Respaldo de material de tanatología

DUELO INFANTIL

DUELO INFANTIL

INTRODUCCIÓN:

El anhelo del hijo por el padre muerto es especialmente intenso y penoso, sobre todo cuando las cosas se vuelven más difíciles de lo que eran antes. Ante la noticia de pérdida de un padre algunos niños lloran otros, en cambio, no. La tendencia a llorar se manifiesta poco en niños menores de 5 años y en los mayores de 10 es prolongada.
Al igual que los adultos, algunos niño tienen en ocasiones imágenes vívidas del padre muerto, las que están vinculadas con la esperanza de su regreso.
Cuando las condiciones son favorables, el duelo se caracteriza por recuerdos e imágenes de la persona muerta, además de tristeza por su muerte.
En el duelo patológico, el niño tiene dificultades para expresar lo que siente, generalmente se debe a que los padres reprimen sus sentimientos, o porqué no saben como ayudar al niño a superar esto.
Luego de la pérdida de un padre se debe estar atento al comportamiento o reacción de un niño para poder ayudarlo a tiempo y evitar que algún tipo de conducta desadaptativa se fije en él.
Finalmente, creemos que sería importante el pronto inicio de una investigación seria en este campo ya que la bibliografía e información son escasos, lo que puede presentar problemas al clínico en un caso de éstos, ya que tendría que actuar en forma experiencial lo que implica un gran gasto de energía tanto para él como para el paciente.

ASPECTOS QUE INFLUYEN EN LA SITUACIÓN DE DUELO.

El camino que tome el duelo, esta profundamente influido por la manera en que sea tratado, el padre sobreviviente, por sus parientes y amigos durante las semanas y meses que sigan a la pérdida.

1.- Lo que se le dice al niño y cuando se le dice:

Los adultos suelen estar presentes cuando muere un deudo o pariente, si no lo están, la información le llega de todas maneras en forma pronta. En cambio, en nuestra sociedad, esto no ocurre con los niños, y la información suele llegárles en forma tardía y equívoca. Debido a esto muchas veces la respuesta del niño no está en consonancia con lo ocurrido.
Cuando muere uno de los padres, casi siempre es el progenitor sobreviviente el que informa a los hijos de éste hecho, lo que obviamente es un paso penoso y difícil.
En la mayor parte de los casos, esta información se entrega en forma inmediata, pero en algunos llega a postergarse por semanas e incluso meses.
Generalmente, se le informa al niño que el padre muerto se ha ido de viaje o que está en el hospital. El padre sobreviviente es muy llevado a decir, también al niño, que el otro se fue al cielo, esto en una familia devota no presenta mayores dificultades, pero cuando la familia no lo es se crean dificultades pues hay una discrepancia entre lo que el padre cree y lo que se le dice al niño. En este caso, el cielo, para el niño, no pasa a ser diferente de otros lugares físicos como Rancagua, Arica, etc, y el niño comienza a preguntar donde queda este lugar, quienes viven ahí, etc. El niño, suele creer entonces que el padre muerto regresará pronto; Ej: a un niño de 4 años le dijeron que su padre muerto se había ido al cielo, el día de su cumpleaños lloró porque éste no llegó a verlo.
Otra explicación que se les da a los niños cuando muere alguien es que esta persona se ha ido a dormir, el niño no entiende que se trata sólo de una metáfora y para él, el irse a dormir, pasa a convertirse en un hecho peligroso.

Ahora bien, los dos tipos de informaciones decisivas que se le deben entregar al niño son:

– El padre muerto no regresará.
– El cuerpo se encuentra sepultado bajo tierra.

Esta información es difícil de entregar porqué el padre sobreviviente busca proteger al hijo de la impresión de muerte y de la situación de duelo.
Por lo común no se lleva al niño al entierro, y si se lo lleva, no se le explica la razón de estar ahí; Ej: dos hijos son llevados al entierro de uno de sus padres, pero ellos no sabían que es lo que estaba sucediendo allí, ni tampoco se atrevían a preguntar.
Se debe tener en cuenta que los niños interpretan rápidamente los signos, y cuando un padre teme expresar sus sentimientos, los hijos también reprimen los suyos y dejan de hacer preguntas al respecto, por este motivo algunos niños suelen negar la muerte de un padre.
– Lo que se debe hacer:

-El 1º paso consiste en brindar apoyo al padre sobreviviente de manera tal que pueda reflexionar sobre lo ocurrido. Se le debe ayudar a expresar sus sentimientos e impulsos, de esta manera el duelo toma un camino sano. Una vez producido esto, se hace menos dura la tarea de incluir a los hijos en el proceso de duelo.

-El padre y los hijos pueden expresar en común sus sentimientos.

-Finalmente debe considerarse que sólo patologías y confusión nacen al ocultar la información de muerte a un niño, o cuando se reprimen sus sentimientos. Sólo cuando se les da información verdadera y el apoyo necesario, los niños son capaces de asumir y responder al duelo en forma realista y sana.

2.- Ideas del Niño sobre la muerte:

Las ideas de muerte de un niño derivan de sus tradiciones familiares y de la relación con su grupo de pares.
Los niños comienzan a preguntar sobre la muerte cuando ven a un insecto o a un ratón muerto; es importante, en este momento, responder todas sus dudas para que se forme en él una adecuada idea de muerte. Lo más importante es decir al niño desde pequeño que todos vamos a morir algún día, que esta es una ley de la naturaleza y que en ese momento es natural sentir pena y deseos de que esa persona regrese con nosotros.

3.- Consideraciones Favorables al Duelo

Siempre que las condiciones sean favorables, todo niño va a llorar a un padre desaparecido, igual que en el duelo sano del adulto.
Las condiciones para el duelo infantil no son tan diferentes a las del duelo del adulto. Las más significativas son:

– Que haya mantenido una relación razonablemente segura y afectuosa con sus padres antes de sufrir la pérdida.

– Que se le dé información precisa sobre lo ocurrido, que se le permita hacer toda clase de preguntas y se le conteste del modo más honesto posible, que participe en la aflicción de la familia e incluso en las ceremonias fúnebres.

– Que cuente con la consoladora presencia del padre sobreviviente, sino es posible, de un sustituto de confianza y que tenga la seguridad de que esa relación habrá de continuar.

Reconocemos que en la realidad estas condiciones son difíciles de reunir. Después de la muerte de un padre, el niño o el adolescente generalmente anhela su presencia con tanta persistencia como un adulto, a veces abriga la esperanza de que el padre desaparecido pueda volver, otras veces reconoce de mala gana que eso no puede ser y se pone triste. A veces se puede comprobar que experimenta una viva sensación de la presencia de la persona muerta. Puede tener estallidos de cólera por la pérdida sufrida y en otras sentimientos de culpabilidad, también teme que el padre sobreviviente muera, es decir el resultado de una pérdida es temer sufrir otra pérdida. A menudo se encontrará ansioso y tendrá conductas difíciles de comprender.
Cuanto menor es el niño menos posibilidades hay de que el duelo se parezca al de un adulto. Cuando las condiciones son favorables, el duelo de los niños se caracteriza por recuerdos e imágenes persistentes de la persona y por repetidos accesos de anhelo y tristeza, especialmente en reuniones de familia y aniversarios o cuando una nueva relación empieza a marchar mal, esto es importante cuando se espera que un niño con duelo establezca una nueva relación. El niño debe aprender a diferenciar la relación anterior de la nueva para que ésta prospere, esto es más decisivo aún cuando se trata de una nueva figura parental, pues surgen las comparaciones que son inevitables y penosas.
El niño responderá mejor a los nuevos rostros si el padre sobreviviente y/o la nueva figura parental son sensibles al recuerdo del niño por la relación anterior.

4.- Respuesta a la Partida

El niño frente a la pérdida reacciona de diferentes maneras, algunas de las respuestas a la pérdida que tienen implicaciones prácticas son la ansiedad, cólera y culpa:

La ansiedad: un niño que sufrió una pérdida teme sufrir otra. Esta actitud lo hará especialmente sensible a toda separación de la figura que cumple con las funciones de maternidad y también a cualquier hecho que le parezca indicar otra pérdida, es propenso a buscar consuelo en algún juguete viejo o manta, algo esperable a su edad.

Cólera o ira: algunos niños pequeños que pierden a un padre se ponen extremadamente furiosos por el hecho. Suelen pasa inadvertidos y por lo tanto no se consignan, especialmente cuando la cólera se expresa de manera indirecta.

La culpa será abordada más adelante

PÉRDIDA EN LA NIÑEZ Y TRASTORNO PSIQUIATRICO

Cuando las condiciones de duelo son desfavorables, los niños a los que se les murió un padre suelen convertirse más que otros en pacientes psiquiatricos. La sintomatología dependerá de la forma en que fue elaborado el duelo. Estos niños muestran extremada pesadumbre emocional durante la primera parte de la vida adulta.
Se ha hecho un estudio con la intención de seguir la evolución de niños que sufrieron una perdida hasta sus 30 años y compararlos con la evolución de niños que no sufrieron ninguna pérdida.
Existe una significativa correlación entre el sexo del niño remitido a tratamiento y el sexo del padre muerto. Es más frecuente en niñas que se les murió la madre, y en niños que se les murió el padre. Los síntomas y problemas presentados por los niños suelen, a si mismo, tomar la forma de enfermedades neuróticas o trastornos neuróticos, como conducta antisocial o delincuencia.
Los factores posteriores a la muerte son tan o más importante que la muerte misma en cuanto a la aparición de la misma. La mayoría de los procesos patológicos son el producto de la interacción de condiciones adversas posteriores a la pérdida con los procesos de duelo puestos en marcha por ello.

De todas las atribuidas a la pérdida temprana la conducta suicida es la que más aparece en el testimonio, otras son

– Mostrar alto grado de apego ansioso (sobre dependencia).

– Desarrollar afecciones depresivas de gravedad que llegan incluso a calificarse como psicóticas.

Con respecto a las depresiones, las ideas suicidas son más elaboradas y persistentes que en los otros grupos (separación y divorcio), muchas veces les resultaban difíciles de controlar por lo que buscan ayuda para protegerse. Muchos de los intentos suicidas estaban precedidos por la pérdida o por la amenaza de una pérdida de una persona importante para ellos.

1.- Motivos que conducen al suicidio:

    * 1. El deseo de reunirse con una persona muerta.
    * 2. El deseo de vengarse de una persona muerta por haberse ido, deseo que puede tomar la forma de deseos asesinos contra uno mismo suscitados por una persona que se ha ido o bien deseos de abandonar a otra persona en represalia.
    * 3. El deseo de destruir el sí-mismo a fin de acallar un abrumador sentimiento de culpa por haber contribuido a una muerte.
    * 4. La sensación de que la vida no vale la pena de ser vivida sin ninguna futura perspectiva de una relación amorosa con otra persona.

2.- Motivos para hacer una amenaza de suicidio:

    * 1. El deseo de obtener una respuesta solícita de una figura de apego a la que se siente negligente; éste es el bien conocido grito de ayuda.
    * 2. El deseo de castigar a una figura de apego para obligarla así a ser más atenta.

VARIEDADES PATOLÓGICAS

1.- Ansiedad Persistente.

A) Temor a sufrir otra pérdida:
Quienes pierden a un padre temen perder también al otro, ya sea por abandono o por muerte. Esto puede evitarse si es que se le explica en forma clara al niño la causa de muerte del otro padre, respondiendo, además todas sus preguntas al respecto. También deben evitarse observaciones que directa o indirectamente hagan al niño sentirse responsable de la muerte del padre o del estado de salud del sobreviviente.
Otra cosa que generalmente no se considera, es el efecto que tienen en un niño las palabras del padre sobreviviente cuando dice que la vida ya no vale la pena vivirse, o cuando expresa ideas suicidas.
En el niño es inevitable el temor de ser abandonado cuando uno de los padres muere, esto se incrementa si se deja al niño con algún deudo o extraño por algún tiempo.
La patología comienza cuando no se reconocen los temores del niño de que pueda suceder tal cosa, y se agrava cuando son rechazados o reprimidos por el padre sobreviviente.

B) Temor de morir también:
Este tipo de razonamiento es bastante natural, aunque sea equivocado. Como los niños se identifican con el padre del mismo sexo, suelen creer que cuando muere el padre del mismo sexo, deben morir ellos también.
Otro problema es que los niños suelen asociar la muerte con algún hecho cercano y tratan de evitarlo, en lo futuro, para no morir; Ej: A una madre embarazada se le detecta un cáncer y, debido a su estado y a que este cáncer se encontraba muy avanzado, la madre muere. Tiempo después la hija manifiesta, en el colegio y en la casa, que no desea tener hijos y que cuando grande va a ser monja. Una vez en terapia la niña manifiesta que este temor se debe a que ha asociado el embarazo con la muerte.

2.- Esperanzas de reunión y Deseos de Morir El También:
Es común que los niños guarden la esperanza de reunirse con el padre muerto. Esto se manifiesta de dos maneras:

– O bien cree que el padre muerto regresará a este mundo
– O bien, el niño desea morir para reunirse con él. Estas se ven fortalecidas por circunstancias como:

– Promesas hechas por el padre muerto y que no alcanzó a cumplir, y
– Tener buenas relaciones con el hijo, y luego de la muerte, el cuidado y afecto se vuelven penosos y desdichados para el niño

3.- Persistencia en Culpar o Culparse.
Es muy fácil que un niño le eche la culpa a algo o alguien (incluso a sí mismo) por la muerte de uno de los padres, ésto se debe a dos razones:

– En general un niño no tiene ideas claras sobre lo que causa la muerte.
– Los niños asignan gran importancia a lo que ven, a lo oyen, o a lo que se les dice.

El 60% de los niños se culpa, o culpa al padre por la muerte del otro. Un niño se echará la culpa si el padre que muere o el padre sobreviviente trataron de controlarlo diciéndole que su conducta estaba enfermándole o que sería la causa de su muerte, así mismo cuando oye que un padre amenaza a otro.

4.- Hiperactividad:
Cuando un niño se muestra excesivamente activo o agresivo, resulta difícil asociar ésto con la pérdida de uno de los padres. Los niños suelen responder de esta manera cuando el padre sobreviviente no demuestra cariño por el niño o cuando ambos se llevan mal.
Esta respuesta se da cuando se es incapaz de una adecuada respuesta de duelo, también se da en los adultos por esta causa.

5.- compulsión a Entregar Cuidados y a Confiar en Sí Mismos:
Se da cuando se hace sentir responsable al niño de los cuidados de un padre. También cuando el niño ha sido cuidado en forma inapropiada; luego de mostrarse triste y de anhelar amor y apoyo, se preocupa intensamente de la tristeza de otros y se siente impulsado a hacer lo posible por ayudarlos y sostenerlos; Ej: Un niño que, luego de la muerte del padre, siente que debe ocupar el vacío dejado por éste.

6.- Euforia y Despersonalización:
Cierto grado de euforia es común en niños que no han pasado por el adecuado proceso de duelo, algunas veces parece probable que se deba a una expresión de alivio por quedar ahora anuladas las molestas restricciones impuestas por el padre muerto. También se da porqué los niños manifiestan que no quieren estar tristes, el razonamiento es que la persona feliz no muere.
Otro motivo para presentar euforia, se debe a lo descrito por Mitchel en 1966: ?La característica más típica de la persona muerta es su inmovilidad, por lo tanto es natural que un niño que tema morir se mantenga en constante movimiento. Incluso la idea de mantener con vida a otras personas contribuye a esta respuesta?.

7.- Síntomas Identificatorios y los Accidentes:
Particularmente notorios son aquellos casos en que la pérdida se manifiesta en síntomas que son la réplica de aquellos que tuvo la persona muerta; Ej. Un niño, que perdió a su madre producto de un ataque al corazón, manifiesta constantemente que le duele el pecho y que necesita de un médico, sin que se le halla detectado nada en los exámenes que se le han practicado.
Muchos clínicos creen que aquellos niños que han sufrido una pérdida son más proclives a sufrir accidentes que otros, muchos antecedentes circunstanciales apoyan esta tesis, aunque no se ha hecho un estudio serio al respecto.

PERDIDA EN LA CONDUCTA DEL PADRE SOBREVIVIENTE CON LOS HIJOS

Viudas: Cuando un padre muere es inevitable que cambie el modo de tratar a los hijos del sobreviviente, pues ahora se encuentra en un estado de aflicción y además es el único responsable de los hijos. La madre sobreviviente debe desempeñar dos roles.
La muerte modifica todos los planes y esperanzas del futuro y precisamente cuando un niño está más necesitado de afecto, paciencia y comprensión de los adultos que están a su lado, éstos no se encuentran en condiciones de brindárselos. Una de las posibilidades que se presentan es la de enviar a los niños a otra parte, otra forma frecuente de reaccionar es la contraria, es decir, que el padre busque consuelo para sí en los hijos, en estos casos los hijos suelen compartir la cama con el padre sobreviviente. También es común que se abrume al niño con responsabilidades o exigencias demasiado elevadas que no le son fáciles de llevar, en otros casos se le exige al niño que sea una replica del padre muerto, asimismo se observa ansiedad y preocupación por la salud del niño y de la propia.
Ansiosa y emocionalmente inestable una viuda suele ser excesivamente laxa en los modos de disciplina con los hijos, pasando frecuentemente de un extremo a otro, o sea puede llegar a ser muy estricta también.

Viudos: Cuando se trata de hijas, los padres viudos suelen exigirle demasiado en cuanto a la compañía y el consuelo. Cuando se trata de hijos pequeños, el padre encarga el cuidado de los hijos a otra persona y los ve menos.
Finalmente, muchas de las dificultades que experimenten los niños luego de la pérdida de uno de los padres dependerá de la conducta del padre sobreviviente con ellos.

INTERVENCIÓN TERAPEUTICA

– Rectificación de las fantasías de muerte.
– Trabajar la idealización del padre muerto.
– Terapia familiar:

a) Trabajar la elaboración de su propio duelo.
b) Aceptar al niño tal cual es, sin asignarle funciones del difunto.
c) Eliminar los beneficios secundarios que obtiene el niño en relación con el manejo de la pérdida.
d) Colaborar en la desidealización del padre muerto.
e) Aceptar las emociones que se vivencian en relación al padre muerto.


2 thoughts on DUELO INFANTIL

  1. La muerte de un ser querido es siempre una situación difícil de enfrentar. Cuando alguien muere en una guerra o desastre, la aflicción puede ser aun mayor debido a la naturaleza repentina y potencialmente violenta del evento. Después de la muerte de un ser querido, usted experimenta el desconsuelo, lo que literalmente significa ?sentirse despojado por la muerte?.

    Usted puede experimentar una gran diversidad de emociones, incluyendo:

    ? Rechazo ? Incredulidad ? Confusión ? Consternación ? Tristeza ? Añoranza ? Ira ? Humillación ? Desesperación ? Culpa

    Estos sentimientos son reacciones comunes a la pérdida de un ser querido.

    Muchas personas experimentan, además, síntomas físicos de aguda tristeza ? dolor estomacal, pérdida del apetito, trastornos intestinales, alteración del sueño o pérdida de energía. De todas las situaciones de estrés de la vida, el duelo es el que puede poner más seriamente a prueba sus sistemas de defensa naturales. Las enfermedades existentes pueden empeorar o pueden aparecer nuevos síntomas. Las reacciones emocionales profundas pueden incluir ataques de ansiedad, fatiga crónica, depresión y pensamientos suicidas. Duelo es el proceso natural a través del cual una persona acepta una pérdida importante. El duelo puede incluir tradiciones religiosas o militares para honrar a la persona que ha fallecido o reuniones con amigos y familiares para compartir la pérdida. El duelo es personal y puede durar meses o años. La aflicción es la expresión externa de la pérdida. Es probable que su aflicción se exprese tanto física como psicológicamente. Por ejemplo, el llanto es una expresión física, mientras que la depresión es una expresión psicológica. Tenga presente que el fallecimiento de un ser querido puede dar lugar a que tenga que realizar ajustes importantes a su vida, tal como criar a los hijos sólo, adaptarse a vivir sin compañía o volver a trabajar. Estos retos pueden intensificar cualquier ansiedad y aflicción que ya esté experimentando.

    VIVIENDO CON LA AFLICCIÓN –Cuando un ser querido fallece, lo mejor que puede hacer es permitirse a sí mismo sentir tristeza. Hay muchas formas de hacer frente a esta situación en forma eficaz. ? Busque a personas que le den consuelo. Busque a familiares y amigos que entiendan sus sentimientos. Dígales cómo se siente; eso le ayudará a atravesar mejor el proceso del duelo. Únase a un grupo de apoyo que esté integrado por otras personas que hayan experimentado pérdidas similares. Existen grupos de apoyo en la mayoría de los establecimientos militares. Si se siente desconsolado, pida ayuda. No es signo de debilidad. Hable con un familiar, amigo, miembro del personal de servicios familiares, ministro o rabí de confianza. Los capellanes militares pueden ayudarlo, pues la mayoría de ellos recibe capacitación en consejería pastoral y crisis. No se aísle. ? Cuide su salud. Visite al medico de su familia. Aliméntese adecuadamente, haga ejercicio y descanse bastante. Tenga cuidado del peligro que representa usar medicinas o alcohol para ahogar su tristeza. ? Sea paciente. Se requiere tiempo y esfuerzo para asimilar una pérdida importante, aceptar los cambios en su vida y empezar nuevamente a vivir el presente sin vivir en el pasado. ? Busque ayuda. Si sus sentimientos se convierten en una carga demasiado pesada, busque ayuda profesional para sobrellevar su dolor. Buscar ayuda es una señal de fortaleza y no de debilidad.

    AYUDANDO A OTROS A ENFRENTAR SU DOLOR – Si alguien a quien usted aprecia ha perdido a un ser querido, puede ayudarlo a atravesar el proceso del duelo. ? Escuche. Anime a la persona a hablar sobre sus sentimientos y a compartir con usted recuerdos de la persona que ha fallecido. Recuerde, una persona puede tardar un largo tiempo para recuperarse de la pérdida de un ser querido. ? No ofrezca consuelo falso. Expresiones como ?Fue lo mejor? o ?Lo superarás con el tiempo? no ayudan a una persona que está de duelo. Por el contrario, ofrezca una simple expresión de dolor, y dedique tiempo para escucharlo. ? Ofrezca ayuda práctica. Cuidar de los niños, cocinar y hacer mandados son formas de ayudar a alguien que está de duelo. ? Recomiende la búsqueda de ayuda profesional cuando se necesite. No dude en recomendar la ayuda profesional cuando considere que alguien está experimentando demasiado dolor como para enfrentarlo solo.

    AYUDANDO A LOS NIÑOS A ENFRENTAR SU DOLOR – Los niños enfrentan el dolor de forma diferente que los adultos. La muerte de uno de sus padres puede ser especialmente difícil para los niños pequeños y afectar su sentido de seguridad. Con frecuencia se sienten confundidos con los cambios que observan, especialmente si adultos bien intencionados tratan de evitar que se den cuenta de la verdad o de que vean el dolor del padre sobreviviente. Una comprensión limitada y la incapacidad para expresar sentimientos exponen a los niños muy pequeños a un riesgo especial, ya que pueden regresar a comportamientos anteriores (como orinarse en la cama), hacer preguntas acerca de la persona fallecida, que pueden parecen insensibles, inventar juegos relacionados con la muerte o pretender que la muerte nunca ocurrió. Ayudar a un niño a superar su dolor puede generar un mayor estrés al padre que está de duelo. Sin embargo, los arranques de cólera o las críticas solo contribuyen a intensificar la ansiedad del niño y a retardar su recuperación. Por el contrario, dedíqueles más tiempo y hable honestamente con ellos con palabras que puedan entender. Ayúdelos a enfrentar sus sentimientos y recuerde que ellos lo observan esperando encontrar en usted un comportamiento adecuado y habilidades para sobrellevar el dolor.

    FUENTE: http://www.mentalhealthamerica.net/go/information/get-info/en-espanol/desconsuelo-y-aflicci-n-informaci-n-para-los-familiares-de-militares

  2. LA PÉRDIDA EN EL NIÑO — MUERTE, LUTO Y DUELO

    CÓMO PUEDEN LOS CUIDADORES AYUDAR A NIÑOS QUE HAN ESTADO EXPUESTOS A MUERTES TRAUMÁTICAS
    INCLUDEPICTURE “http://www.childtrauma.org/images/Loss1.gif” \* MERGEFORMATINET ________________________________________
    Bruce D. Perry, M.D., Ph. D.
    Jana Rubenstein, M.Ed., LPC

    The ChildTrauma Programs
    http://www.ChildTrauma.org
    * This is an Academy version Adaptado de: LA PÉRDIDA EN EL NIÑO, MUERTE, LUTO Y DUELO
    BD Perry, 1995
    Traducido con permiso del autor por: Alma Collazo y Edgar Rivera,
    Instituto de Programación Neurolingüística de Puerto Rico, Inc.
    San Juan, Puerto Rico
    ________________________________________
    Tabla de Contenido
    ?  Introducción
    ? Preguntas Frecuentes
    ? ¿Qué Puedo Hacer?
    ? Acerca de los Autores
    ?
    INTRODUCCIÓN
    PRINCIPIOS BÁSICOS PARA AYUDAR A NIÑOS EN LUTO
    Para la mayoría de los niños, el luto es una experiencia nueva. Y como pasa con toda nueva experiencia, lo desconocido puede resultar confuso y amedrentador. La mayor parte de los niños no saben qué esperar luego de la pérdida de un miembro de la familia o algún amigo. Es posible que los niños pequeños no comprendan qué realmente significa morir y puedan sentirse confundidos por las reacciones de los miembros de su familia.
    Ya para cuando la mayoría de las personas llegan a la adultez, entienden mejor la muerte y el proceso de luto es más predecible. Los adultos ya han experimentado de primera mano sentimientos de coraje, confusión y tristeza, y han aprendido formas de manejarlas y sanar una pérdida. Los niños buscan respuestas y consuelo de los mayores que les rodean, sin embargo, a menudo nos sentimos impotentes para esta función. Si bien los adultos no tienen todas las respuestas, pueden ayudar a los niños a comprender mejor ese proceso del luto.
    Esta guía trata algunos temas claves relacionados al complejo conjunto de reacciones en el niño como resultado de una muerte traumática. Aún cuando focaliza en la muerte traumática, esta información puede ser de ayuda a familias, trabajadores de casos, maestros y otros adultos que trabajen y vivan con algún niño que está experimentando el luto.
    Esta sencilla guía intenta informar y ofrecer principios generales — su intención no es ser totalmente abarcadora o excluir otras observaciones o enfoques en la ayuda a niños en luto.
    PREGUNTAS FRECUENTES
    1. ¿Debería hablar del evento traumático?
    No temas hablar del evento traumático. Los niños no se benefician de “no pensar en ello” o “sacarlo de sus mentes”. Si el niño percibe que sus cuidadores están alterados por la situación, no lo traerá a colación. A la larga, esto hace que el proceso de recuperación del niño sea aún más difícil. No traigas tú el tema, pero si el niño lo trae, no evites discutirlo.
    Escucha al niño, contesta sus preguntas, ofrécele consuelo y apoyo. A menudo no tenemos explicaciones adecuadas para una muerte sin sentido o traumática. Está bien decirle que no sabes por qué paso una cosa así, y que tú también te sientes confundido y alterado por ello. A la larga, el escuchar y consolar al niño sin evadir o sobre reaccionar, tendrá unos efectos positivos críticos y de larga duración en la habilidad que éste desarrolle el niño para manejar la pérdida traumática.
    2. ¿Cómo debería hablar del suceso?
    Utiliza un lenguaje y explicaciones apropiadas para la edad. El momento en que se hace y el lenguaje utilizado son importantes. En los momentos inmediatos después de la muerte, el niño no estará muy capacitado para procesar información compleja o abstracta. Según se aleja del incidente, podrá focalizar por más tiempo, digerir más y buscarle más sentido a lo que ha ocurrido. No te sorprendas si el niño actúa como si la persona amada no hubiese muerto o que habrá de regresar. A veces los niños pequeños se comportan como si no hubiesen “escuchado” nada de lo que dijiste. Se requieren muchos momentos de triste claridad para que la realidad de la pérdida penetre en los niños pequeños. Entre medio de esos momentos de dura realidad, los niños emplean una serie de técnicas para manejarse – algunas de las cuales podrían confundir o turbar a los adultos.
    En este largo proceso el niño continúa “reexperimentando” la pérdida. En sus juegos, dibujos y palabras, el niño podría repetir,

    reactuar y revivir algunos de los elementos de la pérdida traumática. Los adultos sobrevivientes escucharán al pequeño hacer las mismas preguntas una y otra vez. Puede que les pidan que describan una y otra vez “lo que pasó”. El niño puede desarrollar una preocupación empática profunda por otros que estén también experimentando una pérdida, incluyendo los personajes de las caricaturas animadas y los animales. “¿Dónde está la mamá de Mickey Mouse?”. O al ver un pájaro muerto podría preguntar – “¿Quién cuidará a sus pajaritos bebés ahora?”.
    El niño experimentará y procesará el mismo material en formas diferentes en distintos momentos luego de que ocurriera la muerte. A la larga, la oportunidad de procesar y reprocesar muchas veces le facilitará un manejo saludable del suceso. Un niño específico podría estar reprocesándolo a través de todo su desarrollo. Aún años después de la muerte de la madre o un hermano, el niño podría revivir la pérdida y luchar por comprenderla desde su perspectiva de desarrollo actual.
    Uno de los elementos más importantes de este proceso, es que los niños a diferentes edades tienen distintos estilos de adaptación y distintas habilidades para comprender conceptos abstractos como la muerte. Niños de distintas edades tienen muy diversas ideas sobre ésta. Los muy pequeñitos pueden no darse cuenta de cuán terminante es. Trata de no asociar el sueño con la muerte. Si ambas llegan a asociarse, no sería sorprendente que el niño tuviera miedo de dormir; o le diera miedo que sus seres amados se duerman. Trata de obtener algún entendimiento de lo que el niño piensa que es la muerte – tiene una visión de la otra vida, existen algunos miedos específicos de la muerte, y así por el estilo. Mientras más entiendas el concepto que tiene el niño de la muerte, más fácil se te hará comunicarte con él en una forma significativa.
    3. ¿Debería hablar a otros del suceso traumático?
    Sí. Informa a los adultos y niños en la vida del pequeño, de lo que ha ocurrido. Permite que los maestros, los padres de los amigos del niño y, de ser apropiado, sus compañeros, conozcan algo del dolor que éste está viviendo. A veces esto hace que las personas en su vida le ofrezcan un poco de tolerancia, comprensión o nutrimento que le suavice el camino. Muchas veces la gente puede ser intolerante o insensible al tratar con el dolor de un niño en luto “¿No es ya tiempo de que lo sobrepase?”Cuando observes algo así, no seas tímido en llamar a la persona aparte y educarlo al respecto.
    4. ¿Cuál es la diferencia entre luto y duelo?
    Luto es la etiqueta que se le ha puesto al conjunto de reacciones emocionales, cognoscitivas, conductuales y físicas que se observan luego de la muerte de un ser querido. Las respuestas normales al luto incluyen negación, adormecimiento emocional, coraje, rabia, ataques de ansiedad (punzadas), tristeza, miedo, confusión, dificultad para dormir, regresión en los niños, malestar de estómago, pérdida del apetito, materializaciones histéricas (percepciones visuales o auditivas pasajeras de haber visto o escuchado a la persona querida) y otros muchos síntomas potenciales. Estos síntomas son similares a los que a menudo se observan en los periodos post-traumáticos agudos.
    El duelo es el proceso formal de responder a la muerte. Esto incluye los servicios fúnebres, funeral, velorio, vestirse de luto, y cosas por el estilo. Estos actos semi-ritualistas son muy útiles para organizar y focalizar la reacción de luto en el periodo inmediato después de la muerte. Es importante permitir que los niños participen de los elementos de este proceso. Uno de los elementos sanadores más importantes del duelo es que resulta ser un modo en que la persona puede “tener control” sobre la forma en que experimenta el trauma. En lugar de sentarse solo, con una serie de recuerdos intrusivos relacionados a la muerte, uno puede, en forma controlada, recordar a la persona perdida sin enfocar el suceso de muerte. El grado de control que se tenga al manejar un evento traumático es muy importante al determinar cuán destructivo éste llegará a ser con el tiempo.
    5. ¿Cuánto tiempo debería durar el luto?
    El luto es normal — las reacciones persistentes de luto no lo son. Así como una reacción persistente al trauma puede significar grandes problemas, lo mismo ocurre con las reacciones de luto persistentes. Si los síntomas que describimos arriba duran por más de seis meses, o si éstos interfieren con cualquier aspecto del funcionamiento, es necesario hacerles frente. Si el niño está en terapia, comunícaselo al terapista. Averigua si su desempeño escolar se ha afectado. Observa cualquier cambio que ocurra en sus patrones de juego o pérdida de interés en otras actividades. Observa. Sé paciente. Sé tolerante. Simpatiza con él. Éstos niños han sido heridos y viven en continuo dolor.
    6. ¿Debería yo preocuparme cuando un niño me dice que escucha la voz de su padre muerto?
    Espera que ocurran experiencias “sensoriales” fuera de lo común. Los niños (y adultos) a menudo experimentan sensaciones visuales, auditivas y sensoriales fuera de lo común, aún más de seis meses después de ocurrida la pérdida. El niño puede pensar que escuchó la voz de la persona– o que la vio entre la multitud– o que de reojo le pareció ver su imagen reflejada en la ventana. Estas percepciones son más comunes a la hora de levantarse o acostarse. Las mismas pueden resultar perturbadoras tanto para los padres, cuidadores como para el niño. Tranquiliza al niño. A menudo estas “visiones? se interpretan dentro del contexto de unas creencias religiosas — “vuelven a decirme que todo está bien — todavía están conmigo”. Esto puede ser muy importante para el niño y no hay razón alguna para socavar estos sentimientos. Estas “materializaciones histéricas” son comunes y a menudo mal llamadas “alucinaciones” visuales o auditivas. Si tienes alguna pregunta sobre estos síntomas, contacta a algún profesional de la salud mental de experiencia o a un médico.
    7. ¿Entienden los niños estos sucesos con exactitud?
    Con frecuencia, los niños pequeños hacen unas presunciones equivocadas respecto a la causa de eventos importantes. Desgraciadamente estas presunciones pueden incluir algún sentido de que el suceso–la muerte de un ser querido inclusive– fue su culpa. Los adultos a menudo asumen que la causalidad está clara — murió en un accidente de carro, recibió un disparo de un carro que pasaba, murió en un fuego– El niño fácilmente puede distorsionar el suceso y llegar a conclusiones equivocadas de su causa. Mi mamá murió en un accidente de carro porque venía a recogerme a la escuela. La persona que le disparó a mi hermano me estaba apuntando a mí y le pegó a mi hermano pues él estaba en mi cuarto. El fuego fue la forma en que Dios castigó (o hizo martirizó) a mi familia. En muchas de sus explicaciones distorsionadas, los niños asumen cierto grado de responsabilidad por la muerte. Esto puede llevarlos a tener sentimientos de culpa sumamente destructivos e inapropiados.
    Sé claro. Explora lo que el niño siente sobre la causa del suceso. Corrige y aclara si notas que está llevando algún razonamiento equivocado. Con el tiempo, la habilidad del niño para hacerle frente a estas situaciones se asocia a su habilidad para entender. Aún cuando hay ciertos elementos de la muerte y la tragedia que parecieran estar fuera de toda comprensión, así mismo se le puede explicar al niño– hay algunas cosas que no entendemos. No dejes que el niño desarrolle el sentido de que hay algo secreto en este asunto– esto podría resultar muy destructivo. Permite al niño saber que hay cosas que los adultos tampoco saben ni pueden entender.
    ¿CÓMO PUEDO AYUDAR?
    1. Sé sincero, abierto y claro
    Ofrece a los niños los hechos relacionados a la muerte. Aún cuando no hay necesidad de describirlos con lujo de detalle, es importante que se le ofrezcan algunos detalles. A veces éstos serán horribles, pero es necesario que el niño reciba información correcta de los hechos. De no ofrecérselos, su imaginación los suplirá. Muy a menudo estos detalles imaginarios son distorsionados, poco precisos, aún más horribles que los detalles de la realidad misma y pueden interferir con el proceso de sanación a largo plazo.
    2. No evites hablar del tema cuando el niño lo traiga.
    Al igual que con otros traumas, los mayores que rodean al niño tienen que estar disponibles cuando éste desee hablar, pero a la vez deberán abstenerse de escudriñarle si el niño no desea hacerlo. Esto puede querer decir contestar alguna pregunta — puede querer decir luchar con una pregunta muy difícil. “¿Duele cuando uno muere quemado?” No te sorprendas si en medio de tu lucha por encontrar la respuesta correcta, el niño se va a jugar y se muestra desinteresado. En ese momento no ha podido tolerar el nivel de intensidad emocional y está tratando de manejarlo evadiéndolo.
    Los niños pueden percibir si el tema es emocionalmente difícil para los adultos que le rodean. Es posible que entonces trate de agradarlos–ya bien evitando los tópicos emocionales o insistiendo en otros que sientan son más agradables para los adultos. Trata de medir tu propio sentido de incomodidad y háblalo directamente con el niño. Para él resultará reconfortante saber que no está solo en su malestar emocional.
    Los niños miran hacia los adultos para comprender e interpretar sus propios estados internos. Los más pequeñitos aún pueden reflejar la naturaleza e intensidad de las emociones de los mayores. Así que si sientes que no estás capacitado para controlar tus emociones cuando está tratando de ayudar a un niño, necesitarás utilizar contigo mismo algunas técnicas para manejarlo. Toma unos momentos para ti, serénate y luego trata de ayudar al niño. Es simplemente humano perder el control y tornarse sumamente emocional en momentos como éstos. No es malo si, cuando te sientas más sereno, puedas ayudar al niño a comprender cómo fuiste abrumado por la emoción (tal como le pasa a ellos algunas veces) y cómo tú también estás tratando de comprender. “Tenemos que ayudarnos unos a otros cuando estamos tristes”.
    3. Prepárate a discutir los mismos detalles una y otra vez.
    Espera oír al niño decir cosas que tal parecería no te “escuchó” cuando se lo dijiste la primera vez. Las poderosas y pervasivas implicaciones de la muerte para un niño pueden ser abrumadoras — un evento traumático. Las respuestas del niño a la muerte de uno de sus padres, de un hermano u otro ser querido, podrán ser similares a sus respuestas en cualquier otro evento traumático. Esto puede incluir adormecimiento emocional, evasión, tristeza, regresión, episodios de manifestación de coraje, frustración, miedo de lo desconocido (el futuro), impotencia y confusión.
    El niño tendrá recuerdos recurrentes, intrusivos y que despierten sus emociones, de la persona amada o de su muerte. Si no tiene una imagen clara de cómo ocurrió la muerte, imaginará una diversidad de escenarios. Estas imágenes se repetirán una y otra vez. Cuando lo hagan, el niño (si él o ella se siente a salvo y apoyado por los mayores que le rodean) volverá a preguntar sobre la muerte, cosas específicas de ésta y de su ser querido. Con paciencia, repítele los datos claros y verdaderos. Si hay algo que no sabes — si también tú te has preguntado sobre la naturaleza de la muerte o algún detalle de esta pérdida en específico– compártelo con el niño. Ayúdale a explorar posibles explicaciones, permítele entender que tanto tú como otros adultos pueden y muy a menudo tienen, que vivir con muchas incógnitas. Sin embargo, déjale saber que en este proceso que hay cosas que sí sabemos– cosas que sí entendemos. Trae a la conversación memorias, recuerdos e imágenes positivas de la persona amada.
    4. Está disponible para el niño, se nutriente, reconfortante y predecible.
    Haz lo mejor que puedas para estar disponible, ser cariñoso, brindar apoyo y ser predecible. Todo esto le facilitará el trabajo al niño. Se sentirán más seguros y cuidados. La pérdida de uno de sus padres, algún hermano u otro ser querido es un suceso extremadamente traumático que cambiará para siempre la vida del niño. El niño tiene ante si, en cierto sentido, la tarea para su vida entera de trabajar y volver a trabajar– experimentar y volver a experimentar la pérdida de estos seres amados. Cada festividad– cada ocasión “familiar”– revivirá en el niño la pérdida, la muerte y el fantasma de su ser amado. La presencia de cuidadores, maestros, terapistas y trabajadores de casos, que estén disponibles, sean nutrientes y cariñosos, ayudará a que esta travesía sea más fácil.
    5. Entiende que los niños sobrevivientes, a menudo se sienten culpables.
    Un niño que sobrevive cuando miembros de su familia han muerto, puede a menudo sentirse culpable. Ésta es una creencia que podría resultarle sumamente destructiva y pervasiva. El grado de culpa que el niño pueda sentir, frecuentemente está asociado con el nivel en que desarrollan y mantienen unas presunciones equivocadas del suceso. Uno de los principios más importantes en este proceso es que los niños no saben cómo verbalizar o expresar su sentido de culpa del mismo modo que lo hace los adultos. El sentido de culpa, como lo expresan los niños, puede más bien observarse en conductas y emociones relacionadas al odio de si mismos y la auto-destrucción. Es muy posible que el niño no pueda poner en palabras que su sentido de culpa por haber sobrevivido esté íntimamente relacionado a su sentido de minusvalía, o sus conductas destructivas o de auto-maltrato.
    Niños que sobreviven la muerte súbita de alguno de sus padres sufrirán un profundo sentido de culpa por el hecho de haber sobrevivido. Hubo algo malo en mí. Yo pude haber estado allí– Yo debí haber estado allí. Estos pensamientos recurrirán en un sinnúmero de formas; y la mayor parte de las veces el resultado de estos serán pensamientos de culpa. Si los cuidadores, terapistas y maestros de estos niños pueden minimizar estas ideas potencialmente destructivas y en aumento, se facilitará su recuperación.
    6. Aprovecha otros recursos
    Existen muchos otros profesionales bien adiestrados que están dispuestos a ayudar, a ti y al niño, en tu trabajo con estos problemas. Aprovéchalos. Si el niño está recibiendo terapia, habla con su terapista. Llama a nuestras oficinas–estamos siempre interesados en ayudar a los niños. Siempre recuerda que esto no desaparece– la forma en que el niño lo experimenta cambia, evoluciona y madura. La pérdida de uno de sus padres, un hermano o par, siempre estará con ellos. Ayúdalos, con el tiempo con tu amor y comprensión, a desarrollar un sentido maduro de esta pérdida.
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    ACERCA DE LOS AUTORES

    Bruce Duncan Perry, M.D., Ph. D.
    Dr. Perry es el Director Médico, los Programas Provinciales en la Salud Mental de Niños para Alberta la Tabla Mental de la Salud. Además él continúa dirigiendo la Academia de ChildTrauma, una instrucción y fundación del instituto de investigación en 1990. De 1992 a 2001, Dr. Perry sirvió como el Thomas S. El Profesor de Investigación de Trammell de la Psiquiatría de Niño en el Colegio de Baylor de la Medicina y el Jefe de la Psiquiatría en el Hospital de Niños de Tejas en Houston, Tejas. Para más información favor de leer su bibliografia.
    Jana Rubensein, M.Ed., LPC

    Jana Rubenstein es el Director de la Academia de ChildTrauma. En este papel ella proporciona el descuido y el liderazgo para los varios proyectos de Academia. La Sra. Rubenstein tiene trabajar clínico extenso de experiencia con niños y familias tratando con el trauma y la pérdida.
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