Respaldo de material de tanatología

¿ COMO EVITAR EL SUICIDIO EN ADOLESCENTES ?

¿ COMO EVITAR EL SUICIDIO EN ADOLESCENTES ?

1. Introducción

Prof. Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero
Correo Electrónico: serper.grm@infomed.sld.cu

  Escribir un libro sobre el suicidio en la adolescencia destinado a un público general resulta harto difícil por varias razones: probablemente algunos pensarán que por qué no se escribe sobre otro tema menos trágico, que aporte más a este grupo de personas en vez de escribir un libro sobre suicidio en los adolescentes que pudiera incrementar el riesgo en ellos y al final un mayor número intente quitarse la vida. Otros considerarán que el suicidio no es tan frecuente en estas edades, pues la adolescencia es una etapa de la vida con muchas potencialidades para desarrollar una existencia creativa y el suicidio, cuando ocurre, debe ser un acto impulsivo, no bien pensado y por tanto, muy difícil de evitar, tarea esta que deben abordar los psiquiatras, psicólogos, suicidólogos, y médicos de la familia, no así otros sectores, que pudieran empeorar las cosas y demorar la asistencia especializada.

      Cada una de estas razones constituyen mitos relacionados con la conducta suicida y no reflejan en modo alguno las evidencias del suicidio en la adolescencia. Aprender a cuidarse la única vida que tenemos los seres humanos es una cualidad que debe ser desarrollada desde la más temprana infancia, pues si no se tiene vida no se puede llevar a cabo proyecto alguno. Aprender a amarse racionalmente incrementará la capacidad de amar a otros, aprender a respetarse hará que seamos respetados. Enfrentar la vida con soluciones no suicidas mejorará nuestra calidad de vida.

    A pesar nuestro, el suicidio en la adolescencia es una trágica realidad, ocupando un lugar entre las tres primeras causas de muerte en la mayoría de los países y en algunos, sólo le supera otro tipo de muerte violenta: los accidentes de vehículos de motor. Y lo peor es que la tendencia es a incrementarse según los estimados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

    Dotar a los adolescentes de la literatura científica que aborde el comportamiento suicida y su prevención pudiera ser de una utilidad no despreciable, pues les pondría en mejores condiciones de ayudarse ellos mismos y a sus iguales que se encuentren en una situación de crisis suicida. Similar provecho tendría para los padres, las madres, y otros familiares, maestros y profesores, que estarían más capacitados para detectar prematuramente aquellos candidatos a la realización de un acto suicida y evitar que ocurra, además de contribuir a interpretar el suicidio como un proceso que tiene su historia y que contrariamente a lo que se piensa, no ocurre por impulso, sino más bien como una decisión largamente pensada, analizada, desechada y retomada en múltiples ocasiones para poner fin a una vida, en la que el suicidio es un síntoma más, el último síntoma, de una existencia infeliz.

    En este libro aparecen un grupo de preguntas que han sido realizadas al autor por adolescentes que han participado en sus conferencias sobre el tema del suicidio y su prevención y expresiones erróneas que hemos escuchado a padres y madres y que se convierten en un problema para la crianza de los hijos. También se ofrecen algunos consejos a la familia para que puedan lograr relaciones interpersonales más armónicas entre sus miembros, todo lo cual contribuirá a mantener la salud mental de sus integrantes.

    Ojalá sea leído con el mismo amor con que fue escrito.

¿ COMO EVITAR EL SUICIDIO EN ADOLESCENTES ?

2. Generalidades

Prof. Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero
Correo Electrónico: serper.grm@infomed.sld.cu

La  adolescencia es definida como una etapa del ciclo vital entre la niñez y la adultez, que se inicia por los cambios puberales y se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones, pero esencialmente positivos.

    De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia es la etapa que transcurre entre los 10 y 19 años, considerándose dos fases: la adolescencia temprana de 10 a 14 años, y la adolescencia tardía de 15 a 19 años.

    La adolescencia, con independencia de las influencias sociales, culturales y étnicas, se caracteriza por eventos universales entre los que se destacan:

    â??El crecimiento corporal evidenciable en el aumento de peso, estatura y los cambios en las formas y dimensiones corporales.

    â??El aumento de la masa muscular y de la fuerza muscular, más marcada en el varón, acompañado de un incremento de la capacidad de transportación de oxígeno, de los mecanismos amortiguadores de la sangre capaces de neutralizar de manera más eficiente los productos químicos derivados de la actividad muscular.

    â??Incremento y maduración de los pulmones y el corazón, con un mayor rendimiento y recuperación más rápida frente al ejercicio físico.

    â??Incremento de la velocidad de crecimiento, los cambios en las formas y dimensiones corporales, los procesos endocrino metabólicos y la correspondiente maduración, no siempre ocurren de forma armónica, por lo que es común que presenten torpeza motora e incoordinación, fatiga fácil, trastornos del sueño, los que pueden generar trastornos emocionales y conductuales transitorios.

    â??Desarrollo y maduración sexual, con la aparición de las características sexuales secundarias y el inicio de la capacidad reproductiva

    â??Los aspectos psicosociales están integrados en una serie de características y comportamientos que en mayor o menor grado estarán presentes durante esta etapa de la vida y que pueden resumirse de la siguiente manera:

        â?¢ Búsqueda de sí mismo y de su identidad.
        â?¢ Necesidad de independencia.
        â?¢ Tendencia grupal.
        â?¢ Evolución del pensamiento concreto al abstracto.
        â?¢ Manifestaciones y conductas sexuales con desarrollo de la identidad sexual.
        â?¢ Relaciones conflictivas con los padres que fluctúan entre la dependencia y la necesidad de separación de los mismos.
        â?¢ Actividad social reivindicativa, tornándose más analíticos, con pensamientos simbólicos, en los que formulan sus propias hipótesis y llegan a conclusiones propias.
        â?¢ Eligen una ocupación para la que necesitarán adiestramiento y capacitación para llevarla a la práctica.
        â?¢ Necesidad de asumir un nuevo rol social como partícipe de una cultura o subcultura específica.

      No se pretende enumerar todas las características que definen esta etapa de la vida. Con las hasta aquí abordadas, el lector tendrá aquellas que constituyen las esenciales de la adolescencia. Pasemos a continuación a abordar los aspectos más generales relacionados con el comportamiento suicida, para en los siguientes capítulos, introducirnos en las especificidades del adolescente suicida.

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3. El Comportamiento Suicida

Prof. Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero
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El comportamiento suicida abarca las siguientes manifestaciones:
1- El deseo de morir. Representa la inconformidad e insatisfacción del sujeto con su modo de vivir en el momento presente y que puede manifestar en frases como: â??la vida no merece la pena vivirlaâ?, â??lo que quisiera es morirmeâ?, â??para vivir de esta manera lo mejor es estar muertoâ? y otras expresiones similares.

2- La representación suicida. Constituida por imágenes mentales del suicidio del propio individuo, que también puede expresarse manifestando que se ha imaginado ahorcado o que se ha pensado ahorcado.

3- Las ideas suicidas. Consisten en pensamientos de terminar con la propia existencia y que pueden adoptar las siguientes formas de presentación:

    â??Idea suicida sin un método específico, pues el sujeto tiene deseos de matarse pero al preguntarle cómo lo va a llevar a efecto, responde: â??no sé cómo, pero lo voy a hacerâ?.
    â??Idea suicida con un método inespecífico o indeterminado en la que el individuo expone sus deseos de matarse y al preguntarle cómo ha de hacerlo, usualmente responde: â??De cualquier forma, ahorcándome, quemándome, pegándome un balazo.â?
    â??Idea suicida con un método específico no planificado, en la cual el sujeto desea suicidarse y ha elegido un método determinado para llevarlo a cabo, pero aún no ha ideado cuándo lo va a ejecutar, en qué preciso lugar, ni tampoco ha tenido en consideración las debidas precauciones que ha de tomar para no ser descubierto y cumplir con sus propósitos de autodestruirse.
    â??El plan suicida o idea suicida planificada, en la que el individuo desea suicidarse, ha elegido un método habitualmente mortal, un lugar donde lo realizará, el momento oportuno para no ser descubierto, los motivos que sustentan dicha decisión que ha de realizar con el propósito de morir.

4- La amenaza suicida. Consiste en la insinuación o afirmación verbal de las intenciones suicidas, expresada por lo general ante personas estrechamente vinculadas al sujeto y que harán lo posible por impedirlo. Debe considerarse como una petición de ayuda.

5- El gesto suicida. Es el ademán de realizar un acto suicida. Mientras la amenaza es verbal, el gesto suicida incluye el acto, que por lo general no conlleva lesiones de relevancia para el sujeto, pero que hay que considerar muy seriamente.

6- El intento suicida, también denominado parasuicidio, tentativa de suicidio, intento de autoeliminación o autolesión intencionada. Es aquel acto sin resultado de muerte en el cual un individuo deliberadamente, se hace daño a sí mismo.

7- El suicidio frustrado. Es aquel acto suicida que, de no mediar situaciones fortuitas, no esperadas, casuales, hubiera terminado en la muerte.

8- El suicidio accidental. El realizado con un método del cual se desconocía su verdadero efecto o con un método conocido, pero que no se pensó que el desenlace fuera la muerte, no deseada por el sujeto al llevar a cabo el acto. También se incluyen los casos en los que no se previeron las complicaciones posibles, como sucede en la población penal, que se autoagrede sin propósitos de morir, pero las complicaciones derivadas del acto le privan de la vida (inyección de petróleo en la pared abdominal, introducción de alambres hasta el estómago o por la uretra, etc.).

9- Suicidio intencional. Es cualquier lesión autoinfligida deliberadamente realizada por el sujeto con el propósito de morir y cuyo resultado es la muerte. En la actualidad aún se debate si es necesario que el individuo desee morir o no, pues en este último caso estaríamos ante un suicidio accidental, en el que no existen deseos de morir, aunque el resultado haya sido la muerte.

    De todos los componentes del comportamiento suicida, los más frecuentes son las ideas suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado, sea accidental o intencional.

    Las ideas suicidas son muy frecuentes en la adolescencia sin que ello constituya un peligro inminente para la vida, si no se planifica o se asocia a otros factores, llamados de riesgo, en cuyo caso adquieren carácter mórbido y pueden desembocar en la realización de un acto suicida.

El intento de suicidio es muy común entre los adolescentes con predisposición para esta conducta y se considera que por cada adolescente que comete suicidio, lo intentan cerca de trescientos.

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4. Factores de Riesgo Suicida en la Niñez

Prof. Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero
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      El conocimiento de los factores de riesgo que predisponen la aparición de determinada condición mórbida es una estrategia válida para su prevención. Este principio es aplicable a la conducta suicida.

      Ante todo hay que considerar que los factores de riesgo suicida son individuales, pues lo que para algunos es un elemento de riesgo, para otros puede no representar problema alguno. Además de individuales son generacionales, ya que los factores de riesgo en la niñez pueden no serlo en la adolescencia, la adultez o la vejez. Por otra parte son genéricos, ya que la mujer tendrá factores de riesgo privativos de su condición y así también lo será para el hombre. Por último, están condicionados culturalmente, pues los factores de riesgo suicida de determinadas culturas pueden no serlo para otras.

      Pasemos a enunciar los factores de riesgo suicida en la niñez que contribuyen a que se desarrolle la conducta suicida en la adolescencia.

      Como es conocido, se considera que por debajo de los 5 ó 6 años, los niños tienen un concepto muy rudimentario de lo que es la muerte o el morir, por lo que resulta prácticamente improbable que se participe activamente de la muerte. En esta etapa la muerte se representa, personifica u objetiviza como una persona con buenas o malas intenciones, o un lugar desagradable o apacible. También a estas edades es común que la muerte se asocie a la vejez y a las enfermedades. Por encima de esta edad, se comienza a considerar la muerte como un suceso inevitable y universal, llegando el niño o la niña a la conclusión de que todas las personas, incluyéndolo a él, tienen que morir.

      Paralelamente con el concepto de muerte se desarrolla el de suicidio. Por lo general los niños han tenido alguna experiencia sobre el tema mediante la visualización de este tipo de acto en la televisión, sea a través de programaciones para los adultos o dirigidos a los niños y las niñas (muñequitos o comics). Otras veces, el concepto se va adquiriendo mediante diálogos con compañeros de su propia edad que han tenido familiares suicidas o por conversaciones que escuchan a los adultos. En sus concepciones sobre el suicidio, en el niño se entremezclan creencias racionales e irracionales, articuladas y lógicas y poco coherentes y comprensibles.

      Hay niños y niñas que adquieren ambos conceptos, muerte y suicidio a una edad más temprana y otros más tardíamente, creyendo estos últimos que la muerte es una continuidad de la vida o que es un estado parecido al sueño del cual es posible ser despertado tal y como ocurre en el cuento â??La Bella Durmienteâ?.

      En la infancia, como es lógico suponer, los factores de riesgo suicida deben ser detectados principalmente en el medio familiar. Por lo general, el clima emocional familiar es caótico, pues no hay un adecuado funcionamiento de sus integrantes y no se respetan los roles ni las fronteras de sus respectivos miembros. Los padres, cuando conviven juntos se enrolan en constantes querellas, llegando a la violencia física entre ellos o dirigiéndolas a los integrantes más vulnerables, en este caso los más jóvenes, niños y niñas y los más viejos, ancianos y ancianas.

      Es frecuente que los progenitores padezcan alguna enfermedad mental, entre las que se citan por su frecuencia, el alcoholismo paterno y la depresión materna. El alcoholismo paterno es sufrido por el resto de la familia, pues esta toxicomanía involucra a todos los integrantes, sea por los desórdenes conductuales, por la violencia, los actos suicidas, los problemas económicos o la incapacidad de cumplir con los roles asignados al alcohólico y que otros tienen que asumir.

      La depresión materna, además del peligro suicida que conlleva se convierte en un estímulo para el pesimismo, la desesperanza, la sensación de soledad y la falta de motivación. A ello se añaden las situaciones de maltrato por no poder la madre, en estas condiciones, satisfacer las necesidades emocionales y de cuidados del niño o la niña.
Otro factor de riesgo suicida de importancia en la niñez es la presencia de conducta suicida en alguno de los progenitores. Aunque no está demostrado que el suicidio esté determinado genéticamente, es un hecho que el suicidio puede ser imitado, principalmente por las generaciones más jóvenes, lo cual ha dado origen al término â??Efecto Wertherâ?, por los suicidios ocurridos entre los jóvenes que habían leído la novela de Goethe Las penas del joven Werther, cuyo protagonista termina su vida por suicidio con arma de fuego. En ocasiones este proceso no es plenamente consciente y el suicidio se produce por un mecanismo de identificación, proceso mediante el cual se incorporan a la personalidad algunos rasgos de la personalidad o formas de ser del sujeto identificado.

      Otras veces lo que se transmite es la predisposición genética, no para el suicidio, sino más bien para alguna de las enfermedades en las que este síntoma es frecuente. Entre estas enfermedades se encuentran las depresiones y las esquizofrenias en cualquiera de sus formas clínicas. Ambos trastornos están descritos como uno de los principales factores de riesgo suicida en la adolescencia.

      Las relaciones entre los progenitores y sus hijos pueden convertirse en un factor de riesgo de suicidio cuando están matizadas por situaciones de maltrato infantil y de abuso sexual, físico o psicológico. La violencia contra los niños y las niñas en cualquiera de sus formas es uno de los factores que entorpecen el desarrollo espiritual de la personalidad, contribuyendo a la aparición de rasgos en ella que predisponen a la realización de actos suicidas, entre los que se destacan la propia violencia, la impulsividad, baja autoestima, las dificultades en las relaciones con personas significativas, la desconfianza, por sólo citar algunos.

      Otras veces las relaciones están caracterizadas por la sobreprotección, la permisividad y la falta de autoridad, todo lo cual conspira contra el buen desarrollo de la personalidad de los niños y las niñas, quienes se tornan caprichosos, demandantes, poco tolerantes a las frustraciones, manipuladores y egocéntricos, pretendiendo que todos los seres humanos los traten de la misma manera indulgente que lo hacen los familiares, lo que provoca diversos problemas de adaptación desde la más temprana infancia, los que se recrudecen en la adolescencia, cuando la socialización ocupa un lugar preponderante en la conformación definitiva de la personalidad.

      Los motivos que pueden desencadenar una crisis suicida infantil son variados y no específicos, pues también se presentan en otros niños que nunca intentarán contra su vida. Entre los más frecuentes se encuentran:
1- Presenciar acontecimientos dolorosos como el divorcio de los padres, la muerte de seres queridos, de figuras significativas, el abandono, etc.
2- Problemas en las relaciones con los progenitores en los que predomine el maltrato físico, la negligencia, el abuso emocional y el abuso sexual.
3- Problemas escolares, sea por dificultades del aprendizaje o disciplinarios.
4- Llamadas de atención de carácter humillante por parte de padres, madres, tutores, maestros o cualquier otra figura significativa, sea en público o en privado.
5- Búsqueda de atención al no ser escuchadas las peticiones de ayuda en otras formas expresivas.
6- Para agredir a otros con los que se mantienen relaciones disfuncionales, generalmente las madres y los padres.
7- Para reunirse con un ser querido recientemente fallecido y que constituía el principal soporte emocional del niño o la niña.

      Obviamente, una crisis suicida infantil surge de la relación del niño o la niña con su medio familiar y se manifiesta por una serie de señales en la conducta que se expresan, de manera general, en cambios de todo tipo. Comienzan a tornarse agresivos o pasivos en su comportamiento en la casa y en la escuela, cambian sus hábitos de alimentación y de sueño, pudiendo mostrar inapetencia o por el contrario, un apetito inusual. En cuanto al hábito del sueño, los cambios pueden consistir en desvelos o insomnio, terrores nocturnos, en los cuales el niño o la niña despiertan, al parecer, pues realmente no lo están aún, con los ojos desmesuradamente abiertos, temerosos, sudorosos y quejándose de lo que están visualizando y que les ocasionan el terror que experimentan.

    También sufren de pesadillas o malos sueños, así como enuresis, o lo que es lo mismo, orinarse en las ropas de cama mientras se está durmiendo. En otras ocasiones lo que pueden presentar es una somnolencia excesiva, que puede ser un síntoma depresivo a estas edades.

      Durante la crisis suicida infantil son comunes los problemas relacionados con el rendimiento y comportamiento del niño o la niña en la escuela. Las dificultades académicas, las fugas de la escuela, el desinterés por las actividades escolares, la rebeldía sin motivo aparente, la no participación en los juegos habituales con los demás niños y amigos, la repartición de posesiones valiosas, y hacer notas de despedidas, son signos que pueden ser observados en una crisis suicida infantil.

      Para el manejo de esta crisis suicida en la infancia es necesaria la participación de los padres y las madres en la terapia, lo cual no se logra en muchas ocasiones, pues el niño o la niña provienen de hogares rotos o con un clima emocional que impide tal procedimiento.

      La atención psicoterapéutica a una crisis suicida infantil debe ir dirigida a la sensibilización de padres o tutores para que tomen conciencia de los cambios ocurridos en el niño o la niña, que presagian la ocurrencia de un acto suicida. Hay que insistir con ellos en el control de los métodos mediante los cuales el niño o la niña puedan autolesionarse y poner a buen recaudo sogas, cuchillos, armas de fuego, tabletas de cualquier tipo, combustibles, sustancias tóxicas y otros venenos, etc.

      Si el niño o la niña realizan una tentativa de suicidio hay que investigar qué intención perseguían con este acto, pues necesariamente no tiene que ser el deseo de morir el principal móvil, aunque sea el de mayor gravedad. Los deseos de llamar la atención, la petición de ayuda, la necesidad de mostrar a otros cuán grandes son sus problemas, pueden ser algunos de los mensajes enviados con un acto suicida. Se debe intentar realizar un diagnóstico correcto del cuadro clínico que está condicionando la crisis suicida, para descartar que este sea el debut de una enfermedad psiquiátrica mayor, como un trastorno del humor o una esquizofrenia, y en ello puede desempeñar un papel muy útil la observación de sus juegos y la entrevista médica, la cual debe correr a cargo de un especialista en psiquiatría del niño y el adolescente.

      La actitud de la familia ante el intento de suicidio infantil constituye un dato de suma importancia y cuando sea posible hay que evaluar la capacidad que tienen los padres y las madres para comprender y modificar los factores que han predispuesto o precipitado el intento de suicidio. Es necesario que la familia comprenda que la conducta suicida siempre indica una adaptación inadecuada y requiere tratamiento psicológico, psiquiátrico o ambos, según sea la gravedad del caso y nunca limitarlo a la resolución de la crisis suicida.

      Se debe evitar que los padres y las madres se ataquen mutuamente, para lo cual se le hace entender que ya la familia tiene un problema, que es el intento suicida del niño o la niña y no se debe sumar uno más, dado por los continuos ataques mutuos, que lo único que pueden conseguir es entorpecer el manejo de la crisis o provocar mayor malestar en el infante que puede sentirse culpable de estas reyertas. Se invitará a cada progenitor a meditar en lo que cada cual debe comenzar a hacer o dejar de hacer para que la situación del infante sea aliviada y se establecerán contratos terapéuticos con cada uno, a ser reevaluados en próximos encuentros. Si alguno de los progenitores presenta niveles importantes de psicopatología, se intentará persuadir para recibir la terapia correspondiente.

      Nunca debe transmitirse a los miembros de la familia que este tipo de acto tiene intenciones de manipularlos y siempre se les debe alertar sobre aquellas conductas que presagian la realización de un nuevo acto de suicidio.
La hospitalización del niño o la niña que han intentado contra su vida puede ser una indicación válida si persisten las ideas suicidas, si el intento de suicidio es el debut de una enfermedad psiquiátrica grave, si existe comorbilidad, especialmente el consumo de drogas, alcohol u otras sustancias adictivas, si los progenitores padecen de trastornos mentales de importancia o si el clima emocional familiar no constituye un medio idóneo para que la crisis suicida sea resuelta.

      De manera general, se puede dividir la biografía de los futuros adolescentes con conducta suicida en tres momentos.
1- Infancia problemática, caracterizada por un elevado número de eventos vitales negativos, tales como abandono paterno, hogar roto, muerte de seres queridos por conducta suicida, alcoholismo paterno, depresión materna, dificultades socioeconómicas, abuso sexual, maltrato físico o psicológico, etc.
2- Recrudecimiento de los problemas previos con la incorporación de los propios de la edad, como son las preocupaciones sexuales, los cambios somáticos, los nuevos retos en las relaciones sociales, la independencia, la vocación, etc.
3- Etapa previa al acto de suicidio que se caracteriza por la ruptura de una relación valiosa o un cambio inesperado de su rutina cotidiana, a la cual le es imposible adaptarse de una manera creativa, apareciendo los mecanismos autodestructivos.

      Una vez conocidos los factores de riesgo suicida infantil, pasemos a mencionar los que suelen aparecer en la adolescencia o recrudecerse en ella.

Ayuda a un amigo o familiar que está al borde del suicidio

Ayuda a un amigo o familiar que esté al borde del suicidio
Calla y escucha!

Si alguien se encuentra en estado deprimido o al borde del suicidio, nuestra respuesta inmediata es la de ayudar. Ofrecemos consejos, intercambiamos nuestra propia experiencia, intentamos buscar soluciones.

Mejor sería callar y escuchar; las personas que están pensando en suicidarse no quieren oír respuestas o soluciones. Buscan un refugio donde poder expresar sus temores y preocupaciones, para ser ellos mismos.

El escuchar – el escuchar de verdad – no es fácil. Tenemos que controlar el deseo de decir algo, hacer un comentario, ampliar un relato u ofrecer consejos. Necesitamos escuchar no solo los hechos que nos está contando dicha persona, sino también entender los sentimientos que han dado lugar a los mismos. Necesitamos comprender los acontecimientos desde su punto de vista, no del nuestro. A continuación se detallan algunos puntos que se deben tener en cuenta si se está ayudando a una persona que está a punto de quitarse la vida.
Qué es lo que quieren las personas al borde del suicidio?

    * Que alguien les escuche. Alguien que sinceramente dedique su tiempo para escucharles. Alguien que no juzgue, ni aconseje, ni dé opiniones, sino que ponga toda su atención en escuchar.
    * Alguien en quién confiar. Alguien que les respete y no intente tomar la iniciativa. Alguien que trate todo con una discreción absoluta.
    * Alguien que se preocupe. Alguien que se ponga a su disposición, tranquilizándoles y hablando con calma. Alguien que asegure, acepte y crea. Alguien que diga “te entiendo”.

Que es lo que no quieren las personas al borde del suicidio?

    * Quedarse solos. El ser rechazados parece aumentar diez veces más el problema. El tener a alguien en quien confiar hace toda la diferencia.

      Escuchar
    * Recibir consejos. Los sermones no ayudan. Tampoco ayuda la sugerencia de “anímate” o asegurarles que “todo saldrá bien”. No analices, compares, califiques o critiques.

      Escuchar
    * Ser interrogados. No cambies de tema, no compadezcas o condesciendas. El hablar de los sentimientos es difícil. Las personas al borde del suicidio no quieren ser apuradas o tener necesidad de defenderse.

Informacion basica y complementaria sobre el suicidio

1. Antecedentes Históricos 

â??El que se mata por sus propios deseos comete suicidioâ?.

Abate Francois Desfontaines, 1735 (creador del término)

â??La persona que se suicida deposita todos sus secretos en el corazón del sobreviviente, le sentencia a afrontar muchos sentimientos negativos y, es más, a obsesionarse con pensamientos relacionados con su papel, real o posible, a la hora de haber precipitado el acto suicida o de haber fracasado en evitarlo. Puede ser una carga muy pesadaâ?

(Caín, 1972, página X, citado por Worden, J.W., 1997)

A lo largo de la historia, las culturas que han poblado el planeta han considerado el suicidio de distinta manera. Aunque algunas de ellas son muy parecidas, las mismas culturas han incluso modificado su propio acercamiento al mismo con el paso de los años, retomando o abandonando posturas anteriores. El impacto de tales consideraciones aún persiste de forma más o menos importante hoy día. Algunos de sus antecedentes son:

La Antigüedad

Los Galios consideraron razonable el suicidio por vejez, por muerte de los esposos, por muerte del jefe o por enfermedad grave o dolorosa. De igual forma, para Celtas Hispanos, Vikingos y Nórdicos, la vejez y la enfermedad eran causas razonables. En los pueblos germánicos (Visigodos), el suicidio buscaba evitar la muerte vergonzosa (â??kerlingedaleâ?), lo cual era loable y bien visto. En la China (1.800 ac) se llevaba a cabo por lealtad, en Japón se trataba de un acto ceremonial, por expiación o por derrota, y en la India por motivos litúrgicos o religiosos, así como por muerte de los esposos (éste último considerado hoy día un delito criminal).

Las Tribus Africanas consideraban maligno y terrible el contacto físico con el cuerpo del suicida, incluso se quemaba la casa y el árbol donde se hubiese ahorcado éste; el suicidio reflejaba la ira de los antepasados y se consideraba asociado a brujería; por otra parte, el cuerpo se enterraba sin los ritos habituales.

En los Antiguos Cristianos el suicidio era muy raro pues atentaba contra el V mandamiento. En La Biblia aparecen 8 referencias a suicidios: 3 de guerreros para no entregarse al enemigo, 2 en defensa de la patria, 1 al ser herido por una mujer, y 2 por decepción (Ajitófel y Judas). Existe también la referencia a dos suicidios colectivos, uno de 40 personas en un subterráneo de Jerusalén y el suicido de la fortaleza sitiada de Massada.

En Grecia y Roma las referencias a los suicidios son innumerables y por diversos motivos: por conducta heroica y patriótica, por vínculos societarios y solidarios, por fanatismo, por locura, por decreto (Sócrates), suicidio asistido por el senado. Durante la antigüedad clásica el suici­dio del enfermo de “enfermedad incurable por necesidad” fuese una alternati­va razonable; en Roma sólo se penaba el suicidio irracio­nal. Prevale­cía la idea de que quién no era capaz de cuidar de sí mismo, tampoco cuida­ría de los demás, por lo que se despreciaba el suicidio sin causa aparente. Se consideraba que el enfermo “termi­nal” que se suicidaba tenía motivos suficien­tes. Se aceptaba pues el suici­dio provocado por “la impaciencia del dolor o la enfermedad”, ya que según decían se debía al “cansan­cio de la vida (…), la locura o el miedo al desho­nor”. La idea de “bien morir” (Eu?thanatos) era un Summun bonum: “(…) porque es mejor morir de una vez que tener que padecer desdichas un día tras el otro” (Esquilo, Prometeo encadena­do). Es más, “no es de buen médico entonar conjuros a una herida que reclama amputa­ción (Sófocles, Áyax).

Las filosofías de los estoicos, pitagóricos, platónicos, aristotélicos y epicúreos tuvieron una gran influencia sobre el concep­to romano del suicidio como liberación de un sufri­miento insoporta­ble. Para los romanos y los griegos, morir decentemente, racional­mente y al mismo tiempo con dignidad, era muy importante. En cierto modo, la forma de morir era la medida del valor final de la vida, en especial para aque­llas vidas consumidas por la enfermedad, el sufrimiento y el desho­nor: “¿Seguimos o no aceptando el principio de que lo importante no es vivir sino vivir bien? (…) ¿Y que vivir bien, vivir honradamente y de acuerdo con la justicia, constituyen la misma cosa? (Platón: Critón)”. Aristóteles lo consideraba una injusticia sino era autorizado por el Estado: â??Entonces eran rehusados los honores de la sepultura normal y la mano derecha era cortada y apartada del cuerpoâ?.

En los primeros tiempos republicanos, Tarquino el Soberbio ordenó poner en cruz los cadáveres de los suicidas y abandonarlos como presas de los pájaros y animales salvajes para combatir una epidemia de suicidios. No dar sepultura a los suicidas era habitual. Para Séneca, â??el suicidio era un acto enérgico, por el que tomamos posesión de nosotros mismos y nos libramos de inevitables servidumbresâ?. Celebró el suicidio de Catón como â??el triunfo de la voluntad humana sobre las cosasâ?.

El Neoplatonismo, la filosofía de la felicidad más influyente en la antigüedad clásica, consideraba que el hombre no debía abandonar voluntariamente el lugar asignado por Dios. El suici­dio, por lo tanto, afectaba al alma negati­vamente después de la muerte. San Agustín (354?430 d.c.) describió el suicidio como “detesta­ble y abominable perversidad”. Agustín afirma­ba que dios otorgaba la vida y los sufrimientos, y que por lo tanto se tenían que soportar. De igual forma, el Islamismo lo condena de tal forma que lo considera un hecho más grave que el homicidio.

Edad Media

Durante esta época el suicidio es penado rígidamente por las leyes religiosas. El Concilio de Arlés (452) declaró que el suicidio era un crimen. El Concilio de Braga (563) lo sancionó penalmente al dictaminar que el suicida no fuera honrado con ninguna conmemoración en la liturgia, excluido del camposanto. Lo mismo sucedió en el Concilio de Auxerre (578). El cuerpo de los suicidas era trasladado con escarnio, enterrado en la encrucijada de los caminos, su memoria difamada y sus bienes confiscados.

Renacimiento

Es variable, aumenta y disminuye según el período, siendo muy notable durante el romanticismo (llamado â??mal del sigloâ?). Persisten las sanciones religiosas.

Hoy día

Varios hechos se esgrimen hoy día como elementos importantes que favorecen la actitud suicida: una salud psicológica quebrantada, la superioridad de lo material sobre lo espiritual, la ambición desmesurada del hombre por el poder, la frialdad del cientificismo tecnológico, el estrés de la vida, la vejez desprotegida e institucionalizada, la disolución familiar, la pérdida de vínculos, la falta de valores morales, la masificación, la soledad del hombre, la pérdida de roles y valores.

Por otra parte y de enorme trascendencia en las culturas cristianas, el Catecismo de la Iglesia Católica, edición 1992, señala que â??La iglesia ora por las personas que han intentado contra su vidaâ?, asumiendo así una actitud más pastoral que antaño y teniendo en cuenta la actitud mental y psicológica del suicida y las consecuencias sobre la familia.

2. Factores Desencadenantes

Varios factores se consideran implicados en el suicidio:

1. Sociales: El estilo de vida moderno, cultura â??lightâ?, consumismo exagerado, falta de autoridad, manipulación fácil, falta de valores y referencias, desarraigos graves, disolución familiar, tecnicismo avasallador, ausencia de significatividad religiosa, sexualidad deshumanizada, alto grado de agresividad. Algunos autores hablan del suicidio anómico (el que tiene lugar después de una ruptura social importante), el altruista (para salvar el honor familiar o personal o para que otros no se hagan cargo de su persona) y el egoísta (los que nunca estuvieron integrados en la sociedad y que no pertenecen a ella).

2. Factores psicológicos: personalidad impulsiva y con baja tolerancia al fracaso, dependientes y con expectativas excesivamente ambiciosas o irreales.

3. Factores patológicos: trastornos del ánimo (depresión, enfermedad bipolar, distimia), trastornos psicóticos, obsesivo-compulsivos, trastorno limítrofe.

4. Factores biológicos: trastorno neuroquímico.

5. Factores clínicos: Enfermedad terminal, cirugía reciente sin éxito, dolor no controlado, tumores (especialmente craneales), deformaciones (especialmente faciales), amputaciones graves e invalidantes.

6. Factores demográficos: Edad (aumenta con la edad: mayor riesgo en los mayores de 65 años; 70% de los intentos en menores de 40 años), sexo (más frecuente en mujeres pero más efectivo en hombres), estado civil (variable, puede ser más frecuente en solteros, viudos o separados), ocupación (variable, en desempleados y trabajos de mucha responsabilidad y estrés), razas (más frecuente en raza blanca, presencia de fenómenos de contaminación cultural; para 1996 â??UNICEF-, el mayor índice de suicidio fue en países como Finlandia, Lituania, Nueva Zelanda, Federación Rusa y Eslovenia), grupos sociales (variable según el país; los países más desarrollados tienen los índices más altos de suicido: Suecia, Japón, Suiza, USA), religión (una vida espiritual sana y consecuente parece ser un factor protector), zona geográfica (variable), período del año (variable, parecen existir ciclos, más frecuentes en primavera y otoño y los días lunes).

7. Antecedentes familiares: Mayor riesgo cuando hay antecedentes por posible contaminación psicológica y/o historia de enfermedad psiquiátrica (enfermedad bipolar). Se destacan mala comunicación, alcoholismo, lazos familiares rotos.

8. Factores etiológicos agudos: depresión grave, desesperación, pérdida significativa (muerte, separación, pérdida económica, etc.), interrupción de medicación, intoxicación por alcohol o drogas.

9. Triángulo letal de Schneidman: Síntomas característicos que acompañan a la persona cuando está a punto de cometer suicidio: a) Baja auto-estima, b) Agitación extrema en la cual la persona se encuentra muy presionada y no discierne claramente; las decisiones intelectuales se transforman en decisiones impulsivas de orden afectivo. c) â??Visión en túnelâ? (â??no se ve otra cosa que la muerte como salidaâ?) o limitación en las posibilidades intelectuales que determinan que el sujeto no puede discernir serenamente más allá de la situación inmediata.

Primer Estado

Fase sintomática disfórica (malestar), surge la primera idea de suicidio, si bien la reacción inicial es de oposición.

Segundo Estado

La idea va tomando cuerpo. No ve otra salida. El 40% lo comunica al médico, psicólogo o sacerdote y el 80% a familiares y conocidos.

Tercer Estado

Tranquilidad y calma antes de la tormenta. Ya está decidido el cómo, el cuándo y el dónde.

4. Factores Etiológicos por Edades

1. Niños

Problemas severos de incomunicación, huida de la agresión física o sexual, fracaso o humillación en el colegio, antecedentes de suicidio en la familia o en un amigo, muerte reciente de un familiar, padres separados con relaciones conflictivas (70% mayor de incidencia), traslados de domicilio, pérdidas de amigos, incapacidad de adaptación a nuevos estilos de vida, experiencias tempranas traumáticas.

2. Adolescentes

Padres divorciados, alcohólicos o depresivos, embarazos no deseados, pérdida de autoestima (por discusión familiar, humillación, fracaso escolar, homosexualidad, inadaptación y rechazos sociales, etc.), abuso de alcohol o drogas, trastorno de la conducta, fracaso del noviazgo, contacto con familiares o sobrevivientes de suicidio (alto grado de contaminación), traslados de domicilio, pérdidas de amigos, incapacidad de adaptación a nuevos estilos de vida, carencia de estructura o límites familiares, amputación del futuro (â??ya nada me ilusionaâ?), deseo fantasiosos de castigar o manipular a los seres queridos.

3. Estudiantes universitarios

Presión para el éxito, fracaso académico.

4. Adultos

Depresión o trastorno de la personalidad, desempleo o inestabilidad laboral, duelo (reunificación mágica, urgencia de sustraerse al dolor), infidelidad y problemas sexuales, divorcio, violencia familiar, abortos, prisión.

5. Ancianos

Depresión, soledad, aislamiento social, problemas económicos, pérdida de autonomía e independencia, problemas de salud, nido vacío, insomnio, maltrato.

5. El Suicidio y los niños

Como factor de riesgo conocido, es difícil decidir el momento adecuado para hablarle a un niño sobre el suicidio. El mejor momento para hacerlo parece ser el de la muerte misma, antes de que los conflictos e inquietudes hayan adoptado la forma de síntomas o problemas de comportamiento y antes de que otros niños lo comenten. Los niños comprenden mejor el asesinato que el suicidio, porque conocen y están familiarizados con sus sentimientos agresivos. Si el padre superviviente opta por mantener el secreto o deformar la realidad de los hechos (comunicación distorsionada), el niño se dará cuenta de que hay algo que se le oculta o es incongruente con la realidad que aprecia, lo cual levantará una barrera en la comunicación entre padre e hijo, precisamente en un momento en que el niño necesita expresar sus ambivalentes y conflictivas emociones.

Cuatro aspectos de carácter general, y relacionados con el suicidio, permiten estudiar las consideraciones comunes y genera­les de las reacciones de los niños al suicidio paterno:

(1) Cada suicidio posee características únicas;

(2) Las circunstancias familiares en el marco del suicidio son únicas;

(3) La estructura de la personalidad del niño y su nivel de desarrollo en el momento del suicidio hacen que la reacción sea absolutamente individualizada en cada caso;

(4) En muchos casos, antes del suicidio, ya existían problemas de desarrollo en los niños.

Además de ello, los niños están frecuentemente involucrados en algunos aspectos del acto mismo del suicidio. El sentimiento dominante originado por el suicidio de uno de sus padres es el de culpabilidad; su origen es diverso:

a. Dado que la forma de pensar de los niños es eminentemente concreta y caracterizada por un concepto deformado de causali­dad, egocentrismo y pensamiento mágico al interpretar las realidades psíquicas, muchos niños creen que determinados incidentes inmediatamente anteriores al suicidio -sobre todo quejas de sus padres por su mala conducta- son la causa directa de aquel.

b. En muchos casos el padre deprimido ha hecho sentirse culpa­bles y parcialmente responsables de su desesperación a los miembros de la familia, por lo que éstos se sienten aún más culpables al producirse el suicidio.

c. Dadas las características de los trastornos que habitualmen­te se asocian a conductas autolíticas, se advierte reiterada­mente al niño de que tenga cuidado de no indisponer o preocupar a uno de ellos, con lo cual se deposita la responsabilidad de su bienestar psicológico sobre el crío.

El sentimiento de culpabilidad del niño se suele concen­trar también en el propio acto de suicidio y es matizado por cues­tionamientos del tipo â??¿Cómo pudo, cómo debió evitarloâ?? Este senti­miento de culpa es intenso y agobiante, y sus efectos son claramente visibles en el niño: declaraciones insistentes y directas de culpa­bilidad y auto-reproche, depresión, comportamiento provocativo, auto-castigo, conducta obsesiva, pensamientos cargados de culpabili­dad y esfuerzos desesperados para defenderse demostrando que es absolutamente bueno, que no hace daño a nadie y que no es malo ni peligroso.

Las implicaciones del suicidio paterno, y sus graves consecuencias a largo plazo sobre la estructura psíquica del niño, exigen una cuidadosa y continuada vigilancia a todo lo largo del duelo desde una perspectiva multidimensional y multidisciplinaria.

6. Suicidio y Enfermo Terminal

La desesperanza es la variable clave que une la depresión al suicidio, y es significativa­mente mejor predictor de suicidio consumado que la depresión sola. La soledad, el abando­no, la pérdida de control interno y externo, así como la sensación de desamparo o impotencia ante la enfermedad -habituales compañeros del paciente con enferme­dad terminal- son facto­res muy desta­ca­bles asociados a una mayor vulnerabilidad al suicidio. ­Por otra parte, el dolor es la primera causa de morbilidad en el enfermo moribundo; la gran mayoría de los suicidios en el marco oncoló­gico se presentan en pacientes con dolor grave mal controlado y pobre­mente tolerado.

Los trastornos confusionales son también una causa importan­te de suicidio, especialmente en pacientes hospi­talizados; su presencia ?asociada a una pérdida en la capacidad de control de impulsos? puede conducir a un “acting out” (impulso) de pensa­mientos autolí­ticos en un paciente, por lo demás, deprimido, gravemente enfermo y confuso. La fatiga psicoemocional y el agotamiento físico, financie­ro, espiri­tual, familiar, comunitario y de los recursos de salud son otros de los elementos trascendentes en la motivación del suicidio en el enfermo terminal o moribundo. Para algunas personas, particularmente desde una perspectiva filosó­fica, el suicidio en los enfermos que afrontan una enferme­dad fatal es visto como “razonable” y provisto de un signi­ficado positivo: retomar el control de la propia vida y mante­ner la seguridad de una “muerte digna”. Las posturas habitualmente defen­didas comportan elementos más emocionales que científicos.

En cualquier caso, no es raro que el enfermo moribundo pida algo que acabe con sus sufrimientos; a menudo reconsideran la idea cuando el médico com­prende la legitimidad de su opción y la necesidad de mantener un sentido de control sobre aspectos de su muerte. El objetivo no es prevenir el suicidio a toda costa, sino prevenir aquel que se debe a la desesperación, a la soledad y aisla­miento, y a un inapropiado control de los síntomas.

7. Mitos

1. La persona que amenaza con suicidarse en realidad no lo va a hacer y quien desea seriamente hacerlo no avisa.
2. La familia siempre es contenedora.
3. La persona histérica no se suicida.
4. El suicidio es un problema solo de viejos.
5. Hablar de suicidio con la persona que ha pensado o intentado hacerlo induce al acto.
6. Solo los locos o raros se suicidan.
7. Cuando alguien planea suicidarse, nada ni nadie puede detenerlo.
8. La pobreza es el mayor desencadenante del suicidio.
9. La gente que intenta suicidarse realmente quiere morirse, antes o después.
10. Solo se suicidan los cobardes.
11. Todos escriben cartas antes de suicidarse (solo uno de cada 6 suicidas deja una carta a los seres queridos).

8. Relación de Acompañamiento

El suicidio de un ser querido es una tragedia devastadora que deja despedazada la vida de los sobrevivientes y produce un duelo muy traumatizante. Algunos elementos propios del suicidio, incluyen:

1. Sentimiento de traición y abandono: â??¿Qué le hice para que me hiciera tanto daño?â?, â??¿Cómo pudo hacerme esto?â?, â??¿Acaso no pensó en mi, en los niños, en su mamá?â?, â??¿Porqué no pudimos llenar su vida?â?, â??¿Porqué lo hizo?â?, â??¿Estaba enojado conmigo?â?. El suicidio despierta un angustiante y molesto sentido de traición por tantos años de paciencia y cariño que se brindó.

2. Sentimiento de culpa: La muerte por suicidio no implica solo su ausencia sino que, además, la muerte se vivencia como una acusación por lo que se hizo o no se hizo, se dijo o no se dijo. Es común a toda pérdida pero más acusada en suicidio.

3. Fracaso de rol: Muy unido al sentimiento de culpa, el suicidio produce un angustiante sentimiento de fracaso de rol, muy notable entre las madres.

4. Preguntas sin respuesta: Hay mucha confusión y no hay respuestas. Existe una urgente necesidad de encontrar una justificación racional al mismo, una causa medianamente aceptable.

5. Muerte sin adiós: Queda la sensación angustiante de haber sido abandonados de forma unilateral e injusta.

6. Rabia: El suicidio produce un intenso sentimiento de rechazo hacia aquel ser querido que terminó con su vida (amor-odio contra el objeto amado), resentimiento por haberse dado por vencido, contra nosotros por no habernos dado cuenta, hacia Dios por no haber evitado la tragedia. La rabia, como sentimiento, es un intento de sacar el dolor de sí mismos.

7. El estigma: Aun cuando las condenas históricas han desaparecido en gran parte, el suicidio estigmatiza gravemente a la familia: â??Ahí va la madre el suicidaâ?, â??Qué sería lo que le hicieronâ?, etc. La condena es tanto hacia la familia como hacia el mismo suicida. Los supervivientes suelen experimentar menos apoyo social que sus contrapartes y sienten más necesidad de comprensión que en otras muertes. La vergüenza asociada al estigma es uno de los sentimientos más difíciles de sobrellevar.

8. Miedo: Es muy frecuente, tanto por lo anterior como por el reconocimiento de los propios sentimientos autodestructivos, incluso pueden arrastrar con ellos una sensación de destino o predestinación. Además, existe el constante miedo sobre el futuro â??más allá de la muerteâ? de su ser querido (condenación, infierno, etc.).

9. Pensamiento distorsionado: Se presenta por la necesidad de ver la conducta de la víctima, no como un suicidio sino como una muerte accidental, creándose un patrón de comunicación distorsionada en las familias. La familia crea así un mito respecto a lo que realmente le ocurrió a la víctima, y si alguien cuestiona la muerte llamándola por su nombre real, produce un gran enojo y rechazo de los demás, aquellos que necesitan verla como una muerte accidental o natural. Así, es frecuente que los miembros de familia oculten la causa de la muerte y sepan quién sabe y quién no la verdad.

9. Elementos del Asesoramiento

1. Educación en duelo y en suicidio (libros, artículos, películas).

2. Intervenciones precoces antes de que se establezcan patrones disfuncionales como los pensamientos distorsionados.

3. Intervención sintomática

A. Confrontar con la realidad la culpabilidad hacia uno mismo y hacia los otros (diferenciar entre culpa racional e irracional);

B. Ayudar a corregir las negaciones y distorsiones (afrontar la realidad del suicidio, utilizar las palabras difíciles como â??se suicidóâ?, â?se ahorcóâ?, etc., corregir distorsiones);

C. Trabajar el enfado y la rabia (extraerlo de sí mismo y dirigirlo constructivamente hacia afuera);

D. Confrontar la sensación de traición y abandono con la realidad;

E. Explorar fantasías de futuro (efecto de la muerte sobre su futuro);

F. Manejo grupal del estigma y la vergüenza.

4. Intervención relacional

A. Explorar las funciones de rol y la vivencia de fracaso del mismo.

B. Confrontar la necesidad de encontrar una justificación racional al mismo (una causa medianamente aceptable).

5. Establecer un ritual de despedida.

6. Terapia individual y terapia grupal.

7. Encuentros mixtos de personas que intentaron suicidarse y supervivientes de suicidios.

Criterio A (estrés por la separación afectiva que conlleva la muerte).

Presentar, cada día o en grado acusado, 3 de los 4 síntomas siguientes: 1. Pensamientos intrusos -que entran en la mente sin control- acerca del fallecido. 2.  Añoranza -recordar su ausencia con enorme y profunda tristeza- del fallecido. 3.  Búsqueda -aún sabiendo que está muerto- del fallecido. 4. Sentimientos de soledad como resultado del fallecimiento.

Criterio B (estrés por el trauma psíquico que supone la muerte).

Presentar, cada día o en grado acusado, y como consecuencia del fallecimiento, 4 de los 8 síntomas siguientes: 1. Falta de metas y/o tener la sensación de que todo es inútil respecto al futuro. 2. Sensación subjetiva de frialdad, indiferencia y/o ausencia de respuesta emocional. 3. Dificultad para aceptar la realidad de la muerte (p.ej., no terminar de creérselo). 4. Sentir que la vida está vacía y/o que no tiene sentido. 5. Sentir que se ha muerto una parte de si mismo. 6. Asumir síntomas y/o conductas perjudiciales del fallecido, o relacionadas con él. 7. Excesiva irritabilidad, amargura, y/o enfado en relación con el fallecimiento. 8. Tener alterada la manera de ver e interpretar el mundo (p.ej: haber perdido la sensación de seguridad, la sensación de control, la confianza en los demás).

Criterio C (cronología).

La duración del trastorno -los síntomas arriba indicados- es de al menos 6 meses.

Criterio D (deterioro).

El trastorno causa un importante deterioro de la vida social, laboral u otras actividades significativas de la persona en duelo.

11. El Trabajo de Libia

1. Sentimiento de Traición y Abandono

No le hice nada para que él tomara esa determinación. Ahora entiendo simplemente murió de una manera diferente. Sí hubiera muerto de repente, me hubiera sentido igual. No me hizo tanto daño, eso creí yo, el daño se lo hizo él al cortar su tiempo en la tierra y privarse de nuestra compañía y dejar de hacer las cosas que le correspondía hacer. Ã?l no me hizo nada a mi, ni a nadie, yo quería creer eso, además me convenía creerlo para ser victima, pues tenía mi auto estima muy bajita y creía que me hacían daño, con el tiempo y capacitándome en reuniones como ésta entendí que nadie me hace nada a mi a menos que yo lo permita. Precisamente porque pensó tanto en todo, es que no podemos ser tan egoístas en creer que él no tenía más en que pensar que en su familia; él tenía su propio mundo, su propia vida, sus conflictos emocionales, que su familia y yo no conocíamos , nadie le llena la vida a nadie, no puedo pretender que fuera mi alma gemela, sí en realidad ni siquiera nuestras huellas dactilares eran iguales. Lo hizo porque se le cerraron todos los caminos, y lo único que pudo ver al final de su vida fue un túnel liberador de tanto dolor, de tanto sufrimiento, un túnel por el cual encontraría la libertad, total no creo que se pueda vivir preso de su propia muerte.

2. Sentimiento de culpa

Estoy convencida de que son nuestros pensamientos distorsionados, incoherentes, insanos, motivos perturbadores del sistema nervioso central, que hacen que un suicida vaya llegando a esa hora crucial y definitiva en su vida, no creo que lo que yo dije, lo que hice o no hice haya sido causal, si fuera los suicidas serían por millones, porque el que no haya hecho y dicho cosas agresivas, dolorosas, humillantes castrantes, que tire la primera piedra, claro que por decir o hacer cosas hay personas que abandonan hogares, pero de otra manera.

3. El fracaso de rol

en ningún momento de mi vida me comprometí con nadie, no con Dios, porque él conoce mi condición humana, a ser la mejor esposa, la mejor madre o la mejor mujer, no jamás lo haría. Pero como no voy a ser tan pretenciosa de creer que fue porque yo le fallé en mis roles, no eso no tiene nada que ver en una determinación que el suicida hace porque su razón desapareció y lo que le empezó a complicar su vida fueron las emociones, porque una persona se suicida no por la razón sino por la emoción.

4. Preguntas sin respuestas

Me pasé 19 años buscando una justificación racional y no la encontré, que no les pase a ustedes lo mismo! Simplemente no hay una justificación que venga de la razón, porque sencillamente no viene de la razón sino de la emoción y frente a las emociones del otro si no hay nada que hacer, es absurdo pretender meterme en las emociones del otro para atajarle sus actos equivocados o no y después pretender encontrar claridad en un suicidio, que ya es un acto de emociones dementes, la locura total. No podré justificarlo, ni entenderlo nunca, ni suicidándome yo, porque no me daré cuenta de lo que hago sencillamente porque la razón desapareció en mi mente.

5. Muerte sin adiós

Sentimentalmente me quedé ahí añorando un emocional adiós. Porque yo le permití a ,mi muerto que se llevara mi razón y me quedé con todas las emociones a flor de piel y lo que es peor actuando emocionalmente equivocada. Afortunadamente con la razón pude trabajar, conseguir la precaria manutención para mis 6 hijos, gracias a Dios me quedó el sentimiento de responsabilidad para con ellos en todos los sentidos materiales, pero emocionalmente los obligué a pensar que si esa había sido la determinación del papá, estaba bien, que ahora nos teníamos que dividir la vida en dos tiempos antes y después del papá. Antes buena vida y ahora una vida llena de dificultades y esta no fue la información más sana para niños de 4 a 15 años. Fue una información dada desde la emoción. Todo esto sucedió por la falta de ayuda en la elaboración del duelo, no se si falta la despedida, al adiós; total si nos va abandonar, para que despedidas para que el adiós no tiene sentido que nos compliquemos la vida antes de partir.

6. Rabia

Eso fue lo que sentí 19 años hasta que llegué al grupo de duelo, disfracé la ira de mucho amor al trabajo, de mucha lucha por sobrevivir, para que todo el mundo dijera como soy de berraca, que hubiera sido de estos muchachos sin vos, mentira uno no sabe la ira que lleva por dentro, por estar haciendo lo que le corresponde hacer al otro; por estar afrontando la infancia, la adolescencia, la juventud de los hijos sola, cuando las cosas con nuestros hijos, porque siguen siendo nuestros así ya no este, una siempre esta creyendo que si él estuviera, las cosas con nuestros hijos hubieran sido diferentes. Sigue una pensando y actuando emocionalmente como por ejemplo: buscando el lugar de él en la mesa al tiempo de comer, así cambiemos de casa y de mesa, oyendo como introduce las llaves en la chapa de la puerta así ahora la puerta tenga dos chapas y cuando él murió tuviera una, siempre buscándolo y encontrándolo en las personas que van delante de uno, ósea dándole la espalda, porque si nos adelantamos nos damos cuenta que su rostro jamás estará en otro cuerpo.

En todo acontecimiento familiar siempre pensando en que faltó en las fotos o cuando me ponía a pensar en todos los proyectos que tenía él y que ininterrumpió absurdamente y entonces a llorar se dijo por lo que pudo ser y no fue o será que lloré y sufrí porque me dejó metida y no estuvo ahí para que me ayudara a vivir bien bueno, o porque no para que sufriera parejo conmigo. Nunca había analizado mi vida tan seriamente como ahora lo que hace que estoy en el grupo de duelo. No pensé jamás que fuera el reflejo de la rabia el que me hacía sentir emocionalmente tantas cosas. Sino hubiera tenido tanta ira mi pobre muerto hubiera descansado en paz y se hubiera podido ir a donde Dios en su infinita bondad considerase.

Libia, 2005

â??El que se mata por sus propios deseos comete suicidio”

Abate Francois Desfontaines, 1735 (creador del término)

La persona que se suicida deposita todos sus secretos en el corazón del sobreviviente, le sentencia a afrontar muchos sentimientos negativos y, es más, a obsesionarse con pensamientos relacionados con su papel, real o posible, a la hora de haber precipitado el acto suicida o de haber fracasado en evitarlo. Puede ser una carga muy pesada

Caín, 1972, página X, citado por Worden, J.W., 1997

“El suicida no va al infierno, viene del infierno”

Autor desconocido

Modelos teóricos de la ansiedad (causas, consecuencias, diagnóstico)

Modelos teóricos de la ansiedad (causas, consecuencias, diagnóstico)
Origen de la palabra ansiedad

El término ansiedad, proviene del latín “anxietas”, que significa congoja o aflicción. Consiste en un estado de malestar psicofísico caracterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad o desosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y de causa indefinida. La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica, es que esta última se basa en una valoración irreal o distorsionada de la amenaza. Cuando la ansiedad es muy severa y aguda, puede llegar a paralizar al individuo, transformándose en pánico (Virues, 2005).

El término angustia, así como “angor”, “angina”, provienen de una misma raíz griega o latina, y significan constricción, sofocación, estrechez u opresión, y se refieren indudablemente a la sensación de opresión precordial y epigástrica con desasosiego que la caracteriza. La angustia es una manifestación emocional caracterizada por un temor a lo desconocido o a lo amenazante. Este temor se contrapone al miedo, que es un temor a algo concreto y definido (objeto o situación). Según su origen, la angustia puede presentarse de diferentes maneras. Existe una angustia que puede ser considerada normal, pues aparece frente a diversos estímulos estresantes, que implican una amenaza real e imponen un desafío. Si, por el contrario, la valoración de una amenaza es errónea o distorsionada o el estímulo es imaginario, se genera una angustia que tiende a persistir, transformándose en anormal o patológica. Es decir que, la angustia normal se basa en preocupaciones presentes o del futuro inmediato y desaparece al resolver los problemas la angustia patológica, antes llamada neurótica, es de medida y persistente, planeando un futuro incierto o amenazante y va restringiendo la autonomía y desarrollo personal de quien la sufre (Virues, 2005).

¿Es la ansiedad un fenómeno normal o patológico?

La ansiedad es una emoción normal que se experimenta en situaciones en las que el sujeto se siente amenazado por un peligro externo o interno. Habría que diferenciar entre miedo (el sujeto conoce el objeto externo y delimitado que le amenaza y se prepara para responder) y ansiedad (el sujeto desconoce el objeto, siendo la amenaza interna y existiendo una dificultad en la elaboración de la respuesta). La ansiedad es anormal cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo desencadenante (Virues, 2005).

Panorama estadístico de la ansiedad en México y América latina.

Datos de la Organización Mundial de la Salud del año 2001 situaban en aproximadamente 450 millones el número de personas aquejadas de algún tipo de trastorno mental en todo el mundo (Virues, 2005).

Los Trastornos de Ansiedad son considerados en la actualidad como el trastorno mental más común en los Estados Unidos y México. En algún momento de sus vidas se prevé que cerca del 25% de la población experimentará algún tipo de Trastorno de Ansiedad.- Uno de cada ocho Norteamericanos entre los 18-54 años padece algún tipo de Trastorno de Ansiedad. Este porcentaje de la población representa a más de 19 millones de personas (Virues, 2005).

El impacto real de los trastornos de ansiedad

Algunos datos básicos y una selección de estadísticas extraídas de diversas investigaciones recientes nos permitirán entender con mayor precisión y en su verdadera dimensión, el impacto real que sobre la población ejerce este tipo de trastornos, así como constatar la aparente contradicción que se puede observar al comparar la prevalencia e impacto de este tipo de trastornos y los recursos que desde las administraciones públicas se ponen a disposición de los profesionales especializados para combatir eficazmente este tipo de enfermedades mentales, lo que ha llevado a numerosos expertos a considerar a los Trastornos de Ansiedad como la verdadera epidemia silenciosa del siglo XXI (Puchol, 2003).

Datos de la Organización Mundial de la Salud del año 2001 situaban en aproximadamente 450 millones el número de personas aquejadas de algún tipo de trastorno mental en todo el mundo (Puchol, 2003).

Los Trastornos de Ansiedad son considerados en la actualidad como el trastorno mental más común en los Estados Unidos. En algún momento de sus vidas se prevé que cerca del 25% de la población experimentará algún tipo de Trastorno de Ansiedad (Puchol, 2003).

Uno de cada ocho Norteamericanos entre los 18-54 años padece algún tipo de Trastorno de Ansiedad. Este porcentaje de la población representa a más de 19 millones de personas (Puchol, 2003).

Se calcula que cerca de 2.4 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, aproximadamente el 1.7% de la población, padecen Trastorno de Pánico. Este tipo de Trastorno de Ansiedad, por lo general, se desarrolla al final de la adolescencia o principio de la edad adulta (Puchol, 2003).

Aproximadamente 3.3 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, el 2.3% de la población, sufren el Trastorno Obsesivo-Compulsivo cada año. Los primeros síntomas de la enfermedad se manifiestan durante la niñez o el inicio de la adolescencia (Puchol, 2003).

Cerca de 5.2 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, el 3.6% de la población, padecen cada año el Trastorno por Estrés Postraumático. Este trastorno puede originarse a cualquier edad, incluso en la infancia, como respuesta a cualquier evento traumático (Puchol, 2003).

La Agorafobia es sufrida por 3.2 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, lo que representa un 2.2% de la población dentro de ese grupo de edad. Por lo general, la Agorafobia tiende a aparecer al final de la adolescencia o al principio de la edad adulta (Puchol, 2003).

Aproximadamente 4 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, cerca del 2.8% de la población, sufren cada año el Trastorno por Ansiedad Generalizada. Si bien puede aparecer en cualquier momento del ciclo vital, las mayores probabilidades se concentran entre el final de la infancia y mediados de la edad adulta (Puchol, 2003).

Cerca de 5.3 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, sobre el 3.7% de la población sufren Fobia Social. La edad de comienzo habitual se sitúa en el final de la niñez y el principio de la adolescencia (Puchol, 2003).

La Fobia Específica es experimentada por 6.3 millones de Norteamericanos entre los 18-54 años, cerca del 4.4% de la población. La aparición es especialmente común durante la infancia (Puchol, 2003).

Las personas afectadas por los diferentes Trastornos de Ansiedad experimentan, entre otros síntomas, ataques de pánico y crisis de angustia recurrentes, dificultades de concentración, pensamientos y creencias irracionales, miedos desproporcionados y paralizantes, adhesión involuntaria a rituales y comportamientos compulsivos, flashbacks patológicos e incontrolables, pesadillas frecuentes, distorsiones cognitivas, dificultades para conciliar el sueño o innumerables procesos psicosomáticos de intensidad y gravedad variables (Puchol, 2003).

Es relativamente frecuente que los Trastornos de Ansiedad se presenten junto a otro tipo de trastornos psicológicos, como los trastornos del estado de ánimo, el abuso de sustancias o los trastornos del comportamiento alimentario (Puchol, 2003).

Las mujeres presentan un riesgo dos veces superior al de los hombres de padecer este tipo de trastornos psicológicos (Puchol, 2003).

Se calcula que el costo económico, tanto directo como indirecto, asociado a los Trastornos de Ansiedad, sólo en Estados Unidos, alcanzan los 46.6 billones de dólares anuales (Puchol, 2003).

Debido a la falta de información generalizada, tanto entre la población general como entre los propios profesionales médicos, así como a la supervivencia del estigma asociado a los trastornos mentales, menos del 30% del total de los pacientes afectados buscan tratamiento por parte de profesionales calificados y especializados. Las personas que sufren Trastornos de Ansiedad deben recorrer una media de cinco especialistas médicos antes de lograr que su trastorno real sea diagnosticado de forma precisa (Puchol, 2003).
¿Qué entendemos por ansiedad?

Lang: es una respuesta emocional que da el sujeto ante situaciones que percibe o interpreta como amenazas o peligros (Virues, 2005).

Beck: es la percepción del individuo a nivel incorrecto, estando basada en falsas premisas (Virues, 2005).

Kiriacou y Sutcliffe: “una respuesta del individuo con efectos negativos (tales como cólera, ansiedad, depresión) acompañada de cambios fisiológicos potencialmente patógenos (descargas hormonales, incremento de la tasa cardiaca, etc.) (Virues, 2005).

Lazarus: La ansiedad es un fenómeno que se da en todas las personas y que, bajo condiciones normales, mejora el rendimiento y la adaptación al medio social, laboral, o académico. Tiene la importante función de movilizarnos frente a situaciones amenazantes o preocupantes, de forma que hagamos lo necesario para evitar el riesgo, neutralizarlo, asumirlo o afrontarlo adecuadamente (Virues, 2005).
Enfoques teóricos sobre la etiología de la ansiedad. ¿Por qué se produce?

Existen distintos cuadros clínicos en los que la ansiedad es el síntoma fundamental. Entre ellos estaría el trastorno por crisis de angustia, en el que la ansiedad se presenta de forma episódica como palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad, temblores o miedo a morirse; el trastorno de ansiedad generalizada, existiendo un estado permanente de angustia; el trastorno fóbico, con miedos específicos o inespecíficos; el trastorno obsesivo-compulsivo, con ideas “intrusivas” y desagradables que pueden acompañarse de actos rituales que disminuyen la angustia de la obsesión (lavarse muchas veces por miedo a contagiarse, comprobar las puertas o los enchufes, dudas continuas); las reacciones de estrés agudo o postraumático; y los trastornos de adaptación a situaciones vitales adversas. A continuación se mencionaran algunos enfoques sobre la ansiedad (Virues, 2005):

1. Perspectiva Psicofisiológica: La ansiedad es la activación del sistema nervioso, consecuente con estímulos externos o como resultado de un trastorno endógeno de las estructuras o de la función cerebral. La activación se traduce como síntomas periféricos derivados del sistema nervioso vegetativo (aumento del tono simpático) y del sistema endocrino (hormonas suprarrenales), que dan los síntomas de la ansiedad. Por otro lado, una excesiva estimulación del sistema límbico y de la corteza cerebral se traducirá en síntomas psicológicos de ansiedad (Virues, 2005).

2. Teoría Psicodinámica. El creador es Freud. Dijo que la angustia es más un proceso biológico (fisiológico) insatisfecho (respuesta del organismo ante la sobreexcitación derivada del impulso sexual [libido] para posteriormente llegar a otra interpretación en donde la angustia sería la señal de peligro en situaciones de alarma. Según esta teoría, la angustia procede de la lucha del individuo entre el rigor del súper yo y de los instintos prohibidos (ello) donde los estímulos instintivos inaceptables para el sujeto desencadenarían un estado de ansiedad (Virues, 2005).

3. Teorías Conductistas. El conductismo se basa en que todas las conductas son aprendidas y en algún momento de la vida se asocian a estímulos favorables o desfavorables adoptando así una connotación que va a mantenerse posteriormente. Según esta teoría, la ansiedad es el resultado de un proceso condicionado de modo que los sujetos que la padecen han aprendido erróneamente a asociar estímulos en un principio neutros, con acontecimientos vividos como traumáticos y por tanto amenazantes, de manera que cada vez que se produce contacto con dichos estímulos se desencadena la angustia asociada a la amenaza. La teoría del aprendizaje social dice que se puede desarrollar ansiedad no solo a través de la experiencia o información directa de acontecimientos traumáticos, sino a través del aprendizaje observacional de las personas significativas al entorno (Virues, 2005).

4. Teorías Cognoscitivistas. Consideran a la ansiedad como resultado de “cogniciones” patológicas. Se puede decir que el individuo “etiqueta” mentalmente la situación y la afronta con un estilo y conducta determinados. Por ejemplo, cualquiera de nosotros podemos tener una sensación física molesta en un momento determinado, si bien la mayoría de nosotros no concedemos ningún significado a esta experiencia. No obstante existen personas que interpretan ello como una señal de alarma y una amenaza para su salud física o psíquica lo cual provoca una respuesta neurofisiológica desencadenando así la ansiedad (Virues, 2005).

Clasificación de los tipos de trastornos de ansiedad

Tomando como referencia el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, así como la Clasificación Internacional de las Enfermedades, podemos agrupar los Trastornos de Ansiedad en diez grandes categorías (Puchol, 2003):

El trastorno de ansiedad generalizada

El individuo afectado por este trastorno presenta, como norma general, un patrón característico de ansiedad, aprensión y preocupación excesiva y no justificada sobre una amplia gama de acontecimientos, hechos, actividades o situaciones, prolongándose su duración durante más de seis meses. Este estado de constante preocupación y desasosiego es incontrolable para el individuo y se manifiesta con síntomas característicos y visibles como la inquietud, la sensación de fatiga no justificable, la impaciencia, tensión/rigidez muscular generalizada, estado de ánimo irritable, dificultades de concentración o alteraciones en los patrones habituales de sueño. Estos síntomas interfieren negativamente en la actividad habitual del sujeto de forma significativa (Puchol, 2003).

La crisis de angustia

Los ataques de pánico o crisis de angustia se caracterizan por la aparición súbita, temporal y aislada de miedo o malestar muy intensos, acompañados de una serie de síntomas muy característicos e inquietantes, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos desde el inicio de la crisis (Puchol, 2003).

Entre estos síntomas habituales y característicos de los ataques de pánico o crisis de angustia se encuentran las palpitaciones, las sacudidas del corazón, la elevación del ritmo cardíaco, la presencia de sudoración intensa, los temblores involuntarios, la sensación de ahogo o falta de oxígeno, la sensación de atragantarse, una intensa opresión o malestar en la región del pecho, una súbita aparición de molestias gastrointestinales, inestabilidad, mareo, sensación de desmayo, desrealización (sensación de aparente irrealidad), despersonalización (sensación de estar separado de uno mismo), miedo a perder el control, temor a volverse loco, miedo a la muerte, presencia de parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) y escalofríos o sofocaciones intensas (Puchol, 2003).

La agorafobia

El individuo agorafóbico comienza a experimentar la ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones dónde “escapar” puede resultar difícil, complicado y embarazoso o dónde, en el caso de aparecer una crisis de angustia inesperada o más o menos relacionada con una situación (o bien síntomas similares a la angustia) puede no disponer de la ayuda o apoyo que considera imprescindible. Los temores clásicos de la agorafobia suelen estar relacionados con un conjunto de situaciones y escenarios muy típicos, entre los que se incluyen estar sólo fuera de casa, las multitudes o la posibilidad de tener que viajar en algún medio de transporte específico (Puchol, 2003).

La persona agorafóbica tenderá a evitar (intensamente) este tipo de situaciones por temor a que aparezca una crisis de angustia (o síntomas similares a la angustia) o necesitará (para poder afrontarlas con éxito) la ayuda indispensable de una persona de confianza que esté presente en esas situaciones concretas (Puchol, 2003).

La fobia específica

La manifestación de la respuesta de ansiedad patológica (respuesta fóbica) aparece exclusivamente en presencia (o como anticipación) de un objeto o situación muy específicos (p. ej. terror a volar en avión, presencia de ciertos animales o miedo a las alturas). La persona, a pesar de ser capaz de reconocer que se trata de un miedo irracional, desproporcionado o injustificado, se muestra incapaz de controlarlo o llegar a dominarlo. Las situaciones u objetos fóbicos tienden a evitarse o a soportarse a costa de experimentar un intenso malestar, tanto físico como emocional (Puchol, 2003).

Los comportamientos de evitación, anticipación ansiosa o el malestar experimentado cuando se ven obligados e exponerse al objeto o situación fóbica interfieren negativamente con las actividades habituales de la persona, tanto a nivel personal como laboral, o le generan un malestar clínicamente significativo (Puchol, 2003).

La fobia social

La Fobia Social se caracteriza por un miedo y temor acusado, intenso, persistente y desproporcionado por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que el sujeto se ve “expuesto” a personas (no pertenecientes al ámbito familiar o su círculo social más cercano) o a la posible evaluación por parte de terceros. La exposición a este tipo de situaciones sociales genera, casi de forma invariable, una respuesta de ansiedad fóbica considerada como patológica y que puede, en ocasiones, tomar la forma de una crisis de angustia (Puchol, 2003).

La persona reconoce que se trata de un miedo excesivo, irracional o desproporcionado pero se muestra incapaz de dominarlo y tiende a evitar este tipo de situaciones sociales, lo que interfiere de una forma muy significativa en su vida personal, familiar, social y laboral además de producir un intenso malestar (clínicamente significativo) en aquellas ocasiones en que, inevitablemente, debe exponerse a este tipo de situaciones (Puchol, 2003).

El trastorno obsesivo-compulsivo

El rasgo distintivo fundamental del Trastorno Obsesivo-Compulsivo es la presencia frecuente, intensa y recurrente de ideas intrusivas e indeseadas (obsesiones) y de conductas repetitivas (compulsiones) generalmente realizadas con la intención de aliviar la ansiedad producida en el sujeto por las propias ideas obsesivas (Puchol, 2003).

Las obsesiones son pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan en algún momento del trastorno como intrusos e inapropiados, y provocan en la persona ansiedad o malestar clínicamente significativos. Estas ideas van más allá de las simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real. A pesar de que la persona se muestra capaz de reconocer su irracionalidad (conservación del insight) e intenta suprimirlos, ignorarlos, neutralizarlos o reducir su intensidad se muestra incapaz de controlar el malestar y la ansiedad que le generan (Puchol, 2003).

Las compulsiones pueden ser definidas como aquellos comportamientos (p. ej. ordenar objetos, realizar incontables comprobaciones o lavarse las manos incansablemente) o actos mentales (p. ej. contar, rezar o repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo, que el individuo se ve obligado a realizar en respuesta a una obsesión o con arreglo a ciertas reglas o pautas de actuación que “debe” seguir estrictamente (Puchol, 2003).

El objetivo original de estos comportamientos u operaciones mentales es la prevención o reducción del malestar o la prevención de algún acontecimiento o situación negativos. Sin embargo, estos comportamientos u operaciones mentales o bien no están conectados de forma realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir o bien resultan claramente excesivos y desproporcionados con lo que interfieren negativamente en las actividades habituales del sujeto (Puchol, 2003).

El trastorno por estrés postraumático

La persona con Estrés Postraumático se caracteriza por sufrir, con intensidad y persistencia, una serie de síntomas muy característicos e incapacitantes tras haber experimentado en primera persona o haber sido testigo de una experiencia considerada como traumática, como por ejemplo tras ser víctima de abusos físicos o sexuales, sufrir desastres naturales o tras accidentes graves (Puchol, 2003).

Entre los síntomas característicos se encuentran las dificultades para conciliar y mantener el sueño, la hipervigilancia constante, el aumento general y desproporcionado del nivel de activación emocional, sensación permanente de irritabilidad, dificultades de concentración o desajustes emocionales de intensidad variable (Puchol, 2003).

El acontecimiento o suceso traumático es “reexperimentado” de forma persistente a través de recuerdos, sueños o pensamientos recurrentes que interfieren de forma significativa en su vida personal, familiar, social o laboral produciendo un intenso malestar (Puchol, 2003).

El trastorno por estrés agudo

La persona ha sido expuesta a un acontecimiento traumático y durante el transcurso del mismo o después de él experimenta síntomas disociativos como la sensación subjetiva de embotamiento, desapego o ausencia de reactividad emocional, sensaciones de desrealización, despersonalización o amnesia disociativa (p. ej. incapacidad para recordar algún aspecto importante del suceso traumático) (Puchol, 2003).

Además el acontecimiento traumático es reexperimentado persistentemente (por ejemplo a través de imágenes, sueños, pensamientos, ilusiones, episodios de flashback recurrentes o sensación de estar reviviendo el suceso traumático) y experimenta malestar intenso al exponerse a objetos, estímulos o situaciones que recuerdan o se asemejan al acontecimiento traumático (Puchol, 2003).

Producto de este proceso es la presencia de toda una serie de síntomas relacionados con la ansiedad o el aumento de la activación como las dificultades para conciliar el sueño, irritabilidad, dificultades de concentración, hipervigilancia, respuestas exageradas de sobresalto y sobreexcitación e inquietud motora (Puchol, 2003).

Este conjunto de alteraciones en respuesta a la situación estresante duran un mínimo de dos días y un máximo de cuatro semanas, y aparecen en el primer mes que sigue al acontecimiento traumático (Puchol, 2003).

El trastorno de ansiedad debido a enfermedad médica

Se constata a través de la historia clínica, de la exploración física o de las pruebas de laboratorio que la respuesta de Ansiedad Patológica, es la consecuencia fisiológica directa de una enfermedad médica y no es atribuible a la presencia de otro tipo de trastornos psicológicos (Puchol, 2003).

El trastorno de ansiedad inducido por sustancias

Los síntomas de la Ansiedad Patológica aparecen durante los períodos de intoxicación o abstinencia tras la administración de determinadas sustancias y se considera que la ingestión de dicha sustancia está etiológicamente relacionada con la respuesta de ansiedad desadaptativa (Puchol, 2003).

Principales síntomas de la ansiedad patológica

Si bien cada uno de los Trastornos de Ansiedad anteriormente enumerados y definidos se caracterizan por presentar un cuadro de síntomas bien definido y diferenciado que sirven de base para la elaboración de los criterios diagnósticos específicos utilizados en la actualidad, es posible extraer aquellas pautas o síntomas característicos comunes en la mayor parte de ellos y que caracterizaría lo que se denomina “La Respuesta de Ansiedad Patológica” (Puchol, 2003).

Tomando como referencia la distinción clásica de los tres sistemas de respuesta humana podemos agrupar los síntomas típicos de la Ansiedad Patológica en tres grandes apartados (Puchol, 2003):

Síntomas cognitivos

Preocupación injustificada, intensa y constante.

Inseguridad y pérdida de la confianza en uno mismo.

Sentimientos de inadecuación, inferioridad o incapacidad.

Anticipación excesiva y desadaptativa de potenciales peligros o amenazas.

Miedo o temor desproporcionado, injustificado e irracional.

Entorpecimiento y dificultades en los procesos de toma de decisiones.

Aprensión generalizada.

Pensamientos distorsionados y creencias negativas e irracionales.

Problemas de concentración.

Sensación general de desorganización y desestructuración.

Indefensión o sensación de pérdida de control sobre el ambiente y los sucesos.
Síntomas motores

Movimientos torpes y desorganizados.

Tartamudeo y dificultades en la comunicación verbal.

Hiperactividad.

Conductas sistemáticas y planificadas de evitación.

Retraimiento y aislamiento social.

Enlentecimiento motor.

Rituales y comportamientos compulsivos.
Síntomas psicofisiológicos

Temblores, fatiga, tensión muscular, hormigueo y dolor de cabeza tensional.

Sequedad de boca, sudoración excesiva o mareos.

Palpitaciones, sudoración, pulso acelerado e incremento de la tensión arterial.

Molestias gastrointestinales, náuseas, vómitos, diarrea y aerofagia.

Opresión en el tórax, sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial.
Con el paso del tiempo, y si no reciben el tratamiento adecuado, estos rasgos característicos de la Respuesta de Ansiedad Patológica acaban consolidándose y perpetuándose, conduciendo inexorablemente al desarrollo de las diferentes manifestaciones clínicas de los Trastornos de Ansiedad anteriormente descritos, e incluso en no pocas ocasiones los Trastornos de Ansiedad son los verdaderos responsables (latentes y ocultos) de la aparición y desarrollo de otros trastornos asociados como la depresión, los procesos psicosomáticos, los trastornos de la conducta alimentaria o el abuso de sustancias tanto legales (psicofármacos, tabaco y alcohol) como ilegales (cocaína, opiáceos y marihuana) (Puchol, 2003).

Evaluación psicológica (principales instrumentos)
Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad “ISRA”

Este instrumento elaborado por Miguel Tobal y Cano Vindel, trata de conjugar las aportaciones de dos modelos teóricos. Por un lado el modelo interactivo multidimensional de la ansiedad de Endler, y por otro, el modelo tridimensional o de los tres sistemas propuestos por Lang (Iruarrizaga, 1997).

El ISRA presenta un formato S-R y consta de 224 items, formados por la interacción de 22 situaciones y 24 respuestas representativas de los tres sistemas de respuesta. Incluye, además una situación abierta que puede ser descrita por el sujeto, de gran utilidad en la práctica clínica (Iruarrizaga, 1997).

El objetivo del ISRA es posibilitar mediante la valoración de respuestas específicas ante situaciones concretas una evaluación de la reactividad de los tres sistemas de respuesta (cognitivo, fisiológico y motor) así como una medida de cuatro áreas situacionales ligadas a diferencias individuales, estas son: FI ansiedad ante la evaluación, FII ansiedad interpersonal, FIII ansiedad fóbica y FIV ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana (Iruarrizaga, 1997).

El sujeto debe responder a los items de acuerdo con una escala de frecuencia de 5 puntos, donde 0 es “casi nunca” y 4 “casi siempre”, indicando la frecuencia con que aparece cada una de las respuestas ante cada situación (Iruarrizaga, 1997).

El cuestionario ofrece información de las siguientes escalas (Iruarrizaga, 1997):

– Sistemas de respuestas

C: Reactividad cognitiva (respuestas o manifestaciones cognitivas de la ansiedad).

F: Reactividad fisiológica (respuestas o manifestaciones fisiológicas de la ansiedad).

M: Reactividad motora (respuestas o manifestaciones motoras de la ansiedad).

– Áreas situacionales o rasgos específicos:

FI: Ansiedad ante la evaluación

FII: Ansiedad interpersonal

FIII: Ansiedad fóbica

FIV: Ansiedad ante situaciones habituales o de la vida cotidiana.

T: Es una puntuación total, producto de la suma de las puntuaciones de los tres sistemas de respuesta, y ofrece una estimación del nivel general o rasgo general de ansiedad.

Las puntuaciones directas obtenidas en cada escala y en el total pueden ser transformadas en puntuaciones centiles, lo que permite conocer el nivel del individuo en relación a la población de referencia (Iruarrizaga, 1997).

Escala de Hamilton para la Evaluación de la Ansiedad (HRSA)

La escala de Hamilton para la ansiedad (HRSA) es una escala de heteroevaluación (llevada a cabo por un observador externo), propuesta por Hamilton en 1959, que explora el área del estado de ansiedad (interrupción del continuum emocional que se expresa por medio de una sensación subjetiva de tensión, nerviosismo e inquietud y está asociado a la activación del sistema nervioso autónomo) (Hamilton, 1959).

La HRSA representa el prototipo de escala constituida por categorías de síntomas mediante los cuales se explora la ansiedad, la tensión, los síntomas neurovegetativos y los somáticos. Aunque esta escala contiene cuestiones relativas a los ataques de pánico, es utilizada con mayor frecuencia para la evaluación de la ansiedad generalizada. La escala consta de 14 cuestiones, cada una con puntuación de 0 a 4 (Hamilton, 1959).

La evaluación se efectúa mediante una entrevista voluntaria, preguntando al paciente acerca de los síntomas aparecidos la semana precedente (Hamilton, 1959).

La HRSA ha sido diseñada para obtener una valoración cuantitativa de la sintomatología de la ansiedad y se aplica a pacientes diagnosticados con trastorno de ansiedad, para el estudio de la evolución clínica de la enfermedad durante el tratamiento (Hamilton, 1959).

Esta escala no puede utilizarse para el diagnóstico de trastorno de ansiedad, ya que patologías no específicamente ansiosas pueden conducir a puntuaciones elevadas (Hamilton, 1959).

Esta escala es la más sensible para evaluar los efectos del tratamiento en pacientes con ansiedad y, por lo tanto, para evaluar el transcurso de la enfermedad (Hamilton, 1959).

A continuación se muestra la escala (Hamilton, 1959):

Instrucciones: Indique la intensidad con que se cumplieron o no durante el ultimo mes los síntomas que se describen en cada uno de los 14 ítems que conforman este test. Cabe mencionar que la escala es anónima y por ende fomenta la libre expresión.

Datos generales:

Edad: __________________ Puesto: _____________ Genero: ___________

Indicadores de ansiedad

(1) es Ausente

(2) es Intensidad ligera

(3) es Intensidad media

(4) es Intensidad elevada

(5) Intensidad máxima

____ Ansiedad: Preocupación. Pesimismo. Miedo al futuro. Irritabilidad.

____ Tensión: Sensaciones de tensión. Fatiga. Imposibilidad de estar quieto. Reacción de sobresalto. Llanto fácil. Temblores. Sensaciones de incapacidad de esperar.

____ Miedos: A la oscuridad. A los desconocidos. A quedarse solo. A los animales. A la circulación. A la muchedumbre.

____ Insomnio: Dificultades de conciliación. Sueño interrumpido. Sueño no satisfactorio. Con cansancio al despertar. Sueños penosos. Pesadillas.

____ Funciones intelectuales (cognitivas): Dificultad de concentración. Mala memoria.

____ Humor depresivo: Perdida de interés. No disfruta de tiempo libre. Depresión. Insomnio de madrugada. Variaciones anímicas a lo largo del día.

____ Síntomas somáticos musculares: Dolores musculares. Rigidez muscular. Sacudidas musculares. Sacudidas Clónicas. Rechinar de dientes. Voz quebrada.

____ Síntomas somáticos generales: Zumbido de oídos. Visión borrosa. Oleadas de calor y frío. Sensación de debilidad. Sensaciones parestésicas (pinchazos u hormigueos).

____ Síntomas cardiovasculares: Taquicardia. Palpitaciones. Dolor Toráxico. Sensación pulsátil en vasos. Sensaciones de “baja presión” o desmayos Extrasístoles (arritmias cardíacas benignas).

____ Síntomas Respiratorios: Opresión Pretoráxica. Constricción Precordial. Sensación de ahogo o falta de aire. Suspiros. Disnea (dificultad para respirar).

____ Síntomas gastrointestinales: Dificultades evacuatorias. Gases. Dispepsia: dolores antes o después de comer, ardor, hinchazón abdominal, Nauseas, vómitos, constricción epigástrica. Cólicos (espasmos) abdominales Diarrea. Perdida de peso. Estreñimiento.

____ Síntomas genitourinarios: Micciones frecuentes. Micción imperiosa. Amenorrea (falta de periodo menstrual). Metrorragia (hemorragia genital) Frigidez. Eyaculación Precoz. Impotencia. Ausencia de erección.

____ Síntomas del sistema nervioso autónomo: Boca seca. Accesos de enrojecimiento Palidez. Tendencia a la Sudoración. Vértigos. Cefalea (dolor de cabeza) de tensión.

____ Comportamiento del paciente durante el examen: Agitado. Inquieto. Avanza y retrocede. Temblor de manos. Suspiros o taquipnea. Palidez del rostro. Deglución constante.

Es importante mencionar que el ítem de “Comportamiento del paciente durante el examen” debe ser contestado por el evaluador.

State Trait Anxiety Inventory for Adults â?? STAI (inventario de ansiedad estado y rasgo)

Es un inventario de carácter psicométrico que consta de dos escalas que miden facetas diferentes, pero relacionadas, de la ansiedad: el estado y el rasgo. Es de los inventarios más utilizados. La escala de estado debe responderse informando sobre la intensidad con que aparecen en un momento concreto sentimientos o sensaciones de ansiedad (nada, algo, bastante, mucho). La escala de rasgo debe responderse indicando como se siente habitualmente (casi nunca, a veces, a menudo, casi siempre). Los análisis factoriales han mostrado cuatro factores referidos a la presencia o ausencia de ansiedad en cada escala, presencia de estado de ansiedad, ausencia de estado de ansiedad, presencia de rasgo de ansiedad, ausencia de rasgo de ansiedad (Spielberg, 2007).

Fear survey schededule III- FSS III (escala de reconocimiento de miedo)

Esta escala de Wolpe y Lang contiene 76 ítems que miden la intensidad del miedo irracional ante distintos estímulos pertenecientes a distintas categorías: animales, social e interpersonal, lesiones o daño físico, enfermedad, y muerte, ruidos, otras fobias clásicas. El sujeto debe indicar el miedo (donde 0 es nada en absoluto y 4 muchísimo) (Wolpe y Lang, 1964).

El principal propósito del FSS III es la identificación de estímulos y situaciones específicas elicitadoras de miedo o ansiedad, siendo de gran utilidad para la construcción de jerarquías para la desensibilización sistemática. Este instrumento ha sido ampliamente empleado en la investigación sobre desordenes fóbicos y trastornos de ansiedad. Los análisis factoriales realizados reflejan una estructura factorial poco estable, variando en función del sexo y las poblaciones empeladas. Se deben evitar las palabras miedo y temor. Y pedir que valoren el grado en que dicho estimulo o situación les produce inquietud, nerviosismo o tensión (Wolpe y Lang, 1964).

Inventario de Ansiedad de Beck

(Beck Anxiety Inventory) – BAI Beck, A.T.; Brown, G.; Epstein, N. y Steer, R.A. (1988)

El Inventario de Ansiedad Beck (BAI) se desarrolló para abordar la necesidad de un instrumento fiable que discriminara la ansiedad de la depresión al tiempo que mostrara validez convergente. Un instrumento de ese tipo ofrece ventajas clínicas y para fines de investigación sobre medidas de autoaplicación existentes, que no han podido diferenciar la ansiedad de la depresión de manera adecuada (Beck, 1988).

La escala consta de 21 items, cada uno describe un síntoma común de la ansiedad. Se le pide al evaluado que califique que tanto ha padecido cada uno de los síntomas durante la semana anterior en una escala de 4 puntos que van de 0 a 3. Los elementos se suman a continuación para obtener una puntuación total que puede variar de 0 a 63. Posteriormente, esta puntuación se coloca dentro de una escala, que define el nivel de ansiedad que padece el sujeto que contestó la escala. A continuación se muestra el Inventario de Ansiedad de Beck (1988):

NOMBRE Y APELLIDOS:

Edad: Sexo: Fecha:

LISTADO DE ÍTEMS

Señale a la izquierda de cada número según esta escala:

(0) En absoluto.

(1) Levemente, no me molesta mucho.

(2) Moderadamente, fue muy desagradable pero pude soportarlo.

(3) Severamente, casi no pude soportarlo.

1. Hormigueo o entumecimiento.

2. Sensación de calor.

3. Temblor de piernas.

4. Incapacidad de relajarse.

5. Miedo a que suceda lo peor.

6. Mareo o aturdimiento.

7. Palpitaciones o taquicardia.

8. Sensación de inestabilidad e inseguridad física.

9. Terrores.

10. Nerviosismo.

11. Sensación de ahogo.

12. Temblores de manos.

13. Temblor generalizado o estremecimiento.

14. Miedo a perder el control.

15. Dificultad para respirar.

16. Miedo a morirse.

17. Sobresaltos.

18. Molestias digestivas o abdominales.

19. Palidez.

20. Rubor facial.

21. Sudoración (no debida al calor).

Prevención
La ansiedad depende de múltiples factores, tanto situacionales como personales, por lo tanto son muchas las variables sobre las que podemos incidir para conseguir prevenirla o reducirla (Cano, 2002).

A nivel personal y de manera muy general, si tenemos en cuenta ambos tipos de factores (situaciones e individuos) cabría señalar algunas variables importantes sobre las que podemos incidir son (Cano, 2002):

1) La dieta (Cano, 2002):

Conviene comer sano, evitando las comidas que sobrecargan a nuestro organismo con pesadas digestiones u otras consecuencias negativas a corto, mediano o largo plazo (obesidad, colesterol, etc.).

Usar el tiempo de comer como momento de descanso y ruptura con nuestras actividades profesionales.

Es bueno aprovechar la comida para hacer vida social y familiar.

No abusar del alcohol en las comidas.
2) Descanso (Cano, 2002):

Dormir lo suficiente, alrededor de ocho horas.

Tomar vacaciones y fines de semana como tiempo de ocio y descanso.

Fomentar las relaciones sociales como alternativa al trabajo.

Dejar el trabajo en la oficina (tanto los papeles, como las preocupaciones).
3) Ejercicio físico (Cano, 2002):

La práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico ayuda a relajarnos.

Caminar todos los días al menos treinta minutos.

Utilizar las actividades de ejercicio físico para airearnos (naturaleza) y airear nuestros pensamientos charlando relajadamente con familiares o amigos.
4) Organización (Cano, 2002):

La organización del tiempo y de nuestras actividades, estableciendo horarios, es fundamental para poder descansar, no estar preocupados, no sufrir continuos sobresaltos, olvidos importantes, etc.

No llegar tarde a las citas, contando con los pequeños retrasos habituales para estar a tiempo.

Saber seleccionar actividades cuando no podemos hacer todo.
5. Solución de problemas y toma de decisiones (Cano, 2002):

No dejar pasar los problemas, afrontarlos de una manera más activa o más pasiva, pero decidiendo qué es lo mejor en cada caso.

Tomar decisiones siguiendo un proceso lógico: planteamiento del problema, análisis de alternativas (pros y contras), elección de una alternativa. No volver atrás.

No analizar continuamente el problema o las alternativas: esto produce ansiedad.
6. Interpretación de situaciones y problemas (Cano, 2002):

El estrés que nos produce un problema o situación depende de las consecuencias que prevemos, pero a veces exageramos las consecuencias negativas (hipervaloramos la probabilidad de que ocurra algo malo, hacemos un análisis catastrofista de las consecuencias, realizamos una interpretación negativa de una situación ambigua, llevamos a cabo anticipaciones negativas y empezamos a sufrir un problema que no existe, etc.).

Si estamos nerviosos, entender que es natural, la ansiedad es tan natural como el miedo, la alegría o el enfado, y no preocuparnos aún más porque estamos activados o nerviosos.

Actuar con naturalidad, no evitar los problemas, no estar preocupados por lo que los otros puedan pensar de nosotros o de nuestro problema.

Es bueno saber que los demás no perciben nuestros síntomas de ansiedad con la misma intensidad que nosotros los estamos experimentando.

Es bueno pensar que los demás también tienen ansiedad y que cuando nosotros notamos su ansiedad no les condenamos (¿por qué tenemos que ser más severos con nosotros mismos que con otros?).

No añadir elementos accesorios al problema.
7. Atribuciones y autoestima (Cano, 2002):

Si hemos hecho bien una cosa, reconocer nuestra propia autoría y felicitarnos por ello (no ha sido la suerte, sino nuestro esfuerzo y nuestra capacidad).

Si hemos hecho mal una cosa, no deslindarnos de la culpa, reconocer que hemos actuado mal en esta ocasión, analizar nuestros errores y corregirlos, sin culpas, sin pensamientos negativos sobre uno mismo (“esta vez lo he hecho mal, debo corregirlo”).

Es bueno querernos y tratarnos bien.
8. Relaciones con los demás (pareja, amigos, compañeros, familia, etc.) (Cano, 2002):

Reforzar las conductas positivas de las personas de nuestro entorno, con aprobación, halagos, sonrisas, pequeños detalles, etc.

Corregir las conductas negativas de las personas de nuestro entorno, dándoles la información a tiempo y nuestra desaprobación, pero sin problemas, sin culpas, ni otros castigos.

No traer continuamente los problemas del pasado, las culpas de los demás (ya los perdonamos), etc.

Recordar siempre que una pareja en crisis intercambia muchos castigos y pocos refuerzos, justo lo contrario de una pareja sin problemas.
9. Entrenamiento específico en técnicas de control de ansiedad y estrés (Cano, 2002):

Practicar la relajación con cierta frecuencia en los momentos en los que nos encontramos mal, dedicándonos algún tiempo a nosotros mismos.

Leer algún buen libro de autoayuda para aprender a pensar bien, eliminando algunos pensamientos erróneos, ideas irracionales, etc., que nos estresan.

Exponernos poco a poco a las situaciones que nos generan pánico.

Aprender a decir no, cuando nos cuesta mucho, pero sabemos que es mejor decir no.

Practicar nuestras mejores habilidades sociales.

Si tenemos dificultades, y no sabemos poner en marcha estas actividades que nos pueden ayudar a controlar nuestro estrés y a reducir nuestra ansiedad, ponernos en manos de un buen especialista. Si seguimos sus indicaciones, nos ayudará a recuperar el bienestar y la salud.

Delitos relacionados con diversos tipos de violencia sexual

http://www.pesi-amssac.com/abusolegal.html

Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C.
Programa de Educación Sexual Integral – PESI. Sección para padres y madres
Tezoquipa 26, la Joya, Tlalpan, D.F.
Tel. 5573-3460, 5513-7489
www.amssac.org

Resumen de conceptos del Código Penal para el Distrito Federal

Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C.
Programa de Educación Sexual Integral â?? PESI.
Sección para padres y madres.
México, D.F Agosto de 2005

  1. En este apartado aparecen los delitos conforme al Código Penal del Distrito Federal sin las consecuencias de los mismos.
  1. Para conocer las sanciones al respecto, le invitamos a la página correspondiente en el Sistema de Internet de la República Mexicana.
  1. Al educar sobre aspectos legales del abuso sexual, recuerde prevenir tanto el abuso (ser víctima) como la agresión (ser agresor/a).
  1. Recuerde que para lograr una sociedad sexualmente saludable es necesario denunciar y hacer valer las garantías individuales de todas las personas, además del trabajo terapéutico.
  1. Intente enseñar a sus menores que en estos casos, no es solamente cuestión de educación y amabilidad, sino que ciertas conductas se constituyen como delitos.

TÍTULO QUINTO DELITOS CONTRA LA LIBERTAD Y LA SEGURIDAD SEXUALES Y EL NORMAL DESARROLLO PSICOSEXUAL

CAPÍTULO I. VIOLACIÓN

ARTÍCULO 174. Al que por medio de la violencia física o moral realice cópula con persona de cualquier sexoâ?¦
Se entiende por cópula, la introducción del pene en el cuerpo humano por vía vaginal, anal o bucal.
Al que introduzca por vía vaginal o anal cualquier elemento, instrumento o cualquier parte del cuerpo humano, distinto al pene, por medio de la violencia física o moral.

ARTÍCULO 175. Se equipara a la violaciónâ?¦
Realice cópula con persona menor de doce años de edad o con persona que no tenga la capacidad de comprender el significado del hecho o por cualquier causa no pueda resistirlo; o

II. Introduzca por vía anal o vaginal cualquier elemento, instrumento o cualquier parte del cuerpo humano distinto del pene en una persona menor de doce años de edad o persona que no tenga capacidad de comprender el significado del hecho, o por cualquier causa no pueda resistirlo.

CAPÍTULO II. ABUSO SEXUAL

ARTÍCULO 177. Al que sin el propósito de llegar a la cópula ejecute un acto sexual en una persona menor de doce años o persona que no tenga la capacidad de comprender el significado del hecho o que por cualquier causa no pueda resistirlo, o la obligue a observar o ejecutar dicho actoâ?¦

CAPÍTULO III. HOSTIGAMIENTO

HOSTIGAMIENTO SEXUAL
ARTÍCULO 179. Al que acose sexualmente con la amenaza de causarle a la víctima un mal relacionado respecto a la actividad que los vinculeâ?¦

CAPÍTULO IV. ESTUPRO
ARTÍCULO 180. Al que tenga cópula con persona mayor de doce y menor de dieciocho años, obteniendo su consentimiento por medio de cualquier tipo de engañoâ?¦

CAPÍTULO V. INCESTO
ARTÍCULO 181. A los hermanos y a los ascendientes o descendientes consanguíneos en línea recta, que con conocimiento de su parentesco tengan cópula entre síâ?¦

TÍTULO SEXTO DELITOS CONTRA LA MORAL P�BLICA

CAPÍTULO I. CORRUPCIÓN

CORRUPCIÓN DE MENORES E INCAPACES
ARTÍCULO 183. Al que por cualquier medio, procure, induzca o facilite el que una persona menor de edad o quien no tenga la capacidad para comprender el significado del hecho, realice actos de exhibicionismo corporal, lascivos o sexuales, prostitución, ebriedad, consumo de drogas o enervantes, prácticas sexuales o a cometer hechos delictuososâ?¦

CAPÍTULO II. PORNOGRAFÁ INFANTIL

ARTÍCULO 187. Al que por cualquier medio procure, facilite o induzca a una persona menor de edad, a realizar actos de exhibicionismo corporal o sexuales, con el objeto de videograbarla, fotografiarla o exhibirla a través de mediosâ?¦

TÍTULO D�CIMO DELITOS CONTRA LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS

CAPÍTULO Ã?NICO. DISCRIMINACIÓN

ARTÍCULO 206. â?¦Al que, por razón de edad, sexo, embarazo, estado civil, raza, precedencia étnica, idioma, religión, ideología, orientación sexual, color de piel, nacionalidad, origen o posición social, trabajo o profesión, posición económica, características físicas, discapacidad o estado de salud:

I. Provoque o incite al odio o a la violencia;
II. Veje o excluya a alguna persona o grupo de personas; o
III. Niegue o restrinja derechos

TÍTULO TERCERO DELITOS DE PELIGRO PARA LA VIDA O LA SALUD DE LAS PERSONAS

CAPÍTULO II PELIGRO DE CONTAGIO

ARTÍCULO 159. Al que sabiendo que padece una enfermedad grave en período infectante, ponga en peligro de contagio la salud de otro, por relaciones sexuales u otro medio transmisible, siempre y cuando la víctima no tenga conocimiento de esa circunstanciaâ?¦

LA DENUNCIA

Sigue siendo un proceso complejo en nuestro País. Sin embargo, es necesario denunciar.
Al denunciar, no solamente es importante que quien agredió reciba una sentencia, sino que al hacerlo usted demuestra a su menor que le cree, que no es culpable de lo que sucedió y que tiene derecho a hacer valer sus garantías individuales.

PARA DENUNCIAR

Es necesario acudir a las
â??Agencias especializadas en delitos sexualesâ?.

AGENCIAS ESPECIALIZADAS EN DELITOS SEXUALES

En servicio 24 horas, todos los días. Atendido por mujeres
Agencia 5
Telecomunicaciones esquina Calle 3, Col. Tepalcates. Delegación Iztapalapa.                 Tel: 5345-5656
Agencia 46
Vicente Eguía y Parque Lira, Col. Ampliación Daniel Garza. Delegación Miguel Hidalgo.       Tel: 5346-8240/8213.

AGENCIAS ESPECIALIZADAS EN DELITOS SEXUALES

Agencia 47
Tecualipan y Zompantitla, Col. Romero de Terreros Delegación Coyoacán. Tel: 5200-9348/5200-9372

Agencia 48
Fco. del Paso y Troncoso esq. Fray Servando Teresa de Mier. Colonia Jardín Balbuena. Del. Venustiano Carranza. Tel: 5345-5830/5345-5832

Agencia 49
5 de Febrero y Vicente Villada, Col. Aragón La Villa Delegación Gustavo A. Madero. Tel: 5346-8093/8037

SITIOS RELACIONADOS

http://www.elbalero.gob.mx/index_esp.html

Esta es una página del Gobierno. Además de haber temas interesantes para niños/as, puede entrar a la sección de padres y buscar a la â??Policía cibernéticaâ?, para realizar quejas sobre páginas de internet pornográficas o inadecuadas que aparecen sin ser solicitadas u otros.

http://www.asambleadf.gob.mx/Marco_Leg/codigos/penal/MLcdcpdf_22jul05.htm

En esta página puede encontrar el Código Penal completo para el Distrito Federal.
Nuevo Código Penal para el Distrito Federal
Esta es una versión word del Código Penal para el Distrito Federal, bajada en septiembre de 2005.             

Tríptico Abuso Sexual Mujeres ( Gabinete psicopedagógico, UGR)

Fuente: Gabinete Psicopedagógico, Universidad de Granada (España)
Enlace: http://www.ugr.es/~ve/pdf/abuso.pdf

¿Qué es el abuso sexual?

El abuso sexual comprende cualquier forma de contacto sexual con fuerza o intimidación, cuando la persona se halle privada de razón o sentido, o sea menor de 12 años. Los actos en los que se puede manifestar el abuso son muy variados, y pueden implicar desde tocamientos obscenos hasta la penetración.
El abuso puede ser perpetrado por cualquier persona independientemente de su sexo, pero con frecuencia el perfil se aproxima al de un varón conocido de la víctima. De hecho, la agresión por parte de un amigo, compañero o pareja es el más frecuente entre la población universitaria (de un 35 a un 70% de los casos).

¿Cómo afecta a la vida cotidiana?

La agresión sexual es una experiencia difícil, y como tal se puede reaccionar ante ella de muchas formas. Aunque cada persona y situación es única, las siguientes son reacciones normales tras un asalto:

· Shock emocional: â??Me siento tan abatida. ¿Por qué estoy tan tranquila? ¿Por qué no puedo llorar?â?

· Incredulidad: â??¿Esto ha pasado realmente? ¿Por qué a mí?â?

· Vergüenza: â??¿Qué pensará la gente? No puedo decírselo a mi familia o a mis amigos.â?

· Asco: â??Me siento tan sucia, hay algo extraño dentro de mí. Necesito lavarme las manos y ducharme todo el tiempo.â?

· Depresión: â??Me siento tan desvalida. Tal vez estaría mejor muerta.â?

· Ineficacia: â??¿Retomaré el control de mi vida en algún momento?â??

· Desorientación: â??No sé realmente qué día es hoy, o a qué clase tengo que ir. Soy incapaz de recordar mis compromisos.â?

· Reexperimentación: â??Sigo pensando en lo sucedido. Aún lo revivo. Veo su cara todo el tiempo.â?

· Negación: â??Aquello no fue realmente una violación.â?

· Miedo: â??Estoy asustada de todo. ¿Y si me he quedado embarazada? ¿Y si me ha contagiado de alguna enfermedad? No puedo    dormir porque tengo pesadillas. Tengo miedo de ir fuera, de quedarme sola…â?

· Ansiedad: â??Sufro ataques de pánico. ¡No puedo respirar! No puedo dejar de moverme. Soy incapaz de quedarme quieta en clase.â?

· Odio: â??¡Desearía que la persona que me atacó estuviera muerta!â?

· Tensión o malestar corporal: â??Con frecuencia me duele la cabeza, el estómago, la espalda… Me siento nerviosa y no tengo ganas de comer.â?

· Culpabilidad: â??Me siento como si hubiese sido mi error, quizá hiciera algo para que esto pasara.â?


¿Qué puedo hacer en caso de sufrir una agresión sexual?

Si acabas de ser víctima de un acto de abuso sexual

· Resguárdate en un sitio seguro.

· Contacta con alguien que pueda ayudarte: un familiar, un amigo, la policía (091)…

· No te duches, no te cambies de ropa ni bebas o comas. Eso puede destruir pruebas físicas importantes si decides denunciar al agresor.

· Pide atención médica. Puedes tener heridas ocultas y además los médicos te ayudarán a prevenir la posibilidad de quedarte embarazada o de contraer enfermedades infecciosas.

· Escribe todo cuanto recuerdes sobre lo sucedido, con todos los detalles posibles. Esto puede ayudar a tu propio proceso de recuperación y en cualquier acción legal que decidas emprender.


Estrategias para afrontar la vida tras la agresión

· Obtén apoyo de amigos y familiares. Trata de identificar aquella gente en la que puedes confiar para compartir tus sentimientos y reafirmar tus avances en el proceso de afrontamiento.

· Habla sobre la agresión y expresa tus sentimientos. Escoge el momento, lugar y compañía con la que hablar de lo sucedido.

· Utiliza técnicas de relajación. Puedes probar con ejercicio físico como el footing, aeróbic… o técnicas de relajación como el yoga, masajes, baños calientes…

· Mantén una dieta equilibrada y respeta tu ciclo de sueño tanto como sea posible. Evita abusar de estimulantes como la cafeína o la nicotina.

· Descubre tu lado creativo. El juego y la creatividad son importantes para afrontar los malos momentos.

· Tómate pequeños respiros. Date la posibilidad de tomar momentos para reflexionar y relajarte, especialmente cuando te sientas estresada o insegura.

· Trata de leer. La lectura puede ser una actividad relajante.

· Considera la posibilidad de escribir un diario como forma de expresar pensamientos y sentimientos.

· Libera parte del daño y el sentimiento de odio de formas saludables: escribe una carta a tu agresor contándole cómo te sientes sobre lo acontecido. Siempre puedes mandar la carta o no.

· Abraza a aquellos que amas. El abrazo hace que nuestro cuerpo libere de forma natural analgésicos contra el dolor.

· Recuerda que estás segura, incluso si sientes lo contrario. La agresión ya pasó. Puede que pienses que el malestar va a durar toda la vida, pero con el tiempo te sentirás mejor.

Recursos a tu alcance

Fondo para la prevención de la violencia de género
www.fundacionmujeres.es/fondo/violencias/violencias.htm

Información para la mujer (24 h)
900 200 999

Mujeres maltratadas
900 100 009

Servicio de orientación e información para mujeres
900 191 010

Centro de la Mujer
958 259 351

Comisaría de policía. Servicio de Atención a la Mujer
958 808 000

Instituto Andaluz de la Mujer
958 290 303 / 958 209 304 /958 22 14 17

Centro Asesor de la Mujer Granada
958 25 59 11

Asociación de Mujeres Víctimas de Malos Tratos Granada
958 29 25 03

Si deseas obtener más información sobre éste u otros temas,
la oferta de talleres o de cómo recibir atención individual,
acércate al GPP.
Hospital Real s/n
958 24 85 01 · 958 24 63 88
www.ugr.es/~ve/gpp.html
gpp2@ugr.es

Abusos Sexuales

Fuente: La Cuarta (Chile)
http://www.lacuarta.cl/diario/2004/01/10/10.06.4a.CRO.PARASERVIRLE.html

Abusos Sexuales

¿Qué se entiende legalmente como abuso sexual?

– La definición legal de abuso sexual se encuentra en el artículo 366 del Código Penal que señala: “Para los efectos de los dos artículos anteriores, se entiende por acción sexual cualquier acto de significación sexual y de relevancia realizado mediante contacto corporal con la víctima, o que haya afectado los genitales, el ano o la boca de la víctima, aun cuando no hubiere contacto corporal”.

En este marco, debemos entender que el abuso sexual es un delito que afecta la libertad sexual de las personas, ya que implica la realización de cualquier conducta de connotación sexual ejercida por una persona en contra de otro, sea hombre o mujer, de cualquier edad y con el ánimo o intención de provocarse excitación, o satisfacer su propio deseo sexual.

¿El abuso sexual es necesariamente una violación, es igual a ella o es distinta?

– En términos estrictamente legales el abuso sexual constituye un delito por sí solo, descrito y sancionado en nuestro Código Penal en forma independiente de la violación.
La diferencia que existe entre ambos delitos radica en que, para hablar de violación, es necesario que la persona afectada halla sufrido la penetración anal, bucal o vaginal por parte del agresor. El abuso sexual, en cambio, consiste en tocaciones corporales con carácter sexual.


¿Quiénes son los que cometen -comúnmente- abuso sexual y quiénes son los que se ven afectados?

– En su mayoría los abusos sexuales son perpetrados por conocidos de las víctimas, frecuentemente por familiares. Estas son personas de confianza que se aprovechan de su posición de poder respecto de la víctima ya sea emocional o económicamente. En este tipo de casos, los agresores se muestran como personas amables y correctas moralmente.

¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de un abuso sexual?

– Existen consecuencias a corto y a largo plazo. A corto plazo, la persona puede presentar síntomas de daño emocional muy severo, los cuales cambian según la edad del afectado. Los niños, por ejemplo, suelen mostrar un comportamiento alterado, ya sea muy violento o muy inhibido, también suelen sufrir enuresis (hacerse pipí) o mostrar, en los casos más extremos, conductas sexuales inapropiadas para la edad. A largo plazo, y sobre todo cuando no hay tratamiento psicológico, el daño se produce severamente en la autoestima y en la capacidad de vincularse con otras personas. Sin embargo, en todos los casos la gravedad del daño depende del tiempo al cual la persona estuvo sometida al abuso sexual y el tipo de vínculo que tiene con el agresor.

¿Cómo detectar a una persona que ha sido abusada sexualmente y que tiene miedo a denunciar?

– Es una tarea de todos la detección de un abuso sexual, especialmente de aquellos que están más cerca de los niños, es decir, los padres, profesores, profesionales de la salud, etc. La manera para detectar es estar atentos a los cambios de conducta de los niños, y consultar a un profesional apenas exista la sospecha.

¿A quien debo recurrir ante un delito de este tipo?

– Los organismos encargados de recibir las denuncias por este tipo de delitos son: Carabineros, Tribunal del Crimen competente (la que se determina por el lugar- comuna en que se comete el delito) o Ministerio Público en las regiones en que se ha implementado la Reforma Procesal Penal. También puede acercarse a cualquier organismo público relacionado con el tema y que le dará la orientación que necesita (hospitales, consultorios de salud, municipalidades, consultorios de la Corporación de Asistencia Judicial, etc.).

Primeros Auxilios Psicológicos

Primeros Auxilios Psicológicos
Modelo para Intervenir en Crisis
Enfoque Terapéutico de Urgencia y Breve

INTRODUCCIÓN
Una de las problemáticas de salud pública más compleja para su abordaje, es aquella relacionada con los padecimientos de salud mental de la población. Lograr que ésta alcance los niveles deseables para una buena interacción de los individuos, es una tarea constante de las instituciones oficiales, de organismos gubernamentales y de profesionales independientes que ofrecen servicios asistenciales y terapéuticos. Para ello, la participación de los profesionales de la salud y de la educación debe ser atingente e inmediata para evitar problemáticas cada vez más graves.
La salud mental, definida como “el derecho y compromiso de toda persona, familia o grupo para manifestar sus capacidades biomédicas, psicoafectivas y socioculturales, e interactuar en su entorno, de vida cotidiana, de manera satisfactoria” (García, J.C., 1996), es un asunto que nos compromete a participar activamente en la prestación de los servicios profesionales y asistenciales. Implica incorporar diversas herramientas de trabajo, estrategias y aplicaciones inmediatas, en el ámbito clínico, laboral, religioso y educativo, coadyuvando a la prevención de trastornos emocionales de mayores proporciones.
En la actualidad, la exigencia de ofrecer más y más servicios de salud mental ha llevado, a los profesionales de la psicología, a plantear formas de intervención breves y rápidas con el propósito de atender una demanda poblacional que se incrementa día a día. Considerando la escasez de personal competente para responder de manera inmediata y atingente, se ha trabajado en la formación de profesionales que intervengan en momentos de crisis emocional, dando como resultado, el material que a continuación se describe.
Los Primeros Auxilios Psicológicos han tenido un proceso conceptual evolutivo y construccionista de poco tiempo. En la Ciudad de Santiago de Querétaro, Querétaro, México, desde el año de 1995 se han compilado materiales y se procura la formación de especialistas que ofrezcan una intervención urgente y un tratamiento corto a personas que pasen por una situación emocional crítica. Las bondades del Modelo propuesto permite ser utilizado, como primera ayuda emocional, por personas que no cuenten con una formación profesional en el área de la salud mental; esto es, por maestros, orientadores, padres de familia y jóvenes. El procedimiento de ayuda, utilizado por este grupo poblacional, tiene sus delimitaciones para proteger el mal uso del modelo y sólo se destacan elementos básicos para la primera ayuda emocional: Los Primeros Auxilios Emocionales.
LAS CRISIS
En determinado momento de la vida, de casi todos los seres humanos, se presentan una serie de sucesos que llevan a enfrentar un estado de crisis emocional, la cual, de no ser resuelta adecuadamente, los ubicaría en riesgo de padecer graves problemas psicológicos. La intervención con el uso de Primeros Auxilios Psicológicos resulta tan atingente como la de un paramédico cuando procede a detener una hemorragia arterial y deja a posteriori, un tratamiento de recuperación de hemoglobina.
Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por una incapacidad del sujeto para manejar (emocional y cognitivamente) situaciones particulares, utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y obtener un resultado radicalmente positivo o negativo.
Una persona que atraviesa por un estado de crisis se encuentra en una etapa vitalmente importante para continuar el curso de su vida. No importa qué tipo de crisis sea, el evento es emocionalmente significativo e implica un cambio radical en su vida. El individuo enfrenta un problema ante el cual sus recursos de adaptación, así como sus mecanismos de defensa usuales no funcionan. El problema rebasa sus capacidades de resolución y por lo mismo se encuentra en franco desequilibrio. Como resultado de todo esto la persona experimenta una mayor tensión y ansiedad, lo cual la inhabilita aún más para encontrar una solución.
La intervención llevada a cabo por profesionales de la Salud Mental, puede ofrecer una ayuda inmediata para aquellas personas que atraviesan por una crisis y necesitan restablecer su equilibrio emocional.
Se trata, generalmente, de una terapia breve cuyo principal objetivo es dar apoyo ayudando a la persona en el preciso momento en que ésta lo requiere o solicita. La teoría está basada en los trabajos de Lindemann y Caplan, posteriormente fueron ampliados, desarrollados y modificados por L Rapaport, N Parad, D Kaplan, Jacobson, M. Strickler y P. Sifineos. El modelo de intervención en crisis es planteado por Slaikeu, retomado por autores de la terapia cognitiva conductual de urgencia: Ruiz Sánchez, Imbernón González y Cano Sánchez. Actualmente conocemos los trabajos latinoamericanos sobre la psicología de emergencia y por el Centro de Intervención en Crisis de Jalisco (México) coordinado por el Mtro. José Francisco Gutiérrez Rodríguez. El presente documento es una actualización de dichos aportes realizada para difundir los Primeros Auxilios Psicológicos en la Ciudad de Querétaro (México), a cargo del Psicólogo Juan Carlos García Ramos y Colaboradores. .
De la escuela psicoanalítica se desprende la idea de que existe un equilibrio que involucra varias fuerzas y que mantiene la homeostasis. Los aportes a la teoría de la Intervención en Crisis señalan que, los patrones de procesos psicológicos no son estáticos, sino que están en constante cambio desde que una persona nace hasta que muere. Estos procesos forman un continuo el cual puede ser comprendido más fácilmente si se hace un examen transversal en diversos puntos de éste.
De la escuela cognitivista se toman los conceptos del énfasis en las áreas fuertes y el potencial de crecimiento que tiene cada individuo.
Erick Erickson propuso el concepto de que la crisis no solamente contiene un potencial patológico sino que también es una oportunidad de crecimiento y desarrollo. De manera que a la vez que la crisis representa un riesgo, también implica una oportunidad.
Las aproximaciones teóricas de Lindemann permitieron desarrollar las técnicas de Intervención en Crisis. Dichas aproximaciones se refieren al mantenimiento de la Salud Mental y a la prevención de la desorganización emocional; está basado en el estudio sobre una comunidad, en donde se observaron las reacciones y disturbios emocionales subsecuentes a determinados eventos sociales.
Lindemann y Caplan establecieron un programa de Salud Mental en el área de Harvard precisaron los aspectos más importantes de la Salud Mental: el estado del yo, la etapa de maduración en la que se encuentre y la cualidad de su estructura de personalidad. Así mismo, menciona que para evaluar dichos aspectos del yo, es necesario basarse en las siguientes áreas:
1.- La capacidad de la persona para tolerar el estrés y la ansiedad, sin perder el equilibrio.
2.- El grado que tiene la persona para reconocer la realidad y enfrentar los problemas.
3.- El repertorio de mecanismos que tiene la persona y que mantienen su equilibrio biopsicosocial.
Caplan propone que todos los elementos que componen la vida emocional de los seres humanos, pueden ser evaluados para efectos de prevención en Salud Mental. Las demandas materiales, físicas y sociales, así como las necesidades, los instintos y los impulsos del individuo, deben todos de considerarse determinantes de la conducta.
Estos puntos son las situaciones críticas que suceden durante la vida de una persona y que tienen el potencial de mejorarla o empeorarla. Una crisis es la respuesta a eventos peligrosos y es vivida como un estado doloroso. Es por esto que tiende a movilizar reacciones muy poderosas para ayudar al sujeto a aliviar su malestar y a recuperar el equilibrio que existía antes del inicio de la crisis. Si esto sucede, la crisis puede ser superada y además la persona aprende a emplear nuevas reacciones adaptativas que le pueden servir en el futuro.
Además, es posible que al resolver la crisis, la persona se sienta en un mejor estado mental y emocional que el que tenía antes de la crisis.
PRINCIPIOS CLINICOS DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS
â?¢ Oportunidad: La terapia breve de urgencia con tiempo limitado, es el tratamiento que se elige en situaciones de crisis; el proceso de ayuda para que las personas puedan recuperar el equilibrio después del incidente puede tomar de 1 a 6 semanas (Caplan,1964). Puesto que la experiencia de crisis es un periodo de alto riesgo para la persona como para su familia, se requiere que la ayuda esté disponible de modo inmediato y en una ubicación de fácil acceso. El énfasis en la oportunidad se calcula para reducir el peligro y, al mismo tiempo, para capitalizar la motivación del paciente para hallar un nuevo planteamiento (lo mismo de actitud que conductual) para enfrentarse con las circunstancias de la vida.
â?¢ Metas: ayudar a la persona a recuperar un nivel de funcionamiento equilibrado que tenía antes del incidente que precipitó la crisis o potencialmente creativo que le permita superar el momento crítico.
â?¢ Valoración: Es importante que la valoración abarque tanto la fortaleza como la debilidad de cada una de los sistemas (CASIC) implicados en la crisis. La información acerca de qué está mal en la vida de una persona (como el desmoronamiento de la relación matrimonial) se complementa con la información acerca de qué es aún funcional (como un sistema red de amigos). Las fuerzas y recursos sociales pueden y deben utilizarse para ayudar a una persona a arreglárselas con la crisis.
INTERVENCIÓN DE PRIMERA Y SEGUNDA INSTANCIA
Podemos comenzar por describir los Primeros Auxilios Psicológicos, o de intervención en crisis, de primera instancia, que abarca la asistencia inmediata y de modo usual lleva sólo una sesión. Los Primeros Auxilios Psicológicos pretenden de manera primordial proporcionar apoyo, reducir el peligro de muerte y enlazar a la persona en crisis con los recursos de ayuda. Aún más esto puede y debería ejecutarse por parte de las personas que perciban la necesidad primero, en el momento y lugar en que aquella surge. Se puede instruir a los hijos o estudiantes, del mismo modo que ahora sabe dar primeros auxilios físicos en situaciones de urgencia.
La intervención en crisis de segunda instancia o terapia para crisis, por otra parte, se refiere a un proceso terapéutico breve que va más allá de la restauración del enfrentamiento inmediato y, en cambio, se encamina a la resolución de la crisis de manera que el incidente respectivo se integre a la trama de la vida. El efecto que se desea para el individuo es que emerja listo y mejor preparado para encarar el futuro.

CARACTERÍSTICAS INTERVENCIÓN EN CRISIS DE 1ª. INSTANCIA:
PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÃ?GICOS INTERVENCIÓN EN CRISIS
DE 2ª INSTANCIA:
TERAPIA MULTIMODAL
¿Por cuánto tiempo? De minutos a horas. De semanas a meses.
¿Por parte de quién? Protectores de vanguardia (Padres de familia, policía, clero, abogados, médicos, enfermeras trabajadores sociales, maestros, estudiantes lideres, supervisores, etc.) Psicoterapeutas y orientadores terapeutas (Formación en Salud Mental: psicología, psiquiatría, trabajo social, consejería pastoral, enfermería, orientadores vocacionales, etc.)
¿Dónde? Ambientes comunitarios: hospitales, iglesias, hogares, escuelas, ambientes de trabajo, líneas telefónicas de urgencia, etc. Ambientes para terapia/orientación: clínicas, centros de salud mental, centros abiertos al público, iglesias, oficina escolar, etc.
¿Cuáles son las metas? Restablecer el enfrentamiento inmediato: dar apoyo de contención; reducir la mortalidad y enlazar con recursos profesionales de ayuda (Terapia Multimodal o Asistencia Médica). Resolver la crisis, reelaborar o translaborar el incidente de crisis; integrar el incidente de trauma de vida; establecer la apertura/disposición para afrontar el futuro.
¿Cuál es el procedimiento? Los cinco componente de los primeros auxilios psicológicos. Terapia multimodal para crisis (CASIC).
MODELO PARA INTERVENIR EN CRISIS

I. INTERVENCIÓN DE PRIMERA INSTANCIA
PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÃ?GICOS
METAS: La meta principal de los primeros auxilios psicológicos es restablecer el enfrentamiento inmediato. El objetivo primario es auxiliar a la persona a dar pasos concretos hacia el afrontamiento con la crisis, lo cual incluye el control de los sentimientos o los componentes subjetivos de la situación, y comenzar

el proceso de solución del problema.

Existen tres submetas:
1. Proporcionar apoyo: Significa permitir que la persona hable para compartir la cordialidad e interés y proporcionar una atmósfera en la que el temor y la ira puedan expresarse. También se busca reforzar la seguridad en la persona, que sólo está consciente de su propia debilidad durante la crisis.
2. Reducir la mortalidad: Se dirige a la salvación de vidas y la prevención del daño físico durante las crisis; es necesario entonces, tomar medidas para hacer mínimas las probabilidades destructivas y desactivar la situación crítica. Esto puede implicar el deshacerse de las armas, arreglar el contacto sostenido de un amigo de confianza por algunas horas, conversar con la persona que pasa por una situación tensionante o, en algunos casos, iniciar el traslado a la hospitalización de urgencias.
3. Proporcionar enlace con fuentes de asistencia: Antes que tratar de resolver el problema completo de manera inmediata, el asistente fija con precisión las necesidades fundamentales y entonces realiza una remisión adecuada a algún otro asistente o agencia. Algunas veces esta remisión individual es de tipo breve (terapia para crisis). Otras veces, la misma será para asistencia legal o auxilio de parte de una agencia del Ministerio Público o Procuraduría. En cualquier caso, la línea de fondo en los Primeros Auxilios Psicológicos es proporcionar un enlace apropiado, de manera que la persona pueda comenzar a dar pasos concretos hacia la translaboración de la crisis.
5 COMPONENTES DE LOS PRMEROS AUXILIOS PSICOLÃ?GICOS:
1. Realización del contacto psicológico: Se define este primer contacto como empatía o “sintonización” con los sentimientos de una persona durante una crisis. La tarea primaria es escuchar cómo la persona en crisis visualiza la situación y se comunica cualquiera que sea el entendimiento que surja. A si mismo, se debe invitar a la persona a hablar, escuchar lo mismo de lo que paso (los hechos) y la reacción de la persona ante el acontecimiento (sentimientos), establecer lineamientos reflexivos, y así cuando los sentimientos están presentes de manera obvia (señales no verbales).
Existen varios objetivos para la realización del primer contacto psicológico, el primero es que la persona sienta que la escuchan, aceptan, entienden y apoyan, lo que a su vez conduce a una disminución en la intensidad de la ansiedad; el contacto psicológico sirve para reducir el dolor de estar solo durante una crisis, pero en realidad se dirige a algo más que esto.
2. Analizar las dimensiones del problema: La indagación se enfoca a tres áreas: pasado inmediato, presente y futuro inmediato. El pasado inmediato remite a los acontecimientos que condujeron al estado de crisis (como la muerte de un ser querido, el desempleo, heridas corporales o la separación del cónyuge). La indagación acerca de la situación presente implica las preguntas de “quién, qué, dónde, cuándo, cómo”; se requiere saber quién está implicado, qué pasó, cuando, etc. El futuro inmediato se enfoca hacia cuáles son las eventuales dificultades para la persona y su familia; por ejemplo: las necesidades que puede tener un adolescente para pasar la noche o la semana, después de haberse fugado de la casa.
3. Sondear las posibles soluciones: Implica la identificación de un rango de soluciones alternativas tanto para las necesidades inmediatas como para las que pueden dejarse para después, identificadas de manera previa. Esto es llevar a la persona en crisis a generar alternativas, seguido de otras posibilidades. Una segunda cuestión es la importancia de analizar los obstáculos para la ejecución de un plan en particular.
4. Asistir en la ejecución de pasos concretos: Implica ayudar a la persona a ejecutar alguna acción concreta, el objetivo es en realidad muy limitado: no es más que dar el mejor paso próximo, dada la situación. El interventor tomará un actitud facilitadora o directiva en la ayuda al paciente para tratar con la crisis.
5. Seguimientos para verificar el progreso. Implica el extraer información y establecer un procedimiento que permite el seguimiento para verificar el progreso. El seguimiento puede suceder mediante un encuentro cara a cara o por teléfono. El objetivo es ante todo completar el circuito de retroalimentación, o determinar si se lograron o no las metas de los Primeros Auxilios Psicológicos: el suministro de apoyo, reducción de la mortalidad y cumplimiento del enlace con fuentes de apoyo.

¿QUE HACER? Y ¿QUE NO HACER? EN LOS
PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÃ?GICOS
COMPONENTES QUÃ? HACER QUÃ? NO HACER

1.Contacto Escuchar de manera cuidadosa refleja sentimientos y hechos.
Comunicar aceptación. Contar tu “propia historia”
Ignorar sentimientos o hechos
Juzgar, regañar o tomar partido
2.Dimensiones
del problema Plantear preguntas abiertas
Llevar a la persona a una mayor claridad
Evaluar la mortalidad Depender de preguntas de si/no
Permitir abstracciones continuas.
Soslayar las señales de “peligro”
Dar la razón del “problema”
3.Posibles soluciones Alentar la lluvia de ideas
Trabajar de manera directa por bloques
Establecer prioridades Permitir la visión de pasar por un túnel
Dejar obstáculos sin examinar
Permitir una mezcolanza de necesidades
4.Acción concreta Dar un paso cada vez
Establecer metas específicas de corto plazo
Confrontar cuando sea necesario
Ser directivo, sólo sí debes serlo Intentar resolverlo todo ahora
Tomar decisiones que comprometan por largo tiempo
Ser tímido o prometer cosas
Retraerse de tomar decisiones cuando parezca necesario
5.Seguimiento Hacer un convenio para recontactar
Acordar un segundo encuentro
Evaluar los pasos de acción Dejar detalles en el aire o asumir que el paciente continuará la acción de plan por sí mismo
Dejar la evaluación a alguien más

II. INTERVENCIÓN DE SEGUNDA INSTANCIA
Terapia multimodal para crisis
Concepto: Se define como la traslaboración del incidente de crisis de modo que éste se integre de manera funcional en la trama de la vida, para dejar al paciente abierto, antes que cerrado, para encarar el futuro. La terapia multimodal evalúa cada caso en sus cinco áreas y sus relaciones mutuas. Dependiendo del tipo de relación que se establezca entre ellas y de su secuencia de funcionamiento o activación se buscará una estratégica de tratamiento adecuado.
Para el uso de este tipo de terapia, se sostiene que los trastornos psicológicos provienen con frecuencia de maneras erróneas del pensar concretas y habituales, o sea, son producto de “distorsiones cognitivas”. Estas, a su vez, derivan a creencias personales o significados subjetivos a menudo aprendidos en las etapas anteriores (generalmente infantil) de vida, apareciendo de manera inconciente sin que la persona se percate del rol que esta asumiendo.
LOS 5 SUBSISTEMAS DE LA PERSONA: PERFIL CASIC
MODALIDAD VARIABLES / SUBSISTEMAS
________________________________________
SISTEMA
Conductual Actividades y conductas manifiestas. Patrones de trabajo, interacción, descanso, ejercicio, dieta (hábitos de comida y bebida), comportamiento sexual, hábitos de sueño, uso de drogas y tabaco; presencia de cualquiera de los siguientes: actos suicidas, homicidas o de agresión. Habilidades para resolver conflictos o salir de situaciones de gran tensión. Gama de conductas agradables (reforzantes) y desagradables (aversivas).
Afectiva Emociones sentidas con más frecuencia. Sentimientos acerca de cualquiera de los comportamientos citados arriba; presencia de ansiedad, ira, alegría, depresión, temor, etc; adecuación, distorsión o negación de los afectos a las circunstancias. ¿se expresa o se ocultan los sentimientos?
Somática Funcionamiento físico general, salud, enfermedades relevantes actuales y pasadas. Sensaciones placenteras o dolorosas experimentadas. Influencia del consumo de sustancias y alimentos Presencia o ausencia de tics, dolores de cabeza, malestares estomacales y cualquier otro trastorno somático; el estado general de relajación/tensión; sensibilidad de la visión, el tacto, el gusto, la percepción y el oído.
Interpersonal Naturaleza (asertiva o conflictiva) de las relaciones con otras personas: la familia, los amigos, los vecinos, los compañeros de escuela o trabajo; identificación de síntoma sistémico; fortalezas y problemas interpersonales, número de amigos, frecuencia del contacto con ellos y con los conocidos; Habilidades sociales, papel asumido con los distintos amigos íntimos (pasivo, independiente, líder, como un igual); estilo de la resolución de conflictos (asertivo, agresivo, aislado); estilo interpersonal básico (congeniante, suspicaz, manipulador, explotador, sumiso, dependiente)
Cognoscitiva Manera de dormir y sueños diurnos y nocturnos usuales; representaciones mentales distorsionada acerca del pasado o el futuro; autoimagen; metas vitales y las razones para su validez; creencias religiosas; filosofía de la vida; presencia de cualquiera de los siguientes pensamientos: catastrofización, sobregeneralización, delirios, alucinaciones, hablarse a sí mismo de manera irracional, racionalizaciones, idealización paranoide; actitud general (positiva/negativa) hacia la vida. Expectativas sobre la terapia y atribuciones de cambio. Recuerdos, ideas e imágenes incomoda recurrentes.

FUNCIONAMIENTO CASIC PREVIO A LA CRISIS
Una breve historia acerca del desarrollo es necesaria, a fin de apreciar de modo completo la desorganización y el desequilibrio que sigue a un incidente precipitante particular, lo mismo si es un golpe severo aislado, como la pérdida de un ser querido o una relativamente menor es la gota que derrama el vaso después de una acumulación de tensiones.
La valoración de funcionamiento CASIC de la persona, inmediatamente anterior a la crisis incluye el énfasis en lo siguiente:
1. Los medios anteriores para enfrentar y resolver problemas
2. Los recursos personales y sociales más patentes
3. Las fortalezas y debilidades más notables en el funcionamiento CASIC
4. Conflictos irresueltos o asuntos inconclusos que pudieran reactivarse por el incidente
5. Relativa satisfacción o insatisfacción con la vida
6. La etapa del desarrollo previa a la crisis
7. Excedentes y carencias en cualquiera de las áreas de funcionamiento CASIC
8. Metas y estructuras vitales para lograr objetivos
9. Bondad del ajuste entre el estilo de vida y los suprasistemas familia, grupos sociales, la comunidad, la sociedad, instituciones
10. Otras tensiones anteriores al incidente
Los supuestos personales son la forma en que la persona da sentido y significado a su experiencia pasada, actual y expectativas futuras. Estos supuestos personales permanecen “inactivos o dormidos” a lo largo del tiempo en la memoria, y ante determinadas situaciones desencadenantes (p.e. una enfermedad física, un acontecimiento importante en la vida personal) se “activan o despiertan” y actúan a través de situaciones concretas produciendo a menudo determinados errores del pensamiento (distorsiones cognitivas) que a su vez se relacionan recíprocamente con determinados estados emocionales y conductas.
Las distorsiones cognitivas se expresan a través de las cogniciones de las personas (pensamientos e imágenes conscientes y preconscientes) que aparecen en las situaciones donde hay una intensa alteración emocional (p.e. ansiedad, rabia o depresión) y trastornos de conducta (p.e. conducta de escape fóbica o problemas de relación de pareja). A estas cogniciones se les denominan “pensamientos automáticos”

FUNCIONAMIENTO CASIC DURANTE LA CRISIS
El principal objetivo aquí es determinar (evaluar) el impacto del incidente precipitante en las cinco áreas del funcionamiento CASIC del individuo:
Conductual:
1. ¿Cuáles actividades (acudir al trabajo, a la escuela, dormir, comer y así sucesivamente) han sido las más afectadas por el incidente de crisis?
2. ¿Cuáles áreas no han sido afectadas por la crisis?
3. ¿Cuáles conductas se han incrementado, fortalecido o dañado por la crisis?
4. ¿Cuáles estrategias de afrontamiento se han intentado, y cual fue el relativo éxito/fracaso de cada uno
Afectiva:
1. ¿Cómo se siente la persona con las secuelas del incidente de crisis? ¿Airado? ¿Triste? ¿Deprimido? ¿Aturdido?
2. ¿Se expresan libremente los sentimientos o se mantienen ocultos? ¿Los sentimientos expresados son los adecuados en el manejo de la persona?
3. ¿El estado afectivo da algunas claves como para la etapa de translaboración de las crisis?
Somática:
1. ¿Existen molestias físicas asociados con el incidente de crisis? ¿Es esto una reactivación de problemas anteriores o es algo “totalmente nuevo”?
2. Si la crisis proviene de una pérdida física (pérdida de un miembro corporal, cirugía, enfermedad), ¿Cual es la naturaleza exacta de la pérdida, y cuáles son los efectos de ésta sobre otros funcionamientos del organismo?
3. ¿Hay antecedentes de uso de drogas o sustancias que participan en el estado de crisis? ¿Requiere medicación alguna?
Interpersonal:
1. ¿El impacto de la crisis de la persona sobre el inmediato mundo social de la familia y los amigos resulta adaptativo o se encuentra en franca desadaptación?
2. ¿Es posible hacer uso de la red y de los sistemas sociales de ayuda?
3. Valorar la ayuda disponible de la familia o los amigos
4. ¿Cuál es la actitud interpersonal que se adopta durante el tiempo de la crisis, por ejemplo, aislamiento, dependencia, etc.?
Cognoscitiva:
1. Las expectativas o metas vitales perturbadas por el incidente de crisis
2. Las reflexiones o pensamientos introspectivos usuales
3. El significado del incidente precipitante en la parcialidad y totalidad de la vida
4. Presencia de los “debería”, tales como “yo debería haber sido capaz de manejar esto”
5. Patrones ilógicos de pensamiento acerca de resultados inevitables
6. Los patrones usuales para hablarse a sí mismo
7. El estado del dormir
8. Imágenes de una fatalidad inminente
9. Fantasías destructivas 
LAS CUATRO ETAPAS DE LA RESOLUCIÓN DE CRISIS

TAREA
MODALIDAD
ACTIVIDAD DE LA PERSONA EN CRISIS
ESTRATEGIAS TERAPÃ?UTICAS

Supervivencia física Somática a) Preservar la vida (impedir el suicidio u homicidio)
b) Mantener la salud
c) Hacer uso de medicamentos a) Otorgar los Primeros Auxilios Psicológicos.
b) Señalar tareas acerca de la nutrición, el ejercicio y la relajación
c) Orientar sobre los cuidados físicos

Expresión de sentimientos
Afectiva a) Expresar y reconocer los sentimientos relacionados con la crisis, de manera socialmente apropiada a) Explorar sobre el incidente de crisis, con atención particular sobre como se siente la persona acerca de distintos momentos de crisis.
b) Instruir a la persona acerca del papel de los sentimientos en el funcionamiento psicológico global, y alentar modos apropiados de expresión.

Dominio cognoscitivo

Cognoscitiva a) Elaborar una comprensión basada en la realidad acerca del incidente de crisis.
b) Comprender la relación entre el incidente de crisis y las creencias de la persona, sus expectativas, asuntos inconclusos, ideas, sueños y metas para lo inmediato
c) Adaptar/cambiar creencias, autoimagen y planes a) Reflexionar sobre el incidente de crisis y las circunstancias.
b) Analizar los pensamientos previos a la crisis y las expectativas, planes y el impacto del incidente en cada una de estas áreas.
c) Asistir a la persona en la adaptación de creencias, expectativas y al hablar de si mismo
d) Confrontar el suceso de crisis con las potencialidades y limitaciones de la persona

Adaptaciones conductuales/
Interpersonales
Conductual, Interpersonal a) Procurar fortalecer o cambiar los patrones cotidianos de desempeño de un rol y las relaciones con las personas a la luz del (los) incidente (s) de crisis a) Reflexionar con el paciente los cambios que pueden requerirse en cada una de las áreas principales
b) utilizar sesiones de terapia, asignaciones de tareas para la casa y cooperación de la red social para facilitar el cambio en cada área
c) Instruir sobre el desarrollo de habilidades sociales, cognitivas y emocionales

UBICACIÓN CONTENIDO
Factores
de protección Capacidad del individuo para afrontar su propia existencia. Supone simplemente asumir la realidad vital y encararla con todas sus consecuencias.
Conciencia de llevar el “timón de vida” de su propia realidad y no de los acontecimientos.
La reflexión constante de deseos y anhelos que lleven por el rumbo hacia un destino apetecido.
Saber por sí mismo que es lo correcto y lo incorrecto en cada circunstancia.
Procurar establecer, concretar y controlar lo que se tiene que hacer y lo que se tiene que pensar.
Autonomía de ideas.
Capacidad para la vida afectiva y para el goce.
Construcción adecuada de la identidad personal.
Aptitudes y habilidades laborales y lúdicas.
Factores
de riesgo Limitación en el ejercicio de la libertad interna necesaria.
Priorizar necesidades innecesarias sobre las necesidades básicas.
Baja tolerancia a la frustración.
Autoestima dañada.
Construcción distorsionada de ideas.
Comunicación asertiva deficiente.
Situaciones
de Conflicto PSICOEMOCIONALES: Muerte o enfermedad grave de persona allegada. Inseguridad. Rechazo emocional afectivo. Inquietud económica. Fracaso en objetivos personales. Insatisfacción, miedo, desesperanza, celos, frustración, tristeza o enojo. Nerviosismo. Llanto. Emociones intensas. Soltería. Diagnóstico de enfermedad grave. BIOLÃ?GICOS: Hambre. Alimentación. Pubertad. Menstruación. Menopausia y
climaterio. Vejez. Cansancio extremo. Enfermedad. Traumatismo, cirugía. Infertilidad. Embarazo, Parto. Drogas y alcohol. Obesidad. Síndrome Orgánico Cerebral. SOCIOCONDUCTUALES: Conflicto o ruptura de pareja. Fracaso o quiebra económica. Despido o retiro laboral. Cambio de residencia. Cambios climáticos repentinos. Ruido. Trabajo nocturno. Acoso, hostigamiento, maltrato. Asalto, Violación, secuestro. Desastres. Ingreso escolar. Guerra. Huir de casa. Encarcelamiento, ser rehén. Intento suicida. Matrimonio. Examen escolar. Conducta sexual.
Trastornos Psicológicos Por Adaptación a nuevas situaciones.
Estrés Postraumático
Separación-individuación.
Reacción psicótica.
Despersonalización.
Desarrollo infantil y adolescente. Depresión. Estrés.
Angustia. Pánico
Duelo. Fobia.
Disfunción sexual. Manía
Adicción.
Epilepsia, Sida, Cáncer.

PLICACIÓN DE LOS PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÃ?GICOS

BIBLIOGRAFÁ
1. Agonía, Muerte y Duelo. Lorraine Sherr. Ed. Manual Moderno. México 1992.
2. Ayuda breve y de emergencia. Martha Patricia Duarte Sánchez. COVAC, México 1992.
3. Control emocional y salud mental. Merril F. Raber y George Dyck. Editorial Trillas. México 1991.
4. Documento: “Acciones de Prevención en depresión y suicidio”. Juan Carlos García Ramos. En elaboración.
5. En búsqueda de soluciones (un nuevo enfoque en psicoterapia). W. Hudson O´Hanlon y M. Weiner Davis, Ed. Paidós, España 1990.
6. Intervención en Crisis. Karl A. Slaikeu. Editorial Manual Moderno. México 1988.
7. Intervención en las crisis. Gómez del Campo, José Francisco. Editorial Plaza y Valdés. México 1994.
8. La comunicación (una experiencia de vida). Loreto García Muriel, Ed. Plaza y Valdés, México 1994.
9. Manual de Capacitación: “Como mejorar la Autoestima y la Asertividad”. VII Jornada Universitaria para la Salud Mental, Universidad de Guadalajara. Noviembre 1996.
10. Manual de Psicoterapia Intensiva. El proceso terapéutico. Centro de Intervención en Crisis. Guadalajara, abril 1997.
11. Manual: Curso Taller “Intervención en Crisis”. Una Alternativa en el Tratamiento de Urgencias Psicológicas. MC. S.P. Francisco José Gutiérrez Rodríguez, Colegio de Profesionales de la Psicología del Estado de Jalisco, A.C.
12. Manual: VII Jornada Universitaria para la Salud Mental “Detección, manejo y prevención de crisis emocionales”. Guadalajara, noviembre de 1996.
13. Prevención y Psicoanálisis. Cecilia Moise. Editorial Paidós. México 1998.
14. Psicoterapia psicoanalítica focal y breve. Lluis Farre y Monserrat Martínez, Ed. Paidós, España 1992.
15. Red de redes. Nora Debas, Elina. Editorial Paidós, México 1991.
16. Revista REDES No. 5. “Intervención en crisis con menores en riesgo”. Charo Ventosa Villagrá y Magdalena Pola Maseda. Editorial Paidós. México 1999.

LAS FUENTES INTERACTIVAS DE LA RESILIENCIA

LAS FUENTES INTERACTIVAS DE LA RESILIENCIA

Según Edith Grotberg para hacer frente a las adversidades, superarlas y salir de ellas fortalecido o incluso transformado, podemos tomar como factores de resiliencia de cuatro fuentes, que son:

1. Tengo
Personas alrededor en quienes confío y que me quieren incondicionalmente
Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar los peligros o problemas
Personas que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de proceder
Personas que quieren que aprenda a desenvolverme sólo
Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro o cuando necesito aprender

2. Soy
Una persona por la que otros sienten aprecio y cariño
Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto
Respetuoso de mí mismo y del prójimo

3. Estoy
Dispuesto a responsabilizarme de mis actos
Seguro de que todo saldrá bien

4. Puedo
Hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan
Buscar la manera de resolver mis problemas
Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien
Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o para actuar
Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito

Lo que aporta el concepto de resiliencia es entonces una mayor comprensión y conocimiento empírico de los factores que protegen al sujeto de los efectos deletéreos de las malas condiciones del ambiente humano y social que lo rodean y permite el diseño de métodos prácticos de promoción de dichos factores para asegurar un desarrollo favorable que prevenga la aparición de enfermedades físicas y/o mentales.

Violación: qué hacer si usted es violada

Violación: qué hacer si usted es violada

¿Qué es la violación?
Violación es cualquier forma de actividad sexual con la cual usted no está de acuerdo y esto abarca desde tocar hasta penetrar.

La violación es un crimen aun si usted conoce a la persona que la atacó: si la persona es su cónyuge, otro miembro de su familia, o un amigo o alguien con quien usted trabaja. Es un crimen aun si usted no se resistió.

Es un crimen aún si usted estaba tomando, usando drogas, si le dieron drogas a usted o si usted estaba inconsciente.

Cualquier persona puede ser violada: hombre, mujer, niño y gente anciana.
¿Qué debo hacer si he sido violada?
Si usted ha sido violada lo primero que debe hacer es llegar a un lugar seguro lejos de quien la atacó. Luego usted debe ir a la sala de emergencia de un hospital para que la evalúen. Usted puede llamar a la policía desde el hospital. No se bañe ni cambie de ropa antes de ir al hospital. Simplemente llegue allá lo más pronto posible.
¿Qué sucede en la sala de emergencia?
El médico en la sala de emergencia examinará su cuerpo para ver si hay lesiones y para recolectar evidencia. El atacante pudo haber dejado pedazos de evidencia tales como fibras de ropa, cabellos, saliva o semen que podrían ayudar a identificarlo. En muchos hospitales usan un equipo para violación (“rape kit”) que ayuda a recolectar la evidencia. Un equipo para violación es una caja estándar con pequeñas cajitas, láminas para ver bajo el microscopio y bolsas plásticas para recolectar y almacenar la evidencia. Las muestras de evidencia pueden usarse en corte.
Luego, el médico necesitará hacer una prueba de sangre. A las mujeres les harán una prueba de embarazo y a todas las víctimas de violación les harán pruebas para enfermedades que pueden adquirirse a través del sexo. También pueden mandarse cultivos de la cérvix al laboratorio para chequear la presencia de enfermedad. Los resultados de estas pruebas regresarán en varios días o en unas pocas semanas. Es importante para usted ver a su propio médico en una o dos semanas para revisar los resultados de estas pruebas. Si alguna de ellas es positiva necesitará hablar con su médico acerca de tratamiento.
¿Qué tipo de tratamiento podría necesitar?
El médico de la sala de emergencia puede hablarle acerca de diferentes tratamientos. Si usted toma la píldora para el control de la natalidad o si tiene un dispositivo intrauterino (DIU) la probabilidad de un embarazo es pequeña. Si usted no toma la píldora podría considerar tratamiento para prevenir el embarazo. La prevención del embarazo consiste en tomar dos píldoras de estrógeno cuando usted llega al hospital y dos píldoras más 12 horas después. Este tratamiento disminuye el riesgo de embarazo entre un 60 y un 90%. Es posible que el tratamiento la haga sentir mal del estómago.
El riesgo de adquirir una enfermedad transmitida sexualmente durante una violación es de un 5 a 10%. Su médico le puede prescribir un medicamento para chlamydia, gonorrea y sífilis cuando usted llega al hospital. Si usted aún no ha sido vacunada para hepatitis B debería ponerse esa vacuna cuando ve al médico de la sala de emergencia. Luego le ponen otra vacuna al mes y una tercera en seis meses. El médico también le hablará acerca de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, VIH (HIV por sus iniciales en inglés). La probabilidad de adquirir el VIH a partir de una violación es menos de 1%, pero si usted quiere tratamiento preventivo puede tomar dos medicamentos: zidovudina (nombre de marca: Retrovir) y lamivudina (nombre de marca: Epivir) durante cuatro semanas.
¿Qué más debo saber?
Ser violada puede tener un impacto muy grande en su vida. Usted puede sentirse trastornada, incrédula, miedosa, ansiosa y culpable. Usted puede sentirse mal del estómago o también estar nerviosa. Cerca de la mitad de las personas que son violadas dicen que están deprimidas el primer año después del ataque. Es importante que usted atienda a las citas con su médico. Asegúrese de decirle al médico acerca de cualquier problema físico, emocional o sexual por el que esté pasando aun cuando usted no piense que está relacionado con la violación.
¿Dónde puedo conseguir más información?
Asegúrese de visitar a su médico una o dos semanas después de la violación para revisar los resultados de las pruebas que le hicieron en la sala de emergencia. Su médico le dará información y también le hablará más acerca de otros servicios de ayuda. Algunos de estos servicio incluyen trabajadores sociales en el hospital, servicios locales para crisis por violación, su departamento de salud pública y la oficina del fiscal del tribunal supremo de su estado.
Recuerde que el asalto sexual es un crimen terrible. Pero no es culpa suya y usted no causó que esto le sucediera. La violación va en contra de la ley. Usted tiene derecho de reportar este crimen a la policía, y usted tiene derecho a ser tratada justamente durante el proceso de la justicia.
Otras organizaciones
Rape, Abuse and Incest National Network (Red nacional estadounidense para la violación, el abuso y el incesto)
http://www.rainn.org
800-656-HOPE