Respaldo de material de tanatología

Consecuencias de la Agorafobia

Consecuencias de la Agorafobia
Debido al intenso temor que la persona con agorafobia sufre a salir de su casa, su vida diaria se va a ver seriamente limitada.

A corto plazo la persona realizará sus tareas diarias con un alto grado de ansiedad, sintiéndose abatida y con gran angustia. Puede comenzar a evitar ciertos sitios y a faltar al trabajo en ocasiones. El alivio que siente en su propia casa va a llevar a la persona a solicitar ayuda de las personas de su entorno para que realicen las tareas que requieren salir a la calle, bien para que la acompañen o bien para que lo realicen por él o ella.

Además del sufrimiento que conlleva este problema psicológico para la persona, a largo plazo las consecuencias se irán agravando sino se interviene en la patología. Algunas de las consecuencias negativas que sufren estas personas son:

Incapacidad laboral y pérdida del empleo
Pérdida de contactos sociales, abandono de amistades
Dificultades matrimoniales o problemas de pareja
Limitaciones para viajar
Fuertes sentimientos de culpa hacia los seres queridos
Dependencia de los demás
Baja autoestima
Adicciones como el alcoholismo o la dependencia a ansiolíticos
Miedos hipocondríacos, es decir, temor a padecer todo tipo de enfermedades
Depresión
La gravedad de la Agorafobia va a depender del tipo de afrontamiento que realice la persona al problema, sin embargo, sin la intervención psicológica adecuada el problema tenderá a permanecer y agravarse con el tiempo. De hecho, se considera el trastorno fóbico más incapacitante para la persona ya que puede llegar a ser incapaz a salir de su casa durante años.

Causas de la Agorafobia

Causas de la Agorafobia
Las razones por las que una persona puede desarrollar un trastorno agorafóbico son múltiples y dependerá de la historia personal y de sus aprendizajes. Sin embargo, se habla de una predisposición a este tipo de patología, es decir, de una mayor facilidad a padecerla para las personas que tienen esta predisposición frente a las que no la tienen. Esta predisposición vendría dada por una tendencia a responder de forma excesiva ante las situaciones estresantes.

A esta sobreactivación se le añadiría una preocupación superior a lo normal por los síntomas físicos que se experimentan ante la ansiedad. Es decir, la persona con predisposición respondería con síntomas de ansiedad más elevados de lo normal ante situaciones estresantes, y estos síntomas los percibiría como exageradamente peligrosos.

Al percibir peligro, aumentamos nuestra ansiedad lo que sería nuevamente evaluado por la persona como más peligroso, y así, hasta llegar incluso a padecer crisis de ansiedad. Esta espiral de miedo y ansiedad es insoportable para la persona.

Una tendencia a depender de los demás, a evitar situaciones embarazosas y un estilo educativo en la niñez que no favorezca la superación de los miedos y el afrontamiento racional de los peligros, puede ser otro factor implicado en la aparición de esta patología.

¿Por qué se mantiene y agrava la agorafobia?
Un suceso estresante concreto y agudo o una situación de estrés mantenida en el tiempo pueden ser los detonantes del desarrollo de la agorafobia. Generalmente se suele identificar una primera experiencia de ansiedad aguda (a veces, una crisis de ansiedad) que sucede en una situación pública. A partir de este momento, el miedo intenso a que esto vuelva a suceder va a provocar que la persona comience a evitar ir a determinados sitios.

Cada vez que la persona tenga que salir a algún sitio comenzará a tener ansiedad anticipatoria y este miedo la llevará a tratar de evitar salir, consiguiendo así un gran alivio. De este modo comenzará a realizar las actividades que le alivian como quedarse en casa, caminar por â??lugares segurosâ?, etc. y dejará de hacer aquellas que le producen miedo. Con el tiempo cada vez tendrá más miedo y con más intensidad ya que:

Si no se afronta, el miedo siempre crece

Agorafobia: el miedo a salir de casa

Agorafobia: el miedo a salir de casa
La Agorafobia es el trastorno fóbico que peores consecuencias tiene para la vida de la persona que lo sufre, debido a las limitaciones que va a conllevar. La característica fundamental de la agorafobia es el miedo intenso e irracional hacia los lugares públicos de los que puede ser difícil escapar a un lugar seguro u obtener ayuda en caso de sufrir una situación embarazosa como una crisis de ansiedad.

Generalmente, la persona teme salir a la calle especialmente si no va acompañada. Este temor a los espacios públicos se va a traducir en un intenso miedo a cosas como utilizar el transporte público, estar en un parque, acudir a cines, iglesias o conciertos. Este temor suele estar acompañado de una desproporcionada preocupación por las sensaciones corporales de ansiedad (palpitaciones, sudoración, sensación de ahogo, etc.)

La ansiedad anticipatoria es característica de la agorafobia. La persona suele sentir un intenso miedo solo con pensar en la posibilidad de salir a la calle. Esto hace que vaya restringiendo su actividad y limitando su movilidad cada vez más, es decir, cada vez le cuesta más salir de su casa. Es frecuente que las personas de su entorno se hagan cargo de todas las tareas que supongan salir a la calle y, generalmente, la persona pierde su trabajo si lo tenía centrando toda su actividad dentro de su casa.

Todo esto conlleva una evitación a las situaciones fóbicas que no va a desaparecer con el paso del tiempo, es decir, el miedo fóbico a los espacios públicos se va a perpetuar en el tiempo si no se realiza una adecuada intervención psicológica.

Debido al padecimiento por el que suelen pasar las personas con agorafobia, es frecuente que traten de afrontarlo consumiendo ansiolíticos o alcohol, agravando en muchos casos la situación. En los casos más graves se puede complicar seriamente derivando en estados depresivos que van a conllevar aún más sufrimiento para la persona.

Fobia Social

Fobia Social
La característica fundamental de la Fobia Social es que el miedo intenso, excesivo y poco racional que aparece en todas las fobias se va a presentar en este caso cuando la persona está en presencia de otras personas, es decir, en situaciones sociales.

En algunos casos este miedo va a ser específico de ciertas situaciones sociales concretas. Las más frecuentes son:

Miedo a hablar en público
Miedo a ligar
Miedo a mantener una conversación con un superior, etc.
En otros casos, la ansiedad social puede ser generalizada, es decir, va a aparecer en la mayoría de las situaciones que implican la presencia de otras personas.

Las personas que experimentan este tipo de ansiedad social suelen temer que los demás se den cuenta de su ansiedad, temen hacer el ridículo y que los demás vean su debilidad. Generalmente estas personas experimentan un fuerte temor ante el rechazo. La sensación de ser observado y evaluado por otros constituye, en personas con fuerte ansiedad social, una situación completamente insoportable

Debido a los intensos síntomas de ansiedad que sufren las personas con fobia social en las situaciones temidas, suelen evitar estas situaciones. Es frecuente que se nieguen a hablar en público, salir a una fiesta e incluso eviten entablar conversaciones con otras personas, sobre todo, si están en grupo. Si se ven obligados a permanecer en estas situaciones las soportan con un importante grado de ansiedad y temor y sienten un fuerte alivio cuando pueden â??escaparâ?.

La ansiedad anticipatoria es muy característica de la ansiedad social. Es frecuente que la persona se preocupe por situaciones sociales semanas antes de que sucedan, es decir, la persona experimenta una intensa ansiedad solo por pensar en que tendrá que pasar por una situación social como acudir a una fiesta, reunión con amigos o realizar una exposición en público.

La ansiedad asociada a estas situaciones suele ser descrita por la persona que la sufre como insoportable y, en los casos más graves, puede llegar a experimentar crisis de ansiedad debido a estas situaciones de intenso temor.

Hematofobia: la fobia a la sangre y a las heridas.

Hematofobia: la fobia a la sangre y a las heridas.
Las personas que tienen fobia a la sangre temen las heridas, cortes y las jeringuillas. Esta fobia presenta algunas características que la diferencian del resto debido que la respuesta corporal ante la sangre es diferente del resto de las fobias ya que se trata de una respuesta bifásica.

Cuando una persona con hematofobia está en presencia de sangre se va a producir un aumento de la respuesta cardiovascular, aumentando así el latido cardíaco y la presión arterial, sin embargo, justo después este aumento disminuye de forma brusca provocando nauseas, mareos, sudores, palidez y, en ocasiones, el desmayo. Es por esto por lo que las personas con este tipo de fobia suelen relatar una historia de episodios de desmayos recurrentes.

Las personas con fobia a la sangre suelen temer esta respuesta más que a la propia sangre o a las jeringuillas en sí, es decir, anticipan que pueda producirse un desmayo y las desagradables sensaciones de mareos y nauseas. Esta anticipación les causa un intenso miedo que les lleva a evitar cualquier situación relacionada con la sangre.

Este tipo de fobia puede tener importantes consecuencias para el individuo que es incapaz de realizarse unos simples análisis de sangre o proporcionarle ayuda a una persona que ha sufrido algún daño.

Las personas con hematofobia suelen sufrir también de fobia a padecer o sufrir cualquier daño. Esto va a suponer que la persona va a padecer un intenso miedo en relación a cualquier procedimiento quirúrgico o médico, siendo incapaz de observarlo o padecerlo. Este tipo de fobia puede llegar a limitar de forma grave la vida de la persona que puede ser incapaz de someterse a cuidados médicos.

La fobia a la sangre y a sufrir daño suele comenzar en la infancia o al principio de la adolescencia y pueden mantenerse a lo largo de la vida si no se realiza un adecuado abordaje psicológico. El tratamiento psicológico de este tipo de fobias va a tener características peculiares que lo diferencian del tratamiento del resto de fobias debido a la respuesta bifásica ya comentada.

Tratamiento de las Fobias específicas

Tratamiento de las Fobias específicas
La exposición al objeto fóbico es el elemento indispensable que todo tratamiento psicológico debe tener para que la persona con una Fobia específica supere sus miedos. A este elemento se le añadirán aquellos que puedan ayudar al fóbico a enfrentarse con sus temores sin evitarlos, y para ello, será necesario que el Psicólogo realice una adecuada evaluación del caso concreto. El tratamiento psicológico consistirá en:

1. Evaluación:
En primer lugar el psicólogo realizará una exploración sobre todas las situaciones que causan miedo y la intensidad de las mismas, así como los pensamientos y comportamientos asociados a estas situaciones. Así, el psicólogo tendrá toda la información relacionada con la Fobia necesaria para establecer el programa de tratamiento más adecuado con el caso concreto que se presenta.
2. Explicación de las fobias:
El psicólogo va a explicar a la persona que sufre la fobia todo lo relacionado con su fobia: qué es el miedo, cómo se ha producido la fobia, por qué se mantiene en el tiempo, las características peculiares de su fobia concreta, y todo aquello que sea relevante para el tratamiento de su problema psicológico.
3. Explicación del programa de tratamiento:
El psicólogo le explicará a la persona fóbica cuál será el procedimiento que se va a seguir paso a paso y por qué se va a realizar así, cuáles son los efectos y los posibles problemas que pueden surgir al realizarlo. De esta forma, la persona fóbica entenderá en cada momento de su tratamiento qué es lo que se va a realizar y cuál es la razón. El tratamiento será discutido y debatido hasta que el psicólogo y la persona fóbica lo acepten.
4. Tratamiento:
Una vez se han realizado los pasos anteriores la persona fóbica está preparada para llevar a cabo el programa de tratamiento planteado y superar así, su fobia. El número de sesiones que conlleva un tratamiento adecuado de fobias puede variar enormemente dependiendo del tipo de Fobia y de la propia persona fóbica. En ocasiones, en una sola sesión se puede llegar a superar la Fobia aunque lo recomendable es que el tratamiento se distribuya en varias sesiones para que la persona fóbica pueda ir de forma progresiva enfrentándose a sus miedos y no abandone la terapia. 

Afrontar el pánico y las crisis de ansiedad

Afrontar el pánico y las crisis de ansiedad
Lo ideal sería poder prevenir las crisis de ansiedad a través de las adecuadas técnicas psicológicas, sin embargo, si éstas ocurren podemos servirnos de estas sencillas reglas para enfrentarnos al miedo y no aumentar las sensaciones de pánico.

Diez pasos para afrontar el pánico: 
1. Recuerde que las sensaciones experimentadas no son más que una exageración de las reacciones corporales normales al estrés.
2. Las sensaciones que experimenta no son perjudiciales ni peligrosas, solamente son desagradables. No va a suceder nada peor.
3. Deje de aumentar el pánico con pensamientos atemorizantes sobre lo que está sucediendo y a dónde podría conducir.
4. Observe lo que está sucediendo en su cuerpo justamente ahora, no lo que usted teme que puede pasar
5. Espere y deje tiempo al miedo para que pase. No trate de huir de él, simplemente acéptelo y entonces se irá.
6. Observe como cuando deja de preocuparse por lo que va a suceder y deja de tener pensamientos atemorizantes, el miedo comienza a desaparecer por sí mismo
7. El objetivo es aprender a afrontar el miedo sin evitarlo. Tome esta crisis como una oportunidad para aprender.
8. Piense en lo satisfecho que va a sentirse si consigue superar esta crisis.
9. Cuando comience a sentirse mejor, mire a su alrededor y piense qué va a hacer después.
10. No hay necesidad de prisas, comience a hacer lo que ha planeado cuando esté dispuesto a continuar. 
(Mathews et al.,1986)

Crisis de Ansiedad: el ataque de pánico

Crisis de Ansiedad: el ataque de pánico
En torno a un 10% de la población ha experimentado en alguna ocasión una crisis de ansiedad y de todos ellos, para más de la mitad esto se ha convertido en un grave problema o trastorno. El sufrimiento para las personas que padecen esta patología es tal que es frecuente que a largo plazo aparezcan otros problemas asociados como la agorafobia, el alcoholismo y la depresión y todo ello, van a complicar seriamente la vida de la persona.

¿Qué es una crisis de ansiedad?
La crisis de ansiedad es un momento donde la persona experimenta un intenso miedo y malestar. Se identifican al menos cuatro de los siguientes síntomas:

Fuertes palpitaciones, taquicardia
Sudoración excesiva
Temblores
Sensación de ahogo o falta de respiración
Sensación de atragantarse
Dolor en el pecho
Nauseas o molestias estomacales
Mareos y vértigo
Sensaciones de irrealidad o de separación del propio cuerpo
Miedo a volverse loco
Miedo a morir
Sensaciones de hormigueo
Escalofríos o sofocos
 

Estos ataques suelen ser repentinos y bruscos, la persona puede ser incapaz de identificar la causa o lo que ha causado tal crisis y experimenta ésta con un intenso temor. Por lo general la duración de un episodio de crisis no suele exceder los 10 minutos aunque su intensidad es tal que hace pensar a la persona en la muerte.

Cuando una persona experimenta crisis de ansiedad con cierta frecuencia, el problema no suele desaparecer con el paso del tiempo de forma espontánea sino que suele hacerse crónico. Es por ello, fundamental que la persona solicite ayuda profesional y se realice un tratamiento psicológico adecuado.

Debido a las características de las crisis de ansiedad y el predominio de síntomas físicos, lo más frecuente es que las personas con este problema acudan a los servicios médicos convencidos de presentar una enfermedad médica. Sin embargo, la terapia psicológica ha sido lo que ha mostrado una mayor eficacia en el tratamiento de esta patología.