11. Aprender a sentirse mejor
La situación de cuidado suele llevar asociada la experiencia de múltiples y variados sentimientos y emociones por parte de los cuidadores. Algunos de estos sentimientos, tales como la tristeza, la culpa, la preocupación o el enfado, interfieren en la vida de los cuidadores obstaculizando su bienestar y dificultando el desempeño de las tareas asociadas al cuidado.
11.1. ¿Cúal es el punto de partida para aprender a sentirse mejor? Reconociendo los sentimientos
Los sentimientos que se experimentan cuando se está cuidando a un familiar mayor son múltiples y diversos. En todos los cuidadores aparecen emociones y sentimientos tanto positivos como negativos hacia la persona que cuida y hacia sí mismo.
¿Por qué pueden aparecer emociones y sentimientos negativos?
Cuidar a una persona mayor puede ser muy satisfactorio para la persona, especialmente cuando:
* supone luchar por alguien a quien se quiere
* supone expresar cariño e interés hacia alguien importante
* implica superar situaciones difíciles a base de fuerza, constancia y dedicación.
* lleva a la persona que vive esta experienci a descubrir nuevas cualidades de sí misma. Muchos cuidadores manifiestan haber “evolucionado” como personas a través de las situaciones asociadas al cuidado
¿Por qué pueden aparecer emociones y sentimientos positivos?
La experiencia de cuidar a una persona mayor suele llevar asociados múltiples y variados sentimientos negativos que pueden convertir la tarea del cuidado en una labor difícil y, en ocasiones, frustrante para las personas que la desempeñan. Los más frecuentes son:
* enfado y resentimiento
* tristeza y depresión
* culpa
* ansiedad, nerviosismo o miedo
* autocompasión
¿Cómo influyen los sentimientos negativos en el cuidador?
Mientras que los sentimientos positivos potencian el bienestar del cuidador, repercutiendo, por tanto, de forma positiva sobre la situación de cuidado, los negativos minan su bienestar, interfiriendo, además, en la dinámica de la prestación de los cuidados:
¿Les resulta difícil aceptar la presencia de sentimientos negativos?
Algunos cuidadores presentan grandes dificultades para aceptar los sentimientos negativos y tienden a reprimirlos y negarlos, no sólo ante los demás sino también ante sí mismos. Esto se ve reflejado en las siguientes palabras de una cuidadora:
“Lo que me resultaba más difícil era comprender por qué yo tenía que sentir esas emociones tan desagradables o pensar cosas malas. Yo no era la que estaba enferma y, por lo tanto, debía estar por encima de estos sentimientos. Yo era la cuidadora y, como tal, debía estar por encima de esas emociones. No debía importar si nadie me agradecía mi esfuerzo, si nadie valoraba lo que yo hacía. No debía sentir resentimiento, enfado, ira ni ninguna clase de sentimientos negativos como esos. Sin embargo, los sentía”.
¿Por qué surgen los sentimientos negativos?
Cuidar a una persona mayor dependiente es una tarea compleja que no sólo implica desempeñar tareas de cuidado del familiar dependiente, sino también enfrentarse a situaciones difíciles en las que participan, además, otras personas.
¿Quién participa en la situación del cuidado?
* el cuidador y la persona que recibe los cuidados
* la interacción de estas personas entre sí y con otras personas (familiares, amigos, profesionales de la salud, etc.)
* las circunstancias que rodean la vida de quienes forman parte de la situación.
¿Cómo ha sido identificada la situación del cuidado de personas mayores dependientes?
El cuidado de personas mayores dependientes ha sido identificado como uno de los acontecimientos que más estrés puede producir en la vida de una familia, al tratarse de una situación de estrés crónico que se mantiene en el tiempo. Muchas de las situaciones que tienen que afrontar los cuidadores generan estrés. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el cuidador tiene que compatibilizar las responsabilidades del cuidado de su familiar mayor con la atención y dedicación a otros familiares (hijos, cónyuge,etc…), lo cual se da en la mayoría de los casos. Es posible que el cuidador deba hacer frente, además, a responsabilidades laborales. También son situaciones estresantes los conflictos familiares que pueden surgir por diferencias de opinión respecto al cuidado del familiar. Estas situaciones podrían explicar que estas personas experimenten emociones y sentimientos negativos tales como la ira, la irritabilidad, la culpa, la depresión, la desesperanza o la ansiedad.
Sin embargo, la persona que se enfrenta a todo lo anterior no es pasiva ante esas situaciones. Las situaciones estresantes no hacen surgir los sentimientos negativos de forma automática. Los cuidadores perciben las situaciones, las “interpretan” en función de sus experiencias previas, creencias y expectativas y después se sienten mejor o peor en función de dichas interpretaciones.
Así pues, la forma en que un/a cuidador/a interprete una situación, esto es, los pensamientos y creencias que tenga respecto de ésta, tiene mucho que ver con los sentimientos y emociones que surgen en él/ella. En función de cómo se enfrente cada cuidador/a a la experiencia de cuidar, así como de los recursos con los que cuenta para ello, experimentará sentimientos positivos de satisfacción y bienestar o, al contrario, sentimientos y emociones negativos. El apoyo de la familia, contar con amigos, hablar de lo que uno hace, siente o piensa, acudir a grupos de apoyo, conocer la enfermedad o la causa de la dependencia, hacer ejercicio, tener ratos de descanso, etc., son algunos de los factores fundamentales que ayudan a enfrentarse al cuidado. Existen, además, algunas estrategias útiles que los cuidadores pueden emplear para aprender a manejar los sentimientos difíciles que puedan surgir en su vida como consecuencia de las dificultades y tensiones asociadas al cuidado.
¿Cuál es el primer paso para aceptar los sentimientos negativos?
El primer paso para aprender a manejar este tipo de sentimientos es reconocer que se tienen y aceptarlos como algo lógico y normal en determinadas situaciones. En las siguientes palabras de una cuidadora se recogen algunas reflexiones que pueden ayudar a los cuidadores a aprender a aceptar esta clase de sentimientos:
“Me llevó un tiempo hacer un simple descubrimiento que me hizo mucho mejor cuidadora y mucho mejor persona. Yo soy humana, lo que significa que estoy sujeta a las mismas respuestas emocionales que cualquier persona. La misma psicología se aplica a mí. Yo no soy una excepción. Me puedo sentir resentida, me puedo sentir enfadada, puedo tener un sentimiento de pérdida, puedo sentirme profundamente triste y desganada y puedo tener cualquier otro tipo de sentimientos desagradables. Los sentimientos no son algo que podamos decidir tener; nosotros no decidimos tenerlos, simplemente ocurren…. ….lo que fue aún más importante fue reconocer que está bien tener esos sentimientos y emociones. Lo que es realmente importante es lo que decido hacer con esos sentimientos. Debo tratar con mis sentimientos, manejarlos, pero no ocultarlos y hacer que se queden dentro de mí. No tengo que atacar todos los sentimientos negativos que surgen en mí. Muchas veces esos sentimientos tan desagradables se hacen más pequeños e incluso desaparecen simplemente reconociendo que los tengo, buscando por qué me siento de esa manera y aceptando que los tengo y que no tengo por qué luchar contra ellos para hacerlos desaparecer. En general, creo que si no atacamos una emoción no le damos poder ni la alimentamos”.
¿Por dónde pueden empezar los cuidadores que deseen aprender a sentirse mejor?
Por reconocer que:
* Es normal tener pensamientos o emociones negativas hacia la situación en la que se encuentran, hacia su familiar y hacia sí mismos. Todos los sentimientos son legítimos.
* Lo deseable no es no tener sentimientos negativos, puesto que es lógico y natural que aparezcan en determinados momentos y circunstancias, sino ser conscientes de que existen, reconocerlos, aceptarlos y, finalmente, saber cómo controlarlos.
* Reconocer y aceptar las emociones y sentimientos negativos es un buen primer paso de cara a aprender a manejarlos.