Respaldo de material de tanatología

El cuidado del cuidador: cómo cuidarse mejor (2)

http://www.imsersomayores.csic.es/salud/cuidadores/pyr/cuidadocuidador.html#c10

7. Poner límites al cuidado

Los cuidadores que cuidan de sí mismos ponen límites al cuidado. En ocasiones, empiezan a poner límites cuando se dan cuenta de que estaban asumiendo una carga que es posible compartir con otros. Otras veces, comienzan a poner límites cuando la persona que está siendo cuidada demanda más cuidados y atención de los necesarios.

7.1. ¿Cuándo poner límites al cuidado?

Se presta más ayuda de la necesaria

Es frecuente que los cuidadores que no ponen límites piensen que han de ayudar en todo lo que les pida la persona cuidada. También suele ocurrir que piensan que sólo él sabe como cuidarle o que los demás deberían darse cuenta de que necesita ayuda.

¿Qué pueden pensar los cuidadores que no ponen límites?

    * “Para ayudar bien debo satisfacer todas sus demandas”
    * “Debo ayudarle en todo”
    * “¿Cómo voy a decirle que no a algo? para eso estoy, para ayudarle”
    * “Solo yo sé cómo hay que cuidarle”
    * “Sólo quiere que le cuide yo”
    * “Ellos (otros familiares) deberían saber que necesito ayuda”, “debería salir de ellos”

Esta forma de pensar es, sin duda, loable. También es cierto que pensar de este modo no beneficia ni al cuidador ni a la persona cuidada. Partiendo de que uno de los objetivos del cuidado es que la persona a la que se está cuidando sea lo más independiente posible, cuando se accede a todas sus demandas y se le ayuda en todo, sin tener en cuenta qué puede por sí mismo y qué no, se entorpece su autonomía. Algunas habilidades dejará de practicarlas y acabará perdiéndolas por desuso si la ayuda es excesiva.

Por otro lado, tampoco beneficia al cuidador esta forma de pensar. Cuando se piensa que hay que ayudarle en todo, el cuidador se está imponiendo a sí mismo una regla que resulta difícil de cumplir. Atender todas las necesidades y, además, atenderlas bien es difícil, por no decir imposible. Cuando los cuidadores piensan así y encuentran obstáculos para cumplir su regla, suelen sentirse culpables por no estar dando todo lo que ‘deberían’.


¿Qué pueden pensar los cuidadores que ponen límites?

    * “hay tareas que él puede hacer solo, es mejor no ayudarle”
    * “me gustaría poder ayudarle lo mejor posible” (y no piensan “tengo que…”)
    * “puedo pedir a mi hermano que me ayude por las mañanas”.

Se demanda más ayuda de la necesaria

Algunas personas, al tener que soportar los sufrimientos de una enfermedad, exigen más ayuda de la que necesitan, mientras que otras dirigen la frustración derivada de sus problemas a quien está más cerca de ellos, esto es, a la persona que se dedica a cuidarlas. Muchas veces, estas demandas excesivas se producen de forma tan gradual que los cuidadores apenas llegan a darse cuanta de ello, siendo conscientes únicamente de que se sienten continuamente molestos y frustrados con la persona a quien cuidan, pero sin comprender la razones por las que se sienten así.

En estas situaciones se hace necesario poner límites. La manera más eficaz es decir no de una forma adecuada, de manera que no haga sentirse mal a la persona que dice ni se ofenda a la otra persona.

¿Cómo detectar que es necesario poner límites al cuidado?

Cuando la persona que recibe los cuidados…

    * Culpa al cuidador por errores que éste comete de forma involuntaria.
    * Finge síntomas para captar más atención.
    * Hace reproches a los cuidadores cuando estos ponen límites razonables a sus peticiones.
    * Culpa a otros de problemas causados por ellos.
    * Rechaza ayudas que facilitarían las tareas de cuidado (silla de ruedas, etc.)
    * Empuja o golpea a los cuidadores.
    * Origina un gasto económico injustificado a la familia (por ejemplo, en llamadas de teléfono).
    * Se niega a gastar su dinero en servicios necesarios (por ejemplo, contratar a una persona para que la cuide).
    * Pide más ayuda de la necesaria.

… Entonces es necesario poner límites al cuidado

Ejemplo de la necesidad de poner límites al cuidado. Historia de una cuidadora:

La situación en la que la cuidadora piensa que su familiar se excede en las demandas que le hace y siente que se abusa de ella se complica cuando la relación anterior era una relación asimétrica. Es decir, cuando la persona que ahora está siendo cuidada ha ejercido siempre un papel de poder.

Es la historia de Carmen, una mujer de 81 años que cuida de su marido, en silla de ruedas por una amputación de las piernas. Su relación siempre estuvo marcada por las actitudes machistas de su marido y en la actualidad dedica todo su tiempo a cuidarle, a pesar del desprecio que este le muestra. Carmen realiza todas las tareas de la casa sin ayuda además de aquellos cuidados específicos que requiere su marido: vestirle, levantarlo, acostarlo, etc.; pero además realiza por él tareas que en principio su marido podría hacer por sí mismo, dado que lo única incapacidad que tiene está en las piernas. Esto hace que Carmen sienta que su marido abusa de ella y afirma cosas como las siguientes:”Yo le traigo pescado y le quito las escamitas y todo. Si hago carne con patatitas, le quito los huesecitos, le quito todo, se lo corto, porque él, yo no sé, parece que tiene las manos inútiles, pero no tiene inútil la lengua.”

7.2. ¿Cómo poner límites al cuidado?

Pedir ayuda

Algunas personas evitan, a menudo, hacer peticiones (pedir un favor, pedir algo prestado, etc.) a los demás que, sin embargo, son perfectamente razonables y justas. Cuando las hacen, parecen disculparse o esperar que sean rechazadas. Por el contrario, hay personas agresivas que pueden comportarse de modo exigente, coercitivo y hostil al hacer una petición.

    * Hacer peticiones incluye el pedir favores, pedir ayuda y pedir a otra persona que cambie su forma de comportarse.
    * La persona que hace una petición espera que ésta sea aceptada: no facilita el rechazo a la otra persona.
    * Una petición no es sinónimo de exigencia, hay que reconocer el derecho del otro a rechazar la petición.
    * Si la respuesta de la otra persona no es clara ha de expresarse de nuevo la petición.
    * Si la respuesta de la otra persona es “no”, no ha de insistirse más de una vez pues podría parecer que no se respeta su derecho a decir no.
    * Creencias poco racionales como las siguientes pueden bloquear respuestas asertivas: “si pido un favor, estaré en deuda con esa persona y no quiero tener esa obligación”, “si hago una petición la otra persona no será capaz de decir que no, incluso aunque quiera rechazarla”.

¿Cómo pedir ayuda? Recomendaciones paso a paso.

  1. Solicitar una autorización: ¿Puedo hablarte un momento?

  2. Verbalización directa y precisa: Me gustaría que te quedaras el jueves o el viernes con papá.

  3. Autoafirmación empática y expresión positiva de la demanda: De esta forma yo podré salir un poco. Últimamente estoy agotada.

  4. Comprobar que el interlocutor está realmente de acuerdo en responder a la demanda: Si no puedes, dímelo, no me voy a enfadar.

  5. Disco rayado (repetir lo mismo cuantas veces sea necesario, de manera cada vez más amable y cortés): Para mí es importante que te quedes con papá el jueves o el viernes y así podré descansar. Sería muy amable por tu parte que te quedases el jueves o el viernes, yo necesito descansar.

  6. Autorrevelación (manifestar sentimientos, pensamientos o comportamientos propios y en primera persona): Últimamente estoy agotada y me vendría muy bien que te quedaras.

  7. Ofrecer un compromiso: ¿Te viene mal? ¿qué te parece el sábado? Dime qué día puedes tú.

  8. Terminar efusivamente: Muchas gracias. Es un alivio que me ayudes. Menos mal que cuento contigo.

¿Cómo no pedir ayuda?

    * De manera agresiva, ya que provoca el rechazo o una respuesta de defensa, por ejemplo: “Carlos, estoy harta de que no tengas en cuenta a papá y de que no me ayudéis. Esto se va a acabar. Yo necesito salir así que vosotros veréis”…

… puede provocar una respuesta similar a: “Yo también estoy harto de que vengas siempre con lo mismo. Nosotros también hacemos nuestra parte. Si tan harta estás, ya sabes lo que hay”

    * De manera inhibida, ya que se facilitan al otro los argumentos para rechazar nuestra petición, por ejemplo: “Mira…, si…, iba a pedirte una cosa, pero tampoco es muy importante. A ver si algún día, cuando podáis…, os pudierais quedar con papá. Pero…, vamos… que si no podéis lo entiendo, vaya”…

… puede provocar una respuesta similar a: “La verdad es que me gustaría ayudarte pero estoy muy ocupado estos días. Ya te llamaré cuando pueda”.
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Decir no

Algunas personas tienen dificultades para decir “no”. Por esta razón, puede ocurrir que estas personas accedan frecuentemente a las demandas y peticiones de otras personas, sin realmente desear hacerlo, o bien que ofrezcan excusas variadas relacionadas con su incapacidad para satisfacer las peticiones de otra persona, cuando la verdadera cuestión es que no quieren acceder a ellas. Por el contrario, hay personas que pueden ser hostiles y agresivas al rechazar una petición.

Saber decir no es importante cuando la persona mayor a la que se está cuidando realiza peticiones excesivas o poco adecuadas a las que no se desea o se debe acceder. Es importante saber decir no para poner límites al cuidado.

– Rechazar peticiones implica ser capaz de decir “no ” cuando se quiera hacerlo sin sentirse mal por ello.

– Tenemos el derecho a decir “no” a peticiones poco razonables y a peticiones que, aunque sean razonables, no queremos acceder a ellas.

– Razones por las que ser capaz de decir no es importante:
– Ayuda a no implicarse en situaciones en las que después lamentaríamos habernos implicado.
– Ayuda a evitar circunstancias en las que sentimos que se aprovechan de nosotros o que nos manipulan.
– Nos permite tomar nuestras propias decisiones – Antes de rechazar una petición hay que asegurarse de que entendemos lo que nos piden.

– Los rechazos de peticiones deben acompañarse de razones y no de excusas. Se dan razones cuando si éstas cambiasen cambiaría la respuesta. Por ejemplo, si la respuesta es “no puedo, estoy ocupado” estamos ante una razón si en caso de no estar ocupados diríamos “sí”. Sin embargo, estaríamos ante una excusa si aunque no estemos ocupados seguiríamos diciendo que “no” (y esto ocurre por “estoy ocupado” es una excusa y la verdadera razón es otra, por ejemplo “no me apetece”). Las excusas se pueden convertir en trampas. Por ejemplo, si se pone la excusa “estoy ocupado” para rechazar una demanda, la persona que hace la petición podría preguntar “¿cuándo estarías disponible?”.

– Creencias poco racionales como las siguientes pueden bloquear respuestas asertivas: “si de verdad le quiero debería acceder a lo que me pide”, pues el cariño no implica necesariamente una ayuda constante o excesiva, o “es más fácil acceder a la petición que enfrentarme a cómo reaccionará si no accedo”.


¿Cómo decir no? Recomendaciones paso a paso

  1. Escuchar, hacer precisar la demanda si fuese necesario (escucha activa): Carmen, ayúdame. Dime, ¿en qué quieres que te ayude?

  2. Verbalización directa y precisa de la respuesta: Eso es algo que sé que puedes hacer sólo. Lo siento, no voy a ayudarte. Creo que tú solo puedes hacerlo.

  3. Disco rayado (repetir lo mismo cuantas veces sea necesario, de manera cada vez más amable y cortés): Espero que no te enfades y lo entiendas. Tu puedes hacerlo sólo y creo que no debo ayudarte. No voy a ayudarte, intenta hacerlo sólo, se que puedes con un poco de esfuerzo.

  4. No derivar, no justificarse:¿Ves cómo ya no me quieres? Tu hermano sí lo haría.
      Me gustaría que no te enfadases. Creo que es mejor que lo hagas sólo. Ya sabes que te ayudo siempre que lo necesitas. Y ahora no lo necesitas.

  5. Autorrevelación (manifestar sentimientos, pensamientos o comportamientos propios y en primera persona): No me resulta agradable decirte que no, pero sé que tu puedes y que es lo mejor.

  6. Búsqueda de alternativas y compromiso: Yo puedo ayudarte a empezar pero después terminas tú sólo. La próxima vez lo harás sin ninguna ayuda ¿de acuerdo?

  7. Terminar efusivamente: Me alegro de que lo entiendas. ¿Ves que bien lo haces sin ayuda?


¿Cómo no rechazar peticiones?

    * De manera pasiva: implica generalmente aceptar la petición cuando no se desea o rechazarla de manera poco clara y directa, con excusas (“ahora no puedo”), con vacilaciones, o derivando (“si no es que no te quiera, es que…”)…

    * … puede provocar una respuesta similar a: la persona que hace la petición seguiría insistiendo pues no encuentra un rechazo claro a su demanda o encuentra excusas: “dime cuando puedes porque necesito que me ayudes”, “¿cómo que no es que no quieres?, si quisieras, lo harías”.

    * De manera agresiva, pues puede dar lugar que la persona que hace la demanda responda también de manera agresiva, por ejemplo: “me tienes harta”, “todo el día igual”, “¿no lo puedes hacer tú solito?”, “¿te crees que no tengo otra cosa que hacer?”… … puede provocar una respuesta similar a: “¡eres insoportable, no se te puede pedir nada!” o tratando de culpabilizar “pero ¿qué te hecho?, te pido ayuda, que yo no puedo solo y tú lo sabes y reaccionas contra mí”.