Respaldo de material de tanatología

EL MALESTAR EN LA ENFERMERÍA

EL MALESTAR EN LA ENFERMERÍA
THE DISCOMFORT IN THE INFIRMARY
*Martínez, Marco Antonio
*Lcdo. en Enfermería y Psicología. Profesor Asociado de la Nueva Escuela Lacaniana Caracas-

Pronunciamiento. Venezuela.

Ponencia presentada en las VI Jornadas en Cuidados de Salud Mental de la Universidad Central de Venezuela, Facultad de Medicina, Escuela de Enfermería, en Caracas, Junio de 2006.

En 1930 Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, publicó un texto llamado El malestar en la cultura, en donde aborda lo trágico de la condición humana. Es un ensayo sombrío, en el que aborda sin rodeos, con el tono más grave, la cuestión de la miseria humana. Freud advierte que como está ordenado el mundo no es posible alcanzar eso llamado ?felicidad?, y en contra parte, se vale afirmando el hecho de que toda actividad humana pretende lograr establecer de forma prevaleciente o exclusivamente un sentimiento de felicidad.

El hombre emprende una búsqueda de la felicidad que, inevitablemente, en algún momento, se someterá a una realidad. Esto implica que los deseos o aspiraciones se verán confrontados con el mundo exterior y el hombre frente a los obstáculos impuestos por el medio, muchas veces renuncia a esa búsqueda de la felicidad y escudriña los medios para atenuar o suprimir su sufrimiento.

Una de las causas de sufrimiento humano trabajadas por Freud es el carácter insatisfactorio de las relaciones entre los hombres y coloca como función de la cultura remediar esta causa de sufrimiento. Los intentos de solucionar este malestar se promueven a través de las instituciones que conforman la cultura (por ejemplo: el estado o la familia). Sin embargo, en la medida en que los remedios propuestos para buscar la felicidad son coactivos y aparecen como otros tantos límites en la búsqueda de felicidad o de placer, la cultura aparece muy pronto como una nueva causa de sufrimiento.

Es decir, aquello que debería curar, nos enferma. Una cultura provista de malestar. La organización social se sostiene en un estatuto de compromiso precario: en ella el hombre no puede ser plenamente feliz, pero sin ella no puede sobrevivir.

El título del presente trabajo es un símil del título del trabajo de Freud. Lo que busco es plantear bajo una suerte de metáfora, una comparación, entre aquello que él llamó Cultura y lo que se conoce como Enfermería. Es claro que las complicaciones ulteriores de esta comparación arriban rápidamente y en eso versan las siguientes reflexiones.

En un primer sentido, es innegable que dentro de enfermería existe malestar; estoy seguro que al menos una vez todos los que estamos en este medio lo hemos comentado o sufrido en nuestra piel viva. Es natural que exista malestar, es imposible retirarlo de forma completa, el problema parece persistir porque enfermería recae continuamente enferma del malestar, existiendo una insistencia social y profesional que pretende hacer decaer la enfermería como disciplina del conocimiento. En segundo lugar, parecería que la carrera de enfermería
debería ayudar a sus profesionales a lograr alcanzar una noción de felicidad, pero al igual que la cultura, entiendo, desde este punto, que la enfermería aparece como una causa de sufrimiento e instala un malestar inherente a ella en sus profesionales. Este malestar lleva tiempo incubándose, se arrastra desde hace tiempo y es algo de lo cual hoy en día a las nuevas generaciones les cuesta deslastrarse.

El malestar en enfermería puede verse desde distintas posiciones desvelándose numerosas opiniones, mi intención no es hacer una lista larga, negra, ni compleja. Deseo puntualizar tres vertientes en la línea que vengo desarrollando, cada una de éstas significa una confrontación de elementos que se contraponen y desvinculan al enfermero con la enfermería, estas son:

1. Situación laboral vs. labor de saber.
2. Enfermería es una ciencia vs. enfermería no es una ciencia.
3. Investigación adecuada vs. el deseo de saber.

Sobre el primer punto: Situación laboral vs. labor de saber. Cuánto mal le ha hecho a la enfermería, el sobre trabajo de sus profesionales, se triplican en los turnos, guardias por aquí, guardias por allá y sólo se trabaja. Pareciera que la condición de ser enfermero implica el vivir y morir trabajando en busca de la condición económica favorable, en Venezuela ésta es la realidad más palpable.

La ecuación que domina a la mayoría de las masas en enfermería es: [a mayor (>) trabajo mayor (>) beneficio], esto sin duda alguna es una locura.

Aquí vemos como la profesión pareciese buscar más la disminución de sufrimiento que la búsqueda de felicidad. El problema radica en el descuido de la misión de la elaboración de saber que debe imperar en toda carrera del conocimiento. Elaboración de saber debe significar el producir conocimientos, realizar investigaciones, generar técnicas prácticas.

¿Cómo hacerlo? Si el profesional sólo trabaja, muchos de los enfermeros en la profesión cavan su propia tumba en las condiciones precarias y en decadencia producidas por el medio burocrático en enfermería.

El segundo punto, nos lleva a interrogarnos: ¿qué somos como disciplina de conocimiento? Siempre surge la interrogante en Enfermería sobre la disciplina: ¿es una ciencia o no es una ciencia? El estatuto social del enfermero ha afectado mucho a la concepción del profesional de enfermería. Están las enfermeras de otrora, auxiliares de enfermería, y parecería que lo que hace al licenciado es un parche en el brazo o un título pegado a la pared. Si el profesional realmente se hace es por una práctica congruente con un sistema de
conocimientos aplicados en distintas áreas como la clínica, comunitaria o administración.

Sin embargo deviene un efecto paradójico cuando el enfermero es introducido en el trabajo, éste comienza un automatismo del accionar: 6 a.m. comienza el turno, 6:30 tomo café, 7 a.m. medición de signos vitales, 8:00 administración de fármacos; instalándose una repetición de un día y otro día, hasta ser jubilados. Cuando las historias se dan con estos matices, simplemente son tristes historias. Se instaura un automatismo del cual a veces no se es ni consciente de que se cae en él. Esto hace que el profesional se haga un técnico en
cuidados, perdiendo el sentido profesional de una disciplina de conocimiento. Hay que producir saberes, llámense ciencia o no, para restituir el verdadero estatuto de profesional del enfermero en cualquier área en donde se desempeñe.
El tercer punto, Investigación adecuada vs. deseo de saber. Es realmente penoso que los Trabajos especiales de grado sean vistos por los estudiantes de pregrado como requisitos académicos y las tesis terminen siendo reproducciones. Mismos temas, mismas formas de abordarlos; la tesis, lo que viene a ser es un requisito académico. Son investigaciones adecuadas para conseguir un fin académico. No se puede proceder en este sentido, se deben realizar investigaciones basadas en el deseo de saber, no de aquello repetido, sino debe generarse preguntas en el estudiante, es la búsqueda de hacer algo con aquello que intrigue resultando enigmático. Hasta que no se produzca ese salto, no habrá mejora en los fundamentos. Los enfermeros serán cuidadores técnicos asalariados.

Enfermería pide a gritos ser investigada y trabajada. Las posibilidades son ilimitadas y por eso es aún más triste ver que las tesis caigan en lo adecuado, cosa bien aburrida por cierto.

Muchas veces he escuchado en los pasillos que hay que cambiar a enfermería, y no es allí donde está el problema. No se debe cambiar a enfermería sino trabajar en los elementos que producen malestar.

Freud decía que quien retrocede o abandona a su deseo siente culpa y malestar. Los profesionales de enfermería con la mística del cambio no deben retroceder a sus deseos y aspiraciones por efectos del medio en que está envuelta enfermería. Cada uno debe construirse un camino, en enfermería hay muchos y variados, sólo es cuestión de tomar las decisiones adecuadas.

ISSN 1695-6141
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Los páarrafosa han sido reslatados por Lic. Ysrrael Cardozo Castillo

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Se Feliz Siempre…

Lic. Ysrrael Cardozo Castillo
Cranford, NJ USA
I was born to serve, not to be served
(Nací para servir, no para ser servido)