Conductas sistemáticas y planificadas de evitación.

Retraimiento y aislamiento social.

Enlentecimiento motor.

Rituales y comportamientos compulsivos.
Síntomas psicofisiológicos

Temblores, fatiga, tensión muscular, hormigueo y dolor de cabeza tensional.

Sequedad de boca, sudoración excesiva o mareos.

Palpitaciones, sudoración, pulso acelerado e incremento de la tensión arterial.

Molestias gastrointestinales, náuseas, vómitos, diarrea y aerofagia.

Opresión en el tórax, sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial.
Con el paso del tiempo, y si no reciben el tratamiento adecuado, estos rasgos característicos de la Respuesta de Ansiedad Patológica acaban consolidándose y perpetuándose, conduciendo inexorablemente al desarrollo de las diferentes manifestaciones clínicas de los Trastornos de Ansiedad anteriormente descritos, e incluso en no pocas ocasiones los Trastornos de Ansiedad son los verdaderos responsables (latentes y ocultos) de la aparición y desarrollo de otros trastornos asociados como la depresión, los procesos psicosomáticos, los trastornos de la conducta alimentaria o el abuso de sustancias tanto legales (psicofármacos, tabaco y alcohol) como ilegales (cocaína, opiáceos y marihuana) (Puchol, 2003).

Evaluación psicológica (principales instrumentos)
Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad “ISRA”

Este instrumento elaborado por Miguel Tobal y Cano Vindel, trata de conjugar las aportaciones de dos modelos teóricos. Por un lado el modelo interactivo multidimensional de la ansiedad de Endler, y por otro, el modelo tridimensional o de los tres sistemas propuestos por Lang (Iruarrizaga, 1997).

El ISRA presenta un formato S-R y consta de 224 items, formados por la interacción de 22 situaciones y 24 respuestas representativas de los tres sistemas de respuesta. Incluye, además una situación abierta que puede ser descrita por el sujeto, de gran utilidad en la práctica clínica (Iruarrizaga, 1997).

El objetivo del ISRA es posibilitar mediante la valoración de respuestas específicas ante situaciones concretas una evaluación de la reactividad de los tres sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor) así como una medida de cuatro áreas situacionales ligadas a diferencias individuales, estas son: FI ansiedad ante la evaluación, FII ansiedad interpersonal, FIII ansiedad fóbica y FIV ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana (Iruarrizaga, 1997).

El sujeto debe responder a los items de acuerdo con una escala de frecuencia de 5 puntos, donde 0 es “casi nunca” y 4 “casi siempre”, indicando la frecuencia con que aparece cada una de las respuestas ante cada situación (Iruarrizaga, 1997).

El cuestionario ofrece información de las siguientes escalas (Iruarrizaga, 1997):

– Sistemas de respuestas

C: Reactividad cognitiva (respuestas o manifestaciones cognitivas de la ansiedad).

F: Reactividad fisiológica (respuestas o manifestaciones fisiológicas de la ansiedad).

M: Reactividad motora (respuestas o manifestaciones motoras de la ansiedad).

– Áreas situacionales o rasgos específicos:

FI: Ansiedad ante la evaluación

FII: Ansiedad interpersonal

FIII: Ansiedad fóbica

FIV: Ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana.

T: Es una puntuación total, producto de la suma de las puntuaciones de los tres sistemas de respuesta, y ofrece una estimación del nivel general o rasgo general de ansiedad.

Las puntuaciones directas obtenidas en cada escala y en el total pueden ser transformadas en puntuaciones centiles, lo que permite conocer el nivel del individuo en relación a la población de referencia (Iruarrizaga, 1997).

Escala de Hamilton para la Evaluación de la Ansiedad (HRSA)

La escala de Hamilton para la ansiedad (HRSA) es una escala de heteroevaluación (llevada a cabo por un observador externo), propuesta por Hamilton en 1959, que explora el área del estado de ansiedad (interrupción del continuum emocional que se expresa por medio de una sensación subjetiva de tensión, nerviosismo e inquietud y está asociado a la activación del sistema nervioso autónomo) (Hamilton, 1959).

La HRSA representa el prototipo de escala constituida por categorías de síntomas mediante los cuales se explora la ansiedad, la tensión, los síntomas neurovegetativos y los somáticos. Aunque esta escala contiene cuestiones relativas a los ataques de pánico, es utilizada con mayor frecuencia para la evaluación de la ansiedad generalizada. La escala consta de 14 cuestiones, cada una con puntuación de 0 a 4 (Hamilton, 1959).

La evaluación se efectúa mediante una entrevista voluntaria, preguntando al paciente acerca de los síntomas aparecidos la semana precedente (Hamilton, 1959).

La HRSA ha sido diseñada para obtener una valoración cuantitativa de la sintomatología de la ansiedad y se aplica a pacientes diagnosticados con trastorno de ansiedad, para el estudio de la evolución clínica de la enfermedad durante el tratamiento (Hamilton, 1959).

Esta escala no puede utilizarse para el diagnóstico de trastorno de ansiedad, ya que patologías no específicamente ansiosas pueden conducir a puntuaciones elevadas (Hamilton, 1959).

Esta escala es la más sensible para evaluar los efectos del tratamiento en pacientes con ansiedad y, por lo tanto, para evaluar el transcurso de la enfermedad (Hamilton, 1959).

A continuación se muestra la escala (Hamilton, 1959):

Instrucciones: Indique la intensidad con que se cumplieron o no durante el ultimo mes los síntomas que se describen en cada uno de los 14 ítems que conforman este test. Cabe mencionar que la escala es anónima y por ende fomenta la libre expresión.

Datos generales:

Edad: __________________ Puesto: _____________ Genero: ___________

Indicadores de ansiedad

(1) es Ausente

(2) es Intensidad ligera

(3) es Intensidad media

(4) es Intensidad elevada

(5) Intensidad máxima

____ Ansiedad: Preocupación. Pesimismo. Miedo al futuro. Irritabilidad.

____ Tensión: Sensaciones de tensión. Fatiga. Imposibilidad de estar quieto. Reacción de sobresalto. Llanto fácil. Temblores. Sensaciones de incapacidad de esperar.

____ Miedos: A la oscuridad. A los desconocidos. A quedarse solo. A los animales. A la circulación. A la muchedumbre.

____ Insomnio: Dificultades de conciliación. Sueño interrumpido. Sueño no satisfactorio. Con cansancio al despertar. Sueños penosos. Pesadillas.

____ Funciones intelectuales (cognitivas): Dificultad de concentración. Mala memoria.

____ Humor depresivo: Perdida de interés. No disfruta de tiempo libre. Depresión. Insomnio de madrugada. Variaciones anímicas a lo largo del día.

____ Síntomas somáticos musculares: Dolores musculares. Rigidez muscular. Sacudidas musculares. Sacudidas Clónicas. Rechinar de dientes. Voz quebrada.

____ Síntomas somáticos generales: Zumbido de oídos. Visión borrosa. Oleadas de calor y frío. Sensación de debilidad. Sensaciones parestésicas (pinchazos u hormigueos).

____ Síntomas cardiovasculares: Taquicardia. Palpitaciones. Dolor Toráxico. Sensación pulsátil en vasos. Sensaciones de “baja presión” o desmayos Extrasístoles (arritmias cardíacas benignas).

____ Síntomas Respiratorios: Opresión Pretoráxica. Constricción Precordial. Sensación de ahogo o falta de aire. Suspiros. Disnea (dificultad para respirar).

____ Síntomas gastrointestinales: Dificultades evacuatorias. Gases. Dispepsia: dolores antes o después de comer, ardor, hinchazón abdominal, Nauseas, vómitos, constricción epigástrica. Cólicos (espasmos) abdominales Diarrea. Perdida de peso. Estreñimiento.

____ Síntomas genitourinarios: Micciones frecuentes. Micción imperiosa. Amenorrea (falta de periodo menstrual). Metrorragia (hemorragia genital) Frigidez. Eyaculación Precoz. Impotencia. Ausencia de erección.

____ Síntomas del sistema nervioso autónomo: Boca seca. Accesos de enrojecimiento Palidez. Tendencia a la Sudoración. Vértigos. Cefalea (dolor de cabeza) de tensión.

____ Comportamiento del paciente durante el examen: Agitado. Inquieto. Avanza y retrocede. Temblor de manos. Suspiros o taquipnea. Palidez del rostro. Deglución constante.

Es importante mencionar que el ítem de “Comportamiento del paciente durante el examen” debe ser contestado por el evaluador.

State Trait Anxiety Inventory for Adults â?? STAI (inventario de ansiedad estado y rasgo)

Es un inventario de carácter psicométrico que consta de dos escalas que miden facetas diferentes, pero relacionadas, de la ansiedad: el estado y el rasgo. Es de los inventarios más utilizados. La escala de estado debe responderse informando sobre la intensidad con que aparecen en un momento concreto sentimientos o sensaciones de ansiedad (nada, algo, bastante, mucho). La escala de rasgo debe responderse indicando como se siente habitualmente (casi nunca, a veces, a menudo, casi siempre). Los análisis factoriales han mostrado cuatro factores referidos a la presencia o ausencia de ansiedad en cada escala, presencia de estado de ansiedad, ausencia de estado de ansiedad, presencia de rasgo de ansiedad, ausencia de rasgo de ansiedad (Spielberg, 2007).

Fear survey schededule III- FSS III (escala de reconocimiento de miedo)

Esta escala de Wolpe y Lang contiene 76 ítems que miden la intensidad del miedo irracional ante distintos estímulos pertenecientes a distintas categorías: animales, social e interpersonal, lesiones o daño físico, enfermedad, y muerte, ruidos, otras fobias clásicas. El sujeto debe indicar el miedo (donde 0 es nada en absoluto y 4 muchísimo) (Wolpe y Lang, 1964).

El principal propósito del FSS III es la identificación de estímulos y situaciones específicas elicitadoras de miedo o ansiedad, siendo de gran utilidad para la construcción de jerarquías para la desensibilización sistemática. Este instrumento ha sido ampliamente empleado en la investigación sobre desordenes fóbicos y trastornos de ansiedad. Los análisis factoriales realizados reflejan una estructura factorial poco estable, variando en función del sexo y las poblaciones empeladas. Se deben evitar las palabras miedo y temor. Y pedir que valoren el grado en que dicho estimulo o situación les produce inquietud, nerviosismo o tensión (Wolpe y Lang, 1964).

Inventario de Ansiedad de Beck

(Beck Anxiety Inventory) – BAI Beck, A.T.; Brown, G.; Epstein, N. y Steer, R.A. (1988)

El Inventario de Ansiedad Beck (BAI) se desarrolló para abordar la necesidad de un instrumento fiable que discriminara la ansiedad de la depresión al tiempo que mostrara validez convergente. Un instrumento de ese tipo ofrece ventajas clínicas y para fines de investigación sobre medidas de autoaplicación existentes, que no han podido diferenciar la ansiedad de la depresión de manera adecuada (Beck, 1988).

La escala consta de 21 items, cada uno describe un síntoma común de la ansiedad. Se le pide al evaluado que califique que tanto ha padecido cada uno de los síntomas durante la semana anterior en una escala de 4 puntos que van de 0 a 3. Los elementos se suman a continuación para obtener una puntuación total que puede variar de 0 a 63. Posteriormente, esta puntuación se coloca dentro de una escala, que define el nivel de ansiedad que padece el sujeto que contestó la escala. A continuación se muestra el Inventario de Ansiedad de Beck (1988):

NOMBRE Y APELLIDOS:

Edad: Sexo: Fecha:

LISTADO DE ÍTEMS

Señale a la izquierda de cada número según esta escala:

(0) En absoluto.

(1) Levemente, no me molesta mucho.

(2) Moderadamente, fue muy desagradable pero pude soportarlo.

(3) Severamente, casi no pude soportarlo.

1. Hormigueo o entumecimiento.

2. Sensación de calor.

3. Temblor de piernas.

4. Incapacidad de relajarse.

5. Miedo a que suceda lo peor.

6. Mareo o aturdimiento.

7. Palpitaciones o taquicardia.

8. Sensación de inestabilidad e inseguridad física.

9. Terrores.

10. Nerviosismo.

11. Sensación de ahogo.

12. Temblores de manos.

13. Temblor generalizado o estremecimiento.

14. Miedo a perder el control.

15. Dificultad para respirar.

16. Miedo a morirse.

17. Sobresaltos.

18. Molestias digestivas o abdominales.

19. Palidez.

20. Rubor facial.

21. Sudoración (no debida al calor).

Prevención
La ansiedad depende de múltiples factores, tanto situacionales como personales, por lo tanto son muchas las variables sobre las que podemos incidir para conseguir prevenirla o reducirla (Cano, 2002).

A nivel personal y de manera muy general, si tenemos en cuenta ambos tipos de factores (situaciones e individuos) cabría señalar algunas variables importantes sobre las que podemos incidir son (Cano, 2002):

1) La dieta (Cano, 2002):

Conviene comer sano, evitando las comidas que sobrecargan a nuestro organismo con pesadas digestiones u otras consecuencias negativas a corto, mediano o largo plazo (obesidad, colesterol, etc.).

Usar el tiempo de comer como momento de descanso y ruptura con nuestras actividades profesionales.

Es bueno aprovechar la comida para hacer vida social y familiar.

No abusar del alcohol en las comidas.
2) Descanso (Cano, 2002):

Dormir lo suficiente, alrededor de ocho horas.

Tomar vacaciones y fines de semana como tiempo de ocio y descanso.

Fomentar las relaciones sociales como alternativa al trabajo.

Dejar el trabajo en la oficina (tanto los papeles, como las preocupaciones).
3) Ejercicio físico (Cano, 2002):

La práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico ayuda a relajarnos.

Caminar todos los días al menos treinta minutos.

Utilizar las actividades de ejercicio físico para airearnos (naturaleza) y airear nuestros pensamientos charlando relajadamente con familiares o amigos.
4) Organización (Cano, 2002):

La organización del tiempo y de nuestras actividades, estableciendo horarios, es fundamental para poder descansar, no estar preocupados, no sufrir continuos sobresaltos, olvidos importantes, etc.

No llegar tarde a las citas, contando con los pequeños retrasos habituales para estar a tiempo.

Saber seleccionar actividades cuando no podemos hacer todo.
5. Solución de problemas y toma de decisiones (Cano, 2002):

No dejar pasar los problemas, afrontarlos de una manera más activa o más pasiva, pero decidiendo qué es lo mejor en cada caso.

Tomar decisiones siguiendo un proceso lógico: planteamiento del problema, análisis de alternativas (pros y contras), elección de una alternativa. No volver atrás.

No analizar continuamente el problema o las alternativas: esto produce ansiedad.
6. Interpretación de situaciones y problemas (Cano, 2002):

El estrés que nos produce un problema o situación depende de las consecuencias que prevemos, pero a veces exageramos las consecuencias negativas (hipervaloramos la probabilidad de que ocurra algo malo, hacemos un análisis catastrofista de las consecuencias, realizamos una interpretación negativa de una situación ambigua, llevamos a cabo anticipaciones negativas y empezamos a sufrir un problema que no existe, etc.).

Si estamos nerviosos, entender que es natural, la ansiedad es tan natural como el miedo, la alegría o el enfado, y no preocuparnos aún más porque estamos activados o nerviosos.

Actuar con naturalidad, no evitar los problemas, no estar preocupados por lo que los otros puedan pensar de nosotros o de nuestro problema.

Es bueno saber que los demás no perciben nuestros síntomas de ansiedad con la misma intensidad que nosotros los estamos experimentando.

Es bueno pensar que los demás también tienen ansiedad y que cuando nosotros notamos su ansiedad no les condenamos (¿por qué tenemos que ser más severos con nosotros mismos que con otros?).

No añadir elementos accesorios al problema.
7. Atribuciones y autoestima (Cano, 2002):

Si hemos hecho bien una cosa, reconocer nuestra propia autoría y felicitarnos por ello (no ha sido la suerte, sino nuestro esfuerzo y nuestra capacidad).

Si hemos hecho mal una cosa, no deslindarnos de la culpa, reconocer que hemos actuado mal en esta ocasión, analizar nuestros errores y corregirlos, sin culpas, sin pensamientos negativos sobre uno mismo (“esta vez lo he hecho mal, debo corregirlo”).

Es bueno querernos y tratarnos bien.
8. Relaciones con los demás (pareja, amigos, compañeros, familia, etc.) (Cano, 2002):

Reforzar las conductas positivas de las personas de nuestro entorno, con aprobación, halagos, sonrisas, pequeños detalles, etc.

Corregir las conductas negativas de las personas de nuestro entorno, dándoles la información a tiempo y nuestra desaprobación, pero sin problemas, sin culpas, ni otros castigos.

No traer continuamente los problemas del pasado, las culpas de los demás (ya los perdonamos), etc.

Recordar siempre que una pareja en crisis intercambia muchos castigos y pocos refuerzos, justo lo contrario de una pareja sin problemas.
9. Entrenamiento específico en técnicas de control de ansiedad y estrés (Cano, 2002):

Practicar la relajación con cierta frecuencia en los momentos en los que nos encontramos mal, dedicándonos algún tiempo a nosotros mismos.

Leer algún buen libro de autoayuda para aprender a pensar bien, eliminando algunos pensamientos erróneos, ideas irracionales, etc., que nos estresan.

Exponernos poco a poco a las situaciones que nos generan pánico.

Aprender a decir no, cuando nos cuesta mucho, pero sabemos que es mejor decir no.

Practicar nuestras mejores habilidades sociales.

Si tenemos dificultades, y no sabemos poner en marcha estas actividades que nos pueden ayudar a controlar nuestro estrés y a reducir nuestra ansiedad, ponernos en manos de un buen especialista. Si seguimos sus indicaciones, nos ayudará a recuperar el bienestar y la salud.


3 thoughts on Modelos teóricos de la ansiedad (causas, consecuencias, diagnóstico)

  1. Intervenciï¿Â½n Psicolï¿Â½gica
    Mï¿Â½todos de confrontaciï¿Â½n la ansiedad

    1. Tï¿Â½cnicas de relajaciï¿Â½n: Inducen distracciï¿Â½n cognitiva y habilidad para la reducciï¿Â½n de la activaciï¿Â½n ansiï¿Â½gena (Virues, 2005).

    2. Entrenamiento asertivo: Dirigido a aumentar la habilidad de autoafirmaciï¿Â½n del sujeto y la reducciï¿Â½n de inhibiciones conductuales (Virues, 2005).

    3. Tï¿Â½cnicas de exposiciï¿Â½n: Cuando es posible identificar situaciones respectivas y frecuentes relacionadas con la ansiedad, el sujeto puede aprender a enfrentarlas sin evitarla (en vivo y/o en imaginaciï¿Â½n) de modo que se habitï¿Â½e a ellas y no confirme sus expectativas (Virues, 2005).

    4. El modelo cognitivo de la ansiedad generalizada (Modelo de Beck): Se parte de la idea de que el sujeto a lo largo de su desarrollo ha adquirido una serie de esquemas cognitivos referentes a las amenazas que se activan en ciertas situaciones. Esa activaciï¿Â½n pondrï¿Â½a en marcha distorsiones cognitivas y pensamientos automï¿Â½ticos referentes a expectativas, imï¿Â½genes amenazantes, incapacidad percibida de afrontamiento (a nivel cognitivo), que producirï¿Â½a a su vez la activaciï¿Â½n o “arousal” emocional (a nivel conductual) (Virues, 2005).

    Beck refiere que la percepciï¿Â½n del individuo es incorrecta, estando basada en falsas premisas. Esas percepciones se refieren a contenidos amenazantes sobre peligros para los intereses del sujeto y su incapacidad para afrontarlos. Los esquemas cognitivos subyacentes suelen ser ideosincrï¿Â½ticos, aunque son frecuentes los contenidos temï¿Â½ticos referentes a amenazas sobre las relaciones sociales, identidad personal, ejecuciï¿Â½n-rendimiento, autonomï¿Â½a y salud. Las distorsiones cognitivas que aparecen en el trastorno por ansiedad generalizada son (Virues, 2005):

    Inferencia arbitraria – visiï¿Â½n catastrï¿Â½fica: Consiste en la anticipaciï¿Â½n o valoraciï¿Â½n catastrï¿Â½fica, no basada en evidencias suficientes, acerca de ciertos peligros anticipados que se perciben como muy amenazantes por el sujeto.

    Maximizaciï¿Â½n: El sujeto incrementa las probabilidades del riesgo de daï¿Â½o.

    Minimizaciï¿Â½n: El sujeto percibe como muy disminuida su habilidad para enfrentarse con las amenazas fï¿Â½sicas y sociales.
    5. Mï¿Â½todo y ejercicios mentales de Gold, el cual consiste en (Virues, 2005):

    La visualizaciï¿Â½n e imaginaciï¿Â½n. La creaciï¿Â½n de imï¿Â½genes mentales es una de las habilidades mï¿Â½s importantes del pensamiento, pero lamentablemente tambiï¿Â½n una de las menos desarrolladas en el ï¿Â½mbito de estudio. La capacidad de visualizaciï¿Â½n es natural en toda persona y entrenarla nos permitirï¿Â½ mejorar nuestra capacidad creativa, ademï¿Â½s de memorizar a largo plazo cualquier concepto (Virues, 2005).

    Imaginaciï¿Â½n sensorial (cenestï¿Â½sica). Los sentidos son nuestro medio de comunicaciï¿Â½n con lo que nos rodea. Personas con los sentidos desarrollados se destacan por ser mï¿Â½s concientes de su entorno, poder concentrarse mejor, tener mayor capacidad de recepciï¿Â½n de la informaciï¿Â½n y, principalmente, sentirse mï¿Â½s en contacto con la realidad. Esta habilidad, como las demï¿Â½s, tambiï¿Â½n se puede entrenar (Virues, 2005).

    Imaginaciï¿Â½n sensorial (auditiva). La habilidad auditiva se puede desarrollar tambiï¿Â½n a travï¿Â½s de ejercicios mentales que, asociados con la capacidad de concentraciï¿Â½n y la memoria auditiva, permitirï¿Â½n mejorar nuestra capacidad para recordar y crear sonidos (Virues, 2005).
    6. Mï¿Â½todo Silva. Esta tï¿Â½cnica se basa en hacer cuentas regresivas mentalmente, asï¿Â½ como en respiraciones profundas. El contar hacia atrï¿Â½s mentalmente tiene dos ventajas: la primera es que los nï¿Â½meros no se asocian a ningï¿Â½n estï¿Â½mulo negativo. Son de los pocos sï¿Â½mbolos que poseen un solo significado. El otro beneficio en que, mediante la cuenta regresiva, podemos ir bajando mentalmente de nivel, es decir, descender fï¿Â½cilmente hasta el nivel Alfa (Virues, 2005).

    “Siï¿Â½ntate cï¿Â½modamente. Cierra los ojos y toma consciencia de tu respiraciï¿Â½n. Durante unos minutos, no te fijes mï¿Â½s que en tu respiraciï¿Â½n. Inspira y espira por la nariz, sin usar la boca. Toma aire lentamente de manera que llegue primero a tu abdomen, luego a la parte baja de los pulmones y, finalmente, a la parte alta de los mismos. Haz una pausa. Luego, suelta el aire lentamente, por la nariz y relï¿Â½jate” (Virues, 2005).

    Psicoterapia

    La psicoterapia consiste en hablar con un profesional entrenado en salud mental, como un psiquiatra o psicï¿Â½logo, para descubrir lo que causï¿Â½ el trastorno de ansiedad y cï¿Â½mo hacer frente a sus sï¿Â½ntomas (National Institute of Mental Health, 2008).

    Terapia Cognitivo-conductual

    La terapia cognitivo-conductual (TCC) es muy ï¿Â½til en el tratamiento de los trastornos de ansiedad. La parte cognitiva ayuda a las personas a cambiar los patrones de pensamiento que apoyan sus temores, y la parte conductual ayuda a las personas a cambiar su forma de reaccionar ante situaciones que provocan ansiedad (National Institute of Mental Health, 2008).

    Por ejemplo, la terapia cognitivo – conductual puede ayudar a las personas con trastorno de pï¿Â½nico a saber que sus ataques de pï¿Â½nico no son realmente ataques al corazï¿Â½n y ayudar a las personas con fobia social a aprender a superar la creencia de que otros estï¿Â½n siempre viï¿Â½ndolos y juzgï¿Â½ndolos. Cuando las personas estï¿Â½n dispuestas a enfrentar sus miedos, se les muestra cï¿Â½mo utilizar tï¿Â½cnicas de exposiciï¿Â½n para desensibilizarse ante las situaciones que desencadenan su ansiedad (National Institute of Mental Health, 2008).

    A las personas con trastorno obsesivo compulsivo que temen a la suciedad y a los gï¿Â½rmenes, se les alienta a tener sus manos sucias y esperar cada vez mayor cantidad de tiempo antes de lavarlas. El terapeuta ayuda a la persona a hacer frente a la ansiedad que produce la espera y despuï¿Â½s de que el ejercicio se ha repetido varias veces, la ansiedad disminuye; las personas con fobia social pueden ser alentadas a pasar tiempo en temidas situaciones sociales, sin ceder a la tentaciï¿Â½n de huir, asï¿Â½ como cometer pequeï¿Â½os errores sociales y observar cï¿Â½mo las personas responden ante ellos. Dado que la respuesta suele ser mucho menos dura que los miedos de la persona, la ansiedad disminuye; las personas con trastorno de estrï¿Â½s postraumï¿Â½tico pueden ser apoyadas recordando su evento traumï¿Â½tico en una situaciï¿Â½n segura, lo cual ayuda a reducir el miedo que produce. Los terapeutas cognitivo conductuales tambiï¿Â½n enseï¿Â½an a realizar respiraciï¿Â½n profunda y otros tipos de ejercicios para aliviar la ansiedad y fomentar la relajaciï¿Â½n (National Institute of Mental Health, 2008).

    La exposiciï¿Â½n a base de terapia cognitivo conductual se ha utilizado durante muchos aï¿Â½os para el tratamiento de fobias especï¿Â½ficas. La persona gradualmente se encuentra con el objeto o situaciï¿Â½n a la que teme, al principio sï¿Â½lo a travï¿Â½s de fotografï¿Â½as o cintas, y al final cara a cara. A menudo el terapeuta acompaï¿Â½a a la persona ante la situaciï¿Â½n temida para proporcionarle apoyo y orientaciï¿Â½n (National Institute of Mental Health, 2008).

    La terapia cognitivo conductual se lleva a cabo cuando las personas deciden que estï¿Â½n preparadas para ello, con su autorizaciï¿Â½n y cooperaciï¿Â½n. Para ser eficaz, la terapia debe ser dirigida a la ansiedad de la persona y debe adaptarse a sus necesidades (National Institute of Mental Health, 2008).

    La terapia cognitivo conductual a menudo dura aproximadamente 12 semanas. Puede ser realizada individualmente o con un grupo de personas con problemas similares. La terapia de grupo es particularmente eficaz para la fobia social. A menudo, se asignan “tareas” a los participantes para realizar entre perï¿Â½odos de sesiones. Existen pruebas de que los beneficios de la terapia cognitivo conductual duran mï¿Â½s que los de la medicaciï¿Â½n en personas con trastorno de pï¿Â½nico, y esto tambiï¿Â½n se da en el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de estrï¿Â½s postraumï¿Â½tico y la fobia social. Si se presenta una recaï¿Â½da, la misma terapia puede ser utilizada con ï¿Â½xito por segunda vez (National Institute of Mental Health, 2008).

    La medicaciï¿Â½n puede ser combinada con psicoterapia para los trastornos de ansiedad especï¿Â½ficos, y para muchas personas, ï¿Â½ste es el mejor enfoque de tratamiento (National Institute of Mental Health, 2008).

    Medicaciï¿Â½n

    Antes de tomar medicamentos para un trastorno de ansiedad (National Institute of Mental Health, 2008):

    ï¿Â½ Un mï¿Â½dico debe evaluar los efectos normales y secundarios del medicamento.

    ï¿Â½ Un mï¿Â½dico debe considerar si es adecuado utilizar terapias alternativas a la par de la administraciï¿Â½n del medicamento.

    ï¿Â½ Un mï¿Â½dico debe considerar en quï¿Â½ momento y en quï¿Â½ forma el medicamento puede ser suspendido. Algunos medicamentos deben ser suspendidos gradualmente bajo supervisiï¿Â½n mï¿Â½dica.

    ï¿Â½ Un mï¿Â½dico debe determinar el tipo de medicamento y la dosis adecuada para cada paciente.

    ï¿Â½ Es importante tener en cuenta que algunos medicamentos sï¿Â½lo son eficaces si se toman con regularidad y los sï¿Â½ntomas podrï¿Â½an reaparecer si la medicaciï¿Â½n se detiene.

    Formas de hacer mï¿Â½s eficaz el tratamiento

    Muchas personas con trastornos de ansiedad se benefician uniï¿Â½ndose a grupos de auto-ayuda o grupos de apoyo y compartiendo sus problemas y logros con los demï¿Â½s. Hablar con un amigo de confianza tambiï¿Â½n puede ser de utilidad, pero no es un sustituto para la atenciï¿Â½n de un profesional de salud mental (National Institute of Mental Health, 2008).

    Tï¿Â½cnicas de manejo del estrï¿Â½s y meditaciï¿Â½n pueden ayudar a las personas con trastornos de ansiedad a calmarse y por otro lado, pueden potenciar los efectos de la terapia. Existen evidencias de que el ejercicio aerï¿Â½bico puede tener un efecto calmante. Debido a que la cafeï¿Â½na, ciertas drogas ilï¿Â½citas, e incluso algunos medicamentos para el resfriado pueden agravar los sï¿Â½ntomas de los trastornos de ansiedad, ï¿Â½stos deben evitarse (National Institute of Mental Health, 2008).

    La familia es muy importante en la recuperaciï¿Â½n de una persona con un trastorno de ansiedad. Lo ideal serï¿Â½a que la familia apoyara, y no contribuyera a perpetuar los sï¿Â½ntomas de su ser querido. Ademï¿Â½s de esto, los miembros de la familia no deben trivializar el desorden o la demanda de mejora sin tratamiento (National Institute of Mental Health, 2008).

    Estudio de Casos
    Caso 1

    Datos personales y motivo de consulta

    Nombre y apellidos: M.B.F.

    Edad: 19 aï¿Â½os.

    Residencia: Madrid.

    Estado civil: soltera.

    Estudios: realiza el primer curso de psicologï¿Â½a.

    Primera consulta: 9 de Enero de 1997.

    El motivo de consulta se debe a las altas puntuaciones obtenidas en la prueba I.S.R.A. cuando la utilizï¿Â½ en las prï¿Â½cticas de la clase. Dice ser una persona nerviosa, especialmente ante las demï¿Â½s personas y cuando tiene que hacer algo en pï¿Â½blico o conocer gente nueva (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Breve historia personal

    En el momento de acudir a consulta M. es una chica de 19 aï¿Â½os que estï¿Â½ estudiando 1ï¿Â½ semestre de Psicologï¿Â½a en la facultad, y que el aï¿Â½o anterior habï¿Â½a estado estudiando 1ï¿Â½ semestre de Geolï¿Â½gicas, estudios que dejï¿Â½ porque “no estaba nada a gusto con la gente” que encontrï¿Â½ en esa facultad, si bien es cierto que hizo algunas amigas, reconoce tambiï¿Â½n que las materias a estudiar le resultaban un poco duras y no demasiado atractivas, despuï¿Â½s de los exï¿Â½menes de junio sï¿Â½lo habï¿Â½a conseguido aprobar cuatro asignaturas, ni siquiera la mitad, de las que tenï¿Â½a. En el verano decidiï¿Â½ cambiar de carrera y empezar con Psicologï¿Â½a, decisiï¿Â½n que tomï¿Â½ a espaldas de su padre y por la que se enfrentï¿Â½ a ï¿Â½l, quiï¿Â½n no creï¿Â½a que Psicologï¿Â½a fuese una carrera adecuada, especialmente para su hija, para la que desearï¿Â½a algo mï¿Â½s relacionado con la economï¿Â½a, las ingenierï¿Â½as o materias consideradas clï¿Â½sicamente cientï¿Â½ficas. Tambiï¿Â½n realizaba estudios de piano, tenï¿Â½a hecho hasta 6ï¿Â½ de piano en el Conservatorio pero al empezar la Universidad su padre no la dejo seguir con esos estudios por lo que M. se vio obligada a practicar por su cuenta, y pensaba en acudir a algunas clases particulares con o sin el consentimiento de su padre, aunque por otro lado reconocï¿Â½a estar perdiendo algo de interï¿Â½s por la mï¿Â½sica y mantenï¿Â½a dudas sobre este tema (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    En Psicologï¿Â½a se encontraba contenta, se encontraba a gusto con el cambio, le gustaban bastante las asignaturas que tenï¿Â½a y su interï¿Â½s aumentaba; respecto a los compaï¿Â½eros habï¿Â½a encontrado un grupo agradable. Los fines de semana salï¿Â½a con amigos de su barrio aunque tambiï¿Â½n mantenï¿Â½a relaciones con algunas ex-compaï¿Â½eras de geolï¿Â½gicas, y con otras de psicologï¿Â½a. En ese momento no salï¿Â½a con ningï¿Â½n chico. No se puede decir que M. fuera una persona solitaria mantenï¿Â½a un buen nï¿Â½mero de relaciones. Vive con su padre, su madre y su ï¿Â½nico hermano y en casa no tenï¿Â½a una buena relaciï¿Â½n, y aunque al principio lo negï¿Â½, lo reconociï¿Â½ mï¿Â½s tarde, relatando la mala relaciï¿Â½n con su padre en la cuarta sesiï¿Â½n (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Evaluaciï¿Â½n

    CUESTIONARIO BIOGRï¿Â½FICO (Material de Prï¿Â½cticas Internas. Master en Intervenciï¿Â½n en la Ansiedad y el Estrï¿Â½s. UCM. 1997).
    Datos a destacar (Pï¿Â½rez y Cano, 1998):
    El interï¿Â½s por seguir un tratamiento es moderado.
    Describe su problema como un alto grado de nerviosismo y ansiedad, especialmente cuando tiene que realizar algo en pï¿Â½blico o cuando tiene que relacionarse con amigos o con gente nueva.
    Su principal hobby es tocar el piano y la mï¿Â½sica, tambiï¿Â½n le gusta ir a la montaï¿Â½a.
    No trabaja, sï¿Â½lo estudia.
    No tiene pareja y no informa de problemas sexuales.
    La familia la componen su padre, su madre, cercanos a los 50, y su hermano, un aï¿Â½o mayor que ella. La relaciï¿Â½n no es muy buena, sobre todo con el padre.
    Alguna vez ha tenido miedo por la noche, estando sola.
    Tiene problemas para autodescribirse.
    INVENTARIO DE SITUACIONES Y RESPUESTAS DE ANSIEDAD -I.S.R.A.
    El cuestionario se aplicï¿Â½ el 16 de enero de 1997 y los resultados obtenidos fueron los siguientes (Pï¿Â½rez y Cano, 1998):
    Sistema de respuestas:
    Cognitivo: Puntuaciï¿Â½n directa=173; Centil = 99; Ansiedad extrema.
    Fisiolï¿Â½gico: Puntuaciï¿Â½n directa= 74ï¿Â½5; Centil= 90; Ansiedad severa.
    Motor: Puntuaciï¿Â½n directa=75; Centil=85; Ansiedad severa.
    Total: Puntuaciï¿Â½n directa=323ï¿Â½5; Centil=95; Ansiedad severa.

  2. Rasgos Especï¿Â½ficos:  (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).
    F I: Puntuaciï¿Â½n directa=118; Centil=90. Ansiedad severa.
    F II: Puntuaciï¿Â½n directa=53; Centil=95. Ansiedad severa.
    F III: Puntuaciï¿Â½n directa=49; Centil=75. Ansiedad severa.
    F IV: Puntuaciï¿Â½n directa=15; Centil=65. Ansiedad severa.

    ESCALA DE EVITACIï¿Â½N Y ANSIEDAD SOCIAL ï¿Â½SAD- (Watson, y Friend, 1969; versiï¿Â½n espaï¿Â½ola, Gil, 1981). El SAD da una medida no baremada de la ansiedad interpersonal y el resultado de la prueba muestra una puntuaciï¿Â½n de 21 sobre una puntuaciï¿Â½n posible total de 28, lo que es bastante coherente con el F-II de los Rasgos especï¿Â½ficos del ISRA (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    AUTOINFORME SOBRE LA SEGURIDAD DE HABLAR EN Pï¿Â½BLICO ï¿Â½PRCS- (Paul, 1966; versiï¿Â½n espaï¿Â½ola, Gil, 1981). El PRCS da una medida no baremada de la ansiedad de hablar en pï¿Â½blico y el resultado de la prueba muestra una puntuaciï¿Â½n de 24 sobre un total de 29 posible, tambiï¿Â½n coherente con el F-I de los Rasgos especï¿Â½ficos del ISRA que mide situaciones de evaluaciï¿Â½n pï¿Â½blica (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).
    Nota: los tres cuestionarios sirvieron tambiï¿Â½n para seleccionar ï¿Â½tems con los que trabajar de forma mï¿Â½s concreta, como por ejemplo los siguientes (Pï¿Â½rez y Cano, 1998):

    ï¿Â½tem 18 del ISRA: cuando tengo que asistir a una reuniï¿Â½n social o conocer gente nueva.
    ï¿Â½tem 11 del ISRA: Cuando pienso en experiencias recientes en las que me he sentido ridï¿Â½culo, tï¿Â½mido, humillado, sï¿Â½lo o rechazado.
    ï¿Â½tem 15 del SAD: generalmente estoy tranquilo cuando me veo con alguien por primera vez.
    ï¿Â½tem 9 del PRCS: no tengo miedo de enfrentarme a gente que me escuche.

    ENTREVISTA SEMIESTRUCTURADA.
    La entrevista se utilizï¿Â½ como medio para conocer su historia, para ahondar en los primeros datos obtenidos a travï¿Â½s del Cuestionario Biogrï¿Â½fico, y para precisar en el relato de situaciones problemï¿Â½ticas concretas (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Con la entrevista se obtuvo el relato de aquellas situaciones que le habï¿Â½an resultado problemï¿Â½ticas en los ï¿Â½ltimos dï¿Â½as, situaciones como por ejemplo, tener que hablar con alguien a quien acaba de conocer, presentar un trabajo en clase, tocar el piano en casa pudiï¿Â½ndola escuchar su padre o cualquier otra persona, aunque ï¿Â½sta no estuviese en la casa, etc. En el relato de estas situaciones el anï¿Â½lisis que realizï¿Â½bamos pasaba por la clasificaciï¿Â½n en: (1) ideas o pensamientos que tenï¿Â½a, que eran del tipo de “voy a hacerlo muy mal”, “seguro que piensa que soy tonta y no valgo para nada”; (2) las conductas que habï¿Â½a hecho como no tocar el piano si su padre podï¿Â½a oï¿Â½rla, mantenerse al margen de la conversaciï¿Â½n cuando habï¿Â½a alguien nuevo en el grupo de amigos; y (3), por ï¿Â½ltimo, las sensaciones fisiolï¿Â½gicas que habï¿Â½a notado en esas situaciones, como temblor de manos o mï¿Â½sculos en tensiï¿Â½n. Tambiï¿Â½n se analizaban los recursos de afrontamiento. Hay que decir que con la entrevista tambiï¿Â½n se descubriï¿Â½ que a pesar de lo problemï¿Â½tico que para ella eran situaciones que se realizaban en grupo, al llegar a consulta, algunas que podrï¿Â½a haber evitado no las evitï¿Â½, como por ejemplo, irse de excursiï¿Â½n con gente que no conocï¿Â½a mucho, o presentarse como monitora para un grupo de prï¿Â½cticas de su clase; otras, como entrar sola en la cafeterï¿Â½a o tocar ante gente, sï¿Â½ las evitaba (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Las ï¿Â½reas mï¿Â½s problemï¿Â½ticas eran: actuaciones ante pï¿Â½blico numeroso, como hablar en clase o dar un concierto y relaciones personales con personas nuevas, con sus amigos y con su familia. En ninguna de estas situaciones se encontrï¿Â½ un dï¿Â½ficit en habilidades sociales, era asertiva y tenï¿Â½a un buen repertorio de habilidades (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    AUTORREGISTROS DE PENSAMIENTOS AUTOMï¿Â½TICOS
    El objetivo fundamental de los autorregistros fue el de evaluar los pensamientos automï¿Â½ticos que acompaï¿Â½aban sus emociones negativas mï¿Â½s intensas. El modelo bï¿Â½sico que se siguiï¿Â½ reflejaba el dï¿Â½a y la hora, la situaciï¿Â½n, la emociï¿Â½n y los pensamientos automï¿Â½ticos que aparecï¿Â½an en ese momento. Ademï¿Â½s, los autorregistros incluï¿Â½an dos columnas en las que se valoraba el tanto por ciento de verdad que habï¿Â½a en esos pensamientos automï¿Â½ticos en el momento de suceder la situaciï¿Â½n estresante y otra en la que valoraba ese % de verdad horas despuï¿Â½s; posteriormente esas columnas se sustituyeron por otra donde se planteaban pensamientos mï¿Â½s racionales o realistas, esto favoreciï¿Â½ el tratamiento (Pï¿Â½rez y Cano, 1998). Ver Tabla 1.

    Tabla 1
    Ejemplo de autorregistro.

    Dï¿Â½A Y HORA
    SITUACIï¿Â½N
    EMOCIï¿Â½N
    PENSAMIENTOS

    11-2-97
    En mi casa, le dije a mi padre que me querï¿Â½a apuntar a la Escuela Creativa de Mï¿Â½sica
    Odio, nervios y tristeza
    —————————-

    14-2-97
    22:00
    Con unas amigas de geolï¿Â½gicas que me habï¿Â½an llamado para verme.
    Nerviosa
    – Se sienten obligadas a estar aquï¿Â½.
    – No sï¿Â½ que les digo, las estoy aburriendo.

    16-4-97
    En prï¿Â½cticas de aprendizaje, tengo que hacerla delante de mi grupo
    Nerviosismo e insegura
    – No voy a ser capaz de coger la rata, se me va a caer.
    – No me van a entender.

    AUTORREGISTROS DEL ENTRENAMIENTO EN RELAJACIï¿Â½N
    Otro tipo de autorregistro se utilizï¿Â½ en el entrenamiento en relajaciï¿Â½n, con ï¿Â½l se pretendï¿Â½a ver el desarrollo del entrenamiento comprobando el nï¿Â½mero y la calidad de los entrenamientos. Se controlaba el momento de inicio y el momento final, el grado subjetivo de ansiedad antes de comenzar y el grado subjetivo de ansiedad al finalizar el ejercicio de relajaciï¿Â½n (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Diagnï¿Â½stico

    Tras la evaluaciï¿Â½n, el diagnï¿Â½stico se realiza a partir del Eje I (Trastornos clï¿Â½nicos) del DSM-IV (1995) comprobando que la informaciï¿Â½n obtenida se ajusta a los criterios para el diagnï¿Â½stico de F40.1 Fobia Social [300.23] (Pï¿Â½rez y Cano, 1998):

    Temor acusado y persistente por una o mï¿Â½s situaciones sociales o actuaciones en pï¿Â½blico en las que el sujeto se ve expuesto a personas que no pertenecen al ï¿Â½mbito familiar o a la posible evaluaciï¿Â½n por parte de los demï¿Â½s. El individuo teme actuar de un modo (o mostrar sï¿Â½ntomas de ansiedad) que sea humillante o embarazoso. Las altas puntuaciones en el ï¿Â½tem 18 del ISRA (“Cuando tengo que asistir a una reuniï¿Â½n social o conocer gente nueva”).

    La exposiciï¿Â½n a situaciones sociales temidas provoca casi invariablemente una respuesta inmediata de ansiedad, que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o mï¿Â½s o menos relacionada con una situaciï¿Â½n. Alta respuesta de ansiedad con fuerte temblor de manos cuando descubre que alguien la estï¿Â½ escuchando tocar el piano.

    El individuo reconoce que ese temor es excesivo o irracional. Reconoce, por ejemplo, que es excesivo no entrar en la cafeterï¿Â½a si va ella sola.

    Las situaciones o actuaciones en pï¿Â½blico temidas se evitan o bien se experimentan con ansiedad o malestar intensos. No tiende a evitar muchas situaciones, pero experimenta con intensa ansiedad.

    Los comportamientos de evitaciï¿Â½n, la anticipaciï¿Â½n ansiosa, o el malestar que aparece en la(s) situaciï¿Â½n(es) social(es) o actuaciï¿Â½n(es) en pï¿Â½blico temida(s) interfieren acusadamente con la rutina normal del individuo, con sus relaciones laborales (o acadï¿Â½micas) o sociales, o bien producen un malestar clï¿Â½nicamente significativo.

    El miedo o el comportamiento de evitaciï¿Â½n no se deben a los efectos fisiolï¿Â½gicos directos de una sustancia (p. ej. drogas o fï¿Â½rmacos) o de una enfermedad mï¿Â½dica y no pueden explicarse mejor por la presencia de otro trastorno mental.
    En el diagnï¿Â½stico diferencial se hallarï¿Â½an en el Eje II el Trastorno de Personalidad por evitaciï¿Â½n, el Trastorno Esquizoide de la Personalidad, asï¿Â½ como del Eje I el Trastorno de angustia con agorafobia, la Ansiedad generalizada y la Fobia especï¿Â½fica. Hay que decir tambiï¿Â½n, que el punto en el que el DSM-IV hace referencia a la ansiedad a hablar en pï¿Â½blico, al terror a los escenarios y a la timidez como eventos en los que, si las personas que participan, no pertenecen al ï¿Â½mbito familiar no se ha de diagnosticar fobia social a no ser que el malestar o el deterioro en la vida del individuo sea grande, el caso de M cumple ambos puntos: reacciones de ansiedad tambiï¿Â½n con familiares y gran malestar (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Conductas problema

    Las principales conductas problema se refieren a sus respuestas de ansiedad en las siguientes situaciones (Pï¿Â½rez y Cano, 1998):

    relaciones con sus amigas.

    relaciones con gente a la que acaba de conocer.

    actuaciones ante la clase.

    tocar el piano con pï¿Â½blico, familiar o no.
    La ansiedad en estas situaciones se caracteriza fundamentalmente por la respuesta a nivel cognitivo, con pensamientos deformados, destacando las distorsiones consistentes en “interpretaciï¿Â½n del pensamiento”, asï¿Â½ como ideas de inseguridad (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Modelo explicativo

    Se elaborï¿Â½ un modelo explicativo desde el que se aborda el desarrollo y mantenimiento del problema (Pï¿Â½rez y Cano, 1998) (ver Figura 3).

    Figura 3: Modelo explicativo.

    Objetivos terapï¿Â½uticos

    Mejorar la autoestima.

    Cambiar los pensamientos deformados sobre ella misma y las relaciones con los demï¿Â½s.

    Acabar con las conductas de evitaciï¿Â½n.

    Reducir la respuesta de ansiedad en los tres niveles de respuesta.
    Tratamiento

    El tratamiento tuvo las siguientes fases (Pï¿Â½rez y Cano, 1998):

    Entrega de informaciï¿Â½n sobre el diagnï¿Â½stico y el modelo explicativo, definiendo el problema y los objetivos.

    Reestructuraciï¿Â½n cognitiva, dirigida fundamentalmente hacia las ideas irracionales, y pensamientos automï¿Â½ticos, intentando cambiar sus sentimientos de inseguridad y buscando elevar, en definitiva, su autoestima. Uno de los pensamientos deformados que M presentaba de forma mï¿Â½s continua era su persistente interpretaciï¿Â½n del pensamiento, de las personas con las que estaba, ya fuesen amigas de siempre o alguien a quien acabase de conocer, y que eran del tipo: “no le caigo bien” o “debe pensar que soy tonta”, nos obligaba a trabajar en continuas reinterpretaciones mï¿Â½s realistas y racionales. Los autorregistros, especialmente en las primeras sesiones, fueron de gran utilidad para seleccionar la situaciï¿Â½n concreta y los pensamientos deformados; por ejemplo, ver una situaciï¿Â½n en la que estando con unas amigas en la cola del teatro, al comprar las entradas se le cae el dinero y los tickets y M dramatiza con pensamientos como “toda la cola y la taquillera piensan que soy subnormal, y a mis amigas las estoy dejando en ridï¿Â½culo”. En la bï¿Â½squeda y modificaciï¿Â½n de estos pensamientos deformados se utilizaron tï¿Â½cnicas que consistï¿Â½an en cuestionar sus evidencias, o encontrar momentos donde la propia realidad cuestionï¿Â½ sus creencias, como por ejemplo, el dï¿Â½a que estuvo pensando toda la maï¿Â½ana que su compaï¿Â½era no habï¿Â½a ido a clase para evitar ir despuï¿Â½s con ella a un concierto para el que ya habï¿Â½an quedado; al final, su compaï¿Â½era llegï¿Â½ justo antes de la hora de ir al concierto. En otras ocasiones hubo que trabajar con reatribuciones, o examinando consecuencias, ventajas y desventajas y desarrollando alternativas a demandas concretas, desdramatizando, utilizando intenciï¿Â½n paradï¿Â½jica, etc. En otras ocasiones se practicï¿Â½ la distracciï¿Â½n como forma de evitar esos pensamientos. Las tï¿Â½cnicas fueron variadas y secuenciadas, los pensamientos deformados estaban tremendamente arraigados y generalizados por lo que se hizo imprescindible insistir mucho y desde aproximaciones cognitivas diversas. Tambiï¿Â½n se utilizaron autoinstrucciones, asï¿Â½ como la puesta en prï¿Â½ctica de la soluciï¿Â½n de problemas, ante algunas situaciones muy concretas, como demandas a su padre y viajes. A lo largo de todo el tratamiento hubo un continuo anï¿Â½lisis de los ï¿Â½xitos o mejoras y de los fracasos, ya que los avances eran lentos, valorando el grado de motivaciï¿Â½n y empeï¿Â½o puesto por ella, asï¿Â½ como la eficacia de las diferentes tï¿Â½cnicas empleadas.

    Entrenamiento en Relajaciï¿Â½n muscular: se comenzï¿Â½ utilizando el “entrenamiento en relajaciï¿Â½n muscular progresiva” de Jacobson que se alargï¿Â½ y le resultï¿Â½ difï¿Â½cil y a la que se aï¿Â½adiï¿Â½ posteriormente el “entrenamiento autï¿Â½geno de Schultz” que fue el que mejor se adaptï¿Â½ a M. El entrenamiento se realizaba durante algunas sesiones en la consulta y ella debï¿Â½a practicarlo en casa durante todo el tratamiento; en la consulta le resultaba mucho mï¿Â½s difï¿Â½cil relajarse, por no estar sola, y en su casa, durante el entrenamiento de Jacobson M no practicï¿Â½ lo suficiente, fue con la relajaciï¿Â½n de Schultz cuando comenzï¿Â½ a sentirse mï¿Â½s a gusto con la prï¿Â½ctica, tanto en la consulta como en su casa.

    Exposiciones. Se aprovecharon algunas situaciones que iban a ocurrir, para la exposiciï¿Â½n, estas situaciones se escogï¿Â½an de mutuo acuerdo en la sesiï¿Â½n, sï¿Â½lo aceptï¿Â½ndolas cuando ella es veï¿Â½a capaz de realizarlas, entonces se preparaba la forma de afrontamiento, posibles consecuencias, etc. Se trataba de conductas como presentar algo en clase, proponer un viaje a un grupo de amigos que acababan de conocer o, simplemente, entrar en la cafeterï¿Â½a ella sola y tomarse algo allï¿Â½. Despuï¿Â½s la ejecuciï¿Â½n de estas tareas era evaluada conjuntamente en la siguiente sesiï¿Â½n.
    Desarrollo

    El desarrollo de las sesiones, la evaluaciï¿Â½n y las tï¿Â½cnicas terapï¿Â½uticas utilizadas puede verse en la tabla siguiente (Tabla 2). La periodicidad de las sesiones fue de una semana (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Tabla 2
    Desarrollo de las sesiones.

    SESIï¿Â½N Nï¿Â½
    PROCESO TERAPEï¿Â½TICO

    1 (9-1-97)
    Entrevista inicial, Cuestionario Biogrï¿Â½fico

    2
    Entrevista semiestructurada, ISRA, SAD y PRCS

    3
    Entrevista semiestructurada, devoluciï¿Â½n de informaciï¿Â½n, objetivos

    4
    Relajaciï¿Â½n Jacobson y modelo explicativo y autorregistros pens.

    5
    Relajaciï¿Â½n J. y Reestructuraciï¿Â½n cognitiva, autorregistros

    6
    Relajaciï¿Â½n J. y Reestructuraciï¿Â½n cognitiva, autorregistros

    7
    Relajaciï¿Â½n J. y Reestructuraciï¿Â½n cognitiva, autorregistros

    8
    Relajaciï¿Â½n J. y Reestructuraciï¿Â½n cognitiva, autorregistros

    9
    Relajaciï¿Â½n J. y Reestructuraciï¿Â½n cognitiva, autorregistros

    10
    Relajaciï¿Â½n de Schultz y Reestructuraciï¿Â½n cog., autorregistros

    11
    Relajaciï¿Â½n de Schultz y Reestructuraciï¿Â½n cog., autorregistros, expos.

    12
    Reestruccturaciï¿Â½n cog., autoinstrucciones, autorregistros, expos.

    13
    Reestruccturaciï¿Â½n cog., autoinstrucciones, autorregistros, exposc.

    14
    Reestructuraciï¿Â½n cog, Soluciï¿Â½n de probl, exposiciï¿Â½n.

    15
    Reestructuraciï¿Â½n cog, Soluciï¿Â½n de probl, exposiciï¿Â½n.

    16
    Reestructuraciï¿Â½n cog. Soluciï¿Â½n de probl., exposiciï¿Â½n

    17
    Reestructuraciï¿Â½n cog., mantenimiento, generalizaciï¿Â½n

    18
    Reestructuraciï¿Â½n cog., mantenimiento, generalizaciï¿Â½n

    19(19-6-97)
    Evaluaciï¿Â½n Post*

    20(13-1-98)
    Seguimiento. Evaluaciï¿Â½n Post.*

    *Ese dï¿Â½a tuvo un problema que le impidiï¿Â½ acudir a realizar la evaluaciï¿Â½n Post, por lo que la realizï¿Â½ durante el verano, sin embargo los datos utilizados como Post en la comparaciï¿Â½n Pre-Post son los tomados en la sesiï¿Â½n de seguimiento que reflejan un mantenimiento de las ganancias terapï¿Â½uticas (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Resultados

    La propia paciente informa de la mejorï¿Â½a que ha experimentado, sintiï¿Â½ndose satisfecha, opiniï¿Â½n que coincide con nuestras observaciones. M consiguiï¿Â½ cambiar sus pensamientos deformados y problemï¿Â½ticos de forma bastante generalizada, ignorï¿Â½ndolos cuando en ocasiones reaparecï¿Â½an, consiguiï¿Â½ tambiï¿Â½n enfrentarse a muchas de las situaciones que hasta entonces evitaba, dejï¿Â½ de tratarse tan duramente y comenzï¿Â½ a quererse mï¿Â½s. Sus respuestas de ansiedad descendieron a niveles mï¿Â½s normales. En el ISRA descendiï¿Â½ en los tres sistemas de respuesta y en F-I, F-II, F-III, en rasgos especï¿Â½ficos (ver Figuras 4 y 5, y Tabla 3). En el SAD la puntuaciï¿Â½n, sobre 28 posible, descendiï¿Â½ de 21 a 16, y en el PRCS, sobre un 30 posible, descendiï¿Â½ de 28 a 20, descensos importantes al tratarse de pruebas que utilizan una escala de respuesta de verdadero-falso, mucho menos discriminante (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Tabla 3
    Resultados en centiles de la evaluaciï¿Â½n Pre y Post mediante el ISRA

    COGNIT
    FISIOLG
    MOTOR
    TOTAL
    F- I
    F- II
    F- III
    F- IV

    PRE
    99
    90
    85
    95
    90
    95
    75
    65

    POST
    60
    55
    30
    45
    65
    25
    35
    65

    Figura 4: Comparaciï¿Â½n Pre-Post en los tres sistemas de respuesta y nivel general de ansiedad.

    Figura 5: Comparaciï¿Â½n Pre-Post en las cuatro ï¿Â½reas situacionales o rasgos

    Podemos concluir que la intervenciï¿Â½n fue un ï¿Â½xito, ya que, ademï¿Â½s de la satisfacciï¿Â½n que la propia paciente nos mostrï¿Â½, tambiï¿Â½n se cumplieron los objetivos terapï¿Â½uticos que ambas partes fijamos de comï¿Â½n acuerdo: M se siente ahora mï¿Â½s segura y se valora positivamente, no tiene sesgos negativos sobre su conducta y sus relaciones con los demï¿Â½s, finalizando con las evitaciones sociales que realizaba. Respecto a sus niveles de ansiedad, los datos Post de la evaluaciï¿Â½n realizada con el ISRA permiten ver claramente el descenso que ha habido en los tres sistemas de respuesta y en el nivel general de ansiedad. En las ï¿Â½reas situacionales o rasgos especï¿Â½ficos tambiï¿Â½n se aprecia un descenso, que es especialmente marcado en F-II, precisamente el ï¿Â½rea en el que mï¿Â½s se trabajï¿Â½ y que evalï¿Â½a aquellas situaciones de interrelaciï¿Â½n con los demï¿Â½s. En F-IV, que se refiere a las situaciones de la vida cotidiana, no se presentan variaciones en los niveles de ansiedad, si bien es cierto que, por un lado, los niveles que se encontraron en la evaluaciï¿Â½n Pre de este factor no fueron excesivamente altos. A la vez, la problemï¿Â½tica familiar anteriormente mencionada se ha mantenido presente a lo largo de toda la intervenciï¿Â½n, influyendo esto claramente en la evaluaciï¿Â½n Post de este factor; de igual manera, esta problemï¿Â½tica familiar no resulta especialmente relevante dentro del trastorno de fobia social que fue el verdadero eje de la intervenciï¿Â½n (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Este caso, y la intervenciï¿Â½n llevada a cabo, pueden ser un buen ejemplo de la eficacia que tiene la utilizaciï¿Â½n y adaptaciï¿Â½n de tï¿Â½cnicas cognitivas, y tambiï¿Â½n de tï¿Â½cnicas conductuales, al tratamiento del trastorno de fobia social. Podrï¿Â½amos finalizar destacando especialmente la importancia que tiene centrar la aplicaciï¿Â½n de las tï¿Â½cnicas cognitivas en el elemento mï¿Â½s caracterï¿Â½stico y nuclear que se presente en el trastorno y en el paciente, como en este caso era ese sesgo interpretativo de carï¿Â½cter negativo de su conducta (Pï¿Â½rez y Cano, 1998).

    Caso 2

    El caso clï¿Â½nico que se presenta a continuaciï¿Â½n fue consultado en el hospital psiquiï¿Â½trico “Fray Bernardino ï¿Â½lvarez” (2008). Es importante mencionar que la informaciï¿Â½n presentada en este documento es verï¿Â½dica, y por lo tanto, no muestra ningï¿Â½n dato que permita identificar al paciente, ni violar su privacidad.

    Ficha de Identificaciï¿Â½n

    Fecha de Internamiento: 28 de marzo del 2008.

    Hora: 12:15 p. m.

    Edad: 33 aï¿Â½os.

    Fecha de nacimiento: 24 de septiembre de 1974.

    Sexo: femenino.

    Nacionalidad: mexicana.

    Ocupaciï¿Â½n: hogar.

    Estado civil: uniï¿Â½n libre.

    Religiï¿Â½n: catï¿Â½lica.

    Raza: mestiza.

    Motivo de Consulta

    “Ya no aguanto esta ansiedad, me quiero morir, ya no soporto estar asï¿Â½” sic. pac.

    Motivo de Internamiento

    Ansiedad generalizada, negativismo parcial a medicamentos, hiporexia, intentos suicidas, ideas suicidas y de muerte, heteroagresividad fï¿Â½sica.

    Padecimiento Actual

    Inicia padecimiento a los 25 aï¿Â½os con crisis de ansiedad generalizada, caracterizada por inquietud, desesperanza, insomnio, hiporexia, diaforesis, taquicardias, por lo que se atiende con Psiquiatra e inicia tratamiento no especificado, abandonï¿Â½ndolo meses despuï¿Â½s por sentir mejorï¿Â½a. Debido a esto tuvo mï¿Â½ltiples recaï¿Â½das y reiniciï¿Â½ en mï¿Â½ltiples ocasiones el tratamiento sin presentar intentos suicidas, ideas de muerte o suicidas hasta hace un aï¿Â½o, que intenta suicidarse tomando pastillas no especificadas sin requerir hospitalizaciï¿Â½n.

    Acude por primera vez a este hospital en diciembre del 2007 para establecer nuevamente manejo a base de citalopram y tafil a dosis no especificada y posteriormente se refiere al hospital Juï¿Â½rez donde continï¿Â½a manejo. Ha tenido mal apego al tratamiento, ya que lo abandona al sentirse mejor. Inicia la ï¿Â½ltima vez padecimiento con la presencia de parestesias hemicorporales, insomnio, inquietud, negativismo parcial a medicamentos y alimentos, intentos suicidas usando un cuchillo, impidiendo lesiones el esposo, ideas de muerte y desesperanza y motivo por el cual es traï¿Â½da por su mamï¿Â½.

    Historia Familiar

    Proviene de familia integrada funcional, madre de 64 aï¿Â½os, con trastorno depresivo en tratamiento, padre de 65 aï¿Â½os vivo, padece diabetes mellitas 2 en tratamiento, 6 hermanos aparentemente sanos y otro mï¿Â½s de 35 aï¿Â½os con trastorno depresivo en tratamiento en esta unidad.

    Historia Personal

    Desarrollo normal. PPM: callada, introvertida, reservada, con pobre tolerancia a la frustraciï¿Â½n.

    Historia Escolar

    Inicia preescolar a los 6 aï¿Â½os, cursa primaria sin reprobar ningï¿Â½n aï¿Â½o, excepto el sexto por problemas de salud, cursa secundaria y la concluye sin ningï¿Â½n problema. Aparentemente con buen aprovechamiento acadï¿Â½mico, cursa dos aï¿Â½os de carrera tï¿Â½cnica de enfermerï¿Â½a y no la concluye por miedo de prï¿Â½ctica como enfermera.

    Historia Psicosexual

    Menarca a los 12 aï¿Â½os, eumenorreica, ciclos de 28 x 7, colocaciï¿Â½n de DIU en el 2005, inicio de vida sexual activa 24 aï¿Â½os, parejas sexuales 2, nunca se ha realizado el papanicolau.

    Historia Ocupacional

    Inicia su primer empleo como cuidadora de personas mayores a los 19 aï¿Â½os, tiempo completo, dejando de trabajar hasta diciembre del 2007 por sintomatologï¿Â½a del padecimiento actual.

    Tiempo Libre

    Convivencia con amigas y novio, ver la televisiï¿Â½n.

    Examen Mental

    Paciente femenino de edad aparente a la cronolï¿Â½gica, de talla media, complexiï¿Â½n mesomï¿Â½rfica, en regulares condiciones de higiene y aliï¿Â½o, posiciï¿Â½n libremente escogida, sin facias caracterï¿Â½sticas, alerta, inquieta y ansiosa, con actitud poco cooperadora, sin marcha o movimientos anormales, orientada globalmente, atenciï¿Â½n centrï¿Â½peta, comprensiï¿Â½n disminuida, lenguaje de tono, volumen y velocidad aumentada, coherente y congruente, discurso espontï¿Â½neo con ideas de muerte e ideas suicidas “ya me quiero morir, ya no aguanto esta ansiedad, ya no puedo” sic. pac., niega alteraciones en la sensopercepciï¿Â½n, juicio desviado, afecto ansioso, funciones mentales superiores conservadas, psicomotricidad aumentada con consciencia de enfermedad conservada y con parcial proyecciï¿Â½n a futuro.

    Diagnï¿Â½stico

    Trastorno de ansiedad generalizada, intento suicida reciente.

    Fundamentaciï¿Â½n

    Paciente femenina de 33 aï¿Â½os que inicia padecimiento desde hace 8 aï¿Â½os cursando con crisis de ansiedad manifestada por insomnio, hiporexia, inquietud, desesperanza, diaforesis, taquicardia, tratada con psiquiatra pero con mï¿Â½ltiples recaï¿Â½das por abandonar tratamiento, ï¿Â½ltimo cuadro de ansiedad agregï¿Â½ndose parestesias hemicorporales e ideas e intentos suicidas.

    Tratamiento

    Actualmente la paciente recibe tratamiento psiquiï¿Â½trico a base de citalopram y tafil, ademï¿Â½s de recibir tratamiento psicoterapï¿Â½utico.

    Caso 3

    Resumen

    En el presente trabajo se analizan los planteamientos actuales acerca del tratamiento de la ansiedad generalizada. Se describe detalladamente el paquete terapï¿Â½utico utilizado en un caso que presentaba esta problemï¿Â½tica, y se informa ademï¿Â½s de la evoluciï¿Â½n de la paciente desde el inicio al final del mismo (Benedito y Botella, 1992).

    Palabras clave: Ansiedad generalizada; Tratamiento psicolï¿Â½gico.

    El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una ansiedad y preocupaciï¿Â½n inmotivadas y excesivas respecto a dos o mï¿Â½s circunstancias de la vida, que se manifiesta como un sentimiento de ansiedad persistente, insidioso y generalizado pero sin los sï¿Â½ntomas especï¿Â½ficos que caracterizan los trastornos fï¿Â½bicos, el trastorno por ataques de angustia o el trastorno obsesivo-compulsivo (Benedito y Botella, 1992).

    La literatura mï¿Â½dica distingue entre “los estados de ansiedad” puros y otros trastornos emocionales. Las fobias, se diferencian del puro estado de ansiedad en que los sï¿Â½ntomas no parecen estar relacionados con un estï¿Â½mulo especï¿Â½fico (Woolfolk, y Lehrer, 1985 citado en Benedito y Botella, 1992).

    La ansiedad, sï¿Â½ntoma bï¿Â½sico de este trastorno, por lo general se acompaï¿Â½a de sensaciï¿Â½n de tensiï¿Â½n interna y dificultad para relajarse (Benedito y Botella, 1992).

    Es frecuente la hiperactividad del sistema nervioso autï¿Â½nomo; los pacientes suelen quejarse de cefalea, inestabilidad, visiï¿Â½n borrosa, disminuciï¿Â½n de la salivaciï¿Â½n, sudoraciï¿Â½n excesiva, molestias estomacales, nauseas, taquicardia, mayor frecuencia de las micciones, hormigueos en los miembros, dolores musculares, fatigabilidad precoz, insomnio, irritabilidad, sentimiento de zozobra, impaciencia, preocupaciï¿Â½n y aprensiï¿Â½n (Ayuso, 1988 citado en Benedito y Botella, 1992).

    En el presente trabajo se aplicï¿Â½ el programa de tratamiento de Barlow (Barlow y Cerny, 1988) que recoge los planteamientos actuales sobre el tratamiento de la ansiedad generalizada y en el que se incluyen diversos procedimientos para trabajar con cada uno de los componentes de la ansiedad: fisiolï¿Â½gico, cognitivo y comportamental (Benedito y Botella, 1992).

    Con respecto al primero, la ansiedad conlleva un incremento del arousal fisiolï¿Â½gico del sistema autï¿Â½nomo, que estï¿Â½ asociado a sensaciones, sentimientos o sï¿Â½ntomas, experimentados como amenazadores; sin embargo, sï¿Â½lo son sensaciones y no son necesariamente peligrosas, puesto que la ansiedad implica reacciones corporales normales (Benedito y Botella, 1992).

    El componente cognitivo, se refiere a la influencia de nuestros pensamientos, creencias y expectativas sobre nuestro estado de ï¿Â½nimo y nuestra conducta. Habitualmente no respondemos a las situaciones sino a las interpretaciones o valoraciones que hacemos de las mismas. De este modo, etiquetamos nuestras experiencias pero las interpretaciones no son siempre adecuadas y exactas (Benedito y Botella, 1992).

    El ï¿Â½ltimo componente de la ansiedad, el comportamental, hace referencia a la capacidad de la ansiedad para desorganizar la conducta de una persona provocando evitaciï¿Â½n, escape o disminuyendo el grado de eficacia (Benedito y Botella, 1992).

    De acuerdo con el modelo de Barlow sobre la ansiedad, su tratamiento integra tres tipos de estrategias: exposiciï¿Â½n, relajaciï¿Â½n y cognitivas, que permitirï¿Â½n al paciente afrontar respectivamente el componente comportamental de la ansiedad, el fisiolï¿Â½gico y el cognitivo (Benedito y Botella, 1992).

    Historia Clï¿Â½nica

    La paciente es una mujer de 22 aï¿Â½os, soltera, de clase media. Acudiï¿Â½ a terapia porque presentaba desde hacï¿Â½a dos aï¿Â½os una constante preocupaciï¿Â½n por sus estudios y su futuro profesional que se acompaï¿Â½aba de dolores musculares localizados fundamentalmente en el cuello, sudoraciï¿Â½n en las manos, sequedad de boca, sensaciï¿Â½n de tensiï¿Â½n en el estï¿Â½mago, y palpitaciones. Habï¿Â½a estado recibiendo tratamiento farmacolï¿Â½gico por sus problemas de ansiedad y habï¿Â½a acudido a un fisioterapeuta a causa de sus dolores musculares. No presentaba antecedentes de problemas de salud fï¿Â½sicos o psicolï¿Â½gicos (Benedito y Botella, 1992).

    En el momento en que solicitï¿Â½ ser atendida, su problema se habï¿Â½a agudizado al iniciar el ï¿Â½ltimo aï¿Â½o acadï¿Â½mico de carrera, e informï¿Â½ que se encontraba seriamente incapacitada a nivel acadï¿Â½mico y social debido a la preocupaciï¿Â½n constante, excesiva e injustificada sobre sus estudios universitarios y su futuro profesional. Aï¿Â½n cuando ella misma reconocï¿Â½a que respecto a su rendimiento acadï¿Â½mico, de hecho no existï¿Â½a una situaciï¿Â½n que pudiera ser calificada como problemï¿Â½tica (Benedito y Botella, 1992).

    Descripciï¿Â½n del Tratamiento y Procedimiento Terapï¿Â½utico

    El paquete terapï¿Â½utico de Barlow, que se empleï¿Â½ en la presente investigaciï¿Â½n, aparece estructurado por sesiones, con el contenido que se diseï¿Â½Ã¯¿Â½ para cada una de ellas, en la Tabla 1 (Benedito y Botella, 1992).

    Sesiï¿Â½n de Evaluaciï¿Â½n

    Una vez estuvo realizada la anamnesis clï¿Â½nica, se dedicï¿Â½ una sesiï¿Â½n, previa al inicio del tratamiento, a evaluar de forma mï¿Â½s pormenorizada el problema de ansiedad que la paciente presentaba. Se estudiaron los pensamientos que mï¿Â½s le habï¿Â½an preocupado durante la semana, durante cuï¿Â½nto tiempo estaban presentes, quï¿Â½ grado de tensiï¿Â½n le producï¿Â½an, quï¿Â½ sensaciones corporales los acompaï¿Â½aban, quï¿Â½ conductas realizaba, en quï¿Â½ grado le limitaba su ansiedad y quï¿Â½ influencia tenï¿Â½a el problema en sus ï¿Â½reas vitales (Benedito y Botella, 1992) (Benedito y Botella, 1992).

  3. Del mismo modo, se exploraron las situaciones de mayor ansiedad, los moduladores de las mismas, las épocas mejores y peores, la actitud de las personas cercanas a la paciente, las creencias que tenía acerca de la causa de su problema, y los objetivos que se proponía con el tratamiento (Benedito y Botella, 1992).

    1ª Sesión de Tratamiento

    Durante esta sesión, se informó a la paciente sobre la ansiedad en general y sobre su problema concreto de ansiedad generalizada, analizando las manifestaciones típicas de la ansiedad utilizando los ejemplos de la propia experiencia de la paciente. A continuación, se explicaron a la paciente los diversos componentes del tratamiento que se le iba a aplicar: fisiológicos, cognitivos y comportamentales (Benedito y Botella, 1992).

    Así, se le explicó que para eliminar las respuestas fisiológicas de la ansiedad se le entrenaría en diversas técnicas de relajación, para hacer frente al componente cognitivo de la ansiedad se utilizarían técnicas cognitivas, y por último para modificar sus respuestas conductuales ante la ansiedad, se utilizarían técnicas de exposición (Benedito y Botella, 1992).

    Al finalizar la sesión se le entregó material escrito sobre la ansiedad y su manejo para que lo leyera y se familiarizara con su contenido (Benedito y Botella, 1992).

    2ª Sesión de Tratamiento

    Durante esta sesión se comentó la peor situación de ansiedad que la paciente había experimentado analizando su comienzo, los síntomas, los pensamientos y las predicciones que la paciente hizo. Con este ejemplo se pretendió que la paciente identificara la influencia que sus cogniciones tenían sobre su ansiedad, se discutieron las características de sus pensamientos y se le enseñó a registrar las sensaciones y los pensamientos que tenía a lo largo de la semana (Benedito y Botella, 1992).

    A continuación, se introdujo la relajación explicando su utilidad, la necesidad de practicarla y el procedimiento de tensión y relajación muscular que se seguiría con 16 grupos musculares. La paciente estaba reticente y dudaba de la efectividad de la relajación en su caso, puesto que en otras ocasiones lo había intentado sin éxito y, además, los esfuerzos frustrados de relajarse incrementaban aún más su nivel de ansiedad. Para evitar la ansiedad de ejecución, no le pedíamos que se relajase sino que aprendiese la secuencia y siguiera los pasos que se le iban indicando (Benedito y Botella, 1992).

    Al finalizar la relajación la paciente manifestó su sorpresa verbalizando que no pensaba que pudiera conseguir ese grado de relajación. Se aprovechó esta situación para indicarle la importancia de la práctica dos veces al día que potenciaría enormemente los beneficios (Benedito y Botella, 1992).

    Antes de concluir la sesión se le entregó el registro de pensamiento y se le pidió que concluyera la lectura del material que se le había proporcionado la semana anterior (Benedito y Botella, 1992).

    3ª Sesión de Tratamiento

    Se revisaron los registros, y se comentó la lectura del material. Seguidamente se introdujo la técnica de explorar estrategias alternativas utilizando ejemplos que la paciente había anotado en sus registros, preguntándole por la evidencia de sus pensamientos, pidiéndole explicaciones alternativas, y discutiendo las pruebas que tenía sobre la certeza de sus cogniciones (Benedito y Botella, 1992).

    A continuación, se pasó al entrenamiento en relajación con los 16 grupos musculares pero introduciendo la discriminación de distintos niveles de tensión en varios grupos musculares, explicando a la paciente la importancia de distinguir los diferentes grados de tensión para poder reducirlos e identificarlos cuando se mantienen a niveles bajos. Como en la sesión anterior, se le entregaron los registros y se le indicó la importancia de la práctica de los ejercicios de relajación (Benedito y Botella, 1992).

    4ª Sesión de Tratamiento

    Se inició la sesión revisando los registros y analizando cognitivamente sus pensamientos, mientras se le explicaban los errores lógicos más comunes que se producen en situaciones de ansiedad (error de evidencia, sobregeneralización, certeza versus probabilidad, pensamiento absolutista) y la forma de analizarlos (Benedito y Botella, 1992).

    En esta sesión se acortó la secuencia seguida en la relajación reduciéndola a 8 grupos musculares y manteniendo la discriminación en dos de ellos. Se le asignaron como tareas la práctica diaria de la relajación en discriminación, y los registros cognitivos para detectar pensamientos y errores lógicos (Benedito y Botella, 1992).

    5ª Sesión de Tratamiento

    Al revisar los registros, se discutieron y debatieron los pensamientos de la paciente, viendo las alternativas que planteaba, comprobando si con ello se modificaba su nivel de ansiedad, y pidiéndole que nos convenciera de sus pensamientos irracionales. Se introdujo otro grupo de estrategias cognitivas como la descatastrofización, los factores de auxilio, los experimentos conductuales, y la reatribución. En cuanto al componente de relajación, se mantuvieron los 8 grupos musculares con discriminación, y se le indicó que la practicara durante la semana en distintas posturas y diferentes lugares para favorecer la generalización (Benedito y Botella, 1992).

    6ª Sesión de Tratamiento

    Se inició la sesión como era habitual revisando los registros de la paciente, analizando los acontecimientos estresantes, los pensamientos irracionales que les acompañaban y las posibles alternativas existentes, cuestionándole mediante preguntas sus conclusiones erróneas. La relajación se practicó en esta ocasión con el mismo contenido que la semana anterior pero estando la paciente de pie y caminando (Benedito y Botella, 1992).

    En esta sesión se introdujo el componente de exposición del tratamiento analizando las situaciones que le creaban ansiedad y las sensaciones que actuaban como indicadores de esta ansiedad. Se realizaron unos ensayos de imaginación y visualización con escenas neutras, y se estructuró la jerarquía de escenas estresantes que se muestran en la Tabla 2 (Benedito y Botella, 1992).

    Tabla 2. Jerarquía de escenas estresantes

    1ª ESCENA

    Estoy en casa, he terminado los exámenes, han salido las notas y todo ha resultado más o menos como esperaba; tengo todas las vacaciones por delante, pero he suspendido una asignatura. A medida que pasa el tiempo, veo que pasan los días sin que estudie, estoy cansada y abatida, no dejo de repetirme que tengo que estudiar, apenas salgo de casa, no disfruto de las vacaciones y la mayor parte del tiempo la dedico a dormir.

    2ª ESCENA

    Ha comenzado un nuevo curso académico, llego a la Facultad, voy conociendo las fechas de los exámenes, están muy poco distanciados entre sí, veo todos los libros y los largos temarios de las asignaturas, empiezo a sentirme agobiada pensando que seguro que este año me va peor que el anterior. Conforme avanza el curso, mi ansiedad aumenta, los exámenes se aproximan, me siento triste, cansada y sin ganas de hacer nada. Llegan las vacaciones de Navidad, no disfruto, paso la mayor parte del tiempo estudiando, me siento cansada y dedico muchas horas a dormir por no pensar. Al volver a la facultad en el mes de Enero, siento que no puedo abarcar todos los exámenes que voy a comenzar.

    3ª ESCENA

    Queda una semana para el primer examen, siento que tengo muy poco tiempo y que no podré prepararlo. Este pensamiento se me repite constantemente, tengo dolores musculares intensos, paso prácticamente todo el día delante de los libros pues cualquier otra actividad me parece que es perder el tiempo, me encuentro nerviosa, con cambios de humor y bastante irritable, no me relaciono con mis compañeras de piso, y tan sólo pienso en estudiar y en el examen. Por las noches tengo muchas dificultades para dormir, siento molestias estomacales, cansancio y tristeza.

    4ª ESCENA

    Mañana me examino, estoy en mi habitación, repasando la materia, no puedo revisar todo lo que me gustaría, me duele mucho el hombro, el cuello y las piernas, y siento mucha sequedad de boca. Constantemente pienso que no va a salirme bien el examen porque no lo llevo suficientemente preparado, estoy muy tensa, los dolores musculares aumentan, mi boca está cada vez más seca. La relación con mis compañeras empeora, no hablo con ellas, estoy triste, cansada, melancólica y deprimida, me siento irritable, todo lo hago muy deprisa y sin atención porque sólo me importa el examen, y me molesta no poder quitarme de la cabeza esta idea.

    5ª ESCENA

    Estoy sentada en el aula momentos antes de que el examen comience, siento el clima de nerviosismo de la gente y esto hace que mi ansiedad se incremente, tengo mucha sed, me tiemblan las piernas y me siento muy débil. Los profesores empiezan a repartir los exámenes, siento un nudo en el estómago que llega incluso a dolerme, mi respiración es muy acelerada y estoy extremadamente nerviosa. He terminado el examen, salgo del aula y empiezo a comparar preguntas con mis compañeras, veo que algunas respuestas no me coinciden con las suyas, estoy nerviosa, triste y malhumorada, continúa el nudo en el estómago y me siento mal.

    6ª ESCENA

    Quedan pocos días para que salgan las notas, continuamente pienso en si habré aprobado o no, me cuesta conciliar el sueño por las noches y me despierto sobresaltada soñando que he suspendido el examen, intento recordar las preguntas y las respuestas que di estoy cansada y angustiada.

    7ª ESCENA

    Voy subiendo las escaleras para ver la nota del examen, el corazón me late muy deprisa, tengo las piernas muy débiles, la boca seca y estoy muy nerviosa. Veo a lo lejos del pasillo las notas colgadas en la pared, siento un gran sobresalto, mientras me acerco y me busco en las listas, pienso que habré suspendido, me encuentro muy mal estoy muy ansiosa, tengo temblores y sudoración.

    Al finalizar la sesión se le encomendaron como tareas la habitual práctica de la relajación de pie y caminando, los registros de pensamientos, ensayos en imaginación de escenas neutras o agradables y que revisara la jerarquía que se había construido durante la sesión para completarla o modificarla si lo creía oportuno (Benedito y Botella, 1992).

    7ª Sesión de Tratamiento

    La paciente acudió a la terapia muy alterada, disgustada y llorando porque acababa de conocer un suspenso en uno de sus exámenes. Debido a su estado de ánimo se decidió dedicar la sesión a discutir las verbalizaciones que la paciente hacía sobre el acontecimiento que le había desanimado y sobre su situación. Se le hicieron ver los errores lógicos que estaba cometiendo, se le cuestionaron todos ellos formulándole preguntas y se le sugirió que los corrigiera en voz alta uno a uno durante toda la sesión. Al finalizar, informó que se encontraba mucho mejor y esta experiencia supuso un gran avance para la terapia (Benedito y Botella, 1992).

    8ª Sesión de Tratamiento

    Se revisaron en primer lugar las tareas semanales, y se introdujeron las autoinstrucciones explicando a la paciente en qué consistían, cómo y cuándo emplearlas y la utilidad de las mismas (Benedito y Botella, 1992).

    A continuación, se le explicó la influencia de la respiración en las sensaciones corporales y la utilidad de la respiración lenta, para ello se le pidió que respirara rápidamente durante tres minutos experimentando las consecuencias, y a continuación se le enseñó la respiración diafragmática y la respiración lenta para demostrarle como se reducían las sensaciones desagradables provocadas por el ritmo de respiración acelerado (Benedito y Botella, 1992).

    La última parte de la sesión, se dedicó a practicar la relajación con 4 grupos musculares y a visualizar la primera escena de la jerarquía utilizando la relajación y las estrategias cognitivas aprendidas para hacer frente a la ansiedad. En el primer ensayo, la paciente experimentó 8 USAS (unidades subjetivas de ansiedad), sequedad de boca, sudoración y taquicardia, y verbalizó que la experiencia le había resultado muy desagradable, se le animó a utilizar las estrategias que había aprendido y al realizar un nuevo ensayo bajó a 4 usas al utilizar la relajación. En un tercer intento consiguió utilizar autoinstrucciones y bajó a 3, después subió a 4, y en los últimos ensayos que empleó tanto la relajación como las estrategias cognitivas los niveles fueron de 3, 1, 1, 0, y 0 usas. (En la Tabla 3 ofrecemos los ensayos que se realizaron en cada una de las escenas, y los niveles subjetivos de ansiedad encontrados). Se le recordaron las tareas semanales y se incorporó en ellas la práctica en imaginación de la 1ª escena de la jerarquía y la autoexposición con tareas accesibles y significativas para la paciente (Benedito y Botella, 1992).

    9ª Sesión de Tratamiento

    Se revisó la realización de las tareas semanales y se introdujo en el componente cognitivo, la detención del pensamiento y las técnicas de distracción realizando una demostración para que la paciente experimentara los efectos de estas técnicas (Benedito y Botella, 1992).

    El siguiente paso fue enseñarle un nuevo procedimiento de relajación, la relajación por evocación, que se realizaría sin tensar previamente los distintos grupos musculares, sino simplemente recordando las sensaciones de relajación (Benedito y Botella, 1992).

    Cuando la paciente estuvo relajada, se realizó el control de la 1ª escena de la jerarquía, y se comenzó la visualización de la segunda que empezó vivenciándola con 4 usas, luego subió a 6 pues consiguió imaginarla más vívidamente y no utilizó ninguna estrategia. En el siguiente ensayo se le recordó la utilidad de la relajación y las estrategias cognitivas que la paciente fue capaz de utilizar, asignando a este ensayo 3 usas, en el siguiente 2, y en los sucesivos: 2, 1, 2, 1, 0 y 0 (Benedito y Botella, 1992).

    Como tareas semanales se asignó la relajación por evocación, los registros cognitivos, la visualización de la escena que se había trabajado durante la sesión y experimentos conductuales para probar las estrategias aprendidas con experiencias en vivo (Benedito y Botella, 1992).

    10ª Sesión de Tratamiento

    Se inició la sesión revisando los registros cognitivos y el resto de tareas asignadas. A continuación se relajó a la paciente mediante el método de evocación, se realizó el control mediante el método de evocación, se realizó el control de la 2ª escena y se inició la visualización de la 3ª con 6 usas, luego, 5, 4, 5 y 6 informando en este ensayo la paciente que era incapaz de utilizar los pensamientos de afrontamiento y que sentía un intenso dolor en el cuello, se abandonó la escena y se dedicaron unos minutos a distensar el cuello y recuperar la relajación. A continuación, se repitió la visualización volviendo el dolor muscular, con lo cual se abandonó la escena y se dedicaron los últimos minutos de la sesión a la relajación (Benedito y Botella, 1992).

    11ª Sesión de Tratamiento

    Se analizaron los registros y las tareas realizadas, y a continuación, se introdujo la relajación condicionada explicando a la paciente que consistía en asociar la palabra relax en cada expiración hasta que con sucesivas repeticiones se lograra el estado de relajación (Benedito y Botella, 1992).

    Cuando la paciente estuvo relajada mediante este procedimiento, se retomó la 3ª escena y valoró los niveles de ansiedad en cada ensayo de la siguiente forma: 4, 3, 3, 4, 4, 3, 3, 1,0 y 0 usas. En todas las presentaciones informó de haber utilizado la relajación y las estrategias cognitivas (Benedito y Botella, 1992).

    Como siempre se le asignaron tareas semanales de registros, presentación en imaginación de las escenas que habían sido trabajadas en la sesión, y relajación condicionada en distintas situaciones de ansiedad moderada (Benedito y Botella, 1992).

    12ª Sesión de Tratamiento

    El contenido de esta sesión fue similar al de la anterior, se revisaron las tareas, se practicó la relajación condicionada y se continuó con la visualización de la jerarquía realizando el control de la 3ª escena e iniciando la presentación de la 4ª que requirió muy pocos ensayos que la paciente valoró con las siguientes usas: 4, 3, 1, 3, 2, 1, 0 y 0. Puesto que esta escena fue superada rápidamente, se comenzó la visualización de la 5ª que todavía fue superada con más facilidad, precisando tan sólo de cinco ensayos cuyos valores en usas fueron: 4, 3, 1,0 y 0 (Benedito y Botella, 1992).

    La sesión terminó estando la paciente muy contenta de su rápido progreso y se le recordó la importancia de seguir con la práctica de los registros, la relajación y la exposición en tareas de elevada ansiedad utilizando las habilidades aprendidas (Benedito y Botella, 1992).

    13ª Sesión de Generalización

    Se comenzó la sesión revisando las tareas y evolución de la paciente, se repitió la relajación condicionada y se retomó la jerarquía de escenas haciendo un control de las escenas 4ª y 5ª para después iniciar la exposición de la 6ª sesión con los siguientes niveles de usas en cada ensayo: 3, 3, 1, 2, 0, 0. Al encontrarse la paciente en buena disposición de abordó la 7ª y última escena de la jerarquía que fue superada en seis ensayos con valores en usas de: 4, 2, 1, 1, 0 y 0 (Benedito y Botella, 1992).

    La paciente verbalizó su sorpresa al superar las escenas con facilidad y utilizar de forma tan efectiva las estrategias que había aprendido, también comentó el cambio que en ella habían apreciado personas cercanas y la propia experiencia que ella tenía de su evolución. Se aprovechó su motivación para valorar su esfuerzo y animarle a seguir practicando para progresar e incrementar los beneficios terapéuticos (Benedito y Botella, 1992).

    14ª Sesión de Generalización

    Se analizaron los registros y las tareas realizadas durante la semana y se abordaron las estrategias para seguir progresando después de la terapia valorando cada situación que implicara ansiedad como una oportunidad para mejorar las habilidades. Se le pidió que analizara las situaciones que en el futuro pudieran resultarle problemáticas puesto que debía estructurarse la exposición ante ellas. Asimismo, se le sugirió que sería conveniente que enseñara las estrategias aprendidas a otras personas, contestando la paciente que por iniciativa propia ya lo estaba haciendo (Benedito y Botella, 1992).

    A continuación, se repitió la relajación condicionada y se realizó el control de las dos últimas escenas que seguían a nivel de 0 usas. Con lo cual, se terminó la sesión insistiendo de nuevo en la práctica de las habilidades (Benedito y Botella, 1992).

    15ª Sesión de Generalización y Finalización

    Se analizaron los registros (en la Tabla 4 resumimos los registros de ansiedad y los síntomas presentados por la paciente en cada sesión), las tareas y el progreso de la paciente, y se programó la práctica en generalización viendo las áreas no trabajadas, el modo de exposición ante ellas y abordando la prevención de recaídas (Benedito y Botella, 1992).

    16ª Sesión de Generalización y Finalización

    Después de analizar las tareas realizadas, se insistió de nuevo en la importancia de aplicar las técnicas para que la mejoría se incrementara, se abordó el problema de las recaídas y se analizó la evolución de la paciente desde el principio de la terapia, reconociendo ella misma los beneficios conseguidos mediante la terapia, recordando las habilidades que había aprendido y la utilidad de las mismas (Benedito y Botella, 1992).

    Antes de terminar, se le pidió que imaginara una situación ansiógena, que la analizara cognitivamente y que explicara los modos que tenía para hacerle frente. Junto a las tareas que habitualmente se le recomendaban, se le formularon una serie de preguntas para que las reflexionara y las comentara en la siguiente sesión. Las cuestiones que se le plantearon hacían referencia a la definición de la ansiedad, sus manifestaciones y sus efectos, los pensamientos que más le habían preocupado con sus evidencias a favor y en contra, las situaciones futuras para ir afrontando y el modo de combatir la ansiedad en ellas, y las técnicas aprendidas en la terapia que más le habían ayudado (Benedito y Botella, 1992).

    17ª Sesión de Generalización y Finalización

    Se revisaron las tareas asignadas y las preguntas formuladas en la sesión anterior, se abordó de nuevo el tema de las recaídas recordándole las armas que tenía para hacerles frente y reflexionando sobre su situación presente que no era más favorable que cuando inició el tratamiento, puesto que estaba más próximo el final de su carrera e incluso no tenía garantía de aprobar todas las asignaturas en los primeros exámenes, y sin embargo, estaba viviendo sin la ansiedad del pasado, circunstancias objetivamente más difíciles. Se le preguntó si sería capaz de hacer frente a una futura situación de elevada ansiedad y se le preguntaron los modos que tenía de hacerlo. Finalmente, se concluyó esta última sesión felicitando a la paciente por sus logros y animándole a seguir progresando en el futuro (Benedito y Botella, 1992).

    CONCLUSIÓN
    Como se puede observar en las tablas que se adjuntan, el tratamiento aplicado resultó eficaz para reducir tanto los niveles de ansiedad ante distintas situaciones (Tabla 3) como las cogniciones y síntomas perturbadores que presentaba la paciente (Tabla 4) (Benedito y Botella, 1992).

    Estos resultados se vieron corroborados por las verbalizaciones de la paciente durante las sesiones posteriores a la aplicación del tratamiento propiamente dicho (sesiones 13 y 14 de generalización y 15, 16 y 17 de generalización y finalización). En ellas la paciente manifestó su sorpresa y agrado por los avances conseguidos en terapia, percibidos tanto por ella misma como por las personas cercanas, y verbalizó su confianza en conseguir un adecuado afrontamiento ante futuras situaciones de ansiedad (Benedito y Botella, 1992).

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    Autores:

    Esquivel Ochoa Giovanna

    Pérez Rivera Miriam

    Rives Gómez Diana

    Saavedra Suárez Gerardo

    therasmus_8_8_8[arroba]hotmail.com

    Vértiz Arrieta Alicia Saraí

    Profesor: Luis A. Oblitas Guadalupe

    UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA

    Campus Florida

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