Respaldo de material de tanatología

Etnomedicina en Mesoamérica central

(ALTERACIONES VISTAS POR LA TRADICIÓN. ESPECIALISTAS. MEDIOS Y PROCEDIMIENTOS TERAPÉUTICOS LOCALES).

RESUMEN.
Las culturas tradicionales de salud y las etnomedicinas en Mesoamérica son el resultado de la evolución de sistemas precedentes como el chamanismo. Protegidas en las etnias debido a su carácter de utilidad y necesidad para la supervivencia de las gentes, llegaron a la modernidad más o menos transformadas. La mezcla amerindio-hispana, tras la conquista, dio lugar a una tradición nueva, la mestiza, desarrollada principalmente en las áreas urbanas. Tradiciones originarias y tradición mestiza recogen una serie de ópticas del fenómeno de salud-enfermedad así como los modos y medios adaptados a las culturas para conservar el bienestar de las gentes.

INTRODUCCIÓN.
Las formas de entender el bienestar en cada cultura se relacionan con los contenidos de sus tradiciones. La verdad es que, en un mundo plural, todos los seres humanos deberían poder mostrarse como son. Deberían poder seguir desarrollando sus modos de prevenir los males y curar. En las sociedades del pasado, y en las del presente, los seres humanos fabricaron, y fabrican, sistemas y maneras para atender las necesidades de salud. En el estudio interpretativo que los investigadores Jean Clottes y David Lewis-Williams (2001) han hecho de los dibujos y expresiones pictóricas, así como escultóricas, de las cuevas del paleolítico europeo, se sugiere la existencia de chamanes en la prehistoria. Por lo que se conoce a través de las fuentes documentales (principalmente rusas) estudiadas por Mircea Eliade (2001) sobre el chamanismo asiático y norasiático, ese sistema, además de terapéutico, sería un modo organizativo de los grupos y comunidades en tiempos en los que las amenazas externas (naturales y humanas) hacían peligrar no sólo el equilibrio y bienestar de los individuos sino la estabilidad e integridad de sus grupos. Para Antony Tao (2003), del chamanismo arcaico chino nació una especialidad más dedicada a la terapéutica: el chamanismo curativo, a partir del momento en que las sociedades se hicieron sedentarias (inicio del Neolítico, hace unos 10000 años). De este chamanismo surgiría posteriormente la medicina tradicional china.

Hasta la llegada de los europeos a América, los grupos amerindios dispusieron de modos de curar adaptados a sus formas de pensar y a sus cosmovisiones. Los Cronistas de Indias dieron cuenta de las características del mundo que encontraron y descubrieron. Y, aunque influidos por su origen, su forma de pensar europeo-cristiana y los condicionamientos que el poder religioso y el poder político les imponían, retrataron, como hizo Fray Bernardino de Sahagún (1994) en el Códice Florentino, toda la majestuosidad de aquellas culturas. En esas etnografías de la época, se habla de curadores, de formas de curar y de elementos para curar; es decir, de toda una organización de la terapéutica.

En mi opinión, debido a los condicionamientos de los cronistas, en sus libros se exponen principalmente medios de cura naturales (de origen vegetal, la mayoría; pero también, minerales y de origen animal); aunque se habla tímidamente de la cura simbólica (o mejor, de la parte simbólica de la cura), asociada a los chamanes.

Anna Reid (2003) escribe sobre el chamanismo siberiano, recuperándose, como otras parcelas de la cultura de los pueblos norasiáticos, tras el fin del “Imperio Soviético”. Chamanes y etnomédicos siberianos sufrieron por el avance de la Rusia zarista hacia el Este; y volvieron a sufrir cuando el sistema soviético impuso a los originarios siberianos un orden basado en una cultura materialista de base productiva.

Europa Occidental, como han hecho otras partes del mundo, ha seguido su propio camino de evolución y progreso. Razones sociohistóricas y culturales hicieron posible el surgimiento de la ciencia. Expresa Antony Tao (2003) que los griegos entendieron el universo como un todo ordenado por leyes que el pensamiento es capaz de descifrar y conocer. A esta base cultural se unió el aporte del cristianismo; que, como el judaísmo, entendía un dios transcendente, separado de la naturaleza. Quedó la naturaleza, en las culturas europeas, libre de ataduras y dependencias espirituales, dispuesta para ser estudiada por un pensamiento no mediatizado por la divinidad. En el Renacimiento ya se expresó y se ensayó esa tendencia. Luego, llegó la Ilustración; y después, la Revolución Industrial. Europa se hizo poderosa. Los grupos dirigentes y los poseedores del dinero “proyectaron su mirada” (enfocaron sus intereses), como en su tiempo hizo la Corona de Castilla, a otros lugares del planeta. Encontraron gentes diferentes, gentes que no hablaban como ellos, que no pensaban como ellos, que no veían las cosas como ellos, que no entendían las enfermedades como ellos y que no curaban como ellos. Al igual que hicieron los españoles en América, el resto de los países europeos también impuso unas relaciones de poder a las nuevas sociedades.

La ciencia, como parte de la cultura europea, se ha tomado como modelo de progreso (evolucionismo). Una gran parte de los científicos positivos ha considerado una sola línea de avance humano en el globo: la suya. Se ha visto a gentes de otros pueblos como seres en fase de desarrollo precientífico, tildados, incluso por los primeros antropólogos, de “salvajes”. En la actualidad se ha creado entre los occidentales una conciencia de superioridad basada en todas esas ideas. La medicina se ha hecho científica y, por lo tanto, el modelo a seguir.

Sin embargo, antropólogos como Malinowski, Franz Boas o Clifford Geertz han valorado el aporte original de los miembros de las culturas. Para saber de alguien, no sólo hay que observarlo; también hay que escucharlo hablar de sí mismo. Para conocer una cultura ajena, es necesario que nos la expliquen sus protagonistas. Medicinas tradicionales amerindias y asiáticas entienden que para entender qué le pasa a un enfermo, hay que permitirle hablar de su dolencia, y de la vivencia obtenida a través de esa experiencia. Algo así decía Edward Bach (1999).

Cada etnomedicina se ubica en un asiento cultural propio. Nunca convergerán de manera natural dos líneas de progreso culturales si no se manipulan para que así ocurra. La ciencia surgió en Europa como un hecho propio del camino evolutivo europeo. Pero otros pueblos (amerindios, asiáticos, africanos) no tuvieron cultura griega, ni cristianismo, ni judaísmo, ni Renacimiento, ni Ilustración a la francesa. Y eso no significó, ni significa, que fueran (o que sean) menos que los europeos. Es una cuestión política.

Los Polo (1984) narraron maravillas de progreso en Asia cuando Europa aún vivía en plena Edad Media. Los Cronistas de Indias, y otros hombres inteligentes y sensibles de la época, se quedaron boquiabiertos cuando contemplaron la amplitud de las culturas de los pueblos conquistados en América.

Fue el colonialismo (hablando del colonialismo occidental en general, no sólo del español) el que rompió el desarrollo equilibrado de los pueblos no occidentales. Fue ese colonialismo el que modificó la trayectoria de las líneas de evolución sociocultural no occidentales. Fue el mismo colonialismo el que fabricó las diferencias que generaron complejos de inferioridad a gran escala (entre los pueblos sometidos), potenciando a la vez los egos culturales de los colonizadores.

El llamado Tercer Mundo es una expresión acuñada por la cultura occidental, dominante. Es una gradación. El Primer Mundo, es el mundo rico, por lo tanto superior porque tiene el poder. El Segundo Mundo es un híbrido a medio desarrollar, mal sentado entre dos sillas. El Tercer Mundo es el de los miserables (término con muchas lecturas, dependiendo de la óptica de aproximación a su comprensión). La pobreza, las enfermedades, el hambre y todas las lacras que padecen los hombres, las mujeres y los niños de ese llamado Tercer Mundo surgieron después de que los grupos humanos que en él se desarrollaban desde la antigüedad, se vieran invadidos y sometidos por humanos venidos de lejos. Esas condiciones no se deben, pues, a sus particularidades socioculturales, históricas y organizativas, diferentes de las que condujeron a la revolución científica europea.

En la actualidad se sigue realizando una “ayuda” al Tercer Mundo “asistencialista”, a través de ONG´s, organizaciones religiosos y estatales. Una ayuda, en opinión de muchos miembros de las etnias, improductiva, estéril e incapaz de ajustarse a la organización autóctona de grupos y gentes. Los miembros de esas sociedades desean, primero, que se les respete y se les tenga en cuenta; segundo, si se les ofrece ayuda, ésta debe ser valorada, validada y gestionada desde las propias organizaciones locales. Tercero, que los especialistas sanitarios occidentales y estatales se complementen con los especialistas locales y etnomédicos. A veces, dicen, “llegan los blancos con sus ideas, sus medicinas y su comida para nosotros, lo cual marca todavía más las diferencias entre unos y otros”. Mapuches sudamericanos, mayas de Chiapas o zapotecos oaxaqueños desean poder seguir su desarrollo desde sus organizaciones, compartiendo con el resto de los grupos y con sus naciones un diseño de futuro en una sociedad plural, multicultural y en paz. Para muchos, es parecida la imposición de las armas, de las leyes ajenas, de la educación nacional, de los centros de salud estatales y de sus medicinas. Con ninguno de los grupos locales contaron para hacerlo. No hubo mesa de acuerdo.

Cuando los amerindios sufrieron la desestructuración de sus sociedades en el siglo XVI. Cuando nuevas instituciones impusieron un orden importado de Europa, empezó el camino de decadencia de los grupos originarios, alejados de los puertos seguros de su organización tradicional. Pasaron los años, y los siglos, en América. La mezcla amerindio-hispana creó una nueva sociedad, mixta, mestiza, confluencia de dos fuentes humanas y culturales distintas. Esta sociedad se desarrolló en los núcleos urbanos, fabricando un tipo de etnomedicina mixta, mestiza (como la podemos encontrar hoy en el Mercado de Sonora en México D.F.). Dicha cultura de salud es ya una tradición más en América. Por otra parte, los grupos indígenas, alterados, siguieron su desarrollo relativamente original en las áreas alejadas de las ciudades, manteniendo con mayor o menor grado de aculturación sus propios sistemas terapéuticos.

El mundo en que vivimos hoy presenta otro tipo de “colonialismo” si se quiere llamar así, caracterizado por la sustitución, superposición y empuje de ideas. La cultura occidental (sus iconos ideales y comerciales, la publicidad, la música…), a través del fenómeno de la globalización y de la internacionalización, se muestra poderosa y avanza dominante, imponiéndose en todas las sociedades, superponiéndose a las culturas locales, sustituyéndolas (en el peor de los casos) o mezclándose con ellas (en el mejor de los casos).

Las medicinas tradicionales son medicinas surgidas en sociedades y culturas con rasgos propios y diferenciados, utilizadas con éxito por los miembros de esas sociedades. Representantes de la antropología médica como Robert Hahn, Arthur Kleinman, Peter Brown o Byron Good entienden que salud y enfermedad no se pueden separar de sus contextos socioculturales; y que los sistemas terapéuticos, etnomedicinas y modos de curar son el resultado de la adecuación de la atención a dichos contextos.

La occidentalización del mundo es un hecho palpable. La extensión de la medicina occidental ?científica hace que muchos problemas, entendibles dentro de un contexto cultural global puedan ser atendidos y solucionados. Pero, no todos. Alteraciones como el “susto” o las “mapuche kutran” (enfermedades entendibles dentro del contexto de vida mapuche, Sudamérica), son síndromes de nosología indígena. “Bloqueo de Qi de Hígado-Vesícula Biliar” es un síndrome definido en la medicina tradicional china no necesariamente coincidente con una patología universalmente reconocible según la ciencia occidental. Formas de atención como la “limpia” (culturas amerindias), acceden a la persona enferma de forma diferente a como lo hacen las píldoras de la medicina de patente. En ambos casos, el medio y la forma de atención se ajustan al contexto sociocultural del enfermo así como al modo de entender la enfermedad (por él y por el médico), y a la manera de contrarrestarla. Medios de tratamiento como la acupuntura (medicina tradicional china) no son entendidos en su verdadera dimensión si son estudiados desde ópticas diferentes a la de su contexto de origen. Juzgar la acupuntura desde otra posición cultural (por ejemplo, la científica), implica necesariamente hacer comparaciones.

Si se considera que la posición de partida del estudio, por ejemplo la científica, es la “verdadera”, al no entenderse la acupuntura como se entiende en su contexto de origen, se verá únicamente como una práctica de estimulación de la reacción defensiva, y punto. Incluso se elaborarán juicios calificándola de placebo. Se habrá descubierto una “nueva acupuntura”, una acupuntura diferente a la de su contexto originario. Y se habrá hecho un ejercicio de auténtico etnocentrismo.

Siguiendo a Geertz (1990, 1993) creo que necesitamos acercarnos al objeto del que queremos hablar. Ello implica necesariamente, moverse, “salir de nuestro centro”, conocer al objeto en su lugar, reconocerlo. Es el ejercicio básico en antropología; y es un ejercicio que la antropología recomienda practicar a cualquier investigador (científico natural o científico social). Así entenderemos que la acupuntura tiene un significado relacionado con el contexto en que se creó; o que la “limpia” amerindia significa algo más allá de nuestra propia proyección significativa exótica, hecha desde “nuestro centro”. Nos liberaremos de una incómoda y anticuada posición estática de observación, así como del juicio etnocentrista, inadmisible en los tiempos que corren para cualquier divulgador o comunicador cultural-científico que se precie.

Las medicinas tradicionales pueden practicarse solas o pueden ser combinadas entre sí y con la medicina científica. Puede haber colaboración entre los profesionales de unas y otras.

Pueden convertirse también los sistemas terapéuticos originales en sistemas interculturales cuando los que los conocen y practican los adaptan a las circunstancias específicas de las personas y sus problemas (relación con lo natural-biológico, lo social y lo cultural).

En el futuro podremos tener: a) una gran cultura mundial con más o menos préstamos de las culturas que ha ido encontrando por el camino; b) una sociedad internacional multicultural (con un dominio claro de la cultura occidental); c) una sociedad caracterizada por la interculturalidad; d) una dinámica imprecisa caracterizada por la variación permanente del hecho cultural.

Mientras tanto, supervivientes y preservadas hoy como parte de la cultura indígena por instituciones mexicanas; reconocidas por leyes de salud en algunos Estados (Morelos, Nuevo León); y con reconocimientos parecidos en otros (Oaxaca, Chiapas) se practican y se utilizan las etnomedicinas tradicionales mesoamericanas. En China, gran parte de Asia y un número importante de países del mundo es utilizada con éxito la medicina tradicional china.

En India y Sri Lanka, la medicina ayurvédica. Y en otras áreas del globo siguen vivas aún formas de curar perfectamente válidas dentro de sus contextos y fuera de ellos; de igual rango que la medicina occidental convencional (la más extendida del globo). Como medicinas interculturales (adaptadas por los profesionales y etnomédicos de distintos contextos socioculturales) la más conocida y difundida es la medicina china. Pero la difusión de los conocimientos y la distribución por el mundo de los etnomédicos originarios están haciendo que se conozcan etnomedicinas tan antiguas e importantes como las de los grupos indígenas mexicanos (uso del temazcal, de la herbolaria y las limpias) o sudamericanos (herbolaria, limpia, etc.).

El resumen que sigue corresponde a parte del trabajo de investigación de mi tesis doctoral, realizado en distintos lugares de los Estados de México y Oaxaca en 2004, 2005 y 2006.

2. ENFERMEDADES VISTAS POR LAS TRADICIONES (ORIGINARIA Y MIXTA) EN MESOAMÉRICA. ESPECIALISTAS.
Al hablar de enfermedades vistas por las tradiciones, las que explicaré más adelante pueden entenderse en Mesoamérica tanto dentro de las culturas originarias (rurales) como dentro de la cultura mixta (urbana).

Las distintas maneras de comprender y atender la salud en las sociedades prehispánicas han llegado a nuestros días bien conservadas, que no congeladas, ya que entre tradición y presente hay un reajuste y una adaptación permanentes, tal como piensan los propios médicos indígenas oaxaqueños (Bernal, 1991-I). Muchas alteraciones y problemas de salud pueden ser atendidos por especialistas distintos, es decir que no son exclusivos de profesionales concretos. Otros sí, o simplemente resulta más frecuente acudir a un tipo de profesional que a otro.

Algunos especialistas, los que trabajan técnicas manuales, como: colocadores de huesos, sobadores y otros, sobre todo en las áreas de cultura mestiza, realizan un trabajo en el cuerpo no siempre acompañado por rituales. En otros casos sí, dependiendo de la etiología del problema y de las implicaciones y relaciones. Hay curanderos-yerberos en las ciudades que poco se diferencian de naturistas occidentales, atendiendo la inflamación de abdomen, el dolor de cabeza, el reumatismo o la alteración menstrual con la medicina de plantas o la fórmula de hierbas que corresponda, más los consejos alimenticios, de régimen de vida, etc.

Hay especialistas y sabios (más en áreas rurales) que, viendo en la enfermedad una implicación espiritual o simbólica, llevan a cabo una terapéutica diferente. En México hay tantas posibilidades de ser atendido como visiones e interpretaciones de los problemas se tengan. En cualquier caso, se trate el cuerpo con sobadas o hierbas, se atienda el alma con rituales, la visión de los profesionales y especialistas tradicionales no es parcelada. Recordemos que en la tradición originaria oaxaqueña, la enfermedad se ve como algo que le saca a uno del camino seguro en la vida. Para aproximar a la comprensión occidental dicha idea, y siempre orientado por los informantes, diré que en el plano perceptible no se ve la enfermedad como patología (al estilo occidental) sino como alteración básica que da lugar a variadas manifestaciones y expresiones de problemas (físicos, emocionales, psicosociales, mezcla). Quien padece mareos puede tener el mismo desequilibrio básico que otro que se preocupa demasiado, o que alguien a quien le duele la cabeza y no logra centrarse en su vida: el aire o el mal de ojo.

Diferentes manifestaciones pueden ser consecuencia de la misma causa. Y, por llamarlo de alguna forma, problemas de apariencia similar, tener orígenes distintos. En el primer caso el médico tradicional realiza una atención igual o parecida. En el segundo, el tratamiento será diferente por ser diferente el origen. Algo parecido podemos decir de la terapéutica tradicional en China. En el plano perceptible, lo que en la óptica occidental corresponde a una patología, por ejemplo parkinson, en la visión asiática se vería como síndrome de temblores, teniendo diferentes causas y respondiendo en cada caso a diferentes tratamientos o atenciones.

Al revés, dos situaciones diferentes como la demencia senil o el síndrome de fatiga crónica, pueden encuadrarse dentro de una misma desarmonía de fondo llamada técnicamente en medicina china: Deficiencia de Inn de Riñón, tratándose ambas con formulaciones parecidas o iguales (se trata la causa o la causa y los síntomas). Quiero llegar con todo esto a la idea de necesidad de contemplar a la persona en conjunto y en su relación con el medio para entender su mal y elegir el remedio adecuado, en las terapéuticas tradicionales (como vemos, diferente del planteamiento de la ciencia médica occidental que estandariza y etiqueta las enfermedades, denominadas patologías y, con pequeñas variantes, observables en cualquier persona del mundo). En la visión de la enfermedad de los pueblos prehispánicos se creía que, por diversas razones, el ser humano sufría problemas en relación con las esencias divinas circulantes. Uno de los tipos de circulación era el contagio. Cuando alguien tenía fiebre alta, la enfermedad era extraída del paciente como entidad invisible y depositada en una figurilla de pasta (un perro) que se dejaba en las proximidades a la merced de cualquier caminante (López Austin, 1997).

2.1. RELACIÓN ENFERMEDAD-MUERTE

En la tradición de muchas culturas siberianas, la enfermedad es el resultado de las malas influencias (principalmente espirituales y de los muertos aunque también de vivos, envidias, maldiciones…), según mis informadores rusos. M. Eliade recoge en su obra que para los chukchis siberianos la enfermedad es provocada por los malos espíritus (Eliade, 2001). En la tradición coreana, a los muertos se les convida y se les tiene presente (Kwang-Il Kim, informante). Lo mismo sucede en la cultura chatina mesoamericana (D. Catalino, informante). Y otro tanto hacen en las culturas norasiáticas, por miedo a posibles malas influencias y atracciones de los recién fallecidos (Eliade, 2001). Para los siberianos, según Eliade (2001) los que mueren por enfermedad van a los infiernos. La incineración del cadáver es un modo de purificación.

La muerte para los antiguos nahuas era el fin de un ciclo, tal como en el maíz. Cuando el hombre moría, su esencia era purificada, limpiada, borrada de recuerdos para ocupar un nuevo cuerpo (López Austin, 1997). Explica López Austin (1997) que la vida y la muerte no eran vistas como los extremos de una línea recta sino como dos puntos diametralmente opuestos en un círculo en movimiento. Tal círculo se corresponde con lo que en este trabajo llamo: realidad amplia.

La enfermedad es una manera de provocar la muerte, paso necesario y previo para el nacimiento y la renovación de la vida y de los seres.

2.2. VISIÓN DEL CUERPO Y DE LA PERSONA.

Ya hemos expuesto que los antiguos nahuas entendían al ser humano formado por materia densa-pesada y materia sutil. Las esencias de algunos dioses formaron parte de la creación tras el castigo que sufrieron por pecar. Tanto el espacio terrestre como el tiempo portan materia divina, igual que animales, plantas, ríos, océanos (López Austin, 1997). Siguiendo a este autor, hablando de la tradición, el cuerpo sería el constituyente pesado del hombre, sujeto a la mortalidad, a la necesidad de alimentarse y de reproducirse. El balance de energías, fuerzas y tensiones, en el ser humano y en el medio equivale a la salud. Las esencias divinas que se mueven por el mundo tienen que ver en la ruptura de la estabilidad del bienestar. Las divinidades terrestres y pluviales, oscuras, nocturnas, rigen y controlan el crecimiento y la reproducción del ser humano (López Austin, 1997).

Escribe León-Portilla, hablando de los antiguos mexicanos: Debe subrayarse que al incluir el corazón en el concepto náhuatl de persona, se afirma que, si es importante la fisonomía moral expresada en el rostro, lo es con igual o mayor razón el corazón, centro del que parece provenir toda la acción del hombre…Se complementa así entre los nahuas mejor que entre los mismos griegos la idea del rostro, con el dinamismo interior del propio yo (León-Portilla, 1983: 147).

Existe una relación directa entre la expresión y morfología del rostro con el corazón en la cultura china y en su medicina, entendido dicho corazón no sólo como órgano, estructura, sino como un conjunto formado por elementos físicos, funciones fisiológicas, funciones energéticas y características mentales-emocionales.

Sigue León-Portilla diciendo: Consecuencia de describir al hombre como dueño de un rostro, dueño de un corazón, fue la preocupación de los tlamatimime por comunicar sabiduría a los rostros y firmeza a los corazones (León-Portilla, 1983: 147).

En la obra del médico español Juan de Cárdenas (s. XVI), se expone con bastante sencillez, pero bien expresado y razonado, que la vida es calor y que dicho calor natural es conservado en la humedad sustancial del cuerpo. La muerte natural sería el gasto progresivo del calor vital y el consumo de su humedad contenedora. El cuerpo vive más o menos, dependiendo de sus actividades, de su interacción con el medio, de la alimentación y del estilo de vida de la persona. Para Cárdenas, los españoles nacidos en América vivían menos que los nacidos en España debido a la destemplanza de la región americana, que es caliente y húmeda. El calor del aire y la humedad, explica Cárdenas, consumen el calor humano e inflaman los cuerpos, ahogando su calor (Cárdenas, 1591). Esta visión del cuerpo vivo como una especie de vela encendida, proveniente de Europa, pasó a la cultura mestiza. Para Foster (1980), la medicina tradicional en América se construyó con las tradiciones locales más la cultura médica y de salud española.

En este trabajo defino dos ámbitos de expresión de la cultura tradicional de salud: el de los grupos originarios (rural) y el de la sociedad mestiza (urbano). Las ideas que expone Cárdenas (1591) sobre el cuerpo, la vida, la enfermedad, la curación, la influencia del medio, siguen existiendo hoy en la cultura mixta mexicana, transformadas, mezcladas, compaginadas con otras provenientes de las distintas tradiciones indígenas. La idea de la vida como calor conservado en la sustancia húmeda del cuerpo, relacionada a su vez con la luz de las divinidades tiene que ver con el desarrollo de la cultura tradicional urbana. Por ejemplo, todas las informaciones que me han dado sobre el susto coinciden, considerándolo enfermedad por pérdida o robo de una energía vital de la persona; y relacionado con lo físico y espiritual de la naturaleza y el medio.

Las observaciones de Cárdenas le llevan a la conclusión de que el medio ambiente del Nuevo Mundo (calor-humedad) influye sobre ciertas características de los cuerpos que hacen que éstos duren más o menos. Diferencia, pues, por nacimiento e influencia del medio, no sólo a indios y españoles sino a españoles nacidos en España y españoles nacidos en las Indias. Al indio lo considera de naturaleza flemática permanente y opina que, debido a su cultura y por seguir una vida más ordenada y menos ociosa, su pelo encanece menos que el del español a quien considera flemático accidental. El autor explica por qué el español pierde el pelo mientras que el indígena nunca se vuelve calvo; o por qué el europeo tiene barba y el indio es lampiño. En todo caso se tiene en cuenta la constitución, la herencia y el medio. Resalto esa dedicación de Juan de Cárdenas al estudio del medio como influyente a veces decisivo sobre cambios físicos y fisiológicos. Se puede tildar la medicina occidental de la época de ecomedicina. Ese aspecto era un punto de aproximación a las medicinas tradicionales locales, tremendamente ligadas al ambiente; y, a mi juicio, uno de los modos de unión-mezcla con tradiciones locales.

En este estudio nos interesan las opiniones de los mesoamericanos, pero su contraste con las de los primeros españoles viviendo en estas tierras resulta muy útil a la hora de ver precedentes de la cultura tradicional mestiza. Por otra parte, fueron observadores, testigos e informadores de unas culturas (las originarias, en este caso) algunos de cuyos rasgos, quinientos años más tarde, todavía se aprecian en las tradiciones indígenas actuales.

La visión del cuerpo que tienen los otomíes está asociada a elementos simbólicos que lo unen con el cuerpo amplio de la naturaleza (Galinier, 1997).


2 thoughts on Etnomedicina en Mesoamérica central

  1. Entre los tibetanos, el conocimiento del cuerpo humano se basa en consideraciones mágicas y simbólicas (Ayala, 1999: 187). Antony Tao (2003) habla de visión cosmobiológica en la cultura chamánica arcaica asiática. Los médicos tibetanos consideran el cuerpo humano como un microcosmos asociado al gran cosmos (Ayala 1999: 187). La idea de macroespacios-macrosistemas y microespacios-microsistemas se encuentra presente en la cultura china. En su medicina, el tratamiento acupuntural puede dirigirse al cuerpo como unidad y sistema o a partes de éste consideradas como microunidades y microsistemas en los que se refleja la unidad corporal.

    Observando el trabajo de los médicos tradicionales oaxaqueños aprecié tres cosas:

    -La primera, que siempre había una referencia explicativa ecológica de los procesos potológicos humanos. Por ejemplo, la dificultad circulatoria, tanto sanguínea como linfática tenía relación, por coincidir el hábitat de la persona enferma, con lugares de mala circulación hídrica (zonas de aguas estancadas, balsas, humedales, áreas de escasa o mala ventilación, casas o habitaciones oscuras y húmedas).

    -La segunda, que se podía atender en determinadas ocasiones y para determinados problemas el todo desde la parte, acercándose así a la tradición asiática de los microsistemas y macrosistemas. Pregunté sobre posibles explicaciones. La idea general era que todo en la naturaleza está conectado, tanto lo que se ve como lo que no se ve. Por ello, lo que afecta al todo afecta a las partes, y lo que afecta a la parte también afecta al todo. Un médico tradicional zapoteco, mixe o chatino actuando desde la tradición, sabe que se puede resolver lo grande desde lo pequeño porque todo está unido y penetrado por el espíritu de Dios. Cuando D. Erasto (informante zapoteco) fabrica una muñeca con la ropa del asustado, entiende que la prenda contiene la impronta de identidad de su propietario y que, si la luz correspondiente al alma o parte energética del asustado, que se ha perdido, salta de la tierra a la ropa, el enfermo la recibe y se cura.

    -En tercer lugar, que también hay referencias explicativas culturales (religiosas, mágicas, simbólicas…) de las enfermedades. El cuerpo, al verse incluido en una unidad mayor, dispone de componentes estructurales (explicados desde el simbolismo y desde la analogía) por los que puede influir en los demás o en otros ámbitos de la realidad, a la vez que ser influido por ellos. De esta manera, llegan las piedras de la enfermedad al cuerpo. Para mixes, zapotecos y chatinos, según observé y escuché de algunos de mis informantes, el cuerpo es el soporte de la persona en el mundo. Debe estar bien para tener salud. Pero no sólo él, también los sentimientos, las emociones, las relaciones, los pensamientos. Cuando preguntas por la concepción del cuerpo, las respuestas son sencillas y muy claras: una parte de la persona, pero no toda la persona.

    Al hablar del concepto del hombre en la sociedad huichol hay que distinguir entre la estructura corporal orgánica y el aspecto espiritual. Es este último el que tiene mayor importancia para los huicholes, puesto que es a través de las entidades que conforman el espíritu como los dioses infunden la vida al hombre. Del equilibrio de las partes del espíritu dependerá la salud (Vázquez, 1992: 94).

    Para los huicholes, el cuerpo humano está compuesto por el corazón o iyari, consolidado a través de las peregrinaciones a los lugares sagrados; la memoria, procedente de kauyumari; el nierika que es el espejo donde se refleja la apariencia divina de los dioses; el kupuri o alma, que no desaparece con la muerte; y el tukari que vendría a ser la energía vital o la vida, sinónimo de día (Porras, 2003).

    Algunas partes del cuerpo son tenidas en cuenta de manera especial en la cultura chamánica y tradicional, desde Mesoamérica hasta el Tibet. Tal es el caso del esqueleto, de los huesos, cargados de un simbolismo enorme y antiguo relacionado con el trance extático y con las ceremonias iniciáticas chamánicas. El valor del esqueleto se aprecia en la cultura hindú, en la tibetana, en la china, en la esquimal, en la mesoamericana.

    Para Eliade (2001) tiene que ver con un chamanismo arcaico relacionado con la caza. Budistas y esquimales meditan sobre el esqueleto con objeto de extraer el alma de su propio cuerpo con miras al viaje místico. Eso es el éxtasis (Eliade, 2001: 337). La cultura tradicional china diferencia, dentro del cuerpo, entre Jing congénito y Jing adquirido. El primero reside en el Sistema Energético Riñón y gestiona la energía con la que se nace. De él dependen directamente: huesos, articulaciones, dientes, médulas (ósea y espinal) y cerebro, entre otras estructuras (y funciones) corporales. La terapéutica china señala que el gasto, consumo, pérdida de esa esencia implica decadencia para el cuerpo y pérdida de energía vital. El Jing congénito es insustituible, pero se puede evitar su gasto usando el Jing adquirido, fabricado a partir del alimento, del agua y del aire. De esta forma se puede vivir más. El Jing es el Qi de la vida, materializado en el cuerpo y en sus capacidades funcionales así como en la esencia, heredada de los padres. Galinier (1997) habla de ciertas relaciones entre los huesos y la sustancia sexual, para los otomíes. En la tradición asiática, las actividades sexuales se relacionan directamente con el Sistema Energético Riñón y con la sustancia Jing, por tanto, con las estructuras que lo componen, entre ellas los huesos. Según esa tradición un exceso de práctica sexual implica debilidad, envejecimiento prematuro (en los hombres, principalmente). Según Galinier (1997), los otomíes hablan de pleurer des os (“llanto de los huesos”) refiriéndose a la emisión de líquido seminal.

    En la antigua cultura chamánica, los huesos y el esqueleto, despojados del ropaje de la carne, conducían al chamán a través de su viaje extático. En la ceremonia de iniciación, tras separar la carne del esqueleto, éste se volvía a recubrir y recomponer dando a entender el nacimiento del nuevo chamán.

    En Oaxaca y México vi muchos elementos de la vida cotidiana relacionados con el esqueleto. La Santa Muerte es un cuerpo descarnado. En fiestas de muertos, procesiones, celebraciones, etc., utilizan el símbolo del esqueleto, como en la cultura chamánica, para conectar distintos planos y dimensiones de la realidad amplia (el mundo sensorial de los vivos con el mundo de los muertos y otras entidades), según me informó la Dra. M.A. (informante de Oaxaca). La conexión de los otomíes entre líquido seminal y huesos se aproxima a la china. Los huesos, pues, tanto en Asia como en Mesoamérica, tienen una connotación vital, más que de muerte, proveniente de tradiciones arcaicas que relacionaban a su vez al chamán con el grupo y su supervivencia. Muerte y reproducción están íntimamente ligadas en la tradición mesoamericana hasta el punto de creerse que de los huesos de los ancestros nacen los nuevos seres; y que de los huesos surge el esperma, por lo que los huesos de los muertos fertilizan la tierra (López Austin, 1997).

    En el tomo quinto de la obra “Testimonios de vida de médicos indígenas tradicionales”, dedicado a la terapeuta Vicenta Parra, de la cultura mayo de Sonora podemos leer: conocer las concepciones del cuerpo humano es entender los efectos de éstas en el tratamiento de salud-enfermedad-ecosistema (Parra, 1999: 23).

    Para la doctora M.A. de Oaxaca (informante, farmacéutica y homeópata) el cuerpo en el pensamiento tradicional forma parte de la unidad de la naturaleza y del universo. La tierra es un elemento fundamental que lo conecta y ayuda a modo terapéutico. El contacto de los pies con el suelo es una manera de restablecer el equilibrio que significa la salud y el bienestar. Por medio de ese contacto circulan las energías naturales entre el cielo y la tierra a través del ser humano.

    En China, la tierra es Inn y el cielo Iang. Los pies son partes Inn del cuerpo y la cabeza, parte Iang. El contacto de los pies con la tierra introduce al ser humano en la unidad de la que forma parte, reequilibrando sus energías, haciéndolas circular de arriba a abajo y viceversa. Las tradiciones mesoamericanas dotan a los humanos de características duales (masculino-femenino) definidoras de los seres superiores según la cosmovisión (o las cosmovisiones). Sin hablar de Inn/Iang, según la tradición mesoamericana se puede decir que la tierra es más femenina-fría y el cielo más masculino-caliente. Nuestra mitad superior tiene más proximidad y relación con el cielo mientras que nuestra mitad inferior se relaciona directamente con la tierra. Corrigiendo estos aspectos (cuantitativa y cualitativamente) si están alterados, se puede también conseguir o devolver la salud.

    El chamán en los pueblos tradicionales se ocupaba de proteger tanto el cuerpo y el alma de los individuos como el cuerpo social. Una de sus finalidades era asegurar el bienestar de todos (Eliade, 2001).

    Visité con uno de mis informantes principales (cultura mestiza), Rogelio Delgado el museo Dolores Olmedo, situado en la delegación de Xochimilco (México D.F.). En la parte dedicada al arte popular tradicional se exponen motivos alusivos a la Fiesta de la Muerte: esqueletos formando parte de la vida cotidiana, vivos, en actitudes normales, vestidos con ropas normales, realizando actividades y labores cotidianas (trajineras típicas de los canales de Xochimilco conducidas por esqueletitos). Se observan distintos tipos de objetos, fabricados con diferentes materiales. Hay bellas piezas de barro policromado cocidas a altas temperaturas. Se ven calaveras con versos de fin de año que mezclan simbolismos de vida y de muerte. Todo envuelto en un ánimo grotesco, surrealista y de broma. Se representa un muro de calaveras como se hacía entre los aztecas: el tzompantli de los guerreros prehispánicos. Aún sigue, pues, arraigada en la cultura popular mexicana (de las etnias y de las ciudades) la costumbre de incluir entre los invitados a la fiesta de la vida, símbolos ambivalentes como los huesos y el esqueleto. Muerte y vida forman parte del cotidiano devenir de los mexicanos, según Rogelio Delgado. Se habla de ambas con toda normalidad y naturalidad. Se entienden sus símbolos dentro de una forma de ver la vida y el mundo heredada de antaño. A nadie le asustan. Se bromea con la muerte, se hacen chistes. No hay un tabú al respecto como ocurre en otras culturas (la occidental entre ellas). Y tuve ocasión de comprobarlo bastantes veces, sentado a la mesa en alguna reunión o fiesta, andando por la calle o escuchando los relatos de mis informantes. Es una forma de cura, una manera de alejar el infortunio, o de aceptarlo como algo que coexiste con la suerte. El cuerpo vivo y el cuerpo muerto finalmente se convierten en recuerdos, en fotografías e imágenes de los que vivieron y compartieron su existencia con nosotros. Su paso por este mundo permanece vivo en la memoria colectiva, principalmente en la de las familias.

    2.3. YERBEROS: DIARREA, DISENTERÍA, ESPANTO O SUSTO, GRIPE O GRIPA, CALENTURA.

    Los yerberos se suelen ocupar de:

    -Diarrea.- Tiene que ver con la ingestión de alimentos sucios, en mal estado, en exceso, en mal momento para el cuerpo o para la digestión, cuando hace frío, por permanecer demasiado tiempo a la intemperie, por tomar bebidas frías, por comer tierra o por falta de higiene en las manos, por comer después de manejar tierras (niños jugando, campesinos, etc.), por usar utensilios sucios, por beber agua sin hervir, por contacto con heces y basuras, por exponerse en la noche, por miedo y terror, por coraje y emociones, por sentimientos fuertes, por nervios y tensión (una prueba, un acontecimiento personal…), por beber algo frío o por lavarse con agua fría cuando se tiene la regla.

    El llamado “Mal de Moctezuma” se suponía la venganza del soberano mexicano de los invasores españoles. La inadaptación al alimento, al agua, al clima y al espacio dieron lugar a la imagen: “Mal del Viajero” en México. La diarrea del turista (y de los naturales también) se produce por una bacteria (E. Coli) cuyos efectos beneficiosos, según actuales investigaciones, serían la protección natural contra el cáncer de colon. La medicina tradicional mexicana ve la diarrea como una manera natural de limpiarse por dentro, de desintoxicarse. En sí, es un favor que se nos hace. Durando mucho o teniendo otras implicaciones, se convierte en problema (deshidratación, anemia, desnutrición, deficiencia inmunitaria, pérdida de energía vital, complicaciones infecciosas…). Una diarrea fuerte con sangre y moco puede ser canícula, en temporada de lluvias. Las culturas oaxaqueñas tienen un gran número de remedios contra la diarrea peligrosa y para reponer posteriormente a la persona. Uno de ellos es el baño de manos y pies (maniluvios y pediluvios) en agua con ortigas y malvas. La diarrea puede darse en terreno de calor o en terreno de frío (principios básicos de la etnomedicina mesoamericana). En el primer caso habrá fiebre y en el segundo, escalofríos, palidez, debilidad, decaimiento. Para evitar esos casos, la tradición recomienda no comer demasiado, tomar alimentos limpios y bebidas naturales, además de agua hervida. La persona, los niños, deben lavarse con agua tibia y mantener unas mínimas condiciones higiénicas en la casa (éste es un punto importante destacado por todos los profesionales a los que pregunté. Se interesan mucho por los niños y ven la necesidad de educar también a los mayores, a los padres, con el fin de evitar los malos hábitos y las malas condiciones higiénicas en las que muchos viven). El té de guayaba es la recomendación principal de D. Alfonso, de Tabaá. La ingestión de la fruta entera también. Yerba santa recomienda D. Catalino, informante de Tiltepec. Tanto para el empacho como para la diarrea, D. Erasto recomendaba sobar con aceite al aquejado, sobre todo a los niños. Otras plantas usadas: salvia, hierbabuena, semilla de maguey, orégano, canela, ortiga, hojas de espino de zarza, raíz de bistorta, manzana en puré, etcétera. La diarrea se ve más como síntoma que como enfermedad. Suele formar parte del cuadro que presenta un asustado, alguien con mal de ojo o afectado de mal aire; pero también puede ser una consecuencia natural de la acumulación de suciedad por mala vida de la persona (ingestión de comida en mal estado, enfriamiento y humedad, gérmenes patógenos, alteraciones nerviosas fuertes, otros).

    Entre la gente circula el remedio más conocido, simple, rápido y eficaz contra el “Mal de Moctezuma”: el suero mexicano, consistente en: jugo de limón (lo que en España llamamos lima) recién exprimido, hasta medio vaso, sal y agua de soda. Y doy fe de su eficacia.

    Como la suciedad acumulada puede ser el origen de alteraciones diarreicas, Rogelio Delgado (informante de la cultura mixta) me habló de la necesidad periódica de limpiarse por dentro. Me dio varias fórmulas tradicionales. He aquí una de ellas: Picar y licuar: media piña, cuatro tallos de apio, dos limones exprimidos (opción: cáscara de uno de ellos), dos ramilletes de perejil, un pedacito de jitomate. Mezclarlo con dos litros de agua. No colarlo. Beberlo a lo largo de 1-2 días. Explica Rogelio que esta fórmula facilita el tránsito intestinal, aumentando la evacuación. Se controla así la limpieza interior sin llegar a que lo haga el cuerpo de forma automática (diarrea). Se puede tener sensación de cansancio como efecto de la limpieza, pero desaparece cuando uno se reincorpora a la alimentación normal.

    Y, dado que según la tradición mesoamericana el cuerpo está animado, como todos los seres de la naturaleza, los etnomédicos recomiendan las limpias de vez en cuando. La limpia elimina suciedad espiritual evitando que ésta se transforme en suciedad orgánica, origen de problemas diversos, entre ellos, la diarrea.

    -Disentería.- Los médicos tradicionales señalan que comer muchos chapulines o jitomate puede producir disentería. También el frío, las comidas en mal estado (pasadas de fecha o sucias), el agua contaminada y los enfados (coraje). En todo caso, la tradición terapéutica mesoamericana distingue entre disentería en terreno de calor y disentería en terreno de frío (como pasa en la terapéutica tradicional oriental). Para su cura se combinan: la higiene alimentaria, las bebidas naturales, el agua hervida, la no de ingestión de frutas coloradas (en terreno de calor). Los colores tienen una relación con las enfermedades y con la terapéutica.

  2. Cuando la gente hace coraje, también afecta a la vesícula, dan dolores (Alberto, 1999: 61). Esta afirmación del médico tradicional D. Ricardo Alberto Castañeda, nos acerca el coraje con lo que en la tradición china llaman bloqueo del Qi de Hígado-Vesícula Biliar. Este bloqueo del Hígado (entiéndase Hígado como sistema energético complejo en el que concursan factores emocionales, no como simple estructura orgánica), se expresa con molestias, inflamación, dolores en zona de hígado, vesícula e hipocondrios además de con enfado, ira y cólera. Hay una relación directa en medicina china entre problemas corporales relacionados con alteraciones funcionales de hígado-V.B y emociones como la ira y la cólera. La tradición mexicana expresa una relación parecida.

    -Mal de aire (o aire).- El mal de aire se produce por acción de focos de suciedad (mal olor, putrefacción, carnes, aguas corrompidas…), por acción del viento, por otros aires que afectan a la parte superficial del cuerpo, al sistema muscular o se introducen dentro, cambiando de lugar y produciendo síndromes con dolores y molestias erráticos. El aire, según mis informantes, también puede provenir de miradas de otros, de buenos y malos deseos (ajenos), de absorción de energía indeterminada, de proximidad a personas malas, enfermas o muertas, de coraje no solucionado. El diccionario de la medicina tradicional mexicana (1994) define como cáncer de muerto la enfermedad ocasionada por el alma de un difunto o por las emanaciones que de él se desprenden, efluvios que pueden penetrar el cuerpo humano por cualquier herida. Se piensa (sigue exponiendo la enciclopedia) que la cercanía de un muerto representa un potencial agente transmisor del cáncer puesto que los cadáveres son considerados entes impuros. Zamora y Barqiín (1997) señalan el uso de ruda (Ruta Chalapensis) y de toronjil (Agastache mexicana) para tratar padecimiento de susto y aire en el estado de Hidalgo. En las Memorias de encuentros de médicos indígenas compiladas por Ignacio Bernal (1991-II) se expone el tratamiento a base de gota de coral, valeriana, higo, mostaza, pionía, hierba de la bruja, hierba del espanto, huaco, añil y ruda. Se muelen, se mezclan con agua y se dan a beber a la persona diariamente hasta que cure. También se recomienda mezclar diente de león con alcohol y espolvorearlo en el cuerpo del enfermo a modo de limpia. Hay otros tipos de limpia posibles y recomendados en caso de mal aire, aire o susto.

    Los antiguos nahuas concebían el mundo subterráneo, la tierra y el agua como fuentes de males de aire. Las afecciones producidas por estos aires incluían las enfermedades en el terreno de frío (López Austin, 1997). Los aires nefastos se atribuían a veces a Tlaloc y a los tlaloques, dioses de las montañas (Soustelle, 1984: 192). Aire y frío, ya se ha dicho, entendidos más allá de su significado físico. Un viento (meteoro) se entendía movido por una energía vital. Un aire (de muerto, de materiales en descomposición, de proximidad a determinadas personas, de pensamientos ajenos, de miradas, etcétera) se veía como efluvio animado también.

    Señalan Salomon Nahmad y otros autores, hablando de la cultura huichol, que el viento no suele ser asociado con nada nocivo por ese pueblo, a menos que se relacione con el temor rural del indio mexicano a las enfermedades que causan los aires o malos aires que soplan en la noche y en las primeras horas de la mañana. Tal creencia, según esos autores, es una supervivencia de la forma impersonal del ehecatl cocolitzle (enfermedad de aire) de los aztecas (Nahmad y otros, 1972).

    En alguna ocasión, los médicos oaxaqueños me diagnosticaron aire que me sacaron con limpias.

    -Muina.- El Diccionario de la Medicina Tradicional Mexicana (1995) define muina como “estado emocional de disgusto que repercute en la salud de quien lo experimenta y puede ser la causa de muy diversos padecimientos”. Los especialistas populares zapotecos que conocí hablan a veces de un espacio de significado similar usando el término coraje. El coraje puede expresarse en la relación de enfado, o no. La muina puede provenir de algo que nos hacen o de algo que quisiéramos hacer y no podemos. Se puede expresar en las relaciones interpersonales o no. El hecho de bloquear el disgusto implica, según las tradiciones mesoamericanas y según las asiáticas (China, Corea, Siberia), una “alteración biliar”. En China se refiere al síndrome que hemos denominado: Bloqueo de Qi en Hígado y Vesícula Biliar. Lo que el afectado debe hacer, según los consejos tradicionales, es llegar dentro de él a una solución de equilibrio entre lo que quiere, lo que puede y lo que debe.

    -Maldiciones.- Para Timoteo hay expertos en la inducción de mal a través de ritos similares a los del pedimento para cosas buenas. La maldición consiste en pronunciar palabras contra alguien, con el fin de que le ocurran desgracias o enferme. Se puede acompañar de ritual ocultando una foto, una prenda u otra pertenencia personal del susodicho. Según Timoteo, uno se puede proteger de la maldición con oraciones y rituales. También, con ayuda de expertos que contrarresten el efecto de los hechiceros y personas que maldicen. En todo caso, la maldición entra dentro de los llamados males de relación cultural. Tiene que ver con envidias, malos quereres y deseos de venganza. Atañe a la realidad sobrenatural pues utiliza esquemas de proyección energética, tanto para la inducción del mal como para contrarrestarlo. Se ha de pedir a las fuerzas del bien, a los santos del lugar, a los espíritus de los antepasados para alejar el mal. Una de las sanadoras que conocí en la región chatina me dijo que en ocasiones, la diferencia entre un/a hechicero/a y un médico tradicional o curandero radica en para quién se trabaje.

    Un curandero intentará solucionar el mal de su paciente-cliente sin dañar a terceros aún siendo éstos los causantes del problema (maldición, ojo, aire). El hechicero o la hechicera se ceñirán a lo que les pida su cliente; la mayoría de las veces, influir negativamente en la otra persona. Labor de curanderos y sanadores es muchas veces contrarrestar el trabajo de los hechiceros, lo que se convierte en una batalla en la sombra, una guerra en silencio, un enfrentamiento entre poderes invisibles. A mi informante chatina le dañaron por este procedimiento una vez, y lo intentaron otras. Me confesó: Tienes que estar siempre atenta, mirando aquí y allá, a ver quién tienes cerca y qué quiere de ti… Aquí todo el mundo observa, y lo ven a usted también andando por ahí, haciendo preguntas, y se preguntan: ¿Qué hará este hombre indagando y andando de acá para allá? Algunos piensan bien, otros piensan mal; y eso es aire que se le pega a usted. Vaya con cuidado, me advirtió.

    -Diarreas.- Como hemos expuesto, diversos profesionales se ocupan de los mismos problemas. El curandero, como el yerbero, usa plantas además de otros elementos y procedimientos propios de su tradición terapéutica. Cómo entiende la diarrea un curandero no difiere de cómo la entiende un yerbero. En el caso de éste, el tratamiento es a base de hierbas y consejos de alimentación y estilo de vida. El curandero recomienda parecido además de posibles apoyos rituales y rezos.

    2.7. SANADORES, CHAMANES, CHUPADORES, ENSALMADORES, LIMPIADORES.

    Hay profesionales cuyas funciones entran más en terrenos espirituales como los sanadores, que se ocupan de ayudar a las personas a encauzar su camino de superación personal y espiritual, proporcionando medios para luchar contra los males de origen sobrenatural (posesiones, influencias de espíritus negativos, ofuscaciones, confusiones y maldiciones), aunque atendiendo también con consejos de alimentación, remedios de hierbas, bálsamos, aguas iluminadas, limpias y limpias especiales, el cuerpo, la mente y las emociones. Es el caso de uno de los sanadores que conocí, D. Isaías, y sus colaboradores (tradición mixta no proveniente de la antigua cultura amerindia en su totalidad).

    También están los chamanes, cuyas actividades en el terreno de la salud no son objetivos exclusivos sino parte de actividades más amplias abarcando el terreno natural (físico), espiritual, sobrenatural y social.

    Los chupadores, o agropeadores, son especialistas que eliminan el mal (piedras) succionando.

    Hay limpiadores que pueden atender a personas, animales, espacios (lugares, casas, habitaciones, objetos y pertenencias, vehículos…). Los especialistas que utilizan rezos, oraciones y plegarias como principal recurso terapéutico se llaman ensalmadores.

    Hay veces en que el problema detectado no es puro. Se trata de síndromes complejos, mezcla de dos o tres males que se influyen unos sobre otros. Se pueden dar, por ejemplo, empacho y susto, diarrea y calentura. El sanador, curandero, médico yerbero, etcétera, atenderá la globalidad de la persona con una terapéutica que ayude a equilibrar todo el cuerpo, o cuerpo y mente, o cuerpo, mente y emociones.

    En general, todos, pese a las diferencias étnicas y lingüísticas, entienden que hay enfermos más que enfermedades, y que muchos males hoy provienen de la ignorancia y de la degradación cultural, parejas a la pobreza y a la pérdida de conexión con las tradiciones y con la organización tradicional.

    3. PROCEDIMIENTOS Y MEDIOS TERAPÉUTICOS DE ESAS TRADICIONES.
    Son modos de actuar con medios adaptados a las personas y provenientes de la cultura tradicional. De ahí que se entiendan, se acepten, se demanden y, consecuentemente (como demuestra la realidad) sean efectivos, principalmente en sus contextos, sin dañar.

    3.1. EL TEMAZCAL.

    Es el baño de vapor ceremonial-terapéutico tradicional de Mesoamérica. De origen prehispánico, se utilizaba principalmente para las parturientas después de dar a luz. La finalidad: limpiar a la mujer de la suciedad (simbólica) y elementos residuales del parto. Según López Austin (1997), los antiguos nahuas consideraban la reproducción dentro de una esfera conceptual relacionada con lo sucio y lo pecaminoso. Tras el parto, el recién nacido traía esa suciedad. La madre también la tenía. De ahí la necesidad de practicar una limpieza integral. Al aproximarse la hora crítica, la comadrona daba a la madre un baño de vapor y un masaje para facilitar el parto (Murdock, 1987: 303). La partera lanzaba un grito de guerra cuando nacía el niño, que era considerado “nuevo cautivo”. Se cortaba el cordón umbilical y se encendía una lumbre que duraba cuatro días. Luego, la madre recibía un baño purificador (Murdock, 1987).

    Los restos más antiguos hallados hasta la fecha se encuentran en la zona maya (Palenque) y Guatemala (Piedras Negras).

    La medicina tradicional maya es uno de los sistemas terapéuticos más antiguos del continente americano. Bien conservada, es practicada en la actualidad por sus especialistas, teniendo gran acogida por la gente que acude, como hacen los zapotecos o los mixes de Oaxaca, a sus médicos, vistos éstos no sólo como quienes curan sino también como quienes saben, personas que dan consejos. Escribe Murdock de los mayas: La civilización maya, con su agricultura intensiva y su religión, sus artes y ciencias desarrolladas estaba en pleno florecimiento hacia el año 200 d. C. (Murdock, 1987: 284). El temazcal fue el medio-procedimiento terapéutico más importante entre los mayas. Una cultura tan desarrollada y sofisticada influyó en los grupos próximos; y aspectos particulares de su terapéutica fueron adoptados por otros pueblos vecinos. Algunas de las opiniones que he escuchado en Oaxaca hablan de un origen del temazcal más remoto aún que los restos hallados en el área maya. Este baño, y esa práctica, reflejan el grado de avance de la cultura prehispánica en materia de salud, con importante preocupación por la higiene. El nombre viene del náhuatl y significa casa (calli) de vapor (temaz).

    Generalmente, el temazcal en cuanto a edificio es una estructura redondeada y abovedada de barro relativamente pequeña parecida a un iglú. Pero la forma cupular no es la única, y el tamaño también varía. Los puede haber más altos o más bajos, cuadrangulares, más alargados con pilares y refuerzos en los muros, etcétera. Agustín Ortiz Butrón expone en su artículo: La mayoría de los vestigios arqueológicos de temazcales se han localizado dentro de centros ceremoniales, frecuentemente asociados a juegos de pelota. Su construcción era similar a la de los palacios y templos, y su tamaño, en comparación con los ejemplares modernos, muestra que eran edificios de gran importancia (Ortiz, 2005). He visto temazcales en espacios costructivos prehispánicos cerca de México D.F. En el sitio arqueológico de Tenango se halla la base de lo que pudo ser un baño ceremonial al lado del “Juego de Pelota”. El carácter ritual-terapéutico del temazcal estaba relacionado con el simbolismo del “Juego de Pelota”. El temazcal servía para purificar a los jugadores. Lo que queda en Tenango es un espacio cuadrado con una entrada y un agujero en el suelo alrededor del cual, supuestamente, se posicionaban los bañistas. El Tenango actual sigue conservando la cultura del baño ritual, ofrecido en esta ocasión por empresas dedicadas al ocio y al bienestar.

    La estructura de los cupulares pequeños es parecida a la yurte, construcción tradicional (vivienda montable y desmontable) de los pueblos esteparios nómadas siberianos. Esta vivienda se construye con pieles o fieltro y un armazón de palos. Pues bien, aún hoy se utilizan como temazcales estructuras provisionales en Mesoamérica hechas con ramas, palos, mantas o pieles, llamadas toritos. La diosa protectora del temazcal es Temazcaltoci.

    De los distintos tipos de temazcal y de las características técnicas de cada uno de ellos no hablaré. Esencialmente significan todos los mismo, aunque la moda de revivir lo étnico está generando una nueva clase de consumidores de bienes culturales, o simplemente consumidores de adaptaciones de elementos tradicioneles hechas por el mercado turístico especializado, que implica la oferta de temazcales comerciales (desvinculados de su sentido y significado originarios) tal como conocí en Oaxaca. Para hacer una aproximación antropológica del Temazcal clásico, hay que buscar en las comunidades y en la cultura. Después de acercarme a alguno de los de nueva creación, no vinculado a la tradición, entrevisté a Doña Norma Yescas, terapeuta de Temazcal tradicional de Tutla, localidad próxima a la capital oaxaqueña. Con ella mantuve algunas conversaciones sobre el significado tradicional del baño ritual, además de participar directamente en el mismo con otras personas.

    Doña Norma se incluiría, según mi planteamiento inicial, en el sector de los profesionales, practicantes y expertos indígenas de salud tradicional. Para la información sobre el temazcal utilicé la entrevista en profundidad (no estructurada, sobre una idea básica, revisando, repasando, reforzando y precisando las informaciones a través de diferentes encuentros y charlas).

    El baño temazcal de Doña Norma es una construcción hecha con adobe y piedra de río. Se calienta desde fuera. La parte interior, que recibe el calor, lleva canto rodado y piedra volcánica. Se unen las piedras con barro de tierra y ceniza. No se recubre con cemento el área caliente porque se resquebrajaría. He aquí unos fragmentos de lo que la terapeuta zapoteca me contó:

    -(p)¿Las dimensiones y las proporciones de la pieza tienen que ser unas determinadas?

    -Varía mucho la forma. La terminación puede ser cuadrada o en bóveda, como ésta. Normalmente, antes se acostumbraba cuadrada, y más chiquita, para dos, tres personas. Este baño es para ocho (…). Si se hace muy grande, no guarda mucho el calor. Éste está diseñado así por el espacio que tenemos acá. La orientación de la puerta siempre ha de ser hacia el Norte. Eso sí es muy específico (…). Ahí en Tetiztlán del Valle conocemos uno que es más bajo y es solamente para unas cuatro personas, y está casi directo el fuego (…) Nada más que es un poco molesto para la gente porque al momento que se le echa el agua, sale el vapor pero también la ceniza que sale de las piedras y de la lumbre. Por eso nosotros diseñamos éste para que se calienten las piedras por fuera pero que no entre el humo y que no entre la ceniza. A la gente le gusta así y no siente como que se vaya a sofocar o asfixiar con la ceniza, pues.

    -(p) ¿Y el grosor de las paredes?

    -Ahí ya varía del diseño porque éste, por ejemplo, tiene como treinta de grueso. El adobe es de 30 por 40. Por fuera está revocado con cemento, nada más para proteger el adobe.

    -(p) ¿Y cómo se sabe cuál es la temperatura ideal ya que puede calentarse más o menos?

    -Pues cuando entramos en el temazcal, la persona que dirige el baño, ya sea mi mamá o yo, pues vamos echándole agua despacio y ya la gente va diciendo. Si aguanta más, se le echa más agua porque, de hecho, las piedras ya están bien calientes. Uno va calculando adentro.

    -(p) El interior huele muy bien ¿Qué han echado?

    -Es el olor que queda de las hierbas porque el agua que se le pone al temazcal es agua de hierbas. Previamente se cuece agua con plantas y cuando hierve, se deja enfriar. Es el agua que usamos.

    -(p) Esas hierbas, ¿tienen finalidad medicinal?

    -Sí. Realmente son para desintoxicar, y hierbas también que son relajantes, para cuando el cuerpo empieza a sudar, se sienta una tranquilidad. Por ejemplo, se ocupa (utiliza) el romero, la albahaca, la ruda y flores, la rosa de preferencia. La rosa blanca, que es muy aromática, es la que ocupamos (usamos) más. La clave es la mezcla de albahaca y romero.

    Señala Ruth Gubler que hay una baño de limpieza de hechizo en Yucatán en el que se emplea la ruda, la albahaca y el romero (Gubler, 1996).

    -(p) ¿Y cuánto dura un baño temazcal?

    -Normalmente, 45 minutos, pero si las personas aguantan más, hasta una hora y media.

    -(p) Y, ¿en qué consiste el ritual?

    -Pues antes de entrar, las personas se ponen en pura ropa interior envueltas en una sábana. Se prende un incienso de copal. Entonces ya se le hace.

    -(p) Explique qué es el copal, por favor.

    -Es una piedra de resina de un árbol, que se derrite. Se ocupa (utiliza) mucho aquí, cuando hay muertos o cuando se va a la iglesia. Eso significa purificar. Entonces, antes de entrar al temazcal, se le pasa a la persona por todo alrededor para purificar su aura. Luego entran hincados (agachados) y se van acomodando dentro sentados. Después se le pasan sus ramos que son preparados con flores de albahaca y ruda. Con esas hierbas es con las que se hojea, que es como darse golpes con los ramos estimulando la circulación de la sangre.

    -(p)¿Se dan las personas unas a otras?

    -Normalmente cada persona se da a sí misma, pero si tiene algún dolor muy fuerte, entonces la que dirige el temazcal realiza la frotación, como si fuera una limpia con las hierbas. Se le frota y se le estimula la circulación. Y como se está constantemente sudando, eso hace que el cuerpo también se purifique pues, tanto a nivel físico como a nivel espiritual.

    Me habla Doña Norma del fuego y el agua como elementos esenciales del temazcal. Dice que hay que tenerle un respeto al fuego y en general guardar silencio y concentración en el interior. Ellas (su madre y la propia Doña Norma) le piden mucho respeto a la gente. Al principio se hacen unas respiraciones profundas, a modo de meditación. La gente empieza a sentir el cuerpo, reconociendo las partes que le duelen, o si hay algún sentimiento, aflora. Señala que estando en contacto con la respiración, empiezan a surgir emociones, por ejemplo, en la gente que trae mucho coraje o miedo. La persona que dirige el temazcal acompaña con cánticos o recitaciones. Comenta que la gente manifiesta emociones diversas. Algunos lloran, otros sienten miedo. En general, lo hacen porque tienen esa necesidad. Hay que sacarlo, subraya.

    -(p) ¿Qué significa esa exteriorización?

    -Una forma de sacar las impurezas físicas, psíquicas y emocionales. Por eso es muy importante la concentración y el respeto. La gente que entra tiene que ser muy consciente de lo que va a hacer allí dentro, o sea, esto no es un juego, pues. La que dirige el temazcal va rezando, va haciendo una meditación. Ella dirige dependiendo de las personas porque hay gente que no le gustan los rezos y sí los cantos.

    En México capital y en la zona de Teotihuacán se usa el pirul (o pirú), que es un árbol típico de toda aquella planicie, para hacer limpias. Le pregunto a Doña Norma si lo usan también en Oaxaca en el temazcal. Me dice que no debido al exceso de aroma que desprende, y que puede irritar los ojos. Para la limpia se usan la albahaca, el romero y las rosas. Le pregunto si ella o su madre tienen algún tipo de sentido especial para ver o saber qué problemas traen las personas. Me responde que su madre sí, que ella se guía por la intuición y que en estado de concentración y en el ambiente tan especial del temazcal, se da cuenta de quién necesita más ayuda. A algunas personas que muestran la espalda dolorida o los brazos, se les da un masaje para ayudarles a concentrarse y a relajarse. Una vez que ellas ya están más relajadas, entran en contacto consigo mismas, sacando los bloqueos que traían. Avanzado el baño, se les pasa un té preparado con hierbas para que se rehidraten. Y ya en el momento en que las personas van a salir, tienen que dar gracias al fuego

    Algunos seres terrestres fueron creados, según el mito, con más presencia de la esencia divina, entre ellos, el fuego. Dichos seres están más cerca de los dioses o son considerados ellos mismos dioses (López Austin, 1997).

    -Se les recomienda siempre, estando dentro, que entreguen al fuego lo que traen, ya sea dolor físico o emocional. Por eso, los ramos después de que se pasan por el cuerpo se ponen donde están las piedras como símbolo de que se les está entregando al fuego para que purifique sus males.

    -(p)¿Se puede pedir por terceras personas?

    -No, normalmente se hace para los que están participando en el temazcal.

    -(p)¿El procedimiento es el mismo para toda la gente, independientemente de sus males?

    -Hay ciertas variaciones porque, por ejemplo, cuando las personas tienen asma o tos, se les agrega otras plantas que ayudan a aflojar las flemas y a desintoxicar esa parte del cuerpo. Por eso a veces hay no más dos personas que lo quieren para su malestar, o gentes con artritis y otros problemas. Entonces ya mi mamá prepara las plantas especiales para eso (…). Desintoxicar, a todos les ayuda, incluso también a los que no tengan verdadera intención de curación, debido al contacto con las hierbas. Los poros del cuerpo se abren y penetra la substancia de las plantas. El baño purifica y limpia a todos en general.

    -(p)¿Cuándo se usaba tradicionalmente el temazcal?

    -Básicamente, anteriormente se ocupaba (utilizaba) para las mujeres que acababan de tener a sus bebés. Ese era el objetivo principal. A las mujeres que acababan de parir las metían en el temazcal para que, a través del baño de vapor y del masaje, se les cerrase el útero. Ese es el significado de fondo del temazcal. Es como un útero. Si usted se da cuenta de la forma, es un útero. Entonces, su objetivo primordial antiguamente era para las mujeres que acababan de parir.

    Para Norma Yescas, la simbología uterina del temazcal tiene que ver con una especie de renacimiento. Al adentrarse, uno se siente seguro allí. Por esa razón la gente saca sus emociones al exterior, se renueva y se cura. Este era el objetivo antiguo: renovarse, limpiarse (entendidos también simbólicamente). El temazcal de Doña Norma y Doña Enriqueta, su madre, fue construido en 9 días que simbolizan los 9 meses que dura el embarazo en la mujer. Antes de levantarlo, hicieron una ofrenda al lugar, a la tierra, como respeto por el espacio que se iba a ocupar y por el objetivo que tenía para la curación. Ofrecieron copal, cacao, canela y algunos condimentos usados para el chocolate. Es la tradición, hacer un regalo a la tierra.

    Insistió en que la intención de curar y ayudar debe guiar la construcción del temazcal, no el negocio. Según ella, lo que se cobra (en su caso) viene a cubrir los gastos. Muchos acá conocemos a otros que tienen grandes temazcales porque piensan que entre más grandes, hay más gente y se cobra más, añadió. En esos lugares, para la terapeuta, no hay diferencia entre un baño temazcal y un baño de vapor normal. Por ejemplo, las plantas que se usan en un temazcal ritual tienen que ser frescas y verdes, no secas. Por eso las citas se hacen con tiempo suficiente para ir a recoger las plantas, prender el fuego y disponerlo todo. Cuando la gente sale del temazcal, pasa a un cuarto donde se tiende sobre esteras y se tapa con mantas. Explica Norma que es para no perder calor, para que el cuerpo se acostumbre al ambiente normal y quede relajado. Por eso se suele hacer en la tarde porque después las personas ya no van a trabajar. Antes de venir al temazcal hay que comer ligero y beber líquidos. Después del temazcal también conviene comer fruta y bebidas tibias. No conviene exponerse ni al frío ni al aire. Mucha gente viene porque a veces tiene un dolor de cabeza para el que no encuentran explicación. Mi mamá le pasa el huevo y las hierbas, diciendo: “es que recibió un fuerte aire”. Se refiere a que tal vez pasó por algún lugar donde la energía es muy pesada. Se llama eso, muy congestionada, pues. La persona, si no está bien físicamente, recibe esa energía y empieza a sentir el malestar del dolor de cabeza que es lo más común, o una especie de resfriado. El cuerpo no funciona bien, pero no hay una explicación lógica. Ella le hace la limpia con el huevo, la albahaca y las otras hierbas que se usan en el temazcal.

    La tradición originaria atribuye a las fuerzas y a las energías terrestres y acuáticas el poder de ocasionar males pesados, densos, fríos, como el aire (López Austin, 1997). También pueden circular a través de los seres humanos y dentro de ellos, causándose aire con la mirada, con la presencia y con los deseos. El temazcal tiene el poder de regular, reequilibrar, sacar, extraer, purificar, limpiar, reenergizar, calentar (en el sentido de revitalizar), sanear, no sólo a la parturienta sino a cualquiera. Puede eliminar el aire y todas las adherencias causantes de bloqueos a todos los niveles. Restablece el movimiento y el flujo de la energía, mejorando cuerpo, espíritu y emociones. Desde el punto de vista estrictamente físico, tonifica el sistema nervioso, relaja, calma, permite una buena circulación neuromuscular, desintoxica, depura las vías respiratorias, regula la presión arterial, hidrata las mucosas, refrigera, ayuda a la limpieza del aparato digestivo, purifica la piel, mejora la circulación linfática y sanguínea, potencia las defensas, ayuda a soltar la tensión muscular, facilita la eliminación de sales y elementos sucios de músculos y articulaciones permitiendo la flexibilidad y la elasticidad. Para Norma Yescas, no todos los sanadores y terapeutas tienen las mismas capacidades. Les hay que nacen con un don especial para ver, para entender y para sanar los problemas, como su madre, Doña Enriqueta, que además de trabajar allí, da cursos y seminarios fuera de México. No todos consiguen quitar los dolores y mejorar los problemas asobando un huevo, por ejemplo (realizando la limpia, pasando el huevo alrededor de la cabeza). Hay quien con sólo asobarlo lo consigue, y hay quien no logra nada, explica. Añade que cada persona tiene más desarrollado un don, o puede desarrollar más un don (coincide con la explicación que me dio D. Isaías en Puerto Escondido, hablando de para qué se viene a este mundo). Dice que hay algo en su madre que heredó de su abuela, un algo transmitido de generación en generación. Norma tiene la capacidad de conducir el temazcal y de atender a las personas dentro, pero no logra los mismos efectos con las limpias que su madre, según sus palabras. Reconoce que su fuerte son los masajes, las ayudas directas, el contacto con el cuerpo.

    3.1.1. LA EXPERIENCIA DEL TEMAZCAL.

    Expondré a continuación las observaciones realizadas en el baño ceremonial así como algunas opiniones de los asistentes.

    Para el antropólogo, la observación participante es su método. Por ello, me planteé conocer el temazcal de primera mano.

    Varios días después de mi primer encuentro con Doña Norma participé en un baño ritual. Como ya se ha explicado en el punto precedente, antes de pasar al interior del habitáculo, los participantes recibimos un baño energético de copal, primera purificación. Entramos en el recinto agachados por la pequeña puerta. Dentro, la oscuridad era casi total. Tan sólo un agujero circular dejaba entrar un tenue haz de luz atravesando todo el espacio. Hacía calor y el ambiente era agradable. Nos sentamos y nos apoyamos en la pared. Cerramos los ojos y empezamos a respirar siguiendo las instrucciones de Doña Norma, que fue echando agua olorosa en las piedras calientes. Luego, tapó la ventanilla. Nos entregó ramos para frotarnos y golpearnos (hojear) suavemente todo el cuerpo. Sensación agradable y relajante. La conductora recitó algunas frases a modo de oraciones para ayudar a nuestra purificación. En las frases, se expresaba el deseo de llegar a conseguir la limpieza y la cura de los asistentes. Respirábamos profundamente a la vez que nos dábamos con los ramos. El calor y el vapor se iban haciendo más intensos.

    Resultaba agradable el ambiente. Después vinieron canciones y más rezos por parte de Doña Norma. Bebimos té de hierbas para rehidratarnos y continuamos con las limpias, en este caso practicadas por la terapeuta. Luego entregamos los ramos al fuego con el fin de eliminar nuestras impurezas y males adheridos. A los 45 minutos aproximadamente empezamos a salir, cada cual a su ritmo. Pasamos a una habitación donde nos tendimos en el suelo (sobre esteras) envueltos en mantas. En este espacio intermedio de recuperación térmica permanecimos media hora hasta que nuestro cuerpo se hizo al ambiente natural. En todo momento había incienso y perfumes agradables en el ambiente.

    En general, los participantes me transmitieron que les había agradado la experiencia. Tenían sensación de limpieza interior y exterior, bienestar y relax. María, una de las participantes, valoró especialmente el silencio, un silencio muy comunicativo, muy de sentirse al lado de los que estaban en el recinto. Según ella, en el temazcal hay algo espiritual que lo diferencia totalmente de un baño de vapor normal de gimnasio por ejemplo. Como no se sentía enferma antes de ir allí, no percibió cambios a nivel de salud, pero sí una sensación de paz interior y de ligereza. Para otro de los asistentes, un muchacho de 13 años, significó una experiencia sorprendente e inesperada. Valoró la actitud de la terapeuta, que le atendió con gran delicadeza acercándose a él y animándole a exteriorizar los problemas que le preocupaban. Cuenta que así lo hizo, lo cual le produjo un gran desahogo y alivio.

    Personalmente puedo añadir que durante varios días sentí esa ligereza que apuntaba uno de los asistentes, y una sensación agradable, mejorando de una contractura en la espalda.

    En otras épocas, el temazcal ayudaba a las mujeres a recuperarse del parto. El símbolo tradicional de recuperación después de liberarse de problemas y bloqueos físicos y emocionales le da el principal valor terapéutico. En la cultura popular de salud mesoamericana el temazcal ocupó siempre un lugar principal. Desprendiéndose del lastre inútil (agua sucia a través de la transpiración, bloqueos emocionales, etcétera), las personas se renovaban, volvían a nacer, quedaban limpias (de la impronta mortal). Esa limpieza afectaba también a las faltas, a los pecados, por lo que el temazcal ayudaba a aligerar el peso de la conciencia.

    El temazcal constituye el elemento de la cultura tradicional de salud y de la terapéutica originaria mesoamericana más genuino e importante, en mi opinión. Es también el más íntimamente relacionado con los contenidos tradicionales antiguos. La curación como renovación implica una muerte y un renacimiento. El fuego real y el fuego simbólico eliminan lo viejo, lo gastado, lo sucio, lo que ya no vale de/a la persona (entendida como compleja. En el matraz universal que representa el útero microcósmico del temazcal renace una nueva persona. Esta imagen es una de las más antiguas conservada en las culturas mesoamericanas. Utilizada tanto para dioses como para hombres entre los aztecas y otros pueblos, hacía ver la necesidad de morir para nacer, hecho al que se llegaba de diversas maneras y a través de múltiples procedimientos. Mircea Eliade (2001) narra la necesidad de muerte y destrucción simbólicas del cuerpo del futuro chamán en Siberia y su recomposición posterior, en el proceso de iniciación.

    La tierra, el fuego y el agua, como elementos de la naturaleza están presentes en un ambiente en el que el movimiento del vapor, la circulación interior del aire y la liberación de aromas completan el microcosmos básico junto al elemento vegetal representado en las plantas usadas que actúan como intermediarias entre el ser humano y la naturaleza. Todas esas connotaciones se siguen teniendo en cuenta hoy. El temazcal, pues, esencial en las tradiciones amerindias mesoamericanas, y existente con sus adaptaciones locales en tradiciones de pueblos de Norteamérica (Sweat house), es un elemento proveniente de la antigua cultura que supone la relación con la vida (muerte y renacimiento), el cambio, lo material (gran naturaleza y naturaleza humana) y lo espiritual (superior e inferior) dentro del equilibrio. El concepto de confluencia de elementos en un microcosmos que relaciona al humano con la madre naturaleza (corporal y espiritual) acerca la cultura indígena mesoamericana a las culturas tradicionales antiguas de China y Corea donde se concibe que la vida surge y se reequilibra permanentemente alrededor de la relación armónica entre el fuego, la tierra, el metal, el agua y la madera-viento (concebidos en sentido amplio y simbólico) tanto en el macrocosmos como en los diferentes microcosmos o microsistemas vitales de la naturaleza. En la medicina tradicional de los pueblos mesoamericanos así como en la medicina tradicional china, el desequilibrio deficiencia/exceso (o Inn/Iang), a lo que se llama enfermedad, se compensa armonizando los microsistemas o microcosmos con el entorno de la realidad amplia. El temazcal cumple esa función siendo una de las piezas clave de la salud y de la terapéutica de las viejas culturas mesoamericanas y amerindias.

    3.1.2. DIVERSAS OPINIONES.

    Para Jacques Galinier, el temazcal es un auxiliar eficaz en el tratamiento de las afecciones más delicadas. Según él, el temazcal tiene la capacidad de mantener a distancia a agentes patógenos inmateriales (Galinier, 1997). Los otomíes, opina Galinier (1997), realizan ofrendas como todos los pueblos amerindios cuando se obtienen beneficios, por ejemplo, los del temazcal. Recordemos que Norma nos hablaba de una ofrenda ritual importante a la Tierra donde se construye el temazcal. Entre los zapotecos se prenden velas, se enciende copal. Para los otomíes, el baño interviene sobre todo en gran número de actos terapéuticos dictados por los chamanes (Galinier, 1997: 87).

    D. Ricardo Alberto Castañeda, médico tradicional pobleño, señala la importancia del temazcal, útil en caso de empacho porque hay toxicidad pegada que lavar. En el caso de suciedad-infección-flujo, también hay que lavar por temazcal. El temazcal actúa calentando todas las vértebras del cuerpo; los tendones se ablandan, se desinflaman…Toda la frialdad ahí se nos sale (Alberto, 1999: 62).

    Alcina Franch (1999) en su libro sobre los aztecas subraya la importancia del baño temazcal tras el parto. A través del baño ritual se procedía a la limpieza del cuerpo y del espíritu de la parturienta.

    Para Arturo Marín el temazcal tiene relación con diversos ámbitos que no siempre van mezclados, uno de ellos es el erótico, a lo que también hace referencia Jacques Galinier señalando relación entre ciertas prácticas (eróticas) y el simbolismo de renovación y limpieza (Galinier, 1997).

    Eduardo Sandoval (2003) estudia el temazcal otomí como ritual de purificación, sanación y refrescamiento (así titula su obra).

    María Lidón, analizando el estudio de Sandoval, señala el valor del temazcal como una aportación de la medicina indígena a la salud y a la paz.

    En un artículo de Xavier Lozoya se señala que para los antiguos mexicanos el baño de vapor era mucho más que un procedimiento curativo: formaba parte de una tradición más compleja respecto a la costumbre de cuidar, estimular y disfrutar el cuerpo (Lozoya, 2005).

    3.1.3. COMPARACIÓN CON OTROS ENFOQUES TERMALISTAS.

    Técnicamente, el temazcal sigue el mismo principio que el del baño finlandés: Es una estructura cerrada de pequeñas dimensiones en la cual se introducen piedras porosas previamente calentadas al rojo vivo.

    Al lado del baño finlandés, está la Banya o baño de vapor tradicional ruso. Ambos tienen un cierto parecido con el temazcal, pero en contextos diferentes. Banya y vapor finlandés se dan en tradiciones físicas del cuidado del cuerpo y de la persona, en espacios dominados por el frío. En dichos lugares, el termalismo ha sido una costumbre para mantener y recuperar parte de la energía de las personas que absorbe el elemento atmosférico.

    Las connotaciones religiosa y ritual-ceremonial propias del temazcal no se observan en los baños nórdicos. Todos ayudan al mantenimiento de la salud por medio de la acción limpiadora del vapor, pero cada uno de ellos tiene tras de sí las características propias de sus pueblos y culturas.

    El baño tradicional japonés (Ofuro) también se asienta sobre principios culturales arcaicos relacionados con la salud y con la convivencia. Se trata de un baño caliente tomado en una bañera o tina de madera en la que entra toda la familia (uno a uno) como símbolo de unión y de purificación integral de la persona y del grupo. Según la tradición japonesa, no se trata sólo de limpieza corporal sino de comunión de la familia en torno a la idea de renovación y paz.

    Aunque en este estudio hago referencias comparativas de la cultura tradicional de salud mesoamericana con culturas asiáticas, hablando de una posible cultura matriz común o emparentada, previa a los desplazamientos y migraciones de Asia a América en la prehistoria, diré que el termalismo es una característica apreciable en las tradiciones de muchos otros pueblos del planeta. Los romanos también usaban el agua con fines terapéuticos. Siempre fueron famosos y conocidos los baños en la cultura árabe, relacionados con el simbolismo y con las creencias y tradiciones de los distintos pueblos islámicos. En la India, en Oceanía y en gentes y culturas muy distintos del globo, las costumbres del uso del agua como medio de conexión con partes no visibles de la gran realidad, han llegado a nuestros días, directamente (prácticas conservadas asociadas a la religión o a otros aspectos de las tradiciones) o indirectamente a través de escritos, narraciones orales o folklore.

    Todos los pueblos circumpolares posen una rica cultura del agua como medio de recuperación de la salud y el bienestar.

    3.2. LA LIMPIA.

    La limpia forma parte de la cultura tradicional de salud mesoamericana. También se encuentra en la mayoría de las culturas tradicionales del continente.

    Se trata de un procedimiento reequilibrador dirigido a varios niveles:

    Emocional.- Las vivencias conllevan a veces excesos emocionales; otras, roces y enfrentamientos. En general, la convivencia implica emocionalidad, ya sea disfrutando, ya sufriendo. El resultado de esa dinámica es la creación y estancamiento de residualidad emocional, según la tradición. Dicha residualidad termina por crear problemas también en el plano físico. Ahí es donde interviene la limpia, movilizando, ayudando a eliminar tales residuos y permitiendo el fluir de nuevas emociones. Según Timoteo (informante), un disgusto puede ocasionar susto. La limpia es necesaria para desbloquear la consecuencia de esa emoción.

    Espiritual.- A veces, la gente se adentra donde no debe en el camino espiritual, según Don Isaías esto puede conllevar la pérdida del rumbo verdadero y la entrada en la vida de la persona de elementos dañinos procedentes del mundo epiritual, invasivos, esclavistas y perjudiciales. Señala que la contaminación espiritual puede llegar a la posesión por espíritus malignos.

    Mental.- El exceso de trabajo intelectual, las preocupaciones, el estudio, la falta de descanso, el estrés, el desgaste normal y natural de la vida (en unos más que en otros), la fatiga, la edad, etcétera, consumen y obstruyen la energía vital de la persona, por lo que la limpia aporta el empuje necesario para la revitalización.

    Físico.- La baja del sistema inmunitario, la deficiencia en las circulaciones (de sangre, de líquidos, neuromuscular o bioeléctrica), el exceso en la actividad laboral, la deficiencia alimenticia, el cansancio muscular, la falta de sueño, el desgaste, la edad, los excesos y abusos (comida, bebida, sexo, otros) degradan y degeneran a la persona impidiendo una funcionalidad equilibrada del organismo en la transformación, en el transporte, en la absorción y en la distribución (de nutrientes básicos, de residuos…), conllevando una mala eliminación, retención de sustancias y elementos sucios, etc. La limpia a este nivel, según la tradición, primero desbloquea y luego ayuda a eliminar los residuos y la suciedad por las vías normales de excreción. Según Norma Yescas (terapeuta e informante) el baño temazcal junto con los frotamientos de hierbas y plantas durante su desarrollo, ayudan a la apertura de poros y a la eliminación de toxicidad vía transpiración. Pero además, desbloquean las otras vías naturales, descargando a la vez la tensión muscular y nerviosa, produciendo el descanso mental, la neutralización de la ansiedad, el reequilibrio emocional y el bienestar físico general. María, asistente al baño temazcal en el que participé en Tutla, me aseguró que tras la experiencia fue al baño y liberó su intestino como jamás, teniendo una sensación de bienestar y de limpieza interna (física, en este caso) como hacía tiempo no tenía.

    Energético.- A veces, la persona pasa por lugares que, según la tradición mesoamericana, le pueden pegar energías desagradables (aire). La limpia ayuda a eliminar tales adherencias y toda la energía sucia absorbida involuntariamente al relacionarse con ciertas personas. También moviliza y neutraliza influencias negativas proyectadas por otros (envidias, malos deseos, malos pensamientos). Pero el aire no sólo puede entrar en el cuerpo por malas acciones y malos deseos ajenos. También puede entrar por la normal relación con los demás.
    El Diccionario Enciclopédico de la Medicina Tradicional Mexicana (1994) define la limpia como procedimiento ritual cuya finalidad es la prevención diagnóstico y/o el alivio de un conjunto grande de enfermedades, entre ellas destacan las concernientes a la penetración de inmundicias en el cuerpo. La limpia se realiza de diversas formas y con distintos elementos. Lo más habitual es pasar alrededor del cuerpo ramos de plantas con características especiales y capacidades para realizar movilización energética, absorción y neutralización de energía residual y malas influencias. Se puede envolver a la persona en humo de incienso (sahumar con copal). Tradicionalmente se entiende que el humo es más denso que la energía sucia y mala, por ello puede sacarla de la persona. En la tradición mesoamericana, para la limpia (que, a diferencia de las concepciones naturalistas europeas, es algo más que una regeneración del cuerpo) se pueden utilizar: vapor, aromas, colores. Algunos pasan un huevo por las partes doloridas o afectadas (costumbre zapoteca, mixe, chatina, mixta). El huevo representa en las tradiciones mesoamericanas la convergencia de los polos, positivo (panza) y negativo (extremos), lo dual.

    Algunos terapeutas populares recomiendan tapar los extremos (negativos) con los dedos y frotar con la panza (positiva), que absorbe la negatividad. En las limpias que vi hacer, y en las que me practicaron, las sanadoras así lo hicieron. El huevo transforma el calor y reequilibra la circulación hídrico-térmica. Es posible y habitual combinar el huevo y las hierbas (como vi hacer entre los chatinos). El baño temazcal es uno de los más potentes procedimientos de limpia, a todos los niveles. Además de vapor, utiliza plantas que ayudan por fuera e infusiones bebidas que ayudan por dentro. Hay limpias especiales como los baños en río o laguna realizados por los familiares de alguien que ha muerto, según costumbre chatina y zapoteca. Se pueden hacer limpias con velas y veladoras. También, pasando alrededor del cuerpo el vapor de cera derretida, con limón, con lociones, etcétera. Las limpias reequilibran a las personas y armonizan su energía liberando de sentimientos y pensamientos negativos (tanto propios como proyectados por otros). Aplicando la analogía, la suciedad energética es un mal como el que puede causar un enemigo que ataca a traición (por la espalda). Por ello, se recomienda detenerse en la zona lumbar, donde puede esconderse esa suciedad. Habitualmente la limpia se empieza por la cabeza que es por donde se cree entra el mal. Las sanadoras que conocí en Nopala realizan sobre los clientes-pacientes la señal de la cruz varias veces con el huevo sobre la cabeza antes de iniciar la sesión. Como ya hemos mencionado, se hacen limpias a animales, casas, negocios, locales, lugares de reunión, terrenos agrícolas, coches y otras cosas.

    La ciencia del Feng Shui chino, proveniente del antiguo chamanismo, también se ocupa de la salud de los lugares. La tradición siberiana contempla el aseo energético y puesta a punto de casas, lugares de reunión y otros hábitats.

    Las limpias se acompañan de rezos, oraciones, frases o recitaciones. Las realizan sanadores, curanderos, terapeutas populares (cultura originaria y cultura mixta), médicos tradicionales, chamanes, limpiadores, y otros especialistas, algunos no dedicados al mundo de la salud. Las realizadas a personas tienen también como objeto deshacer una maldición, sacar el mal de ojo, contrarrestar y neutralizar un hechizo, proteger, atraer dinero, atraer amor, atraer prosperidad, eliminar el aire, atraer trabajo, salud y en general bienestar y equilibrio. La limpia resume bien la confluencia de elementos biológicos (humanos, vegetales) y elementos procedentes de la realidad no sensorial (influencias no específicas, suciedad, todo ello entendido como energías negativas y perjudiciales). También contempla la parte espiritual de la planta que, como ya hemos señalado, la caracteriza y diferencia de otras dedicadas a otros fines (plantas para adornar, plantas para limpiar, plantas para curar, plantas para comer).

    En el estudio etnobotánico de L.I. Zamora y M.P. Barquín se ven las plantas desde su categoría antropocéntrica, clasificándose según la finalidad y funciones en relación con la experiencia humana, destacando el fin medicinal (Zamora, Barquín, 1997). Los pueblos mesoamericanos disponen del conocimiento de la experiencia, acrecentado a través de cientos y de miles de años. Cuando un etnomédico señala que la guayaba es mejor para problemas internos (diarreas y deshidratación) y que el romero o la albahaca lo son para la limpia y para el temazcal, la afirmación se basa en el uso especializado de dichas plantas desde mucho tiempo atrás. En la cultura tradicional de salud originaria hay plantas para cada cosa. La limpia se incluye en el contexto cultural-vital de los pueblos tradicionales aunque como elemento aislado o unido a otros procedimientos culturales (mágico-rituales) se ha trasladado también al ámbito urbano.

    En Oaxaca y en México capital he observado la realización de limpias de distintos tipos, tanto dentro de la tradición antigua, preconquista (contexto de las culturas y grupos originarios) como en ámbitos de la cultura mixta, urbana. Hay en todo México publicidad abundante sobre esta práctica tan cotidiana y popular por lo que no resulta difícil acceder a ella. En la tradición mapuche sudamericana, el árbol canelo es uno de los elementos naturales dotados de capacidad para intervenir en rituales chamánicos (ceremonias de iniciación de la nueva machi). Mircea Eliade (2001) lo menciona en su obra. Se usa por su poder limpiador y purificador. Entre los mapuches el elemento vegetal también se usa, como entre los mesoamericanos, para recoger la suciedad energética y despejar el camino a la persona para lograr la purificación, por tanto la salud, y/o la preparación para una prueba. En la zona de Teotihuacán le corresponde ese honor al pirul, árbol que se extiende por la planicie y que todos conocen para tal menester.

    Referiré a continuación la observación de varias experiencias de limpia en México capital y Oaxaca, así como la participación de un servidor en algunas de ellas.

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